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TJURUNDA1
TERRITORIO, IDENTIDAD Y RESISTENCIA
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En la religión nativa australiana, un objeto ritual que es la representación o manifestación de un ser mítico. Son símbolos de
comunicación entre los humanos y el Tiempo de Ensueño. La mayoría de los tjurungas se usan en rituales masculinos secretos y
sagrados, aunque algunos pequeños objetos figuran en los rituales femeninos y otros más pequeños aún, en la magia amorosa
masculina. En su iniciación, un adolescente es presentado a los rituales y tjurungas de su grupo de origen. Posteriormente recibe su
propio tjurunga, con el cual establece un apego personal. Cuando una persona muere, a veces se entierra con el tjurunga.
repensar nuestros conocimientos, acciones pero sobre todo nuestra forma de
representar y actuar en el contexto físico y el lugar de la significaciones mentales.
Estamos atravesando un momento privilegiado para hacer innovaciones y
transformaciones en el actuar cotidiano, ha llegado el tiempo para volver a tomar
las riendas de una identidad más pertinente. La tarea que atañe el destino efímero
de la existencia ahora se trata de SENSIBILIZAR, una tarea oculta bajo la agenda
educativa en un tiempo de crisis social, económica, política, ambiental, ética y moral.
Sensibilizar las nuevas generaciones significa una obligación que va, significa
romper la barrera de la contención y la tensión de los escenarios territoriales para
trascender en la dinámica del SER; implica volver sensibles a los insensibles de una
humanidad civilizada, hoy nos preparamos para la desilusión, la frustración, el
desencantamiento, la incertidumbre; para la destrucción de todo aquello que
considerábamos bueno, correcto, recto, estético, ético, sagrado, normal, infinito,
medible, cuantificable, controlable, perfecto e incluso natural. Debemos aportar a la
emergencia de una nueva posibilidad: una sociedad más crítica, propositiva, activa,
LIBRE y DIGNA, pero sobre todo una generación que no se pueda COMPRAR y
mucho menos VENDER. Pero comprender y entender esta dimensión esta
directamente implícita en la búsqueda por definir un interés que a todos nos
domina y conduce, nuestra identidad y nuestra territorialidad, este ensayo estará
divido en tres momentos-reflexiones, en primero trataré de plantear la posibilidad
de la configuración del espacio/lugar a partir de las nuevas dinámicas sociales, en
el segundo reflexionaré sobre el aspecto de la identidad y su relación con el territorio
y en el tercero expresaré una dinámica para observar las nuevas configuraciones
sociales desde la Resistencia.
“Señor: veras hasta cuando estas destrucciones, rescata mi alma, mi vida de estos
leones porque en boca de ellos no hay sinceridad, sepulcro abierto es su garganta y
sus entrañas son maldad, agravio magina su lengua, cual navaja afilada hace daño, con
mal hablar desonzan, con sus dientes solo engañan, asechan sin motivo al inocente,
querrán tragarme vivo en tierra declarándome guerra, mi piel, mi carne, se pegarán a
mis huesos y escaparán solo con la piel de mis dientes ilesos, hijos de viuda que no
tienen corazón , hombres sin nombre, con tu mas generación, por eso estoy debilitado
y molido en gran manera y no a causa de mi conmoción, porqué escondes tu fiel rostro
y te olvidas de mi aflicción, saca mi alma de guerra y mi corazón de prisión”2
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Fragmento de la canción; JESÚS EL CRISTO, Gotas de Rap, Álbum: Revolución Contra El Muro.
realidad, son innumerables las explicaciones que les damos a las realidades que
simplemente no comprendemos.
Esta característica dinámica del territorio nos permite ubicar un escenario potencial
de ubicación de las posibilidades alternas a la dominación hegemónica que busca
siempre distinguir e imponer una sola dinámica cultural. Desde esta dimensión,
los nuevos sujetos sociales urbano/rurales (en el caso de Fusagasugá) se están
construyendo en territorios y lugares propios en un enfoque desigual. La búsqueda
de la territorialización de lugares es una característica de los movimientos sociales,
l que significa la emergencia de nuevos sujetos sociales que de alguna u otra
manera están desafiando las dinámicas globales. En estos territorios, sujetos de
investigación y observación se están configurando nuevas espacialidades
moldeadas por la rebeldía y la resistencia.
El tercer lugar es para el poder. Toda relación social se establece en una dinámica
de poder, y este intrínsecamente relacionado con la idea de sometimiento,
dominación y control, pero ¿qué se somete, domina o controla? En el juego social
de la construcción de la identidad colombiana lo que estamos viendo y sufriendo
es un sistema que va mas allá de una simple dominación de los cuerpos, el
discurso y se entromete o convence de un dominación del deseos.
Desde estas tres claves se puede abordar una reflexión más crítica sobre nuestra
identidad. Este debe ser la pregunta que oriente nuestra búsqueda, La discusión
sobre las IDENTIDADES sociales y su respectiva construcción, tiene que ver con
la construcción de los universos simbólicos y estos fuertemente dinamizados por
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Par ampliar esta observación revisar el Orden del discurso de Michel Foucault.
la construcción de las percepciones sobre lo otro y los otros, en un contexto
histórico determinado (comprensión del territorio), en una dinámica discursiva
propia y están vinculadas a la construcción de los imaginarios y estos asociados a
la Imagen. Una representación de sí mismos como sujetos definibles y definidos
constituye el núcleo de lo que para una sociedad será aceptable e imaginable. Las
significaciones imaginarias sociales instituyen y crean un orden social a la vez que
son instituidas y creadas por este mismo orden. El concepto de “imaginario” destaca
la dimensión de indeterminación última de toda significación a fin de dejar un
espacio a la creatividad social. Las significaciones remite a “lo imaginario” como
fuente de lo nuevo, el mundo de las significaciones imaginarias de una sociedad es
instituido, es obra de la sociedad y fundado en lo imaginario. Una sociedad se
instituye instituyendo un mundo de significaciones. En ese sentido, las
significaciones imaginarias sociales, fundadas en “el imaginario social”, se
establecen como condiciones de posibilidad y representatividad y, por ello, de
existencia de la sociedad. Desde esta perspectiva la Imagen que tenemos de algo
es la proyección del imaginario, ahora bien, si podemos configurar una nueva forma
de “ver” tendríamos una oportunidad para transformar y alterar el estado imaginario
de lo que se “cree” y ello permitiría la emergencia de una nueva configuración social
o percepción sobre la realidad, que permitiría una redefinición de lo inimaginable
creando un escenario subjetivo para una nueva representación y posibilidad social.
No Pretendo dar conclusiones pues esas nunca están, pero si pretendo dar pistas
hacia donde podemos caminar. Cuando me introduje en el estudio del Territorio y
llegaban a mi todos estos conocimientos, no puedo negar que siempre se
fortalecía un pensamiento en mi mente, - y esto ¿para qué nos sirve? -. En esa
búsqueda por responder la pregunta recordé una película que había observado
mucho tiempo atrás. Kamchatka, una producción hispano-argentina, estrenada en
2001, que se sitúa en los tiempos de la dictadura militar argentina y cuenta la historia
de una familia que decide esconderse en una finca, por miedo a ser parte de la lista
de personas “desaparecidas”. El punto de vista de la narración es el de Harry,
nombre falso del hijo mayor, de diez años, que interpreta lo que acontece
sirviéndose de paradigmas que le son familiares: la serie de televisión Los
invasores, la historia del mago y escapista Houdini, de quien toma el nombre, y un
juego de mesa llamado TEG o Plan táctico y estratégico de la guerra, uno de esos
juegos donde se invaden países a base de lanzar dados y diseñar buenos planes.
Mi invitación es a que todos observemos esta cinta, amanera de conclusión me
parece que la reflexión principal está en el final de la cinta cuando el personaje
expresa una frase contundente: “Kamchatka es el lugar donde resistir”. Porque
definitivamente no somos nada sin un lugar desde donde resistir.
En el DRAE, resistir significa, entre otras cosas: “oponerse un cuerpo o una fuerza
a la acción de otro; repugnar, contradecir, contrariar; tolerar, sufrir; rechazar, repeler;
bregar, forcejear”. Así que tiene acepciones muy distintas, incluso contradictorias,
pues parece imposible rechazar y tolerar al mismo tiempo. Sin embargo pretendo
establecer una reflexión sobre cómo y qué resistimos, o a qué nos queremos resistir,
porque no es lo mismo resistir que resistirse.
Resulta relativamente fácil aceptar que hay que resistirse –en el sentido
de rechazar– a los abusos de poder, aunque sólo sea interiormente, si es que no se
puede hacer otra cosa, porque generan todo tipo de opresiones y vulneran, al
impedirla, la plena humanidad de quienes los padecen. Más difícil resulta definir el
poder, pero sin duda es algo que poseen quienes deciden, sea cual sea el ámbito
en el que toman sus decisiones. Toda/os hemos experimentado alguna vez el poder,
por insignificante que sea nuestro mundo, pues todos tenemos un espacio en el que
podemos decidir. El lugar / territorio aparece aquí como esa infinita posibilidad
desde donde podemos ser nosotros, pues al ser sujeto de nominación y significado,
el lugar se construye en un escenario de poder.
Esa impotencia que sentimos cuando observamos como estas dinámicas son
gobernadas por fuerzas hasta ocultas e invisibles, tanto nos angustia y nos
paraliza es, en realidad, el poder que necesitamos para cambiar el mundo y
nuestras realidades pertinentes, porque, “el poder no radica en la riqueza y la
autoridad, sino en no tener nada que perder”, porque entonces somos libres. El
sistema siempre nos ha puesto algo que perder, y eso hace que el mundo se
esclavice y sucumba ante los intereses de dichas fuerzas. Nunca he estado tan
desnudo como para no tener nada que perder. Estoy segura de que esa desnudez
es la condición de la verdadera libertad, la que no está limitada por ningún miedo,
ni teme a las consecuencias, porque en realidad ya se han producido. Sea como
sea, ser libre no es gratuito. Y no es que tengamos que desprendernos de nuestros
ropajes por el camino, es que tenemos que dejarnos la piel. Abandonar nuestras
falsas conciencias, y construir Territorios y lugares más reales a partir de nuestras
propias significaciones y no de las de los otros.
Hay que ser muy valiente para resistir y resistirse, no en silencio, sino sembrando
con las palabras “la semilla de toda posibilidad, la resistencia a todo mal”. El único
fin de la resistencia activa y pasiva es su capacidad de oponerse al sistema
homogéneo y perverso del cual muchos ya están convencidos y cambiar las cosas.
El territorio es pues el escenario que posibilita una nueva puesta en escena. Un
lugar desde donde resistir. Nuestro propio Tjurunda.