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Nacimiento de Jesús:
Hijo de José y María de Nazaret, Jesús fue concebido en Galilea. Su concepción
fue anunciada a su padre José por el Ángel Gabriel, quien se le presenta en un
sueño y le dice “José hijo de David no temas recibir a María tu mujer porque el niño
en ella es a través del Espíritu Santo, dará a luz un niño y lo llamarás Jesús porque
el salvará al pueblo de sus pecados”.
José acepta a María y se dirigen a Belén en Judea a unos 120 km de Nazaret.
La humilde pareja, duerme en las afueras de Belén, refugiándose en una cueva
utilizada por los pastores. Allí María da a luz a su hijo primogénito al que acuesta en
un pesebre porque no había lugar en la posada.
2. Milagros de Jesús
1. Curación de un ciego:
2. Pesca milagrosa:
Estando Jesús predicando, vio como unos pescadores bajaron sin ninguna captura.
Se subió a una barca desde la que siguió predicando, al terminar le dijo al pescador
que era Simón Pedro que fuera a lo más profundo y echara las redes. Este le hizo
caso, y encerraron tantos peces que las redes se rompían. Llamaron a los otros
pescadores y llenaron ambas barcas.
3. Caminar sobre las aguas:
Jesús mandó a los discípulos que subieran a la barca y que se adelantaran a la otra
orilla, mientras él despedía a la gente. Y después de despedirla, subió al monte a
orar a solas. Cuando se hizo de noche seguía él solo allí. Mientras tanto la barca ya
se había alejado de tierra muchos estadios, sacudida por olas, porque el viento era
contrario. En la cuarta vigilia de la noche vino hacia ellos caminando sobre el mar,
se asustaron y llenos de miedo empezaron a gritar. Pero al instante Jesús habló: –
Tened confianza, soy yo, no tengáis miedo.
Mandó a la gente que se acomodara en la hierba. Tomó los cinco panes y los dos
peces, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los dio a
los discípulos y los discípulos a la gente.
Comieron todos hasta que quedaron satisfechos, y de los trozos que sobraron
recogieron doce cestos llenos. Los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin
contar mujeres y niños.
Había allí seis tinajas de piedra, destinadas a la purificación de los judíos, cada una
de las cuales podía contener de dos a tres metretas. Les dice Jesús: “Llenad de
agua las tinajas”. Y las llenaron hasta arriba. Y les dice: “Sacad ahora y llevadlo al
maestresala”. Y lo llevaron. El maestresala prueba el agua hecha vino, que no
sabía de dónde era, llama al esposo y le dice: “Todo hombre pone primero el buen
vino, y cuando están ya bebidos, pone el peor. Tú has reservado el vino bueno
hasta ahora.