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Marta Rueda
Psicóloga y psicomotricista infantil
Miedos nocturnos
Cómo ayudar al niño ante el miedo a la noche, a la oscuridad, a los
monstruos y a dormir solo
1ª edición
Título: Miedos nocturnos
Introducción!......................................................................................................................................8
Un último consejo!.....................................................................................................................48
Bibliografía!.......................................................................................................................................51
Prólogo
Miedos nocturnos Prólogo
¿Por qué no hacemos de los miedos algo con lo que los niños puedan
aprender y divertirse?
Así empezó todo. En Fluff comenzamos a observar que los miedos son
muy comunes durante la infancia, siendo una de las emociones más intensas
vividas por los niños. Aunque es normal sentir miedo a lo desconocido o
hacia cosas que nos han generado malestar en otras situaciones, los niños
se suelen sentir pequeños y vulnerables en esas circunstancias, ya que no
saben cómo hacer frente a sus temores y al malestar sentido.
¿Por qué no hacemos un juguete para que les ayude a superar sus miedos?
Pero ni los adultos ni los niños tenemos un sólo miedo; por lo que, poco a
poco, comenzaron a nacer los personajes inspirados en los temores más
comunes de la infancia.
—Necesitamos uno que ayude en el miedo al dolor.
—Otro, que ayude en los miedos nocturnos. Anda, ¡si han nacido dos per-
sonajes!
—Y otro, que acompañe en el miedo al rechazo y que esté conectado con
las rabietas.
—Y todos ellos que puedan ayudar a los bebés en su miedo a separarse
de sus padres.
Poco a poco, los personajes se fueron convirtiendo en muñecos, y
cuando tuvimos a toda la familia preparada, pensamos: —Los muñecos por
sí solos no van a poder ayudar a los niños. ¡Necesitamos a sus padres!
¿Por qué no hacemos una guía para que los adultos puedan utilizar el muñeco
y así ayudar a los peques a entender sus miedos y a hacerles frente?
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Miedos nocturnos Prólogo
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Introducción
Miedos nocturnos Introducción
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Miedos nocturnos Introducción
Ejemplo:
Al hijo de Pablo le han regalado por su cumpleaños a Edredón.
Día a día observa cómo lo incluye sin problemas en su juego ha-
bitual. Una tarde decide leer el contenido del CD que acompañaba al
nuevo juguete. Lee la portada y piensa que su hijo no tiene miedo por
la noche, por lo que seguramente no le va a servir el libro. Mientras lo
va leyendo comienza a comprender el posible origen de algunos
comportamientos y reacciones de su hijo; durante los últimos meses
reclama mucho su atención a lo largo del día, siendo más persistente
antes de acostarse. Además, en algunas ocasiones, le llama durante la
noche pidiendo cosas innecesarias. Tras terminar de leer el libro, con-
cluye que va a poner en marcha algunos consejos que le pueden
ayudar para disminuir las llamadas de su hijo durante la noche. Pablo
piensa que es poco probable que su hijo tenga miedo, aunque tendría
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Miedos nocturnos Introducción
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¿Por qué tiene miedo por
la noche?
Miedos nocturnos ¿Por qué tiene miedo por la noche?
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Miedos nocturnos ¿Por qué tiene miedo por la noche?
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Miedos nocturnos ¿Por qué tiene miedo por la noche?
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Miedos nocturnos ¿Por qué tiene miedo por la noche?
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Miedos nocturnos
¿Qué puedo hacer?
Miedos nocturnos ¿Qué puedo hacer?
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Miedos nocturnos ¿Qué puedo hacer?
Es importante que el niño sepa que nos tendrá cerca cuando se sienta mal
o esté asustado. Saberlo le dará seguridad y contrarrestará el miedo que
siente, puesto que no se sentirá solo. No obstante, también tiene que saber
que estaremos junto a él/ella cuando esté alegre, en los momentos donde
nos quiera contar o enseñar algo… Si le atendemos en diferentes expe-
riencias positivas y negativas, evitaremos que emplee el miedo como lla-
mada de atención, puesto que se siente atendido y escuchado en diferentes
momentos del día.
Del mismo modo, enseñarle a enfrentarse a las dificultades del día a
día de manera autónoma le ayudará a sentirse más seguro de sí mismo. En
las primeras fases de aprendizaje deberemos estar a su lado para enseñarle
y acompañarle hasta que sepa hacerlo solo.
Un aspecto que reduce seguridad en el niño es la sobreprotección.
Con una educación basada en la sobreprotección se sentiría insatisfecho,
con poca confianza en sí mismo, lo que influirá en sus miedos y en la dis-
minución de sus posibilidades para desarrollarse y evolucionar hacia la
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Miedos nocturnos ¿Qué puedo hacer?
Cuidar la alimentación
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Miedos nocturnos ¿Qué puedo hacer?
en los medios algún contenido que le pueda despertar más tarde algún
recuerdo asociado a malestar o miedo. Es importante que veamos juntos
el contenido televisivo, ilustrativo y digital, para que podamos resolver todas
sus dudas y ofrecerle explicaciones adaptadas a su comprensión tras la
aparición de determinada información. Del mismo modo, ofrecer explica-
ciones a las dudas procedentes de información de amigos del colegio u
otras personas le ayudará a entender su significado y a disminuir su miedo.
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Miedos nocturnos ¿Qué puedo hacer?
Preguntar por sus temores y facilitar que exprese sus dudas será un aspecto
muy significativo.
A partir del primer año de vida, el lenguaje oral va evolucionando gra-
dualmente, por lo que será más fácil que nos pueda ir comunicando lo que
siente y piensa a medida que va creciendo. No obstante, muchos niños no
se atreven o no saben cómo decirlo, empleando mensajes que no enten-
demos a qué se refieren, o utilizando el lenguaje corporal para llamar
nuestra atención y expresarse. Por ello, debemos estar atentos tanto a su
lenguaje verbal como no verbal, dedicando tiempo a su escucha.
• ¿Cuándo hablar de sus miedos?
Cuando el niño quiera. Tenemos que observar en qué momentos
suele estar abierto a expresarse, a contarnos lo que siente o lo que
ha vivido en su día. Normalmente, no querrá hablar sobre sus
miedos y preocupaciones cuando esté haciendo actividades diverti-
das que le mantienen la mente ocupada.
Dependiendo de cada niño, de la educación que le demos, y de
lo que aprende y observa de las personas de su entorno nos en-
contraremos en una situación u otra. Habrá niños que no les importe
expresarse y responder a nuestras preguntas durante la mañana. En
cambio, otros niños preferirán no hablar, o bien, expresar durante la
noche sus temores o vivencias pasadas. Por ejemplo, en el momento
de irse a la cama, tras haber tenido una pesadilla o al percibir algo
que le haya hecho sentirse inseguro.
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Miedos nocturnos ¿Qué puedo hacer?
Ejemplo:
Sofía lleva varias semanas acostándose más tarde de lo normal.
Cuando entra en la habitación por la noche junto a su madre,
empieza a ponerse nerviosa. No quiere dormir, por lo que antes de
quedarse sola le pide a su madre que le cuente un cuento, que le
traiga agua y que le dé besos. Cuando su madre apaga la luz y cierra
la puerta de su habitación, Sofía comienza a llamar a su madre para
que le siga acompañando. Cansada de acudir a todas sus llamadas, la
madre de Sofía empieza a no hacerle caso; con tan mala suerte que
Sofía comienza a llorar y a pasarlo peor. La única solución que ha
encontrado es que Sofía duerma con ella en su cama, ya que no hay
otra manera por la que ambas puedan descansar durante la noche.
La madre de Sofía ha comprado el muñeco Edredón. Se lo ha
presentado como un muñeco que les ayudará a dormir mejor y a
descubrir a qué tienen miedo. A Sofía le gustó desde el primer mo-
mento y lo incluyó sin problemas en sus juegos habituales.
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Miedos nocturnos ¿Qué puedo hacer?
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Miedos nocturnos ¿Qué puedo hacer?
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Miedos nocturnos ¿Qué puedo hacer?
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Miedos nocturnos ¿Qué puedo hacer?
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Miedos nocturnos ¿Qué puedo hacer?
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Miedos nocturnos ¿Qué puedo hacer?
Ejemplo:
Carla ha comprado a Edredón para ayudar a su hijo Andrés a
disminuir sus pesadillas. Durante los últimos meses ha intentado
diferentes estrategias, pero sigue viendo que su hijo lo pasa mal durante
la noche. Tras leer el libro y aplicar los primeros consejos de prevención
y comunicación verbal, cree que es el momento de la comunicación
corporal. Tiene muchas dudas de la eficacia del masaje, ya que nunca lo
ha probado con su hijo. Alguna vez le da caricias, aunque les suele dar
vergüenza. Una tarde, mientras ven la televisión, Andrés pone encima de
sus piernas el brazo. Carla aprovecha para acariciarle. Observa que su
hijo tiene la boca abierta y la mirada perdida mientras le acaricia.
Al día siguiente, Andrés está aburrido y pregunta a Carla si se
sabe algún juego. Carla piensa que es un buen momento para inven-
tarse juntos un juego con caricias.
—¿Te parece bien que contemos una historia y la hagamos en la
espalda, los brazos y el cuello? —Pregunta Carla.
—¡Vale!
Su madre propone incluir a Edredón en el juego. Se sientan en la
alfombra en fila. Carla está detrás de Andrés, y éste, detrás de
Edredón. Carla comienza a contar una historia mientras la representa
en su espalda y en sus brazos a través de caricias.
—Había una vez unos saltamontes que saltaban y saltaban muy
alto (con sus dedos da saltos en la espalda de su hijo. Andrés va ha-
ciendo lo mismo en la espalda de su muñeco). Al verles, las hormigas
corrían y corrían muy rápido para esconderse en su hormiguero (mueve
rápido los dedos hacia las axilas, donde hace que se esconden las
hormigas. Su hijo repite la acción son su muñeco mientras ríe). Los
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Miedos nocturnos ¿Qué puedo hacer?
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Miedos nocturnos ¿Qué puedo hacer?
que ya no quiere jugar, será positivo incluir al muñeco para hacer más inte-
resante la historia, así como mostrarle dentro del juego que no hay peligro,
que puede enfrentarse a sus temores sin problemas.
En otros casos, algunos niños no se atreven a experimentar a través
del juego sus miedos e inseguridades. Si es nuestro caso, podemos darle
ideas de actividades que le atraigan, y jugar con él/ella. Los juegos de su-
perhéroes o de personajes infantiles que sean asociados al poder y a la
energía le van a resultar más atractivos para enfrentarse a una historia de
superación. Incluir gradualmente entre la historia del juego retos relaciona-
dos con los aspectos que le suelen sobresaltar por las noches servirá para
que se enfrente a ellos dentro de la ficción. Sin darse cuenta, se atreverá a
mirar debajo de la cama, detrás de la puerta, dentro del armario, a luchar
contra el monstruo que teme…, incluso a jugar con él, a pesar de ser ficticio.
Tras superar cada reto, deberemos felicitarle, bajo nuestro personaje en el
juego, con el objetivo de que sea consciente de sus logros y mantener la
conducta de valentía; lo que le animará a seguir adelante.
Además de jugar con él/ella, podemos observar y apuntar qué es lo
que le da miedo, cuáles son sus inquietudes, cómo las va solucionando a lo
largo del juego y qué podemos hacer nosotros, bajo nuestro personaje
ficticio, para ayudarle a evolucionar su historia. Proponerle soluciones si no
las encuentra, buscar un final feliz y valiente a la historia, animarle a comentar
en alto lo que piensa, servir como modelo explicitando en alto nuestros
pensamientos, reforzar y reconocer sus avances, así como observar sus
reacciones durante el juego representativo de su dificultad, nos servirá
para ayudarle.
Edredón, si es aceptado en el juego por el niño, puede desempeñar el
papel de un personaje más en la historia, o bien, hacer el papel que hará
en la situación real: de acompañamiento y seguridad. Si se da este último
caso, será positivo animarle a que lo tenga en su mano o lo abrace mien-
tras juega. Si no es aceptado en el juego, será importante que esté cerca
del lugar donde jugamos, puesto que en el futuro nos ayudará como objeto
que pueda asociar a sus logros, por pequeños que sean.
Si en alguna escena del juego siente miedo o está inquieto, será im-
portante ayudarle desde nuestro personaje a superar el estímulo que teme;
de manera que nosotros lo hacemos por él/ella y nos observa cómo nos
enfrentamos a la dificultad. También, podemos emplear el humor para su-
perar esa escena que le da miedo, o bien, acariciarle y situarnos cerca de
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Miedos nocturnos ¿Qué puedo hacer?
Ejemplo:
Hace un mes Juan decidió ayudar a su hija a disminuir el miedo
a la oscuridad. Desde el primer momento planificó su actuación.
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La primera semana fue según lo previsto, su hija Lidia aceptó sin pro-
blemas al muñeco Edredón y asimiló bien las medidas para evitar la
evolución de los síntomas. Durante la segunda semana, consiguió que
comunicara su miedo a la oscuridad y le gustó empezar con el masaje.
Desde hace dos semanas, el masaje se ha convertido en un hábito
antes de ir a dormir. Juan decidió en la tercera semana que podría ser
un buen momento para jugar con los ojos vendados. Al principio, Lidia
aceptó el juego con mucha alegría e ilusión. Cuando sentía miedo, se
quitaba la tela de los ojos. No obstante, al día siguiente, su padre con-
siguió que mantuviera la tela en sus ojos, ya que si terminaba con
ésta puesta, elegiría su merienda favorita. Tras varios juegos finalizados
con la tela en los ojos, Juan decidió proponer el mismo juego aunque
con la luz apagada. En uno de los juegos, Lidia se quitó la tela de los
ojos y no vio nada. Buscó rápidamente la puerta de la habitación y
corrió hacia el salón iluminado. Juan pensó que podría ser bueno
cambiar de juego y probar con la representación de personajes. Por lo
que a la cuarta semana propuso a su hija jugar a hechiceros. Lidia
aceptó alegre, puesto que su serie de televisión favorita es de hechice-
ras. Previamente, Juan escondió a Edredón debajo de la cama de su
hija. La historia que inventaron estaba representada por tres hechiceros:
el sabio hechicero (muñeco Edredón), la maestra hechicera (Lidia) y el
aprendiz de hechicero (Juan). El sabio había desaparecido, nadie sabía
dónde estaba. Únicamente, había una pista: está en un lugar donde
siempre es de noche.
Desde el pasillo, Lidia y Juan representan sus papeles divirtiéndose
y buscando al muñeco en diferentes lugares de la casa. Juan deja que
Lidia tome las riendas del juego, que invente más detalles de la histo-
ria, y que tome la iniciativa de buscar en diferentes zonas. Juan le
sigue bajo su papel de aprendiz, y aprovecha su personaje para admi-
rar la valentía de su maestra hechicera y pedirle que le comunique lo
que piensa, ya que, como buen aprendiz, tiene que aprender hasta de
los pensamientos de su maestra.
Lidia consigue encontrar el muñeco debajo de su cama. Juan, bajo
su personaje, le halaga, además de imitar la voz del muñeco Edredón
(sabio hechicero) para felicitarle y ofrecerle un rango más alto en la
familia de los hechiceros.
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Miedos nocturnos ¿Qué puedo hacer?
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Miedos nocturnos ¿Qué puedo hacer?
Hay que prevenir que vincule el momento de irse a la cama con algo ne-
gativo, o como un castigo. Si hacemos interesantes, cercanos y tranquilos
los momentos previos a acostarnos, su apetencia por dormir aumentará.
Del mismo modo, deberíamos avisarle con antelación de los hábitos que
se producirán en lo que queda de día, informándole de que el último de
ellos será el de acostarse. De esta forma, puede prever lo que va a pasar y
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Miedos nocturnos ¿Qué puedo hacer?
El cuento
Leer un cuento le ayudará a tener la mente ocupada, sin poder pensar que
se quedará solo en su habitación. Además, favorece la habituación hacia la
lectura y la comunicación entre ambos, al poder expresar sus dudas acerca
del relato. Algunos niños preferirán leer sus cuentos, y otros, querrán que
lo lean sus padres. De una u otra manera, estar a su lado le ofrecerá segu-
ridad. Si le contamos el cuento con voz tranquila y pausada, disminuyendo
el tono a medida que se va terminando la historia, estaremos favoreciendo
un ambiente tendente al adormecimiento.
El masaje
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El muñeco
La despedida
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Una de las dificultades que suelen tener algunos niños al sentir miedo
durante la noche suele ser el bajo control de esfínteres. Si el niño no con-
trola la orina durante la noche, tenemos que averiguar si se produce por
miedo a la oscuridad, por dificultad al controlar esfínteres, por enuresis
primaria o por otras causas. En caso de que las pérdidas se produzcan
como respuesta al miedo que siente por las noches, éstas deberían desa-
parecer cuando ayudemos al niño ante la dificultad emocional, cuando
aprenda a enfrentarse a su miedo y consiga dormir tranquilo. Para ello,
podemos empezar llevando a cabo los consejos que se ofrecen en este
libro. Aunque, no debemos descartar la visita al pediatra.
En caso de no tener miedos nocturnos, deberíamos analizar si las pér-
didas durante la noche pueden ser debidas a las dificultades comunes de la
edad del niño para retener y controlar esfínteres, o bien, a padecer enure-
sis primaria. El control de esfínteres se adquiere entre los 20 y 30 meses
desde el nacimiento. Durante los cinco primeros años puede sufrir pérdidas
por diferentes motivos, siendo algo puntual y controlado. No obstante, si el
niño sigue teniendo problemas de control de esfínteres, ya sea intenciona-
damente o de forma involuntaria, a una edad cronológica superior a los
cinco años con varios episodios semanales durante tres meses consecutivos,
y la dificultad afecta al desarrollo de su vida diaria y en otros campos del
día a día, deberíamos acudir a un profesional para que evalúe al niño, nos
asesore y descarte la presencia de enuresis por factores madurativos, neu-
rológicos, hereditarios, fisiológicos o socioemocionales.
Cuando le atendamos en estas situaciones, una vez cambiado y seco,
podemos ofrecerle el muñeco, ya que puede sentirse inseguro, culpable,
pequeño o inmaduro. Edredón puede ser un buen compañero durante
estas inseguridades. No obstante, nosotros deberíamos favorecer parale-
lamente esa seguridad a través de cercanía y aceptación.
A pesar de todas estas medidas, algunos niños lo siguen pasando mal
sin la compañía de sus padres. Dormir con él es una medida tomada fre-
cuentemente por los adultos ante estos casos. Hacerlo, en algunas ocasio-
nes, puede que no implique cambios en sus hábitos. No obstante, se
puede convertir en una costumbre por parte del niño, no alcanzando la
autonomía y confianza en sí mismo para enfrentarse a su dificultad. Por
ello, será mejor que le acompañemos cerca de su cama cuando no pueda
dormir e intentemos las estrategias comentadas en el punto 4 ‘Para acos-
tarle y despedirnos’.
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Un último consejo
Miedos nocturnos Un último consejo
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Ahora toca volver a jugar.
Bibliografía masaje
Referencias bibliográficas
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Miedos nocturnos Bibliografía
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Miedos nocturnos Bibliografía
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Miedos nocturnos Bibliografía
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Otros títulos:
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