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NOMBRE: Gabriela Isabel Calvo Portocarrero Cód.

15150242

MODERNIDAD TRADICIONAL
A lo largo del tiempo, gracias a los registros históricos, se ha visto como muchos grupos étnicos
se han disuelto en la historia por diferentes razones; principalmente, por el deseo foráneo de
“modernizarlas”, de asemejar a ese otro a nuestras formas de vida. “ORDENANZA I. Que
sigan la fe católica y dejen los ritos y supersticiones de su gentilidad.”(Toledo, p.250) Cabe
recalcar que muchos de estos grupos no desearon ser modernizados pero la forma brutal de la
que se valieron para obligarlos a reemplazar sus costumbres y formas de vida, generaron un
quiebre que a muchos de ellos llevó a la extinción. Por el contrario, en la actualidad, aún existen
grupos que han persistido y han hecho frente a estas situaciones, sin por ello dejar de lado la
esencia que los caracteriza. Por este motivo, sería pertinente aclarar la siguiente interrogante:
¿Acaso la trascendencia a través del tiempo de las características particulares de un grupo
humano en cuestión puede asegurarse en el seno del mismo? Es decir, los seres humanos que
comparten una misma etnia, ¿pueden asegurar que sus costumbres, tradiciones, patrones
culturales, etc. persistan a través del tiempo y no se pierdan frente a la modernidad?

Los seres humanos, como sujetos sociales somos seres cambiantes. El tiempo, no es una medida
que pasa sin generar cambios sobre la vida del ser humano, sobre las cosas o sobre la sociedad;
pero, una cosa es que el ser humano cambie voluntariamente debido a un mecanismo de
supervivencia que lo ayuda adaptarse al nuevo medio en el que se encuentra por diferentes
factores que no son compatibles a los sociales y otra es que se vean obligados a deshacerse de
todo lo que conocen y lo que son porque un ente externo, poseedor de los medios para
coaccionarlos, los obliga a hacerlo en contra de su voluntad. “En las primeras décadas, hasta
la década de 1870, los indígenas son más bien objeto de ‘abuso’ por parte de las autoridades
y de los poderes locales, por obligaciones de trabajo gratuito, cobros excesivos de otros
impuestos o ‘contribuciones personales’, ‘aportes voluntarios’.” (Remy, p.9) Este fenómeno
genera un quiebre en la vida de las personas que se encuentran en medio de esta situación, y
los desarraigan de todo lo que un día fueron para asemejarlos, gracias a su idea errónea de
igualdad o de la esencia humana, a una realidad que no busca la igualdad en los derechos, a
una realidad que no respeta la diversidad que existe en el mundo sino a un esclavismo de la
sociedad moderna. Esclavo de las formas correctas, de las ideas correctas y del comportamiento
correcto. Sin embargo, parecería que estamos hablando en pasado como si todo ello solo
hubiera sido propio de aquellos españoles que colonizaron América he impusieron todo lo que
eran a una sociedad que era diferente; no diferente por ser otro tipo de especie sino en material
cultural. “Sucede pues que los invasores ordenaron y organizaron el mundo andino a favor,
concentrando la propiedad territorial, acaparando cuantiosas fortunas, tomando el control de
las posiciones directoras y creando una organización administrativa bajo su mando. Así la
división entre españoles e indígenas y la explotación quedó asentada y hasta legalizada.”
(Espinoza, p.177) Acaso no nos damos cuenta que es lo mismo que se vive y se ha vivido- no
hace mucho- con los pueblos amazónicos, andinos; con los pueblos más vulnerables del país
que no han encontrado otra forma de hacerle frente al estado sino peleando con la represión a
cargo de la policía (agente “regulador” y coactivo de la sociedad).

El estado, lejos de ayudar a que nuestra diversidad nuestra riqueza cultural no se pierda y
extinga a través del tiempo gracias a los diferentes proyectos de minería, deforestación,
colonización, etc. (“progreso”) que él mismo da luz verde; encontramos a un estado
inconsciente de la realidad por la que han tenido que atravesar estos pueblos por tanto tiempo
y no solo eso, un estado inconsciente y que desvaloriza la esencia de estos grupos étnicos. “En
su influyente trabajo Fronteras Indígenas de la Civilización, Darcy Ribeiro (1971) analizó el
impacto del avance de las fronteras de civilización sobre los pueblos indígenas de la Amazonía
brasileña. El autor caracteriza este proceso domo la violenta expansión de una economía de
mercado que resulta en la exterminación o desaparición de numerosos grupos tribales y en la
transfiguración étnica de los grupos sobrevivientes. (Barclay y Santos, p.18) Todo ello, con la
excusa de un proyecto nacional, donde estos pueblos se puedan insertar en la realidad nacional
y puedan ser reconocidos como parte del estado peruano. Un estado que tiene como función
proteger a todas sus áreas sin denigrarlas a contribuido a deshonrar a cada una de las personas
que habitan estas áreas. La importancia de integrar en la política nacional un proyecto que
ayude a desestructurar lo que se ha venido trabajando en contra de estos pueblos, haciendo caso
omiso a la dignidad de los mismo, es crucial. Incorporando un “enfoque intercultural, … que
llame la atención al contexto socioeconómico y político que dificulta o hasta imposibilita la
expresión auténtica y propia de un pensamiento filosófico culturalmente distinto al dominante
y ‘canónico’ de Occidente”. (Estermann, p.283) Logra una política respetuosa por las prácticas
alternas a la que se vive en la ciudad, un derecho que se ha visto trasgredido desde los albores
de la historia y que hoy muchos de nosotros luchamos porque sea una realidad.

Volviendo a la pregunta a partir de la cual deseo desarrollar un debate, quiero permitirme dar
un par de ejemplos. A través de los cuáles doy a conocer cómo esos pueblos a pesar de la
adversidad han logrado hacerle frente a la modernidad y han utilizado a esta, como un
instrumento para abrir paso a la sociedad nacional, sin por ello, dejar de lado su cultura. En el
Gran Pajonal, habita un grupo étnico denominado “ashéninka”. El territorio habitado por los
ashéninkas “a pesar de que muchas comunidades se han visto influenciadas por la economía
del mercado nacional, lo cual ha generado la aparición de nuevas necesidades y la búsqueda
de actividades económicas salariales, es considerado como un centro tradicional.”
(Fernández, p.171) Esto se debe a que, para los ashéninkas “el desarrollo económico es
sinónimo de progreso y modernidad, y no perciben que esto desintegre su vida cultural y
comunal” (Fernández, p. 187). De ahí, el hecho que le den pase abierto a la modernidad sin
omitir a su cultura como parte integral de su vida y dejar que la misma sea deslegitimada por
parte de las políticas o proyectos de estado. A pesar de ello, la vida allí se ha ido transformando
por el ingreso a la modernidad. Nuevas necesidades acarrean a la sociedad y este es un ejemplo
de cómo se ha ido generando un cambio pasivo en la sociedad sin dejar de lado la esencia y sin
por ello permitir que la represión de la modernidad desaparezca sus formas. Este parece ser un
ejemplo limpio de cómo la modernidad ha sido un motor de cambio, pero una herramienta a
través de la cuál aseguran cubrir las necesidades que la misma ha causado combinándose a la
par con la vida cultural del pueblo.

Otro ejemplo, es el que nos presenta Raúl Romero en “De-esencializando al mestizo andino”
(1999) donde el autor propone una realidad distinta a la de muchos pueblos en el Perú que se
vieron obligados a dejar de lado su vida cultural. En este ensayo, el autor nos da a conocer “la
capacidad que tienen los mestizos del Valle del Mantaro de cruzar fronteras culturales a su
voluntad” (Romero, p.1). Dicha capacidad que dicen fue heredada por sus antepasados quienes
lograron hacer un trato con los españoles quiénes omitieron el sistema de haciendas para el
pueblo generando que aquella característica principal a la cual asociamos al indígena como un
individuo pobre, desarraigado y con baja autoestima sea inconsecuente con la actitud
desarrollada por los habitantes del Valle del Mantaro quienes gracias a los beneficios que le
resultaron de aquel trato pudieron desarrollar la habilidad de cruzar las fronteras de lo
tradicional y lo moderno. Como vemos, estos individuos desarrollaron su agencia a través del
tiempo, la misma que representa una garantía para sostener la región en un contexto de
tendencias nacionales e internacionales.

Ambos ejemplos dan a conocer contextos diferentes, uno en la Amazonía y otro en los Andes.
En ambos, podemos visibilizar como el individuo no ha trascendido desarraigado a través del
tiempo. Lamentablemente, es una realidad que pocos conocen. Aquellos que intentaron luchar
por su pueblo, por su tierra en muchas ocasiones terminaron asesinados. El genocidio de etnias
completas por la explotación, por la “modernidad” generaron que muchas de las etnias vecinas
no se sientan seguros con un estado que debería protegerlos y que debería asegurar su
permanencia en el medio sin quitarles las tierras que le son propias. Sin embargo, es algo muy
ajeno a la realidad y por ese motivo es que hoy en día vemos grupos étnicos amazónicos hartos
de tanta injusticia agrupándose y al mismo tiempo, apropiándose del lenguaje político a través
del cual desean exigir sus derechos y luchar por ellos. Individuos que salen de su contexto
originario para estudiar leyes, para asistir a congresos, para protestar, para exigir que sus
derechos sean reconocidos, no otorgados pues ellos están seguros de lo que es suyo.

La economía dentro de los pueblos amazónicos es muy distinta a la que se encuentra en la


ciudad. En la Amazonía, prima una economía de roza y quema, la cual obliga al individuo a
ser semi-sedentario. La economía de roza y quema, consiste en hacer uso de una parcela- lo
suficientemente grande como para abastecer a los individuos de un núcleo familiar y satisfacer
sus necesidades- del territorio amazónico. Sin embargo, por una cuestión de sostenibilidad, los
individuos no habitan permanentemente en un mismo lugar ya que eso dejaría infértil al suelo
en el que se siembra y se cosecha, motivo por el cual, cada cierto tiempo cambian de lugar de
asentamiento y vuelven a rozar y quemar la parcela que será utilizada. En el año 2009, cuando
el gobierno de García quiso imponer el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos,
eludiendo los derechos indígenas amparados por el Convenio sobre Pueblos Indígenas núm.
169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Ante la resistencia de la población
amazónica a aceptar esta imposición un enfrentamiento terminó con pobladores nativos y
policías fallecidos1. El Tratado de Libre Comercio se amparaba bajo la excusa del expresidente
que los originarios no utilizaban todo el territorio que “según ellos” era suyo. El expresidente
ajeno a la realidad amazónica cometió errores graves al asegurar tal declaración, olvidando que
los pueblos que habitan la zona tardan días en intercambiar productos debido a la situación
geográfica en la que se encuentran, el suelo en muchas partes de la Amazonía peruana no posee
los suficientes nutrientes para asegurar una dieta balanceada, motivo por el cual, se mueven
estratégicamente por todo su territorio asegurando su permanencia. Aquí un ejemplo, de un
gobierno ajeno a la realidad que vive su propio país, al cual debería asegurar viabilidad y situar

1 Díaz Zanelli, J.C. (2016). La contradicción de Alan García con los pueblos indígenas

. Perú: SERVINDI. https://www.servindi.org/actualidad/18/01/2016/la-contradiccion-de-


alan-garcia-con-los-pueblos-indigenas. Revisado el 31/10/18
por encima de cualquier proyecto “modernizador” y de “progreso”. Respetando la diversidad
cultural y reconociendo la forma de vida que son coherentes con el hábitat en el que viven.

Para concluir, la realidad que vivimos cada uno de nosotros y como grupo es como un
caleidoscopio. Cada uno la vive y la ve a su manera. El respeto por el otro es primordial para
tratar con él, más aún si somos parte del Estado y nuestra función primigenia es proteger a todo
aquél que se encuentre dentro del territorio nacional. Ello también es válido para los grupos
étnicos que se encuentran en medio de límites territoriales entre países. La idea de trabajar en
conjunto para reconocer y visibilizar los derechos del otro, tal como la identidad, territorio y
derecho al trato digno, son importantes al desarrollar políticas que aseguren la permanencia y
viabilidad de grupos humanos que necesitan de un ente que los proteja y reconozca. Se supone
que creamos a un estado para que asegurara una vida digna a todo aquél que viva dentro de sus
límites. Es por ello, que debemos seguir trabajando en la manera que este actúa, tratando de
quitar esa idea de homogenizar a la sociedad y centralista en la que basa sus políticas. La idea
es promover un estado multicultural, idea que queda desmerecida si dejamos de lado a la
interculturalidad como eje a través del cual se reconoce la diversidad de los pueblos que habitan
tanto en la Amazonía como en los Andes, y la coherencia que llevan de la mano su actuar y su
medio ecológico.

BIBLIOGRAFÍA

BIBLIOGRAFÍA UNIDAD II

1999 "De-esencializando al Mestizo Andino". In Globalización y Cultura, Gonzalo


Portocarrero and Carlos Iván Degregori, eds. Lima: Red Peruana de Ciencias Sociales (PUCP-
IEP-UP).

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