Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
FACULTAD DE DERECHO
UNIVERSIDADES SANTO TOMAS
MAESTRÍA EN DERECHO PENAL
Septiembre de 2015
2
TABLA DE CONTENIDOS
INTRODUCCIÓN……………………………………………………….6
MARCO REFERENCIAL……………………………………………...11
LA CULPA……………………………………………………………….21
EL TIPO CULPOSO…………………………………………………….22
CONCEPTO………………………………………………………………22
LA IMPRUDENCIA EN EL NORMATIVISMO………………………54
NORMATIVA……………………………………………………………..57
LA ANTIJURIDICIDAD EN LA CULPA................................................64
PRINCIPIO DE DEFENSA…………………………………………….....66
PRINCIPIO DE CONFIANZA…………………………………………….68
PRINCIPIO DE RIESGO………………………………………………….70
RESPONSABILIDAD DE LA VICTIMA………………………………...73
MARCO LEGAL…………………………………………………………76
JURISPRUDENCIA NACIONAL………………………………………77
CONCLUSIONES Y PROPUESTAS……………………………………94
BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………..97
6
INTRODUCCIÓN
Hoy no existe duda que el problema del delito imprudente concierne también
al tema de la imputación objetiva, pues el legislador penal de la Ley 599 de
2000 estableció en la definición de la culpa el elemento normativo incluido en
el tipo objetivo de tal construcción, denominado infracción al deber objetivo
de cuidado y su relación vinculante con el resultado típico, violación al deber
objetivo de cuidado que coincide con el primer criterio de imputación
conocido como creación del riesgo jurídicamente relevante. Conforme con
ello, nos interesa establecer las pautas a tener en cuenta en la imputación de la
conducta siempre que se trate de atribuir responsabilidad en un delito culposo
referido al tráfico rodado.
Además no se puede pasar por alto que las normas de tránsito tienen el
carácter de normas extrapenales de seguridad, y se constituyen en un indicio
para determinar el deber de cuidado con la vida, con la salud o con los demás
bienes jurídicos de terceros. De ahí la importancia de poder determinar reglas
claras en esta materia.
permitido, esto es, con ella se infringe o no el deber objetivo de cuidado. Dar a
conocer las pautas existentes ofrecidas por la legislación y comprender las
construidas por la doctrina nacional y foránea, permitirán establecer unas
bases sólidas que sirvan de topois o puntos de arranque en la solución de los
casos complejos que han sido discutidos en el contexto del derecho penal.
MARCO REFERENCIAL
2
Engisch, 1930, 344
13
Esa confianza en que los demás respetaran las normas es un principio básico
de los ordenamientos jurídicos, pues sin confianza reina el caos y el desorden.
Precisamente esa circunstancia de ser un principio básico del ordenamiento
jurídico en un Estado social y democrático de derecho, propicia utilidad como
criterio normativo de imputación en el ámbito de atribución de conductas
penales. Y es precisamente en sede del delito imprudente y en las actividades
realizadas mediante estructuras jerarquizadas donde tal principio ha adquirido
mayor vigencia.
3
Marcelo Ferrante, Una introducción a la teoría de la imputación objetiva, Universidad externado de
Colombia, 1998.
17
4
Günther Jakobs, La imputación objetiva en Derecho Penal, Universidad Externado de Colombia, 2004
18
Entre los temas actuales álgidos por los que pasa la discusión del delito
imprudente en el tráfico rodado y el mismo concepto de violación al deber
objetivo de cuidado, está el enfrentamiento entre dos principios, el de
confianza y el principio de seguridad o de conducción dirigida. Éste último
19
En este trabajo tomo partido por la necesidad de armonizar los dos principios,
de forma tal que los dos tengan una práctica constante en esta actividad.
sociedad del riesgo, pues los diseños de nuevas vías, la utilización de medios
de transporte más veloces y más aerodinámicos ha contribuido de esa misma
forma para que el riesgo de accidentes se incremente o adquiera diversas
modalidades de ocurrencia.
LA CULPA
EL TIPO CULPOSO
22
CONCEPTO
Lo anterior nos indica que, todos los delitos son dolosos, pero los culposos
estarán expresamente señalados en la parte especial del Código Penal:
homicidio y lesiones por culpa (artículos 109, 120, 121), lesiones culposas al
feto (artículo 126), contaminación ambiental culposa (explotación de
yacimiento minero o hidrocarburo- artículo 333 del CP), daño a los recursos
naturales y contaminación ambiental culposos (artículo 339 CP), delitos de
peligro común por culpa (artículo 360 del CP), peculado culposo (artículo 400
CP), fuga culposa (artículo 450 CP).
5
Antolisei, Manual de Derecho penal, pag. 269
6
Romero Soto Luis E., Derecho Penal, pag. 166
23
Lo anterior nos indica que los delitos culposos son conductas que lesionan
efectivamente un bien jurídico o lo ponen en peligro, pero, el fin no es
previsto por el actor; pero no milita la intención de producir el resultado
típico. La acción imprudente es también una actividad voluntaria, es decir,
encausada a un objetivo previsto, conducir, intervenir quirúrgicamente, operar
una máquina, explotar recursos mineros o de hidrocarburos, etc., pero no hay
una actividad finalistica de lesionar el bien jurídico tutelado. Por el contrario
en el delito doloso la acción voluntaria está encausada a la realización del
resultado; la diferencia radica en que en las conductas dolosas se quiere el
resultado típico u en las culposas se quiere un hecho no típico.
Según Antolisei, ―El deber de cuidado no surge del tipo mismo sino de un
ámbito regulativo que se encuentra fuera del sistema punitivo (reglamentos de
la actividad), por lo tanto el tipo culposo contiene unos elementos de remisión
cuyo contenido corresponde al Juez completar con apoyo en las regulaciones
existentes. Ese ámbito de previsión y cuidado puede surgir de usos sociales (el
mantenimiento de un arma), de las costumbres, de los reglamentos de
7
Betiol, Derecho Penal, pag.399
24
8
Antolisei, Manual de derecho penal, pag 273
25
9
Jesús Orlando Gómez López, Teoría del delito (2003)
26
previsto confió en poder evitarlo. Al lado del deber objetivo de cuidado el tipo
culposo se edifica sobre la ―previsibilidad” del resultado como consecuencia
de la violación del deber de cuidado‖10.
10
Jesús Orlando Gómez, ibidem
27
11
Francisco Muñoz Conde, Teoría general del delito (1999).
28
―En 1930, el penalista alemán Engisch destacó que entre la pura conexión
causal de la acción imprudente con el resultado y la culpabilidad (elementos
que eran los únicos que se exigían entonces) había un tercer elemento
importantísimo, sin el cual no podría fundamentarse el tipo de injusto del
delito imprudente: el deber objetivo de cuidado”13
12
Francisco Muñoz Conde, Teoría general del delito,1999
13
Francisco Muñoz Conde, ibidem
29
Agrega Foucault: ―Entre las prácticas sociales en las que el análisis histórico
permite localizar la emergencia de nuevas formas de subjetividad, las
prácticas jurídicas, o más precisamente, las prácticas judiciales están entre las
más importantes‖.
Las prácticas judiciales- la manera en que, entre los hombres, se arbitran los
daños y las responsabilidades, el modo en que, en la historia de Occidente, se
14
Michel Foucault, La verdad y las formas jurídicas (1995)
30
15
Michel Foucault, La verdad y las formas jurídicas (1995)
31
16
Claus Roxin, Derecho Penal, Parte General, pag. 999
33
17
Francisco Muñoz Conde, ibidem
18
Jesús Orlando Gómez López, ibídem
34
Uno de los temas más espinosos en la ciencia del derecho penal es el relativo a
los delitos culposos, dado que, determinar que lo no intencional puede ser
culpable, implica un gran esfuerzo teórico.
En principio, los clásicos se centraron en el tema de la voluntad, al afirmar que
la diferencia entre el dolo y la culpa era la falta de voluntad.
A partir de la doctrina de la acción finalista desarrollada por el alemán Han
Welzel, se logró una mayor precisión en punto al delito culposo; señalando
puntualmente que, en los delitos imprudentes el reproche se produce no en el
desvalor de la acción, sino en el desvalor del resultado.
En la práctica, el delito culposo se tipifica, cuando el autor no tiene la
intención de producir el resultado típico, pero que finalmente se realiza al no
observar el cuidado debido; esto es, se produce una divergencia fáctica entre
la acción emprendida por el autor y el resultado no deseado, pero que pudo
evitarse si se hubiera tenido el cuidado necesario.
La teoría del cuidado debido o necesario que se atribuye a la teoría final de la
acción, constituyó un paso determinante de cara al delito culposo o
imprudente, que precisó que, el desvalor de la acción en los delitos
imprudentes surge al no observarse el cuidado debido; y que, como
En punto a los elementos del delito culposo, debe señalarse que, de entrada
debe militar la ausencia de dolo.
―Como elementos del tipo culposo se tienen: a) El sujeto activo. b) Un deber
objetivo de cuidado, el cual se determina con criterios generales. c) La
conducta que viola el deber de cuidado, que se determina con criterios
individuales. d) La previsibilidad y evitabilidad del resultado como secuela de
la violación del deber de cuidado, el cual se determina con criterios
individuales y e) La imputación jurídica del resultado. Como se puede ver, el
tipo culposo a semejanza del doloso tiene una faz subjetiva y una objetiva‖19
A. SUJETO ACTIVO
El sujeto activo puede ser simple o calificado (fuga culposa, articulo 450 del
C.P.). Es fundamental precisar que la calidad de sujeto activo la determina, el
deber objetivo de cuidado, esto es, quien estaba obligado a observar el deber
objetivo de cuidado; por esto el autor es quien determina el resultado con su
actuar imprudente y haber violado su deber objetivo de cuidado.
20
Ricardo Robles, Participación en el delito e imprudencia, pag. 200
37
tercero que genera el resultado típico, de suerte tal que el evento viene
causalmente determinado por la primera culpa. Así ocurrirá cuando un
conductor embriagado que irrumpe a gran velocidad en contra vía determina
que otro conductor para esquivar la peligrosa colisión tenga que realizar una
desesperada maniobra arrollando sin proponérselo a un peatón; de igual forma
cuando un agente de circulación, quien se encuentra ebrio da indicaciones
erradas en el tráfico automotor originando un accidente‖22
―Es el punto de partida del tipo culposo, por la naturaleza del cuidado a
observar en una determinada actividad (medicina, conducción de máquinas,
cuidado de personal de reclusos, administración de recursos del Estado, la
explotación de yacimiento minero o de hidrocarburos, cuidado de los recursos
naturales, etc.) no es posible que la ley penal señale en el tipo cual era el deber
de cuidado, por lo tanto el Juez deberá completar este elemento en ―blanco‖ o
de reenvío deduciéndolo de las normas descritas o de tradición que regula la
respectiva actividad o de los usos o normas de experiencia a observar por una
persona prudente y diligente. De esta manera, el deber de cuidado se fija
determinando cual era el exigido en el ámbito de relación‖23.
22
Jesús Orlando Gómez López, ibidem
23
Jesús Orlando Gómez López, ibidem
41
―La ley penal vigente estableció como elementos del tipo culposo, la violación
al deber objetivo de cuidado, para denotar que el deber vulnerado hace
relación al cuidado y prudencia exigible en general en el tráfico humano,
atendiendo sus particulares condiciones. En cambio el deber subjetivo de
cuidado, es el exigible al autor concreto atendidas sus capacidades y
limitaciones subjetivas; el deber subjetivo de cuidado atiende a las
particularidades del autor, y se presentará violación, siempre que al agente se
le pueda exigir personalmente, atendidas sus aptitudes, el cuidado debido. La
violación del deber subjetivo y particular de cuidado, o sea el que al autor
42
concreto se le puede exigir, no resulta a nuestro juicio elemento del tipo, sino
del juicio de culpabilidad‖24.
24
Ibidem
43
25
Ibidem
44
26
Günther Jakobs, La imputación Objetiva en el Derecho Penal, pag 54
27
ibidem
45
28
Ibidem
46
Según el profesor Luzón Peña: ―En la culpa el autor conoce cuál es el deber de
cuidado en la situación concreta, se lo representa y no obstante ello, no coloca
la diligencia de que es capaz, o conociendo cual era el deber de cuidado no se
lo representa, y actúa sin prevenir ni representarse nada respecto del resultado
lesivo. Si por el contrario el concreto cuidado que era necesario en el caso a
examen era imprevisible, se estaría ante un hecho que escapa a la culpa. La
acción culposa implica voluntariedad pero no intencionalidad, si bien la
voluntad en la culpa se encamina a un evento atípico, la voluntad de
realización de la acción (intervenir quirúrgicamente al paciente) conlleva un
dejar de observar la prudencia por incuria o por una voluntad confiada; pero lo
que no existe en la culpa es la voluntad de producir el resultado típico, por lo
tanto presupuesto lógico de la culpa es la ausencia de dolo respecto del
resultado típico‖29
Como quiera que el deber de cuidado es una forma de cuidado que la sociedad
le exige al actor, el Juez por lo general tendrá que desarrollar una actividad de
reenvío a la normatividad o reglamentación o la costumbre que regula la
actividad dada. En todo caso el actor no revela en su accionar una intención
dolosa.
29
Luzón Peña, ibidem
47
PREVISIBILIDAD
30
Quintero Olivares, Manual, pag., 357
31
Luzón Peña, Ibidem
48
Para otros autores, entre ellos, el profesor Jesús Orlando Gómez López(Teoría
del delito, 2003) la previsibilidad requerida es de tipo subjetivo, referida al
sujeto concreto, y teniendo presente sus especiales conocimientos y aptitudes
(Rol); ya que, la negligencia es referida a las posibilidades especificadas del
autor, al esfuerzo personal que podía realizar y no realizó; y no a las
posibilidades del hombre común o medio.
―Previsibilidad es la característica del resultado en el sentido de que el autor
habría podido representarse efectivamente el posible resultado típico; como se
trata de la cognoscibilidad del resultado propio del tipo, es a nuestro juicio de
una previsibilidad en concreto, pues el autor solo falta a la anticipación del
resultado, cuando él lo habría podido prever. La ley exige para la culpa que el
autor ―debió haber previsto‖ el resultado por ser previsible, o habiéndolo
previsto, confió en poder evitarlo, con lo cual señala, que se trata de un
conocimiento actualizable, esto es que el autor podía representarse y no
obstante no lo hizo.
La imprevisibilidad del resultado puede originarse en un desconocimiento de
los medios utilizados en la acción o de que el evento es en concreto
imprevisible para el autor, pues en tal situación se presentaría un verdadero
caso fortuito o sea un hecho que resulta imprevisible o inevitable.
Cuando el resultado ha sido previsto – culpa consciente o con previsión – la
acción está acompañada de un efectivo elemento psíquico, pero se diferencia
del dolo, en que, en la culpa el autor pese a prever el hecho no lo quiere y obra
con una voluntad confiada en que lo evitará; pero de todas formas en la culpa
49
EVITABILIDAD
―El resultado típico debe ser además evitable, esto es que el autor haya podido
y debido evitar el resultado atendiendo a su previsibilidad y posibilidad de
control. Si el resultado no podía evitarse, pese a su previsibilidad el evento no
es imputable a culpa o negligencia del autor, pues el derecho penal no puede
imponer lo que supera las posibilidades humanas. La evitabilidad del resultado
es un factor que debe medirse con referencia a la capacidad del autor y a lo
que a éste se podía exigir en el ámbito de la situación. Si bien la exigibilidad
de un comportamiento es elemento propio del juicio de culpabilidad, la ley en
forma expresa ha incluido la evitabilidad del resultado como elemento propio
de la estructura del tipo culposo; de lo anterior se deduce que si el resultado
32
Jesús Orlando Gómez López, ibidem
50
resultado. Pero esto no quiere decir que el resultado sea una pura condición
objetiva de penalidad y que basta que se produzca, aunque sea fortuitamente,
para que la acción imprudente sea ya punible. El resultado para ser imputado
al autor de la acción imprudente, debe estar en una determinada relación con
esta y ser la consecuencia lógica del peligro inherente o creado por la acción
misma.
En los delitos imprudentes de resultado lesivo debe mediar, por tanto, entre la
acción imprudente y el resultado lesivo, en primer lugar, una relación de
causalidad, es decir, una conexión que permita imputar ya en el plano objetivo
ese resultado concreto que se ha producido, al autor de la acción imprudente
realizada‖35.
En el derecho penal colombiano los delitos culposos deben estar
expresamente consagrados en la ley penal- numerus clausus- (artículo 21 del
C.P.)
35
Francisco Muñoz Conde, ibidem
53
―Se ha dicho que el tipo culposo es de resultado o sea que solo existe culpa si
se produce la lesión al bien jurídico tutelado previsto en la norma. Si la acción
imprudente generó peligro de producción del resultado, la acción es atípica
pues el resultado es elemento imprescindible de la culpa, por lo mismo debe
producirse la muerte, lesión personal, la pérdida de los bienes administrados,
contaminación ambiental, daño a los recursos naturales, fuga del detenido, etc.
Si no se producen todos los elementos objetivos que integran el tipo culposo,
la acción será atípica, pues en la culpa no es posible la tentativa‖36
36
Jesús Orlando Gómez López, ibidem
54
LA IMPRUDENCIA EN EL NORMATIVISMO
37
Dohna A., La estructura de la teoría del delito, pag. 60
38
Frank, Acerca de un concepto normativo de la culpabilidad, citado por Jeschek, pag. 280
55
40
Jesús Orlando Gómez López, ibidem
41
Hans Welzel, El nuevo sistema del derecho penal, pag. 69
57
normatividad penal; así las cosas, las ideas de Roxin están innegablemente
emparentadas con el funcionalismo de Jakobs el cual por cierto plantea una
posición mucho más radical‖43
44
Claus Roxin, Derecho Penal Parte General, 424 y 425
61
residual del riesgo permitido; que la norma deberá respetar, tal y como él lo
expresa ―al menos en el caso normal”.
Para Jakobs, quien no se sale de su rol según el estándar y obra dentro del
riesgo permitido no es imputable del resultado lesivo.
Esta concepción evidentemente violatoria de los postulados del Estado Social
Democrático de Derecho no reconoce parámetros garantistas, y no traza
límites a su peligroso concepto acerca de la restitución de la confianza y
fidelidad en el derecho. En palabras del profesor Jesús Orlando Gómez: ―lo
grave es que la culpabilidad no dependería de lo que uno haga y como lo haga,
sino de lo que al legislador y al Juez les parezca necesario para el
restablecimiento de la confianza en el ordenamiento‖.48
LA ANTIJURIDICIDAD EN LA CULPA
49
Francisco Muñoz Conde, ibidem
66
EL PRINCIPIO DE DEFENSA
50
Jesús Orlando Gómez López, ibidem
67
Esta teoría parte del consenso social que legítima la defensa de los valores
sociales establecidos mediante la normatividad penal, esto es, que la ley penal
debe ser el reflejo de los valores sociales imperantes, y proceder a su defensa.
51
José Almaraz, Niklas Luhmann, La teoría de los sistemas sociales antes de la autopoiesis, 1997
52
Jesús Orlando Gómez López, ibidem
68
EL PRINCIPIO DE CONFIANZA
propias, o bien cuando se puede confiar lícitamente en que ellas han sido
llevadas a cabo adecuadamente, o que así se harán cuando acabe la propia. En
los supuestos en los que existe un principio de confianza es lícito obrar como
si los otros intervinientes obraran de modo correcto, aun cuando de hecho no
lo hagan. Especialmente problemática es aquí la cuestión de si se trata de una
confianza contrafáctica fundada en la normatividad del derecho y, en su caso,
cuáles son sus límites. Personalmente, me inclino por darle ese carácter.
Véaselo con el siguiente ejemplo: el conductor se acerca a una bocacalle en la
que él posee derecho de paso y ve que, por la calle transversal, se aproxima
otro automóvil que llegará a la encrucijada en el mismo momento que él. Si el
autor pretendiera resguardar sus bienes- y la acción transcurriese en Buenos
Aires- debería frenar al llegar a la esquina y conciliar con el otro conductor,
mediante rápidas señas, un modo de resolver el conflicto.
Pero si ninguno de los dos reflexionara de ese modo, y ambos pretendieran
imponer fácticamente su poder de paso, quien no tenía derecho de paso
cargaría con la responsabilidad por la colisión, pues, por principio, la
expectativa cognitiva acerca de que una norma jurídica será incumplida, aun
cuando se funde en una enjundiosa experiencia, no resta valor obligante a
dicha norma. Esto es así precisamente porque el derecho, ya de por sí,
manifiesta que el otro debe hacer honor a la confianza normativa que en él
deposita, sin que quepan contraargumentos probabilísticos, pues las normas
jurídicas se formulan de modo contrafáctico y su vigencia se desenvuelve en
el plano del deber ser. El principio de confianza se anuda a sí al presupuesto
70
CONCEPTO
53
Marcelo Ferrante, Una introducción a la teoría de la imputación objetiva, universidad Externado de
Colombia, 1998
71
RESPONSABILIDAD DE LA VÍCTIMA
56
Manuel Cancio Melía, La exclusión de la tipicidad por la responsabilidad, pag 42,43
76
MARCO LEGAL
Por primera vez, el código penal de 1980 (decreto ley 100/80) consagró la
figura del dolo eventual, en el artículo 36 que prescribía: ―La conducta es
dolosa cuando el agente conoce el hecho punible y quiere su realización, lo
mismo cuando la acepta previéndola al menos como posible” (negrillas
fuera de texto original).
Lo anterior no quiere decir que ya la doctrina nacional de tono causalista, no
se hubiera pronunciado sobre el particular, la cual predicaba que: las formas
de culpabilidad eran el dolo, la preterintención y la imprudencia.
La ley 599 de 2000 (Código Penal actual), trae una la figura del dolo eventual
en el artículo 22 aunque, la definición trae nuevos elementos: ―También será
dolosa la conducta cuando la realización de la infracción penal ha sido
prevista como probable y su no producción se deja librada al azar‖. Se acoge
la teoría de la probabilidad para definir el dolo eventual.
JURISPRUDENCIA NACIONAL
―La sentencia 14355 de 2000 es una de las más importantes que la Corte
Suprema de Justicia ha emitido sobre dolo eventual porque denota lo que es
constante en muchas de sus decisiones: la utilización de múltiples-y distintas-
teorías para fundamentar sus posiciones.
La sentencia aludida estudia el fallo proferido en los procesos acumulativos
por homicidio imprudente y homicidio doloso, los sucesos, aunque ocurridos
en meses diferentes, sucedieron en vigencia del Código Penal de 1980. Los
hechos constitutivos de homicidio imprudente son los siguientes: el procesado
conducía un bus infringiendo los límites de velocidad máxima permitida y
pasó un semáforo en rojo colisionando con otro vehículo y ocasionando la
muerte de su conductor, lesiones personales a los acompañantes del vehículo
con el que colisiona, y la muerte a un pasajero que salió despedido por el
parabrisas del bus y fue posteriormente atropellado por este.
En los hechos constitutivo para el tribunal de homicidio con dolo eventual, el
procesado conducía un bus ejecutivo a exceso de velocidad, en estado de
embriaguez y bajo los efectos de la marihuana, y al pasar un semáforo en rojo
atropella un motociclista, quien muere en el traslado hacia el hospital; esto
sumado a un intento de evasión del lugar de los hechos por parte del
procesado. La defensa y el Procurador delegado sostuvieron que los elementos
del Tribunal para deducir la existencia de dolo eventual (el quebrantamiento
79
57
Vaneza C. Escobar Behar y Sebastian Monsalve Correa, pags. 86-87
80
58
Sentencia 27431 de septiembre de 2007, MP Yesid Ramírez Bastidas
81
Agrega la Corte: En todos los eventos es necesario que concurran los dos
elementos del dolo, el cognitivo y el volitivo, pero en relación con este último
sus contenidos fluctúan, bien porque varía su sentido o porque su intensidad se
va desdibujando, hasta encontrarse con las fronteras mismas de la culpa
consciente o con representación, que se presenta cuando el sujeto ha previsto
la realización del tipo objetivo como probable (aspecto cognitivo), pero confía
en poder evitarlo.
En estas especificas fronteras es que surge el problema jurídico que hoy ocupa
la atención de la Sala: definir si el tribunal acertó al ubicar la conducta del
procesado dentro del marco del dolo eventual como modalidad del tipo
subjetivo, o si esta decisión es equivocada, y la categoría llamada a regular el
caso es la culpa consciente o con representación.
84
lo son también de conductas no dolosas, es por ello que para la Corte resulta
supremamente difícil la comprobación directa de estos componentes.
Para el profesor Armin Kauffmann: ―Para la acción final interesan solamente
criterios ontológicamente aprehensibles‖.
62
Armin Kaufmann, El dolo eventual en la estructura del delito (1960)
90
63
Eberhard Struensee, ibidem
64
Ibidem
91
65
Ibidem
92
Si bien es cierto que las teorías finales de la acción han hecho un aporte
fundamental en punto al dolo eventual, es innegable que la teoría de la
imputación objetiva de Roxin y Jakobs, especialmente la imputación objetiva
normativista de Günther Jakobs han permitido esclarecer y manejar el tema de
una forma más sistemática, coherente.
66
Ibidem
93
67
Günther Jakobs, La imputación objetiva en Derecho penal, 2004
68
Ibidem
69
Ibidem
94
CONCLUSIONES Y PROPUESTAS
SEGÚN LA DOCTRINA
96
BIBLIOGRAFÍA
Colombia, 2007.
Aires 2000.
Ramírez Bastidas.
Bustos Ramírez.