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PROFESOR: INTEGRANTES:
Elizabeth Bello Eliana Romero C.I: V-29.658.980
Es interesante resaltar que el análisis de las políticas públicas lo realizan personas que
filtran la realidad a través de sus valores, de su capacidad técnica, de sus intereses
circunstanciales y de su grado de información.
Las políticas es aún un tema abierto que ha generado dos corrientes principales de
análisis: el racionalismo y el incrementalismo. La diferencia fundamental entre ambas
corrientes es la importancia que conceden al análisis de políticas para influir y mejorar la
elaboración de las políticas. Para los racionalistas es posible, mediante el análisis, que las
decisiones públicas se asemejen a las decisiones que adoptan los ingenieros, los
industriales, los estrategas militares, decisiones cuantificables, operativas, guiadas por
criterios de eficacia en la consecución de los objetivos y eficiencia económica,
preocupándose no sólo de qué hacer, sino también de cómo hacerlo (Quade, 1989). Por
el contrario, los incrementalistas abundan en el carácter elusivo, complejo, fragmentado y
a veces incomprensible de los procesos sociales sobre los que las políticas públicas
intentan influir, de modo que el análisis de políticas poco puede hacer para ordenar el
cambio en presencia de factores como las relaciones entre los distintos niveles de
gobierno, la divergencia de intereses, la inexistencia de objetivos claros y compatibles
sobre qué debe hacerse, las presiones de individuos, grupos y empresas.
No abundaremos en los términos de la discusión sobre la utilidad del análisis para
centrarnos en la descripción de estas corrientes.
Toda política pública involucra tres sistemas: el político, el administrativo y el social. El
social, porque de alguna manera pretende ser una respuesta del Estado/Gobierno a
problemas, demandas o necesidades de la sociedad. El sistema político, porque
fundamentalmente es en el ámbito de lo político donde se toman las decisiones. Y
finalmente el sistema administrativo, porque es el que va a ejecutarla, a poner en marcha
esas posibles soluciones que impactan en el subsistema social que es el que recibe los
beneficios o los perjuicios de la acción del Estado/Gobierno. En este orden de ideas,
cuando se habla de análisis de políticas públicas es necesario mirar el proceso global y
dentro de él, la forma singular y característica como se involucran estos tres sistemas, con
el fin de intentar dar explicación a lo que sucede con la acción del Estado/Gobierno y
derivar elementos que permitan contribuir a mejorar la gestión. De ahí que el análisis de
políticas no solamente tenga un carácter explicativo y académico, sino que contribuya
también, un intento por contribuir a que la gestión sea cada vez mejor.
La evaluación de políticas no es un simple instrumento técnico, es también un mecanismo
político de primer orden. En los sistemas democráticos los productos de la evaluación
tienen diferentes utilidades políticas (Warin, 1993):