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Congregación de Observancia agustiniana

Uno de los más antiguos monasterios de la Orden de San Agustín en el Imperio germánico fue
el de Erfurt (1266), que llegó a ser «estudio general» de la Orden a principios del siglo xiv, y que
a fines de la misma centuria, al abrirse la Universidad en 1392, se agregó académicamente a ésta,
reservándose una de las cátedras de teología.
En el siglo xv, los conventos agustinianos esparcidos por los países germánicos serían más de
100, y se repartían en cuatro provincias: la de Sajonia-Turingia, que era la más populosa y
floreciente y abarcaba todo el norte de Alemania; la de Renania-Suabia (comprendiendo también
Alsacia y Suiza); la de Baviera, que se extendía hasta Austria, Carintia, Bohemia y Polonia, y la
de Colonia, que comprendía también Flandes y Países Bajos.
La postración religiosa o relajación de la disciplina claustral común a todas las órdenes
monásticas desde la mitad del siglo xiv, no podía menos de atacar igualmente a la de San
Agustín. Lo lamentaba Egidio de Viterbo en una carta del 20 de mayo de 1508. Pero también
entre los agustinos, como entre los demás monjes y frailes, se dejó sentir a lo largo del siglo xv
un movimiento de reforma, que cuajó en diversas Congregaciones de observancia, no depen-
dientes de los provinciales, sino del general, mediante un vicario con amplia autonomía. En la
Orden de San Agustín se originaron Congregaciones, como la de Lecceto, Lombardía, Perugia y
otras en Italia, la de España, la de Alemania, etc. Esta última suele atribuirse a Fr. Andrés Proles
(1429-1503), natural de Dresden, aunque las raíces del movimiento reformatorio deben buscarse
en aquella Congregatio strictae observantiae aprobada —a ruego de Fr. Enrique Zolter— por el
general de la Orden Gerardo de Rímini en 1432.
En 1437, cinco conventos separados de la provincia de Sajonia-Turingia seguían a Zolter en su
tendencia reformatoria y observante. Esta, sin embargo, tropezaba con innumerables dificultades,
que no fueron superadas hasta veinte años más tarde. En 1451, un maestro en artes por la
Universidad de Leipzig, el joven Andrés Proles, tomó el hábito agustiniano en el convento
reformado de Himmelspforte, uno de los cinco arriba citados; él había de ser el organizador de la
Observancia. Era ya conocido como buen teólogo y excelente predicador cuando fue elegido en
1456 prior de Himmelspforte. Tres años después hizo un viaje a Roma para obtener del papa
Eugenio IV que confirmase sus privilegios a los cinco conventos y los autorizase a celebrar ca-
pítulo cada tres años para elegir vicario. El elegido en 1460 fue el celoso Fr. Andrés Proles, como
sucesor de Fr. Enrique Zolter.
Se constituyó así, con el decidido apoyo del duque Guillermo III de Sajonia y de varios
obispos, la Congregación agustiniana de observancia (Congregatio reformata per Alemanniam).
Infinitos fueron los obstáculos que hubo de superar el intrépido vicario, especialmente de la
autoridad central de la Orden, temerosa de cualquier tendencia autonomista. Si de algo se le
puede tachar, es de haber permitido más de lo justo la injerencia del duque en la reforma
monástica. Algunos cronistas de la Orden, como F. Milensius, le acusan de separatismo abierto a
la herejía; pero entre los alemanes dejó grato recuerdo. Lutero le elogia siempre que le nombra.
En 1467 le sucedió el que había sido su brazo derecho, Fr. Simón Lindner, pero en 1473
volvió a hacerse cargo del vicariato general, en el cual permaneció hasta 1503, treinta años
fértiles para la Observancia, al fin de los cuales llegó a tener bajo sí cerca de 30 conventos.
El 7 de mayo de 1503, en el capítulo general de Eschwege fue llamado a sucederle un noble,
docto y piadoso fraile de treinta y cinco años de edad, cuya estrella empezaba a remontarse plena
de promesas. Era Fr. Juan de Staupitz, muy amigo del elector Federico de Sajonia, por cuyas
instancias el año anterior había pasado del priorato de Munich a la cátedra de Sagrada Escritura
de la naciente Universidad de Wittenberg.

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