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SESIÓN 4
CONSECUENCIAS DE LA RELACION HOMBRE-MUNDO
TRABAJAR EN EL
VALORAR LO MATERIAL DESARROLLO RESPETAR LA LUCHAR POR LA
ECONOMICO OPORTUNIDAD DEL OTRO JUSTICIA
LIBERARSE DE LA
NO ROBAR RECUPERAR LA
ESCLAVITUD DE LAS
DIGNIDAD DEL HOMBRE
COSAS
Una vida moralmente buena incluye en primer lugar una buena relación con el mundo físico en el cual vivimos.
Una primera condición para que una conducta humana pueda considerarse éticamente buena es desarrollar una apropiada
relación con el entorno material en el cual se vive.
La obligación de todos los habitantes de los cinco continentes consiste en subordinar las técnicas, los procesos y las
acciones transformantes del mundo a la gran norma ética del respeto a lo natural, lo ecológico y lo sostenible.
Básicamente está en nuestras manos ejecutar acciones transformantes del universo de cualquier género y alcance, pero la
ética nos exige cuidar para que dichas acciones sean positivas, es decir, acordes con el ecosistema, respetuosas de la vida.
El ser humano es el fiel guardián, custodio perenne y usuario responsable del mundo material y del maravilloso ciclo de la
vida.
Es un deber urgente porque hemos llegado a un punto en el cual, por haber intentado sacarle a la naturaleza todo su
beneficio sin devolverle nada a cambio, esta se está agotando en sus elementos vitales estratégicos y estamos provocando,
junto con la inminente ruina de la naturaleza viva, nuestro propio suicidio universal.
Se hace necesario recuperar la visión integral del ser humano: sus valores psíquicos, sociales, espirituales y de
trascendencia, pero también sus elementos materiales.
El hombre no es solo materia y los valores del conocimiento, la cultura, el arte, la religión y la política no son
superestructuras secundarias dependientes de lo económico y material
Sin lo material tampoco es realizable la vida humana y somos responsables de que nuestras futuras generaciones
encuentren un mundo ordenado y sano, capaz de seguir siendo una habitación grata para ellas, como lo exige el ciclo
natural de la vida y como Dios nos lo entregó desde el principio.