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Trabajo de investigación

Materia: Física y Astronomía

Profesor: Eduardo Navarro

Institución: Colegio Secundario N° 5.098

Director: Julio Cuellar

Vice-director: Alejandro Álvarez

Curso: 5° 1°

Autor: Ignacio M. Dantur

Fecha: 29/10/2018
Índice
1- Portada 26- La evolución del Universo
2- Índice 27- Objetos inusuales en el Universo
3- La interacción gravitatoria y el movimiento 28- Objetos inusuales en el Universo
de los astros 29- Los planetas del Sistema Solar y su
4- Movimiento de los planetas, satélites y estructura
cometas 30- Los planetas del Sistema Solar y su
5- Órbitas de cometas y asteroides estructura
6- Ley de gravitación universal 31- Los planetas del Sistema Solar y su
7- Algunos fenómenos gravitatorios estructura
8- El movimiento de La Tierra 32- Los planetas del Sistema Solar y su
9- El movimiento de La Tierra estructura
10- Las estaciones 33- La estructura de La Tierra
11- Solsticios y equinoccios 34- La estructura de La Tierra
12- El movimiento de los satélites 35- El Sol
13- La energía potencial gravitacional y la 36- Estructura y composición del Sol
velocidad de escape 37- Las estrellas: vida y ocaso
14- Velocidad de escape 38- Las estrellas: vida y ocaso
15- El movimiento de la Luna y los eclipses 39- Gigantes y enanos
16- Libración lunar 40- Planetas enanos
17- El movimiento del Sol 41- La evolución estelar
18- El movimiento de los planetas 42- La expansión cosmológica
19- Las leyes de Kepler 43- Interpretación de La Ley de Hubble
20- Las mareas y los efectos tidales 44- Mirar a lo lejos es mirar el pasado
21- El efecto Tyndall 45- Los resultados del COBE
22- Hilos históricos de la mecánica celeste y 46- Abundancia cósmica de deuterio, helio y
la gravitación litio
23- La gravitación 47- Complejo astronómico El Leoncito
24- Historia de la Ley de Gravitación 48- El origen de la vida y del Sistema Solar
Universal 49- El Sol y la vida
25- La materia oscura y la evolución del 50- Bibliografía
Universo
Elementos de Astrofísica
La interacción gravitatoria y el movimiento de los astros
Las interacciones gravitatorias son las que gobiernan la estructura y el movimiento de los cuerpos de
grandes masas, galaxias, estrellas, planetas, satélites, entre los objetos del megamundo. Pero también
actúan entre los cuerpos del entorno más inmediato al hombre. Estas interacciones son las que permiten
que podamos andar caminando sobre el suelo, que los autos y camiones en las carreteras no estén
volando por el aire, que los objetos de una habitación permanezcan pegados al piso. Y también a
pequeñísimas distancias los cuerpos actúan entre sí con interacciones de este tipo, como por ejemplo los
átomos entre sí en las sustancias formadas por moléculas, los electrones y nucleones en el átomo, los
protones y neutrones en el núcleo de los átomos, por citar algunos.

Su estudio comenzó con Newton, al proclamar su célebre ley de atracción universal, siendo en la
actualidad desarrolladas ideas sobre la misma a partir de la relatividad general de Einstein La constante de
proporcionalidad es la constante de gravitacion universal, G:

G = 6.67 × 10-11 N • m2/kg2

Esta fuerza está presente en nuestra experiencia cotidiana ya que es la que nos mantiene unidos a la
Tierra. Como la masa del planeta es muchísimo más grande que la de cualquier objeto que podemos
encontrar a nuestro alrededor y la distancia al centro de la tierra de cualquier objeto humano es
esencialmente constante, la aceleración, g, que sufrimos por la interacción gravitatoria con la Tierra es
siempre la misma, tomando un valor de:

g = 9.8 m/s2

La interacción gravitatoria es la responsable de los movimientos a gran escala en todo el universo, ya que
es la que hace que los planetas sigan órbitas predeterminadas alrededor del Sol. Isaac Newton fue la
primer persona en darse cuenta que la fuerza que hace que las cosas caigan con aceleración constante en
la Tierra y la fuerza que mantiene en movimiento los planetas y las estrellas era la misma, y a el le
debemos la primer teoría general de la gravitación.
Movimiento de los planetas, satélites y cometas
Los planetas del sistema solar, así como sus satélites, anillos, asteroides y cometas, se caracterizan por
movimientos muy complejos. Estos se descomponen, como en el caso de la Tierra, en movimientos
sencillos que, al recomponerlos, pueden describir de forma aproximada la realidad del movimiento
observado. Así, la física puede estudiarlos con mayor facilidad.

• Todos los cuerpos del sistema solar, incluido el Sol, giran alrededor de su propio eje de rotación.
• Todos los cuerpos del sistema solar giran alrededor del Sol siguiendo una órbita.
• Todos siguen trayectorias elípticas.
• Todos los satélites giran alrededor de los planetas siguiendo trayectorias elípticas.
• El eje de rotación de los planetas está inclinado respecto al plano de su órbita alrededor del Sol.

Las leyes físicas que describen estos movimientos celestes son las tres leyes de Kepler, que hallan
completa «justificación» en las leyes de gravitación universal de Newton.
Estas leyes son válidas tanto para los planetas en órbita alrededor del Sol como para los satélites en órbita
alrededor de los planetas, los cometas recurrentes, los grupos de meteoritos derivados de la
desintegración de antiguos cometas y todos los asteroides que ocupan el espacio entre Marte y Júpiter.

DIRECCIÓN DE LOS MOVIMIENTOS

El sentido en el que giran todos los planetas alrededor del Sol es «directo», es decir, contrario a las
manecillas del reloj, para un observador colocado en el Sol y que mira al polo norte de la eclíptica. Este es
también el sentido de la rotación de casi todos los planetas y el de la traslación de casi todos los satélites
alrededor de sus planetas.

ALINEAMIENTOS

La distancia angular de un planeta a la alineación Sol-Tierra se llama elongación: si el planeta es exterior a


la Tierra, a 0° se habla de conjunción, a 90° de cuadratura, a 180° de conjunción superior; si el planeta es
interior, no alcanza la cuadratura y a 0° se habla de conjunción superior y a 180° de conjunción inferior.
Para estos últimos, las máximas elongaciones (Este u Oeste, según si siguen o preceden al Sol) son de
28° en el caso de Mercurio y 48° en el caso de Venus.
Órbitas de cometas y asteroides
En física, una Órbita es la trayectoria que realiza un objeto alrededor de otro mientras está bajo la
influencia de una fuerza centrípeta, como la fuerza gravitatoria.
Las cuatro formas de clasificar las órbitas de un cometa o asteroide son las siguientes:

Circulares

Este tipo de órbitas tienen la misma distancia en todos sus puntos de su foco, por lo cual describen una
trayectoria circular donde su velocidad es constante y su periodo de aparición también.

Elípticas

Los cometas cuyas órbitas son elípticas tienen carácter periódico moviéndose alrededor del Sol pero no se
encuentra siempre a la misma distancia de él, el cual ocupa uno de sus focos. Por regla general, sus
excentricidades son grandes. Como los cometas tienen unas masas muy pequeñas, sus influencias
gravitatorias sobre los planetas son casi nulas. Por el contrario, debido a las perturbaciones gravitatorias
del Sol y de algunos planetas gigantes, es muy frecuente que el periodo orbital del cometa se altere,
experimentando cambios, a veces espectaculares.

Hiperbólicas y Parabólicas

Los cometas cuyas órbitas son hiperbólicas o parabólicas no son periódicos puestos que sus curvas no
son cerradas. La única diferencia entre las órbitas parabólicas e hiperbólicas es su velocidad, ya que la
velocidad de la hiperbólica es mucho mayor.

Luego, aparecen una sola vez surgiendo de las profundidades del espacio, se acercan al Sol y se alejan
del mismo desapareciendo para siempre. Las órbitas de los cometas tienen muy distintas inclinaciones
sobre el plano de la Eclíptica. Algunas de ellas tienen una inclinación mayor de 90º por lo que los cometas
que las poseen se mueven en sentido retrógrado, como por ejemplo el cometa Halley.

Los asteroides orbitan en el mismo sentido que los planetas, con períodos orbitales desde 3,5 hasta seis
años, generalmente. Giran en órbitas elípticas, sobre todo entre las órbitas de Marte y Júpiter. La
excentricidad media de los asteroides se sitúa sobre 0,15, aunque algunos como (1862) Apolo y (944)
Hidalgo poseen excentricidades muy elevadas (en torno a 0,6). Unos pocos asteroides poseen
inclinaciones orbitales superiores a 25°, entre ellos el asteroide (945) Barcelona, descubierto por José
Comas y Solá en 1921, cuya inclinación es de 32,8°. El asteroide con la órbita más inclinada es (1580)
Betulia, con 52°
LEY DE GRAVITACION UNIVERSAL
La ley de gravitación universal es una ley física clásica que describe la interacción gravitatoria entre
distintos cuerpos con masa. Ésta fue presentada por Isaac Newton en su libro Philosophiae Naturalis
Principia Mathematica, publicado en 1687, donde establece por primera vez una relación cuantitativa
(deducida empíricamente de la observación) de la fuerza con que se atraen dos objetos con masa. Así,
Newton dedujo que la fuerza con que se atraen dos cuerpos de diferente masa únicamente depende del
valor de sus masas y del cuadrado de la distancia que los separa. También se observa que dicha fuerza
actúa de tal forma que es como si toda la masa de cada uno de los cuerpos estuviese concentrada
únicamente en su centro, es decir, es como si dichos objetos fuesen únicamente un punto, lo cual permite
reducir enormemente la complejidad de las interacciones entre cuerpos complejos.

Así, con todo esto resulta que la ley de la Gravitación Universal predice que la fuerza ejercida entre dos
cuerpos de masas M1 y M2 separados una distancia es proporcional al producto de sus masas e
inversamente proporcional al cuadrado de la distancia, es decir:

F = Es el módulo de la fuerza ejercida entre ambos cuerpos, y su dirección se encuentra en el eje que une
ambos cuerpos.

G = Es la constante de la Gravitación Universal.

Es decir, cuanto más masivos sean los cuerpos y más cercanos se encuentren, con mayor fuerza se
atraerán.

El valor de esta constante de Gravitación Universal no pudo ser establecido por Newton, que únicamente
dedujo la forma de la interacción gravitatoria, pero no tenía suficientes datos como para establecer
cuantitativamente su valor. Únicamente dedujo que su valor debería ser muy pequeño. Sólo mucho tiempo
después se desarrollaron las técnicas necesarias para calcular su valor, y aún hoy es una de las
constantes universales conocidas con menor precisión.

Con la segunda ley de newton se puede determinar que la aceleración de la gravedad que produce un
cuerpo cualquiera situado a una distancia dada. Por ejemplo, se deduce que la aceleración de la gravedad
que nos encontramos en la superficie terrestre debido a la masa de la Tierra es de , que es la aceleración
sufrida por un objeto al caer. Y que esta aceleración es prácticamente la misma en el espacio, a la
distancia donde se encuentra la Estación Espacial Internacional.
Algunos fenómenos gravitatorios
Los fenómenos naturales que son provocados por la gravedad son los siguientes:

1.- La fuerza de las mareas.


2.- Las lluvias, las nevadas y las granizadas.
3.- Las arrugas en la piel de las personas de edad avanzada.
4.- La absorción de calcio en los huesos de los animales con esqueleto.
5.- La formación de lagos y ríos.
6.- La formación de corrientes subterráneas
7.- El crecimiento de la masa muscular se debe, en parte, a la gravedad.
8.- El equilibrio y la ubicación del espacio-tiempo se la debemos a la gravedad.
9.- Las raíces de los árboles, siempre están debajo por efecto de la gravedad.

Todos los seres vivos se han configurado obedeciendo a sus leyes: las plantas lanzan sus raíces hacia el
subsuelo para buscar nutrientes y los animales y seres humanos han configurado sus sistemas
sanguíneos, digestivos, musculares y óseos en función de las limitaciones o ventajas aportadas por esta
fuerza. Los planetas se agrupan unos en torno a otros en sistemas de órbitas elípticas debido al
entramado de fuerzas que conforman sus campos gravitatorios.

La materia que hay en el universo se atrae, se acumula y desencadena procesos como la formación de las
estrellas, la aparición de planetas o el colapso de agujeros negros.
De esta forma, la fuerza de la gravedad nos aferra sin remedio al mundo, pero, afortunadamente, en él han
surgido seres como los pájaros, que nos han enseñado a diseñar alas delta, parapentes o paracaídas
para disfrutar del inmenso placer de burlarla.

Sin gravedad, la inercia hace que cualquier objeto en movimiento sea imparable. Una vez acelerado un
coche, su velocidad sería constante; necesitaríamos un sistema que imprimiese mucha más fuerza de
frenado a los vehículos para poder detenerlos.

Todos los objetos destinados a amortiguar la carga de nuestro peso (colchones, tumbonas, camas,
sillas...) serían innecesarios. Quizás incluso necesitásemos dormir atados para no ‘salir volando’.

Nuestro sistema digestivo utiliza la gravedad para realizar el tránsito intestinal. Sin gravedad, los
movimientos peristálticos que empujan el alimento hacia abajo serían mucho más enérgicos, algo así
como comer boca abajo.

Los deportes más populares también sufrirían al no haber gravedad. La práctica de cualquier actividad
deportiva basada en el lanzamiento (baloncesto fútbol, tenis, tiro, golf...) o en los saltos (hípica, altura,
trampolín...) perdería su sentido completamente.
El movimiento de La Tierra
Traslación y rotación son los dos movimientos de la Tierra que determinan la duración de los días y de
los años.

La Tierra está en continuo movimiento. Se desplaza, con el resto de planetas y cuerpos del Sistema Solar,
girando alrededor del centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, que tampoco se queda quieta. Sin
embargo, estos movimientos nos afectan poco en nuestra vida cotidiana.

Más importante, para nosotros, es el movimiento que efectúa describiendo su órbita alrededor del Sol, ya
que determina el año y el cambio de estaciones. Y, aún más, la rotación de la Tierra alrededor de su
propio eje, que provoca el día y la noche, que determina nuestros horarios y biorritmos y que, en definitiva,
forma parte inexcusable de nuestras vidas.

El movimiento de traslación: el año

Por el movimiento de traslación la Tierra se mueve alrededor del Sol, impulsada por la gravitación, en 365
días, 5 horas y 57 minutos, equivalente a 365,2422 días, que es la duración del año.

Nuestro planeta describe una trayectoria elíptica de 930 millones de kilómetros, a una distancia media del
Sol de 150 millones de kilómetros. El Sol se encuentra en uno de los focos de la elipse. La distancia media
Sol-Tierra es 1 U.A. (Unidad Astronómica), que equivale a 149.675.000 km.

Como resultado de ese larguísimo camino, la Tierra viaja a una velocidad de 29,5 kilómetros por segundo,
recorriendo en una hora 106.000 kilómetros, o 2.544.000 kilómetros al día.

La excentricidad de la órbita terrestre hace variar la distancia entre la Tierra y el Sol en el transcurso de un
año. A primeros de enero la Tierra alcanza su máxima proximidad al Sol y se dice que pasa por el
perihelio. A principios de julio llega a su máxima lejanía y está en afelio. La distancia entre la Tierra y el Sol
en el perihelio es de 142.700.000 kilómetros y la distancia Tierra-Sol en el afelio es de 151.800.000
kilómetros.

El movimiento de rotación: el día

Cada 24 horas (cada 23 h 56 minutos), la Tierra da una vuelta completa alrededor de un eje ideal que
pasa por los polos. Gira en dirección Oeste-Este, en sentido directo (contrario al de las agujas del reloj),
produciendo la impresión de que es el cielo el que gira alrededor de nuestro planeta.

A este movimiento, denominado rotación, se debe la sucesión de días y noches, siendo de día el tiempo
en que nuestro horizonte aparece iluminado por el Sol, y de noche cuando el horizonte permanece oculto a
los rayos solares. La mitad del globo terrestre quedará iluminada, en dicha mitad es de día mientras que
en el lado oscuro es de noche. En su movimiento de rotación, los distintos continentes pasan del día a la
noche y de la noche al día.
Precesión

La Tierra no es una esfera perfecta, sino es un elipsoide de forma irregular, aplastado por los polos y
deformado por la atracción gravitacional del Sol, la Luna y, en menor medida, de los planetas. Esto
provoca una especie de lentísimo balanceo en el planeta durante su movimiento de traslación llamado
"precesión de los equinoccios", que se efectúa en sentido inverso al de rotación, es decir en sentido
retrógrado (sentido de las agujas del reloj).

Bajo la influencia de dichas atracciones, el eje va describiendo un doble cono de 47º de abertura, cuyo
vértice está en el centro de la Tierra.

Debido a la precesión de los equinoccios, la posición del polo celeste va cambiando a través de los siglos.
Actualmente la estrella Polar no coincide exactamente con el Polo Norte Celeste. Los demás planetas del
Sistema Solar también tienen este comportamiento.

Nutación

Hay otro movimiento que se superpone con la precesión. Se llama nutación y consiste en un pequeño
vaivén del eje de la Tierra. Como la Tierra no es esférica, la atracción de la Luna sobre el abultamiento
ecuatorial de nuestro planeta provoca el movimiento de nutación.

Para hacernos una idea de este movimiento, imaginemos que, mientras el eje de rotación describe el
movimiento cónico de precesión, recorre a su vez una pequeña elipse o bucle en un periodo de 18,6 años.

En una vuelta completa de precesión (25.767 años) la Tierra realiza más de 1.300 bucles de nutación. El
movimiento de nutación de la Tierra fue descubierto por el astrónomo británico James Bradley.
Las estaciones
En el planeta Tierra hay amplias zonas cuyo clima tiene cuatro estaciones al año. Dependiendo de la
latitud y de la altura, los cambios meteorológicos pueden ser mínimos, como en las zonas tropicales bajas,
o máximos, como en las latitudes medias

En estas regiones medias del planeta el clima es cambiante. El año se divide en estaciones climáticas, con
características más o menos parecidas, que afectan al paisaje, a los seres vivos y a las actividades
humanas.

En general, se habla de cuatro estaciones de unos tres meses de duración cada una, aunque hay zonas
de la Tierra donde sólo existen dos, la húmeda y la seca; por ejemplo, en las zonas monzónicas.

Causas y efectos de las estaciones

El eje de la Tierra está inclinado respecto al plano de la órbita que el planeta recorre alrededor del Sol. Por
eso, algunas regiones reciben distinta cantidad de luz solar según las fechas del año. Las variaciones
climáticas que sufre la Tierra son más acusadas en las zonas frías y templadas, y más suaves o incluso
imperceptibles entre los trópicos.

En la siguiente tabla se indican las fechas de inicio, la duración y la inclinación del eje terrestre de las
cuatro estaciones astronómicas. Las estaciones climáticas, en cambio, se suelen contar por meses
enteros, a partir del primer día del mes en que empieza la correspondiente estación astronómica.

Inicio H. norte H. sur Días duración Inclinación

20-21 Marzo Primavera Otoño 92,9 0º

21-22 Junio Verano Invierno 93,7 23,5 º Norte

22-24 Septiembre Otoño Primavera 89,6 0º

21-22 Diciembre Invierno Verano 89,0 23,5 º Sur

Las cuatro estaciones son: primavera, verano, otoño e invierno. Las dos primeras componen el medio
año en que los días duran más que las noches, mientras que en las otras dos las noches son más largas
que los días.

Mientras la Tierra se mueve con el eje del Polo Norte inclinado hacia el Sol, el del Polo Sur lo está en
sentido contrario y las regiones del norte reciben más radiación solar que las del sur. Posteriormente se
invierte este proceso y las zonas del hemisferio norte reciben menos calor, cuando los días se acortan y
los rayos del sol caen más inclinados.
Solsticios y equinoccios

Las estaciones astronómicas están determinadas por las cuatro posiciones principales en la órbita
terrestre, opuestas dos a dos, que reciben el nombre de solsticios y equinoccios. Solsticio de invierno,
equinoccio de primavera, solsticio de verano y equinoccio de otoño.

En los equinoccios, el eje de rotación de la Tierra es perpendicular a los rayos del Sol, que caen
verticalmente sobre el ecuador. En los solsticios, el eje se encuentra inclinado 23,5 ºC, por lo que los rayos
solares caen verticalmente sobre el trópico de Cáncer (verano en el hemisferio norte) o de Capricornio
(verano en el hemisferio sur).

No todas las estaciones duran lo mismo ya que, a causa de la excentricidad de la órbita terrestre, nuestro
planeta viaja alrededor del Sol con velocidad variable. La Tierra va más deprisa cuanto más cerca está del
Sol y más despacio cuanto más alejada.

El rigor de cada estación tampoco es el mismo para ambos hemisferios. La Tierra está más cerca del Sol a
principios de enero (perihelio) que a principios de julio (afelio), lo que hace que reciba un 7% más de calor
en el primer mes del año que no a la mitad de él. Por este motivo, en conjunto, además de otros factores,
el invierno boreal es menos frío que el austral, y el verano austral es más caluroso que el boreal.

Por otra parte, a causa de diversas perturbaciones que experimenta la Tierra mientras gira en torno al Sol,
no pasa por los solsticios y equinoccios con exactitud, lo que motiva que las diferentes estaciones no
comiencen siempre en la misma precisa fecha y hora.
El movimiento de los satélites
El movimiento de un satélite que está en órbita alrededor de nuestro planeta está controlado por la
gravedad de la Tierra. Cuanto más cerca se encuentre el satélite de la superficie terrestre, mayor será el
tirón de la gravedad, y mayor será la velocidad del satélite para compensar la fuerza gravitatoria y
mantenerse en órbita. El satélite Aqua de la NASA, por ejemplo, necesita unos 99 minutos para dar una
vuelta a la Tierra desde su órbita a 705 kilómetros de altura. En cambio, un satélite meteorológico, que se
suele encontrar a algo menos de 36.000 kilómetros de la superficie de la Tierra, tarda un día en completar
una órbita. Nuestro único satélite natural, la Luna, que se encuentra a 384.000 kilómetros de distancia,
completa una órbita cada 28 días.

Conviene apuntar que los satélites no se distribuyen uniformemente alrededor de nuestro planeta, sino que
se que se acumulan principalmente en dos bandas de altitud. La primera de ellas es la llamada órbita baja
terrestre (LEO, de sus siglas en inglés low Earth orbit), que comprende la zona situada entre 160
kilómetros y 2.000 kilómetros de altitud. Salvo el programa Apolo que nos llevó a la Luna, todas las
misiones espaciales tripuladas han tenido lugar en la LEO; ahí es donde se encuentra ahora mismo
la Estación Espacial Internacional. Esta órbita también es la preferida de los satélites de reconocimiento
fotográfico y de los satélites de observación del clima y el medio ambiente terrestre. Otro de sus ilustres
huéspedes es el telescopio espacial Hubble, que orbita a unos 600 kilómetros de altura.

La otra franja importante es es la órbita geoestacionaria terrestre (GEO), situada exactamente a 35.780
kilómetros de altura. Esta órbita tiene la peculiaridad de que la velocidad de un cuerpo que se encuentra
en ella es tal que tarda 24 horas en dar una vuelta entera a nuestro planeta. Como la Tierra también tarda
ese tiempo en completar un giro, resulta que un objeto en dicha órbita se encuentra siempre sobre el
mismo punto de la superficie terrestre. Por ese motivo, en la GEO se ubican la gran mayoría de los
satélites meteorológicos y los satélites de telecomunicaciones.

De los más de mil satélites que hay en activo actualmente, la mayoría se encuentran repartidos entre la
LEO y la GEO (489 y 424, respectivamente). El resto están en la zona intermedia, por encima de los 2.000
kilómetros de la LEO y por debajo de los 36.000 kilómetros de la GEO. Esto es lo que se conoce
como órbita media terrestre, MEO. Los 24 satélites que forman el famoso sistema GPS se encuentran
ahí, a 20.000 kilómetros de altura, y tardan 12 horas en dar una vuelta a la Tierra. Unos pocos tienen una
órbita elíptica, donde se acercan a alturas de LEO en su punto de máxima aproximación, y se retiran a la
GEO o incluso más allá en el punto de máximo alejamiento.
La energía potencial gravitacional y la velocidad de escape
Definimos la energía potencial gravitatoria como la energía que posee un cuerpo por el hecho de
encontrarse bajo la acción de la gravedad. Su valor, para el caso de alturas pequeñas sobre la superficie
terrestre, viene dado por:

Ep=m.g.h

Dónde:

 Ep: Es la energía potencial del cuerpo. Su unidad de medida en el Sistema Internacional es el


Julio (J)

 m: Masa del cuerpo. Su unidad de medida en el Sistema Internacional es el Kilogramo (kg)

 g: Valor de la aceleración que provoca la gravedad. Su unidad de medida en el SIstema


Internacional es el metro por segundo al cuadrado (m/s2)

 h: Altura a la que se encuentra el cuerpo . Su unidad de medida en el Sistema Internacional es el


metro (m)

La fórmula anterior es un caso particular que sólo es válida cuando nos encontramos a poca altura sobre
la superficie de la Tierra, ya que, en otro caso, el valor de g varía. En niveles posteriores veremos la
expresión general para la energía potencial gravitatoria.

La expresión general para la energía potencial gravitacional, surge de la ley de la gravedad, y es igual al
trabajo realizado contra la gravedad, para llevar una masa a un punto determinado del espacio. Como
consecuencia de la naturaleza de la fuerza de gravedad dependiente del inverso del cuadrado, la fuerza se
acerca a cero para grandes distancias, y por tanto cobra sentido elegir el cero de energía potencial
gravitacional a una distancia exterior infinita. Entonces, la energia potencial gravitacional cerca de un
planeta es negativa, puesto que la gravedad realiza un trabajo positivo cuando se acerca la masa. Este
potencial negativo es indicativo de un "estado ligado"; una vez que la masa está cerca de un cuerpo
grande, es atrapada hasta que algo pueda suministrarle energía suficiente que le permita escapar. La
forma general de la energía potencial gravitacional de una masa m es:

Donde G es la constante gravitacional, M es la masa del cuerpo atractivo y r es la distancia entre sus
centros

Esta es la fórmula de la energía potencial gravitacional más útil para el cálculo de la velocidad de
escape de la gravedad de la Tierra.

Para que exista energía potencial gravitatoria tiene que existir la gravedad. Sin gravedad, todas las
posiciones de un cuerpo serían equivalentes

La expresión Ep = m·g·h sólo es válida para alturas pequeñas, donde podemos considerar g constante ya
que, en realidad, g varía con la altura

La diferencia de energía potencial ∆Ep entre dos puntos es un valor absoluto, que coincide con el trabajo
necesario para llevar el cuerpo desde el primer punto hasta el segundo y es independiente del sistema de
referencia elegido
Velocidad de escape

Es velocidad mínima inicial que necesita un objeto para escapar de la gravitación de un cuerpo
astronómico y continuar desplazándose sin tener que hacer otro esfuerzo propulsor. La velocidad de
escape generalmente se da en términos de velocidad de lanzamiento sin tener en cuenta el rozamiento
aerodinámico.

Los objetos que se trasladan a una velocidad inferior a 0,71 veces la velocidad de escape no pueden
conseguir una órbita estable. A una velocidad igual a 0,71 veces la velocidad de escape, la órbita es
circular, y a una velocidad mayor, la órbita se convierte en una elipse hasta que alcanza la velocidad de
escape y entonces, la órbita se convierte en una parábola. Por eso, a la velocidad de escape se le llama
también velocidad parabólica.

La velocidad de escape de un objeto desde un cuerpo astronómico esférico es proporcional a la raíz


cuadrada de la masa del cuerpo, dividida por la distancia entre el objeto y el centro del cuerpo. La
velocidad de escape aproximada de la Tierra es de 11,2 kilometros por segundo.

La Tierra tiene una masa de 5,97×10^24 kg y un radio de 6,38×10^6 m, de manera que la velocidad de
escape para la Tierra es de

que es igual a 40221 km/h.

Para la Luna la velocidad de escape será:

que son unos 8550 km/h.

Para el Sol:

Que son unos 890 km/s o 3.204.000 km/h.

Esto significa que para lanzar una nave espacial fuera del Sistema Solar tiene que alcanzar esta velocidad.
Por supuesto no la consigue inmediatamente, sino acelerando poco a poco a lo largo de mucho tiempo.
El movimiento de la Luna y los eclipses

La Luna es un satélite y, por tanto, gira alrededor de la Tierra a una distancia media de 384.400 kilómetros,
aunque la distancia real varía a lo largo de su órbita.

La Luna gira alrededor de su eje (rotación) en aproximadamente 27.32 días (mes sidéreo) y se traslada
alrededor de la Tierra (traslación) en el mismo intervalo de tiempo, de ahí que siempre nos muestra la
misma cara.

Además, nuestro satélite completa una revolución relativa al Sol en aproximadamente 29.53 días (mes
sinódico), período en el cual comienzan a repetirse las fases lunares.

Los instantes de salida, tránsito y puesta del Sol y de la Luna están relacionados con las fases. La Luna se
traslada alrededor de la Tierra en sentido directo, en dirección Este. Como el Sol se mueve 1° por día
hacia el Este.

Rotación y traslación de la Luna

La Luna gira alrededor de la Tierra aproximadamente una vez al mes. Si la Tierra no girara en un día
completo, sería muy fácil detectar el movimiento de la Luna en su órbita. Este movimiento hace que la
Luna avance alrededor de 12 grados en el cielo cada día

Si la Tierra no rotara, lo que veríamos sería la Luna cruzando la bóveda celeste durante dos semanas, y
luego se iría y tardaría dos semanas ausente, durante las cuales la Luna sería visible en el lado opuesto
del Globo.

Sin embargo, la Tierra completa un giro cada día, mientras que la Luna se mueve en su órbita también
hacia el este. Así, cada día le toma a la Tierra alrededor de 50 minutos más para estar de frente con la
Luna nuevamente (lo cual significa que nosotros podemos ver la Luna en el Cielo.) El giro de la Tierra y el
movimiento orbital de la Luna se combinan, de tal suerte que la salida de la Luna se retrasa del orden de
50 minutos cada día.

La órbita Luna-Tierra está inclinada respecto del plano de la órbita Tierra-Sol, de modo que únicamente en
dos puntos de su trayectoria, llamados nodos, se pueden producir eclipses de Sol o de Luna.

La órbita de la Luna es complicada, porque está lo bastante lejos de la Tierra como para que le influya la
gravedad ejercida por el Sol. Por esto los nodos de la Luna no están fijos, sino que dan una vuelta en 18,6
años. El eje de la elipse lunar tampoco es fijo, lo cual provoca que el apogeo y perigeo de la Luna den
una vuelta completa en 8,85 años.
Libración lunar

Para notar el movimiento de la Luna en su órbita, hay que tener en cuenta su ubicación en el momento de
la puesta de Sol durante algunos días. Su movimiento orbital la llevará a un punto más hacia el este en el
cielo en el crepúsculo cada día.

El movimiento propio de la Luna se traduce en un desplazamiento de oeste a este, pero su movimiento


aparente se produce de este a oeste, consecuencia del movimiento de rotación de la Tierra.

Fases de la Luna y eclipses

El movimiento de la Luna en su órbita alrededor de la Tierra hace que el Sol la ilumine de distinta forma,
según la posición. Esto origina las fases de la Luna y, si los tres astros están en línea recta, los eclipses.

Las fases de la Luna determinaron, desde la antigüedad, la medida del tiempo, mientras que los eclipses
se tomaron como acontecimientos espectaculares, mágicos y trascendentes.

Eclipse de Sol, eclipse de Luna

A veces, el Sol, la Luna y la Tierra se sitúan formando una línea recta. Entonces se producen sombras, de
forma que la de la Tierra cae sobre la Luna o al revés. Son los eclipses.

Cuando la Luna pasa por detrás y se sitúa a la sombra de la Tierra, se produce un Eclipse Lunar (dibujo,
izquierda). Cuando la Luna pasa entre la Tierra y el Sol, lo tapa y se produce un Eclipse Solar (dibujo,
derecha).

Si un astro llega a ocultar totalmente al otro, el eclipse es total, si no, es parcial. Algunas veces la Luna se
pone delante del Sol, pero únicamente oculta el centro. Entonces el eclipse tiene forma anular, de anillo.
El movimiento del Sol
El Sol se mueve. Pese a su enorme tamaño y contar con un 99 por ciento de toda la materia que hay en
nuestro Sistema, sigue viajando por la galaxia. El gran problema está en nuestro tamaño, diminuto en
comparación. El universo entero está en continua expansión, pero nosotros no nos percatamos de ello.

El Sol tiene dos tipos de movimientos, el de rotación y de traslación, una de ellas consiste en el giro sobre
su propio eje y la otra en un giro en otra “órbita, alrededor de nuestra galaxia hogar.

Rotación

El Sol rota sobre un eje que posee una inclinación tope de 7 grados con respecto al plano del orbital
terrestre. Además se tiene conocimiento de que el Sol posee una superficie inestable, es decir, que no es
rígida, debido a estar compuesta de plasma, lo que deriva en que su rotación sea diferencial, es decir, que
en su ecuador, el tiempo de rotación es de 26 días, y en sus polos pueden alcanzar los 34 días en dar toda
la vuelta sobre su eje, pues a medida que se van acercando a sus ejes la velocidad de rotación se ve
vulnerada.

Traslación

El Sol se encuentra sometido dentro de un cúmulo gigante de estrellas, llamado la Vía Láctea o Galaxia
del Sol. En ella el Sol gira alrededor de su núcleo con una velocidad no mayor de 216 km/s y dura
aproximadamente 230 millones de años luz en realizar una vuelta.

Movimiento aparente del Sol

Al observar el cielo desde la superficie terrestre, vemos que parece que la Luna y el Sol tiene movimiento
alrededor de la Tierra, y sabemos que en caso de la Luna, es así, sin embargo, con la el Sol no ocurre,
pues es la Tierra quien gira alrededor del Sol.
El movimiento de los planetas
Los planetas están en constante movimiento, de manera que giran en torno de su propia órbita o en torno
del Sol. Entretanto, el “movimiento de rotación” designa el movimiento que los planetas realizan en torno a
su propio eje (equivale al tiempo de 1 día), mientras que el “movimiento de traslación” define el movimiento
que los planetas realizan alrededor del Sol (equivale al tiempo de 1 año).

Mercurio: es el planeta más cercano al Sol, y tiene una órbita inusualmente excéntrica. Es el planeta que
orbita con mayor velocidad, llevando 88 días para completar su ciclo de traslación, dando tres vueltas en
su propio eje en el período de una traslación completa, o sea, tres vueltas en su propio eje en 88 días
terrestres.

Venus: Segundo planeta más cercano al Sol, teniendo su período de traslación de 224,65 días. Mientras
que las mayores partes de los planetas giran sobre sí mismas en el mismo sentido, Venus es una de las
excepciones. Venus gira sobre su eje cada 243 días terrestres, lo que es un período inusualmente largo.

Tierra: La rotación de la Tierra es en el sentido anti-horario, llevando a 23 horas, 56 minutos, 4 segundos y


nueve centésimas, para completar su ciclo, ya que su período de traslación es de 365,24 días.

Marte: Su período de traslación tarda 687 días, y su período de rotación se aproxima bastante al del
período de la Tierra, tomando 24 horas con 40 minutos.

Júpiter: Júpiter es el planeta más grande del Sistema Solar, teniendo su período de traslación de 11,86
años, y su período de rotación de aproximadamente 10 horas.

Saturno: El período de traslación alrededor del Sol le toma unos 30 años con 168 días, ya que su período
sinódico se realiza en 378 días. Por lo tanto, anualmente, la oposición se produce casi dos semanas más
tarde en comparación a un año antes. Consumiendo 10 horas y 14 minutos, el período de rotación sobre
su eje es corto y con algunas variaciones entre el Ecuador y los polos.

Urano: Urano gira alrededor del Sol y dura aproximadamente 84 años terrestres. El período de rotación en
el interior del planeta es de 17 horas y 14 minutos.

Neptuno: Tiene una rotación de 16 horas con 11 minutos y una traslación de 164 años.

Plutón: tarda 248 años en completar una órbita. Sus características orbitales son bastante diferentes de
las de los planetas, que siguen una órbita casi circular alrededor del Sol cerca de un plano horizontal
llamado eclíptica. Su período de rotación es de 6,4 días.
Las leyes de Kepler
Las leyes de Kepler surgen para explicar matemáticamente el movimiento de los planetas alrededor del
Sol. Se pueden considerar las precursoras de la Ley de la gravitación universal de Newton.

Primera ley de Kepler: ley de las órbitas

La primera ley, conocida como ley de las órbitas, acaba con la idea, mantenida también por Copernico, de
que las órbitas debían ser circulares.

Los planetas giran alrededor del Sol siguiendo una trayectoria elíptica. El Sol se sitúa en uno de los focos
de la elipse.

Segunda ley de Kepler

Los cuerpos celestes describen trayectorias en las que se cumple que: las áreas barridas por el
radio vector en tiempos iguales son iguales. El radio vector va desde el foco de la elipse a la posición del
planeta en cada instante.
La ley de las áreas es equivalente a la constancia del momento angular, es decir, cuando el planeta está
más alejado del Sol (afelio) su velocidad es menor que cuando está más cercano al Sol (perihelio).

Tercera ley de Kepler

Los cuadrados de los periodos de revolución son proporcionales a los cubos de la distancia promedio al
Sol. Es decir el cuadrado del periodo del planeta es proporcional al cubo de la distancia promedio de la
órbita del planeta.
A partir de la tercera ley, puede calcularse la distancia de un planeta al Sol una vez que se conoce su
período.
Las mareas y los efectos tidales
Las mareas se tratan de elevaciones y depresiones del mar, causadas por toda una serie de fuerzas entre
las que destacan el Sol y la Luna (principalmente ésta última), si bien no son las únicas.
La Luna es el astro más cercano a nuestro planeta, por eso es el que más influye sobre las mareas. De la
posición de la Luna y el Sol con respecto a la Tierra, dependerá la hora en la que se produzca la marea
alta y la baja, así como su amplitud.
Pero en los mares influyen también otros aspectos como son:

 La gravedad (cuyo valor es el mismo en todos los puntos de la Tierra).

 La atracción del resto de astros del Universo (proporcional a la masa y a la distancia de cada uno
de ellos).

 La fuerza centrífuga: que aparece al tratarse de un elemento en constante movimiento. Al


combinarse con el resto de fuerzas se produce la denominada “generatriz de mareas”.

 La geografía.

 La meteorología.

Cómo se desplaza una marea


Los periodos de movimiento de una marea se producen cada 12 a 24 horas; de las posiciones relativas de
la Luna y el Sol con respecto a la Tierra, dependerá la hora en la que se produce la marea baja y la alta,
así como la amplitud entre ambas.
Teniendo en cuenta que la Luna da una vuelta completa a la Tierra cada día, lo habitual es que se
produzcan dos pleamares (mareas altas) y dos bajamares (mareas bajas) cada 24 horas (aunque existen
zonas en las que no es así).
Por lo tanto, la duración normal de una marea es de 12 horas y 25 minutos (esto significa que existe un
retraso de unos 50 minutos entre dos pleamares de dos días consecutivos).
Además, conviene saber que la amplitud de la marea se va incrementando paulatinamente hasta superar
uno o dos días la fecha que corresponde con la luna llena.
Existen dos posiciones extremas:

 Máxima amplitud de la marea (Mareas vivas): se dará cuando Tierra, Luna y Sol se sitúen en la
misma línea o en oposición. Esto tiene lugar entre el 21 de marzo y el 23 de septiembre.

 Mínima amplitud de la marea (Mareas muertas): cuando los tres astros no coinciden en línea, la
amplitud de la marea es mínima.

EL CÁLCULO DE LAS MAREAS

Si queremos navegar con seguridad por el mar resulta imprescindible que seamos capaces de controlar la
marea que podemos encontrarnos, puesto que los efectos sobre la navegación son muchos y de gran
importancia:

 Variaciones en la profundidad del agua: lo que supone un riesgo añadido, sobre todo si estamos en
aguas poco profundas, donde podemos quedar en seco al estar fondeados.

 Provoca corrientes, que sin duda influirán en nuestro rumbo y velocidad. Estas corrientes cuentan
con la peculiaridad de que afectan a toda la masa de agua.

Ni que decir tiene que los efectos de la marea pueden ser muy variados, en función de la zona del mundo
en la que nos encontremos.

Sea como sea, conviene que sepamos que los datos que necesitaremos para realizar el cálculo correcto
de la marea son: la altura de la pleamar, la altura de la bajamar y la duración de la marea.
El efecto Tyndall
El efecto Tyndall es un fenómeno físico estudiado por el científico irlandés John Tyndall en 1869 que
explica cómo las partículas coloidales en una disolución o en un gas son visibles porque reflejan o
refractan la luz.

A primera vista, estas partículas no son visibles. Así pues, el hecho de que puedan dispersar o absorber
la luz de manera distinta al medio, permite distinguirlas a simple vista si la suspensión es atravesada
transversalmente al plano visual del observador por un haz intenso de luz. El efecto Tyndall se pone
claramente de manifiesto cuando, por ejemplo, encendemos los faros de un coche en la niebla o cuando
entra luz solar en una habitación en la que hay polvo suspendido.

Así pues, el efecto Tyndall nos permite explicar por qué el cielo es azul. La luz procedente del Sol es
blanca, pero al entrar en la atmósfera terrestre, choca con las moléculas de los gases que la componen y
con las partículas en suspensión, sufriendo desviaciones.

La desviación que sufre la luz por efecto de los choques con las moléculas de oxígeno y de nitrógeno es
diferente para cada color: mayor es la longitud de onda, menor es la desviación. Los colores que más se
desvían son el violeta y el azul (los de menor longitud de onda).

Tyndall, en 1859, fue también el descubridor del efecto invernadero, simulando en el laboratorio la
atmósfera de la Tierra para calcular con precisión cuánta energía solar llegaba a la Tierra y cuánta radiaba
la Tierra al espacio.

El efecto Tyndall, no tenemos que confundirlo con la fluorescencia, de la cual se diferencia donde al
iluminar las soluciones de tipo fluorescente con un haz de luz donde se hayan visto eliminados los colores
azules y violetas, desaparece el aspecto turbio característico, hecho que no sucede en los coloides.
Además, en los coloides, la luz dispersada se encuentra polarizada, mientras que en las fluorescentes no.

La propiedad dispersante de luz que tiene las micelas, ha conseguido su visualización a través de un
dispositivo conocido con el nombre de ultramicroscopio. Dicho método trata de iluminar de manera lateral
las partículas coloidales que se encuentran en el fondo oscuro, para lo cual se pone la preparación en un
bloque de vidrio formando un paralelepípedo oblicuo, donde las caras de este formaran una base con un
ángulo de 51º. Cuando un rayo de luz penetre en una de las caras, en vez de refractarse, este se reflejará
de manera total, iluminando de manera tangencial las partículas que conforman el preparado coloidal.
Hilos históricos de la mecánica celeste y la gravitación
La mecánica celeste es la rama de la astronomía que se encarga de estudiar los movimientos de los
cuerpos celestes. Estos movimientos se deben a los efectos gravitatorios que ejercen unos cuerpos sobre
otros. Para poder analizarlos se utilizan los principios de la física que se aplican en la mecánica clásica,
como la Ley de la Gravitación Universal, de Isaac Newton.

La mecánica celeste estudia el movimiento de dos cuerpos, más conocido como problema de Kepler; el
movimiento de los planetas alrededor del Sol; el movimiento de sus satélites o el cálculo de las órbitas de
los cometas y los asteroides.

Dentro de la mecánica celeste existen dos subcampos de estudio: la Mecánica Orbital, centrada en las
órbitas de los satélites artificiales, y la Teoría Lunar, dedicada a estudiar la órbita de la Luna.

Entre los principales físicos, científicos y astrónomos que participaron en la evolución de la Mecánica
Celeste se encuentran Isaac Newton, Nicolás Copérnico, Tycho Brahe, Johannes Kepler, Gottfried Leibniz,
Pierre-Simon Laplace, Joseph-Louis de Lagrange, Simon Newcomb o Albert Einstein.

Kepler fue el primero en desarrollar las leyes que rigen las órbitas a partir de observaciones empíricas del
movimiento de Marte apoyadas, en gran parte, en observaciones astronómicas realizadas por Tycho
Brahe. Años después, Newton desarrolló su ley de gravitación basándose en el trabajo de Kepler.

Isaac Newton introdujo la idea de que el movimiento de los objetos en el cielo, como los planetas, el Sol, la
Luna, y el movimiento de objetos en la Tierra, como las manzanas que caen de un árbol, podría
describirse por las mismas leyes de la Física. En este sentido él unificó la dinámica celeste y terrestre por
eso su Ley de gravitación se llama Universal.

Usando la ley de Newton de gravitación, se pueden demostrar las leyes de Kepler. Esta demostración es
fácil para el caso de una órbita circular y más difícil para las órbitas elípticas, parabólicas e hiperbólicas. En
el caso de la órbita de dos cuerpos aislados, por ejemplo el Sol y la Tierra, encontrar la situación en un
momento posterior, conociendo previamente la posición y velocidad de la Tierra en un momento inicial, se
conoce como él (problema de los dos cuerpos) y está totalmente resuelto, es decir, hay un conjunto de
fórmulas que permiten hacer el cálculo.

Si el número de cuerpos implicados es tres o más el problema no está resuelto. La solución del problema
de los n-cuerpos no está resuelto por la mecánica clásica. Solo determinadas simplificaciones del
problema tienen solución general.

Los movimientos de tres cuerpos se pueden resolver en algunos casos particulares. El movimiento de
la Luna influido por el Sol y la Tierra refleja la dificultad de este tipo de problemas y ocupó la mente de
muchos astrónomos durante siglos.
La gravitación

Al estudiar la gravitación universal vemos que el Sol es la estrella central de nuestro sistema planetario.
Sabemos también que todos los planetas se mueven a su alrededor, siguiendo el siguiente orden
ascendente de distanciamiento: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. La
figura superior nos muestra ese mismo orden

.
Las leyes de la física que subyacen a los movimientos de los planetas son el resultado de miles de años
de observación del Universo. Estas observaciones se iniciaron desde la época de los egipcios, caldeos,
fenicios y otros pueblos de la antigüedad. Tales puntualizaciones teóricas fueron concebidas para tratar de
entender los movimientos – no sólo el movimiento de los planetas, sino de todo cuerpo en el espacio. El
interés al respecto de ese movimiento siempre estaba asociado a las actividades humanas, como la
agricultura y la navegación. Las primeras explicaciones sobre los cuerpos celestes envolvían
intervenciones de dioses, es decir, presentaban como fundamentos conceptos religiosos místicos y
míticos.

Históricamente se sabe que los primeros estudios científicos de las estrellas fueron realizados por los
filósofos griegos. Fueron ellos quienes, sin apoyarse en la religión, intentaron explicar los movimientos de
los planetas o más específicamente de todo el sistema planetario. El modelo astronómico propuesto en la
antigüedad fue el modelo geocéntrico. Ese modelo tuvo como defensor a Claudio Ptolomeo. Ese modelo
consideraba la Tierra como siendo el centro del Universo, es decir, todos los astros del Universo giraban
en torno a nuestro planeta. En ese modelo, también llamado de modelo ptolemaico, Claudio Ptolomeo
defendía erróneamente que el Sol y la Luna realizaban órbitas circulares alrededor de la Tierra. Ya los
demás planetas, según ese modelo, describían, cada uno, una órbita circular en torno de un centro, que, a
su vez, describía otra órbita circular alrededor de la Tierra.

El modelo ptolemaico, es decir, el modelo sugerido por Claudio Ptolomeo fue aceptado por muchos años
sin sufrir ninguna refutación. Sin embargo, en el siglo XVI nuevas hipótesis sobre el movimiento del
Universo comenzaron a surgir. Un nuevo modelo fue entonces propuesto por Nicolás Copérnico. En su
modelo, Copérnico propuso que el Sol era el centro del Universo y los demás planetas, hasta entonces
descubiertos, giraban en órbitas circulares alrededor del Sol. Su modelo quedó siendo conocido como
modelo heliocéntrico.

Otro científico que defendía vigorosamente el modelo heliocéntrico fue Galileo Galilei. A través del uso de
instrumentos ópticos en las observaciones astronómicas, Galileo consiguió fuertes evidencias que
probaban como correcto el modelo copernicano. Una de las pruebas más plausibles de la época fue el
descubrimiento de las lunas de Júpiter. Si había cuerpos que giraban en torno a un planeta, la Tierra no
podría ser el centro del Universo.

Sería un joven astrónomo, Johannes Kepler, quien determinaría, de forma definitiva, cómo los planetas se
mueven alrededor del Sol. Kepler fue discípulo y asistente del astrónomo Tycho Brahe. Kepler heredó los
registros de las precisas observaciones dejadas por su maestro. A partir de tales registros, y después de
un trabajoso y largo estudio, Kepler pudo enunciar las tres leyes que describen el movimiento del sistema
planetario. Esas leyes son llamadas de Leyes de Kepler.
Historia de la Ley de Gravitación Universal

Existe un mito muy popular respecto a la teoría de la gravitación universal, según el cual todo ocurrió
cuando la Universidad de Cambridge fue cerrada en 1665 a causa de la peste negra y Newton, al igual
que todos los demás estudiantes, fue enviado a casa. Sentado a la sombra de un manzano en profunda
meditación, vio caer una manzana y la noción de la gravitación universal llegó a su mente.

Este mito tal vez tuvo su origen en una biografía de Newton que escribió un amigo suyo, William Stukeley,
en donde cuenta que un día se encontraban ambos tomando el té a la sombra de unos manzanos; ahí
Newton recordó la experiencia que, en su juventud, lo llevó a descubrir la gravitación universal. A la
formación de este mito también contribuyeron Pemberton, Whiston y Voltaire. Mitos como este han servido
para propagar la imagen del genio científico como un ser inspirado que sin ningún esfuerzo accede a las
profundas leyes que gobiernan el funcionamiento del Universo.

Sin embargo, la historia real de este descubrimiento es mucho más complicada y menos mística, e ilustra
mejor lo que realmente es el desarrollo de la ciencia y el papel que juega cada uno de los personajes que
en ella intervienen. Al analizar las contribuciones de los genios encontrarnos que ninguna de ellas ha sido
un salto enorme de la nada hasta la comprensión total, sino una serie de saltos pequeños —al alcance de
cualquier buen par de piernas— a partir de un conocimiento general bastante sólido.

Todas las creaciones importantes en la ciencia, todas las grandes ideas, tienen una historia que las hizo
posibles; si uno sigue en detalle esa historia descubre que lo que distingue a los “notables” no es haber
nacido con un cerebro superdotado que permitió que todo les resultara obvio, sino la tenacidad y la pasión
con que se dedicaron a hacer lo que cualquier humano inteligente puede hacer, pero muchas más veces
por minuto. La capacidad de resolver problemas nuevos y difíciles, la inspiración, la “genialidad”, no son
caracteres adquiridos genéticamente: se desarrollan a pulso.

Los genios no son quienes nunca cometen errores, son aquellos que acaban de cometerlos todos antes
que los demás. Edison probó cientos de materiales inútiles antes de dar con el adecuado para los focos
eléctricos y realizó muchos más inventos fracasados que exitosos. Él solía decir que el genio es un 1% de
inspiración y un 99% de transpiración.
La materia oscura y la evolución del Universo
La materia oscura

Se denomina “materia oscura”, o masa faltante, a toda aquella que los astrónomos no pueden observar o
detectar en forma directa. Presuntamente, resulta invisible porque no emite o refleja luz visible u otras
formas de radiación electromagnética, o quizás su emisión es tan débil que nuestros instrumentos actuales
no son capaces de detectarla. Sin embargo, su existencia resulta evidente a través de la atracción
gravitatoria que ejerce sobre otros cuerpos celestes.

En los últimos años se ha descubierto que existe gran cantidad de materia en el Universo que no emite ni
absorbe luz (no se ve), pero se sabe que existe porque se observan sus efectos gravitacionales sobre las
estrellas y las galaxias.

La materia oscura forma entre el 80% y el 90% de la masa del universo. No se sabe de que está
compuesta.

La Materia oscura no se puede detectar directamente observando la radiación electromagnética en


cualquier rango, sino que su existencia, distribuida por todo el Universo, es sugerida por ciertas
consideraciones teóricas. Se ha detectado su presencia en la Vía Lactea. Determinar la naturaleza de la
materia oscura es uno de los problemas más apasionantes de la astrofísica moderna.

La composición de la materia oscura sigue siendo un misterio. Aunque se cree que podría estar formada
por neutrinos y otras partículas aún desconocidas.
La evolución del Universo

Los astrónomos están convencidos en su gran mayoría de que el Universo surgió a partir de una gran
explosión (Big Bang), ocurrida entre 13.600 y 13.850 millones de años antes del momento actual.

Los primeros indicios de este hecho fueron descubiertos por el astrónomo estadounidense Edwin Hubble,
en la década de 1920, cuando expuso que el Universo se está expandiendo y los cúmulos de galaxias se
alejan entre sí. La teoría de la relatividad general propuesta por el famoso físico y astrónomo Albert
Einstein también predice esta expansión.

Si hacemos una "foto del Universo" en un momento dado, no vemos su estado actual, sinó su historia. La
luz viaja a 300.000 km. por segundo. Incluso cuando miramos la Luna (el objeto celeste más cercano), la
vemos como era hace algo más de un segundo.

Descripción de las grandes etapas

El Big Bang 100 millones de años después: nacimiento de


De acuerdo a este modelo, el universo inició hace primeras estrellas
unos 15.000 millones de años, como una vasta Mil millones de años después del Big Bang, la
explosión que generó el espacio y el tiempo. A gravedad ejerció su influencia en el universo
partir de entonces, la densidad y la temperatura temprano. Amplificó las irregularidades en el gas
fueron disminuyendo. en expansión. Algunas regiones de gas se
tornaron muy densas, la concentración encendió
Expansión y enfriamiento estrellas. Eventualmente, los grupos de estrellas
Emergen las fuerzas naturales, conocidas hoy en formaron las primeras galaxias. Estas pueden ser
día: gravedad, interacción nuclear fuerte, fuerza observadas hoy, como fueron entonces, con
nuclear débil y electromagnetismo. El universo grandes telescopios.
está compuesto de partículas elementales que Cuasares
incluyen: quarks, electrones, fotones y neutrinos. Entre mil millones y tres mil millones de años
Los protones y los neutrones se comienzan a después del Big Bang muchas galaxias se
formar. juntaron y formaron galaxias más grandes. En
102a 1013segundos: formación de primeros estos eventos de gran energía, a veces
núcleos colapsaban estrellas en un centro común, tan
El universo sigue expandiéndose. Se forman los denso que se formaba un hoyo negro. El gas que
primeros núcleos de hidrógeno y helio. Aún hoy, fluía hacia los hoyos negros se calentaba a tal
son los elementos más abundantes en el punto que se encendía momentáneamente,
Universo. generando lo que hoy se conoce como cuasar.
Supernovas
1013 en adelante: el universo se torna Unos seis mil millones de años después del Big
transparente Bang, en las galaxias nacían y morían estrellas.
El universo, que hasta entonces ha sido una En su etapas últimas, las estrellas masivas
inmensa nube de gas caliente en expansión, se explotaban como grandes supernovas y, al
enfría suficientemente como para que los hacerlo, dispersaban en el espacio interestelar
electrones se puedan combinar con los núcleos elementos comunes, tales como oxígeno,
de hidrógeno y helio. Se forman los primeros carbono, nitrógeno, calcio y hierro. En las
átomos. Se separa la materia de la energía. Esa explosiones de estrellas supermasivas, también
organización permite que los fotones no se se creaban y dispersaban elementos más
dispersen y sigan viajando indefinidamente. pesados, como oro, plata, plomo y uranio.
Estos mismos fotones son los que se encontraron
El Sol Hace unos 5 mil millones de años, el Sol
como “radiación de fondo”, ahora en forma de
microondas debido a que su longitud de onda va se formó en un brazo de la Vía Láctea. El amplio
aumentando en la medida en la que el universo disco de gas y polvo que giraba alrededor de esta
se va expandiendo. nueva estrella creó planetas y sus satélites,
asterioides y cometas.
Objetos inusuales en el Universo
Cuando miramos una noche estrellada, realmente no tenemos una idea de las maravillas que hay allá lejos
en el espacio. Pero por suerte la astronomía tiene la tecnología para ver lo que hay miles de millones de
kilómetros de nosotros. Y es que en el espacio hay todo tipo de eventos, planetas y astros realmente
llamativos.

Esta lista repasa algunos de estos objetos que existen en “el infinito y más allá” y
posiblemente no conocías.

Las estrellas hiper-veloces

Las estrellas fugaces son pequeños meteoritos


que atraviesan nuestra atmósfera creando esa
simpática estela. Pero en determinadas
circunstancias, estrellas como nuestro Sol o
incluso más grandes pueden convertirse en
fugaces, lo que se llama estrellas hiper-veloces.
Se trata de estrellas de sistemas binarios
(sistemas con dos soles) que al pasar cerca de
un agujero negro, éste se traga una de las
estrellas y la fuerza gravitacional generada
dispara a la otra a millones de kilómetros por
hora a través del espacio, empujándola incluso
fuera de su propia galaxia.

El planeta asesino

Gliese 581 c es un planeta visualmente similar a


la Tierra, pero no es muy propicio para la vida
debido a su cercanía a una estrella enana roja.
Tan cerca la orbita, que tiene una rotación
síncrona, que genera días eternos: siempre la
misma cara mira a la estrella, al igual que nuestra
Luna con la Tierra. Si estuviéramos en el lado
que recibe luz nos sofocarían sus 40ºC, y si
estuviésemos en el lado oscuro nos
congelaríamos con sus bajas temperaturas.
Pero existe una fina línea que une luz y oscuridad
.
que recorre todo el diámetro del planeta, en
donde la vida podría ser posible, quien sabe

El sistema solar Cástor

Los sistemas binarios (con dos soles) son


algo común, pero el sistema solar Cástor en la
constelación de Géminis es algo más
complicado: es un sexteto, tres sistemas binarios
que se orbitan mutuamente, con dos estrellas
blancas y cuatro estrellas enanas rojas, que en
total dan 52.4 veces más luminosidad y calor que
nuestro Sol.
Peligrosas nubes de frambuesas y ron

Sagitario B2 es una nube de polvo muy bonita


en el centro de nuestra Vía Láctea, y si
pudiésemos estar ahí, tendría olor a ron y sabor a
frambuesas. Esto es porque la nube se compone
de formiato de etilo, el componente que aquí en
la Tierra causa ese sabor y olor. Pero también
nos quemaría la piel el otro componente de esa
nube, el butironitrilo, así que igual que en la
Tierra, hay placeres que matan.
Un planeta de hielo ardiente

El planeta asesino Gliese 581 c tiene un vecino


cercano igualmente extraño, Gliese 436 bestá
compuesto casi en su totalidad por hielo, pero es
igualmente peligroso por su calor atroz, ya que su
superficie ronda los 439 ºC. ¿Hielos a más de
100ºC? Pues sí. Se debe a que la gigantesca
masa de agua contenida, genera una gran
gravedad y por ende una presión tan grande, que
mantiene el agua en estado sólido sin que se
evapore, a pesar de estar tan cerca de su sol.

La mayor reserva de agua del universo

Alrededor de un lejano quásar existe una nube de


vapor de agua que contiene 140 trillones de
veces la cantidad de agua de nuestra Tierra, y
mide varios cientos de años luz de diámetro.
Para tener una idea de cuanta agua es, hagamos
una simple cuenta: nuestra galaxia, la Vía
Láctea, tiene cerca de 400 billones de estrellas, y
si cada una de esas estrellas tuviera 10 planetas
como nuestro sistema solar, y si esos 10 fueran
como la Tierra, eso nos da apenas 4 trillones de
planetas.

El rayo más grande del universo

En la galaxia 3C303 existe un rayo eléctrico


permanente que se origina en un agujero negro y
que tiene una intensidad de 1018 amperios,
equivalente a un trillón de rayos de la Tierra.
Gracias al campo magnético del agujero negro,
este rayo atraviesa nubes de gas y polvo
recorriendo 150.000 años luz, una distancia 1.5
veces la de nuestra Vía Lactea.
Los planetas del Sistema Solar y su estructura
Alrededor del Sol giran ocho planetas (9 planetas antes de la decisión de la Unión Astronómica
Internacional que decidió dejar de considerar como planeta al pequeño Plutón).

Mercurio

Es el planeta más pequeño del sistema solar con un diámetro en su ecuador de 4.879 kilómetros (3.031
millas). También es el más cercano al Sol a una distancia de 57.910.000 kilómetros (35.983.605 millas).

Debe su nombre a los romanos, que lo llamaron como el “mensajero de los dioses”, ya que descubrieron
que era el planeta que más rápido se movía de todos planetas del sistema solar.

Su órbita solar, es decir, lo que tarda en completar una vuelta entera al sol es de 87,97 días. Su periodo
de rotación, es decir, lo que tarda en dar un giro completo sobre su eje es de 58,6 días. Del mismo modo
la inclinación sobre su eje es de 0º. Tampoco tienen ningún satélite natural o “luna”.

Por lo tanto, en su superficie un día dura casi 1 mes y una noche lo mismo. Por ese motivo se alcanzan de
día temperaturas de hasta 425 ºC (797 ºF), y de noche temperaturas de hasta -170 ºC (-274 ºF). Lo que
hace que la media superficial sea de 179 ºC (354 ºF).

Venus

Después del Sol y la Luna es el objeto más luminoso del cielo. Venus aparece iluminado por un bello
color plateado, y se ve bien a simple vista por la mañana o por la tarde.

El diámetro de su ecuador es de 12.100 kilómetros (7.518 millas), y se encuentra a una distancia del sol de
108.200.000 kilómetros (67.232.363 millas).

Es un poco más pequeño que la Tierra y, de todos los planetas, es el que se acerca más a nosotros; llega
a una distancia de solo 40 millones de kilómetros.

Un día en venus, o lo que es lo mismo, el tiempo que tarda en girar sobre sí mismo es de 243 días.
Además gira en sentido contrario al de la Tierra. Del mismo modo, tarda en completar una órbita solar 224
días. La inclinación sobre su eje es de 177 grados.
La Tierra

Después de Venus, en orden de la distancia al Sol, encontramos a la Tierra y es nuestro hogar. Se estima
que se formó hace ya unos 4.600 millones de años y tan solo hace 1.000 millones de años que se originó
la vida en ella.

La Tierra cuenta abundantemente de un elemento que resulta esencial para la vida, el agua. Además,
dentro del Sistema Solar se encuentra dentro de lo que los científicos denominan la “zona habitable“. Esto
es, que está ubicada a una distancia del sol donde la temperatura hace que se pueda vivir. Ni mucho calor
ni tampoco mucho frío.

La Tierra cuenta con un solo satélite natural, la Luna. Que influye sobre nuestro planeta, por ejemplo,
provocando las mareas.

Marte

Llamado también “el planeta rojo” a causa de su color. Es el planeta en el cual se dan las condiciones
ambientales más parecidas a las de la Tierra.

Esto es debido a que, aunque su temperatura en superficie por la noche es bajísima, durante día puede
llegar hasta los 25 grados.

La atmósfera está muy rarificada, más o menos como la terrestre a 32.000 metros de altitud, y contiene
sobre todo anhídrido carbónico y casi nada de oxígeno.

Por esta razón el hombre no podría vivir de ninguna manera en Marte, y probablemente no se
desarrollarían ni siquiera las más sencillas plantas terrestres.

Sin embargo hubo un tiempo, en que se pensaba que en Marte habían mares, desiertos y hielos, del
mismo modo que en la Tierra. Por otro lado, Marte tiene dos satélites: Fobos y Deimos.

Es el último de los 4 planteas interiores del Sistema Solar, junto a Mercurio, Venus y la Tierra. Después
de Marte, encontramos un cinturón de asteroidesy a los planetas exteriores (Júpiter, Saturno, Urano y
Neptuno), todos ellos planetas gaseosos.
Júpiter

Es el más grande de los planetas del sistema solar y gira alrededor del Sol muy lentamente, cerca de 12
años. Todavía no se sabe con precisión de qué está constituido. Pero se conoce con certeza que es poco
denso, y además en gran parte, gaseoso.

Sin embargo no se sabe si tiene o no un núcleo sólido. Dada la gran distancia desde el Sol (778 millones
de kilómetros), en Júpiter hace mucho frío: cerca de 150 grados bajo cero.

Júpiter aparece recubierto de nubes, y entre esas nubes apareció, en 1878, una misteriosa y gigantesca
mancha roja. Nadie ha sabido nunca explicar de qué se trata. Júpiter posee a su alrededor 67 lunas de
diversos tamaños.

Saturno

La principal característica de Saturno son sus misteriosos anillos: parece que se trata de fragmentos
de un satélite desintegrado.

Saturno es uno de los cuatro planetas con anillos que existen en el sistema solar junto a Júpiter, Urano y
Neptuno. Y sin duda, cuenta con el sistema de anillos más grande de todos y el más visible.

Se han descubierto hasta la fecha 62 satélites naturales en su órbita. El mayor de todos ellos se llama
Titán, y está formado por rocas y hielo. Se cree que bajo la superficie puede existir agua en estado líquido.

Considerado uno de los planteas gaseosos, este gigantesco planeta tiene probablemente, como Júpiter,
un núcleo central sólido.

A causa del intenso frío que hay en la superficie, el amoníaco presente está congelado. En la atmósfera
han permanecido sobre todo dos gases, el hidrógeno y el metano.
Urano

Es el tercer planeta en tamaño del sistema solar, por ese motivo se puede observar a simple vista por la
noche si las condiciones atmosféricas son propicias.

Debe su nombre en honor a la Diosa griega Urano. Está tan lejano del Sol que emplea 84 años en girar a
su alrededor, nada más y nada menos.

Su superficie tiene una temperatura de 210 grados bajo cero. También Urano parece ser
semigaseoso. Giran a su alrededor 27 satélites.

Fue descubierto en el año 1781 por el astrónomo William Herschl. Asimismo, Urano fue el primer planeta
descubierto con un telescopio. Su atmósfera está formada principalmente de hielo e hidrógeno.

Plutón

En el año 2006, Dejó de ser considerado uno de los planetas del sistema solar por la Unión Astronómica
Internacional.

Hasta esa fecha, Plutón era considerado el planeta más alejado del Sol.

Emplea la escalofriante cantidad de 248 años para girar a su alrededor y por cuanto se sabe de él es una
esfera rocosa cubierta de gases congelados.
La estructura de La Tierra
La Tierra está formada por numerosas capas, algunas externas y otras internas. La estructura de la
Tierra se organiza en varios grupos según su estado: sólido o semi-líquido, líquido o gas

La corteza del planeta Tierra es una fina capa formada por placas rígidas que se apoyan sobre el manto
superior. Juntas forman la litosfera y flotan sobre la astenosfera, una capa de materiales calientes y
pastosos que, a veces, salen por una grieta formando volcanes.

La densidad y la presión aumentan hacia el centro de la Tierra. En el núcleo están los materiales más
pesados, los metales. El calor los mantiene en estado líquido, con fuertes movimientos. El núcleo interno
es sólido.

Capas de la Tierra

Desde el exterior hacia el interior podemos dividir la Tierra en cinco partes:

Atmósfera: Es la cubierta gaseosa que rodea el cuerpo sólido del planeta. Tiene un grosor de más de
1.100 km, aunque la mitad de su masa se concentra en los 5,6 km más bajos.

Hidrosfera: Se compone principalmente de océanos, pero en sentido estricto comprende todas las
superficies acuáticas del mundo, como mares interiores, lagos, ríos y aguas subterráneas. La profundidad
media de los océanos es de 3.794 m, más de cinco veces la altura media de los continentes.

Litosfera: Compuesta sobre todo por la corteza terrestre, se extiende hasta los 100 km de profundidad.
Las rocas de la litosfera tienen una densidad media de 2,7 veces la del agua y se componen casi por
completo de 11 elementos, que juntos forman el 99,5% de su masa. El más abundante es el oxígeno,
seguido por el silicio, aluminio, hierro, calcio, sodio, potasio, magnesio, titanio, hidrógeno y fósforo.
Además, aparecen otros 11 elementos en cantidades menores del 0,1: carbono, manganeso, azufre, bario,
cloro, cromo, flúor, circonio, níquel, estroncio y vanadio. Los elementos están presentes en la litosfera casi
por completo en forma de compuestos más que en su estado libre.

La litosfera comprende dos capas, la corteza y el manto superior, que se dividen en unas doce placas
tectónicas rígidas. El manto superior está separado de la corteza por una discontinuidad sísmica, la
discontinuidad de Mohorovicic, y del manto inferior por una zona débil, la astenosfera. Las rocas plásticas
y parcialmente fundidas de la astenosfera, de 100 km de grosor, permiten a los continentes trasladarse por
la superficie terrestre y a los océanos abrirse y cerrarse.
Manto: Se extiende desde la base de la corteza
hasta una profundidad de unos 2.900 km.
Excepto en la zona conocida como astenosfera,
es sólido y su densidad, que aumenta con la
profundidad, oscila de 3,3 a 6. El manto superior
se compone de hierro y silicatos de magnesio
como el olivino y el inferior de una mezcla de
óxidos de magnesio, hierro y silicio.

El manto se diferencia principalmente de la


corteza por sus características químicas y su
comportamiento mecánico, lo que implica la
existencia de una clara alteración súbita
(una discontinuidad) en las propiedades físicas
de los materiales, que es conocida
como discontinuidad de Mohorovičić, o
simplemente Moho, en homenaje a Andrija
Mohorovičić, el geofísico que la descubrió. Esta
discontinuidad marca la frontera entre la corteza
y el manto.

Núcleo: Tiene una capa exterior de unos 2.225 km de grosor con una densidad relativa media de 10 Kg
por metro cúbico. Esta capa es probablemente rígida, su superficie exterior tiene depresiones y picos. Por
el contrario, el núcleo interior, cuyo radio es de unos 1.275 km, es sólido. Ambas capas del núcleo se
componen de hierro con un pequeño porcentaje de níquel y de otros elementos. Las temperaturas del
núcleo interior pueden llegar a los 6.650 °C y su densidad media es de 13. Su presión (medida en
GigaPascal, GPa) es millones de veces la presión en la superficie.

El núcleo interno irradia continuamente un calor intenso hacia afuera, a través de las diversas capas
concéntricas que forman la porción sólida del planeta. La fuente de este calor es la energía liberada por la
desintegración del uranio y otros elementos radiactivos. Las corrientes de convección dentro del manto
trasladan la mayor parte de la energía térmica de la Tierra hasta la superficie.
El Sol
El Sol es la estrella más cercana a la Tierra y el mayor astro del Sistema Solar. Forma parte de la galaxia
que llamamos Vía Láctea.

Las estrellas son los únicos cuerpos del Universo que emiten luz. El Sol, esa estrella cercana, está situado
a unos 150 millones de kilómetros de la Tierra y es, con mucho, el objeto celeste más brillante que
podemos ver.

El Sol contiene más del 99,8% de toda la materia del Sistema Solar. De hecho, "casi todo" el Sistema
Solar está en el Sol. Ejerce una fuerte atracción gravitatoria sobre los planetas y los hace girar a su
alrededor. Junto con los asteroides, meteoroides, cometas y polvo forman el Sistema Solar.

Aquí van algunos datos del Sol comparado con la Tierra:

Información básica El Sol La Tierra

Tamaño: radio ecuatorial 695.000 km. 6.378 km.

Periodo de rotación sobre el eje de 25 a 36 días 23,93 horas

Masa comparada con la Tierra 332.830 1

Temperatura media superficial 6000 º C 15 º C

Gravedad superficial en la fotosfera 274 m/s2 9,78 m/s2

Todo el Sistema Solar, incluido el Sol, gira alrededor del centro de la Vía Láctea, nuestra galaxia, situado a
unos 25.800 años luz de distancia. Da una vuelta completa cada 225 millones de años. En nuestros
tiempos se mueve hacia la constelación de Hércules a 19 Km./s.

Nuestra estrella particular se formó hace unos 4.600 millones de años y tiene combustible para otros 5.000
millones más. Después, comenzará a hacerse más y más grande, hasta convertirse en una estrella
gigante roja. Finalmente, se hundirá por su propio peso y se convertirá en una enana blanca, que puede
tardar hasta un trillón de años en enfriarse.

¿Cómo se estudia el Sol?

Actualmente el Sol se estudia desde algunos satélites, como el Observatorio Heliosférico y Solar (SOHO),
dotados de instrumentos que permiten apreciar aspectos que, hasta ahora, no se habían podido investigar.

Además de la observación con telescopios convencionales, se utilizan:

• el coronógrafo, que analiza la corona solar


• el telescopio ultravioleta extremo, un instrumento capaz de detectar el campo magnético
• los radiotelescopios pueden detectar diversos tipos de radiación que resultan imperceptibles para el ojo
humano.

El 12 de agosto de 2018 la NASA lanzó al espacio la sonda Parker, destinada a investigar la corona del
Sol, su campo magnético y el viento solar. Orbitará a unos 6,2 millones de kilómetros de la superficie solar,
la fotósfera.
Estructura y composición del Sol

El Sol es una estrella. Podemos imaginarlo como una bola o cebolla que puede dividirse en capas
concéntricas. De dentro a fuera son:

Núcleo: es la zona del Sol donde se produce la fusión nuclear debido a la alta temperatura, es decir, el
generador de la energía del Sol.

Zona Radiactiva:: las partículas que transportan la energía (fotones) intentan escapar al exterior en un
viaje que puede durar unos 100.000 años debido a que éstos fotones son absorbidos continuamente y
reemitidos en otra dirección distinta a la que tenían.

Zona Convectiva: en ésta zona se


produce el fenómeno de la
convección, es decir, columnas de
gas caliente ascienden hasta la
superficie, se enfrían y vuelven a
descender.

Fotosfera: es una capa delgada,


de unos 300 Km, que es la parte
del Sol que nosotros vemos, la
superficie. Desde aquí se irradia
luz y calor al espacio. La
temperatura es de unos 5.000°C.
En la fotosfera aparecen las
manchas oscuras y las fáculas que
son regiones brillantes alrededor de las manchas, con una temperatura superior a la normal de la fotosfera
y que están relacionadas con los campos magnéticos del Sol.

Cromosfera: sólo puede ser vista en la totalidad Corona: capa de gran extensión, temperaturas
de un eclipse de Sol. Es de color rojizo, de altas y de bajísima densidad. Está formada por
densidad muy baja y de temperatura altísima, de gases enrarecidos y gigantescos campos
medio millón de grados. Está formada por gases magnéticos que varían su forma de hora en hora.
enrarecidos y en ella existen fortísimos campos Ésta capa es impresionante vista durante la fase
magnéticos. de totalidad de un eclipse de Sol.

¿De qué está hecho el Sol? Nitrógeno N 0,0084


El Sol está hecho con los mismos materiales que
Neón Ne 0,0076
hay en la Tierra y en los demás planetas, ya que
todo el Sistema Solar se formó a la vez en esta
Hierro Fe 0,0037
zona de la Vía Láctea que ocupamos.

Componentes químicos Símbolo % Silicio Si 0,0031

Hidrógeno H 92,1 Magnesio Mg 0,0024

Helio He 7,8 Azufre S 0,0015

Oxígeno O 0,061 Otros 0,0015

Carbono C 0,03
Las estrellas: vida y ocaso
Nacimiento de una estrella.

Sus lugares de nacimiento son enormes nubes frías formadas por gas y polvo, conocidas como
'nebulosas'. Estas nubes comienzan a encogerse por obra de su propia gravedad.

A medida que una nube pierde tamaño, se fragmenta en grupos más pequeños. Cada fragmento puede
finalmente volverse tan caliente y denso que se inicia una reacción nuclear. Cuando la temperatura
alcanza los 10 millones de grados, el fragmento se convierte en una nueva estrella.

Tras su nacimiento, la mayoría de las nuevas estrellas se encuentra situada en el centro de un disco plano
de gas y polvo. Gran parte del gas y polvo acaba siendo barrida por la radiación estelar. Sin embargo,
antes de que esto ocurra, pueden formarse planetas alrededor de la estrella central.

Evolución de una estrella.


Las estrellas evolucionan durante millones de años. Nacen cuando se acumula una gran cantidad de
materia en un lugar del espacio. Se comprime y se calienta hasta que empieza una reacción nuclear, que
consume la materia, convirtiéndola en energía. Las estrellas pequeñas la gastan lentamente y duran más
que las grandes.
Las teorías sobre la evolución de las estrellas se basan en pruebas obtenidas de estudios de los espectros
relacionados con la luminosidad. Las observaciones demuestran que muchas estrellas se pueden clasificar
en una secuencia regular en la que las más brillantes son las más calientes y las más pequeñas, las más
frías.
Esta serie de estrellas forma una banda conocida como la secuencia principal en el diagrama temperatura-
luminosidad conocido como diagrama Hertziano-Russell. Otros grupos de estrellas que aparecen en el
diagrama incluyen a las estrellas gigantes y enanas antes mencionadas.

La vida de una estrella.

El ciclo de vida de una estrella empieza como una gran masa de gas relativamente fría. La contracción del
gas eleva la temperatura hasta que el interior de la estrella alcanza 1.000.000 °C. En este punto tienen
lugar reacciones nucleares, cuyo resultado es que los núcleos de los átomos de hidrógeno se combinan
con los de deuterio-para formar núcleos de helio. Esta reacción libera grandes cantidades de energía, y se
detiene la contracción de la estrella.

Cuando finaliza la liberación de energía, la contracción comienza de nuevo y la temperatura de la estrella


vuelve a aumentar. En un momento dado empieza una reacción entre el hidrógeno, el litio y otros metales
ligeros presentes en el cuerpo de la estrella. De nuevo se libera energía y la contracción se detiene.

Cuando el litio y otros materiales ligeros se consumen, la contracción se reanuda y la estrella entra en la
etapa final del desarrollo en la cual el hidrógeno se transforma en helio a temperaturas muy altas gracias a
la acción catalítica del carbono y el nitrógeno. Esta reacción termonuclear es característica de la secuencia
principal de estrellas y continúa hasta que se consume todo el hidrógeno que hay.

La estrella se convierte en una gigante roja y alcanza su mayor tamaño cuando todo su hidrógeno central
se ha convertido en helio. Si sigue brillando, la temperatura del núcleo debe subir lo suficiente como para
producir la fusión de los núcleos de helio. Durante este proceso es probable que la estrella se haga mucho
más pequeña y más densa.

Cuando ha gastado todas las posibles fuentes de energía nuclear, se contrae de nuevo y se convierte en
una enana blanca. Esta etapa final puede estar marcada por explosiones conocidas como "novas".
Cuando una estrella se libera de su cubierta exterior explotando como nova o supernova, devuelve al
medio interestelar elementos más pesados que el hidrógeno que ha sintetizado en su interior.
Las generaciones futuras de estrellas formadas a partir de este material comenzarán su vida con un
surtido más rico de elementos pesados que las anteriores generaciones. Las estrellas que se despojan de
sus capas exteriores de una forma no explosiva se convierten en nebulosas planetarias, estrellas viejas
rodeadas por esferas de gas que irradian en una gama múltiple de longitudes de onda.

Muerte de una estrella.

La mayoría de las estrellas tardan millones de años en morir. Cuando una estrella como el Sol ha
consumido todo su combustible de hidrógeno, se expande convirtiéndose en una gigante roja. Puede tener
millones de kilómetros de diámetro, siendo lo suficientemente grande como para engullir los planetas
Mercurio y Venus.

Tras desprenderse de sus capas exteriores, la estrella se comprime y forma una enana blanca muy densa.
Una cucharada de té de materia proveniente de una enana blanca pesaría hasta 100 toneladas. A lo largo
de billones de años, la enana blanca se enfría y se vuelve invisible.

Las estrellas más pesadas que ocho veces la masa del Sol terminan sus vidas muy repentinamente.
Cuando se les acaba el combustible, se dilatan hasta convertirse en súper gigantes rojas. Tratan de
mantenerse vivas consumiendo diferentes combustibles, pero esto funciona sólo durante unos cuantos
millones de años. Tras ello, producen una enorme explosión de supernova.

Durante aproximadamente una semana, el brillo de la supernova sobrepasa el de todas las demás
estrellas de su galaxia. Luego se desvanece rápidamente. Todo lo que queda es un objeto minúsculo y
denso (una estrella de neutrones o agujero negro), rodeado por una creciente nube de gas muy caliente.

Los elementos creados dentro de la súper gigante (como oxígeno, carbono y hierro) se dispersan por el
espacio. Este polvo espacial termina dando origen a otras estrellas y planetas.
Gigantes y enanos
Los planetas gigantes
Los planetas gigantes gaseosos están compuestos mayoritariamente de fluidos. La mayoría de su masa
es en forma de gas, o gas comprimido en estado líquido. Sin embargo, se cree que estos planetas pueden
tener un núcleo rocoso o metálico.
Los gigantes gaseosos carecen de una superficie definida. Es por eso que siempre que nos referimos a su
diámetro o volumen lo hacemos respecto a la capa exterior vista desde fuera. Los cuatro gigantes
gaseosos y por orden de proximidad al Sol son: Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Estos planetas también
son conocidos como “planetas jovianos” debido a su apariencia con Júpiter en tamaño y características.
Urano y Neptuno han sido clasificados en un subgrupo de los gigantes gaseosos, los gigantes helados,
porque su estructura está formada básicamente de hielo, roca y gas. Además, tienen una proporción de
hidrógeno y helio mucho más baja que Júpiter y Saturno debido a su mayor distancia al Sol.
Si bien es cierto que los gigantes gaseosos más conocidos son los cuatro planetas que forman parte de
nuestro Sistema Solar, se han descubierto muchos otros gigantes gaseosos en otros sistemas planetarios.
Las condiciones de que un planeta sea considerado un gigante gaseoso son que esté compuesto
básicamente de hidrógeno y metano en lugar de mostrar una superficie rocosa como ocurre en los
planetas terrestres

•Júpiter es el gigante gaseoso más próximo al Sol, y es el quinto planeta del Sistema Solar. Es el planeta
más grande del Sistema Solar. Su periodo orbital en torno al Sol es de casi 12 años terrestres, y su
periodo de rotación es de 9 horas y 55 minutos. Júpiter posee 67 satélites naturales.

•Saturno es el sexto planeta de nuestro sistema planetario y es conocido por sus enormes anillos. Tarda
poco más de 29 años terrestres en completar una vuelta al Sol, y su periodo de rotación es de 10 horas y
40 minutos. Saturno tiene un total de 62 satélites

•Urano es el séptimo planeta del Sistema Solar. Tarda casi 84 años terrestres en recorrer su órbita
alrededor del Sol y su periodo de rotación es de 17 horas y 18 minutos. Su atmósfera planetaria es la más
fría del Sistema Solar, llegando a -224 ºC, y posee 27 satélites naturales.

•Neptuno es el último planeta de los gigantes gaseosos, pero también del Sistema Solar. El resto de
planetas más lejanos son conocidos como objetos transneptunianos (TNO). Neptuno completa su órbita
cada 164 años aproximadamente, y su periodo de rotación es de 16 horas y 17 minutos. Es el planeta en
el que hay los vientos más fuertes de nuestro sistema planetario. Además, posee un total de 13 satélites
naturales.
Los planetas enanos

Los planetas enanos son aquellos cuerpos celestes del Sistema Solar que no han limpiado la vecindad
de su órbita y tienen la masa suficiente para que su propia gravedad haya superado la fuerza de cuerpo
rígido. No son satélites de otros planetas y orbitan alrededor del Sol como cualquier otro planeta.

Los cinco planetas enanos de nuestro sistema planetario y por orden de proximidad al Sol son Ceres,
Plutón, Haumea, Makemake y Eris. Ceres es el único planeta enano del Cinturón de asteroides. Los otros
cuatro planetas enanos se encuentran más allá de la órbita de Neptuno, excepto cuando la órbita de
Plutón se cruza con ésta, y son conocidos como objetos transneptunianos

Descripción de los cinco planetas enanos

Ceres se encuentra en el cinturón de asteroides, entre las órbitas de Marte y Júpiter, y es el planeta enano
más pequeño del Sistema Solar. Tiene un diámetro de 960 x 932 km y recorre su órbita alrededor del Sol
cada 4,6 años terrestres.

Plutón es el segundo planeta enano y fue renombrado como (134340) Plutón. Su órbita se encuentra más
allá de la de Neptuno, aunque atraviesa el plano orbital de los gigantes gaseosos y se introduce en la
órbita de Neptuno. Su periodo orbital es de 248 años terrestres, su diámetro es de 2.390 km, y posee cinco
satélites naturales: Caronte, Nix, Hidra, P4 y P5.

Haumea es el tercer planeta enano y su nombre oficial es (136108) Haumea. Su periodo orbital es de
285,4 años terrestres y su diámetro es de unos 1.400 km. Haumea se encuentra en el Cinturón de Kuiper y
posee dos satélites naturales: Haumea I (Hi’iaka) y Haumea II (Namaka).

Makemake es uno de los dos objetos más grandes del cinturón de Kuiper. Su nombre oficial es (136472)
Makemake y no tiene satélites conocidos. Makemake posee un diámetro de 1.300-1.900 km y da una
vuelta alrededor del Sol cada 309,88 años.

Eris, de nombre oficial (136199) Eris, es el último planeta enano y es el más masivo de todos ellos. Se
encuentra en el disco disperso del Cinturón de Kuiper y su periodo orbital es de unos 557 años terrestres
aproximadamente. Eris, con un diámetro de 2.326 km, posee un satélite natural conocido como Disnomia.
La evolución estelar
Las estrellas surgen a partir de inmensas nubes de gas interestelar, que se va agrupando como
consecuencia de la atracción gravitatoria entre sus partículas. Con el transcurrir del tiempo, la masa se
concentra y se calienta, hasta el momento en se inicia una reacción nuclear transformando hidrógeno en
helio.

Las estrellas queman su combustible durante millones de años convirtiendo al hidrógeno y al helio en
elementos más pesados, y dependiendo de la cantidad de masa que la conforme y su composición
química, puede tomar uno de varios caminos evolutivos, los más interesantes para el propósito de estos
contenidos, son los que vamos a describir a continuación:

 las estrellas poco masivas (un ejemplo, nuestro Sol) se expanden hasta convertirse en gigantes
rojas, luego de expulsar sus capas exteriores, se enfrian hasta convertirse en enanas blancas,

 las estrellas más masivas, expulsan violentamente sus capas exteriores formando una supernova,
sobreviviendo unícamente el núcleo de la estrella, en forma de una estrella de neutrones,

 para estrellas de 15 masas solares o más, el núcleo se convierte en un agujero negro.

En el contexto de este curso es de relevancia tener información sobre estrellas poco convenciales, por
cuando el límite entre planeta y otros cuerpos celestes no solamente es difusa cuando los planetas
comienzan a tomar pequeñas dimensiones, sino también cuando cuerpos de caraterísticas estelares se
reducen de tamaño y comienzan a acercarse a las dimensiones de un gigante gaseoso.
La expansión cosmológica
Cuando se ve el universo en grande, surge una nueva característica dramática, que no está presente en
las escalas pequeñas, a saber, la expansión cosmológica. En escalas cosmológicas, las galaxias (o, al
menos, los cúmulos de galaxias) parecen alejarse unas de otras con la velocidad aparente de la recesión
siendo linealmente proporcional a la distancia del objeto. Esta relación se conoce como la ley de Hubble
(después de su descubridor, el astrónomo estadounidense Edwin Powell Hubble). Interpretada de la
manera más simple, la ley de Hubble implica que hace 13.800 millones de años toda la materia del
universo estaba muy compacta en un estado increíblemente denso y que todo explotó en un "big bang", la
firma de la explosión fue escrita eventualmente en las galaxias de estrellas que se formaron a partir de los
desechos en expansión de la materia.

Un fuerte apoyo científico para esta interpretación del origen del big bang del universo proviene de la
detección por radiotelescopios de un fondo estable y uniforme de radiación de microondas. Se cree que el
fondo de microondas cósmico es un resto fantasmal de la feroz luz de la bola de fuego primigenia reducida
por la expansión cósmica a la sombra de su antiguo esplendor, pero que todavía impregna todos los
rincones del universo conocido.

La interpretación simple (y más común) de la ley de Hubble como una recesión de las galaxias en el
tiempo a través del espacio, sin embargo, contiene una noción engañosa. En cierto sentido, como se hará
más preciso más adelante en el artículo, la expansión del universo representa no tanto un movimiento
fundamental de las galaxias en un marco de tiempo absoluto y espacio absoluto, sino una expansión del
tiempo y el espacio. En escalas cosmológicas, el uso de tiempos de viaje ligero para medir distancias
adquiere un significado especial porque las longitudes se vuelven tan vastas que incluso la luz, viajando a
la velocidad más rápida alcanzable por cualquier entidad física, toma una fracción significativa de la edad
del universo ( 13.8 mil millones de años) para viajar de un objeto a un observador. Por lo tanto, cuando los
astrónomos miden objetos a distancias cosmológicas del grupo local, están viendo los objetos tal como
existieron durante un tiempo en el que el universo era mucho más joven de lo que es hoy. Bajo estas
circunstancias, Albert Einstein enseñó en su teoría de la relatividad general que el campo gravitacional de
todo en el universo deforma el espacio y el tiempo, y requiere una reevaluación muy cuidadosa de
cantidades cuya naturaleza aparentemente elemental normalmente se da por sentada.
Interpretación de la Ley de Hubble
En 1927 el astrónomo Edwin Hubble presentó su famosa ley, que dice que todas las galaxias se alejan
de nosotros a una velocidad proporcional a su distancia. Este hecho supuso una revolución en la
astrofísica del momento que creía que el Universo era estático. Surge entonces la duda: ¿qué nos hace
tan especiales como para que todo parezca alejarse de nosotros? La respuesta es más sencilla de lo que
puede parecer y además es un forma muy cómoda de llegar a conclusiones que hoy día damos por
sentadas.

La mejor explicación a este fenómeno es imaginar que en algún momento hubo algo parecido a una
explosión fruto de la cual todo en el Universo se aleja de todo. El único motivo por el que parecemos
especiales, es que somos nuestro punto de referencia; si miráramos desde cualquier otra galaxia,
veríamos lo mismo. Además, si invertimos el sentido del tiempo, todo estaría cada vez más y más junto
hasta un momento en el que todo el Universo estaría contenido en un punto: la singularidad del Big
Bang.

Pero, muchos se preguntarán por qué cuánto más lejos están, más rápido se alejan. Esto es sencillo
de entender si lo pensamos despacio. Primero vamos a entender bien por qué todo parece huir de
nosotros. Imaginemos un globo a medio hinchar, eso es el Universo un cierto tiempo después del Big
Bang. Nosotros, por ser nuestro propio punto de referencia, nos encontramos en el centro de dicho globo.
Si seguimos inflando el globo, lo que equivale al paso del tiempo, veremos que todos los puntos del
globo se alejan de nosotros, sin excepción, tal y como dicta la ley de Hubble.

Si ahora nos fijamos en cada una de las galaxias sobre la superficie del globo, veremos que cada una
de ellas se aleja de las vecinas, como indica la ley de Hubble. Sin embargo, con esta imagen del globo no
es tan fácil ver la segunda implicación de esta ley de Hubble, el hecho de que cuanto más lejos está una
galaxia más rápido se aleja de nosotros. Para visualizar esto lo mejor es pensar en una línea recta.
Nosotros estaremos en un extremo y pondremos dos galaxias una de ellas a una distancia de 1 (las
unidades no importan aquí, solo es un esquema) y otra a una distancia de 2. Es importante recordar que
la ley de Hubble se cumple igual para todas las galaxias.

¿Por qué se alejan más rápido las galaxias más lejanas?

Entonces “dejamos pasar” un cierto tiempo de forma que la primera galaxia se aleja de nosotros 1
unidad de medida. Desde el punto de vista de esa galaxia somos nosotros los que nos hemos alejado 1
unidad. Para que la ley de Hubble se siga cumpliendo para esta galaxia, la segunda galaxia deberá
alejarse de la primera también 1 unidad, puesto que estaba a la misma distancia que nosotros. Como
consecuencia, la segunda galaxia está a 2 unidades de la primera ahora que ha pasado un tiempo
determinado, pongamos un año.

Si miramos cómo queda el panorama ahora veremos que la primera galaxia está a 2 unidades de nosotros
por lo que se ha movido a 2unidades / año (suponiendo que dejamos pasar un año. La segunda galaxia
sin embargo, se encuentra a 2 + 2 = 4 unidades por lo que se ha movido a 4unidades/año. Es decir,
como estaba al doble de distancia que la primera galaxia, se ha movido al doble de la velocidad.
Acabamos de entender de forma sencilla uno de los resultados más importantesde la ley de hubble y
de la astrofísica del siglo XX
Mirar a lo lejos es mirar el pasado
La investigación del universo se basa en una colección de noticias que, procedentes de distintos lugares y
momentos, llegan aquí y ahora, traídas por fotones (se llaman así los “cuántos” de luz, los “paquetitos” de
luz). Los fotones son muy rápidos, son lo más rápido que existe, pero no son infinitamente rápidos. Por
tanto necesitan tiempo para llegar desde su origen hasta nosotros. Esto quiere decir que las noticias con
las que construimos el universo no siempre son noticias frescas: cuánto más lejana es la fuente, más
antiguas son las noticias recibidas ahora de ella.

Los fotones que llegan aquí ahora informan de cómo era la fuente en el momento de su emisión y de eso
puede hacer hasta miles de millones de años, tan lejos hemos llegado a ver. Por eso los astrofísicos y los
cosmólogos dicen que “mirar lejos es mirar al pasado”.

La tabla anterior da los tiempos que tarda la luz en llegar hasta nosotros desde distintos objetos celestes.
Así, vemos el Sol como era hace 8’33 minutos; la imagen de Sirio que vemos es la de hace 8’6 años; al
mirar a Andrómeda vemos una imagen de hace dos millones y medio de años; las galaxias lejanas
detectadas por Gran Telescopio de Canarias se ven como eran hace doce mil millones de años.

Esto puede ser desconcertante al principio y puede parecer un problema. Sin embargo es, más bien, una
ventaja porque al observar el universo no sólo se está mirando a distintos sitios sino a distintos tiempos. La
“tardanza” de los fotones nos permite ver el universo en distintas épocas. Los fotones que llegan de
objetos cercanos nos informan del universo tal como es ahora; los que llegan de un poco más lejos nos
cuentan del universo en un pasado próximo; y cuanto más lejana es la fuente más antigua es la imagen
del universo que se proyecta ante nosotros aquí, ahora, sin movernos del sillón.

El conjunto de observaciones relativas a objetos situados a la misma distancia es un corte, una “fotografía”
del universo correspondiente a una época de su existencia. Como el universo ha ido cambiando con el
tiempo, la observación astrofísica proporciona un álbum de imágenes de su historia.

Extrapolando esto, si observamos una estrella que se encuentra a un millón de años luz, estamos viendo
cómo era el universo hace un millón de años!! De ahí viene el interés de los astrónomos por mirar tan
lejos. De cara sobre todo a investigar el origen del universo y cómo fueron sus primeros pasos, esta
técnica se hace muy necesaria.
Los resultados del COBE
El COBE (Cosmic Background Explorer) empezó su misión espacial el 18 de noviembre de 1989 y fue el
primer satélite construido especialmente para estudios de precisión que pudieran confirmar los postulados
de la teoría del Big Bang.

Su objetivo ha sido investigar la radiación cósmica del universo y ampliar nuestra comprensión del
cosmos. Los resultados obtenidos por sus instrumentos, mostraron una coincidencia perfecta entre la
curva de cuerpo negro predicha por la teoría del Big Bang y la observada en el fondo de microondas.

El COBE fue lanzado a una órbita circular alrededor de la Tierra ubicada a 900 km de altitud y con una
inclinación de 99º que satisfacía todos los requisitos establecidos durante el estudio del proyecto. Esta
altitud fue calculada para evitar la radiación de la Tierra y la carga de partículas en los cinturones de
radiación de la Tierra a altas alturas.
La órbita combinada con el eje de rotación hizo posible mantener la Tierra y el Sol continuamente por
debajo del plano de la coraza, permitiendo un completo barrido del cielo cada seis meses.

El COBE también detectó 10 nuevas galaxias que emitían en el infrarrojo lejano, así como nueve otros
candidatos en el débil infrarrojo lejano que pueden ser galaxias espirales.

Además algunos de los datos obtenidos pudieron conducir a estudios acerca del polvo interestelar y
determinar que provenía de asteroides o partículas de cometas.

Otra importante contribución del COBE ha sido un modelo del borde del disco galáctico visto desde
nuestra posición.
Además, hay numerosas preguntas cosmológicas sin respuesta en los resultados del COBE:
Una medida directa de la luz de fondo extragaláctica puede proporcionar importantes restricciones en la
historia cosmológica integrada de la formación de las estrellas, la producción de metal y polvo y la
conversión de la luz estelar en emisiones infrarrojas del polvo.
También hay implicaciones significativas sobre la formación de estrellas. Las observaciones del COBE
proporcionan importantes restricciones sobre la tasa de formación de estrellas.
Abundancia cósmica de deuterio, helio y litio
Según la teoría del Big Bang el Universo se expandió rápidamente desde un estado de densidad y
temperatura muy altas dominado por radiación. Esta teoría ha sido corroborada una y otra vez: el
descubrimiento de la radiación del fondo cósmico de microondas y las observaciones de las estructuras a
gran escala del Universo apoyan muy bien la teoría del Big Bang, por ejemplo. Pero aún persiste un punto
conflictivo molesto: la abundancia del litio.

Según la teoría de la nucleosíntesis en el Big Bang, la nucleosíntesis primordial tuvo lugar durante la
primera media hora de existencia del Universo. Esto produjo la mayor parte del helio del Universo, y
cantidades pequeñas de otros núcleos más ligeros, incluyendo el deuterio y el litio. Pero aunque las
predicciones encajan con las abundancias de deuterio y litio observadas, la teoría de la nucleosíntesis
predice que la abundancia de litio tendría que ser tres veces mayor. Esta inconsistencia es conocida como
el “problema del litio cosmológico” y los intentos de solucionarla con astrofísica convencional y física
nuclear de las últimas décadas no han tenido éxito.

Ahora un equipo de investigadores dirigido por Suqing Hou (Academia China de Ciencias) propone una
solución elegante para este problema. Han cuestionado una hipótesis clave de la teoría de nucleosíntesis
del Big Bang: que los núcleos involucrados en los procesos se hallan en equilibrio y sus velocidades, que
determinan la velocidad de las reacciones termonucleares, siguen la distribución clásica de Maxwell-
Boltzmann.

Hou y sus colaboradores proponen que los núcleos de litio no obedecen a la distribución clásica en el
plasma caliente, complejo y en rápida expansión del Big Bang, sino que siguen una versión ligeramente
modificada. Utilizando las distribuciones de velocidad modificadas, estos investigadores predicen con éxito
las abundancias primordiales observadas de deuterio, helio y litio simultáneamente. Si esta solución es
correcta, el Big Bang se halla un paso más cerca de describir por completo la formación de nuestro
Universo.
Complejo astronómico El Leoncito
El Complejo Astronómico El Leoncito (CAsLeo) se localiza en el departamento de Calingasta, provincia
de San Juan, a unos 40 kilómetros de la localidad de Barreal, dentro del Parque Nacional El Leoncito. Fue
formalmente creado en mayo de 1983, siendo su instrumento principal el telescopio reflector de 215
centímetros de diámetro que lleva el nombre del precursor de la idea del CAsLeo, Jorge Sahade. El
telescopio fue aportado por la Universidad Nacional de La Plata, siendo inaugurado el 12 de septiembre
de 1986.

El emplazamiento del telescopio se encuentra a 2552 metros de altura sobre el nivel del mar, con la
cadena montañosa del Tontal hacia el norte, la que separa el complejo de la ciudad de San Juan. Nuestro
recorrido nos llevó desde la ciudad de San Juan hacia el norte por la Ruta 40 y luego hacia el sur, pasando
por Calingasta y Barreal. Los paisajes naturales que enmarcan el trayecto son de gran belleza, con
formaciones geológicas muy variadas donde resaltan sus diferentes colores, en ocasiones contrastados
por verdes valles, con las altas cumbres de la Cordillera de los Andes como un impresionante fondo
ocasional.

Dentro del mismo complejo se encuentra el Telescopio Solar Submilimétrico(SST), un radiotelescopio


instalado en El Leoncito gracias a un acuerdo con el Centro Radioastronómico y Astrofísico de Mackenzie
en Sao Pablo (CRAAM), la Universidad de Campiñas (Brasil), el CAsLeo y el Instituto de Astronomía y
Física del Espacio (IAFE, Argentina). Su objetivo principal es el de realizar observaciones en frecuencias
de 200 y 400 Ghz de los eventos que se producen en la superficie del Sol.

En el cerro Burek, vecino al complejo, y mediante un acuerdo con el observatorio David Dunlap de la
Universidad de Toronto, el telescopio Helen Sawyer Hogg (HSH) de 60 centímetros de diámetro se
encuentra dedicado a la fotometría y espectroscopía. Su cúpula es bien visible desde las cercanías de la
cúpula principal del CAsLeo.

Este observatorio es una institución que brinda importantes servicios a la comunidad científica a efectos de
que los astrónomos puedan llevar a cabo sus programas de observación. En este sentido, sus principales
funciones son la operación, el mantenimiento, y el desarrollo de instrumental astronómico, proveyendo
además apoyo técnico, administrativo y de infraestructura a los científicos autorizados a hacer uso del
servicio. Las propuestas presentadas por los astrónomos argentinos y extranjeros son evaluadas por un
Comité Científico, que decide la adjudicación del tiempo de observación.

Astrónomos de todo el mundo lo visitan para hacer observaciones e investigaciones. El lugar de


emplazamiento fue elegido particularmente por la limpidez de su cielo y el clima favorable, que permiten un
promedio anual de 270 noches de observación.
El origen de la vida y del Sistema Solar
¿Cómo empezó la vida? Una respuesta clara y rotunda no la hay, porque cuando empezó la vida no había
nadie allí que sirviese de testigo. Pero se pueden hacer análisis lógicos del problema.

Los astrónomos han llegado a ciertas conclusiones acerca de la composición general del universo. Han
encontrado, por ejemplo, que un 90% de él es hidrógeno y un 9% helio. El otro 1% está constituido
principalmente por oxígeno, nitrógeno, neón, argón, carbono, azufre, silicio y hierro.

Partiendo de ahí y sabiendo de qué manera es probable que se combinen tales elementos, es lógico
concluir que la Tierra tenía al principio una atmósfera muy rica en ciertos compuestos de hidrógeno: vapor
de agua, amoníaco, metano, sulfuro de hidrógeno, cianuro de hidrógeno, etc. Y también habría un océano
de agua líquida con gases atmosféricos disueltos en ella.

Para que se iniciase la vida en un mundo como éste es preciso que las moléculas elementales que
existían, al principio se combinaran entre sí para formar moléculas complejas. En general, la construcción
de moléculas complicadas de muchos átomos a base de moléculas elementales de pocos átomos requiere
un aporte de energía. La luz del Sol (sobre todo su contenido ultravioleta), al incidir sobre el océano, podía
suministrar la energía necesaria para obligar a las moléculas pequeñas a formar otras mayores.

Pero ¿cuáles eran esas moléculas mayores?

El químico americano Stanley L. Miller decidió en 1952 averiguarlo. Preparó una mezcla de sustancias
parecida a la que, según se cree, existió en la primitiva atmósfera terrestre, y se cercioró de que era
completamente estéril. Luego la expuso durante varias semanas a una descarga eléctrica que servía como
fuente de energía. Al final comprobó que la mezcla contenía moléculas algo más complicadas que
aquéllas con las que había comenzado. Todas ellas eran moléculas del tipo que se encuentran en los
tejidos vivos y entre ellas había algunos de los aminoácidos que son los bloques fundamentales de unos
importantes compuestos: las proteínas.

Desde 1952 ha habido muchos investigadores, de diversos países, que han repetido el experimento,
añadiendo detalles y refinamientos. Han construido diversas moléculas por métodos muy distintos y las
han utilizado luego como punto de partida de otras construcciones.

Se ha comprobado que las sustancias así formadas apuntan directamente hacia las complejas sustancias
de la vida: las proteínas y los ácidos nucleicos. No se ha hallado ninguna sustancia que difiera
radicalmente de las que son características de los tejidos vivos.

Aún no se ha conseguido nada que ni por un máximo esfuerzo de imaginación pudiera llamarse viviente,
pero hay que tener en cuenta que los científicos están trabajando con unos cuantos decilitros de líquido,
durante unas cuantas semanas cada vez. En los orígenes de la Tierra, lo que estaba expuesto al Sol era
un océano entero de líquido durante miles de millones de años.

Bajo el azote de la luz solar, las moléculas del océano fueron haciéndose cada vez más complejas, hasta
que en último término surgió una que era capaz de inducir la organización de moléculas elementales en
otra molécula igual que ella. Con ello comenzó y continuó la vida, evolucionando gradualmente hasta el
presente. Las formas primitivas de «vida» tuvieron que ser mucho menos complejas que las formas más
simples de vida en la actualidad, pero de todos modos ya eran bastante complejas. Hoy día los científicos
tratan de averiguar cómo se formó esa singular molécula que acabamos, de mencionar.

Parece bastante seguro que la vida se desarrolló, no como un milagro, sino debido a la combinación de
moléculas según una trayectoria de mínima resistencia. Dadas las condiciones de la Tierra primitiva, la
vida no tuvo más remedio que formarse, igual que el hierro no tiene por menos que oxidarse en el aire
húmedo. Cualquier otro planeta que se parezca física y químicamente a la Tierra desarrollaría
inevitablemente vida, aunque no necesariamente inteligente o como la que conocemos.
El Sol y la vida

Uno de los pocos puntos sobre el cual los científicos actuales están de acuerdo con los de la antiguedad
es que el Sol es la fuente de toda forma de vida sobre la Tierra. El continúo fluir de energía radiante que
baña la superficie de nuestro planeta, y que proviene de aquél auténtico infierno termonuclear que es el
Sol, ha permitido a la vida desarrollarse y prosperar.

Los estudios más precisos sobre el Sol han revelado que nuestro astro rey no posee zonas
verdaderamente sólidas. Aparece como una enorme bola de gas, en cuyo centro la presión gravitacional
es tan alta como para hacer que el gas se convierta en semisólido.

La región del Sol más externa y extensa que se conoce es la corona, compuesta de vapores, filamentos y
rayos de luz blanca. El gas que la alimenta está a unos dos millones de grados centígrados y,
precisamente a causa de estas altísimas temperaturas, el gas ionizado de la corona (llamado plasma), es
impulsado desde la superficie del Sol hacia el espacio. Estas partículas de la corona solar constituyen el
viento solar, que llega hasta la Tierra.

Existen muchas relaciones entre los fenómenos solares y la vida sobre la Tierra. Una relación evidente es
la que hay entre actividad solar y crecimiento de las plantas. El espesor de los anillos de los árboles es
mayor durante la época de máxima actividad del Sol.

Uno de los fenómenos básicos en la evolución de los seres vivos sobre nuestro planeta es la fotosíntesis,
proceso en virtud del cual los organismos con clorofila, como las plantas verdes, las algas y algunas
bacterias, capturan energía en forma de luz y la transforman en energía química. Prácticamente toda la
energía que consume la vida de la biosfera terrestre procede de la fotosíntesis y, sin el Sol, esta sería
imposible.

Incluso se especula que la historia de la humanidad puede estar influenciada por ella. En 1789, el año de
la Revolución Francesa, se tuvo el máximo de actividad solar. Tal vez fue sólo un caso, porque otros
acontecimientos históricos importantes se produjeron en períodos de baja actividad.

Las interrogantes aún existentes sobre nuestra estrella son muchas. La primera entre todas es la relativa a
su vida: ¿por cuánto tiempo continuará el Sol proporcionando a la Tierra la energía vital? El proceso vital
del Sol es el mismo que proporciona la energía para una bomba H y el propio Sol es comparable a la
explosión controlada de millones y millones de bombas de hidrógeno que estallan ininterrumpidamente.
Sólo puede decirse una cosa: cuando este ciclo se interrumpa y el Sol se apague, habrán transcurrido
miles de millones de años.
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