El concepto de decaimiento del procedimiento administrativo ha sido
aplicado en diversos fallos de la Corte Suprema, para resolver problemas relacionados con el retardo en la tramitación y resolución de procedimientos administrativos sancionatorios; pero dicha aplicación ha despertado ciertas críticas doctrinarias por extrapolar el tradicional ámbito de aplicación de la institución del decaimiento del acto administrativo, al denominado decaimiento del procedimiento administrativo, limitando, así, la potestad sancionadora de la administración.
“El núcleo del problema reside, en un punto capital que está
presente en todas las sentencias enunciadas: la fórmula “efecto jurídico”, invocada por la Corte Suprema. A partir de la extensión desmesurada del plazo de tramitación de los procedimientos administrativos correspondientes, la Alta Jurisdicción ha sostenido que “la vulneración de los principios señalados en los considerandos anteriores ha de tener un efecto jurídico en el procedimiento administrativo”. El problema reside en especificar cuál sería el efecto jurídico específico susceptible de ser invocado, y cuáles serían sus consecuencias en el plano de las relaciones jurídicas” (Bocksang, 2011, p. 226). Dicho efecto, según la Corte, sería el decaimiento del procedimiento administrativo.
“La Excma. Corte Suprema ha sostenido, desde diciembre de 2009,
que cuando un organismo administrativo que instruye un procedimiento administrativo sancionador demora la formulación de los cargos, la notificación de los mismos o la resolución de la sanción administrativa – incluida la resolución del recurso–, más allá de los plazos establecidos en la Ley N° 19.880, de Bases de Procedimiento Administrativo, pero sin alcanzar el plazo de prescripción, da origen a lo que la jurisprudencia del máximo tribunal ha denominado el decaimiento del procedimiento administrativo” (Cordero, 2011, p. 243).
“En pocas palabras, esta idea consiste en que si una resolución
condenatoria tarda demasiado tiempo en ser adoptada, no tiene valor jurídico; en buenas cuentas, esta jurisprudencia impone a las autoridades administrativas el deber de resolver oportunamente sobre las responsabilidades infraccionales de los imputados, a riesgo de ver sus decisiones desprovistas de validez. Como era de prever, la noción fue rápidamente difundida en el medio legal, dando origen a una jurisprudencia frondosa” (Valdivia y Blake, 2015, p. 94).
Respecto a este tema, la gran interrogante que surge a partir de los
distintos fallos dictados por la Corte Suprema, es si “¿Era procedente aplicar la teoría del decaimiento del acto administrativo cuando el retraso se produce en un procedimiento administrativo sancionador?” (Cordero, 2011, p. 245).
Principales problemas que surgen en la práctica
1) Dictamen Nº 4571, 16-01-2015:
Don Luis Alberto Domínguez Tihista, en representación de Bo
Packaging S.A., expone que con fecha 1 de marzo de 2013, la Secretaría Regional Ministerial de Salud de la Región Metropolitana (SEREMI) dictó la resolución N° 1341, en el sumario sanitario Rol N° 1.522/2012, notificada a su parte el 18 de marzo del mismo año, por medio de la cual le aplicó una multa de 200 UTM.
Afirma que, entre la fecha de inicio del sumario antedicho, 12 de marzo
de 2012, y la notificación de la resolución que puso fin al mismo y le aplicó la sanción, 18 de marzo de 2013, transcurrió más de un año, lo cual se apartaría de lo ordenado en el artículo 27 de la ley N° 19.880, de manera que, a su juicio, dicha resolución habría sido dictada en forma extemporánea, aduciendo, asimismo, que esa demora excesiva, además de provocar la caducidad o decaimiento del procedimiento, atenta en contra de la garantía constitucional del debido proceso, los principios de celeridad, certeza jurídica, eficiencia y eficacia, previstos en la citada ley N° 19.880.
2) Resolución Nº 38111 de Corte Suprema, Causa Nº 1719/2015
La Superintendencia de Electricidad y Combustibles dedujo recurso de
apelación en contra de la sentencia de la Corte de Apelaciones de La Serena que acogió la reclamación presentada por Empresa Eléctrica Diego de A.S.A., respecto de la Resolución N° 5432 de 13 de octubre de 2014 que, a su vez, rechazó la reposición interpuesta en contra de la Resolución N° 4089 de 7 de julio de 2014, mediante la cual se aplicó a la referida empresa generadora de energía eléctrica una multa de 120 unidades tributarias mensuales por incumplimiento a la normativa eléctrica, decidiendo dejarla sin efecto, al estimar que dichas resoluciones resultan ilegales por decaimiento del procedimiento administrativo sancionatorio.
La sentencia impugnada fundó el decaimiento en el tiempo excesivo
transcurrido desde la evacuación oportuna de los descargos por parte de la empresa, esto es, el 3 de febrero de 2012, respecto de los cargos formulados el 13 de enero de ese mismo año, hasta la dictación de la aludida Resolución N° 4089 de 7 de julio de 2014, que le aplicó la mencionada sanción pecuniaria. Vale decir, transcurrieron más de dos años y cinco meses desde que fueron contestados los cargos y las fechas en que los mismos fueron resueltos. 3) Resolución Nº 95051 de Corte Suprema, Causa Nº 4512/2015
AES Gener S.A. dedujo reclamación de ilegalidad en contra de las
Resoluciones Exentas N° 4237 de 15 de julio de 2014, que le aplicó una multa de 2400 Unidades Tributarias Mensuales, y N° 5415 de 10 de octubre de 2014, que rechazó el recurso de reposición interpuesto en contra de aquélla, habiéndosele imputado el incumplimiento del deber de preservar la seguridad del servicio en el sistema eléctrico y garantizar la operación más económica para el conjunto de las instalaciones de dicho sistema, al haber celebrado contratos y asignado indebidamente déficits mayores a los establecidos, con lo que vulneró el artículo 137, en relación con el artículo 138, ambos de la Ley General de Servicios Eléctricos, en relación con el artículo 324 letra f) del Reglamento de la citada ley.
Entre los fundamentos de su libelo la actora esgrime, en primer lugar,
que la facultad de la autoridad para imponer sanciones se extinguió por decaimiento del acto administrativo, debido a que entre la presentación de los descargos de su parte, ocurrida el 3 de febrero y el 21 de marzo de 2012, y la dictación de la resolución que la sancionó, expedida el 15 de julio de 2014, transcurrieron más de dos años, sin que exista trámite alguno realizado en el intertanto. Añade que esta institución es plenamente aplicable en la especie, pues la excesiva demora del fiscalizador, además de exceder los límites de lo razonable, vulnera diversos principios del Derecho Administrativo, pese a lo cual la Superintendencia de Electricidad y Combustibles desestimó esta defensa fundada en el artículo 17 bis de la Ley N° 18.410, que regula una institución distinta, cual es la prescripción de la facultad de sancionar. PROBLEMAS
A partir de la lectura y análisis de diversa jurisprudencia sobre el tema del
decaimiento del proceso administrativo, es posible afirmar que los problemas que surgen en la práctica con respecto a este, tienen relación con la posibilidad de aplicar a un proceso administrativo, la institución del decaimiento, que tradicionalmente se ha aplicado respecto a los actos administrativos.
La parte problemática de poder aplicar o no el decaimiento del
procedimiento administrativo está relacionada con las razones que ha han llevado a la Corte Suprema a aplicar dicho concepto en sus diversos fallos, y, asimismo, con las críticas doctrinarias que ha recibido la Corte por haber fallado de ese modo. También, por otro lado, tiene relación con las consecuencias que conlleva el aplicar o no el decaimiento del procedimiento administrativo, en el sentido de que se busca proteger ciertas garantías al aplicar dicha institución, las cuales podrían verse afectadas, de no mediar esta.
La Corte Suprema ha invocado el decaimiento del procedimiento
administrativo en ciertos fallos, argumentando que hubo una demora en su tramitación, pero, a partir de dicha aseveración, surge la interrogante de si es que el simple retardo en la tramitación de un procedimiento administrativo, trae consigo necesariamente el decaimiento del procedimiento, y la pérdida de eficacia de sus respectivos actos administrativos. Por su parte, se genera la duda de si es que hay hipótesis legales de decaimiento de un procedimiento administrativo, o fuentes legales que otorguen validez a la aplicación de dicha institución.
En cuanto a lo que ha señalado la doctrina, respecto a esta tendencia
jurisprudencial de la Corte Suprema, se ha dicho que en el derecho administrativo los plazos no son fatales; y al tomar en cuenta dicha afirmación, surge el problema de establecer cuál es el límite de duración que puede tener un procedimiento administrativo. Por medio de la aplicación del decaimiento del procedimiento administrativo se busca prevenir la dilación excesiva de los procedimientos administrativos, para proteger ciertas garantías, como la eficiencia, eficacia y celeridad. Lo discutido es si corresponde aplicar la institución del decaimiento del procedimiento administrativo, para proteger dichas garantías, o si, al no ser fatales los plazos en el derecho administrativo, se deben aplicar otros remedios para evitar la infinita duración de los procesos administrativos, tales como la caducidad o abandono del procedimiento, o el silencio administrativo.
ANALISIS CRÍTICO
Como se ha dicho anteriormente, la Corte Suprema, a partir de finales
2009, ha aplicado en reiteradas ocasiones la institución del decaimiento del procedimiento administrativo, en casos en que la resolución de un determinado proceso demore excesivamente.
Es sabido que tradicionalmente se ha aplicado la teoría del decaimiento
de los actos administrativos, por lo que cabe preguntarse si ¿Es aplicable dicha teoría cuando hay una dilación excesiva en un procedimiento administrativo sancionador?
La manera en que ha fallado la Corte Suprema ha sido objeto de
múltiples reparos por parte de la doctrina, y no ha sido compartida por parte de la jurisprudencia administrativa.
En primer lugar, se ha dicho que la demora en la tramitación de los
procedimientos administrativos, no puede conllevar el decaimiento del procedimiento administrativo, de la misma forma que sucede con los actos administrativos, ya que las hipótesis son de una naturaleza distinta, lo que hace inaplicable la tradicional institución a los procedimientos administrativos sancionadores.
Como señala, Luis Cordero Vega, “considerar que la ausencia de
resolución o actividad dentro de los plazos legales de actos trámite al interior de un procedimiento administrativo sancionatorio, que no son fatales y solo acarrean responsabilidad administrativa, tiene un efecto semejante al decaimiento del acto administrativo es improcedente: el decaimiento procede en casos tasados específicamente, que generan una ilegitimidad jurídicamente sobreviniente al acto administrativo terminal que está produciendo sus efectos ininterrumpidos. Además, esas causales responden habitualmente a los aspectos reglados del acto original, por lo que hay decaimiento cuando se pierde el objeto, se afectan los supuestos de hecho o existen cambios normativos significativos que afectan los efectos del acto” (Cordero, 2011, p. 253).
Por otra parte, se ha señalado que el decaimiento del procedimiento
administrativo no cuenta con sustento normativo en la Ley Nº 19.880 que permita justificar su aplicación para casos de retardo en la resolución de procedimientos administrativos. En cambio, dicha ley, establece remedios concretos para el retraso de los procedimientos administrativos, los cuales son perfectamente aplicables a dichos supuestos.
“Al interior del procedimiento administrativo, la ley dispone de remedios
específicos para la resolución del retraso en el tiempo, toda vez que no existe acto terminal ejecutoriado. Estos remedios quedan reducidos a lo que la literatura conoce como terminación anormal de los procedimientos, que se traduce, en los casos de incumplimiento de plazos, en caducidad o abandono, y silencio administrativo”. (Cordero, 2011, p. 253).
Por su parte, la Corte Suprema, ha sustentado la procedencia del
decaimiento del procedimiento administrativo en el argumento de que la sanciones administrativas que se dilatan mucho en el tiempo, carecen de legitimidad, ya que, no se cumpliría con los fines que buscan dichas sanciones.
“Para la Corte la sanción tardía es ilegítima porque, en cuanto acto
administrativo, debe adecuarse a las circunstancias del caso, y el transcurso de un tiempo prolongado desde la instrucción del procedimiento es en sí mismo una alteración de esas circunstancias. Además, porque la finalidad preventiva y represiva que persiguen las potestades sancionatorias de la administración se ve desvirtuada cuando la sanción demora mucho en pronunciarse” (Valdivia y Blake, 2015, p. 100-101).
Además, la Corte ha señalado, como respuesta a las críticas relativas
a la carencia de sustento normativo que respalde la aplicación del decaimiento del procedimiento administrativo, que alargar excesivamente la tramitación de un procedimiento administrativo, implica vulnerar una serie de principios consagrados, tanto en la Ley de Bases Generales de la Administración del Estado, como en la Ley de Procedimiento Administrativo.
“Para censurar la conducción tardía de un procedimiento
sancionador, la jurisprudencia recurre a dos clases de argumentos. Por un lado, el retraso supone por sí mismo infracción de diversos principios. Atendida la prolongación del retraso, por otro lado, esta infracción le parece inexcusable. Ante todo, la Corte detecta un número considerable de principios que se ven infringidos por el atraso de la administración”. ha desnaturalizado la institución del decaimiento de una figura propia del acto administrativo para aplicarlo a una hipótesis propia de una caducidad procedimental sin regulación (Cordero) /la Corte ha utilizado inadecuadamente un instrumento para resolver la morosidad administrativa, sacrificando eventualmente el interés general que justifica la potestad sancionatoria de la Administración (Valdivia- Blake) /la excesiva dilación de un procedimiento administrativo contraría diversos principios del Derecho administrativo obligatorios para la Administración, los que además tienen consagración legislativa, tales como los principios de eficiencia, eficacia y celeridad que se relacionan con la oportunidad en que se realizan las actuaciones administrativas, así como la vulneración del principio conclusivo establecido en la Ley de Procedimiento Administrativo.
¿si no avanza el procedimiento, este debe entenderse abandonado por
parte de la Administración, produciéndose “el decaimiento del procedimiento administrativo y la extinción del acto administrativo sancionatorio, perdiendo su eficacia?” (afirmado por corte suprema)./