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FILOSOFÍA DE LA CIENCIA
SESIÓN N° 03
TEORÍA DEL CONOCIMIENTO: EL ACTO DE CONOCER
1. EL ACTO DE CONOCER
Es el proceso psíquico que realizamos en
cuanto somos sujetos conscientes; consiste en
la aprehensión mental de una cosa. Es decir
que la acción Gnoseológica se inicia con la
aprehensión del objeto, luego surge el interés
consciente por conocer las propiedades que
caracterizan dicho objeto y obtener con ello el
conocimiento por el sujeto. Es decir una correlación entre el sujeto que quiere conocer y
el objeto que debe ser conocido, pero no a la inversa.
LA APREHENSIÓN. Es la captación puramente mental de los objetos.
EL CONOCER. Es aprehender o captar mentalmente un objeto y encontrar sus propias
cualidades.
EL CONOCIMIENTO. Es el resultado del acto de conocer, por la captación que hacemos
de las características del objeto. Por el conocimiento llegamos a descubrir la manera de
ser de los objetos, lo que poseen y no lo que quisiéramos que posean.
Es decir que es un acto que se encuentra volcado hacia el objeto, por el cual
aprehendemos la imagen integral del objeto tal como es; según sus características que lo
definen o tipifican diferencialmente de otros.
2. ELEMENTOS DEL CONOCIMIENTO. El conocimiento humano consta de cuatro
elementos: el sujeto cognocitivo, el objeto conocido, la operación cognoscitiva y el
pensamiento.
a) El Sujeto Cognoscente: Sujeto que conscientemente trata de obtener el cocimiento
de un objeto tal como es. Es la persona que conoce, capta algún aspecto de la realidad y
obtiene así algún pensamiento referente a ese aspecto captado, nos referimos a una
serie de ideas o de juicios.
El científico, gracias a sus observaciones, intuiciones, raciocinios y experimentos, ha
hecho posible la construcción de ese cuerpo de pensamientos llamados ciencia.
b) El Objeto Conocido: Es el objeto cuyas características son aprehendidas por el
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llamaría objeto, si no fuera por que es conocida; el sujeto no se llamaría así, si no fuera
por que está ejerciendo el acto de conocer al objeto; el segundo sufre una modificación
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El realista sostiene que lo que se capta directamente es el objeto extramental, estos son
enfocados de un modo directo y los considera como objeto directo de su actividad
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todo cuanto es posible conocer. Pese a sus principios empiristas, Locke aceptara esta
clasificación cartesiana, a la que añadirá, no obstante, una tercera forma de
conocimiento sensible de la existencia individual.
Locke distinguirá, pues, tres niveles o tipos de conocimiento: el conocimiento intuitivo, el
conocimiento demostrativo y el conocimiento sensible.
El conocimiento intuitivo se da cuando percibimos el acuerdo o desacuerdo de las
ideas de modo inmediato, a partir de la consideración de tales ideas y sin ningún proceso
mediador. ("... a veces la mente percibe de un modo inmediato el acuerdo o desacuerdo
de dos ideas por sí solas, sin intervención de ninguna otra; y a esto, creo, puede llamarse
conocimiento intuitivo"
El conocimiento demostrativo es el que obtenemos al establecer el acuerdo o
desacuerdo entre dos ideas recurriendo a otras que sirven de mediadoras a lo largo de
un proceso discursivo en el que cada uno de sus pasos es asimilado a la intuición. El
conocimiento demostrativo sería, pues, una serie continua de intuiciones (como lo es el
conocimiento deductivo en Descartes) al final de la cual estaríamos en condiciones de
demostrar el acuerdo o desacuerdo entre las ideas en cuestión, y se correspondería con
el modelo de conocimiento matemático. El ejemplo más claro de conocimiento
demostrativo es, sin lugar a dudas, el conocimiento matemático, en el que podemos
observar el progreso deductivo a partir de un pequeño número de principios que se
consideraban, por aquel entonces, evidentes e indemostrables: los postulados o
axiomas.
El conocimiento sensible es el conocimiento de las existencias individuales, y es el que
tenemos del Sol y demás cosas, por ejemplo, cuando están presentes a la sensación. No
deja de resultar sorprendente que Locke añada esta forma de conocimiento a las dos
anteriores, a las que considera las dos únicas formas válidas de conocimiento ("al
margen de las cuales sólo es posible tener fe u opinión"). Más aún si consideramos que
el conocimiento ha de versar sobre ideas, como se ha dicho anteriormente. El
conocimiento sensible, sin embargo, nos ofrece el conocimiento de cosas, de existencias
individuales, que están más allá de nuestras ideas.
7. TIPOS DE CONOCIMIENTO
El hombre nunca actúa directamente sobre las cosas. Siempre hay un intermediario, un
instrumento entre él y sus actos.
Pero, ¿qué es conocer? Es una relación que se establece entre el sujeto que conoce y el
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cognoscente y, del otro, el objeto conocido, que es poseído en cierta manera, por el
sujeto cognoscente. El pensamiento es un conocimiento intelectual.
Mediante el conocimiento, el hombre penetra las diversas áreas de la realidad para tomar
posesión de ella. Ahora bien, la propia realidad presenta niveles y estructuras diferentes
en su constitución.
Se tienen así cuatro especies de consideraciones sobre la misma realidad, el hombre, y,
en consecuencia, tenemos cuatro niveles diferentes de conocimiento.
a. Conocimiento empírico.
b. Conocimiento científico.
c. Conocimiento filosófico.
d. Conocimiento teológico.
a. Conocimiento empírico. El pensamiento cotidiano es natural, sencillo y espontáneo.
Gracias a él, podemos relacionarnos con la gente, satisfacer nuestras necesidades
vitales, proyectar nuestras actividades familiares y laborales, y conseguir un cierto
grado de satisfacción normal y cotidiana. También llamado vulgar, es el conocimiento
popular, obtenido por azar, luego de innumerables tentativas. Es ametódico y
asistemático.
A través del conocimiento empírico, el hombre común conoce los hechos y su orden
aparente, tiene explicaciones concernientes a las razones de ser de las cosas y de
los hombres, todo ello logrado a través de experiencias cumplidas al azar, sin metido
y mediante investigaciones personales cumplidas al calor de las circunstancias de la
vida; o valido del saber de otros y de las tradiciones de la colectividad; e, incluso,
extraído de la doctrina de una religión positiva.
b. Conocimiento científico. Es llamado Conocimiento Crítico, no guarda una diferencia
tajante, absoluta, con el conocimiento de la vida cotidiana y su objeto puede ser el
mismo. Intenta relacionar de manera sistemática todos los conocimientos adquiridos
acerca de un determinado ámbito de la realidad. Es aquel que se obtiene mediante
procedimientos con pretensión de validez, utilizando la reflexión, los razonamientos
lógicos y respondiendo una búsqueda intencional por la cual se delimita a los objetos
y se previenen los métodos de indagación. Es el método que nos permite satisfacer
la necesidad de lograr un conocimiento verdadero.
Este conocimiento va más allá del empírico: por medio de él, trascendido el
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fenómeno, se conocen las causas y las leyes que lo rigen. Es metódico. Conocer
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Es cierto, porque sabe explicar los motivos de su certeza, lo que no ocurre con el
empírico.
Es general, es decir, conoce en lo real lo que tiene de más universal, válido para
todos los casos de la misma especie. La ciencia, partiendo de lo individual, busca en
él lo que tiene en común con los demás de la misma especie.
Es metódico, sistemático. El sabio no ignora que los seres y los hechos están ligados
entre sí por ciertas relaciones.
c. Conocimiento filosófico. Este conocimiento se distingue del científico por el objeto
de la investigación y por el método. El objeto de las ciencias son los datos próximos,
inmediatos, perceptibles por los sentidos o por los instrumentos, pues, siendo de
orden material y físico, son por eso susceptibles de experimentación. El objeto de la
filosofía está constituido por realidades inmediatas, no perceptibles por los sentidos,
las cuales, por ser de orden suprasensible, traspasan la experiencia.
En la acepción clásica, la filosofía estaba considerada como la ciencia de las causas
por sus causas supremas. Modernamente, se prefiere hablar del filosofar. El filosofar
es un interrogar, un continuo cuestionar sobre sí y sobre la realidad. La filosofía es
una búsqueda constante de sentido, de justificación, de posibilidades, de
interpretación al respecto de todo aquello que rodea al hombre y sobre el hombre
mismo, en su existencia concreta.
Oportunamente Jaspers, en su Introducción a la Filosofía coloca la esencia de la
filosofía en la búsqueda del saber y no en su posesión. La filosofía se traiciona a sí
misma y se degenera cuando es puesta en fórmulas.
La filosofía procura comprender la realidad en su contexto más universal. No da
soluciones definitivas para un gran número de interrogantes. Habilita, entonces, al
hombre en el uso de sus facultades para ver mejor el sentido de la vida concreta.
d. Conocimiento teológico. El conocimiento relativo a Dios, aceptado por la fe
teológica, constituye el conocimiento teológico. Es aquel conjunto de verdades a las
cuales los hombres llegan, no con el auxilio de su inteligencia, sino mediante la
aceptación de los datos de la revelación divina. Se vale, de modo especial, del
argumento de autoridad. Son los conocimientos adquiridos a través de los libros
sagrados y aceptados racionalmente por los hombres, después de haber pasado por
la crítica histórica más exigente. El contenido de la revelación, hecha la crítica de los
hechos allí narrados y comprobados por los signos que los acompañan, se reviste de
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autenticidad y de verdad.
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Pasan tales verdades a ser consideradas como fidedignas y por tal razón son
aceptadas. Esto se cumple con base en la ley suprema de la inteligencia: aceptar la
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BIBLIOGRAFÍA
José, E. T. (2006). Conocimiento, pensamiento y lenguaje: una introducción a la
lógica y al pensamiento científico. Editorial Biblos.
McGRAW-HILL. (1998). Metodología de la Investigación, segunda edición.
UNA. Técnicas de estudio e Investigación. I Tomo
Vega, J. R. A. (2003). Filosofía mínima. Editorial Ariel.
Villoro, L. (1998). Creer, saber, conocer. Siglo XXI.
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