Consigna única: Explique el contexto en el cual se construye el consenso en torno a la
figura de Rosas para ocupar la gobernación de Buenos Aires en 1829, atendiendo a los intereses de todos los sectores sociales involucrados. Analice el proceso posterior del rosismo en relación a la construcción del orden y la consolidación del poder de Rosas, con particular énfasis en las herramientas o instrumentos desplegados por el mismo en su vínculo con los distintos actores sociales y en función de los diferentes momentos/contextos por los que atraviesa su gobierno.
La llegada de Rosas al gobierno en 1829 es posible de comprenderse en un análisis de
múltiples factores en el que, para establecer un contexto, debemos situarnos primero en una ampliación de la base política con la inclusión de sectores cada vez más amplio de la población en torno a la militarización del proceso revolucionario, en especial de los sectores de subalternidad, quienes cobran ahora protagonismo como actores en las demandas respecto a las formas de gobierno y de representación. El objetivo de Rosas era común a todas las posiciones de las elites rioplatenses, construir un orden político y social después de dos décadas de conflictividad por las guerras de Independencia y civiles. Un orden y una orientación, que diera prioridad al sector mercantil y ganadero exportador en el cual él mismo es un exponente privilegiado. Primaba insertarse en un mercado mundial que ampliaba su demanda, sacar el máximo provecho del comercio y la recaudación de la Aduana del Puerto de Buenos Aires y consolidar políticas activas para desarrollar la producción, especialmente la ganadera del tipo extensivo. Es inevitable que la imposición de estos intereses choque con otros y generen formas de oposición. Una de las maneras que encontró Rosas para controlar estas disidencias fue evitar el dictado de un instrumento legal que se posicione por encima de los Estados Provinciales, que condicionaría la distribución de los ingresos aduaneros y debilitaría los poderes del Gobernador, su trabajo estará signado por la generación de consensos refrendados, elecciones y Pactos que legitimarán la legalidad del que, de todos modos, será definido como un tirano por sus detractores. Ahora, para profundizar en los antecedentes, debemos retroceder al primer intento de orden en la “feliz experiencia”, las reformas para dar gobernabilidad primero a Buenos Aires y que se intentan trasladar al resto de las Provincias Unidas cuando Rivadavia llega a su breve gobierno de 1826. El reemplazo del cabildo por la Sala de Representantes, amplia la participación política e influencia de la campaña, con lucha electoral (relativa, vistas las Actas) y debates parlamentarios en la Junta; las reformas alcanzaron también al Ejercito, la educación, la justicia y la organización de la Iglesia. En la campaña, la inclusión de Juzgados de Paz y las comisarias rurales intentan aplicar formas de justicia urbana que aumentan la conflictividad, la capacidad operativa de los funcionarios estaba limitada por los consensos de los vecinos que ostentaban la autoridad regional tradicional. El inicio de la guerra con el Brasil en 1825 por el control de la Banda Oriental, trae de la mano un periodo de penurias especialmente oneroso para la campaña. La leva forzada rompe el equilibrio productivo de las unidades familiares y esto debe sumarse a problemas económicos consecuentes al bloque del Puerto por casi tres años, caída de los ingresos fiscales de la recaudación de la Aduana, falta de metálico, inflación y caída del valor del salario. A este contexto hay que sumarle una serie de medidas de Rivadavia que precipitaron el derrumbe de 1827; vigente la Ley Fundamental, promulga la Ley de Presidencia, la de Capitalización y propuesta de división de Buenos Aires, que enajenaba a importantes propietarios rurales asentados en la ciudad; que luego impulsarían la causa Federal, la Constitución de 1826, rechazada por Unitaria, contraria al respeto de las autonomías provinciales. Este escenario termina de nombrar a Unitarios y Federales, donde la disputa por el aprovechamiento de la administración autónoma de los recursos de las provincias, posiciona los bandos para una guerra civil, el bando Federal es liderado por el caudillo riojano Facundo Quiroga. La presión de Gran Bretaña torna imprescindible cerrar uno de los frentes de conflicto y se prioriza finalizar la guerra con Brasil, la fallida negociación del enviado García termina de desgastar el poder del Partido del Orden, identificado con la causa Unitaria y trunca la permanencia de la institución presidencial; es el momento del “popular” Dorrego, coronel y caudillo urbano; nombrado Gobernador a fines de 1827. En septiembre de 1828 se firma la Paz con Brasil y se crea el “estado tapón”, la Republica Oriental del Uruguay. Con clima hostil interno, fogoneado por la prensa unitaria, comienza la conspiración que deriva el motín militar encabezado por Lavalle quien se sentía traicionado por haber sido desplazado de una guerra para el ganada en el frente y hace el golpe de Estado conocida como revolución decembrista. Dorrego fue fusilado, la Convención Nacional desconoce las nuevas autoridades de Buenos Aires y Estanislao López llama a organizar el ejército. Mientras en la campaña inicia un levantamiento rural, según Lynch, la expresión clientelar de la construcción de poder de Rosas, pero discutida en el detalle de los factores por la que está atravesada; allí, gauchos de milicia o regulares, y grupos originarios expresan su reclamo y pasan a la acción; Lavalle tiene así frentes complejos y casi simultáneos; la interrupción por falta de fondos de los subsidios a la sociedad indígena los volvió al maloneo, la pobreza consecuencia de la sequia, el problema con la mano de obra, ahora tensionada por el retorno de las tropas del frente ; a esto se le suma la acción de pequeñas montoneras o bandas armadas lanzadas al pillaje, cuyos movimientos son coincidentes con eventos políticos y la vuelta a escena de la posibilidad de las levas forzosas que Dorrego había terminado, generaba un sentido común de pertenencia a la causa federal por el representada, magnificada su figura, era uno de ellos que había sido traicionado; el relato se expande, difundido en las pulperías y homilías, los canales unificadores de base ideológica genuinos; apoyada en una fuerte carga simbólica de identidad como colectivo, había la lanza emplumada y la cinta punzó, distintivos de una causa. Todo esto dentro de un contexto de conflictividad social, inherentes a la expansión ganadera y corrimiento de las fronteras. Rosas era, además de influyente terrateniente, Comandante en Jefe de las Fuerzas de Frontera y Responsable del Negocio con los Indios, y a pesar de no estar presente en los escenarios, logró capitalizar el sentido del levantamiento, apropiarse de su simbología y unificar en su persona el papel de integrador social y protector de la comunidad. El levantamiento rural finaliza con la derrota de Lavalle en Puente Márquez por las tropas unidas de Rosas y López, quien debe proponer condiciones de paz en Cañuelas; el posterior Pacto de Barracas pone el antecedente de facultades extraordinarias para el entonces gobernador de Buenos Aires, Viamonte; así llega Rosas en Diciembre de 1829 a ser electo Gobernador y poseedor de la suma del poder público con la suspensión de las garantías individuales, el Restaurador de las Leyes era el depositario de la confianza para reencauzar el orden perdido por los Unitarios. La decisión del sostenimiento del ideal unitario estaba ahora representada por el General Paz, quien arma un convenio en 1830 entre Córdoba, Cuyo, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca y La Rioja; con un mando militar conjunto delegado en el Gobernador Paz y forma la Liga Unitaria del Interior, que era una alianza débil, basada en la fuerza y sin consenso popular. La respuesta llego en 1831 con la firma del Pacto Federal, una confederación laxa, con base en el reconocimiento de la independencia de las provincias firmantes, litoral y Buenos Aires, con delegación de las relaciones exteriores, regulación de comercio interno y externo, navegación de los ríos interiores, cobro y distribución de las rentas generales y pagos de deuda externa, su importancia radica en que su formulación fue sostenida y refrendada hasta la Constitución de 1853. La liga Unitaria es vencida; Rosas inaugura su gobierno con un fuerte consenso, los terratenientes propietarios y los sectores populares, rurales y urbanos apoyaban al gobernador y el funeral de Dorrego consolidó simbólicamente la unificación del liderazgo y dar comienzo así a la ansiada normalización institucional. Este es un momento de líderes fuertes, Rosas, López y Quiroga, pero el Restaurador no deja de ser bonaerense y aplica una autarquía paternalista de facto, utilizando la caja para mantener en equilibrio las relaciones con las provincias con economías debilitadas. Y, en palabras de Halperin; el partido federal es una solución para un país que no aprendió todavía a vivir unido, pero que ya no puede vivir separado. Se produce una notable recuperación en la economía de la campaña de Bs. As, en donde el ganado ovino diversifica las inversiones y rentabiliza el comercio por la demanda exterior, atrayendo a inmigración europea, de vascos e irlandeses; continúa estable la expansión de la frontera Sud-Oeste, facilitando la propiedad de las tierras no bajo el esquema enfitéutico, sino con el objetivo de poblar. El interior muestra síntomas de recuperación, la región de Cuyo recupera su comercio con Chile; circuito del Alto Perú y sudoeste del Brasil. Cabe destacar que en éste período no se produce una nacionalización de los recursos obtenidos por la aduana, por el contrario, se sostiene el sistema de subsidiar a las provincias, pragmatismo y estrategia del Gobernador de Buenos Aires. En apariencia se ha logrado la pacificación y ya son visibles los síntomas de prosperidad, se le solicita a Rosas que convoque a un Congreso Constituyente, pero éste no acepta ya que entiende que las condiciones todavía no eran las apropiadas. Demanda a la Sala de Representantes la renovación de las facultades extraordinarias, éstas le son denegadas y Rosas renuncia a ser candidato para repetir mandato en 1832, el caudillo entonces decide tomar distancia y se coloca al frente de la “Campaña al Desierto”. Entre 1832 y 1835 el Partido Federal se divide en dos facciones, los cismáticos que aspiran a la organización nacional, apoyado por las elites, y los apostólicos, más cercanos a la voluntad personal de Rosas. Estos últimos conforman la Sociedad Popular Restauradora movilizando la plebe urbana y forman una fuerza de choque que intervendrá de forma violenta para dirimir conflictos de base política, donde Encarnación Ezcurra hace su contribución como operadora en las sombras y en la proyección social de su marido. Rosas en la campaña utiliza sus recursos de maniobra delimitando las alianzas con los indios amigos y los aliados. En Buenos Aires, aumenta la conflictividad y los gobernadores propuestos decaen. En 1835, la Junta de Representantes debe convocar a Rosas y le otorga las facultades extraordinarias nuevamente junto con la suma del poder público, el asesinato de Quiroga puso en relieve sus razones, el territorio no estaba pacificado. Comienza el segundo mandato que se sostendrá hasta 1852; El consenso en esta etapa va a ser menor, y una de las herramientas será el uso del terror como herramienta coercitiva, volviendo a Halperin; “mas erróneo que eliminar el terror del rosismo, seria limitar el rosismo al terror”. Volver al orden exige ser punitivo con los unitarios, y se juzga la identificación de pertenencia para los cargos públicos, es importante ser y parecer federal, se recurre al exilio forzado de los opositores, la intimidación, la confiscación de bienes, los asesinatos perpetrados por la mazorca. Se sostienen las formas republicanas y el Restaurador plebiscita sus decisiones buscando legitimidad, moviliza los apoyos de los sectores populares aportando visibilidad, por ejemplo en las festividades de los afrodescendientes, logrando identificación y construcción de pertenencia con la causa federal, utilizando beneficios y promesas para provecho mutuo. En 1837 comienza a reunirse un grupo intelectual opositor que debe ser exiliado, entre ellos: José Mármol, Sarmiento, Alberdi, Esteban Echevarría. Tenemos por delante un conflictivo periodo, conflicto con Corrientes por la navegabilidad de los ríos y puertos, y la Constitución; la conspiración Mazza, la rebelión del Sur con Lavalle por el canon de enfiteusis, el alzamiento de Lamadrid con la coalición del Norte, la muerte de López en 1838, y el intento de tomar Buenos Aires de Lavalle en 1840, donde es ordenado su fusilamiento; a este contexto debemos sumar una escalada en la tensión exterior con Francia y Gran Bretaña. (Vuelta de Obligado). El pronunciamiento de Urquiza, quien aliado con Brasil y Rivera de Uruguay, propone desde Corrientes y apoyado por Entre Ríos, exige la libre navegación y comercio de puertos interiores, se enfrentan en Caseros el 3 de Febrero de 1852, vence Urquiza y genera un gran desconcierto en Buenos Aires, ha cambiado el panorama.