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1. ¿Qué es la aplicación analógica de la ley?

La analogía es un procedimiento de integración del derecho por el cual se aplica a un caso


A1, la solución que las normas prevén para un caso A a condición de que se den los
siguientes elementos:

a) Similitud de situaciones.

b) Similitud de la ratio legis.

La determinación de esa semejanza lógica requiere de un juicio de valor formulado por el


juez.

Algunos autores sostienen que el grado de semejanza necesario para que proceda la
aplicación analógica, se vincula con los elementos esenciales de amabas hipótesis, claro
que tampoco hay reglas fijas para considerar, en cada circunstancia, que resulta esencial
en la configuración del supuesto de hecho.

Pero no bastará que los hechos por regular sean semejantes alos hechos regulados. Será
menester, además, que a juicio del juez ambos casos deban ser regulados de la misma
manera, es decir, que haya semejanza en los motivos o la finalidad de la norma. Esta
semejanza radica, según algunos autores, en que las dos situaciones susciten igual
razonamiento jurídico, lo que indica que debe haber una misma regulación. Tampoco
puede aplicarse analógicamente las normas prohibitivas, ni las que limitan derechos
subjetivos, ni las de carácter excepcional, ni las de vigencia temporal restringida, todo ello
en virtud del principio de libertad. Aplicar analógicamente una ley en los casos
mencionados resulta ilegítimo e ilegal, porque implica violar el espacio no sometido a
regulación jurídica, es decir, el ámbito de libertad. En esta hipótesis, no hay laguna que
cubrir. Es procedente la aplicación de la ley análoga sólo donde existe una laguna legal, no
siendo concebible que una ley que restringe un derecho o establece una excepción sea
llamada, so pretexto de laguna legal, para restringir una derecho distinto o el mismo en
diferente circunstancias, o extenderla excepción en otros supuestos, pues la amplitud del
derecho de que se trate o las hipótesis no contempladas por la ley de excepción, tienen
respaldo normativo en que la ley reconoce aquellos o en la regla general en que se
subsume éstas.

2. Explique el orden público, buenas costumbres y nulidad de acto jurídico


a. ORDEN PÚBLICO

Respondiendo a la primera pregunta, el Instituto Nacional de Altos Estudios Policiales


(INAEP) llevó a cabo un conversatorio acerca del orden público y el orden interno en el
mes de diciembre del año 1985 en donde se distribuyó un documento de dicha disputatio
en cuya página 4 contiene la conceptualización de orden público como una “Situación de
normalidad en el territorio nacional regulada por el derecho público, que permite la
existencia y estabilidad del Estado y sus poderes, contribuye a la Seguridad Integral,
propiciando el desarrollo en todos los campos de la vida nacional, y a un equilibrio entre el
ejercicio de la autoridad y los derechos de los ciudadanos, necesarios para dar
cumplimiento de los deberes primordiales del Estado, y el logro de su fin supremo”.

En palabras de Marcial Rubio Correa, el orden público podría ser definido como un
“Conjunto de normas jurídicas que el Estado considera de cumplimiento ineludible y de
cuyos márgenes no puede escapar ni la conducta de los órganos del Estado ni la de los
particulares, para lo cual el Estado compromete sus atribuciones coercitivas y coactivas de
ser necesario”.

En los dos conceptos anteriormente citados, observamos esencialmente que el orden


público está referido al cumplimiento del ordenamiento jurídico, concretamente de las
normas imperativas teniendo como razón teleológica el de garantizar el Estado de
Derecho, la convivencia pacífica y armónica de los integrantes de la sociedad. Haciendo
mención al Tribunal Constitucional, existe una sentencia, emitida con fecha 15 de Junio de
2004 (EXP-3283-2003-AA-TC) en donde se conceptualiza al orden público siendo un
“Conjunto de valores, principios, pautas prima facie de comportamiento, político, social,
económico y cultural en sentido lato, cuyo propósito es la conservación y adecuado
desenvolvimiento de la vida coexistencial. En tal sentido, consolida la pluralidad de
creencias, intereses y prácticas comunitarias orientadas a un mismo fin, la realización
social de los miembros de un Estado. El orden público alude a lo básico y fundamental
para la vida en comunidad, razón por la cual se constituye, en el basamento para la
organización y estructuración de la sociedad”.

b. BUENAS COSTUMBRES

Respondiendo a la segunda pregunta, el profesor peruano Rubio Correa establece


calificaciones, para referirse a la expresión Buena Costumbre; la primera; que sea
costumbre jurídica y la segunda; que sea calificada como buena.

Primero. La Teoría del Derecho ha establecido diversos requisitos para que una costumbre
social se reconocida como jurídica siendo tres; antigüedad en el tiempo, conciencia de
obligatoriedad y uso generalizado.

Segundo. Para que la costumbre sea calificada como buena se tendría que recurrir a una
calificación extrajurídica, concretamente morales en las cuales se podría analizar a efecto
legales cuales podrían ser reconocidas como buenas o malas ya que lógicamente las
últimas no podrían ser aplicables dentro del ordenamiento jurídico.

En cuanto a razones jurisprudenciales, el Tribunal Constitucional emitió sentencia con


fecha 11 de julio de 2005 (EXP-3330-2004-AA-TC) en donde establece que la moral tiene
que ver con las buenas costumbres. “La calidad de Buena Costumbre tiene una
connotación moral”, “La moral es un concepto de contenido abierto, que debe ser
concretizado en casos específicos. Relacionada básicamente con las buenas costumbres,
su efectividad constitucional puede encontrarse reconocida básicamente en forma de
límites, tal como aparece en el caso del derecho a libertad religiosa Art. 2 Inc. 3 de la C.P
del P. “El Ejercicio Público de todas las confesiones es libre, siempre que no ofenda a la
moral”. Complementando la figura de Buenas Costumbres, es oportuno citar los Artículos
449 y 550 del Código Penal que se refiere a las Faltas contra las buenas costumbres, en
mención del primero se refiere a los actos que perturben la tranquilidad de las personas y
el segundo se refiere a la moral sexual, el consumo, suministración de alcohol y por último
el daño a la naturaleza.

Culminando citamos a Francesco Messineo quien se refiere a la materia en mención del


Art. V del T.P (Nulidad Virtual de Acto Jurídico) desde el enfoque de la figura del Negocio
Jurídico “Un negocio inmoral es aquel que lesiona las buenas costumbres, o sea que va
contra los principios morales, corrientes en un determinado lugar y en un determinado
momento”.

c. NULIDAD Y ANULABILIDAD DEL ACTO JURÍDICO.

Podríamos definir como aquellas causas que afectan a la validez del acto jurídico, las
mismas que al consumarse al momento de su celebración (y por ende, nacimiento),
conspiran contra su eficacia jurídica, previniendo en nulo dicho acto.

3. Explique el legítimo interés para obrar

Nuestro Código Procesal Civil no define la legitimidad para obrar, pero continuamente
hace referencia a ella.

La legitimidad para obrar está referida a los sujetos que, ya sea en la posición de
demandantes o de demandados, la ley autoriza a formular una pretensión determinada o
a contradecirla, o a ser llamados al proceso para hacer posible una declaración de certeza
eficaz o a intervenir en el proceso por asistentes un interés en su resultado.

La legitimidad para obrar no tiene dos aspectos: la legitimidad activa y la legitimidad


pasiva, que corresponde, la una, a la parte que sostiene la pretensión y, la otra, a la parte
contradictoria. Mención especial merece la legitimidad para la intervención de terceros
por sus particulares características, aunque en la mayoría de los casos terceros terminen
integrándose en la legitimidad activa o pasiva.

La legitimidad para obrar tiene una definitiva vinculación con la relación jurídica de
derecho material o estado jurídico cuya declaración de certeza, ejecución, u otro tipo de
providencia judicial se pretende. Como la anota Vescovi, la legitimidad para obrar se
refiere a la posición de un sujeto respecto al objeto litigioso que le permite obtener una
providencia eficaz. Aunque es un concepto procesal, la legitimidad está referida a la
pretensión objeto del proceso, esto es, al derecho sustancial reclamado.

Rocco precisa que las normas sobre legitimidad para obrar constituye un concepto
sistemático de reglas procesales concernientes a la posibilidad o licitud jurídica de accionar
(sic), para lo que es necesario recurrir a criterios fijos y constantes en virtud de los cuales
deban ser determinados los sujetos titulares del derecho de accionar (sic) y de contradecir.
Agrega que “tales criterios tienen que constituir un conjunto orgánico de reglas que sirvan
para establecer qué sujetos pueden hacerse actores en juicio, formulando la demanda
judicial, esto es, a qué sujetos les es jurídicamente lícito pretender la pretensión de la
actividad jurisdiccional, y por consiguientes. Les es jurídicamente posible formular la
demanda judicial, con la cual piden una determinada providencia jurisdiccional, frente a
otro u otros determinados sujetos… aquí hablamos de la licitud y de una responsabilidad
jurídica, no de una mera posibilidad o licitud de hecho”.

Dada la referencia que tiene la legitimidad para obrar a quienes la ley autoriza a solicitar la
actividad jurisdiccional en resguardo de determinados derechos de tipo material, y a quien
debe dirigirse la pretensión, un sector de la doctrina ha confundido la legitimidad bajo
estudios con la titularidad misma del derecho material de quien se presenta ante los
estrados judiciales para reclama la tutela de sus derechos y, la posición del demandado
con quien igualmente es parte de la relación jurídicamente material. Así, para esta
posición, sólo el comprador y el vendedor se encontrarán legitimados para obrar en un
conflicto derivado de un contrato de compra venta.

Si pretendemos ser consecuentes con una posición estrictamente procesal de la


legitimidad para obrar no podemos admitir esta postura. En efecto, dentro de una
posición que resulte coherente con la corriente abstracta de la acción o de la tutela
efectiva, tendremos que concluir que para que se cumpla con la legitimidad para obrar,
bastará la afirmación de la existencia de la posición autorizada por la ley. De otra manera,
estaremos invadiendo el ámbito de la determinación de la existencia o inexistencia del
derecho material (ver punto 4°).

4. Aplicación de la norma pertinente por el juez.

El viejo aforismo latino de "Iura Novit Curia" está contemplado en la legislación procesal
civil en el artículo VII del Título Preliminar del Código Civil: "Los jueces tienen la obligación
de aplicar la norma jurídica pertinente, aunque no haya sido invocada en la demanda".
Igualmente está considerada con mucha mayor precisión en el artículo VII del Título
Preliminar del Código Procesal Civil el cual señala: "El juez debe aplicar el derecho que
corresponda al proceso, aunque no haya sido invocado por las partes o lo haya sido
erróneamente.

Sin embargo, no puede ir más allá del petitorio ni fundar su decisión en hechos diversos de
los que han sido alegados por las partes".

Las normas antes citadas expresan el aforismo "iura novit curia" que literalmente significa
"el tribunal conoce el Derecho"; en efecto, la doctrina admite y, el Código Procesal Civil así
lo establece, que la aplicación del aforismo Iura Novit Curia tiene límites:

a) El juez no puede fundar su decisión en hechos diversos de los que han sido alegados por
las partes; y,

b) El juez no puede ir más allá del petitorio.

Cuando se señala que el juez no puede ir más allá del petitorio debemos tener en cuenta
dos situaciones: 1) La aplicación del aforismo no puede modificar el objeto de la
pretensión especificado por el titular del derecho; y, 2) La aplicación del aforismo no
puede modificar el objeto de la pretensión y tampoco incidir en aspectos colaterales del
proceso que determinan de manera indirecta una variación del objeto de la pretensión.

Esta breve explicación doctrinaria del principio del Iura Novit Curia nos permitirá realizar
este ensayo sobre la aplicación de este principio en el proceso civil peruano, para este
efecto consideramos necesario realizar la siguiente interrogante ¿Los jueces y Tribunales
de nuestro país aplican adecuadamente el principio de Iura Novit Curia? Y si lo vienen
aplicando ¿En que aspectos este principio presenta mayores complicaciones para los
jueces y tribunales de nuestro país?

Es conocido que la búsqueda de la norma aplicable al caso concreto debe ser tarea de un
profesional que tenga lógicamente un conocimiento suficiente y adecuado del
ordenamiento jurídico, en este caso de un profesional del derecho, quien debe ser el que
realice una adecuada fundamentación legal y doctrinaria de la pretensión.

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