Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
co/observatorio-medio-ambiente/
Tres meses antes de morir, en junio de 1984, el filosofo francés Michael Foucault
hablaba de la actitud de algunos seres humanos de autoimponerse una obligación
de hablar con la verdad para el bien común, incluso asumiendo por esto un riesgo
individual. La situación no ha cambiado significativamente. Desde los tiempos de
Galileo las sociedades humanas muestran una resistencia importante frente al tema
de la verdad, si bien ahora se han creado métodos más sutiles para asumirla a costa
de las posibilidades del bienestar de millones de seres humanos. Son incontables
las victimas y el costo de esta refracción con relación a la verdad, sea esta social,
política o científica. Esta es exactamente la situación, que se repite una vez más y
que muy seguramente se repetirá en el futuro, con la investigación científica
realizada por el ingeniero Juan Manuel Sánchez Londoño sobre la contaminación
por mercurio de latas de atún en diversos supermercados en la ciudad de
Cartagena.
1
Química Ambiental y Computacional de la Universidad de Cartagena. Difícil, pero
no improbable, tratar de debilitar la reputación científica tanto de las instituciones
como de los investigadores.
2
a Galileo Galilei que el planeta Tierra no se movía y que el Sol no era el centro de
nuestro sistema planetario. En lugar de facilitar la discusión científica en un tema
que afecta de manera directa la vida de los colombianos, la actitud del INVIMA
clausura la discusión. Todo está bien, podemos comer todo el atún que queramos.
Grave alejamiento con relación a la verdad.
Diez días después de la respuesta inicial del INVIMA y ante una discusión
controversial con el Diario El Espectador sobre el tema, la Institución de vigilancia
no proporciona, a pesar de las solicitudes expresas por parte del medio de
comunicación, sus informes oficiales ni datos sobre la concentración del metal en el
atún a fin de que la comunidad científica, los medios de comunicación y la sociedad
en general pueda realizar los análisis y balances respectivos. Algo no está bien en
el discurso con el cual la institución descalifica la investigación en discusión.
3
Como resultado de la presión y del talante que adoptó la discusión, el 9 de mayo, a
través de la Agencia de Noticias de la Universidad Nacional el ingeniero Sánchez
manifestó en forma asustadiza:
4
atacar al enemigo imaginario. Históricamente el país ha sido un terreno
extremadamente fértil para construir enemigos de todo tipo. En los inicios de la
presente década, según documento de trabajo del Ministerio de Agricultura de
marzo de 2005, la industria atunera del país representaba el 52% del valor de las
exportaciones realizadas por el sector pesquero y se estimaba igual por esa época
que el valor de la infraestructura (empresas, flota y planta de proceso) superaba los
110 millones de dólares. Para 1999, según datos de la ANDI la cadena generaba
cerca de 17.000 puestos de trabajo. 93.6 millones de latas son consumidas
anualmente por los colombianos, esto sin contar unos niveles de exportación y
conquista de mercados internacionales crecientemente exitosos. A ningún ser
racional del planeta se le cruzaría por la mente erosionar un sector tan exitoso e
importante. Asunto diferente es advertir sobre un problema ambiental y de salud
pública que posee todas las características de una catástrofe. El problema no se
origina en el sector pesquero-industrial, pero lo involucra de manera estructural. No
sólo en el caso colombiano, sino de manera global. El camino no es abatir al
investigador, arremeter al mensajero, sino enfrentar con los capitales morales que
dispongamos, el establecimiento ético de la verdad científica y construir de manera
conjunta, Estado, Empresas y Universidades las soluciones posibles. El problema
con todas sus implicaciones, debe ser una oportunidad para construir capital moral.
5
del agua que consumen los bogotanos. Las investigadoras, Adriana Lozano y Ana
María Campos, de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, fueron igualmente
sutilmente confundidas y desautorizadas en el 2009, cuando advirtieron sobre los
peligros para la salud de consumir de manera exagerada atún, bagre, robalo y
pargo.
Las dificultades para cumplir con sus responsabilidades frente a este riesgo global
no serían sólo del INVIMA. Se evidencia igualmente una dificultad por parte de
diversos gobiernos para enfrentar con criterios morales el tema. En el 2011 el
gobierno español fue acusado de esconder un estudio sobre los tóxicos en el
pescado durante siete lustros. En ese mismo año, el gobierno chileno fue acusado
de engavetar durante cerca de año y medio una investigación sensible sobre los
niveles de mercurio en el atún que consumen los habitantes de ese país. De otra
parte existen preocupaciones en diversas instancias por las altas concentraciones de
mercurio total en atún enlatado proveniente de mercados latinoamericanos. Se
resalta en cualquier caso, que es una catástrofe global que exige respuestas
nacionales, regionales y locales que brillan por su ausencia.
Para otras regiones del país el panorama tampoco es halagador. En el año 2000, en
investigación doctoral realizada por Claudia Ardila en el Departamento de Ecología,
de la Facultad de Biología de la Universidad Complutense de Madrid, se establece
que los habitantes ubicados de las bahías de Tumaco y Buenaventura se encuentra
en una situación de alto riesgo debido a las concentraciones de mercurio en los
peces que utilizan a diario para su alimentación. Ningún pronunciamiento de fondo
por parte de las autoridades frente a esta situación. Como igual no se produjo
ningún pronunciamiento ni acción de fondo frente a la investigación en el año 2008
realizada por la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional con relación a la
calidad del agua de riego y su impacto en especies hortícolas cultivadas en la
6
cuenca alta y media del río Bogotá. Dicha investigación estableció que existe un
importante número de metales pesados en hortalizas como la lechuga, el rábano y
el apio entre otros. El panorama puede ser aún peor. Recientemente las Naciones
Unidas (ONUDI) declaró a los municipios de Segovia y Remedios en el nordeste
antioqueño como la región más contaminada del planeta. ¿La respuesta? Escasas
discusiones sobre el tema.
7
bastantes las preguntas y muy pocos los recursos y los espacios institucionales para
responderlas.
8