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(1884-1979)
CIUDAD. BARCELONA.
PAIS. ESPAÑA.
El Profesor J. M. Blecua, quien conoció muy bien a Navarro Tomás, le felicité en su último
cumpleaños con esta noticia breve, pero muy completa.
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CIUDAD. MADRID.
PAIS. ESPAÑA.
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30 de mayo de 1978
Sr. D. Alfonso Santamaría Conde, Director
Instituto de Estudios Albacetenses
Excma. Diputaci6n de Albacete
Albacete (Albacete), Espaa
Estimado amigo:
He recibido su carta del 15 de marzo con la grata
sorpresa de haber sido elegido miembro de honor del
Ijstituto que usted dirige. Su carta es del 15 de marzo
pero no ha llegado aquí hasta hace cuatro días. No se
advierte el motivo de este retraso.
A su carta acompaian los estatutos de la instituci6n,
los cuales dan idea de la amplia empresa que ustedes se pro-
ponen realizar. Siento mucho no poder ofrecerles mi cola-
boraciónTengo noventa y cuatro aflos y la salud muy defi-
ciente.
1ie satisface nl carcter estrictamente objetivo que
revela mi elección y que haya sido mi obra de filólogo
la base de ella. Es probable que ningún miembro del Ins-
tituto me haya conocido personalmente.
Siempre he considerado Albacete como punto de partida
de mi carrera académinal`111 1897 era yo un muchacho tí-
mido y retraido que fue a Albacete a examinarse del pri-
mer ano del grado bachiller, para el cual me había ore-
parado en el colegio de La Roda incorporado al Instituto.
La distinción de sobresaliente recibida en esos exámenes
me dio confianza para las muchas empresas semejantes cus
me esperaban en la carrera. Veo ahora en el nombramiento
de miembro de honor del Instituto de Estudios Albacetenses
el eslabón final en el círculo de mis distinciones profesio-
nales.
Le ruego haga presente a la corporación mi agradecimien-
to por el honor que me ha conferido.
Le saluda atentamente,
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T. Navarro Tomás
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CIUDAD. BOGOTA.
PAIS. COLOMBIA.
(1) Véanse: THEODORE S. BEARDSLEY, Jr., Tomás Navarro Tomás, A Tentative Biblio-
graphy 1908-1970; Luis de Arrigoitia, bibliografia de don Tomás Navarro Tomás, en Revista
de Estudios Hispánicos, Universidad de Puerto Rico, enero-junio 1971, 1, núms. 1-2. Estas bi-
bliografias fueron actualizadas por Joaquina Navarro para mi conocimiento personal, en comu-
nicación particular.
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bargo, en el varón prudente había también un hombre resuelto: una vez tomada
una decisión, la llevaba hasta sus últimas consecuencias. Tuvo firmeza de roble:
se mantuvo fiel .a sus convicciones y a la línea de conducta que se había traza-
do, sin debilidades ni condescendencias. En 1939 salió de España en compañía
de Antonio Machado. No volvió, a pesar de su intensa nostalgia (...).
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Bien sabe Dios que nunca deseé que llegara la hora de recordar a don
Tomás Navarro Tomás como a ser ausente de la vida. Pero unos son los de-
seos y otra es la realidad.
Nació el hombre; vivió sus días de honradez acrisolada; le dio curso a
su vocación; florecieron sus obras, alcanzó la voz más alta en los estudios fi-
lológicos; la fonética en su luminoso talento tuvo su mayor intérprete y su
nombre se hizo de respeto y trascendió las fronteras ante el asombro de to-
dos: por sus honduras, por sus claras y taladradoras proyecciones.
Fue académico de la Real Española; el número uno en la lista por la
antigüedad de su ingreso. Fue el hombre que no buscó a los tres académicos
que se necesitan siempre para presentar al candidato. A él tuvieron que bus-
carlo. Fue, por otro lado, el alma de la Norteamericana de la Lengua Espa-
ñola. Fue su impulsor. Tras su sugerencia de la necesidad de una academia
de lengua española para servir a los veintidós millones de hispanohablantes
en Estados Unidos, anhelo de las mejores mentes por dos siglos, nació el
Comité Organizador de los cinco que pudo y supo redondear y dar vida a
las ideas iniciales de Don Tomás.
Su palabra clara; sus sugerencias de cimas; su punto final cuando el
punto se necesitaba; sus criterios basados en sabiduría y humanidad; su rec-
titud de hierro; su blandura por los ojos, apuntalaron esta Academia. Fue el
número uno también en la lista de la Norteamericana porque con él se ini-
ciaba la vida de la Academia.
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Chacón tuvieron una gran alegría, pues no se habían vuelto a ver desde Ma-
drid, cuando la guerra. Chacón al lado de nuestro querido don Tomás y así
estuvieron charlando durante todo el largo viaje, contándose miles de cosas,
después de tantos años sin verse. Hay que advertir que Chacón era un hom-
bre grande y muy grueso. Pues bien: llega el momento de apearse en la esta-
ción de Middlebury, y don Tomás empieza a buscar su sombrero, que no
aparece por ninguna parte. «Señor, ¿dónde lo habré puesto?». Y en eso se
levanta Chacón de su asiento y ¡horror!, había colocado toda su enorme hu-
manidad encima del sombrero, que quedó hecho una tortilla de fieltro gris.
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TESTIMONIO DE UN DISCIPULO
Daniel N. Cárdenas
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BY THE time he had reached his mid twenties young Tomás must
have adquired that air of seriousness, dedication, and professionalism tho-
roughly familiar lo those who were lo meet him at later stages of his life and
academic career'. How else, one may ask, would that great scholar and, at
the same time, inspired talent scout Ramón Menéndez Pidal have invited
him lo join the staff of the newly-founded Centro de Estudios Históricos?
And how else, one may further wonder, would the managers and advisers of
Madrid's vigorously aggressive publishing house La Lectura have entrusted
a man so young with preparing two of the earliest volumes of their recently-
launched series, «Clásicos castellanos?. Tomás Navarro Tomás was barely
twenty-seven when his first book, a semischolarly, tastefully annotated cdi-
tion of the hauntingly beautiful poems of Garcilaso de la Vega, hit the book
(1) For iconographic ilustrations 1 refer to the photograph ushering in, as frontispiece, Vol. L.
of the FRE, which shows Menéndez Pida¡ surrounded by a small group of youngish collabora-
tors; Lo the Diccionario Enciclopédico U. T.E.H.A.. VII (México, D.F., 1952), 94%, featuring an
inset of N.T. as he Iooked during his Columbia years: and Lo the Gran Enciclopedia Larousse,
VII (Barcelona: Planeta, 1970), 644, displaying the likeness of a visibly aged scholar, during the
years of his retirement at Northampton.
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(2) Revealing, in this connection, is the succession of news bulletins spread over Vol. X (1923)
of the RFE. Here one learns about the existence of a by no menas new project to organice such
an atlas, a lan initiated by the Director of the Centro, who made N.T. responsible for its execu-
tion (112); about the sensation produced in Madrid by the appearance, under the sponsorship
of Barcelona's lnstitut d'Estudis Catalans, of the first fascicle of Antoni Griera's ALC —in pan a
rival undertaking (224); and of two, apparently highly successful, lectures given by Jakob Jud,
in October 1923, on bis brainchild, the A!S(443).
(3) Pan of Alonso's Madrid heritage best understood in the framework of N.T.'s relationships
and moral commitments was bis continued attachment to Espinosa-padre's —by then complete-
ly absolote— doctoral dissertation. This idea of translating and, in the process, bringing up to
date a slender monograph, from the pen of a neophyte, was perhaps defensible: but the attemp
made by the Alonso-Rosenblat team, between 1930 and 1946, of stufling their own studies, vas-
tly superior to Espinosa's early gropings, into the framework of such a translation, borders on
the bizarre, ifnot downright grotesque.
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ced research. The «oid love» —the gamut of phonetic sciences— at no time
became extinct; as a matter of fact, the remarkabie success of the handbook
led to all sorts of adaptations. For didactiç purposes, N.T. prepared a kind
of epitome or précis, running to less than one hundred pages: Compendio de
ortología española para la enseñanza de la pronunciación normal en rela-
ción con las diferencias dialectales (M., 1927; 1928 2); Menéndez Pidal dee-
med this exercise in «haute vulgarisation» important enough to prefix to it a
Preface. At a distinct!y later date, and this time as a service to afl Spanish-
speaking countries, N.T., through further distihiation, produced an even
shimmer pamphlet: Guía de la pronunciación española escrita a solicitud de
la Comisión permanente de la Asociación de academias de la lengua espa-
ñola (México: Editorial Jus, 1956). Then, there was an adaptation of the
Manual to the needs of German students, many of whom, through tempora-
ry recoil from French and Itahian (between the wars, were discovering the
strange beauty of Spanish: Handbuch der spanischen Aussprache (Leipzig &
Berlin: B.G. Teubner, 1923). The trans!ator was none other than the indefa-
tigable Fritz Krüger, and the book was absorbed into Teubner's prestigious
«Spanische und hispano-ameri kan¡ sche Studienbücherei». Just a few years
later, Espinosa saw to it that his friend's Compendio, including Menéndez
(4) At the opposite pole, within the precinct of Madrid's Centro, stood Peninsular dialectolo-
gy set in a more traditional key, without benefit of maps and with little if any recourse to pho-
netic transcription. The spokesman for this alternative approach was Vicente García de Diego;
see, aboye alI, his «Dialectalismos», in RFE, III (1916), 301-318, and «El castellano como com-
plejo dialectal y sus dialectos internos», ¡bid., XXXIV (1950). 107-124. For reasons known
only to insiders, G. de D., generally a prolific writer of articles, was not at all represented in his
favoritejournal between 1933 and 1937; after the Civil War, however, he briefly acted, without
particular distintion of display of concern, as editor-in-chief of the resuscitated RFE. until D.
Alonso took over, at first energetically; still later thejournal has given the impression of drifting
about, almost aimlessly. (O. de D.'s main effort, in his oid age, was to launch a periodical of his
own, semifolkloristic in its bent and coverage, the Revista de dialectología y tradiciones popula-
res, a sort of «archive» perhaps best described as reflecting late- 1 9th-century tastes, which has
appealed chiefly to mid-brow local collectors of data, rather than to high-brow analysts). Me-
néndez Pidal's espousal of the cartography follows unequivocally from the excellent use he
made of it in his Orígenes, appiying it both to phonic and to lexical isoglosses. Among the post-
Civil War dialectologists, the best-known —Alonso Zamora Vicente, María Josefa Canellada
(who studied laboratory phonetics with Lacerda in Portugal), and the indefatigable Manuel Al-
var, a top-flight expert in Aragonese, Andalusian, and Moroccan Judaeo-Spanish alike— have,
in general leaned more heavily toward the standars set by N.T. However, any chronicler of
events must set aside, as the third source of inspiration. Fritz Krüger's intensive practice of the
Worier-und-Sachen approach, interwoven with the fieldinterview tecnique and with phonetic
records. AlI of these fluctuations of intellectual taste and academic ties had no bearing on G. de
D.'s separate involvement in etymology, which set him on a hazardous collision course with,
first. A. Castro and, subsequently, J. Corominas. As is widely know, Meyer-Lübke, in revesing
is REW. took O. de D.'s extensive critique (1923) of the earlier edition very seriously. On the
other hand. N.T. all his life showed a pronounced reluctance to meddle with the lexical disci-
plines, even on a descriptive plane, and reduced bis share in comparison with cognate languages
and in reconstruction of older stages of Spanish, to the barest minimum, somehow managing to
eliminate Latín from his immediate concerns. (G. de D. in contrast, was a seasoned Latinist).
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book represents the author's heaviest investment in the study of older Spa-
nish culture. Along with its satellites and sequels: Arte del verso (México:
Cía. General de ediciones, 1959); Repertorio de estrofas españolas (N.Y.:
Las Américas, 1968); and Los poetas en sus versos: desde Jorge Manrique a
García Lorca (Barcelona/Esplugues de Llobregat: Ariel, 1973), it shows how
in his concluding years Tomás Navarro Tomás achieved the long-sought re-
conciliation between his sthetic and linguistic leanings. And he had in his
oid age two more consolations, or rewards for his stoicism. He lived long
enough to witness the collapse of the dictatorship he had opposed from the
start, and most of the books he had written in exile were reabsorbed into
Spain's book trade. Truly, as a man who all his ¡¡fe had walued integrity
over cleverness, he carne out with a remarkably clean record. [Y.M.].
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Al llegar a la mitad de los veinte años el joven Tomás debió .de adoptar
el aire de seriedad, devoción y profesionalismo tan familiar para aquellos
que habían de conocerle en etapas posteriores de su vida y carrera académi-
ca'. ¿Cómo si no —vale preguntar— el gran investigador y buscador de talento
que era Menéndez Pidal le habría invitado a unirse al grupo de colaborado-
res del recién fundado Centro de Estudios Históricos? ¿Y cómo, además, se-
guimos preguntándonos, podrían los administradores y consejeros de la vi-
gorosa editorial de Madrid —La Lectura— haber confiado a un hombre tan jo-
ven la preparación de dos de los primeros volúmenes de la recién lanzada
colección de «Clásicos castellanos»?. Tomás Navarro Tomás tenía apenas
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2 En relación con ésto es reveladora la serie de boletines de noticias a lo largo del Vol. X
(1923) de la RFE. Nos informamos de esta manera de un proyecto, no nuevo en absoluto,
para organizar dicho atlas, un plan iniciado por el director del Centro, que hizo a N.T. res-
ponsable de su ejecución (112); sobre la sensación producida en Madrid por la publicación,
patronizada por el lntitut d'Estudis Catalans de Barcelona, del primer fascículo del ALC de
Antoni Griera -en cierta forma un proyecto rival (224); y de dos conferencias, al parecer de
éxito, dadas por Jakb Jud, en octubre de 1923, sobre su heredero intelectual, el AIS (443).
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Parte de la herencia madrileña que Alonso lleva consigo se entiende mejor si se coloca en el
marco de relaciones y compromisos morales de N.T.; esta herencia era su constante adhe-
sión a la —ya entonces anticuada— tesis doctoral de Espinosa-padre. La idea de traducor y de
paso poner al día una delgada monografia de la pluma de un neófito, era tal vez excusable,
pero el intento hecho por Alonso-Rosemblat en colaboración entre 1930-1946, de embutir
sus propios estudios, muy superiores a los primerizos pasos de Espinosa, dentro de los lími-
tes de dicha traducción, toca en locura por no decir en grotesco.
Al otro extremo, dentro del recinto de Centro de Madrid existía la dialectología en forma
más tradicional, sin apoyos de mapas y con poca o ninguna ayuda de transcripción fonética.
El representante de esta otra posición era Vicente García de Diego; véase en especial su
"Dialectalismos" en RFE, 111/1916/, 301-318, y "El castellano como complejo dialectal y
sus dialectos internos", ¡bid., XXXIV (1950), 107-124. Por razones conocidas sólamente de
los íntimos, G. de d. en general escritor prolífico de artículos, no apareció en su revista favo-
rita desde 1933 y brevemente 1937; después de la Guerra Civil, sin embargo, funcionó sin
particular distinción ni muestra de interés, como editor-jefe de la resucitada RFE hasta que
D. Alonso se hizo cargo de ella, muy activamente al principio; más tarde, la revista ha dado
la impresión de ir a la deriva, casi sin propósito. (El principal esfuerzo de G. de Diego, ya
viejo, fue el de publicar una revista suya, semifolklorista en su orientación y alcance, La re-
vista de dialectología y tradiciones populares, una especie de "archivo" limitado a reflejar
los gustos de fines del siglo XIX, que interesa principalmente al semi-intelectual collector
de datos, más que al analista intelectual). La adhesión de Menéndez Pida¡ a la cartografia
surge del excelente uso que hizo de ella en sus Orígenes, aplicándola a ambas, fonética y
fronteras léxicas. Entre los dialectólogos de la post-Guerra Civil, los mejor conocidos
—Alonso Zamora Vicente, Maria Josefa Canellada, (que estudió fonética experimental con
Lacerda dePortugal) y el incansable Manuel Alvar, un experto de primer orden y por igual
en aragoneses, andaluz y el judeo-español de Marruecos, se han inclinado en general más
decididamente por las normas de N.T. Sin embargo cualquier cronista de sucesos debe
echar mano como tercera fuente de inspiración de la intensa práctica de Fritz Krüger Wiir-
ter-und-Sachen entretegida con la entrevista (viaje de estudio) y los materiales fonéticos.
Todas estas fluctuaciones del gusto intelectual y de asociaciones académicas no pesaban en
el independiente interés de O. de D. por la etimología, que lo situó como bien es sabido en
un camino peligroso primero en relación con A. Castro y a continuación con J. Corominas.
Meyer-Lübke al revisar su REW, tomó muy en serio la extensa crítica de G. de D. a la pri-
mera edición. Por el contrario, N.T. mostró toda su vida una marcada repugnancia a meter-
se en cuestiones léxicas, ni siquiera en el plano descriptivo, y redujo al mínimo la compara-
ción con otras lenguas análogas y en la reconstrucción de las antiguas fases del español, lo-
grando esquivar el latín. (G. de D. en cambio, era un latinista consumado).
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Roque Navarro Moraté es uno de los sobrinos que desde La Roda cuen-
ta, sobre todo, lo impresionado que quedó al conocerlo por primera vez
aquel viaje que realizó en compañía de su primo Roque Andrés Navarro y
del entonces alcalde de La Roda, Eduardo Grande Puertas, viaje que hicie-
ran en octubre de 1974 para entregarle un libro de oro con infinidad de fir -
mas de sus paisanos y amigos.
—El encuentro fue muy emocionante— me dice Roque, él no sabía el
motivo del viaje hasta que nosotros después del saludo familiar se lo diji-
mos: además dentro del libro iba un extenso reportaje en colór de lo que es
por dentro y por fuera el Colegio Nacional que lleva su nombre. Esto lo
emocionó mucho, sobre todo pensar que los niños de La Roda supieran de
él. Para todos ellos nos dio el siguiente mensaje: «Para conseguir un escalón
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INTERVENCIONES
En primer lugar, la alcaldesa de La Roda pronunció unas palabras para
saludar a los asistentes, agradeciendo su presencia en el emotivo acto, con el
que se quería honrar la memoria de tan insigne hijo de la localidad.
Posteriormente intervino el Delegado provincial de Educación y Cien-
cia, don Diego Cola Palao, don Francisco Fuster Ruiz, director del Archivo
Provincial, don Teudíselo Chacón Berruga, doctor en Filología y don De-
metrio Nalda Domínguez, miembro de la Real Academia Hispanoamerica-
na, todos ellos resaltando la personalidad y la obra del homenajeado autén-
tica gloria nacional.
Seguidamente hizo uso de la palabra el delegado provincial de Cultura,
don Juan José García Carbonell quien de manera emotiva recordó al ilustre
científico, glosando tanto sus virtudes humanas, su sencillez, su bondad
como las profesionales que le llevaron a un alto y ejemplar magisterio.
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ciones de nuestro teatro clásico, a la vez que ponía a los hombres del 27 en
contacto con la poesía tradicional y de Lope, haciendo posible lo que se lla-
mó el neopópularismo de García Lorca y Alberti. Pedro Salinas se ocupaba
de la literatura contemporánea, editando un «Indice literario» que sigue
siendo modelo admirable de atención seria a la literatura viva. Homero Se-
rís acumulaba papeletas para su bibliografia de la literatura española. Dá-
maso Alonso mostraba que la dificultad de Góngora no era la oscuridad gra-
tuita, sino deslumbrante claridad del creador de una nueva lengua poética...
Visto desde hoy, uno no puede por menos de admirarse ante la labor
realizada, de tratar de imaginar lo que sería aquella atmósfera de trabajo.
Cada uno estaba, evidentemente, donde debía estar, dedicado a lo que le
gustaba y podía hacer mejor. (Esto, tan obvio, no podría decirse de nuestra
Universidad de posguerra). Homero Serís, por ejemplo, no hubiera podido
hacer el trabajo de Pedro Salinas, ni al revés.
En ese conjunto de estudiosos, a Tomás Navarro Tomás le correspon-
dió la especialización en fonética y la geografia lingüística, aunque su capa-
cidad de filólogo desbordara también a otros campos. En el suyo, no resulta
nada exagerado afirmar que —como don Ramón o don Américo— sentó las
bases para la investigación científica en España.
Sin entrar en pormenores especializados, tendré que referirme a sus tres
manuales: el de pronunciación, el de entonación y el de métrica española.
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One aspect of the life of Dr. Navarro Tomás seldom publicized was his
relationship with Sigma Delta Pi, the National Honor Society in Spanish.
He became a member at the University of Illinois in 1927 at the invitation
of Dr. John D. Fitz-Gerald, and he was so favorably impressed by the beau-
tiful ritual, composed by Dr. Leavitt O. Wright, the Society's first national
president, that requested a copy to take back to his friends in Spain. He sug-
gested a few improvements, which Dr. Wright gladly accepted and which
are still retained.
In 1930, he was named one of three first National Honorary Presidents,
along with.
THE HISPANIC WORLD (578-579)
Dr. Juan C. Cebrián and Dr. Fitz-Gerald; and he was named the first
member of the exclusive Optimates Chapter. He always answered our Ietters
punctually, passing upon the petitions of universities and offering detailed
valuable advice on al¡ matters submitted to him; and the sent a congratula-
tory letter to each new president, and a note of appreciation when that of-
fieer completed his years of service. He often attended the national conven-
tions and frequently contributed to the Society's bulletin.
Sigma Delta Pi is grateful to Dr. Navarro Tomás for his fufty-two years
of unselfish service and for his associating his illustrious name forever with
the history of the Society.
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este mismo año dictó una serie de conferencias en el Institut d'Etudes His-
paniques, que funcionaba cerca de París.
En el año 1939 fue nombrado profesor de Filología Española en la Uni-
versidad de Columbia, y desde entonces, durante varios años, impartió cur -
sos sobre el español de América, fonética y métrica españolas, etc. Su cono-
cido Manual de Entonación Española apareció en 1944 y describe por pri-
mera vez la estructura melódica del idioma, revelando el papel del grupo fó-
nico como elemento básico de las construcciones melódicas de la frase.
Como resultado de sus viajes y estudios realizados, en 1948 da a luz El
Español en Puerto Rico, obra en la que aplica el método geográfico al estu-
dio del español.
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LA PRONUNCIACION.
De allí y de su cátedra en la Facultad de Letras salió el primer volumen
de Navarro Tomás: Manual de Pronunciación Española. Aunque elaborado
cuando se aceptaba en todo el ámbito del idioma que la pronunciación co-
rrecta era la usada «corrientemente en Castilla en la conversación de las
personas ilustradas», el Manual sigue siendo de extrema utilidad y por déca-
das ha sido base para la enseñanza. En sus páginas Navarro Tomás fue aca-
so el primero que afirmó la legitimidad de la pronunciación hispanoameri-
cana. Esto que hoy parece tan obvio no lo era entonces, si recordamos que
en el novecientos el público del Ateneo de Madrid se carcajeó cuando José
Santos Chocano leyó sus poemas con acento limeño; hasta mediados de los
veinte el teatro mexicano que se representaba con una grotesca imitación
del «bien decir» madrileño.
El Manual de Navarro Tomás refuta la creencia pueril de que nuestra
lengua se pronuncia como se escribe. Si la ortografía castellana es más foné-
tica que la de otros idiomas, dista mucho de reflejar exactamente la pronun-
ciación. (Para citar sólo unos cuantos ejemplos, tenemos tres aes, cuatro des,
cinco ¡es, y tres eles diferentes).
Su interés por lo. hispanoamericano quedó de manifiesto en su respues-
ta al discurso en la Academia de Enrique Díez-Canedo, que habló de la
«Unidad y diversidad de las letras hispánicas» ya casi en víspera del cuarte-
lazo franquista y la agresión nazi a la República. Navarro Tomás no fue de
aquellos que hicieron de la ciencia o el arte buen pretexto para declararse
«por encima de la pelea», en vez del cómodo exilio en 1936, optó por per-
manecer en la España en guerra hasta los últimos momentos. Trabajó en la
Casa de la Cultura en Valencia, condujo a los huérfanos de guerra a la
URSS y Antonio Machado le recordó preferentemente entre quienes lo ayu-
daron en los días de Barcelona.
LA ENTONACION.
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LA VERSIFICACION.
Escrito con una claridad expositiva que sin mengua de su rango cientí-
fico los hacen totalmente accesibles a quienes ignoramos su materia, los li-
bros anteriores de Navarro Tomás nos dan conciencia de lo mal que habla-
mos y lo mucho que desconocemos las lenguas que suponemos dominar.
Los estudios de versificación, por su parte, pueden ser un curso de modestia
—que nunca está de más— para profesores, críticos y sobre todo poetas. Muy
pocos entre quienes hacen, leen, juzgan o enseñan versos conocen su fun-
cionamiento interno y las formas en que ha encamado históricamente la
lengua.
Si no la Métrica Española, más especializado, el sencillo y directo Arte
del Verso debía ser libro de texto gratuito y obligatorio en todos nuestros ta-
lleres poéticos. No se trata, por supuesto, de que los jóvenes compongan en
coplas de pie quebrado o en decasílabos dactílicos, pero sí de que sepan lo
que traen entre manos y conozcan la tradición de la que serán otro capítulo.
Un poema puede ser muchas cosa, sin embargo, como dice Auden, debe ser
en primer término un objeto verbal que honre el idioma en que está escrito.
Y Eliot recordaba que no hay verso libre para quien desee hacer bien su tra-
bajo, derecho elemental del lector y deber del poeta «Conocer la naturaleza
del verso», dice Navarro Tomás, «es condición indispensable para compo-
nerlo con acierto, para interpretarlo con propiedad y para sentir y apreciar
su valor. Limita sus medios de expresión el poeta que confía la forma métri-
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PRESENTACION 5
RELACION DE CARGOS Y TITU LOS ACÁ DEMICOS 9
SIETODOLOGIA ....................................................................... II
LA ULTIMA FELICITACION DE CUMPLEAÑOS .................. 13
UNA GLORIOSA ANCIANIDAD. NUESTRA DEUDA
CON TOMAS NAVARRO TOMAS. .IOSL. .í;lNL'EL
BLECL'.l ............................................. . . . . . 17
INSTITUCIONES ESPAÑOLAS, ...... ..... 21
TOMAS NAVARRO TOMAS (1884-1979). ILO'VSO
ZA%íOR;J VICENTE ................................................... 23
IN MEMORIAM TOMAS NAVARRO TOMAS. PRIV-
CISCO PUS TER RUIZ .......................................... 37
INSTITUCIONES EXTRANJERAS ................................. 53
EVOCACION DE DON TOMAS NAVARRO TOMAS.
LL'ISFLOREZ 55
HOMENAJE A DON TOMAS NAVARRO TOMAS (1884-
1979) ............................... . 59
ODONBET;1NZOSP;JLACIOS ........................................ 61
EUGENIO ELORIT ...................................................... 65
DANIEL N. CARDENAS ................................................. 68
JOSE AGUSTÍN B.ILSEÍRO .................................. ... 69