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UNIVERSIDAD NACIONAL FEDERICO VILLARREAL

FACULTAD DE PSICOLOGIA
CURSO FORMATIVO EN TECNICAS COGNITIVO
CONDUCTUALES

Docente: Orlando Del Rosario Pacherres.

PRÁCTICAS

En los siguientes casos, identificar:


1. Identificar, de manera operacional, las conductas: fisiológicas, cognitivas,
emocionales, motoras.
2. Clasificar las conductas anteriores según el Diagnóstico Funcional: en
exceso, en debilitamiento o en déficit.
3. De algunas de las conductas disfuncionales anteriores, realizar el Análisis
Funcional de Conducta(AFC), en el siguiente esquema, (al menos tres
conductas por caso psicológicos)
4.
A B C
antecedentes Conducta disfuncional consecuencia
Caso 1:

MOTIVO DE CONSULTA
La consultante refiere: “Yo no me siento bien, me siento bloqueada, llena de
temores, ya no puedo con esta sensación de insatisfacción en mi vida. Ya me
cansé de vivir como un marioneta, sin metas ni motivaciones, yo creo soy
mediocre, temerosa, por eso no puedo cambiar; me siento cansada de luchar y
sacrificarme por conseguir algo en la vida. Hace más de cinco años terminé con
David, mi enamorado y sigo con lo mismo, siento que no podré olvidarlo nunca,
en realidad ahora no sé qué es lo que siento por él…yo ya no quiero sentir
nada…pero en la realidad es otra cosa. Me gustaría terminar con todo esto de
una buena vez, quiero tener mi vida en paz y en orden y si para lograrlo tengo
que alejarme de David, así lo voy a hacer”.
PROBLEMA ACTUAL:
La examinada llega a consulta presentando estado de ánimo disminuido,
sentimientos de frustración, desesperación y preocupación observados en un
lenguaje lentificado, con signos de ansiedad manifiesta cuando narra sus
experiencias, acompañando expresiones tales como “Ya no puedo con esta
sensación de insatisfacción en mi vida”, “Soy una quejumbrosa”, “Ya me cansé
de andar como una marioneta, sin metas ni motivaciones”, “me siento llena de
temores”, “siempre soy negativa creo que las cosas no me van a salir bien, que
todo lo que hago estará mal”, “no me siento realizada en nada”.
Se muestra ansiosa y temerosa en situaciones en las que se ve expuesta a la
evaluación laboral, como el hecho de entregar las notas periodísticas que
publicarán en una revista, a su jefe para que las revise, apareciendo aquí
temores anticipatorios a ser rechazada, y las veces que ello sucede, reacciona
sintiéndose triste, desanimada “me siento una incompetente, una mediocre, no
me gusta ser así, quisiera ser más fuerte que cuando alguien me rechace no me
afecte tanto, pero el detalle está en que no sé cómo hacerlo, observándose aquí
un inadecuado manejo de la ansiedad .
Otras veces, en las mismas circunstancias, reacciona con sentimientos de
cólera (en nivel de 8) ante las críticas negativas que recibe de sus compañeros
o de su jefe, acerca de su trabajo, refiriendo “detesto que rechacen mi trabajo,
por eso siempre voy a lo seguro, sino, mejor ni digo ni hago nada”, observándose
aquí la presencia de baja tolerancia a la frustración, circunstancias en las que
opta por evadir las situaciones antes que enfrentarlas.
Janeth manifiesta que respecto a la relación sentimental que tuvo con David, su
ex enamorado, se siente confundida, pues a pesar de haber terminado con él
hace más de cinco años, desde esa fecha siguen viéndose, comunicándose por
teléfono y vía e-mail, es por ello que experimenta sentimientos contradictorios
“quiero ya no sentir nada por él, pero la verdad es otra cosa, en el fondo siempre
quiero volver a verlo, por él yo dejo todo, aunque no sé el tipo de relación que
llevamos, tampoco sé qué es lo que él siente…con certeza, no lo sé”.
Refiere sentir molestias físicas como dolores de cabeza intensos, razón por la
que suele tomar pastillas, “Excedrim”, 3 a 4 veces por semana, a veces todos los
días” me siento agotada, cansada, siento que no logro ponerme en acción como
profesional, mi ánimo me lo impide”, “he empezado a hacer mi tesis, pero así
como voy, no avanzo, hago una parte y luego la dejo”.
Últimamente ha perdido el sueño, refiere sentirse fastidiada, se despierta a las 4
de la mañana y no puede volverse a dormir. Actualmente se encuentra en
tratamiento médico para aliviarse la gastritis porque le diagnosticaron “un stress
muy agudo”, según refiere, y paralelamente otro tratamiento para la artritis.
DESARROLLO CRONOLÓGICO DEL PROBLEMA:
La usuaria refiere que desde niña ha sido la que más ha llamado la atención de
sus padres por ser la más enfermiza de sus tres hermanos “mi mamá tenía
preferencia por mi y mi papá me cuidaba mucho, me hacía todas las cosas”,
refiriéndose al hecho de complacerla en todos sus gustos.
A los 15 años, el padre fallece en un accidente de tránsito situación que le afecta
emocionalmente “quedé muy sensible” refiere y es por ello que al año siguiente
viene de Chiclayo hacia Lima para terminar de estudiar la secundaria. Al llegar a
la capital, a la casa de una tía paterna tiene dificultades para adaptarse “me día
al abandono, no tenía ganas de estudiar, me chocó venir a Lima”, razón por la
cual es llevada a un psicólogo.
A los 18 años, cuando se encontraba cursando el primer año de Periodismo en
la Universidad de San Marcos, conoce a David, un compañero de aula con quien
se hacen buenos amigos y después de un año inician una relación sentimental
de enamorados.. Janeth refiere que David le atrajo porque “era un joven
progresista, culto muy académico, tenía la misma edad que yo”. Al respecto
comenta: “Se parecía mucho a mi padre, se dedicaba mucho a mí, me complacía
en todos mis gustos”. A la vez, ella mostraba interés por David debido a que por
ese entonces él atravesaba por problemas económicos y sus padres se estaban
separando”, por lo cual Janeth dice “siempre estaba pendiente de él, siempre me
ocupaba de que haga sus prácticas en el diario la República o que esté al día en
sus clases” según refiere.
Cuando eran enamorados andaban juntos la mayor parte del tiempo “me gustaba
ir a las fiestas acompañada sólo de él, de lo contrario, no iba”. Él generalmente
hacía todo lo que Janeth le pedía para no contradecirla y ella se preocupaba de
que David no tenga dificultades “cuando estuve con David, siento que me anulé
como persona, me preocupaba de que todo le vaya bien… ¿y yo qué…?,
bastaba una sola llamada para que yo deje todo lo que estaba haciendo, todo lo
que había planeado, para ir donde él”
A los 31 años, transcurridos dos años de iniciada la relación, ésta se torna tirante
debido a las constantes discusiones que solían tener a causa de que Janeth se
mostraba muy impulsiva cuando David le contradecía en algunas decisiones que
ella tomaba. En alguna ocasión, David debía viajar a Trujillo con un amiga para
escribir para una revista, y Janeth lo condiciona “si viajas, termino contigo, no
quiero que vayas con ella”. En otra ocasión, una amiga en común le cuenta a
Janeth que había visto a David tomando un café con la compañera que viajaría
a Trujillo, Janeth lo llama por teléfono para confirmarlo y cuando él lo hace, ella
opta inmediatamente por terminar la relación, a pesar de que David
reiteradamente le manifestó su deseo de continuar siendo enamorados.
Después de estos sucesos, Janeth refiere “me deprimí, dejé de comer, llegué a
tener anemia y empecé a fumar más seguido, hasta 8 cigarrillos al día”.
Desde entonces, la paciente no ha mostrado interés en iniciar otra relación
sentimental, a pesar de tener oportunidades con un compañero de trabajo, ante
lo cual expresa “siento que no podré olvidarlo nunca, que no volveré a confiar en
ningún hombre, que nuevamente me volverían a fallar y me da terror volver a
sufrir como lo he hecho”.
Continuaban frecuentándose entre dos o tres veces al mes, salían juntos, se
llamaban por teléfono, se enviaban mensajes por correo electrónico; refiere que
siempre estaba dispuesta para él, aunque ya no era su enamorado “si me
llamaba, allí estaba yo, para ayudarlo en lo que necesite, para escucharle sus
problemas”. Además Janeth continúa preguntando sobre David a los amigos en
común, mostrando interés en las informaciones que le proporcionen sobre él.
A los 23 años, se entera que David había iniciado una relación de enamorados
con aquella amiga con al que escribía para una revista y aun así, Janeth estaba
pendiente de ellos, cuando sus amigos le decían que habían visto a David con
su enamorada, ella lo llamaba para confirmarlo y si así sucedía, la usuaria se
deprimía “me sentía muy mal, sufría mucho”, comenta.
A los 25 años, reinicia la relación de enamorados con David, pero no dura más
de tres meses, no resulta por el clima de desconfianza que había, Janeth
constantemente le recordaba a la antigua enamorada “era un infierno,
discutíamos mucho, la otra chica siempre estaba detrás de él y así no podíamos
seguir”. Nuevamente Janeth es la que pone fin a la relación porque se da cuenta
que no funcionaría. Igualmente continúan frecuentándose, comunicándose por
teléfono y saliendo juntos.
La paciente refiere que hace tres meses decide poner fin a toda esta situación
por lo que opta por evitar a David, ya no lo llama, tampoco lo busca, pero se
siente confundida “en el fondo quiero volver a verlo, quiero no sentir nada pero
no puedo, sé que por él dejo todo, él es primero, más que mi familia, más que
todo en este mundo, más que Dios”, refiriéndose al hecho de las veces que ha
dejado de ir a la iglesia para encontrarse con él cuando la llamaba.
Caso 1:

PROBLEMA ACTUAL
Motivo de Consulta
La usuaria llega a la primera consulta refiriendo: “Me siento muy triste con muchas
ganas de llorar, ahora lo hago cuando estoy a solas, antes lo hacía en cualquier
lugar. Me siento frustrada, siento que hasta hoy no he hecho nada en la vida,
tengo mucha rabia, mucha cólera cuando pienso en mí, me reprocho todo lo que
hago, siento que no tengo capacidad para ser alguien más, soy bruta, no tengo
capacidad para ir más lejos. Me siento muy fea, porque hasta ahora no he
conseguido nadie que me quiera como mujer, a pesar que ya tengo treinta y un
años, sigo sola. Me siento un fracaso, un ser sin ilusiones, sin motivos para vivir.
Siento que no doy para más; en el fondo quiero cambiar, crecer, desarrollarme,
pero no sé cómo hacerlo”

Presentación actual del Problema


La paciente manifiesta que cuando se encuentra sola en el ambiente destinado
a revisar los videos de seguridad del hostal donde trabaja, suelen aparecer
pensamientos tales como: “…¿por qué tengo que estar haciendo este trabajo si
soy una profesional?... en cambio mis amigos ya tienen trabajos importantes en
la carrera; soy incapaz de hacer algo más por la vida, siento rabia y cólera conmigo
misma porque hasta ahora no he hecho nada, siento que no he progresado…”
acompañando intensos sentimientos de tristeza, frustración y cólera (de
intensidad 9), que son expresados con llanto prolongado, a veces por más de un
hora, situación que se repite a diario desde hace ocho meses, es por esto que ha
elegido trabajar en el turno que va desde las dos de la tarde hasta las doce de la
noche, para evitar que sus compañeros la vean llorar, y porque prefiere estar sola,
sin conversar con nadie. Manifiesta que puede trabajar hasta 48 horas continuas,
porque es incapaz de negarse cuando el administrador le pide que reemplace a
otra recepcionista, al respecto piensa: “Me incomoda decirle que no a otras
personas porque pienso que si me niego, me van a rechazar, a veces dejo que
los demás abusen de mi”.
Karen se muestra muy sensible emocionalmente, llora autocompadeciéndose y
autorreprochándose “soy una persona miedosa, e incapaz de asumir
responsabilidades” porque dos veces ha rechazado el ascenso a supervisora en
el hostal donde trabaja, debido a que siente mucho temor a enfrentarse a
situaciones en las que tenga que interactuar con otras personas, hablar en público
o delegar funciones. Se califica como una persona intransigente consigo misma y
con los demás: “quiero las cosas se hagan de una sola manera y siento rabia
(cólera de intensidad 9) cuando mi hermana no obedece a mi mamá o cuando mis
compañeros llegan tarde al trabajo, por ejemplo, en esos momentos estallo de
rabia pero luego me escondo y lloro arrepentida de haberlos tratado mal”.
Además manifiesta que también experimenta cólera cuando escucha que otras
mujeres llaman por teléfono a Don Mario, su pareja sentimental, en donde
aparecen pensamientos como: “ellas son más jóvenes y bonitas que yo, por eso
prefiere salir con ellas; yo soy negra, fea y vieja”. Cuando ve que Don Mario sale
con una joven de 18 años, de tez clara, cabello pintado de rubio y vestida
modernamente, ella le deja de hablar por varios días. Al respecto dice: “Estoy
consciente de que él no me quiere, que es un sinvergüenza, pero prefiero eso, a
no tener nada”
La examinada refiere que se despierta, casi todas las madrugadas, a causa de la
ansiedad que experimenta por sus problemas y se queda tendida sobre la cama,
situaciones en las que aparecen pensamientos tales como”¿hasta cuándo tendré
que seguir así sintiéndome fracasada?, a veces tengo ganas de no seguir
peleando, de darme por vencida, ya nada me motiva”, refiriéndose al hecho de
sentirse frustrada por tener que realizar un trabajo de recepcionista siendo ella
una licenciada universitaria. Además porque abandonó los estudios de inglés
para ser profesora, aduciendo el temor que le produce saber que tendrá que pasar
por las entrevistas personales de trabajo cuando busque empleo de profesora. Al
respecto expresa: “he sido una de las mejores alumnas en el ICPNA y aun así
tengo miedo de buscar trabajo cuando termine”. Estas situaciones le generan
profundos sentimientos de tristeza y frustración (de intensidad 9) que se expresan
con llanto prolongado, a veces, por más de una hora, después de lo cual, refiere
sentirse aliviada.
La paciente manifiesta que no tiene facilidad para hacer amistades, le cuesta
mucho entablar una conversación, incluso con los compañeros de trabajo: “pienso
que cuando estoy conversando, la gente me mira para criticarme cómo está mi
peinado, mi ropa… igualmente me da vergüenza que un hombre me mire” Refiere
que desde hace seis años no asiste a fiestas (cumpleaños, babyshowers) porque
piensa: “soy tan fea que no me van a sacar a bailar”. Tiene la impresión que será
muy observada en las reuniones; además, así evita encontrarse con sus ex
compañeros de la universidad porque evita que le pregunten sobre su trabajo, ya
que cuando se entera que alguno de ellos está trabajando en la carrera que
estudió, piensa “yo no he progresado, ellos sí están bien” situaciones en las que
refiere sentirse frustrada y avergonzada. “ A veces me he bajado del micro para
no encontrármelos, incluso pido que a la única amiga que me llama por teléfono,
le digan que no estoy, para no enterarme que mis otros amigos tienen buenos
trabajos, en cambio, yo no".

Desarrollo cronológico del Problema


La paciente refiere que desde pequeña, aproximadamente desde los seis años, le
tenía miedo al padre: “empecé teniendo miedo de decirle que se me había
terminado el lápiz, porque era muy tacaño y se molestaba cuando tenía que
comprarme cosas que yo necesitaba o que le pedía”
Desde los seis hasta los quince años, participa en el coro de la Parroquia de su
barrio, en aquel entonces se definía como una persona atrevida, arriesgada,
aguerrida. Suele recordar este período como “la mejor etapa de su vida”.
A los quince años, nota que empieza a cambiar su estado de ánimo, se sintió triste
a raíz que los padres se separan: el padre se va con otra mujer y la madre empieza
a beber alcohol. Karen, a veces presenciaba las escenas en donde el padre
gritaba e incluso golpeaba a la madre cuando éste la encontraba bebiendo alcohol
“este problema desató mucha violencia y tristeza en mi casa, eran épocas en las
había mucha tensión, pues mi padre agredía físicamente a mi madre”. En dichas
situaciones, Karen refiere sentir mucha rabia y cólera hacia su padre porque veía
que era abusivo y malo, “sentía ganas de agredirlo pero no podía hacerlo, yo
quería defender a mi mamá”. Era en esos momentos en que se ponía a llorar con
su hermana Lorena y pensaba “los hombres son malos y no merecen el cariño de
una mujer” y optaba por consolar a la madre y prometerle que cuando sea grande
y trabaje, la ayudaría para que no siga sufriendo.
A la edad de veinte años, cuando se encontraba cursando la universidad, se torna
muy permisiva con sus compañeros de estudios, les prestaba sus cuadernos,
incluso les hacía los trabajos, porque pensaba que si no lo hacía la iban a
rechazar, cuenta que “siempre me ha incomodado decirle que no a otras
personas” El círculo social que frecuenta se ve reducido a una amiga con quien
logra intimar, con los demás compañeros sólo establece relaciones de tipo
académico.
A la edad de veinticinco años, cuando cursaba el último año de la carrera
universitaria, ingresa a trabajar en su actual empleo de recepcionista, continúa
repitiendo el mismo esquema de complacencia hacia los demás, cubre las horas
de sus compañeros de trabajo, incluso hasta altas horas de la noche, si ellos se
lo piden, a lo que refiere: ”no sé decir que no, me cuesta mucho negarme, porque
no quiero que digan que soy una mala compañera, soy extremadamente
obediente, nunca refuto a nadie en el trabajo”. El sueldo que cobra lo distribuye
entre pagar la boleta de la universidad de su hermana y la otra parte se la entrega
a su mamá, a la cual siente que no le puede negar nada. “Soy muy tacaña para
cualquier cosa que no sea para mí, siempre estoy para dar”. Se priva de comprar
ropa para ella misma. Ha abandonado su hobby de la lectura de temas de
autoayuda, porque argumenta que ya no le alcanza el dinero para comprarse
libros.
Durante los últimos seis años, no asiste a ninguna reunión social porque piensa
que es fea y que nadie la sacará a bailar o que las demás personas van a criticar
su forma de vestir o su apariencia física, además evita contactarse con antiguos
compañeros de la Universidad, porque siente vergüenza al saber que ellos
trabajan en la profesión para la cual han estudiado o tienen “un trabajo
importante”, otros ya tienen pareja, algunos se han casado, situaciones en las
que se compara y piensa “ yo no he progresado”. Las relaciones interpersonales
se han deteriorado pues no muestra mayor interés en cultivarlas. “cuando me
llama la única amiga que tengo desde que éramos estudiantes universitarias, pido
que le digan que no estoy, no tengo ganas de conversar, a veces porque no quiero
que me pregunte sobre qué cosas estoy haciendo” refiere. Manifiesta que evita
encontrarse con los ex-compañeros de la universidad y no se comunica con ellos
ni por teléfono, incluso algunas veces se ha bajado del microbús para evadirlos,
situaciones en las que piensa “no quiero que me pregunten en qué estoy
trabajando porque me da vergüenza decirles que trabajo de recepcionista”.
Desde hace ocho meses, llora todos los días cuando se encuentra sola en el
ambiente del hostal donde pasan los videos o cuando se despierta en la
madrugada a causa de la ansiedad que experimenta, situaciones en las que
aparecen pensamientos tales como “soy un fracaso, tendría que no ser tan
miedosa y atreverme a buscar otro trabajo”, experimentando sensaciones de
desesperanza manifestados al decir: “siento que no doy para más, no tengo
capacidad para ir más lejos”. Ante esta situación decide acudir a la consulta.

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