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“AÑO DEL DIALOGO Y LA RECONCILIACION NACIONAL”

FACULDAD DE CIENCIAS DE LA SALUD


ESCULA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA
MONOGRAFÍA:

“MEMORIA OPERATIVA”

AUTORES:

CACÑAHUARAY CRUZ, PEDRO.

DE LA CRUZ CAÑARI, PAOLA SOFIA.

ASIGNATURA:

PSICOLOGIA COGNITIVA.

CICLO:

IV “A”.

DOCENTE:

OROZCO CORDOVA, FRANK.


ÍNDICE

DEDICATORIA ....................................................................................................... 2

AGRADECIMIENTO .............................................................................................. 3

RESUMEN ................................................................................................................ 4

ABSTRACT .............................................................................................................. 5

INTRODUCCION .................................................................................................... 6

1. CAPÍTULO 1: MEMORIA OPERATIVA ............... Error! Bookmark not defined.

1.1. EJECUTIVO CENTRAL ................................... Error! Bookmark not defined.

1.2. BLUCLE FONOLOGICA ..................................... Error! Bookmark not defined.

1.3. AGENTE VISOESPACIAL .............................. Error! Bookmark not defined.

1.4. EL MODELO CLASICO DE MO DE BADDELEY Y HITCH ............... Error!

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1.5. MODELO MODAL DE ATKINSON SHIFFRIN .......... Error! Bookmark not

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2. CAPÍTULO 2: CÓMO OPERA LA MEMORIA OPERATIVA Error! Bookmark

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2.1. MECANISMOS DE MANTENIMIENTO ACTIVO ...... Error! Bookmark not

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2.2. FUNCIÓN DE LA CORTEZA PREFRONTAL EN EL ALMACENAMIENTO

Y CONTROL ..................................................... Error! Bookmark not defined.

3. CAPÍTULO 3: TENDENCIAS ACTUALES ........... Error! Bookmark not defined.


3.1. EL BUFFER EPISÓDICO ................................. Error! Bookmark not defined.

3.1. VARIABILIDAD DE UNA PERSONA A OTRA .......... Error! Bookmark not

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3.1. FUNCIÓN DE LA DOPAMINA ...................... Error! Bookmark not defined.

CONCLUSIONES .................................................................................................. 23

BIBLIOGRAFIA .................................................................................................... 27
2

DEDICATORIA

A nuestro docente por su gran apoyo y motivación para la culminación de nuestros estudios

profesionales, por su apoyo ofrecido en este trabajo, por habernos transmitido los

conocimientos obtenidos y habernos llevado paso a paso en el aprendizaje.


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AGRADECIMIENTO

Agradecemos a todos nuestros maestros ya que ellos nos enseñaron valorar los estudios y a

superarnos cada día, también agradecemos a nuestros padres porque ellos estuvieron en los

días más difíciles de nuestra vida como estudiantes. Y agradecemos a Dios por darnos la

salud que tenemos y además un cuerpo sano y una mente de bien Estamos seguro que

nuestras metas planteadas darán fruto en el futuro y por ende nos debemos esforzar en todo

lugar sin olvidar el respeto que engrandece a la persona.


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RESUMEN

En el presente artículo se expone una revisión del concepto “memoria operativa”, teniendo

en cuenta dos aproximaciones principales. Por una parte la psicología cognitiva,

particularmente en el campo de la memoria y el aprendizaje; mientras que por otra parte, se

presentan algunos aspectos del aporte de las neurociencias, tanto en lo relacionado con

fenómenos clínicos como experimentales. Se hace referencia al síndrome prefrontal desde

una perspectiva histórica, se consideran igualmente algunos estudios electrofisiológicos, de

imagen funcional, así como los relacionados con ablaciones corticales. Se presenta al final,

un modelo de “circuitería” asociada con el proceso de la memoria operativa, en el cual se

consideran cinco circuitos básicos: tanto los que se establecen entre regiones corticales, como

entre estas y estructuras subcorticales.

Palabras clave: memoria, psicología (aspectos cognitivos), generalización de la respuesta,

tiempo de reacción, corteza prefrontal.


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ABSTRACT

This paper presents a review on the concept of “Working memory” from two main

approaches. On the one hand the cognitive psychology, particularly in the learning and

memory fields, while on the other hand it is presented the perspective from neuroscience

data: clinical and experimental. It is referenced the prefrontal syndrome from a historical

point of view, additionally some electrophysiological, functional imaging, and cortical

ablations works are summarized. At the end of the document it is also introduced, a model

of the cortical circuitry concerned with working memory processing; five circuits are

considered: cortico-cortical as well as cortico-sub cortical loops are depicted.

Key words: memory, psychology, generalization, response, reaction time, prefrontal cortex.
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INTRODUCCION

Dentro de la psicología cognitiva actual, un constructo central es el de la “memoria

operativa”, entendida como el dispositivo o mecanismo encargado de procesar y mantener la

información relevante durante el desarrollo de las tareas cognitivas (Baddeley y Hitch, 1974).

En este sentido, pues, se concibe como una ―memoria activa‖ o ―memoria de trabajo‖

(working memory) que jugaría un papel determinante en el funcionamiento cognitivo

general. Todos los procesos de pensamiento implicados en las tareas simples o complejas

que se realizan habitualmente como repasar la lista de la compra, leer un libro, ver la

televisión o las funciones del trabajo diario, se llevan a cabo a partir de la manipulación y la

retención de la información necesaria dentro de esta memoria operativa (en adelante MO) y

de ahí su nombre. Su conceptualización es atribuida a Baddeley y Hitch cuando en 1974

presentan su modelo multicomponente con el que proponen una primera definición y

elaboración teórica del constructo; pero sería injusto no mencionar que esa terminología ya

había sido utilizada por Miller, Galanter y Pribram (1960) para referirse justamente a la parte

activa‖ de la memoria. En este primer capítulo, comenzaremos con una breve revisión

histórica acerca de la aparición y desarrollo del constructo de MO, a raíz de la reevaluación

del denominado almacén primario, temporal o a corto plazo. Continuaremos ofreciendo una

panorámica general de los modelos y concepciones teóricas más importantes y actuales,

donde otorgaremos un papel sobresaliente al modelo “multicomponente” de Baddeley y

Hitch (1974) y sus posteriores revisiones. Seguidamente, nos centraremos en la importancia

que se ha otorgado a la MO en la explicación de la ejecución cognitiva, y en referencia tanto

a las diferencias individuales en general, como a las diferencias evolutivas en particular.


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1. CAPÍTULO 1: MEMORIA OPERATIVA

Las nuevas aproximaciones dentro del estudio de la memoria han podido profundizar más

dentro de la memoria a corto plazo. Estos estudios son los que se ha encargado de definir a

la memoria operativa. La memoria operativa es el sistema de componentes interactivos que

mantiene información adquirida de manera reciente o material almacenado que ha sido

reactivado para que se encuentre disponible para un mayor procesamiento.

1.1.EJECUTIVO CENTRAL

La información almacenada en el sistema operativo pasa a su vez por otros subsistemas.

Entre ellos, el sistema ejecutivo central es el encargado coordinar, distribuir y supervisar toda

la información almacenada. Mientras que los demás sistemas están encargados de almacenar

información, el sistema ejecutivo central cumple un rol activo y trascendental dentro del

sistema cognitivo. Este sistema es el encargado de los aspectos atencionales y estratégicos y

tiene como misión controlar, coordinar y supervisar los procesos mentales.

En otras palabras, el sistema ejecutivo central es el encargado de coordinar los recursos y

distribuirlos en diferentes almacenes según la función que se pretenda llevar a cabo. Esto

quiere decir que es un sistema activo que opera sobre los almacenes pasivos donde se

deposita la información. En base a la labor que cumple, este sistema podría ser considerado

el de mayor importancia ya que es quien controla a los demás sistemas.


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1.2.BLUCLE FONOLOGICA

Dentro de la memoria operativa función tres subsistemas. Uno de ellos, el ejecutivo central,

cumple funciones de dirección, mientras que los otros dos cumplen funciones de

almacenamiento. Uno de esos dos sistemas es el bucle fonológico, el encargado de almacenar

información verbal. El bucle fonológico, o lazo articulatorio, es el sistema encargado de

conservar transitoriamente el material que se codifica verbalmente. Este sistema

está subordinado al sistema ejecutivo central, ya que es este quien le encarga

el almacenamiento y la manipulación de información basada en el lenguaje. Específicamente

cumple dos funciones. Por un lado es el encargado del almacenamiento (función pasiva) y

por otro lado está encargado del mantenimiento de dicha información verbal (función activa).

Este sistema tiene una capacidad limitada de almacenamiento de información y es susceptible

a interferencias. A su vez, el bucle fonológico está directamente vinculado con el aprendizaje

del lenguaje lectoescrito, por ello, se lo considera como el responsable de los errores

ortográficos de carácter fonológico.

1.3.AGENTE VISOESPACIAL

Dentro de la memoria operativa, la agenda visoespacial es uno de los subsistemas de

almacenamiento de información subordinados al sistema ejecutivo central. Este sistema

específicamente almacena información visual o espacial. La agenda visoespacial es un

sistema auxiliar de la memoria operativa, subordinado al ejecutivo central, que está

encargado del mantenimiento y manipulación de elementos de carácter visual o espacial y, a

su vez, de la información verbal que haya sido codificada en forma icónica. Este sistema está
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especializado en la producción y manipulación de imágenes mentales. Las investigaciones al

respecto han sugerido que la agenda visoespacial cuenta con un mecanismo de repaso capaz

de alargar la permanencia de la imagen visoespacial en la memoria de trabajo. Al igual que

el bucle fonológico, este sistema tiene una capacidad limitada de almacenamiento de

información y es susceptible a interferencias. Entre las actividades de las que este sistema

participa se encuentran la orientación espacial, la comprensión de textos y el cálculo mental.

1.4. EL MODELO CLASICO DE MO DE BADDELEY Y HITCH

El modelo que propusieran Baddeley y Hitch en 1974, puede considerarse aún hoy el

principal modelo de MO, el cual sigue vigente gracias a las últimas revisiones realizadas por

el propio Baddeley (2000) como veremos más adelante. Lo más reseñable de este modelo es

que es el que inaugura realmente la concepción de la MCP esencialmente como una

“memoria operativa”, ya que fueron estos autores los que recogiendo el término, hicieron

explícito cómo se debía entender este tipo de memoria en referencia a su papel “activo” en

el contexto del funcionamiento cognitivo global; es decir, analizándola, no como “almacén”,

sino como un espacio “operacional” o de “trabajo”. Estos autores también parten del modelo

de Atkinson y Shiffrin, pero tratan de desarrollar un nuevo modelo para las funciones de la

MCP que diera mejor cuenta de los datos obtenidos hasta el momento. Partiendo del supuesto

básico del modelo modal, razonaron que si el ACP era un almacén unitario de capacidad

limitada no podía ser eficiente también con las funciones de memoria operativa o de trabajo.

De este modo, cuando el ACP tuviera que actuar como MO y como almacén de retención de

información al mismo tiempo, era esperable desde el inicio un deterioro en su función

operativa. Para contrastar esta idea comenzaron a utilizar el conocido paradigma


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experimental de la «doble tarea» en el que se presentan dos tareas simultáneas, una de

procesamiento y otra de almacenamiento. Por ejemplo, se pide a los sujetos realizar sumas

sencillas (procesamiento) mientras tratan de recordar una serie de colores presentados

simultáneamente (almacenamiento). Según el modelo modal, el deterioro en alguna de las

tareas, o en las dos, 5 mostraría que ambas requieren para su ejecución del mismo sistema de

capacidad limitada, en el que competirían por los mismos recursos. Pero si, por el contrario,

no hay repercusión en la tarea de procesamiento, tendríamos que suponer que ambas,

procesamiento y almacenamiento, se llevan a cabo en estructuras diferentes, aunque pudieran

estar controladas por un mismo mecanismo central.

1.5. MODELO MODAL DE ATKINSON SHIFFRIN

Más allá de los enfoques puramente estructurales que se habían presentado hasta la fecha, y

de los cuales hemos dado algunas pinceladas, Atkinson y Shiffrin (1968), proponen una

explicación de la memoria a través de dos grandes dimensiones: a) las características del

sistema, estructurales y fijas de una situación a otra, que incluiría los almacenes básicos de

memoria ya referidos (MCP y MLP); y b) los procesos de control que el sujeto selecciona,

elabora y utiliza a su voluntad, pudiendo variar de una situación a otra. En concreto, estos

autores ya se refieren a los procedimientos de codificación, operaciones de repaso y

estrategias de búsqueda (véase la Figura 1.1). Así como ya hemos apuntado, podemos señalar

que este “modelo modal”, aunque de forma implícita, es el primero que incorpora funciones

de la memoria propiamente activas, abandonando así la concepción pasiva relativa a

almacenes donde únicamente se retenía o guardaba la información. Por su importancia como


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marco descriptivo y conceptual básico que de algún modo, aún permanece vigente, vamos a

referirnos brevemente a cada uno de estos dos planos.


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2. CAPITULO 2. CÓMO OPERA LA MEMORIA OPERATIVA

Hemos echado un vistazo a los compartimentos del modelo de la memoria operativa, los

cuales son los sistemas de almacenamiento y el ejecutivo central. Gran parte de la

investigación aquí analizada aporta pruebas de que estos componentes son distintos y se

pueden disociar. Los compartimentos pueden tener otros dentro de ellos: los componentes de

los sistemas de almacenamiento verbal y visuoespacial pueden ser independientes y dentro

de cada uno de estos sistemas puede haber distintos mecanismos especializados en almacenar

y reactivar los elementos almacenados mediante ensayo mental. Ahora las preguntas

conciernen a lo que hay dentro de las cajas del modelo: ¿Qué las hace funcionar?, ¿cómo

trabajan en realidad en el cerebro esos almacenamientos y mecanismos de control?

2.1.MECANISMOS DE MANTENIMIENTOS ACTIVO.

Una forma de empezar es preguntar « ¿cuál es la naturaleza de la representación de memoria

que se almacena?» Esta pregunta ha predominado a lo largo de la historia de la Psicología y

la Neurociencia. Hoy en día hay un acuerdo generalizado en que las representaciones de

memoria a largo plazo ocurren como factores que potencian (o debilitan) de modo

relativamente permanente las conexiones entre poblaciones neurales. Utilizando el

vocabulario de los modelos de redes neurales, podemos llamar a estos cambios memoria

basada en el peso, dado que las representaciones de memoria toman su forma de la fuerza o

peso de las conexiones neurales. Aunque las memorias basadas en el peso son estables y

duraderas, no siempre somos conscientes de ellas, debido a que reflejan un cambio estructural

en las vías neurales que sólo se revela cuando dichas vías son activadas por un input.
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Parece ser que el almacenamiento a corto plazo se basa en un mecanismo diferente, al que

podemos llamar memoria basada en la actividad, en el cual la información se retiene como

una pauta de actividad sostenida o persistente en poblaciones neuronales específicas

(O’Reilly et al., 1999). Las memorias basadas en la actividad son más accesibles pero menos

permanentes. Las señales de activación pueden propagarse continuamente a todas las

neuronas conectadas entre sí, pero una vez que cambia el nivel de activación, se pierde la

información que se almacenó originalmente. Pensemos en mantener un pensamiento en la

mente, como el comentario que queríamos hacer en la conversación de las películas. Mientras

que la información está en este estado, en nuestra memoria operativa, es fácilmente accesible

y así puede influir directamente en qué palabras elegimos para hablar y en que podamos hacer

nuestro comentario de un modo fluido. ¿Pero, qué sucede si en vez de ello nuestro comentario

se pierde de la memoria operativa? En ese caso, tendríamos que recuperarla de la memoria a

largo plazo. La información posiblemente se encuentre por allí, almacenada en el cerebro

pero menos accesible, hasta que se recupera en la memoria operativa. Entretanto, es probable

que nos encontremos sin palabras, incluso si tenemos la ocasión de intervenir en la

conversación. Estas características encajan bien con las distinciones funcionales entre una

memoria operativa rápida, on line y flexible, y la memoria a largo plazo, más lenta pero más

permanente.

Mucho de lo que se ha aprendido respecto a cómo ocurre en el cerebro el almacenamiento

basado en la actividad procede de los estudios neurocientíficos que utilizan registros neurales

directos realizados en monos cuando éstos realizan tareas de memoria operativa sencillas.

Un procedimiento experimental habitual es el de la tarea de respuesta demorada: se presenta

brevemente una señal clave y, tras una cierta demora —durante la cual supuestamente la

información que contiene la clave ha de mantenerse en el almacén a corto plazo—, se requiere


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una respuesta. Muchos de estos estudios están diseñados de modo que la respuesta se

manifieste como un movimiento ocular. Se adiestra al animal mediante el sistema de

recompensa para que mantenga los ojos fijos en un punto central de una pantalla. Una breve

clave visual, tal como un punto de luz, aparece en una de las ocho localizaciones posibles en

la pantalla, mientras que el animal sigue mirando directamente al frente. Después de un

intervalo especificado, que dura entre 2 y 30 segundos, se le da al animal una señal de

«adelante» para que mueva los ojos a la localización exacta en la que apareció la luz. De

nuevo, esto se logra medante adiestramiento, recompensando la respuesta correcta con

comida o zumo. Puesto que la ubicación de la clave varía al azar de un ensayo a otro, el

animal ha de basarse en su memoria operativa de la ubicación de la clave para poder dar la

respuesta correcta.

2.2.FUNCION DE LA CORTEZA PREFRONTAL EN EL ALMACENAMIENTO


Y CONTROL.

Aunque la corteza prefrontal no es la única área del cerebro en la que se observa activación

sostenida durante el período de demora en tareas de memoria operativa —diversos estudios

la han observado asimismo en otras áreas, en particular en la corteza parietal y la temporal

(Fuster, 1995) —, parece ser que la corteza prefrontal juega un papel especial en mantener,

de modo activo, la información. En el estudio en que esto se demostró más claramente, se

registró la actividad neuronal en primates no humanos tanto en la corteza temporal como en

la prefrontal durante la realización de una tarea de emparejamiento demorado (Miller et al.,

1996). En esta variante de una tarea de reconocimiento de elementos, se presentaron

elementos de distracción intercalados en el plazo comprendido entre la presentación de un

elemento y el elemento de prueba siguiente. Tanto en la corteza temporal como en la

prefrontal se apreció una activación sostenida y selectiva durante el período de demora; sin
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embargo, cuando se presentaba un elemento de distracción, la activación específica para un

estímulo (es decir, responder preferentemente a él) desaparecía en la corteza temporal pero

se mantenía en la corteza prefrontal. Este trabajo se examina con mayor detalle en el recuadro

«Una visión más detenida».

En estudios que utilizaron una variante espacial de la tarea, se advirtió la misma pauta de

actividad parietal y prefrontal: los elementos de distracción redujeron la respuesta parietal,

pero no la prefrontal (Constantinidis y Steinmetz, 1996). Se han obtenido resultados similares

en seres humanos mediante estudios con RMf (Jiang et al., 2000). Tomados en conjunto,

estos resultados sugieren que en el cerebro debe haber regiones especializadas no sólo en

cuanto al tipo de material que se está almacenando en la memoria operativa, sino también en

cuanto a los diferentes modos de almacenar la información. La corteza prefrontal podría estar

especializada en mantener la información durante los intervalos más largos (pero en términos

de las características de actividad sostenida de la memoria operativa) o frente a una

distracción, mientras que los sistemas temporales o los parietales podrían tener diferentes

mecanismos para mantener la información durante los intervalos más cortos.

Además de los datos que sugieren que la corteza prefrontal interviene en mantener la

información frente a las distracciones, muchos estudios de neuroimagen en seres humanos

sugieren que también participa en funciones ejecutivas tales como la coordinación en tareas

dobles o el manejo de la información en la memoria operativa. Por otra parte, la investigación

experimental que se llevado a cabo en pacientes con daño en el lóbulo frontal parece indicar

que sufren un deterioro de las funciones del ejecutivo central más que de la memoria

operativa per se (lo cual se estudia en el Capítulo7) (Stuss y Benson, 1986). ¿Qué dicen estos

hallazgos acerca del modelo de la memoria operativa planteado por Baddeley y Hitch, en el

cual se plantea una estricta separación de las funciones de almacenamiento y las de control?
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En ese modelo, los dos sistemas de buffer, el bucle fonológico y el bloc visuoespacial, actúan

como sistemas «esclavos» que sólo mantienen la información, y el ejecutivo central, que

controla la operación de los buffers, no tiene por sí mismo capacidad de almacenamiento.

¿Cómo podrían reconciliarse los datos de neuroimagen con la teoría cognitiva? Una posible

solución podría ser que diferentes subregiones de la corteza prefrontal lleven a cabo las

funciones de almacenamiento y control. Y en efecto, como hemos visto, algunos estudios

han demostrado que hay regiones prefrontales que participan selectivamente en el

mantenimiento (las regiones ventrales) y en la manipulación (las regiones dorsales) de la

información. En cualquier caso, estos hallazgos parecen ser más una cuestión de grado que

una distinción definida y, además, no se han observado sistemáticamente (Veltman et al.,

2003).

Hay otra posibilidad: que la corteza prefrontal sea la región del cerebro donde se representa

y mantiene activamente la información relacionada con los objetivos de la conducta (Braver

et al., 2002; Miller y Cohen, 2001). En este modelo de mantenimiento de objetivos (véase la

Figura 6-13), la corteza prefrontal desempeña ambas funciones, una de almacenamiento y

otra de control: mantener la información relativa a un objetivo (almacenamiento) y una

influencia de arriba a abajo que coordina la percepción, la atención y la acción para alcanzar

ese objetivo (control). La información almacenada en la corteza prefrontal puede aportar un

contexto que ayude a interpretar situaciones ambiguas y a responder a ellas. ¿Pero, cómo

podría llevarse esto a cabo? Veamos un ejemplo.

3. CAPITULO 3: TENDENCIAS ACTUALES.


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El modelo de Baddeley y Hitch y la idea de un «espacio operativo mental» nos han llevado

por un largo camino en la exploración de la memoria operativa. Sin embargo, un examen

detallado del papel de la corteza prefrontal, en particular el modelo del mantenimiento de

objetivos y la interacción de las funciones de almacenamiento y control, lleva a considerar

otras hipótesis. El modelo original hacía una distinción estructural entre almacenamiento y

control; si esta distinción no es estricta surgen otras posibilidades.

3.1.EL BUFFER EPISÓDICO

Incluso los buenos modelos de la cognición necesitan una puesta al día transcurrido algún

tiempo, y Baddeley (2000) ha pulido recientemente su modelo de la memoria operativa para

dar cuenta de algunas limitaciones asociadas al modelo original de Baddeley y Hitch. En la

versión más reciente ha añadido un tercer buffer de almacenamiento, denominado buffer

episódico, al que considera como un sistema que puede servir tanto de almacén auxiliar

cuando los principales están sobrecargados o alterados, como un lugar en el que integrar

diversos tipos de información, tales como contenidos verbales y espaciales, dentro de la

memoria operativa. Otro aspecto clave del buffer episódico es que parece ser un sitio donde

las memorias a corto plazo de información compleja, como sucesos o episodios con

dimensión temporal, se pueden almacenar (de ahí, el nombre de «episódico»).

La inclusión del buffer episódico en el modelo de memoria operativa, aparentemente procura

una atractiva solución a muchos hallazgos peculiares que se han acumulado a lo largo de los

años, hallazgos que no pudo explicar convenientemente la concepción original del modelo.

Como ejemplo, leamos lo siguiente y después cerremos los ojos e intentemos repetirlo en voz

alta: El profesor intentó explicar un difícil concepto de Psicología cognitiva a los estudiantes,
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pero no lo logró por completo. Probablemente recordamos bastante bien casi todas las

palabras. Intentemos ahora esto: Explicar no pero logró difícil un psicología el tuvo al

concepto por completo estudiantes cognitiva al profesor el intentó. Imposible, ¿no es así?

Hay una marcada diferencia entre la frase significativa de 19 palabras y la que no tiene ningún

sentido porque las palabras están trastocadas. ¿Qué es lo que nos permite mantener esta

información en la memoria operativa cuando el número de palabras excede ampliamente los

límites de capacidad reconocidos? Una posibilidad, como argumentaría Miller (1956), es que

podemos agrupar la información en unidades mayores y de mayor significado que las

palabras individuales. ¿Pero, cómo y dónde ocurre dicha integración? En principio, parece

que podría ser en el bucle fonológico, ya que éste mantiene la información verbal. Todavía

se piensa que el bucle fonológico utiliza un código basado en el sonido más que uno basado

en el significado. De forma similar, pacientes como P. V., que supuestamente tienen dañado

por completo el bucle fonológico, siguen mostrando el efecto de frase que se acaba de

describir. P. V. tenía una capacidad de palabras de una, pero una capacidad de frases de cinco

palabras (Vallar y Baddeley, 1984). Esto está incluso por debajo del límite normal de 15 a

20, pero indica que podría haber sido capaz de utilizar un sistema de almacenamiento de

seguridad que sea más flexible con el tipo de información que se está almacenando.

Posiblemente, el buffer episódico juegue precisamente ese papel.

El buffer episódico es una idea relativamente nueva, y por tanto todavía no se la ha sometido

a muchas pruebas experimentales. Por otra parte, la naturaleza mixta de su función podría

indicar que en realidad puede ser parte del ejecutivo central más que un componente de

almacenamiento. El mismo Baddeley (2003) ha indicado algo similar, lo que sugiere que la

separación de almacenamiento y control en la memoria operativa, defendida con tanto

entusiasmo en la versión original del modelo, se puede estar desvaneciendo en las


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concepciones actuales. Este enfoque encajaría bien con la explicación del mantenimiento de

objetivos.

3.2.VARIABILIDAD DE UNA PERSONA A OTRA.

Uno de los temas actuales en la investigación sobre la memoria operativa es el de las

diferencias individuales en cuanto a esta capacidad. Las personas varían mucho en la

capacidad de mantener elementos en la memoria operativa, en especial en mantenerlos

cuando se está en condiciones de interferencia. Puesto que la memoria operativa parece ser

tan importante para procesos mentales tales como resolución de problemas y pensamiento,

no es de sorprender que estas diferencias individuales se asocien con superación de exámenes

universitarios y aprendizaje de nuevas y complejas capacidades cognitivas (como la

programación de ordenadores). De hecho, algunos investigadores han sugerido que la

capacidad de memoria operativa se relaciona con la inteligencia fluida general, definida como

la capacidad de resolver problemas y razonar en situaciones nuevas (Kyllonen y Christal,

1990). En este caso, una cuestión importante es determinar con mayor precisión cuáles son

los elementos de la memoria operativa que varían y son fundamentales para predecir el éxito

cognitivo y la capacidad intelectual general.

Una tarea estándar para evaluar la capacidad de memoria operativa, como la que se presentó

en la Figura 6-1, plantea esencialmente cuántos elementos puede almacenar en la memoria

operativa un sujeto enfrentado a una distracción (Conway et al., 2005). Si la capacidad de la

memoria operativa se define como el número de elementos y el u2 tras el número mágico 7

refleja la variabilidad individual, podríamos imaginar que alguien con una capacidad de

nueve elementos podría tener una gran ventaja sobre alguien con una capacidad de cinco
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elementos al desarrollar tareas cognitivas complejas. Esto es, alguien que sea capaz de

mantener más información disponible en la memoria operativa podría ser más eficaz, olvidar

menos y depender menos del sistema, más lento y menos flexible, de la memoria a largo

plazo.

Una idea alternativa, más reciente, sugiere que lo que se evalúa en tareas como esa quizá no

sea la capacidad de almacenamiento per se, sino más bien la capacidad de conservar

activamente mantenida frente a las interferencias la información de interés para alcanzar un

objetivo (Engle, 2002). Bajo este enfoque, una alta capacidad de memoria operativa se puede

referir a la capacidad de conservar activo incluso un solo objetivo en condiciones de alta

interferencia. Los investigadores han demostrado que esta capacidad es distinta de la

capacidad de almacenamiento a corto plazo y que esta función, no la capacidad de

almacenamiento a corto plazo, se relaciona estrechamente con la inteligencia fluida y las

capacidades cognitivas (Engle et al., 1999). Además, dichos investigadores sugieren que esta

función se lleva a cabo en la corteza prefrontal, idea que es coherente con el papel que juega

la corteza prefrontal en el mantenimiento de la información frente a la distracción. Los datos

existentes sugieren que esta capacidad puede ser el componente de la capacidad de la

memoria operativa que varía de forma más señalada de una persona a otra.

Dicha idea se sometió a prueba en un estudio de neuroimagen que examinó la respuesta

cerebral a información que distraía durante la ejecución de una tarea N hacia atrás (Gray et

al., 2003). Los elementos de distracción que se utilizaron eran elementos que se habían

repetido recientemente pero no eran «objetivos» (por ejemplo, la segunda «F» en la secuencia

«B-T-R-F-T-F», donde la tarea consistía en buscar elementos coincidentes [«parejas»] para

N%3). Se encontró que los sujetos que puntuaban alto en inteligencia fluida tenían una

respuesta de activación mayor en la corteza prefrontal durante los ensayos de distracción,


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aunque no hubo diferencias fiables entre los sujetos en cuanto a los elementos que no eran

de distracción. Así pues, las personas con una alta capacidad de memoria operativa pueden

ser más capaces de mantener muy activada la información de interés para lograr un objetivo,

y lista para utilizar cuando se necesite.

3.3. FUNCION DE DOPAMINA.

Los investigadores han hallado que los pacientes que sufren ciertas formas de enfermedades

psiquiátricas o neurológicas tienen un deterioro de la memoria operativa. Estos grupos

incluyen pacientes con esquizofrenia, enfermedad de Parkinson y enfermedad de Alzheimer.

Dado el papel crucial de la memoria operativa en la cognición, es importante desde el punto

de vista clínico determinar si puede haber algún tratamiento farmacológico que pudiera

mejorar la memoria operativa en dicha población. Resulta interesante que una serie de

estudios, tanto en animales como en seres humanos, haya sugerido que el neurotransmisor

dopamina juega un papel especialmente importante en la memoria operativa y que los

fármacos que aumentan los niveles cerebrales de dopamina o que facilitan la acción de la

dopamina pueden mejorar la capacidad de memoria operativa (Luciana et al., 1998;

Sawaguchi, 2001). A la inversa, los fármacos que bloquean la acción de la dopamina ejercen

el efecto contrario e interfieren la memoria operativa (Sawaguhi y Goldman-Rakic, 1994).

Este trabajo, además de tener significado clínico, puede también influir en nuestro

conocimiento de cómo se efectúa normalmente la memoria operativa en el cerebro y qué

puede hacer que en ocasiones se malogre, incluso en individuos sanos. Algunas explicaciones

teóricas han sugerido que la dopamina puede tener una importancia decisiva para ayudar a

mantener la información en curso frente a las interferencias, señalizando cuándo ha de


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actualizarse la información que contiene la memoria operativa (Braver y Cohen, 2000;

Durstewitz et al., 1999; Serva-Schreiber et al., 1990). Las investigaciones neurofisiológicas

sugieren que la dopamina puede contribuir a amplificar las señales fuertes y a atenuar las

débiles (Chiodo y Berger, 1986). Un mecanismo semejante podría ser muy útil para la

memoria operativa si asumimos que la información pertinente para una tarea transmite una

señal más fuerte que el ruido de fondo de interferencia. Asimismo, resulta sugerente que la

anatomía del sistema dopaminérgico sea tal que las células productoras de dopamina están

estrechamente conectadas con la corteza prefrontal —la región del cerebro que puede ser la

más importante para proteger de la distracción a la información que se mantiene—. Por lo

tanto, una hipótesis razonable es que el input dopaminérgico a la corteza prefrontal podría

jugar un papel clave al proporcionar a dicha región la capacidad de protegerse de la

interferencia. Por último, hay algunos indicios de que los niveles de dopamina y de actividad

varían extremadamente, tanto a lo largo del tiempo en un individuo (King et al., 1984) como

en una población (Fleming et al., 1995). Una posibilidad fascinante es que la variabilidad

(posiblemente, con base genética) del sistema dopaminérgico pudiera ser la causa neural de

las diferencias de memoria operativa que se observan en diferentes personas (Kimberg et al.,

1997; Mattay et al., 2003).


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CONCLUSIONES

¿Cómo se utiliza la memoria operativa en la cognición?

La memoria operativa se puede definir como el sistema cognitivo que guarda información

pertinente para la realización de una tarea almacenada en un estado muy activo, de modo que

se puede acceder fácilmente a ella, evaluarla y modificarla para utilizarla en las actividades

cognitivas y la conducta. Una metáfora posiblemente útil es la RAM de un ordenador. La

memoria operativa impregna la cognición diaria. No sólo se utiliza para mantener una

cuestión en la mente mientras se escucha la conversación de alguien, sino que también se

utiliza en tareas tan diversas como calcular la propina en un restaurante, cambiar de dirección

al conducir, parafrasear frases complejas y planificar un movimiento de ajedrez. Puesto que

la memoria operativa impregna de tal modo la cognición, la variabilidad de una persona a

otra en la capacidad de memoria operativa puede ser el componente fundamental de las

diferencias individuales en una amplia serie de capacidades cognitivas.

¿Cómo surgió el enfoque moderno de la memoria operativa?

Las primeras ideas sobre la memoria operativa establecieron una estrecha relación entre ésta

y la consciencia; las investigaciones experimentales realizadas en la década de los cincuenta

y los sesenta se centraron en las características del almacenamiento a corto plazo y su

distinción del almacenamiento a largo plazo. De estos trabajos se desprenden tres principios

fundamentales: (1) las agrupaciones de 7u2 elementos son la máxima capacidad del almacén

a corto plazo (aunque más tarde se comprobó que este número estaba sobreestimado); (2) la

información puede decaer rápidamente en el almacén a corto plazo si no se repasa

mentalmente; y (3) se puede acceder rápidamente a la información almacenada en la memoria

a corto plazo. El modelo de Atkinson y Shiffrin proporcionó una explicación funcional del

almacén a corto plazo como un depósito o una puerta de salida necesarios que posibilita una
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codificación eficaz y el acceso a la memoria a largo plazo. Sin embargo, trabajos posteriores

pusieron de manifiesto que puede haber un almacenamiento normal en la memoria a largo

plazo incluso cuando el sistema de memoria a corto plazo está afectado. El modelo de

Baddeley y Hitch reformuló la idea de la memoria a corto plazo en el concepto moderno de

memoria operativa, el cual postula la existencia de múltiples componentes de

almacenamiento y hace hincapié en la interacción con los procesos de control.

¿Cuáles son los componentes de la memoria operativa?

El modelo de Baddeley consta de tres componentes: el bucle fonológico (que almacena y

repasa mentalmente la información verbal), el bloc visuoespacial (que posibilita las imágenes

mentales y la navegación) y el ejecutivo central (que dirige la información a uno u otro de

los buffers de almacenamiento y coordina, integra y manipula esa información). Una serie de

líneas de evidencias convergentes, que provienen de estudios comportamentales, pacientes

neuropsicológicos y datos de neuroimagen, han sugerido que la memoria visuoespacial y la

memoria operativa verbal implican distintos buffers de almacenamiento.

Los estudios de neuroimagen han proporcionado cierto apoyo a la distinción entre los

procesos de mantenimiento y los de manipulación: la manipulación de la información parece

residir en la corteza prefrontal lateral mientras que el mantenimiento de la información

residiría principalmente en áreas ventrales.

¿Cómo «opera» la memoria operativa en el cerebro?

El mantenimiento de la información en la memoria operativa podría llevarse a cabo mediante

mecanismos de almacenamiento basados en la actividad que implican a la corteza prefrontal.

Las neuronas prefrontales muestran una actividad sostenida elevada durante los períodos de

demora en tareas de memoria operativa. Al parecer, esta actividad prefrontal juega un papel

más decisivo en situaciones donde la información almacenada tiene que ser protegida de las
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fuentes de interferencia. Estudios de neuroimagen en seres humanos han hallado actividad

prefrontal sostenida durante tareas N hacia atrás. Por otra parte, parece ser que esta actividad

aumenta en intensidad cuando aumenta el número de elementos que se han de mantener

simultáneamente. Modelos computacionales detallados han sugerido que el mantenimiento

activo en la corteza prefrontal podría surgir de la actividad de volver a hacer circular la

información entre redes locales de neuronas.

¿Cómo podrían cambiar en el futuro los enfoques de la memoria operativa?

En la actualidad existe una amplia variedad de diferentes modelos referentes a la estructura

y los componentes de la memoria operativa. Algunos, como el modelo de Baddeley y Hitch,

se centran en el aspecto del almacenamiento, haciendo énfasis en las distinciones entre el

tipo de contenido de los almacenes (verbal, espacial) y la función del ensayo o repaso mental

en mantener activada la información. Otros modelos, como el enfoque del mantenimiento de

objetivos, se centran más en el aspecto del control de la memoria operativa, haciendo énfasis

en cómo el mantenimiento activo de la información relacionada con los objetivos se puede

utilizar para restringir la atención, los pensamientos y la acción. El control de la conducta

tiene múltiples facetas y posiblemente implique una serie de mecanismos. Una importante

línea de investigación en el futuro será determinar la relación exacta entre los procesos

ejecutivos y la memoria operativa.


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BIBLIOGRAFÍA
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ANEXOS

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