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Norma Macías
Universidad Intercontinental
Esta última ha sido la función más recurrente del comunicólogo que decide
integrarse al mundo de los museos o el arte: participar en la divulgación de las
exposiciones, las relaciones públicas del museo y, en el mejor de los casos, su
participación en el diseño de textos y apoyos audiovisuales requeridos por los
curadores a cargo.
¿Es lo único que correspondería hacer a un comunicólogo?
¿Su labor como estratega de comunicación está siendo aplicada a un área
profesional que requiere, para cumplir su función social, de vínculos cada vez
mayores y más acertados con un público meta?
Esto vuelve a las obras artísticas en extraños rompecabezas que hay que
amalgamar y deconstruir según nuestros contextos y saberes para entrar al juego
que proponen casi todos los artistas contemporáneos. Muchos de ellos pretenden
hacer accesible a la lectura su pieza, acompañándola de textos, diagramas o
fotografías, pero cuando no se cuenta con este apoyo ¿cómo entra en contacto el
espectador con la propuesta, cómo sabe lo que se espera de él?
Parece que hay un vacío de silencio entre la academia artística que codifica
los mensajes bajo sus conocimientos en común, y lo que un público no educado
en esta nueva concepción de arte posee como herramientas para decodificar las
piezas y los textos que a veces las acompañan.
Partiendo de la importancia del arte como posibilidad de reflexión social, de
contracultura, de resistencia a las ideologías dominantes, de cuestionamiento
sobre las modas culturales y sociales, es necesario no sólo la exhibición del arte
contemporáneo a públicos amplios, sino la búsqueda de la comprensión de las
piezas por parte del receptor. Sólo así mantendría el arte su función social.
De ahí la indispensable intervención del comunicólogo no sólo para
complementar el discurso museográfico y curatorial, sino como un nexo o un
mediador entre los lenguajes artísticos cada vez más complejos y codificados, y
las habilidades de un público receptor cada vez más alejado de lo que el arte de
nuestros días propone. Es misión del comunicólogo no sólo ser traductor sino
investigador de las herramientas que posee el receptor para auxiliarlo en su
deconstrucción del objeto artístico contemporáneo.
Bibliografía:
Notas:
1
Esto según el libro para comentarios de los visitantes que tiene el museo en
la salida de las salas de exposición, y la investigación con el público visitante
realizada por Ana Luisa Sánchez para su tesis: Arte para pocos, exhibición para
muchos.