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UNIVERSIDAD DEL TOLIMA

Maestría en Territorio, Conflicto y Cultura

Módulo Teorías del Territorio

OSCAR JAVIER PULIDO MAHECHA

TJURUNDA1
TERRITORIO, IDENTIDAD Y RESISTENCIA

La lucha de la transformación social debe estar fuertemente alimentada por la


búsqueda y emergencia de nuevas identidades sociales colectivas, basadas en
verdaderas relaciones humanas y democráticas arraigadas principalmente en
nuestro territorio. En este ensayo pretendo destacar una afirmación concreta “La
identidad no se puede definir sin un “lugar” desde donde se genere”.
Considero que la búsqueda de una identidad colectiva más pertinente está
principalmente fundamentada en la relación de los sujetos con el “lugar” donde
habitan. Desde esta perspectiva la definición o emergencia de identidades sociales
debe estar fuertemente vinculada a la generación de una territorialidad más
pertinente para nuestro siglo y sobre todo para nuestra región. Este ensayo es un
pretexto para reflexionar sobre tres aspectos que considero fundamentales sobre
los que hemos construido nuestro proceso identitario, es una oportunidad para

1
En la religión nativa australiana, un objeto ritual que es la representación o manifestación de un ser mítico. Son símbolos de
comunicación entre los humanos y el Tiempo de Ensueño. La mayoría de los tjurungas se usan en rituales masculinos secretos y
sagrados, aunque algunos pequeños objetos figuran en los rituales femeninos y otros más pequeños aún, en la magia amorosa
masculina. En su iniciación, un adolescente es presentado a los rituales y tjurungas de su grupo de origen. Posteriormente recibe su
propio tjurunga, con el cual establece un apego personal. Cuando una persona muere, a veces se entierra con el tjurunga.
repensar nuestros conocimientos, acciones pero sobre todo nuestra forma de
representar y actuar en el contexto físico y el lugar de la significaciones mentales.
Estamos atravesando un momento privilegiado para hacer innovaciones y
transformaciones en el actuar cotidiano, ha llegado el tiempo para volver a tomar
las riendas de una identidad más pertinente. La tarea que atañe el destino efímero
de la existencia ahora se trata de SENSIBILIZAR, una tarea oculta bajo la agenda
educativa en un tiempo de crisis social, económica, política, ambiental, ética y moral.
Sensibilizar las nuevas generaciones significa una obligación que va, significa
romper la barrera de la contención y la tensión de los escenarios territoriales para
trascender en la dinámica del SER; implica volver sensibles a los insensibles de una
humanidad civilizada, hoy nos preparamos para la desilusión, la frustración, el
desencantamiento, la incertidumbre; para la destrucción de todo aquello que
considerábamos bueno, correcto, recto, estético, ético, sagrado, normal, infinito,
medible, cuantificable, controlable, perfecto e incluso natural. Debemos aportar a la
emergencia de una nueva posibilidad: una sociedad más crítica, propositiva, activa,
LIBRE y DIGNA, pero sobre todo una generación que no se pueda COMPRAR y
mucho menos VENDER. Pero comprender y entender esta dimensión esta
directamente implícita en la búsqueda por definir un interés que a todos nos
domina y conduce, nuestra identidad y nuestra territorialidad, este ensayo estará
divido en tres momentos-reflexiones, en primero trataré de plantear la posibilidad
de la configuración del espacio/lugar a partir de las nuevas dinámicas sociales, en
el segundo reflexionaré sobre el aspecto de la identidad y su relación con el territorio
y en el tercero expresaré una dinámica para observar las nuevas configuraciones
sociales desde la Resistencia.

Primer Momento: La búsqueda de un nuevo lugar

“Señor: veras hasta cuando estas destrucciones, rescata mi alma, mi vida de estos
leones porque en boca de ellos no hay sinceridad, sepulcro abierto es su garganta y
sus entrañas son maldad, agravio magina su lengua, cual navaja afilada hace daño, con
mal hablar desonzan, con sus dientes solo engañan, asechan sin motivo al inocente,
querrán tragarme vivo en tierra declarándome guerra, mi piel, mi carne, se pegarán a
mis huesos y escaparán solo con la piel de mis dientes ilesos, hijos de viuda que no
tienen corazón , hombres sin nombre, con tu mas generación, por eso estoy debilitado
y molido en gran manera y no a causa de mi conmoción, porqué escondes tu fiel rostro
y te olvidas de mi aflicción, saca mi alma de guerra y mi corazón de prisión”2

A través de la historia de la humanidad se ha hablado de un “lugar” más allá, una


dimensión desconocida inexplicable donde todo será perfecto, muchos le han hasta
colocado un nombre, como el famoso paraíso, el edén. Quizás un mundo
maravilloso donde todo será perfecto, donde olvidaremos los sinsabores de esta
vida llena de bretes, de necesidades insatisfechas, de sueños frustrados, todas
estas melancolías de los ires y venires, en un mundo feroz, que poco o nada tiene
en similitud con esa otra dimensión irreal y magnificente, que nuestras aturdidas
mentes buscan como la ultima redención, la emancipación del alma, la
reivindicación del hombre hacia el mismo hombre, la justificación del sufrimiento
físico en un escape especulativo.

La humanidad en su actuar deleznable, ha generado unas nefastas condiciones


para sí misma, ha forjado un mundo inundado de tortuosas experiencias, que nos
obliga inventar un lugar mejor, es la idea de alimentar la esperanza, resarcir nuestra
existencia con la creencia en un mañana mejor, argumentar nuestro sufrimiento en
la consecución de un estado de éxtasis, la mística de nuestra existencia. Algunos la
buscan en vida, escapando de su propia responsabilidad de actuar buscando una
salida inmediata que desdibuje su misma realidad, encuentran en vicios su efugio,
otros viven con la esperanza de obtenerla, de ganar un lugar, un cupo en ese
Olimpo, al que somos merecedores después de una vida llena de tragedias, e
incluso son condescendientes con la idea de la proporción, es decir el sufrimiento
y el sacrificio es el medio para el encuentro de la felicidad, y se atreven a profesar
religiosamente que la felicidad en este “otro lugar” será proporcional al sufrimiento
en esta vida, o que esta es el resultado de otra, y que nos merecemos nuestra

2
Fragmento de la canción; JESÚS EL CRISTO, Gotas de Rap, Álbum: Revolución Contra El Muro.
realidad, son innumerables las explicaciones que les damos a las realidades que
simplemente no comprendemos.

La pregunta más allá si existe o no este lugar es qué pasaría si el mundo se


convierte en un mejor escenario para la existencia del hombre, si en algún momento
de conciencia fraterna, este mundo se reconcilia con si mismo y se trasforma en un
digno espacio del desarrollo humano. Cuando termine la necesidad de inventar algo
mejor que trascienda la realidad, por el simple hecho de la vivencia en si misma,
entonces ¿el hombre justificaría ya no el paraíso sino su antagónico para justificar
su desarrollo o su actual estado? En definitiva el hombre, es el único ser de la
naturaleza que necesita justificar su existencia, de forma tal, que llega a crear
escenarios que explican lo que realmente es el resultado o la consecuencia de sus
propios actos.

El Lugar es asumido en esta postura como la producción generada vivida de y


desde una locación particular , a la vez que el territorio puede ser visto como una
apropiación de los lugares. No podemos interpretar en territorio como una mera
delimitación físico espacial sino u proceso social dinámico y cambiante, producto
de múltiples interacciones. El lugar entonces puede ser visto como una
producción simbólica del ser, donde confluyen diferentes estadios de
significaciones humanas y se reconfiguran en la contrastación de las relaciones
sociales. El territorio es un espacio donde se expresan diferentes intereses,
desde esta perspectiva el territorio siempre estará confrontado por diferentes
modos de hacer, pensar y vivir. Por ello es que el territorio no es homogéneo,
está constituido por diferentes heterotopías, es un espacio de utopías, de
posibilidades de construir otras cosas.

Esta característica dinámica del territorio nos permite ubicar un escenario potencial
de ubicación de las posibilidades alternas a la dominación hegemónica que busca
siempre distinguir e imponer una sola dinámica cultural. Desde esta dimensión,
los nuevos sujetos sociales urbano/rurales (en el caso de Fusagasugá) se están
construyendo en territorios y lugares propios en un enfoque desigual. La búsqueda
de la territorialización de lugares es una característica de los movimientos sociales,
l que significa la emergencia de nuevos sujetos sociales que de alguna u otra
manera están desafiando las dinámicas globales. En estos territorios, sujetos de
investigación y observación se están configurando nuevas espacialidades
moldeadas por la rebeldía y la resistencia.

Segundo Momento: IDENTIDAD

En un mundo que se define bajo las construcciones contemporáneas en el marco


de la “modernidad”, principalmente convencido de las ideas de desarrollo,
mercado y globalización, donde ésta última (globalización) a diferencia de aquellos
que consideraban que se constituiría en un dispositivo de homogenización cultural,
ha afirmado con más ahincó el discurso sobre las ciudadanías particulares, la
cultura popular y las identidades locales, amparadas bajo el concepto principal del
multiculturalismo, claro ésta, esta afirmación de la integración de las “diferencia” y
la “diversidad” determinada por las dinámicas del mercado y el capitalismo.
Independiente de dicha perspectiva de afirmación cultural local funcional al
mercado, se debe rescatar que desde un enfoque positivo dicha dinámica ha
provocado que en la actualidad el debate sobre la cultura e identidades locales se
mantenga vigente y cada día sea más su incorporación en la discusión social y
política de nuestros contextos y territorios pertinentes. Hoy los municipios,
comunidades y territorios que quieran “incorporarse” en las dinámicas de
“desarrollo” tienen que verse involucrados necesariamente en una discusión sobre
sus identidades locales y por supuesto una discusión de tipo cultural.

la Discusión (o Dialogo) Cultural debe ir más allá de una retorica lingüística


intelectual adornada con hermosos eufemismos y aislada de la realidad; así mismo,
debe presentarse de manera honesta sobre la mesa y ser construida escuchando
todas las voces y no solo las voces provenientes del sistema capital, como gestores
de procesos de conocimiento somos dueños de nuestras palabras, es tiempo de
hablar en voz alta y de contar la verdadera historia o diferente, es tiempo de ser luz
en la oscuridad y de brindar un nuevo camino a una sociedad que se consume y se
asume pobre a sí misma, sumisa y dependiente. Debemos aportar a la emergencia
de una nueva posibilidad: una sociedad más crítica, propositiva, activa, LIBRE y
DIGNA, pero sobre todo una generación que no se pueda COMPRAR y mucho
menos VENDER, y esta postura nos obliga inminentemente a abordar una postura
crítica cultural que nos lleve a nuestra determinación identitaría. Indiscutiblemente
este papel debe hacernos entrar en una reflexión personal, y lo cultural debe ser
un pretexto para replantear nuestras prácticas, es una oportunidad para repensar y
replantear nuestros conocimientos, acciones pero sobre todo nuestra forma de
enseñar, transferir o reproducir lo aprendido, es un momento privilegiado para hacer
innovaciones y transformaciones en el actuar, ha llegado el tiempo para volver a
tomar las riendas de un proceso más pertinente. Ya no se trata de EDUCAR o
FORMAR, ahora se trata de SENSIBILIZAR, ésta es la tarea oculta bajo la agenda
de la Cultura en un tiempo de crisis social, económica, política, ambiental, ética y
moral. Sensibilizar significa romper la barrera de la contención y la tensión generada
por la diferencia para trascender en la dinámica del SER y ESTAR; implica volver
sensibles a los insensibles de una humanidad civilizada y mercantilizada, hoy nos
preparamos para la desilusión, la frustración, el desencantamiento, la incertidumbre;
para la destrucción de todo aquello que considerábamos bueno, correcto, recto,
estético, ético, sagrado, normal, infinito, medible, cuantificable, controlable, perfecto
e incluso natural. Debemos asumir la tarea que el contexto nos obliga y ello implica
una dinámica social más responsable y pertinente.

El problema de se define a groso modo se concentra en la IDENTIDAD. Proponer


la IDENTIDAD COLECTIVA cómo problema social, es algo simple de enunciar
pero complejo de justificar, teniendo en cuenta que dicho concepto es abordado
desde múltiples miradas e intensiones. De este aspecto se desprenden muchos
otros. ¿Qué entendemos por identidad? La identidad colectiva se conforma como
un universo simbólico compartido y dinámico de una sociedad que implican una
visión de sí misma como “nosotros”, es decir, una auto representación de “nosotros
mismos”, lo que conlleva a que la identidad se construye desde la dialógica
establecida por la diferencia, en espacios de espacios de tiempo determinados,
con lugares de enunciación propios y con intereses marcados. No podemos
comprender y introducirnos en una construcción identitaría sin comprender los
conceptos de proceso, discurso y poder.

Comprender la Identidad como proceso histórico nos conlleva a comprender


que las identidades se construyen dentro de un dialogo, y este obviamente
construido por sujetos y subjetividades donde el discurso, se establece cómo una
dinámica de imposición que construye y produce un sujeto social (biopolítica) donde
las claves o “registros” de dichas subjetividades van a estar fuertemente marcados
por el capital, el estado y la Ciencia, son tres escenarios desde donde se construye
y se asume el desarrollo de la identidad. El Discurso entendido aquí como la
construcción que desarrollan las personas desde sus propios roles sociales y como
un mecanismo y dispositivo de poder capaz de moldear y establecer instituciones3,
lo que introduciría una tensión social, donde entender la identidad es entender su
lugar de enunciación y contenido discursivo.

El tercer lugar es para el poder. Toda relación social se establece en una dinámica
de poder, y este intrínsecamente relacionado con la idea de sometimiento,
dominación y control, pero ¿qué se somete, domina o controla? En el juego social
de la construcción de la identidad colombiana lo que estamos viendo y sufriendo
es un sistema que va mas allá de una simple dominación de los cuerpos, el
discurso y se entromete o convence de un dominación del deseos.

Desde estas tres claves se puede abordar una reflexión más crítica sobre nuestra
identidad. Este debe ser la pregunta que oriente nuestra búsqueda, La discusión
sobre las IDENTIDADES sociales y su respectiva construcción, tiene que ver con
la construcción de los universos simbólicos y estos fuertemente dinamizados por

3
Par ampliar esta observación revisar el Orden del discurso de Michel Foucault.
la construcción de las percepciones sobre lo otro y los otros, en un contexto
histórico determinado (comprensión del territorio), en una dinámica discursiva
propia y están vinculadas a la construcción de los imaginarios y estos asociados a
la Imagen. Una representación de sí mismos como sujetos definibles y definidos
constituye el núcleo de lo que para una sociedad será aceptable e imaginable. Las
significaciones imaginarias sociales instituyen y crean un orden social a la vez que
son instituidas y creadas por este mismo orden. El concepto de “imaginario” destaca
la dimensión de indeterminación última de toda significación a fin de dejar un
espacio a la creatividad social. Las significaciones remite a “lo imaginario” como
fuente de lo nuevo, el mundo de las significaciones imaginarias de una sociedad es
instituido, es obra de la sociedad y fundado en lo imaginario. Una sociedad se
instituye instituyendo un mundo de significaciones. En ese sentido, las
significaciones imaginarias sociales, fundadas en “el imaginario social”, se
establecen como condiciones de posibilidad y representatividad y, por ello, de
existencia de la sociedad. Desde esta perspectiva la Imagen que tenemos de algo
es la proyección del imaginario, ahora bien, si podemos configurar una nueva forma
de “ver” tendríamos una oportunidad para transformar y alterar el estado imaginario
de lo que se “cree” y ello permitiría la emergencia de una nueva configuración social
o percepción sobre la realidad, que permitiría una redefinición de lo inimaginable
creando un escenario subjetivo para una nueva representación y posibilidad social.

No quiero establecer una discusión de nuestra identidad a partir de esquemas


estéticos, superficiales o coyunturales cómo se pretende abordar en las discusiones
de este tipo, donde el discurso de la identidad se refiere a aspectos de lo tradicional,
ancestral (indígena), no tampoco desmeritando dichos aspectos, sino que
considero que la emergencia de una verdadera discusión cultural debe estar
transversalizada por el entendimiento la cultura como un hecho histórico, la
comprensión del discurso dominante y la subjetividad del interés del otro. Tal vez
desde esta perspectiva podríamos abordar una discusión más crítica sobre el
HECHO CULTURAL, entendiendo crítica desde tres escenarios uno de denuncia,
otro de anunciamiento (propuesta) y sobre todo uno de acción. Debemos superar
esa construcción retorica de la que la academia suele alimentarse para trascender
a un plano más práctica y real.

Tercer Momento: Un Lugar desde donde Resistir

No Pretendo dar conclusiones pues esas nunca están, pero si pretendo dar pistas
hacia donde podemos caminar. Cuando me introduje en el estudio del Territorio y
llegaban a mi todos estos conocimientos, no puedo negar que siempre se
fortalecía un pensamiento en mi mente, - y esto ¿para qué nos sirve? -. En esa
búsqueda por responder la pregunta recordé una película que había observado
mucho tiempo atrás. Kamchatka, una producción hispano-argentina, estrenada en
2001, que se sitúa en los tiempos de la dictadura militar argentina y cuenta la historia
de una familia que decide esconderse en una finca, por miedo a ser parte de la lista
de personas “desaparecidas”. El punto de vista de la narración es el de Harry,
nombre falso del hijo mayor, de diez años, que interpreta lo que acontece
sirviéndose de paradigmas que le son familiares: la serie de televisión Los
invasores, la historia del mago y escapista Houdini, de quien toma el nombre, y un
juego de mesa llamado TEG o Plan táctico y estratégico de la guerra, uno de esos
juegos donde se invaden países a base de lanzar dados y diseñar buenos planes.
Mi invitación es a que todos observemos esta cinta, amanera de conclusión me
parece que la reflexión principal está en el final de la cinta cuando el personaje
expresa una frase contundente: “Kamchatka es el lugar donde resistir”. Porque
definitivamente no somos nada sin un lugar desde donde resistir.

En el DRAE, resistir significa, entre otras cosas: “oponerse un cuerpo o una fuerza
a la acción de otro; repugnar, contradecir, contrariar; tolerar, sufrir; rechazar, repeler;
bregar, forcejear”. Así que tiene acepciones muy distintas, incluso contradictorias,
pues parece imposible rechazar y tolerar al mismo tiempo. Sin embargo pretendo
establecer una reflexión sobre cómo y qué resistimos, o a qué nos queremos resistir,
porque no es lo mismo resistir que resistirse.
Resulta relativamente fácil aceptar que hay que resistirse –en el sentido
de rechazar– a los abusos de poder, aunque sólo sea interiormente, si es que no se
puede hacer otra cosa, porque generan todo tipo de opresiones y vulneran, al
impedirla, la plena humanidad de quienes los padecen. Más difícil resulta definir el
poder, pero sin duda es algo que poseen quienes deciden, sea cual sea el ámbito
en el que toman sus decisiones. Toda/os hemos experimentado alguna vez el poder,
por insignificante que sea nuestro mundo, pues todos tenemos un espacio en el que
podemos decidir. El lugar / territorio aparece aquí como esa infinita posibilidad
desde donde podemos ser nosotros, pues al ser sujeto de nominación y significado,
el lugar se construye en un escenario de poder.

Esa impotencia que sentimos cuando observamos como estas dinámicas son
gobernadas por fuerzas hasta ocultas e invisibles, tanto nos angustia y nos
paraliza es, en realidad, el poder que necesitamos para cambiar el mundo y
nuestras realidades pertinentes, porque, “el poder no radica en la riqueza y la
autoridad, sino en no tener nada que perder”, porque entonces somos libres. El
sistema siempre nos ha puesto algo que perder, y eso hace que el mundo se
esclavice y sucumba ante los intereses de dichas fuerzas. Nunca he estado tan
desnudo como para no tener nada que perder. Estoy segura de que esa desnudez
es la condición de la verdadera libertad, la que no está limitada por ningún miedo,
ni teme a las consecuencias, porque en realidad ya se han producido. Sea como
sea, ser libre no es gratuito. Y no es que tengamos que desprendernos de nuestros
ropajes por el camino, es que tenemos que dejarnos la piel. Abandonar nuestras
falsas conciencias, y construir Territorios y lugares más reales a partir de nuestras
propias significaciones y no de las de los otros.

Hay que ser muy valiente para resistir y resistirse, no en silencio, sino sembrando
con las palabras “la semilla de toda posibilidad, la resistencia a todo mal”. El único
fin de la resistencia activa y pasiva es su capacidad de oponerse al sistema
homogéneo y perverso del cual muchos ya están convencidos y cambiar las cosas.
El territorio es pues el escenario que posibilita una nueva puesta en escena. Un
lugar desde donde resistir. Nuestro propio Tjurunda.

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