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UNIDAD VIII: Acompafamiento terapéutico en Ia clinica de los trastornos de la alimentacién Comer todo, vivir para comer y no alcanzar la saciedad es condicién de fondo del sujeto posmodemo. La existencia siempre es falta de algo y es justamente a partir de esa falta que surge la oportunidad para cada quien de hacer circular su propio deseo y volverlo productivo: saber hacer algo con él Por otra parte, sabemos que no se nace con un cuetpo, sino que él cuerpo se construye, es una formacién imaginaria y no un organismo biolégico, En este sentido hay una escisién entre el sujeto y el cuerpo: el cuerpo puede tenerse, pero no se puede ser un cuerpo. Sin embargo, lo que el sujeto ve en su cuerpo depende de la relacién con la imagen de ese cuerpo y no con pesos © medidas constatadas. Asistimos asi a las nuevas formas del sintoma, fundadas en el discurso capitalista que sostiene a ilusién de que, a partir de la oferta constante de objetos de consumo, el sujeto puede librarse del dolor de existir. Asignarle un sentido a la falta resulta cada vez més dificultoso a la vez que el imperativo social se ha convertido en el imperativo categérico: “iGozal” Tomando como referente la reflexion de Freud acerca de las neurosis. actuales, podriamos pensar que algo de la no elaboracién psiquica de la excitaci6n sexual somatica (lo real del goce) se pone en juego en las anorexias y las bulimias. Otra de sus vertientes es Ia del acto: oscilacién entre el acting out (orientado al Otro) y el “dejarse caer” que caracteriza el pasaje al acto (separacién tajante del Otro y un no querer saber nada del inconsciente). Por otra parte, respecto del diagnéstico diferencial, se trata de reconocer el particular tratamiento de la imagen del cuerpo en conexién con el goce femenino y precisar cuando tal trastomo es una solucién o un anudamiento en la econor subjetiva de una neurosis 0 una psicosis. Muchas veces que la anoréxica no coma se traduce como una demanda invertida: detrés del “no” a la comida, se esconde un pedido de que el otro la escuche. En la histeria, busca que el otro le dé un signo de amor. En este sentido, en la clinica de las neurosis hablariamos de la clinica de la falta En cambio, en la psicosis, la anorexia se funda sobre el odio y no sobre el amor. Es una aniquilacién de la vida y no una defensa del deseo. El rechazo del objeto alimentario no entra en una dialéctica de demanda y respuesta, sino que refleja una clara ruptura del lazo social, del vinculo con los otros, de la relacién amorosa, A su vez, en algunos casos, la anorexia o la bulimia le brindan al sujeto psicético una identidad que de otra manera no tendria: Soy bulimica 0 Soy anoréxica. La clinica de las psicosis seria entonces la clinica del vacio El circuito de la necesidad, la demanda y el deseo El cachorro humano es la Unica cria que al nacer presenta una indefensi6n total. La dependencia con otro que lo asista, lo alimente, y cuide de los peligros es completa, al punto de que, si esto no es asi, el recién nacido esté condenado a morir. En el momento mismo del nacimiento, y en el primer contacto con el mundo extrauterino, el aire que ingresa por primera vez al aparato respiratorio generara el primer y esperado grito como acto inaugural, que al mismo recién nacido lo asusta y le es desconocido. Llegado a este mundo plagado de estimulos, lejos del apacible y protector entomno acuoso que lo envolvia, todos estos estimulos provenientes del mundo que lo rodea le son, hostiles, desagradables, desconocidos. No hay todavia un adentro y afuera constituidos, solamente hay una homeostasis corporal, regida por el principio de placeridisplacer, donde el displacer que rompe con ese equilibrio y desestabiliza el sistema, espera el cese de esa sensacién para volver al punto inicial de homeostasis y con ella la sensacién placentera y aliviada, Pero, ai como aparecen algunos estimulos extemos de los cuales es posible escapar mediante un acto refiejo (por ejemplo, retirar un miembro de una fuente de calor que esta lesionando la piel), existen muchos otros de los cuales no es posible alejarse, entre ellos estimulos provenientes del mismo cuerpo, a los que Freud denominé pulsiones (hambre — sed — dolor). El recién nacido necesita indefectiblemente de otro que apacige con alguna accién esa sensacién displacentera. En general cuando hablamos de “otro”, nos referimos @ la madre (biolégica 0 el adulto sobre quien recaiga esa funcién matema) que, a través de sus intervenciones e interpretaciones, lograr& morigerar ese displacer, aliviarlo, y convertirlo en placer. La funcién dedicada al sostén del recién nacido es encamada en la figura de la madre, quien satisface sus necesidades fisiologicas, alimentarias, de higiene, etc. Por otra parte, lo que caracteriza a la especie humana y resulta absolutamente imprescindible para la supervivencia es el lenguaje. Ante la mencionada indefensién del nifio al nacer, lo que este debe recibir fundamentaimente del otro para sobrevivir est en relacién con la palabra, a

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