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SEXISMO

ADOLESCENTE

MIRADA CRÍTICA

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SEXISMO EN PAREJAS ADOLESCENTES
1. INTRODUCCIÓN.
Esta investigación trata de analizar el comportamiento de las parejas adolescentes, con el objetivo
de detectar si hay actitudes y comportamientos sexistas y discriminatorios en las parejas
adolescentes actuales. Para ello, hemos realizado un estudio bibliográfico, tanto en internet como en
libros, tratando de identificar cuáles eran aquellos comportamientos sexistas más habituales, desde
el caso extremo del maltrato y la violencia de género, hasta actitudes que no se perciben como
sexistas, por ejemplo quién lleva la iniciativa en las relaciones adolescentes.
Una vez estudiadas estas actitudes en el plano teórico, decidimos comprobar si realmente reflejaban
la realidad adolescente de nuestro entorno cercano. Para ello realizamos un trabajo de campo
centrado en la observación participante en las zonas de marcha por las que salen los/as adolescentes
y en un concierto donde tocaban grupos de diferentes institutos.
Estas observaciones las completamos con entrevistas a informantes clave, que fuimos detectando en
nuestro entorno. Estos informantes representan casos destacados de vivencias sexistas, algunos
rozando la violencia de género, por ello creímos significativa su aportación, para mostrar que el
sexismo está más presente de lo que pensamos en el entorno adolescente.
Sin embargo, estos datos parecían demasiado concretos y no nos daban una visión más amplia y
representativa de la realidad adolescente, por ello decidimos realizar una encuesta a 100
compañeros/as del instituto, de primero de bachillerato, para analizar la visión que tienen ellos de
sus relaciones de pareja, tratando de detectar en un plano más amplio si el sexismo es algo
generalizado.
Por último, tras la revisión de los datos y las conclusiones obtenidas del trabajo, decidimos realizar
un cortometraje cuyos actores y actrices han sido alumnos/as del IES Misteri d'Elx. Con el
cortometraje tratamos de mostrar las conclusiones obtenidas en el trabajo, evidenciando y
denunciando algunas de las actitudes sexistas que hemos detectado en los/as adolescentes, al mismo
tiempo que creemos que puede contribuir a la coeducación no sexista de los/as adolescentes.

2. FACTORES POR LOS QUE SE PRODUCE EL SEXISMO.

Por lo que hemos podido investigar sobre el sexismo, la discriminación sexista no sólo abarca la
violencia de género, sino que también incluye otros campos de desigualdad. Éstos se producen
especialmente en países pobres, pero no son exclusivos de ellos. Tampoco es un asunto sólo de
mujeres. Las mujeres son las principales perjudicadas pero el mantenimiento de estas situaciones
injustas es algo que engloba a las sociedades en su conjunto, en todas partes del mundo.

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- Sirvan algunos datos como ejemplo:
· De los 113 millones de menores que no van a la escuela primaria, 65 millones son niñas.
· En el mundo hay 875 millones de analfabetos. Más de las dos terceras partes son mujeres.

Según esto, si tenemos en cuenta que la educación dota a las personas de capacidad para expresarse
y para desenvolverse en los ámbitos público y privado con mayor autonomía, rompiendo con las
situaciones discriminatorias en las que pueden vivir, vemos que, en el caso de las mujeres, su
educación es fundamental para que las generaciones siguientes también sean instruidas y obtengan
una mayor igualdad. Por ello es tan importante acabar con la discriminación sexual existente en el
acceso a la educación.

· Las niñas y las mujeres poseen menos del 1% de las riquezas del planeta.
· El 70% de personas que sobreviven en “extrema pobreza” son mujeres.

En muchos países subdesarrollados la mujer depende del hombre para sobrevivir ya que la
propiedad privada está a nombre del hombre y la mujer suele depender del consentimiento de éste
para acceder a la economía. Esto supone que a las mujeres se les asigne como trabajo el cuidado de
la familia y el hogar, el cual se endurece en estos países por la falta de luz, agua, entre otros.
Pero la división sexual del trabajo no es solo algo que este presente en países pobres. Las mujeres
trabajan más y ganan menos que los hombres en cualquier parte del mundo. Se considera que las
actividades maternales y domésticas son la ocupación principal de las mujeres y que el trabajo
retribuido es propio de hombres. Esto provoca la diferencia de salarios entre hombres y mujeres y
justifica el hecho de que hombres ocupen los puestos más importantes en la sociedad.

· 585.000 madres mueren anualmente por complicaciones durante el embarazo y el parto y


70.000 más por abortos realizados en malas condiciones.
Poder tener más decisión en la planificación de la familia mejoraría enormemente a mejorar la
calidad de vida de las mujeres y de sus familias ya que al poder decidir el número de hijos y el
momento adecuado para tenerlos reduciría la muerte por embarazos. Casi la mitad de las mujeres
tienen complicaciones durante el embarazo, el parto y el postparto lo cual supone un riesgo para su
vida. Además, aparte de la falta de poder en las familias, el precio de los servicios sanitarios, la falta
de tiempo de las mujeres y el coste de los medicamentos impiden que las mujeres reciban una
atención sanitaria sexual decente.

Desde hace años en todas partes del mundo ha existido la violencia de género contra las mujeres. Se
trata de una agresión, física o psicológica, que se ejerce abundantemente sobre las mujeres por el
simple hecho de serlo. Este campo de desigualdad se podría decir que es el más brutal, ya que puede

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acabar con la vida de un ser humano, mediante la violencia física, o hipotecar la vida de personas
bajo el miedo, condenarlas a la sumisión permanente e impedirles defenderse. Pero eso no quiere
decir que los otros campos dichos anteriormente carezcan de importancia, ya que estas situaciones
sociales son las que llevan a que una persona sea capaz de someter y maltratar a otra.

· La violencia contra las niñas y las mujeres de 15 a 44 años causa más muertes y
discapacidad que el cáncer, la malaria, los accidentes de tráfico y las guerras.
· 135 millones de niñas y mujeres han sufrido la mutilación genital y cada año dos millones
corren el riesgo de sufrirla [6.000 cada día, cinco cada minuto]

La violencia tiene muchas caras, pero la violencia física es la que está arrasando con la mayoría de
mujeres y niñas. Existen países en los que hay formas de violencia de género que son aceptadas
totalmente por la sociedad. Por ejemplo, en la India, la quema de la mujer por el marido se
considera un "accidente" cuando cree que la dote de los suegros no es suficiente. En algunos países
de Asia, el infanticidio femenino se ha utilizado como método para la planificación familiar ya que
se valora más a los niños que a las niñas y la selección prenatal del sexo, aunque prohibida
oficialmente, se ha convertido en un gran negocio en países como China y la República Checa.
De todas formas, sea cual sea el tipo de violencia que se emplee para maltratar a una persona, está
claro que lo que todas las formas de violencia tienen en común es que constituyen un abuso de
poder y de confianza.

2.1. TIPOS DE AGRESORES.

Después de mostrar algunos de los factores que producen la discriminación sexista en el mundo,
creemos conveniente mostrar quienes son los que ejercen o pueden llegar a ejercer esa
discriminación en su aspecto más radical, la agresión. Aunque estos casos son los más
preocupantes, pues pueden acabar con la vida de otras personas, con ello no pretendemos centrar la
investigación sobre el sexismo en los agresores. Son muchas más las actitudes sexistas y
discriminatorias detectadas, el control excesivo, el acoso, el daño psicológico, etc., pero
consideramos estos casos los más peligrosos y primariamente denunciables.
Los agresores pueden ser sujetos muy diferentes, pero lo que sí es seguro es que estas personas no
quieren de verdad a sus parejas, no pueden querer o no saben (aunque esto es difícil de saber). Su
mundo es el mundo de sus necesidades y solo se centra en eso. Son personas especialmente
egocéntricas.
En teoría, hay dos tipos básicos de agresores. Los más comunes son los dependientes. Éstos son
personas profundamente inseguras, lo que les hace ser tremendamente susceptibles. Suelen ser
inadecuados en las relaciones y en el trabajo, abusan del alcohol y tienen ataques de celos

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exagerados. El autoconcepto de estas personas está basado en la idea de tener que dominar a su
pareja. Tienen pensamientos como: "Por lo menos soy capaz de sentirme importante si mi pareja
hace todo lo que yo le diga y si no tolero nada que no sean mis reglas".
Los agresores dependientes son los que se suicidan después de matar a sus parejas, pero no por un
acto de arrepentimiento, sino de impotencia. Su identidad se borra una vez que pierden a la persona
que les hacia sentir hombres. Algunos agresores de este tipo suelen ser violentos con otras personas,
pero no es habitual. Aún así, esta característica es mas frecuente en el segundo tipo de agresor:
maltratador-psicópata.
El psicópata, al igual que el primero, no ama a su pareja, sino que la domina porque su motivación
básica es el control de todo lo que se encuentra a su alrededor. Al contrario que el dependiente, el
psicópata no mantiene ninguna relación de afecto hacia nadie y su razón de salir con una persona se
basa en poder dominarla y someterla, bien para aprovecharse o bien para sentir la excitación de la
violencia basada en el control sobre ella.
Una característica muy típica de los agresores en general, aunque más marcada en los psicópatas, es
la manipulación. También, los psicópatas tienen menos capacidad de sentir ansiedad y actúan de
manera antisocial y muy fría en público, aunque a veces, suele fingir un gran encanto exterior y
parecer muy agradable. Este encanto le sirve también para facilitar el proceso de olvido de "los
malos momentos", es decir, el agresor finge que quiere a la chica para demostrarle que también
puede llegar a ser un chico fantástico.
Mientras el agresor dependiente reprime a su mujer y a sus hijos con tal de dominar, el agresor
psicópata, además, exige que todo se haga como él quiere, por lo que se proclama líder y pone las
normas que le convienen, pero él no las cumple.
Algunos agresores están intelectualmente limitados por años de abuso del alcohol o las drogas pero
generalmente son plenamente conscientes de sus actos. El agresor, suele usar el alcohol para
cometer actos violentos y después olvidar los remordimientos que pueda sentir, culpa que no
experimenta el agresor psicópata a causa de su incapacidad para sentir afecto.

2.2. SEXISMO EN LAS PAREJAS ADOLESCENTES

El tema del maltrato en parejas adolescentes es un tema al que no se suele dar credibilidad, porque
asociamos este comportamiento a parejas adultas o con hijos y muchas veces no se les da a las
relaciones entre adolescentes mucha importancia, se suelen tomar como cosas de la edad y algo
pasajero, cuando los sentimientos en los/as adolescentes pueden ser muy intensos y los casos de
maltrato igual o más graves, con consecuencias para la vida posterior de la víctima.
En las parejas adolescentes en las que se dan casos de maltrato éste no suele asociarse a una falta de
afectividad e incluso se intenta justificar planteándolo como una consecuencia del afecto que siente

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la pareja, o como una muestra de interés por el bienestar de la otra persona. El concepto que suelen
tener los/as adolescentes de maltrato no abarca el control excesivo, acoso o daño psicológico y la
idea de maltrato sólo se mantiene presente cuando se sufren agresiones físicas graves.
En los roles sociales más tradicionales aprendidos ya desde la infancia el varón es el encargado de
ejercer las funciones de control y dirección de la relación, lo que deja a la chica supeditada a éste y
la coloca en posiciones de subordinación, justificando las razones del chico al dársele mayor
autoridad. Ésta es una de las razones principales por las que se puede producir un caso de maltrato,
al no existir una igualdad entre ambos, y aunque estos roles ya marcados propician que la agresión
se efectúe por parte del hombre, también se da el caso en el que se invierten dándole a la mujer un
excesivo grado de autoridad restándole a su vez al hombre su libertad.
Un motivo por el que la mayoría de casos de maltrato son llevados a cabo por el hombre es el rol
que representa en la sociedad, esto se puede considerar una actitud sexista a nivel social. Se ha
difundido que el chico es violento por naturaleza y por ello las actitudes agresivas en éste son vistas
más naturalmente por su entorno y muchas veces no tratadas con la suficiente atención, de hecho
los considerados machistas suelen tener asumido el deber de parecer duros o poder representar una
amenaza para otros ya que en el caso de que se “ablandaran” se pondría en duda su hombría.
Que el chico sea el habitual inculpado cuando se habla de abusos o discriminación le perjudica
directamente, porque en los casos en los que ésta situación se produce al contrario, es decir,
discriminación del hombre por parte de la mujer, suelen ser escuchadas con mayor credibilidad la
voz y las razones de ésta, haciendo más difícil que la situación salga a la luz, hecho que puede
aprovechar la chica para continuar con su actitud discriminatoria.
En los casos en los que se vive una situación de maltrato psicológico el miedo que siente la víctima
le impide reaccionar con una actitud que le permita defenderse por lo que la sensación de
impotencia suele hacer que se aísle alejándose a su vez de las posibles soluciones a su problema.
Hay que tener presente que el miedo al enfrentamiento está justificado por la violenta e indeseada
actitud de la persona que maltrata a la maltratada ante cualquier signo de rebeldía. Se tiende a
justificar la situación interiorizando un sentimiento de culpa e idealizando la relación.
También ha de hablarse de lo que se puede llamar violencia económica, por la cual la persona que la
ejerce se encarga de controlar toda la economía dejando a la otra sin poder para manejar el dinero
con libertad, muchas veces basándose en el ya nombrado rol de inferioridad y dando por hecha la
incapacidad de la persona a la que se controla de llevar correctamente la economía de la pareja y la
suya propia. Con esto se insinúa un primer avance hacia la afirmación de la inutilidad de la víctima.
Este tipo de discriminación sexista suele aparecer junto a otras formas de control como el de la
vestimenta, por el cual se ata a la persona que lo sufre a los gustos de la otra, justificándose este
control con la excusa de que es un gesto de protección, que la persona condicionada en su vestir no

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es consciente de las consecuencias de ir de determinada manera y que las consecuencias para ella
serán mejores que de la otra forma.
También encontramos el control sobre las relaciones personales, es decir, el abuso de información
relacionada con las personas con quien comparte su tiempo la pareja, información sobre esas
personas y el hecho de dar por necesaria la aprobación de la persona que ejerce dicho control
excesivo para que sea posible compartir el tiempo con ellas. El control de los horarios, tiempos de
ocio, salidas, viajes, etc., es otra forma de ejercer el dominio sobre la otra persona, de absorber su
vida bajo el escrutinio continuo, exigiendo la propia aprobación para cualquier actividad y
censurando la iniciativa del otro.
Estas actitudes no suelen ser tenidas en cuenta a la hora de atender a la discriminación y el sexismo,
menos aún en los/as adolescentes. Se suele prestar atención a la violencia y al maltrato, sin apreciar
que las actitudes señaladas, si se radicalizan, pueden llevar a situaciones de violencia y maltrato.
Se asocia el maltrato mayoritariamente al alcohol, las drogas o un desequilibrio mental causado
posiblemente por el estrés, y con esto la víctima o el entorno puede contemplar y creer realmente en
la posible rehabilitación del sujeto e incluso utilizar el amor por ésta persona para mitigar el castigo
por el maltrato. No queda suficientemente comprendido que el amor no comprende el maltrato, sino
el respeto y la comprensión mutua y que la personas que lo emplean, sea del tipo que sea, no están
movidas por el amor sino que siguen una actitud interiorizada junto a los roles y los valores que han
asumido, por lo tanto no se debe asumir el tratarles como víctimas de una enfermedad curable, sino
que se necesita un proceso de educación en la igualdad para transformar esos roles, actitudes y
valores. Este proceso debe empezar cuanto antes, para frenar el estallido de violencia de género que
estamos viviendo en la sociedad actual.

3. OBSERVACIÓN PARTICIPANTE.
Una vez investigadas las diferentes formas de sexismo que podemos encontrar en las relaciones de
parejas, en especial en las parejas adolescentes, decidimos que debíamos observar si estas actitudes
y comportamientos se producían en los diferentes contextos en los que habitualmente se desarrolla
la vida de los/as adolescentes.
Por ello decidimos salir a observar su comportamiento en las zonas donde se suelen reunir para
divertirse: parques, pubs y conciertos.

3.1. LA NOCHE ILICITANA.


La primera observación la realizamos en el parque blanco, junto a las Clarisas, en el centro de
Elche, donde se suelen reunir los/as jóvenes antes de dirigirse a bares y pubs, a veces para beber,
aunque eso suelen realizarlo en el parque municipal y en el río.

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Lo primero que constatamos fue la escasa presencia de grupos mixtos. La mayoría de grupos de
adolescentes suele ser de un solo género. Del tiempo que pasamos en el parque blanco, observamos
tres grupos de chicos y dos de chicas, que pasaban por allí o que estaban allí sentados. Únicamente
detectamos un grupo mixto, compuesto por 6 chicos y dos chicas, que estaban en el parque.
Algunos de ellos practicando skate, mientras las chicas estaban sentadas en el banco mirándolos. El
resto de chicos estaban de pie alrededor de las chicas, conversando con ellas. La sensación era como
si estuviesen rodeadas por ellos, aunque por su actitud parecían conocerse y conversar
tranquilamente.
El resto de grupos intercambiaban miradas, pero no hubo mayor interacción entre ellos.
Después pasamos a la observación dentro de los pubs. Comenzamos por la cervecería Leberry,
situada cerca del parque blanco. Música tranquila, mesas para sentarse, decoración minimalista,
precios no muy caros, un lugar para empezar la noche. En ella volvimos a constatar que la mayoría
de los grupos estaban diferenciados por género, no había grupos mixtos.
Sí observamos algunas parejas, de entre 20 y 30 años, situadas en los lugares periféricos de la
cervecería, quizá buscando intimidad. Estas parejas mantenían conversaciones animadas, sentados
uno junto al otro, en las de menor edad, mientras que en las parejas que rondaban la treintena
estaban sentados enfrentados. Dos de las tres parejas fueron a pedir mientras estuvimos
observándolas, y en ambos casos fue el chico quien se levantó, pidió en la barra y pagó la
consumición. La chica mantuvo una actitud pasiva, sentada, esperando a que el chico trajese las
bebidas.
Los grupos se mantuvieron distantes unos de otros, la música no estaba muy alta y se dedicaban a
beber. Aunque había intercambio de miradas.
Otra observación la realizamos en Charlie’s, una tasca frecuentada por adolescentes, compañeros/as
del instituto, caracterizada por su música rock y sus bebidas baratas: lo más consumido es el
calimocho. Tiene las paredes pintadas de verde, con postres de grupos de rock, anuncios de
conciertos, fiestas y demás. Su mobiliario se reduce a unas pocas mesas y sillas de terraza,
regaladas por las empresas cerveceras y de refrescos. La mayoría de los grupos están de pie.
La mayoría de los grupos son del mismo género, pero apreciamos mayor número de grupos mixtos.
En éstos el principal objetivo es beber y emborracharse lo antes posible. Observamos mayor
interacción entre los grupos, saludos, conversaciones con compañeros de instituto, conocidos y
demás. La clientela suele ser habitual, por lo que preguntamos, y se conocen en su mayoría.
Dos parejas sentadas en la barra, conversan mientras comparten un mega-vaso de calimocho una, de
cerveza la otra. En el primer caso el chico tiene cogida a la chica por la cintura, mientras conversan.
En el otro, están uno junto al otro, sentados en taburetes, conversando; la chica se separa varias
veces para saludar a unos amigos, mientras él espera en la barra. Él no se acerca a saludar, mantiene

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la distancia mientras bebe de su mega-vaso. Cuando éste se acaba, pide otro. Al volver la chica le
ofrece y siguen bebiendo del mismo baso.
Observamos otra pareja sentada junto a un grupo de 6 chicas. Él es el único chico. Están bebiendo
en una mesa mientras jugaban al "yo nunca..." (alguien dice algo que nunca ha hecho y quien lo
haya hecho bebe). Varios chicos se acercan a saludar al alguna de las chicas o a hacer algún
comentario suponemos que gracioso, por la reacción del grupo de chicas. En media hora
aproximadamente, se acercaron 3 grupos de chicos (uno de ellos con intención de quedarse, pero
fueron rechazados) y un par más en solitario para saludar, pero, en este caso, al chico.
Después continuamos nuestra observación de campo en un pub llamado KGB, donde suelen ir para
bailar y seguir de fiesta. Allí observamos que predominaban los grupos diferenciados por género,
habiendo mayor número de grupos de chicos que de chicas. También apreciamos como había varios
grupos de chicas bailando (el número osciló a lo largo de la noche) y, a su alrededor, grupos de
chicos, que intentan acercarse a ellas, intercambian miradas, algunos, los más osados, se acercan a
hablar con alguna de ellas o intentan cogerlas para bailar cuando hay alguna canción divertida.
En la entrada del pub, hay un grupo de chicos que cada vez que pasa alguna chica o grupo de chicas
hacen gestos o comentarios para llamar su atención. Después se acercan a la tarima, donde tres o
cuatro chicas con ropa provocativa (minifalda y escote generoso) bailan y ellos se ponen a chillarles
y a silbarles.
El proceso de cortejo lo inicia el chico, en todos los casos que observamos, primero mira a la chica,
intenta bailar con ella y le ofrece de su copa. Si ella acepta, conversan un rato y en dos de los casos
observados, la invita a un caliche, como ellos mismos lo llaman (un vaso pequeño con alcohol de
alta graduación que se bebe de un solo trago). Si sigue habiendo conexión entre ambos, pueden
llegar a enrollarse, para lo cual es el chico el que toma la iniciativa, quien intenta besar a la chica,
como sucedió en uno de los casos observados.
También pudimos observar varias parejas en el pub. Dos de ellas estaban en la barra, el chico con
un codo apoyado en la barra, mientras sujeta su bebida y la otra mano en el culo de la chica, a su
lado. Invita él. Durante el tiempo que permanecieron en el pub se besaron varias veces: el chico
pone sus manos en la cintura y el culo de la chica, mientras que ella rodea su cuello. Apenas se
separan en ningún momento uno del otro.
Esta actitud es frecuente en las demás parejas solas observadas. Apenas se separan y están en
actitud cariñosa, abrazados y besándose. El chico tiene actitud protectora, la coge de la cintura o por
detrás, en otros momentos está mirándola mientras baila, pero apenas se aleja de ella. Cuando salen
del pub él va delante y la lleva de la mano.
Otra pareja entra al pub, él va delante, ella detrás, cogida de su ropa, siguiéndolo. Él va esquivando
a la gente y abriendo paso, pero no muestra muchos miramientos por si ella puede seguirlo o no.

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Después van a la barra y piden. Ella pide, pero coge la cartera de él para pagar. Esto no sabemos
como interpretarlo: bien él guarda el dinero de ella, o bien llevan suficiente tiempo como para
demostrar tal confianza, que ella controla el dinero de él o al menos lo usa para pagar las
consumiciones de ambos.
Por último, fuimos a Sombar, otro pub que estaba medio vacío. Allí vimos un grupo de unos 7 u 8
chicos y una chica. Por la actitud cariñosa que mostraba con uno de ellos dedujimos que se trataba
de su pareja. Están tonteando, bromeando y corriendo por el pub. Entre esos juegos la coge y la
arrastra por el pub y la besa ostensiblemente delante del grupo de amigos. Es como si la exhibiese
delante de los colegas.
Salvo ese grupo, lo demás eran chicos en la barra, bebiendo, que nos miraban, quizá para saber si
alguna de nosotras estaba libre o si se podrían acercar. Alguno se aproximó y se puso a bailar a
nuestro lado, pero al no hacerles caso no intentaron un acercamiento mayor, seguramente la
presencia de Juan Pedro hizo que se lo pensasen dos veces. De todas maneras nos fuimos pronto del
pub porque estaba casi vacío.
CONCLUSIONES: De nuestra observación podemos apreciar que los grupos mixtos son escasos,
predominan los grupos formados por componentes del mismo género. La interacción es escasa entre
los grupos hasta que no se acerca más el final de la noche, cuando el alcohol desinhibe. En esta
interacción los chicos suelen llevar la iniciativa y tienen comportamientos de acercamiento y
conquista. Respecto a las parejas observadas suelen estar aisladas del resto de los grupos, no suelen
ocupar las zonas centrales de los locales, más bien buscan la periferia, y demuestran sus actitudes
cariñosas públicamente. Pero a la hora de pedir, pagar e invitar es el chico quien suele realizarlo.
De modo que no parece que en los comportamientos relacionados con el ocio nocturno haya
demasiada igualdad entre los/as adolescentes, los chicos siguen conservando el rol activo y las
chicas el rol pasivo en el cortejo y en la relación.

3.2. L'ALJUB Y EL CONCIERTO.


En nuestra observación en el centro comercial de L'Aljub, situado en las afuera de Elche, pudimos
apreciar que la mayoría de las parejas que observamos cenando no eran de adolescentes, más bien
predominaban las parejas jóvenes (de 25 años para arriba) y de adultos. Sin embargo, sí apreciamos
grupos de adolescentes que se esperaban a la hora del cine o que se paseaban por el centro
comercial, de un local de ocio a otro. Llegamos al centro comercial sobre las 10 de la noche y
estuvimos realizando una observación participante hasta el inicio del concierto benéfico que se
realizó en la Bolera, en torno a las 11,30 de la noche.
Apreciamos que predominaban los grupos de adolescentes de un solo género. De los 10 o 12 grupos
que observamos, solo 2 eran mixtos. No hubo demasiada interacción ente ellos. Pero sí nos llamó la

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atención una pareja de unos 20 años, que vimos la reacción de enfado del chico cuando ella se niega
a darle un beso cuando él se lo reclamaba. Se separa de ella y cruza los brazos, le dice algo y se va.
Ella va tras él y le coge del brazo, lo detiene e intenta besarlo. Pero en ese momento él se niega.
Aunque ella le dice algo y terminan yendo juntos hacia las taquillas del cine, situadas al final del
centro comercial. Salvo este caso, no apreciamos nada más digno de mención, tan solo grupos
dirigiéndose a un sitio y a otro.
Por ello decidimos trasladar nuestro foco de observación al Mcdonald's. Allí hay largas colas en
cada caja. En ellas había varias parejas adolescentes, nos quedamos observando quién se encargaba
de pedir: mayoritariamente lo hicieron los chicos. Pero a la hora de pagar observamos que, aunque
se mantiene la tendencia a que lo hagan los chicos, de las 11 parejas que pudimos observar en el
tiempo que estuvimos allí en 5 pagó el chico, pero en otros cuatro casos, pagaron a medias y en dos
de ellos fueron las chicas a pedir y a pagar.
También observamos la presencia de dos parejas juntas, sentadas a la misma mesa mientras comían
su hamburguesa y nos llamó la atención que las chicas hablasen entre sí, estaban sentada una frente
a la otra y los chicos igual. Era una cierta endogamia de género entre las parejas. Observamos lo
mismo en otras dos parejas que estaban en la cola esperando para pedir. Los chicos hablaban entre
sí y las chicas igual, aunque en este caso una de las parejas tenía las manos entrelazadas. Los besos
entre las parejas solo se producían cuando terminaban las conversaciones respectivas o se quedaban
solos.
Después del Mcdonald’s nos acercamos a la bolera, donde se iba a producir el concierto. Allí
apreciamos varios grupos jugando a los bolos, dos compuestos sólo por chicos y otros dos mixtos,
pero con mayoría de chicos. En uno de los grupos mixtos, las tres chicas estaban sentadas, mientras
los chicos jugaban la partida de bolos. De vez en cuando, algún chico dejaba una tirada a alguna
chica, pero por lo general, se mantuvieron apartadas del juego, mirando su transcurso o
conversando sin prestarle atención.
El otro grupo mixto era más numeroso, de modo que no cabían todos sentados en los 8 asientos
reservados a su pista. Por ello observamos que dos de las cuatro chicas estaban sentadas sobre sus
parejas. Ellos las abrazaban protectoramente y de vez en cuando se besaban. Después una de las
chicas sentadas, cuando su pareja llegó al grupo para sentarse, se levanta y deja el sitio al chico,
después se sienta encima de él.
Durante el concierto observamos que la mayoría de la gente agolpada alrededor del escenario son
chicos, que bailan y saltan ostensiblemente. Solo hay un grupo de chicas entre las más de 50
personas que se agolpan ante el escenario. Después, conforme nos alejamos de la aglomeración
frente al escenario, encontramos grupos mixtos, grupos de chicas y de chicos, y diversas parejas,
que no suelen situarse en las zonas centrales, sino que buscan los laterales de la zona destinada al

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concierto, situada en el espacio entre las pistas de bolos y las barra de la bolera, un espacio no muy
amplio, rectangular, pero que era suficiente para la cantidad de público que asistió (entre 200 y 250
personas sin contar los que estaban jugando a los bolos). Estas parejas muestran actitudes poco
interactivas con los demás grupos. Nos llamó la atención la posición que la mayoría de las parejas
adoptaban: la chica delante y el chico detrás, abrazándola protectoramente. Algunas parejas bailan,
más la chica que el chico, que busca algún sitio donde apoyarse (la barra, un muro que separaba las
pistas, una máquina recreativa), pero lo hacen en la periferia del espacio del concierto, separados de
la masa.
CONCLUSIONES: De lo observado podemos afirmar que en este contexto también predominan los
grupos diferenciados por género. A su vez, sigue habiendo una tendencia predominante a que sea el
chico quien lleve la iniciativa en la relación, tanto a la hora de pagar, como a la hora de tomar
decisiones. Se mantienen las actitudes protectoras por parte de los chicos y un rol pasivo en las
actitudes de las chicas. El chico tiene que demostrar su masculinidad sirviendo de apoyo a la chica o
protegiéndola de los “peligros” procedentes de una “masa desenfrenada y caótica” que pega saltos y
gritos descontrolados y que puede propinarles algún que otro golpe. Por ello escogen los lugares
menos alejados del centro del concierto y se muestran como guardianes de su integridad.

4. ENTREVISTAS.
Consideramos que otra buena manera de captar si hay sexismo en las parejas adolescentes y
apreciar si lo investigado teóricamente se veía reflejado en la realidad era realizar algunas
entrevistas sobre la percepción de los/as adolescentes acerca de cómo es una relación de pareja, para
detectar actitudes sexistas en lo que ellos/as dicen que hacen. Para ello seleccionamos algunos casos
que por su historia vital o por su singularidad eran más destacables. Entre los tres fuimos
preguntando a amigos/as, conocidos/as y alumnos/as, para tratar de detectar casos en los que el
sexismo se detectase de una manera más clara. Por motivos de preservación de la intimidad de los
informantes omitiremos los nombres y algunos datos personales que puedan delatar su identidad.

INFORMANTE 1: chica de 17 años.


Nuestra primera informante es una conocida nuestra cuyo grupo de amigos es fundamentalmente
masculino. Cuando la vimos fue en el concierto e iba ella sola con un grupo de chicos, 6 en total.
Nos llamó la atención y le pedimos si podíamos hacerle una entrevista sobre sus relaciones de
pareja. Después del concierto fuimos a tomarnos algo a una cafetería de L'Aljub y allí la
entrevistamos.
Nos comentó que ella suele ser la que toma la iniciativa en sus relaciones de pareja, ella da el
primer paso, y esta actitud es mal vista por sus amigos, quienes, bromeando según ella, la suelen
llamar zorra. No es algo que a ella le afecte, al contrario, le da completamente igual. Sigue tomando

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la iniciativa cuando le gusta alguien.
Después nos comentó como fueron sus relaciones de pareja más destacadas. La primera relación la
tuvo a los 15 años. No duró mucho. Cuando se conocieron había comunicación, al menos las
primeras 2 semanas, pero no se veían lo suficiente y "el tiempo que pasábamos juntos era para
eso..." (trascripción literal), es decir, para realizar juegos y actividades sexuales. Al poco tiempo lo
dejó porque se sentía utilizada.
Después tuvo otra relación que no duró mucho. Su tercera relación fue algo más duradera, unos tres
meses, pero no funcionó porque se sintió infravalorada. Al principio iba bien, pero después empezó
a chillarle por tonterías y la insultaba en broma, según la informante. Pero estos insultos en broma
cambiaron de tono y se hicieron más abundantes y frecuentes. El chico era muy inmaduro y
egocéntrico, por ello lo dejó.
En este caso nos atrevimos a preguntarle algunos datos sobre el chico, en especial cual era su rol en
su casa, si ella lo sabía y quién realizaba las tareas domésticas en el hogar. La informante nos contó
que este chico no tenía padre y que era su madre quien lo hacía todo en el hogar, a parte de trabajar
fuera. Él no ayudaba nunca en las tareas domésticas, ni colaboraba nunca en casa, además también
gritaba así a su madre.
Otro chico con el que estuvo era demasiado celoso y no aceptaba que ella saliese con sus amigos,
porque eran todos chicos. Cuando ella se iba con sus amigos él estaba siempre "encima" de ella para
que no se acercase ningún otro chico. Por estos motivos lo dejó, la agobiaba demasiado y no le
dejaba libertad.
Después de comentarnos estos casos significativos quisimos averiguar qué tipo de ambiente familiar
había en su entorno. Nos contó que en su casa había un reparto equitativo de las tareas, que todos
colaboraban en ellas. Su familia le deja bastante libertad. Su intención es estudiar arte dramático y
trabajar por sí misma. No quiere ser mantenida por nadie. Al hilo de esa respuesta, le preguntamos
si ella invitaba o se dejaba invitar y nos dijo que ella se lo suele pagar todo y que cuando va con un
chico al cine, es ella la que invita.
Por último, quisimos saber qué tipo de educación le daría a sus hijos cuando y si los llegaba a tener
y nos contestó, completamente segura, que les daría una educación igualitaria, sin diferenciar a un
chico o a una chica.

INFORMANTE 2: chico de 21 años.


Nuestro informante en el momento de la entrevista no tenía pareja, pero sí había tenido tres
relaciones que él consideraba serias. En todas las ocasiones ha dado él el primer paso, pero no le
parece mal que sea la chica quien lo dé, al contrario. No le parece bien que tener que invitar por ser
chico, más bien prefiere ir a medias, es decir, que cada uno se paga lo suyo, buscando con ello una
relación igualitaria.

13
En la segunda de sus tres relaciones tuvo una mala experiencia. Se sintió utilizado porque ella se fue
a estudiar a Madrid y lo dejó por otro chico. Se sintió utilizado como entretenimiento, un
pasatiempo en el que los sentimientos no fueron sinceros por parte de ella.
Respecto a la ropa que lleve su pareja, afirma que sí le importa cómo vista la chica, mejor que no
sea demasiado provocativa, pero respeta siempre el estilo de sus parejas. “Si me gusta una chica no
me importa lo que digan de ella”. “Importan las personas no como vistan ni lo que la gente diga de
ellas”. Sin embargo reconoce que es celoso, pero no lo suele expresar. Pero sí es posesivo con las
chicas, no le gusta que “tonteen” con otros mientras están con él, pero cuando esto ocurre lo habla y
explica que no le gusta que jueguen con sus sentimientos. Si la otra persona no lo entiende,
entonces es mejor dejarlo.
Después le preguntamos por su ambiente familiar. Nos comentó que no colaboraba en casa a no ser
que se lo dijesen expresamente, pero destacó que en su casa quien trabaja fuera es su madre y su
padre es quien realiza las tareas del hogar. Ni él ni su hermano mayor colaboran con las tareas del
hogar, lo hace todo su padre, aunque su madre colabora cuando vuelve de trabajar.

INFORMANTE 3: chica de 16 años.


Esta informante no nos contó su experiencia personal, sino un caso que consideramos destacado por
su rareza y excepcionalidad. Nos contó el caso de una pareja de amigos con la que compartían
algunas salidas y fiestas. Era una pareja que llevaba una relación tormentosa, pues habían cortado y
vuelto muchas veces. Ella tenía 16 años y él 20 años. Eran vecinos y muy celosos los dos. Él
controlaba la ropa que se ponía, su aspecto, no la dejaba llevar faldas cortas ni escote, le criticaba si
llevaba demasiado maquillaje, etc. Ella no le dejaba hablar con ninguna chica, ni siquiera con las
novias de otros amigos suyos. Se enfadaba porque trabajaba con una chica y estaba constantemente
llamándolo para saber lo que estaba haciendo.
Ninguno de los dos colaboraba nada en casa. En el caso de él, lo hacía todo su madre. En el caso de
ella igual, pero además ella le obligaba a dormir en su casa, independientemente del consentimiento
de los padres. Hacía lo que quería con sus padres.
Después de una pelea fuerte y decirle él que no quería seguir, ella empezó a pegarle y le rayó el
coche. La madre de él intentó separarlos y ella incluso llegó a insultarla. En esa pelea él no llegó a
pegarle porque era menor y se podía meter en un lío, pero ella sí que le pegó bastante.
Dejaron de estar juntos, pero ella seguía controlándolo y si alguna vez lo veía con otra chica le
montaba el espectáculo. Un día que se lo encontró por la calle con una amiga y le dio un guantazo
sin decir nada más, sólo porque iba con una chica que no era ella.
En otra ocasión, en la discoteca, ella lo vio hablando con una chica y se tiró a pegarle y morderle. Él
lo único que hizo fue defenderse, pero los guardias de seguridad de la discoteca lo sacaron a él de la
discoteca de malas maneras y no le dejaron entrar de nuevo.

14
Pero a pesar de todas las peleas y discusiones, han vuelto a estar juntos, aunque los padres no
quieren que vuelvan a estar juntos. Las peleas siguen y ella suele hacerse la víctima cuando ocurren,
de modo que el chico está mal mirado por los amigos.

INFORMANTE 4: chica de 18 años.


Nuestra última informante nos contó la historia de su única relación, que se inició a los 16 años y
duró 1 año y 8 meses. Conoció al chico por medio de una amiga a quien le gustaba éste, pero el
chico no le hacía caso. Así que ellos fueron conociéndose cada vez más y empezaron a gustarse.
Pero ella no quería traicionar a su amiga, así que no quiso liarse con él. Pero, después de 6 meses de
quedar juntos y llamarse todos los días, terminan liándose.
Cuando su amiga se entera se enfada con ella e intenta hacerle la vida imposible, pero después de
hablar y de contarle que iban en serio la deja tranquila, aunque sigue hablando a sus espaldas. Por
ello todas sus amigas le dan de lado y eso hace que su relación se fortalezca. Toda su vida se centra
en él: es su mejor amigo, su compañero, con quien lo comparte todo, con quien vive su primera
vez… Eso duró los tres primeros meses de relación, pero después empezó a tener problemas con sus
padres, con los porros, etc., y se desahogaba con ella. Empiezan a tener peleas y discusiones, porque
él está mal y lo paga con ella.
Un día que no pensaba salir ella lo estuvo llamando desde las 22:00 hasta las 3:00 y no le cogió el
teléfono, y a las 5:00 de la mañana llama la madre de él a la informante para preguntarle si estaba
con ella, y ella lo encubre y le dice que sí, pero se queda muy preocupada. A las 7:00 da señales de
vida y la llama, pero estaba completamente fumado y no dio muchas explicaciones, sólo se había
ido de fiesta con los amigos. Pero al día siguiente va a buscarla enfurecido y tienen una pelea
terrible: él da puñetazos en las paredes, tira cosas al suelo, etc., todo porque decía que ella no era
nadie como para controlarlo, ni para hablar con su madre ni para querer saber dónde está a cada
momento. A partir de ese momento, las peleas comienzan a ser habituales. Esto produce la
desmotivación con su pareja y la lleva a conocer a un chico con el que tiene un rollo. Pero cuando
su novio se entera corta con ella y se dedica a insultarla. La llama por teléfono y le dice que se va de
putas e intenta denigrarla todo lo posible. Ella le pide perdón e intentó por todos los medios volver
con él, y para conseguirlo decide demostrarle lo que sentía por él sometiéndose a todos sus deseos.
Se quedaba en casa sin salir si él se lo ordenaba, aceptaba que la insultase y aceptaba que él saliese
e hiciese lo que quisiese para que la perdonase.
En las fiestas de Elche el se va de fiesta y ella se queda esperando su permiso para salir. Pero como
él no la llama decide salir por su cuenta con sus amigas. Pero estando de fiesta se lo encuentra y él
se enfada con ella y la lleva a su casa, mientras él sigue de fiesta.
Un día, estando durmiendo la siesta juntos, él le ordena que vaya a por tabaco, pero ella estaba
cansada y dormida, de modo que le dice que no, pero él insiste y ella termina contestándole mal. Su

15
respuesta fue pegarle un guantazo.
A pesar de la agresión ella lo perdonó, pero su relación iba cada vez a peor, él no la respetaba y
seguía insultándola y tratándola mal. Hasta que ella, escuchando a sus padres y amigas, decidió
cortar con él, aunque siguen viéndose de vez en cuando.

CONCLUSIONES: De los datos que nos proporcionaron nuestros/as informantes podemos apreciar
que las situaciones de sexismo en parejas adolescentes pueden llegar a niveles de maltrato. Somos
conscientes de que la selección de informantes estaba orientada a mostrar los casos más destacados
de sexismo, necesitaríamos un muestreo mucho mayor para que fuese significativo, pero sí
consideramos que estos casos son ejemplificantes del sexismo presente en las parejas adolescentes.
La actitud de rechazo hacia la chica que toma la iniciativa y que se comporta como un chico. Los
chicos que quieren ejercer el control pleno sobre sus parejas, los insultos hacia las chicas, el control
de su manera de vestir y de sus comportamientos, etc., muestran que lo investigado teóricamente
sigue viviéndose en la realidad cotidiana de demasiadas parejas adolescentes. Pero el sexismo está
tanto en la actitud sumisa de algunas chicas, como en el desempeño del rol dominante en los chicos.
Aunque hay parejas en las que los roles se invierten. Pero todavía falta mucho para conseguir una
plena igualdad entre las parejas adolescentes. Y éstos serán los educadores del futuro.

5. ENCUESTAS.
Para conseguir un muestreo más representativo de las actitudes de los/as adolescentes y comprobar
el grado de sexismo que existe en las relaciones de los/as adolescentes decidimos realizar una
encuesta, que pasamos a 100 alumnos de 1º de bachillerato del IES Misteri d’Elx, 63 chicas y 37
chicos. La encuesta intentaba apreciar tanto el ambiente familiar sexista o no sexista en sus hogares,
como sus actitudes en sus relaciones de pareja.
1. ¿Quién hace las tareas domésticas en casa?
Hay una mayoritaria repartición en la realización de tareas domésticas, sin embargo, todavía se
mantiene un alto porcentaje en el que la
3%
L@s hij@s mujer es la encargada de la realización
3% la m adre
m adre e hij@s
de las tareas. Tan solo en un 5% de los
18%
56% el padre casos el hombre realiza las tareas del
padre e hij@s
asistenta hogar, por lo que se mantiene la
9%
Todos
5%
tendencia a asociar estas tareas a la
4% 2% Madre y abuela
mujer.

16
2. ¿Quién trabaja fuera del hogar?

3% padres
18%
padre

m adre
5% 50%
m adre y herman@s
6%
Tod@s

18% nadie

Hay una tendencia mayoritaria al trabajo fuera del hogar de los dos progenitores, pero sigue
habiendo un alto porcentaje de progenitores masculinos que aportan el sustento económico en
solitario. Se aprecia una correspondencia entre el reparto de tareas equitativo y el trabajo fuera del
hogar de ambos progenitores, pero sigue habiendo un mayor número de mujeres que trabajan fuera
y dentro del hogar, mientras que el número de hombres que realice esas dos funciones es escaso.

3. ¿Colaboras en las tareas domésticas?


Chicos: Chicas:

16% 6%

sí 16% sí
8%
no no

a veces a veces

76% 78%

Como observamos hay una completa igualdad entre los chicos y las chicas encuestados a la hora de
su atribución sobre la colaboración con las tareas domésticas, sin embargo, esto que dicen que
hacen no se corresponde con los resultados sobre quién realiza las tareas domésticas.

4. ¿Quién lleva la economía doméstica?

2%4%
2%
12% padres

madre
44% padre

todos

otros

ns/nc
36%

Aunque hay 44% de los/as encuestados/as en los que ambos llevan la economía doméstica, sigue

17
habiendo un alto porcentaje de madres que se encargan de ella, un 36%, más del doble de los
progenitores varones que lo llevan en solitario. Aquí se aprecia más la asociación de lo doméstico al
género femenino.

5. ¿Quién toma las decisiones en el hogar?

9%
2%

padres

m adre

padre
33% 56%
todos

En la línea de lo anterior, en más de la mitad de los hogares toman las decisiones ambos padres, sin
embargo detectamos que todavía hay un alto porcentaje de madres que se encargan de tomarlas, un
33%, mientras que los padres en solitario solo representa un 2% de los/as encuestados/as.

6. ¿En tu círculo de amistades predominan chicos o chicas?


Chicos: Chicas:

18% 25%
am igos 34% amigos

am igas amigas
53%
por igual por igual
29%

41%

Podemos apreciar que, propio de la etapa vital de los/as encuestados/as, hay un claro predominio de
la endogamia de género entre ellos, es decir, ambos se relacionan mayoritariamente con personas de
su mismo género, como pudimos apreciar en el trabajo de campo.

7. ¿Crees que una verdadera amistad es imposible entre un hombre y una mujer?

18
Chicos: Chicas:
13,50% 8%


si

no no

86,50%
92%

8. ¿Tienes o has tenido pareja? 9. ¿Dónde os conocisteis?


18% centro de
18% estudios
30% Internet

sí sitio de ocio
8%
la calle

no en casa de
16% 7% amig@ s
sin contestar
82% 21%
10. ¿Cuánto tiempo ha
durado?
Como podemos apreciar por las tres últimas
De 1 a 3 m eses
24%
29% De 3 a 6 m eses
preguntas, los/as encuestados/as en su
De 6 m eses a 1 año mayoría han tenido pareja, aunque esta no

9%
De 1 a 2 años haya sido muy duradera. Pero ello les
m ás
8% permite tener suficiente conocimiento y
sin contestar
13% experiencia para ser sujetos significativos
17%
en nuestra investigación.

11. ¿Invitas o te invitan?


Chicas: Chicos:
10% 8%
29%
invito
invito
m e invitan
m e invitan
56% 34% por igual
por igual
50% ns/nc
13%

Aunque la tendencia es igualitaria tanto en chicos como en chicas, podemos apreciar que el
porcentaje de chicos que invitan a las chicas es mayor que el de chicas. Por correspondencia, el
número de chicas que son invitadas es mucho mayor que las invitadoras. Aunque lo observado en la
noche apunta más hacia el rol pasivo femenino. Sin embargo, lo observado en el Mcdonald’s sí
encaja con estos resultados.

19
12. ¿Quién crees que debería dar el primer paso para iniciar la relación?

2% 5%

la chica
38% el chico
depende
55%
ns/nc

En el análisis general apreciamos que más de la mitad de los/as encuestados/as admite que el primer
paso puede darlo cualquiera de los dos, según la situación y circunstancias. Pero, sigue habiendo un
porcentaje muy elevado, 38%, que cree que debe ser el chico quien inicie la relación, mientras que
sólo un 5% considera que debe ser la chica la que tome la iniciativa. De modo que apreciamos una
actitud pasiva en las chicas, mucho más marcada que en los chicos. Esto podemos apreciarlo mejor
en el análisis realizado por género. Ninguna de las chicas encuestadas considera que debe ser ella
quien tome la iniciativa, mientras que en los chicos hay una actitud más igualitaria.

Chicas: Chicos:
ns/nc
2% 3%
21%
el chico
el chico
el chico la chica
la chica
depende 48% depende
50% depende 13%
ns/nc
ns/nc
63%
la chica
0%

13. Si tuvieras pareja, ¿te importaría que te dijese cómo vestir?

20% Mayoritariamente los/as encuestados/as no aceptan que les


controlen su forma de vestir, mucho más en las chicas que
sí en los chicos, donde la aceptación de las imposiciones
no
sobre cómo vestir está más establecida. Según esto, no
parece que esté muy extendido el control de la forma de
80%
vestir de la pareja, aunque por las entrevistas no es algo
que se pueda descartar completamente.
Chicos: Chicas:

20
10%

sí sí
37% no no

63%

90%

14. En una pareja, ¿cada uno tiene su espacio?


Además del rechazo mayoritario al control de la ropa, hemos de señalar que todos/as los
encuestados/as afirmaron que en una relación cada uno tiene su espacio, por lo que no se admite un
control excesivo por parte de la pareja.

15. ¿Crees necesario el romanticismo en una relación?

19%


no

81%

La necesidad del romanticismo en una relación es mayoritariamente aceptada, siendo mayor esta
aceptación en las chicas que en los chicos. Con ello podemos apreciar que sigue habiendo una gran
idealización sobre cómo deben ser las relaciones de pareja.

Chicos: Chicas:
8%
16%

sí sí
no no

92%
84%

16. ¿Deben los hombres mostrar sus sentimientos?

21
2%

no

98%

Como vemos, el tópico “los hombres no lloran” ha dejado de tener vigencia. Salvo 2 chicos de
los/as encuestados/as que consideran que no se deben mostrar los sentimientos, la gran mayoría ha
dejado de considerar negativo que los hombres muestren sus sentimientos.

17. ¿Consideras que tu pareja debería pasar la mayor parte de su tiempo contigo?

1%
15%


no
ns/nc

84%

Como vemos, la mayoría de los/as encuestados/as considera que no se debe depender de la pareja
completamente, siguiendo la línea de que cada uno/a debe tener su espacio. Pero aún sigue
habiendo un 15% de los/as encuestados/as que considera que debe estar la mayor parte del tiempo
con su pareja, lo que implica un control de tiempos y espacios.

18. ¿Te consideras una persona celosa?


Chicos: Chicas:

45%

49% 51% sí 55% no
no

Como vemos, a pesar de que los/as encuestados/as defienden su espacio y su independencia


respecto a sus parejas, más de la mitad de los/as chicos/as afirman ser celosos/as. Los celos son
indicativos de inseguridad, conllevan cierto control de la conducta del otro y, llevados al extremo,
podríamos considerarlos un signo de sexismo, pues no se confía en la otra persona ni se la valora.
19. ¿Los celos son un signo de cariño o de posesión?
22
20%
cariño
36%
posesión

las dos
cosas
44%

Para comprobar la percepción de los/as adolescentes sobre los celos, tratamos de ver como los
percibían ellos/as. De los resultados podemos deducir que la mayoría considera que son un signo de
posesión. Aunque se siguen asociando al cariño, y es en esos casos cuando los sujetos no los
perciben como algo sexista, llevando a situaciones de control sobre el/la otro/a no conscientes, que
conllevan el tipo de sexismo que analizamos teóricamente: me quiere, por eso me controla, me grita
o me pega. Considerar esas actitudes como algo ligado al cariño implica aceptar comportamientos
sexistas sin reconocerlos como tales.
Chicas: Chicos:
11%

25% 34% cariño

37%
cariño posesión
posesión
las dos
las dos cosas
cosas
55%
38%

20. Si tuvieras pareja, ¿te gustaría saber lo que hace en cada momento?

23
20%


no

80%

Aunque más de la mitad de los/as encuestados/as se consideraban celosos/as, el porcentaje de


aquellos/as que quieren controlar a su pareja en todo momento no es muy elevado, pero sigue
siendo significativo que un 20% de los/as adolescentes encuestados/as quieran ejercer un control
total sobre sus parejas.

21. ¿Pondrías a prueba a tu pareja?

40% sí
no
60%

Aunque no se persiga un control total sobre la pareja, sí vemos que hay bastante desconfianza en la
pareja, un 40% de los/as encuestados/as someterían a su pareja a una prueba de fidelidad. Esta
desconfianza lleva al ejercicio del control sobre el otro y puede producir actitudes sexistas.

Chicas: Chicos:

27%

48% sí

52% no
no

73%

24
La desconfianza en la pareja es mucho mayor en chicas que en chicos, casi la mitad de las chicas
desconfía de su pareja y la sometería a prueba, confirmando los prejuicios sobre la promiscuidad
masculina y la necesidad de control de sus comportamientos y actitudes. Esta desconfianza puede
llevar a que si se ejerce un control sobre ellas por parte de su pareja, lo entiendan como un gesto de
cariño, pues están pendientes de ellas y les demuestran así que le importan.

22. ¿Como reaccionarías ante una infidelidad?


Chicos: Chicas:
hablando con mi
hablando con pareja
14% mi pareja 11% 13%
22% sin perdonarle ni
sin perdonarle 3% 3% dejarle
ni dejarle 6% le perdonaría
Le perdonaría
6% le dejaría

8% Le dejaría
hablando con la
otra persona
50% ns/nc
64% ns/nc

De estos datos se deduce que mayoritariamente no se admite una infidelidad, la reacción más
común ante una infidelidad es dejar a la pareja, aunque está más extendida entre las chicas que entre
los chicos. Esto encaja con la percepción de una mayor desconfianza de las chicas hacia sus parejas.
Las actitudes comprensivas y dialogantes empiezan a extenderse, más en los chicos que en las
chicas, pero todavía se considera la fidelidad como la base de la pareja.

23. Si tuvieras que discutir algo con tu pareja, ¿lo harías en público o en privado?
Chicas: Chicos:
11% 3%

2%

privado privado
público
no im porta público

87% 97%

La mayoría de los/as encuestados/as prefieren discutir en


privado, evitando escándalos y espectáculos en público. Pero a quienes menos les importa dónde
suceda es a la chicas, cuando hay que discutir sobre algo importante, lo hacen en el momento. Los
chicos son más reservados a la hora de tratar los asuntos de pareja.

24. ¿Un acto de desprecio haría que te cuestionases la relación?

25
21%


no

79%

Si su pareja no los/as valora o si es capaz de despreciarlos/as ya sea en público o en privado, la


mayoría de los/as encuestados/as se plantearía si esa persona es adecuada para ellos/as o no. Eso no
quiere decir que abandonasen la relación, sino que al menos sí le darían un toque de atención a su
pareja. De este modo vemos que las actitudes que impliquen falta de respeto sí son consideradas
negativas por los adolescentes estudiados.

25. ¿Ante un error importante darías otra oportunidad?

3% Esta pregunta confirma lo anteriormente señalado,


8%
pues aunque un acto de desprecio haga que se
cuestionen la relación, la gran mayoría daría otra

no oportunidad ante un error importante. Por ello, muchas
ns/nc
veces, una actitud sexista o un comportamiento
violento no producen una ruptura, llevando a que la
89%
situación se haga más problemática y que puedan
desarrollarse conductas y actitudes cada vez más discriminatorias y sexistas.

26. ¿Y si se volviese a repetir?

4%
14%


no
ns/nc

82%

Sin embargo, cuando la situación se repite, la mayoría de los/as adolescentes encuestados/as no


volverían a dar más oportunidades. De modo que la reiteración de un error grave llevaría a la
ruptura o al fin de la relación con esa pareja. Sin embargo, eso no ocurre con las actitudes sexistas
cotidianas, que no se detectan como tal y que se aceptan como algo normal.

26
27. ¿Qué importancia le darías a las relaciones pasadas de tu pareja?
Como vemos, las relaciones pasadas de los/as
8%
encuestados/as son poco significativas, apenas tienen
ninguna importancia para la pareja actual, de modo que no son
poca
39% 53% causantes de celos o actitudes sexistas. Ya no se valora
m ucha
que la pareja no haya tenido otras relaciones antes.
Aunque aún queda cierta idealización al respecto.

28. ¿Hay alguien que lleve la iniciativa en una relación? ¿Quién suele hacerlo?

3% 13% sí, la chica


14%
sí, el chico

21% sí, entre los dos


14%
no, ninguno

depende de la
persona
35% ns/nc

A la hora de atribuir quién lleva la iniciativa en la relación, destacan las relaciones igualitarias, entre
los dos o ninguno casi llegan a la mitad de los/as encuestados/as, pero sigue habiendo un alto
porcentaje que considera que es el chico quien debe llevar la iniciativa, es decir, dirigir en la
relación, una actitud que mantiene los roles pasivos en las chicas y obliga al chico a ser controlador
y ejercer el dominio, pues es lo que se espera de él.

29. ¿Seguirías con tu pareja por miedo a estar solo/a?


La mayoría de los/as encuestados/as no seguiría con
5%
su pareja por miedo a estar solo/a, de modo que ese

es otro factor que podríamos descartar a la hora de
mantener una relación con una pareja que no te
no
valora o que te trata de manera discriminatoria. No
se aceptan actitudes sexistas por miedo a estar solo/a,
95%
aunque de los 5 que sí lo harían, 4 eran chicas,
reflejando una mayor dependencia emocional en las chicas, pero no consideramos que sea
significativa.

27
30. ¿Se puede seguir siendo amigos después de una ruptura?

11%

17%
no

depende del
m otivo de la
72% ruptura

Para finalizar, vemos que cuando una relación acaba no implica el fin de la amistad entre la pareja.
Se sigue valorando más la amistad que la ruptura, aunque se tienen en consideración los motivos de
la ruptura. Un fin tormentoso o una infidelidad puede producir que se acabe mal, pero el fin de una
relación, en su mayoría, no supone el distanciamiento total, aunque son las chicas quienes más
abundan en la importancia del motivo.

De las 12 chicas encuestadas que son invitadas normalmente, 8 de ellas opinan que el chico debe
dar el primer paso en la relación y 9 viven en un hogar en el que la realización de las tareas se
realiza exclusivamente por parte de la madre, y de los 8 chicos que invitan normalmente, 6 opinan
que es el varón el encargado de dar el primer paso y 5 contestan que la madre es la que realiza las
tareas domésticas. De modo que podemos apreciar que hay una correlación evidente entre los roles
que los/as encuestados/as viven en su entorno familiar, una relación de desigualdad hacia la mujer y
un rol dominante del hombre, y la reproducción de estos roles en su vida cotidiana.

6. CONCLUSIONES.
En el análisis teórico de nuestro trabajo detectamos que entre los/as adolescentes había casos de
maltrato con bastante frecuencia, pero no se les prestaba atención, e incluso se intentaban justificar
planteándolos como una consecuencia del afecto que siente la pareja o como una muestra de interés
por el bienestar de la otra persona. Esta realidad la hemos podido constatar en dos de nuestras
entrevistas, donde el maltrato físico y psicológico no implicaba la ruptura con la pareja. También lo
hemos constatado, aunque en menor medida, en las encuestas, pues casi todos/as darían otra
oportunidad a su pareja ante un error. Sin embargo, no parece que se admita el maltrato si se
produce de manera reiterada, pues la mayoría se plantearía la relación en caso de desprecio y no

28
volverían a dar una oportunidad en caso de repetirse el error grave.
Sin embargo, las actitudes sexistas que pueden llevar al maltrato, como pueden ser el control
excesivo, el acoso o el daño psicológico no se perciben como un riesgo y en muchos casos se
admiten como formas de expresión del cariño. Esto lo podemos apreciar tanto en las entrevistas,
donde el control por parte de las parejas a los/as informantes no supone la ruptura con la pareja
(salvo en la primera informante), como en las encuestas, donde los celos se perciben como un gesto
de cariño en gran medida. Pero no parece que se admita el control excesivo por parte de la pareja,
pues todos/as consideran que necesitan su espacio y en un alto porcentaje prefieren no ser
controlados/as ni controlar a su pareja, no quieren pasar todo el tiempo juntos ni admiten el control
sobre su forma de vestir. A pesar de ello, aún queda un porcentaje relativamente significativo, en
torno al 20% de los/as encuestados/as que admite estas actitudes sin cuestionarlas. Además, si
tenemos en cuenta que más de la mitad reconoce ser celoso/a, parece que todavía queda mucho
trabajo por hacer para que se establezcan completamente las relaciones igualitarias entre los
adolescentes.
También pudimos apreciar en nuestro análisis teórico que desde la infancia el varón interioriza los
roles de dirección y ejercicio del control de la relación, lo que deja a la chica supeditada a éste y la
coloca en posiciones de subordinación, dando mayor importancia a lo masculino sobre lo femenino.
Esto pudimos comprobarlo en nuestras observaciones de campo, donde apreciamos la actitud pasiva
de las chicas (esperan a que el chico de el primer paso), la toma de la iniciativa constante por parte
de los chicos (ir a pedir, pagar, intentar ligar, etc.), su control y protección hacia las chicas (actitudes
protectoras ante el resto de chicos). También lo constatamos en las encuestas, pues aunque más de
la mitad reconoce que invita, tanto chicos como chicas por igual, la tendencia es que los chicos
inviten en mayor medida. De la misma forma que ninguna chica toma la iniciativa, cosa que
realizan la mayoría de los chicos, y éstas esperan que sea el chico quien la tome, aunque la
respuesta más generalizada es que depende de la situación. De esta manera podemos constatar que
el rol activo del chico y el pasivo de la chica está muy extendido entre los/as adolescentes, y cuando
una chica adopta el rol activo, como comprobamos en nuestra primera entrevista, se la descalifica y
no está bien vista por los chicos.
Este énfasis en la actitud pasiva de las chicas y el rol activo de los chicos produce que no se aprecie
como sexista el control excesivo ejercido por parte de los chicos sobre la manera de vestir o sobre
las actividades de la otra persona. El control de los horarios, tiempos de ocio, salidas, viajes, etc., es
una forma de ejercer el dominio sobre la otra persona, algo que se espera del chico por su papel
activo, pues todo tiene que pasar por su supervisión, exigiendo la propia aprobación para cualquier
actividad sin dar explicaciones de la propia. Quizá esto quede más patente en la última entrevista,
donde la informante necesitaba permiso para salir del chico con el que estaba.

29
Sin embargo, la tendencia que se deduce de las encuestas parece indicar que mayoritariamente se
tiende a la igualdad entre los/as adolescentes, pero aún hay que limar ciertos aspectos sexistas, que
seguramente proceden de la educación recibida en el ambiente familiar, donde observamos que se
sigue asociando lo doméstico a la mujer, tanto a la hora de tomar las decisiones, como de realizar
las tareas domesticas y llevar la economía del hogar. Aunque la tendencia es a que lo realicen ambos
progenitores, sigue habiendo un alto porcentaje de hogares en los que lo domestico está
exclusivamente asociado a la mujer, mientras que el trabajo fuera del hogar lo realizan ambos
progenitores o, principalmente, el hombre. Y como vemos en nuestra correlación, esto repercute en
la concepción de sí mismos/as que después reproducen los/as adolescentes, manteniendo en un alto
porcentaje el rol pasivo femenino y el rol activo masculino captados en el hogar.
Si tenemos en cuenta, siguiendo a Narotzky (1995), que el género es una construcción social que no
debe confundirse con el sexo, las actitudes, valores y comportamientos que se transmiten a los/as
adolescentes en sus hogares configuran su autoconcepto al tiempo que marcan los estereotipos que
deben seguir. De modo que aquellos hogares que perpetúen las actitudes sexistas y no igualitarias
hacen un flaco favor a la coeducación no sexista que requiere la sociedad actual.
De un chico se espera que evite aparentar ser femenino, que tenga éxito en lo que realiza, que tenga
fortaleza, seguridad y confianza en sí mismo, que sea independiente e, incluso, que sea agresivo.
Mientras no se rompan estos tópicos creándose nuevas masculinidades más acordes con una
sociedad igualitaria en cuestiones de género difícilmente conseguiremos erradicar el sexismo entre
los/as adolescentes. Por suerte, parece que la tendencia está cambiando, pues la gran mayoría de
los/as encuestados/as no ve mal que un chico muestre sus sentimientos. Aún así queda un largo
camino por recorrer, aunque parece que vamos en la dirección adecuada.
Para aportar nuestro granito de arena, hemos expresado nuestras conclusiones en el cortometraje
adjunto, donde pretendemos evidenciar y denunciar muchas de las actitudes y comportamientos
sexistas que hemos detectado en nuestro trabajo. En paralelo se presentan dos parejas de
adolescentes en un momento de crisis por el enfado de uno de sus miembros. En la primera pareja
se muestra a un chico celoso y controlador, que roza el maltrato, en la segunda, una pareja más
igualitaria que dialogando solucionan sus diferencias. Con el final pretendemos mostrar que no hay
por qué aguantar a alguien sexista a tu lado, que querer no es motivo suficiente para perder tu
propia identidad tratando de adaptarla a alguien posesivo/a y celoso/a, y que siempre se puede
encontrar a alguien que te respete y que no sea sexista.
La exposición del cortometraje en un aula de 4º de la ESO, en la asignatura de Ética, produjo que se
desatase un intenso debate sobre qué sucedía al final. Quienes afirmaban que se produce una
infidelidad justificaban, en cierto sentido, el comportamiento del chico de la primera pareja, quienes
defendían que habían roto con sus parejas y que habían empezado una nueva relación, comprendían

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que no se debe estar con alguien así. Pero todos coincidían en que la mejor manera de llevar una
relación es por medio del diálogo y no imponiendo a la otra persona lo que debe hacer. Por ello
consideramos que el cortometraje permite denunciar las actitudes sexistas y hace que los
adolescentes reflexionen sobre cómo debería ser una relación de pareja.

MIRADA CRÍTICA

7. BIBLIOGRAFÍA.
-Ayuntamiento de Elche (2007), Guía de bachillerato: iguales para el 2015, Ayuntamiento de
Elche, Elche.
-Narotzky, S. (1995): “Mujer, mujeres, género. Una aproximación crítica al estudio de las mujeres
en las ciencias sociales”, Madrid, Monografías 14, Consejo Superior de Investigaciones Científicas
(CSIC).
-Pasqual y Garrido, V. (2003): L’infern de marta;La mascara de l’amor, Alzira, Bromera.
-Posadas, C. y Courgeron, S. (2004), A la sombra de Lilith: en busca de la igualdad perdida,
Barcelona, Planeta.
-Provansal, D. (2001): “Antropología mediterránea y construcción de las categorías de género:
comentarios críticos”, en Mary Nash y Diana Marre (ed.), “Multiculturalismo y género. Un estudio
interdisciplinar”, Barcelona, Bellaterra, págs. 71-85.
-Segarra, M. y Carabí A. (2000): Nuevas masculinidades, Barcelona, Icaria.

En Internet:
-Meras Lliebre, A. (2003), Prevención de la violencia de género en adolescentes, estudios de
juventud nº 62/03 (www.injuve.mtas.es/injuve/contenidos.downloadatt.action?id=1586300430)
-Comisión para la investigación de malos tratos a mujeres (2005): La violencia de género en las
mujeres jóvenes, Madrid. (www.malostratos.org/images/pdf/CIRCULAR%20CIMTM%2017-11-
1997.pdf)
- www.wikipedia.org

- www.malostratos.org

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ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN................................................................................................1

2. FACTORES POR LOS QUE SE PRODUCE EL SEXISMO...........................1

2.1. TIPOS DE AGRESORES......................................................................3

2.2. SEXISMO EN LAS PAREJAS ADOLESCENTES............................4

3. OBSERVACIÓN PARTICIPANTE.....................................................................6

3.1. LA NOCHE ILICITANA......................................................................6

3.2. L'ALJUB Y EL CONCIERTO..............................................................9

4. ENTREVISTAS...................................................................................................11

5. ENCUESTAS.......................................................................................................15

6. CONCLUSIONES...............................................................................................25

7. BIBLIOGRAFÍA.................................................................................................28

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