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Es por ello que, hoy en día se requiere educar para propiciar un cambio
en la sociedad, gestionando que la toma de conciencia se oriente hacia el
desarrollo humano donde simultáneamente sea causa y efecto del desarrollo
sostenible con responsabilidad global. Por supuesto, esta educación debe
identificarse con la mejora en la calidad de vida y del entorno, asumiéndola
como una práctica que promueve los valores que conlleven al mejoramiento
social, al pensamiento crítico y a una acción emancipadora.
En concordancia, con esta idea hay que educar en la formación de
conciencias, saberes y responsabilidades, que se irán moldeando partiendo
de experiencias concretas en lo físico y lo social, evitando incurrir en el
determinismo naturalista, el pragmatismo tecnológico o en el reduccionismo
empirista.
De acuerdo a esto, es importante impulsar programas de formación,
capacitación y difusión de todos los procesos que buscan favorecer el
aprovechamiento de los recursos naturales a través de modelo de desarrollo
sostenible, de manera que se pueda promover la participación ciudadana,
involucrándose en actividades que permitan fortalecer los niveles de
educación y cultura ambiental.
Ante la realidad que se vive de deterioro ambiental, es necesario aplicar
programas educativos ambientales, con el propósito de formar poblaciones
que contribuyan con la protección de los recursos existentes y garanticen su
continuidad para el uso y disfrute de las próximas generaciones, así como la
promoción de un espacio social que facilite el análisis e implementación de
modelos económicos respaldados en los principios del desarrollo sostenible.
Para ello, deben incorporarse los indicadores ambientales, que permitan
una transición desde un modelo económico desarrollista a una visión
sostenible de las actividades económicas realizadas por el ser humano para
de esta manera, lograr la satisfacción de las necesidades básicas, pero
además, la conservación de los recursos naturales, así como la garantía de
una mejor calidad de vida para las generaciones futuras.
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Por ello, la educación está llamada a reforzar los valores de carácter mercantil,
utilitario y competitivo.
Es importante entonces, resaltar que para hacer frente a la crisis
ambiental se necesita una nueva educación; la cual requiere replantearse los
procesos educativos en su conjunto, para desarrollar un marco de nuevos
enfoques, métodos, estrategias, conocimientos y nuevas relaciones entre los
distintos agentes educativos. Basado en lo anterior, la educación debe
considerar los siguientes aspectos:
a) Abarcar el medio social y natural como un ente integral, un todo, que
esta interrelacionado entre sí, vinculando los modelos de crecimiento con un
desarrollo integral que este sustentado en un ambiente sano.
b) Facilitar la comprensión de los procesos en su esencia,
desenmascarando las apariencias, por lo que se debe propiciar un
acercamiento crítico integral a la realidad del problema.
c) Convertir el proceso en un asunto social, que le interese y competa a
todos, facilitando así una formación que proporcione herramientas
intelectuales y emotivas para la acción consciente, la participación permanente
y el sentido de pertenencia.
d) Utilizar métodos adecuados que alerten a la población, cuando surja
un problema que los involucre, de manera que estén conectados e integrados
con la misma causa ambiental.
Puede inferirse que la educación a la que se hace referencia, es la
Educación Ambiental y, aunque ya mucho se ha dicho de ella, esta
investigación, puede proponer como definición, que está es un proceso
integral, asociado con la política, pedagogía, orientado hacia lo social, que
busca conocer y comprender la esencia de la situación ambiental, de manera
que pueda propiciar la participación activa, consciente y organizada de la
población con el fin último de una transformación de la realidad, en función de
proyecto sustentables y socialmente justos.
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