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CARRERAS EN ACCIÓN
El genetista tiñe entonces los cromosomas con uno de tantos colorantes, lo que le
permite distinguir los diferentes patrones reproducibles de bandas de cada par
cromosómico. Después de la tinción, los cromosomas se observan utilizando un
microscopio de campo claro (un genetista con experiencia es capaz de identificar
cada una de las bandas). Además de los patrones de bandas, los cromosomas se
pueden distinguir por la posición y el tamaño de los centrómeros. Para obtener
una representación clásica de un cariotipo, en la cual los pares de cromosomas
homólogos estén alineados en orden numérico de mayor a menor, se obtiene una
imagen digital en la que se identifica cada cromosoma y se ordena con este
patrón.
Un individuo que posee más juegos de cromosomas que el número correcto (dos
juegos para las especies diploides) se conoce como poliploide; por ejemplo, la
fertilización de un huevo diploide anormal con un espermatozoide haploide normal
puede producir un cigoto triploide. Existen muy pocos ejemplos de animales
poliploides, ya que la poliploidía es extremadamente rara; algunos de ellos se
presentan en unos cuantos gusanos planos, crustáceos, anfibios, peces y
lagartijas. Los animales triploides son estériles debido a que la meiosis no puede
seguir su curso normal con un número impar de juegos de cromosomas; sin
embargo, en diferentes especies de plantas la poliploidía domina sobre la
euploidía.
Reordenamientos cromosómicos estructurales
EVOLUCIÓN EN ACCIÓN
Inversión del cromosoma 18No todos los reordenamientos que se producen en los
cromosomas originan individuos inviables, dañados o infértiles; en algunos casos
estos cambios pueden dar como resultado una nueva especie. Aparentemente,
una inversión en el cromosoma 18 contribuyó a la evolución de los humanos (esta
inversión no se encuentra en los chimpancés, que son nuestros parientes más
cercanos).
Se cree que la inversión del cromosoma 18 ocurrió en los primeros humanos, hace
aproximadamente cinco millones de años, lo que provocó que divergieran del
ancestro común con los chimpancés. Varios investigadores sugieren que un gran
pedazo de ADN se duplicó en el cromosoma 18 del ancestro que originó a los
humanos; al parecer, al momento de la inserción del fragmento duplicado de ADN,
ésta se dio en forma invertida.