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El Hijo de Dios bajará en una nube no tardando


mucho y mandará a sus ángeles que sieguen la mies
seca de la tierra que no da fruto; que sus escogidos
estén preparados;

Nace en la provincia de Albacete el 13 - 3 - 31. Casada.


Siete hijos. Reside en San Lorenzo de El Escorial.
Apenas sabe leer y escribir. Gravemente enferma de
corazón, sanó en una peregrinación a Lourdes. Su
marido, de poca salud, cultiva un huerto y es portero
suplente en la casa donde Amparo trabaja de
asistenta.
Criada en suma pobreza, sacrificio y duro trabajo,
desde niña, sin saber rezar, ha invocado filialmente a
la Stma. Virgen. Siempre ha sentido tierno amor
compasivo hacia el prójimo necesitado. Afirma ella
que, aunque suponía ha de haber un Ser Supremo,
vivía despreocupada de sus deberes religiosos que no
practicaba. Pero, a mediados de noviembre de 1.980,
oye una voz que le dice: "reza por la paz del mundo y
por la conversión de los pecadores. Amaos los unos a
los otros. Vas a recibir pruebas de dolor".
Efectivamente, comienza a sangrar por la frente y las
manos sintiendo agudos dolores y clama: "Pero ¿qué
es esto?". Se le muestra el Señor clavado en la cruz y le
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dice: "Hija mía, esto es la Pasión de Cristo. La tienes que
pasar entera". Dice Amparo: "Yo no lo resisto". Le
arguye Él: "Si tú en unos segundos no lo resistes,
¿cuánto pasaría Yo, horas enteras en una cruz,
muriendo por los mismos que me estaban
crucificando? Puedes salvar muchas almas con tus
dolores". Le pregunta Jesús si acepta, y ella responde:
"Con vuestra ayuda, Señor, lo soportaré".
Desde este momento Amparo es otra: al mismo tiempo
que intensifica ejemplarmente su vida espiritual, se
multiplican en ella tan raros como extraordinarios
fenómenos: sangraciones por la frente, ojos, boca, un
hombro, espalda, costado, manos, rodillas, pies; unas
veces con llagas visibles, otras con sangre sin llagas y
otras sin llagas y sin sangre, pero con el
correspondiente agudo dolor, según la escena de la
pasión que contempla. Se le ha visto en relieve un
corazón en el centro del pecho, sangrante atravesado
por una espada en figura.
- Apariciones del Señor, de la Virgen y de ángeles.
- Intenso aroma como de rosas percibido de lejos y
como a oleadas.
- Idioma desconocido.
- Bilocación.
- Repetidos mensajes.
- Profecías.
- Multiplicación de alimentos.
- Signos en el cielo.
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- Numerosas conversiones.
- Levitación.
- Comunión mística.
- Inexplicable grabación de cintas magnetofónicas.
- Curación de ajenas dolencias tomándolas en sí
misma, etc.
Varios de estos fenómenos son muy recientes.
Parece que el Señor permite al "Poder de las tinieblas"
actuar contra ella, ya por el mismo diablo, ya por
quienes la insultan, se burlan de ella y de estas cosas,
y la calumnian con palabras por ella oídas o por
escritos. Pero también parece que el Señor le tiene
anunciado todo esto y le da paciencia para soportarlo.

CONTENIDO DE LOS MENSAJES RECIBIDOS


POR AMPARO:
Desde su conversión, Amparo considera su ideal
preferente ayudar a Jesús a salvar almas. Es lo que
entiende que le pide el Señor con tan variados
carismas. Así lo expresa sus mensajes recibidos en
éxtasis frecuentemente muy dolorosos. Veamos el
principal contenido de tales mensajes.
El Señor y la Virgen instan a los hombres a convertirse;
de no hacerlo, vendrá un gran castigo.
- Se quejan de los pecados de blasfemia, impureza,
incredulidad, hipocresía, ingratitud, difusión de
doctrinas falsas, incumplimiento de votos religiosos,
desamor al prójimo.
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- En algunos sacerdotes: vida impura, abandono de la
oración y del vestido distintivo.
- Recepción sacrílega de la sagrada Eucaristía; no se
cree en la presencia real; olvido del Sagrario.
- No hay agradecimiento ni compasión para el
Corazón de Jesús al que se rechaza.
- Ofensas a la Stma. Virgen.
- Se inculcan la Confesión sacramental y la dirección
espiritual.
- Se pondera el poder impetratorio del santo Rosario
cuya devota recitación diaria se recomienda.
- La Virgen promete asistir en la muerte a quienes lo
rezan diariamente y comulgan los primeros sábados.
- Aconseja algo de meditación sobre cada misterio.
- Se piden sacrificios para que se salve el mayor
número posible de almas.
- El dolor es camino ordinario para el cielo.
- Comunión los primeros viernes y sábados y también
diaria.
- Se inculcan repetidamente la humildad y la
obediencia.
Se insiste en la necesidad y el poder de la oración.
- Orar por los que no oran y hacer penitencia por los
que no la hacen.
- Pedir mucho por España, especialmente por el País
Vasco y por todo el mundo.
- Acudir al Padre Eterno. La Virgen nos protegerá
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siempre.
- Pedir por la conversión de Rusia y por el Papa que
va a sufrir mucho.
- Oración especial por los sacerdotes.
- Rezar por los pecadores y los incrédulos.
- Ha tenido visiones del cielo y del infierno.
- Vida eterna feliz sobre los astros.
- La Virgen Dolorosa está siempre pidiendo
misericordia por nosotros. Dice la Virgen que se ha
manifestado en varios lugares de España, pero que
no creen en Ella. Con sus lágrimas está deteniendo el
castigo que provocan nuestros pecados.
- No hacemos caso de sus avisos.
- El Señor y la Virgen dan sus mensajes valiéndose de
los más incultos y humildes para que se vea que no
son falsos, que son de Dios.
- A mediados de junio de 1.981 la Virgen Dolorosa,
sobre la copa de un fresno, junto a la fuente, en Prado
Nuevo, le ha dicho:
"Soy la Virgen Dolorosa. Quiero que se construya en
este lugar una capilla en honor de mi nombre. Que se
venga a meditar la pasión de mi Hijo que está
completamente olvidada. Si se hace lo que Yo digo,
habrá curaciones: este agua curará... Haced
penitencia, haced oración."
"El castigo está muy próximo. Será el juicio de las
naciones, el día del Creador. Si no hacemos caso de la
Virgen, no habrá trabajo, habrá muchas miserias,
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sobre todo en España. Los que están en gracia de Dios,
que no teman no les afectará en nada el castigo que
enviará el Señor".
- "Di a todos que procuren hacer apostolado en
cualquier parte del mundo; que necesitan muchas
almas el mensaje de su Madre celestial".
- "Haced, hijos míos, haced muchos sacrificios por los
pecadores. Muchos están en el infierno porque no
han tenido quien rece por ellos".
- "Haced caso. Mandad mis mensajes por todo el
mundo".
- "Sé humilde. Sin humildad no se ganan almas".
- "Muchos creen que esto tuyo es obra de Satanás. No
lo creas, hija mía, Satanás destruye, no construye".
- "Para darles las moradas celestiales a las almas su
Padre misericordioso está esperando que se
conviertan".
- "Me están crucificando diariamente por su falta de
amor a los demás. Por su impiedad, Dios va a castigar
sin piedad".
- "Llamo a los que han sido humillados, calumniados
por mi causa. Hijos míos, estoy en vosotros ¿a quién
podéis tener miedo?".
-"Tenéis que ser fuertes. Date cuenta, hija mía, de que
Yo estoy con todos los que tienen buena voluntad. Y,
estando Yo, nada temáis".
- "Reparemos ¡pobres almas, qué pena me dan!".
- "Estoy día y noche en el Sagrario por todos. Me
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encuentro allí presente como el mejor de los padres,
como el amigo más fiel, con un amor inmenso ¡Pobres
pecadores! No merecen estos sacrificios tuyos, míos y
los de tantas almas escogidas para su salvación. Tú,
hija mía, no te alejes de Mí. Te espero día y noche,
Dame consuelo. Abandónate en Mí y diles a todos que
los espero, que quiero salvarlos a todos con mi
Corazón. Que visiten a su Prisionero".
- "Sé humilde. No te abandones. Haz penitencia por
los pobres pecadores. Adiós, hija mía, te doy mi santa
Bendición."

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MENSAJES 1993
MENSAJE DEL DÍA 2 DE ENERO DEL 1993
PRIMER SÁBADO DE MES, EN PRADO NUEVO DE EL
ESCORIAL (MADRID)
EL SEÑOR:
No busquéis, hijos míos, nada más que el reino del
Señor Dios aquí en la tierra pues lo demás se os dará
por añadidura. Reuníos todos los cristianos hijos míos
y formad un gran rebaño para defender mi Iglesia.
Todos unidos invocad al Espíritu Santo y orad, hijos
míos, para que no venga la tentación a vosotros.
Defended a mi Iglesia y vuestra Iglesia y a los
componentes de ella, hijos míos. Los hombres quieren
hacer desaparecer de la tierra la Palabra de Dios;
¡cuidado, hijos míos, que el rey de las tinieblas quiere
apoderarse de la humanidad! ¡Despertad aquellos que
estáis dormidos, estad alerta, hijos míos! Todos juntos
podéis formar un gran rebaño. Las malas lecturas,
hijos míos, y los malos libros confundirán a la
humanidad. ¡No hagáis caso, hijos míos!
El Verbo vive en el seno del Padre; El no es engendrado
de Adán; El es nacido de una Virgen sin pecado, de una
Virgen pura e inmaculada. En El no existe el pecado
original ni el actual. El Verbo vive en la divinidad; se
hace carne y muere para resucitar a los hombres del
pecado. Y El muere para que el hombre viva, pero en El
no existe la concupiscencia de la carne ni los estímulos,

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hija mía, de las pasiones. (Pausa) Todo en El es divino,
aúnque en El hay parte humana. ¡Que nadie os
engañe, hijos míos!; El vino a vosotros para que
participéis todos aquellos de buena voluntad en el
reino del Padre. Mira, hija mía, en el reino del Padre hay
muchas moradas; mira, hoy vas a ver una de ellas. En
ésta están, hija mía, aunque en menos visibilidad,
aquellos de otras doctrinas que creen en un sólo Dios
y respetan las Leyes del Padre, aunque no participan
de la morada de los verdaderos cristianos y viven en
menos visibilidad que los otros. Pero mira, también son
felices; viven revoloteando ejércitos y ejércitos de
ángeles por encima de ellos (Pausa).
La misericordia de Dios es grande. Pero mira, hija mía,
la grandeza que hay en este otro lugar, donde los
verdaderos católicos practicantes, bienaventurados
mártires, participan de la gran Divinidad. Mira, hija mía,
el que llega a este lugar, bebe de esta fuente y se abre
su inteligencia, y sus sentidos no existen, (Amparo
emite un ¡¡Ay!! gozoso), porque las potencias se le han
abierto al beber de esta fuente, que ven las grandezas.
AMPARO: ¡Ay! ¡Ay, qué perfumes, qué rosas, qué
jardines, qué prados! ¡Ay, qué frutos hay en estos
árboles! ¡Ay, ay, ay...!
EL SEÑOR:
Todos quiere la divina majestad de Dios que pasen por
el Paraíso que Dios preparó para la primera pareja y
gocen de todo lo que había creado para ellos.
AMPARO: Con expresión de gran gozo: ¡Ay, ay...! ¡Hay
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de toda clase de frutos, flores, arroyos,! ¡ay!,
riachuelos... ¡Ay, esto no tiene fin!, son praderas sin
final, ¡ay, qué ramajes de flores de colores! Todos están
vestidos con vestiduras de todos los colores. ¡Ay...! ¡Ay,
qué grandeza! ¡Ay, ay, ay, ay!
EL SEÑOR:
Aquí, en estas grandezas es donde Dios puso al
hombre, hija mía. (Amparo sigue emitiendo gran gozo).
Por eso quiere Dios que el alma participe primero de
este lugar y coma de todos estos frutos sabrosos y
respire el aire puro que existe en este lugar.
AMPARO: ¡Ay, ay... ay! (Con extraordinaria admiración)
EL SEÑOR:
Ni el animal, ni la fiera, ni las criaturas, ni las piedras
preciosas, ni el oro, le hacen falta al hombre para
subsistir en este lugar; pero todo eso está aquí, y al
hombre no le hace falta ni venderlo, -gozo de Amparo-
, ni cogerlo, hija mía, sólo es para gozarlo.
AMPARO: ¡Qué grandezas, Dios mío! ¿Cómo el hombre
fue capaz de dejar esta grandeza para meterse en la
oscuridad? Por eso... ¡Ay, Dios mío, qué grande eres!
Por eso avisas tantas veces al hombre.
EL SEÑOR:
Por eso quiero que se despierten los que están
dormidos, para que gocen todos juntos. Hija mía, tú
eres el instrumento que he puesto para contar estas
maravillas. Por eso en la prueba, hija mía, se abre más
tu inteligencia y avanzas más hacia la sabiduría, para
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que puedas explicar las grandezas que ha creado Dios
para la creatura. Y aún hay otras grandezas mayores
después de este lugar, hija mía.
AMPARO: ¡Ay, Dios mío!...
EL SEÑOR:
Por eso os pido, hijos míos, ¡no os apeguéis tanto a la
materia, para que todos juntos podáis vivir en este
lugar! Aquí nadie se cansa.
AMPARO: ¡Ay, ay...! Todo lo que existe aquí es belleza y
grandeza.
EL SEÑOR:
Mirad, hijos míos, si el Creador quiere a su creatura y
por qué no quiso destruir a su creatura; porque quiere
que participe del Edén que creó para él. Por eso, hijos
míos, tenéis que luchar contra vosotros mismos,
renunciad a los apetitos carnales que Satanás os
muestra y aquél que forme pareja que la forme
santamente y con el amor que sale del Costado de
Cristo. ¡Hay tan pocos seres humanos que se aman! Si
ésta es la señal de Dios, el amor, inflamad vuestros
corazones, 'hijos míos, (gozo de Amparo), amaos unos
a otros, que ésta es mi señal: os conocerán por el amor.
Que no haya entre vosotros discordias, que os améis
como hermanos.
LA VIRGEN: Levántate, hija mía, (pausa), adora a la
divina majestad de Dios. (Pausa larga) Canta a la divina
majestad. (Amparo canta en idioma desconocido)
Cantad y alabad a Dios, hijos míos, a Dios le gusta que
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se le cante y se le alabe. Voy a derramar muchas
gracias sobre este lugar. Hijos míos, acudid a él, y todos
los que acudáis recibiréis gracias en abundancia.
Levantad todos los objetos, todos serán bendecidos
con bendiciones muy especiales. Esto servirá para
inflamar los corazones del amor de Dios y para los
moribundos.
Arrodíllate.
Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice, por
medio del Hijo y con el Espíritu. Santo.

MENSAJE DEL DÍA 6 DE FEBRERO DE 1993,


PRIMER SÁBADO DE MES
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN: Hija mía, ¡cuánto sufre mi Corazón, por
tantos y tantos males como hay en el mundo! La
maldad de los hombres, hija mía, ha convertido el
mundo en escenario de crímenes, en escenario de
violencias, en escenario de odios, hija mía. El espanto
de los hombres, hija mía, es terrible, pero ni aún en este
espanto miran con una mirada compasiva la divina
Majestad de Dios. Dicen que Dios no sufre, hija mía;
Dios sufre por sus creaturas como cualquier padre
sufre por sus hijos. Mira la divina Majestad de Dios,
cómo los ultrajes de los hombres la han dejado, hija
mía. (Pausa, en la que en tono bajo se queja Amparo) .
La mayor parte de los hombres han apostatado de su
fe; se llaman católicos de nombre, hija mía, pero no
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conocen la doctrina; los hombres no conocen a Dios.
Ora mucho, hija mía, para que los hombres derritan
ese hielo que llevan en el corazón y lo abran a la divina
Majestad de Dios. Por eso está mi Corazón entristecido
y dolorido. ¿Cómo los hombres dicen que a qué vengo
a manifestarme tantas veces? Vengo a recordar a los
hombres la verdad del Evangelio, porque la verdad
está escondida; cada uno se aplica el Evangelio según
le conviene. Pero, hijos míos, si el Evangelio es la vida,
la verdad. ¿Hasta cuándo, hijos míos, hasta cuándo
vais a tener vuestro corazón endurecido en las
maldades del mundo? Dejad de ofender a Dios, hijos
míos, pues Dios es misericordia, pero su justicia será
terrible ante los hombres.
EL SEÑOR:
¡Ay, vosotros gobernantes de los pueblos que
gobernáis sin Dios! Sin Dios el hombre no puede
gobernar. ¡Ay, vosotros, que habéis negado vuestra fe!
Y el arma de vuestras mentiras, vuestras hipocresías,
hijos míos, y vuestras ideologías, quieren hacer
desaparecer todo principio divino. Pero, ¿cómo el
hombre puede pensar que tiene más poder que Dios,
si Dios es el Creador y el hombre es la creatura? ¡Ay de
vosotros, mentirosos y engañosos que arrastráis a la
mayor parte de la humanidad a la tiniebla y a la
oscuridad! Sois sagaces, sois hijos de la tiniebla y
trabajáis en la oscuridad; pero todo el que trabaja en
la oscuridad, Dios lo saca a la luz.
No os durmáis vosotros, hijos míos, que los hijos de las
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tinieblas trabajan de noche para destruir el santo
Nombre de Dios. Han renegado de su fe y se han
dejado llevar por el enemigo, por el poder y el orgullo.
¡Ay cuando os presentéis ante la divina Majestad de
Dios! ...
Y vosotros, jóvenes, sed celosos del Evangelio y reuníos
todos e id extendiéndolo por todo el mundo, que los
hijos de las tinieblas no puedan más que los hijos de la
luz; llevad la luz por todo el mundo. Os llaman
sectarios, hijos míos, pero, ¿qué entienden ellos de
sectas?; las sectas son las que separan a los hombres
del Evangelio y de las fuentes vivas de la Iglesia; esos
son las sectas, los que están separados de la Iglesia.
Como no entienden la doctrina, a los cristianos les
llaman sectarios, y ellos, que viven separados de la
Iglesia, no se reconocen como sectas. ¡Ay de todos
aquéllos que renegáis del santo temor de Dios!
Id de pueblo en pueblo vosotros y tocad los corazones
dormidos y despertad la fe en los hogares. Que todo
aquel que se llama católico apostólico, practique la
doctrina de Cristo. No miréis lo que os van a decir aquí
o allí; vais acompañados de vuestros Ángeles
Custodios. Los hombres tienen poca devoción a los
ángeles custodios. Y son los que todos los días los
protegen de las maldades del enemigo y presentan a
Dios todas sus obras y sacrificios; ellos mismos lo
escriben en el libro de la vida. Pero ¡tened cuidado!, que
hay ángeles del bien y ángeles del mal. No os dejéis
arrastrar por los ángeles del mal. Hoy todos los
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Ángeles Custodios estarán con todos vosotros.
AMPARO: (Llena de admiración) ¡Ay, ay, ay, qué
belleza... ay!
Cada uno tiene su Ángel Custodio. Encomendad
vuestra alma diariamente a vuestro Ángel Custodio y
practicad las buenas obras y buenos deseos.
(Pausa en la que Amparo sigue mostrándose
admirada.)
Todos aquéllos que vivan según el Evangelio recibirán
gracias especiales, temporales y eternas, pero no os
apliquéis el Evangelio según vuestros gustos y vuestros
caprichos, hijos míos, pensad siempre: Cristo pobre,
Cristo en la Cruz; ése es el verdadero Evangelio, hijos
míos. Todo el que quiere seguir a Cristo tiene que
despojarse de sí mismo y de sus cosas para seguirle;
no se puede servir a dos señores a la vez, al mundo, a
sus cosas y a Dios; si el hombre está ocupado en el
mundo, no puede ocuparse de las cosas de Dios.
Trabajad, orad, para la gloria de Dios y para la vuestra
propia. El hombre perdió el paraíso por la soberbia, por
el orgullo, por la desobediencia; y con la humildad, con
la sencillez, con la pobreza y con la obediencia lo
volverá a recuperar.
Amaos los unos a los otros, hijos míos, este
Mandamiento es el más importante, el del amor;
porque el que ama a Dios ama al prójimo, y el que ama
a Dios no hace daño al prójimo.
Y vosotros, hijos míos, ¡ay! cuando os presentéis ante

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Dios, por no haber cumplido las leyes... ¿Quién se
salvará? -me preguntaban Yo respondía: El que
guarde los mandamientos. El que no guarde los
Mandamientos no entrará en el Reino de los cielos;
será maldito. Venid todos los que estáis cargados y
agobiados que Yo seré vuestro alivio y vuestro
consuelo.
Extended el Evangelio por todas las partes del mundo,
pero sin fanatismos, hijos míos, con sencillez; y si llegáis
a un pueblo y no quieren escuchar mi Palabra,
¡sacudios ahí, hijos míos! y no echéis las cosas de Dios
a los cerdos. Idos a otro lugar y conquistad almas para
el cielo. Amad mucho a la Iglesia, hijos míos, y pedid
por los que la componen.
Todo el que acuda a este lugar, recibirá gracias
especiales de cuerpo y alma. No os abandonéis en la
oración, orad, que los hombres están faltos de oración
y de sacrificio; amaos unos a otros, esto es muy
importante hijos míos, el amor es el fruto de la caridad.
Tú, hija mía sé humilde. Besa el suelo en reparación de
todos los pecados que se cometen en el mundo.
Formad comunidades, hijos míos, y vivid como los
primeros cristianos, despojaos de las riquezas del
mundo y del mundo; el mundo vive en tinieblas por los
egoísmos; no piensan nada más que en la hacienda y
en el tesoro. ¡Ay!, que vuestro tesoro esté en el Reino
de los cielos, hijos míos, no pongáis vuestro tesoro en
la tierra, que por ese tesoro podéis perder el tesoro
eterno, por el tesoro material. No os hagáis los sordos,
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hijos míos; éste es el Evangelio: Es más difícil que entre
un rico en el Reino de los cielos, que un camello por el
ojo de una aguja. ¿Hasta cuándo tengo qué avisar a los
hombres, que no viven el Evangelio que cada uno vive
para sí mismo, sin acordarse del otro y sin despojarse
de su rango? Si Yo, el Hijo de Dios vivo, me despojé de
mi rango para que el hombre se despojase y pudiese
participar eternamente de los dones divinos ¿cómo el
hombre se cree más que su Creador?
Imitad a Cristo, hijos míos, no viváis en comodidades,
vivid en comunidades y no os apeguéis a la materia.
Los males que hay en el mundo son a causa de la
materia, ya sea de carne, ya sea de dinero, ya sea de
haciendas; el hombre vive materializado, -no está
espiritualizado. El hombre se cree que sólo está hecho
de carne y vive según la carne, no según el espíritu.
Vivid según el espíritu, hijos míos, no viváis según la
materia. Orad, sacrificaos, si queréis vivir el Evangelio,
hijos míos; es el camino de la salvación; no queráis
entrar por la puerta de la felicidad eterna, habiendo
tenido la felicidad en la tierra. El hombre sin Dios no es
feliz. ¡ay habitantes de la tierra! ¿hasta cuándo todo un
Dios tiene que dar avisos para vuestra salvación?
Estáis ciegos, no veis la situación del mundo, no veis
que el mundo está corrompido por las maldades de los
hombres, hijos míos. ¡Despertad!, despertad de ese
letargo, hijos míos, y mirad al cielo; no os quedéis en el
tiempo. Amad a la Iglesia, amad al Papa, hijos míos; no
os importen ni la persecución ni la calumnia; todo el

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que vive el Evangelio es perseguido, pero repito que no
es más el discípulo que el Maestro.
LA VIRGEN: Os bendigo, hijos míos, como el Padre os
bendice, por medio del Hijo con el Espíritu Santo.
Levantad todos los objetos, todos serán bendecidos
con bendiciones especiales.
AMPARO: Te pido Señor, por un alma que han operado
de corazón y por otras que tienen cáncer que se haga
tu voluntad en todo.
Todos los objetos han sido bendecidos con bendiciones
especiales para cuerpo y alma.
La paz os dejo, hijos míos.

MENSAJE DEL DÍA 6 DE MARZO DE 1993,


PRIMER SÁBADO DE MES
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN: Velad, hijos míos, por este lugar. (Pausa
larga)
Besa el suelo, hija mía, en reparación de las ofensas
hechas al Inmaculado Corazón de María.
Aquí estoy como Madre de amor y misericordia, como
Madre de todos los pecadores. Velad, hijos míos, por
este lugar; que los hombres ingratos quieren hacer
desaparecer mi Nombre de él.
¡Cuántas veces te dije, hija mía, que donde no está
María no está Jesús!; son dos corazones en uno. Si
dentro de mis entrañas vino la luz al mundo. ¿Cómo los
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hombres quieren hacer desaparecer a la Madre de
Dios que trajo la luz al mundo para el bien de la
humanidad? Los hombres quieren destruir todas las
cosas creadas por Dios, hija mía. Dios dio al hombre
una inteligencia para que comprendiera los misterios
de la naturaleza; dejó grandes tesoros para que
cuando un día necesitase el hombre de esos tesoros,
de esas grandes riquezas, las aprovechara para el bien
de toda la humanidad; pero el hombre ha hecho mal
uso de esas riquezas. Dios dejó al hombre la tierra en
sus manos para que siguiera su obra creadora; pero el
hombre no coopera con Dios, hija mía, quiere hacer
desaparecer toda la belleza de la creación. ¿Qué es de
los campos, hija mía, qué es de la imagen del
campesino?; el hombre quiere hacer desaparecer esa
imagen noble del campesino. Dios quiere que el
hombre cultive la tierra y la surque con sus manos, que
ponga la mano en el arado y la labre para sacar fruto
para todos sus hermanos; y los hombres cada día
buscan las ciudades y abandonan los campos donde el
hombre se comunica más con Dios. La imagen del
campesino, hija mía, se levanta de madrugada y su
corazón lo eleva hacia el Creador; curtida su piel y
encallecidas sus manos, Dios bendice ese trabajo tan
hermoso de la creación; pero el hombre está
intentando hacer desaparecer toda esa belleza creada
por Dios. ¿Hasta dónde vais a llegar, creaturas?
Sembrad los campos, sembrad cosechas, hijos míos,
que Yo bendeciré vuestras cosechas y sus frutos serán
en abundancia. Vosotros vivid en comunidades y
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sembrad la tierra, y no busquéis ciudades donde
dañan el alma por los pecados del cuerpo. Los
hombres quieren liberarse de los principios de sus
antepasados y se introducen en el veneno de las
ciudades donde van
dañando sus cuerpos y sus almas. ¡Ay creaturas del
Señor, qué ciegos estáis hijos míos! Trabajad todos
juntos, que trabajando todos juntos os reconoceréis
como hermanos. Si trabajáis juntos, hijos míos,
vuestros corazones estarán unidos y todos
participaréis de la misma fe, de la misma esperanza, de
la misma caridad, del mismo dolor y sufrimiento y de
las mismas alegrías. ¡Qué grandezas tienen los
hombres que pueden compartir todas estas cosas,
hijos míos! ¿No os dais cuenta que quiero que todo mi
rebaño esté unido y no se vaya por prados
desconocidos? Quiero que todos pasten en mi mismo
prado y coman de este mismo alimento. No comáis
alimentos venenosos, hijos míos, que antes o después
son mortíferos. Estad juntos, como hermanos, y
defended a la Iglesia y a los componentes de ella, hijos
míos. Los tiempos van a ser graves para mi Iglesia,
porque los hombres quieren hacer desaparecer todos
los principios religiosos. Pero, hombres de poca fe,
ciegos, topos, ¿cómo podéis vivir sin Dios?
Orad mucho, hijos míos, y reuníos todos y hablad de
Dios como buenos cristianos. ¡No permitáis que
desaparezca el Nombre de María de este lugar!
Luchad, hijos míos, y orad y sacrificaos.
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Todos los que acudan a este lugar recibirán gracias
muy especiales de cuerpo y alma.
Orad, orad para no caer en tentación, hijos míos.
Besa el suelo, hija mía, en reparación de los ultrajes al
Corazón Divino de Jesús y al Corazón Inmaculado de
María.
Orad unos por otros, hijos míos, y vivid el Evangelio tal
como está escrito, no viváis según vuestros gustos, sino
según el espíritu de Dios, hijos míos.
Levantad todos los objetos, todos serán bendecidos
con bendiciones especiales para la conversión de los
pobres pecadores.
Todos han sido bendecidos con bendiciones especiales
para los pobres pecadores.
Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice, por
medio del Hijo y con el Espíritu Santo.

MENSAJE DEL DÍA 3 DE ABRIL DE 1993,


PRIMER SÁBADO DE MES
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN: Aquí está vuestra Madre, hijos míos, llena
de amor y misericordia. Prometí no dejar de pisar este
lugar. Muchas almas se convierten en este lugar, hija
mía, ¿cómo los hombres son capaces de querer hacer
desaparecer mi Nombre de este lugar? Yo estaré
presente siempre en este lugar, aunque los hombres
quieran hacer desaparecer mi Nombre. ¡Qué pena me

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dan esos hijos que se engendraron dentro del vientre
de sus madres con el espíritu de Dios y cómo han
apostatado al nombre de Dios! Orad, hijos míos, ¿cómo
sois capaces de vivir sin Dios?; no gobernaréis
santamente ni aplicaréis las leyes justas, hijos míos.
Tomad el ejemplo de vuestros padres; todavía tenéis
tiempo para volver a Mí.
EL SEÑOR:
Y vosotros, hijos míos, todos los que seguís esta Obra,
alzad vuestra mirada al cielo y clavad vuestros ojos en
Aquél que os ha creado; no desmayéis ni os aflijáis;
seréis perseguidos, hijos míos, intentarán destruiros,
pero no temáis, Yo estoy con vosotros; ¿a quién podéis
temer estando Dios con vosotros, hijos míos? Yo soy el
Creador y estoy por encima de la creatura, y derribo a
los poderosos de su trono, de su poder, y ensalzo a los
humildes de corazón. Vais a ser perseguidos, hijos
míos, pensad que lo único que quieren es hacer
desaparecer nuestros Nombres. Si han apostatado de
su fe, han renegado de Dios, ¿qué esperáis de ellos,
hijos míos?; ni aplicarán la justicia santa, ni reinará la
paz entre ellos. Los hijos de la iniquidad cuando se
hacen apóstatas no piensan nada más que en destruir;
piensan en ellos mismos, hijos míos, no les importan los
pobres ni los menesterosos, ¡me dan tanta pena esas
almas!; sólo viven por un ideal y por un poder, están
vacíos de Dios, hijos míos. Pedid por ellos, ¿creéis que
ellos pueden ser felices? Yo como Pastor reuniré a
todas mis ovejas y formaré un gran rebaño, y apartaré
23
a los machos cabríos de las ovejas, y recogeré a los
corderos y los apretaré contra mi seno y los
transportaré a un lugar seguro y volveré a por las
madres paridas que han querido dar a luz a sus hijos y
han cumplido mis Leyes y mi doctrina; y los
transportaré a un monte muy alto donde serán
instruidos de mi doctrina y donde todos os conoceréis
porque todos tendréis mi señal. Todos los que acudáis
a este lugar seréis señalados, hijos míos, extenderé un
toldo sobre vosotros y quedaréis protegidos de la
maldad de vuestros enemigos. No temáis, hijos míos,
defendeos y luchad con amor, con caridad, pero no os
dejéis vencer, hijos míos; ellos buscan una lucha larga
y remueven el pueblo contra vosotros. ¡Ay apóstatas,
ay cobardes, que queréis hacer todo lo que va en
contra de Dios!, y no sólo vosotros no queréis entrar en
el Reino de los cielos, que no dejáis a vuestros propios
hijos que entren; ¿no os da pena de vuestros propios
hijos? Tendréis que dar cuenta de sus pecados; ellos no
son culpables de vuestro ejemplo.
Seguid extendiéndoos, hijos míos, como las estrellas
del cielo, multiplicaos y vivid como buenos cristianos;
amad mucho a nuestros Corazones. Y cuidado todos
los que vais detrás de falsos profetas. Mi Madre se
manifestó en este lugar para dar un mensaje al
mundo, ¿cómo os dejáis engañar por unos y otros?
Tomad más en serio la palabra de Dios.
Hija mía, están invadiendo este lugar los falsos
profetas, pero las criaturas son tan poco inteligentes
24
que se dejan arrastrar con mentiras y engaños; en
cuanto los halagan se van detrás de los falsos videntes.
Retiraos de aquellos que os halaguen, hijos míos; si os
halagan y recibís los halagos en la tierra no alcanzaréis
el Reino de Dios; retiraos de todos ellos, hijos míos, y
cumplid mi Ley, y todos los que estáis en mi Obra
trabajad, que Yo un día os daré vuestro salario; irá
delante de vosotros vuestra paga y a vuestra obra
añadiré el ciento por uno. Ayudad a los pobres y
necesitados, hijos míos, os necesitan los menesterosos.
¿No os da pena de la ancianidad, hijos míos?; son
rechazados como si no fuesen seres humanos;
ayudadles a bien vivir los últimos días que les queden
de su vida, hijos míos, y a bien morir. Amadlos con todo
vuestro corazón, jóvenes, que os entregáis a esta Obra
¡cuánto os ama mi Corazón! amad mucho a los
necesitados. ¡Ay, de aquéllos que han recibido gracias
y no quieren aprovecharlas! Las rechazan y se las
quito para dárselas a otros que están sedientos de mi
amor. ¡Ay, almas ingratas que renegáis de Dios vuestro
Creador! ¡Ay, que os habéis salido de su rebaño y os
introducís en el rebaño de Satanás! Ahora, hijos míos,
os enseña la luz, la luz del tiempo, pero, hijos míos,
Satanás nunca os llevará a la Luz, porque estaréis en
la tiniebla aunque vosotros creáis que estáis en la Luz.
Me rechazáis, despreciáis mis gracias y queréis vivir
según vuestros gustos, ahí los tenéis, Satanás os va
dando los gustos que necesitáis en el mundo, pero
nunca alcanzaréis la eternidad, porque os quedáis
ciegos y sordos. ¡Ay, almas que renegáis de Dios, qué
25
tristeza siente el Creador por su creatura! En vuestra
libertad, hijos míos, habéis buscado el camino de la
tiniebla.
Yo os reuniré a todos los que lleváis mi señal y estaréis
eternamente, hijos míos, en mis brazos, porque seréis
conducidos por ellos a la eterna gloria.
Hija mía, ¡cuántas veces he dicho que los hombres se
quedan en el tiempo porque el hijo de las tinieblas; el
maligno, les muestra las cosas agradables del mundo!
Orad, hijos míos, orad.
Mira, hija mía, cuántas almas han recibido gracias, y
mira el lugar que les espera, porque las han rechazado.
(Llanto de Amparo). Mira, hija mía, no es Dios, el
Creador, el que los conduce por este camino, ellos se
dejan conducir porque les agradan los placeres y los
gustos del mundo. Muchos de ellos los conocerás.
(Pausa, aflicción de Amparo)
Yo he intentado enseñarles mi doctrina y darles
gracias, hija mía, pero mira de qué les sirve y el lugar
que tienen preparado.
¡Ay, padres, que educáis a vuestros hijos para el
mundo y os interesa más su cuerpo que su alma!
Cuando los veis enfermos en seguida buscáis a un
médico y estáis preocupados, y cuando el alma la
tienen enferma, hijos míos, no sois constantes en
buscarles ese médico que necesitan. ¿De qué os sirve
todo, hijos míos, si perdéis vuestra alma? (Amparo no
deja de llorar). Los hijos de las tinieblas nunca estarán
26
en paz, siempre tendrán discordias y no habrá paz
entre ellos.
Repara, hija mía, por estas almas que tantas gracias les
he dado y las han rechazado buscando el mundo. Besa
el suelo en reparación de sus ofensas. (Pausa)
Hija mía, la verdad ya sabes que es amarga para los
hombres; en cuanto les dices la verdad se hacen los
sordos y se vuelven contra ti. Por eso Yo reuniré mi
rebaño y sacudiré el polvo que va en ellos de la tierra,
y los transportaré a un lugar seguro. Hay mucha
hierba marchita; y la hierba marchita, hija mía, se deja
secar y cuando está seca se la prende. Yo retiraré las
flores para que no sean dañadas.
Entregaos al Evangelio, hijos míos, id de pueblo en
pueblo hablando de Dios. Tendréis muchas contiendas
contra los paganos, contra los apóstatas, contra los
que reniegan de mi Nombre, pero mi Nombre no lo
hará nadie desaparecer, porque soy el Creador y
puedo reducir en polvo a la creatura, porque tengo
autoridad para ello. Pero muchas veces aplico mi
Misericordia para ver si vuelven su mirada a Mí y me
olvido de la Justicia; pero los hombres son ingratos y
siguen obstinados en el pecado; sólo buscan la
Misericordia de Dios, no ven que Dios también aplicará
su Justicia.
Acudid a este lugar y no os dejéis arrastrar por esos
falsos videntes, hijos míos; ¿cómo podéis jugar con el
Nombre de Dios?
Tú, hija mía, sigue reparando y sé humilde.
27
Amad a la Iglesia, hijos míos, y a los componentes de
la Iglesia; Yo quiero que mi rebaño esté dentro de mi
Iglesia. Amad el Evangelio y amaos unos a otros.
LA VIRGEN: Levantad todos los objetos, todos serán
bendecidos con bendiciones especiales para la
salvación de las almas.
Todos han sido bendecidos.
Os bendigo, como el Padre os bendice por medio del
Hijo y con el Espíritu Santo.

MENSAJE DEL DlA 1 DE MAYO DE 1993,


PRIMER SÁBADO DE MES
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN: Lo primero, hija mía, vas a beber de las
gotas del cáliz del dolor; por esas lenguas ingratas, por
las difamaciones de los hombres. (Pausa mientras se
oye la deglución angustiosa.)
Está amargo, hija mía, pues esa amargura siente mi
Corazón por la ingratitud de las almas. (Pausa.)
Mira, hija mía, Yo soy el paraíso de la Encarnación; el
Espíritu Santo descendió y me hizo su Esposa, hija mía;
y me fertilizó, dejándome tabernáculo del Hijo eterno
de Dios, dándole carne humana y haciéndolo Hijo
natural mío; y después de nacer mi Hijo y antes de
nacer, me dejó pura e inmaculada. El mayor don fue
ser Madre de Dios y, siendo virgen antes y después del
parto, me llenó de todas las gracias, hija mía, y
participé con El en su obra redentora, siendo
28
corredentora con El del género humano; y al pie de la
Cruz me dejó por Madre de toda la humanidad; y
después de muerto mi Hijo, me retiré a Éfeso. Mira, hija
mía, donde pasé mi vida orando, con Juan y María, mi
hermana, y María de Magdala; en esta montaña, hija
mía, en comunicación con la divina Majestad de Dios,
pasé toda mi vida orando, para dar testimonio de la
Iglesia de Cristo. Aquí Juan escribió el Evangelio.
AMPARO: ¡Ay! ¡Ay, qué belleza, ay...!
LA VIRGEN: Este fue mi segundo paraíso.
AMPARO: Ay, qué grandeza!
LA VIRGEN: Toda la vida, hija mía, la pasamos orando
para el bien de la humanidad. Desde este lugar,
(exclamación gozosa de Amparo), fui transportada por
los ángeles al cielo.
AMPARO: ¡Ay, qué belleza, ay! ¡uf...! ¡Ay, qué belleza,
qué casa, qué arcos tan bonitos! ¡Ay, qué árboles! ¡Ay,
ay...!
EL SEÑOR:
Sí, hijos míos, mi Madre quedó para dar testimonio de
la Iglesia; pero los hombres, hija mía, ¡qué poco caso
hacen al Evangelio! (Exclamación de Amparo.)
Venid a Mí, todos los que estáis en tinieblas, que Yo os
conduciré a la luz. Escuchad mi voz, hijos míos, y
reuníos todos y venid a Mí que Yo os enseñaré el
camino, dejaos guiar, hijos míos, por los
Mandamientos, por los Evangelios. Muchos de
vosotros, hijos míos, tenéis la cerviz de hierro y
29
vuestros corazones son duros. ¿Hasta cuándo, hijos
míos, queréis que la divina Majestad de Dios esté
avisándoos que viváis según el Evangelio? Habéis visto
muchas cosas, hijos míos, pero estáis ciegos; os he
enseñado mi Palabra, pero no la habéis querido
escuchar, hijos míos ¡Cuán pocos son los que viven el
Evangelio según está escrito! ¿No veis, hijos míos, que
Yo soy Dios, que soy el primero y el postrero; que soy
el que da la vida y el que da la muerte; que sin Mí el
hombre no puede vivir? No hay otro Dios; Yo soy el Dios
que tiene potestad en los cielos y en la tierra. ¡Ay,
gobernantes que vivís sin Dios! ¡Ay, pueblos! ¿Cómo
queréis dirigir vuestros pueblos, sino tenéis a Dios? Yo
derribaré a los poderosos y los bajaré de su trono,
porque tengo poder para ello. ¿Cómo creéis, ingratos,
que los hombres cumplan vuestras leyes si no cumplen
las Leyes de Dios? Yo soy el Camino y la Verdad, y
vosotros no andáis en la Verdad, hijos míos. ¿No
comprendéis que el hombre está creado por Dios y no
puede obrar bien si no tiene a Dios? ¡Qué ingratos sois,
hijos míos! Yo derramé mi Sangre por todos vosotros y
vosotros la pisoteáis y la despreciáis con vuestros
ideales falsos. Acudid a Mí, hijos míos, y habrá paz en
vuestros pueblos. El hombre no puede gobernar sin
Dios, pues será un mal gobernante. Si no tiene a Dios,
no obrará con justicia.
Y vosotros los que amáis, o decís que amáis a Dios, vivid
el Evangelio según está escrito; reuníos todos, hijos
míos, y formad un gran rebaño y hablad a las gentes

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que se vive un Evangelio según sus gustos; que el
Evangelio hay que vivirlo como está escrito. Yo soy un
Dios de amor y misericordia, pero también soy un Dios
de Justicia y daré a cada uno según sus obras.
¡Ay, almas ingratas, almas que profanáis mi Nombre!
¿No sabéis que Yo puedo aplicar mi Justicia sobre
vosotros? ¿No sentís miedo, hijos míos, de perder
vuestras almas? Escuchad y atended mis ruegos; orad
y haced penitencia; enseñad en vuestros hogares a
vuestros hijos que son creaturas creadas por Dios. Vais
a tener que dar cuenta de vuestros pecados y de los
pecados de vuestros hijos. Oíd mi voz, hijos míos, Yo os
aviso: luego no habrá oídos, ni lamentos, ni llantos;
luego no digáis que es un Dios injusto, pues habéis
tenido suficientes avisos y gracias para salvaros, hijos
míos. Que el mundo está falto de amor; amaos unos a
otros como Yo os he amado. ¿Quién es capaz de amar
como Yo he amado, dando la vida por su hermano?
Despertad corazones dormidos, corazones duros y
agachad la cerviz; y acudid a Mí, hijos míos, que Yo os
perdonaré todos vuestros errores y reinará la paz
entre vosotros. Yo haré que los pueblos tengan paz si
vuelven la mirada a Mí; y que los campos crezcan,
porque mandaré la lluvia a su debido tiempo; y todo el
que me siga no será dañado ni por el viento ni por la
escarcha ni por las maldades del mundo. Todo el que
me siga tendrá vida eterna, y haré que tenga buenas
cosechas; pero que no sean avarientos y dejen los
graneros repletos para ellos; que compartan con los

31
pobres su heredad y sus riquezas. Así es como Yo he
creado al hombre, sin egoísmos, sin envidias, hijos
míos, con amor, con unidad, con paz entre vosotros,
hijos míos. Así os lo promete el Hijo de Dios vivo; si
vosotros volvéis vuestras mirada hacia Mí, tendréis paz
en la tierra y cosecha en abundancia.
Pero, ¡ay, de aquéllos que cargan sus yugos cargados,
sobre las espaldas de sus hermanos! Aplicaré mi
Justicia y no tendré compasión de ellos.
Despertad de ese letargo, hijos míos.
Y tú, hija mía, oración y sacrificio, por los pobres
pecadores.
AMPARO: Señor, te pido por un alma; ¡sánalo Señor, si
es tu voluntad! Te pido por Carlos; que se haga tu
voluntad, pero piensa que tiene unas niñas pequeñitas
que lo necesitan. ¡Señor, te lo pido, que se haga tu
voluntad, Tú que lo puedes todo, Señor, Tú sabes mejor
lo que necesita, pero te lo pido! ¡Ay, Señor, que se haga
tu voluntad!, pero Tú dices que pidamos; yo haré los
sacrificios que pidas, Señor, pero Tú sanas; enfermas a
las almas y las sanas cuando quieres. Te pido por él,
Señor. (Amparo no ha dejado de llorar, suplicando)
SEÑOR:
Hija mía, a veces escojo a las almas porque las amo, de
esta forma, hija mía, las amo tanto que no quiero que
se escapen de mis manos, hija mía. (Pausa en la que se
oye el llanto de Amparo.)
Orad todos ,hijos míos, para que vuestras tentaciones
32
sean cada vez más débiles, y amaos unos a otros.
Besa el suelo, hija mía, en reparación de tantas ofensas
cometidas a mi divino Corazón y al Inmaculado
Corazón de mi Madre.
Amad mucho a mi Madre, hijos míos, os la dejé por
Madre al pie de la Cruz, Ella intercede día y noche por
todos vosotros, hijos míos, amadla mucho; no podéis
decir que amáis al Hijo si no amáis a la Madre, pues Yo
amo mucho a mi Madre y me gusta que los seres
humanos también la amen.
LA VIRGEN: Besa el suelo, hija mía.
Levantad todos los objetos, todos serán bendecidos
para los moribundos, hijos míos, con bendiciones
especiales. ¡Cuántas almas han llegado al Sacramento
de la Confesión por medio de estos objetos y se han
salvado, hija mía!
Todos han sido bendecidos con bendiciones
especiales.
¡Hijos míos, amad mucho mi Corazón! Mi Corazón
Inmaculado ama a toda la humanidad. Acudid a Mí y
Yo os refugiaré bajo mi manto. Yo soy la Puerta del
Cielo, hijos míos. Venid, que Yo os conduciré a mi Hijo y
mi Hijo os conducirá al Padre.
Yo os bendigo, como el Padre os bendice por medio del
Hijo y con el Espíritu Santo.

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MENSAJE DEL DÍA 5 DE JUNIO DE 1993,
PRIMER SÁBADO DE MES
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN: Hija mía, ¡qué tristeza siente mi Corazón
viendo la perversidad de los hombres; los que están
entre vosotros, pero que no son de vosotros, hijos míos!
Tendréis una gran persecución en ellos. Os lo dijo mi
Hijo, que seréis perseguidos, queriendo destruir la
Obra de Dios.
EL SEÑOR:
No temáis, vosotros hijos míos, estáis ungidos por la
gracia de Dios. Sed fuertes, hijos míos y venceréis al
malo. Estando la gracia con vosotros, ¿a quién podréis
temer?
Piensa, hija mía, que los hijos de la luz son perseguidos;
pues los hijos de la luz no ponen tropiezos sobre los
hermanos, y los hijos de las tinieblas son avispas que
os rodean, hija mía, para clavar el rejón sobre vosotros.
Donde está la luz no hay tropezones, hija mía; los hijos
de las tinieblas hacen el mal; los hijos de la luz buscan
el bien.
En eso se diferencian los hijos de la luz de los hijos de
las tinieblas; el que está en la luz está en la verdad; el
que está en la tiniebla está en la mentira, hijos míos;
sois odiados y perseguidos por ser hijos de la luz. Si
fuerais hijos de las tinieblas, hijos míos, no seríais
perseguidos, porque el hijo de la tiniebla no ama; ni
ama ni deja amar. Fijaos en Caín, hijos míos, era de la
34
raza del mal porque se fue a la tiniebla, y mató a su
hermano por hacer buenas obras.
Seguid, hijos míos, abriendo vuestras entrañas a todos
los que os necesiten. Esto es lo primero que el hombre
oyó: "Amaos los unos a los otros como Yo os he
amado". ¡Ay, los destructores!, ¡ay, de aquéllos que
destruyen a sus hermanos!, ¡ay, perseguidores de los
hijos de Dios! ¿Qué daño os hace a vosotros, que los
hijos de Dios practiquen el bien, hijos míos? ¡Ay, que
sólo os amáis a vosotros mismos y amáis el mundo,
despreciando- a ~ ¡Ay de vosotros, Caínes, que ni
amáis ni sois capaces de dejar amar! No dejáis a
vuestros hermanos hacer las buenas obras ni vosotros
tampoco las hacéis, hijos míos. Vivís para vosotros y
para los vuestros; ¿qué clase de hijos sois, hijos míos?
El que permanece en el mundo no está en la caridad, y
si alguno de vosotros está en el mundo no permanece
en la caridad, hijos míos. El que permanece en la
caridad está pendiente del hermano y se olvida de si
mismo. Y vosotros, gobernantes incultos, ¿qué podéis
gobernar, y cómo vais a poder gobernar vuestro
pueblo, si no amáis a vuestros hermanos, si los estáis
introduciendo en la tiniebla?; los arrastráis hacia el
mal, como vosotros estáis metidos en el mal. ¿Cómo
podéis decir que la Madre de Dios no está pendiente de
sus hijos? No hay pasado ni futuro para nosotros, es el
presente en el que estamos presentes, hijos míos, y por
eso aviso al hombre del presente que camine en Dios
hacia el futuro. Vosotros, que no abrís vuestros

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hermanos, sois homicidas.
Hijos míos, el mal que habéis cometido es el de hacer
el bien a los demás. Por eso sois perseguidos, y
seguiréis siendo perseguidos, hijos míos. Los hijos de
las tinieblas no permiten que los hombres amen,
porque ellos no pueden amar; están ciegos y el que
está ciego no permanece en la luz ni en el amor.
Vosotros, hijos míos, obrad con justicia, que obrando
con justicia estaréis en el camino de Dios. Defendeos,
hijos míos, pero con justicia santa, pues el que está en
la justicia ha nacido de Dios, y el que no obra con
justicia es el hijo del mal. Quieren hacer desaparecer
todo principio religioso y todo amor hacia los
hermanos.
Vosotros, hijos míos, que no sois capaces de amar ni
dejar vuestra herencia para los pobres, ¿por qué no
dejáis a los que aman en paz y en gracia de Dios? ¡Si no
podréis contra ellos, porque el que está ungido de Dios
está por encima del hombre que es hijo del diablo! Y sí,
repito, ¡apóstatas! ¿O es mentira, hijos míos, que habéis
apostatado de vuestra fe? Cuando os presentéis ante
Dios, hijos míos, ¡qué juicio os espera! ¡Ah, ingratos, que
tantas gracias he derramado sobre vosotros y las
habéis rechazado por un ideal destructor, hijos míos!
¡Con qué desprecio nombráis el nombre de María!
María es la puerta del cielo; es la Madre de toda la
humanidad. Todos los que queráis ir a María, por muy
pecadores que hayáis sido, hijos míos, Ella os llevará a
Jesús y Jesús os llevará al Padre. Pero, ¡ay de vosotros,
36
destructores con vuestras mentiras, que aplicáis la ley
a vuestro gusto con mentiras y engaños! El hombre sin
Dios no es nada. Toda rodilla será doblada ante Dios El
Creador. ¡Ay de vosotros! ¿Qué entendéis por secta, si
las sectas sois vosotros, hijos míos, que os dedicáis a
destruir y a separar a las almas de la Iglesia y a
renunciar de Cristo? Esas son las sectas, hijos míos;
¿cómo podéis llamar a los hombres de buena voluntad,
a los hombres que siguen el camino del Evangelio, a los
hombres que aman a los hombres como a sí mismo,
cómo podéis llamarlos sectas, hijos míos? Mirad
vuestros corazones y recapacitad si sois vosotros las
sectas; pues una secta se dedica a destruir no a
construir, y vosotros estáis destruyendo el nombre de
Dios, y estáis separados de Dios y de su Iglesia.
¡Ignorantes!, ¿sabéis, acaso, lo que es la secta?
¡Vosotros sois las sectas, hijos míos! La secta se dedica
a separar, no a unir y a amar. Vosotros os reís de mis
mensajes, pero ¡ay, cuando lleguéis ante los ojos de la
divina majestad de Dios! No será escuchado vuestro
llanto ni vuestro rechinar de dientes.
Y vosotros, hijos míos, os repito, obrad con justicia
santa, pero no os dejéis engañar y defendeos, y
defended el Evangelio, defended la Iglesia, hijos míos,
aunque tengáis que dar la vida por ella. ¿No veis que
quieren hacer desaparecer este lugar, y se valen de
medios comunicativos, y se valen, hijos míos, del mal
para destruiros? Pero el bien está por encima del mal.
Dad ejemplo de cristianos y seguid amando a los

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necesitados y protegiendo a los necesitados. ¿Qué
pueden decir de vosotros, hijos míos, que os amáis
unos a otros y habéis dejado vuestros bienes unos
para otros, para los pobres y necesitados? Si éste es el
Evangelio: "Vende todo lo que tienes, dáselo a los
pobres y sígueme."
Pero ¡ingratos!, que dañáis a vuestros hermanos por no
perder vuestros puestos, ¿cómo sois tan hipócritas y
fariseos, si no estáis en la verdad?, y hay que defender
la verdad, y la verdad un día lucirá y aplastará a la
tiniebla. Sed fuertes, hijos míos, que estáis rodeados de
avispas con un gran aguijón persiguiéndoos a ver
dónde pueden clavar el aguijón. Amad a la Iglesia,
amad al Papa, hijos míos, amaos unos a otros; éste es
el primer Mandamiento de la Ley de Dios: Amarás a
Dios con todo tu corazón, con todas tus fuerzas y con
todos tus cinco sentidos y al prójimo como a ti mismo.
Cumplid mis Mandamientos, hijos míos, y no os importe
la persecución; ahí se nota que sois hijos de Dios; por
eso sois perseguidos, hijos míos. No penséis que los
apóstatas y paganos os persiguen por otra cosa que
no sea porque quieren hacer desaparecer el Nombre
de Dios y de María. Luchad con vuestras fuerzas, con
la unción del Espíritu Santo y amad a nuestros
Corazones, hijos míos. ¡No temáis!, si el alma no la
puede matar nadie, y ellos están muertos a la gracia;
su alma la tienen totalmente muerta; ¿cómo hablan de
alma, si no la tiene ejercitada en el amor?
Seguid acudiendo a este lugar y no hagáis caso de la
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calumnia y de la falsedad, hijos míos. Os repito que la
luz resplandecerá y todos la veréis; y, por mucho que
la tiniebla quiera acercarse a la luz, te lo enseñé, hija
mía, que nunca puede la tiniebla dar luz; pero la luz a
la tiniebla la puede alumbrar. Por eso los hijos de la luz
se buscan y los hijos de la tiniebla también se buscan,
hijos míos, porque no se pueden acercar los de la
tiniebla a destruir la luz. Y os repito que si alguno de
vosotros está en el mundo, no permanece en la
caridad, porque se jacta de los bienes del mundo y
olvida a su hermano, no tiene entrañas y no es nacido
de Dios.
Orad y haced sacrificios, hijos míos, lo vais a necesitar.
Pero contra Dios no puede el mal. Intentarán destruir
vuestros cuerpos, pero no podrán tocar vuestras
almas. Ya que ellos no os aman, hijos míos, amad
vosotros y conquistad almas para el rebaño de Cristo.
Acudid a este lugar sagrado, donde nuestras plantas
han posado y muchos recibiréis curaciones de cuerpo
y otros muchos curaciones de alma, hijos míos.
LA VIRGEN: Levantad todos los objetos, todos serán
bendecidos con bendiciones especiales para los
pobres pecadores.
Todos han sido bendecidos con unas gracias
especiales para fortalecer vuestras almas.
Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice, por
medio del Hijo y con el Espíritu Santo. Adiós, hijos míos.

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MENSAJE DEL DÍA 3 DE JULIO DE 1.993,
PRIMER SÁBADO DEL MES
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
EL SEÑOR:
Hija mía, la situación del mundo es grave, muy grave.
(Pausa) . Mira, hija mía, hasta dónde traspasan los
pecados de la humanidad. (Pausa larga.)
Todos los pecados capitales, hija mía, han revuelto a
las almas. Mira cómo piensan, hija mía.
¿Hasta dónde, hijos míos, hasta dónde queréis llegar,
con tanta ofensa a la Divina Majestad de Dios? Hijos
míos, mirad a Cristo Crucificado. ¡Cómo crucifican los
pecados de los hombres al Hijo de Dios, hija mía! El
hombre está aletargado por el pecado.
¡Moveos, hijos míos!; la oración, el sacrificio y la
penitencia es lo que salvará al mundo, hijos míos. Estáis
dormidos; os dejáis engañar, hijos míos, por los hijos de
la tiniebla.
¡Ay, gobernantes de las naciones, que hacéis creer a
las almas que estáis unidos en la victoria para luchar
por una libertad para el hombre! ¡Ay, hijos míos, que
por culpa vuestra el mundo vive un flagelo! Aparentáis
con palabras engañosas llevar a los hombres a un ideal
constructor. ¿Hasta dónde vais a llegar, hijos míos?
Queréis hacer desaparecer todos los principios de
Dios... si Dios es el principio y el fin, ¿cómo creéis que
podéis quitar el principio de Dios? ¡Ay! cuando os
presentéis ante Dios, ¡qué palabras os responderá la
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Divina Majestad de Dios por vuestros errores!
El mundo está corrupto, ¿cómo os dejáis engañar,
almas inocentes? Con palabras engañosas y con
mentiras queréis, hijos míos, apartar a los hombres del
camino de la verdad.
Y vosotros ¡ciegos!, ¿no os dais cuenta que os hablan
de paz y ellos están en guerra, hijos míos? Se unen
para aparentar en la victoria y es para luego aplicar la
venganza. Ellos unos con otros, hijos míos, están
divididos y hacen lo que los hijos de las tinieblas. Ellos
están divididos y quieren dividir al pueblo. ¡Despertad
de ese letargo que tenéis, hijos míos! El hijo de la
iniquidad quiere engañaros con promesas y mentiras.
Despertad, hijos míos. Orad... sacrificio y penitencia.
¿No veis, hijos míos, que os quieren golpear y herir para
que neguéis la palabra de Dios, hijos míos? Pero no
saben que ningún arma podrá con los que viven la fe,
con los que viven el Evangelio, con los hijos de Dios.
Vivid, hijos míos, el Evangelio. Todo el que vive el
camino recto, el camino de el Evangelio, es perseguido,
hijos míos. ¿Por qué me perseguían a Mí?, por hacer el
bien, hija mía. Yo vine a dar vida al mundo y el mundo
me condenó a la muerte.
Amad, hijos míos, con todo vuestro corazón y no os
hundáis. Dios está por encima de los hijos de las
tinieblas. Los hijos de las tinieblas, hija mía,
aparentarán ser mejor: moverán los labios, ellos
mismos se creerán santos; pero no ejercitan el corazón
porque están en tinieblas y no viven nada más que
41
para sí mismos y no piensan en el flagelo de los
necesitados, hija mía.
¡Ay, almas ingratas, que ni amáis ni dejáis amar!
Orad, orad mucho, hijos míos, y reuníos todos; quiero
que se forme un gran rebaño; y no os importen las
persecuciones y las calumnias. Sed firmes y seguid
amando, pues la caridad es tan hermosa, hijos míos.
¿No veis que los hombres no cumplen las Leyes de
Dios? Sí hay diez Mandamientos, hija mía, y el más
firme de todos es amar a Dios y al prójimo como a
vosotros mismos. ¡Ay de aquéllos que se aman a sí
mismos sin acordarse de los demás! ¿No os dais
cuenta, hijos míos, que os dije que tendríais una
persecución constante y recibís la persecución de
aquéllos que más cerca están de vosotros? No os
angustiéis, hijos míos, estad alegres, y que nada ni
nadie os turbe. Os golpearán y os herirán, hijos míos,
pero si estoy Yo con vosotros, ¿a quién podréis temer?
¡Ay, vosotros, que habéis cambiado la fe por el orgullo
y la venganza, y os dedicáis a dividir los pueblos, a
dividir las almas! Con vuestras tramas y mentiras, hijos
míos, engañáis a los inocentes. ¿No os dais cuenta,
hijos míos, de la situación del mundo, que el mundo
cada día está peor? Sólo los hijos de Dios sois los que
tenéis que luchar y estar unidos como hermanos y
vencer todas las batallas y todos los golpes, hijos míos.
Hija mía, vas a ver la fuerza de la oración. Mira cómo
está el mundo, aunque los hombres y los dictadores
dicen que el mundo está en una situación buena. No os
42
lo creáis, hijos míos, el mundo tiene un flagelo y está
herido de muerte. Pero, mira el poder de la oración y
mira cuántas almas se han salvado por tantas y tantas
oraciones. Y mira también los miles de almas salvadas
por las gracias que han recibido en este lugar. Vas a
ver, hija mía, el valor que tiene la oración. Mira todos
los pecadores que hay en el mundo y, mira a estas
almas que interceden a los santos y a los
bienaventurados. Mira cómo llegan a Mí, los santos y
bienaventurados y me dicen: "Dios eterno y Divina
Majestad de Dios: nosotros fuimos justos en la tierra...
y odiamos el pecado y nos retiramos del mundo y lo
despreciamos, siguiéndote a Ti en todo el camino del
Evangelio tal como está escrito y renunciando a las
comodidades y los gustos. Todas estas almas no se
atreven, por temor y respeto hacia Ti, a pedirte perdón
y vienen a nosotros para que intercedamos por ellas.
Mira, hija mía:
AMPARO: ¡Ay, cuántos miles y miles de almas! ¡Ay! ¡Ay!,
pero están como si estuviesen en una tierra; ¡ay!,
parece que tienen miedo, ¡ay!, son pecadores. ¿Qué va
a ser de ellos, Señor? ¡Ay! ¡Ay! todos los santos y
bienaventurados llegan a Ti, Dios mío! ¡Ay!, a pedirte
perdón por todas ellas. Y por todos sus sacrificios y
penitencias, por su ignorancia y por su
desconocimiento de Ti. ¡Ay, Señor!, ¿qué va a pasar con
todos ellos, Dios mío? ¡Ay, son tantos...! ¡Ay! El Señor
levanta la mano. ¡Ay!, y bendice a todos ellos por la
intercesión de todos los santos y bienaventurados. ¡Ay,

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están salvos! ¡Ay, ya no se condenan! ¡Ay, ay, ay! El
Señor les dice: "id y pagad vuestras culpas". ¡Ay, ay, ay,
ay! Pero no estaréis eternamente condenados, por los
méritos de los bienaventurados y de los santos; y de
tantas y tantas almas como rezan por los pecadores,
estáis absueltos del pecado". - ¡Ay, cuántas ,cuántas!
¡Ay, cómo van todas en bandadas! ¡Ayyyy, pero hay
tantas aquí en este lugar! ¡Señor, mira todos los que
hay en este lugar! ¡Ay!
EL SEÑOR:
Muchos no quieren salvarse, hija mía.
AMPARO: ¡Ay!, viene la Virgen llena de luz, ¡ayyy! ¡Ay,
qué manto tan bonito!, resplandeciente; pero su cara
triste, porque ve tantos y tantos pecados como hay en
la humanidad. ¡Ay!, se acerca a su Hijo y el Hijo le dice:
EL SEÑOR:
¿Qué quieres ahora; Madre mía?
AMPARO: ¡Ay!, la Virgen llena de dulzura, con su cara
y los ojos llenos de lágrimas se arrodilla ante el Hijo y
le dice:
LA VIRGEN: ¡Hijo mío, ten compasión de todos estos
hijos, porque sus madres han derramado caudales de
lágrimas de dolor por ellos.
EL SEÑOR:
El amor de la madre, hijos míos.
AMPARO: ¡Ay!
LA VIRGEN: Mira, Hijo mío, el amor en los corazones de
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las madres, cómo interceden por sus hijos. Y esas
lágrimas las traigo aquí; ¡cuántas lágrimas traigo de
todas esas madres, Hijo mío, ten compasión de sus
hijos; ellas se han sacrificado y se han inmolado
orando por todos ellos!
AMPARO: ¡Ay, qué grandeza, Dios mío! ¡Ay! El Hijo
levanta a la Madre y con palabras fuertes dice..
EL SEÑOR:
¡Levantaos todos! Todos sois perdonados por el amor
y las lágrimas de vuestras madres. Pecadores habéis
sido, pero vuestras madres han sido mártires del
sacrificio y la oración por vosotros. ¿Cómo puede un
Dios de amor y misericordia dejar esas lágrimas
dolorosas de las madres; y cómo puede olvidar las
oraciones que salen de lo más profundo de sus
corazones? Levantaos y volad a otra tierra. Tendréis
que purgar también vuestros pecados, pero no
estaréis eternamente sin ver la presencia de la Divina
Majestad de Dios.
AMPARO: ¡Ay, qué alegría y qué gritos todos!; todos
gritan con gritos de alegría. ¡Ay... cómo suben todos
hacia otro lugar. Todos están salvos!
EL SEÑOR:
Mira, hija mía, éste otro lugar; éste otro lugar es triste
y fúnebre. Aquí no quieren mirar a la Divina Majestad
de Dios, aquí no hay súplicas, aquí hay rechinar de
dientes, aquí hay lágrimas; no querían salvarse,
querían vivir en comodidades, querían hija mía, vivir los

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siete pecados capitales.
AMPARO: ¡Ay, Dios mío! ¡Ay, cuántos hay también en
ese lugar! ¡Ay, ay...!
EL SEÑOR:
No merecen lágrimas, hija mía; han tenido profetas y
han tenido fuentes de gracias y se han hecho los
sordos, y no han querido caminar por el camino de la
luz, y se encuentran en tinieblas para toda la
eternidad.
AMPARO: ¡Ay, Dios mío, que se haga tu voluntad! Tú
eres el que lo hace todo bien. ¡Ay, la Virgen, cómo da
gracias a su Hijo por haberla escuchado! ¡Ay, cuántas
almas se salvan por las plegarias que se le rezan a
María! ¡Qué Madre tan grande eres y cómo te has
acordado de las madres para salvar los hijos! ¡Ay, qué
grandeza, Madre mía! ¡Ay, ay, ay, qué belleza tienes!
¡Ay... qué dulzura y qué... cosa más hermosa, Dios mío,
es tu Madre!
EL SEÑOR: Todo el que interceda a mi Madre será
escuchado, pues mi Madre vale más y tiene más
méritos que todos los santos juntos; y si las oraciones
de los santos y la intercesión de los santos es
escuchada, ¿cómo no voy a escuchar el ruego de mi
Madre? ¡Si somos dos Corazones unidos en uno!
¡Acudid todos a mi Madre y mi Madre os encaminará
hacia el camino del Evangelio! Estos tiempos los dejo
en sus manos. Ella es la Puerta del Cielo; Ella os
enseñará, porque Ella fue el primer Apóstol para dar
testimonio de la Iglesia.
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Seguid orando y seguid acudiendo a este lugar, que
seguiréis recibiendo gracias especiales para los pobres
pecadores. Todas las oraciones son recogidas para los
pobres pecadores. y ¡ay, mis almas frescas y lozanas
consagradas que oráis e intercedéis por los
pecadores!; vuestras oraciones también llegan a lo alto
del cielo y ¡cuántos pecadores se salvan por medio de
vuestra caridad y vuestras oraciones! ¡Conservaos
lozanas y frescas, aquéllas que estáis escondidas en la
oración y retiradas del mundo! y orad mucho; el
mundo está en una situación grave, hijos míos.
AMPARO: Lo que no sabéis... ¡Ay, ay, ay, ay qué grande,
Dios mío! ¡Ay! No sabéis las grandezas que hay ahí
arriba. ¡Ay, Dios mío, ay...! Jardines frondosos, arroyos
cristalinos y bellos, ¡amor!, ¡ay, paz; ay, la que se siente
Dios! ¡Ay... ay! ¡Qué grandeza, Dios mío! ¡Ay, qué los
hombres se pierdan todas estas grandezas; ay, por un
placer, por un ideal! ¡Ay, por envidias y soberbias!... ¡Ay,
Señor, ay, yo te pido por todos que gocen de esta
grandeza!
EL SEÑOR: Seguid orando, hijos míos, para que todos
puedan participar de esta tierra prometida. ¡Gracias a
todos los que oráis por los pobres pecadores! y a mis
almas consagradas les pido que caminen por el
camino recto del Evangelio. Y a las que estáis
escondidas en los conventos hijas mías, ¡sed fuertes, y
con fortaleza y con energía defended vuestra fe!
Llenaos de Dios, porque el que está lleno de Dios no
teme a ningún mal. No hay ningún arma que pueda
47
hacer desaparecer la fe en los corazones ni la
alabanza en los labios de los hombres de buena
voluntad, hacia Dios, su Creador. Por mucho que hiráis
y por mucho que golpeéis, hijos míos, ¡el hijo de Dios no
se rinde, es fuerte, porque la fortaleza está en Dios.
Y vosotros, aquéllos que oráis moviendo sólo los labios,
moved vuestro corazón, hijos míos, para que vuestra
oración tenga poder y se pueda recoger y aprovechar
para los pecadores.
Hijos míos, os promete el Hijo de Dios vivo, que todo el
que cumpla las palabras del Hijo de Dios vivo, será
protegido con una señal que nadie podrá borrar. Serán
selladas vuestras frentes a todos los que acudáis a este
lugar y recibiréis una protección especial.
Desprendeos del mundo, hijos míos, amaos los unos a
los otros y haced obras de amor y misericordia. No
tengáis el corazón apegado a las cosas materiales de
la tierra; vuestro corazón y vuestro tesoro tiene que
estar en el cielo.
LA VIRGEN: Levantad todos los objetos, todos serán
bendecidos con bendiciones muy especiales para los
pobres pecadores.
¡Sed fuertes, hijos míos!
Os bendigo, como el Padre os bendice, por medio del
Hijo y con el Espíritu Santo.

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MENSAJE DEL DÍA 7 DE AGOSTO DE 1993,
PRIMER SÁBADO DE MES
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN: Hijos míos, quiero que en este lugar sigáis
honrando y venerando mi Nombre de Madre Dolorosa.
No permitáis, hijos míos, que hagan los hombres de
mala voluntad desaparecer de este lugar sagrado,
esta cadena de mi Rosario, que os unirá del cielo a la
tierra. Reuníos todos juntos, de un extremo a otro del
mundo, en este lugar sagrado y juntad todas vuestras
plegarias para que los secuaces de Satanás, hijos míos,
no puedan hacer desaparecer algo tan grandioso.
El ejército del infierno se ha desencadenado, y los
hombres impíos y apóstatas que viven en la tiniebla, se
refugian en la oscuridad para maquinar sus males y no
quieren buscar ni acercarse a la luz, porque serán
descubiertos, hija mía.
Este ataque es contra la Iglesia, hijos míos, es contra
Dios y contra los hijos de Dios. No saben los hijos de las
tinieblas que la Iglesia está protegida por ministros
fieles al Evangelio y apóstoles celosos y no podrán
destruir el Nombré de Dios. Cuantos más ataques, hijos
míos, mayor será el triunfo. Luchad; el arma del
Rosario es muy poderosa, hijos míos, por eso el
enemigo está furioso, luchad todos juntos como
buenos cristianos y rezad la plegaria favorita de mi
Corazón. Mi Corazón Inmaculado triunfará en el
mundo, aunque los hombres se opongan. Quieren

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destruir vuestra fe, hijos míos, intentan destruir las
grandezas de Dios.
¿Pero, cómo pensáis, criaturas corrompidas, que vais
a poder hacer desaparecer el Nombre de Dios en los
corazones?
Luchad por este lugar, hijos míos, no os dejéis vencer.
El enemigo es muy astuto
y os repito que trabaja en la tiniebla, pero la tiniebla no
ve y la luz resplandece. Sed fieles hijos de la Iglesia,
hijos míos, amadla con todo vuestro corazón. Si estáis
con Dios, ¿quién contra vosotros? si Dios es el
Poderoso, el principio y el fin de todas las cosas. Os dije,
hijos míos, hace tiempo, que vosotros teníais que
luchar para sacar este lugar adelante. En Lourdes,
hijos míos, los hombres fueron los que lucharon; los
hijos de Dios con los hijos de las tinieblas; y ¿quién
venció? La luz, hijos míos. Pero tenéis que ser valientes;
no os acobardéis. Os persiguen y os persiguen, pero no
podrán con vosotros. Mi Hijo aplicará la justicia y una
justicia severa sobre todos aquellos de mala voluntad,
y el árbol podrido será cortado con el hacha. Por eso
os pido, hijos míos, oración, oración. El mundo va de
hora en hora cada día peor, porque los hombres de
mala voluntad ni entran en el cielo ni dejan entrar a los
demás y los arrastran con palabras y mentiras. Ahí
tenéis el Evangelio, hijos míos, no os dejéis conducir por
la astucia de Satanás. Satanás destruye, hija mía, y
todas sus obras son destructoras; hace desaparecer el
Nombre de Dios, intenta arrebatar la vida de los
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inocentes. ¡Y cómo, hijos míos, estáis ciegos y no os dais
cuenta que es una obra de Satanás! El dragón de las
siete cabezas está desatado, y llegará el momento,
hijos míos, como os dije al principio, que cada individuo
se gobernará a sí mismo. Y quieren hollar el poder
eclesiástico. Pero la Esposa de Cristo triunfará, nadie
podrá derribarla, porque es la piedra angular, es el
mismo Cristo el que la fundó.
Por eso os pido a todos, hijos míos: sed Iglesia y sed
apóstoles celosos y amadla con todo vuestro ser. Los
que aman a Cristo, los que aman a la Iglesia, el poder
de Satanás no podrá contra ella.
Hija mía, los hombres hieren mi Corazón, porque Yo
soy Madre de amor y suplico por ellos; pero ellos, a
cambio me rechazan y quieren hacer desaparecer mi
Nombre. Orad, hijos míos, orad y reuníos todos y
formad una gran familia unida, para que los hijos de
las tinieblas huyan; invocando el Nombre de María.
Defended la Palabra de Dios y no os dejéis engañar por
palabras de mentira y palabras destructoras, hijos
míos, ¿cómo un árbol malo va a dar buen fruto, hijos
míos? Estáis ciegos. ¡Ay pueblo, que estáis como el
pueblo de Israel! Os habéis quedado ciegos, os habéis
dejado invadir por la tiniebla.
EL SEÑOR:
Sí, hija mía, serán castigados severamente, porque
Dios aplica la justicia contra los hombres de mala
voluntad. Intentan destruiros, pero está Dios con
vosotros, hijos míos. Ahora es el tiempo de la batalla;
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coged el arma poderosa del Rosario y derribaréis al
enemigo. Todo el que ha acudido a mi Corazón jamás
ha sido defraudado. Tenéis vosotros las mejores
armas, hijos míos, las más potentes: el Rosario, el
Evangelio, la gracia, hijos míos, y con esa gracia
podréis rebatir al enemigo. No os durmáis, hijos míos,
os repito, y sed valientes, que nadie rompa esta cadena
del santo Rosario que tanto agrada a mi Madre y que
tanto poder tiene contra el enemigo. Sois odiados y
despreciados por el Nombre de Dios. Bienaventurados
aquellos que son perseguidos por la justicia a causa de
mi Nombre.
Quiero que este lugar sea un lugar de oración y donde
se construya una casa de amor y misericordia para los
pobres y necesitados. En vuestras manos lo dejo, hijos
míos.
AMPARO: ¡Ay, Señor, Señor!, te pido por Carlos, ¡ten
misericordia, Señor!
EL SEÑOR:
El, hija mía, está más en el otro lugar que en este, y
encontrará más felicidad que aquí. Yo, cuando veo que
un alma se pierde, la cojo para Mí y la pulo y la refino
para mis fines, hija mía. Él es la vasija, Yo soy el
alfarero, y lo estoy refinando y quedará limpio como la
nieve. (Llanto muy contenido de Amparo). Y llegará a
este lugar a gozar con los bienaventurados. Él es más
feliz que otras muchas almas que no han tenido la
dicha de conocerme.
Pedid por los que no me conocen, pedid por los que me
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desprecian; esos son dignos de lástima, hija mía, y
pedid por los hombres de mala voluntad. Él estará
conmigo en el paraíso; le digo, como le dije al Buen
Ladrón, porque él ha invocado mi Nombre, y todo el
que invoca mi Nombre, lo amarro con unas cadenas de
oro y lo llevo a la mansión eterna para que goce con
los bienaventurados.
Para que veáis, hijos míos, el poder de la gracia y la
misericordia de Dios. Orad por los pobres pecadores y
haced sacrificios y seguid, hijos míos, con vuestras
obras de amor y misericordia. Ayudaos unos a otros
para que mi Obra crezca como las estrellas. Y sonreíd
ante la persecución y amad a vuestros enemigos; pero
luchad y defended vuestros principios, hijos míos. Y el
principio y el fin es Dios. No temáis, hijos míos, ya os
dije que los ataques serían fuertes, y mirad cómo se
están cumpliendo.
¡Ay, hombres ingratos!, ¡ay, malvados, que tenéis sed
de venganza y no os importa destruir vuestras almas
por la venganza de un pasado! si no perdonáis no
seréis perdonados. No perdáis el tiempo, hijos míos, en
refugiaros en las tinieblas y enseñad a vuestros hijos el
camino del Evangelio, porque tenéis conocimiento de
él y, ¡ay, de los que tenéis conocimiento de Mí y me
negáis! Yo no condeno a los que no me conocen, sino a
los que me conocen y me desprecian y me odian.
Levantad vuestro corazón a Dios, que, si no, cuando os
presentéis ante su divina Majestad, seréis arrojados.
¡Cómo os habéis dejado envenenar por un ideal
53
satánico!
Orad y pedid por todos, hijos míos; reuníos todos aquí
y defended este lugar sagrado. Yo derramaré gracias
en abundancia sobre vosotros y sobre vuestros hijos.
LA VIRGEN: Levantad todos los objetos, todos serán
bendecidos con bendiciones especiales para los
pobres pecadores.
Os bendigo, como el Padre os bendice, por medio del
Hijo y con el Espíritu Santo.

MENSAJE DEL DÍA 4 DE SEPTIEMBRE DE


1993, PRIMER SÁBADO DE MES
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN: Hija mía, mi Corazón viene abierto, lleno
de heridas, porque los hombres siguen obstinados en
pecar y hacerse daño unos a otros.
¿Hasta cuándo, creaturas, vais a seguir siendo
perseguidores de Cristo? Yo me manifesté en este
lugar, para que todos bebieseis de la fuente de gracias
que derramo en él y vosotros, hijos míos, queréis
convertir este lugar en juegos y recreos. ¡Ay, hombres
de mala voluntad, que sólo pensáis en los galardones
de la tierra y no habéis ofrecido vuestra hacienda a
Dios vuestro Creador! ¡Ay, sólo buscáis apariencias,
hijos míos, y os perderéis los galardones del cielo! Yo os
he pedido este lugar para orar y para hacer obras de
amor y misericordia y vosotros sólo pensáis en
explotarlo, hijos míos, en hacer desaparecer mi
54
Nombre de él. ¡Pobres almas! ¿De qué os sirve la
apariencia y los galardones terrenos?
Y vosotros, hijos míos, no os amedrentéis, porque los
hombres de mala voluntad fomentan el poder para
hacer el mal y para dividir los pueblos.
¡Ay, hijos míos, no habéis querido beber las gracias que
se han derramado en este lugar! ¿Cómo habláis, hijos
míos, que sois demócratas y hacéis unas leyes a
vuestro antojo y perseguís a los cristianos? ¿Dónde
está la libertad, hijos míos? Sois dictadores y siempre
os habéis quejado de la dictadura, ¡pobres almas! para
ser dictadores, hijos míos, tenéis primero que saber
dictar. Habláis de paz y dentro de vosotros lleváis la
guerra. ¡Ay, hijos míos, vuestros planes y vuestros
proyectos serán derribados! ¿Pero cómo pensáis que
Dios Creador tiene menos poder que vosotros? Los
hijos de la luz no se rinden. Los cristianos fueron
capaces de morir por Cristo, lo que vosotros no hacéis
ni por vosotros mismos.
Reuníos, hijos míos, de los cuatro continentes y orad en
este lugar y haced penitencia, por tantos males y
tantas ofensas de los hombres de mala voluntad, que
hacen a nuestros Corazones. ¡Ay, ingratos! Sí, queréis
destruir, y vosotros, hijos míos, sois los que
contamináis el agua para que los hombres no acudan
a este lugar. Todos los manantiales del mundo son
potables, es la gracia de Dios en la tierra, para que los
hombres beban y sacien su sed. ¿Cómo sois capaces
de hacer daño, hijos míos a criaturas inocentes y almas
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de buena voluntad que acuden a este lugar, dejando
mezclar el cieno con el agua? ¡Pero qué rencores tenéis
dentro de vuestro corazón, hijos míos, qué odios, os
repito, por un pasado; que no os importa que caigan
inocentes y perseguir a los hijos de la Iglesia por el
hecho de ser cristianos, hijos míos! No han hecho otro
daño contra vosotros, nada más que el de amar a Dios.
Intentáis hacer desaparecer mi Nombre y os dije que,
dentro o fuera, no dejaría de manifestarme. No me
moveré de este lugar, hijos míos, donde las almas
reciben las gracias y donde tantas y tantas almas han
llegado al paraíso por medio de estas gracias, hijos
míos.
Sí, hija mía, los malvados no les importa calumniar,
perseguir, difamar. Con la mentira quieren subir al
poder; pero Yo haré arrancar su rastrojo y sembrar un
nuevo trigo donde salgan frutos buenos.
Sois hierba seca, hijos míos, y quitaré las pocas flores
buenas que quedan entre vosotros y las trasplantaré
entre el trigo bueno.
AMPARO: ¡Ten compasión de ellos, Madre mía!
También te pido por ellos. ¡Ellos también tienen un
alma!
EL SEÑOR:
Hija mía, si ellos abrieran sus labios para pedir perdón,
mi Corazón está abierto de par en par para todos los
hombres, pero la cizaña es mala, hija mía y perjudica
la cosecha. Están haciendo desaparecer todas las
cosas que elevan el alma a la divina Majestad de Dios.
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¿Qué han hecho de la creación, de los campos, si todo
lo que eleva el espíritu quieren destruirlo, hija mía? El
mundo cada día va peor porque los hombres de mala
voluntad gobiernan sin Dios y, sin Dios, el hombre no
tiene sabiduría para gobernar. Quiero que se
construya en este lugar una capilla donde día y noche
esté expuesta la Eucaristía olvidada por los hombres. Y
sigo pidiendo una casa de amor y misericordia.
¿Pero, vosotros os preocupáis por los necesitados,
hijos míos? Decís que ayudáis a los que os necesitan y
cada uno vivís cómodamente en vuestros hogares sin
echar una mano al necesitado; sólo os importa hacer
desaparecer todo principio religioso.
Os dije, hijos míos, que estaban trabajando en la
oscuridad y saldría a la luz. La luz la ven tiniebla y la
tiniebla la ven luz; la verdad la ven mentira y la mentira
la ven verdad. Yo descargaré mi cólera sobre ellos y
pondré mi mano, y les haré beber de la misma
amargura que ellos hacen beber a los cristianos.
¿Hasta cuándo vais a estar con esos odios y esos
rencores contra la divina Majestad de Dios? ¡Ay de
vosotros, hombres de poca fe, que queríais arrastrar a
los hombres al camino de la mentira y de la
destrucción! ¿Cómo un ciego puede guiar a otro ciego?
¡Sí estáis ciegos, hijos míos! Y esto os lo dice el Hijo de
Dios vivo. ¿Y quién sois vosotros para decir dónde la
divina Majestad de Dios tiene que hacer su
manifestación o dónde queréis que me manifieste,
hijos míos? ¿Os tiene que pedir todo un Dios a vosotros,
57
criaturas, dónde y cuándo el Creador puede y debe
hacer sus obras? Yo he permitido que mi Madre se
manifieste en este lugar para avisar a los hombres la
verdad del Evangelio, y quiero que todos os reunáis en
él y que nadie os amedrente ni os asuste, hijos míos. La
fuerza la lleváis dentro, porque lleváis a Dios, y los hijos
de Dios no se rinden ante las injusticias.
Hija mía, Yo amo a todos por igual, pero ellos
desprecian nuestros Corazones, nuestras gracias y no
quieren dones divinos. Quieren resplandecer en la
tierra y les importan los galardones y los halagos
terrenos; no quieren eternidad, y por eso quedarán en
el tiempo.
Orad mucho y luchad con humildad, y amad a la
Iglesia con todo vuestro corazón. Amad al Papa, hijos
míos, y reuníos como los primeros cristianos. Todos
unidos, todos juntos, defended la palabra de Dios.
Mira cuántos bienaventurados han llegado a este
lugar, por medio de tantas y tantas gracias como han
recibido. Y muchos de ellos, sí, porque han bebido del
manantial.
Pero, ¿cómo podéis decir que no es potable el
manantial, cuando años y años y peregrinos de todos
los lugares han bebido de él? Ésa es vuestra jugada,
hijos míos, cerrar el manantial, para que los hombres
no acudan a rezar. ¿No pensáis que los hombres de
buena voluntad acuden a este lugar sin manantial y
con manantial?
Seguid luchando, hijos míos; y el arma del Rosario es
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poderosa contra los enemigos de la Religión. Acercaos
a la Eucaristía y confesad vuestras culpas, hijos míos,
y estaréis fuertes para vencer todas las batallas. Que
no os venzan, hijos míos, que os dije que os
perseguirían y os rodearían con aguijones de avispa, y
eso están haciendo, hijos míos. ¡Hay tantas cosas
donde preocuparse y sólo se ocupan de vosotros y
sólo os persiguen a vosotros! ¿Por qué, hijos míos?, por
un solo fin, por ser hijos de Dios. Sed fuertes y animaos
unos a otros. Intenten lo que intenten hacer a este
lugar, no dejéis de acudir a él.
AMPARO: ¡Ay, Dios mío, ay, qué grandeza! ¡Ay, cuánta
grandeza!
LA VIRGEN: Todo para los bienaventurados. (Amparo
expresa gran gozo.)
Desde ese lugar también ellos os ayudarán a no hacer
desaparecer el Nombre de aquí.
Sed humildes, hijos míos, y amad a vuestros enemigos;
pero con la lucha del rezo del Rosario que es lo que va
contra Satanás.
Levantad todos los objetos, todos serán bendecidos
con bendiciones especiales para los moribundos, hijos
míos. Todos estos rosarios son bendecidos con
grandes bendiciones para la conversión de los
pecadores.
Invocad al Espíritu Santo, hijo míos, que de Él recibiréis
los dones y la luz para actuar como hijos de Dios. No
hagáis lo que hacen los hijos de las tinieblas en sus

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escondrijos, maquinar el mal para emplearlo contra
sus hermanos. Que os conozcan por el amor.
Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice, por
medio del Hijo y con el Espíritu Santo.

MENSAJE DEL DÍA 2 DE OCTUBRE DE 1993,


PRIMER SÁBADO DE MES
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN: Hija mía, mi corazón viene lleno de dolor
porque los hombres cada día están más obstinados en
hacer desaparecer mi Nombre. Soy la Madre de Dios y
los hombres no quieren reconocerme como Madre de
Dios, me ven como madre del hombre.
EL SEÑOR:
Sí, hijos míos, mi Madre es la Madre de Dios y los
hombres tienen que reconocerla como Madre de Dios.
Ella me trajo en sus entrañas para redimir al mundo,
¿cómo es tan despreciada y tan poco venerada?
Seguid acudiendo a este lugar, hijos míos, donde mi
Madre ha puesto sus plantas virginales. Yo soy el Buen
Pastor que di la vida por mis ovejas, y vosotros sois mi
rebaño, y Yo os conozco a todas mis ovejas y mis
ovejas me conocen a Mí; y el Pastor está pendiente
siempre de sus ovejas para protegerlas del mal. No
tengáis miedo, hijos míos, Yo no huí de los lobos, Yo os
defendí de los lobos y os sigo defendiendo de los lobos,
hijos míos. Estáis entre lobos que quieren hacer
desaparecer el Nombre de María.
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¡Ay, hombres de poca fe!, ¿hasta dónde queréis llegar
con vuestras maldades? Vuestro corazón está lleno de
odio y de egoísmos; habéis apostatado de Cristo,
¿cómo podéis gobernar sin Él, hijos míos?
Y vosotros no tenéis nada, hijos míos, que temer, ni
esconder. Todo se puede ver, hijos míos, y no tenéis
ningún secreto que puedan revelar. Todo está a la luz,
hijos míos, porque los Hijos de Dios trabajan en la luz y
los hijos de la tiniebla trabajan en la oscuridad. Por eso,
hijos míos, tenéis que amar a vuestros enemigos; pero
defended con amor y con energía la verdad. No
tengáis miedo por vosotros, tened compasión por sus
pobres almas y por sus pobres cuerpos. Yo les di la luz
y se arrastraron a la tiniebla, ¿no son más dignos de
lástima ellos que vosotros, hijos míos? Y no sólo reniega
de Cristo, sino que se deja arrastrar por los que
aborrecen a Cristo. Yo le di luz y tuve su alma en mis
manos, pero él se dejó arrebatar por la astucia del
enemigo.
¡Ay, alma infiel!, ¿hasta dónde quieres llegar? ¿No has
tenido bastante con ser infiel al Creador, que quieres
que las criaturas también sean infieles a las leyes de
Dios? Yo te amé y te tuve en mis manos. Tú me
despreciaste y te fuiste a la tiniebla; ¿cómo puedes
gobernar un pueblo sin Dios, hijo mío? Nada te saldrá
bien.
Pedid por ellos, hijos míos, son dignos de compasión.
¿No os dije, hijos míos, que esa sería la "jugada", hacer
desaparecer la fuente de este lugar? Y miles y miles de
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almas han bebido del manantial. No os dejéis engañar
por mentiras y palabras engañosas. De ese manantial
han bebido miles de peregrinos que han pasado por él.
Es la "jugada" para hacer desaparecer de aquí el
Nombre de María.
¡Ay, hijos míos!, ¿hasta dónde queréis llegar? Rechazáis
mis mensajes, hijos míos. Os aseguro que si en Sodoma
y Gomorra hubiera habido tantos milagros como aquí,
no hubieran desaparecido; pero seréis castigados peor
que Sodoma y Gomorra. Si no pido a los hombres nada
más que amar a Dios, ¿por qué os interponéis en su
camino? Dejad la libertad cristiana, hijos míos. ¿Creéis
que los hombres se rinden? Los verdaderos hijos de
Dios no se rinden con vuestras "jugadas", hijos míos.
Vosotros habéis apostatado y no dejáis a los cristianos
que vivan su fe. No vengáis con buenas palabras hijos
míos, que esas palabras son mentirosas. Sólo os
importa hacer desaparecer de aquí el Nombre de
Jesús y María.
Y vosotros, como hijos de Dios, defended este lugar; no
permitáis que desaparezca mi Nombre de aquí ni el
Nombre de María. Han desviado esas aguas, hijos míos,
pero vosotros bebéis de otras fuentes que os ensalzan
a la eternidad, que ellos no son dignos de beber. Y
gracias a tantas y tantas almas como oran y hacen
penitencia, detendré mi Justicia. Pero, hijos míos, ¡ay
de los culpables, porque mi... (interrumpe Amparo con
un "ay. . . !" doloroso) caerá sobre vosotros.
Ya estáis recibiendo el mal que estáis haciendo, hijos
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míos; estáis encolerizados y vuestro corazón está lleno
de odio para perseguir a los cristianos y a los hijos de
Dios. ¿Dónde está la libertad de los cristianos?; habláis
de libertad y ponéis condiciones. Sólo Dios es el que
pone condiciones.
Orad y amad a la Iglesia, hijos míos, que nosotros
esperamos a los pecadores y, al más pecador que
venga y se arrodille a las plantas de Jesús; por muy
graves que sean sus pecados le diré lo que a la
Magdalena: "Vete y no peques más, tus pecados te son
perdonados". Acercaos al Sacramento de la Penitencia
y al Sacramento de la Eucaristía, fortaleceos en él.
¡Cómo se nota el sello de Dios, hijos míos!, si no, ¿cómo
comprendéis que tanta y tanta persecución iban a ser
capaces de aceptar, si no es por Dios Creador?
Nada os asuste porque nada tenéis que ocultar, hijos
míos, todo está en la luz, no tenéis escondrijos. Orad
mucho, hijos míos y haced mucha penitencia. Y acudid
a este lugar y todos seréis bendecidos y marcados con
una cruz en la frente.
Besa el suelo, hija mía, por la conversión de todos los
pecadores.
Y el que quiera ser mi discípulo que se niegue a sí
mismo, coja su cruz y me siga; porque aquél que me
niegue ante los hombres Yo lo negaré ante mi Padre; y
aquél que dé testimonio de Mí ante los hombres, Yo
daré testimonio a mi Padre de él. No seáis cobardes,
hijos míos, sed valientes; pensad en los grandes santos
que cantando iban al martirio. Hay muchas maneras
63
de martirizar a las almas, hijos míos, sed pacientes y
hablad con caridad y energía. Defended mi Obra y
seguid haciendo obras de amor y misericordia. Les
pasa lo que a los paganos, ni hacen ni dejan hacer;
viven para sí mismos, sin repartir con les pobres. ¿Y
cómo hablan de solidaridad, si la solidaridad es amar
al prójimo? Eso es la solidaridad, hija mía, el amor al
prójimo. Hablan de paz y ellos forman la guerra;
hablan de amor y no extienden la mano al necesitado.
¿Eso es compartir con los demás?
Vivís para vosotros mismos y no dejáis que los demás
ayuden a los necesitados. Ni entráis en el cielo ni
queréis que los demás entren.
Reuníos todos juntos, hijos míos, y amaos como los
primeros cristianos y defended a Cristo, no seáis
cobardes. Los hijos de Dios tienen que ser fuertes.
Amad al Santo Padre, amad a la Iglesia; éste es el
camino directo del Evangelio. Y pedid por por ellos,
hijos míos.
LA VIRGEN
Levantad todos los objetos, todos serán bendecidos
con bendiciones especiales para los pobres pecadores.
Todos han sido bendecidos con una bendición especial.
Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice, por
medio del Hijo y con el Espíritu Santo.

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MENSAJE DEL DÍA 6 DE NOVIEMBRE DE 1993,
PRIMER SÁBADO DE MES
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN: Hija mía, sé que sufres hija mía pero no
quiero que nada te turbe. Piensa, hija mía, que tu vida
en la tierra no es fácil. Desde niña, hija mía, fuiste
escogida para sufrir, para padecer. Tu felicidad en la
tierra, hija mía no puedes alcanzarla, pero Yo te
recompensaré por todo este sufrimiento. Sé que
también sufres por esas almas obstinadas en hacer
desaparecer mi Nombre de este lugar; sé que también
las amas.
AMPARO: Te pido, Madre mía, por Lucas. No es malo,
Madre mía, concédele la gracia de que te conozca.
LA VIRGEN: Yo no digo que es malo hija mía, pero los
malditos ideales son los que lo revolucionan, y por los
hombres que buscan las guerras y las discordias se
rebelan contra Dios, como si Dios fuese el culpable de
los males que hay en el mundo. Son los hombres, hija
mía, que esa libertad que tienen la convierten en
libertinaje destructor. Sé que tu corazón sufre por
todos ellos; pero piensa, hija mía que has sido creada
para sufrir. Desde muy pequeñita no sentiste el calor
del hogar, ni la alegría ni los besos de una madre; pero
Yo no te abandoné en ningún momento, hija mía. Yo
soy Madre de los que sufren.
AMPARO: Te pido por todos ellos, ¡conviértelos, Madre
mía! (Luz Amparo solloza.)
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LA VIRGEN: Hija mía, si los hombres están en tinieblas,
no quieren la luz. La sociedad camina hacia la ruina y
los hombres siguen ciegos; no piensan que sin Dios no
pueden gobernar. La juventud busca una vida fácil y
cómoda; se refugian en las drogas, en el alcohol, en los
placeres del mundo, y el enemigo les tiende esa
trampa mortal de la que no pueden salir porque no
tienen fe, hija mía y no mueven sus labios para pedir
ayuda; se dejan hundir en el pecado.
Venid a Mí, hijos míos, todos los que estáis necesitados,
que mi Corazón está lleno de ternura y os protegeré
bajo mi manto y os daré mi amor y mis gracias serán
derramadas sobre vuestros hogares.
¡Ay, pobres almas, no quieren salir, hija mía, de donde
están metidos! El demonio les ciega y se ven felices sin
Dios.
Yo quiero fijar mi morada en este lugar; este pueblo me
necesita, pues son muy pobres, porque tienen pan, hija
mía, pero no tienen a Dios, y el que no tiene a Dios
aunque tenga pan es pobre de espíritu. Yo derramo
gracias sobre todos los hombres, pero muchos las
desprecian, aún de los mismos que dicen llamarse hijos
de Dios. Yo quiero corazones fuertes, no quiero
corazones que se tambaleen.
Tenéis que ser fuertes, no permitáis que hagan
desaparecer mi Nombre de este lugar, Dios lo ha
escogido para Mí. Este lugar me gusta, hija mía, porque
Yo sé que me necesitan.
EL SEÑOR:
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Acudid a este lugar, hijos míos, acudid, y no tengáis
miedo. Yo soy el principio y el fin de todas las cosas.
Estoy por encima de las creaturas y su mandato será
temporal, pero mi reinado es eterno. Amaos unos a
otros, hijos míos, ahí se notará que sois hijos de la
verdad. Yo soy la Verdad, el Camino y la Vida, el que
está conmigo tendrá vida eterna. No os desmoronéis
por la calumnia y la difamación, hijos míos, seguid
adelante. No hay nada oculto, repito: las puertas están
abiertas para todo el que quiera ver la verdad.
Seguid amando a los necesitados y no os preocupen
las calumnias ni las difamaciones. Yo he prometido que
todo el que acuda a este lugar recibirá gracias
especiales.
Hija mía, me pediste por el chico del accidente, se ha
salvado, su alma está en el cielo, lo recogí Yo con mis
propias manos y lo llevé a beber de un licor más
delicioso y más dulce que el que estaba bebiendo; lo
llevé a la tierra que mana leche y miel; a la tierra de los
prometidos.
AMPARO: .... (Expresando gozo.)
EL SEÑOR:
Muchas almas no me conocen por ignorancia, hija mía,
a esos no les puedo tomar en cuenta, pero si a aquéllos
que me conocen y me desprecian y reniegan de mi
Nombre.
Rezad con mucha devoción el santo Rosario, hijos
míos, que Yo lo escucharé como si saliera de los

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propios labios de mi Santísima Madre y recibiréis
gracias en abundancia, y vuestras frentes quedarán
selladas, para que no os dejéis engañar por palabras
mentirosas y engañosas.
Yo os quiero fuertes, hijos míos, y dejo mi Obra en
vuestras manos; y los hijos de Dios no se rinden, con
justicia y con verdad.
Todos los que acudís a este lugar no seáis flacos, sed
fuertes, porque si vuestros corazones se tambalean, es
porque vuestra fe es floja, si sois valientes y firmes,
vuestra fe es firme también. Sois hijos de la luz, y los
hijos de la luz pueden más que los hijos de las tinieblas,
porque la luz resplandece y la tiniebla se oculta, hija
mía. Amaos unos a otros, éste es un Mandamiento
principal de la Ley de Dios y acudid todos juntos a orar.
Orad hijos míos, y no esté vuestro espíritu flaco. Los
que están conmigo no están contra Mí, y si Yo estoy
con vosotros, ¿a quién podéis temer, hijos míos?
¡Cuántos primeros serán últimos y últimos serán
primeros! Y os repito que quiero fijar mi morada en
este lugar; sed fuertes, pues en este lugar se ha
manifestado mi Madre, y donde está la Madre está el
Hijo.
Seguid luchando, hijos míos, con oración y sacrificios;
el enemigo se vence ante la oración y ante el sacrificio;
puede trabajar en la oscuridad, pero al final
resplandecerá la luz a los hijos de la verdad.
LA VIRGEN: Besa el suelo, hija mía, por tantos y tantos
agravios que cometen contra nuestros Corazones.
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Dije, hija mía, que consolaras mi Corazón; mira, cómo
lo tengo de dolor. Por eso quiero que participes
conmigo, hija mía. (Voz entrecortada por el llanto). Mi
Corazón está rodeado de espinas por la ingratitud de
los hombres, hija mía, Yo los amo a todos, pero me
desprecian y me odian, hija mía. No puedes tocar
ninguna espina, están muy profundas, hija mía.
Con vuestro dolor podéis consolar mi Corazón;
participáis conmigo para la salvación de las almas,
hijos míos. El dolor es redención y Yo soy Redentora
con Cristo, porque fui Corredentora con Él en toda la
Pasión y amargura de mi Hijo.
Hija mía, encontrarás dificultades por todos los sitios,
pero Yo fortaleceré tu espíritu. Los hijos de la verdad
están en la paz, los hijos de la mentira están en la
guerra; hablan mucho de paz y hacen la guerra
constantemente.
¿No veis, hijos míos, hacia dónde camina la sociedad?
Camina a pasos agigantados hacia la destrucción,
porque el mundo está corrupto por la maldad que hay
entre los hombres.
¿Cómo podéis culpar a Dios de vuestros males?, si sois
vosotros, hijos míos, la sociedad, los que no queréis
mirar hacia Dios, vuestro Creador.
Yo tengo los brazos abiertos para todos los que vengan
a Mí, perdonarlos y hacer que busquen la paz con
oraciones y sacrificios, hijos míos. Orad, orad para que
vuestras almas estén en comunicación con Dios.
(Pausa larga.)
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Quiero una vida mejor para vosotros. Yo quiero que
todos los hombres se amen como hermanos, que no se
odien ni se desprecien.
Levantad todos los objetos, todos serán bendecidos
con bendiciones especiales para la conversión de los
pobres pecadores.
Todos han sido bendecidos con bendiciones
especiales.
Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice, por
medio del Hijo y con el Espíritu Santo.

MENSAJE DEL DÍA 4 DE DICIEMBRE DE 1993,


PRIMER SÁBADO DE MES
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN: Hijos míos, quiero empezar diciendo que,
todos arrodillados, hagáis una consagración a
nuestros corazones y digáis: "Oh Corazón divino de
Jesús y Corazón Inmaculado de María, yo me entrego
a Vos y os entrego todo mi corazón. Quiero conservar
mi fe y cumplir los mandatos y las Leyes de la Iglesia.
Quiero ser firme en esta consagración".
Yo, hijos míos, derramaré gracias sobre vosotros; pero
no quiero corazones inestables, quiero corazones
firmes, no quiero corazones que se dejen guiar por los
chismorreos que hay en el mundo. ¿Cómo, hijos míos,
os dejáis guiar por las maldades del mundo y las
mentiras; las calumnias y las difamaciones? si vuestra
fe es firme, nadie os la podrá arrancar. Pero el que se
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deja engañar, es porque no está seguro de estos
hechos. Dad gracias por las gracias que habéis
recibido, hijos míos, no os acongojéis ni os angustiéis
por las persecuciones. ¿No veis, hijos míos, que lo que
intentan es destruir el Nombre de Dios? Orad mucho,
rezad por los que gobiernan los pueblos, porque ellos
no tienen tiempo, hijos míos, su tiempo lo emplean en
guerras y discordias; van de acá para allá, para ver,
hijos míos, dónde os pueden atacar. Pero todo lo que
hacéis está limpio y no pueden sacar nada a la luz, sólo
pueden decir que ellos son culpables de no ayudar a
los hombres para hacer obras de amor y misericordia.
¿No veis, hijos míos, que sus propias palabras se
volverán contra ellos? Vosotros seguid haciendo el
bien a todo el que os necesite. ¿No veis, hijos míos, que
se creen los más grandes, y, por encima de ellos hay
Otro más grande? Si Dios es el Creador que ha creado
al hombre, ¿cómo el hombre puede vivir sin su
Creador?
Todas las cosas que el hombre hace sin Dios, hija mía,
no pueden salir bien. Se creen triunfadores, pero al
final Dios triunfa. No quiero, hija mía, que nada de la
tierra te angustie. ¿No ves a qué precio, hija mía,
conseguirás el Paraíso?
AMPARO: ¡Madre mía!, hay otros lugares en este
mismo pueblo que ofrecen prados hermosos para que
Tú hagas la capilla que pides.
LA VIRGEN: ¡No, hija mía!, Yo he sido la que he escogido
este lugar; este lugar me gusta, y vosotros sois los que
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tendréis que luchar por él. ¿Quién es el hombre para
cambiar la plana de Dios? No, hija mía, si Yo escojo un
lugar, quiero seguir en el lugar que he escogido y,
aunque el hombre cambie la plana de Dios, seguiré
manifestándome en este lugar, Dios lo ha querido.
Orad, hijos míos, y haced mucho sacrificio. El mundo
camina cada día hacia el abismo, la corrupción cada
día es mayor; la juventud se deja cada día arrastrar
más por las drogas y el alcohol, hijos míos, y los
gobernantes de los pueblos hablan de paz y ellos
buscan las guerras.
El mundo está en un gran peligro, hija mía, sólo Dios
puede sacar al hombre del abismo donde se ha metido.
Si no mira el hombre a Dios, habrá desgracias en el
mundo como jamás se han conocido.
Yo estoy con vosotros, hijos míos, una madre no
abandona a sus hijos.
Tú, hija mía, ayuda al necesitado y tiende la mano al
afligido, y coge a todos los que te necesiten.
EL SEÑOR:
Y vosotros, todos los que peregrináis a este lugar
tantos años, hijos míos, que habéis recibido tantas
gracias, tenéis que ser fuertes; los hijos de Dios ni se
rinden, son valientes. Caminad el camino del Evangelio;
es lo más hermoso, hijos míos, y seguid pidiendo por
estas almas ingratas que no buscan nada más que
discordias y hacer la guerra. Donde está la guerra está
la tiniebla; no pueden ver porque les falta la luz. Sed

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valientes y, aunque los hombres se rían de mis
mensajes, el día del juicio final rechinarán los dientes y
llorarán amargamente; y no tendré oídos para
escuchar ni palabras de compasión para que oigan.
LA VIRGEN: Levantad todos los objetos, todos serán
bendecidos para la salvación de las almas. Todos han
sido bendecidos con bendiciones especiales.
Hijos míos, sed firmes en vuestra fe.
Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice, por
medio del Hijo y con el Espíritu Santo.

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Mensajes tomados de
http://pradonuevo.tripod.com/

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