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5 PREGUNTAS PODEROSAS PARA PROMOVER EL

PENSAMIENTO CRÍTICO EN EL AULA


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Las preguntas constituyen una de las herramientas más poderosas al alcance de los docentes para direccionar procesos
educativos. Según Elder & Paul (2002), mediante preguntas los docentes definen tareas, expresan problemas, enmarcan temas
y promueven el pensamiento progresivo de sus estudiantes. Por otra parte, responder preguntas implica hacer una pausa y
pensar.

Hay muchas taxonomías de preguntas; sin embargo, para Alber (2013) hay cinco preguntas muy sencillas que los docentes
pueden utilizar con frecuencia, en cualquier asignatura y cualquier temática, para promover el desarrollo del pensamiento crítico
en el aula:

1. ¿Qué piensas acerca de…?

Esta pregunta demanda que los estudiantes se enfoquen en la claridad de su razonamiento en relación a un tema o asunto muy
concreto. Da guía al pensamiento y evita que éste se disperse.

2. ¿Por qué crees que…?

Esta pregunta es del tipo “cuestionar suposiciones”. Todo pensamiento recae en suposiciones. Presuma que usted no comprende
del todo un pensamiento hasta que comprenda lo que da por hecho Elder & Paul (2002). Por consiguiente, una vez que los
estudiantes comparten lo que piensan, esta pregunta de seguimiento los empuja a expresar su razonamiento para el pensamiento
que acaban de compartir.

3. ¿Cómo sabes o conoces acerca de…?

Esta pregunta se enmarca en la categoría de cuestionar la información, los datos o la experiencia. Según Elder & Paul (2002), el
pensamiento presupone una base de información y resulta difícil comprender un argumento en tanto no se comprenda
completamente la información de trasfondo que lo apoya (hechos, datos, experiencias). Por lo tanto, cuando se hace esta
pregunta, los estudiantes pueden establecer conexiones con sus ideas y pensamientos con cosas que han experimentado, leído
y/o visto.

4. ¿Puedes contarme más acerca de…?

Este tipo de pregunta busca evaluar el razonamiento en la dimensión de precisión. El pensamiento es siempre más o menos
preciso. Esta pregunta puede inspirar a los estudiantes a ampliar su pensamiento y compartir más evidencia sobre sus ideas.

5. ¿Qué interrogantes, dudas, cuestionamientos tienes acerca de…?

Esta pregunta demanda de los estudiantes que sean ellos quien a su vez formulen sus propias preguntas sobre información,
ideas o evidencia.
Por último, una recomendación que puede resultar obvia, pero que con frecuencia se pasa por alto, consiste en siempre dar
tiempo a los estudiantes para que piensen antes de responder a una pregunta. Alder (2013) propone ayudar a los estudiantes a
sentirse más cómodos y seguros al responder preguntas y al formular sus propias preguntas, utilizando la siguiente estrategia:
Formule una pregunta, haga una pausa y luego invite a los estudiantes a “voltearse y hablar” con un vecino sobre la respuesta
que tienen en mente antes de compartirla con el resto del grupo. Esta estrategia da la oportunidad de practicar las respuestas
antes de compartirlas frente a toda la clase.

Fuente: Eduteka

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EL CONTACTO CON LA TIERRA HA TRAÍDO GRANDES


BENEFICIOS A ESTE COLEGIO DE LA PINTANA
2 octubre, 2018 |
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Hace cuatro años, el establecimiento comenzó con un plan de educación ambiental que ha hecho que profesores,
estudiantes y apoderados aprendan sobre reciclaje, lombricultura y compostaje, entre otros temas. Áreas que antes
estaban prácticamente abandonadas, hoy son un espacio donde se instalan huertos e invernaderos.

Por Margherita Cordano F. (El Mercurio)

Una de las primeras cosas que se ve al entrar al Colegio Jorge


Huneeus Zegers de La Pintana es un cartel que invita a los estudiantes a moverse en bicicleta. “Tiene cero emisiones, mejora la
salud y ejercita tu cuerpo”, dice el aviso. A pocos pasos aparece el primer punto limpio, una zona especialmente habilitada para
que los apoderados traigan residuos de cartón y botellas de plástico.

A medida que se recorre el establecimiento aparecen muchos otros espacios dedicados al reciclaje: hay basureros exclusivos
para dejar papel blanco y otro para restos electrónicos. Con el objetivo de que aprendan a diferenciar residuos desde niños, en
el patio de prebásica también hay basureros diferenciados.

No es lo único que desde chicos aprenden a distinguir los alumnos de este establecimiento subvencionado. Los distintos árboles
que forman parte del colegio -donde estudian cerca de 3.500 niños de prekínder a 4° medio- tienen un cartel que indica su nombre
común y el científico. “Los (árboles) nativos, además, llevan una bandera chilena dibujada”, explica Natalia Fuentes, encargada
del programa de educación ambiental de la Fundación Educacional Isidora Zegers de Huneeus.

Toma de conciencia

Motivados por entregar a sus alumnos las bases para actuar como ciudadanos respetuosos con el medioambiente, en 2014, las
autoridades del establecimiento decidieron incluir la educación ambiental dentro y fuera del aula, lo que significó destinar áreas
que estaban abandonadas a huertos e invernaderos, así como otras a zonas para hacer lombricultura y compostaje. La materia,
además, se integró al currículo como parte de las clases de Tecnología.

“De 3° a 6° básico estamos trabajando con la metodología del Aprendizaje Basado en Proyectos. En 3° básico, el objetivo de
aprendizaje de Tecnología era crear un objeto tecnológico, algo nada que ver con medioambiente, pero nosotros lo ocupamos
para que sí fuera medioambiental. En esa generación hay un problema grande de sobrepeso, así que lo que se creó fueron
objetos que ayudaran a mantener un huerto con vegetales”, ejemplifica Fuentes.

Con las manos todavía sucias por haber estado trabajando con una mezcla de tierra, hojas, ramas y raíces, Alexandra López,
de ocho años, cuenta que esta semana les tocó armar maceteros para cultivos. Los hicieron con botellas plásticas que cortaron
por la mitad y a lo largo.

“Las rellenamos con compost, y ahora vamos a plantar una planta, para después cuidarla”, comenta. “Yo he ido enseñando en
mi casa lo que aquí aprendo. Porque si no cuidamos el planeta va a pasar algo malo, que es que nos vamos a quedar con menos
vegetación, y la necesitamos mucho”, dice convencida.

La toma de conciencia que han adquirido estudiantes como Alexandra, sumada al cambio de hábitos que también han tenido
profesores y apoderados del colegio, hicieron que este año el establecimiento fuera seleccionado para formar parte de la Red de
Escuelas Líderes, una iniciativa que impulsan Fundación Minera Escondida, Fundación Educacional Arauco, Fundación
Educacional Oportunidad, Fundación Chile y “El Mercurio”.

Su objetivo es identificar proyectos que educan con éxito en contextos vulnerables, como es el caso del colegio Jorge Huneeus
Zegers, donde el índice de vulnerabilidad llega al 88%.

Escuchar a las aves

“En algún minuto se dio la posibilidad de seguir agrandando el colegio, pero dijimos que no, porque pensamos que era importante
dejar las áreas verdes para que los niños pudieran aprovecharlas. No todos tienen mucho acceso a parques o zonas verdes
cerca de sus casas”, comenta Alejandra Huneeus, sostenedora del establecimiento. Lo dice instalada al lado de un gran cartel
de madera que da la bienvenida y cita las reglas del huerto del colegio: entre otras cosas, apagar el celular, respetar a todos los
seres vivos, escuchar el sonido de las aves y, ante todo, disfrutar.

Los apoderados también participan. “Les pedimos materiales de la casa, para que los niños vayan trabajando acá. Muchos,
además, participan en voluntariados que involucran cosas como venir a pintar e intervenir paredes”, dice Huneeus. En varios
muros del colegio hay dibujos de flores, bicicletas y arcoíris, que están cubiertos con tapas de botellas, corchos o discos
compactos viejos.

“La basura acá no queda en el suelo, y las plantas se cuidan; en mi casa yo ahora me acostumbré a regarlas con mi mamá”, dice
Jairo Maldonado, de ocho años.

Además de este nuevo compromiso con el cuidado del medioambiente, en el colegio celebran que el enfoque sostenible que han
incorporado permita a los niños involucrarse de manera práctica en su aprendizaje, que se formen opiniones y sepan trabajar en
equipo.

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LA PARTICULAR EDUCACIÓN ESCOLAR DE JAPÓN
11 octubre, 2018 |
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Por Leonardo Granadillo (Radio Bio Bio)

Uno de los hechos que más llamó la atención en la Copa del Mundo Rusia 2018 fue el gran gesto de cultura y educación realizado
por la fanaticada japonesa, que antes de retirarse de cada partido limpiaba toda su área.

Esta iniciativa posteriormente fue imitada por hinchas de otras selecciones.

Ese comportamiento de los japoneses no sólo ocurrió en las gradas, sino que también en los camerinos, donde -a pesar de la
tristeza y la frustración de haber quedado eliminados- los miembros de la selección japonesa dejaron el lugar impecable.

Sólo quedó un papel sobre una mesa, que decía “gracias”, al despedirse en octavos de final de la Copa del Mundo.

Los lindos detalles que tuvieron los nipones se hicieron virales. Si bien, parte de la belleza de la Copa del Mundo es la mezcla
de culturas, la japonesa sin duda fue la más alabada en esta oportunidad.

Todos sus actos se traducen en una sola palabra: educación. Aunque ésta siempre viene del hogar, en ella también tiene una
importante influencia la escuela. Es por este motivo que parece una buena idea analizar lo que se está haciendo bien y lo que
no en el sistema educativo japonés.

El primer dato a destacar es que, según la web Nippon, el índice de escolarización japonés es de un 99,8%. El cual supera
incluso al de países como Reino Unido, Francia o China.

Según JapanTimes, en 2015 se llevó a cabo el Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, por sus siglas en
inglés), donde jóvenes de 15 años de todo el mundo fueron evaluados. En esta instancia Japón se vio muy bien ubicado, con el
segundo lugar en Ciencias, quinto en Lectura y octavo en Matemática.

Pero, más allá de las indudables capacidades intelectuales de los japoneses, también llama la atención su formación cultural.
Ellos mismos atribuyen su buen comportamiento en certámenes internacionales a lo aprendido en la escuela.

A continuación te contamos algunas de las buenas costumbres niponas que no se pueden medir a través de estadísticas:
Los mismos alumnos limpian la escuela
Los maestros y los entrenadores le dan el ejemplo a sus alumnos, quienes desde temprana edad aprenden a limpiar no sólo los
espacios que ocupan, sino que también los pasillos y otras áreas comunes.

Esto tiene la finalidad de que los jóvenes se acostumbren a no sólo respetar su entorno, sino que también el de los demás.

Alimentación balanceada y saludable


Según JapanTimes, un nutricionista es el encargado de planear balanceados menús para los almuerzos de los estudiantes,
clasificándolos en base a los nutrientes que deben recibir los niños de acuerdo a su edad.

Después se servirse ellos mismos su comida, los alumnos van al aula a comer junto a sus maestros y compañeros.

Además se crea un ambiente acorde para mostrar respeto a la comida. Se dice itadakimasu antes de recibir los alimentos y
gochisō-sama deshirta, agradeciendo después de comer.

Los profesores van más allá de enseñar asignaturas


Los educadores japoneses hacen más que enseñar una asignatura, ya que además de dirigir actividades después de la escuela,
visitan las casas de los estudiantes para comprender mejor el contexto familiar de cada uno y para reforzar el sentido de una
comunidad unida y solidaria.

Además, los maestros saludan a los estudiantes en la puerta del aula, por lo que los alumnos no sólo se sienten bienvenidos,
sino que aprenden el importante hábito de saludar.

La importancia del uniforme


El uso del uniforme es obligatorio en toda secundaria, según el diario Semana, ya que tiene un valor adicional: simboliza la
igualdad entre semejantes sin importar capacidades económicas.

No hay maestros sustitutos


Mientras que en Chile cuando un profesor se enferma se envía un sustituto a “cuidar el curso”, en Japón -según el portal
Mentalfloss– se confía en que los niños se quedarán estudiando en silencio de forma tranquila e independiente.

¿Clases un fin de semana?


Mentafloss señala que hasta 1992 las clases en fin de semana eran algo obligatorio, pero después de ese año, con el fin de
impulsar un sistema educativo menos estricto, dejó de ser una ley.

Sin embargo, algunas escuelas han ignorado el cambio y se mantienen impartiendo clases los sábados en la mañana.

Vacaciones mucho más cortas


En Japón los niños sólo tienen cinco semanas de vacaciones en verano, durante las cuales también visitan la escuela para
realizar actividades extracurriculares. Mientras que en Chile, sumando las vacaciones de invierno con las de verano, los alumnos
tienen prácticamente dos meses y medio de descanso.

El lado gris
A pesar de los éxitos del sistema japonés también hay mucha infelicidad respecto a lo estricto del plan educativo.

Una encuesta realizada por el Instituto Nacional para la Educación Juvenil en Japón, reveló que el 72,5% de los estudiantes se
consideran inútiles.

Si bien los japoneses son conocidos por su modestia y humildad, el resultado también habla de una preocupante falta de
confianza, una muestra de que hasta en los mejores sistemas hay cosas que mejorar.

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