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Reservados los derechos


de propiedad conforme
A la ley.

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ANTOLuGIA 1)F1, CENTENARIO
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(OSMEi. '.
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ANTOLOGI A
DEL

CE1\ 1 ESTUDIO DOCUMENTADO


DE LA LITERATURA MEXICANA DURANTE EL PRIMER
SEGLO DE INDEPENDENCIA

OBRA COMPILADA BAJO LA DIRECCION DEL

Señor Licenciado Don Justo Sierra


MINISTRO DE INSTRUCCI6N PUBLICA V BELLAS ARTES
P0k LOS SENORES
Don Luis G. 1i1)ina, Don Pedro Henriqiiez Ureña
y Don Nicoläs Rangel

WIN MONROY

PRIMERA PARTE
(1800-1821)
VOLUMEN SEGUNDO

MEXICO
IMP. DE MANUEL LEON SANCHEZ
MISERICORDIA, NjM. 3.
1910 1JJZ 0r

j w
Biblioteca Rafael Garcia Granados H Ito. C' ' &

Instituto de Investigaciones Htóricas


FONCO RESERVADO
FR. SERVANDO TERESA 1)E MIER

En la Ciudad de Monterrey, capital del Nuevo Reino de Leon,


nacid el IS de Octubre de 1765 este cdlebre personaje. Fueron sus
padres don Jose Joaquin de Mier y Noriega y doña Antonia Gue-
rra é Iglesias.
De noble prosapia, pues que por la Ilnea paterna descendla de
los Duques de Granada y de los Marqueses de Altamira, y. par
la materna, de los primeros conquistadores del Nuevo Reino de
LeOn recibiO desde sus primeros aüos una educaciOn esmerada,
cual correspondIa a su origen y6 sus cuantiosos bienes de fortuna.
ConcluyO en poco tiempo, en su tierra natal, la educación pri-
maria; adquirió el conocimiento de la lengua latina y pasO de6pu6s
a Mexico a tomar el hábito de dominico, a los diez y seis años de
edad. Al aflo siguiente profesO, aun cuando tenIa escrdpulos de
hacerlo; escrüpulos que se encargaron de desvanecer sus maestros.
EstudiO filosofia y teologIa en el colegio de Portacadi durante
siete aflos, recibiendo La confirmaciOn del Arzobispo Haro, 0 igual-
mente las ordenes menores de Subdiácono y Diácono; y, hecho
Maestro de Estudios 0 Regente, paso al Convento grande, donde
permaneció solamente cinco meses.
Enfermó aill, y para recobrar la salad paso al convento de la
Piedad con patente de lector de teologla moral. Pocos meses des-
puCs se ordenó de sacerdote, y fud nombrado Lector de Filosofla
del Convento grande, graduandose por entonces en Doctor en Teo-
logla. Contaba a la saxOn veintisiete años.
Un constante estudio enriqueciO su intelecto con vastos cono-
cimientos en todo linaje de ciencias. UnIa a su variado saber el
dominio de la cátedra sagrada. Esto hizo que con gran delecta-
ción se oyeran sus sermones y que fuera frecuentetnente solicitado
para predicar en las funciones más solemnes.
rEl 8 de Noviembre de 1794 predicO en las honras fdnebres que
anualrnente celebraba el Ayuntamiento de Mexico en memoria de

,,
ra 7 Lu
418
Hernán Cortés. Este discurso llamO extraordinariameute la aten-
ciOn del escogido auditorio é hizo que el A y untamiento encomen-
dara a Mier el sermon A la Virgen de Guadalupe el dIa 12 de Di-
ciembre del mismo aflo. Con asistencia del Virrey, del Arzobispo,
de la Audiencia y de las personas de más valer de Ia Capital, se
verified Ia solemnidad, y fud inmensa la sensaci6n que produjo la
peroraciOn del Dr. Mier, quien recibid felicitaciones y galas de
gran parte del auditorio.rpero el Arzobispo, creyendo que negaba
la tradici6n encontrO censurables las atrevidas aseveraciones del
predicador j Y este fu6 el principio de una serie de persecuciones
de que fué victima este ilustrado var6n. Ordend el Arzobispo a
las Iglesias que el domingo infra-octava se predicase nominalmente
contra Mieijr haber afirmado que la imagen de Guadalupe es-
taba pintada en la capa de Santo Tomá.s y no en la del indio Juan
DiegojTerrible escándalo causd to ordenado por el prelado y so-
lamente la prudencia de Fr. Servando hizo que aste no fuera vIc-
tima de la indignacion popular.
Mandó el Obispo encerrarlo en su celda y formarle proceso. In-
tentd Mier defenderse, pero en vano; y, agobiado por las privacio-
nes a que Ia sujetaron, se viO obligado a retractarse, advirtjendo
que Ia hacia 14or no poder suf.-ir mds la rIsiOn. Se espe-
raba que la retraetaciOn calmarIa el furor de Su JIma. y que una
amonestacidn y una reclusiOn, por znds 6 menos tiernpo, en su con-
vento, pondrIan fin a este incidente. Mas no fud ast.
El dia de la EncarnaciOn se publicO inter missa rum solemn ía,
en todas las Iglesias de Mdxico, un edicto que el P. Mier calificó
de li6e/o infamatorjo contra su jSersona norninc,lmente, y al
siguiente dia un Notario le intimO Ia sentencia del Arzobispo que
lo condenaba a dies afios de destierro a la Peninsula, reclusiOn
que sufrirIa en el convento de las Celdas cercade Santander, per-
petua inhabilidad para tcda enseiianza pdblica en catedra, pOlpi-
to y confesionario, y supresidn del tItulo de Doctor.
El domingo de Ramos d las tres de la mafiana fuO sacado de su
prisiOn y conducido a Veracruz por un destacamento de soldados,
los cuales tenlan orden de no permitirle hablar con nadie. Dos
meses estuvo encert-adc, en la fortaleza de San Juan de Ulüa: se
enfermO de fiebre, y, convaleciente adn, lo embarcaron, bajo parti-
da de registro, en Ia fragata "La Nueva Empresa", Ilegando a
Cadiz en Noviembre de 1795 y siendo remitido luego al convento
de Las Caldas, en donde fud encerrado en una celda ilena de ra-
tas. Tan luego como pudo se escapO de su prisiOn, vagando en tie-
rra totalmente desconocida para dl. No tardd mucho tiempo en
ser reaprehendido y encerrado nuevatnente en la celda que aban-
donara, y de alli, para mayor seguridad, en el c
419
blo de Burgos. En él permanecid hasta fines de 1796 en que pidió
se le perinitiera pasar a Madrid para que se le Oyese en justicia
ante el Consejo de Indias.
Desde la formaci6n del proceso a este cdlebre mexicano, el Ar-
zobispo, por medio de sus agentes en la Corte, habla comprado al
covachuelo D. Francisco Antonio Ledn, hombre venal que te-
nIa el negociado de Indias. Foe un constante perseguidor de Fray
Servando. Recibió éste orden de pasara on convento de Salaman-
ca, y, como tomara camino distinto, fué preso nuevamente y ence-
rrado en el convento de franciscanos de Burgos, de donde Se esca-
p6, logrando atravesar la frontera y refugiarse en Bayona. Era el
viernes de Dolores de iSot. Al dia siguiente entró en una Sinago-
ga y disputó püblicamente con los Rabinos.
A los dos meses partid para Burdeosy de alli para Paris, en don.
de abriC una academia para Ia enselianza de la lengua espafiola,
en boga por esa dpoca en Francia. Publicó una disertación
para refutar los escritos de Volney sobre Jeds. Esta disertación
Ilegd a manos del Gran Vicario de Paris, quien le encomendó en-
tonces la parroquia de Santo Tornás, Iglesia de las Monjas Domi-
nicas, ubicada en el centro de la ciudad.
f!eseando secularizarse, partió para Roma en 1802. El dia 6de
Julio del siguiente aflo logró sus deseos y S. S. le concedid privi-
legios y graciasjObtuvo el honor de ser nombrado Teólogo de las
Congregaciones del Concilio de Trento é Inquisicion Universal, y
Protonotario Apostólico.
Con la idea constante de regresar A su patria, volvió a Espafia y
bC preso otra vez en Madrid. De aill, donde sufri6 horriblemente,
fud transportado C fines de Enero de 1804 C la casa de los Tori-
bios de Sevilla. Escapó de ella el 24 de Junio, y, aprehendido en
CCdiz, la volvid a habitar; le pusieron un par de grillos, y un gri-
ilete en una barra de hierro de tres 6 cuatro arrobas.
Logra escapar y pasa a Portugal, en donde permaneció tres alias.
El consul general de Espafla, Lugo, Jo nombró su Secretario.
Convirtió al catolicismo en 1807 C dos notables Rabinos y C sus fa-
milias, por Jo que el Sumo Pontifice Pic, VII lo promovió a ser su
prelado domdstico, nombramiento que recibió de manos del Nun-
cio Apostolico de Portugal.
Al estallar la guerra entre Espafia y Francia, Fr. Servando pa-
só, en 1809, C la Peninsula con el puesto de Cura Castrense y
capr.LlAn del Batallón de Voluntarios de Valencia,
Asistid a muchas sangrientas batallas cumpliendo con su minis-
terio. hasta que en Belchite cayó prisionero en poder de los Fran-
ceses. Logro escapar, presentandose al Gral. Black,7uien Ia reco-
mendó C la Junta de Sevilla C fin de que le premiaran sus buenos
-.'

420

serviios. Disuelta la Junta Central, el Dr. Mier rnarchá a Cádiz,


donde estabala Regencia [r 8 i i], la que le sefialó de pension tres
mil pesos anuales sobre las rentas de la Mitra de México.J Sola-
mente una Subprebenda habla vacante; y Mier no la adrnitid por
ser incompatible con so carácter de Prelado doméstico del Papa.
fTntonces supo el aizamiento del Cura Hidalgo, y marchd in-
mediatamente a Londres para defender por la prensa los dere-
chos de Mexico para hacerse independi ente. Escribid y did a la
prensa ]as Car/as de un americana al Esla 51o1 en Londres y su
obra A'voluciOuz de Nueva Espa51a, prirnera historia que sobre
la guerra de independencia se compusoj
En 1814 volvió a Francia y dcspués de algunos rneses regresd a
Inglaterra. En Londres jnD—A Esta
dos Unidos. en donde forrnaronla infortunada expedicidn de
j
Mina se interud en ci pals, y quedd defendiendo el fuerte que
construyera, en Soto Ia Marina, ci mayor Sardá, con treinta y siete
hrnbres. Entre estos se encontraba el Dr. Mier.
rDespues de on sitio de varios dias, capituld el fuerte bajo honro-
sas condiciones, que no se cumplieron por parte de los realistas.
Fr. Serrando fué enviado a Mexico con una fuerte escolta y car-
gado de grubs. Un calvario fué ese viaje por la brusalidad de sus
custodios. En el camino se rompid Mier el brazo derecho a con-
secuencia de una caIdaj
A su arribo 5. la Capital, lalnquisicidn le formO nuevo proceso,
y Ic encerraron en los calabozos de esta temida institucidn
El so de Mayo de 1820 se disolvid el Tribunal de la Fe, y como
no terminara aün la causa que se estaba formando al Dr. Mier,
puso la Inquisicidn un oficio a! Virrey, indicándole a dicho Dr.
corno a un hombre peligroso, perturbador del orden, y enemi-
go del Rey y de la religidu. Entre otras cosas decian los inquisi-
dores las siguientes palabras que son on timbre de honor para tan
conspicuo ciudadano: En una j'alabra, es/c religioso aborrece
dc corazOn al key, Ia mismo que ci las Caries v ti lodo goln'er-
,,o. No resfiela ni ci la Silla Aos1ólica ni ci los Cone//los. Sn
,fuerie y tasi6n dominanie es la indpendencia revolucionaria
que desgraciadamenie ha insj"irado y fomentado en ambas
\ Americas tor media de sus escritos Ilenos de ponzoiia y ye-
,zcno.
Q Fué enviado a Espafla en Julio de 1820 y embarcado en Di-
ciernbre del mismo aio: al liegar a la Habana pudo fugarse y pa-
sar a los Estados tinidos, hasta que, consutnadala Independen-
regresd a Mexico en Febrero de 1822. En Veracruz lo sor-
o prendid el General Davila, poniéndolo preso en el Castillo de San
' Juan de Ulüa, que aCm estaba en poder de Los espafioles y de don-
421

de logrd sacarlo el primer Congreso Constituyente corporacidn, Ala

4
coal pertenecla Fr. Servando por haber sido electo Diputado por
la provincia del Nuevo Reino de Ledn, su pats natal.
En Julio llegó a Mexico. Un mes antes habla sido coronado
Iturbide, v antes de presentarse al Congreso obtuvo del Empera-..
dor una audiencia en la que le manifestó sus opiniones republica- \
nas y lo conjuró a respetar el sistema representativo.
El 28 de Agosto se descubre una conspiracidn de los republica-
nos contra Iturbide, y creyendo éste que algunos diputados tenian
parte en ella los mandó aprehender: entre ellos estaba el Dr. Mier,
A quien Ilevaron al Convento de Santo Domingo. Aill permanecid
hasta el ii de Febrero de 5823, dIa en que las tropas de la guarni-
don de Mexico se pronunciaron per la Repdblica y lo pusieron
en libertad. Esta fué su dltima prisiOn.
Reelecto para el Congreso Constituyente, trabajO porque se
adoptara un gobierno que conviniera a la NaciOn, sin que fuera
on paso brusco de la mas absoluta monarquia a la libertad. El 13
de Diciembre de 5823 pronuncid su cdlebre discurso Ilamado de
las isrofcclas.
Debido a sus merecimientos, este ciudadano que consagró los
mejores años de su vida al serviclo de Ia patria fué alojado por
i 1, Re fiblica r Guadalu e Victoria nn p1 P1in

cretO.
A principios de Noviembre de 1827 se le exacerbO una antigua
dolencia, y comprendiendo que su fin estaba prdximo, el dia 55
de ese mismo mes personalmente invitO a sus amigos a que asis-
tieran al viático que se Ic ministrarla al dia siguiente, como en
efecto se verificO. El Presidente de la Repuiblicaexpensd parte de
los gastos de cerca de esa funciOn, contribuyendo grandemente a
su mayor esplendor. El Comandante general de la plaza dispuso
que las mflsicas de los cuerpos de la guarniciOn y una compañIa
del 0 de Infanterla acompaflaran al viático, que foe Ilevado de la
parroquia de la Santa Veracruz.
Una multitud compuesta de miembros del ejCrcito, comunidades
religiosas, colegios, y del pueblo, formaba solemn Isimaprocesión,
manifestando con esto, elocuentemente, la alta estimaciOn de que
disfrutaba el ilustre enfermo. El Exmo. Señor Ministro de Justi-
cia y Negocios Eclesiásticos don Miguel Ramos Arizpe ofició en
esta solemnidad religiosa, tecibiendo el paciente de sus manoseL
_paeucaristic peroantes de recibirio el doctor Mier, pronuncid
un discurso encaminado a vindicar su honor mancillado por la
maledicencia: "Sc dice que soy hereje: se asegura que soy mason
y se anuncia que soy centralista. Todo es, compatriotas carisimos,
422

una cadena de atroces imposturas. Ni mis escritos ni mis palabras


ni mis actos podran jamá.s proponerse como justificantes de ca-
'umnias de tanto tainao; mas como se haga mucha inencida del
ruidoso sermdn de Guadalupe que prediqué muchos afios ha y se
afecte extrafiera porque no digo misa Di hago vida ascetics, como
\ religioso dominico, y tal vez a esto Se le querra dar el carácter de
otros tantos apoyos de dichas quimeras. tocard ligeramente esta
causa en obsequio de mi honor, de mi conciencia y de atacar la
ominosatrascendencia que esto pudiera oca.sionar A tid pals, aten-
to ci mediano prestigio que he gozado fuera y dentro de el." V
terminaba manifestandofue no decia misa porque su diestra ma-
no, que mostraba al püblico, la tenfa despedazada pot servir a su
cara patriajQue no estaba en el claustro pot haberse seculariza-
do en Roma. Que no era masón, porque la masonersa era un par-
tido, y, segün ensean la historia de las naciones y una dilatada
experiencia, los partidos son la vanguardia de la ruina de los
pueblos; siendo este acaso ci principal, si no el ünico motivo, de la
persecucidn que Ic ban deciarado la iglesia y los gobiernos civiles:
pero que el se abstenfa de calificaria de impfa Que jamás habfa
pensado siquiera ser centralista. aunque siendo diputado propen-
did a una reptiblica federal un poco más templada que la que re-
gla y pot cuya conformidad conjuraba a los presentes, pues era
demasiado peligrosa toda novedad en orden a formas de gobierno
tan legitimo como ci de entonces. V pot dltimo, que él no predi-
cd contra la aparicidu de Guadalupe.fino que la predicacidn del
Evangelio en America se debi6 a Santo Tomás y no a los espaflo-
les, lo que defenderia hasta morir
A las cinco y media de la tarde del dfa 3 de Diciembre tiel mis-
mo aflo, dejd de existir. Su cadaver fuC sepultado en el Templo de
Santo Domingo y sus funerales presididos pot ci Vicepresideute
de la Repdblica, General D. Nicolás Bravo.

BI BLIOGRAFIA:
Srrmdn sobre la Virgec de Guadalupe. pronunciado ci 12 de
Diciembre de 1794. Impreso por primera vez en la ColecciOn de
documenlos para Ia Ijisloria de la guerra de i,zdeeizdencia de
Mexico. de J . E. Hcrnández y Dávalos, tomo III, Mexico, 1879.
Proc/ama de los Vafrucianos del Ejércilo d€ C'ataluña d los
del Ejércilo de Valencia. Impreso en Valencia pot Monfort, 1811
(segdn Beristáin).
Carla d El Esañol [periddicoque publicaba en Londres Bian-
co White]. Esta carta se publicd en ci Semanarlo Pa/rid//co. y la
423
reimprimió Bustamante en el ntfm. 6 de los Dscumentos para la
Jfjsloria del Irnj'er:o Ifexicano.
Carta.s a! Dr. Juan Bautista Muñoz sobre la trad/clón d€
/sucstra Señora cle Guadalupe, escritas desth Burros, ago dl
1797. Mexico, imprenta de cEI Porvenir), 1875. [Reimpresas en
t (-lección de /)ocum€ntos de Hernandez y Dávalos, tomo ILL)
//jstoriu (1€ La /?ez'oiucidn de Nueva Espaila. Antiguamente
4njlua4 ó Verdadero origen y causas g
de ella con La relacjón
& sus progresOs has/a ci prescn.ee a o de z8z3.... Escribiala
D. José Guerra, Dor. de la L'nivcrsidad de Mexico. Londres,
en la imprenta de Guillermo Glindon, 1813. 2 vols.
111cmoria polltico-ins(rucIU'a. (fl7/adQ desde F/lade//it, en
Ago.cio de 1821, d losjçIe.t indeendientes del Andlivac llama-
do for los espafloles JVUC1'a Es/aña. Impresaen Filadelfia, por
Juan F. Hurtel, 182i.—Reimpresa en Mexico, por Mariano Ontive-
ros, 1S22. [Existen ambas ediciones en la Biblioteca Nacional, pa-
gina 387 del cata.logo de la Novena división.]
Discurso quc d dia 13 de Dicknthre dci presente a go de :823
pronunció ci Dr. D. Servando Teresa dc Afier, difulado t.or
jVuevo Leon, sobre ci art. J9 dcl Ada Cons/in/ma. Mexico, im-
prenta a cargo de Martin Rivera, 1823.
Discurso sobre la EncIcliai del P(r2Sa LeOi XII, tor 5cr van-
do Teresa (it if/er. Quinta ed/don, revisada y corre,q/da or
ci autor. Mexico, imprenta de la Federación, 1825. [No conoce-
moe las ediciones anteriores).
Apologia del Dr. if/er. Esta autobiograffa fué publicada por
ci Dr. José Eleuterio Gonzáles y ocupa la mayor parte del volu-
men que Ileva ci titulo de Biografia del Renemirito Mexicano
D. Servando Teresa de Mier iVoriegay Guerra. Monterrey, im-
prenta a cargo de José Sáenz, 1876.—Segunda edición: Monterrey.
tipografIa del Gobierno, en Palacio, a cargo de José Sáenz, 1897.
CONSULTAR: El Sol, n6meros 1633, 1640, 1650 y i661, No-
viembre y Diciembrede 1827; Carlos Maria de Bustamante, Cuadro
liistOr/co de la revoluc/On mexzcana, edición 1843-1845, tomo I,
pigs. V y i; tomo II, pigs. 188; tomb IV, Pi gs. 325. 356, 357, 364
Y 365; Lucas Alamán. I/is/or/a d.c Mexico, tomo III, page. 64 }
65: tOmb IV, page. 552, 568, 593 y 705 José Maria Luis Mora,
Obras sad/as, tomo II, necrologfa de Mier: C'olecciOn dc docu-
men/os de Hernández y Dávalos, tomo VI: Emilio del Castillo Xe-
grete. GalerIa de oradores de Mexico en ci S/gb A7X tomo I,
cop. I; Francisco Pimentel, Novelistas y oradores mexicanos,
cap. XI: José Eleuterio Gonzalez. Biogra [ía de Fr. Servando;
Aurelio Horta, .lfexicanos ilustres, artfculo ill/er; Francisco So-
sa, Las estaluas (it la Reforma, articulo Al/er; folleto del Dr.
424
Orellana, publicado anónimamente con el titulo de Apuntes blo-
,-dficos de los trece religiosos dominicos que en estado de 'no-
mias se /iallaron en ci osario de su Convento de Santo Domin-
go de esta capital, Mxico, 1861, articulo Jfier.

ICONOGRAFIA:

La familia de D. José Maria del Rio posee un retrato al óleo del


Dr. Mier. Este retrato ha sido reproducido varias veces: puede
verse en el Album mexicano, publicado por C. L. Prudhomme,
Mexico, 1843 [litogratIa de Thierry frères, Paris], en la Galerfa
de oradores de Castillo Negrete, tomo I, yen iWéxico d través de
los sigios. tomo IV.
En el Paseo de la Reforma de esta capital se colocd en 1894 una
estatua de Mier, en bronce, modelada por el escultor Jesés Con-
treras.
En el folleto Apuntes biord/icos de los irece religiosos do-
minicos aparece una estampa litograflada de la rnomia del Dr.
Mier.
N. R.
425

RELACION
de lo que sucedió en Europa al Dr. D. Servando Te-
resa de Mier después que fué trasladado allá por
resultas de lo actuado contra él en Mexico: desde
Julio de 1795 hasta Octubre de 1805.

CapItulo I.

Desde ml arribo a C'ddiz Izasla qué mi negoclo fiasd al


Consejo de Indias.

Se me detuvo, como ya contd, dos meses en el Cas-


tillo de San Juan de Uliia para dar mientras noticia a
Espafia, y armar en ella contra ml la maroma correspon-
diente. Efectivamente, cuando habiendo zarpado de Ve-
racruz un dIa infraoctava de Corpus de 17, arribé a
Cádiz a los cincuenta dias, ya me aguardaba orden real
en la Audiencia de la Contratación de Cádiz, y un Es-
cribano fud a hacer entrega de ml al Prior de Santo Do-
mingo. Este dictó a! Escribano por respuesta que no
podia hacerse cargo de ml, si no se le daba orden de po-
nerme preSO. Y como si SU respuesta valiese la orden,
mandó delante de ml barrer inmediataniente la cárcel,
sin saber ni preguntar de orden de quien ni por qué
causa se me desterraha a Espaila. Yo que vi semejan-
te exabrupto, le dije a! Escribano pusiese la cabeza
de un poder para un agente de la Corte, a quien me
recomendaba el Lic. Prieto mi ti o, Canonigo de Mon.
terrey mi patria. Cuando el Prior acabó de olr mis ti-
tubs, revocó su orden carcelaria, y me pidió perdón
de ella, disculpándose con los pubs que suelen enviar-
se de Indias. Le contd la causa de mi destierro; se me
dió una buena celda, y quedd libre y paseante en ca.
diz.
426
El Doctor Fr. Domingo Arana, mi lector que fuera,
Procurador en España de nuestra Provincia mexica-
na, estaba en el puerto de Santa Maria, y luego que
le avisé mi Liegada vino a verme. Le pregunté si ha-
bIa interpuesto ante el Consejo de Indias el recurso
que le supliqué desde el Castillo de San Juan de Uh'ta,
y me respondió que no, creyendo que mediaba alguna
causa de Estado, porque Gandarias el Provincial de
?'Iéxico le habia escrito que yo habia ensuciado el ha-
bito ante el Gobierno, desde que este le mandó infor-
mar reservadamente sobre los ridiculos procesos ya
mencionados. Véase qué sigilo habia guardado, y qué
malignidad la suya, cuando yo babia salido bien, y él
mismo habia informado a mi favor. Arana se apesa-
dumhró de no haberme servido, cuando entendió lo
que habla sido, y más cuando habiendo leIdo el ser-
mon lo hallO inocente, y sOlo verdaderamente escanda-
loso el edicto del Arzobispo.
Si este religioso, enemigo de negocios é intrigas de
La Corte hubiese aprendido alguna práctica de ella, me
hubiera dicho Lo que valia un covachuelo Ci oficial de
las Secretarlas del Rey, y me bubiera aconsejado de
partir luego a La Corte. En ella D. Juan Bautista Mu-
üoz, oficial de la SecretarIa de Indias, y autor de La
disertaciOn citada de Guadalupe, me hubiera recomen-
dado a! Ministro de Gracia y Justicia Liaguno, y al
oficial mayor Porcel, ambos amigos suyos; se me hu-
biera hecho en el momento justicia; y hubiera causa-
do una gran pesadumbre a! perseguidor Arzobispo.
Yo estaba con Los ojos tan vendados como La pobre
gente que me escribla de America recurriese al Rey
por La via reservada, que es el peor de todos Los re-
cursos como después dire. EL mundo vive engaüado
bajo de nombres. Asi me estuve mano sobre mano
muy satisfecho con haber escrito a mi agente interpu-
siese recurso al Consejo en virtud de habérseme con-
.denado sin oIrme y haber sido todo el proceso ilegal.
427
Pero dicho agente era hombre de bjen y pot consi-
guiente valia muy poco. Los agentes de Indias, para
ser buenos, han de ser unos picaros consumados, sin
alma iii conciencia. El Sr. Haro tenla tres, y a lo me-
nos uno le venia como anillo at dedo.
Estos tenian compradas las haves de ha Corte y del
Consejo de Indias, excepto al incorruptible fiscal de la
America Septentrional D. Ramóri Soto Posadas. Por
eso el Arzobispo no envió at Consejo sus informes re-
servados sino a la covachuela de Indias, donde tenla el
negociado de Nueva Espaa D. Francisco Antonio
Leon, hombre ignorante, tropellOn, corrompido y ve-
nal, en quien confiaba que no me dejaria ilegar a La
Corte ni at Consejo. A la misma via reservada 6 cova-
chuela, que es to misnio, recurriO mi agente pot con-
sejo de un abogado a quien consuttO, y fué acabar de
echarlo a perder todo.
El Prior de Santo Domingo de Cádiz habla respon-
dido en recibiéndome, como ya vimos, que no podia
hacerse cargo de ml, Si no se le daba orden para p0-
nerme preso. Esto fué pedirla, y Leon la enviO al ca-
bo de un mes a advirtiendo que se me tuiese preso a.
buen recaudo, por baber informado el Arzobispo de
Mexico que yo era propenso a. Ia fuga. Ya empiezan a
obrar sus calumnias. IOjalá hubiese sido verdad! no
me hubiese estado en Cádiz paseando sin tornarla. El
Presidente de la ContrataciOn, que mandO, por la or-
den recibida, ponerme preso, luego que supo que La
causa de todo era un sermOn, insinuO a! Prior que di-
simulase, y éste tenia motivo en mi quietud anterior
para no hacer novedad. Pero los frailes tienen corn-
placencia especial en oprimir a sus semejantes, y aun
creen que en esto consiste su prelacla, por to cual es-
tuve en una prisiOn, que aunque no era la cárcel, era
bastante incOmoda; hasta que sail de Cádiz a fines de
Noviembre de 1795.
Mientras, el Doctor Arana fue a. ha Corte, y visitO a.
1
428

Leon con el intento de saber si habIa informes reser-


vados contra ml tocante a lo sucedido en el virreina-
to, segin que se me escribiO a San Juan de Ulüa in-
tentaba enviarlos el Arzobispo; para informar yo en-
tonces la verdad. No se diO LeOn por entendido; sabla
el pIcaro que estos informes reservados y no pedidos
no son más que calumnias ilegales cuyo valor consis-
te en un pérfido secreto. Son naipes de contrabando,
que se reservan para cuando no hay otro recurso apa-
rente con que perseguir a la inocencia. Se vera que
León los iba jugando, conforme le faltaban otros me-
dios; y cuando lIegO la ocasiOn desesperada, echO to-
do el resto.
En fin, con gran sorpresa mia, que crela, como tan-
tos otros buenos americanos, que bastaba tener justi-
cia y exponerla al Rey para obtenerla, se contestO a
la demanda interpuesta por mi agente de pasar a la
Corte y ser oldo en justicia ante el Consejo de Indias,
que obedeciese al Arzohispo en ir al Convento de ]as
Caldas, y a los dos años recordase nii pretensiOn por
mano del Prelado local. Esta orden no estaha da-
da para realizarla, como despus se vera, sino para
ganar tiempo a estilo de Corte, cuando la cosa que se
pide no se puede negar redondamente sin una injus-
ticia manifiesta.
Yo pedi testimonio de la orden, y sail de Cádiz en
una calesa, escoltado de un pintor con su par de tra-
bucos y un mozo de a pie. Este comisionado, aunque
de nueva data, era un buen hombre, y aunque no po-
diamos pasar por Madrid como yo quisiera, porque
LeOn habla tenido la precauciOn de mandar lo contra-
rio, estuvimos tres dIas aill cerca en uno de los Cara-
bancheles. El mismo mozo de a pie fué a avisar a mi
agente, que, a pesar de estar todo cubierto de nieve 6
hielo, vino a verme con el abogado su amigo. No tenla
influjo, ni supo darme siquiera el consejo de que la-
mase al sei'ior Mu?ioz, que al momento hubiera veni-
42

do, y estaba el viaje terminado. Mi desgracia en Amé-


rica y en España fud mi inexperiencia y haber care-
cido de quien bien me aconsejase. AsI, me fué preciso
seguir para las Caldas en inedio de un riguroso in-
viernO.
Mientras Ilegamos contard lo que son estas famosas
Caldas. Como en la Provincia de Dominicos de Casti-
lla no se vive vida comün, algunos religiosos de
buen espIritu pensaron establecer Un convento de
vida comüfl, que sirviese de prueba y modelo para
otros. El venerable Marfaz puso pues un conven-
tillo en las Montafias, al pie de un monte entre
Cartes y Buelna, 6. orilla del rio Masayo: y como en
su ribera hay una fuentecita termal, que entonces que-
daba al lado del conventillo, tomó el nombre de ella,
y lo dió después a otros tres conventos fundados a su
ejemplo. Ya degeneraron de su primitiva institución,
y no se distinguen en la observancia de los demás con-
ventos, pues tienen tambidn su depósito de particula-
res y no merecen la fama que tienen. Este de que ha-
blo se mudó después arriba del monte, quedando
abajo un mesón para hospedar peregrinos; y una er-
mita con una imágen de Nuestra Señora de las Cal-
das; uno y otro 6. la orilla del camino real, que hoy
pasa por el antiguo sitio del convento.
Vigilia de Navidad por la noche llegué al mesón, y
luego me contaron que Nuestra Señora de las Caldas
era célebre hasta en las Indias; que apareció sobre un
picacho elevado que estaba 6. la vista, donde estl por
eso una cruz; y que cuando hicieron arriba el conven-
to, ella se bajaba hasta que le fabricaron abajo una
ermita. Con tenerla abajo se debi6 de contentar, por-
que la imágen principal está arriba. !Y por qué se ye-
nia abajo, Si el picacho donde apareció queda arriba?
A otro dia que subI al convento, los frailes de misa y
olla me confirmaron el cuento. Pero el Ministro Mar-
tin de Dios, buen religioso 6 instruldo, me dijo: no
430
consta tat de los papeles del convento; la cruz la pu-
so un lego por ser el picacho tan elevado y sobresa-
liente a la orilla del camino; que como el primer con-
vento estuvo abajo, y dicen que Santa Rosa recin
canonizada hizo atlI un milagro, por to cual se le da
memoria después de completas, cuando hicieron el ca-
mino real se suplic6 hiciesen alli una capilta para me-
mona. AsI se trastrueca todo con el tiempo para con-
firmar apariciones, de que el vulgo es amigulsimo, co-
mo si sin ellas las imágenes no fuesen dignas de vene-
ración, 6 eltas se la debiesen aumentar. Lo que au-
mentan es la concurrencia y limosnas, y Jwc OJSUS.
No hay Prior en aquel convento, sino Vicario del
Provincial de Castilla, que por ficción de derecho
se supone Prior de él, y se le da cuenta de todo. El
Vicario, que era un pobre hombre, me recibió bien; y
como era pascua de navidad, y se trata tres dIas a los
huéspedes en nuestros conventos con mucha cortesla
y agasajo, los pasé muy bien con los otros religiosos,
que eran once, contando dos franceses de Vannes, un
loco, un solicitante in con fessionc, predicador del Rey,
enviado allI por el Santo Oficio, dos 6 tres pájaros
dignos de jaula, y cuatro legos, de ellos uno enfermI-
simo, por haberto tenido cinco aflos, ácausa de apos-
tasla, en un subterráneo muy hi'imedo.
Al cabo de los tres dIas, aunque la sentencia del Ar-
zobispo no mandaba sino reclusion en el convento, se
me puso preso en una celda, de donde se me sacaba
para coro y refectorio, y me podlan también sacar
en procesión las ratas. Tantas eran y tan grandes,
que me comieron el sombrero y yo tenIa que dor-
mir armado de un palo para que no me comiesen. La
culpa de esto la tenla el Arzobispo con sus informes
reservados, enviados al Provincial de Castilla, a quien.
decIa que ya habIa escrito al General de la Orden, por.
que bien vela qae habIa excedido todas sus faculta-
des. Yo habria también escrito al General, que era el.
-

43'
Padre QuiofleS; pero tenla éste por maxima no abrir
ninguna carta, y asi todo era imitil. Agregóse para
este atentado La malicia de León, que, pot si yo no es-
taba bien recoinendado del Arzobispo, 6 los frailes ex-
traflaban su sentencia como contraria a nuestros pri-
vilegios, arrancó de los autos el escandaloso edicto y
se lo mandó, para que aqueflos idiotas me tuviesen
pot un impfo y libertino, especialmente no habiendo
estado en America para poder comprender hasta donde
pueden llegar el anti—ameriCafliSfllO, el despotismo y la
persecuciófl de un Obispo. El Provincial tambidn ex-
cedIa sus facultades, pues tampoco tehIa sobre ml otra
autoridad que de mera policla, pot set un religioso fo-
rastero, que no iba alII pot autoridad de La orden; y
ni esta par nuestras constituciones tenIa facultad para
ponerme preso. Los frailes ignorantes del derecho ha-
cen tantas alcaldadas como los alcaldes de monterilla;
y el Provincial de Castilla era segundo tomo del de
Mexico.
No obstante todo esto, ml causa era tan disparatada
y tan nulo el poder del Arzobispo mexicano sobre ml,
que yo crela libertarme preso por medio de mis cartas
I Madrid, cuando, oyendo entre Jos frailes algunas de
las especies que yo vertia en mis cartas, averigud que
]as abrlan todas y se las enviaban a su Provincial. Es
cierto que segi'in nuestras constituciones el Prelado
puede abrir las cartas de sus si'ibditos, menos si son
maestros en Teologla; pero yo no era sábdito de las
Caldas, soy Doctor en Teologla, grado recibido en La
Provincia de Mexico por Las constituciones, y esta
constitución de ]as cartas está anticuada y no Se ob-
serva en ninguna parte del orden.
Entonces vi que no habla otro remedlo contra mi
persecución, que lo que Jesucristo aconsejó a sus dis-
cIpulos: curn persecuti fuerint yes in Izac civitati, fugue
in aliam. Las rejas de mi ventana asentaban sabre
plomo, y yo tenha inartillo y escoplo. Cortd el plomo,
432
quite una reja, y sail a la madrugada cargado con mi
•ropa, dejando una carta escrita en verso y rotulada
adfratres Id ereino, dando las razones justificadas de
mi fuga, Pondré aquI Ia primera décima para mues-
t ra:

Mi orden propia Ioh confusiónI


Que más me debIa amparar,
Siquiera por conservar
Su fuero y jurisdicción,
Aplica con más tesón
La espada, de su hijo al cuello
Y presta para el deguello
La cruel madre su regazo;
Me ata el uno y otro brazo,
Que es de la barbarie el sello.

Como yo no sabla camino ninguno, iba more ajosto-


lico, inserlus quo fala ferreni, y sin mas viático que
dos duros, me estuve todo el dla por entre los mato-
rrales de aquel monte, mientras un iego como Haman
de agibilibus corria a caballo buscándome por el cami-
node Madrid. Por la tardebajé a una casa inmediata
al monte, y un hombre por los dos duros me condujo
a Zaro de Carriedo, a casa de un indiano que fué em-
barcado conmigo. Si yo hubiera tornado el camino de
Cartes, presto hubiera Ilegado a l3uelna de Asturias,
donde está la casa solariega de mi familia, y ella me
hubiera amparado. Pero el mismo mozo que me con-
dujo a Carriedo, asombrado por decirle que estaba yo
en las Caldas por orden del rey, avisó mi derrotero; y
como lievaba el habito patente, luego se me halló. Se
presentó la orden real al Alcalde mayor del Valle de
Carriedo, ry tuve que volver a ser archivado en las
Caldas, como un códice extraviadoj
Habla escrito en mi fuga a mi agente, y también es-
cribió el Provincial de Castilla al Ministerio, que no
• 433
habIa en aquel convento resguardo suficiente para un
criminal tan grave y tan tremendo. 1Lo que puede ha-
cer creer un mat Obispo! Aadia at visir de Castilla,
pafa malqnistarme, que yo hablaba mat de personas
de alto carácter, porque en una de las cartas para
Mexico que me abrieron los frailes, decIa a un amigo
que en mi travesIa habIa oIdo hablar muy mat de Go-
doy y su querida. iQud indignidad, valerse de to que
habla leIdo en una carta privada y cerrada para poner-
me en mat con el Gobierno, cuando toda España ha-
blaba mat de tales personas! Si las especifica me pier-
de. Ann asI en grueso guardó la especie Leon, a quien
hacla grandIsimo provecho to más mInimo mat que se
dijese de ml para aprovecharse en tiempo oportuno a
falta de otros medios. Conclula el Provincial propo-
niendo que se me transladase at convento de San Pa-
blo de Burgos, y el Gobierno enviO Ia orden.
Se levantaba la nieve tres varas del suelo, cuando
caminé a mi nuevo destino con un lego caldeo, y lie-
gué la semana antes de Domingo del Ramos, at aiio
puntualmente de haber salido de Mexico. Se me reci-
bió en una prisiOn, aunque el Prior, que estaba enfer-
mo, en cama, se admirO de verme tan fino y menudo,
cuando se me habla pintado como un facineroso, y aun
declan los frailes de las Caldas, por haber yo levantado
la reja, que debla de tener pacto con el diablo; cosa que
les parecla creIble, atendidos los informes del Arzobis-
P0 y el edicto en que me atribula errores, blasfemias
impiedades.
Luego que el Prior de Burgos se mejorO, levantO y
viO los papeles que le trajeron de las Caidas, dijo que
los caldeos eran unos bárbaros, y yo habla tenido ra-
zón para escapar de una prisiOn injusta. Me dejó,
pues, libre en el convento, que yo cuidaba cuando la
coinunidad salla a recreaciones.
Hay a extramuros de Burgos un famoso Monaste-
rio, Ilamado de los Huelgas, todo de vlrgenes nobles,
2

i,.

I;:
434
cuya abadesa es de horca y cuchillo, tiene tratamien-
to de Ilma., usa báculo y pastoral, y con autoridad
cuasi episcopal da dimisorias para órdenes, licencias 4
de confesar y predicar, dispensa sobre matrimonios,
establece avunos, dIas festivos, etc. Y nun se atrevie-
ron sus prirneras Abadesas, infantas de Castilla, t
bendecir y confesar, corno consta en el Derecho Canó-
nico, donde se manda a los Obispos cohibeani super-
biarn reg-iafcemina'. Le están sujetos varios monasterios
de vIrgenes, que en otros tiempos salla a visitar, y
profesan en sus nianos, como del orden de Calatrava,
los Comendadores y Comendadoras del Rey que cui-
dan un rico hospital, Ilamado del Re)', é instituldo pa-
ra recibir los peregrinos que iban a Santiago.
Dos primas mias hablan sido alli Abadesas, y la
tercera at'in vivIa. Con esto los Comendadores comen-
zaron a visitarme, se esparció la voz de que yo era no-
ble y con tanta sorpresa mIa corno de las gentes del
pals, declan: córno es fraile si es noble? Tan baja es
la ralea de los reverendos de España. Son algunos
infelices que, corno ellos mismos dicen, van a hacer
harina en los conventos, aprenden aili a ponerse y
quitarse el trapo puerco de la Capilla, a dar gritos en
solfa, y algunos párrafos arabescos de Aristóteles.
Es cosa admirable que tienen por religiosidad no usar
de servilleta ni cubierto para corner. En Burgos lo ha-
bIa introducido el Prior actual Rubin, que, siendo de
una mediana farnilia de la Montana, tenla alguna edu-
cación, y por eso fué alil el ünico convento donde se
me trató con decencia. Toda la nobleza, 6, como ha-
man, los Primos de Burgos, que se creen La Primera
de Espafla, me visitó; los eclesiásticos franceses emi-
grados, de que estaba hiena ha ciudad, me dieron mu-
cho crédito de hiteratura; y como yo por divertirme
these lecciones de elocuencia a los jóvenes que venlan
de las Universidades a vacaciones, adquirI tanta fama,
que se me consultaba en todo asunto literario.
4;5
Pero mi salud, a los principios, con el rigor del in-
vierno (que ec cruel y tan largo en Burgos, que dicen
solo dura alli el verano de Santiago a Santa Ana) era
tan poca, que el Prior compadecido empe6 a una pe-
nitente suya, hermana del Ministro Llaguno, que iba
a la Corte, para que se me mudase a clima más análo-
go. Yo acompaiié un memorial, puesto (aunque con el
debido resoeto) con la vehemencia natural de ml esti-
Jo, y que debIa ser mayor en mi triste situación. El
Ministro mandó dar cuenta at Oficial León, el cual in-
formó que comla demasiada pimienta, conio si hallar-
me a dos mil leguas de mi patria, sin honor, sin bie-
nes, sin libertad y sin salud, hubiese de ser alg6n sor-
bete refrigerante. En esto parO todo.
Fué necesario aguardar a que se cumplieran los
dos ailos de la Real orden enviada a Cádiz, que yo
contaba desde el 12 de Diciembre de 1794, en que ha-
bIa predicado y comenzó mi persecución. Representé
entonces por medio del Prelado local, como Ia orden
rezaba, pidiendo pasar a Madrid para que se me oye-
se en justicia ante el Consejo de Indias. Se contestó
pidiendo informe reservado de mi conducta, y el Prior
to envió muy bueno, con gran sorpresa de Leon, que,
segiin la perversa idea que de ml le babIan hecho for-
mar el Arzobispo y sus agentes, creIa que se darIa tal
cual to habla menester para negar to pedido. No hallO
el hombre otro arhitrio que encerrarse en la Cartuja
ocho meses. Yo no cala en el gato que aqul babla en-
cerrado, porque no sabIa yo que los verdaderos reyes
de Espafla son los covachuelos, y los Ministros nada
saben sino to que ellos les dicen y quieren que sepan.
Yo le echaba la cut pa at Ministro Liaguno, cuya calda
entonces no me pesO; y no era 61 culpable sino el Ofi-
cial LeOn, hombre venailsimo, y comprado para ser
mi en€migo inexorable.
SucediO a Liaguno el clebre Jovellanos, quien te-
nla un amigo Intimo en Burgos, D. Francisco Corbera,

I
436
Comendador del mismo Orden de Calatrava que pro-
fesaba Jovellanos. Me recomendó a. 61 advirtiéndoe
cl ue no era Dominico, porque bajo este nombre en Cas-
tilla se entiende un hombre de instrucción tan grose-
ia como su trato; meros escolásticos ranciOS, sin nm-
guna tintura de bellas letras i otros conocimientos
amenos y substanciales. Es frase entre los literatos
de Catilla para expresar que alguna pieza está muy
tosca y macarrónica, decir que está muy dominica. Y
algunos dorninicanos eniigrados de Francia me decIan
que, habiendo salido de ella a. fines del siglo XVIII,
estaban atónitos de hallarse en Espafla a mediados
del siglo XIV. Solo habla en el Convento de San Pa-
blo de Burgos un literato tal cual, y era el Padre Mi-
nistro Martinez, que habla traducido la historia del
Antiguo y Nuevo Testamento, de Calmet; pero estaba
tan despreciado y perseguido de los frailes, que me
daba compasiOn. En una palabra, los Dominicos es-
pañoles han abandonado absolutamente el estudio de
las humanidades, que son el fundamento de escribir
bien. De aqul es que en doscientos años no han podi-
do dar a luz nada de provecho, sino algün panarra,
corno 7'heologia sacratiss. Rosarri. lY al infeliz que,
como yo, trae las bellas letras de su casa, y por con-
siguiente se luce, pegan como en un real de enemigos
hasta que lo encierran 6 destierran!
A la recomendación que de ml hizo Corvera a Jove-
ilanos, afladI un sueño poético, que voy a. poner aqul,
no porque tenga algán mnito particular, sino porqUe,
habiendo ilegado la noticia de la exaltaciOn de Jove-
ilanos un domingo a. las siete de la mañana, a las
once ya fu6 el poemita por el correo, y esta improvi-
sación me diO celebridad:

Tendido el negro manto de la noche,


Imagen de la vida que yo vivo,
A tiempo que descansan brutos y hombres,
IIIIIIIPIPI

43
Yo sucumbIa a mi dolor activo.
Tal es el sueflc, si, tal es el sueo,
De un mIsero mortal desfallecido
A fuerza de Ilorar males inmensos
Y de regar con lágrimas sus grillos:
En un acceso de su desventura,
Que el alma, no hastando a resistirlo,
Se rinde, sin que hórridos fantasmas
Dejen adormecer el dolor mismo.
AsI dormIa yo, cuando un perfume
Emhalsamó mi olfato peregrino,
Y la ambrosia misma de los dioses
Me fingió luego el sueño en su delirio.
Un susurro de ahi a poco suave,
Como el zéliro de alas conmovido,
Cada vez entendidndose más claro
Enteramente despertó mi oIdo.
Revine un poco, y estregué mis ojos
De dolor y tristeza oscurecidos.
Una luz, cual aquella con que Venus
Usa anunciar el alba en el estlo,
Me deslumbró, y sorprendido exciamo:
!C6mo me dormI tanto? Ha amanecido.
Sonridse entonces la belleza alada
Que al punto divis; numen divino,
Empuña un cetro, Ileva una balanza,
Una diadema sobre el frente undo,
Desplegando dos labios más bermejos
Que rosas de verjel alejandrino,
Descubriendo dos órdenes de perlas
Encadenadas en coral suhido.
—Yo se que a. ti, me dice, en otro tiempo
Deleitaron de Apolo los sonidos:
Toma la lira, ensaya con tus dedos
Acordar Los acentos consahidos.
—Rota esta. de una vez la que tocaba,
Mis manos yertas han perdido el tino;
438
No concuerdan los ecos armonlosos
Con el tosco chillido de los grubs.
Nunca las gracias visitaron, nunca,
Un albergue tan sucio y tan sombrIo.
Las Musas no inspiraron ccrazones
Tan maltratad os y tan mal heridos.
En el Anáhuac, en mi amada patria
Era libre y canté; boy es distinto:
El nevado Arlarizóii, que me aprisiona,
El fuego mismo helara de Narciso.
Soy náufrago infeliz que una borrasca,
La más obscura que exbaló el abismo,
Arrojó hasta Las playas de la Hesperia,
Donde en vano el remedio solicito.
Crdeme, Diosa, 6 lo que eres, que mi canto
Solo deberá ser el de gemidos,
Para que vuelva la justicia al suelo;
La justicia no más, justicia pido.-
Entonces dijo, aizando su balanza:
—dEs posible no me hayas conocido,
Servando?—A no saber que al almo ciebo,
Huyendo de los hombres corrompidos,
Se volO, te hubiera por Astrea
Adorado ya yo desde el principio.-
--Yo soy de facto, que ahora bajo a Espaila
A estahiecer en ella mi dominio,
Sentándome con Carlos en el trono:
Para eso es Jovellanos su Ministro.
Sabio, virtuoso, incorruptible, justo,
Es de mis manos la obra que ha salido
Ms a mi gusto: le formd en la patria
De donde traes origen distinguido.
Recurre a dl con confianza, nada temas,
El te hará la justicia, yo le lb.-
Desaparece, y levantdme al punto
Dudando si despierto 6 aun dormido.
Era dIa claro, y yo les contd a todos

I
439
El sueñO que me habia acontecido.
Todos dijeron set verdad el caso;
Todos me confirmaron loh prodigiol
En is dotes que adornan eminentes
Al que los poetas cantan pot Jovino.
Lei ansiosO las obras con que habia
Su pluma a La nación enriquecido,
Y all1 le baud, con los colores propios
Que dijo Astrea, retratado al vivo.
Conforine, pues, la Diosa me dictara,
A dl dirijo los pobres versos mIos,
EperandO que un sueño se realice
Fundado en su virtud: asI conflo.

jovellanos, con ánimo de realizar mi sueño, mandó


A Leon que diera cuenta; pero este tuno, desenten-
didndose de mi (iltima instancia para ir a que se me
oyera ante el Consejo de Indias, informO ahora que ya
estaba bien aclimatado en Burgos; que lo que yo pe-
dia era mudar de clima; petición hecha un ao antes.
El Ministro mandd que eligiera el convento que qui-
siera de toda la Peninsula; y el maldito LeOn PUSO La
orden, aadiendo de su caletre que no se me permitie-
se salir solo, y cada seis meses se these informe reset-
vado de mi conducta. e No se creerla que yo tenia algin
otro gran delito? León se respaldaba para estas mal-
dades con los informes del Arzobispo, que reservaba
para el caso de pedirsele la razOn. Sus medios para
hallarme siempre culpable y hallar arbitrio sobre que
eludir mis instancias de set oldo, eran infalibles, por-
que, adernás de que, cuando uno va tan maligriamente
reconiendado al rev, se interpretan mal todas sus accio-
nes, los frailes se hinchan vidudose honrados con esta
confianza, siendo gente tan baja, y se creen en La obli-
gaciOn de despepitar y acusar a su hermano cuanto pue-
den. Y ya desde entonces se les pasea por la cabeza un
Obispado, que es su delirio favorito.
440
Yo elegi, como era natural, tin convento de Madrid,
pra proporcionar el ser oido; pero ci Provincial de
Castilla, que estaba entonces de vi3ita en Burgos, me
dió La exclusiva, 6 por sugestión de Leon, pues no me
dejO ver la orden, 6 por su malevolencia natural, con lo
que ya me bizo poner preso en las Calda s , s' aun me
dió a entender que no querla tener en su Provincia un
fraile de quien set tan responsable. Yo lo entendI to-
do y elegi el convento de Cádiz con ánimo de pasar
por Madrid, de maniobrar y componer las cosas. a Cu-
yo efecto saqu6 recomendaciones para los amigos de
Jovellanos.
Me despedi del convento y me ful a La posada pübli-
ca, donde se aguardaba por momentos un coche que
debia retornar de Vizcaya. Aunque La posada estaba
fuera de la ciudad y no sail de ella sino para tomar al-
gunas recomendaciones para Jovellanos, el dIa siguien-
te mandó el Provincial, a las oraciones de La noche,
dos religiosos con un Escribano para traerme al con-
vento, como si fuese ilicito a un religioso pernoctar
fuera de él. No lo es in via 6 cuasi in via y más fue-
ra de poblado. A más de que todos tienen vacaciones
en Las ciudades mismas, y debia hacerse cargo aquel
déspota, que después de casi tres años de prisión, La
idea sola de estar fuera del convento era un consue-
lo. Me duo que me retirase a la celda, y no saliese del
convento hasta salir para ponerme en camino. Yo, que
habla traldo la have de mi posada y dejado en ella to-
das mis cosas en desorden, sail del convento otro
dIa por La mañana, tome en La posada una mula y me
puse en cam mo. A la noche me alcanzO el coche de
Vizcaya.
Se creerá que el Provincial informó luego al Mi-
nisterio que vo no tenla espIritu religioso, y que era
necesario sujetarme, porque no ful a besar La correa
de este sultan extraño antes de partir? La servilidad
y el abatimiento Haman ellos espIritu religioso, y no
44'
reflexioflahl en su soberania ' ambición. La de aquél
era tanta, que, habiendo liegado entonces la noticia de
la muerte de nuestrO Genera, se empeñd en que 61
le debla sustituit, porque segün nuestras leves de-
bia ocupa r su lugar el Provincial del convénto para
donde estuViese designado elfuturo capitulo general y
lo habIa sido para el convento de Toledo. - Pero no
advertia que en el precedente capItulo no hubo actas
donde esta designación constase autnticamente, y de
costumbre inmemOriat es en el caso Vicario general el
Provincial de Lombardia. Asi pot su arnbición queria
turbar la correspondencia de Un orden extendido en
las cuatro partes del mundo. Leon almacenO este in-
forme en su gazofilacio de imposturas, para continuar
nu perSeCuCidfl.
Luego que llegué a Madrid ful a verb, y como buen
cortesano me tratO con mucha urbanidad y cortesIa,
diciéndome que siguiese A mi destino; que ya se verIa
lo que se podia hacer, como si todo no dependiese de
su mano, y mediase acaso otro perseguidor. Se be es
cap6, no obstante su estudiado disimulo, decirme que
el Sr. Mui'Ioz habla hecho diligencia para ver los au-
tos; perO que no los verIa, ni se imprimirIa su diser-
taciOn sobre Guadalupe. Luego, encontrándorne, me
dijo que marchase presto porque si no pondrIa una or-
den. Entonces supe que los covachuebos ponen las que
se les antoja, el Ministro firma cot-no en barhecho, y
eltos son los verdaderos reves de España v de las In-
dias. Sospech6 por to dicho ddnde estaba mi mat; fuI
A ver ii Mufloz, con quien pocos meses antes hahIa en-
trado en correspondencia desde Burgos; y él me con-
firm6 que en efecto hahia procurado ver los autos; pe-
ro que LeOn tenIa tanto interés en ocultarlos, que los
tenIa encerrados con una liavecita que se tenIa en su
casa.
C'ogniiio morbiinventio est rented/i. Aunque acahaba de
caer mi favorecedor Jovellanos, un amigo de Corbera
442
me dió una fuerte recomendación parael nuevo Minis-
tro Caballero, y otro y Muñoz me la dieron para el
Sr. Porcel, Oficial mayor de la SecretarIa de gracia y
justicia que estaba a su lado, y que por consiguiente
valIa más que el Ministro mismo. La Corte estaba en
el Escorial, distante de Madrid seis leguas y media
del Rey, y yo llegué estropeadisimo, porque no tenIa
dinero, y las hice a pie. Entregué mis recornendacio-
nes y fuI tal cual recibido del Sr. Porcel: Iogré hablar
al Ministro, porque también llevaba recomendación
para el portero. Hasta esto es necesario, y cada ml-
nistril está tan majestuoso como si tuviera al Rey de
las orejas. Me quejé al Ministro de Leon, y dijo se le
quitarIan los papeles; pero ni lo habrIa hecbo, ni se
habrIa acordado, sin estar a mi favor el Oficial mayor.
Este me recibiO a otro dIa con ci mayor agasajo: aca-
bo de recibir carta del Sr. Mufloz, me dijo, de que la
recomendacidn es verdadera. Regla general: algo va-
le una recomendaciOn que va cerrada, especialmente
con sello; si abierta, nada, hasta que por el correo se
advierte que es sincera, v no para zafarse de alguna
importunidad 6 empeilo. c Vaya V. luego descuidado,
prosiguiO Porcel; yo Ic quitaré a Leon los autos, y con
una orden fuerte exprimird al Apoderado de su Pro-
vincia de Mdxico, que está en Cádiz, para que ponga
en Madrid fondos suficientes a su manutenci6n.
A continuación escribiO a Muñoz, avisandole que
ya tenla los autos en su poder, y se estaba imponien-
do; que le enviase su disertaciOn de Guadalupe, para
arregiar ci expediente, acabarse de instruir y hacerme
dar una sntisfacciOn rotunda de una persecuciOn tan
atroz por haber negado una fábuia semejante como la
apariciOn de Guadalupe. Pero soy desgraciadIsimo: a
poco cayO Porcel, es decir, pasO al Consejo de Indias,
esta es la calda de un covachuelo de la SecretarIa de
Indias. Y en efecto, pasar a cualquier Consejo ha-
man en Madrid ir al PanteOn, porque es sepultar a un
- 443
bombre con honor: aill terminó su carrera. Muñoz le
escribiO que, antes que liegase su sucesor, pasase los
autos a! Consejo de Indias, para que se me oyese en
j usticia; y se puso la orden.

W- Capitulo IV.

Desde qze se confIrrnó modi/Ica/ivam en/c la resolucidn del


Consejo has/a pizi liegada a Paris.

Seguramente no pensé yo en obedecer la iniquidad


del Consejo ni los caprichos de Leon, que tampoco
pensaba g ino en ganar tiempo. Prometerme hacerme
justicia después de haberme hecho cumplir la senten-
cia del Arzobispo era una burla. Pero no tenIa dinero
para subsistir. El Consejo, a consecuencia del Decreto
Real, pas6 orden al apoderado de mi provincia para
que me proveyese de lo necesario en Salamanca, y dis-
pusiese mi viaje, dandome a ml el dinero necesario
para el gasto. Yo para coger este socorro, me puse de
acuerdo con un calesero, que se presentO conmigo al
apoderado, hice a la madrugada del dIa siguiente sem-
blante de partir, abandoné mi celda del cuarto de In-
dias de San Francisco, recibI del apoderado una onza
de oro y me oculté. Pero el calesero fué más vivo,
descubri6 mi alojamiento, y me exigiO el dinero que
me dijo le pedlan. C6mo le podlan pedir lo que no le
hablan entregado? De miedo, sin embargo, de que me
descubriera le dl doce duros, que era lo que me resta-
ba al caho de cuatro dIas. Seguramente se los cogiO,
pues dijo al apoderado que yo, diciéndole que iba a
practicar cierta diligencia, lo habla hecho aguardar
todo el dIa; lo que supe, perque después LeOn me
echO en cara su mentira. Esta es la ünica intriga que
444
he intentado en esta vida, y me salió tan mal como se
ha visto. Mi candor exciuve todo fraude. En vano mis
amigos me han exhortado siempre a tener un poco de
picardIa cristiana, como ellos decian. No está en mi
mano tener malicia.
Me mantuve oculto con el auxilio de algunos amen-
canos, indeciso sobre mi destino, cuando supe que el
Consejo habia consultado a la covachuela to que se
debia hacer de ml en cogiéndome, v que León, para en-
saflar contra ml at Ministro Caballero, le habIa dicho
que yo to queria rnatar. iPobre de ml, que cuando hay
hormigitas en el carnino, voy saltando p ara no despa-
churrar sus figuritas! Para salvar la mia, que at cabo
no podia ocultarse largo tiempo, tome una mula y
part1 para Burgos, a ver si, entre los amigos que alil
tenIa, podia juntar algi'in dinero y entrar en Francia.
Todo to que consegul fué una onza de oro, v a los dos
dIas determine marchar a Agreda, donde estaba no clé-
rigo frances contrabandista, que tamhién era mi ami-
go, para que me auxiliase con más dinero y arhitrios
para penetrar por Francia, y ilegar hasta Roma con el
objeto de secularizarme. Mientras tuvieseel háhito, no
me cabe duda que estarlan jugando a la pelota conmi-
go, porque como se mira a los frailes en España con
el (iltimo lesprecio, como a las heces del pueblo, su
honor no importa nada; y cuanto mal se les haga se
considera como buena presa. Toda la dificultad para
archivar i uno en cualquier destino consiste en los
medios de proveer a su manutención, y teniendo pro-
vincia a quien mandar que se los de, los opresores
quedan expeditos.
A tiempo que yo iha a montar para tomar el cami-
no de Agreda, sobrevino el alcalde mayor de Burgos
at mesdn. Se estaba entonces en mucho recado sobre
pasaierc' s por la peste que reinaba en Andalucia; y co-
mo el maldito mesonero vió que yo no salla más que
de noche porque era muy conocido en Burgos, habia
-

445
dado parte de que yo era sospechoso. Yo me cort cre-
yendo alguna requisitOria mi temor y mis respuestas hi-
cierOn entrar al Juez en sospechas, se echo entre mis
papeleS1 encontrO la orden del Consejo para ir a Sala-
manca, Y' mientraS avisaba a la Corte, me enviO al
ConvefltO de San Francisco. Yo al salir para éste, le
di al mozo que me hahia traIdo de Madrid la ouza de
oro, y le due no se fuese, porque yo saidria de
San Francisco por la noche, y nos irIamos a Agreda.
El lo contO al alcalde, y éste me mandO poner preso
en una celda de dicho San Francisco. Como yo era tan
estirnado en Burgos, el escándalo fu6 inmenso.
Al dIa siguiente Un religioso se me brindO para sa-
carme tirándome por la ventana a un corredor de arri-
ba. Pero yo no lo admitI, porque, siempre cándido y
animal, no acababa de conocer a León, y creIa que se
contentarla con hacerme ilevar a Salamanca, habiendo
yo declarado ante el alcalde que sOlo habIa venido a
Burgos de paso, para recoger algün dinero con que
poner allá mi celda y proveerme de utensilios. Más el
fiero LeOn, que me volviO a ver entre sus garras, vol.
viO a su tema de hacerme cumplir a la letra la senten-
cia del Arzobispo, y mandO poner orden de lievarnie
a las Caldas, y sepultarme all1 en un calabozo los cua-
tro años que faltaban para cumplir aquella.
El covachuelo de la mesa confIO el secreto a D. Juan
Cornide mu amigo, y éste me diO la noticia por medio
de un comerciante de Burgos que me entregO la carta,
A pesar del guardian del convento, que me intercepta-
ba la correspondencia, porque los frailes no hacen es-
crilpulo sobre esta materia. Un golpe de rayo parali-
zO por cuatro horas mis potencias y sentidos. Pues va-
mos a perderlo todo, due yo en reviniendo, es necesa-
rio aventurarlo todo: y comencd a arbitrar los medios
de escapar. Mi primer pensamiento fud echarme a vol.
lar con el paraguas, cuyas puntas ilegud a atar, hasta
el fondo de un patio formado por un cuadro de tres or-
446
denes de celdas, donde se vela una puerta. Pero era
mucha la altura, deblan recibirine abajo unas pied ras
enormes, y podria tener ml vuelo el éxito de Simon
Mago. RecurrI al religioso que me habla ofrecido sa-
car al principio, y ya tuvo miedo, habiendo visto la
diligencia con que se me guardaba, sucedindose los
frailes de dIa y noche a hacer centinela. Pero me su-
ginO que podrIa descolgarme con el cordel que forma-
ba el catre de mi cama.
Con dl atado de la ventana comencd a descolgarme
en el punto de media noche, hora en que el fraile cen-
tinela se retiraba con ocasiOn de los maitines; y mien-
tras hubo ventanas en que estribar, bajd bien; pero
despuds con el peso del cuerpo las manos Se me raja-
ron, y, sin saber de ml, bajd más aprisa de lo que qui-
siera. Cuando por lo mismo pensd hatlarme hecho
tortilla en el suelo, me halld a horcajadas en la extre-
midad del cordel, que estaba doblado. Acabé mi vo-
laterIa todo averiado, y me entrd par una puerta que
daba a un corral cerrada, pero con una rajadura oor
la cual me cold con trabajo. Trasmontd el corral, y
corrI hasta un cuarto de legua de Burgos, donde está
el hospital de los comendadores del rey, los cuales
me ocultaron aquel dia.
Alll colgud los hábitos por necesidad, y con una
balsa de cazador, provista de un matalotaje y ocho.
duros, sall a las ocho de Ia noche con direcciOn a Ma-
drid, en el coche de San Francisco, como dicen. Se-
rIa largo contar los trabajos que pasd descansando de
dIa, camiriando de noche, echándome fuera del cami-
no a cada ruido que ola, debatidndome con los perros
que en batallones ocupan los pueblos, y temblando de
los ladrones que capitaneados por Chafaldln desola-
ban a Castilla la vieja. Este era ml primer ensayo de
caminar a pie, y mis pies y piernas se hincharon de
manera que, despuds de dos noches de camino, tardd
casi un dIa en andar una legua, hasta ilegar a un pue-
FF!w-vr--
447
blo tres leguas distante de Torquemada, donde me nu-
se a Ilorar. Compadecióse de ml un arriero que iba
para esta Vila, me puso sobre Un borneo y me llevó -
I alojar a casa de un buen hombre Su bienhechor.
Este por mi dinero me dió una mula COfl Un mucha-
cho que me condujese hasta Valladolid. En el camino
nos encortram os algunos que iban para Burgos, y di-
jeron 'ese es el Padre que estaba en San Francisco';
to que me hizo apresurar el paso, pues por ellos se p0-
dna saber mi derrotero en Burgos y alcanzarme una
requisitoria. En Valladolid me hospedaron dos estu-
dianteS, mis antiguos discIpulos de elocuencia en Bur-
gos, v tenIamos la precaución de que los dIas en que
Ilegaba el correo de aciuella ciudad yo me salla at cam-
p0, por si habla alguna novedad en la manaña, hasta
que ellos me iban a visitar para veriir a corner. Alil
supe que Leon hahla pedido a Burgos todos mis pa-
peles que el alcalde me tomara, y eran los principales
que Ilevaba conrnigo: los demás hablan quedado en
Madrid en mi hail. Este fué siempre un empeflo de
LeOn, quitarme mis papeles y docurnentos, para ata-
carme despus desprovisto, 6 hallar alguna materia
para acriminarme. Atli se tienen mis tItulos de Orde-
nes, de mis grados, mi defensa, etc., y no los puso
en la Secretarla, porque yo encargué después a D.
ZenOn que los buscasen y no estaban en ella.
Despuds de haber descansado ocho 6 diez dias
en Valladolid, proseguI mi viaje siempre en cali-
dad de cidrigo frances emigrado, sobre un carro cata-
Ian, carruaje incomodIsimo que me estropeO el juicio.
En ilegando a Madrid me ful a casa de Don Juan Cor-
nide, que vivIa junto con Filorneno, hoy Fiscal de la
Habana, de donde es natural. Me avisaron que LeOn,
furioso de que hubiese escapado de sus garras la pre-
sa, habla mandado arrestar todo el convento de San
Francisco de Burgos; pexo el alcalde mayor habIa in-
formado que los religiosos le hicieron ver mis manos -
448
estampadas con sangre en la pared, lo que probaba
que mi fuga habIa sido sin su cooperación. Igualmen-
te halid que Leon habIa mandado poner requisitorias
contra ml por toda España. Se creerlan atentados
semejantes? No se juzgarIa, a vista de estos escn-
dabs, que yo era alg'in asesino, salteador de caminos,
ó reo de lesa—majestad? Como tal me acusó despus
LeOn, iThicamente fundado en que el Arzobispo infor-
mO que habla sido procesado por dos Virreyes, aunque
tenla Leon en su poder la carta en que el Conde de
Revillagigedo desmentla al Arzobispo. Ya se supone
que todo no era más que una maldad de este inicuo
covachuelo.
El de Ivléxico, D. Zenón, me enviO a avisar que de
propOsito habla dejado sin requisitoria la Cataluna,
para que por aill pudiera escapar a Francia: pero por
alll careceria y o absolutamente de arbitrios. La falta
de dinero era la que me ponla en los mayores peligros.
Mi buen hermano D. Froilán, que de Dios haya, no ce-
saba de escribir desde Monterrey que allâ. no se encon-
traban libranzas para Espana; pero que en ésta toma-
ra yo dinero, y librase contra éi a letra vista. Mucho
más difIcil es hallar quien dé dinero en Espalia para
recibirlo en America; y en tiempo de guerra, que hubo
casi siempre con Inglaterra desde que ful a la Penin-
sula, es casi imposible. Espafia vive de la America,
como Roma de las Bulas; y en cuanto se dificulta el
trasporte marltimo, no se encuentra allI sino bambre
y miseria. El Obispo de la Habana, Espiga, para ye-
fir entonces a su Obispado, para donde una orden, a
rajatablas, le hizo partir por Jansenista y amigo de Ur-
quijo, se habilitO tomando el dinero a doscientos por
ciento. iCOmo yo habla de hallar dinero!
Por el lado de Navarra tenla el arbitrio del clérigo
frances contrabandista, que estaha en Agreda. Este
tanibien era amigo de D. Juan Cornide, quien tenla
por alil relaciones, a causa de estar su hermano D.
- .

449
Gregorio de Provisor en Francia. Habló, pues, para
transPOrtarme con UnOS arrieros de Agreda, y él y Fi-
lomenO me sacaron por la puerta de Fuencarral en un
coche simon, haciendo algazara al pasar por ella, pa-
ra desvelar a. los guardias toda sospecha. A un cuar-
to de leua me entregaron a los arrieros, que va lieva-
ban mi b4'l, en calidad de clérigo frances emigrado;
v para suplir mis tItulos, etc., me dió Cornide los del
difunto Doctor Maniau, de quien fué albacea, v me
convenIan en todo por ser de mi edad y graduaciOn.
Montó en tin mulo el nuevo Maniau, y a la noche fui-
mos a posar en el mesOn de los arrieros extramuros de
Alcalá de Henares.
A las ocho de la noche me asustó un tropel, y eran
los mismos Cornide y Filomeno, que, habiendo obteni-
do una copia de la requisitoria, venIan a. mudarme de
seflas. En efecto me transformaron diabOlicamente,
hasta ponerme con piedra infernal un lunar sobre
la nariz y otro sobre el labio superior. No me habrIa
conocido Ia madre que me pariO. Y con todo, respec-
to de que LeOn decIa en la requisitoria que era bien
parecido, risueño y afable, me exhortaron a. ponerme
taciturno, triste y feo. Por eso yo, en divisando guar-
dias, torcIa los morros, me ponla bizco, v ejecutaba a
la letra el ültirno grito del ejercicio portuguCs, j5oner
las c aras feroces a los enem:os. S i n embargo, no nos
atrevimos a. entrar poi la puerta de Agreda, donde ha-
bla dos requisitorias, la del Gobierno, y otra del alcal-
de mayor de Burgos; y el arriero por un portillo me
llevO a su casa.
Era uno de los confidentes de mi clerigo contraban-
dista, y éste vino a verme. Le entregué mi baa!, que
aün tiene en su poder, y Cl me entregO a otro conti-
deiite suyo, para que me coridujese a. Pamplona, reco-
mendado a una casa de comercio francesa que yo tam-
biCn conocIa, para que me introdujera en Francia. Al
salir de AragOn para Navarra vi las extravagancias
450
despdticas y ruinosas de Espafla, pues se hace un re-
gistro más riguroso del dinero que uno ileva de reino
A reino que en las fronteras. Aunque todo mi equipa-
je se reducia a un saquillo de ropa, que derramaron
los guardias pot el suelo, y a ocho duros que llevaba
registrados, pasaron tambidn con una lezna el forro
de ml Breviario, por si llevaba allI algin oro.
Liegud a Pamplona cuatro dIas después de haber
Ilegado Urquijo preso a su ciudadela, v del meson me
ful a casa del comerciante frances. cNo vuelva vd. a
la posada, me dijo, porque acaban de prender a dos,
creyendo que son vd. y Cuesta el Arcediano de Avila,
fugitivo par la docta pastoral que puso, y publicO su
Obispo. Este era el tiempo critico de Ia persecuciOn
levantada par Godoy (ilamado en un Breve de Roma
par eso colii,nna de la ,-eligidn) contra los Janseriistas.
AsI se Haman en Europa todos los hombres sólida-
mente instruldos en la religiOn, y amigos de la anti-
gua y legititna disciplina de la Iglesia.
Inmediatarnente hizo Ilamar mi frances a un arriero
que habla lievado muchos clérigos a Francia por en-
cima de los Pirineos. Vino con su mula, y, siguiéndo-
hi, salimos el comerciante v vo, repartiendo ei a los
guardias algunas pesetas. Monte al caho del paseo de
la Taconera, y nos encargO que aquella noche nos in-
ternáramos todo lo posible en los Pirineos, como lo
hicimos, carninando hasta las dos de la mañana en
que liegamos a Hostiz, helados de frlo. Otro dIa atra-
vesainos el Valle de Bastan, y al tercero dormimos en
Cincovillas, desde donde se y e el mar, Bayona y to-
dos sus alrededores, blanqueando en el campo como
una vacada. No estuve muy contenta en la posada
porque allI estaban las guardias y tenIan la requisito-
na; pero el informe del arriero muY conocido, de ser
yo clérigo frances, lo que confirmaba mi fisonomla y
pelo, mis lunares y el acento mexicano (que ellos de-
clan ser de extranjero, y que en Andalucia hace pasar
)
Tb
• 45'
a los mexiCaflOS par portugueses 6 castellanos, y en
Castilla par andaluces) me pusieron en salvo.
A otro dIa pasarnos par Ordaz, i'iltimo lugarcito de
España par aquel ]ado, v mi afán era saber dónde era
La raya de Francia. c Esta es, me duo el arriero, se-
flalándome un arroyito muy pequeo y sornero. Lo
pasé, me apeé, y tendI de bruzas en el suelo.—Ou
hace vd.? me duo 61.—He pasado ci Rubicón, le res-
pondI, no soy emigrado sino mexicano, y no traigo si-
no este pasaporte (era el de Ianiau) de Mexico Para
Espana.—NO importa, d ijo, ]as gendarmes no entien-
den casteliano, y en viendolo tan grande, le quitarári
A vd. el sombrero coma a un gran personaje.— Y asI
fué.
Dormimos en Añoa, primer lugar de Francja, esto
es de ]as Vascos 6 \T izcaInos franceses, porque Vizca-
ya es parte de Espaia y parte de Francia, y de una
y otra vienen a America coma españoies, asI coma de
la Catalufia francesa y espaola. A otro dia Para en-
trar en Bayona, que es plaza murada, ci arriero me
hizo apear, y que fuera a entrar confundido con Ia
gente del paseo piThlico, donde par primera vez vi ]as
caches tirados par bueyes. Fué ini'jtil esta diligencia,
porque ci guardia me extraiIó a causa del vestuario, y
de ir con botas, y todo cubierto de poivo del camino.
Me llevó a Ia municipalidad, donde presenté ml pasa-
porte mexicano, y coma no lo entendieron, me dieron
mi carta 6 boieta de seguridad. Todo esto era muy
necesario en aquei tiempo par las turbulencias, aun
no bien apagadas, de la Repüblica. TodavIa lo era,
aunque gobernada par C6nsules, siendo Bonaparte ci
primero. Aquel dIa era viernes de Dolores del año de
i8ox.
Que hacer Para vivir, especialmente siendo yo muy
pundonoroso, contorme a mi nacimiento, C incapaz no
solo de pordiosear, sino de manifestar mi miseria? Su-
frIa tragos de muerte, y no ]as huhiera pasado si fue-
452
se libertino. Una casualidad me hizo erittar, sin saber-
lo, en la gran Sinagoga de los judfos del barrio de
Sancti-Spiritus. Se estaban cantando los Salmos en
castellano, y se predicó en castellano. Todos los ju-
dIos de Francia y casi toda Europa, excepto Alema.
nia, son espanoles de origen, y muchos de naturaleza;
porque yo los vela liegar a Bayona a circuncidarse;
todos hahian español, hombres v mujeres; en español
están sus J3iblias, en espaflol todos sus rezos, y tie-
nen sobre esto tal etiqueta, que, habiéndose casado en
Bayona un judlo alemán que no entendla espafloi, aun-
que ci coritrato matrimonial se le puso también en he-
breo para que lo entendiera, se le ieyó primero en cas-
tellano, y este fud el que fIrmó. Y aün conservan en
todo las costumbres españolas, como tambidn son los
que principalmente comercian con España, por la
cual todos han pasado. La ca usa de tanto empeño en
conservar todo lo espanol, es porque dicen que los que
vinieron a Espafla, enviados por ci Emperador Adria-
no, son de la trihu de Judá.
Entrd yo puntualmente é. la Sinagoga, a otro dIa de
haber Ilegado, y era puntual mente la pascua de los
ázimos y el cordero. El Rabino predicó probando, co-
mo siempre se hace en esa pascua, que ci MesIas aün
no habIa venido, porque lo detienen los pecados de
Israel. En saliendo de la Sinagoga todos me rodearon
para saber qué me habla parecido del sermon. "Ia me
habIan extrañado, porque yo ilevaba cueilo eclesiásti-
co, y porque me quite ci sombrero, cuando al contra-
rio todos ellos lo tienen puesto en la Sinagoga, v los
Rabinos que eran de oficio, un aimaizal ademas sobre
(a cabeza. El mayor respeto en ci Oriente es cubrirse
la cabeza. SOlo en ci cadI 6 conmemoracIOn de los di-
funtos, que entona siempre un huCrfano, se suelen
descubrir las cabezas en la Sinagoga. Y ci modo que
tienen para conocer si uno es judlo, es preguntarle en
hebreo cOmo te llamas? Yo deshice en un momento
Now

todos los argumentos del Rabino predicador, y me


desatiaro n a una disputa püblica. La admiti, y corno
ten ía en las uñas Ia demostración evangélica del Obis-
po }iuet, me luci tanto en la disputa, que me ofrecie-
ron en matrimOfliO una jovencita bella y rica Ilamada
Raquel, y en frances Fine/a, porque todos usan de
dos nombres, uno para entre ellos, y otro para el pt
blico; y aun me ofreclan costearme el viaje a Holan-
da, para casarme alII, ci no querfa hacerlo en Fran-
cia.
Rehusé, ya Se supone, su oferta: pero (lUedé desde
aquel dIa con tanto crédito entre ellos, que me llama-
ban Jaii, es decir, sabio; era el primer convidado pa-
ra todas sus funciones; los Rabinos iban a consultar
conmigo SUS sermoneS, para que les corrigiese el cas-
tellano, y me hicieron un vestido nuevo. Cuando yo
iba por curiosidad a Sinagoga, como otros espanoles,
los Rabinos me haclan tornar asiento en su tribuna 6
pilpito. Y acabada por la noche la función, yo me
quedaba solo con el Rabino que estaha de oficio, para
verle estudiar lo que se habIa de leer a otro dIa. Sa-
caba entonces la ley de Moisds, que, cuando esta el
pueblo, se saca con gran ceremonia y acatamiento, in-
clinándose todos hacia ella. Está en rollos, y sin pun-
tos, con solas las letras consonantes, y la estudiaba el
Rabino, leyéndole yo en Ia Biblia con puntos. Y lue-
go apagaba yo las velas de las lárnparas, porque ellos
no pueden hacerlo, ni encender fuego para hacer de
corner 6 calentarse los sábados. Se sirven para todo
esto de cii adas cristianas, y yo les decIa por lo mis-
mo que su religión no podia ser universal.
Como yo estaba todavIa de huen aspecto, tampoco
me faltaban pretendientas entre las jóvenes cristianas,
que no tienen diticultad en expi icarse; y cuando yo les
respondIa que era sacerdote, me declan que eso no obs-
taba si yo querIa abandonar el oficio. La turba de sa-
cerdotes que por el terror de la revolución, que los

ft
454
obligaba a casarse, contrajeron matrimonio, les hahia
quitado el escrilpulo. En Bavona y todo el departa-
mento de los bajos Pirineos basta Dax las mujeres son
blancas v bonitas, especialmente ]as Vascas, pero nun-
ca sentI rnás el influjo del clima que en comenzando a
carninar para Paris, porque sensiblemente vi desde
Tvlontmarzan, a ocho 6 diez leguas de Bayona, hasta
Paris, hombres y mujeres morenos, y éstas feas. En
general ]as francesas lo son, y están formadas sobre
el tipo de las ranas. Malhechas, chatas, boconas v
con los ojos rasgados. Hacia el Norte de la Francia
ya son mejores.
Yo, para vivir en Bayo:ta, recurri a los clrigos cmi-
grados a España que habIa favorecido en su trasla-
ción de Burgos a la Coruña. A contemplación del Go-
bierno frances salió orden en 1797 mandando salir de
España para las islas Canarias y Baleares a los po-
bres sacerdoteA franceses, y los de Burgos la tuvieron
para este efecto de pasar a la Coruña. Yo dirigi a su
nombre una süplica circular al clero burgales, para
ayudarlos a fin de hacer su viaje. Gustó tanto que el
clero entusiasmado salió con bandejas por las calles a
hacer una colecta, y se juntó muy bastante para tras-
portar con decencia sesenta sacerdotes, que en obsequio
rnio vinieron a montar ante el convento de San Pablo
donde y o estaba. Los infelices me enviaron a Bayona
cuarenta francos, con que determine al cabo de dos
meses internarme en Francia. Lo que me fltaba era
pasaporte; pero los judIos me hicieron advertir que en
el que tenla de Mexico para Espaa, Csta estaba en
abreviatura, v se seguIa un blanquito al fin del ren-
glón. Alli puse cy Francia; y me embarqué en el rio
para Dax distante cuatro leguas.
Dc allI prosegul a pie para Burdeos distante mas de
treinta leguas, en compañia de dos soldados deserto-
res de Espafia, zapateros. Como todo el camino es un
arenal, padecI infinito, y al cabo no huhiera podido
4
Ilegar a Burdeos por lo mu y inflamado de mis pies,
si no me hubiese embarcado en otro rIo. Mis zapateros
comenzarofl inmediatamente a trabajar, y ganaban di-
nero como tierra, mientras que vo, Ileno de teologIa.
morIa de hambre y envidia. Entonces COflOCI cuán bieri
hicieran los padres en dar a sus hijos, aunque fuesen
nobilIsimos, algün oficio en su niñez, especialmerue
uno tan fácil y tan necesario en todo el mundo. Es.
to serIa proveerlos de pan en todos los accidentes de
Ia vida.
Yo habIa recibido uria caita del Embajador de Es-
pafia en Paris, D. Nicolás Azara, v otra del botánico
Zea, porgue en medio de todos mis trabajos v rnise-
rias nunca me faltó la atención y correspondencia de
los sabios de Ia Europa. En vista de estas cartas, el
Cónsul español, que necesitaba al Embajador para
que le aprobase sus cuentas, rnandó al Secretario que
me alojase. Este era un espanol que se empeñó en ha-
cerrne ateIsta con la obra de Freret, como si un italia-
no no hubiese reducido a polvo sus sofismas. He ob-
servado que se leen con gusto los libros impIos, por-
que favorecen las pasiones, y no sólo no se leen sus
impugnaciones, sino que se desprecian, porque el tono
fanfarrón absoluto y satisfecho de los autores incré-
dubs pasa al espIritu de sus lectores. Y la verdad es
que los tales fanfarrones son los ignorantes y los ini-
postores. Hablan con [a satisfaccióii que en su inte-
rior no tienen, para imponer; y si la tienen, es pot su
misma ignorancia. Qui resf'iciI ad .pazica defacili pro-
2! ii izijat.
En cuando dicho Secretario supo que yo tenIa dine-
to, fingió orden del Consul, y me hizo pagar vein-
te duros de alojarniento, que se embolsO. El dinero
que vo tenIa procedid de la generosidad de D. Jose
Sarea, Conde de GijOn, natural de Quito, que alli des-
embarcó, v traIa empleado todo su dinero en azilcar
de La Habana, en la cuab pensaba ganar mucho. Y en
456
efecto no la habIa entonces en Burdeos. Yo to alboro-
té para ir a dar un paseo a Paris antes de entrar en
Espafa, y me lIevó de intérprete. Tiraba el dinero co-
mo si estuviese en America, y y o, considerando que se
bahIa de ver en gran miseria en Europa, donde todos
se conjuran para despojar at americano recién venido,
le iha a la mano aun cuando querfa gastar en mi ob-
sequio. El se enfadó de esto, y me abandonó casi me-
go que Ilegamos a Paris. Bien se arrepintió despues,
porque le sobrevinieron los trabajos que ye le habIa
predicho. El comerciante de Burdeos de quien se ha-
bla valido, en lugar de vender la azücar luego, aguar-
do a que se lienara de ella la plaza, con Ia paz de
Amiens, y luego, vendidndola por nada, 6 fingiendo
venderla, se quedO con el dinero en pago de almace-
naje. ConociO at cabo el Conde mi hombrIa de bien y
no he tenido después mejor amigo.
No quiero omitir que un frances al servicio de Es-
paña, que se hizo mi amigo en Bavona, me recomendó
desde Burdeos con eficacia a su hermano, que ocupaba
una plaza de influjo en Paris, porqize, azinqzie sacerdole,
le decla de ml, es hombre de bien. Me ensefió esta cláu-
sula, y me dijo que era necesario porque todos ellos
eran unos libertinos. Después vi que era cláusula co-
rriente en la recomendaciOn de un sacerdote. Tanto
habIan declamado los incrédulos contra la religiOn y
sus ministros como unos impostores, que liegaron a
impresionar at pueblo, el cual salia a cazarlos en los
bosques, a donde hulan cuando la revolución, dicien-
do que iban a matar hestias negras.
Si el frances huhiera sabido que yo era religioso, n
me hubiera recomendado, porque el sobrenombre de
fraile me constituIa incapaz. Entre catOlicos é incré-
dubs es un oprobio, 6 por mejor decir, el compendio
de todos los oprobios, y con decirle a uno que to es,
creen haber agotado las injurias. Equivale a hombre
bajo, soez, maicriado, ocioso, pordiosero, ignorantlsi-
- _:-

457
mo, impostor, hipócrita, embustero, fanático, supers-
t'cioso, capaz de todas las vilezas é incapaz de honor
y hombria de bien. Parece increlbie, y es ciertIsirno.
Aun en los .huqueS de los católicos es menester no de-
cir unO que es fraile, porque si hay alguna borrasca
le echan al agua comO ha sucedido varias veces. Por
eso los franceseS en Espafia los mataban Sin remordi-
miento, dentro Y fuera de los conventos. Por eso ya
casi no existen en Europa. José Napoleon los habIa
extinguido en España, y allá iban las Cortes. Donde
existen, se les y e con el mayor vilipendio, y no Se les
da entrada cii ninguna casa decente. Me sucediO en
Madrid ir a visitar por paisana a la hija del mercader
Terán,, habiéndole pasado recado, me respondiO que
pusieSe memorial. Lo peor es que el frailazgo impri-
me carácter indeleble. Nada se avanza con seculari-
zarse, ser Obispo ni Papa. Siempre lo frailean desde-
ijosamente, y en Roma, para despreciar al Papa, 6
alguna providencia suya, dicen hombres y rnujeres:
Oh, è un frate.

CAPITULO \T

Desde que llegué a Paris hasta mu salida de allI.

Hago capItulo aparte de mi estancia en Paris, para


contar en éi muchas cosas dignas de saberse. Due en
el precedente que llegué a Paris con el Conde de Gijón,
que luego me desamparO, y aunque ci señor inquisidor
Yéregui me enviO de Espana un socorrito, ci primero
que recihf fué de D. Francisco Zea, que estaba uigu-
randoen Botánica y áquien habIa conocidoen Madrid.
Era uno de los doctores jóvenes de Cundinamarca
(este es el antiguo nombre de Nueva Granada) que,.
458
babiendo impreso un librito de los derechos del hom-
bre, habIa puesto en prisión la Audiencia de Santa Fe
de Bogota. El abogado Nariflo los defendió, haciendo
ver que nada habIan hecho sino copiar lo que ensefia-
ban los autores clásicos españoles de usocorriente,
que aiin declan mucho más, y con cien de ellos fué pro-
bando cada proposición. Los oidores no tuvieron qué
responder, pero, a uso de su despotismo en America, 6
por mejor decir, de todos los tiranos del niundo, los
enviaron a Espana con su abogado bajo partida de
registro, encargando que cuantos menos ilegasen vivos
tanto me j or. For fortuna cavó en Espafla el asunto
entre manos liberales v se rieron mucho con el escrito
de Nariflo, porque, en efecto, la doctrina del librito 6
la declaración de los derechos del hombre, ya procla-
mada pot los Estados Unidos en America, y después
por la Asamblea Nacional de Francia, son, en sustan-
cia, principios eternos rnuy bien reconocidos por los
autores españoles antes de la invasion del despotismo,
que a/'orrecc la luz porque obra mal. Fueron, pues,
puestos los doctores cundinamarqueses en lihertad, y
Zea paso pensionado por nuestro gobierno a Paris,
donde puhlicO las famosas descubiertas del cClebre
Mutis sobre las quinas de Santa Fe, y sucedió a Ca-
banilles en la direcciOn del JardIn Botánico de Madrid.
A poco de estar yo en Paris llegO Sim6n Rodriguez,
un caraqueño que con el nombre de Samuel Robinson
ensehaba en Bayona, cuando yo estaba, inglés, f ran-
cés y espahol, como también enseñaba éste ültimo un
fraile trinitario descaizo liamado Gutiérrez, apOstata
y lihertino, que después fué autor de la Gacetilla es-
panola de Bayona y ultirnamente ajusticiado en Sevi-
lla por orden de la Junta Central a causa de que iba a
Espafla de orden de NapoleOn a intrigar con el sello
,privado de Fernando VII. Robinson se fué a vivir
conmigo en Paris y me indujo a que pusiésemos es-
cuela de lengua espahola, que estaba muy en boga.
La cauSa era La cesión que España acababa de ha-
-cer a Napoleon de La isla de Santo Domingo (cuvas
tres partes las más ricas posefamos) y la Louisiana,
sin fijar sus.térmiflos, ni saber que decla un territorio
tan grande como toda la Nueva Espana. Todo esto en
cambio de La peqUefiita Toscana para hacer rev de
Etruria al Principe de Parma. Ya Godov tenla desde
antes of recida la Louisiana a NapoleOn, sOlo para
captar su favor, sin acordarse ni él ni Espafia que el
rev, seg(in las leves de Indias, no puede enajenar La
más minima parte de America, y si cedia, La cesiOn es
nula.
Esta cesiOn fué durante el pequel'lo intervalo de paz
que tuvo Napoleón con Inglaterra, ilamada la paz de
Amiens, donde se firmO. ProsiguiO luego la guerra; y
Napoleón, antes que los ingleses se apoderaran de la
Louisiana y de que Espafla Se la entregara a éi, la
vendiO a los Estados Unidos en trece millones de pe-
sos. 6 dollars, aunque dicen que Espaa la hahia Ce-
dido a éì con pacto de retrovendición. Lo cierto es que
los anglo-americanos se han apoderado hasta de la Flo-
rida oriental, cuya capital es San Agustin, y han pues-
to su fuerte Clay/iorne a sesenta leguas de nuestras
poblaciories de Texas. No tardarán mucho en hacerse
dueños de ]as provincias internas del Oriente y Ilegar
hasta Mexico por razOn natural, pues con el comercio,
la industria y la libertad, el acoginiiento de todos los
extranjeros y las tierras que reparten a todas las faini-
has que emigren de Europa v que ellos mismos con-
ducen, han adoptado todos los medios de multiplicar-
Se, y en cuarenta ahos han liegado a nueve millones,
de dos v medio que eran cuando la insurrecciOri. Nos-
otros al contrario, éramos cien millones cuando la
conquista, y boy apenas ilegamos £ nueve, contando
con el reino de Guatemala, porque hemos adopta-
do todos los medios de impedir y disminuir la p0-
blaci6n. Tales son La dificultad de los matrimonios
460
por el exceso de los derechos curiales, por la división
imaginaria de castas, por la extracción continua de
hombres, bajo cualquier pretexto, para Filipinas, La Ha-
bana, Puerto Rico, para Los huques del rev v para los
presidios de las costas mortiferas, a más de la opresión
general, la lihertad del comercio, industria y agricul-
tura, y Ia excomunión en que vivimos del gnero hu-
mano. Aiiádase la carnicerla de la revoluci6n, en que
no se da cuartel, v nos ha privado va de un miIlón de
hombres, v la guerra incesante, prfida y cruel que se
hace a las naciones nómadas y con quienes los norte-
americanos viven en paz v tratan como hermanos. Su
misma politic privará a Espafia de sus Americas, si
no inuda su sictema maquiavélico.
Por to que toca a la escuela de lengua espailola que
Robinson y yo determinamos poner en ParIs, me trajo
ei a que tradujese, para acreditar nuestra aptitucl, el
rornancito 6 poema de la americana A/ala de M. Cha-
teaubriand, que esta muy en celebridad, la cual harIa
él irnprimir mediante las recomendaciones que trala.
Yo Ia traduje, aunque casi literalmente, para que pu-
diese servir de texto a nuestros discIpulos, y con no
poco trabajo, por no baber en espailol un diccionario
botanico, y estar Ileno el poema de los nombres pro-
pios de muchas plantas exóticas de Canada, etc., que
era necesario castellanizar.
Se imprimió con el nombre de Robinson, porque Cs-
te es un sacrificio que exigen de los autores pobres Los
que costean la impresidn de sus obras. Asi el b2rcelo-
nCs Don Juan Pla es el autor de la gramática v dic-
cionario de Cormon que costeó la impresión, y no
sabia espa?ioI. Alvarez, que tampoco 10 sabIa bien, se
dió por autor del Diccionario de Capmany, que reim-
primió en Paris añadida la parte segurida, 6 de espa-
floE at francCs, por algunos espafioles residentes en
Paris. Ródenas en Valencia hizo apuesta de traducir
la A/ala at castellano en tres dIas, y no hizo mas que
461
eimpriInir ml traducción, suprirnierido el prólogo en
que Chateaubriand daba razón de dónde tornó los per-
sonajes de la escefla; pero z-eimprimiendo hasta ]as no-
tas que yo anadI. Y donde no puse nota, él puso un
desatinO, queriendo corregirme. Por ejemplo, nada
anot6 sobre la palabra sabanas, porque en toda la Arné-
rica septentriOflal está adoptada esta palabra indiana
para sigriificar un prado. El, que no Jo sabla, quiso
enmendarme la plana, y puso sd/'anas. Tuvo empero
la prudencia de no poner en la fachada sino las inicia-
les de su nombre, por Si se descubrIa el robo. Este es
de uso muy comiin en Europa. El inglés Walton me
robó la historia de la revolución de Mexico en sus Dis-
Sen/IOnSof Spanish America. Cuando murió el abate
Gándara, todos decIan: ya murió el Cicerón de Azara,
porque de aquel era la vida de Cicerón, traducida del
inglés que no sabIa Azara. Mil otras intrigas se hacen.
La Apologia Jesuitarum a Fr. Danicle Goncina es noto-
riamente obra de un jesuita veneciano. El ex-jesuIta
Zacarlas anadió el suplernento a la obra de Natal Ale-
jandro, callando su nombre, porque nadie le dana fe
sobre las materias de gracia. Y es costumbre de los
jesultas callar por eso su profesión, como Jo hizo Be-
rant Bercastel, que dicen en Francia dió por historia
eclesiástica los anales de su CompanIa. Es tolerable
hasta el siglo XII, en que ya comienza su rabia con-
tra la Order' de Santo Domingo; en el siglo XVI sigue
contra los Capuchinos, porque les disputaban la per-
fección del instituto, y en los siglos XVII y XVIII ya
cuenta con intrigas é imposturas. Esto he querido in-
tercalar aquI para contrarrestar la inicua inaniobra de
las gentes que no reparan en robos y ficciones, porque
siempre hay personas a quienes sorprender.
En cuanto a la A/ala, el primero que vino a corn-
prárnosla fu g su mismo autor, y tuvimos muchos dis-
cIpulos dentro y fuera de casa. En ésta por la noche
.a una hora enseaba yo, y Robinson daba lecciones a
462
todas -horas fuera, porque vo tenIa que atender a mi
parroquia.
Es el caso que yo, viendo que los delirios de los in-
crédulos como Volnev, seextendlan ánegar 6 dudar la
existencia de Jesucristo, escribi una disertación para
demostrarla. Ca y ó en manos del Gran Vicario de Pa-
ris, y se me encargó la parroquia de Santo Tomás,
rue Fi//es tie Saint T/zo,nas, que ho y ya no existe, v era la
iglesia de las monjas Dominicas de ese nombre en el
centro de Paris. Ya varios pueblos en mi viaje me ha-
bian ofrecido sus parroqulas, porque habla mucha es-
casez de sacerdotes; pero no admitI sino la de Paris,
donde estaba de asiento. Y cierto, no previ el trabajo
que iba a cargar sobre ml, sin otra renta que las obla-
ciones voluntarias de los fieles, muy suficientes para
uno solo. Pero vo tenia que pagar cuatro eclesiásticos,
que me avudasen, el sacristán, el suizo que con su for-
nitura y alabarda impide cualquier escándalo 6 trope-
lIa en la iglesia, los dos cantores que revestidos de
capa pluvial dirigen los coros del pueblo, y el müsico
que, con un bajo en forma de serpentón, les dá los to-
nos, a más de todos los gastos necesarios al culto.
Asl nada me sobraba y el oficio por todas partes me
ceflla, porque en Francia serla un escándalo ver un
clérigo en tin teatro, en el paseo pñblico, especialmen-
te los dlas festivos, y aun en un café.
Antes de la revolución habla en Paris cincuenta pa-
rroquias (como en todo el reino cuarenta y cuatro mu)
sin la inmensidad de Iglesias regulares que siempre
ayudan mucho. Ahora solo eran doce las parroquias,
con algunas pocas seculares, y sin Ilmites seiialados,
concurriendo indiferentemente los fieles a la que que-
nan. Y como la mIa estaba en el centro de Paris, era
grande el concurso, principalmente por considerárse-
me como extranjero, sin partido. El clero católico es-
taba en cisma, dividido en sacerdotes jurados y no ju-
rados, republicanos y realistas, jansenistas y jesuitas,
463

6 conStitUCi0 es y refractarios, como aquellos llama-


ban a éStOS, 6 comb dstos se llamabari ;i si misnios,.
cat6liCOP0st6l1c0r0m0s.
Yo perteflia a dstoS par mi Iglesia; pero no pensaba
enterament e coma ellos. AdmitIa en mi Iglesia los fie-
les constitucionale s , pues yo no crela excomulgados a
sus ministros. Ni las excomuniones ipso facto valen
en la Iglesia Galicana, fli alguna Sin el pase de su Go-
biemno, 'ii la constitución civil del clero contenla here-
jIa ninguna (antes habia sido un esfuerzo para volver
a la primitiva disciplina), fli Su condenación habla Si.
do Sino en virtud de informe de la Sorbona, que en-
Jos iIltimos tiempos ya no valIa nada, porque la per-
secuciófl molinista y especialmente la del hipócrita
Tournelli habla echado fuera los miembros verda-
deraniente sal)ios. Me constaba por otra parte que Jos
constitUcioflales estaban en comunión con los Obispos
más sabios de la Europa, de que algunos los habIan
defendido perfectamente, como el sabio Dominicano
Benedicto Solari, Obispo de Noli, en su Apologia con-
tra el Cardenal Gerdil, y apoyándolos Universidades
católicas célebres. Los constitucion ales tenIan Ia ma-
yor parte de las parroquias; algunas nos habian ocu-
pado los Teofilántropos, 6 DeIstas, apoyados con el
brazo del Gobierno, par el Director de la Repüblica
Revelliere Lepaux; y los Calvinistas, de que en toda
la Francia habrá coma dos millones, habian comprado
la Iglesia del célebre Oratorio de Jesus.
En Francia, además del trabajo regular de la admi-
nistración de los sacramento, hay que predicartodos los
domingos, y dos veces Si SOD de adviento 6 cuaresma,
lo mismo que en otras festividades. Los franceses pa-
san en la Iglesia el domingo (que ellos miran como
dIa muy sagrado, con razón, pues en su catecismo el
tercer mandamiento de Dios no dice c santificarás las
fiestas, sino los domingos); y par consiguiente todos
los sacerdotes de cada parroquia y todo el clero ocu-
464
pan el presbiterio revestidos de sobrepelliz, aunque so-
lo el cura lieva estola. El pueblo se hace un deber de
asistir a Ia misa mayor 6 parroquial, lo misino que a
las vIsperas. Hombres, mujeres y ninos lievan su ii-
brito para los oficios divinos en latin y a su lado la
traducción en frances, y todos cantan paseándose por
en medio de La Iglesia, los dos cantores revestidos de
capa pluvial y con un cetro en las manos para dirigir
Los coros, y el pueblo se inclina cuando ellos se inch-
nan, etc. Hombres y mujeres están sentados en sillas,
6 sillitas que pagan a sueldo excepto alguna gente p0-
bretona que se agrupa a donde puede.
Comienzan por cantar la tercia, entonando los sa-
cerdotes la antIfona. Luego la misa, que siempre es
con ministros, y después de ella La hora de sexta. Can-
tado el Evangehio, el cura sube al pülpito, Lee el
Evangelio en Frances, que todo el mundo oye en pie,
como cuando se canta en Latin, y Luego lo explica du-
rante un cuarto de hora, 6 algo más. Esto no se lla-
ma sermon sido prone. Los sermones que leemos son
por ha tarde, despues de vIsperas, y por eso están con
texto libre. El cura después exhorta a orar por el Pa-
pa, por el Obispo diocesano, por el Gobierno, por el
que ofrece el pan bendito, caminantes, enfermos, na-
vegantes, y reza el Salmo laudale Dominum omnes gen-
ies, a que el pueblo responde. Luego exhorta a orar
por los difuntos y reza el Salmo tie j5rofundzs. De ahI
anuncia los dIas de fiesta 6 de ayuno. Este es un res-
to de los antiguos dIpticos de la Iglesia. Cuando nos
suelen decir los europeos que predicar de memoria es
arrogancia espaIiola, se atribuyen ho que es corni'in en
toda Ia Europa. Solo los protestantes en Inglaterra tie-
nen delante su sermOn, y leen a hurtadillas. Se dice
tarnbién que los franceses predican sentados. Debie-
ran decir apoyados sobre una espcie de medio ban-
quiLlo, es decir, medio sentados y medio parados, ex-
cepto en algün pasaje patCtico en que se ponen ente-
-. JNOY
465
ramente en pie, como lo están en el exordio; y en éste
tampocO se cubren, sino después de dicha Ia Ave Ma-
ria hacen tres corteslas, una hacia enfrente, y las dos
A cada lado. Su bonete no es como el nuestro, sino
como un pan de athcar, teniendo una boria en la pun-
ta. Esta es blanca en los doctores de la Sorbona, que
predicali siempre y salen a decir misa con ella.
Al ofertorio de la misa of rece aiguna persona respe-
table, hombre 6 inujer, avisada de antemano para es-
to, el pan bendito. Esta es una representación de las
antiguas oblaciories de los fieles, y es una gran torta
de pan con huevo, que pone el sacristán vestido de so-
brelliz, sobre su cabeza, en una bandeja, con su man-
tel al rededor y cuatro velas de cera encendidas pre-
cediendo quien lo ofrece, con una vela encendida en
la mano. Sube al altar, entrega la vela al sacerdote,
y éste le da a besar el reverso de la patena, que es Co-
mo piatito, y tiene por fuera en el asiento, una estam-
pita de Cristo en la cena. Se coloca la persona oferen-
te en el presbiterio a un lado del altar, y ci pan se lIe-
va a la Sacristla para dividirse en tajaditas que se han
de repartir a la hora de la comunión.
Despuds de ésto y regularinente despuds de aizar se
hace la colecta para los pobres s-gCin ordena San Pa-
blo, aunquc ahora se hacIa para los gastos del culto.
En los dIas más solemnes la hace el cura ü otro sacer-
dote; pero lo regular es que ci sacristán entregue la bol-
sa, que es de seda y oro, a alguna señorita. Esta le-
valita ci brazo y se lo toma algün caballero, seg(in cos-
tumbre de Francia 6 Inglaterra, donde las señoras
siempre van del brazo y precedida del suizo, que ante
cada persona golpea su alabarda, presenta su boisa y
recibida la limosna hace una cortesIa. Da ci que quie-
re lo que quiere; pero regularmente dan todos, y sue-
len juntarse miles de pesetas. Cuando la restitución
p(ibiica de la religion en Francia siendo Consul Bona-
parte, hicieron la colecta las hijas de los cOrisules, y
4
466

aunque anduvieron poco trecho en la Catedral, junta-


ron dos mil luises de oro. Cada luis vale cuatro duros
y algo más de medio.
El pueblo nunca se arrodilla sino al incarnatus, coS-
tumbre introducida por San Luis Rey de Francia en
la Iglesia, aunque antiguamente sólo era al hom ofac-
tus est. Tampoco se arrodillan sino al Izomo factus est
los Dominicos cuyo rito es el galicano segün se usaba
cuando se fundaron en Tolosa de Francia; y en San-
tiago en Paris se guardaba un gran libro del rito do-
minicano arreglado en tiempo de Santo Tomás y asis-
tiendo él. La gente le Ilamaba rito griego, y es ver-
dad que los Apóstoles de Francia fueron griegos, y el
dIa de San Dionisio, primer Obispo de Paris, se dice
la misa en griego. Pero lo cierto es que el rito galica-
no antiguo, lo mismo que el Mozárahe de España in-
troducido por sus hombres apostólicos, era el primiti-
vo de la Iglesia romana, que es la que ha variado mu-
chisimo el suyo, y se empeñó en destruir el galicano
desde el tiempo de Carlo Magno, y después el Moth-
rabe de Espai'ia, que solo se usa en una Capilla de
Toledo por orden del Cardenal Cisneros. Todos estos
ritos son más devotos que el actual romano.
Los franceses como los Dominicos, al aizar la hos-
tia, se arrojan de un golpe en postraciOn, cantando las
dos iItimas estrofas del himno de Laudes de Corpus,
oh salutaris hosz'ia: y este espectáculo es tan hermoso,
que la primera vez que le vió el Lord Bolimbroc, dijo
que si él fuera rey, a ningiin otro le permitirIa hacer
estaceremonia. Prosiguen postrados asI hasta ci Pa-
ter foster. Los italianos en Roma no se hincan sino
en ci momento de alzar. Tampoco los cristianos anti-
guamente se hincaban en los domingos, ni entre pas-
cua y pascua. Siempre hay gente en Francia que Co.
mulgue en la misa mayor.
Acabada la cornuniOn los catOlicos reparten en unos
canastillos el pan bendito, de que cada uno toma una
--

467
tajadita, se signa con ella, y se la come. Estas son
las eulogias que se usan en la Iglesia griega, en se-
fiat de caridad y fraternidad, y memoria de que anti-
guamente tpdos los uieles comulgaban. Tarnbitín Se
hace esto en España entre los Maragatos. Y ha y mu-
chos de los usos de la Iglesia de Francia en toda la
Corona de Aragdn que dominó la Francia. Responden
todos en la misa, se hacen oblaciones at ofertorio, y
los canónigos se visten de morado como los de Fran-
cia. En esta después de la misa canta Ia sexta el pue-
blo y se retira. Pero come temprano los domingos pa-
ra venir a las vIsperas a tres 6 cuatro de la tarde.
Cantan entonces Nona, VIsperas, Completas y el
Salut que liarnan, y es el Oficio del SantIsimo Sacra-
mento compendiano, como to tienen los dominicos en
sus Horitas, y está patente durante este Oficio. Aca-
bado se les da con él Ia bendición, como tambidn con
el copón en la ültima misa, que siempre es antes de
medio dIa, porque en tocando este, ya no se puede en
Francia decir misa, aunque en Madrid hay misa de
una, y ninguna devoción en ella. Despus del Saltit
sigue el sermon en los dIas que to hay y ya tengo di-
cho, con el cual se sale de la Iglesia a las ocho de la
noche. En semana santa, el pueblo asiste y canta en
todos los oficios y horas candnicas. En los dIas en que
la misa termina con Benedicarnus Domino, que es de-
cir, que no se despide at pueblo porque es dIa de orar,
vuelve el pueblo a la Iglesia a las cinco 6 seis de la
tarde para la oraciOn. El cura le expone el Evangelio,
y dice una porciOn de oraciones. Regularmente son
mujeres piadosas las que asisten a esto, y tienen pa-
.ra la Iglesia una especie de gorros negros que no solo
cubren la cabeza sino también una parte de la cara.
Pero la funciOn más grave y tierna de las Iglesias
de Francia es la de Ia primera comuniOn de los niflos
cuya instrucciOn en la religiOn no se f ía, como por
acá, a cualquiera, sino que se hace de ella la impor-
468
tancia que merece. A la septuagésima Jos padres y
madres presentan a la Iglesia sus niños v niñas con
uso de razón. Ella registra sus nombres, y ellos vie-
nen ó. tarde y mañana a la Iglesia a dar la leccion que
1
se les seüala en el catecismo, y oir su explicación. El
cura para dana, está revestido con sobrepelliz y esto-
la, d igualmente vestidos los sacerdotes, diácouos 6
clrigos menores que le ayudan si los niños son mu-
chos. Están repartidos por las capillas, aparte losni-
ños y aparte las niñas con sus catequistaS conforme a
La clase de su aprovechamientO y van subierido hasta
la capilla del cura que a nadie f ía jamás esta función.
La de cada dIa se termina con un hirnno mu)' armo-
nioso que cantan. El cura decide de su instrucción, y
eutonces se les enseña el rezo de las vísperas en la-
tin, de las horas y de la misa de su diócesi, porque
cada una en Francia tiene su Breviario, Misal, Ritual
y catecismo propios aprobados por su Obispo, aun-
que Bonaparte se empenó en uniformanlos en cuanto
al catecismO, en que se mandaba obedecerle como al
Cdsar del Evangelio.
Cuando ya están debidamente instruidos, el cura
seala el dIa de la primera coniunión, y los sigue ins-
truyendo en el modo de confesarse bien. El mismo los
conhesa a todos y la vIspera de la primera comunión
reciben la que Haman seca de hostias sin consagrar
para que estén diestros en recibir las consagradas. El
concurso es inmenso el dIa de la comuniión, y no fal-
tan los padres y las madres. Las niiias se presentan
todas vestidas de blanco, cubiertas las cabezas con
sus sombreritos y velos, y ocupan sus sillitas en or-
den, a un lado del coro, que está en el presbiterio, no
de cara al altar sino a la parte opuesta del coro. Los
niflos ocupan ésta en sus sillitas vestidas con modes-
tia, y con sus pelitos sueltos, teniendo unos y otros
en sus manos una vela de cera de a libra, con so gran
rosa de cinta. El cura hace una instruccidn sobre los
-

_• 469
votos y obligaciones de la profesión cristiana, y los
ifiOS con mucha devocióu renuevan los votos del bau-
tismc' Luego en el ofertorio de la misa, ellos presen-
.
tan el pan bendito )' Su vela, Y a su tiempo con belli-
simo orden van subiendo al altar & recibir la comu-
ni6n; )' como el altar tiene muchas gradas, las nif'ias
Ilevan unas caudas largas que quedan tendidas sabre
aquellas, y ellas bajan muy despacito, con ]as ojitos
bajos y las manitaS juntas ante el pecho; es un espec-
táculo devotIsimo. Al lie missa est, el cura volviéndo-
se al pueblo, dirige su exhortación & los padres y
madres, entregándoles, dice, sus hijos ya instruIdos
en la religion corno un depósito precioso que la Igle-
sia les confia, y de que Dios les pedirá. cuenta, Si n
procuran cultivar aquellas tiernas plantas de Jesucris-
to, conforme a la doctrina en que se les habIa instruI-
do, y no los traen a los oficios d instrucciones de la
Iglesia, etc.
A la tarde los nios y niflas colocados en el mismo
orden en la Iglesia, teniendo en media al SantIsimo
Sacramento en un altar, cantan las visperas, las coin-
pletas, el salul, con sus velas encendidas en las ma-
nos etc. Esto todo es una de ]as funciones m&s tier-
nas y patticas que he vista en mi vida, y que embe-
leza con razOn a todos los extranjeros, en cuyas igle-
sias se ye esto con tanto descuido 6 indiferencia.
Si el cura a la aurora de la razOn de los fieles de su
parroquia se encarga tanto de ellos, no es menos el
cuidado que tiene en su muerte. El cura administra
los Sacramentos a los enfermos, hacindoles una bre-
ve plática fervorosa, que nunca se omite antes de dar-
les el viático. Y desde entonces se encarga de dl hasta
que entrega su oveja en las nianos de su Criador que
tambidn a su pastor ha de pedir cuenta de ella. Ya en
muchas diOcesis se administra el Santo Oleo coma en
la antigua Iglesia antes de Ia EucaristIa coma debe
ser, pues dste es el más puro de los Sacramentos, y
47
el Santo Oleo que solo comenzO a ilamarse Extrema-
UriciOn, en el siglo XIV, tiene por su primario objeto
dar salud at cuerpo, para to cual no se debe aguardar
a que el alma esté entre los dientes. Eso es tentar a
Dios, y ha dado lugar a los sarcasmos biasfemos de
Calvino.
Aun muerto el parroqulano, el cura i otro sacerdo-
te revestido de sobrepelliz to vela toda la noche, en-
comendándolo a Dios, hasta que antes de ilevarlo a La
iglesia to ponen en un féretro a la puerta de su casa,
con un acetre de agua bendita, y todos los que pasan
se la echan y oran. No usan hábitos de mortaja,
como tampoco en Roma, sino una sábana blanca, co-
mo en la Iglesia primitiva. De ahI to ilevan a La Igle-
sia, yendo en el duelo los más prOximos parientes,
todos vestidos de negro, y con un manto de balleta,
que atan con una cinta at pecho. El clero Los recibe y
coloca en las sillas del presbiterio, ' él ocupa el re-
dedor del cuerpo en La Iglesia revestido de roquetes,
y con unos capelitos negrOS con su pequefla capilla.
Al ofertorio todas las dolientes Ilegan at altar a ofre-
cer dinero y también Ilegan los sacerdotes que están
at rededor del cuerpo, a ofrecer un sueldo que se les
da. No he querido ornitir estas noticias edificantes,
porque la Iglesia de Francia a fuerza de resistir a ]as
coritinuas inovaciones de Roma, ha logrado conservar
más de los devotos ritos y santas antiguedades de La
Iglesia primitiva.
Entre sus Breviarios el mejor es el de Paris; entre
Los Misales el de Sens. En aquel Breviario son del
célebre Santeuil todos los himnos, verdaderamente
poéticos, en lugar de los del Breviario romano, tan
bárbaros que apenas se pueden tolerar. Solo ha con-
servado éste los himnos de Santo Tomás en el oficio
de Corpus, y el hirnno de difuntos compuesto por el
Dominicano Zavarela, aunque sustituyendo at teste
David curn sivilla — Grucis es pandens vexilla—porq ue
r; =
-

47'
está demostrado que las profecIas de las Sibilas son
un cuento de Los cristianos primitivos.
En cuantO a los matrimonios nada hay de particular
sino el bouquet, esto es, el ramillete de fibres naturales
que los nOviOS lievan al pecho, y el novio es quien lo
regala a La novia. Los sacerdotes realistas daban el
Sacramento Sifl cuidarse de que el contrato se hubiese
antes verificado ante Ia municipalidad coriforme a las
leyes de la repiiblica, porque declan que el Papa aun
no lo habla reconocido; como si dependiese de dl La
existencia de las potestades seculares. En esto nunca
los imitd, y siempre exigI que precediese el contrato
en la municipalidad. El Concilio de Trento no está
admitido en Francia, y lo que se observaba de su dis-
ciplina era por las Cortes de Blois. Habiendo cesado
Las Ieyes reales, el contrato se debla hacer segi'in las
leyes civiles sin las cuales el matrimonio era nub, Co-
mo Jo ha sido siempre en Francia sin el consentimien-
to de los jefes de fainilia. El matrimonio, hablando
con propiedad, no es sacramento, es un contrato; aun-
que es cierto que hay un sacramento para bendecirlo
y santificarlo. Es necesario pues que preceda La mate-
na circa qziam, que es el contrato, sobre el cuab tiene
jurisdicción el estado, como la Iglesia en el sacramen-
to. Este se hace en la misa nupcial, cuando volvidn-
doseel sacerdotey extendiendo las manos haciabos con-
trayerites, ora para ebbs. Las oraciones son La forma,
la imoosicidn de rnanos la materia ex qua. Esta es la
doctrina más sólida y propia para responder a los ar-
gumentos de los protestantes. Se puede ver probada
con la debida extension en Agier, Presidente boy del
Tribunal de casaciOn de Paris, en su obra Du Maria-
,?-e. 2 torno 4 9. El cdlebre Padre Gazaniga 4tuyo curso
teolOgico es de la mayor aceptaciOn en Europa, como
sus demás obras, no dictO su tratado de los sacra-
mentos en las escuelas, sino que lo escribiO despuds
que habiendo venido a Bobonia Plo VI de Viena, y be-
472
sádole piiblicamente la frente, tuvo con él cuatro ho-
ras de conferencia, que se cree rodaron sobre lo que
habla ocasionado su viaje a Viena v eran las leyes del
Emperador Jose sol)re los matrimonios atribuyendo a
Ia potestad secular el establecimiento y la dispensa de
los impedimentos dirimentes, conforme a la doctrina
hoy corriente, que restaurd Launvi. AsI dicen en Ita-
lia que escribió ese tratado Gazatiiga ad men/ci,;
Pii sex/i: por lo cual en las ültimas ediciones de su
Teologla lo han suprirnido, y sustituIdo el de Anzualdo.
Por lo mismo habiendo Gazaniga, en su tratado de ha
predestinación, adoptado para responder al argumen-
to Ve tthi corazun ha doctrina de los Agustinianos
amalgamáridola con la de Santo Tomás, como habIa
hecho Mansolié, el General de Santo Domingo, Qui10-
nes he formó una pelotera, enviándole un dictámen
firmado por Roselli y otros teólogos de la Minerva de
que aquella no era ha doctrina de la orden. Gazaniga
la siguió ya enteratnente, cuando lIegó a tratar de la
gracia. Sobre esta los Jesuitas también le tacharon
más de cien proposiciones. El les respondió con un
opusculito Breves resf'onsio,zes ad serzqsula con/rarüe
secIe.
Dos acontecimientos hubo en Paris en mi tiempo
dignos de contarse. El primero fué un Concilio Provin-
cial en Paris, que condenó como contraria a Ia Es-
critura y Santos Padres la opinion de aquellos que ha-
clan depender de la aceptaciOn del Papa la validez de
las potestades, y el segundo Concilio Nacional de Fran-
cia. El segundo acontecimiento fué ha restituciOn so-
lemne de la religiOn catOlica. Las actas del Concilio
Nacional están impresas, habiéndohas recogido un ta
quIgrafo, es decir, un hombre que escribe tan veloz
como se habla, arte conservado en Inglaterra, que an-
tiguamente usaron los romanos, y acabaha de perfec-
cionarse en Francia, donde aun se diversificó con notas
musicales y de otras maneras, como tambidn se co-
473

menzó a practicar Ia pasigrafia, 6 arte de entender b


que se escribe en cualquiera lengua, sin entenderla;
arte que ha costado muchos aos de meditación a los
sabios, v lleg6 a perfeccionarse en Prusia con muy po-
cas cifras. Se puede formar idea por las de los flume-
ros que entendemos en los libros de todas las nacio-
nes. AsI los japoneses entienden los libros chinos sin
saber Su lengUa, porque cada cifra chinesca significa
una cosa. Pot eso son más de ochenta mu. Aqul la
gracia está en ser muY pocos los caracteres.
En cuanto al Concilio Nacional lcuánto me edifica-
ran aquellos verdaderos Obispos, pobrIsimos, que ha-
bIan venido hasta a pie de sesentaleguas, ricos de vir-
tudes y de sabidurIat Algunos tralan sobre silas mar-
cas de la confesión de Jesucristo, ya del tiempo del te-
rror y ateismo, ya de la persecución del domingo. Pa-
ra entender esto ültimo, es de saber que la novelerIa
de los franceses republicanos estableció un nuevo Ca-
lendario dividiendo pot dieces 6 décadas los meses.
Jos deistas que desde Robespierre sucedieron a. los
ateIstas, y ahora con el nombre de teofilántropos 6
amantes de Dios, estaban capitaneados (como ya di-
je) por el Director Reveilleri Lepeaux movieron con
el brazo del Gobierno una violentIsima persecución
para avolir los domingos, obLigando a. ferear en ebbs
y vacar los decadis. El clero constitucional se opuso,
publicando ochenta opüscubos en defensa del domingo,
é hicieron muy bien, porque aunque no con sta que los
instituyesen los Apóstoles, desde tnuy inmediato a.
ebbs se bizo Icy general en la Iglesia. La persecución
hizo caer a. muchIsimos sacerdotes en las prisiones y
arrojó algunos desterrados a la Guayana francesa en
America. Pero el pueblo que bela en su catecismo por
tercer mandamiento de Dios c guardarás los domin-
gos, se obstinó en guardarlo, y hasta las tiendas de
prostitutas se cerraban los domingos, cuando el decadi
todas estaban abiertas.
474
El clero constitucional fué ci que sufrió en Francia
el peso del terror v de las persecuciones. Sin él se hu-
biera acabado; y por masque digan, casi todo losabio del
clero quedó en Franc la, en mi tiempo ascendIa al nü-
mero de diez y siete mu. Salió el molinismo, que con los
embrollos y pretextos de Jansenio y de Quesnel, habla
acabado con toda la literatura eclesiástica de Fraricia,
cuyos sabios después de La Bastilia, fueron a perecer
desterrados 6 fugitivos en la Saboya 6 la Holanda. Y
los demás se ban quedado estudiando a Tournely, Po-
tier y Coller; es decir, ci puro molinismo. El acabó
también con ci saber de Espafla en el siglo XVI, ane-
gando a la nación en un mar de metafIsicas, con Ia
querella de la ciencia media. No hay una secta más
perseguidora y destructiva de los estudios sólidos. Su
pretexto es ci calvinismo, y me consta que boy todos
los calvinistas, luteranos y todos los protestantes son
arminianoS, 6 meros molinistas.
Volviendo al Concilio, estaba dividido en comisio-
nes, conforme a los puntos que deblan tratarse y eran
muy importantes. Se discutIan después los informes
de las comisiones en sesiones tenidas en la Iglesia de
San Suipicio, y cuando estaban maduras para la defi-
nición, se tenIa la sesión solemne y general en la cate-
dral 6 Iglesia de Nuestra Seflora, que los republicanos
dedicaron al Ser Supremo, como si todos los ternplos no
lo estuviesen a éi, aunque sea en memonia de algün
santo. Pero no se liegaron a tener sino una ó dos se-
siones generales en que el Concilio declaró ci pnimado
del Sucesor de San Pedro, y su adhesión a La Silla
Apostólica para evitar calumnias. El resto de las ac-
tas no contiene más que discusiones, aunque mu y in-
teresantes. El célebre Gregoire, Obispo de Blois, fué
ci alma de este Concilio, como del pnimero, y ci sus-
tentáculo de la religión en Francia. A nombre de los
Obispos reunidos en Paris como agentes del clero, dió
-cuenta al Concilio de todo lo ocurrido desde ci primer
- 475
Concilio, dentro y fuera de Francia, y el artIculo to•
cante a la España es mb. Ha escrito muchas obras,
entre ellas la historia de las sectas religiosas del siglo
XVIII, que es muy curiosa. Los anales de la religión,
obra muy apreciable, casi todos son suyos, y él es
cuando se anun Cia bajo el tItulo anónimo de 'Un Obis-
po de Francia. Me dijo que era muy probable la pre-
dicaciófl de Santo Tomás Apostol en Amrica, después
que vió la carta latina que sobre esto escribI a. Lan-
glés, célebre orientalista, de quien yo crela que eran
las notas a las cartas americanas de Carli, en las cua-
les su autor, aunque deista, dice que es evidente el an-
tiguo cristianiSmO de America. Las notas de Carli,
como otras de Ulloa, son del Sr. White—Brune. Gre-
goire, después de haber Jeldo la disertacioncita que
sobre Jo mismo puse al fin de la historia de la revolu-
ción de Nueva Espaha, me exhort6 a. averiguar la co-
sa más de raIz en volviendo a America, para gloria de
la religion y refutaciOn de los incrédulos. TambiCn el
BarOn de Humboldt me dijo en Paris: 'yo creIa que
era invenciOri de los frailes, y asI lo due en mi esta-
dIstica; pero después que he visto la curiosa diserta-
dOn de vd., veo que no es asI.
La causa de no haberse seguido el Concilio Nacio.
nal, fuC el concordato entre NapoleOn y el Papa, por
medio del Cardenal legado Caprara, admitido después
de la paz de Amiens, porque segcin las libertades de
la Iglesia galicana no puede haber legado en Francia
Si no es pedido por ella, y por solo el tiempo que lo
permite, y tiene que presentar las sOlitas de su legacia
al Gobierno, para examinar su extensiOn. Bonaparte
queria hacerse COnsul perpetuo, y determinO ganar al
pueblo por las dos cosas que deseaba, y eran la paz y
el restablecirniento püblico de la religiOn.
Los Obispos del Concilio apenas oyeron que habIa
concordato, renunciaron a una voz sus mitras, y con-
signaron sus renuncias en manos de sus metropolita-
476
nos. El Papa exigió dentro del término de tres meses-
que todos los Obispos que se declan católico-rmanos,
renunciasen sus mitras; y renunciasen 6 no, dió por
vacantes todas las Iglesias, y suprimiendo muchos
Obispados, y erigiendo otros, los redujo a cincuenta,
con diez Arzobispados. Antes eran ]as mitras ciento
treintay cuatro. Porción de Obispos franceses que es-
taban en Inglaterra no quisieron renuriciar, y protes-
taron contra la organización, hecha por el Papa, como
contraria a las libertades de la Iglesia galicana, aun-
que ci Obispo de Londres los suspendió por eso injus-
tamente.
Entre los nuevos Obispos elegidos pm- el concordato,
hubo varios constitucionales, a quienes habiéndolos
elegido el Gobierno, envió el legado grd/is una absolu-
ción que no se le pedIa, de la excomunión en que ha-
blan incurrido por no haber sido elegidos por Roma y
haber seguido la constitución. Estos son artificios po-
liticos que siempre usa Roma para salvar sus preten-
ciones falso-decretalIsticas. El Obispo de Angulema
era tan firme, que el legado no se atrevió a enviarle la
absoluciôn gratuita. Este y aquellos a quienes se les-
envió, luego que leyeron en ]as actas de la legación de
Caprara la especie de la ahsolución, protestaron pci-
blicamente contra ella, diciendo que si hablan abando-
nado la constitución civil del clero, hahia sido precisa-
mente porque habIa dejado de ser ley de la nación, no
porque se arrepintiesen de haberla seguido, pues nada
contenIa coutrario a Ia religion. En efecto no habIa si-
do más que un estuerzo para volver a la antigua dis-
ciplina de la Iglesia. Tambien se reclamO contra Va-
rias expresiones suprimidas en las actas de Ia legacIa,
que mantenIan y salvaban las libertades de la Iglesia
galicana. La Corte de Roma hizo lo mismo que hace
con las Bulas que protestan los gobiernos, 6 no admi-
ten sino con excepciones; ella las registra por enteroy
A su modo, deja decir, y hace vale todo cuanto pue-
-

477

de; v cuando no, contenipOriZa V calla. Todo en ella


es intriga y manejO politico. Dard Un ejemplo de su
modo de proceder.
Cuando llegó Plo VII a Florencia, volviendo de con-
sagrar en Par is Emperador a Napoleon, se jnsjnuO al
Célebre Obispo de Pistoya Ricci, cu y o Concilio se ha-
bia condenado, que el Papa Jo estirnaba y deseaba ver-
le. En efecto, no sOlo lo tratO con honor y estimaciOn,
5 j nO con amistad, y le asegurO que él Jo habla tenido
siempre por ortodoxo; y que por Jo mismo, para tapar
las bocas, serIa bueno presentase una sumisiOn a
Silla ApostOlica. AsI Haman cortesmente a las retrac-
taciones. El Obi spo respondiO que la darIa con ciertas
condicioneS. Se le diO una minuta de retractaciOn; pe-
.ro cornenzando éi a escribir ]as condiciones, fueron
creciendo hasta for mar un cuaderno. Pot lo cual tirrnO
la minuta de retractaciOn por separado, y la llevO al
Papa con el cuaderno de las condiciones. El Papa to-
m6 todo, y retenierido Ia minuta firmada, le volviO con
rnucha cortesIa el cuaderdo como que contuviese sOlo
disculpas, diciéndole: "No es menester, no es menes-
ter; yo siempre he tenido a vd. pot ortodoxo, pot muy
ortodoxo". El Obispo se quedO cortado, y el Papa
publicO luego en consistonio la retractaciOn pura y sirn-
pie de Ricci. AsI serla la de Febronio. Yo supe todo
esto pot carta del mismo Ricci a Gregoire, quien con-
signó esta anécdota en la Biograf ía Universal. Tarn-
bién Ic decIa que tenIa ya escrita la historia de su Obis-
pado, y se hallarIa en poder de su sobrino. La religiOn
toda es polItica, me decIa un Jesuita en Roma. Ellos
Jo saben bien, y es un dolor que se mezcle tanta cába-
la é intriga.
El Papa en un concordato con NapoleOn, aprobO
.tarnbidn la posesiOni que habIan tornado los seculares
republicanos de todos los bienes eclesiásticos, 6 con-
vino en que no se reclarnaran pot los eclesiásticos qué
no cesaban de cargar las conciencias sobre ello. Y ale-
478
gando el ejemplo de Julio II, cuando la restitución del
catolicismo en Inglaterra en tiempo de Ia reina Maria,
aprobó todos los casamientos hechos de Obispos, clé-
rigos, frailes y monjas, con condición de no ejercer
aquellos su ministerio. Ya habIa repuesto antes con
un breve a propósito en el estado secular al Obispo de
Autun, Ta y lerand, para que pudiese casarse como se
casó. Y el legado a latere aprobó igualmente muchos
otros casamientos de los eclesiásticos en la Repiiblica
Cesalpina. El Celibato es un punto de mera discipli-
na, que, a pesar de los Papas, no admitieron los grie-
gos que todos se casan antes de ordenarse, menos los
Obispos que todos son monies. En la Iglesia latina,
A lo menos en España como prueba Masdeu contra
Zacarlas fueron casados hasta los Obisposen los cua-
tro primeros siglos, y solo se introdujo el celibato por
Ia decretal de Siricio a! Obispo de Tarragona. Ni ha
sido constante después, ni acabO de observarse como
ley general, hasta el siglo XV. Los escándalos a que
ha dado lugar el celibato, no mandado por Cristo ni
los ApOstoles, constan de la historia. La repetición de
Cánones en los Consilios prueba de inobservancia, y
A Dios pluguiese que los Papas levantasen la mano
sobre este Yugo, que necesita un don especial de Dios
para ilevarlo. En cuanto yo he andado del mundo, no
he visto en este punto sino escándalos y flaquezas en
uno y otro sexo eclesiástico. Non omnes capiunt verbunt
is/nd, sed quibus datum est.
En fin, se contratO en el concordato que los Obis-
pos pudiesen lievar püblicamente las medias moradas,
los cuellos y las toquillas a ejemplo de los Obispos
italianos, aunque estos llevan la toquilla verde, y mo-
rada sOlo los Prelados domésticos y Protonotarios
ApostOlicos. En Francia el vestido de los Obispos era
una tünica morada, de gran cauda, abotonada por de-
lante de alto abajo, y ceñida con una banda ancha del
mismo color, que se ataba al lado izquierdo, colgando
479
de las puntas unas borlas de oro; un roquete con cue-
Ho ccmo sobrepelliZ, y un manteo morado colgado so-
bre la espalda el sombrero negro de tres picos con una
toquilla ancha de oro, y ya se supone, el pastoral pen-
diente de una cinta de seda.
Al resto del ciero se le concedió ir de corto con to-
do el centro negro, como los italiatios. Su vestido art-
tenor era la tünica negra, COfl gran cauda abotonada
de arriba abajo como la de los Obispos, y con man-
gas como de casaca, y un cuello que no es como el
nuestrO. El suyo Jo forma lat(inica, y por delante una
tidta blanca de cambray 6 seda, con dos puntas col-
gando, ancha cada una de dos dedos, flieteadas de ne-
gro Si son blancas, 6 de blanco si son negras. Banda
negra que atada al lado, caen sus puntas hasta abajo-
sin borias, y colgado a la espalda un manteo ligero.
Sombreros de tres picos más abiertos que los de los
seglares: y Obispos y sacerdotes ya se supone, muy
empolvados y rizado ci pelo con chorizos por detrás,,.
que distingue su peinado del de los seglares. Esto era
de una etiqueta indispensable, y ningin clérigo se
atreverla a presentarse sin eso a su Obispo. El pue-
blo está tan acostumbrado, que habiendo ido a ParIs,.
cuando nuestra escuadra estaba en Brest, un religio-
so capeilán, el pueblo no querIa oIr su misa diciendo
que estaba impropio porque no estaba empolvado. En
mi tiempo cada cual andaba conio podia, y aun se cx-
cusaba Jo posibie ci parecer sacerdote, por evitar las
blasfemias y las befas. Pertenece, decIan los del gran
mundo, a la pe/raille, voz inventada para decir que
era canalla sacerdotesca como quien entre vosotros di-
rIa sacardotalla.
Pasando de lo eclesiástico a contar algunas cosas
seculares, se trató entonces, ya se supone por insi-
nuación de algunos amigos convenidos, de dar a Bo-
naparte en recompensa de la paz de Amiens ci consu-
lado por diez afios. Pero 61 que por una instrucción
480
violenta habia destruido el directorio y Los dos Con-
sejos de los quinientos v los ancianos, 6. los cuales
sustituyó el consulado, el Cuerpo legislativo y el Se-
nado, se hizo nombrar Cónsul a vida, pensando ya
sin duda en el imperio. Entonces vi que todo es frau-
de en el mundo politico. Se abrieron registros para
que el pueblo concurriese a dar su voto. Ocurren a
firmar los interesados; y los que no concurren, porque
no quieren consentir, pero tampoco quieren declarar-
se por enemigos, se dan por favorables, conforme 6. Ia
regla qui tact'I, consenlire videtur, 6 quien calla otorga.
'V luego se publica que hubo en su favor tantos millo-
nes. ZY quién podr6. 6 se atreverá 6. desrnentir pi'ibli-
camente la especie? iPobre pueblo! Y ciertamente
nunca vi uno más ligero, mudable y fcitil que el de
Francia. Basta para arrastrarlo, hablarle poéticamen-
te, y mezclar por una parte algunas agudezas que son
su Idolo, y contra la contraria el ridIculo, que es el
arma que más teme. Allá los hombres son como mu-
jeres, y las mujeres coma nifios. Sólo en la religion
tienen estas constancia. Nuestras parroquias verdade-
ramente se componIan de ellas, v cuando habIa dos-
•cientas en la Iglesia, se contaba una docena de hom-
bres, aunque ellas acababan siempre par atraerlos 6.
todos, ya par su gracia, va por Ia educaciOn de los
niI'ios.
También estaba yo allI cuando se discutiO y formó
el COdigo de NapoleOn, precediendo 6. cada ley dos 6
'tres magnIiicos discursos. Formaba el prayecto de ley
el Consejo de Estado, y un orador de él lo presentaba
y apoyaba ante el tribunado. El Cuerpo legislativono
discutIa; par votos secretos aprobaba 6 reprobaba la
ley y en este fi ltimo caso volvIa al Consejo del Estado.
Pero aun en esto hubo trampa al cabo, con ocasiOn de
la ley de divorcio, por mutuo consentimiento no pu-
-diéndose sufrir. No pudo pasar en el tribunado. Pasó
.después con mil condiciones, y en atención 6. que no
j: _'•
-

F' 481
todoS profesaban en Francia la religión católica. Pero
todavIa no pudo pasar en el Cuerpo legislativo. Enton-
ces Bonaparte dijo que de esa manera nunca se acaba-
rIa el Codigo, que, para acelerarlo, hubiese una comi-
sión de cada cuerpo, que confiriese con una de estado,
para que pudiesen convenirse mejor; y asi paso la ley
del divorciO. Salieron contra él varias obras muy curio-
sas, especialmente de M. Bonald. Y es de advertir
que antes de formar el proyecto de ley se comunicaba
A todos los Cuerpos letrados de la Francia, que remi-
tIan sus dictámenes Y observaciones. Es un COdigo
excelente.
No hablo de otros cuerpos, porque la ley lo ha mu-
dado todo dando a la Francia casi la misma Constitu-
ción de Inglaterra, con sus dos Cámaras de Pares y
ComuneS que son los diputados del pueblo. Parece
que también iba a restituir las Academias. En tiempo
de la repi'iblica se hablan refundido en un instituto
nacional dividido en varias clases, de ciencias fIsicas
y metafIsicas, de historia, etc. Optaban a sus plazas
por mucho honor los mayores sabios de la nación, y
como correspon sales los de todo el mundo. Yo he sido
el ünico americano que tuve el honor de ocupar en él
un lugar como corresponsal, en la tercera clase, que
era la de la historia.
En orden a modas, las más veces ridIculas, note una
cosaen mi tiempO que me pareció racionalisima, y era
que no habIa entonces moda determinada en Paris, y
cada mujer se vestia diferentemente, conforme conve-
nIa a su figura. El peluquero, como nadie usaba p01-
vos, era un hombre de gusto, que despuds de observar
atentamente el gesto de la persona, su fisonomIa, co-
lor y ojos, iba ordenando los adornos propios para ha-
cer sobresalir la hermosura; cabellos largos 6 cortos,
rubios 6 negros, turbante 6 fibres, tal color de vestido,
de arracadas, de gargantilia, etc. AsI en ci baile que
dió el Ministro del interior al Principe de Parma, que
482
paso a. tornar posesiOri del reino de Etruria, habIa
guinientas, y nadie emparejaba con otra. AsI entonces
tambin me parecieron las mujeres hermosas en Paris;
cuando en 1814 que volvI a. 61, me parecieron demo.
nios con la chinoasa 6 vestido y peinado a. lo chinesco.
A proporciOn de las mujeres variaban los hombres, es-
pecialmente el corte de pelo, y conocI claramente por
qu6 a. veces unamisma mujer que boy nos parece be-
ha, manana no tanto 6 tea. No conviene el traje a. su
flsonomIa.
Tambjén note entonces cuán ridIcuios son los monos.
Los españoles son el mono perpetuo, en sus vestidos
y costumbres, de los otros europeos, principalmente los
franceses, cuyas modas adoptan sin distinguir tiempos
ni ocasiones, y por eso son más ridIcuios. VI, en lie.
gando el invierno, a. las mujeres del pueblo con pali.
lbs. De allá nos vino la moda que durO por toda la
naciOn espaflola tan largos años; pero ni allá los ileva-
ban las señoras ni nadie sino en tiempo de invierno,
en que todas las cables de Paris son un lodazal, y de
aili le vino en latin el nombre de Lulelia, los espaflo-
les agarran la moda y la usan en todo tiempo. De
Francia vinieron ]as botas y medias botas, pero sOlo
se usan alli en tiempo de invierno por el lodo dicho; y
ni en ese tiempo se atreverIa nadie a presentarse con
elbas en una casa decente, ni se le admitirIa, y en In-
glaterra ni en un teatro real. Mi espanol se las encas-
queta para el verano también, y se presenta con ellas
en todas partes. En tiempo del sansculotismo y pobre-
teria se inventaron las levitas, que los italianos lla-
man cubre-miseria, pero en Francia es un deshabille',
esto es, un vestido sin ceremonia, de casa: nadie se
presentarl con él en tertulia. El espaol lo ha hecho
un vestido solemne y general.
Es cosa muy notable en Paris, porque es el lugar de
la concurrencia general, lo que se llama Pala is-royal,
formado en el antiguo jardIn del Palacio del Duque
de Orleans . Es un cuadro de galerIas, Con habitacio-
nes encima, de soberbia fachada, y en medio árboles,
formafldo un paseo y jardincitos de fibres; es tan
grande que para dare vuelta se necesita cerca de un
cuarto de hora, y tiene dos atravesaflos COfl tiendas de
moda a uno y otro lado. En sus columnas se ponen
todos los avisos de obras, novedades, etc., y en sus
tiendas, que están bajo ]as galerlas, se vende lo más
pulido en todo género aun de libros. No hay persona
en Paris que no se yea alguna vez pór alli, y están pa-
seando también comb por sus casas las más hermosas
y galantes cortesanas, que por eso pagan una contri-
bución especial al gobierno. Sin salir jamás del circui-
to de I'alais-royal, se puede tener todo lo necesario a
la vida, al lujo y a La diversión. HabIa allI once coci-
nas, catorce cafés, dos teatros grandes y tres peque-
ños, etc., y hasta secretas con su bureau 6 mesa de
cambio de monedas, y gente de peluca que ministra-
ban servilletas para limpiarse, y agua de lavande 6
alucema para salir con el trasero oloroso.
En los cafés hay todos los diarios de Paris, que son
muchos, fuera de la gaceta oficial que se llama Mo-
nitor. Y los diarios extranjeros tarnbién. Todo lo lee
uno de balde, y todo café es un refugio contra el frIo
para la gente pobre decente, porque aIlI no se siente,
con las estufas. Después de la guerra de Espaia mas
se toma chocolate que café, excepto después de corner.
Y hasta de las malas mujeres venden por allI a hurta-
dillas almanaques, ya en prosa, ya en verso, con sus
nombres, habitaciones, dotes y propiedades.
I-labia en el café Borel un ventrI/ocuo, ü hombre que
L hablaba del vientre, cosa que, si ya no fuese un arte,
se creerIa una hechicerIa. Et apenas abre La boca, y
pone La voz donde quiere, lejos, cerca, en las vigas,
en la pared, como se le antoja; y jurarIa uno con to-
dos sus sentidos y todas las veras de su alma que allI
está hablando alguno donde 61 pone la voz. La varIa
484.
en mll tonos, y es cosa para volver a uno loco. As!, el
que ilevaba, a uno at café Borel, avisaba en secreto at
ventrIlocuo del nombre y patria del nuevo, y, cuando
él iba A tomar su café, el ventrIloquo entraba pregun-
tando quiéri era fulano, y at momento ponIa la voz en
una ventana alta, y to Ilamaba por su nombre para re-
cibir una carta que le traIa de tal parte, su patria. El
Ilamado tornaba at instante la escalera, andaba todos
los corredores, v nada encontraba. Pero apenas volvIa
A su asiento, cuando le volvIan a ilamar por su nom-
bre, dicidndole: venga vd. que aquI estov. El otro
volvIa, y era una diversion para todo el café.
HabIa otros cafés de dos salas, v en una se daba
müsica con cántico de mujeres, mientras en la otra se
representaba alguna piececita 6 entremés, y estaban
alternando hasta las once de la noche. HabIa también
el espectáculo de La fantasmagorIa, 6 el arte de los
sacerdotes gentiles para hacer aparecer y obrar los
dioses y las sombras 6 manes de los muertos que ye-
nIan hasta a echárseie a uno encima. Estaba también
recién descubierto el galvanismo, 6 electricidad ani-
mal, cuyos nervios, en tocándolos a un tiempo con
dos metales hacen saltar a un animal muerto, y mover
con rapidez sus miembros. Un hombre muerto abre
los ojos, y to he visto mover los brazs v estar con
ellos sacándose las tripas, porque el cuerpo estaba
abierto. Nada dire del lujo de los teatros, que eran
treinta. El teatro mayor, 0 de las Artes, se pagaba
mu y caro, estaba siempre ileno; y con todo era nece-
sario que la Repi'iblica ayudase cada aio con un mi-
liOn de pesos. SOlo para el baile habIa mil jovencitas
y para las perspectivas y trajes de la sola ópera de
Los Misterios de Isis se gastaron setecientos mil fran-
cos, que equivalen a otras tantas columnarias. AsI
Haman en Espaha to que nosotros dos reales, porque
la peseta espailola vale un real de Espafla menos que
la nuestra. En España un peso, que Raman duro, tie.
I-
485

ne veinte reales, y cada peseta suya tiene cuatro de


estoS rerles. De suerte que un real de España no lie-
ga a un med j o nueStrO, pueS este vale diez cuartos y
medio, y su real de veilón ocho cuartos y medio.
Se extrafiará que dejé a Paris sin decir nada de la
ciudad en general, de su población, ni de la Francia.
EstO pertefleCe a la estadIstica o a la geografIa, y hay
libros donde estudiarla. For ott-a parte, varIa ji-ifinito,
y las guerras de Napoleon ban arruinado la población
de la Europa. En Espaa se contahan diez miliones;
será mucho que boy haya ocho. En Madrid se regu-
laban ciento cuarenta mil almas de vecinos; dudo que
boy pase de sesenta ml!. En Francia contahan en
t ie mpo de la repbIica más de treinta millones; no creo
que boy tenga ni los veinticuatro que tenla en tiempo
de Luis XVI, porque anualmente la conscripci6n mi-
litar ilevaba al matadero toda la juventud de la Fran-
cia. A Paris se regulaban setecientas mil almas de y e-
cmos en i8oi; me pareciO, cuando volvI a éi en 1814,
que apenas tendrIa cuatrocientas mll con los foraste-
ros. En Italia se contaban dieciocho millones; no creo
que tenga doce. En Roma se contaban ciento sesenta
y seis mil almas, contando veintiséis mil judios. Con la
primera invasiOn de los franceses desaparecieron,
cuando y o todavia estaba aliI, treinta mil almas. Aho-
ra será mucho que tenga setenta ü ochenta mu. A NA-
poles, cuando la repi'iblica, se le daban quinientos mu,
y a todo el reino cinco millones. Tendrá boy cuatro
cuando más, y la ciudad no pasará de doscientas mll
alma s. Portugal con las islas contaba tres millones, y
trescientas mil almas su capital Lisboa, en 1807 que
yo estaba allI. Con la guerra y la inmigraciOn consi-
guiente a la del rey, ni el reino pasará de dos millo-
nes, ni la capital de ciento cincuenta mil.
Del piano de las ciudades nada hay en Europa que
se pueda comparar a ]as ciudades de nuestra America
ni de los Estados Unidos. Todas aquelias parece que
486
fueron fundadas por un pueblo enemigo de las ilneas
rectas. Todas son cailes y callejuelas tuertas, enredi-
jos sin orden ni apariencia. Todas las casas son he-
chas con piedras, ladrillos y maderas; y arden ]as pa-
redes como los techos. Estos son de tejas y no pianos
como los nuestros. En Espafla sólo se ha introducido
alguna regularidad y hermosura en los puertos que
comercian en America, por su ejemplo; como Cádiz,
Puerto de Santa Maria, Bilbao, l3arceloneta. Sus tern-
pbs son góticos, excepto en Roma. En fin, en cada
reino venden libritos de los caminos, sus distancias,
lugares, y cosas dignas de ver en cada uno. En las
grandes ciudades venden el piano de ellas en forma de
librito, para dirigirse el forastero, con la noticia de
cuanto contienen. S610 en España no hay nada de todo
esto. Y serIa inütil, porque sOlo el cura y el sacristán
saben leer en los pueblos. Camina uno como bárbaro
por pals de bárbaros, temblando de los salteadores, que
salen a robar a los viajeros; y sOlo siguen al coche
tropas de meridigos y muchachos, pidiendo a gritos
limos n a.
De lo que no esta tan desprovista, a lo menos la
capital de Espafla, es de librerIas, pues hay la Bi-
blioteca Real y la de San Isidro, a donde va uno áes-
tudiar. En Paris hay la Biblioteca Real, 6 del Car-
denal Richelieu, cuyos libros se cuentan a millones, y
le dan a uno a leer todos los que pide, las dos horas
que está ahierta por la mañana. Es muy buena Ia del
Instituto; y hay otras como la del Colegio Mazarin,
etc. Hay tambiCn Gabinetes de lectura, mus' corn-
puestitos y abrigados contra el frlo, donde por una
friolera no sOlo lee uno todos los periOdicos, sino
cuanto sale nuevo. Pide tambien libros portátiles, es-
to es, de poco volumen. Y si UflO es asistente de cos-
tumbre, con cuatro sueldos al dIa asisten alll por la
mañana, por la tarde y por fa noche, en su mesita,
con su fuego y su tintero. Hay tambiCn Iibrerlas por-
487
tátiles en que uno se asienta y por una friolera al mes
se va llevar1 do a SU casa cuantos ljbros ha menester.
Nada de esto tanipOCO ha y en Espaa. Pero basta de
Paris.
MAN'UEL DE LARI)IZABAL
Y URIBE

Manuel de Lardizábal y tjribe nació el 22 de Diciembre de


1739 en Ia hacienda de San Juan del Molino (de Tlaxcala), comost
ilustre herznano Miguel, menor que él cinco afios. Descendia
de faxniiia gnipuzcoana distinguida; so tb, D Juan Antonio de
Lardizábal y Eiorza, fué Obispo de Puebla desde 1723 a 1733.
Vino a Mexico, y cuando contaba once aüos entró al Colegia de
San Ildefonso, dirigido entonces por los jesuitas: estudióaliI filosofla
y letras, y comenzd a cursar jurisprudencia. En 1761 paso a Es-
paa junto con su hermano; cursO ambos derechos, con dxito rui-
doso, en la Universidad de Valladolid. Alli perteneció a la Aca-
demia Geográfico-histórica. Ya siendo abogado, se trasladó a
Madrid, donde alcanzó rápidamente puesto setialado como jurista
y hombre de letras.
Entró en Ia Real Academia Espaola de la Lengua en Agosto
de 1775, sucediendo a D. Francisco Angulo; en Octubre de 1777
se le eligió secretario perpetuo, en suscitucidn de D. Juan Trigue-
ros: desernpefid ci cargo hasta 1794, aüo en que fud desterrado
por Godoy, y volvió a ocuparlo por pocos dfas en 1814, para re-
nunciarlo el 30 de Junio de ese aflo; colaboró, sin embargo, en las
ediciones tercera, cuarta y quinta del Diccionarlo (1780, 1783 y
1 79 1 ) y en la monumental ediciOn, primera bilingUe, del Fucro
Ju:go, aparecida en 1815. en la cual trabajó con Joveilanos, Jost
Miguel de Flores, Antonio Tavira y Antonio Mateos Murillo.
I3ajo Carlos III, ci aüode 1770. se Ic designó para trabajar en corn-
paula de los tres consejeros de Castilla encargados de la reform a de
las Ieyes penales: Lardizábai fué quien realizd. segdn parece, la
mayor parte del trabajo preparatorio de investigaci6n, y de él sa-
có las bases para escribir su interesante Discurso sob,-€ las Ce-
nas; pero la reforma de la legislacidn criminal de Espaua quedd
pendiente por mucho tiempo, a pesar de estas labores. También
recibió Lardizábal, hacia 1780, la comisión de reunir las princi-
pales leyes no inciuldas en las Recopi/acio,:cs ni en los Autos
490
Acordaa'os: su labor sirvió de base a la iVoz'Isirna. /ecojSilació,
publicada al fin, en 1805, bajo la direccidnde D. Juan Regueray
ValdeiOmar.
El gobierno de Carlos III le confiriO nombramientos para pues-
tos distinguidos: Oidor honorario de Ia Real Chancillerfa de Gra-
nada: fiscal de la Sala de Alcaldes de Corte; fiscal del Supremo
Consejo de Castilla; consejero y camarista del rev. Bajo Carlos
IV tuvo menos fortuna: en 1794 se le desterró de Ia corte, lo mis-
mo que a su hermano Miguel, de dramática historia poiftica. Am-
bos fueron probabiemente a residir en GuipOzcoa, donde Miguel
se encargO de la direcciOn del Seminario de Vergara. Miguel de
Lardizábal voiviO a la corte cuando Ia ascensión de Fernando VII
al tr000; fué representante de Mexico en Ia Junta Central de Ca-
diz y miembro del Consejo de Regencia en 1811: acusado ante
las Cortes, por el ataque que les dirigio en el ifanijiesto publica-
do en Alicante, Se pidió para tl la pena de muerte en el tribunal
que le juzgO en Mayo de 1812, y se Ic condenO al fin a ostracismo,
que hubo de sufrir en Inglaterra; regreso triunfante en 1814, a
ocupar el Ministerio universal de Indias en el gobierno de Fer-
nando VII, pero cayó en desgracia, quizás par alguna indiscreciOn
de su correspondencia, y paso nuevamente a dirigir el Seminario,
antes citado, de Guipdzcoa, donde debe de haber muerto.
Pocos datos hay sobre la vida de Manuel de Lardizábal durante
ese periodo, pero es de suponer que le afectaran las fortunas de
sn hermano: se sabe que volvió i Madrid en 191 4, y aIlI muriO el
25 de Diciembre de 1820; le sucediO, en ci siIldn de la Academia,
Martinez de la Rosa.

BIBLIOGRAFIA:

1.)iscurso sobre /as /enas, contra/do d It-is le ycs crz rn/na/cs


de Esjsaña, jarafacllllar su re forma. Madrid, 1782; impren-
ta de Ibarra.—Segunda ediciOn: Madrid, 1828; imprenta de Re-
pullas.
Discurso so/ire la le.qislación de los vis/. rodos yforinaciOn
del Libro 6 .b'uero de los Jueces y su versiOn caste/lana. PrOlo-
go al .Puero Juzgo, ediciOn de la Real Academia de la Lengua.
Madrid, 1815; imprenta de Ibarra.
CONSULTAR: Todas las obras de historia del derecho espaflol
hacen mención mas o menos larga de Lardizábal; deben consul-
tarse, para valuar ci mérito de su estudio sobre el Fuero Juz-o:
Martinez Marina, Ensayo /zistOrico-crItico sobre la le.çislaciOn
y j'rincijsales cueros le, sales de los rcinos de LeOn y Castilla;
4

Eduardo de Hin°J°'
lIistola del Derec/jo Español, Rafael de
lJrena y smenjatid. La legislación got/co-/i /sjsana, Madrid,
(estUdio especial de la edición acaddmica del Fzicro, págs.
190581). Para otros dabs: Miguel Garcia de Lamadrid, ijistoria
55 ;1 esaño/, Madrid,
a'ercchOs, roma no, canOn/co y
di' los Ires Salvador del Viso, Lecciones elementa-
zSI. pags. 144. 152, 258: dc Espaa, Va-
y de derecizo merca Wil y penal
Jes di' /1storia
let3Cia, iS65. págs. 39S. 399' 448. Además: Juan Sempere y Gua-
rinOs, E,,savO di' una billioteca esj'aiioia di' los 7flejor€s
escri/Or'S
del re/na do de Carlos lIZ, Madrid, 5785, arti-
culo LardiZdt Beristáifl, Biblioteca Izispano-americana st^
lllexicanos
tentriozia!, articubo Lardizdbal.' Francisco Sosa,
/s%ingu:d05. artIculO Lardizdbl.' Manuel de Olaguibel, arti-
cub Lardizdb0 t' en Hombres i/us/ri's mexicafloS, Eduardo L.
Gallo, editor: Mariano Roca de .Togores, Marques de Molins,
Res,za his/Or/Ca de la Academia Esjañola, en el tomo I de
las J/'cmOriaS di' la Academia, pigs. 22, 26, 32, 45, 48, 60, 75.

ICONOGRAFIA:

En la LegislatUra del Estado de Tlaxcala existe Un retrato al


i51eo de Lardizábal. Debe de existir algdn otro en Espalia.
P. H. U.
492

DEL PRIMER LEGISLADOR DE LOS GODOS

Casi todos nuestros escritores que han tratado de la


historia y legislación de los godos dicen, resueltamen-
te y sin dudas, que Eurico fué su primer legislador;
pero sin más fundamento para ello que un pasaje de
San Isidoro, Arzobispo de Sevilla, mal entendido, 6 a
lo menos no entendido con la misma exactitud y pro-
piedad con que el santo se explicó.
Hablando de Eurico en su Ilistoria de los Godos,
dice que en tiempo de este rey empezaron los godos a
tener leyes escritas (x), que equivale a decir que este
rey fué el primero entre los godos que puso por escri-
to las leyes, lo que está muy distante de significar que
hubiese sido el primer legislador de los godos; a me-
nos que se quiera decir que la escritura es tan esen-
cial álasleyes que sin ella no las puede haber, lo que,
sobre ser falso, probarIa además que las naciones bar-
baras septentrionales no tuvieron ni pudieron tener
leyes hasta que abrazarori la religion cristiana, por-
que hasta entonces por lo general no adoptaron la es-
critura; y hablando determinadamente de los godos,
es cosa sabida que juntamente con la fe cristiana re-
cibieron el uso de la escritura de su obispo Ulfilas,
inventor de la letra gOtica, que por el nombre del au-
tor se llamO Ulfilana.

(x) 4cSub hoc Rege Gothi legum statuta in scriptis habere coepe-
perunt, nam antea tantum moribus, et consuetudine tenebantur.
S. Isidor., Ifistor. Gol/zor. in Eurico.
493
de la falsedad de semejante
1as para convence e
asercióhl, basta ver que en Tácito (I) que Jos germa-
juntas y comicioS en que se trataba lo
nos tenlan SUS
A la paz y la guerra: nornbraban personas
onduCe Tte
con el nomb1e de prInCipeS para administrar justicia:
arreglaban Jos derechos de las sucesiofles, el estado
de Jos sieOS de Jos libertos: imponlan penas a Jos
delitOS. ZY a
quién podrá persuadirse que podlan ha.
cer todo esto sin el establecimiento de leyes verdade-
raS, aunqu e no fuesen escritas?
Es verdad que a continuación de lo que queda di-
cho de San Isidoro, afiade el mismo santo, que antes
de EuricO Jos godos sóIo se gobernaban por usos y
costumbre s , lo que sin duda ha dado motivo más prin-
cipalrneflt e a la equivOCación, creyendo que las pala-
bras ,norih1S et consieIudt#€ de que usa el Santo se
contraPofle n a todo gdnero de leyes, no contraponién-
dose verdaderamente Siflo a solas las escritas y a la
compilaCió fl de eUas, de que solo se trata alil, y lo
que .s cierto que no habla entonces entre Jos godos,
adeinâS de que la palabra mos significa tambin ley no
escrita, y este significado le dá el mismo san Isidoro
en dos lugares de SUS etimologias. (2)
Que las naciones bárbaras se gobernasen por leyes
no escritas antes de haber hecho sus compilaciones, se
ye claro en Warnefrido, el cual dice que Rotari, rey de
Jos longobardos, fué el primero que mandó poner por
escrito las leyes que sOlo conservaban de memoria '
por el uso (i) . Y el mismo Rotari en el epilogo de su
compilaciOn, a la cual di el nombre de edicto, dice

(z) Dc morib. German, cap. II, 12, zS, 20.


(2) CMOS vero est vetustate probata consuetudo, sive lex non
scripta. 1 Lib. 2, cap. 10, y lib. 5, cap 3.
() cRotari rex Longobardorum leges, quas sola memoria et usu
retinebant scriptorum serie composuit, codiccmque ipsum edictum
appellari praecepit. \Varnefr., 1)e gesi. Longobard., lib. 4,
44.
494
expresamente que mandó escribir las leyes no escritas
de sus mayores (i).
No hay razón ninguna para creer que los godos an-
tes de Eurico no tuviesen Jeyes de esta clase, y lo con-
trario se deduce no oscuramente del mismo san Isidoro,
que, hablando de la reforma que Leovigildo hizo en
las leyes, dice que añadió muchas que Enrico habia
dejado de poner (2). Para decir con propiedad que Eu-
rico omitió y dejó de poner muchas Ieyes, que esto es
lo que en rigor significa la voz praelermissas de que
usa el santo, era preciso que estuviesen hechas estas
leyes antes de Eurico; y con efecto: de Ermanarico, rey
de los godos, anterior a la introducción entre ellos del
uso de la escritura, dice Jornandes () que sujetó mu-
chas y muy belicosas naciones, y las obligo a que obe-
decieran sus leyes; y Franquenau, 6 más bien don
Juan Lucas Cortés, citando a Goldasto, dice que Ataül-
fo mandó a sus sCtbditos que juntamente con sus leves
propias obedecieran las romanas; prueba una y otra
de que entre los godos hubo leyes antes que el uso de
la escritura, y de que Enrico no fué su primer legisla-
dor.
El padre Berganza (i), dando a las referidas pala-
bras de san Isidoro Sn propio y verdadero sentido, di.
jo con mas exactitud: t Eurico fué el primer rev de los
godos que mandó recopilar las leyes de sus anteceso-
res y las suyas propias que habla mandado promulgar,

(t) cLeges patrurn nostrorum quae scriptae non erant condidi-


mus, et pro communi ornniuum gentis nostrae utilitate... in hoc
membranum scribere iussimus.2, Ap. Murator., italic, scrip., torn.
I. pig. 2.
(2) cln legibus quoque ea quae ab Eurico incondite constituta
videbantur correxit, pluritnas leges praetermissas adjiciens, pluras-
que superfluas auferents,. /1/si. Goi/io,'. • in Leovigildo.
() <Ermanaricus nobilissimus Amalorurn in regnosuccessit, qui
multas, et belicosissimas Arctoas fientes perdornuit, suisque parere
legibus facit. Quem merito nonnulli Alexandro Magno compara-
vere maiores,. Dc Getur. sive Gothor., or:q. el r,-('. 'csi., cap..
23.
() Antigiled. de Es., torn. I, pág. 4.
495
or
puSo que fuesen puestas por escrito. Con la mis-
v di,
ma propiedad dijo también de Eurico el cronic6n de
Cardena : iste puso primero icyes l'er escriplo.
Si san Isidro hubiera creldo que Eurico babIa sido
el primer legislador de los godos, seguramente no ha-
bria dejado de decirlo en obsequlo de su nación, cuan-
do en el libro 5 de sus Etimologias trató de los prime-
ros legisladores de los hebreos, griegos, egipcios y ro-
manos; v el no haber puesto entre ellos a Eurico coma
el primer legislador de su nación es una prueba muy
eficaZ, aunque negativa, de que no le tuvo por tal.
(Discurso sabre la legis/acit3n tie los visigodos, cap. I.)-

DE LAS CUALIDADES
y circunstancias que deben concurrir en las penas-
para ser i.Itiles y convenientes.

r Toda sociedad se compone precisamente de dos.


principios diametralmente opuestos, que son el interés
particular de cada individuo y el general de toda la co-
munidad, los cuales están siempre en un continuo
choque y conflicto, y se destruirIan en breve, destru-
yendo al mismo tiempo la sociedad, si por una feliz
combinación no se conciliasen estos dos inteseres
opuestos, y se impidiese la destrucción del uno, dis-
minuyendo la actividad del otro.
2 Este es puntualmente el fin y objeto de las leyes
criminales, tan antiguas por esta razón como la misma
sociedad, y de las cuales, como se ha dicho, depende
inmediatamente la justa libertad del ciudadano, y por
consiguiente su verdadera felicidad. Mas para que es-
496
tas leyes consigan tan saludable fin, es necesario que
las penas impuestas por ellas se deriven de La natura-
leza de los delitos; que sean proporcionadas a ellos;
que sean püblicas, prontas, irremisihies y necesarias;
que sean lo menos rigurosas que fuere posible, ateii-
didas Las circunstancias: finalmente, que sean dictadas
por la misma ley.
3 Si las penas no se derivaren de la naturaleza de
los delitos, si no tuvieren cierta analogIa con ellos, se
transformarán todas las ideas y verdaderas nociones
de la justicia; se confundirán ]as personas con las Co.
sas, la vida del hombre con sus bienes; se apreciarán
estos tanto 6 más que su honra (x); se redimirán con
penas pecuniarias las violencias y delitos contra la se-
guridad personal: inconveniente en que cayeron mu-
chas de nuestras leyes antiguas, dictadas por el espI-
ritu feudal, y que debe evitarse en toda buena legisla-
ción, como se dirá después.
4 Triunfa la libertad, dice el Presidente Montes-
quieu (2), cuando las leyes criminales sacan las penas
que imponen de la naturaleza particular de cada deli-
to, porque entonces cesa todo arbitrio, y La pena no se
deriva de Ia voluntad 6 del capricho del legistador, Si-
no de la naturaleza de la misma cosa, y asi no es el
hombre el que hace violencia al hombre cuando se le
castiga, sino sus mismas acciones: reflexiones que ha.
bIa hecho Cicerón () mucho tiempo antes.
5 Todos los delitos que pueden cometerse se redu-

(') La ley 6, tit. r7, Part. 7, impone pena capital al tutor que casa-
re con su pupila, y destierro y confiscación de bienes si abusare de
ella sin casarse. La razón que da la misnia ley es porque, casán-
dose el tutor con la pupila. no podrá ésta pedirle cuentas en la ad-
ministracidn de la tutela. Esta ley, que prefiere los bienes al ho-
nor de la pupila, Ecuánto daflo pudiera causar a ]as buenas costum-
bres, Si estuviera en observancia?
(2) De festril des loix, lib. 12, cluyp. 4.
() Dc Leg., III. CAToxioe j'Oena tor esto, ut sno v/I/o quis-
que /'lectalu,-: v/s caite, avarzj2a mu/Ia, honor/s cuidiIas ig-
nominicz sancialar .
cen a cuatro clases: contra la religiOn, contra las cos-
tumbres, contra la tranquilidad ycontra la seguridad
pübica 6 privada. Los delitos contra la religion (no los
que turban-el uso 6 ejercicio de ella, porque estos, Se-
gOn sus circunstancias, pertenecerán a Ia tercera 6
cuarta clase, sino los que Son pUratneflte contra la re.
ligión y el respeio debido a ella, comojuramentos, bias-
fernias, etc.) deberfan castigarse, para que la pena se
derive de la naturaleza del delito, con la privaciOn de las
ventajas y beneficios que ofrece la misma religiOn a
Jos que la respetan y reverencian, como es Ia expulsiOn
de los templos, la privaciOn de la sociedad de Jos fie-
les, etc.
6 No faltan ejemplos de esto en nuestras mismas
leyes. La lei, 8, lii'. I, lib. I tie la Recopilacidn proh i be
que se hagan duelos y liantos por los difuntos, desfi-
gurando y rasgando las caras, mesando los cabellos 3,
haciendo otras cosas semejantes, Jorqzve es defendido,
dice la le y , por la Santa Escri/zira, y es COSci que no p/a-
ce d Dios; y si algunos lo hiciereri, se manda a los pre-
lados adviertan a los clérigos, cuando fueren con Ia
cruz a casa del difunto, y hallaren que están haciendo
alguna cosa de las dichas, que se lornen con la crziz, y
ho en/rev con el/a do esluviere €1 ti/c/to fi
na do; y d los que
lo tol ficieren, que no los acojan en las Iglesias fasta
un vies, vi di,-an las /zoras cuando entraren faciendo
los dichos ha n/os fasla qué liaR-an peni/encia dc/b. La
icy 32, Iii. 9, Port. I al que fuere excomulgado, y
pasado un ao se mantuviese en la excomunión, le im-
pone por pena que si oviere patronadR-o en a4runa Egle-
Sb, d O/r,r) derecho aigvito J5orque debiese rescehir del/a,
j5i/rdelo por todo aquel tiempo que finc a en descomzinidn.
7 1)el mismo modo los delitos contra las costum-
bres se deben castigar con la privaciOn de las yenta-
jas y beneflcios que ofrece Ia sociedad a los que con-
servan Ia pureza de ellas. La verguenza, el oprobio,
el desprecio, la expulsiOn del lugar serán penas corres-
6
498
pondientes: asi como lo serán para contener los deli-
tos que perturban la tranquilidad privar a los delin-
cuentes de la misma tranquilidad, ya quitándoles La
libertad, va expeliéndolos de la sociedad que pertur-
ban. Por La misma raz6n debe rehusarse la seguridad
al que perturba La de Los otros, castigándole con penas
corporales, pecuniarias 6 de infamia, segün que él per-
turbase la seguridad de la persona, de los bienes 6 de
La honra de sus conciudadanos.
8 Pero hay algunos delitos que correspondiendo
por su naturaleza a una clase, las circunstancias ha-
cen que pertenezan a otra. El juramento, por ejemplo,
que pot- su naturaleza es contra la religión, y pertene-
ce a la primera clase, si de él se siguiere perjuicio de
tercero, segün fuese este perjuicio, corresponderá a la
tercera 6 cuarta. El rapto, el estupro, que son contra
las costumbres, y pertenecen a La segunda por la vio-
lencia que causan y la seguridad que perturban, Co.
rresponden ya a la cuarta, y asI deberán castigarse
con las penas correspond ientes a ellas.
g Sucede también algunas veces que las penas que
se derivan de la naturaleza de los delitos, 6 no son
bastantes por si solas para escarmentar al delincuen-
te, 6 no se pueden imponer. Las penas religiosas, pot- -
ejemplo, podrán tal vez no ser bastantes para conte-
ner a los sacrIlegos; entonces es necesario usar de pe-
nas civiles. El que invade los bienes de otro sin per-
judicarle en su persona, deberIa ser castigado con pe-
nas pecuniarias; pero si no tiene bienes, como sucede
muchas veces, no debe quedar el delito impune. En to-
dos estos casos y otros sernejantes es necesario imponer
otras penas; pero procurando siempre apartarse lo me-
nos que sea posible de la analogIa que debe haber entre
la pena y el delito: regla que no se ha observado en al-
gunas de nuestras leyes. La Icy 6, tit. 6, lib. 6 del Orde-
namienlo Real manda que si algunas personas ocupa-
ren las rentas reales, que j aguen la die/ia tonza con las
1.
499

F eIe,zaS, y
,,, up ra
Si 7W Iuzi€r€ (Ie qiie lo pa8O ar CU
25or -, - -.
el/a. Lo mismo deterrnina la itv L tit
Par!. 2 acerca de los que ocultaren y se apropiaren
-I,
T

algunos bienes raices del Rey. Pero como quiera que


sea, las excepciones arriba dichas no falsifican la re-
gla propuesta, pues generalmente hablando siempre es
ciertO que las penas para ser (itiles deben derivarse de
la naturaleza de los delitos, por ser el medjo más Se-
guro para guardar la debida proporción, quees la otra
cualidad que hemos dicho deben tener las penas.
xo Disputan los jurisconsultos sobre la proporción
que debe guardarse en Ia imposición de las penas. Co-
munmente dicen que la geométrica, a distinción de los
contratOS, en los cuales dehe guardarse la aritm&ica.
Pero esto no es tan constante que muchas veces no se
observe lo contrario. En el contrato de sociedad, por
ejeinplo, se distribuyen las ganancias con proporción
geornétrica, y para resarcir el daño causado por un de-
lito se usará de la aritmética. ]3odino (jr), de la mezcla
de estas dos proporciones formó otra tercera, que ha-
mó armónica, que es la que segün él dehe guardarse
en la imposición de las penas, y que le irnpugnan otros
autores.
xi Pero, prescindiendo de esta disputa, cuya deci-
sión no es nesesaria para nuestro asunto, lo cierto es
que entre ha pena y el delito debe haber cieta igualdad,
a cuya regulacion contribuyen todas las circunstan-
cias que constituyen la naturaleza del dehito, de las
que se tratará en su lugar correspond iente. Esta
igualdad es Ia que liamamos proporcidn eutre ha pe-
na y el delito, y la que es absolutamente necesaria,
por ser el alma y el principal nervio de toda buena le-
gislación criminal, Ia cual, faltándole esta proporción,
se destruirá por si misma, a manera de un vasto edi-
ficio en el cual los pesos menores se cargasen sobre las

(i) Dc Rep., lib. 6, c. ult.

1k.
500

más fuertes columnas, y los rnás enormes sabre lar.


más débiles.
12 La razón misma dicta que el delito grave se
castigue con más severidad que el leve (i). Si la ley
no hace esta justa distinción en las penas, los hom-
bres tampoco harán diferencia entre los delitos, y de
esta injusta igualdad resulta una muy singular contra.
dicción, cual es que las leyes tengan que castigar de-
litos que ellas mismas ban ocasionado, a. la manera
gue de Domiciano refiere Zonaras que imponia la pena
de adulterio a. las mujeres de que él mismo habIa abu-
sado.
13 Las leyes, par ejemplo, que imponen pena ca-
pital indistintamente al ladrón que roba y asesina en
un camino y al que se contenta solo con robar cuán-
tos asesinatos habrán causado, aunque contra su in-
tenciOn, que no se babrian cornetido si se hubiera guar-
dado la debida proporciOn en las penas? El ladrón
que sabe que mate 0 no mate ha de sufrir la pena Ca-
pital pot sOlo el hecho de haber robado en un camino,
quita la vida al que roba, porque este es un media de
ocultar su delito y evitar el castigo, 6 a. lo menos de
dificultar y dilatar su prueba. Y he aqul cOmo la mis-
ma ley expone La vida del hombre por conservarle sus
hienes, y obliga a. un facineroso a. cometer dos delitos,
cuando acaso sOlo pensarIa en uno. Es verdad que el
que sale a. robar a. un camino no sólo quita los bienes,
sirio que también perturha la seguridad de la persona
y La pt'iblica que debe haber en los caminos. Pero es-
to lo que prueba es que semej antes robos deben cast 1.
garse con mayor pena que los que no tienen estas cit.
cunstancias; mas nunca probarii que deba imponerse
(z) Dracdn castigaba con la misma pena al que hurtaba una
berza y al que cometla un sacrilegio. Con una desproporcion tan
injusta en ]as penas no podia durar mucho tierupo la. Repüblica, y
asi Solon, má.s prudente y más humano, derogó todas las injustas
Ieyes de Drac6n, y gobernó felizmente t los Ateniecses. Plutarco
en la L'ida de SolOn,
M
MINO -

50i
Ia pefla capital, pOrque la seguridad personal consta
grados desde Ia perturbación de La tranqui-
de rnuchoS
lidad hasta la privación de La vida, los cuales nunca
deben con j undirse por las leyes; de otro modo una in-
juria persona l , uflOS golpes, una herida deberIan casti-
garSe Con la misma pena que el homicidlo.
For regla general las leyes penales deben ha-
14
cerse de modo que el que se determine a corneter un
delito tenga alg(in interés en no consumarle, en no co-
meterle con ciertas circunstancias que le hagan más
atroz y perfliCioSO en no pasar de una atrocidad a
otra. Esto solo puede conseguirse por medio de una
graduaciOn de penas proporcionadas a los progresos
que se hagan en La prOsecuciOn del delito, a las cir-
cunstancias más 6 menos graves, y a la mayor 6 me-
nor atrocidad. Las penas y los premios obran de una
misma inanera en su clase, y producen respectivamen-
te los mismoS efectos, aunque de Un modo inverso. Si
el mérito comün y ordinario se premia igualmente que
el extraordinario y singular, los hombres se contenta-
án con una medianla, y nunca aspirarán a cosas gran-
des, porque, alcanzando lo mismo con poco trabajo tra-
bajo que con mucho, les falta el estimulo d interés que
regularmente suele ser el principal mOvil de Ia mayor
parte de las acciones humanas. For la misma razOn,
si los delitos menores y menos cualificados se castigan
con igual pena que los mayores y más atroces, con f a-
cilidad se llegará a los extremos, porque en ellos sue-
le darse más desahogo A las pasiones; por otra parte
no hay más que temer, y por consiguiente no hay tam-
poco un interés que esti mule a contenerse en los me-
dios.
15. Otra contradicción no menos singular que cau-
sa la desproporciOn de las penas es hacer impunes y
mas frecuentes aquellos mismos delitos que con más
cuidado y esfuerzo pretende extirpar la ley. Tal es el
efecto que entre nosotros ha causado la pena capital
L.
502

impuesta al hurto doméstico, al simple cometido en La


Corte, y al bancarrota fraudulento, que oculta los bie-
nes 6 se aiza con ellos. Un hombre a quien un domes-
tico suyo le hace algün hurto, que sabe que si le acu-
sa y se le prueba le han de imponer la pena capital,
conociendo Ia irifinita distancia que hay entre cincuen-
ta pesos (i), por ejemplo, y La vida del hombre más
miserable, temiendo los perpetuos remordimientos que
le atormentarlan si pot esta causa hiciese quitarle La
vida, y temiendo tambien la censura de los demás, y
la nota en que justarnente incurrirIa por semejante
procedimiento, a menos de no estar enteramente p0-
seldo de un vilIsimo interds y despojado de todo sen-
timiento de humanidad, no se atreve a denunciar el
delito, y se contenta con echar de su casa al que Le co-
metió, el cual con esta confianza va haciendo lo mis-
mo a cuantas partes Va, y de esta suerte, en vez de
contener los hurtos domésticos, la gravedad de la pe-
na sólo sirve para fomeritarlos con la itnpunidad. La
experiencia es la mejor prueba de La verdad de este
discurso.
16. Si en lugar de la pena de muerte se impusiera
otra proporcionada, Los robados no tendrian repugnan-
cia en acusar, ni los testigos en deponer: se evitarIan
muchos juramentos falsos, se castigarIan más segura-
mente los hurtos, y se corregirlan muchos ladrones,
que ahora acaso se hacen incorregibles por la impuni-
dad, y de hurtos domésticos pasan a cometer otros de-
litos más graves. Es verdad que La confianza que es
preciso terier en los domésticos les dá más proporción
y facilidad para ser infieles, y por consiguiente es ne-

r1 Por un decreto de 13 de Abril de 1764 se manda observar la


pragmática de 23 de Febrero de 1734, que es el Auto acordado 19,
tit. II. lib. 8, por el cual se irnpone la pena Capital a los hurtos co-
rnetidos en la Corte, extendiendo la cantidad de dicha pragmática
a cincuenta pesos, y se manda que se praclique en todo ci Reino
y Corona de Aragón, y se comrendan en Id 1ra-mdtica los
liurlos ejeculados Por los dornésticos.

>
- - -

cesario contener con el rigor esta facilidad. De aqul


se infiere que los hurtos domsticos deben castigarse
con más rigor que los simples, pero esto debe ser
guardando siempre la analogIa y debida proporción
entre Ia pena y el delito, la cual no se guarda cierta-
mente imponindole la pena capital.
17. Esta es tambin la causa, como hemos dicho,
de la absoluta impunidad y frecuencia de los banca-
rrotas fraudulentos. La ley que les impone la pena ca-
pital solo sirve, como otras muchas, para ocupar lu-
gar en el Cuerpo del derecho. Hasta ahora no se ha
visto en el patIbulo, como manda la ley, uno de estos
trampoSOs ' no es porque con el rigor de la pena se
haya disminuido el nümero de ellos, pues todos los
dIas se están viendo muchos que, faltando torpemente
A la fe y burlándose de la justicia y de sus acreedo-
res, dejan perdidos a muchos que hicieron confianza
de ellos. Para evitar estos excesos, demasiado comu-
nes, serla converiiente imponer otra pena más mode-
rada y análoga al delito, pero que se ejecutase irremi-
siblemente. Lo que se hace más necesario en un tiem-
po en que, aumentándose cada dIa con el lujo la corrup-
r ciOn de las costumbres, se multiplican también
perniciosos devoradores de bienes ajenos con notable
detrimiento de la repiiblica. Es, pues, evidente que
uno de los más princi pales cuidados que deben tenerse
en el establecimiento 6 reforma de las leyes criminales
es que todas las penas se deriven de la naturaleza de
los delitos, y sean siempre proporcionadas a la mayor
6 menor gravedad de ellos.
18 Un sahio legislador no imitará ciertamente a
aquel Emperador griego, de quien refiere Nicéforo que,
habiéndose suscitado una grande sedición en Constan-
tinopla, y descubierto el autor de ella, le impuso la
pena de azotes, y habiendo este mismo impostor acu-
sado falsamente a algunas personas de autoridad, le
condenó a ser quemado. iExtraña graduación entre el
504
delito de lesa majestad y el de calurnnial No es me-
nos extraia la ley de los antiguos Sajones v Burgun-
diones que castigaba con pena capital el hurto de un
caballo, de una colmena de abejas 6 de un buey, y con
multa pecuniaria la muerte de un hombre (i). Serne-
jantes leyes, al paso que por una parte manifiestan su
crueldad, abren por otra una puerta muy ancha a los
más atroces delitos.
19 Uno de los fines más esenciales de las penas,
como se dirá despus, es el ejemplo que con ellas de-
be darse para que sirva de escarrniento a los que no
ban delinquido, y Se abstengan de hacerlo, y par esta
razón hemos dicho quedeben ser püblicas. 'J'aladina-
menle de6c serfecha (dice una ley de Partida) (2) la
jus/icia de aquellos que ovieren fec/io par qué deban ma-
rir, porque los otros quc lo rieren 6 Ia oyeren, rescihan
ende miedo 6 escarmienlo () diciendo al A/ca/dc tf ci Pro-
gonero ante las genies los yerros or quo los ma/an. No
es ciertamente digna de imitación la costumbre que

(i) (jul nob/km occident ZCCCCXL. so/idis corn onat. Ruo-


da quod did/un azed Saxones CVX. so/Id/s & in/er /'rernium
C'XA. so/id/s . Qui cabal/urn f,ira icr/i, capite puniatun. Qui
a/rca nm apu rn in/na seem alter/us lana z'cr//, caJ'i/c pa n/a-
/ar....Qul bovern quad,-imurn., oui duos so//dos valet, node
furto ahstu/c,-ii, caltc /'uniaiur. Lex Saxonum, cap. 2. I, y
cap. 4 4 I, 2, 5 . apud Lindembrog. Cod. leg. aniiq., pdgs. 475,
476-
Quicumquc mane/plum alienum solici/avenit, cabal/urn quo-
quc, equam, bovern, aui vaccarn tarn Buiqziizdio, quarn Jt'oma-
?ZUS zngcnuus furto auf'crre J'racsumpsenit, occidatu....../a-
bemus, at si quis tam b'urgandio q 11am Romanies /1/,(c1l UllS
actorein /'osscsionzs nostrac non lnan)'s/a necessitate compul-
sus occident, ccntunz quinquaginta so/idos cogaize,- in/erre.
Si a/icr/us fuenit actor, ecu/urn so/id/in coinositionc c1-/minis
nulnerantur. Le'x Burgundionurn, tit. I. cap. 4, 4 1. y cap. 50. 4
1. Lindembrog., pig. 270, 288.
[2] L. H, 31 Fart. 7,
1131 Animadvcrsiones, quo not/ores sunt, plus ad excrnlum
emendaiionemqua iro/idiunt. Sneca, Dc 1,-a. /ih j., C. /9.-Quo-
//ens fox/os cruci/i,.ç'irnus, ccleberrirnae c//gun/u,- v/ac, u/it/u-
n/mi intueni, lunirnicommovcri hoc me/u possini. Quintil., de-
Clam. 274.-La /ev 7, 11/. 4, 1/b. 7 del Fucrojugo dice: Todo juiz
que debe justizar algün malfecbor, non lo debe facer en ascuso,
mas paladimamente ante todos.
505
-
1-!erodoto refiere (I)
de los Lacedenionios, que ejecu-
taban los suplicios en medio de las tinieblas de La no-
die. Los castigoS secretos prueban, 6 impotencia y
debilidad en el gobierno, 6 injusticia y atrocidad en la
pena (2).
20 Es muy iltil Y también muy conforme al espIri-
tu de Ia ley de Partida, que acabamos de citar, la cos-
tumbre que hay en Francia, digna de ser adoptada
entre riosotros. Cuando se condena alII un reo a la
pena capital, se imprime la sentencia () con un bre-
ve extracto de la causa, y se vende al pühlico el dIa
de la ejecución. Semejantes papeles causarlan en el
pueblo efectos harto más saludables que los romances
de guapos y valentones, lienos de embustes y patraflas,
que andan publicando los ciegos por las calles. El pro-
ducto de ellos podria invertirse con utilidad en bene-
ficio de los pobres de la cárcel.
21 Etas relaciones suplirlan tambidn en algün
modo La conexión y union de estas dos ideas, deli/a y
pena, que deberIa grabarse profundamente en los áni-
mos, y que regularmente se desvanece por la mucha
distancia que suele haber entre la ejecuciOn del delito
y la imposiciOn de la pena. DecIa un filOsofo chino
(.) que, como el eco sigue a. la voz, y Ia sombra al
cuerpo, la pena debe seguir al delito.
22 La uniOn de las ideas es el cimiento de La fa-

[i] in Afelpom.
[2] Feriatur in foro, ommes videant .....ccclus est in convi-
jo daminare hominem. Sneca, IV Controv. 25. El Empera-
dor Maximiliano I aboiióel aflo de 1512 el famoso tribunal secreto
de Westfalia, en el cual Se condenaba a un acusado en secreto sin
formalidad ninguna, sin oirie ni convencerle. Algunos atribuyen su
creación a Carlo Magno, diciendo que lo hizo para domar la du-
reza de los Sajones. Pero nunca puede haber razdn para atrope-
liar el derecho de la naturaleza.
[3] En Inglaterra se publican las sentencias pronunciadas con-
tra los reos, se hace mencidn de ellas en los papeies pdblicos, y
hay un diario destinado para dar cuenta de los trials que salen
cada mes.
[.] P. Du-Hald. • Descr. de la Chin. • torn. 2.
0
5o6
brica del entendimiento humano, y puede con verdad
decirse que sobre las tiernas fibras del cerebro está
fundada La basa inalterable de los más firmes Tm-
perios. Mas para conservar en el enteridimiento La
union de las ideas, deben estas ser realmente insepa-
rabies en los objetos. Es, pues, necesario, que la pe-
na siga inmediatamente al delito. Es muy importante
que el delito se mire siempre como causa de la pena,
y la pena como efecto del delito. Si se quiere mante-
ner el orden püblico, es necesario observar con vigi-
lancia a los malos, perseguirlos sin intermisiOn Y cas-
tigarlos con prontitud.
23 Asi lo han creIdo también nuestros legislado-
res. Una ley de Partida (i) manda que ninguna causa
criminal pueda durar más de dos aflos. En el Auto
acordathi 21, Iii. II, lib. 8, se manda que todas las
causas que se fulminaren, asI de oficio como a quere-
ila particular en materia de hurtos, robos, latrocinios
cometidos en la Corte y cinco leguas de su rastro, se
hayan de sustanciar y determinar precisamente en el
término de treinta dIas. La misma razOn hay para
extender esta providencia a todos los lugares fuera de
la Corte, no siendo el hurto de muchos cOmplices, en
cuyo caso se deberá fijar un tiempo proporcionado; v
aunque no se prescriba el término preciso de treinta
dIas para ]as demás causas criminales, se deberlan
cortar muchas dilaciones, que, no siendo necesarias
para la justa defensa de los reos, les son a ellos mis-
mos sumamente perjudiciales, igualmente que a la
causa piblica, a la cual importa que los delitos se
castiguen con toda la brevedad posible.
24 Si la prontitud en el castigo hace la pena más
ütil, tambin la hace más justa. Cualquier re-o, mien-
tras no es convencido y condenado legItimamente, es
acreedor de justicia a todos los miramientos que dicta

['I L. 7, 1:1 29, Far! 7.


507
iumanidad. Dbensele excusar, por consiguiente, en
Lnto sea posible, las aflicciones y ansiedades que
trae consigo una larga v penosa incertidumbre de su
suerte, la dual se aumenta con la privación de la Ii-
bertad, con ]as molestias y vejaciones de La prisión,
]as cuales deben excusarse enteramente, por ser con-
trarias at derecho natural, siempre que no sean preci-
samente necesarias para la seguridad de la persona, 6
para que no se oculten las pruebas del delito: porque
la ccircei, dice el Rey Don Alfonso vi), delie set- pora
gutzrdar los f,resos, é non para facerles enemiga, nm
olro nial, nitz darks pena en c/la. Por esta misma ra-
zón prohibe la ley (2) que se pueda condenar a. nm-
gun hombre libre a. cárcel perpetua; v otra () manda
que si, despuds de haber estado un acusado dos aflos
en la cãrcel, no se le probase el delito, que sea sacado
.de la carcel en que esid preso, I dada j or quito.
25 Pero no bastara. la prontitud en la pena para
que produzca buenos efectos, Si at mismo tiempo no
es irremisible, que es la otra cualidad que debe tener.
La ciencia cierta de que el que comete un delito ha de
ser infaliblemente castigado, es un freno muy podero-
so para contener, aun cuando las penas sean modera-
das. Por el contrario, Ia esperanza de la impunidad (.)
es un incentivo para el delito, y hace despreciar aun
las más rigurosas penas. Toda la indulgencia v hu-
manidad a. que es acreedor ci reo antes de ser legIti-
mamente convencido, debe convertirse despus de su
conviccidn en inflexibilidad y constancia para impo-
nerle la pena establecida por la ley, sin que quede
arbitrio ninguno para hacer otra cosa.

(i) L. II, lii. 29, Part. 7.—Ley 8. g.ff. de Poen.


[2] L. 4, IZI. 41, Part. 7.
() L. 7, El/. 29, Fa )-l. 7.
() Crescit nult it udo 7ecca nEzz rn, qu urn rcdzmenth eca // s/'es
datur, &- fl/cue itur ad cupas, ubi esi venal/s ignoscenhiurn
gratia. Arnob., 1/b. 7.
508
26 No pretendo excluir por esto absolutamente los.
indultos y clemencia del Principe. No creo tampoco
que la cuestión sobre si pueden concederlos 6 no las
Potestades Supremas sea tan peligrosa y tan dificil
de decidir como pretende el ciudadano de Ginebra (i)
que tuvo por ms conveniente abandonarla a que la
decidiera el que 6 nunca pecó, 6 nunca tendrá necesi-
dad de indulto. La clemencia, esta virtud, que es la
más bella prerrogativa del trono, ejercitada con pru-
dencia v sahidurIa puede producir admirables efec-
tos. Cuando tiene peligro es tan visible queno Se pue-
de ocultar, y es tambin mu y fácil saberla distinguir
de la debilidad v de la impotencia. Hablo, pues, sola-
mente de los jueces, porque la clemencia para perdo-
nar es virtud del legislador, pero no de los deposita-
rios y ejecutores de las leyes. (2)
27 Otra de las cualidades que hemos dicho dehe
tener Ia pena para set ütil, es ser necesaria. No creo
deberme detener en persuadir una verdad tan notoria
que solo podrIa ignorarla quien careciese de Ia luz de
la razOn natural. Los derechos sagrados de la justicia
se convertirIan en una detestable y cruel tiranla, si
huhiera algün hombre sobre la tierra que tuviese ía-
cultad para imporier penas que no sean absolutamen-
te necesarias. Y de aquI resulta que estas deben ser,
como se ha dicho, to menos rigurosas que sea posible,
atendidas las circunstancias, porque en cuanto exce-
diesen en esta parte dejarIan de ser ya necesarias.
28. Los que tanto alauden la inconsiderada seve-
ridad de las penas de los gohiernos despOticos de Ia

(x) J . J . Rousseau, Du Conr% sothzl, jib. 2., chat. 5.


[2] En Francia tienen los Obispos de Orleans ci singular privi-
legio de conceder indultos. En el ao de 1717 salieron por este
medio de las prisiones novecientos reos. En ci de 1753, ConOcien-
do ci abuso de este enorme privilegio. y los perjuicios que puede
causar, se restuingió, determinando los casos en que debe tener
lugar. Mr. Brissot de Warville, Yizéoric des loix crimi,zci/cs, torn.
i, pág. 202. Mejor hubiera sido abolirie por exorbitante y perju-
dicial al bieu püblico.
y su justicia expeditiva, 6 por mejor decir,
Asi a ( 1 )
precipitada y violenta, no saben hacer todo el aprecio
la vida y el honor de los hombres: y se-
que merece n
ra a la verdad una cosa mu' extrafia, como sahiamen-
te dice el Presidente Montesquieu (2), que las gentes
más ignoradas y bárbaras del Universo hubiesen acer-
tado a pensal' mejor que las demás naciones cultas en
la cosa que más intereSa a. los hombres y más les im-
porta saber. Aunque si hemos de dar crdito a dos es-
critores (.) modernoS, que han tenido motivo y pro-

( 1 Oleario, en su Ulaje. pig. 668. refiere haber visto castigar


en Persia a Un usurero arrancdndole los dientes a martillazos.
Chardin dice [Voyage, tom. 6, pág. 302] que los panaderos que
hacec fraude en el peso del pan ó lo venden a más de la tasa, son
arrojadO s en un horno ardiendo. Este mjsmo delito dice Porter en
la obra citada en la nota sigulente, part. 2, pág. 202, que se casti-
ga en Turquia dando de palos al delincuente 6 imponidndole una
ulta por Ia primera vez, y por Ia segunda ó tercera es ahorcado
2un garflo de hierro que se clava en el dintel de su puerta. Es
ma y co,nán, dice Porter, Eropezar, al .t asar .tor lets calles, con
e! caerO de an panadero quc permanece coigaa'o j5or 17-es dias
COnS'CUIZVOS. Sin embargo, no son basiantes ('s/os ejemflos, re-
pel/dos caSi todas las sernanas, l'czra im.tc'dir ci 1,-aude. Este
es el efecto ordinario de la desproporción en las penas, y tan cier-
to es que la crueldad de ellas no es el mayor freno para contener
los delitos.
(2) Dc l'Espr. des loix, lib, 6, chap. 2.
() Mr. Anquetil du Perron, de la Academia Real de las Ins-
cripciones y Bellas Letras, intérprete de S. M. CristianIsima para
]as lenguas orientales, y el Caballero Porter, que vivid muchos
aflos en Turquia en calidad de Ministro Plenipotenciario de S. M.
l3ritánica. Mr. Anquetil, en su obra intitulada Legislation Or/en-
/ale, Se propone probar por toda ella que en el Oriente se cultivan
las ciencias, las artes. la agricultura y el comercio. Que en Tur-
qula, en Persia y en el Indostdn hay leyes escritas y costumbres
que tienen fuerza de ley, por las cuales se deciden los negocios, y
obligan no sOlo a los particulares sino tambidn a los Soberanos,
quienes juran observarlas, ó a lo menos se obligan a ello por la
misma religion respectiva que profesan. Que estas leyes están re-
cogidas y ordenadas en cOdigos que son bien conocidos, comenta-
dos y citados por los jurisconsultos del pals. Tales son el Alco,'chz
para los mahometanos, el Vecla para los Indios, el Jasa Gen-
gisklia,zi para los Tártaros. Que en dichos imperios los particu-
lares poseen en propiedad no sOlo bienes muebles, sino tambidu
inmuebles y ralces, y está sOlidamente establecido el derecho de
sucesiOn de padres a hijos, y por consiguiente, es falso que el So-
berano es heredero de todos los vasallos, y que no hay más propie-
tario que 61 en el Imperio, como vulgarmente se cree.
510

porción de examinar por si mismos Ia naturaleza y


constitución de los gobiernos asiáticos, no son 6stos
tan despóticos y arbitrarios como vulgarmente se cree
y aseguran otros escritoreS.
29 Pero sea de esto lo que se quiera, no es cierta-
mente Ia crueldad de las penas el mayor freno para
contener los delitos, sino la infalibilidad de ellas, y
por consiguiente Ia vigilancia de los magistrados, que
deben ser inexorables en ixnponerlas. Si se examina Ia

Para cornprobación de esto pone nuestro autor entre otros do-


curnentos, un contrato de venta de una casa, traducido a Ia letra,
que dice que tomó entre otros muchos de igual naturaleza del ar-
chivo de un Casi 6 Notario de Surate. No se hace ciertamente
entre nosotros ninguna escritura con más formalidades y menu-
dencias que las que se yen en dicho contrato, el coal prueba que
el Derecho Civil respectivo y el Natural se cultivan en aquellas
partes igualmente que en Europa, y se toman todas las precaucio-
nes posibles para asegurar Ia tranquilidad de los poseedores.
De todo Ic dicho concluye Mr. Anquetil que el despotismo asia-
tico, tal cual le pinta Montesquieu, es un gobierno imaginario que
no existe en el Oriente, ni puede existir en parte alguna: que los
excesos, violencias é injusticias que en aquellas partes, como en
otras muchas, se cometen, son abusos del poder y de los que go-
biernan, y no defecto de Ia constitución del gobierno: que los au-
tores que afirman lo contrario han tornado el estado de violencia
pot el estado legal, y por otra parte sus intereses particulares pue-
den haberles obligado a no representar siempre las cosas como
ellas son en sí.
Es cierto, en efecto, que los intereses y fines particulares han di-
rigido la pluma de algunos escritores en este asunto. Miguel Le Fe -
bre escribió un tomo en cuarto bien abultado ( Theatre de la Tur-
qule, Paris, 1686), en el cual se propuso juntar todos los defectos
y vicios de los Turcos y de su gobierno con el fin, como él misrno
10 dice expresamente en su prefacio, de hacerles despreciables y
excitar a los Principes cristianos a la conquista de Turquia. CUn
Turco animado del mismo espIritu pudiera haber dado a so pa-
tria, dice Mr. Anquetil, no uno, sino diez voldmenes en cuarto
de nuestros vicios y defectos. Y deberiamos pot eso lormar un
concepto menos favorable que el que tenemos de nosotros mis-
cmos ?
Porter en sus Observaciones sobre la religiOn, las ieyes, ci
gohierno y costumbres de los Turcos (part. 1, MAI. 57, iraduc.
franc.,) dice que entre los Musulmanes ha habido compilado-
res de leyes, los cuales, viendo que el Alcorán no comprendla to-
dos los objetos del gobierno civil, suplieron lo que le faltaba; pero
sin derogar en nada su autoridad: y Cbajo el titulo especioso de
Comentarios, dice Porter, y de una extension de las ideas del
cAngel 6 del Prof eta, ban formado un COdigo completo de leyes
cciviles igual y semejante a! Cddigo, a las Pandectas 6 Digesto,
P' 511

causa' de las relajaciones, dice el mismo Montesquieu


se y ard qua proviene de la impunidad de los deli/os,
710 de hi moderation de las J'enas. En todos los paIses
y tiempos en que se ban usado castigos muy crueles,

tan ciaro y tan extenso como Cujacio y Domat. Abu Hanife es


xuno de los primerOs y principales cornentadores del Alcorán: sus
libros y los de sus diselpulos son la regla por donde se adrninis-
tra la justicia en toda la extensIón de la dominación turca en
Europa y en Asia. De esta suerte se fueron aumentando las ins-
tituciones civiles y criminales conforme lo pedIan los casos y las
circunstancias: era indispensable hacer nuevos reglamentos cuan-
do las conqUiStas las riquezas y el lujo introdujeron nuevos de-
liitos y nuevos motivos de contestaciones ......
cEl ilustre Presidente Montesquieu [continua Porter], engaña-
do con autoridades equlvocas, parece que quiere quitar absolu-
ctarnente a los Turcos ci derecho de propiedad, ci de herencia, y
el de sucesiófl, exciuye de estos derechos a las mujeres, y reduce
cá nada, por decirlo asI, todas sus leyes civiles. Si le hemos de
creer, el despotismo del Gran Señor absorbe en este irnperio to-
do ci Codigo de la legislación. Ccando yo veo el admirable re-
sultado y lasjuiciosas consecueflcias que saca de un principio
erróneo este hombre tan ilustrado como ingenioso, no puedo de-
jar de compadecerme de la condición humana. Este es un triste
ejemplo, que prueba cuán sujetos estamos al error, y cuán en-
cgaflosOs suelen ser los ms bellos razonamientos. Sin recurrir a
ios hechos, el capItulo solo (del Aicorán) intitulado Las J1u/eres
le hubiera dado a conocer con cuanta precisiOn ha fijado y de-
terminado el Profeta ci orden de las sucesiones en las familias,
asi respecto de los varones como de las hembras, y por consi-
guiente cuán seguras están por la autoridad de la ley, y puestas
€por ella a cubierto del poder del Sultan las propiedudes de los
particuiares. Con poco trabajo se hubiera instruIdo tambiOn en
el otro punto. Le habrIa sido muy facil informarse del mOtodo
con que actualmente se determinan los pleitos en los tribunales,
y los libros que tienen autoridad en ellos para las decisiones lc-
'gales. Hubiera visto que hay muchos que especifican y fijan hasta
los tOrminos y las circunstancias que hacen legal un contrato, ya
cse trate de Is adquisición de tierras 6 de casas, ya de ventas de
animales, 6 de cualquiera otra especie de mercancias. Es de
creer que si hubiera ieIdo estos libros, habrIa formado del des-
potismo de Turquia una idea enteratnente distinta de la que ha
.zadoptado en sus obras.
Para prueba de lo dicho pone a continuaciOn nuestro autor ci
extracto de un capitulo que trata de las ventas, tornado de un ii-
bro de leyes comp uesto por Hanife, y ci cual se usa en los tribu-
nales de TurquIa. El más exacto y prolijo de nuestros jurisconsul-
tos no explica ciertamente con mas individualidad y menudencia
]as circunstancias que deben concurrir en un contrato para que
sea solernne y legItimo, que ci jurisconsulto Turco en el expresa-
do capItulo, segén lo refiere Porter.
[i] Dc l'Espr. des loix, liv. 6, chat. 12.
512
se han experimentado los más atroces é inhumanos
delitos. AsI Jo atestiguan todas ]as historias, y asf Se
experimenta en el Japón, en donde compite la cruel..
dad de las penas con la atrocidad de los delitos, v son
estos tan frecuentes como Si absolutamente no se cas-
tigaran, segün se refiere en Ia colección de los viajes
que han servido para el establecimiento de la Coin-
pañia de las Indias.
30 AsI es preciso que suceda por una razón muy
natural. Al paso que Se aumenta la crueldad de los
castigos, se endurecen los ánimos (i) de los hombres,
se Ilegan a familiarizar con ellos, y al cabo de tiempo
no hacen ya bastante impresión para contener los im-
pulsos y la fuerza siempre viva de las pasiones. Los
robos en los commas, dice Montesquieu (2), eran fre-
cuen/es en algunos Eslados: Para conlenerlos Sc invenid
ci su2ilicio de la rueda, que los suspendid por a4p2Z tier,,-
o; Pero despues se ha rofado como antes en los cam inos.
31 En Moscovia, a los defraudadores de la renta
del tabaco se les impone la cruel para liamada Knout
(i), que se reduced azotar al delincuente hasta descu-
brine los huesos. Sin embargo, los Moscovitas hacen
el contrabando como en otras partes. Los que han exa-
minado con reflexidn la historia romana y las diver-
sas revoluciones de este Imperio, han observado que
del rigor se paso a. La indolencia, y de la iridolencia a
la impunidad (a).

(x) Iluizisgeneris su/'licia vulgi anirnos non tam a Saezi-


tia avocani, quam ad quidvis agendum ci patienduin ejTe-
ra,zt: nec acerb ii ate tarn /'rdvoS deterrel, quarn asuetudi,,e
seciandi lerrorem Poenarzzm irnminunnl, jraesertirn Si fad-
norosorurn ani,n/advcrsus v/v/do/or/s cruciatus indurue,-L'zt
apud z'u147us eli/rn z?njerztum contidenhia pert/nan cons/antis
,'iduciae tlerumque laudem acciJii. Buchanan, lib. io A'cr. Sco-
t/car. Habla de las penas que se impusieron a los asesinos de Ja-
cobo I.
[2] DelEspr. des loin, liv. 6, c/zap. 12.
Briss., 7'/zcor., torn. I dg. 161.
M V. Montesq., £onsiderai. sur les cans. de la grand. des
Ram. ci de leu,- dicad
513
- La iltima cualidad que hemos dicho que deben
tener las peflaS, es ser dictadas por la misma 1ev. Los
bIicistas poflen justamente la potestad de imponer
penas entre Jos derechos de la Majestad, que ilaman
inmaflente s , estO es, inseparables de ella: y no carece
enteram te de razón Hobbes (i) cuando dice que el
impOfler pefla mayor que la determinada por la ley es
una verdadera hostilidad. Solo las Ieyes pueden decre-
tar las penas de los delitos, y esta autoridad debe re-
sidir unicamente en el legislador. Toda la facultad de
los jueces debe reducirse ünicamente a examinar si el
acusado ha contravenido 6 no a la ley, para absolver-
le 6 condenarle en la pena señalada por ella.
Si se dejase en su arbitrio el imponer penas, el
derogarlaS 6 alterarlas, se causarIan innumerables ma-
les a Ia sociedad. La suerte de los ciudadanos serIa
siemPre incierta, su vida, su honra, sus bienes queda-
nan expUestoS al capricho, a. la malicia, a. la ignoran-
cia v a. todas las pasiones que puedeii dominar a un
hombre. Si no hay leyes fljas, 6 las que hay son obs-
curas, 6 estâ.n enteramente sin uso, es preciso caer en
el inconveniente del arbitrio judicial, si La potestad le-
gislativa no ocurre a este daño, haciendo leyes, decla-
rando las obscuras, y subrogando otras nuevas en lu-
gar de las anticuadas.
34 De esta ültima clase hay muchas en nuestra le-
gislación criminal, y por consiguiente mucho arbitrio
en Jos tribunales y jueces, de donde resulta, como se
ha dicho, 6 la impunidad de los delitos, 6 que un mis-
mo delito se castigue con diversas penas, segi'in La
diversidad de jueces, y tal vez en un mismo tribunal
en diversos tiempos, y segi'ln la diversidad de los que
le componen.
35 Es verdad que nuestros legisladores claman
contra el no uso de las leyes, declarando que todas Las

(I) Lez'iail,., cap. 28.


514
leyes (x) del Reino que expresamente no se hallax
derogadas por otras posteriores, se dehen observar ii-
teralmente sin que pueda admitirse la excusa de decir
que no están en uso. Pero a pesar de tan expresa vo-
luntad, repetidas veces declarada (2) por los Sobera-
nos, la experiencia nos hace vet prácticarnente que
son muchisimas las leyes penales que, sin haber sido
derogadas pot otras están, enteramente sin uso alguno,
dando lugar por este motivo al arbitrio de los jueces,
y lo que es peor, sin que estos le tengan para dejarle
de hacer asI. No habrá hoy, pot ejemplo, un juez que
se atreva a mandar cortar la lengua al blasfemo, y la
mano al escribano falsario, sin embargo de que estas
son las penas impuestas a estos delitos por le yes ()
que no están expresamente derogadas por otras: y si
hubiere alguno que quisiera resucitar estas leyes, creo
seguramente que los tribunales superiores revocarIafl
la sentencia, y el juez que la dió pasarla en el concep-
to del pii'iblico pot cruel y temerario. Hállanse, pues,
los jueces y tribunales, por defecto de la legislación, en
la fatal necesidad y dura alternativa de sufrir la nota
de inhumanos, 6 de no observar las Ieyes que han ju-
rado cumplir.
36 Esto es preciso que asi suceda, y la razón es
clara. Las ]eyes humanas, como todas las cosas hechas
por hombres, están sujetas a las alteraciones y mu-
danza de los tiempos. De aquI proviene que algunas
leves que cuando se establecieron eran i'itiles y conve-
nientes, con el transcurso del tiempo dejan de serb,
en cuyo caso ya no es justo que se observen; y serán
siempre initiles los esfuerzos que las leyes hicieren
en semejantes casos; porque no está en su potestad el
mudar la opinion coniün de los hombres, las costum-
(x) Ant. 2, tit. I, 117. 2.
(2) L. 3. Iii. I. lib. 3 Recol., Ant. I. del mismo lit. y lib. L. 4.
tit. 4. izbro I. Orden. A'.
() L. 4. tit. 28. Fart. 7.-L. 2. lit. 4. lib. S. A'ecojS.-L. ig. tit..
19. J'art. 3.-L. 6. tit. 7. Part. 7.
bres generales y las diversas circunstancias de los
tiempoS, todo Jo cual ha contribuido a que las leves
pierdan su fuerza y vigor. Asi lo conoció el prudente
Rey Felipe II, que se explica en estos términos (i):
d.cimi$rnO algunas de las dithas 16-es (habla de las an-
teriores a la Nueva Recopilación) cono quiera que seam
y fzicsen claras, y qiie seg,i ci I/em to en que .furon fe-
chas ypubiicaths parecieronjuslas y conz'e?tienles, la expe-
riencia ha mostrado que no pueden ni deben Sep ejeculadas.
Es a la verdad muy justo y mu y conveniente a
la Repüblica que ]as leyes establecidas y derogadas
por la potestad legitima se rnantengan siempre en ob-
servancia. Mas para conseguirlo es necesario que et
legislador imite a la naturaleza, la cual con la nutri-
ción repara las insensibles pero continuas pérdidas
que padece diariamente todo cuerpo viviente. Del
mismo modo, para que la legislación se mantenga
siempre viva y en todo su vigor como conviene, es
preciso que el legislador oportunamente subrogue nue-
vas leyes, a las que el transcurso del tiempo ha ener-
vado v dejado sin uso. Esta fu6 la causa de que se
hiciera La Nueva Recopilación (2), y esta misma está
r pidiendo que por la potestad legItima se reforme flues-
tra jurisprudencia criminal, fIjando las penas que pa-
recieren convenientes al estado y circunstaricias actua-
les con toda claridad y precisión, para quitar de esta
suerte en cuanto sea posible el arbitrio de los jueces.
38 He dicho en cuanto sea posible, porque muchas
veces es preciso dejar a la prudencia del juez Ia apli-
cación de La ley a ciertos casos particulares, que, sien-
do conformes a la mente del legislador, no se expresan
literalmente en sus palabras, porque las leyes no se
pueden hacer de modo que comprendan todos los Ca-
SOS que pueden suceder. Asi que, haciendo esta apli-

(i) Praginat declaratoriade Ia autoridadde las leyesdela Re-


cop.. que está al principio de ella.
(2) Pragmat declaratoria arriba citada.
I

516
cación el Juez, está tan lejos de contravenir a La ley,
que antes bien cumple debidamenie toda la voluntad
del legislador: porque el saber de las leyes, dice el Rey
don Alonso (x), non esid solamenle en aprender J de-
-orar las ic/ras ifellas, ,nas ci ;'cfrdadero en/c,: dim ic n/a
dc/las. Esto es, entender v penetrar el sentido de las
palabras, y con él la mente del legislador.
39 No creo, pues, que sea tan peligroso como pre-
tende el Marques de Beccaria (2), el axioma com(in,
gue propune por necesaria Lo::sullar clespirilu de la Icy.
Los inconvenientes contra que justamente declama,
de que tarnbién hemos hecho mención, no provienen
de consultar el espiritu de la ley, sino del arbitrio vo-
luntario y no regulado de los jueces, cuyas causas
hemos expuesto igualmente.
40 Cuando la ley es obscura, cuando, atendidas sus
palabras, se duda prudentemente si La intención del le-
gislador fué incluir en ella, 6 excluir, el caso particu-
lar de que se trata, y que no está expreso en las pala-
bras, entonces no debe ni puede el juez valerse de su
prudencia para determinar, aunque parezca justo, si-
no ocurrir al Principe para que declare su intención,
como se previene repetidas veces en nuestras leyes.
(3).
41 Si La ley es clara y terminante, si sus palabras
manifiestan que el ánimo del legislador fué incluir ó
excluir el caso particular, entonces, aunque sea 6 pa-
rezca dura y contra equidad, debe seguirse literalmen-
te, verificándose en este caso lo que jurisconsulto Ut-
piano dice de la disosición de una ley romana (4):
Esto es a la verdad sumamente duro; pero asi está es-

(i) L. 13, lit . I, Part. 7. Esta icy se IomO de la 17J1. de


Legib.
(2) Trat. de De/it. v ten., 4.
() L. 3 , lit. x; 1. 62, cap. zo. 111. 4, 1/b. 2, L. 13. cap. 7, lit. 28,
8. Recop. Au!. L V 2 lit.
() Quod quidem tor quamdurum es! sed ita lex scrijsta
est. L. 12, I. ff. Qui & a quibus manum.
517
crito en Ia ley, y no queda más recurso oue el de ocu-
rrir al Principe para que [a corrija, explique 6 mo-
dere.
42 Estos son los casos en que el artibrio del juez
serIa pernicioSO Si le tuviese. porque con pretexto de
equidad, 6 se apartaria de la 1ev y de La mente del le-
gisiador, 6 usurparfa los derechos de Ia soberanla.
Pero cuando ]as palabras de Ia ley manihestan La in-
tendon general del legislador, aunque no la expresen
literalmente (porque las leyes, corno se ha dicho, no
pueden comprender todos los casos que pueden suce-
der con el tiempo), entonces no sOlo puede, sino debe
el juez aplicar la le y general al caso particular, aun-
que no se exprese en Las palabras. Esto es Jo que ver-
daderamente se llama consultar el espIritu de la 1ev,
que es muy distinto del arbitrio judicial, y es lo que
Los mismos legisladores quieren que se haga, lejos de
ser contrario a su voluntad.
43 'Non se deben facer las leyes, dice el Rev Alon-
'so (i), si non sobre ]as cosas que suelen acaescer a.
menudo. E por ende non ovieron los antiguos cuida-
'dos de las facer sobre ]as cosac que vinieron pocas
'veces, porque tuvieron que se fiodrla )udgnr jor otro
'case tie iii icy semejanle que se failase escrito. El Prin-
cipe que actualmente nos gobierna piensa del mismo
modo. 'Mando asI mismo, dice en una novIsinia ley
(2), a todos los jueces y tribunales con el más serio
'encargo, que a. los reos por cuyos delitos segün Ia
'expresiOn literal ii equn'alencia de razön de las leyes
'penales del reino corresponda Ia pena capital, se les
'imponga esta con toda exactitud, sin declinar al ex-
c tremo de una nimia indulgencia, vi de umz remisicmn
'ar/',trarziz.l' No puede explicarse con más claridad la

.i I
diferencia que ha y entre consultar el espIritu de la ley,

(i) L. 36, Iii. 34, Pall. 7.


(2) L. 13, cat. 6, tit. 24, 1/b. 8, .Recop.
518
y tomarse los jueces el arbitrio que no deben, y que
pretenden concederles algunos autores (r) malarnente
y con notable detrimento de la rep(iblica, dando por
asentado que todas las penas son arbitrarias, v por
consiguiente que pueden alterarlas, aumentarlas ó dis.
minuirlas ó. su arbitrio.
44 La sabia v prudente determinación de estas le-
yes es muy conforme a la razón y A la equidad. Pro.
ceder de otro modo seria exponerse a eludir 1s leyes
por el mismo medio con que se pretenden observar, o
tener que recurrir a expedientes supérfluos y acaso ri-
diculos para no obrar con injusticia. De uno y otro
nos ofrece dos ejemplares dignos de referirse par su
singularidad una nación sabia y discreta, pero nimia-
mente escrupulosa, por no decir supersticiosa, en ob-
servar siempre servilmente y con demasiado rigor las
palabras de la ley, porque cree que asI conserva mejor
su libertad.
45 Fué uno acusado en Inglaterra por haberse Ca-
sado con tres mujeres a un tiempo. Examinada la cau-
sa por los Jurados, declararon éstos haber cometido
el acusado el delito que se le imputaba. Estando va
para ser condenado en la pena impuesta par la 1ev, el
abogado del reo, conociendo el modo de pensar de su
nacidn, alegó que la ley hablaba solamente de los que
se cacahan dos veces, y por consiguiente no podia corn-
prender a su parte, porque se habla casado tres. El

(x) Quod Jua'ex tossit [dice Farinacio] /oenas a leg/bus in-


duetas non so/urn minucre, sed eliam pro suo arbitrfo auge-
re, & good hod/c ommes poenac juxta facli & personarum
coal/fates Sint in arbitriojudicantis, aperte prebat lextus in
lege &' si sever/or, u/il Glos. & Doclores. Cita varios autores
en comprobacibn de su doctrina y luego aade: Regula igi-
tur ex praemissis firma remand vera & comniuniS, quod in
upon end/s poenis Index hahet a jure concessu rn a rbit rio rn
il/as juxta deliclorum qua//tales & circunstancias minuendi,
augendi, & irnm.utandi. Dc Delict. & torn., ejuaesl. 17. fl. 7.
In atrocissimis (dice en otra parte) lie/turn estjura transgre-
di, requisilas solemnilates non adhibere, & orcio est ordi,zem
non servare. De Indic., quaeSl. 37. n. 86.
ç fl amjtO del ahcado hIZO toda La nrpresion que
podia desear en el ánirno de los jueces, Y el reo quedó
absUelto por haber despreciado muchas veces La ley
que taflto querian observar (i).
46 Semejante al pasado es el alegato de otro ingids,
que, hahiendo cortado las narices a un enemigo suvo,
Y tratándos e de imponerle La pena correspond iente,
Pretendi6 eximirse de ella con el pretexto de no estar
0 mpreid0 en la 1ev, porque ésta solo habla de mu-
tilaciOn de miembro. El Parlamento, para no cometer
una injustiCia, hizo antes de determinar La causa un
Bill, en el cual declarO solemnemente que las narices
deben colocarSe en la clase de los miembros del cuer-
p0. Si el Parlamento huhiera consultado el espIritu de
la ley, se habria ahorrado el trahajo de hacer un Bill
tan extraordiflario y tan poco correspondiente a un
Cuerpo de sus circunstancias (2).
(1)isczrso sabre las penas, cap. II).

DEL TORMENTO

Mentietur in tormentis qui dolo-


rem pati potest: mentietur qui non
potest.
QUINTILIANO, Instil. Oral., V. 4.

r. El tormento es cornünmente reputado por una de


las pruebas v medios que hay para descubrir la ver-
dad. For esto extraflará acaso el lector que se trate de
él en este Discurso, cuyo objeto son las penas y no las

(i) Briss., Tiseor., to7no 2., P. xgg.


(z) Briss., tom. I, tdgr. 126.
520
pruebas de los delitos. Pero como yo estoy Intirna-
mente persuadido de que el tormento es una verdade-
ra y gravIsima pena, y sólo creo que es una prueba,
no de la verdad, sino de Ia robustez 6 delicadeza de
los miembros del atormentado, una prueba (permIta-
seme esta expresión), una prueba de bomba judicial,
por es me ha parecido que dehia tratar de él aqul,
después de haher examinado la naturaleza, calidades
y circunstancias de las demás penas.
2. Los mismos autores criminalistas más adictos al
tormento hablan de dl en tdrminos que maniflestan
bastantemente que, Si no le tienen por una verdadera
pena, le reputan a lo menos por una cosa tan atroz y
terrible como La misrna muerte. Farinacio (i) y otros
autores que cita, dicen que no es lIcito atormentar a
ninguno sin indicios, en tanto grado, que si algi5n juez
intentase hacerlo, se le puede resistir hasta matarle,
sin incurrir en La pena ordinaria. Si esta doctrina es
cierta, el tormento es igual a la pdrdida de La vida,
pues solo por conservarla es lIcito matar al injusto
agresor, cuando no se puede defender de otro modo.
Y qué prueba es dsta tan dura y tan inhumana que
se iguala con la misma muerte? Llámesele prueba,
ltámesele medio para descubrir la verdad, ddnsele to-
dos los nombres que se quiera, para paliar su dureza
y rigor, lo cierto es que sus efectos son tan terrihles y
dolorosos como los de las más atroces penas; y si,
despuds de todo esto, esta Ilamada prueba es inütil
para descubrir la verdad, quidn no ye que por sola
esta razOn deberla proscribirse enteramente de la Re-
piblica?
3. Lo particular es que el mismo Farinacio, que da
licencia para matar impunemente al juez que intenta-
re atormentar sin indicios, dice en otra parte que, si
los delitos fueren atroces y Los sospechosos hombres

(x) De Indic., quacst. 37, n. xx8.


521

de mala fe, se les puede atormerilar con indicios me-


nos suficLenteS ó leves, que següri él mismo son aque-
lbs que fácil y ordinariamente pueden no set indicios,
que es casi lo mismo que decir que se puede atormen-
tar sin indicios. Pero en otto lugar to asegura expre-
samente, cuya doctrina sigue Quevedo (i), diciendo
que el mesOflerO, ventero, sus domésticos y familia-
res, siendo viles, cpodrán ser atormentados sin mdi-
cios pot el hurto cometido en los lugares que guardan
6 en sus mesones, solo poresta sospecha, y de que co-
mo viles hahrán podido cometer esta bajeza, segl'in
FarinaciO. No es fácil conciliar la sentencia de set 11-
cito matar a) juez que intentare atormentar sin mdi-
cios, con la de que se puede atormentar con sOlo la
sospecha de que uno puede haber cometido un delito.
Pero a estos absurdos y contradicciones se exponen
los que quieren defender el tormento (2); y no es ex-
trai'io, pues las mismas leyes, por la riaturaleza misma
de ]as cosas, no han podido dejar de incurrir en cier-
ta especie de contradicciOn, como se vera después.
. Si el tormento se mira como pena, no hay caso
ninguno en que pueda iznponerse. No cuando el delito
está plenamente probado, pues serIa una tiranIa cruel
atormentar a un hombre sOlo por saber con violencia
de su boca lo que ya está legItirnamente averiguado..
No ignoro que algunos autores dicen que en delitos

(r) 1)e indiciosy tormentos, parte I, cap. I, pág. 8.


(2) Esto es tan cierto, queobligó a D. Lorenzo Matheu, hombre
docto y juicioso, a decir que la tortura es enteramente arbitraria;
y los autores tratan de ella con tanta incertidumbre y variedad,
que muchos de ellos se contradicen a si mismos, de suerte que se
pueden alegar en pro y en contra sobre un mismo asunto. Quacs-
tionern aç'rediin ur—dice—meo quit/cm judicio j4rorsus cwbi-
tra p-iam, quum arbztrzo born ac jsrudentis judicis r('lzcta sit
Iota ,nateria torturac, a quo dimanat, qztod lam var/c a Doc-
tor/bus crzinina.ijs doctrina toss/rn tradilur, ita at p/ares sihi-
7nctz/4sis contra)-ii rcj'criantur, ci ,zo,z se,ne/, sed sae/'ius qui
afJzrnalivam sententiam lue,zlur, jro neçaliva adducantur,
ci e contra, quod cu/cam que quaeslzonenz nostrae controver-
s/ac seculanli clarzsszrne constablE. Tract. de re ci-irnin.,.
quaesi 26.
522

atrocIsimos, en que conviene hacer un pronto y ejem.


plar castigo, se puede atormentar al reo convencido,
para que, confesando en el tormento, se ejecute luego
la sentencia sin embargo de apelación. iOpinión in-
humana, que autoriza un media injusto para cometer
otra injusticia, cual es privar al reo de un recurso que
la naturaleza ha concedido A todo hombre! Como si
todo delito, sea el que fuere, no debiera castigarse con
la mayor prontitud posible, pero sin atropellar los de-
rechos de la naturaleza.
5. La injusticia de esta sentencia se hace más no-
table si se advierte que, segün la opinion comñn, si Un
juez atormentase de hecho a un reo convencido v éste
negase en el tormento, quedan las pruebas en el mis-
mo estado y con el mismo vigor que tenIan antes. De
suerte que la negacidn del reo en el tormento, no sOlo
no invalida en este caso, pero ni aun debilita las prue-
bas hechas contra éI; pero su confesiOn arrancada con
violencia par el dolor da a las mismas pruebas una
fuerza que antes no tenIan.
6. El catOlicoy prudente rey Felipe II, par un edic-
to criminal de g de Julio de 1570, que refiere Van Es-
'pen (1), prohibiO en los PaIses l3ajos la aplicación del
reo a la tortura cuarido está plenamente probado el
delito, declarando par abuso cualquiera costumbre,
estatuto 6 uso en contrario.
7 Tampoco puede imponerse el tormento, si se re-
puta par pena, cuando el celito no esta plenamente pro-
bado, porque las ]eyes y la misma razOn prohiben que
(i ) Quum probatlo cei-ta et indubi'tata merit, i,zizibernus,
we in/tic/a in reos tormentis cues/jo adhibeatur, abrogantes
c/jam Un hoc casu quam/ibet consuetudinem, s/a/u/urn ant
usum con/rarium, quae J'otius /am.quam abusus reputanda
sunt. Van Espen, Jus Eccles. Univers., part. 3, tit. 8, cap. 3,
tom. 2, edit. Lovan. Lo mismo se determina en la ley 2, tit. i, lib.
5. FueroJuzqo. "Si el acusador, dice la ley, 6 por Si mismo 6
por otro demostra el fecho todo como andido [como sucedió] a
aquel a quien acusd antes que dd el escripto at juyz, asI como es
de suso dicho, el juyz non le debe mas atormintar, poys [pues]
.que descobierto es por aquel que to acusó.'
523
se pueda imporier pena a un hombre mientras se duda
si es reo ó inocente, )' ninguno puede ser tenido por
reo antes de ser IegItimarnente declarado por la sen-
tencia, y después de esta no se le puede imponer otra
pena que la determinada por la ley. Qué se diria de
un juez que a Un reo indiciado, y no convencido, le
condeflase a los duros trabajos de un arsenal, para que
con la rnolestia y opresión del trabajo confesase el de-
lito que se le imputaba? Pues no ha y otra diferencia
entre el tormento y los trabajos del arsenal, sino que
Jos dolores del tormento son más prontos, pero más
-eficaceS para arrancar Ia confesión que se solicita: y
esto mismo hace ver que el tormento es una verdade-
ra pena con nombre de prueba.
8 D. Pedro de Castro, acérrimo defensorpro-
tector de la tortura, dice (i), que no es necesarlo qul-
jar al lormento ci nombre dc j5cna para sa/var lo yus/o de
/1, porq tie ía sosj'ec/za ins/a es .j5zinih/e. Segi'in esto, la
sospecha que resulta contra el reo indiciado se casti-
ga con el tormento, y por consiguiente deben quedar
enteramente purgados los indicios. ZY cómo nos corn-
pondrá D. Pedro de Castro con esta doctrina Ia prác-
tica com(ln, tan definida por éI mismo, de declarar en
la sentencia de tormento que las probanzas, indicios
y presunciones que resultan del proceso queden en to-
do su vigor V fuerza, para imponer la pena extraordi-
naria a los reos negativos, siendo un principio cons-
tante en el derecho y conforme a la razón que ningün
delito se puede castigar dos veces?
9 Pero supongarnos que el tormento no es pena,
sino una prueba y medio para descubrir la verdad.
Digo que es una prueba no solo sumarnente ini'itil pa-
ra el fin que se solicita, y uria prueba tan desigual,
que el inocente siempre pierde, y el delincuente pue-
de ganar: porque 6 confiesa el inocente, y es conde-

(x) Defensa de la lorlura, tart. 2, Pdff. 128.


524
nado, 6 niega, y despus de haber sufrido el tormento,
que no nierecla, sufre también una pena extraordina-
na que tampoco merece; pero el delincuente tietie un
caso favorable, que es cuando tiene constancia para
negar, y se libra de La pena que merecfa.
10 Es una prueha muy falible, porque, como dice
Quintiliano, mentjrá en el tormento el que puede su-
frir el dolor, mentirá tamhién el que no le puede su-
frir. El facineroso robusto (y regularmente lo son to-
dos 6 los más) que tiene resistencia para sufrir el
dolor, mirará Ia muerte como mayor mal, y para evi-
tarla negará el delito que ha cometido. El inocente
dbil, que no puede sufrir el dolor, le mirará corno
mayor nial que Ia muerte, y para evitarle tomará el
camino más corto, que es imputarse el delito que no
ha cometido. Esto es muy conforme a la natural con-
dición del hombre, a quien Ia naturaleza misma ense-
fla a escoger entre dos males necesarios el menor, 6
el que le parece tal. Con mucha razón dice La Bruye-
re que el tormento es utia inz'encidn mararjl/osa y scii-
rã j'ara perder a tin inocente d//'il y sairar d nfl Jzci-
neroso robuslo.
xi Ix Se duda, dice S. Agustin (x), si UflO ha come-
<<tido un delito, y para saberlo se le pone al tormento.
Si est;i inocente, sufrird por un delito incierto una
pena ciertIsima, no porque se sepa que ha cometido
"el delito, sino porque no se sabe que no le ha come-
'tido, y de esta suerte la ignorancia del juez muchas
veces es causa de Ia calamjdad del inocente. Pero lo
mas intolerable y digno de ilorarse con fuentes de
Iágrimas es que, atormentando el juez al acusado,
por no quitarle la vida si era inocente, por Ia mise-
ria de esta misma ignorancia mata atormentado é
inocente a aquel mismo que atormentó por no quitar-
Ie Ia vida si acaso estaba inocente porque si el que

(x) De civil. Del, lib. 19, cap. 6.


525
'fué injustanlente acusado por no poder sufrir los tor-
meflt0S eScOgiere Ia muerte, clira que cometio et oeii-
'to que no ha cometido, y después de condenado y
cmuertO aün no sabe todawla el juez si condenó a un
Inocente 6 a un culpable.
12 Es muy sólido v muv conveniente este razona-
inientO de San Agustin para dejar de conocer y confe-
sat Ia grande falibilidad de la prueba del tormento: y
de esta falibilidad sIguese necesariamente su inutili-
dad, pues todo medio por el cual no se consigue el fin
para clue se estableció debe reputarse par enteraniente
ini'itil, y en este caso est;i el tormento. Asi parece in-
ferirse de ]as mismas ]eyes. El fin de éstas en esta-
blecerle fud poder imponer al reo Ia pena corres-
pondiente, compietando con su confesión 1a prueba
que estaha incompleta. Pero las mismas leves decla-
ran esta confesión por de ningün valor y efecto, pues-
to que para que le tenga requieren precisamente que
se haya de ratificar fuera del tormento, y si en la ra-
tificación niega el reo lo que afirmó en ci tormento,
debe set absuelto segün Ia ley (x). He aquI una con-
(i) Ley 26, Part. . "E Si par su conoscencia [por su confe-
si6n], nin por las pruebas que fueren aduchas contra él, non lo
-cfallare en .ulpa de aquel yerro sobre que fud acusado, débelo
dar /Sor quito, é cia,- al acusador aquella mes,na pena que
dc,?-ht cii acusacio." La 1ev 4, lit. 30, Part. 7, dice: E si por
aventura negase otto dia delante del judgador lo que conosciera
.r[lo que habla confesadol cuando loatormentaron .... ddbenlo aun
meter otra vez a tormento; d si entonces non conosciese el ye-
rro, déh#'io cijucigacior dar por quil0. La icy 2, 1/1. x, lib. 6,
Fuero Juzhro, dice: Si ci lormintctdo manifiesla quelizO aquel
pecado to)- ello, if si 10 non rnci,zi/iesta, ci que lo acus6 debe ha-
her Ia Pena que es dic/za en Ia. Icy. Esta pena es que el acusa-
dot se haga esciavo del atormentado.
Segiin el contexto de estas leyes, no alcanzo en qué pudieron
fundarse los autores para decir que Ia absolucidn que conceden al
que no confiesa en el tormento, debe entenderse de la pena ordi-
naria, más no de Ia extraordinaria, siendo asI que no solo repu-
tan por suficientemente purgados los indicios, sino que declaran
anocente al que no confiesa en el tormento. pues de otro modo no
impondrIan pena al acusador, que es lo mismo que declararle par
calumniador. Sin embargo, no hay otto fundarnento para imponer
Ia pena extraordinaria a los reos negativos que la interpretacidn
.de los autores.
526
tradicción: solicitar la ley la confesión del reo para.
condenarle y no dare f a esta misma confesión.
13 D. Pedro de Castro dice (') que ci jsedir la ra-
Ezjicacidn fuera del form ento no pudo ser j5or no dar fe-
d la confcsidiz del rca, sino fior .puro favor que los leKis-
ladores han querido hat-erie. De suerte que mira esta
providencia de la ley como un acto de supererogación
y de pura misericordia. Pero yo creo que es un acto
de rigurosa justicia, muy propio de la equidad de los
legisladores, y sin el cual serIa notoriamente injusta
la ley.
14 Cdmo podia ocultárseles, conociendo la condi-
ción del hombre y su natural sensibilidad, que una
confesión arrancada con violencia por inedio de agu-
disimos dolores y tormentos no podia tener toda la
certeza que buscaban para completar la prueba? C6-
mo podian ignorar que el inocente dbil estaba evi-
dentemente, y casi con necesidad, expuesto a ser vIc-
tima de los dolores que no podia sufrir? Esto les obli-
gó, no por misericordia, como quiere Don Pedro de
Castro, sino por rigurosa justicia a buscar en otra
parte la certeza que no hallaban en la confesión for-
zada, y creyendo hallarla en la ratificación libre, por
cuyo motivo dieron a esta la fe y créditos que nega-
ron a la confesión: aunque en esto no deja de haber
también alguna contradicción (tal es la naturaleza de
la cosa), porque, conociendo que la con fesión arranca-
da en el tormento no tiene fuerza, se vuelve a ator-
mentar al reo, Si no ratifica libremente lo que con fesó.
Pero al cabo siempre se verifica que la fe que se nie-
ga a la confesidn se da a la ratificación, porque si un
reo atormentado segunda 6 tercera vez, segün la cali-
dad del delito, niega en las ratificaciones lo que habia
confesado en el tormento, debe ser absuelto, segin la
ley, pues la imposición de Ia pena extraordinania se

(i) Del. de la tort. P ig. 30.


527
ha introducido por la interpretación de los autores
y confirmado pot el uso, aunque novIsimamente está
autorizado este USO entre los soldados pot una orde--
nanza militar. (i)
15 Pregunta Don Pedro de Castro que Zen qué icy
cons/a quc ci pedirse la ra/iJicacidn es j5or tenerse por tie
ningwna fé la confesión? No era necesario que consta-
ra de niflgUfla ley, atendidas las razones que van ex-
puestaS. Sin embargo, es muy fácil responderle que
consta no menos que de dos leyes, que lo dicen con,
toda claridad. La una es Ia icy 4, lit. 30, Fart. 7, cu-
yas palabras son las siguientes: E si no es/once non-
CoflOSCtt'SC elyerro (el reo) dIhele cijudgador dar por qui-
to, porqzie la conoscencia (La confesión) que fué fec/ia en
ci tormenlO, Si flOfl fuere conjrmada después sin premia,
non es valedera. La otra Icy es la 5, Iii. 13, Fart. 3,
que dice asI: For ls remia de tormen/os 6 de feridas 6 por
miedo de muerte, 6 de desonra qzie quieren facer a los
omes, conocen (confiesan) a las vegadas algunas cosas,
que tie su grado non las conoscerlan. E por ende decimos
que la conoscencia que fuere fec/ia en alguna des/as ma-
neras, que non debe va/er, nin eml'ece al que la Jace.
Fero si aquel que Jué alormen/ado conosciese después, tie
sit liana volun/ad é sin tormento, aquello mismo que co-
noscid cnando le faclan la premia, é injincó después en
aquella conoscencia, non le dando dcspués tormentos nin le
faciendo menaza tie el/os, valdrd bien asl como si lo ovie-
se conoscido sin firemia ninguna. Dar f6 a una cosa, y
declararla al mismo tiempo inválida, para aquello mis-
mo para que si da fe, es una contradicción que no con--
ciliará tan fácilmente Don Pedro de Castro: y asI es
preciso que confiese, 6 que estas leyes se contradicen,
6 que no dan crédito a la confesión forzada en el tor-
men to.

(i) Ordenanzas de S. M. para el regimen de sus ejércitos. Trat


8, Lit. 5, fl. 49.
528
16 Tampoco es fácil conciliar la ley de [a tortura
-con el espiritu de otras leves. Mandan estas a los jue-
ces que cuando examinen a Los reos, lo hagan por pre
guntas generales, y nunca por particulares 6 sugesti-
vas. La razón gue da la ley es: ca tat ,jregiin/a como
es/ct non se;,-fa buena, .porque podria acczescer que it' dana
camera para decir men/ira (i). Si la pregunta de un
juez hecha sin violencia ni arnenazas, solo por dirigir-
se a objeto determinado, puede inducir al reo a decir
inentira, !cuánto más podrá y deberá inducirle el ri-
gor del tormento, cuando se le da determinadamente
para que conflese el delito que se le imputa? Y si los
dolois le pueden obligar a inentir contra sí misrno,
cuánto rnás podrán obligarle a mentir contra otro,
cuando se le atormenta para que descubra cOmplices?
Si las preguntas sugestivas estan prohibidas justamen-
te por La ley, porque pueden inducir a decir mentira,
el tormento, que no solo puede inducir sino tarnbién
forzar a decirla, por qu6 no se ha de prohibir igual-
mente?
17 He dicho que el tormento se da at reo determi-
nadamente para que confiese el delito que se le impu-
ta. Don Pedro de Castro (2) asegura que el decir es-
to es tin man: fiesto absurdo. Pero la razOn es clara. Si
el reo conflesa, se libra luego del tormento; si niega,
se le estrecha todo cuanto se le puede estrechar; si,
habiendo confesado, niega en la ratificaciOn, se le vuel-
ye a atormentar hasta tercera vez, y aun cuando en
todas las ratificaciones niegue lo que confesO en el tor-
mento, se le impone una pena extraordinaria, segOn la
costumbre autorizada por La práctica, y en los milita-
res por La ley. Esto supuesto, quin podrá hacer creer
at reo que no se le atormenta precisamente para que
confiese el delito?

(z) L. 3, tit. 30, ParE. 7.


(x) Def. de la tort. pdg. 17.
I
jtfrt
NIih MONROY
529
I S El tormcnlo se 'z'a, dice Castro, Para saber la
z'erdad dcl mismo delincuenle acusado. Es cierto que es-
te es el fin de la ley; pero el acusado, por las razones
expueStas, debe estar firmemente persuadido a que so-
Jo se tendrá pot verdad su confesiOn, v de ningün mo-
do su negaciOn. De donde Se inflere que, aun cuando
el tormento no fuere sugestivo, como lo es por su na-
turaleza, Jo debe ser en la estiinaciOn del atormentado,
y esto bastaba para inducirle a decir mentira, y por
consiguiente basta tambidn para ser prohibido, seg(in
el espIritu de la ley.
19 Es evidente, las mismas leyes, y los autores
más adictos (x) al tormento Jo confiesan, que el mie-
do y el dolor pueden obligar a uno a imputarse un de-
lito que no ha cometido: puede por consiguiente peli-
grar, y con efecto ha peligrado innumerables veces la
inocencia en el tormento; y esto sOlo bastaba para
abolirle, segin el espIritu de otras leyes, porque
mds san/a cosa es (dice una de ellas) / mds derecha de
qui/ar al orne de la pc/ia que mereciese j5or yerro qzie oz'ie-
sefecho, quc dana al que la non mereciese (2). En ver-
dad que en la prueba más autorizada y legal, cual es
la de testigos, puede peligrar alguna vez la inocericia,
pues ya por malicia, va por ignorancia, ya por otros
motivos, pueden deponer falsamente. Pero hay la no-
table diferencia que en la prueba de testigos puede su-
ceder esto pot accidente, pero en la de tormento debe
suceder pot su naturaleza misma.
20 La razOn es clara. La sensibilidad de todo hom-
bre tiene sus lImites, y el dolor puede ilegar a tal
extremo que, ocupándola toda, no deje otra libertad
al atormentado que escoger el camino más corto pa-

(i) UE exfterientia docet, saepe conhingere soles, quod toni


rotcr imjsahienhiam dolonis fateanbur illa delicta, quae num-
guam commisserunt, nec comittere cogitarunt. Farinac., Dc In-
dic., quaest. 37, fl. 28.
(z) L. 9, LII. 3, Fart. r.
8
530
ra libertarse del dolor, que es la confesión de lo que
se quiere que confiese. Entonces el inocente se confe-
sara reo, entonces esta confesión es causada por la
naturaleza misma del dolor y de la constitución del
cuerpo bumano, y es tan necesaria como es necesario
que el fuego queme si se aplica. Los innumerables
ejemplos que ofrecen todas las naciones y edades de
inocentes que se confesaron reos por los dolores del
tormento, son otras tantas pruebas prácticas de esta
verdad.
21 Hay también otra diferencia entre la prueba de
testigos ü otra semejante, y la del tormento, y es que,
siendo absolutamente indispensable que haya algtTh
medio de probar los delitos para castigarlos, no deben
conservar sino aquellosqueestán expuestos a menos in-
convenientes, por ser absolutamente necesarios para
la conservaci6n de la sociedad, lo que no se verifica
del tormento, como se vera después. Lo mismo debe
decirse de la prisión, que es absolutamente necesaria,
porque si no se asegurasen los delincuentes, no se p0-
drian averiguar ni castigar los delitos.
22 Hemos visto ya que el tormento no es oportu-
no para descubrir el delito propio, y mucho menos el
ajeno, porque un medio que por su naturaleza pue-
de obligar a mentir contra si mismo, mejor obligara a
mentir contra otro, y por consiguiente tampoco es
oportuno para descubrir los cómplices. Examinernos
los otros motivos por que suele darse.
23 Uno de ellos es la inconstancia y contradiccio-
nes en que suele caer el acusado en su declaración
Pero squién duda que la ignorancia, el temor de la pe-
na, la ,ncertidumbre del juicio, la presencia misma del
juez, son causas bastantes para hacer caer en contra-
dicción al inocente igualmente que al reo? No sahes tz.
ci m:edo que causa j'rescnlarse dc/ante dci juez (i), dice
(i) Nescis tu quam meticulosa res sit ire adjudice,n. Plant.
3Josteii., act. V. scen. 1.
53'
el siervo de Plauto. Un hombre inocente y honrado,
que y e en peligro SU honor y su vi a, y no sa e en qu
ha de parar, está tanto y más expuesto a caer en con-
tradiCjofles, que un facineroso que pretende ocultar su
delitO. No es, pues, bastante motivo la contradiccidn
para hacer sufrir a un hombre la gravIsima pena del
tormeflto.
24 Otro inotivo de la tortura es la purgación de la
infamia. Un hombre infame se cree que no puede de.
cir la verdad por la nota 6 mancha que tiene por La
jnfamia, y para quitarle esta mancha 6 embarazo se
le pone al tormento, a la manera que los metales se
ponen al fuego en el crisol para separar de ellos los
cuerpos extrafios y dejarlos puros. Pero a la verdad
no es fácil comprender cómo una sensación material,
cual es el dolor, pueda horrar una relación moral que
consiste en mera opinion, cual es Ia infamia. Además
de que la tortura misma acarrea una infamia verdade-
ra al que la padece, y asI viene a ser el tormerito un
crisol, en que se purga la infamia con la misma infa-
mia.
25 Tampoco se da crédito a la deposiciOn del sier-
VO, si no es atormentado. La razón que da la le y es
porque los siervos son camo ames deseserados Por la ser-
vidumb,e en quo es/dn, / debe todo ome sosj5ec/iar quo di-
rdn do ligero men/ira (i). Si la opresiOn de la servi-
dumbre causa desesperaciOn en el siervo, y por esto
no Se le cree, !cuánto mayor no será la desesperaciOn
que causen los agudos dolores del tormento, y cuánto
menos crddito por consiguiente se deberá dar a seme-
jantes confesiones? Lo más particular es que, no dan-
dose crdito a la deposiciOn libre del siervo, tampoco
se da a la que hizo en el tormento, si después no se
ratifica libremente fuera de 61 (2), y he aquI otra con-
tradicciOn.
( z ) L. i, lit. x6, Part. 3.
(2) L. 6, lit. 30, Part. 7.
532
26 Ultimamente, se da el tormento para descubrir si
el reo ha cornetido otros delitos que aquellos de que es
acusado. Esto es lo mismo que decir que porque ha
cometido un delito, puede haber cometido otros, y
porque es posible que los haya cometido, para salir de
La doda se recurre a un inedio tan incierto como terri-
ble v doloroso.
27 Pero las leves y el uso constante de los tribu-
nales eclesiásticos v seculares de muchas naciones han
autorizado y autorizan el tormento. Es por consi-
guiente, dicen sus patronos, una temeridad el impug-
narle, es tachar de injustas a las leves y a los legis-
ladores, es faltarles temerariamente al debido respeto.
28 For estas mismas razones era preciso defender
los desafIos, y hacer una apologia de las pruebas de
agua y fuego, usadas con el nombre de purgaciones
vulgares en otros tiempos. Autorizados estuvieron los
desafIos por las leyes de muchas naciones: autorizadas
estuvierori ]as purgaciones vulgares, liamadas juicios
de Dios, con ritos püblicos, como son exorcisnios,
oraciones, beridiciones, y Ia que es más, con una misa
compuesta determinadamente para este fin con el nom-
bre de iWissa fudicil (i), que se celebraba con toda so-
lemnidad antes de hacer las pruebas. Frecuentadas
fueron estas por espacio de algunos siglos par nacio-
nes enteras con aprobación de hombres piadosos, de
Cuerpos enteros, de Prelados (2) eclesiasticos, y aun

(i) Esta misma, y los exorcismos y bendiciones del agua frIa y


caliente del hierro ardiendo, y del pan de cebada y queso, que ser-
vIan para las purgaciones vulgares o juicios de Dios, se pueden ver
a la letra en las fOrmulas solemnes del Monje Marculfo publica-
das por Limdembrogio en so C'Odi,ço de leycs antiguas, pig,
1299. También trae Berganza en sus Anligfiedacles eclesidsticas,
Lib. 4, cap. 8 las bendiciones del hierro ardiente y del agua fria.
(2) Marculfo en las fOrmulas citadas, después de haber referi-
do los exorcismos del agua I na, del hombre que habIa de pasar
por esta prueba, y el modo con que se ejecutaba, dice: Jlocjudi-
ciunz autem, tetente DOMINO LVDOVICO Zmeratore, cons-
tiluir Beams Eugenius (Eugenio II), traecitiens uS omnes Epis-
c'ftz', Comites, Abbates, omnisque potulus c/iristianus, (jui in-
FEW.-

533

Ppde alg'n Concilio (x). Sin embargo de todo esto, la


Jglesia concieno pOs ter 10' WetiLe estas prueoas, ciecia-
rándolas pot superSticiosas y propias solo para tentar
a Dios, mas no para descubrir la verdad. Y esta si
que es una prueba verdadera de que el argumento pa-
ra aprobar 6 reprobar alguna cosa, tornado del uso
de muchoS, aunque sean Cuerpos y naciones enteras,
y aunque esté autorizado por algunas leyes, iio es
siempre tan sólido ni tan convincente como piensari
algufloS.
29 Las leves humanas y los usos de los hombres
estan por SU naturaleza expuestos al engaño y al error.
Los legisladores, cuando establecen ]as leyes, tienen
que acomodarse a ]as circunstancias del tiempo, del
lugar, de las personas y de las costumbres, y el impe-
rio v fuerza de estas, cuando est1.n muy arraigadas,
suelen ser a veces tan grande que no tienen arbitrio
Jos legisladores para dejar de condescender con lo que
prohibirlan sin dificultad en otras circunstancias (2).
Ira JZIS /mperium est, hoc juthczo defendant innocentes, &'
e1xcminf'zt ,,OCefl/eS, lu' teiievi slier reliqzeias sanctorum per-
dcc pit suas an/was in m.alzl?n Consentienli's.
(x) El Concilio Triburiense referido por Graciano en el canon
55, quaest. 5, caus. 2, dice: Sian/am dcjSrehensus [nant in
to, wit
ant peijiel-zo, ant fa/so ICS/imonjo, adjui-amentum non ad-
,n,lt a/un, sed c/cut qui ingennus non as!, [el-zen/i aqua (1 u/can-
dantiferro Sc exuret.
(2) El Rey Rotharis, aunque conocIa Ia injusticia é iniquidad
de la prueba par el combate judicial, no se atrevió a prohibirla,
y se contentó con ponerle algunas modificaciones por miramiento
a la inveterada costumbre de los Longobardos. Ideogue [dice .]
statuere J'raezis/mus, ut si amoco la/is causa emersenil, ut
We (Jill mortem ?arentzs .cuijs ar/iu,qnam 7Srolare vo/uc'ri/, quod
elm per ve,zc'num occidissel, b- obscrvatis his quae in ante-
rzori cd/cEo ajfzximus, 1 5cr evangel/ct afjirmet, quod asto an/-
mo causam i15sam non requirat, nisi quod ci car/a suspicio sit,
/'oslea 15otes/a/c,n /zabea/ quaeri'rc fe;- fugnain sicut antzqua
full con sue/udo. El si eiferi/a cz'enerit, clii cnimen zfsum rn/I-
titur, ant ad canzfionem ifs/as quem conduc/um hzabuerit,
non am/I/at omnein subs/am/jam suam, sad componcil secun-
diem qinilila/ern personae, s/cut an/ca fuerit lex Corn15onendi,
guiz incenli sumnus de judico Dci, mu/los audivimus Per
feegnam sine ins/a cause-i suam causam ferdere. Sad trotter
consuelu cl/ne m gent/s nostrac Lon,qobardorum legern impiam
va/arc non J5ossurnus. Lex Longobardorum, tit. 9, 23. apud Lie-
dembrog., pág. 530.

71,
534
La poca ilustración de un siglo hace también que pa-.
sen por buenas y verdaderas ciertas opiniones general-.
mente recibidas, aunque en realidad no lo sean. Para
que una ley no pueda [lamarse con verdad injusta,
basta que cuando re estableció Se hubiese creIdo ütil
y conveniente, segilin el tiempO y circunstancias en que
se hizo. Pero si después, 6 por la mudanza de costum-
bres, 6 por la mayor ilustración, 6 por otros motivos,
se conoce el error y los inconvenientes, el advertirlo
y manifestarlo no es combatir las leyes, como dice D.
Pedro de Castro, para hacer odioso a su coinpetidor,
no es tacharlas de injustas, ni es faltar al debido res-
peto a los legisladores. Desear que las Ieyes sean ttiás
perfectas no es ultrajarlas.
30 Además de que La tortura no esta tan autoriza-
da por nuestras leyes como vulgarmente se cree. Ni
el Fuero Viejo de Castilla, ni en el Fuero Real. ni en
el Ordenamiento de Alcalá se hace men ción alguna del
tormento, el cual se introdujo con las leves de las Par-
tidas, no siendo extraño que en estas se hubiese adop-
tado porque se tomaron del Derecho Romano, de las
Decretales, y de las opiniones de los Doctores que co-
rrIan en el siglo décimotercio, en que se formó dicha
colección, la cual es constante que no se promulgó con
autoridad püblica, y sus leyes no fueron reputadas
por tales, ni tuvieron fuerza ni autoridad alguna, has-
ta que el Rev (i) D. Alonso XI, en las Cortes que Ce-
lehró en Alcalá de Henares en la era de 1386 (ano de
1348), mandó en una le y del Ordenamiento de AIcalá
(2) que todas las causas civiles y criminales se deter-

(i) El P. Berganza en sus 1lnligfledades eclesids/icas, torn. 2,


lib. 7, cap. 4, dice que las leyes de las Partidas se Szsieroz en
fia n/a en tiempo de D. Sancho IV, hijo de D. Alonso el Sabio,
con in cual parece quiere decir que este Principe las promulgó, y
mandd que se observasen como leyes: pero no produce documento
alguno para probar su dicho. el cual se opone abiertamente al
contexto de la ley del Ordenamiento de AIcalá, más digna sin du-
da de crédito que la aserción voluntaria de Berganza.
(2) Ley. I, lit. 28. .sMaguer que en La nuestra Corte usan del
535
minasen por dicho Ordenamiento en primer lugar, des-
puds pore! Fuero Real, 3' pOE Los demas Fueros particu-
lareS y en los caros que no se pudiesen decidir ni por
el Ordeflam t0, fli por Los Fueros, se observase lo
determiflado por las leyes de Las Partidas. Estas fue-
ron p U l) 11das también despus por D. Henrique II
en las Cortes de Toro de 1369; pero revalidando la ley
citada del Ordenamiento de Alcalá, el cual se volvió a
renovar por una pragmátiCa de D. Juan II, de 8 de
Febrero de 1427. No sé que posteriormente haya ha-
bido ley alguna que revoque estas disposiciones; por
el cofltrario, es constante que Ia citada ley de Ordena-
miento de Alcalá se repitió a la letra en la Nueva Re-
copiLació fl, yes la ley 4, tit. I, lib. x.
31 La expresada ley del Ordenamiento de Alcalá
no permite dudar que las de Partjda no tuvieron auto-
ridad püblica y IegItima hasta que se La dió el Rey D.
Alonso el Onceno. Pero antes de su reinado se habla
empezado a introducir ya privadamente por el uso, a
la manera que suele usarse en los tribunales de Las le-
yes extrafiaS, y de ]as opiniones de los autores en Las
decisiones de las causas. Infidrese esto claramente de
Las Leyes 42 y 144 del Estilo, en las cuales se dice que

cFuero de las leyes. 6 algunas villas de nuestro Sennorio Jo ban por


Fuero, é otras cibdades villas ban otros Fueros departidos. por
cbs cuales se pueden librar algunos pleitos; pero porque muchas
cveces son las contiendas 6 los pleitos. quo entre los omes acaes-
(cen 6 cc mueven de cada dia, quo se non pueden librar por los
Fueros: por code, queriendo poner remedio convenibleá esto, es-
ctablecemos 6 mandamos quo los dichos Fueros sean guardados on
aquellas cosas quo se usaron, salvo on aquellas quo Nos fallare-
cmos quo so deben mejorar 6 emendar. 6 on las quo son contra
cDios, 6 contra razón é contra leyes. quo on este nuestro libro so
ccontienen. por las cuales leyes en este nuestro libro mandamos
cque se bibren prirneramente todos los pleitos ceviles 6 crirninales:
ce los p/el/os C contindas, que se non pudieren librar or las
dc yes des/c nz.ceslro lie5ro, C tor los dithos Fueros, mandamos
(que Sc libren tor las leys conlenidas en los libros de las Side
Parljdas, que ci /?cy D. Alfonso nuestro bisabuclo mandó or-
cdena,, como qu!er quefasta aqzd non se ía/la que scan u-
blicadas tor mandado dcl Rey, mu fueron avidas j'or leys..
536
los casos de que en ellas se trata se deben decidir par
las leyes de ]as Partidas.
32 A algunos parecerá. tal vez una contradicción
decir que las leyes del Estilo mandan la observancia de
las Partidas, y asegurar al mismo tiempo que estas se
introdujeron privadamente y sin autoridad legItima.
Perc no hallarán ninguna contradicción los que saben
que la colección de las leyes del Estilo es obra de un
hombre privado, y no de algün legislador, como eq ui-
vocadamente creyó y pretendió persuadir D. Cristó-
bal de Paz (i) en sus Comentarios a dichas leyes,
hacienda autores de ellas a! Rev D. Alonso el Sabio,
A su hijo D. Sancho, a D. Fernando IV, y a la Reina
Doha Maria su madre, fundado en las leyes 4 y 198
del mismo Estilo, que bien entendidas, coma otras
varias de la propia co(ección, antes prueban lo con-
trario.
33 Es cierto que esta colección se hizo en tiempo
de la Reina Doña Maria, como se infiere hastante-
mente de la ley 39; pero fué hecha par algiTh Letrado
práctico, que recogió los estilos y observancias de su
tiempo y de los anteriores, rnezclándolas con leyes
propias y extrañas, y con doctrinas de autores priva-
dos. Se puede decir que era una obra en su origen se-
mejante en cierto modo, y par su trmino, a la Prác-
tica que hay tenemos de Paz, y la Curia FilIpica de
Bolafios. Para convencerse de esto no es menester más
que leer la misma colección. En ella se alegan indis-
tintamente los estilos y observancias, las leyes de las
Partidas, las del Fuero Juzgo, las Rornanas, las De
cretales, las opiniones de varios autores privados, co-
mo son la Glosa, Hugucio, Zamora, y la obra de Du-
rando, inti tulad a SIcczi/u,n Juris.
34 Entre otras varias leyes que se podIan citar en
comprobación de esto, la 6o dice: E si noes sabido

(x) Sc/wi. ad leg. Sty?. Ru'r. nzim. 72.


537
-- per veri1a1' aqiie/ qiie lo ,,,aId, d que le ifjd, es/once ci
a,,ieflaZahboiser me/ida a tormenta.. . . iw segsin dice
en ci Speculum Juris, ci amenazador, si sue/c lacer a-
/es fechos, d no pueden saber qtie lo fizo, es/once serd /e
,jdo a//echo. La ley 192 dice: otrosi, coma qzlier que ci
que I/cue /a cosa, no ha de decir ci Il/u/a de su posesi6n,
s/ito en demanda.. . . segt2n dice la ic y Cogi, de Petitio-
ne hereditatis, Cod.. , des/a manera es nta-io en 14
Dcc re/al Si diii gent i: y esto asI lo entendü5 Maestro Fe,--
,,ndo de Zamora. Quién podrá dear de conocer que
este lenguaje y estilo es tan propio de un Compila-
dot como ajeno y nada correspondiente a un Princi-
pe que estabiece ' dicta Ieyes a sus pueblos? No de-
be, pues, deducirse argumento ninguno a favor de la
iegitimidad de La tortura de que se haga mención de
ella, comO efectivamente se hace en variaS leyes del
Estilo.
5 De todo lo dicho resuita que el tormento no se
estabieCió en Espafla ni a peticidn de las Cortes, ni
par pragmática sanción, ni en otra forma solemne y
jnridica, sino solo indirectamente por la introducciOn
de las ]eyes de Partida, apoyada despuds con La apro-
bacidn que el Rey D. Alonso XI les diO en general.
Pero babindose restririgido esta aprobación a aque-
lbs casos que no se pudiesen decidir por el Ordena-
miento y por los Fueros, y siendo cierto por otra par-
te que antes de esta aprobaciOn habla leyes que deter-
minaban el modo de hacer las pobanzas, y se decidIan
las causas crirninales sin el uso del tormento, es claro
que ]as leyes de las Partidas, que le establecen, no
pudieron, ni debieron comprenderse en La aprobación-
del Rey D. Abonso, que es la que dió fuerza de ley a
las de esa colección para ciertos casos.
36 Sin embargo, a Ia sombra de esta aprobacIón
cobraron autoridad indistintamente todas las leyes de
las Partidas, a lo que contribuirlan sin duda ]as opi-
niones de los autores que siempre han terildo mucha
538
fuerza en los tribunales, y también el orden, claridad,
método y buen estilo en que están escritas dichas le.
yes. Con ellas, por estar en lengua vulgar, se hide-
ron familiares al mismo tiempo las máximas del De-
recho Romano, y se facilitó su adopción en España:
de todo lo cual fué una consecuencia introducirse en
los juicios el uso de la tortura, y la práctica de dana
en los tribunales. Al legislador pertenece decidir si
esta introducción tue legal 6 no, y en caso de serb,
si, atendida La naturaleza y efectos del tormento, es
conveniente confirmar su práctica 6 abolirla.
37 Pero a pesar de todos los inconvenientes de la
tortura, prosiguen sus defensores, ella es €1 frcno dc
las atrocidades, es un dique poderoso que si se rompe
inundará de males la repiblica: y asI es un medio
absolutarnente necesario para averiguar los delitos,
para contenerlos y para castigarbos. Los que discu-
rren de esta suerte es menester que vean cómo han de
salvar de una injusticia é iniquidad notoria las leves
que eximen del tormento en los delitos comunes a los
nobles (x) y otras clases de personas.
38 lPor ventura los privilegios de la nobleza, por
grandes que sean, han de ser tanto que para conser-
varlos se ha de conceder la impunidad de los delitos
A una clase tan considerable y tan numerosa del Es-
tado? No tiene la sociedad igual derecho a ser liber-
tada de los penjuicios del noble que de los del plebe-
yo? Y si los delitos de los nobles pueden averiguarse
y castigarse sin el tormento, por qué no podrán a ye-
riguarse también Jos de los demás hombres? Los ro-
manos mismos, de quienes se tomó la tortura, sólo la
usaban en sus buenos tiempos en los esciavos, a quie-
nes terilan quitado todo derecho de personalidad, re-
putándolos como muebles 6 como bestias; pero nunca

(i) L. 24, I?. 21, Pa?-I. 2.-L. 61. tit. 4 . y 1. 13 121. 7. lib. 2.
Recof. v otras.
en los ciudadanos Rornanos (i) Luego el tormento no
es nfl medio necesario pal-a averiguar y castigar los
delitos, coma pretenden sus defensores.
/Qué necc'sidad Cs es/a Ian into/e ra/,l', dice el
doctO y piadoso Luis Vives (2), de una cosa que no
es ütil y que se puede quitar sin daflo de la repiibii-
ca? 1 O,ito z,/yen, 5m b, lal2iaS genies aunque lanidas por
hdr/'a,-as i/a los Griegos y Latinos, las cuales n,iran conzo
ui/a (0S Jiera / inhumana alormenlar a un hombre qua
no es/ti convcncjdo de un dc/i/o? Cómo viven, puedo yo
decir ahora con más razón que \ T ives, tantas gentes y
naciones no ya bárbaras, sino cultas v muy ilustra-
das, sin el tan decantado retnedio de la tortura?
40 Nunca fué admitida en Ingiaterra. Ha sido abo-
lida en ci Imperio de Rusia, en Suecia, en Prusia, en
Ginebra. Finaimente Luis XVI, Rev CristianIsimo de
Francia, convencido par las reflexiones y experiencia
de sus Magistrados, de que en la tortura hay más ri-
gor qtie proporción para descubrir Ia verdad, La aba-
ho en sus Es t, ados par una deciaraciOn de 24 de Agos-
to de 1780, registrada en el Parlamento en 5 de Sep-
tiembre del propio año. Aun antes de esta declaraciOn
no se usaba ci tormento en Fran cia entre los soldados.
LVucsiras ieyes mi/i/ares, dice Mr. Letrosne [s], no han
admit/do ci lo,-menlo. Es cosa singular qua unas leycs he.
chas j5ara hombres acos/umbrados a! , -i aor y aus/e,-idad
i/c la discip/ina mi/i/ar sean menos dim-as qua las que Sc
han hecho j5ara los cindadanos, y cuya ejecucidn es/a con-

(x) A imitación de esto, en Espaaa los nobles uo pueden ser


atoi-mentados: y aunque esta regia ttene Sn excepción en ciertos
casos que se liaman privilegiados, en los cuales pueden ser pues-
tos d cuestión de tormento, esto se tomó tambin del Derecho Ro-
mano, por el cual en tiempo de los Emperadores las personas ilus-
tres y otros constituidos en dignidad, no podIan ser atormentados
sino en los delitos de lesa majestad y otros exceptuados, como Se
puede ver en el Código de Justiniano y en el Teodosiano en el d-
tulo de Quaestionil,us
(2) Scizol. in cap. 6, lib. i, de Civil. Dci.
() i'ues stir la jn slice criminelle, tefg. 8x, nola (a).
540
fiada d los J'faistrados. Fero la caitsa de es/a ingiiia-
ridad consiste acaso en que las ieyes mi/i/ares son IIIaS
nuevas. y es/a es Iambi/n sin dada la razdn, porque Ia
cues/ion p reparatoria esid a/iso/u/amen/c proh i/ida par
las leycs que el Rey ha dada a Gdrcca. En Espana mis-
mo se usa ya muy pocas veccs en los tribunales, y no
estamos ya, gracias a Dios, en tiempo de que se apre-
cie tan poco la vida del hombre, que aunque muera
del tormento 6 se le destroce un brazo ü otto miembro
del cuerpo, no se haga aprecio de ello, como refiere
Bovadilla (i) haber sucedido en su tiempo en la Sala
de Corte, alegando estos casos prácticos en comproba-
cióii de la opinión comun, pero inhumana y cruel, de
que ddndose ci lorm en/a juridicamenle, aunquc ci rca
muera 6 sczlga us/ado de /1, no p nede ni dc/c ci )UeZ ser
calumniado y5or el/a.
41. Para confirmar esta barbara doctrina, cita Ba-
vadilla la icy 16, Iii. 9, Pan. 7, que no dice tal cosa.
Esta ley, que está en el tItulo de las Deshonras, en e}
cual se trata de la pena en que incurre el que injuria
6 deshonra a otro, y la acción que contra 61 corres-
ponde al deshonrado, dice que Si Ufl Juez con causa le-
gitirna aprobada por el Derecho, pusiere a alguno en el
tormento, no le injuria ni deshonra, y por consiguien-
te no corresponde al atormentado acción ninguna por
esta razón contra el juez. Las palabras de la ley, ci-
tadas por Bovadilla, son las siguientes: OtrosI dcci-
mos, quc si ci judga don meliese algund orne a lormenlo
j5or razOn de algund yerro quc ovicsc fecho, para saber
la verdad, 6 par a/na razdn cualquier que lo pudiese fa-
cer con derec/zo, que par las fenidas que /i diese en tal
manera coma es/a, non se puede por ende i/urn an decon-
rado, n/n dc/ic sen fcc/ia emicnda del/a.
42 No sé cómo pueda proharse con esta ley la opi-
nión referida: y ann cuando en las palabras hubiese

( x) Poll!., tom. 2, lib. 5, cap. 25.


-

FaIg" amb iguedad que pudiera dar motivo a la inter-


41una V
pretaciófl la excluye absolutamente otra ley de la mis-
ma Partida () que expresamente dice que cuando
algunos fueren atormentados, las feridas scan a/a/es
que no mueran por ende, '!Zfl queden lisiados (2).
For aqul se puede ver con cuánta facilidad se
fundafl opiniones comunes aunque sean perniciosas y
contrarias a las mismas leyes, torciendo violentamen-
te sus palabras, 6 sacando de ellas ilacioiies falsas y
voluntarias. También se ye otro grave daflo que debe
resultar de la tortura, particularmente si se usa con
£recueflCia, que es endurecer los ánirnos de los jueces,
y hacerlos cruel es y Sanguinarios, traspasando las mis-
mas Ieyes.
Diga ahora D. Pedro de Castro: Gracias a Dios
que iii los discursos del Fzdre SP', ni las Paradoxas ,lei
Reverend/s/mo Fczido, ni la discrlaculn del Dr. Acevedo
han poe/ida romper ci freno c/c las airocidades: La icy, di-
go, i/c la tor/ura en cs/a i7fonarq u/a, qite no ticnc que en-
vie/jar a ninguna otra ni cicncia, ni piedad, iii amor d su
Stherano, todo Ia cual faita adonde se ama La faisa ii-
/icr/ad. Yo le dire que es verdad que esta MonarquIa
no tiene qne cnvidiar a ninguna otra, ni ciencia,
piedad, ni amor a su Soberano; pero que por lo mismo
debernos creer que no faltarán en ella Magistrados sa-
bios y piadosos que hagan ver a nuestro Soberano la
crueldad juntamente con la inutilidad del tormento. Yo
le dire que por lo mismo debemos esperar que el pia-
doso y benéfico Carlos III, convencido por las re-
fiexiones y experiencia de sus Magistrados, a imita-
ción del Monarca Frances, abolirl también en su Mo-
narquIa el tormento, y querrá sefialar su dichoso Rei-
(x) L. 5. LII. 30, Pa,-t. 7.
(2) En la /ev 2, Iii. 1, lib. 6, Fue,-. Juzg. Se manda que, si
un juez condenare a alguno a tormento, y por indiscreción 6 im-
prudencia suya se le there de modo que muera, pague trescientos
sueldc,s a los parlentes del muerto: y si no tuviere con que pagar-
los, se haga esciavo de ellos.

—,Owl
542
nado con este nuevo acto de hurnanidad. Yo le dird
que es cierto que en donde se ama la falsa libertad, no
hay verdadera ciencia, no hay piedad, no hay amor al
Soberano; pero que serla una muv grande temeridad
el decir que en las naciones expresadas porque se ha
abolido el tormento se ama la falsa libertad, y no hay
por consiguiente en ellas ni ciencia, ni piedad, ni amor
a los Soberanos.
45 Diga Don Pedro de Castro queargüir que seue-
tie vivir sin ci uso del lormenlo, torque sin /1 han vivido
y viven muchas genies, es un argum en/a indigno de la sa-
bitiurla de Luis Vives, y que en es/a ocasión hahió con
los Bdrbaros. Yo lo dire con más barbaridad.....Pe-
ro se fastidia va el ánimo de tratar un asunto tan tris-
te y desagradahie, y para concluirle, y dar fin a. este
Discurso, quiero oponer a las máximas de un Sacerdo-
te severo, el humano y enérgico razonamiento de un
sabio y elocuente Magistrado de la Francia.
46 'Un espectáculo horrendo (dice Mr. Servant
'(i), Fiscal del Parlamento de Grenoble), se presenta
c de repente a. mi vista. Cansado ya el juez de pregun-
'tar con palabras, quiere preguntar con suplicios. Im-
cpaciente en sus aver iguaciones, é irritado acaso con
'su inutilidad, hace traer cordeles, cadenas, palancas
'y todos los fatales instrumentos inventados para ex-
'citar el dolor. Un verdugo infame viene a. mezclarse
'en las augustas funciones de la Magistratura, y acaba
cpor La violencia un interrogatorio que comenzó por La
c libertad. Dulce Filosofla, tü que solo buscas la ver-
'dad con la atencidn y con La paciencia, creerIas que
'en tu siglo se empleasen tales instrumentos para des-
'cubrirla? Es cierto que nuestras leyes aprueban este
'metodo, y que el uso le ha consagrado? Y despues
c de esto, podremos hechar en cara a. los Antiguos sus

(i) Discours so r l'aclrn zn ist ration de Ia justice crirn in el/c


dg. 63.
543
ores? Nos atreveremos a repren-
cder A nUe5tr0S ptu&es SUS pruebas de agua y fuego?
iAh! Antes que entregar la miserable vIctima del acu-
csado en las manos del verdugo, hagamosle combatir
'en la arena; a lo menos tendrá la libertad de defen-
derse. Arrojénlosle antes en medio de ]as voraces ha-
crnas: tendrá a lo menos la esperanza de lihertarse de-
ellas con la huida, 6 por otra casualidad. iQué crue-
'les v qué insensatos que somos! cQueremos oIr por
cventura los gemidos de los infelices? lAb! Puédese
'sin duda ordenar el tormento. Pero Si es la verdad la
que buscamOS, icreemos acaso encontrarla en medjo
'de la turbación y del dolor? Quién hay de voSotros
cque no haya experimentado el dolor? tQué hombre
ignora la terrible impresión que hace sobre un ser, a.
cquien la sensibilidad ha hecho tan débil? El hombre
cque padece, ya no se parece a si mismo: Ilora como
'un nifio, se agita como un furioso, llama a su soco-
crro toda Ia naturaleza entera: su déhil inteligencia
participa bien presto de la conmoción de sus send-
'dos, y se aumenta también por Ia imaginación: sus
'ideas no están menos alteradas que su semblante: to-
'das sus facultades, ya activas, ya abatidas, se agi-
'tan y se rinden sucesivamente; y en esta convulción
.rgeneral de su ser nada hay constante, sino el violen-
'to deseo de hacer cesar el dolor. Juntad todas las
iniquidades más enormes, amontonad todos los deli-
'tos más atroces, y perseguid a un hombre con el do-
'br: Cl se cubrira. bien presto con la infamia de todos,
csi cree hallar un asilo en su confesión. El mayor de-
'lito para nuestra naturaleza es el padecer, y lit muer-
'te misma no serIa tan terrible, si no la precediera el
'dolor.
47 'SC muy bien todo lo que se debe a. las cos turn-
'bres antiguas: yo ahogarIa aquI todos los clamores de
'mi corazón, desconfiarIa sobre todo de la insertidum-
'bre de mi juicio, si no viera que los mejores Gobier-
I

544
c nos, que los pueblos más sabios proscriben sin reze-
lo la tortura, y la insultan entre nosotros, como en
su iiltimo asilo. Nuestros más grandes hombres,
'nuestros mayores ingenios la ban denunciado al tri
bunal de la razón, combatidndola y afeándola antici-
padamente en sus escnitos. Yo creo honrarrne mucho
en mezclar mi voz con las suyas, y en dar püblica-
mente un testimonio favorable al Gnero Humano:
si la supersticidn del uso me suscitare a1gin censor,
la humanidad, que me aplaude interiormente, me con-
solará entre las murmuraciones de la preocupacidn.
(Discurso sobre las penas, cap. V, VI.)
JOSE MIGUEL GURII)I ALCOCER

Hijo de D. Josd Mariano Guridi y Alcocer y de Dofia Aria Ma-


ria Sanchez y Cortés, naciO José Miguel Guridi Alcocer en San
Felipe Ixtacuiztla [de Tlaxcala) el 26 de Diciembre de 1763. Pa-
so la infancia en su pueblo natal y en el de San Martin Tezmelu -
ca; a la edad de once aos se le trasladó a Puebla, y entrO en el
Seminario Palafoxiano: estudiO alli durante tres lustros, y recibiO
sucesivamente, viniendo para ello a Sustentar exámenes en la Uni-
versidad de Mexico, los grados de bachiller en artes (1780), ba-
chiller en teologia (1783), bachiller en cánones (1785), y licencia-
do en teologIa (1787). Temprano mostrO aficiones literarias, espe-
cialmente oratorias, y en el Seminario fundO una Academia priva-
da para ejercicios intelectuales. Gusto también, pero rnás tarde,
de La abogacia, y 01 mismo cuenta que estudiO el derecho civil, a
pesar de la prohibiciOn del Obispo de su diOcesis, una vez gradna-
do de bachiller en teologia: dos aflos después, graduado ya de ba-
chiller en cánones, comenzó a hacer su pasantia en el bufete del
Lic. Diego Fernández, famoso entonces en Puebla. El Rector del
Seminario Palafoxiano, Dr. Gabriel Martinez de Aguilera, le pro-
tegiO haciOndole nombrar (1785) censor de la Academia de l3uen
Gusto y Bellas Letras fundada por el Obispo Fuero; obtuvo por La
misma influencia, el a6o de 1787, en el mismo Seminario, la cáte-
dra de Ruedas defiloso/la ó MaeslrIa de estudianles, y, el ao
de 1790, Ia cátedra de Sagrada Escritura. En Marzo del mismo
aflo se incorporO en el llustre y Real Colegio de Abogados, de MO-
xico, previos exámenes ante esa corporacion y ante la Real Au-
diencia.
Abandonó Puebla en Agosto, y se trasladO a la capital; en Octu-
bre gano por oposiciOn una beca de teologia en el Colegio Mayor
de Santa Maria de Todos Santos, donde fuC luego tesorero y bi-
bliotecario; en Dicienibre se ordenO presbitero, yendo para ello a
546
su antigua diócesis, 'i bien ci subdiaconado y el diaconado los ha-
bia recibido en Mécico: la ocasión le sirvió para obtener In repre-
seritacidn juridica de la Catedral de Puebla en esta capital. En
Septiembre de 1791 SC graduó de Doctor en teologla. Posterior-
mente recibid Los titulos de licenciado [i'g] y de Doctor en ca-
nones [isozj.
For opcsición, aunque nada reflida.. obtuo el curato de Acaje-
te. del Obispado de Puebla, a fines de 1791. Desde entonces so
znostró activo en el ejercicio de su ministerio, especialmcnte como
predicador: ci Dr. José Marfa Aguirre calculaba que de 191 a
1820 habia pronunciado mil seiscientas oraciones, contando las plá-
ticas de los curatos. Su deseinpe80 del de Acajete se señala por la
fundaciOn de una cofradia de piedad para los indios, institución
que tuvo por objeto atender J. los menesterosos y prestar dinero en
condiciones fáciies a hombres de trabajo. Pero no Sc circunscri-
bió a ]as labores de su parroquia, y gestiond por varios modos su
ascenso a cargos superiores; entró on oposiciones a canonglas, y
se ocupd en negocios juridicos; intervino en ci debate sobre La in-
munidad de los sacerdotes, ci cual fué suscitado por la prisión del
P. Arenas. cura de Quimixtlan, ordenada por el intendente Flon,
de Puebla, en 1799, y obtuvo, como abogado de la causa. fallo de
Ia Audencia en favor del fuero eclesiástico.
No logrd ascender, a pesar de este triunfo, pues considerO poco
premio ci puesto de promotor fiscal de la diócesis de Puebla, quo
le ofrecia ci Obispo.
Tres afios después hizo oposición a los curatos del arzobispado
de Mexico, y obtuvo ci de Tacubaya, del cual tomó posesidn en
Mayo de 1802. AIli, como era su norma, se ocupó on cuestiones
püblicas, y se in atribuye grande ayuda en la empresa de obras
para intro<lucir aguas a la villa. En ci mismo aflo en que ocupó
este nuevo curato, so Ic concedió licencia para ejercer de abogado
en toda clase de negocios, no solamente eclesiásticos; parece, sin
embargo, que rara vez tuvo ocasidn de usar de esta facultad.
La provincia de Tlaxcala lo nombró en i8zo diputado i las Cor-
tes de Espana; estuvo aIIi dos años en desempefio de su cargo y fué
aiguna vez presidente de las Cortes. Dc regreso en Mexico, fué
provisor y vicario general de la arquidiocesis (1813), examinador
smodal de la misma, y vocal de la. Junta de censura religiosa; vo-
cal de la Junta consultiva del virrey (1813), y cura del Sagrario,
adjunto a la Catedral Metropolitana, desde 1814 hasta 1821.
Con tinuó figurando en poii tica, y salió electo diputado provincial
en 1813. por Mexico, y en 1820 por Tlaxcala.
Al triunf.sr La revolución, Guridi Alcocer perteneció a la Junta
Suprema I'rcvisicnal Gubernativa, y flrmóel Acta de Independen-
547
cia el 28 de Septiembre de z82 r. Represento a Tlaxcala en el Con-
greso ConstitUYeflte de 1822, y en el segundo Congreso, reunido en
Noviembr e de 1823, del cual fud primer presidente. Firmó el Ac-
Ia cu,nst/Iutiva
dc la I-cdcraczdn, el 31 de Enero de 1824. y la
primera Constitución mexicana el 4 de Octubre del mismo ao.
En el orden eclesiástico, despus de la independencia, obtuvo
por oposiciófl la canongIa magistral de Ia Metropolitana, en No-
viembre de 1821.
Murió en Mexico el 4 de Octubre de 1828.

BIBLIOGRAFIA:

Beristáifl cita las siguientes producciones ineditas de Guridi Al.


cocer: Curio dejiloso/la moderna, tres tomos de Sermones mo-
v crneglricos; Discursos; Juformes sobre la inmuiziclad
ecicsiastica J'oeslas iirzcas y dramdlicas [se conocen pocas:
en Jos Cantos de las rnusa.s mexicanas, sobre la estatua de Car-
los IV, figuran una oda y Un soneto suyos, firmados J. JI. C. A.].
El mismo Guridi cita otro trabajo suyo que quedo en manuscrito:
L.- /a de los Coic.giaies que has/a su tiem/'o izabla len/do ci
Coicç'io de Santos [Santa 1arIa]. Sirvió, esta Lisia, empero,
al Dr. Juan Bautista Arechederreta paxa su Catdlloj,o de los Cole-
glaZes de dicho instituto, publicado en 1799.
Sermon que en las honras del Señor Don Ballasar LadrOn
de Guevara, del C'oizstjo de S. .111, Re.qeniequcfuéde es/a Real
Audiencia y /eonorario en ci Suremo de Ad/as, Jrec/icd ci
Doctor D. Jose Miguel Guru/i y .4lcocer, Colegial Mayor del
insigne y z'itJo de Santa Maria de Todos Santos, cura de la
villa dc Tacubctva, ci dia z, de Julio de 1804. En la Jçicsia
del ('on venlo del Realy .7filitar Ore/en de Nira. Señora á'c la
Merced, tresentes At Real Auth'encut, ci Exmo. Ayuniain/ento
y otros Cuerios o/Ilicos. Mexico, i mprentaJauregui, 1804. [Des-
crito por D. Luis Gonzalez Obregon.]
Ar/c de la Len, 'ua ia//na. Mexico, imprenta Ontiveros, 1805.
[Descrito por D. Luis Gonzalez Obregon].
SermOn de gracias tor let de Fernando VIZ. Méxicø,
imprenta de Arizpe, x8o8 [segün Beristin].
SermOn de .iVucs/ra Señora dc Guaa'aiuIe tredicado en la
func/On del 1/us/re y Real C'o/egio de Abogados en San Pr€zn-
cisco c/c Mexico, d .i c/c Dicz'crnbre c/c i80. Mexico, imprenta
de Arizpe, xSxo. [Descrito por D. Luis Gonzalez Obregon.]
Censor extraordinario. Conies1ac iOn c/c D. José Miguel Cu.
______ ru/i Alcocer, d lo quc contra ii y los dccretos c/c las Cortes se
-
.1:. -.. :.... _..-.

548
isa ve'lido en los n2ms. 13 y /4 del "Telégrafo America.no".
Cádiz. imprenta de D. Agapito Fernández, 1812. [Existe en la
Biblioteca Nacional, pág. 318, catálogo de la Novena división.]
RepresentaciOn de tsr Dz/'zstaciOn Americana d las Gorles de
Esaña. En i9 sic Agoslo de i8,,. Londres. en la imprenta de
Schuize y Dean, 13 Poland Street, Oxford Street. 1812. —Reim-
presa en Mexico, imprenta de Alejandro Valdés, 1820. [Biblioteca
Nacional, pag. 318, Novena division]. Reimpresa tambiCn por
Alamán, Ilisloria de Mexico, tomo III, documento nOm. 2 del
Ap6ndice.
ExorlaciO;; que para ci juramenlo de la Constituci6n Cfl 1(1

arroquia del Sagrario ci dia ii de Junio de /820 /5120 sit cii-


ra mds antii'uo.... Mxico, iinprenta de Alejandro Valdés, 1820.
[Descrita por D. Luis Gonzalez Qbregon.)
Apologia ac la Aparición de iVuestra Señora de Guadalupe
de filéxico, en rcspuesta d la disertaciOn que la impugna. Méxi-
co, imprenta de Alejandro Valdés, 1820. [Biblioteca Nacional,
pig, 295, Novena divisiOn.]
Discurso sobre los a'años dcl juego. Impreso en el suplemen-
to U del periOdico La Marimba, de Bustamante, imprenta de Val-
des, 1832.—SegundaediCi6fl: Mexico, imprentade J . R. Barbedillo
y C, i877.—Tercera ediciOn: Mexico, tip. y lit. • 'La Europea",
de J . Aguilar Vera y Comp., S. en C.. 1901. [D. Luis Gonzalez
ObregOn posee una copia manuscrita de prinCipios del siglo XIX].
Apu n/es de la vida a's' D. José Miguel Guridi y Alcocer for-
mados tor él mismo en fines dc x8ox y /rinciios del siguiente
dc 1802. Man uscrito inédito dc la colecciOn dc D. Joaquin Gar-
cia Icazhalceta, que publica tor vex primera sit hijo D. Luis
Garcia P/men/el, Zn div/duo correspondiente de la Real Acade-
demia dc la li/s/or/a, dc Madrid, Miembro dc las Sociedades
dc Geograjfla y de Americanistas, de Paris. Con no/ic/as blo-
bibliogrdfic as , tor D. Luis Gonzdlez Obregon. ColecciOn de
Documcntos l-fistóricos dc Mexico, tomo IV. Mexico, Moderna
IibrerIa religiosa de José L. Vallejo, S. en C.: Paris, en casa de
A. Donnamette, y Madrid, librerIa de Gabriel Sanchez, 1906.
CON SULTAR: I3erist4in, J]iblio/eca /uspano-americana sc-
tentrional, artIculo Alcocer; Alamán, Historia de Mexico, tomo
I. apéndice, doc. 15: tomo III, págs. x, 49, 50, 68: Francisco Sosa,
Mexicanos distinguidos, artIculo Guridi Alcocer: Emilio del
Castillo Negrete, Galeria dc oradores dc Mexico en cl S/gb
XIX, cap. V; Luis Gonzalez ObregOn. Nolicias bio-bibliogrdii-
cas, en la edición de los Apu n/es [el Sr. Gonzalez ObregOn flCiU
yO una relaciOn de los Men/os y ejercicios lilerarios de Guridi
escrita por el Dr. José Maria Aguirre en ISzo].
549

ICONOGRAFIA

El retrato de Guridi Alcocer existe, en cuadro al óleo, en la Le-


gislatura del Estado de Tlaxcala.
P. H U.
550

APUNTES
de la vida de D. José Miguel Guridi Alcocer.

LEGAJO I.
APUNTE 8.
T e 0 1 0 I a.

No vacilé un punto en elegir entre las facultades


mavores la TeologIa, que me inclinaba sabre todas,
pero ml padre quiso absolutamente que cursase Juris-
prudencia. !Qu6 aflicciones, qué lágrimas me costó es-
ta diferencia! Se hubiera sin duda decidido por mi
padre, si la plaza que obtenla en el Colegio hubiera
sido compatible con aquella facultad. Pero no se per-
mitla a los que tenla lugar de gracia sino la TeologIa,
y en mi casa no habIa proporciones para fomentar el
estudio del Derecho, por lo hube de dedicarme a la
primera.
En sus principios, hallándose el Prelado en el San-
tuario de San Miguel del Milagro, lugar para ml tan
propicio, me concedió la beca de merced, que vestI
con aquella especie de alegrIa que los Romanos
la toga y in!, y comencé a tener entrada en la biblio-
teca. Esta proporción y la de permitirme mavores
acios que en las Facultades anteriores, me franquea-
ron ddicarme a la lectura. Pero es preciso confesar
que no era de los libros de ml profesión, que sólo sa-
ludaba para lo forzoso, llamándome la atención cua-
lesquiera otros sin exceptuar los de caballerlas, co-
medias y novelas.
En esta tranquila y agradable ocupación pasaba tan
deliciosos ratos, que me abstenIa a veces aun de salir
a pasear los dlas de fiesta en que se nos permitla. Se-
55'

mejante distracción hubiera bastado a ernbarazarme la,


instrucc,i6n de Teologla, si los exámenes anuales que
tanto excitan la emulaci6n de los jóvenes, no me hu-
biesen 1 recisado a estudiar COfl tesón, UflO 6 dos me-
ses antes de ellos, la letra deSto. Tomás, que era por
la, que se nos explicaba en la aula.
De este rnodo, presentando seiscientos artIculos en
cada aflO, pude imponerme en la Facultad, y en la, se-
re de ellos dar vuelta a la, Suma del Santo Doctor. Al
injsmo tiempO, mi lectura, aunque en mucha parte
j jj^i t i l, no lo fué en el todo: pues tue fruto de ella im-
ponerme en algo de la, Historia y MitologIa; tomar
una tiutura de los sistemas filosóficos modernos; ver-
sarnie Un Poco en las letras humanas, cuyos encantos
me han arrastrado siempre, y no ser peregrino en aque-
Ilas obras que da pudor no haber visto, por andar en
las inanoS de todos, como el Quziote, las de Quevedo
V otrOS.
Se me haba sealado por el Colegio, al fin del se-
gundo aflo del curso de Teologla, pa, ra el acto mayor
de Historia Eclesiástica y Concilios, que hasta enton-
ces hahIan sustentado pasantes. Esta distinción me
llenó de complacencia, ma ormente por agregarme la
circunstancia de haber el Catedrático dejado a mi ar-
bitrio Ia disposición del acto, que se verificó defen-
diendo las cuestiones más cdlebres de los siglos XV y
XVI, que entresaquC en Ia mayor parte de Natal y
Graves on.
Ya por aquel tiempo me habIa abandonado la mo-
cencia, conocIa ya el bien y el mal, y, como las fibres
en el verano, comenzaban a brotar con fuerza mis in-
clinaciones. Se me hahIa retardado la malicia, pero los
medics de la filosofla fueron para ml sus crepisculos
y los fines como la alborada de su luz, que creciendo
sucesivamente se hallaba por aquel tiempo en toda su
claridad.
A sus rayos descubrI un mundo enteramente nuevo
552
para ml. Me pareció que todo se me habIa variado de
improviso, que respiraba otro aire, que pisaba otro
suelo, y que habitaba bajo otros horizontes; al fin co-
mo desterrado del paraIso de Ia inocencia. Los ber-
mosos colores con que esta viste todos los objetos que
nos rodean, en la edad dichosa en que se posee, y
aquel agradable aspecto con que entonces se nos pre-
sentan vertiendo la alegrla, habian desaparecido del
todo para ml. Comencé a bacer alto sobre las miserias
de La vida, en que antes no babia reparado, y me volvi
sensible a los cuidados, a los que hasta entonces ha-
bla sido impenetrable. Cal en una profunda tristeza
de que me costó trabajo repararme, y de que no con-
valecerd perfectamente hasta la patria.

LEGAJO 2.
APUNTE I.
Jurisjirudencia.

Cuando me gradud de Bachiller en Teologla, conta-


ba diez y nueve afios de edad y uno y medio de ena-
morado de una jovencita mexicana. Su hermosura era
tanta a mis ojos, que no sdlo borró de mi corazdn la
antigua imagen de Ignacia, sino tambidn mi inclina-
ción al estado eclesiástico. Hasta su nombre de Ca-
mila sonaba dulcemente en mis oIdos, y bastaba solo
A inflamarme.
La ocasiOn de mis amores fué La costumbre que tu-
y de pasar algunos dlas de todas las vacaciones en
e
Mexico, en casa de una tia mIa, madre de Camila. La
comunicaciOn frecuente engendrO en nosotros una afi-
ciOn que, creciendo por grados de aflo en aiio, IlegO a
ser un amor consumado. Enlazadas con este nudo las
553
almas, resolvimos aadir al vinculo del parentesco el
coflytigal.
Su casaestaba en auge, pero lamia en decadencia, y
era precisO abrirme Ufl camino de subsistir, sin contar
solamente con SU dote, a lo que el honor no me permitia
allaflarme. El estudio de la J urisprudencia fué ci medio
que luego se me presentó. Pero siendo prohibido ilos
becas de merced en el Colegio, hablé al Rector para
que me obtuviese licencia del Prelado, exponiéndole
que, entre tanto cumplia la edad para ordeRarme, me
parecerIa oportuno instruirme en los Cánones, tan ne-
cesaflOS a un eclesaástico.
Cayó en la red, y expresándonie seria una lástima
no cursase también el Derecho Civil, sin el que nadie
se impone perfectamente en el Canónico, pasó a pe-
dir la licencia al Obispo, quien la concedió precisa-
mente para el ültimo, prohibiéndome el primero. Pero
en los términos en que se me habla explicado el Rec-
tor, me hicieron aventurarme a cursar UflO y otro, for-
inándome el juicio de que éste lo disimularIa aun
cuando lo supiere.
Comencé, pues, mis cursos en obsequio de Camila,
idolo que habIa erigido sobre la ara de mi corazón;
pero coloqu6 a su lado el deseo de cátedras y demás
distinciones a que me era Ilcito aspirar como pasante
teólogo, creyendo podia obtenerlas entre tanto se so-
naba la coyuntura de mi casamiento. Este deseo, con
no ser el principal objeto que rue arrastraba, me atra-
jo mil sinsabores; siendo en que al principal, a ti ioh
Camilal debo ci estudio de una Facultad que tanto me
ha servido.
554

APUNTE 2.
Dos lances raros.

No, puedo omitir dos lances ocurridos en las vaca-


ciones, en que acostumbré ir a Mexico. Haban abor-
cado en esta ciudad a un ladrón, Ilamado El Vefrro,
que, descolgá.ndose por las azoteas y abriendo con gan-
züa las puertas, robaba las casas. Me contó esta his.
toria mi tIa, significándome su sobresalto pot los corn-
paeros de aquél, que at'in andaban haciendo fechorlas,
de lo que me intimidé un poco.
Una noche en que de sobremesa se habla hablado
largamente de Los ladrones, a La mitad de ella me so..
bresaltó escena la más terrible. Dormian en Ia mis-
mian en la misma pieza que yo un prirno mio y un
bordador que estaba trabajaudo varias obras de Ia ca-
sa. Los gritos de éste, ilamando a las dernás gentes
de allá, me despertaron de mi prof undo sueño. Des.
cubri diez ó doce hombres armados de sables y trabu-
cos, cubiertos hasta más de la mitad los rostros con
los pafios de so!, y uno con una linterna en mano
alumbraba a los demás.
Dos de ellos ataban fuertemente de pies y manos al
infeliz bordador, que no cesaba de dar voces. c Son en
vano, le declan, ya todos Los de la casa están bien ama-
rrados; dl dónde está el dinero, 6 te rnatamos. Yo no
lo sé, respondla el afligido; pero ellos instaban en su
pregunta, y descargaban sobre él recios sablazos. Yo,
entretanto, sudaha de la fatiga, me estrernecia todo
del miedo y no osaba ni menearme, conteniendo hasta
el resuello.
En esto se acercaron a ml. 'Quién es este plcaro?
dijeron, y yo hacléndome el dormido cerré los ojos;
pero fingla muy mal, pues los apretaba demasiado.
Tirándome de un brazo me sentaron sobre la cama y
555
in€ atarOn las manos atrás, sin hacer yo más resisten-
cia que un cordero, porque el temor me tenIa hecho
una cabra. 'Dónde está el dinero?' mepreguntaron.
SefioreS, rospondI con voz lastimera y temblando, yo
soy un estudiante forastero, y por to mismo nada sé
de la casa. Entonces medieron un empujón en el pe-
cho, de que resulté acostado boca arriba, y me echa-
ron la ropa sobre la cara.
Pasaron a amarrar a. mi primo, a. cuyo tiempo note
que mi ligadura estaba fadl de que la desatase yo
mismo, to que no me resolvI a. hacer hasta que no se
fuesen. Pero antes de este evento, que deseaba con
impaCienCia porque ya me ahogaba la ropa, se desató
en car ca i adas de nsa La comitiva de ladrones, que to
eran mi tIa 7 pnimaS con sus criadas disfrazadas, y
dos hombres que eran los amarradores. Las perdoné
Ia jácara y mofa que me hicieron, por el susto que me
quitaron, que puede reputarse por uno de los mayores
que he tenido.
No W poco el del segundo lance, at que sirvió de
teatro una hacienda, cuva cosecha se celebraba con
unos toros que se jugaron en el patio. Yo los veIa en
el corredor alto con ]as mujeres, at lado de Camila.
Desde alli me burlaba de mis amigos, que haclan de
toreadores, charlando como una cotorra. Baja acá si
eres hombre, me repetlan, y veremos qué tal to haces.
Me senti inflamado de aquel valor que excita la pre-
sencia de las mujeres, y bajé at punto con el paio de
Cainila, que ella misma me habla dado para hacer el
lance, to que me infundió nuevo espIritu.
I\re ful para el toro y, puesto de pie, derecho en la
mitad del patio, to llamC con brio vozesforzada. El,
que no era sordo, acudió luego y se vino con furia so-
bre ml. Lo aguardé v le hice con aire el lance, hur-
tándole el cuerpo diestramente. Pero, la verdad, me
lleno de pavor su cercania, at yen aquella desaforada
cornamenta, aquellos ojos encarnizados que me pare-
556

cieron del tamao de ruedas de molino, y, sobre todo,


aquel resoplido que el miedo me figuró como in I uer-
te huracán.
c Ya no más', due dentro de ml, y revolvieñdo La
fiera, no la esperé, sino que eché a correr para ganar
Ia escalera. Antes de Ilegar tropecé y cal. El toro no
hizo más que darn-ie Un hocicazo en los fundillos de los
calzones y pasarse de largo. Las risotadas y algara-
bia que armaron no me imprimieron tanto corno la
glosa que armaron las mujeres del pasaje. 9Lleg6 el
toro, exciamaban, lo olió, y dijo: es estudiante, se la
perdono.
Y decal por esto de Ia estimación de Camila? No,
porque no me querla para toreador. Antes por el con-
trario, quedó tan corrida como yo, y pareció querla
aliviarme lievando la mitad de mi bochorno, con lo
que me descargó enteramente de eI, como que era el
ünico objeto a que yo atendia y procuraba complacer.
Saqué de este lance la doctrina de no meterme a lo
que no s, y asI de él como del anterior, la de no ex-
ponerme a los peligros superiores a ml esfuerzo.

APUNTE 4.
Desgrtzcias.

Al mismo tiempo de cursar jurisprudencia me ejer-


citaba en las funciones de pasante teólogo, v aun los
exámenes anuales los presentaba de esta Facultad,
por no poder lucir la primera. Crecla cada dIa ml am-
bición escolástica; pero tarnbién la dificultad de adqui-
rir los honores a que se terminaba. Yo no omitia me-
dio conducente a ellos, pero lqué dbiles son los de
aquel a quien ni los enlaces ni las riquezas de su casa
le abren la puerta del favor!
Me opuse a las becas del colegio de San Pablo, que
4

DD /

deseaba con ardor, no sacando otro fruto que una


empestad de sinsabores y contradicción cuvo recuer-
do me es amargo. Subieron por sobre ml a las cáte-
dras, no sólo aquellos condiscIpulos que yo juzgaha
de inferior mérito, Siflo tambin mis posteriores. Ali
Rector, a quien debla concepto, me proponla cons tan-
temente para las que vacaban; pero era mayor mi des-
gracia que su influjo, y Ia respuesta ordinaria del Pre-
lado era ser yo muy muchacho todavIa. De este mo-
do, las esperaflZaS de colocación que concebI a! cerrar
la TeologIa V que con nadie hubiera cambiado enton-
ces, quedaroii burladas por Jos mismos que las envi-
di aban.
Hicieron además Vice-rector a un hombre orgulloso,
intrépido, de Un genio brutal y de talento correspon-
dientes al genio mismo, cuyo nombre suprimo por que
me deba esta consideración, a que en realjdad no se
hizo acreedor. Era mucho menos antiguo que vo, nos
habiamos tratado familiarmente, solicitando éI mi
amistad, y habla sido yo su recurso en los casos de
argumentos, consultas y pasos. No obstante, me des-
conoció enterarnente cuando se vió constituIdo sobre
ml, v no trataba sino de mortificarme, poniéndome
•más de una vez en el estrecho de perderme.
Crecla entre tanto la pobreza de mis padres, que
•contaban ya, conmigo, cinco hijos varones y una hem-
bra, sin traer a colaciórz los muertos en la infancia; y
se aumentaha por lo mismo la escasez de mis asisten-
cias. No faltaba, para colmo de mis infortunios, sino
el golpe terrible que sufrI, estando ya en (iltimo año
de mis cursos.
Un criado de mi casa, que solla ir a verme, fué el
funesto mensajero de una nueva la más dolorosa para
ml. c Ya sabe Ud., me dijo después de saludarme, có-
mo se casó Doula CamiIa? La conmoción que sentI
no puede explicarse, y por sin duda que la manifesta-
.ria en el sembjante, pues experimenté un trastorno
S

558

universal en ml máquina. No obstante, en fuerza de


la maxima, que me habIa establecido, de no aprc tarme
el dogal que ya tengo en la garganta, ni apurar las
heces de mi cáliz amargo, procurd luego divertirlo del
asunto. 'Si, ya lo sé, le respondi, y qué otras nove-
dades hay en casa? Con esto echd la conversacióii a
otro rumbo, quedándome sin saber más en la materia.
Cuando estuve a mis solas, me acometió un tropel
de pensamientos a que no pude, aunque quise, imje-
dir la entrada. Quién será, me decla yo, el dichoso
que me ha robado La mano de mi esposa? No hay du-
da que ten drá un mérito sobresaliente, pues ella lo ha
querido. Pero i su fe cómo me ha faltado? Una mujer
que jamás me dió que sentir, en cuyos amores nunca
vi la cara de los celos, y cuya constancia probada tan-
to tiempo me parecla más firme que las rocas, ha po-
dido mudarse de improviso y admitir otro amante?
En dónzie están aquella ansia que significaba por el
logro de nuestros deseos, aquella ternura con que me
requebraba, aquellos suspiros y finezas que la debia?
iAh Camila, Camila, cuánto me cuestas!'
No tuve un instante de consuelo en el espacio de
quince dIas; anduve fuera de ml en todos ellos, me en-
tregud del todo a la pena, y me pesaba hasta la vida.
Pero embotándose poco a poco Jos fibs de la daga que
me heria, comenzó a disiparse el nublado que me ofus-
cara, se fué despejando ml razón, y dl en mover mi
tragedia por otro aspecto que el de una libertad para
abrazar el estado eclesiástico. SentI renacer en ml la
antigua inclinación a éi, que habla estado como ador-
mecida; pero no fué sino para nuevos sinsabores.

APUNTE 5.
Elccció,: de es/ado.), de protector.
Llevado de ml inclinación a la Iglesia, y desprendi
do ya de las amarras que me detenlan para entrar en
559

ella, empren df un maduro examen sobre la elecciôn de


estado. Me resolvieron por el eclesiástico, entre otras,
dos reflexiones: la una, Ia guerra y cuidados de los hi-
jos. de que habla tenido una muestra en mis herma-
flos, y Ia principal, que solo cuando pensaba en el
mundo y sus placeres me agradaba el matrimonio, y
aqudi cuando me acordaba de mi salvaciOn y las cosas
eternas.
Deliberé pretender las primeras Ordenes; pero no
tenla capellania, ni sabla idioma alguno a cuyo ti-
tub recibirlas. Me pesO entonces no haber emplea-
do en Jos del pals el tiempo que inverti en aprender
el frances. Tome una tintura superficial del mexicano
y me presenté a tItulo de principios de 61, por no Ca-
recer de ejemplar el haber varios comenzado a orde-
narse de este modo. Juntos un condiscipulo mio y yo
hicimos y presentamos nuestros memoriales, pero el
suyo fué admitido y no el mb, porque a favor de 61
hablO una persona de respeto, y por ml nadie.
Casi desesperado del suceso, y abrumado con el pe-
so del c(iniulo de mis desgracias, resolvI abandonar la
carrera, y tomar otro giro que me proporcionase la
suerte. Hubiera llevado adelante mi pensamiento, si
mi padre, sabedor de 61, no lo hubiese impedido por
medio de emisarios, que me persuadieron a mantener-
me en el Colegio, y continuar en la infeliz vida que
pasaba.
La causa de ella en mucba parte era una fortuna
desgraciada, Si puede usarse esta expresiOn al parecer
contradictoria. Se me tenla en el Colegio por algo más
de lo regular, a. causa de cierta facilidad en silogizat-
que me habla dada el ejercicio, y Un POCO de expedi-
ción, 6 más bien descaro, para las oraciones latinas,
platicas y demás tareas de 61, Y esto es lo que yo Ha-
mo fortuna, porque en realidad lo es que se tenga de
uno algn concepto, mavormente cuando no se me-
ce
560
Pero semejante reputación suele ser desgraciada en
sus efectos, pues retarda las más veces los ascensos,
especialmente en la carrera literaria, en que el amor
propio y la emulación son tan activos. La mediocri-
dad, que ni despierta la envidia, ni excita el despre.
cio, encuentra por lo comün menos obstáculos para
arribar y se concilia con más facilidad padrinos.
Yo, aburrido de no encontrarlos buenos, bice de la
necesidad virtud, moderando mis deseos, y tomando
para lo sucesivo, en ahorro de pesares, la precaución
de no fomentarlos sin bastante apoyo; pues esmás f a-
cii sofocarlos en sus principios, que no darles Ileno.
Y como parece que no nos acordamos de Dios slim
en la aflicción, le dije en medio de la mia: c Tü, senor,
has de ser desde hoy mi solo empeo: no busco ya el
favor de los hombres'. Se me tendrá tal vez por mis-
ticón, pero el caso es que yo me entregué ciegamente
en brazos de la Providencia, y en breve calmó La bo-
rrasca de mis desdichas; y comencé a solazarme con
la serenidad; asI como después de la tormenta se corn-
place el marinero con el iris que ye estamparse eritre
Jas nubes.

LEGAJO 3.
APUNTE 6.
El mayor Virrey de Méxio.

Tuve entonces la satisfacciOn de conocer al Exino.


Sr. D. Juan Vicente Guemes y Horcasitas, Conde
de Revilla Gigedo y varón tan grande como el Nuevo
Mundo que le dió cuna, y de que goberno una mitad.
Hasta los tiempos del P. Feijóo, segün calificación del
mismo, el Marqus de Casafuerte era el mayor Virrey
561

que habia tenido Mexico; pero el Conde de Rewila Gi-


gedo lo avefltaió sin disputa. El cümulo de circunstan-
cias, de que cada una DOt si sola basta a inmortalizar
a un Magistrado supremo 6 a un General, formó en éi
j-jéroe, de los que no se y en sino de tarde en tar-
de, porque para producirlos ha menester la naturaleza
la revOlUClófl de muchos siglos. Casi tres corrieron
despuéS de la conquista de este Imperio para que lo
gobernaSe; y quizá se necesitara mayor espacio para
que haya quien lo iguale.
LLo menoS en él fueron su nobleza, su gallarda
senCia, su aseo, sus riquezas y las condecoraciones con
que lo honrd el Rey, hasta la de Gentil Hombre de su
Cámara v Teniente General de sus Ejdrcitos. Sus ta-
lentOs v virtudes morales opacaban el brillo de aque-
has dotes. Jamás se ha visto 'Virrey más desinteresa-
do. No solo no tornO el más miriimo regalo ü ohsequio,
mirando como delito el presentárselo; pero ni aun su
renta quiso percibir hasta concluIr su quinquenio.
Fue tan lahorioso, que el alba ho encontraba sobre
su bufete trabajando en el gobierno, y prolongaba sus
tareas hasta más allá de la media noche, sin que hu-
biera desmayado Un punto, como esperaban algunos,
en los t'iltimos af'ios, continuando hasta ci postrer dIa
en la misma forma que en el primero. Fud tan eficaz,
ci ue no solo no demoraba expediente alguno, ni permi-
tia que lo demorasen los Tribunales y Oficinas, ha-
ciendo a sus Ministros cumplir con sus deberes; sino
que daba audiencia a cuantos la pedIan y contestaba
a vuelta de correo las cartas que he escribIan de todo
el Reino, que eran muchas por la libertad de hacerlo
que franqueaba a todos. Cuándo, sino entonces, se
ha visto un Virrey que solo 6 acompañado de un sol-
dado salga por la noche a imponerse por si mismo de
lo que pasa en las calles, sin exceptuar ha menudencia
de una losa que falte en una banqueta, 6 un farol que
•esté apagado, para reconvenir a! Juez de PolicIa?
10
562
Su justificación llegó al grado de conocrcele empe-
no ni resorte. No segula parcialidad, ni partido algu-
no. Parecla no tener came ni sangre, ni tampoco vo-
luritad propia 6 a dhesión a. sus sentirnientos y dicta..
menes. Yo lo vi ceder en el asunto que se creyó más
empeñado, cual fué la reelección del Dr. l3erdeja pa-
ra el Rectorado de Escuetas, luego que el Fiscal y los
Catedráticos Jubilados opinaron lo contrario de lo que
pensaba. No habIaotra puerta para entrarleque la Jus-
ticia 6 la razón, la cual estaba abierta de par en par
hasta para el pupilo, Ia viuda, el huérfano y el mise-
rable.
Su celo por el bien del Reino lo obligaba a. velar so-
bre todo gnero de asuntos y personas, en la forma'que
podia con cada una. La hermosura de los empedrado,
la limpieza de las calles, el ilurninado, los sereneros y
la fina policia de Mexico, todo se debeá eI; asI cornoá
sus oficios incitativos el arreglo de los toques de cam-
panas, y la reforma de los trajes del Clero. Velaba
hasta sobre las elecciones de los Prelados de las Reli-
giones, para que fuesen pacificas y se atendieseel me-
rito. En San Francisco hizo saliese Provincial el docto
y ejemplar P. Figueroa, primer capilla de la Provin-
cia, en quien no Se pensaba la noche anterior al Ca-
pItulo.
Su actividad era suma. Pensaba y meditaba mucho
para tomar una resolución; pero, una vez decretada, la
ilevaba hasta el cabo con constancia. Los mayores
obstáculos no bastaban a arredrarlo de los justos pro-
pósitos, atropellando las dificultades que se oponlan
como exige un buen gobierno. Porque a. la verdad de
que sirve una sabia providencia, si no se hace obede-
cer? Nada importa dar un paso, si no se sienta bien él
para no volverlo atrás.
Su vasta comprensión no parecia tener lImites, se-
gun retenia los sujetos y pasajes de SU dilatado Vi-
rreinato para su acertado regimen. En el ciiniulo de
56

los negociOS de un Reino, y en rnedio de tantas aten-


ciones como lo cercaban, se acordaba a Ia hora, des.
pués de cuatrO ó seis meses, de la Cita que habIa he-
cho a un suleto, para reconvenir pot falta a ella. En
esta parte no hay mejor testimonio que Ia misma pro-
lija y circunstanclada instrucción que para ci gobierno
dejó a los suceSOreS. '1' lo son de su sagacidady talen-
tos innumerabies pasajes, de que solo referiré uno que
sirva de muestra.
Se quejO una viuda de que un platero rico, su corn-
padre, a quien habIa empeñado en mil pesos unas pul-
seras de mucho preciO, se habia quedado con ellas para
uso de su esposa, negando ci contrato, de que no hahIa
constanCia ni testigos. El Virrey hizo retirar ala quere-
Ilante a una pieza interior, y comparecer al platero en
su presencia. Le refirió Ia demanda, y negaba: aparen-
tó darse por satisfecho, entrando en conversaciOn so.
bre otraS materias, y hacindole varias preguntas, pa-
seándose al mismo tiempo por ci salOn. En medjo de
la parla, haciendo ademán de buscar por las bolsas de
su casaca, dijo: "Me he dejado adentro mi cajuela,
V. usa polvos?" "Si, Seior", respondiO ci patrOn fran-
queándole la suya.
La tomO S. E. y, quedándose con ella en la mano,
como por olvido 6 abstracción, continuó sus paseadas,
y llegándose a Ia puerta Ia entregO a un alabardero, y
Ic previno en secreto marcharse con ella a Ia casa del
platero, diciendo a nombre de dste a su esposa, que,
por seias de aquella caja, Ic entregase las puiseras de
la comadre, pues ya se habla descubierto todo ante ci
Virrey. El pensamiento saliO tan bien, que la alhaja
empe?iada estuvo en un momento en las manos de S.
E. quien, confundiendo con ella y la presencia de Ia
viuda, que hizo salir entonces, al infame platero que
no podia ni hahiar, entregO a aquella sus pulseras, y
coridenO a 6ste a perder los mil pesos prestados, en pe-
na de su maldad.
(.

564
Semejante ardid para descubrir la verdad fué muy
celebrado, asi corno todas sus acciones y prendas, que
realzaba con la finura de su porte, y la urbanidad y
atención con que trataba a todo género de personas.
No es posible dar en breve justa idea de un hombre
que era admirable por cualquiera parte que se le mira.
Se: sordo a la adulación, insensible al favor, impene-
trable por los obsequios, térreo para el trabajo, de I ue-
go por el celo y actividad, de bronce para la constan-
cia, de cera para la conmiseración, de diamante por la
finura y de oro por los talentos.
No ten la que envidiar a los mayores Heroes de la
antiguedad, sino lo que Alejandro A Aquiles, esto es,
un sabio que aplaudiese dignamente sus hechos, como
éste tuvo a Homero y aquel a Quinto Curcio. Ha ha-
bido ya quien recite sus alabanzas en los honores pós-
tumos que se le han tributado en medio de los templos,
A la presencia de los altares, y aun se han dado a la
prensa; pero nadie todavIa ha igualado La celebridad
de su nombre. Yo hubiera ya emprendido su elogio, si
solo hubiese consultado mis deseos, sin tantear mis
fuerzas; pero al considerar lo débil de éstas, congratu-
Iándome de haberlo conocido, me contento con ser su
admirador, ya que no puedo aspirar a la gloria de su
panegirista.

LEGAJO 5.
APUNTE 2.

Oj5osición de la .iWaçistral d' Mexico.


Aflo de 1797.
Perdidas las esperanzas y mirando cerradas toda;
las puertas de salir de Acajete, me armé con ml fib-
s')fIa de buscar a las cosas el aspecto por donde me-
565
no's ofer3dan, y procur6 distraerme con el juego y con
cuantas diversiones pude, de las que se me propor-
cionaron las más agradables segiin mi corazón. De es-
te rnodo, ya que no conforme y satisfecho, quede A lo
menoS acostumbrado al Curato, y no violento en 61.
Entretant o , se preparaba otra campaña 6 expedi-
cidn literaria, nada menos que en la Metrópoli, para
cuya magistra l se hablan convocado opositores, 6 iba
va a abrirse su concurso. Antes de cumplirse el tiem-
p0
estaba allá mi corazón. Tome mi equipaje y me di-
rigl a Puebla, dispuesto a continuar desde allI me de-
rrota; pedI la venia al Prelado. Pero iqud chasco! No
quisO que fuera, después de publicado mi viaje, ha-
berlo escrito a Mdxico, y despedIdome de muchas gen-
tes.
Yo no puedo, me dijo, negar a Ud. la licencia que
pide, perO le aconSejO Jo contrario. No está Ud. ya en
situacidn de salir a sólo hacer mdrito, y nada más
conseg U itá en este concurso. No quiero que desairen a.
mis Curas, y a un Cura de ml estimación. EncogI los
hombros y me resigné con su dictamen, volviéndome
a Acajete con el raho entre ]as piernas, y sintiendo se
me frustrase una ocasión, en que hahIa de avanzar al-
go. Pero qUiCn, preguntarán, me lo habIa dicho? Na-
die más que el corazón.
Supo el Obispo me habIa 3'o regresado tristIsimo, y
sólo por complacerlo. Se condolió, y me envió luego
la licencia, con lo que sin perder momento me puseen
Mexico. La fortuna fue conmigo y me acompañó en
todos mis ejercicios, con lo que está dicho no parecie-
ron mal. El Sr. Dr. y Mtro. D. José Serruto se de-
claró ml protector, sin conocerme de antemano. Y es-
ta utilidad bastaba a darme por satisfecho de mi
viaje.
A Ia verdad, hacIamucho honor el aprecio de un horn-
bre tan grande,que habIa competido con el insignePor-
tub; que por su literatura y habilidad, destituido del fa-
566
vor, se habfa ganado una beca de oposición en ci Co..
legio de San Ildefonso, la Cátedra de Retórica de la
Universidad, los prirneros Curatos del Arzobispado y
laCanongla Magistral, de la que subió a las Dignida-
des hasta de Arcediano en que se hallaba; que fu
presentado por el Rey para la Mitra de Durango, que
renunció, y que estaba reputado por el mayor Teólogo
y el primer Predicador de la Corte.
Ud. me hará el honor, me dijo, de creer que le ha-
blo con sinceridad. Jarnás he hecho juego por nadie,
voto lo que me parece justo, y dejo a cada cual que
haga lo que quiera; pero Ud. me ha ganado ci cora-
zón, y me hago para siernpre su protector. En efec-
to, habid en mi favor a cuantos pudo, asociado del
Dr. Beristáin, que también manifesto entonces su
amistad. Obtuve por fin cinco votos, de los doce que
cornponIan la votación, en el tercero lugar, y h.brIa
lievado el segundo si el Arzobispo no hubiera torna-
do empeflo por otros.
Los que me votaron fueron los dos expresados, ci
Dean Dr. y Mtro. Valentin Narro, varOn tan respe-
table por su ciencia, como venerable por su virtud, ci
Dr. D. Pedro Valencia, célebre Predicador de la bó-
veda de San Gins de Madrid, de donde pasO a aque-
ha Catedral, y en la que se ganO sobresaliente repu-
taciOn en ci pülpito, y el Dr. D. Juan José Gain-
boa. Los dernás vocales tenian ligados sus votos con
el del Arzobispo, dv quien eran 6 familiares, 6 hechu-
ras, 6 uno y otro. El Dr. Jaravo estrechó entonces
amistad conmigo; pero me confesó ingenuamente no po-
dia separarse del Preladc, sin cuya liga él y otros ties
me hubieran favorecido en ci tercer lugar, de lo que
manifestaron deseo.
Esto sedujo a mis protectores, que variaron su pri-
mer pensamienro de votarme en ci segundo, creyendo
me importaba rnás ilevar a aquel entero; pero se en-
gaflaron, porque ni para 61 dejO libertad el Arzobispo
567
CreYerOfl tenerla. La Canongia recayó justa-
A los qUe
mente en D. Gaspar Candamo, Doctor de Salamanca,
en cuya Unive151d lució, y Canóriigo de Guadala-
jara. i-labIa sido tainbién Gobernador de la Mitra del
Nuevo Reino, v tenla hechas varias oposiciones con
universal aplauso.
Sobre todo, como tuve La suerte de caer en gracia,
me dl a conocer en la Corte, adquirI un pedazo de
nombre que no inerecIa, y gand muchas amistades y
estimacj0ties, que ni aun acerté a prometerme. Este
es un fruto verdadero, el que más debe satisfacer al
alma, y que vo aprecio sobre las Prebendas mismas.
Un plebeyo, un infeliz que al pasar un sujeto por la
calle, lo sefiala con el dedo diciendo con aprecio, es-
te es fulano, lo engrandece más que un Principe ele-
vado de los puestos por complacer a sus empeflos.

APUNTF 3.

Jfcrmasz,,-a e.i. traordinarza.

En La temporada del concurso a la Magistral conoci


La ma y or hermosura que han visto mis ojos, capaz de
pasar en un siglo idólatra, no solo por Deidad, sino
por Diosa de las Deidades mismas. Las descripciones
pintorescas de las novelas, aquello de cuello de ala-
bastro, labios de carmIn, mejillas de rosa, dientes de
marlil, manos de nieve, ojos de luceros y demás ras-
gos metafdricos que en ellas se usan, de ninguna otra
pueden decirse con más propiedad. Yo la tuve por
superior a la georgiana Kemiske y la griega Hele-
na, porque encontrd en ella ]as treinta cualidades 6
circunstancias que ccnstituyen una hermosura perfec-
ta, la que describI en su ohsequio, llamándola con el
nombre de Nise, que la dare tambiCn en esta narra-
cion.

I*
568
AiadIa a su belleza y alta esfera todas las gracias
encantaoras de la müsica, y un genio amable, des.
prendido del orgullo. Ni ]as dotes con que la regal&
Ia naturaleza, ni la opulencia de los bienes de fortuna
que posela su marido, ni ]as adoraciones 6 inciensos
que la trihutaban mil derretidos corazones, bastaron a
soplar en sus cascos Ia vanidad. Esta circunstancia
sobre las demás me prendó, y como hallé gracia en
sus ojos, sin detenerme en el examen de su carácter y
tlentos la amé luego.
No pienso lo extraflará sino quien, no pudiendo
formar nobles ideas de aquella inclinación, se lo repre-
senta solo entre las sombras del delito y del horror, 0
quien ignore el mecanismo moral de los afectos. Las
prendas son imán, y acero las voluntades. Un objeto
amable es preciso que arrastre tras si a cuantos co.
nozcan su mrito, y para que yo deje de amar a un
sujeto digno de ello, no basta sacarme el corazOn, es
necesario también quitarme el alma.
Un amigo me introdujo en casa de Nise, pero en
breve no necesité ya de su auxilio, porque ella misma
me permitiO el honor de frecuentarla, expresándome
podia ir por ml sOlo cuando gustase. Todo el tiempo
que duré en Mexico, la visité a menudo, hice hablar
A las Musas, enipleando en ella la pcesIa, tome los co-
loridos de ésta para hermosear la prosa de ]as con-
versaciones, y disfruté sazonados ratos oyCndola gor-
jear al compás del fuerte-piano que pulsaba dulce-
mente. Pero como todos los gustos de Ia vida termi-
nan en una amargura mayor que el deleite con que
brindan en los principios, comencé a sentir con satis-
facciOn el dolor de Ia despedida.
Antes de Ilegar, me preseute pidiendo certificaciOn
de los votos que habla ganado en la terna de la Ca-
nongla; pero se negO absolutamente en dármela el Ar-
zobispo. No lo sentI mucho, porque sOlo la querla pa-
ra mayor constancia, teniendo ya en mi poder la sufi-
569
ciente en un oflcio, que me habla dirigido el Secreta-
rio de Cabildo at
avisándome los votos. Tampoco culpé
de Ia negativa Principe, el Exmo. 6 limo. Sr. Dr.
D. Alonso Nt'iñez de 1-laro y Peralta.
Era de muy fina literatura y de bello gusto, espe-
cialmente en el pülpito, en que se hacIa admirar, tanto
por las piezaS como por el arte de decirlas, a que afia-
dIa gracia su hermosa figura. Lució en Italia siendo
Colegial mayor de San Clemente de Bolonja, y en Es-
pafia de Canónigo de Toledo, de donde ascendió at
ArzobiSPadO de Mexico, acumulando a esta dignidad
Ia Gran Cruz de Carlos III Y el Virreinato y Capitán
General de Nueva Espala. Era de sana intención y
corazdn nobilIsimo, pero el extremado amor a su pa-
tria to hacIa ver con desafecto el pals que gobernaba,.
y el demasiado concepto que tenla de algunos que to
rodeaban, y de que ellos solIan abusar, to hacIa em-
prender a veces to que no hubiera pensado obrando sin
sugestión.
Respeto su memoria, y amd su persona, aunque no
fuera sino porque recibI de su mano desde la Tonsura
hasta el Diaconado. No me quedó, pues, de S. E.
queja alguna, y converti todas las más contra el hado
y las estrellas, que me estrechaban ya a separarme de
una ciudad donde recibI tantos favores y en donde
dejaba a Nise, que en los ültimos lances no pareció
sino que intentaba hacerme más dolorosa la partida
aumentando sus finezas. La caminata, por quererlo
asI tres amigos que me acompafiaron por pasear, se
dirigio por Chalco, y yo mezcld con las aguas de su
laguna mis lágrimas, regando tambidn con ellas los
montes y Jos valles.
570

APUNTE 4.
Co ii / r a lie in j o.

Restituido a Acajete, escribi mi Ilegada a todas las


persona de que recibi favor, dejándose entender la pre-
ferencia y expresión con que lo harla a Nise. Deseaha
con ansia su respuesta, para consolar con ella los ayes
que exhalaba. ZQuidn duda, me decIa a ml mismo,
que ella será el mayor lenitivo a mi pena, y el ñnico
bálsamo que pueda aplicarse a ml herida? Pero aim
estoy esperando el tal bálsamo.
Pasado el tiempo en que debI recibirlo, y no habin-
dose verificado, me acordé de la veleidad y novelerla
con que babla oldo la notaban algunos y sobre lo que
ella me babia prevenido, expresándome no creyera sino
Jo que experimentase, y no lo que me dijesen. Pero
habiéndose agregado a las hablillas el experimento,
me indigné, teniéndome por tin simple de buenas cree-
deras en haberme persuadido de su dicho. Al punto
sofoqué mis suspiros, y estuve por ir a recoger las Ia-
grimas que habla derramado en el camino. No ha y que
admirarse, porque, aunque era Deidad, era una Del-
dad humana, de came y hueso, y con figura corporal
como nosotros.
A este contratiempo tan sensible para ml, sucedió
otro de que me alegré en vez de apenarme. El Mar-
qus de Branciforte, 'Virrey entonces del Reino, de-
claró inhábiles para actuar en los negocios seculares
A los Abogados Clérigos en los términos que lo pres-
cribe la ley, que no estaba en observancia, previnien-
do ocurriese a habilitarse el que gustase, exhibiendo
la cantidad señalada en la Cédula de las gracias de
sacar. Yo no quise ocurrir, teniendo la especie por una
de aquellas socaliñas que solla meterle al Virrey en
la cabeza el Conde de la Contramina, su mano dere-
cha, compa4re y confldente.
57'
p 0r otra parte, la inhabilitación me trala Ia utilidad
de excusarifle de muchas asesorIas y defensas, en que
Jos amigos y conocidos que haclan trabajar sin paga
alguna, que jamás he exigido a nadie, ejerciendo la
abogacla a la romana Y Con mertos interés que los de
aquella Repáblica, quienes se servian de este medio
pars, conciliar los votos del Pueblo en las elecciones
de sus empleos.
En aquel mismo ai'io me avisó S. Exa., por medio de
un oficio, babla dado cuenta a! Rey con el expediente
de Ia Cofradla de Piedad, y en el mismo tuve la satis-
faccidfl de verle el fin. Sin demora se vi6 en el Conse-
jo, y Su Majestad Se sirvió aprobarla par Cdula de 3
de Agosto de 1797, y aquel Supremo Senado mandó
se me pusiese uria carta de gracias, que en efecto re-
cibI subscripts. del Sr. D. Francisco Cerdá.
Ali agente me remitiO la Cédula, y yo Is dirigI a
Orizaba, donde se hallaba S. Exa. comaudando las tro-
pas acantonadas pars, defensa del Reino contra el In-
glés. Esta circunstancia, a que era consiguiente el
transporte de los expedientes de Orizaba a Mexico y
de Mxico a Orizaba en una especie de despacho am-
bulatoric, y Ia venida del nuevo Virrey, el Exmo. Sr.
D. Miguel José de Azanza, traspapelaron Is, Cédula y
se paso mucho tiempo pars, que se le diese el corres-
pondiente.
El sello y remate de los contratiempos de aquel ao
fté la vista de mi amado amigo el Dr. Conde. Algi'in
tiempo antes le habIa acometido apoplejIa, que lo de-
j6 fuera de si. Par entonces me dijeron estaha muy
alentado, lo que me movió a verb. Me hicieron espe-
rar en una sala mientras le avisaban. Salió después
de un breve rato, sosteniéndolo dos lacayos por deba-
jo de los brazos, como si fuera de palo. Liegando al
asiento, se dejO caer de golpe en él, tenIa fijos los ojos
I una sola parte, y no articulaba sino una palabra,
que como par fuerza se le arrancaba de la boca.
-

572
Me enternecI con tan doloroso espectáculo, espe-
cialmente haciendo paralelo entre su actual situación
Y el resto anterior de su vida, en que levantaba en
peso un concurso, teniendo pendientes de sus lahios a
cuantos lo escuchaban. Dan ganas de moralizar en se-
mejantes casos, y yo ponderaba dentro de ml la, mise-
na humana, al ver sin voz a! Ma y or Orador de Am&
rica, y me pareció mirar muda é. la elocuencia mkma.
AsI sobrevivió todavIa cerca de dos aflos, si puede
ilamarse vida una muerte anticipada, a la que no fal-
taba para liamarse tal sino el polvo del sepulcro. Yo
lo vi como un cadaver que ain no se habla enterra-
do.

APUNTE 5.
Despedida del jueo.
Any de 179.

Por aquel tiempo comenzó a darme en cara el juego,


cuyo hastlo me iba orillando a la resolución de aban-
donarlo. Ei, como si hubiera conocido mi desdn, no
pareció sino que intentaba vengarse, tratandome con
más rigor que el que habla usado hasta entonces. En
fines del aiio de 97 y principio del siguiente me dió
recios golpes, y me hizo beber tragos muy amargos,
ya con ]as pérdidas, ya con las contestaciones y lances
desazonados que él ocasiona a menudo.
A la mitad de la cuaresma, cuando estaba mas ol-
vidado de él, ocupado de las tareas propias del tiem-
p0, del confesionario y pi'ilpito, después de haber apa-
gado una noche la vela, metido ya bajo las sábanas,
me asaltó intempestivamente el pensamiento de los
males que origina el juego. Discurriendo de uno en
otro se me atroparon tantas reflexiones, que no pude
conciliar el sueflo hasta cerca de La madrugada. Ape-
nas ray6 la iuz, cuando dejé la cama por hacer apun-
tes de las ocurrerlciaS de aquella noche, los que guar-
dé para extenderios concluIda la ocupación cuaresmal.
DespUés de ella me dediqué con tesón a la obra
preparada y formé Un papel que tituld: Disczirso sobre
os daños deijuego, y que puede verse como mi despe-
dida de semejante diversión. La meditación sobre sus
males quito a mis ojos las cataratas que los cegaban,
' acabó de madurar la resoiuciOn de dejarlo, sin que
desde entonces hasta ahora haya vuelto a. mezclarme
en los de azar 6 de envite. El principal fin que me
moviO para formar aquel escrito, fué deserigaflar a. los
ignorantes a. quienes tal vez mi mal ejemplo hubiese
dado apOYO ü opinion para jugar, que no serIa extra-
flo, cuando los tahures la toman de los más débiies
prinCipioS.
Me ocupaba tainbién por entonces la pretensiOn, en
el Colegio de Santos, de Joaquin y otro discIpulo mb
Francisco Cantarines. Este negocio me traIa inquieto,
y aunque los habia recomendado personalmenre con
todos los vocales cuando estuve en Mexico, no cesaba
desde el Curato de hacer por escrito los oficios condu-
centes. A pesar de todo, se habIa puesto de tan mal
semblante la pretensión, que sin duda se hubiera frus-
trado, a. no estar de por medio Eusebio, quien tomO
el empeño correspondiente a. nuestra amistad y al
amor que sabIa profesaba yo a. aquellos discIpulos.
Tuve por fin la satisfacción de que vistiesen las be-
cas, ci primero de Jurispiudencia, y el segundo de
TeologIa. Y aunque ci ültimo se ha manifestado un
poco ingrato a esta y otras muestras que le he dado
.de afecto, no por eso me arrepiento de lo que he coo-
perado a. su bien, pues el hacerlo jamás debe tener
por blanco el reconocimiento del beneficiado. La sepa-
raciOn del primero me fué muy sensible, como queera
el amigo de mis confianzas, a quien comunicaba hasta
.mis ültimos pensamientoS.
574

PROCLAMA.

Habitantes de Nueva España: no os alucinéis con


el infausto suceso de la antigua. La traslación del Ce-
tro a las manos de Bonaparte es violenta, por el lu-
gar y circunstancias; aun sin ella serIa nula su eriaje-
nación general, par no comprenderse en las regalIas
de un monarca. Sobre contrariarse al origen y objeto
de la Soheranla, que son La defensa y conservación de
Jos Estados, cpodrIa ser felicidad de alguno de ellos
reducirse a provincia 6 feudo de un extrai'io? Y cual
es el dueño a quien se entrega la Peninsula? Un hom-
bre cuyas supuestas dotes se obscurecen con defectos
desmedidos; cuya exaltación se debe más a la suerte
y a la intriga que al mérito y la virtud, v a quien, Si
la lisonja ha Ilarnado héroe, y apellidado con el renom-
bre de grande, par su prosperidad, dsta misma ha des-
cuhierto sus defectas. Ya se acabó de correr el velo
que ocultaba su arnbición y perfidia; se entreveIan par
los paIses par donde ha Ilevado el terror de su nume-
raso ejrcito; pero se manifestaron del todo a Espaila,
que ha vista en su real familia romper la fe de los
pactos, las leyes de la hospitalidad, las derechos de
las alianzas, y la gratitud de los servicias. No ha qui-
tado a un neutral una armada de treinta embarcacio-
nes, sino que arrebató a su amigo una rnonarquIa de
mas de veinte coronas. IQud diferentes catástrofes las
de Copenhague y de Bayona! Si él denigra al priniera,
para la iniquidad del segundo, no fué bastante teatro
una ciudad, v hubo de consumarse en Burdeos. !Quién
creera las mas solemnes prarnesas que haga a los pue-
blos su juzgador, cuando asI se maneja con los Reves?
Conservará la separación de una corona, pero unin-
dola a una confederación que emprende, y obligándo-
la a un contingente de que se vale; mantendrá la pro-
piedad a Jos particulares, pero cargándola de excesivas
575
contrjbuci0s, aun cuarido no dispare un fusil para
ocupar tin Reino. iQué ejemplar de lo uno los nuevos
que ha creado, Y de lo otro Portugal! Sobre todo, la
religiOn resjste terje, A quien se maneja como si no
la tuvieSe, 6 que la y e conio poiltica. Bonaparte se
llama critian0 en Francia Y mahometano en Egipto;
con sOlo variar de territorio 6 ponerse sombrero 6 tur-
bante, reconoce diversos profetas. Simula la creencia
de los SacramentoS, protege a ls judIos, favorece a
los protestatlteS1 queriendo se le reinan los ortodoxos,
y ha trastornado la Iglesia, quitandc religiosos, supri-
miendo canOnigos, usurpando sus rentas, y faltando
al respeto a su cabeza el Romano PontIfice. Tal es su
catolicismo. Cerrad, pues, vuestras puertas al déspo-
ta de la Europa; si no se ]as abrIs, jamas podrá entrar
en la Amrica. Su formidable poder para el otro con-
tinente es ninguno para el vuestro, resguardado por
Ia naturaleza, por las costas, por Ia pericia militar en
su jefe, por la sabia direcciOn en sus ministros, por La
disciplina en las tropas, y por El patriotismo y lealtad
en los corazones. Mantenedlos reunidos, apartaos de
todo espIritu de partido, y desplegad vuestro valor,
implorando de antemano al Dios de los Ejrcitos con
püblicas deprecaciones, con las que tal vez suspende-
réis, como los Ninivitas, el azote de la ira divina, si
acaso ha decretado castigaros. Con no humjllar el cue-
Ilo al yugo que Os amenaza, serviréis a vuestros Sobe-
ranos conservándoles esta preciosa posesiOn; propor-
cionaréis a vuestros hermanos del oriente un asilo a
donde emigrar, si la necesidad lo exigiere: veris por
vuestros intereses y familias; defenderdis la patria, y
sostendréis la religiOn. Hecho que celebrará el orbe
y transmitirá la fama a la posteridad.

(Diario de Mexico, 24 de Noviembre de 18o8.)


X1NUA) MANUEL SANCHEZ
DE TAGLE

Francisco Manuel Sanchez de Tagle nacid el it de Enero de


1782 en Valladolid de Michoacan [hoy Morelia]. Sus padres fueron
Don Francisco Manuel Sanchez de Tagle y Dona Maria Gertru-
dis Varela: el primero pertenecla d la familia de los Marqueses
de Altamira.
Se educó en Mexico, I donde se trasladaron sus padres desde
1787. En 1 79 entró al Colegio de San Juan de Letrán, dirigido
por el Dr. Marrugat, y estudió teologla, fliosoffa y jurisprudencia.
Dfcese que fué alumno distinguidIsimo; domino el latin, el fran-
cés y ci italiano (más tarde aprendid también el inglés), estudiO
matemáticas y fIsica y se aventurO en la filosofia moderna (Descar-
tes ' Leiboiz). A los diecinueve aflos de edad fué nombrado por
el Virrey Iturrigaray catedrático de filosofla en ci mismo coleglo
donde habIa estudiado. En 2799 se graduo, en la Universidad de
Mexico, de bachiller en filosofia, y en 2802 de bachiller en teologla.
Hombre de aspiraciones enciclopédicas, se hizo notar por su afi-
cion a las artes plasticas, y hacia 1805 se le nombró socio de la
Academia de San Carlos (plantel oficial de la enseflanza de beilas
ates): mas tarde fué aill consiliario.
Comenzó su carrera polItica como regidor del Ayuntamiento de
Mexico. En Julio de 1813 fué elector de partido para la designacion
de diputados a Cortes. En 1814 fué electo diputado a las Cortes
le España (a donde no llegd a ir); en 2825, vocal de la Junta de
Arbitrios; en 2820, por las Cortes, miembro de la Junta de Cen-
mra.
A pesar de que su prudencia Ic mantuvo siempre en buenas re-
aciones con ci gobierno colonial, simpatizO con la guerra de se-
aración, y, al entrar el Ejército trigarante, fué miembro de la
unta Suprema Provisional Gubernativa, y redactO ci Acta de
ndependencia, firmada el 28 de Septiembre de 2822. Estuvo en
578
el primer Congreso Nacional, donde tomó parte en diversos deba-
tes. De 1624 i 1846 fu6 electo cinco veces diputado y una véz se-
nador pot el Estadode Michoacán. En 1824 y 1825, como vice-
gobernador del Estado de Mexico, sustituyd interinainente al go-
bernador electo; en ci Estado de Micboacn se le eligid goberna-
dot. pero no aceptó ci puesto. En 1830 fut nombrado Contador
de la Renta del Tabaco: y más tarde fue individuo y secretario
del Supremo Poder Conservador. En 1836 entrO al Monte de Pie-
dad como director: en ci desempeo de este cargo estuvo ha.sta 3U
muerte.
En la época colonial habia sido miembro de la Junta de Caridad
del Hospicio de Pobres [desde xSzo]. Ya establecida la Repübli-
Ca, perteneció a la Compaflia Lancasteriana de Educación; presi-
dió la Escuela Patriótica y La unta de Beneficencia; formó pane
de la Sociedad Econ6mica de 'Amigos del Pals, de La Academia
de Legislación y Economfa Politica [donde se le eligid presidentej
y perteneció tainbién a La Comisidn legislativa que redactó el plan
de estudios de 1834.
El Papa [Pio VIII?] Ic confio en 1831 una misión secreta y Ic
cozicedid licencia para toda clase de iecturas.
Fué Mayoral de la Arcadia de Mexico, como sucesor de Na-
varrete, desde 1809; escnibió desde 1805 en el Dzario de Mexico
con los seudónitnos de 4'zcolas Fragcel y F/agraslo CicnC v
veces sin firma: rnás tarde colaboró en El O&servador de la A'e-
üblica .lfcxicana. Dfcese que en 1833 destruyd mucbas de sus
poeslas: la edicidu de sus Ob,-as boéticas fué pdstuma.
La invasion forte-americana, en 1847, le abatiO profundamente;
durante ella fuC asaltado y herido pot dos maihechores. Murió, en
Mexico. ci 7 de Diciembre de 1847.

BIBLIOGRAFIA:

Oda a Humboldt, en su partid.a de la Nueva Espaa. [Beris-


t1in la menciona como obra aparte: no sabemos si fué impresa en
folleto. En la coleccidn pdstuma de Obras ,poeticas figura entre
Las Odas f)inddricas.]
.4 la gloria inmorlal tie los valie,ztes e.cauIoles. Oda. Sin pie
de imprenta. (Existe un ejemplar en la Biblioteca Nacional, pig.
259, catáiogo de la octava divisiOn. En las Qbras po/ticas del
autor figura con el tItulo de Al lez'antamsenlo tie Ia España en
la invasion tie losfranceses, entre las Oa'as j'inddricas.)
Oda en la coronaciOn de Fernando VII, premiada por la Uni-
579
versidad, 1809. [La indica Beristáin: no sabemos si fué impresa
aisladamente. No se reprodujo en las Obras poeticas.]
Oda sot'rc lo que cxi,e de noso/ros la rei2gion en las cr1/was
circa as/anclas dcl tiernJo, Mdxico, imprenta de Arizpe, 18o9.
[Existe Un ejemplar en Ia Biblioteca Nacional, pág. 410, Novena
divisiOn. Se reprodujo en las Obras, entre las Odas J)i?zddrji_
cas. j
Odas a Ia Inmaculada ConcepciOn de Marfa. Mexico, ISII.
[SegOn Beristáin. En las Obras J'oCticas, entre las Odas religlo-
sas, sOlo aparece una a este asunto.]
La infclicidjc1 humana. Oda. [La indica Berjstájn, sin ex-
presar si fué impresa aisladamente. Figura en las Obras entre las
Odas l'znddricas.]
El romjSimien/o, El es/b y La talinodja, traducidas de
Metastasio. Mexico, 181 1. [Segun Beristáin. Las tres aparecen en
las Obras entre las Piezas cliversas.]
.4renqa cjz'ica Pronuncu(/a en la Plaza Mayor a'e Mexico, el
so de Scpliemb,-e de 1830. MOxico, imprenta del Aguila, dirigida
por José Ximeno, 1830. [Biblioteca Nacional, pág. 227, catálogo
de Ia octava divisiOn.]
Discurso sobre Ia creaciOn de an 2Oder conservador, pro-
nunciado el 15 de Diciembre de z83. Mexico, imprenta de J.
M. F. de Lara, 1835. [Biblioteca Nacional, pag. 350, novena di-
visión.]
Obras Poilicas del Se,or Don Francisco Manuel Sdnc/jez de
Ta,qle, recogidas y orden.adas jor su /izjo Don Agustin, quien
las /'ublica d nombre de todos SUS hermanos. Mexico, tipografla
de E. Rafael, 1852. 2 vols.
CONSULTAI: Diario de Mexico, 26 de Agosto de i8o8, 12
20 de Julio de 1813; i6 de Marzo de 1814; Album Mexicano,y
Mexico, 1849, artIculo de Ia redacción, pig. 'ro; Beristáin, Ri-
bijo/eca hisano-amerjcana sep/en/rionaj articulo 7'agle; Bus-
tamante, Tires siglos de J[Cxico, tomo III, Pigs- lox y 330, tomo
IV, pags. 28 y 258; Cuadro histórico de la revolución mexica-
na, tomo I, pág. 272, torno II, Pigs. 89 y 254; Diccionarjo de
his/or/a, y geografla, Mexico, 1853-1859, artIculo Tagle; Mar-
cos ArrOniz, Manual de biografia mexicana, articulo raffle;
José Joaquin Pesado, No/ic/a biogrdtica, al frente de las Obras
oéticas,• Francisco Pimentel, His/or/a critica de la joes1a en
Mexico, capItulo XIII, Sdnchez de Tagle; Francisco Sosa, Me-
x/canos dis/inguidos, a rtIculo Sdnclzez de Tag/c (rep roducido
en el libro Las estatuas de la .Reformay en el Diccionario de
Garcia Cubas); J . M. Roa Barcena, Acopio de sone/os castellanos.
580

ICONOGRAFIA:

Un retrato de Sanchez de Tagle, hecho a lápiz por José Maria


Perez, existe en poder de su nieto D. Benjamin Sanchez de Ta-
gle: fué reproducido a! dleo (copia que existe en el Monte de Pie-
dad) y en litografla. en las Obras toéIicas y en la Ilistoria de la
.poeshz en Mexico de Pirnentel, edición de 1885.
Hay, además, un retrato al óleo, hecho hacia 1840 por un hijo
del poeta, Francisco Manuel: lo posee actualrnente su nieto D.
Ismael Sanchez de Tagle; dos miniaturas en maruil, al acuarela, y
otro óleo, de cuerpo entero, en poder de D. Joaquin Adalid: del
ültimose hizo una litografia que apareció en el Album Mexi-
cano, 1849, con biografla, y otra para la obra Los gobernantes de
Mexico, de Manuel Ribera Cambas. tomo II, apéndice.
Un busto suyo se conserva en la Academia de Bellas Artes; otro
se halla en la verja de la Bibliotwca Nacional. El Estado de Mi-
choacán le hizo erigir una estatua en bronce, obra del escultor
Jesds Contreras, en el Paseo de la Reforma de esta capital.
P. H. U.
581

LA PRIVACION INUTIL.

.Qué importa, Silvia, qué irnporta


que un tiránico precepto
me prive de hablarte y verte
y de ti me tenga lejos,
Si el amor no reconoce
de algün mortal el imperio,
y la privación Jo aumenta
cual la seca Iea a! fuego?
Podrán hacer que distante
viva de ti, y ya Jo ban hecho,
mas no que deje de amarte,
Si no me arrancan primero
esta vida, que sin ti
me es odiosa y la aborrezco.
SI, mi bien, que en Jo más hondo
de mi carioso pecho,
con inmortales colores
amor, artifice diestro,
te ha pintado, tan al vivo,
que eres tü la que está. adentro.
Alli te hablo, alII te miro,
aill contigo me quejo,
alil mis lágrimas tristes
con tu ardiente ilanto mezclo,
aIlI a par nos exhortamos
A sufrir el hado adverso;
aill, en fin, al amor mismo
por fiel testigo trayendo,
eterna afición me juras,
y yo un inviolable afecto.
582
Esto, SI, impedir no pueden
Los que, aunque con sano intento,
se oponen a nuestra dicha,
que nos unamos probibiendo.
Digan, obren, amenacen;
no me acobardo, no temo;
dukes me son las desdichas
si de tu amor estoy cierto.
Es verdad que no mirarte
me es, Silvia, martirio horrendo,
y me tiene sumergido
en amargo Ilanto y duelo:
La noche me halla ilorando,
Ia aurora me ye gimiendo;
ni la apacible sonrisa
toma ya en mi labio asiento:
que el Sol en su diario curso
solo oye de ml lamentos.
Verdugo cruel, mi memoria
me atormenta con recuerdos:
mi garganta un nudo aprieta,
y en deliquio mortal entro,
repasando aquellas horas,
horas lay! que cual un sueño
se han desvanecido, 6 como
hun-io que arrebata el viento;
y los felices instantes
en que a tu hombro, dulce dueflo,
reclinado, amor me hacia
sabidor de sus misterios,
y en que, absorto en Silvia todo,
disfruté en duice sosiego
cuantos inocentes gozos
dar sabe un amor honesto.
lAy de ml, triste pasaron
y veloces van huyendo;
por más que los llama, no oyen;
583
No tornan, mi bien, y aun creo
que sólo porque los Ilamo
aligeran más el vuelo.
Sale la plateada Luna
v a ella mis desgracias cuento,
v le suplico que Ileve
mis a y es hasta tu lecho,
v que sirva de testigo
del Ilanto que por ti vierto.
Ella su camino sigue
y sorda siempre la encuentro:
si mis ojos, de cansados,
se entregan tal vez al sueo,
apenas se cierran, cuando
mil tristIsimos eSpectros
la fantasia me presenta.
Turbado, al punto despierto;
te ilamo, v td no me escuchas,
y otra vez al dolor vuelvo.
Cada dia imagino que
tener no puede ya aumento
mi pena, y el dIa siguiente
viene a mostrarme mi yerro.
Esto sufro de tus ojos
ausente, mi Idolo bello;
más iquéi !tan penosa vida
durará por largo tiempo?
siempre de bronce a mis quejas
é inflexible será el Cielo?
no habri para ml desdicha
ni para mi mal remedio?
No, mi Silvia, no Jo temas,
desecha tal pensamiento;
nuestro amor siempre fué puro
y muy casto nuestro afecto.
Dios protege al inocente,
y es padre amoroso 3 , bueno.
irT4 rrLi1i

584
Tendran fin nuestras desgracias
y terminar;i el tormento;
y a la desecha borrasca
sigue siempre un dia sereno:
mas entre tauto, bien mb,
suframos, y procuremos
vencer la, adversa fortuna
con la paciencia y silenclo.

SONETO XXXI

CONTRICION POETICA.

iOh lira, que hasta aqul locos amores


en tus vibrantes cuerdas suspiraste,
y dócil a mis voces me ayudaste
A comprar por un goce mil doloresi
Ya que hiciste armoniosos mis errores
A ml locura seducción prestaste,
herida de otro plectro, dá., en contraste,
con acuerdo mejor, tonos mejores.
Liora de los pasados afios mios
prolongada maldad, crImenes tantos,
y tan multiplicados desvarIos:
De amarga contrición rige los cantos
en que le pida, con acentos pis,
misericordia al Santo de los santos.
585

ODAS ANACREONTICAS.

X.

Ya viejo estás, Dalmiro,


me dicen las muchachas;
yo les respondo: Lindas,
las sefas os engalan.
No veáis en ml cabeza
las rnentirosas canas,
ni si en ml boca huesos
pocos 6 muchos faltan.
Ved sólo que mi pecho
todo es fuego y se abrasa;
que vivaces mis ojos
despiden puras llamas;
que mis miembros se prstan
A bacer cuanto les mandan,
en las festivas bromas,
en las alegres danzas;
que nadie entre los mozos,
me excede, ni me iguala
de amor en la ternura,
viveza y dulces ansias.
Haced, si flO, la prueba:
correspondedme grataS;
veris con experiencia
F-
que como yo nadie ama;
y que ninguno tiene
más juvenil el alma.
586

ODAS PINDARICAS.

El entusiasmo en una noche serena.

Qué ardor, qué ardor me inflama,


que hasta hora ignota llama
circula por mis venas
y un tardo respirar me deja apenas?
Qué soberana y sacra inteligencia
altera de esta suerte ml existencia?
En fuego aliento y vivo,
mas en fuego creativo,
queen formas diferentes
le presenta a mi espIritu los entes,
le infunde elevación sobre si mismo,
semen fecundo de sublime heroIsmo.
El ml cuerpo ha deshecho;
de ese recinto estrecho
del espIritu mb,
donde yacIa cautivo mi albedrIo,
su mano bondadosa me ha librado
y los lazos de unión ha desatado.
Mi vista se mejora
y !cuán otros son hora
los seres a mis ojos!
Vi rosas, miro abrojos;
en sangre humea y en crimenes la tierra
y es podredumbre y males cuanto encierra.
Dejo tan triste suelo,
sublimo el raudo vuelo,
por otros orbes giro
587
y iqué de cosas tan distintas miro!
Salve, región de luz v .paIs hermoso,
y salve td, silencio misterioso.
Mil ardierites fanales,
en masa, desiguales,
pero a cual más hermoso,
van caminando a paso majestuoso,
por espacios hasta hora no medidos
y do mente humanal nunca entendidos.
Y siempre en movimiento
sin parar ni Un momento,
al Sol hacen La corte
Mercurio, Venus, Jupiter, Mavorte,
Saturno con su anillo, y ml! Estrellas,
y la Tierra también con todas ellas.
S(ibditos que domina
y entre ellos él camina
cual hermoso gigante:
fuente perenne de la luz radiante.
ICómo, cOmo el mortal que el crimen ama
no tiembla al ver su Inajestuosa llama!
Y cuáles son las basas
de tan inmensas masas?
!Quién asI las mantiene?
El Eter solameute las sostiene,
y en él cada Astro el curso sigue ledo
ue le señala de su Autor el dedo.
Mas allá, mil fulgores
vibran Astros mavores,
y desde aquI se miran
otros Planetas que en su tomb giran:
al!I Sirio reluce, aIlá el Boyero;
de soles tantos cuál serd el primero?
iDe qué extrafia manera
el pasrno se apodera
de mi todo; flu es mia
iii rijo yo mi frágil fantasia!
588
!En qué profunda y silenciosa calma
se queda absorta y sumergida el alma!
Sacra deidad que has hecho
tu habitación mi pecho
y en él te eliges tempto;
yo absorto y mudo tu poder contemplo,
y, de respeto y de terror transido,
tu majestad venero agradecido.
Mas, Dios grande y velado
que en tan feliz estado
me has puesto, di, iqui6n eres?
qué pretendes de ml? Z dime qué quieres?
Tu soberano fuego puede solo
tornarme de esa suerte, sacro Apolo.
lOhi salve tü mil veces
que asI me favoreces
con tu augusta presencia;
jamás me niegues tu calor é influencia:
sea de mi alzado verso el ejercicio
bar la virtud y maldecir el vicio.

Iv

Al IlustrIsimo Señor Don Fray Ramdn Casaus.

For haber guernado arte de sus poes1as


J intentar quenzar las restanles.
lAy de ml! Voraz fuego
de la cumbre del Pindo se apodera,
y con Impetu ciego
en cenizas La torna toda entera.
Arde el sagrado asiento
de A polo, y humo negro liena el viento.
• • .-. -- - -

589
De las hermanas nueve
el coro yace sumergido en duelo,
se anega en ilanto, y mueve
a compasi6n la tierra y airno cielo;
y en la tiniebla obscura
oculta el numen delio su faz pura.
Decid, qué mano impIa,
sagradas hijas de la fiel memoria,
turbo la melodIa
de nuestros himoos, y os robó la gloria?
Maldad tat en quién cupo?
Y quién la tea fatal empufiar supo?
DélIco Dios, dormIas?
Faltábante las flechas venenosas?
de Dafne en pos corrias,
diciéndole tus cuitas amorosas?
iCOmo, dl, permitiste
incendio tat, ni el Pindo defendiste?
lAyl layl el más querido
de tus sacros atumrios to ha abrasado,
la guerra te ha movido,
la llama a tus tesoros aplicado,
sin olr tu humilde ruego
iMaldita llama, detestable fuegol
Casaus, Casaus, qué has hecho?
Qué infernal furia dirigió tu mano?
Quién agitO tu pecho?
Quién te infundiO designio tan insano?
Furia cruel, no vomites
llamas contra el lenguaje de los Dites.
!Dar at fuego tus versos,
que néctares hibleos muy más suaves,
aun más que cristal tersos,
más sonoros que el trino de las ayes,
las que de ti aprendIan
los cantos con que a Febo recibIan?
Los versos que escucharon
590
del Olimpo los sacros moradores,
absortos, y olvidaron
la ambrosia deliciosa y los amores,
y aun el canto sonoro
que Apolo principiaha en lira de oro?
Versos que adormecieran
al Cerbero, y al reino de la vida
segunda vez volvieran
del Cantor Tracio a la beldad querida,
que si en Tebas sonaran
segunda vez a Tebas fabricaran?
lVersos cuya dulzura
del Ibero las glorias formó un dIa,
que la raza futura
ilena de admiración repetirla,
en mármoles grabara
y en láminas de bronce conservara?
Versos iayl semejantes
triste pábulo son de llama ardiente
de fulgores vibrantes,
y en cenizas se tornan finalmente?
Cuando el fuego aplicaste
Casaus, vate divino, en qué pensaste?
iAh, liamal deja, deja
de proseguir la empresa que acometes;
oye el ruego y la queja
del humano linaje: que respetes
mi voz conseguir pueda
de ese tesoro sacro lo que aun queda.
59'

XIII

AL CUMPLEAOS DE SILVIA

Une graciosamente las doradas


madejas de tu pelo;
déjanos ver las prendas acabadas
que en don te diera el cielo.
No en lagrimas bañada, cual un dIa,
nos muestres tu faz bella:
olvida, Silvia, olvida, Silvia mia,
el cello de tu estrella.
Rebose en gozo tu inocente pecho,
más blanco que la nieve,
ue los reyes de F'ebo no han deshecho-
ni liquida Se mueve.
El rubic padre de la lumbre pura
cubre boy con crines de oro
su espalda sacrosanta, y Ia dulzura
de su castalio coro.
Excita asI, taflendo Ia divina
lira de cuerdas suaves:
y su voz resonando peregrina
te canta en tonos graves.
Dice cOmo de nueva luz circuido
en tu primera aurora
al clima se mostrO, que envanecido
tal prenda en ti atesora.
El cuenta que ]as Diosas inmortales.
te ornaban a podia
con las dotes y prendas celestiales,
suyas, de más valIa.
A los pechos de Venus educada
en su sagrada estancia,
de arrullos de sus a yes regalada,
am

592

pinta el numen tu infancia.


Cuenta cómo creciendo, cual la palma
de un arroyo a la orilla,
gozando siempre de apacible calma,
fué tu beldad sencilla.
Afina más el Dios el instrumento,
y alaba, de una en una,
las prendas relevantes que sin cuento
en ti natura aduna.
Ni omite tus conquistas y despojos:
él ye de mil el Iloro.
tCumntos ayes, causados por tus ojos,
resuena el Iat'id sonoro!
iAh! vive, vive (Apolo terminaba),
de Anáhuac pura gloria,
ni el tiempo raudo por quien todo acaba
destruya tu memoria;
Que descuelle entre todas tu hermosura,
como el ciprés erguido
aventaja de un bosque en la espesura
al árbol más subido:
Vuele siempre sonrisa placentera
en tomb de tu Iabio;
y el pesar congojoso jamás quiera
causarte leve agravio:
Tome la esfera, en su eje sustentada,
y tráigase el momento
que tu alma pura dejar& abastada
de pácido contento;
Cuando por premio de su fe constante,
un yugo duradero
te una con Palemón, tu tierno am.ante,
tu adorador sincero.
Cesó de su eantar el Dios contento;
de más luz ornó el dIa:
todo te alaba, y Palemón, atento,
I todos excedla.
593

ELEGIAS.

I.

A la muerte del Sr. Senador D. José Agustin Paz.


Znieqer vitae, scelerisquc j'urus.
HoRAclo.

pICon que va para siempre nos separa


el golpe flero de alevosa muerte,
que supo herirte sin mostrar la cara!
iCon que de hoy más no he de volver a verte,
F- ml dulce amigo, siempre compafiero
en venturOSa y desgraciada suez-tel
iOh decreto fatal! ioh golpe fiero,
irremediable mal, nunca temido,
y caso para todos lastimero!
lAhi para qué le habréis sobrevivido,
y redoblando el mal que el alma lieva,
os presentáis do quier a mi sentido,
memorias tristes, de su afecto prueba?
No sois para acabarme necesarias;
mi dolor sin vosotras se renueva.
Grata arboleda, que por veces varias
frescor al que ya no es y sombra diste,
y las pláticas suaves y plegarias,
diz-igidas al cielo, nos oIste,
por el bien de una patria idolatrada,
tii me acompafia en mi gemido triste
y al derramar el alma desolada.
lAbl deja, deja ese verdor hojoso,
que resguarda la fruta sazonada,
volar al soplo de Aquilón furioso.
12
594

Tórnate árida más, seca y horrible


que en fines el Invierno congojoSO,
el nido de tus a y es sea visible;
ni estorbes que de Feho el rayo ardiente
seque, abrase, consuma irresistible
las plantas y ganados juntamente.
iOh Paz, mi caro, mi mejor amigo!
!Por qué ha de haber, td muerto, quien aliente
y quien de mal tan grande sea testigo?
Perezca todo en tan aciago dIa,
y acabe presto mi dolor conmigo.
iPatria infelice, cara patria rnIa!
Llanto sin fin y sin consuelo vierte,
pues, tras de tantos males, todavIa
nos reservaba el cielo otro más fuerte,
de indignación en sus tesoros Ilenos:
A un solo golpe nos privó la muerte
del apoyo más firme de los buenos,
de tu defensa, gloria y ornamento;
desvivido por darte dIas serenos
y mitigar tus cuitaS y lamento.
A haher sido variables tus destinos,
ni Paz yaciera sin vital aliento,
y sus esfuerzos sahios y contiflOS
al fin cerraran tus profundas liagas
y sembraran de rosas tus caminos.
ciDónde huyes, caro amigo? nuestras plagas
aumentará tu sempiterna auseiicia:
y por qué nuestro amor con ella pagas?
iCuando está más en riesgo la inocencia
y acrece más la cólera del cielo
nos privas de tu vista y asistencial
Tü fuiste siempre en la afiicción consuelo,
resumen de las cIvicas virtudes,
de patriotismo sin igual modelo.
No, ni la misma muerte hará que mudes
595
ese carácter firme, sin segundo,
que admiró el suelo, de quien va sacudes
el leve polvo que volara inmundo
en tomb, sin manchar esa alma pura,
en tu carrera por el bajo mundo.
Breves, y lienos siempre de amargura
fueron los dIas que abrazará tu historia;
para mayor honor, en cuna oscura
tejidos. No en olvido la mernoria
se hundirl de tus hechos singulares,
y más que el tiempo durará tu gloria.
Hora, virtuoso Paz, libre de azares
pisas el estrellado firmamento;
de luz ornado entre los patrios lares,
tomas el áureo merecido asiento.
cEn qué planeta, caro amigo, moras,
para seguir su raudo movimiento
de cada noche en las pesadas horas,
buscándote con ojo'cuidadoso,
con ansia é inquietud devoradoras?
ITÜ, ya inmutable y siempre venturoso,
y mIseros, sin ti, los mexicanos .... !
Funesto porvenir......Hado espantoso,
depón el fuego y fierro de las manos;
respeta las cenizas de este justo,
y sálvense en su tumba sus hermanos..
Todo es al ojo horror, al pecho susto....
De ti me abrazo, negro mármol frIo,
que cubres nuestro bien y nuestro gusto;
diariamente amoroso el labio mb
en ti se imprimirá; con tiemno lianto
te regaré, y en dulce desvarIo
procuraré bajar del cielo santo
la divina alma que animó esos restos,
inico alivio en desconsuelo tanto.
Labios, a la maldad siempre funestos,
596

yacéis agora cárderios y mudos,


con los candados del silencio puestos:
jamás cerraros los amagos rudos
pudieron del poder entronizado,
ni embotar dardos contra el vicio agudos.
D6 está agora el valor, nunca domado,
y en el riesgo mayor con menos miedo?
D6nde aquel noble espIritu, probado,
inflexible en el bien, encontrar puedo?
D6 la entereza con que adverso caso,
del próspero & la par, reciblas ledo?
Quién a tu heroismo le ha cortado el paso?
iAh lo perdimos todo en un dia solo:
se hundió el astro fulgente en el Ocaso.
Domine oscuridad de uno a otro polo
y al caos antiguo tome la natura.
Deje los huracanes libre Eolo
y todo lo confundan. La tristura
devore cuanto habita so la tierra,
convirtiéndola en vasta sepultura.
Vague feroz el monstruo de la guerra
devastando los pueblos y ciudades
que valle abruman 6 fragosa sierra
y dan abrigo a malos y maldades.
Todo te sea en la muerte compaero:
reine tu huesa en tristes soledades.
Me escuchas aiin, amigo verdadero,
y todavIa de nuestros males curas?
Melancolizan aün tu pecho entero
del hombre los errores y locuras?
De esta patria infeliz que ti'i adorabas,
te conduelen el duelo y amarguras?
Pues .por qué, compasivo, no recabas
del Sér Eterno, en cuyo seno habitas
(feliz eternidad por que anhelabas),
que ponga fin a nuestras duras cuitas,
597
y, cesando tan Ispero castigo,
recuerde sus bondades infinitas?
Hijo de Anáhuac, su mejor amigo
fuiste, durante tu mortal carrera,
terrible a sus contrarios enemigo:
hora de ti mayor servicio espera;
que la divina paz le envies del cielo,
A tanto grave mal cura certera. -
Baje otra vez por ti, baje a este suelo,
teatro de tu virtud y fortaleza,
el amor fraternal que ahuyente el duelo
y endulce de los males la aspereza.
Lo harás. Y mientras duermes venturoso,
honor de la humanal riaturaleza,
en tomb 1. tu sepulcro silencioso
las bellas artes, cuva gloria fuiste,
y que elevó tu genio prodigioso,
se agolpan todas con respeto triste,
suelto el cabello, destrozado el manto
y sacro velo; claman: Ya no existe!
y el rostro inundan con amargo lianto.
Y luego de la patria los conceptos
en mármol graban, por divino encanto,
ejecutando fieles sus preceptos.

Epitaflo.
Del hombre más virtuoso Ia ceniza
aqueste duro mármol cubre avaro,
y aquI de Paz el nombre siempre caro
el lianto de su patria inmortaliza.

Otro.
Siempre opuso at peligro pecho inerme;
jamás de la virtud dejó el sendero.
No sigas adelante, pasajero,
sin acatar at justo que aquI duerme.
598

ODAS RELIGIOSAS.

VIII.

A San Vicente de Paul.

Baje rápido rayo y pulverice


los mármoles y bronces embusteros
en que el necio eternice
venganzas, odios, iras de guerreros,
que humanidad maldice;
y Noto esparza el polvo de manera
que un átomo jamás a otro se adhiera.

Heroes los llama adulación mezquina,


en la que se trasforma torpe miedo,
siendo de ira divina
el terrible instrumento, fuerte dedo
que ileva la ruina
adonde el crimen y humanal demencia
al fin de Dios cansaron la clemencia.

Fieras son y serán devastadoras


que al estallido del caón y al tajo
de espadas cortadoras,
siglos de afán, sudores y trabajo
desparecen en horas;
y en escombros y vastas soledades
transforman muros, templos y ciudades.

AsI safia infantil derriba el nido


que al diligente avión costó mil vuelos:
festéjalo esparcido
599
en miseros fragmentos por los suelos:
ne del ave al gemido,
v al verla cómo ronda el yermo techo
donde estaban su prole, casa y lecho.

El infInito Sér no se complace


en arruinar las obras de sus inanos.
Cuando ostentar le place
de su poder la fuerza v los arcanos,
hechuras no deshace,
mas, Ilamando a Ia nada, ser Ia ordena,
y la creación de vida v bienes Ilena.

No es de Jehová la imagen verdadera


el hombre causador de pena y ilanto,
que en faz dura y severa
ye de los otros hombres el quebranto,
sino el que vida entera
consagra a remed jar ajenos males,
venturosos haciendo a sus iguales.

Venid, pueblos, a ver; y en, mundo entero,


de Ia inmensa bondad la imagen bella,
el tipo de un guerrero
solo digno de amor; pues por la huella
del divino Cordero,
ataca, vence, y en destruir se afana
las formas mil de la miseria humana.

No so el cañdn que entraña muerte 3 , Iloro,


6 banderas con sangre salpicadas,
mas de purIsimo oro
y de luz, dentro de orlas fabricadas,
leerán, en almo coro,
los arcángeles y hombres juntamente,
el siempre dulce nombre de Vicente.
600
De caridad empuña el estandarte,
y las huestes seráficas convoca
de Pu y , glorioso Marte;
y desplegando la divina boca,
el fuego celestial con ellas parte:
el maE perseguir juran incansables
donde quiera que encuentren miserables.

Fieras, más que las fieras alimafias,


blandas al crimen y a su fruto duras.
De inflexibles entrañas,
para quienes de madre las ternuras
del todo son extrañas;
abandonad, infames delincuentes,
del delito los frutos inocentes.

Si el seno maternal les niega abrigo


y los entrega en brazos de la muerte,
los llevará consigo
Vicente, a brazos de un amor m&s fuerte,
donde calor amigo,
alimento hallarAn, dulce terneza,
gue reemplace La barbara fiereza.

Una generación que ya perdida


y al Limbo destinada crela el suelo,
crece en vigor y vida:
A Ia patria, del héroe por el celo,
y al cielo restituida;
y será gloria de ambos algün dIa
la que de vientre a tumba pasaria.

Tristes suspiros, ayes y quejidos,


nuncios del padecer, müsica horrible,
suenan ya en los oIdos
de los hijos de Paul, del invencible,
que yen apercibidos
6o x
contra del hombre, en escuadrones ciento,.
hambres, enfermedad, males sin cuento.

c Soldados de la eterna Providencia.


A ellos, süs, sin temor, clama Vicente.
Salvemos la existencia,
6 endulcemos la suerte del paciente.
La divina clemencia
sostendrá nuestro brazo en los combates
y a nuestro esfuerzo añadirá quilates.'

Di, y ataca en el instante inismo.


Allá. fabrican vastos hospitales,
A donde el cristianismo
Ileva vigilias, dones y caudales,
sin nombre ni guarismo,
hospicios acullá brotan del suelo:
do quier abrigos al humano duelo.

La hambre, de ojos hundidos, macilenta,


abrigadora madre de mil vicios,
no bien Vicente ostenta
su mano, manantial de beneficios,
que el cielo siempre aumenta,
suelta las presas que afianzó rabiosa
y acoge la abundancia cariñosa.

El arrimo de manos virginales


que aplican vida donde habla dolencia,
ceden luego los males
y de las Parcas la dañina influencia,
con vistas celestiales
A los que han de morir asi consuelan,
que en calma expiran, y al EmpIreo vuelan.

A la vista del águila altanera,


cabe el Sol, en sus alas sostenida,
602

en vano, en vano espera


ocultarse la presa apetecida:
A ella vendrá ligera.
Vicente, asI, descubre la miseria
do quier, y la hace de su afán materia.

Hijo del Dios de amor, representaste


su inefablebondad sobre la tierra,
donde siempre triunfaste
de los males que al hombre hacen la guerra:
A tus hijos dejaste
tu ardiente caridad; y desde el cielo
de enviar no cesas bienes v consuelo.

ODAS FILOSOFICAS.

I.

A la Luna en tiempo de discordias civiles.

ICon qué silencio y majestad caminas


por miles de luceros cortejada,
si'ibditos que dominas,
ornato augusto de la noche helada!
Ellos acatan tu beldad fulgente
desque en carro de nácar y de plata
asoma en el Oriente,
consuelo al triste 'v al virtuoso grata;
-

603
y extátiCos te siguen por la inmensa
bóveda del santuario del Eterno,
do la oración intensa
del justo perseguido escucha tierno.

Con ellos te saludo, almo destello


de la luz perennal, fija la mente
y ojo absorto en tu cuello,
yen esa ebárnea majestuosa frente,

de donde luz gratIsirna difundes


por la inmensa creación desfallecida,
con que sopor le infundes,
seguro germen de repuesta vida.

A tu argentada luz sus presas cede


que otra vez le arrancó, mal de su grado,
voz que todo 10 puede,
y pensaba engullir el menguado.

Duermen los montes, y en sus grutas hondai


duermen los vientos y el horrible trueno;
duermen del mar las ondas,
y Leviatán, 37 monstruos de su seno.

Hace pausa la vida de los seres


que engrandecen al orbe; tu beleflo
embarga sus poderes
con ligaduras de apacible sueflo.

Alto silencio, interruinpido apenas


por pids del gamo que ni toca el suelo,
' ]as hojas serenas
recorriendo Favonio en blando vuelo,

salud, oh don de la triforme diosa,


que desciendes al pecho trabajado
604

en vida congojosa,
nido revuelto del mortal cuidado,

del temer y esperar sin fin ni tino,


y de all lanzas el aciago susto;
pues ya el nectar divino
de la quietud a. tu presencia gusto!

Ti avanzas ioh belleza majestuosal


recorriendo la bóveda azulada,
ufana, cual Ia esposa
que del lecho nupcial sale adornada.

Te rinden homenaje cielo y tierra;


y la sombra huye sin saber adonde:
ya tras fragosa sierra,
ya en la lejana nube se te esconde,

plegando el manto más y más, medrosa;


mas tü incansable, en sólita carrera,
por siempre victoriosa,
no le das tregua y Ianzas de doquiera.

Todo es calma y duizor. cY el hombre..? iOh,


Huye veloz del tachonado cielo; [Lunal
tu luz le es importuna:
y a. la maldad consagra su desvelo.

No alumbres, no, los crimenes atroces


que unos contra otros sin cesar maquinan:
mutuamente feroces,
al dolor y a. ]a muerte se destinan.

o vIctimas 6 cómplices furiosos.


busca tan sóIo el hombre en sus her riianos.
Con ojos sanguinosos
en el vaar amenazante insános.
605
Ora ioh dolorl en bórridas reuniones,
astutos para el mal, el mal sazonan;
preparan combustiones,
amasan el penar, y más se enconan.

Alil Ia seducción la venda teje


que del incauto oprimirá los ojos.
Y inirar no le deje
sino fantasmas, ocasión de enojos.

La atroz calumnia, el venenoso aliento,


y los densos vapores de aill lanza
contra famas sin cuento,
y mancilla y marchita cuanto alcanza.

En grupos parten desconfianza y celos,


y las discordias en su pos siguieran:
padres, hijos, ahuelos,
romperán lazos que antes los unieran.

No habrá mérito ya, virtud segura;


todo se ataca, todo se atropella
con mano y lengua impura.
Impudente maldad todo lo huella.

La patria del placer y la abundancia


ya es del horror y crImenes guarida,
y tenebrosa estancia
donde la rabia carnicera anida.

IY es a tu nombre, oh patria idolatrada,


que los malvados fraguan tantos dafios,
con los que destrozada
aparezcas, é infame a Los extrai'ios!

!Qué mal has hecho a tus rabiosos hijos


que asI desgarran el materrio seno,
6o6
y solo en dallar fijos,
gustado apenas, les hastla lo bueno....?

Las antiguas heridas aCm gotean,


!y abrirte quieren nuevas, insanables,
los que amarte vocean,
hipOcritas, perversos, detestables

iQud porvenir te labran tan funesto


y tan discorde de tu bella aurora....!
Dob1ará el cuello enbiesto
la que del orbe se verIa señora . . . ?

iPaz, dulce paz, de nuestro triste suelo


para nunca volver te habrás marchado;
y el fervoroso anhelo
del patriota veraz será frustrado?

No ha de haber ya justicia so la tierra,


ni quien vindique hollados sus derechos?
siempre amagos de guerra
mantendrán yermos nuestros caros lechos?

Si asi ha de ser ioh Lunal cede el puesto,


y haz a! Ocaso de tu luinbre dueüo:
fine mi vida presto;
cierre mis ojos el eterno sueño.
607

ODAS HEROICAS

III

A la heroica salida del Benemérito General Jos


Maria Morelos por entre el ejdrcito sitiador
de Cuautla Amilpas.

Insólito calor mi pecho inflama:


siento en el alma desusado brio:
con imperiosa voz la cara patria
cantar me manda sus heroicos hijos,
y el divino valor, y el arte sumo
con que a sus sanguinarios enemigos
en lid tan desigual vencer supieron,
legando asombro a los futuros siglos.
Sombras amigas, tenebrosa noche,
madre del sueño y del sabroso olvido,
que la creación reparas descaecida,
y eres a la fatiga ünico aliviol
ICuando aun los tigres y alimaflas yacen,
bajo tu cetro de ébano, adormidos,
el hombre solo, con el ojo atento'
persigue al hombre, ni el menor resquicio
de esperanza y de bien dejarle quieren
su mortal rabia y odio vengativol
lOh noche! torna los brillantes ojos
al desolado Anáhuac, mira el sitio
do un puñado de bravos irivencibles
resiste del Averno el poderlo;
cansa miles de crueles, y supera
su furor, sus ardides y sus tiros,
6o8

superior a la muerte, que en mil formas


le presentan el tiempo y su enemigo;
sin dejarle momento de descanso,
ni entre ignominia 6 muerte algün partido.
Qué, se rindieron ya? La peste acaso....
la hambre.... la sed, y el ni'imero infinito
de balas y de males que contra ellos,
setenta dIas, y más, han dirigido
la encruelecida suerte y atroz bando
de viles y pagados asesinos,
hundieron la esperanza de La patria,
su ünico apoyo, en el sepuicro frio?
Alto silencio en los espesos bosques;
alto en los montes, en el valle y rio;
hasta los vientos el aliento enfrenan;
nada se mueve, nada, Ioh cans antiguol
El genio del pavor, en negra nube,
sobre los labios puesto el dedo frIo,
abre los ojos rnas y más, y en vano
busca cuerpo en las sombras, 6 algin ruido
su atenta oreja, que otro no percibe
que de su pecho el desigual latido.
lAy de Morelosi lay de la aguerrida
gente, que en mil encuentros sostenidos
de honor Ilenaron a la cara patria,
su sien ornando del laurel divino!
Cuautla termina sus heroicas vidas;
Cuautla sepulta su valor invicto.
Jübilo cuánto para el bando opuesto!
iCuánto placer a su feroz caudillo!
Ellos locos dirán: "No se rindieron,
mas de nuestro valor vIctima ban sido".
No asi, no asi, mil bocas infernales
con espantable horrIsono estallido,
lanzan a un tiempo silbadoras balas,
el valle atruenan con letales ruidos,
y con pálidas luces sucesivas
609
más borrorosos tornan los sombrIos.
iOh loco delirar, vana soberbia,
que el patriótico esfuerzo has cornbatido,
y con inmunda boca saboreabas
de antemano sus ültimos residuos!
Mira al héroe de Anáhuac y a sus huestes,
mayores más en el ma yor peligro;
jamás domados, y medrosos nunca,
con orden marchan, y Mavorte mismo
al héroe lieva de la diestra mano,
y gula a Los suyos con potente auxilio.
cDó Las trincheras en que tanto fiabas
y los aprestos del porfiado sitio?
Qué te valieron las espesas bandas
de fanáticos crueles y malignos,
que una vez y otras, derrotadas antes,
aun te eran compafleras en delirio?
Ni posible siquiera imaginaron
tan heroico valor y alto designio.
Por donde más el enemigo, astuto,
habIa agregado estorbos exquisitos,
al arte fatigando, y a los suyos,
y puesto de sus tropas lo escogido,
por allI rompe el héroe valeroso
y dá a sus gentes cómodo camino.
En vano, en vano perseguirlo quieren,
-6 perturbar la marcha que ha emprendido,
por buscar sólo a su querida gente
contra la hambre y la peste grato asilo.
iAy del que osado se acercare Un tanto!
iAy de los mas resueltos y atrevidos!
La muerte encuentran infaliblemente,
de nuestros heroes en los duros fibs;
y cual los gozques que al mastIn persiguen,
si A ellos torna una vez, despavoridos
toman la huida, y aun a gran distancia
-del can robusto temen los colmillos;
'3
610

asi medrosos, tras de intentos caros,


se tornen los realistas confundidos.
eSalve mil veces, noche venturosa,
que al héroe diste saludable abrigo!
Gózate ioh patrial de los heroes cuna,
viendo ya salvos a los más queridos:
boy tu sien orna su mayor hazaa,
en su loor suenen inmortales himnos.

VI.

A la derrota del Ejército Espaol que invadi6


el Territorlo de los Estados Unidos
Mexicanos.

Old los acentos de mi acorde lira,


mortales acuitados,
old, naciones, los tonos que me inspira,
proféticos y aizados,
el numen Delio que el futuro mira.
Con violentos latidos 61 levanta
y hace agitar mi pecho, en I uegovivo:
nuevos seres percibo:
leda y segura asiéntase ml planta
en ctros firmamentos.
i Silencio, humanos, escuchad atentos I

Ocho veces de augusta cabellera


el majestuoso Ajusco
blancas, brumosas nieves sacudiera,
restos de Invierno brusco,
y otras tantas la dulce Primavera
con su verdor y rosas la engalana,
desde que (roto el yugo y las cadenas,
611

que de afios tres centenas,


puso a la amable gente mexicana
hera Espai'a opresora)
era ella libre y de su hogar senora.

Un ruido pavoroso se o ye, en tanto,


en las tumbas que auri riega
Ia gran Tenoxtitlán con triste lianto;
la parca nos entrega
nuestros pasados hroes; ibrillo cuánto
Y cuánta majestad sus rostros tienent
Ellos hacia la playa se encaminan;
desde aill vaticinan,
de los tiranos que sulcando vienen
]as olas, satisfechos,
los hados tristes, nuestros claros hechos.

Venid, dicen, antiguos opresores;


Ilegad presto, confiados,
soñándoos otra vez dominadores
de aztecas maihadados,
y engrosar con su pan y sus sudores.
Venid rabiosos como bambrientos canes,
que el tiempo paso ya de la clemencia,
y nuestra descendencia
dejará ahora vengados nuestros manes;
y de pelear su ensayo
será arruinar la estirpe de Pelayo.

TA, de Zenipoala honor y pura lumbre,


levanta, corre, apura,
pasa volando la fragosa cumbre,
recorre la lianura;
ya de iberos inmensa muchedumbre
vomita en nuestras playas el Oceano,
ya profana su pie nuestras arenas:
oye, oye las cadenas
612

que echar quieren de nuevo at mexicano:


ya crujen sus cafiones;
ya rechinan los dientes sus legiones.

A un lado traen a la feroz venganza;


A otro un espectro horrible
que asqueroso y dificil huelgo lanza;
cuyo ver es terrible,
sin fijarse jamás en cuanto alcanza:
roe sus entrañas inmortal gusano,
y a todo el orbe dominar anhela,
y nada le consuela
mientras no logra su designio insano;
y sus saltados ojos
van tras la gloria vomitando enojos.

La Meguera infernal es quien preside


los consejos de muerte
que forman contra nos; pero decide
el Cielo de otra suerte,
y su designio y nuestro mat impide.
A la demencia levantando altares,
su perdición ante ella decretaron,
Si la nuestra juraron.
Pocos repasarán los hondos mares
y serán recibidos
de huérfanos y viudas con gemidos.

Ora to habréis con /ibr's mexicanos,


con beroes singulares
que ya, blandiendo el hierro en duras manos,
por su patria y hogares,
harán morder el polvo a los tiranos.
Ya, ya atrás deja la elevada sierra,
y at mismo tiempo en ligereza iguala
el campe6n de Zempoala,
y el divino Terán. Os hacen guerra,
613
a los dioses iguales,
con ellos, mil aztecas inmortales.

No hay, no, tornar los ojos pavoridos


a los yermos bajeles,
de la empresa ya tarde arrepentidos:
apuraréis las hieles
que imaginábais dar a los vencidos.
Aquesos fosos que zanjáis profundos
ya se Ilenan de cuerpos palpitantes,
que Jos nuestros, triunfantes,
con denuedo despeian, moribundos,
de las altas triricheras,
para ser pasta de nocturnas fieras

El suelo reterublando se estremece:


la muerte en mil figuras
lo tala todo. Envuelto desparece
de humo en nuhes impuras
el almo Sol, y la tiniebla crece:
de sangre humana cübrese la tierra,
y el Pánuco enrojece. Fascinada
esa horda, con la espada
en la mano, su infamia y males cierra.
lAy del que imperio ensaya,
que aun insepulto quedará en la playa!

Nada resiste al Impetu y bravura


de los claros campeones,
cuya paciencia el español apura.
De los hispanos leones
no hay ya temer la horrible deritadura,
ni que, de hay más, atruenen con rugido
el quieto valle y monte silencioso:
su furor orgulloso
fué, para siempre, en Pánuco vencido,
614
y at mundo, con su muerte,
prueban que es invariable nuestra suerte.

Salud, hijos, salud, una campaa


purgó de hidras el suelo
escarmentando I la caduca Espafta,
que, a costa de su duelo,
de su loca ambición se desengaüa;
y en vez del nuevo imperio suspirado,
ye bajar sus legiones at abismo,
A impulso de heroIsmo,
cual enorme peñasco desquiciado,
que, con sonido horrendo,
va por lóbregos senos descendiendo.

Y td, progenie de los dioses cara,


claro Santa-Anna, vive,
sostén de un pueblo, que por prenda rara
del cielo te recibe,
y que, mat grado de la envidia avara
hará que triunfes de enemiga suerte;
vive: los grandes hechos que algün dia
atOnito aplaudla
el orbe, borrarl tu brazo fuerte;
no tendri igual tu gloria,
y no ajarIn los siglos tu memoria.

Ni la tuya, TerIn, hijo querido


de Minerva y de Marte,
probarI nunca ci polvo del olvido:
la patria ha de ilamarte
de sus Lares el más esclarecido:
y cuando peinen la nevada cana
en plIcida quietud nuestros ancianos,
y endurezca sus manos
en la labor, Ia juventud lozana,
- -

615

dirán sus cantilenas


que td los libertaste de cadenas.

No bien Hercules nace, y ya triunfante,


desde la misma cuna,
con las sierpes jugó, con que arrogante
La envidia lo irfiportuna;
áselas de los cuellos el infante;
ellas se enroscan en su brazo fuerte,
por deslizarse luchari, y 61, risueo,
ye el inátil empeIlo
con que pretenden evitar la muerte:
seguro Las provoca,
y cansado del juego las sofoca.

A Jiipiter asI, tropa salvaje.


de raza gigantea,
negó el debido culto y homenaje:
provócalo a pelea,
y afiade insultos al primer ultraje:
Los elevados montes desquiciaron;
Los yen los dioses, con pavor y asombro,
que, cual arista, al hombro
asI los lievan: fieros hacinaron
uno sobre otro, y luego
van el cielo a talar a sangre y fuego.

Ya en el alcázar soberano suenan


las blasfemias atroces,
y las deidades de temor se ilenan:
de huIr tratan veloces;
con el miedo sus mentes se enajenan;
solo el potente Jupiter, sereno,
Los ye subir en loco desatino,
arma el brazo divino,
y airado lanza el retumbante trueno.
616
Donde están? que se hicieron?
Horrorosos abismos to cubrieron.

Torna at momento La quietud pasada.


y con almos cantares
resuena toda La mansion sagrada,
en bores singulares
de la augusta deidad, nuncaultrajada
impunemente, que del alto cielo
gobierna, y la abundancia y luz envia,
y la pura alegrIa,
otra vez al cuitado mustlo suelo.
He aqul, inmortal Santa-Anna
tu historia, y de La gentemexicana.

Cual si otra vez oyera el caos osc'uro


la voz omnipotente,
asi arde el So!, en nuevo fulgor puro,
y asi vegeta y siente
el sér, y en formas mil vaga seguro.
Qué es el horrendo crimen denegrido?
elLa envidia venenosa dO se oculta?
En que pechos abulta
el ajeno !evIsimo descuido?
Soberbia dO descue!!a?
COmo ya at infeliz audaz no huella?
$
Dó en traje envuelta, sucio y andrajoso
la sedienta avaricia,
con oldo siempre abierto y cuidadoso,
se desvive y malicia
hasta del ruido que hace en el hojoso
árhol vecino, !a aura leve y frIa;
retiembla, se imagina ver saqueado
su tesoro adorado?
.WO el adulterio, y la traiciOn impia

4
617
:ara? dónde
-- os tImida se esconde?

A la par todos yacen aherrojados

I. como leones furiosos,


en Jos senoS del Orco retirados,
donde en vano rabiosos
mordieflb0 están sus bierros redoblados.
Aura serefla Mxico respira.
No hay males ya, las cuitas terminaron.
En su hogar se sentaron
del AnáhuaC los fuertes; lcuál admira
su paternal gobierno,
quin de la patria el bienestar eterno!

iOh triunfol lob de Septiembre onceno dIal.


No numen lisonjero
turba boy la acalorada fantasia.
Al siglo venidero
de asombro llenarás, lob patria mIa!
de libertad asilo, de hroes cuna,
que as1 sobre naciones te sublimas,
y alejas de tus climas
la chusma de opresores importuna.
Serás, de boy, respetada,
y tu amistad con ansia codiciada.
•..

FRANCISCO ORTEGA

Hijo de Don José Ortega y de Dona Gertrudis Martinez Nava-


rro, y descendiente de la farnilia de los condes del Valle de Oplo-
ca, naciO Francisco Luis Ortega en Mexico el 13 de Abril de
1793. Huérfano de padres desde la infancia, le recogiO su padrino
el CanOnigo Dr. D. José Nicolás Maniau, ponidndole al cuidado de
una dama culta y aficionada a las letras, Dofia Marauela Arm-
dero.
En el Seminario Palafoxiano de Puebla cursO latin y filosofia, y
comenzó a estudiar ambos Derechos. Mientras tanto, trabajaba
para contribuir a su subsistencia; comenzaba a ocuparse en labo-
res de literatura, y hasta fundO una asociocjOn literaria de jO-
venes.
Pasó a Mexico en 1814, concluyO el estudio del derecho canóni-
•co, e hizo práctica de abogado en el despacho del Lie. Don Ma-
nuel de la Pefla y Pefia: no liege, sin embargo, a completar la
.carrera. Pronto se dió a conocer literarjamente en Mexico: obtuvo
premio en el certamen celebrado en x8i6 en honor de los Jesul-
tas; además, tomO parte en las tertulias del Dr. D. Luis Montafia,
donde fué premiado en concurso su poema sobre La Venida del
.Espiritu Santo (el cual se publicO en El .Voticioso General, el
26 de Mayo de 1817, con la firma F Argote: es distinto del que
con el mismo tItulo incluyd entre sus Poeslas, publicado en el
mismo iVoticioso el 31 de Mayo de 1819).
En 1816 entrO como meritorio en la Casa de Moneda; al afalo si-
guiente foe ya amanuense de la escribanla; en iSig, empleado de
la fund iciOn de la misma Casa, y por ültimo guardavista. Abando-
nO este empleo cuando fué electo diputado al primer Congreso
Nacional, en 1822: en esta Asamblea se opuso al proyecto de im-
.perio de Iturbide. Desde Octubre de 1824 hasta 1833 desempeflO la
prefectura de Tulancingo, donde estableciO la estadfstica del distrito.
En 1830, 31 y 32 Tue electo diputado, suplente primero y despuOs
1•
620

propietario. A la Legislatura del Estado de Mexico. En 1833 fué


nombrado subdirector del Instituto de Ciencias ldeologicas y Hu-
manidades, establecido en Mexico segün el plan de estudios de
aquel aflo, y tuvo a su cargo la cátedra de Ideoiogf a. Suprimido en
1835 ci estabiecimiento, Ortega fué nombrado teniente de fiel en
la Casa de Moneda; en 1S36 pasd como oficial de correspondencia
A la Administración general de Contribucionesdirectas. donde as-
cendid bien pronto a Contador. En 1837 y iS38 ahandond ci em-
pleo para ocupar el puesto de senador. En 1840 pasó como jefe de
la Sección de Contribuciones directas a la Aduana, a la cual se
habla agregado Ia Administración antes mencionada. Cuando ci
gobierno tomó a su cargo la Renta del Tabaco, se nombró a Orte-
ga presidente de la Comisión encargada de recibir las existencias,
y en 1842 se le desiguo como contador de la Administración prin-
cipal del ramo. Desempe6 este cargo hasta 1848, año en que la
Renta del Tabaco volvió a pasar de manos del gobierno a par-
ticulares.
Forrnd parte de la Junta legisladora que redactO la Constitucidl?
de 1843, y se Ic eligiO diputado al Congreso Nacionai para ci pe-
rfodo inmediato.
En 1 4 8 fud miembro de la Comisión de estadfstica rnilitar en-
cargada de Ia formaciOn del Diccionario geográfico de la Repdbli-
ca Mexicana, pero su estado de salud le irnpidid trabajar gran cosa
en ci proyecto. Muri6 poco después, ci it de Marzo de 1849, err
Mexico.
Ortega colabord en El Frdc!rallsta, El J?rformador v La C)/'o-
.cición; escribid diversos trabajos sabre asuntos de actualidad, ta-
les como una Disertacidn sobre los bienes cclesidsticos. para un
concurso abierto por las autoridades de Zacatecas. y Ia disertaciOn
sabre la embriaguex, premiada en 1845 en ci concurso abierto por
D. Francisco Fagoaga con ayuda del Ateneo Mexicano. Escribió
además un apCndice a la Ilistoria de 4lIéxico del P. Veytia; un
drama patriOtico con pasajes para mdsica, 1iéxico libr', estrena-
do en 1821 é impreso entre sus Foeslas; el drama de asunto mdi-
gena Cacama/zin v la comedia Los mislerios de la imJr?s1a,
inconciusa: ambas obras quedaron inéditas, lo mismo que la ver-
sidn de la Rosmu?zda de Alfieri. Su casa, durante los ditintos
años de su vida. fuC centro de tertulias literarias. Además. instaid
en ella (nümero 2 de la calle de las Escalerillas) una irnprenta cu-
ya direcciôn puso a cargo de Juan Ojeda.
Contrajo matrimonio con Doña Maria Josefa del Villar. Dr su&
hijos, uno, Eulaiio, fué abogado de fama; otros dos, Aniceto y
Francisco, medicos distinguidos.
621

BIBLIOGRAFIA:
11/s/or/a antigua de J1 v/co. Eser i/a jsor ci Lie. Don .31a-
riano Veytia. La publica con var/as no/as ci C. F. Ortega.
rIéxico, imprenta a cargo de Juan Ojeda, 1836. 3 vols. [El apén-
dice de Ortega Ocupa las páginas 223 a 427 del tercer volumen.]
Poeslas. Mxico, imp. por Ojeda, 1839.
prosodia esarioia ax/rae/ada de las ieee/ones de Don Ma-
riano José Sic/i/a, con var/as modificaciones y adiciones, y
tiles/a en verso ara Ia Escuela Fzibiica de Tulancingo, Mdxi-
co, librerIa del Portal de Mercaderes nüm. 7, 1843.
M('mor,a sobre los mcdios de desterrar la cmbriaguez, 2Sre
sn/cida en 30 c/c Abril c/c :846, y jremiada en ci concurso
abieitO po p, con voccitoria del Atenco ilfcxicano c/c :6 c/a No-
vjem. bre c/c 1843 y 2sromozfido to;- ci sci7or Don Francisco Fa-
goagcl. Mexico, imprenta de I. Cumplido, 1847.
CONSULTAR: Marcos Arróniz, jlZanua c/c biografla Mcxi-
cana, articulo Ortega; Z)iccionario c/c izistoria ygeografici,
Mexico, 1853-1856, artIculo Ortega (excelente biografia por E.
jZ. O.—Eulalio M. Ortega—); Francisco Sosa, ilfexicanos c/is/in-
guidos, artIculos Francisco Ortega y An/edo Ortega; Francis-
co Pimentel, 11/s/or/a en//ca c/c la poesia en Alex/c,, cap. XII.
Ortega; Ricardo Ortega y Perez Gallardo, His/op-/a gencalógica
c/c lasfarni/zas mds an/iguas c/c Mexico, Mexico, 1908-10, tO-
mo II, Condado c/el Valle c/c Opioca: M. Mendndez y Pelayo.
prologo a la Anto/ogia de toe/as /zisanoamcr/canos, tomo I,
páginas XCVI a XCVIII: Guillermo Prieto, iWemorias c/c mis
tiempos, págs. 125 y 126.

ICONOGRAFIA:
En vida de Don Francisco Ortega, hacia I830, Se hizo Un ret rato
suyo, relieve en cera, que posee actualrnente su nieto el Lic. D.
José Ortega y Fonseca.
Al morir el poeta, se tomó su mascarilla, y sirviéndose de ella
se hicieron dos bustos conservados hoy por sus nietos Don José y
Don Francisco Ortega y Fonseca, y un óleo, pintado por Inchau-
i-ri; este óleo, que existe en poder de D. Ricardo Ortega y
Perez Gallardo, nieto también del poeta, fuè reproducido, en li-
tograffa, en la Ilistoria c/c iá toesia. en jlléxico de Pimentel,
edición de 1885.
P. H. U.
622

LOS OJOS DE DELIA.

ODA IV.

Pastor, escüchame antes


que vayas a la aldea,
que quiero como amigo
hacerte una advertencia:
verás enajenado
mil bellas zagalejas,
más frescas que las rosas,
más blancas que azucenas,
que, entre bailes festivos,
amorosas contiendas
y sencillos cantares,
bulliciosas se alegran.
Entre tanta zagala
verã,s una muy bella,
de ojos negros, vivaces,
y que se llama Delia.
Guarte layl de sus miradas
que en sus ojos se alberga
el hijuelo maligno
de Venus Citerea.

ODA V.

Una mañana alegre


en el florido valle
con ardor altercaban
los discretos zagales.
Yo, que de allI no lejos,
con mi rabel suave
623
entonaba amoroso
mis sencillos cantares,
curioso entre la z-ueda
al punto jul a. mezclarme.
Los bellos ojos eran
la causa del debate.
Oh, qué asunto tan bello
para mi pecho amantel
Aqueste solamente
los azules aplaude;
aquél dice: 1os negros
son los que más me placen;.
por los pardos el uno
expone su dictamen;
otro resuelto afirma
que todos son iguales
y que el color no influye
en su mayor realce.
El corro se enardece,
y cada uno hace alarde
de su sentir, diciendo
que es el más razonable.
Cuando improvisamente
del bosque Delia sale,
do se hallaba dormida
A la sombra de un sauce.
A todos los deslumbra
con sus ojos brillantes,
y la confusa gresca
se suspende al instante;
pues consiguió la bella
que con su vista amable
la cuestión decidida
por los negros quedase.
624

EN LA INSTALACION DE LA DIPUTACION PRO-


VINCIAL DE MEXICO, EL AO DE 1820.

Aizad, alzad de frente, Mexicanos,


en el polvo sumida,
y con ojos ufanos
inirad cómo ya goza
nuestra patria infeliz salud y vida.
Himnos, loor a Apodaca (i) que acatando
la augusta ley, y plácido escuchando
nuestro voto anheloso, dijo: 'Sea
c ia mexicana próvida asambLea.
El ecosonoroso
difündese do quier, y es repetido
en la villa, en el pueblo reducido,
en la cabana y en el monte umbroso,
en la selva y el ilano,
y en las playas también del Oceano.
Oyólo con pavor, tembló en su asiento
el déspota inhumano,
qne hartado ya de sangre, mas sediento
del oro engafiador, altivo y fiero
ha hollado La justicia,
y ni aun del nudo y simple ganadero
el mIsero alimento
contentar ha podido su avaricia.
Oyólo triste el exactor malvado (2)
que con igual comps del rico y pobre

[x] Lo mereció porque no hizo caso de los que le aconsejaban


que suspendiese la ereccidn de la Diputaciôn Provincial.
Véanse Las atribuciones que el articulo 335 de la Constitu-
ción Espafiola concedla a las Diputaciones provinciaies, en espe-
cial la i, 5, y lo, an que están recopilados los beneficios que de-
ban procurar a los pueblos, y a los cuales se alude en esta pieza.
625
los haberes media,
y al artista y al prócer ha adunado;
y con mustio semblante
mira el trabajo y afanar futuro
que le aguarda, si quiere en adelante
vivir de infamia y de baldón seguro.
Mientras el labrador corre ligero
al yermo campo que dejado habIa,
y al ver lucir tan suspirado dia
lo saluda y bendice placentero.
Libre ya de La safla
de visires tiránicos, cultiva
y coge el fruto de Ia verde oliva,
de la vid tierna ' la jugosa caña.
No teme el oaxaquefio
que se aproveche La codicia insana
del afarioso empeño
con que curó de la purpürea grana.
Ni el minero acuitado
mira el antro profundo
do el precioso metal se halla encerrado
de tu penar origen, nuevo mundo.
Nada le asusta ya: nada le aterra:
al hondo abismo impávido se arroja,
y arranca los tesoros
que en sus entrafias ocultó la tierra.
Y escüchanse a la par alegres coros
de jóvenes lozanos,
que, ceflidos que mirtos y de rosas,
tal entonan mil cánticos sonoros:

c IOh sin igual ventura


que nuestros padres nunca conocieron,
nuestros esciavos padres que vivieron
sumidos en la pena y la amargural
Ya de Las ciencias en el campo extenso
•nuestro espIritu audaz podth espaciarse,
626

y aligero lanzarse
hacia el dter inmenso,
y, de Newton a par, las luces be1las
medir del sol. la luna y las estrellas.
EL mar amenazante arrostraremos,
y con naves ligeras
correremos las costas extranjeraS,
y de frutos cargados tornaremos.
Veremos los lugares
do nace y muere el rutilante Apolo.
He aqul de vuestros padres Los hogares,
nos dirá el castellano:
podremos visitar el yerto polo,
y también abrazar al libre habano.
No temerá la vista
del anglo, ni del bátavo industrioso
el mexicano artista;
y su nombre, boy obscuro, y humildosor
al desdn 6 al olvido condenado
de La Europa altanera,
veráse respetado
y en prez tenido par La Europa entera.
lOb sin igual ventura
que nuestros padres nunca conocieron,-
nuestros esclavos padres que vivieroa
sumidos en La pena y La amargura!

No los oyes alzar, cara asamblea,.


tus bores al cielo,
llamándote su gloria y su consuelo,
pidiendo que tu nombre eterno sea?
A su voz el tirano Despotismo
que ye frenado ya su orgullo fiero,
huye despavorido al hondo abismo,.
do su fatal mansion tuvo primero;
y el ciudadano honrado,
de gozo puro y confianza lieno,
•1-.

627
se ye en el duke seno
de Ia felice patria recostado:
a la fatiga dura se compone,
ferviente anhela ya por ativiarla,
y prestarle su ayuda,
a sus cargas el hombro ya dispone:
no llegará jamás a abandonarla,
que impávido desde boy firme la escuda:

Y tü, que corres por la selva errante (I),


buscando con presura
al almo numen que del alto cielo
te aterra con el rayo fulminante,
6 te alaga, cubriendo de verdura
y dukes frutos tu silvestre suelo:
ya tImido, ya grato, ofrenda pura
presentarle podrás: rasgado el veto
que su faz adorable te encubrfa,
lo aplacarás, lo ensalzarás un dia.

Aizad, aizad la fi-ente, Mexicanos:


boy mueren los tiranos.
La santa Libertad, que desatado
su cuello vi6 de la sangrienta soga
que el inmortal Quiroga
osó romper con brazo denodado,
cruza los mares: su nevada planta
del Anáhuac feliz las playas pisa;
y luego que sus genios mensajeros
la patricia asamblea placenteros
le anuncian, mira ya cuál se adelanta
y nos viene a abrazar con dülce nsa:
ved cuál las auras hiende en raudo vuelo;
vedla asentar su trono en nuestro suelo.
(x) Las diputaciones de ultramar velarán sobre los progresosde
misiones para la conversión de los hdios infieles. - Const. Esp.,
art. 335, atribucjón io.
628

A ITURBIDE EN SU CORONACION.

iY pudiste prestar fácil oido


I falaz ambición, v el lauro eterno
que tu frente ciSera
por la venda trocar que vii te ofrece
la lisonja rastrera1
que pérfida y astuta te adormece!

S(is: despierta, y escucha los clamores


que en tu pro y del Azteca infortunado
te dirige la Gloria:
oye el hondo gemir del patriotismo;
oye a la fiel Historia
y retrocede iay! del hondo abismo.

En el pecho magnánimo recoge


aquel aliento y generoso brio
que te lanzó atrevido
de Iguala a la inmortal heroica hazaa,
y un cetro aborrecido
arroja presto que tu gloria empaüa.

Desprecia la aura leve, engaadora,


de la ciega voluble muchedumbre,
que en su delirio, insana,
tan pronto ciega abate como eleva,
y al justo a quien chosana
ayer cantaba su furor boy lieva.

Con los almos patricios virtuosos,


amigos tuyos y en ci pueblo electos,
-- - -- -

629
en lazo liel te anuda:
atiende a sus consejos, que no daiian:
sólo ellos la desnuda
verdad te dicen; los demás te engafian.

Esos bores con que al cielo te aizan,


los vItores confusos, que de Anáhuac
señor hoy te proclaman,
del rango de lo ,; heroes, inhumanos,
te arrancan, y ericaraman
at rango loh Dios! fatal de los tiranos.

No miras lob caudilbo deslumbradol


aver delicia del azteca libre,
cuánto su confianza,
su amor y gratitud has ya perdido,
rota layl la alianza
con que debieras siempre estarle unido?

De puro y tierno amor no cual solIa


allegarse veráslo ya a tu lado,
y el paternal consejo
de tus babios oIr: mas zozobrante
temblar al sobrecejo
de tu faz imperiosa y arrogante.

La cándida verdad, que te mostraba


el seridero del bien, rauda se aleja
del brillo fastuoso
que rodea ese solio tan ansiado;
ese solio ostentoso,
por nuestro mal y el tuyo levantado.

Y en vez de sus acentos celestiales


rastrera turba, pérfida, insolente,
de astutos lisonjeros
hará resonar sólo en tus oldos
630
bores placenteros:
lah! placenteros.... pero cuán mentidos!

No asi fueron los himnos que entonara


Tenoxtitlán cuando te abrió sus puertas
y saludó risueña,
al verte triunfador y enarbolando
la trigarante ensefia,
seguido del leal patricio bando.

iCon qué placer tu triunfo se ensaizabal


ILa ingenua gratitud con qué entusiasmo
lo grababa en los broncesl
iTu nombre arnado, con acento varib,
cuál tesonaba entonces
en las calles, las plazas y el santuario!

Ni esperes ya el clamor del inocente,


ni de la ley la majest;id hollada,
ni el sagrado derecho
de la patria vengar: que el cortesano,
de ti en continuo acecho,
atará para el bieri tu fuerte mano.

De la envidia las sierpes venenosas


del trono en derredor no y es alzarse,
y con enhiestos cuellos
abalanzarse a ti? bos divinales
lazos de amistad bellos
rasgar, y conjurarte mil rivales?

La patria en tanto, de dolor acerbo


y de males sin nümero oprimida,
en tus manos ansiosa
busca el almo pendón con que juraste
la libertad preciosa,
que por Un cetro aciago ya trocaste:
631
Y no lo halla, V en mortal desmavo
su seno maternal desgarrar siente
por impIas facciones:
y de desolación y angustia ilena,
Jos nuevos eslabones
mira forjar de barbara cadena.

iOh, cuánto de pesares y desgracias,


cuánto tiene de sustos é inquietudes,
de dolor y de Ilanto;
cuánto tiene de mengua y de mancilla,
de horror y luto cuánto
esa diadema que a tus ojos briLla!

LA MUSICA.

Soberana armonla,
precioso don del cielo,
A ti me acogeré, que en ti confla
alivio hallar mi triste desconsuelo:
a ti, que siempre fuiste de los males
que afligen a los mIseros mortales
bálsamo de salud y de consuslo.
Tus dulces impresiones
icuándo alivio no fueron
de sensibles liagados corazones?
cuando mis dIas fünebres corrieron
sin que tü compasiva no enjugaraS
mi tierno Ilanto, 6 sin que me anegaras
en mil placeres, ay, que ya me huyeron?
Huyeron. Pero al alma
tierna melancolia
62
sabe aplacer tambidn con dulce cairna
cual la aplace festiva la alegria.
Genio sombrIo, que de Young puisabas-
el laud negro, y tierno lo inspirabas,
A ti te invoco en la tristeza mIa.
Enojosos cuidados,
aqul no llegaráis: los regalados
acentos de la Ivlüsica sonora
de este recinto os lanzan: falso amigo,
ni td me turharás: solo contigo,
Müsica divinal, lloraté agora.
iVén, y en, cItara bella,
que en mis floridos ailos
eras duke solaz de mi querella,
y de amor en los plácidos engaños
me adormIas; que a Delia desdeñosa
tal vez tornaste a mi dolor piadosa,
ajeno yo de mis presentes daflos!
Te acuerdas cuán lestivos
jóvenes nos cercaban,
y, atentos a tus sones exprestvOS,
unas veces extáticos callaban,
otras del entusiasmo arrebatados
prorrumpIan en coros concertados
y con ml canto su cantar aizaban?
También muchas graciosas
ninfas se complacIan
al tafler yo tus cuerdas armoniosas
y su voz halaguefia unir sollan,
realzando tus gracias delicadas,
6, a bulliciosas danzas provocadas,
de su talle gentil alarde hacIan.
Celio, Arnesto, Fileno,
amables compañeros
de mi lozana edad ioh, cuán sereno
nos era aquel vivir! icuán placenteros
momentost icuántas dichas nos cercaban t
633
y icon qué suavidad Se deslizaban
dIas, meses... tarnbién al'ios enterosl
Dias de gozo y gloria,
inocentes y puros,
arrancaros jamás de mi memoria
podrán los hados rIgidos v duros.
Vuestro recuerdo dulce ' halagueiio
me adormirá con pácido belefio
en mis males presentes v futuros.
Del tiempo inexorable
pudo la rnano inipla
por siempre arrehataros: mas Ia amable,.
Ia encantadora másica que hacIa
vuestro reir más lisonjeL-o y b!ando,
fiel os está aqul mismo retratando,
y aun os puede gozar la fantasia.
Y os gozará mil veces.
Vn fácil a mis manos,
cItara, amiga flel de mis nifleces,
y repite los cantos soberanos
que los floridos aflos me inspiraban,
cuando en dorada copa me brindaban
el dulce nectar del placer divino.
Encantos inefables,
aun vivIs: será eterna
vuestra duke ilusión, y perdurables
vuestros recuerdos. Esta, esta es la tierna
canción que tflnto a Delia complacIa;
este el bimno en que loot grato rendla
la patria libre a la deidad superna.
Mientros mi pecho aliente,
oh mi'isica divina,
te rendiré mis cultos reverente,
cual numen tutelar que me destina
benigno el cielo en la tormenta horrible
que alzó el pesar amargo en mu sensible
corazón que despOtico domina.
634
Jamás, cItara mia,
podré ingrato dejarte.
Siempre de mi tristeza y alegria
depositaria fiel, tomabas parte
en mi ilorar y en mi reir; y ahora
cual siempre te busqué consoladora,
y ya logré consoladora hallarte.
No sin razón mentidos
trofeos te rindiera
la griega fantasia, y sus erguidos
muros la ilustre Tebas aizar viera
at resonar la lira de Dirceo,
y Pluto, conmovido, at triste Orfeo
A su per dida EurIdice volviera.
Deja, gran Macedonio,
que tu Anima briosa,
cual tierna for at plácido favonio,
se doblegue de cItara armoniosa
at tono encantador, y que tu gloria
iguale, at alcanzar de ti victoria,
de la armonIa la celeste diosa.
Hubo pecho tan frIo
que resistir osara
lob Misical a tu dulce poderlo?
Hubo algCin infeliz que no te hallara
ya compa1era fiel, ya tierna amiga,
si la opresión cruel, si La tatiga,
si mustia soledad to acongojara?
Perdido el caminante
por ásperos senderos,
y en el hinchado mar el navegante
cuando se entrega a Jos embates fieros
de Las olas inquietaS encrespadas,
el i-ecuerdo de plácidas tonadas
suele templar sus ayes lastimeros.
La sudorosa frente
.el segador tostado
635

tranquilo limpia; y ni del sol ardiente


siente el rayo estival; enajenado
olvida el triste alan y los pesares,
y repitiendo rüsticos cantares
lo halia la noche tras el corvo arado.
Mecido en blanda cuna,
acalla el nifto tierno
su inocente gemir: de la importuna
nodriza que lo arranca del materno
seno, la injuria olvida, y se adormece
al canto arruilador que lo embebece,
y se arrulla también cantando alterno.
!Ou region tan agreste,
6 qud pueblo tan rudo
negarse a la ilusión grata y celeste
de tu hechicero canto jamás pudo?
Te oye y te adora el rIgido espartano,
el feroz tracio, €1 béiico romano,
el indio tosco y el apache crudo.
Y cuáI empresa humana
con tu influjo divino
animar no se viO? Corre a la irisana
lid, de la gloria el áspero carnino
holiando altivo, ci guerreador valiente;
y de verde laurel ciñe su frente,
si lo inflama tu acento peregrino.
Oyes ci fervoroso
voto que al cielo envIa
la augusta religiOn, 0 el ardoroso
grato loor que le tributa pia:
y tii mezclas tus cánticos, y ensaizas
al aimo Dios, y la piedad realzas,
y aurnentas ci fervor ' Ia alegria.
o ardiente patriotismo
te inflama; y las acciones,
y la gloria que alcanza el heroIsmo
das a la Farna en cIvicas canciones,
pr

636
que la poesla tu divina hermana 4
con sus hermosas fibres engalana,
sublimando a los Inclitos varones.
O bien de la sensible
Melpómene en la escena
te caizas el coturno: irresistible
entonces tu poder, de encantos Ilena,
lcuán blanda, cuán sagaz, cuán tierna sabes
a los efectos dulces
arrastrarnos con plácida cadena!
Los corazones todos
A tu albedrIo mandas;
los suhyugas y mueves de mil modos.
lCómo a los duros delicada ablandas,
y en ellos de piedad la llama pura
encendiendo, Jos lievas con dulzura
del amor a las aras adorandasi
Tus artes lisonjeras
tambiéri alil aquilatan
las virtudes rnágnánimas y austeras.
Ya la energIa r'gida retratan
de Catón; ya de Tito la clemencia;
ya del piadoso Eneas Ia prudencia,
que a. digna imitación nos arrebatan.
La festiva Talia
su mascara burlona
también te presta aill; también con fIa
en tu nsa maligna, y te abandona
la ruindad del avaro, la licencia
del ardoroso joven, la imprudencia
6 el descuido de cándida matrona.
Honor, honor eterno
A la Italia creadora,
patria feliz del melodrama tierno.
De armonla insólita y sonora
allI el raudal se desató en la escena:
637
all1 se desató tu rica vena,
to verla, oh Metastasio, encantadora.
Y tü, Rossini claro,
cuyo genio fecundo,
del corazón humano ensei'ioreado,
liena hoy todos los ámbitos del mundo,
podrá olvidarte ml sonante lira?
Mi opreso corazón por ti respira;
contigo siempre de placer me inundo;
Dueño eres de mi alma,
y td mi tierno ilanto
provocas 6 suspendes; t(i a la calma,
o é. la inquietud me ilevas. iCuárito, cuánto
me haces gemir por tu infeliz Otelol
icómo me aflige de Tancredo el duelol
lcOmo de Asur el torcedor quebrantol
El cielo me conceda
de este placer tan vivo
gozar contigo siempre; siempre pueda
liorar, gemir al sOn de to expresivo
canto, cuya duizura y eficacia
aun el ay del dolor y la desgracia
lanza con blando y plácido atractivo.
Para qué quiero el oro,
si t(i, Misica, eres
mi más precioso, mi ma yor tesoro?
Feliz yo, si de rIgidos deberes
libre algi'in dIa, puedo a ti entregarme,
y en tus delicias sOlo recrearme,
oh fuente perennal de mis placeres!

(1831)
638

LA VENIDA DEL ESPIRITU SANTO

Foema en dos cantos.

Emites Spiritum tuuni, et creabuntur,


et renovabis faciem terrae.
PSALM. 103 vers. 30

CANTO I.

Préstame en esta vez tu acorde lira,


oh Musa celestial, y dulce acento
a mis labios inspira:
que, inflamado mi pecho en sacro aliento,
del Espiritu Santo
la venida triunfal, y el vencimiento
del soberbio Satan celebro y canto.

Y t1, numen sagrado,


que en la cumbre de Oreb el armonioso
son acordaste al vate, que inspirado
con tu soplo ardoroso,
de Jehová Creador y poderoso
las obras ensalzO; mi lengua impura
mueve también; tu auxilio me asegura;.
y quedarán corifusas
mi voz oyendo )as mentidas musas.

Ya en las alas del viento,


y de ardientes querubes ascend ido,
el inmutable asiento
ocupaba el Ungido
639

a la diestra del Padre. Conturbados


los disclpulOS fieles, silenciosos,
tristes y pesaroSoS,
gemlan del Maestro abandonados;
que mientraS se cumplia
la prOmiSiófl eterna
que al eievarSe a la mansion superna
les diO Jesis en el glorioso dIa,
de tImidas pasiones
libres no estaban aun sus corazones.-
Ellos la escuadra electa
formahan que impertérrita calcando
al infernal Satan, y su impia secta
como ligera niebla disipando,
valer harIa por el orbe entero
el precio de la sangre del Cordero.

Ya el tiempo seflalado
A la gloriosa lucha se aproxima;
los almos campeones,
con ánimo concorde y humillado
a! Padre, de SiOn en la alta cima,
dirigen sus fervientes oraciones.
Tal suelen antes de la lid sangrienta
los guerreros vibrar la aguda lanza,
del caballo adestrarse en La carrera,
mientras la voz cruenta
oyen del general, que a la matanza
los llama, enarbolando la bandera.
El prIncipe infernal que asI los mira
arde en furiosa ira.
Su imperio destruldo,
sus astucias burladas,
y sus leyes tiránicas holladas
le hacen lanzar un hOrrido alarido:
mas su soherbia loca
a terrible venganza leprovoca.
640
Sus ojos centellantes
más susto imprimen que en oscuro cielo
cometas rutilantes,
nuncios infaustos de terror y duelo.
Agita su cabeza furibundo
de silbadoras viboras crinada,
que en roscas mil se encogen y repliegan,
y queda envuelto el anchuroso mundo
en una noche lügubre y nublada,
cuando sus negras alas se desplegan.
Tres pasos, vomitando viva lumbre,
da de Sión at Etna cavernoso,
y por la abierta cumbre
baja en torcido vuelo al reino umbroso;
y en su trono sentado,
con voz honditonante,
como el trueno del rayo fulminante,
manda juntar el infernal senado.

Oh musa divinal, td que comprendes,


en un instante solo,
cuando tu vista abrazadora tiendes,
cuanto pasa del uno at otro polo:
quines los principales
espIritus se hallaron congregados
A contrastar osados
de Jehová los designios eternales?

Beizebuth fué el primero


que la diestra ocupó de Satan fiero.
El coloso de Rodas afamado,
cuya enorme figura
setenta codos numeró de altura,
nada fuera a su lado:
Itanto es disforme su hórrida estatura!
Los angeles rebeldes le miraban
como a uno de sus principes mayores:
FER;ti 1.1A MOROf
641
los de Accaron sin seso le adoraban,
tributándole inciensos y bores.
Al trono 1e Satan con orgullosos
pasos se acerca, dobla la rodilla;
L. y at sentarse en su silla
r retiemblan los abismos tenebrosos.

Sigue en orden Moloc, cuyo santuario


de victinias humanas
sembraba el amonita sanguinario,
sofocando cruel sus quejas vanas
con tImpanos y pIfanos tañidos
en medio de sus ayes doloridos.
Este monstruo fatal, de sangi-e hebrea
hartado, anduvo errante
en regiones diversas y apartadas:
el fanatismo emplea
su astucia vil, travéndolo triunfante
de Anáhuac a las tierras desdichadas;
Huitzilopochtli le llarnó a) tirano,
y to hizo dios del ciego mexicano.

Camos, deidad lasciva delmoabita,


y de Sidón la inverecunda Astarte
tras el cruento Moboc vienen ligeros:
los tres del sabio rey israelita
en la impia adoración tuvieron parte,
y eran i nseparables compalieros.

Después sigue Dagón, monstruo biforme,


del fihisteo insensato venerado,
aun cuando mutilado
to dejara d informe
el Señor de Israel, y castigara
de este modo su intento temerario
de usurparle el santuario,
' a la suya acercar su inmunda ara.
15
642
Baal, dios de Moab, Fenicia, Asiria,
de Judea y Samaria:
Belial sin ley ni freno;
Remmon, numen de Siria,
y otra turba de dioses adversaria
de la cruz del ungido Nazareno,
cu yos nombres rehusa
memorar la sagrada pia Musa,
vienen del angel fiero I la Ilamada
con frenética furia desusada.

Satin el negro labio asi despliega


cuando el tartIreo bando se congrega:
cDioses, Prmnci pes, Angeles, Querubes
cederemos por fin en la atroz guerra
jurada at hombre? !Al polvo de la tierra
nosotros que nacimos en las nubes
esciavos serviremos,
y el imperio del orbe perderemos?
El mortal se prefiere
al inmortal. lAy triste!
iquién la came tuviera que revistel
lay! quién muriera como ci hombre muerel
el hombre!. . . . voz fatal, voz que resuena
en mi oIdo cual rayo retumbante
por la mano triunfante
de Miguel despedido, y la cadena
me recuerda incesante
que a la cerviz atada
nos impuso JehovI con mano airada:
JehovI, que I par de nuestro horrible encono.
a la humanai natura,
raudales de ventura
la envIa sin cesar de su alto trono.
!Qué fué nuestro pecado
junto I su ingratitud negra y horrenda?
lAyl su ira tremenda
63
en nosotros descarga a toda hora,
y al hombre ha reservado
la piedad infinita que atesora.
Abierto el dique está de sus enojos
para los queruhines:
mas su bondad para 61 no tiene fines;
lo ama como a las ni1as de sus ojos.
Despus de su caIda le consuela;
habla con dl; con él perenne habita;
y por su bien continuamente vela.
Por una que se irrita,
cien veces se contenta: le predice
por sus y ates su alianza;
y todo cuanto dice
con milagros sin nilmero le aflanza......
Mas cómo referir aquI prolijo
de su clemencia la inefable historia?
Puso tdrmino, en fin, a su esperanza;
y humanado le envió su Eterno Hijo,
entre himnos mil y cánticos de gloria.
El Verbo, de su Padre Ia ternura
iguala. AquI doctrina
a un ignorante pueblo: allI convence
la Sinagoga: acá piadoso cura:
fuerza al tilmulo allá su voz divina
a que produzca vida: al hambre vence,
que a millares de gentes aquejara,
con pan que apenas para dos bastara:
un niimero escogido
de discIpulos traza el fie) modelo
de la moderna ley que ha establecido;
ley de piedad, de gracia y de consuelo....
Qud mas? Su vida ofrece,
y sufre los tomentos que merece
el hombre ingrato, duro,
A su voz sordo y a so fe perjuro:
y de su amor en prueba,
644
y en prenda de la alianza que renueva,
aunque torna otra vez a la morada
del cielo fortunada,
velada en accidentes,
para salud y vianda de las gentes,
deja su rnisma sangre que vertieron,
su cuerpo mismo que despedazaron,
su sangre en que inhumanos se tiñeron,
su cuerpo que feroces inmolaron.
Para Ilegar al angel solo un grado
faltaba al hombre: todo cuanto encierra
La inmensurable tierra,
la fiera, el bruto, el a ye, el pez alado
fud rendido a sus pies: vedlo ensaizado
ya sobre el querubIn: vedlo fulgente
en la sagrada mesa; y de la eterna
sustancia alimentado, reverente
ved como ante i6l el cielo se prosterna....
Pero iqué digo el cielo, si el abismo
tambin le adorará..! también yo mismo. .1
Ved luego cuál levanta
hasta el empIreo el vuelo, y a la estrella,
y a la luna, y al sol su planta huella,
y a faz del Señor ye sacrosanta:
la faz layl para nos siempre negada;
siempre de enojo y de furor velada.
IA tal grado se eleva, a tal altura
del polvo terrenal la endeble hechura
.1Y será que Satan le incline el cuello?
Será que sus legiones
reciban, abatiendo sus pendones,
de esciavitud el ominoso sello?
No, que ya la enconosa
rabia que me devora
os incita también, y la ardorosa
pasión de combatir no se minora
en vosotros: sois dioses, sois guerreros
645

C omo solo el tango nos separa:


mido por mi rencor vuestros rencores;
y correremOS a Ia lid tan fieros,
como cuando quisimos cara a cara
disputa r a Jehová los resplandores.
Si no yo Os recordara
las heroicas hazaflas,
que nos hicieran due1os y sefiores
de Jos hombres, al angel servidores,
ya en fuerza del poder, ya de las maas.
Ceden a nuestros genios vencedores
como al recio huracán débiles cañas;
y su infelice historia
nuestro poder pUl)liCa y nuestra gloria.
Dejemos, pues, el ocio letargoso:
dejemos el sosiego,
(si tal puede liamarse este horroroso
arder sin fin en perdurable fuego):
en la extendida tierra
encendamos el hacha de La guerra;
y donde mas se apure
el valor sea en SiOn, de donde escrito
esta que una ley nueva, Un nuevo rito
saldrá que eterna por los siglos dure.
AllI los adversarios principales
están juntos orando,
y la ruina terrible preparando
del Tártaro y sus dioses inmortales.
Corramos, pues, volemos:
no haya I uerza ni ardid que no se rnueva:
este precioso tiempo aprovechemos;
y cogera los frutos el abismo
de La semilla, que en la frágil Eva
en el jardIn de Eden sembré yo misrno.
.Y quién, triste agorero,
osará presagiar triunfo ominoso
A Satan altanero,
646

y a su ejército fuerte y belicoso?


Quédese aqul quien tema
en el ocio sumido vergonzoso,
y si el infierno entero cual problema
ye La empresa y la cree tan arriesgada,
quédese aqul tarnbién; que sin auspicio
solo yo basto a conquistar el suelo:
yo que insultar os& la frente aizada,
con La audaz tentación a! Dios del cielo;
yo que ordené su bárbaro suplicio;
yo que supe inspirar la alevosla
al discipulo infiel; yo que dictaba
los sangrie1tos decretos a los jueces;
que de furor armé Ia turba impla;
que, cuando Cristo de la cruz colgaba,
le hice del cáliz apurar las beces.
Pero temer? a quién? al débil bando
de doce pescadores ignorantes,
que pavoridos del suplicio infando,
en su fe vacilantes,
dejan cobardes at atroz cuchillo
entregado el Maestro? iSu caudillo,
que antes le defendió tan alentado,
por veces tres no le negó cuitado?
El pueblo, Los magnates, el partido
seguirán del que implos condenaron
y en afrentosa cruz sacrthcaron?
Seguiralo el gentil, desentendido
del culto que sus padres le ensearon,
y abrazará una ley tan misteriosa,
que su razón sencilla
mirará como absurda y fabulosa?
Mas a Ia fe se humilla
su espIritu; y ya adora,
hincada la rodilla,
Ia cruz del Redentor: liega La hora
del placer, y natura le convida
647
A gustarlo sin freno ni medida;
pero la nueva religión le ordena
luchar sin fin con él; aquI la pena;
la incertidurnbre aqul, la apostasia:
que su came a tat yugo no avezada,
ni a tan cruda porfIa,
renuncia de Jesus; y apresurada,
su Ceres busca, que de henchido grano
sus trojes Ilena: a Baco, que el sabroso
vino le brinda con lasciva mano;
y a Venus, que al gustoso
deleite del amor dulce le llama,
y de plácido ardcr su pecho inflama.
Mas ya el tiempo nos insta a la guerrera
empresa: el enemigo
en sus ruegos serviles persevera:
y este es el fuerte escudo que al abrigo
del ti-iunfo to pondrá, si no curamos
de apresurar la lid. iA qué aguardarnos?
Esta mansion de luto y de tristeza
dejemos; pruebe el mundo
todo el poder del Orco furibundo;
y y ea en nuestra indOmita fiereza
Jehová, que de su ley siempre contrarios
seremos y no viles tributarios.'
Dijo Satan: ties veces execrable
blasfemO del purIsimo, adorable,
santo nombre de Dios: la hueste impla
su imprecación horrible repetla;
y con maligna nsa y algazara,
con gestos espantosos,
de su jefe celebra los dolosos
discursos que entre llamas pronunciara.

Suspende ioh Musal tu cantar divino;


que para proseguir tan peregrino,
tan sublime concento, ,f.
necesito tomar algtn aliento.
648

CANTO II.

Salve mil veces, dia fortunado


más puro, más brillante,
que aquel en que luciera rutilante
por la primera vez el so] dorado.
Salve, montana santa
de Sión, más que el Sinai venerable,
pues la ley sacrosanta
viste grabada en piedra más durable.
Salve, ciudad dichosa, cua gloria
durará eternamente,
y respetada tu inclita memoria,
ira de gente en gente.
Salve, pues la victoria
el Dios Omnipotente
contra Satan y su ominoso bando
en tu feliz recinto dispusiera,
cuando el creador Espiritu enviando,
de su yugo libró a la tierra entera.
Salve, en fin, y permite que refiera
cómo el hecho se obró tan portentoso.
Mas tü pot ml, celeste Musa, dIlo;
que a asunto tan grandioso
jamás podrá bastar mi humilde estilo.

El infernal congreso ya disperso,


los angeles rebeldes dividieron
entre Si el universo.
Los volcanes se abrieron;
y eritre el humo sulfüreo que salla
por sus vocas ardientes, cavernosas,
vomitan a la luz del claro dIa
mil espectros de formas espantosas.
Con furia desalada
649
corren bramando a La infeliz morada;:
como leones rugientes,
ahlando las garras y los dientes,
cuando yen una grey abandonada.
Al fuego que brotaban
secáhanse los rIos: los encuinbrados
montes ardlan: los mIseros gandos
sin vida desmayaban
al aliento letal que respiraban.
En tanto los sonoros
cantos suspenden en el airno cielo
los angélicos coros,
y abrasados en santo ardiente celo,
y de sacro pavor sobrecogidos,
aguardan de Jehová la voz tonante
que castigue del prIncipe arrogante
los intentos nefarios y atrevidos;
y ya Miguel desnuda
Ia flamIgera espada,
que jamás embotada
vióse en batalla cruda,
dispuesto a aniquilar el negro averno,
. una señal ligera del Eterno.
Cuando baIlado en luz inexplicable,
vuelve el rostro inefable
el Padre Dios at Verbo Sempiterno:
Hijo amado, le dice,
causa de mis mayores complacencias,
de la promesa que a los hombres hice
llegó ya el cumplimiento: inteligencias
desde hoy se tornarán: sabre ellos baje-
mi Espiritu Paráclito: el ultraje
vengado quede de mi excelso nombre:
sobre Satan tu cruz eterna impere:
en ella viva el hombre;
y la tierra en tu ley se regenere.
650
Dijo el Padre: los recios aquilones
con estrépito fuerte resonaron;
las bóvedas celestes se rasgaron;
el espIritu Dios raudo desciende
sobre los apostdlicos varones;
en su divino fuego los enciende;
y el alcázar sagrado y em inente
queda lieno de lumbre refulgente.
Nunca suele tan sübita ahuyentarse
del exorcista sacro a los conjuros
la renegrida nube tempestuosa,
como el angel oscuro, que al Ilegarse
de Sidn a los muros,
divisd La morada luminosa.
Mas, venciendo la audacia a sus temores,
vuelve a Jerusalén: aquI su rabia;
pues la estipida grey de pescadores
se ha convertido en elocuente y sabia.
Todos son ya valientes oradores;
ya sus redes no tienden
A débiles é incautos pececillos,
sino a miles de oyentes,
que se quedan absortos cuando entienden
sus discursos sublimes y sencillos,
aunque son de regiones diferentes.
Unos a otros se miran;
del portento magnIfico se admiran;
y dicen entre SI: De Galilea
no son estos que anuncian
ias grandezas de Dios? i Cómo pronuncian
tantas lenguas diversas? De Judea,
de la Frigia, del Ponto, de Cirene,
de todas las nociones aquI estamos:
y todo lo que dicen entendemos.
Algün alto misterio se contiene
en aquesto; pues no nos acordamos
de haber visto jamás lo que hora vemos.
651
Inmóviles quedaban;
y, del almo Paráclito movidos,
algunos adoraban
la cruz del Redentor. Mas, poseldos
otros del mal espIritu, burlaban
su crddulo candor y les declan:
ebrios están; el vino habla por e1los.
Mas con dóciles cuellos
A Jesus se rendIan
cuando, a la voz de Pedro obediciendo,
y sus pasos rigiendo
los tullidos por si su andar seguIan
entre himnos mil que gratos repetIan.

Como al luchar de vieritos bramadores


los cedros corpulentos
suelen mover sus ramos silvadores,
azotando violentos
contra la tierra sus nudosos troncos,
con rechinidos ásperos y broncos,
la rabia y el furor de esta manera,
cuando mira cercana
la ruina de su imperio tenebroso,
combaten a la fiera
bestia infernal, que insana,
ya muerde el labio cárdeno espumoso;
ya pateando la tierra la estremece;
ya la cnn serpentina hórrido mece.
Mas no por esto muere la esperanza
en su hondo pecho impuro;
que cada vez más duro
respira más rencor y más venganza:
cual fdrvido torrerite,
que más redobla su Impetu vehemente
mientras peflas más gruesaS se interponen,
y en su arrogante curso se le oponen.
Ya en humanal figura.se trasforma,
652
remedando de Anás el gesto y forma:
ya la grey santa arrastra la cadena
en la oscura prisidn, a do su encono
injusto la condena.
Ya preside el Sanedrio; ya con tono
imponedor sacrIlego la ordena
sellar el labio que a Jesus predica....
Sellar1o? iOh insensato! Acaso ignoras
que el Espiritu Dios por él se explica?
Oyelo, y tus traidoras
asechanzas confündanse burladas.
cAl hombre obedecer será mas justo
que a las eternas le yes, que intimadas
nos fueron por el mismo Dios augusto?
Tal impávido Pedro pronunciando,
del tribunal nefando
se aparta y fervoroso
por las calles, las plazas, y el santuario,
pasa, anuncia, reprende, profetiza,
sana, convence, rinde; y victorioso,
tremolando Ia insignia del Calvario,
crea, reengendra, enciende y diviriiza.
Grato el pueblo le llama
su genio tutelar, ledo le aclama.
Mas de Sadoc la impla
secta, inspirada de Satan malino,
nuevos hierros previno
A Pedro y a sus justos. Viene el dIa:
en la cárcel no estan. iDónde se fueron?
Cómo las cerraduras quebrantaron?
De lo alto descendieron
Angeles del Señor: los libertaron.
Alli en el templo están: allI derraman
del Espiritu Santo
A millares el fuego sacrosanto,
y millares en él luego se inflaman.
En tanto, la escamosa
653
cola azotando al uno y otro lado,
y la piel espinosa
erizando furioso v espantado,
A los suyos decla
el triste rey de la mansion umbrIa:
c Mucho nuestros rivales
adelantan, guerreros inmortalos.
El cielo los defiende,
Jehová los patrocina,
su Espiritu los rige, los inflama.
En toda SiOn se extiende
Ia voz de su doctrina,
•que por todos se aplaude y se proclama.
Mas porque la divina
mano hácia ellos alarga el Invencible,
nosotros desmayar? La safia horrible
desfailecer del Orco tenebroso?
cApIacarse la furia inextinguible
de Satan indomable, rencoroso?
Si un Dios está con ellos,
otros miles de dioses no han jurado
encadenar sus miserables cuellos?
Y si ese Dios hasta hora no ha ensefiado
do llega su insondable
depOsito de bienes infinitos,
por ventura el ahismo es calculable
de males que inveritamos los precitos?
TodavIa no se apura
de Satan el recurso postrimero:
Jlénelos, pues, de gracia y de ventura
su Dios, mientras daflero
Hover sobre ellos hago
infortunios sin fin. Pues que el aciago
destino a ml y a vos no nos permite
tomar otro desquite:
ya que ni amar ni hacer el bien podemos,
.en ci mal sin descanso trabajemos.


4A -•- -=
ir ___
654
Las funestas pasiones
se podrán numerar que el hombre encierra?
Y una sola es bastante, oh campeones,
bien manejada, a fenecer La guerra.
Os hablo del dolor: solo su nombre
al mortal intimida:
sOlo él hacer temblar pudo al Dios hombre:
su penetrante herida
siente la raza inmunda;
veremos si a la muerte furibunda
sabe sobreponerse; si al deguel(o
por esa nueva ley of rece el cue1lo.
Dijo el fiero: de plagas mil fatales
vense luego acosados
los fieles de Jesus: ya soterrados
miranse en calabozos funerales;
de su virtud en precio
reciben va el tormento,
ya el azote sangriento,
ya el insulto, la burla y el desprecio.
Mas no por esto abjuran
de la adorada cruz. Sus penas crecen?
Se alientan más, se alegran, se enfervecen.
cVen el cáliz mortIfero? Lo apuran.
El Paráclito Santo
enmedio de ellos es; en sus temores
los conforta; mitiga sus dolores;
y enjuga aliviador su tierno lianto.
Con sus alas cobija a sus hijuelos:
como alla remontada en la alta esfera
el águila altanera
cuando saca a volar a sus polluelos.
Mas d6, Satan altivo,
lienos de confusiOn los torvos ojos,
te escondes fugitivo?
Huyes, porque burlados tus enojos,
te deslumbra la faz esplendorosa
655
de Esteban, que ascendido a. la gloriosa-
mansion a. do jamás volver esperas,
cual otro Redentor perdOn implora
de sus impIos verdugos? Th sus fieras
manos armaste: tü la feliz hora
al justo apresuraste;
t(i la obra comenzaste:
yen, complácete, mira
cOmo durmiendo en Dios tranquilo espira.
Mira ya cuál se rasga el firmamento,
y el Espiritu Santo
lo eleva sobre el viento,
y el Hijo Sacrosanto
A su padre lo ofrece, que propicio
acepta su glorioso sacrificio.
iEn cua.n honda tristeza, en luto cuánto
sumido yace el reino del quebranto!
Tus negros pahellones
abate ya, Querub vanaglorioso.
Mas !en Saulo animoso
el triunfo libras aun de tu g legiones?
!En él tu confianza?
Pues en él a. morir va tu esperanza.

De Ia ley adorable la ruina,


respirando amenazas y rencores,
Saulo jura, y a. Siria se encamina.
lAy de vosotros fieles servidores
del Dios de Nazareti Saulo fulmina
sus iras contra vos y contra el cielo;
y a. la naciente iglesia ver desecha
augura su fantástico desvelo,
cual diestro cazador que ávido acecha
al pajarillo que, recien nacido,
por la primera vez deja su nido,
para ensayar el inexperto vuelo.
De su cOlera ciega
656
en vano libertarse solicita
el varonil 6 el sexo delicado.
A do quiera que liega
prende, persigue y a abjurar incita
de la fd de Jesus crucificado.
Fanático en su ley, Reno de atiento,
en los escombros de la cruz medita
levantar de su gloria el fundamerito.
Ya de Damasco las orillas pisa:
sus torres elevadas ya divisa:
ya arde en iras su pecho; ya prepara
el formidable golpe; ya incitando
al caballo espumante to acelera....
cuando una luz que la del sot más clara,
como rayo sus Ojos penetrando,
sübito pára su veloz carrera:
to deslumbra, to ciega to derriba;
y en la tierra postrado,
el augusto mandato
adora que le intima desde arriba
el Espiritu Santo.. . .ITÜ has hablado,
Espiritu divinol let insensato
furor de Pablo tu bondad merece!
Si, y en el libro eterno de los justos,
entre tantos como hay nombres augustos,
también de Pablo el nombre comparece.
Tu fuego abrasador Pablo respira:
va no es aquel perseguidor furioso,
sino un atleta fiel que sólo aspira
a defender tu iglesia valeroso.
T6 del apostolado le revistes;
y en la visión sublime, que no vieron
los Ojos, ni las lenguas refirieron,
tui le subes at cielo. Ti le asistes
cuando recorre e.I Asia toda entera:
cuando de Europa viene a las regiones
y cuando confundiendo a la altanera
657
filosofIa, rinde sus pendones
A la fe de Jes(is. Td le consuelas
en la prisión oscura ; ti le alientas
si hainbres padece, si recibe afrentas;
a su socorro vuelas,
Si el insolente pueblo arnotinadb
insulta su virtud; y tü le inspiras,
cuando toma la pluma entusiasmado
contra las seducciones v mentiras
de los falsos doctores; td le exhortas
cuando afirma a los fieles en su creencia;
tuyo es su fuego, tuya su elocuencia.
En fin, tü le confortas
cuando deja el orierite
para alcanzar la palma que anhelaba,
muriendo por Jesus. Su celo ardiente
por la predicación jamás se acaba:
Ia tierra si; que su anbito termina
primero que de Pablo la doctrina.
Qud es de Satan? Confuso y desperado
está en su honda guarida sepultado.
!Y SUS fieros secuaces qu6 se hicieron?
tiEn dónde se ocultaron?
También se despeñaron,
y en el Tartaro fünebre su hundieron.
Ya la tierra anchurosa
es toda del Señor Omnipotente:
su diestra poderosa,
de fuego precedido ref ulgente
a su Espiritu envió: ningün viviente
de su calor Se esconde inextinguible:
con dl quemó el escudo,
y quebró el arco de Satan safludo,
y sus armas tambidn: vióse terrible
sobre todos los dioses: ]as naciones
todas yen ya su gloria:
658
de su cruz presenciaron la victoria:
ya Ia adoran con tiernos corazones,
sus vanos simulacros, confundidas,
desprecian y se miran ya erigidas
aras inmaculadas,
do hostias cándidas son sacrificadas,
A par de nuevos cánticos que entonan.
No hay gentes ni regiones escondidas
A los heroes de Cristo: ellos pregonan
su triunfo, y por doquier el eco suena:
iii hay lengua que no entienda y aperciba
su voz que el orbe liena,
su voz que siempre enciende en llama viva
For los desiertos de la Libia ardiente,
por los pueblos flecheros,
del Septentrión al Sur, de Ocaso a Oriente,
de jehov6 mensajeros,
corren, vuelan, enseñan, iluminan;
el sacerdote, el mago, el ignorante,
el filósofo, el prIncipe arrogante,
oven, aprenden, arden, vaticinan.
De las virtudes el virgIneo coro
ante ellos va risuefio y presuroso,
y un siglo nacer hace venturoso
aun mas que aquel feliz mentido de oro.
El rubor encendido,
la sencillez amable,
y la fe conyugal en lazo unido
se y en, que la concordia unió hermanable..
He al séquito triunfal y formidable
entrar en Roma altiva y opulenta;
he al espIritu Dios, que el domicilio
fija en ella y la da perenne auxilio:
ya callaron sus yates;
descendieron al orco sus Penates;
y, poniendo la planta acá en el suelo,
aiza la Religion su frente al cielo.
lllllllllililk

APENDICE
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4

Indice biogrMico de la época

El siglo XVIII fué, dentro de los lImites impuestos


por el regimen politico de Ia colonia, acaso el siglo de
mayor esplendor intelectual autóctono que ha tenido
Mexico. En los siglos XVI y XVII, si bien el pals
produjo un grupo de grandes 6 interesantes 1guras
(Juan Ruiz de Alarcón, Sor Juana Ines de la Cruz,
Carlos de Siguenza y Góngora, ChimalpaIn, Ixtlilxó-
chiti, Tezozomoc), la vida intelectual era dirigida por
europeos. Mexico, lo mismo que el Pens, fuC civiliza-
do, gobernado y visitado por personajes insignes, me-
morables algunos en la historia intelectual de España:
Fray BartolomC de Las Casas, Vasco de Quiroga, el
el Arzobispo Zumárraga, Francisco Cervantes de Sa-
lazar, Fray Alonso de la Veracruz, el Dr. Bartolomé
Frlas de Albornoz, Fray Bernardino de Sahagün,
Fray Juan de Torquemada, Gutierre de Cetina, Juan
de la Cueva, Eugenio de Salazar, Mateo Alemán,
Bernardo de Valbuena, el Obispo Palafox ......
Et siglo XIX, en Mexico, no ha sido inferior en ta-
lento puro al XVIII; pero tal vez lo ha sido en el sa-
ber, en el trabajo intelectual acrisolado. La vida p-
blica—carrera de pocos bajo los virreyes—ha absorbi-
do las mejores energlas de Mexico en el siglo de
independencia, y la labor intelectual no ha sido, paca
los más, sino tregua momentánea en medio a La acción
polltica y social. Hombres como Garcia Icazbalceta 6
el Dr. Barreda, inic/ecluales puros, ajenos casi a las
662

contiendas del poder [aunque a. la postre hayan podi-


do ejercer influencia, como la de Barreda, en la mis-
ma vida political, han sido casos de excepción. SóIo
a. fines del siglo XIX, encerrada en cauce normal la
acción polItica, iniciada la división de labores sociales,
han vuelto los hombres de letras a. traba jar con relati-
va independencia.
Los ültimos años del siglo XVII—años en que bri-
han Sor Juana y Siguenza — abren la 6poca de esplen-
dor intelectual autóctono que se extiende a. todo el si-
glo X\III. No fué éste, aqul, siglo de gran literatura
castellana (tampoco lo fué, hablando en todo rigor, en
Espana): los mejores poetas, como Francisco Ruiz de
Leon, eran gongorinos retrasados. El cli/teranismo
producIa una que otra for fugaz y delicada. La poesIa
latina, en cambio, tuvo cultivadores famosos, de los
más ilustres entre cuantos en los tiempos moder-
nos han pul5ado la lira clásica: Diego José Abad,
(1727-1779); Francisco Javier Alegre (1729-1788);
Rafael LandIvar (1731-1793), guatemalteco educado
en Mexico, cuya vida rstica describiO magnIficamen-
te: todos ebbs hijos de la CompañIa de Jesus. Esta
formO aqul y se llevO a. Italia en su destierro, en 1767,
A otros muchos hombres doctos, entre quienes sobre-
sale, por su estatura de sabio, Francisco Javier Clavi-
jero (1731-1787); tras él debe debe mencionarse to-
davIa al historiador Andrés Cavo (I739-1795?), al
teOlogo Miguel Mariano Iturriaga (1728-1814), v a!
poeta Agustin Castro (1728-1790).
Aunque la expulsiOn de los jesuItas restO a. Mexico
un poderoso elemento de cultura, no se estancO el mo-
vimiento cientIfico y literario. El estudio de las len-
guas indIgenas continuO como siempre (i esta época
pertenece José Agustin Aldama, autor del mejor trata-
do de lengua azteca escrito hasta entonces); la histo-
na encontraha cultivadores, no sOlo en los jesuItas,
sino además en escritores independientes, como el
663
abogado Mariano Veytia ('i i8- 1779?); ponia principio
A la tarea de formar la bibliografIa de Mexico, conti-
nuada con mejor dxito por Beristáin (1756-1817), el
Dr. Juan José de Eguiara y Eguren (17o6-1763);abrfa
las puertas a la filosofia moderna el felipense Benito
Diaz de Gamarra (1745-1783): y las ciencias rnatemá-
ticas y fIsicas, la jurisprudencia y la medicina, daban
ocupaciOn a hombres de singular actividad y extensa
doctrina, universales y fecundos, para quieries la ca-
rrera juidica no estorbaba el culto de la astronomIa
ni las matemáticas eran óbice al solaz de las letras cia-
sicas. Observaciones astroriómicas (especialmente de
eclipses y de pasos de planetas por 6 cerca del disco
solar), determinación de situaciones geográficas, trazo
de mapas, proyectos de desagues y carreteras, examen
de los terrenos y ]as minas del pals, clasificación de
Ia flora, análisis de ]as propiedades curativas de plan-
tas v animales, reglas para industrias, redacciOn de
ieyes, descripciones de monumentos de la civilización
indlgenatodo lo abarcaron el esfuerzo y la curiosi-
dad cientIfica de estos infatigables experimentadores,
que agregaban a su trabajo de gabinete la publicación
constante de libros, propios 6 traducidos por ellos, de
folletos y de periódicos (el .1fercurio de Bartolache,
]as cuatro pubiicaciones sucesivas de Aizate). Todos
eran también, cual más, cual menos, literatos, v Al-
zate y Mocillo sostuvieron brillantes polémicas con
Rafael y Bruno Larrañaga, que osaron poner sus ru-
das manos en la poesIa de Virgilio. La escasez de
medios para el cultivo de ]as ciencias en Mexico obli-
go muchas veces a estos trabajadores ejempiares a fa-
bricarse aparatos para sus experiencias; pero a menu-
do velan recompensados sus empefios con el aplauso
de corporaciones y sabios europeos. Bibs dieron co-
mienzo a la empresa de estudiar cientIficamente, en
conjunto, el pals; de lo que hicieron dan testimonio to-
davIa sus obras v la opinion de Alexander von Hum-
664
boldt y de otros menores hombres de ciencia. Si e3ta
labor cientIfica del siglo XVIII ha sido igualada en
Mexico durante el XIX, ciertarnente no ha sido supe-
rada.
Los hombres que sintetizan ese movimiento son: el
presbItero Jose Antonio Aizate (i-ig), el más
universal y activo, pero tarnbién el más desorderiado
de todos, astrónomo y geógrafo, fisico v naturalista,
periodista y anticuario; Francisco Javier Gamboa,
(1717-1794), jurisconsulto insigne y estitnado geólo-
go; Joaquin Velasquez de Leon 6 Velasquez de Car-
denas y Leon (1732-1786), de profesiOn abogado,
pero de preferencia personal geodesta y astrOnomo,
y a veces arquitecto y poeta; Antonio LeOn Gama
(1735-1802), astrOnomo, geOgrafo y arqueólogo; José
Ignacio Bartolache (1739-1790), matemático y mCdi-
co; José Mariano Mociño (4I750?-182I), botánico y
medico. Como Mociflo, vivieron hasta ya entrado el
siglo XIX otros tres hombres de ciencia que se enla-
zan con la tradiciOn de la centuria anterior: el Dr.
Pablo de la Liave (1773-1833), Juan José Lejarza
(1785-1824) y Juan José de Oteiza ( 1 777 '8w).
La Iglesia contó, durante el siglo XVIII, con huen
niimero de mexicanos estimados en la teologia y la
oratoria, además de los jesuItas antes dichos (López
Portillo v Galindo, Vélez UlIbarri Rivera Guzmán y
tantos más).
Por ültirno, hubo grande actividad en las artes plás.
ticas, pues Ia época era de grandes construcciones, di-
rigidas generalmente por europeos (como Tolsa) pero
tamhién a veces por niexicanos como Tresguerras.
ContinuO floreciendo, aunque rnás modestamente que
en el siglo XVII, la escuela mexicana de pintura, con
Cabrera, AlcIbar, Ibarra, Zendejas. Como observa
José Bernardo Couto, la decadencia de la pintura en
Mexico coincide con la fundaciOn de la Academia de
San Carlos (1783).
65
Pero bien puede decirse que en todos los órdenes se
jicia una decadencia a fines del siglo X\T III. La as-
censi6 n de Carlos IV at trono se señala por su influen-
cia desorganizado ra en el virreinato de Nueva Espana.
En la primera ddcada del siglo XIX, a pesar de la
Universida d , de los grandes colegios antiguos, de las
reciéfl creadas Escuela de Mineria y Academia de San
Carlos, La cultura mexicana se muestra notoriamente
inferior a to que habIa sido treinta aflos antes. El des-
orden polit ico , itevado at punto del desconcierto en
18o8, hahIa de traer la revolución; y Mexico, como to-
dos los palSeS hispano-americanos, hubo de surgir a la
vida independiente cuando la decadencia de la cultura
le habIa restado fuerzas intelectuales de organiza-
cidn.
Literariamente, los primeros veinte años del siglo
XIX en Mexico son pobres, pero de grande interés
por su signiflcación social, y sobradamerite justi6can
cuanta atención Se conceda a sus producciones. Estas,
por to demás, eran abundantIsimas en cantidad; y si
bien para el propósito de dar idea de to más caracte-
rIstico de ellas bastan los pocos autores de quienes
hemos escogido textos para esta primera parte de la
A,z/01o81a, el carácter histórico de la obra exige que se
d6 noticia de otros muchos escritores de la época que
estudiamos, tanto mexicanos como extranjeros. A ese
fin responde el presente Indice hiográfico.
(*)
P. H. U.

(*) Las fuentes consultadas especialmente para este Indice son:


la 8il'lio(cca de Beristáin, las Xoticias bio-bibiiord/icas cia
a/u rnnos dcl C'oleio de San Ildefonso, del Dr. Osores, el Dic-
cionario de izistoria y geografla, Mexico, 1853-1856, el Jia-
nual de biografla mexicana de Arrdniz, la Ilistoria de la Poe-
sla en J!éiico, de Pimentel, y Jlcxicanos distinguidos, de D.
Francisco Sosa.
666

MEXICAN OS

JOSE BLAS ABADIANO Y JASO

Historiador.

Hijo de Zamora de Michoacán; estudió primeramen-


te en el Colegio de San Nicolás, de Valladolid, y lue-
go cursó Jurisprudencia en el Colegio de San Ildefon-
so, desde 1780. Se graduó de Doctor de la Universi-
dad de Mexico, de La cual fué más tarde Rector. Fué
también abogado de la Real Audiencia y del Ilustre
Real Colegio, y, segcin el Dr. Osores, abogado de h-
dios en to civil ante la misma Audiencia. Segin Be-
ristáin, comenzó a escribir cuna Hisloria de las fun-
daciones ti/i/es y piadosas hechas en Mexico por los es-
pafioles, y publicó algunos cuadernos; pero sus acha-
ques no le permitieron proseguir Ia obra.' Efectiva-
mente, el Diana de JfIxico anuncia, con fecha 16 de
Febrero de 181 1, el primer pliego de dicha obra, el
cual contenIa €el origen y progresos de la fundación
del Convento Real y primitivo de señoras religiosas
de Nuestra Senora la Purisima Concepción, de esta
corte'.
Al estallar la guerra de Independencia 1 publicó un
folleto intitulado Ca rta de tin concolega a D. Miguel Hi-
dalgo: el Diana to anuncia el z6 de Noviembre de
xSio: no da el nombre del autor (que consta en Be-
ristáin), pero dice que contiene cnoticias curiosas é
interesantes'.
COSSULTAR Beristáin; Osores.
667

RAFAEL ABOGADO
Escritor religioso.

No ten emos sobre este escritor otras noticias que las


que da el editor Alejandro Valdés al frente de su obra
pósturna El ale/s/a conz'encido, impresa en 1828: habIa
sido presbItero del Oratorio de San Felipe Neri, y
habIa publicado dos libros pequefios, intitulados Auto-
ridad del Papa y El Cris/lanismo vic/orioso. Se coli-
ge que el P. Abogado murió el mismo aflo de 28,
pues Valdés dice que c prevenido de una muerte re-
pentina, no pudo .... dar!a (a la obra) La (iltima mano.
El asunto del libro puede decirse que es un signo
de los tiempos: en 18o8, por ejemplo, no se habrIa
coricebido en Mexico la necesidad de atacar ci ateIs-
mo, pues ni el descreimiento Ilegaba a extremos tales,
ni, en los poquIsimos casos en que pudiera ilegar, se
manifestaba püblicamente (Fr. Servando de Mier, de
suvo nada escrupuloso en puntos de religión, mencio.
naha como hecho de escándalo é inusitado el de que
entre Los covachuelos de Madrid se contaran chasta
a/eis/rzs).
El ale/s/a convencido está escrito en forma de diálo-
go y consta de nueve conz'ersaeioncs. EL sistema de ra-
zonamientos en sumamente endeble: los argumentos
son la exislencia del niundo, el orden natural y la au-
sencia de la casualidad, la lot-macion de los inseclos y
la reproducciOn de las plan/as, la conservaciOn de los ani-
ma/es, las invenciones que suponen en el aenle conoci-
mien/c y prez'isidn (tales como La aparición de Los dien-
tes cuando los nios dejan la lactancia, la previa for.
macion de los ojos, la diversidad de los rostros hurna-
nos, y otras tales) y ci consenso de los pueblos. El
estilo, en cambio, es fácii aunque no correcto. Darán
idea algunos pasajes:
668

CLEMENTE.—Dios te guarde, Severo.


SEVERO.—Y la naturaleza te sea propicia, Clemente..
Toma asiento y signifIcame el fin de tu venida, por-
que, a la verdad, la extraño.
CLEMENTE.—PUeS no debes extraarIa: supe tu re-
greso a esta ciudad, me informaron de la suerte ad.
versa que padeces, y de que deseabas verme, pero-
que ciertas consideraciones te impedian verificarlo.
SEVERO.—Sea la primera: que te supongo irritado-
contra ml pot aquellos antecedentes que te fueroii tan
desagradables, y sea la segunda: que habiendo regre-
sado a ml patria pobre y sin valimiento, el solicitarte
podria atribuirse a. un principlo de inters personal,
to que ciertamente es muy ajeno de la flrmeza de ml
carácter: porque si en otro tiempo que yo crela que la
humildad es una virtud que debe adornar at hombre,
me eran tan repugnantes los rendimientos, ahora que
conozcoque la humildad es una bajeza de ánimo, in.
digna de un fllósofo ilustrado, Zc6mo podré humillar-
me a una persona que ha encarecido y exagerado unos
agravios de poca consideración?
CLEIIENTE.— El motivo de mi venida no ha sido
querer renovar esos agravios que como cristiano he
sepultado en el olvido: vengo a. verte, impelido del
amor que te he profesado y de la compasión que exci-
tan en ml espiritu tus infortunios. Crela que Las lee-
ciones costosas que has aprendido en La escuela de La
adversidad te hahrian dado a. conocer tus verdaderos-
intereses y habrIan mudado tu corazón; pero ahora
que to conozco.. . .más vale enmudecer, porque no es
conveniente hablarte con la ingenuidad y franqueza
que yo deseara.
SEVERO.—PUeS explicate con toda La franqueza que
quisieres; que yo espero me permitas to mismo des.
pués que hayas hablado.
CLEMENTE.—Te acepto la palabra, y te doy La mIa;
pero para esto es necesario tomar el hilo de nuestra-
-

669
conVersaCión desde muy atrás, porque asI lo juzgo
convefliente a los fines que me propongo.
SEvEao.—Sea enhorabuena.
CLEMENTE.—VOY a referir unos sucesos que, aun-
que no los ignOras, por ser Ia persona principal de es-
ta historia, ni los habrás olvidado, la reriovacjón de
su memoria te puede ser muy provechosa. Ti'i naciste
en un pals católico, entraste al seno de la iglesia por
las puertas del bautismo, militaste bajo las banderas
del cristianismo; tu conducta era verdaderamente re-
ligiosa, tus costumbres arregladas, tus inclinaciones
eran siempre a la virtud, y, en fin, por una reunion
de circunstanciaS muy recomendables, eras ]as deli-
cias de tus padres: si, de aquelios padres virtuosos
que tanto me honraron con su amistad, v con la con-
fianza que hicieron de ml encomendándome tu direc-
dOn. Te acordarás que, en el momento que tu madre
terrninO la carrera de sus dIas, tu padre, afligido v
penetrado de dolor, prorrumpiO en estas expresiones:
lEsposa la más amable: tu pérdida va a ser para ml
un verdugo que en breve me privará de Ia existencia
y me conducirá a habitar contigo en el irnpenio som-
brlo de la muerte; pero con ci consuelo de que ml al-
ma se unirá con la tuya en una eternidad feliz! AsI fu,
en efecto; dentro de pocos dIas, tu amante padre I u
víctima de Ia melancolla y del abatimiento, se postrO
en el lecho del dolor y de la pena, y, acercándonos ti
y yo a recoger sus ilitirnos suspiros, y a limpiar de
su rostro los sudores que produclan las angustias del
postrer combate, dirigiO hacia ti una mirada en que
exhalO los restos de su amor y de su ternura y me di-
jo con voz dolorida y lastimera: 'Amado amigo Cle-
mente, vo y a terminar la escena triste de mi vida; ya
estos son los ilitimos momentos de mi peregrinaciOn
sobre la tierra. Estoy resignado en las disposiciones
adorables del Eterno, y conozco que es indispensable
entrar por las puertas de la niuerte a la vida biena-
670
venturada. No me athge el morir, pero la separaciôn
de mi querido hijo es un peso enorme que gravita so-
bre mi corazón atribulado.. .. Te suplico encarecida.
mente lo recibas por tu hijo, te encargues de los inte.
reses que yo le he adquirido con tantos afanes v de
que lo dejo por cinico heredero, y cuides de su educa-
ción politica y cristiana...
Yo entonces te alargué la mano para Levan-
tarte del abismo de la pena y del dolor en que te su-
mergió una prdida tan irreparable, y me esforcé en
darte todos los consuelos que estaban a mi alcance.
En lo sucesivo cuidé de tus intereses, de ti. de tu
educación y establecimiento. Td correspondlas a los
deseos de tu padre y a mi empeño y esmero. Tu apli-
cación a las letras y tu conducta oficiosa y cristiana
formaban el objeto de mi gozo, y cada dia te amaba
más como a hijo verdadero. Pero ya es tiempo de que
me permitas correr el telón en el teatro de tu vida,
para representar con dolor La escena de tus extravios
y de tus desgracias. A los dIas venturosos de la vir-
cud y del honor, se siguieron los del vicio y de la ig-
nominia.. .. Tuve la noticia infausta de que lelas con
tesón el decantado folleto de Las ruinas d€ Palm ira,
que es propiamente ruinas del honor, de las buenas
costumbres, de la fe, de la conciencia y de todo Jo
bueno y precioso que posee el hombre, pues lo arias-
tra a ser apóstata, irreligioso, libertino y vIctima de
las pasiones más criminales y vergonzosas; porque
inspira orgullo y altanerla, que es el origen de todos
los desórdenes, y persuade que no hay otra felici-
dad que La de la vida presente, con lo que el hombre
se entrega sin freno a la satisfacción de sus apetitos...
(Canrerrsacidn ri,nera.)

CLEMENTE.—Todos los seres que vemos en ci uni-


verso y que lo componen, son contingentes, esto es,
que de tal modo existen que pudieran no haber existi-
671
do, 6 que, antes de exjstir, eran indiferentes para ex*s-
tir 6 no existir; pues cualquiera cosa que tiene esta mdi-
ferencia para existir necesita de unacausa que lo deter-
mine a La existencia., por ejernpo, los hombres que ac-
tualmentevivirnos, hubo tiempoen que noexistiramos,
y para existir fué necesario que recibiéramos el sér de
otros hombres, y estos mismos los recibieran de otros
anteflOreS, y estos de otros, y asI sucesivamente ire-
mos retrocediendo basta venir a parar en un hom-
bre que no recibió el sér de otro hombre, sino de una
causa enteramente distinta de los hombres, y que es
primera causa de todos los hombres. Figürate una Ca-
dena suspendida en el aire, cuyo ültimo eslabón de-
pende del penüitimo, éste del antepent'tltimo, éste del
anterior, y asI sucesivamente vendrán a terminar to-
dos los eslabones en el primero, que, no pudiendo sos-
tenerse pot si mismo, necesita ser sostenido por otra
cosa. Pues si los hombres, que son los set-es rnás ex-
celentes entre todos los visibles del universo, ban re-
cibido Ia existencia de una primera causa, los demás
seres inferiores es claro que también existen por un
priricipio que los ha producido y que es su prirnera
causa. Pues esta primera causa es a quien reconoce-
mos con el nombre de Dios. Luego existe este Dios,
primer principio y causa de todos Los seres.
(Con versaciJn segunda.)

CLEMENTE. — Que razones positivas alegan los.


ateistas para asegurar que el universo se formó por La
concurrencia casual de los átomos?
SEv1Ro.—Nosotros concebirnos que asI puede ser;
y, no hallando otra causa a que atribuirlo, nos vemos
precisados a atribuirlo a Ia casualidad.
CLEMENTE.—Con ese misno argurnento te voy a de-
mostrar más eticazrnente La existencia de un Dios. No-
sotros concebimos que Dios es ci autor y criador del
universo; y no hailando otra causa a qué atribuir La.
Ron y1rT

672
formación del mundo, nos vemos obligados a atribuii-.
Ia a. Dios h aqul las razones. Nosotros observamos
en la naturaleza, en sus efectos y producciones, hermo.
sura, orden, armonIa, uniformidad y constancia. Ve.
mos que unas cosas dicen relación a otras, y que to.
das estn ordenadas respectivamente cada una a. su
fin particular, y todas juntas a su fin general. Nos
convencemos de que en esto hay un designio y un in.
tento premeditado, y que este designio supone una in.
teligencia capaz de disponer, de combinar y de orde.
nar las cosas a sus fines; y de aquf inferimos justa.
mente que en la naturateza respiandecen las operacio-
nes de un artifice y sabio poderoso; pero quiero dare
mayor fuerza a este argumento. Supongamos por ahora
que el universo se fundó por el concurso casual de los
átomos; pues, aun en este caso, la razón y la pruden-
cia nos obligarian a creer que no habia sido obra de
la casualidad, sino de la sabidurla y del poder de at-
gun artifice. Figurémonos cotno posibte este caso: que
un hombre, tomando una porción de pinceles empapa-
dos en diversos colores, los arrojara, 6 todos juntos,
6 uno por uno, en un lienzo, v de este hecho casual se
formara una imagen perfecta de un hombre. Es claro
que este caso es imposible: cuánto mayor lo es el
que el universo, que es una obra mucho más perfecta
que la imagen más acabada, se has-a formado de la
concurrencia accidental y tumultuania de los áto-
mos?..
(Con rrsacidn cuaria.)

FRAY JOSE MIGUEL AGUILERA


Orador sagrado.

Nacido en Tlacavapa (hoy del Estado de Mexico); fué


lector de la Orden de San Francisco, secretanio de la
___ - .-•

673
provinCia del Santo Evangelio, de su orden, Notario
Apostólico, examiriador sinodal del obispado de Pue-
bla, vicario de los monasterios de Santa Isabel y Santa
Clara, en M6xico, doctor y catedrático de doctrina de
Duns Escoto en la Universidad. Publicó, seg(in Be-
ristáin, un E/ogio del Beato Sebastian de Aparicio,
pronunciado en Puebla en las fiestas de Beatificación
(Mexico, 1790 V un Sermdn sobre la importancia del
Iristituto de Los Servitas (Mdxico, 1796).
CONSLLTAR: Beristáin.

JOSE MARIA AGUIRRE


Abogado y politico.

Nació en Mexico en 1778, s' sus padres fueron el Ii-


cenciaclo don Isidro Aguirre y doiia Josefa Casela. A
los veintidós años recibió el tItulo de abogado. Se gra-
duó de doctor en Derecho Civil, en 1802, y obtuvo la
borla de sagrados cánones en 1817.
En 1796 habIa abrazado la carrera eclesiástica, y en
1803 se ordenó presbItero.
Tuvo los empleos y dignidades siguientes: relator
de la curia desde 1804 hasta 1821; cura de la parro-
quia de Santa Ana en 1807; rector de la Venerable Con
gregación del Colegio y Hospital de San Pedro en
18io; en 1811, capel)án de Santa Brigida y secreta-
rio de gobierno del Dean Metropolitano; en 1820, cura
propietario de la Santa Veracruz; más tarde, cura de
Ia parroquia de San Miguel; y por iMtimo, defensor de
las religiosas de la Encarnación, abogado de la Igle-
sia Metropolitana y abogado propietario de presos en
el tribunal de la Inquisición. Cuéntase de éL que en
cincuenta y dos años de ejercicio de la aboacIa no lie-
garon a sets los negocios fallados en su contra. Conio
674
miembro que fud de la Asamblea de Notables, inter-
vino en la formación de las Bases Orgdnicas constitu-
cionales de 1843. Fué, ademá.s, senador. Murió en
1852.
Sus obras, consistentes en defensas y alegatos, fue-
ron muy celebradas de sus contemporáneos, y de ellas
se citan, coma de las más importantes, los escri-
tos que en la causa de los religiosos betLemitas Fr.
José de S. Ignacio, Fr. Jerónirno de S. José y Fr. Vi-
cente de S. Simón, hizo coma promotor fiscal. Coma
defensor de reos del Santo Oficio, en los tiempos cob-
niales, ganó grande crédito de varOn justo. Publicó en
1821, como secretario del concurso abierto para obte-
net la Canongla Magistral de la Catedral de Mexico,
una relación de MIrilos y Ejercicios Literarios del Dr.
D. José Migzu'l Guridiy .4lcocer. En 1828 sostuvo rui-
dosa polémica sobre actos de D. José Maria Tornel, go-
bernador entonces del Distrito Federal. (Consültense
folletos que existen en la Biblioteca Nacional, Pig. 436
del catálogo de la Novena division).
CONSIJLTAR: Diccionario tie his/oria j geogra f/a, Me-
xico, 1853-1856, biografIa firmada I. D.; F. Sosa.

JUAN DE DIOS ALANIZ


Orador Sagrado.

NaciO en Mexico, estudiO en el Colegio de San Ii-


defonso, y se graduO, en la Universidad, de Bachiller
en filosofIa y jurisprudencia. Fué cura interino de
Santa Cruz Acatlán, y propietario en Tetela del Vol-
can; capellán del Colegio de Niñas de San Miguel de
Belem, hasta su muerte, acaecida en Noviembre de
1825.
675
El Dr. Osores dice que dejó manuscritos tres tomos
de &rmo,ns, Y le atribuye fama de orador elocuente.
COSULTAR: Osores.

JOSE MARIA ALCALA Y OROZCO


Orador sagrado.

Nació en Acámbaro, fué colegial del Seminario Tn-


dentino de Mexico, Doctor y catedrático de teologia
en la Universidad, cura de varias parroquias del ar-
zobispado metropolitano y por fin del Sagrario de la
Catedral, Prebendado y canónigo inagistral de la mis-
ma, desde z8o6. Fué elector varias veces, y en 1813,
por la provincia de Guanajuato, diputado a las Cortes
de Espafia, adonde se trasladó, en union del Lic. Ma-
nuel Cortazar, en Febrero de 1814, pot orden de Ca-
Ileja, quien deseaba tenerle lejos.
Alamán dice que era de los canOnigos más distin-
guidos por sus conocimientos, 'muy popular y poco
inclinado a los españoles'. Se le consideraba jefe de
los Ilamados insurgentes vergonzantes de la capital. Hu-
bo de permanecer en España, y murió en Madrid en
1823.
Beristáin cita los siguientes folletos suyos: Sermdn
sobre la Divina Providencia (Mexico, imprenta de
Ontiveros, 18io) y ..Elogio fánebre del arzobispo—vi-
rrey Lizana (Mexico, imprenta Jáuregui, 1813).
CtNSULTAR: Beristáin; Alamán, Hisloria de Mexico,
tomo I, pág. 71, tomo III, 422, 423, y apéndice, pági-
na 28; tomo IV, Pigs. 37 y 38.
676

JOSE MARIANO DE ALMANSA


Periodista.

Nacjó en Mexico; estuvo, de niño, en Espafla, v de


aill volvió va adulto a establecerse en Veracruz, don.
de llegó a sindico personero, regidor perpetuo y alfé-
rez real; fué empleado de la Renta del Tabaco, ten ien-
te coronet de milicias urbanas y comandante de vo-
luntarios distinguidos. Publicó alti el Diario Ilfercizntj/
en 1807 y i8o8. En x8og fué propuesto en terna for-
mada por el Arzobispo-Virrey Lizana y la Real Au.
diencia, con los hermanos Miguel v Manuel de Lardi-
záhal, como candidato para representante de Mexico
en la Junta Central de España, y obtuvo seis votos
para el segundo lugar de Ia terna.
En atención a los servicios prestados at Rey,' la
regencia, durante la cautividad de Fernando VII, lo
nombró ministro de capa y espada del Consejo de Ha-
cienda, concediéndole, por real cédula, que prestara el
juramento de esta gracia ante el gohernador de Vera-
cruz, disposición que mandó cumplir el virrey por de-
creto de 25 de Febrero de 1811 (Diario tie M/xjco,
5 de Marzo de 181 r). José Maria Moreno to elogia en
su Leiri/la I y en su primera Egloga (Foeclas, tomo
I, 1820: en ésta atribu'e a su influencia el hecho de
que Dávila permitiera jurar la Constitución espafiola
en Veracruz. En los Cantos tie las musas mexicanas en
honor de la estatua de Carlos IV (1804) figura con
inscripciones latinas y versos castellanos. Aunque és-
tos ültimos son insignificantes, acaso pudiera atribuir-
se a Almansa la bien versificada composición El r'6o
tie Elena, publicada en el Diario tie Mexico 113 de
Febrero de 18151 con las iniciales J. M. A., y sugeri-
da por Ia oda Pastor quurn tra/zerel de Horacio:
-

677
No tan veloz el rayo se desprende
de la nube a Ia tierra con estruendo,
como los anchos mares espumosos
Paris iba surcando, aquel mancebo
que consigo ilevaba el exterminio
de la opulenta Troya; ni de Creso
el pecho las riquezas halagahan
tanto como a Paris su amado dueo.
No bien pierden de vista prontamenre
del grande Menelao el vasto imperio,
cuando toda la gloria y alegrIa
se trueca en confusion, espanto y miedo.
Una nube horrorosa, que sin duda
se asemejaba al tenebroso averno,
presentaba 6 sus ojos consternados
la oscuridad del Meris y Leteo;
los furiosos relámpagos no cesan,
y al medroso sonido de Jos truenos
se amilana el piloto, y el gran Jove
de su trono despide con denuedo
tanto temible rayo, que juzgaban
que era liegado el fin del universo.
Del poderoso Eolo al impulso
zozobraba la nao; ni los ruegos
de aquellos infelices a Neptuno
aplacaban la furia de los cielos;
todo es horror, angustias y temores.
Ya Ilenos de pavor oyen el eco
de una tremenda voz que, seg(in juzgo,
era la muy terrible de Nereo;
éste hahia asI: c ParIs desventurado,
vuelve, vuelve infeliz, al suelo griego,
deja la prenda que contigo lievas
I ser sOlo el estrago de tu reino.
Pero no puede ser. Los mismos dioses
lo han decretado asI: ti el instrumento
eres de su venganza; irrevocables
678
son sus decretos, si, ya no hay remedio.
Tü verás de tu patria el exterminlo;
el paladión robado; y en los templos
profanadas sus vIrgenes; de Priamo
abrasada la casa; y un incendio
consumir la ciudad terrihiemente
después de resistir un largo cerco.
Por fin, los dioses quieran que algün dia
más atdnito mire el pasajero
A la infelice Troya ya desierta,
de densos humos y de hollin cubierta.
Esto duo; y veloz y prontamente
se ocultó a. la infeliz y triste gente.
Almansa murió después de consumada la indepen-
dencia.
CONSULTAR: Beristáin; Alamán, His/aria de M/xieo,
I, 308; III, 130: Bustamante, Tres siglos de M/xico,
tomo IV, pág. 264.

DIEGO DE ALVAREZ
PolIgra.f 0.

Nació en Guadalajara, en el segundo tercio del siglo


XVIII, y murió, de avanzada edad, en 1824. A los
dieciséis aos concluyó los cursos de filosofla, teolo-
gla y ambos derechos en el Seminario de su ciudad
natal. En el Conciliar de Mexico dió cátedrás de de-
recho civil y canónico. Desempefió los curatos de
Santa Cruz Acatlán y Sa n José. Fué uno de los más
fecundos escritores de su época; trató toda suerte de
asuntos, y entre sus obras inéditas, que formaban vein-
titrés abultados cuerpos, hállanse algunas curiosas
pot la diversidad y extravagancia de la materia: Des-
cursos soi'r la JfelancolIa; Del Id:oma de Los Ojos; J)es-

I
-- mom
679
çso/ire las palabrassSemen est Verburn Dci; Diser-
r'ser
I-r,S_O'S..,.,
so/ire ^ ci arreglo tie las delicias del gusto, expli-
condo ,n/dicamen/e las ca/it/at/es tie los alimentos; Andli-
sis amor imp uro; ECOnOmIO tie las oeraciones del
y comentarios sobre los aforismos de Van-
dnimo,
wieten, la fisiologIa de Hailer y la obra de Woiflo so-
bre el movimiento animal. Sus escritos sobre teologla
y avisos para la vida eclesiástica son multitud. Sus
demás obras, de ]as que sólo fué publicada la P,-dcti-
a de la Teologla Jils/ica, son las siguientes, segün el
I-' pjccionario mexicano de 1853-56: Diddctica medico,- So-
bre las virtudes del puique; Del conocimiento del a/ma por
los 0/os; Dc la convcrsacidn liumana; Orczcidn so/ire la
admirable dignidad tie la /ocucidn, consul/as mis/icas; In-
jroduccidn al Ira/ado de la purezo del ammo; Ex/racto
dcl discurso tie la me/a ncoila; Explicación tie la ortzcjd,z:
Transilge; Resfwcs/a d una circular del limo. Bergosa,-
Disertacidn, por via de comentario, a) Conciiio sinodal
de Caracas de 1687; Ar/c de priidencza sublime; De la
human/dad; DicertacMn sobre la vida clerical, con una
oración sobre la gloria; Vir/udes tie un Jucz, sacadas de
los Libros Sapienciales; JfZlodo para aproz'cclzar en la
• vir/ud; A/cc/os del tIi:imo d observaciones so/ire ci interior
tie una persona; _lfortzñcaciCn; Jklanejo con ci nuevo con-
fesor; Legislacic5n para la z'ida clerical, Ilistoria tie las
juntas diocesanas tie curas, celebradas semanariarnente
en el palacio arzobispal, gobernando la mitra el limo.
Lizana: Disertación cS invecliva contra la it-a; So/it-c la
embriaguez; Diser/acitln so/ire la cones/a; Usa tie la me-
cdnica en la teologlo mistica; Carta a la juventud car-
melitana sobre puntos de metafIsica; So/ire dispensa pa-
ra casarse con su cuñada,- Resolution sobre un matrimo-
nio doble inculpable; Si son i/c/los los regalos en laspre-
tens/ones eclesids/zcas; Carla a Lelio sobre la amistad:
Mdxi,nas para un alcalde mayor; Dircctonio para el vi-
cario de la parroquia de San José; Imagen de tin buten
juez; Reglamento politico—cnistiano para el mismo; Apun-
68o
tes tie prudencia extractados de la obra graride sobre este
asunto; Duda sobre ci 15cligro tie ía gl'ria, Liber singii-
laris de aninwrum economia; .Direccidn es tirilual, .E o-
nomla de fuslMcación segün la doctrina del Doctor An-
gélico; Apndice de la San/,caciJn tie las ali,zns; di-
versas resoluciones ascéticas; Carla al prior de San
Joaquin remitiendo Ia carta a los carmelitas; y Diser-
lación sobre la voz humana.
Cita tambin el Diecionario, entre los escritos de
Alvarez, una colección de cartas sobre fisica, qul-
mica, mineralogIa y botánica; un opñsculo sobre el
canto ilano; otro de las excelencias del violin sobre
los demás instrumentos y varias observaciones y ré-
plicas dirigidas a los doctores Jove y Montaila defen-
diendo la doctrina de Boerhaave é impugnando la de
Brown. Escribió además, sobre diversos asuntos de
artes y ciencias, numerosos artIculos que forman un
grueso volumen en sus obras.
De su vida politica sólo se sabe que no fué moles-
tado bajo el gobierno virreinal, a pesar de lo cual se
dice que simpatizó con la independenoia y gozó de
prestigio bajo la Repitblica.
CONSULTAR: Diccionaria, Mxico, 1853-56, hiogra.
fIa firmada J. M. D.; Sosa, ilfexicanos dislinguidos.

IABLE
JOSE MARIA AM
Medico.

Oaxaqueño; alumno del Colegio de San lldefonso


desde 1786; bachiller en fllosofIa, teologla y medicina:
practicó la ültima con el Dr. D. Luis Montafla.
Escribió en latin un resumen de los Elemenlos tie
Medicina de Brown y Jo publicó en Mexico en 18ox;
68r
el mismo año lo publicó, traducido al castellano. agre---
gándole Un 7'ralado de ía inocu/acidn Con ía vauna.
CONSULTAR: Beristáin; Osores.

SALVADOR APODACA Y LORETO


Orador sagrado

Nació en Guadalajara el 25 de Diciembre de 176Q. Sus


padres fueron D. Joaquin Eustaquio Apodaca y Do1a
Rafaela Loreto. En su ciudad natal hizo sus estudios y
en Durango se ordenósacerdoteen 1794. Fué párroco de
Mazapil (Zacatecas) dos aSos, y maestro de ceremonias
del Cabildo de Guadalajara, durante cuatro, en los que
se doctoróenteologfa; curadeZapotitlán, Tuscacuesco,
Mascota y Sayula en el espacio de treinta v ocho aos;
can6nigo de la Catdra1, en la ciudad de su nacimien-
to, en 1838, y finalmente, en 1843, obispo de Niievo
Le6n, hasta su muerte, acaecida el dIa 15 de Junio de
1844. Dfcese en el Diccioncria de Historia y Geogra (ía,
Mexico, 1853-56, que fué varón de singular modestia
v extremada humildad. Mientras estuvo de cura en
Sayula vivió como el más pobre de sus feligreses y
que no tenla más vestido que el que usaba diariamen-
te. Después de su consagración de obispo de Nuevo
Leon en Guadalajara el 24 de Septiembre de 1843, par-
tiO para su diOcesis montado en una mula y con un
sólo criado, recorriendo de esta manera doscientas cm-
cuenta leguas en cuatro meses. Tuvo gran farna como
orador sagrado, pero no se conserva ninguna de sus
obras.
CONSULTAR: Artfculo necrolOgico el el diario E1
Silo XIX, Septiembre de 1844; biograf ía escrita por
José S. Noriegaen el Dieionario mexicano de 1853.56;
Sosa.
682

JOSE MARIANO ARCE Y ARROYO


Jurisconsulto.

Nacido en Tehuacán; alumno del Serninario Pala-


foxiano de Puebla, donde hizo, con gran éxito, sus es-
tudios de derecho; Se recibió de ahogado en la Real
Audiencia de Mexico, y ejerció aqul Ia abogacIa, ad-
quiriendo reputacióu no escasa. Desempeñó los car-
gos de oficial ma y or de la Dirección general de Alca-
balas, secretario de la Junta de Union general de Ren-
tas, administrador de la Aduana de Puebla y de Ia de
Mexico. Aqul muriO en 1811.
Sus escritos parecen haber sido exciusivamente ju-
rIdicos. Segün Beristáin, se le tenla por autor de
cuantos Informes diO a luz la DirecciOn general de
Rentas a los Virreyes y a la Corte sobre los interesan-
tes ramos de hac'endas y comercio'. El mismo hibliO-
grafo dice que imprimiO una In.ctruecidn para los co-
misionados de la DirecciOn general y Juzgado priva-
tivo de alcabalas y puiques del reino de la Nueva Es-
paa (Mexico, 1783) y dejO manuscritos trabajos sobre
Legilirnidad de adeud4,s de alcabalas y puiques (dedicado
al Virrey Revillagigedo, en i'g.) y Salisfac-idn a ]as
reflexiones del Tribunal de Cuentas de la Nueva Es-
paña (1804).
CONSULTAR: Beristáin.

JUAN BAUTISTA ARECHEDERRETA


Y ESCALADA
Histo riador.

NaciO en el Obispado de Michoacán; fue alumno y


después rector del Colegio de Santa Maria de Todos
683
Santos; se graduó de doctor y se ordenó preshftero; fu
canónigo de la Catedral de Mexico y agraciado con el
tItulo de Caballero de Ia Orden de Carlos H. Beristájn
dice que puhlicó una iVoticia de la fundació,z del Co/egio
de Santa Maria de Todos Santo: y catálogo de sus cole-
giales desde su fundación hasta 1796 (Mexico, im-
prenta de Ontiveros, 1796).
Lucas Alamán, de quien era cuñado, dice que el Dr.
Arechederreta escribió unos Azintes lzisldricos de la re-
volución del reino de Nuevo Espafia, diario de los suce-
SOS ocurridos desde 1 9 de octubre de 1811 hasta el 19
de junio de 1820, fecha de que Jo suspendió. El autor
de la Ilistoria de Mexico cita, efectivamente, con algu-
na frecuencia, Los Apzintes de Arechederreta, que dice
formaban cuatro tomos manuscritos, con adición de
impresos.
CONSULTAR: Beristáin; Alamán; Guridi Alcocer,
Ajuntes auto biográficos, Mexico, 1906, pig. 5.

VICENTE ARNALDO
Orador sagrado.

Nació en Campeche el 21 de Septiembre de 1766; sus


padres fueron D. José Santiago Arnaldo y Doña Jo-
sefa Feliciana Coronel. Quedó huérfano de padres a
los dieciséis aflos, y entró coma lego en el Convento
franciscano de Mérida. Se ordenó presbitero en 1790;
se incorporó en seguida al sagrado Colegio de Queré-
taro, y allI estuvo dos aflos, dándose a conocer por
entonces como orador. Enfermó, y regresó a Mérida,
donde se le nombró catedrático de gramática Jatinaen
el Convento franciscano; en 1795 se le eligió secreta-
rio de provincia; en 1802, guardian del Convento de
la Mejorada; en 1803, el Comisario general de Indias
77
684

residente en Madrid le designó Visitador- y presidente


del próximo CapItuio provincial; en 1804 se le nom-
bró guardian de la casa grande; en x8o8, se le eiigió
provincial. Terminado su provincialato, y a causa de
su poca salud, quiso eximirse de todo cargo impor-
tante; pero siguió siendo consultado en asuntos de
trascendencia, y al fin volvió a ser guardian de la Me-
j orada por largos afios. Su biógrafo anónimo en el
Dit-cionarjo de his/or/a y ge'ografla, Mexico, 1853-56,
enumera asI todos sus empleos y dignidades: 'Predi-
cador general, guardian de la Mejorada, definidor, vi-
ce-comisario de Jerusalén, custodio, secretario septe-
nal, asistente real, notario apostólico, exarninador si-
nodal del obispado (de Yucatan), teólogo consultor de
cámara, del limo. Señor Obispo (Guerra), notario re-
visor del Santo Oficio, guardian del Convento capitular
dos ocasiones, comisario visitador, ministro provin-
cial, y, después de extinguida la provincia, guardian de
la Mejorada, tres veces por elección, seis por disposi-
don del gobernador de la mitra, Dr. D. José Maria
Meneses, y tres por la del limo. Sr. Obispo.;'- MuriO
el 3 de Abril de 1845.
CONSULTAR: Dicjonarjo mexicano de 1853-56; ArrO-
niz; Sosa.

FRAY JUAN DOMINGO ARRICIVITA

Escritor religioso.

Mexicano. Fué misionero apostOiico del Orden de


San Francisco y Prefecto y Comisario de Misiones del
Colegio de Propaganda fide de la ciudad de Querétaro.
PublicO: Crdnica Serd,'Ica y apostó/ica del Colcgio de
Propaganda fide de 13 Santa Cruz de Que'r/Iaro en la
Nueva España, continuaciOn de la obra de Fray Isi-
685
dro Felix de Espinosa. Esta obra de Arricivita, im-
presa por Züfiiga y Ontiveros en 1792, se encuentra
en la Biblioteca Nacional (pig. 281 del catálogo de
la Novena division).
CONSULTAR: Beristáin.

JOSE MANUEL ASORREY.


Poeta.

Toluquefio; alumno de San Ildefonso desde 1782;


abogado de la Real Audiencia; fué, en Toluca, regidor
y alcalde ordinario varias ocasiones; diputado al Con-
greso Nacional en 1823 y 1824.
El Lic. Asorrey dejó en manuscrito, seg6n Osores,
una traducciOn de las fábulas de Fedro en verso cas-
tellano, y un Elogio del Dr. Faustino Hermoso Rio de
la Loza, en romance endecasIlabo.
CONSULTAR: Osores.

JOSE IGNACIO DE AZCARATE Y


LEZAMA.
Historiador eclesiástico.

Da noticias de ei el Dr. Osores: fué hermano del


famoso D. Juan Francisco de Azcárate y Lezama; es-
tudiO latinidad con D. Ildefonso FalcOn; entrO con be-
ca de porcionista at Colegio de San Ildefonso, donde
estudiO filosofIa y teologIa; en ambas facultades reci-
686

bió grado de bachiller por La Universidad; fué alil sus-


tituto en la cátedra de visperas de teologla y consilia-
rio; adrninistró las parroquias de Laerma y San Pablo;
desempefió el curato y el juzgado eclesiástico de San
Juan Bautista Alahuistlán, donde hizo construir un
nuevo templo parroquial; paso después a los curatos
de Acuituco v Huazcazaloya. MuriO el 16 de Abril de
x8i6.
Segün el Dr. Osores, era hombre activo y empren.
dedor, v acostumbraba ensear artes (itiles a. sus I eli-
greses pobres. DejO manuscritos ApzinIes para La his-
toria de los curatos de Alahuistlán, Ocuituco y Huaz-
cazalopa.
CONSTJLTAR: Osores.

JUAN FRANCISCO DE AZCARATE


Y LEZAMA
Jurist a y escritor politico.

D. Juan Francisco de Azcárate y Lezama, inolvida-


ble en la historia de Mexico por su participación en
los sucesos de 18o8, precursores de la independencia,
naciO en esta capital el ii de Julio de 1767: sus pa-
dres fueron D. José Andrés de Azcárate y Aguirre
Urreta, descendiente de bidalga casa vizcaIna, y Do-
lia Manuela de Menindre W. Fué alumno del Cole-
gio de San Ildefonso, desde 1780, y estudiO alli lati-

(x) El mismo D. Juan Francisco de Azcárate, en zSig, corn-


probó, ante el Alcalde de la ciudad de Mexico, su origen hidalgo
por ambas lineas. Sin embargo, cuando, establecida la Repüblica
Mexicana, se le informó de que tenfa derecho al mayorazgo de la
casa solariega de Azcárate, en Guipdzcoa, declaró que preferfa ser
ciudadano de su pals natal.
687
nidad, filosofIa y jurisprudencia; graduado ya de ba-
chiller en esta ültima facultad, comenzó a hacer su pa--
santia de abogado 3' continuó sus estudios en el Cole--
gio de Santa Maria de Todos Santos. En Octubre de-
1790 se recibió de abogado por Ia Real Audiencia v en
Noviembre se matriculó en el Ilustre y Real Colegio
de Aboados. En Ia Universidad fué sustituto en la
cátedra de visperas de cánones, y más tarde consilia-
rio: fu g miembro de Ia Academia de jurisprudencia
teorico-practica, donde se le eligid varias veces fiscal
y una vez vicepresidente, v vocal de la Junta del Hos-
picio de Pobres.
Bien pronto cornenzó a distinguirse en el ejercicio.
de su profesión y a figurar en poiltica. Desde 1803
entró como regidor de la ciudad, y en el bienio de
1803 y 1804 fué sIndico del Comi'in: hajo su dirección
se emprendieron los trabajos para traer al acueducto
de Mexico las aguas de Coajimalpa, que comenzaron
a correr en Enero de 1805.
El aflo de 18o8 marca el punto cuirninante de la vi-
da de Azcárate. Los sucesos en que intervino han si-
do materia de discusión desde antaio, 3, se ha-
Ilan expuestos largamente en Ia Historia tie la revolu--
cia do Nueva Esftaña, del Dr. Mier, en Los Ires sigios
do Mexico, de Bustamante, en el Ensayo hisidric, de
Zavala v en la Hisloria de Alamán. Escogemos, como
la más sintética, la exposición que hace este ültimo.
Las noticias de las renuncias de Bayona, que p0-
nIan en rnanos de Napoleon la corona de Espafla,
causaron estupor en todo Mexico. c En este estado de
inquietud y vacilación tomO la iniciativa el Ayunta-
miento de Mexico. Reunido el dIa 15 (de Julio) para
asistir a la tunciOn de San Camilo, propuso el regidor
Lic. Azcárate que, en un dIa de fiesta, a la hora de
corte, se presentase el Ayuntamiento bajo de inazas,
con uniforme de gala, y, en presencia de todos los.
Concurrentes, se leyese una representacióri que 61 mis-
I
688

mo formarla, y que en seguida., hincada en tierra la


rodilla y puestos los sombreros, con la mano sobre La
espada, hiciesen juramento ante el Virrey de ser fie-
les a! rey Fernando y no reconocer a Napoleón ni a
ninguno de su familia. No pareció bien esta idea, pe-
ro se acordó celebrar cabildo al dIa siguiente, en el
cual Azcárate le y ó la representación que trala forma-
da, y, habiéndola impugnado el alcalde primero Fa-
goaga y el alguacil mayor Urrutia, se hicieron enella
algunas variaciones, con las que quedó resuelta su
presentación. El xg por La tarde se vió salir a esta
corporación de las casas municipales, que se conocen
con el nombre de La DiuIacidn, y dirigirse en coches,
bajo de mazas, rodeada de numeroso pueblo que acu-
dió a la novedad del espectáculo, al palacio del Vi.
rrey, en el que, contra el uso establecido, se le hicie-
ron a la entrada y salida honores militares, y, recibi-
da por el Virrey, puso en sus manos la representación
que tenIa acordada. En ella manifestaba el asombro
con que La ciudad de Mxico habIa visto las renuncias
arrancadas por La violencia a La Real Familia; funda.
ba La nulidad é insubsistencia de ellas, y que, por la
ausencia é impedimento de Los legItimos herederos,
residIa La soberania representada en todo el reino y
las clases que lo formaban, y con más particularidad
en los tribunales superiores y en los cuerpos que lIe-
vaban la voz püblica, quienes La conservarlan para de-
volverla al legitimo sucesor cuando se hallase libre
de fuerza extranjera y apto para ejercerla, debiendo
guardarse entre tanto el reino regido por las leyes
establecidas; que, en consecuencia de estos principios,
la ciu dad de Mexico, en representación de todo el rei-
no, como su metrópoli, sostendrIa Los derechos de la
casa reinante, y, para lievar a efecto aquella resolu-
don, pedla que el Virrey continuase provisionalmente
encargado del gobierno del reino, como Virrey, gober-
nador y capitan general, sin entregarlo a potencia al-
689
guna, cualquiera que fuese, ni & la misma Espafia,
inientras ésta estuviese bajo el dominio frances, ni
admitir tampoco otro virrey, ni ejercer este encargo
en virtud de nuevo nornbramiento que se le these par
el gobierno intruso, prestando, ante el Real Acuerdo
y en presencia del Ayuntarniento y de Los triburiajes,
juramento de gobernar conforme a las leyes estahieci-
das, de mantener a Los tribunales y otras autoridades
en el ejercicio de sus funciones, y defender el reino,
conservando su seguridad y sus derechos; que igual
juramento prestasen todas las autoridades eclesiásti-
cas, civiles y militares, y, par ültimo, con las frases
más pomposas ofrecIa ]as vidas y haciendas de todos
los habitantes, deseosos de sacrificar uno y otro en
detensa de sus soberanos y en prueba de ru constan-
te fidelidad, congratulándose par tener al frente en ta-
les circunstancias Un capitán tan experto y valeroso
coma ci actual Virrey, y en Ia Audiencia ministros tan
Integros y sabios, que sabrIan sostener los derechos
del soberano v de su real farnilja.......
El Virrey paso la representaciOn del Ayuritamien-
to, el dIa mismo en que la recibiO, en consulta al Real
Acuerdo... EL Acuerdo resolviO contestar a la con-
sulta del Virrey, extraflando que ci Ayuntamiento to-
mase la voz de todo ci reino, y desaprobando el jura-
mento y formaciOn de gobierno provisional que pre-
tendIa, pues, no habiendose alterado en nada el orden
de las potestades legItimamente establecidas, éstas
debIan continuar en el ejercicio de sus funciones, co-
mo que habian sido nombradas par la autoridad real
y hecho el juramento de fidelidad a sus reyes; que aquel
nombramiento provisional y juramento dehilitarIan
más hien que afirmarfan aquellos sagrados é inaltera-
bles vInculos, y constituirlan un gohierno precario,
expuesto a variaciones y tal vez a caprichos, par lo que
este paso, además de ilegai, serIa irnpolItico y de con-
secuencias .mu y trascenden tales. Mas, para proceder
18
69

de conformidad con el Virrey, que tue liamado a con


currir el 21, se le propuso respondiese ala ciudad din-
dole las gracias por el acrisolado patriotismo que en
su exposición manifestaba, y comunic.thdole to resuel-
to en el Acuerdo del dIa 15, previniéndole excusase en
to sucesivo tomar la voz que no le pertenecIa por to-
das ]as demas ciudades del reino.... Posteriorrnente,
con motivo de Ia sensación que en el püblico habIa
causado la venida del Ayuntamiento todo, a poner en
manos del Virrey su exposición, advirtió a éste por
medio del oidor Aguirre, que, para evitar estos actos
estrepitosos, serla conveniente Se entendiese con aquel
cuerpo por rnedio de una comisión; pero el Ayunta-
rniento, teniéudolo a desaire, insistió en presentarse
en forma de ciudad, y comisionó, para tratar sobre es-
te punto con el Virrey, at Marques de Uluapa y at
smndico Verdad.... En el mismo dIa, que fué el 23, ci
Ayuntamiento en cuerpo volvió at Palacio, para que
el Virrey le comunicase lo resuelto en el Acuerdo acer-
ca de su exposición. Tüvose a mal por la, Audiencia
esta condescendencia del Virrey.... El Acuerdo, ha-
ciendo que el Virrey asistiese a sus deliberaciories, y
evitando diferencias en cosas de poca monta, procura-
ba que procediesen con uniformidad....
c Los europeos comenzaban a sospechar que la re-
presentación del A y untamiento ocultaha miras de in-
dependencia, y tuvieron por criminal en aquel cuerpo
el haberla preseitado, y en el Virrey haberla admItido
.Los americanos, por ci contrario, creIan percibir
en la resistencia del Acuerdo a unas pretensiones que
crelan justas el intento de imitar la conducta de Jos
Consejos de Madrid...
Sobrevino entre tanto el levantamiento de Espafla
contra los franceses: la noticia se recibió con j(ibilo en
Mexico, a fines del mes de Julio. cTanto ci Virre y , -
continia Alamán,—como los licenciados Azcárate y
Verdad, que dirigian el Ayuntamiento, estaban en la
6g i
persuación de que Espaa no podrIa resistir a los fran-
ceses... Era, pues, el plan de los individuos influventes
en la municipalidad (piensa el autor de la Jlistoria tie
.ilf/xico) aprovechar las circunstancias en que Espana se
hallaba para hacerla independencia; mas comola opinión
no estaba de ninguna manera preparada para ello, este
plan no podia presentarse a ]as claras, por estar muy
arraigada en los ánirnos del pueblo la fidelidad del mo-
narca.. .. Preciso era, pues, comenzar por establecer
con otros pretextos, lisonjeando las inclinaciones del
Virrey para contar con su apovo, una junta Nacional
que ejerciese la soberania, y é. poco andar, a favor de
las circunstancias, la independencia quedarIa hecha
por Si misma; y que este fuese el intento, por niás que
entonces se negó con ]as más ardientes protestas de
fidelidad, ha venido a ponerlo en claro Ia serie misma
de los sucesos; y aquellos de sus autores que han vi-
vido hasta después de Ia independencia Jo han hecho
as1 pi'iblico, y por ello han sido considerados y pre-
miados, aunque el licenciado Azcárate, estando preso
y procesado, como después veremos, enfermo y en ar-
ticulo de muerte, hizo una solemne protesta de la pu-
reza de sus intenciones y fidelidad acendrada a Fer-
nando VII.
Proyectada una junta general de las autoridades de
la capital, a pesar de la oposición de la Audiencia, el
Virrey la hizo convocar para el g de Agosto con el fin
de tratar c sobre Ia estabilidad de las autoridades cons-
tituidas; sobre la organización de un gobierno provi-
sional, para los asuntos que exigIan resolución sobe-
rana; sobre hacer el Virrey todo cuanto harIa el Rey
si estuviese presente, y sobre la distribución de las
gracias que hubiesen de concederse, y otras materias
semejantes.. . ­3- La junta se celebró el dIa fijado, por
la maiIana, en el salon principal del Palacio. 'El Vi-
rrey se colocO debajo del dose!; a su derecha, en sub-
nes, la Audiencia con sus fiscales; a la izquierda el
I
692
Arzobispo (Lizana), canónigos, inquisidores, y el
Ayuntamiento, y en ci resto del salon los jefes de ofi-
cinas, prelados de las religiones, varios tItulos y veci-
nos principales, los diputados del Ayuntamiento de
Jalapa, gobernadores de las parcialidades de indios
de San Juan y Santiago, y otros funcionarios püblicos,
que en todo haclan el niimero de ochenta y dos indivi-
duo'. La nota de sensaciOn en la junta fué la discu-
ciOn de la soberania del pueblo, sostenida, a nombre
dti Ayuntamiento, por el licenciado Francisco Primo
de Verdad y Ramos. El acuerdo final fué sostener A
Fernando VII: 'en lo que todos estaban de acuerdo,
porque esto entraba en las miras de todos los partidos
Satisfaciase de este modo al entusiasmo y leal-
tad de la generalidad de Ia naciOn; los promovedores
de la independencia lievaban adelante su intento bajo
un nombre que no presentaba ninguna realidad para
ellos; el Virrey lograba su fin de hacerse, bajo el mis-
mo nombre, independiente de toda autoridad peninsu-
lar que no procediese del monarca, la que él sabIa que
no existIa; y los europeos, con aquella fe con que sus
paisanos en la peninsula creyeron siempre seguro el
triunfo.... se lisonjeaban de afirmar sus derechos a
los dominios de esta parte de America.. . . Iturriga-
ray, en vez de esperar a la celebraciOn de Ia nueva jun-
ta, fijada para el 16, hizo. proclamar solemnemente, el
dia 13, a Fernando VII. Llegaron poco después los co-
misionados de la Junta de Sevilla, cuyo viaje tenla
por objeto hacer que se reconociera a Fernando VII y
a la misma Junta; celebráronse muchas reuniones se-
cretas, y todo el pals (por lo menos, cuantos se intere-
saban por las cuestiones páblicas) entrO en excitaciOn
por los contradictorios 6 inusitados rumores que co-
rrIan. Todo ello vino & terminar de manera inespera-
da. Un comerciante vizcalno, D. Gabriel de Yermo,
concibiO el plan de deponer al Virrey, se concertO con
varios amigos suyos, compró la guardia del Palacio y
693
aun se cree que dió parte a los principales enemigos
del Virrey, y en la noche del 15 de Septiembre (xSo8),
con ayuda de cerca de trescientos hombres, entre los
cuales no habrIa mas de tres mexicanos, aprehendió
a! Virre y y a su familia, recluyendo al prirnero en la
casa de la Inquisicion v a los segundos en el Con vento
de religiosas de San Bernardo.
Garibay, que entró al cargo de Virrey segün las
prescripciones legales, ordenó en seguida la prisión de
Azcárate, de Verdad, deBeristáin y de Talarnarites,
entre otros. No fueron inofensivas estas prisiones:
presos murieron Verdad, Talamantes y el Lic. Cristo.
Beristáin y los demás canónigos fueron puestos en Ii-
bertad. E1 Lic. Azc Irate, —ex presa Alamán, —fué
trasladado a los Betlemitas, y se instruyó contra 61
un voluminoso proceso, aunque no habIa otra cosa de
que acusarlo que de haber formado las exposiciones
del Ayuntamiento; no obstante lo cual, continuó preso
hasta Diciembre de 18xx.
Hallándose en prisión, Azcárate redactó para el
Ilustre y Real Colegio de Abogados la alocución din-
gida al pueblo con motivo del grito de Dolores. Su
motivo principal, al prestarse a redactareste escrito en
favor del gobierrio espaflol, parece haber sido el de-
sea de obtener su libertad. Continuó, sin embargo,
preso, y sólo se le concedió que se trasladara a su ca-
sa a sufnir alII el encierro. Vino a quedar libre merced
I la interpretación del decreto de amnistla dado por Las
Cortes en 15 de Octubre de i8xo y obtenido gracias a
Ia insistencia de los diputados americanos.
A pesar de cuanto hizo Azcárate en són de halago
al gobierno virreinal, hay indicios de que simpatizó
con los insurgentes. Poco después de salir de su en-
cierro, hizo una denuncia en su contra un D. Manuel
Irastorga, quien aseguraba verle ir todos los dIas a
caballo 6 en coche & la finca Casablanca, donde se
reunla con personas sospechosas de simpatIas revolu-
I

694

cionarias. Nada se prob6; lo cual no es muy extraño,


pues gran nümero deproyectos en favor de la revolu-
dOn (por ejemplo, Jos trabajos de la sociedad de Los
GuadaIues) quedaron ocultos, aunque se realizaban
en la capital misma.
Volvió Azcárate a sus negocios de abogado; volvió
A ser regidor en 1814, y I ué vocal de la Junta del
Fondo Piadoso de ]as Californias.
Fu6 rniembro de la Junta Suprema Provisional Gu-
bernativa, al triunfar Ia revoluciOn, y firmO el Ac/ada
Jnd4isandt.ncia. Amigo de Iturbide, aunque se dice que
estimO el proyecto de imperio como Un error, le pres-
to su ayuda en el gobierno; fué Consejero honorario
de Estado; formO parte, con el Conde de Heras y D.
José Sanchez Enciso, de la ComisiOn encargada de
form uar un dictamen sobre las relaciones exteriores
que debia crearse la naciOn; se le nombrO primer Mi-
nistro Plenipotenciario para Inglaterra, puesto que no
IlegO a desempefiar; presentO informes sobre leves
agraria y de colonizaciOn (tomando por modelo a Jove-
1lano.), sobre Ordenanza para el corso de particulares
contra Espana, y sobre los lImites sefialados a los in-
dios comanches, con cuyo representante Gionique ce-
lebrO un tratado de paz; tratO, por ciltimo, con Mr.
Poinsett, cuestiones de Ilmites entre los Estados Uni-
dos y Mexico.
Al caer el imperio de Iturbide, Azcárate siguiO sien-
do estimado por los hombres de gobierno y se le en-
comendaron trabajos sobre cuestiones diplomáticas y
negocios de minas. En 1826 se le encomendO el se-
gundo discurso conmemoratjvo del 16 de Septiembre
(el primero lo pronunciO, el aflo anterior, Juan Wen-
ceslao Barquera). El mismo aflo se le nombrO Visita-
dor del Colegio de San ildefonso; al siguiente, miem-
bro de la Junta de InstrucciOn Piblica del Distrito
Federal y los Territorios; en 1828, Ministro letrado
del Supremo Tribunal de Guerra y Marina. En ese
IOWA

695
puesto estuvo hasta su muerte, ocurrida en Mexico el
i de Enero de 1831. Se le enterró dos dIas después
en la parroquia de Santa Fe, del lado del Evangelio, en
la capilla de Jesus.
Los datos biográficos sobre Azcárate publicados
basta ahora (en la Biblioleca de Beristáin, en las No-
.'icias, de Osores, en el Diccionario mexicano de
1853-1856, en el Manual de Arróniz y en Mexica-
izos disIinguidos de D. Francisco Sosa) son escasos.
Afortunadamente, aün puede reconstruirse su biogra-
Ha, pues muchos datos y documentos relativos a éi
han sido reunidos por su biznieto el Sr. D. Miguel de
Tavera y Azcárate, con cuyo eficaz auxilio hemos Jo-
grado acabalar la historia de Ia vida del famoso hom-
bre piblico.
Beristáin enumera las siguientes producciones de
Azcárate: Prospecto para las Ordenanzas del Hospicio
de Pobres (Mexico, imprenta de Ontiveros: apareció
tambien en el Diana de Mexico de 4 de Julio de 18o6);
Ordenanzas )arn ci gobierno del Has ]5icio tic Pobres (Me.
xico, Ontiveros, 18o6); Proyeclo de reforma de Esatutos
de la Real Academia de Jurisprudencia teórico-práetica
(Mexico, Ontiveros, 1812); poesIas (las hay en la co-
lección de tributos coleccionados por Quintana Roo
en recuerdo del militar yucateco Felipe Peon Maldo-
nado, en 18io, con el tItulo de Jusla mernonia, y en los
Cantos de las musas mexicanas sobre la estatua de Car-
los IV). Manuscritos: Ensayo paneginico C hisMrico en
elogio del merito de los principales sujetos, asI natu-
rales como europeos, que han sobresalido en el reino; v
Breves apunlamien/os para la hislonia de la lileratura
.de Nueva España. Estas dos obras suyas se han per-
dido; pero el señor Tavera conserva buena parte de
los escritos de carácter jurIdico y politico.
La actividad puramente literaria no era, sin duda,
1a principal de Azcárate; pero, por haber sido él uno
de los hombres más cultos de Mexico en su tiempo
I

6 g6

y, sobre todo, por haber ensayado hacer la historia de


las letras mexicanas, su papel en ésta habrá de ser
siempre interesante.
Documento de suma importancia, por el carácter de
las ideas que expone, dada la época, es la r!J'resentacidn
de ig de Julio de 18o8, de la cual citaremos el Co.
mienzo:
c Excmo. Señor.—La muy noble, insigne, muy leal
é imperial ciudad de Mexico, metrópoli de la America
septentrional, ha leldo con el mayor asombro las tris-
tes noticias que comprenden las Gacetas de Madrid de
13, 17 y 20 de Mayo. Mira la poderosa monarquIa es-
pafiola vestida de luto, penetrada de dolor, liena de
angustia y eclipsada porque el brazo exterminador de
los reyes arrancó de su trono a su IegItimo soberano
el Señor Don Carlos IV, a su muy amable hijo, el Se.
renfsimo Señor Real Principe de Asturias y a los In-
fantes Don Carlos y Don Antonio; y liora inconsolable-
mente, como los demás reinos, la desgraciada suerte
de la Augusta y Real Familia que hacia sus delicias..
Entrevé en los papeles püblicos la opresión de la fuerza
que experimentaron para salir del seno de sus leales
pueblos, deenmedio de sus amantes vasallos, a una
corte extranjera, en donde el poder y la fu'rza consu.
maron la obra de su ruina, por medio de la abdicación
del solio mayor de Ia tierra, hechos que ellos por si
solos serán en todos los tiempos el testimonio decisi.
vo de la atroz sorpresa que nunca se crevó posible.
c Vuelta en sí del lügubre éxtasis en que quedó su-
mergida, advierte que debe aprovechar los momentos
para conservar a su rey y reales sucesores el opulento
reino a quien representa, poniéndolo a cubierto de los
peligros. Con el noble orgullo con que grita ante el
universo todo, que desde su conquista basta el dIa ha
dado a sus monarcas y señores las pruebas más real-
zadas de su celo y lealtad, profiere ante la muy respe.
table persona de V. E. sostendrá con la mayor ener-
697
gia el juramento de lidelidad que prestó al Señor Car-
los IV en el acto de aizar pendones por S. R. M. v el
que gustoso repitió al reconocer a! Señor Principe de
Asturias por inrnediato Sucesor a. Ia Corona. La obli-
gación sagrada en que 10 constituye este homenaje se
halla impresa en los corazones de sus habitados, y ni
ci poder ni la fuerza ni el furor ni la misma rnuerte
son bastantas para. borrarla.
'Esa funesta abdicación es involuntaria, foizada, y,
como hecha en el momento de conflicto, es de riingün
efecto contra los respetabilIsimos derechos de la na-
ción. La despoja de la regalia inás preci5sa que le
asiste. Ninguno puede nombrarle soherano sin su con-
sentimiento; y ci universal de todos los pueblos basta
para adquirir el reino de un modo digno, no ha-
biendo legItimo sucesor del rey que muere natural 6
civilmeiite. Ella comprende una verdadera enajena-
cióri de La monarquIa, que cede en favor de una persona
que en Jo absoluto carece de derecho para obtenerla;
contrarIa ci juramento que presto el Señor Carlos IV
al tiempo de su coronaciOn, ' es opuesta también al
solemnIsirno pleito-hornenaje que hizo el Señor Carlos I
A esta NobilIsima Ciudad, como rnetrOpoli del reino, de
no enajenarlo ni donarlo, de lo que no tiene privilegio.
c La monarquIa esoafiola es ci mayorazgo de sus so-
beranos, fundado pot Ia nacidn misma, que estahiece
el orden de suceder entre las iIneas de la Real Fami-
ha; y de la propia suerte que en las de los vasallos no
pueden alterar los actuales poseedores los llainarnien-
tos grad uales hechos por los fundadores, la andicación
involuntaria ' violenta del Señor Carlos IV y su hijo
el Señor Principes de Asturias, hecha a. favor del Em-
perador de los Franceses, para que señale otra dinas-
tIa y gobierne a! reino, es nula é insubsistente, por
ser contra la voluntad de la nacidn, que Ilarnó a. la fa-
milia de los J3orbones como descendientes de hembra.
de sus antiguos reyes y señores.
Por esta causa no prevalece ni respecto de los le-
-gItimos sucesores de S. M. Dispuso de bienes incapa-
ces de enajenarse, por fuero especial de la nación, que
los confió a su Real Persona ünicamente para su me-
jor gohierno y acrecentamiento, y para que en su total
integridad pasasen a su digno sucesor el Serenisimo
Señor Principe de Asturias. En consecuencia, Ia re-
nuncia ni abolió Ia incapacidad natural y legal que to-
dos tienen para enajenar to que no es suyo, ni menos
pudo abolir el justo derecho de sus Reales Descendien.
tes para obtener lo que la naturaleza les concede en su
respectivo caso y vez. Esta maxima justisima decidió
I la misma Francia a tomar parte en la cruel y portia.
da guerra de sucesión, cuando por muerte del Señor
Carlos II disputaron la herencia rica del universo las
dos antiguas y grandes casas de Austria y Borbón,
sosteniendo la primera at Señor Archiduque de Aus-
tria, Carlos, después VI de el Imperio de Alemania,
y La segunda at Señor Duque de Anjou, Felipe V el
animoso. Consideró injusta y nula La cesión que Luis
XIV el Grande hizo, en union de su mujer la Serenisima
Infanta Real de España Maria Teresa, del derecho de
sucesi6n a la corona por sI, sus hijos y sucesores, por
no tener facultad para privarlos de esta importantIsi.
ma opciOn, que no tomaba origen en su persona, sino
en el consentimiento universal de la monarquIa, que
en uniOn de sus soberanos consintiO en el matrimcriio
como medio de propagar Ia estirpe real por las hem-
bras. Y si la historia presenta que el invicto Señor
Carlos I y el mismo Señor Felipe V renunciaron La co-
rona en los Señores sus hijos Felipe II y Luis I, des-
de luego se conoce que su exaltaciOn al trono fué prin-
cipalmente por estar jurados para suceder a sus reyes
padres, y porque sus augustas personas no carecieron
de derecho para obtenerlo.
En la monarquIa, como mayorazgo, luego que mue-
re civil 6 naturalmente el poseedor de La corona, por
699
ministerio de Ia ley pasa la poesión civil, natural v
alto dominio de ella en toda su integridad at legItirno
sucesor; y si éste v los que le siguen se hallan impe-
didos, pasa at siguiente en grado que está expedjto.
En ningün caso permanece sin soberano, y en el pre-
sente, el niás crItico que se leerá en los fastos de la
America, existe Un monarca real y legItimo, aun cuan-
do La fuerza haya muerto civilmente, 6 impida at Se-
ior Carlos IV y SerenIsimo Principe de Asturias y
Reales Infantes Don Carlos y Don Antonio el unirse
con sus fieles vasalios y sus amantes pueblos, y le son
.debidos los respetos de vasallaje y lealtad.
Por su ausencia 6 impediinento, reside la sobera-
nia representada en todo el reino y las clases que to
forman, y con más particularidad en los tribunales su-
periores que gobiernan y administran justicia, v en
los cuerpos que Ilevan Ia voz püblica, los cuales la
conservarán intacta y sostendrán con energIa como un
depósito sagrado para devolveria a Carlos IV, PrInci.
pe de Asturias, Infantes Don Carlos y Don Antonio,
cada uno en su caso y vez, cuando libres de La opre-
sión vuelvan a sus reinos sin tener dentro de sus do-
minios fuerza extrafla que pueda coartar su voluntad;
y si la desgracia Los persiguiese hasta ci sepuicro, el
reino unido por sus superiores tribunales, metrópoli
y cuerpos que to representan en to general y particu-
lar, le devolverá a alguno de los descendientes legIti-
mos de S. M. ci Señor Carlos IV, para que coritinüen
en el mando la dinastla que adoptó la nación y la Real
Familia de Jos Borbones de la rama de Espafla vera,
como tarnbién el mundo, que los mexicanos procedan
con la justificacióri, amor y lealtad que les es caracte-
rIstica, . .

Una sola producción de Azcárate existe, impresa


aisiadamente, posterior a las que cita Beristáin: ci dis-
curso ccnmemorativo de la independencia, publicado
S.
con el titulo de Elogw ;atridIico que pronuncid e/ C'iu-
dadano Jua,, Francisco de Azcdra/e ci dIa dicis/is dc
Sephembre del a go de mu ochocie,:to vein/is/is, en la pla-
za mayor de J'f/xico, d firesncia del Exma. Sr. Presi.
den/c de la Repüb/ica Federal 4Wexicana, per nombra-
nien/o de la junta civica, rezin Ida en es/a capital con ci
ftrecjso objelo de celebrar, con la debida so/em nidad, ci
se.-undo aniversario del grito de independcncia que dieron
los prim eras h/roes de la nation ci i/Ia diecis/is de Sep.
tiembre de mil ochixientos diez (Mexico, imprenta del
Aguila, dirigida por José Ximeno, 1826). (z)
Daremos fin á esta nota biográfica insertando esta
pieza oratoria:
cCon cuánto placer la naciOn mexicana recuerda en
este dIa el entusiasmo patriótico que se propaga por
esta region septentrional el 16 de septiembre del año
de io, al resonar la voz de ser llegada la hora en que
recobre los irnprescriptibles derechos de su sobera.
nIa! Mexicanos: el gozo que resplandece en vues.
tros semblantes denota el de vuestros corazones y
forma el germen de los sentimientos magnánimos con
que contribuls al bien general de la repüblica. Imitáis
A las naciones que nos antecedieron, Jos dos pueblos
más poderosos que refieren los anales de los tiempos,
los griegos y los romanos, que prefijaron las fiestas
civicas para presentar a sus ciudadanos las virtudes
de sus mayores, aquellos heroes a quienes parece que
el cielo privilegiO para emprender los hechos más ma-
ravillosos, a fin de que tuvieran siempre modelos de
perfecciOn que imitar.
'Ellas fueron el campo en que el honor cultivó Ia
semilla de la emulaciOn, cuyo fruto es el espiritu pü-
blico, ese resorte de tanto poder que elevO sus repü-
blicas al grado de la mayor opulencia, constitu yéndo-
las sabias, fuertes, poderosas, v llevO la fama de sus
(i) Existe en Ia Biblioteca Nacional. Pig. 227 del catálogo de la
Octava division.
701

nombres hasta las regiones más distantes. Esto será


La mexicana federal, por las virtudes cIvicas de los
clarISimOS varones, hroes insignes é ilustres amen-
canos Hidalgo, Allende, Aldama, Abasolo y l3aIleza,
honor y gloria de nuestro suelo.
Qué talento, por sublime que sea, podrá fot-
mar dignamente el elogio de unos heroes que, vien_
do Ia abvección de su patria, inflamados por el fue-
go sagrado del patriotismo se resuelven a libertarla
reponiéndola at antiguo rango de su poder soberano?
Emprt sa digna de inmortal renombre, que perpetuará
para todos los tiempos su gloriosa resolución. En las
primeras convulsiones polIticas de Ia España, acaeci-
das el año de 8, esparcimos esta sernilla yo y los sa-
bios Verdad y Tagle el padre, sin más efecto que el
de nuestra ruina. IDios eterno, te dignaste conservar-
me Ia vida para ocupar, en este dia, lugar tan preemi-
nente, rodeado de mis conciudadanos y amigos; y en
el que ful ultrajado el 16 de Septiembre de ese afio(r)
atravesando esta hermosa plaza escoltado de guar-
dias que me condujeron at sepuicro de una prisiOn!
Ya olvido los males que experimenté, ]as miserias que
sufri; y mi voz se reanima para anunciaros, mexica-
nos, que si queréis conservar el gobierno republica-
no federal que adoptasteis, ser felices y hacer respe-
table el nombre y poder de Ia repüblica, es preciso
que como los heroes, cuvas virtudes aplaudimos, sos-

(i) En esle diafué la trisión del virrey D. José de Ilurriga-


ra y , a quien se sefard dci mando /'or su cifeclo €1 1(1 dmt'riea 1 , d
los amc-icanos: fuimos jSresos ci Lie. Verdczd y yo, por ha/Per
rOrnOvido, en union de D. Francisco 7'agie, corno regido,-es
del ayanfamienlo, ci s/sterna c/c la soberania popular. Afurid
Tag/c c/c resuilas c/c una cO/era que tuvo con tin oidor, Ver-
dad en la jrisiOn, y yo me enfe r mé de eiieJsia. tor La que
sail del searo que sufri sesenfa dias con cc,,tinela c/c vista;
v ternzanecf arres/ado en mi casa Ires alias once c/las, sub•
sistiendo d expensas de mis amigos y otras_Personas carl/a-
livas, d quienes dec/leo es/c recuerdo de gratitnd. (Nota del
autor.)
tengáis con valor su independencia v libertad, v per-.
manezcáis unidos en una sola opinión.
C EI amor a la patria, ese afecto del alma racional,
que eleva al hombre sobre su ser mismo, haciéndole
emprender hechos famosos y sobreponerse a los peli-
gros sin reparar en sus propias desgracias, dirigio a
los primeros autores de la independencia. No los ani-
ma su personal interés, ni el de sus mujeres, hijos y
parientes; no mejorar Ia suerte de los lugares en que
vieron la luz; no adquirir riquezas, honores 6 empleos;
no, mexicanos, solo tuvieron presente salvar a la pa-
tria de la esclavitud en que gemla. Realizan el pro.
yecto sabiendo que entre lograrlo y perecer no hay
medio: bablan, y en el instante los pueblos responden
enardecidos anuentes a su voto: la guerra comienza:
Ipero adónde me arrebataba mi fantasia! Po&6 aca-
so ponerme a la vista, aunque sea en miniatura, los
efectos prodigiosos de esta explosion patriOtica, que
se hizo resentir por todo el Anáhuac? Omitiré recor-
dar los desastres ocurridos, tan atroces, con que los
tiranos quisieron más bien destruirlo y aniquilarlo to-
do, que ceder en un sOlo ápice a su abominable domi.
naciOn?
c Caen desplomadoslos pueblos y las haciendas: un
instante basta para deshacer lo que fué obra de si-
glos. Incendios, asesinatos, robos; lo mas horrible, lo.
mas cruel y tirano son los medios que se ponen en
practica para continuar el despotismo de un gobierno
absoluto, dando esta prueba de cobardla. Sus tropas
A la manera de la langosta devoran cuanto miran: Co.
rre la sangre por las poblaciones y los campos: la
muerte y la rabia asolan las provincias; más su sem-
blante feroz no espanta abs que, impávidos, a su vis-
ta misma ratifican la decisiOn general. Todos preten-
den ocupar las primeras filas; las segundas se dispu-
tan el honor de reemplazar el lugar de los que perecen
sosteniéndolas, y pelean denodados hasta vencer ó.
703
morir. En el patIbulo se inmola a centenares las vIc -
timas: qué familia no cuenta alguna sacrificada en la
sangrienta y pavorosa ara de la tiranla? Fueron más.
terribles que el rayo y el terremoto los maridaj-jnes es-
pañoles Calleja, Cruz, Arredondo, Trujillo, Ordonez,.
Concha, monstruos de crueldad, que nunca se sacia-
ron con la sangre de los mexicanos; pero, at paso que
su furor se aumenta, el tesón por La independencia
crece de un riesgo en otro, y es ma y or rnientras más
empeñados son los peligros. Sin diferencia de edad
todos quieren sea Ia patria libre y no esciava, deno-
tando en el sufrimiento su valor; Las inismas madres
ponen en la mano a sus hijos el sable, y con ojos en-
jutos les dicen como las espartanas: 6 z'zc/oriosos 6
in aertos.
Ni aun la fatal desgracia de Ia decapitación de los
padres de la independencia entibia vuestro ardimien-
to, mexicanos: se aumenta como la llama con el pábu.
Jo: nuevos jefes toman a su cargo la dirección de la
guerra por todos rurnbos; consiguen victorias consi-
derables: se apoderan de grandes territorios, y redu--
cen a los déspotas at mayor de los conflictos. More-
Los, Matamoros, Galearia, Ortiz, Garcia, vosotros, ge-
nios sirigulares, obrasteis maravillas en Oaxaca, en
Cuautla, en el Sur, en los Lianos de Apam y en el
Bajio: sean vuestros hechos perpetuos en Ia mernoria
de los mexicanos; y vuestras sombras respetables se
complazcan con la felicidad de que goza la repi'iblicat
Y cuando las vicisitudes de la guerra cambiaron la
medalla, tiel incansable y valiente Guerrero no la sos-
tiene sin ceder en las alturas de la tierra caliente?
No fueron solas las armas a las que apela el go-
bierno español para hacer la guerra, se prevale de la
opinion moral y la religiosa. Incita a las corporacio-
nes y prelados a que persuadan las utilidades de con-
tinuar la uniOn anterior de espanoles y americanos:
esparce sus escritos en que reluce el artiflcio de una

-
704

obediencia forzada, sin embargo de no creerlos bas-


tantes para contener La revolución: coafla Cznicamente
-el buen 6xito en el tribunal que tenla por oflcio apri-
sionar el entendimiento, y mantener La ignorancia con
el pretexto de conservar la religión. No se engaia:
anatematiza a Hidalgo, declarándolo hereje. iTerrible
abuso de despotismo inquisitorial! Acaso La domina-
ción de Los reyes de Espaa era articulo de fe, 6 la
religion se puede hacer materia de estado? Qu?
confundir to que es de Dios con to que pertenece a la
naciOn puede dimanar de la doctrina del divino Sal-
vador?
c No surten efecto estos ardides: los mexicanos sa-
ben distinguir la pureza del dogma del abuso de La au-
toridad; fletes at primero se deseritendieron de to segun-
do. La iglesia nada tiene que ver en las disensiones
civiles: 'mi reino no es de este mundo dijo Jesucris-
to; y ya no estarnos en los siglos obscuros como aqut-
lbs en que, tirando Roma una Ilnea sobre la esfera, di-
vidiO el territorio qud se llamO Indias entre Los Reves
de Espaa y Portugal; ni Se cree dependa del poder
sacerdotal repetir La donaciOn de Alejandro VI. Entre
el ruido de las armas se impusieron los mexicanos en
los derechos que por la naturaleza les competen como
A bombres; y en que la iglesia catOlica, que üriicarnen-
te trata de La salvaciOn de las almas, se acomoda a to-
dos los gobiernos, sin tocar a La potestad temporal,
siendo este uno de los caracteres de su santidad.
Ref1ero estos males no para renovar las sensacio-
nes odiosas que causaron: La generosidad mexicana
los tiene olvidados: to hago como el cautivo que rela-
ta las penas que sufriO en Ia mazmorra, i'inicamettte
para más complacerse en los bienes que consigue at
mirarse libre. Fueron muchos los que dimanaron del
valor impertérrito de los primeros heroes mexicanos.
Sin saber et arte de La guerra, peleando con los que
les eran superiores en conocimientos, aprendieron a.
8ft1OTEA PRTICU!
A.. . MONR
705
bacerla, cotno los rusos lo consiguen batallando con los
suecos, dirigidos por el Marte de su siglo, Carlos XII:
ignorando la arquitectura militar y la fortificación, pre-
sentaron en COporo, Jaujilla, Jalpa, Cuautla, San
GregoriO, etc., lugares fortificados en los que se estre-
116 diversas veces la furia que los combate. La caba-
llerIa se hace invencibie. Fabrican armas, funden ca-
fiones, elaboran pólvora, discurren emboscadas, sor-
presas, y se hacen maestros en todos los ardides y
astucias destructoras: en conflictos tan terribles se
forman los generales que tanto honran a la repüblica.
Finalmente se imponen y saben, porque la experien-
cia les ensefla que la nación que quiere ser indepen-
diente lo es, porque la mexicana lo fué luego que lo
resuelve. Y todas estas ventajas a quiénes las debe-
mos? Confesamos gustosos que a los heroes que en
este dIa dieron Ia voz de independencia.
Conseguida ya, y hallándose la rept'iblica en estado
tan floreciente deberán los rnexicanos dejar las armas
y entregarse al descanso, como lo hace el labrador
después de alzada la cosecha para disfrutar con quie-
tud de la abundancia debida al sudor de su rostro?
No, aj'in no es tiempo. La caduca, parailtica é impo-
tente Espafla no sobrelleva con paciencia nuestras
glorias: el oro y las riquezas que llamó suyas excitan
más su avaricia en el tiempo de su laceria. DestituIda
de fuerzas, sin armada, sin dinero, ni los demas re-
cursos, desconflando de sus tropas por tener muy pre-
sente el suceso de Cádiz, mendiga auxilios de las po-
tencias de primer orden. Hace ofertas de desmembra-
ciones de este suelo; sus agentes propalan tenet Se-
cuaces en nuestro seno, todo lo facilitan y allanan: se
prevalen del sistema del absolutismo, y esperan set
escuchados.
Semejantes recursos son tan estériles como misera-
bles. Las naciones pensadoras yen que la mexicana
les ha abierto otra puerta menos costosa y más lucra-
19
706
tiva, cual es la del comercio: yen que las relaciones
pacificas son las más propias para aumentar sus inte-
reses, adquiriendo los artIculos preciosos que Ia Divi-
na Providencia exciusivamente consignó a esta tierra
feraz; y asi es de creer prefieran los medios a la amis-
tad; pero iqu6 conseguirlan si, abandonándolos, resu-
citasen las ideas góticas de conquista, y la auxiliasen
con armadas v ejércitos? Ah! iencontrarIan ünicamen-
te su sepuicro en las costas!
cLa naturaleza las defiende con impenetrables arre-
cifes, calas cortas, grandes bancos, terribles escollos
y puertos desacomodados: el sol, desde su órbita, con
sus rayos abrasadores; la atmósfera con una tempera.
tura destemplada; la fiebre amarilla 6 vómito negro, y
la calentura con el cancer; el comején, el mcsco, la ga-
rrapata y otros insectos también las guarnecen con su
aguijón: mas cuando se libertaran de tantas inclemen.
cias, iencontrarian ahora con tropas déhiles como las
de Tabasco, las de Tlaxcala y ]as de Cholula a. quie.
nes destrozó el aventurero Cortés? iNo tendrIan que
pelear con tantos soldados valerosos que se les presen-
tarán frente a. frente: soldados que a pecho descubier.
to se lanzan sobre el cañon y la bayoneta: soldados
que ban resuelto morir antes que dejar de ser libres y
que deje de existir la repüblica? Si, mexicanos, vues-
tra decision, vuestro valor, y la fortaleza de vuestros
brazos es su mejor esperanza; permaneced arm ados
para evitar toda sorpresa, y decid: existe y existirá. la
repiiblica en todo el esplendor de su gloria por nues-
tro esfuerzo, que se dedicO a. copiar el patriotismo de
los primeros heroes mexicanos, hombres insignes &
quienes el cielo concediO una suerte feliz para alcan.
zar la sublimidad de concebir y de emprender grandes
hechos y llevarlos a. efecto con el sacrificio de su pro.
pia existencia.
'No es la fuerza armada ci principal sosten de las
naciones: la moral es el zOcalo en que descansa el edi-
707
ficio politico. El poder de Ia opinion es el mayor, que
obra siempre de un modo irresistible. Disipa los ejér-
citos, abre las puertas de las fortalezas más inexpug-
nables, destruye las leyes, arruina las repübticas, los
reinoS y los imperios; asI como por el contrario cuan-
do es una, constante d invariable, todo Jo hace
eterno. No hay suceso prodigioso de que no haya
sido el resorte principal: la historia, en los diversos
cuachos que presenta de las viscisitudes humanas, ma-
nifiesta tambin cuáles han sido las que ella padeció.
Volved, mexicanos, la vista at Norte de este continen-
te y hallaréis que sus diversos estados soberanos corn-
ponen una gran rep(ihlica federal, que a los cincuenta
aflos de su erecciOn es sahia, poderosa, rica, corner-
dante, marItima, industrioa, respetada y temida. Si
le preguntáis por la causa que la hizo floreciente con
tanta rapidez, responderá: lo debe a la opiniOn, porque
con la concordia se engrandecen los estados pequefios, y la
discordia destruye ann d los rnayores. Qué quedO del
dilatado, poderoso imperio de Moctezuma, pot la dis-
cordia? Lo que de las rep1blicas griegas y romana, s6-
lo la memoria de que existieron.
'El pacto social, la cadena de oro que suavemente
liga a los hombres en solicitud de su propio bien, qu
otra cosa es sino la convenciOn tácita de todos los
que viven bajo un gobierno, en virtud de la cual están
obligados a concurrir y a contribuir con igual ardor a
Ia felicidad comün? d la ciudadanla noes también la
obligaciOn invariable del hombre, de ser i'itil en cuan-
to le es posible al estado de que es miembro, ya eli-
giendo para los destinos, 6 ya siendo elegido para
ellos? Extremos tan ütiles son Jos puntos en que se
apoya el eje sobre que gira Ia repibIica mexicana fe-
deral: la opiniOn de los individuos que la componen
debe set una, y totalmente dedicada a su bien y a su
engrandecimiento.
'Si en todos los tiempos es preciso sea una d indivisible,
708
lo es mucho más en los principios de su organización.
Los cuerpos morales a semejanza del natural tienen su
nifiez, su juventud y su ancianidad. La primera de es-
tas épocas es Ia más deleznable. El cielo exceptud de
este peligro a Ia nacióu mexicana, por circunstancias
que dificilmente se reunirán en otra: desplegó su ener-
gla v poder desde que por su propio esfuerzo se elevó
al ran go de la, soberanla.
zLos potentados del continente europeo se asombran
al saber los pasos gigantescos con que camina a su
mayor exaltacidu. Han visto que la virtud santa de la,
libertad eligió para su morada el hermoso hemisferio
de Colon; que su poder lanzó de su asiento a La tira-
nia, é hizo abrir los ojos a los hombres, estimulándo-
los a gustar del mayor de los bienes. Conocen que Ia
ahundancia y la, felicidad la acompaiiarán siempre, por-
que son el fruto del orden, de la sabidurla, del tesón y
del trabajo. Saben que sus estados se desplomará.n:
el mortal, a quien crid libre la naturaleza, siempre ape-
tece y quiere serb. Lloran ya anticipadamente Ia des-
trucciOn de su opulencia, de su vanidad y de su orgu-
Ho: la aniqailación de sus talleres y fábricas, la de su
comercio, Ia de ]as ciencias, la, del primor y Ia del gus-
to; porque todo va a trasplantarse a este suelo feraz
rico. Pero lo que más les aflige es la consideraciOn de
que La rep6b1ica mexicana, por La localidad de su tern-
torio, tiene en su mano trasladar sus relaciones corner-
ciales a otras regiones para privarlos del goce de has
riquezas en que abunda.
'Deseosas de precaver su ruina, han resuelto, allá
en sus congresos tenebrosos, substituir a La libertad
el absolutismo: negar a los pueblos el derecho de go-
1,ernarse por si rnismos, y establecer ese sistema des-
pOtico en las cuatro partes del universo. No lo ejecu-
tarán con las armas como en el Piamonte, Nápoles,
Espaila; pero si se valdrán de la, intriga, de Ia seduc-
ción y del prestigio. Los medios no son calculables:
I,

709
quién puede numerar los de lit rnalicia y el interés?
Frocurarán sus emisarios y adictos dividir la opinion
general, y ponerlo todo a sus pies, para cantar el triun-
fo sobre ]as ruinas de las rept'ibiicas americanas.
cEs necesario por lo mismo estar alerta para no
caer en ci lazo: desechar toda idea de divisiOn, rodear
al gobierno con la muralla impenetrable de Ia opiniOn
general para sostenerlo: asI será eterno, feliz, y lo Se-
rá la repüblica. Si tiene defectos, su sabia constitu-
ciOn seflalO la época en que deherán corregirse, des-
pués que la experiencia haya convencido la necesidad.
Si los agentes del poder salen de sus órbitas, las le-
yes señaian el modo de contenerlos; y los patriotas
ilustrados, por medio de Ia prensa, declamarán de un
modo decoroso y digno hasta extinguir los abusos.
cHaced Ioh mexicanosl lo que ejecutaron en su res-
pectivo caso los padres de la independencia. Afirma-
dos en su opiniOn, la publicaron y sostuvieron hasta
sellarla con su sangre. Vosotros estáis gozando ci fru-
to de aquel primer impulso, sin ci cual gemirIais aün
ahismados en la esclavitud. ICuán dignos son de vues-
tro agradecimiento los que os mostraron la senda de la
libertad! Imitadlos con más empeño ahora que poseéis
todos los elementos de Ia prosperidad que criaron, lie-
vando, en lo posible, a la mayor perfecciOn su proyec-
to, sacrificando su vida para conseguirlo.
c Un congreso, tan ilustrado como justo, Os dá leyes;
un presidente, patriota y ensayado en las adversidades,
desempena ci poder ejecutivo de un modo paternal; la
suprema corte de justicia da pruebas realzadas de ac-
tividad y entereza; los ministros cumplen con la mayor
exactitud las leyes; los congresos de los estados fede-
rales los hacen florecientes; las autoridades y emplea-
dos llenan sus deberes; el ejrcito, perfectamente equi-
pado y armado, lo componen generales expertos, ofi-
ciales pundonorosos y soldados valientes, que han ju-
rado sacrificar sus vidas por defender a la repiiblica;
710

la marina, aunque naciente, se hace respetar; el co-


mercio progresa, la agricultura prospera y la industra
en su tanto crece; la miner ía proporcionó la entrada
de mis de diez millones, que invierte la especulaciórt
extranjera en el laborlo de diversos de los minera-
les conocidos por [a riqueza d€ sus metales; [a educa-
ción püblica recihe mejor rnétodo y las ciencias anun-
cian adelantamientos prodigiosos; ]as relaciones de
amistad con la Inglaterra, que es el baluarte inexpugna-
ble de La libertad y la primitiva fuente de ella, son
particulares y terminarin en el reconocimiento de la
independericia: la han t-econocido ya las reptiblicas del
Norte—América y las del Sur; no ha y division de con-
ceptos, todos piensan de una misma manera, y su inte.
rs termina al mayor bien de La repüblica.
tiAbl qué campo tan espacioso se os presenta, me-
xicanos, para dar a conocer los sublimes quilates de
las virtudes y dotes que os distinguen. Centenares de
millones de hombres, Jos pueblos, las naciones, el uni-
verso todo estin pendientes de vuestros procederes.
No tienen otra esperanza los que gimen oprimidos ba-
jo el yugo del despotismo, que los progresos de vues-
tra felicidad. Convierteri sus ojos a estas regiones y
se dicen a si mismos: all1 residen La libertad, el patrio-
tistno, la abundancia y La felicidad; cada reptiblica es
un templo en donde esa deidad recibe el homenaje Pu-
risimo de los votos de los hombres libres, que, reinte-
grados en Los derechos que la naturaleza les concede,
pueden todo lo que las leyes no les prohiben: de ellas -. -
se deriva el bien de La especie bumana ultra jada por
los tiranos. IDios ornnipotente, Señor del tiempo v de
la eternidad, bendice para siempre a los que te has
dignado concederles tanto bien, para que, asI como su-
pieron sacudir el yugo omirioso de [a esciavitud, pro-
sigan unidos en una opinión a completar la escala de
su engrandeciento, presentando A los demis pueblos
la ruta que deben seguir!
711

Despus aplauden la preferencia que el congreso


de Panama hizo de La mexicana para trasladarse a su
territorio, en el cual logrará La seguridad que le es
tan necesaria por to sano del clirna, y estar exento de
toda interpretacidn hostil de los enemigos de su exis-
tencia la Espafla y sus aliados. La coalición celebra-
da entre las repüblicas americanas, que pondrá en ol-
vjdo La de Grecia, recibirá el apoyo de que necesita,
sus órdenes se cumpLirán con la rapidez del reLámpa-
go; y en todo evento tendrá el celo de la nación rica
que, extendiendo sus brazos sobre el Ocano AtLánti-
co s' el Meridional, ostenta su grandeza y su poder.
cVed, mexicanos, cómo este dIa augura el porvenir
supremo de las rnayores dichas que disfrutaréis. iQuél
dNo sentis en este momento en vuestros corazones las
efusiones tiernIsimas del espiritu pi'iblico y las del pa-
triotismo, at ver los objetos que tenés presentes, esos
objetos que ban arrebatado vuestra preferente atención?
Acercaos .1 gozar de las deLicias que manan de la can-
dad pt'iblica; y ved cómo la mano piadosa del digno
presidente de La repüblica premia con dos onzas de oro
A cada uno de los tres niflos que el aflo pasado tornó
bajo su protección, pot los adelantamientos que ban
hecho en los primeros rudimentos de su educación, y
manifestaron en el examen que tuvieron el dia diez en
La sala capitular del Ayuritamiento, supliendo de este
inodo los oficios de sus padres, que murieron por el
bien de la patria. Igualmente socorre con cien pesos
A cada una de las diez panientas que la suerte sealó
y han probado serlo de los heroes de la independen-
cia. A esas siete africanas que, sacadas de su pals na-
tal, gemlan en la esclavitud en rnedio de una repi'iblica
libre, hoy las restituye at goce de su libertad, desagra-
viando casi a. Ia naturaleza, y siguiendo las huellas de
todas las naciones sabias. Y esos veintidós valientes
patriotas, que en el campo del honor batallando con
los tiranos obraron hazauias prodigiosas, ilevando en
712
sus heridas y estropeamientos la mejor hoja de servi-
cios, no veis cómo los auxilia poniéndoles en mano
una onza de oro para acudir a sus urgencias? Los cm.
cuenta y seis niños y veinte niñas que vestidos de un
todo completan el adorno de este acto munificertIsi.
mo, ino comprobaran siempre ci desvelo con que ci
gobierno mira & la juventud, el alm&cigo precioso de
ciudadanos, auxiliándolos y protegiéndoios en Jos mo-
mentos en que no pueden valerse por si solos?
c Son pequeñas muestras; pero que indican to que
hará Ia repüblica en ci tiempo de su mayor engrande-
cimiento: son las que pudo discurrir Ia junta de ciuda-
danos encargAda de la dirección de tan plausible ani-
versario en el corto término de diez y seis dIas, tiem-
P0 muy angustiado para que su patriotismo pudiese
manifestar las grandiosas ideas que pretendIa realizar.
Con todo, Ilena del más noble entusiasmo, cree ha pre-
sentado a la rep(iblica mexicana en un punto pequeflo
de vista, ci bien que disfruta, gozará en to sucesivo y
nunca probaron los tiranos, y es el hacer felices a los
hombres en todo estado y tiempo. Mexicnos, demos-
lc las gracias más expresivas a la junta por el cabal
desempeo de la confianza que la nación hizo de su ce-
Jo, de su integridad y exactitud; y también porque de
un modo práctico y visible a todos mani festó los bienes
que la nación experimenta ya de resultas del grito me-
morable de inde,tendencia que dieron los primeros he-
roes de la nación mexicana; pues sosteniéndola y su
libertad con el valor, como to ejecutaron despreciando.
los riesgos y los peligros, y manteniendo unida su opi-
nión sin dividirla y separarla en concepto alguno, nos
proporcionaron los bienes que ya poseemos y los que
nos restan adquirir, con forme consolidemos más el go-
bierno republicano federal que adoptamos '' es ci más
justo y más proporcionado a los deseos de los hombres,
y ci que le es más conveniente. Si, rnexicanos, nunca
olvidCls, ni dejCis de celebrar que, eligiendo una muer-
713
te cierta, dieron el mayor ardimiento a la naci6n, Ia
entusiasmaron por su bien y su prosperidad; y de esta
suerte muriendo le fueron más ütiles que si hubieran.
vivido en este dIa los patriotas Hidalgo, Allende, Al-
dama, Abasolo y Balleza.—Dije.'

EUSEBJO BALA.
Escritor religioso.

Bachiller de la Universidad de Mexico y preshItero.


Publicó un Devocionario en honor de Nuestra Señora
de la Bala, venerada en la iglesia del Hospital de San
Lázaro, en Mexico (Imprenta Já.uregui, 18xo).
CONSULTAR: Beristáin.

JOSE VICTORIANO BAOS.


Orador sagrado.

Nacido en Tomiltepec, Oaxaca; fué vice-rector y da-


tedrático de teologla en el Seminario tridentino de Oa-
xaca, examinador sinodal del Obispado de dicha ciu-
dad, cura y juez eclesiástico de Tzautlán y Ta1istac.
Publicó, segün Beristáin, una 0racidnji2nebre en ho-
nor de la Reverenda Madre Maria Teodora de San
Agustin, fundadora y abadesa del Convento de Capu-
chinas Indias de Oaxaca (Mexico, imprenta de Q*ti-
veros, 1799).
CONSULTAR: Beristáin.
714

MARIANO BARAZABAL.
Poeta.

Este fecundo versificador nació en Tasco (pertene-


ciente hoy at Estado de Guerrero). El aio de su na-
cimiento parece naber sido el de 1772, pues en 25 de
Febrero de 1807 (Diario de Mexico) se describe asi:

Dióme el cielo Ilgura moderada;


denególe a mi rostro la hermosura;
mi color es ajeno de blancura,
aun sin aplicación a to rosada.
Mediana es mi estatura, bien formada;
en mi boca y nariz durmió natura;
mis ojos son tat cual, mas dan segura
muestra del corazón en la mirada.
Aunque no me portó cuna grosera,
mi educación ha sido sin amparo;
mis bienes son hasta hoy no ser avaro,
sin saber si hay fortuna 6 si es quimera.
Luego equd me di6 el cielo? IDe to carol
Alma fina, alma noble, alma sincera.
Otrosi: Ibuena cosa
se rue olvidabal
Que a treinta y cuatro agostos
les vita cara....
Mas, sin engao,
disparaba mil versos
at séptimo ado.

Por aquI se y e que Barazabal presumia de precoz.


Fecundo, pot to menos, si to era, y durante toda la
existencia del Diario de Mixico escribió en 61, to mis-
mo que después en El Noticioso general. Perteneció a
la Arcadia de M&ico con el nombre de Anfriso. Usó
715

varias firmas literarias: Al. B., El Aplicado, Baz .. la-


bara, Albaro Marla Bazán,-v su nombre de arcade.
Debe distinguIrsele de Of. B. ó el Pobiano.
Beristáin da noticia de estas producciones suyas:
versos a. La estatua de Carlos IV (v. Jos Cantos tie
las musas mexicanas, 1804); elogio del R. P. mi-
sionero del Colegio de San Fernando de Mexico, Fr.
Mariano Olmedo, impreso (tversos?); Trafalgar y
Buenos Aires, rasgo po/tico diz'idido en dos cantos, dedi-
cado a! Virrey Iturrigaray (suplemento al Diana tie
Mexico, 6 de Abril de 18o8). Publicó, además, un
Aplauso poético a los ilustres tie la pa/na, d:putados tie
C'ortes y tie la provincial, y jefe politico superior tie la
gran A'jéxico. (Mexico, imprenta de Alejandro Valdés,
1820: existe en la Biblioteca Nacional, P ig. 433, catá-
logo de la ga división).
Barazábal fué agente de negocios de la Real Audien-
cia. Bustamante hace mención de él en su Citadro his-
tönico de la rez'olucidn mexicana. c Antes de esta desaf o-
rada determinación (Ia supresión de Ia libertad de im-
prenta, aunque La acordaha la Constitución de Cádiz,
por el Virrey Venegas), ya la America habIa visto con-
denar por la junta de censura, a. cuya cabeza estaba
Beristáin, un epigrama de D. Mariano Barazábal. Fl-
guraba en él un leproso que se quejaba de que un hom-
bre le hubiese espantado las moscas que lo devoraban.
!Y por qué? Porque las que vendrIan después de
ellas, corno hambrientas, lo devorarIan más que las
que anteriormente Le hab Ian picado y ya estaban muy
ahitas. Hacla alusión a. los mexicanos, que no debieran
desear nuevos mandarines ladrones, sino conformarse
con los que ya tenlan y conocIan, pues estaban menos
hambrientos que Los que pudieran reemplazarlos; con-
cepto bello, oportuno y exacto, felizmente explicado
en verso con La belleza que acostumbra este poeta apli-
cado.
Bustamante, llevado de su celo patriótico, ilegaba a.
7 i6
encontrar buenos los versos de Barazábal, solo porque
éste simpatizaba con la causa de independencia, 6 por
lo menos censuraba al gobierno español; aunque, a la
verdad, Barazábal escribió muchos versos en elogio
de reyes y virreyes. Pimentel dice que pertenecia a La
escuela prosaica (asI liamaba a la seudo—clásica del si-
glo XVIII).
Barazábal era prosaico, cjertamente, pero no por
escuela. Su época era, en el orden literario, prosaica,
en Mexico sobre todo; y él era de los más prosaicos
de su época. Por eso, sOlo resulta aceptable en sus
versos satIricos y sus fibulas; sus poeslas religiosas,
politicas 6 eróticas son ilegibles.
Ejemplo de su poesla seria es el canto Trafalgar y
Buenos Aires, donde suele tener uno que otro dejo cut-
terano (lo menos prosaico del conjunto):
No empero sin dejar....
la una mitad de su florida armada,
quedando la otra en términos esquivos....
Cediendo al golpe del aliento hispano,
ante la herci'ilea Gades titubea....
TIpico del poerna es este pasaje:
No Va traslada el pidlago prof undo
en su anchuroso cristalino anhelo
al beUo toldo esférico del mundo;
las naves le arrebatan el modelo.
Todo elemento brama furibundo,
siendo la tierra escándalo del ciebo.
Tierra en los mares? Si; no yerro el nombre;
la tierra digo, sI, La tierra, el hombre.
De sus epigramas se puede citar uno que otro:
Con semblante doloroso
Doña Mencla se vistiO
(ya se ye, porque enviudó)
del luto más riguroso.
717
Pero cómo es que al instante
la miramos de ojo enjuto?
En ciertas viudas, el luto
solo es tocar a vacante.
(Diario de Mexico, 2 de Noviembre de 1906).
No yes cOmo va Isabel
por esa calle de arriba
(Iqué adornadal 1qud atractiva!)
haciendo un alto papel?
no adviertes cuán ufana
la sigue esa rota vieja
que casi la chancla deja?
Pues esa vieja es.. . .su nana.
(Diario, 4 de Enero de 1807).
—Yo no soy, ni pude ser
el padre. . .. (Cornelio duo
a Blasa).—Pues no moler
(le respondiO ella) que mi hijo
tiene padres a escoger.
(Diarlo, 13 de julio de 1812).
Sus mejores fábulas aparecen publicadas en el Dia-
rio en Mayo y Septiembre de 1807 y en Agosto de
i8o8.

De El We/'ll y ci Guajolole:
Estábanse adiestrando
en canto y vuelo las indianas ayes;
no sd dOnde ni cuándo:
da, lector, por supuesto que lo sabes,
y que de entre las nubes encumbradas
bajO un neblI ligero en dos aladas.
—Jupiter me ha mandado
(les dijo cortesano) desde el cielo
A decir que su agrado
merece ya vuestro eminente vuelo
718

y que también de vuestra melodla


se ha complacido su soberanIa.
Este razonamiento
escuchaba empeflado un guajolote
que, sin más miramierito,
hinchándose de moco y de cogote
y haciendo el abanico entre las ayes
—Oh J i'ipiterl (clamaba) icuánto sabesl
A todos aturdIa
con aquella su grita destemplada,
pues vano discurrIa
que el enviado nebli por él hablaba,
hasta que éste le dijo: 'No alborote,
que aquI no tiene parte el guajolote....
(Diane, 15 de Septiembre de 1807)

La fl/a y el alibe.
No muy lejos
de una pita
de agua dulce
cristatina
un aijibe
hondo habla
de agua turbia
liovediza.
A a fuente
todos iban,
y sus aguas
p ref erl an
por lo dulces,
por to lindas,
por to francas
que corrian.
Al aljibe
solo hacia
una cuba
compañIa,
-

719
de una soga
sostenida,
que pasaba
en carretilla.
A este pobre
dijo un dIa
nuestra fuente
susodicha:
cVecinito
no se admira
d€ lo rnucho
que me estiman?
f! No ye cuántos
A porf ía
me festejan
y visitan?
Y a usted.. . Jvaya
ni 10 milan:
por su genio
se retiran.
A todo esto
con sonrisa
el aijibe
respondía.
Corrió el tiempo;
llegó el dIa
que faltó
la cañerIa.
Mermó luego
A toda prisa,
y secóse
la tal pila.
Y los mismos
que aplaudían
sus cristales,
ni la miran.
El aijibe,

NO-
720

que esto via,


dijo entonces:
Vecinita
cômo estamos?
iQué solita!
!Dónde se ballan
sus visitas?
D6nde aquellos
que sollan
.cortejarla
y aplaudirla?
Acá Hegan,
y en ml orilla
su tertulia
formal izan.
Mas tendrin
sus seorias
que tirar
la carretilla:
pues mediante
tal fatiga
y la justa
economla,
bien es log-re
ml agua fria
quien trabaje
en conseguirla.'

Rico: ho#thres
de la Villa,
que gustlis
.de mil visitas
lisonjeras,
comodinas,
Un OjitO
-con la pila,
y también
- '--
r77

721
una Orejita
at aljibe
que os predica.
(Diario, 3 de Mayo de 1807.)
Los dos ralones:
Escuchaba un ratón atentamente
de un mastIn el ladrido,
cuando notó que un gato diligente
huyó despavorido.
Y revolviendo en sí mil opiniones,
se fué a parlar con los demás ratones.
'iCaballerost (les dijo) se ha Ilegado
de nuestra gloria el dia.
Hoy ha de ser el gato castigado,
y hollada su osadIa,
y vindicadas, si, de los ratones
las sangrientas gatunas opresiones.
'Yo vi correr a un gato amedrentado
al ladrido de un perro,
por lo cual que ladremos he pensado:
hagámoslo; no yerro;
dejetnos los chillidos na/uralcs,
y seremos famosos animates.
Alto, pues, a ladrar....' AsI atizaba
cuando un ratón prudente
que de media cac/zete Jo miraba
le dijo: 'llmpertinentel
!No es nadal iQué proyecto! iMentecato!
ILadrar cual perro, y dominar al gato!
No adviertes, ignoránte, La distancia
que hay de ratdn a perro?
Te parece ligera circunstancia
para dictar un yerro,
y que, en vez de ladrar, nuestros chillidos
liamen al gato y seamos sorprendidos?
Propón hacer sus pasos perceptibles
20
722

doblando las espias....


Propón.. . .propón, en fin, cosas posibles
que alarguen nuestros dias....
iOh juicioso ratón! AsI quisiera
que todo proyectista d iscurriera.
(Diana, 6 de Mayo de 1807.)
CONSULTAR: Beristáin; Pimentel, Histania de la ftoe.
sia en Mexico, cap. X; Bustamante, Tres siglos de Mt.
xico, tomo Ii, pág. i8g; Diana de Mexico, durante
toda Sn publicación.

JOSE LORETO BARRAZA

Orador sagrado.

Nació en Santiago Papasquiaro, de Durango, el dia


24 de Junio de 1787. Fueron sus padres D. Jose Tri-
nidad Barraza y Doña Concepción Carrasco. Empe-
zó su carrera literaria en el Seminario de Durango;
vino después al Colegio de San Indefonso, de M-
xico, donde se distinguió en las cátedras de filosofla
y gramática. Ingresó a la CompañIa de JesCis. Fué
nombrado presidente de las Academias del curso de
arte que desempeñaba D. Nicolás Aragón. Cuando el
rector del Coleglo, Castañiza, fué nombrado obispo
de Durango, Barraza desempeftó et acto mayor en la
solemnidad Uteraria. El Dr. Icaza se ofrecla a cos-
tearle la borla de doctor en teologIa, pero l se rehu-
só a aceptarlo. Castañiza le llevó consigo a Durango
(lo que juzgó entonces por muy señalado honor), don-
de substituyó a D. Antonio López de Zubirla en el
curso de artes. Regenteó durante más de dos años es-
ta cátedra con notable acierto, segün dieron señal,
rnás tarde, sus discipulos. Le fug encomendada la
723
oración latina para las exequias de Carlos IV que o-
lemnizó Ia catedral de Durango. Desde ese dIa, y du-
rante más de veinte años, siempre fué tenido en alta
consideración por sus contemporáneos, é intervino
all1 en muchas cuestiones del Estado y la Iglesia. Fu
examinador sinodal del obispado y propuesto para go-
bernar la mitra a la muerte de Castaniza. Varias ye-
ces fué senador en su Estado y tambidn at Congreso
General (1825-26), y diputado finalmente (1836-42).
Murió, asistido por el ya obispo ZubirIa, a principios
de octubre de 1843.
CONSULTAR: Osores; Sosa, Mexicanos dislinguidos;
Tornel, Reseña hisidrica, págs. 275 y siguientes.

FR. DOMINGO BARREDA.


Escritor religioso.

Nacido en Mxico; entró en La Orden de Predicado-


res y profesó en el Convento de esta ciudad, el 24 de
Junio de 1770; fue maestro en teologIa, calificador de
la Inquisición, examinador sinodal del Arzobispado,
provincial de Santiago, y prior de varios conventos.
Al estallar la guerra de independencia, cumpliendo ]as
órdenes dadas at respecto, predicó una oración en fa-
vor del gobierno español y la publico con el titulo de
Prevencic5n conveniente que, habiéndose hecho a los reli-
gioss del Orden de Santo Domingo, la diri8e ahora con
alguna mds exlensidn al juicioso pz2blico de este reino es-
pañol y caMlico ci Provincial de dicho C'onvenlo de Me-
xico (Mexico, imprenta de Arizpe, 18xo: existe en la
Biblioteca Nacional, pág. 413, catálogo de la Novena
division). El discurso es vulgar (el mismo predica-
dor dice que cel estilo de su razonamiento es árido
724

inculto'); está sembrado de latines, pero también de-


clara él que 4r no es para afectar erudicción. .sino
para que los que no se hubieren dedicado con mayor
empeño é. las letras, levndolos aquI puedan hacer la
reflexión que fuera debida. Lo que tiene de más Ca-
racteristico es su empeilo en exhortar a los españo-
les europeos y americanos x' a abandonar sus rencillas
de clase.
A ningin espaI'iol, sea de Ia Antigua 6 de la
Nueva Espana, le es 6til y honroso, sino indecoroso
y muy nocivo, usar de hechos 6 palabras en que unos
A otros se zahieran, perjudiquen v desprecien, porque
esto no serIa otra cosa que sembrar la infernal semi-
Ha de la división y la discordia, con lastimoso detri-
men to de la religion y de Ia patria que debemos vene-
rar y fomentar. Cuántas ocasiories se han indispuesto
las voluntades que ariteriormente habian estado enla-
zadas, tan sOlo por haber oIdo palabras de murmura-
ciOn, ultraje y vituperio contra la patria en que cada
uno ha nacido, 6 contra las cosas que a ella pertene-
cen? Luego es evidente que los que en esta materia se
manejaren con permanente imparcialidad, moderaciOn
y prudencia, evitarán en mucha parte grandes motivos
de desazón y disgusto, y de que lieguen las volun-
tades a indisponerse y dai'iarse para turbaciOn y de-
trimento comün: magnae enim sapientia, dice Sneca,
tempestivum est silentium, et omni certe sermone pra-
stantius.
Si consideráis seriamente, espailoles, y examináis
con juiciosa madurez el origen amargo de donde na-
ceo las más veces disgustos grandes y turbaciones
ruidosas entre los que han nacido en Europa y Arnd-
rica, hal1aris sin mucho trabajo que frecuentemente
dmanan, como arriba insinué, de que suele alguno
alabar con encarecidos elogios al pals en que viO la
prirnera luz, de que a veces se persuade que solos son
buenos los que nacieron en 61, de que trate con cierta
725
frialdad y desvIo a los que no son compatriotas suyos,
de que ensalce las cosas de su suelo como (inicarnente
apreciables y buenas, y de que mire a su patria como
preferente en bondad al pals en que los otros nacie-
ron. Esta es, entre otras, si no me engailo, Ia princi-
cipailsima causa de que se irriten d indispongan los
ánimos, y de que unos y otros españoles herrnanos se
miren y traten con desafecto, ultraje y desprecio, si-
guindose de aquI la division de los corazones.
CY aunque esto nace del crecido amor que tiene Ca-
da uno a su suelo nativo, por tanto debe entrar aquI
mismo y tener principal lugar el recto juicio, impar-
cialidad y cordura del espailol nuevo 6 antiguo que
conozca haberse deslizado en esta materia, 6 que tal
vez presencie este exceso en otros, y debe tomar un
generoso einpei'io en que se eviten y corten compara-
ciones y palabras odiosas que influyan en la indispo-
siciOn de los animos, pasando de aqul a dañarse tam-
bin las voluntades de unos y de otros....
CYo amo a la Amrica porque Dios me Ia ha dado
por patria; amo a la Espafla antigua, porque de allá
vinieron los que me dieron, no sola Ia natural exis-
tencia, sino entre muchos bienes el de Ia religiOn Ca-
t6lica, la que por beneficio de Dios en solas ambas
Españas se ha conservado en su integridad y pureza
respetable. Aunque tal vez hubiramos prosperado en
temporalidades bajo de alg(in dominio de otra de las
poteucias de Europa, lo cual no nos consta; pero en
puntos de religiOn a ndarlamos enteramente extravia-
dos .
Fr. Domingo Barreda, como calificador de Ia Inqui-
siciOn, junto con Fr. Luis Carrasco, dictaminO, en
Agosto de 1811, sobre herejias atribuidas a Hidalgo,
segán puntos remitidos para su censura por el Secre-
tarlo del Santo Oficio, D. Bernardo Ruiz de Molina.
Los puntos censurados fueron recogidos de old as, y
se referlan a cuestiones tan diversas como la existen-
726

cia de Ia Ver6nica, la confusión entre Dimas y Ges-


tas, las dudas sobre el lugar de las bienaventuranzas,
los inconvenientes de la misma Inquisición, y hasta
la Virginidad de Maria después del parto. Las pro-
posiciones fueron declaradas irn plas.
COiSULTAR: Beristáin; J. E. Hernández y Dávalos,
Coleeeitin de documentos Para ía /aistoricz de la guerra
de indeftendencia de .tlfixico, tomo I, does. 58 y 59.

JOSE IGNACIO BASURTO.


Fabulista.

El Bachiller José Ignacio Basurto, nacido en Sal-


vatierra (perteneciente hoy a! Estado de Guanajuato)
y teniente de cura en el pueblo de Chamacuero. del
Obispado de Michoacán (ünicas noticias que tenemos
de su vida), publicó en 1802 (Mexico, Imprenta de la
calle de Santo Domingo y esquina de Tacuba) unas
Fdbulas morales ftara la proveclzosa recreacit5n de los ni-
#Jos quo cursan las escu.elas de firimeras tetras. Estas I a-
bulas, que Pimentel menciona, declarando no haber-
las visto, existen en la Biblioteca Naciona! (págipa
255 del catálogo de la Octava division): ilevan un
dictamen de Fr. RamOn Casaus y un parecer del P.
Rarnón Fernández del Rincón. Son sencillas y fáci-
les, sin caer en la puerilidad excesiva a que pudiera
haberle lievado el escribir para niios; antes bien, sus
asuntos son casi siempre originales, aunque a veces
absurdos, y en ocasiones poseen color local; la versi-
ficaciOn es fluida y generalmente correcta.
Algunos pasajes darán idea de su obra:

Entre varios polluelos,


objeto del at an y los desvelos
EMM
727
de una gallina amante,
hubo uno que arrogante
de su valor y fuerzas presurnIa
cuando de ellas por tierno carecIa.
Despreciaba el abrigo
de la madre amorosa, y, enemigo
de aquel dulce reposo,
se paraba orgulloso
a retar, con la voz de un canto ronco,
A un gallo que cantaba sobre un tronco.
La madre conocIa
el peligro a que el pol1e exponla,
y ilena de amargura
le grita, abre las alas, y procura
volver a su regazo
al inquieto rapaz valentonazo.
Oye con gran desprecio
el clamor de la madre el polio necio;
ins iste en las porfIas
de querer obstentar sus valentlas;
la golilla levanta,
esfuerza más la voz, alegre canta,
cuando ilega un milano
y, haciendo presa del polluelo insano,
convierte en triste llanto
aquella voz que cotnenzaba el canto...

Atada al tronco de un granado hermoso


una mujer tenIa
La delicada tela que tejIa:
el sitio delicioso,
la fresca sombra que le cobijaba,
la hermosa for pendiente
del árbol que galán se presentaba,
el ruido de una fuente,
y cuanto encuentra alli, le alegran taflto
que el trabajo acompaña con su canto....
728
La araña se son ne,
y con cachaza y flema
le responde a la mosca
meneando la cabeza:
—La abeja es de las ffores
amiga y verdadera
como yo amiga tuya
soy, aunque no lo creas.
Yo por chupar tu sangre,
te busco entre mis telas,
y por la miel que chupa
visita. la flor ella....

Mil legiones de hormigas


minan la dura tierra
porque sus correrlas
quieren hacer en una hermosa huerta.
Por diferentes bocas
sale la chusma fiera,
y, entregadas al saco,
de los árboles todos se apoderan......

Se hallan en estas tierras


unas hormigas raras
que, en sus cuevas metidas,
nunca salen a ver del sol Ia cara.
Los indios las visitan:
bujileras las Haman;
y no sé por qué indicios
saben en dónde están sus tristes casas.
De la cintura abajo
se yen depositadas
en unas grandes botas
de miel, en unas rubia, en otras clara.
Este rico tesoro
las pena a que encerradas
con nadie comuniquen;
729
pero, por contingencia, una maiana
trataron a una arriera
que, huvendo acelerada
de un furioso aguacero,
se entró en la cueva de estas solitarias..
Afable Las saluda;
toma asiento, y descansa
sobre un grano de arena
en que se le presenta silla y cama.
Desde alli Les refiere
el gusto con que marcha
sobre un árbol frondoso,
cercenando Los frutos y las ramas
Les dice los arbitrios
con que su vida pasa,
y de donde resulta
ver reinar en sus trojes la abundancia..
Mas ellas, atendiendo
al nctar que Las bafla,
dijeron a la arriera:
—No hay duda que es terrible tu desgracia..
Tn trabajo continuo
te hace muy desdichada,
a nosotros felices
la quieta posesión de la miel clara.
La arriera dijo entonces:
—lOh pobres insensatas!
!FeIices os Ilamáis
cuando de la riqueza sois esciavas?
El tesoro abundante
a que estáis apegadas
de mil bienes os priva,
tenidndoos en prisión la más irifausta....
(El autor puso a esta fábula la siguiente curiosa no-
ta: Estas hormigas (las bujileras), de que no he en-
contrado noticia en lo que he leIdo de historia natural,
y cuyo nombre he aprendido de la gente del campo,.
730

las he visto sacar a los indios de La Labor de San Je-


rónimo '' Hacienda Jalpilla, del partido de Charnacue-
to, y he ilevado algunas a mi casa, las que he enseña-
do a varios amigos'.)

Cuando una abeja joven recogia


La pura rniel de la fragante rosa,
le robó La atención Ia mariposa,
que for de aquellos prados parecIa.
Atonita La deja su belleza;
observa aquella plata de sus alas,
y, suspirando par sus ricas galas,
A su panal se vuelve con tristeza.
Entra brando al 161timo aposento,
que es puntualmente el que a su madre aloja,
y, entre varios suspiros que allI arroja,
le significa asi su sentimiento
—He visto, madre, entre las frescas fibres
la feliz mariposa; su vestido
está de fina plata guarnecido
que brilla entre vivIsimos colores.
Yo pretendo un adorno semejante;
mis excelentes prendas nadie ignora,
y juzgo ser por ellas acreedora
a vestir un ropaje más brillante.
Esto dijo la joven; mas la vieja,
ilena de sensatez y de cordura,
con rostra grave y maternal blandura
asi responde a la quejosa abeja:
—No solo este gusano, cuyo vuelo
A brillar por el aire lo levanta,
con Jo vistoso de su ornato encanta,
sino aun el que se arrastra por el suelo.
No has vista de estos ml! que, dedicados
.á catninar, rodando la basura,
presentan a La vista la herrnosura
del mürice y carmIn con oro dados?
73'
Y por qué piensas ti se ha concedjdo
A animales tan viles la belleza?
No será por gritar que la nobleza
no pende de Los brillos del vestido?..

En 1794 publicó una Recreacidn po/tica en varios so-


netos y unas endechas, del francscano Fr. José Plan-
carte (Mexico, imprenta de Ontiveros).
CONSULTAR: Pitnentel, Historia tie la poesia en Ale.
ico, cap. X.

JOSE BELTRAN.
Escritor religioso.

Bach iller de la Universidad de Mexico; con tador del


Real Tribunal. Publicó, segün Beristáin, Coloqulo tira-
mdtico sobre la aparición de la Virgen de Guadalupe
(representado en Guadalajara el año de 1807 é impreso
en Mexico). Vidas de San Pagnucio y de Judil (Mexico),
Apologia tie Santa Teresa, Devocionario relativo al Bien-
aventurado Francisco de Jerónimo, de la CompafiIa de
Jesus (Mexico, 1807), Vida tie la Rez'erenda il'fadre
Mariana Veytia, fundadora y abadesa del Convento de
Capuchinas de Guadalupe (Mexico).
CONSULTAR: Beristáin.

VICENTE BERISTAIN DE SOUZA.


Pôeta.

Hermano de D. José Mariano Beristáin de Souza y


militar insurgente. El bibliógrafo no lo menciona en
su Biblioleca, pero Si da noticias de 61 en los cantos tie
732
las musczs mexiccinas consagrados a la estatua de Car-
los IV. Figuran alil prosaicos versos de D. Vicente,
con esta indicación: cD. Vicente Beristáin de Souza,
colegial que fud del Semiriario Tridentino de Mxico,
capitán de la goleta Carmen, ancló en Veracruz el 15
de Diciembre (de 1803); y, habiendo leIdo el Convite
poético, hizo y remitió por correo la oda, epigrama y
soneto que siguen. La oda, en la que dice haber Ccan
tado bores a la Galia, tiene esta nota: cSiendo el au-
tor segundo comandante de La corbeta francesa la Alas-
ca, el aio de 1797, compuso y fijó en las baterIas al-
gunas odas en francs Para animar a La tripulación at
fuego contra los ingleses.' El epigratna estáen latIn,
y vertido por el autor at casteliano; el soneto es acrós.
tico.
Vicente Beristáin estuvo en las filas realistas coma
oficial de artiUerIa, at estallar La insurrección, y se dis-
tinguió, dice Alamán (Hisioria de Mexico, torno II,
pág. 578), 'mandando una culebrina en ]as salidas
que hizo la guarnición de Texcoco, Pero a principios
de 1812 tomó partido con los insurgentes, y t bajo su
dirección emprendid Serrano el ataque de Pachuca
(Abril de 1812). Más adelante (tomo III, 475), refi-
rindose a sucesos de 1813, dice Alamán que bajo la
dirección del mismo se habIan construldo en San Mi-
guel el Grande (de Guanajuato), fortificaciones, fundi-
ción de artillerIa, maestranza y máquinas de amonedar.
Vuelve a mencionarbo, refiriendo sus desavenencias con
Osorno (tomb IV, pág. 85) y por ültimo (tomo IV, apén-
dice, Pig. 70) da cuenta de su muerte en una curiosa
nota: se be fusiló en la hacienda de Atemajac en Fe-
brero de 1814, de orden de Osorno, La cual se atribu-
ye at odio con que to veIa La tropa, por sus proyectos
de organización, y a cebos del mismo jefe.
Bustamante habla de diverso modo. 'Las victorias
de la division de Aldama,—escribe en el Cuaa'ro his-
Iórico de la revoluciön mexicana (totno I, Pig. 366),—á
733
quien sucedió en el mando D. José Francisco Osorno,
animaron sin duda a D. Vicente Beristáin, hermano
del canónigo, a pasarse al partido americano: ilamó-
sele a éste Beristain €1 malo, para distinguirlo de aquel
que no dudó fijar en su hermano esta denominación
odiosa, posponiendo los vInculos de la naturaleza a los
de la conveniencia y vii adulación al gobierno de Me-
xico. Era el D. Vicente un excelente oficial, de más
que regulares conocimientos en la artillerla, activo y
emprendedor; pero todo lo desmentla y hacIa olvidar
su carácter anijiado y voluble, que lo hizo sospechoso
A los americanos, y al fin le atrajo la muerte, decreta-
da en los excesos de la crápuia de un almuerzo.. . .

JUAN BERMUDEZ CASTRO. *

M é d i c o.

Medico mexicano que publicó, segán Beristáin, en


las Gaze/as de Valdés y Aizate, de 1789 a 1791, tra-
bajos sobre el kermes, sobre las pulmonlas en Mexico,
sobre tercianas, sobre el uso del vino del Dr. Huxan
y sobre indigestiones (traduccióri del frances de Dau-
benton). Hizo versos en elogio de Carlos IV, que le
fueron premiados en 1790 por la Universidad. Cola-
boró en el Diario de Mexico, y publicó un romance en-
decasIlabo en la Coleccidn de j oes(as en honor de Fer-
nando VII. Murió en Octubre de 1812 (v. Diario, 6
de Noviembre).
CONSULTAR: Beristáin; Nicolás León, Biblioleca Ba-
Idnico—Mexicana.
734

SEBASTIAN DE BETANCOURT Y
LEON.
Orador sagrado.

Nacido en Veracruz; alumno del Colegio Palafoxia-


no de Puebla, y canónigo de la Catedral de Valladolid
de Michoacán (hoy Morelia). Publicó, segiTh Beristáin,
un Elogio fz.2nebre del Obispo de Michoacán D. Marcos
Moriana y Zafrilla (Mexico, imprenta Ja.uregui, r8Lo).
Escribió además, en su propia defensa, un informe
de lo ocurrido en Valladolid desde 18 de Septiembre a.
28 de Diciembre de i8jo, con motivo del grito de Do-
lores.
CONSULTAR: Beristáin; Coleccidn de doeumentoF pare
la hisloria de la guerra de independe,cia de Jiféxico, for-
rnada por J. E. Hrnández Dávalos, tonio III, pági-
nas 406 a. 423.

JOSE BEYE DE CISNEROS


Escritor politico.

Aunque el presbItero Dr. D. José Beye de Cis-


neros flguró en primera lInea en la poiltica de rela-
ciones entre Espafla y Mexico durante la guerra de-
independencia, no se ha escrito ninguna biografIa su-
ya, y ni siquiera se le menciona en otro diccionario
histórico que el de los Sres. Leduc, Lara Prdo y
Roumagnac, en don de solo se hace men ciOn de su pa-
pel en ]as Cortes espafiolas de i8io.
Las noticias principales sobre la vida de Beye de
Cisneros pueden sacarse de lasHislorias de Mier y de
735
Alamán. Al ser electo diputado, era ya hombre de
rr^_ edad, pues el Dr. Mier, que le conoció, le llama cel
venerable anciano, y debe de haber muerto, en Mexico,.
antes de consumarse la independencia. Mier dice ade-
rnás que era abogado de los Reales Consejos, cate-
drático de la Universidad (jubilado ya), canónigo
doctoral de la Colegiata de Guadalupe, y habIa sido-
promotor fiscal del Arzobispado de Mexico.
Como personaje de alta representación social, Beye
de Cisneros habla asistido a. las juntas de x8o8, don-
de se discutieron proyectOS que, de realizarse, habrian
podido terminar en la independencia, y que dieron
por resultado la prisián, inusitada en La forma, del
Virrey Iturrigaray, y luego de otros personajes, entre
ellos el Abad de Guadalupe, D. Francisco Beye de
Cisneros (t
1812), pariente quizás de D. José, y a quien
se dió pronta lihertad, pues no parece habérsele p0-
dido atribuir participación en los proyectos sospecho-
sos. Amigo de Iturrigaray era D. José Beye de Cis-
neros, y además decidido partidario de la independen-
cia. Electo diputado en Junio de i8to, sali6 de Mexico
para Espaa cuando ya habIa estallado la revolu-
ción. Se incorporó a. las Cortes, en Cádiz, en el mes
de Febrero de 1811, y a. principios de Abril compuso
una Memoria, que no se ha impreso, donde declaraba
poco satisfactorias las once j5roposiciones, relativas a.
cuestiones de America, hechas semanas antes por los
diputados provisionalmente norabrados en Europa para
suplir a. los propietarios americanos mientras liegaran
éstos, exponIa como causa originaria de la insurrec-
ción de las colonias el temor de sus habitantes a. ser
sometidos a. Napoleon, proponIa nuevas formas de
gobierno (juntas provinciales superiores a los virre-
yes), y se arriesgaba a indicar las ventajas de prome-
ter una indeftendencia eventual, transitoria, de Amen-
ca, en el caso de que NapoleOn ilegara a dominar a.
toda Espa1a, pues asI se evitarIan Los gas tos de la.
736
guerra v se contarla con elerneritos de auxilio. La Me-
mona, que se conoce par lo que de ella dice Mier (a
quien sigue Alamá.n), fu6 aprobada pot la Comisión
ultramarina, pero los diputados europeos no quisieron
que se levese ni siquiera en sesión secreta.
Beve de Cisneros era el diputado americano más
autorizado en las Cortes, par ser el representante de la
ciudad de Mxico: c espténdidamente dotado pot aquel
Ayuritamiento (dice Alamán) con una asignación de
doce mil pesos anuales, era entonces el personaje de
mayor renta que habIa en Cádiz, y reunla en su casa
en tertulia a todos sus compaeros. Franco en su ca-
rácter y maneras, siempre que en las discusiones de
las Cortes ocurrIa aIgin incidente de que los diputa-
dos americanos se diesen pot ofendidos: es/a, amigos,
les decIa, no /ieize mds qué un rernedio, qué ec ci Padre
Hidaigo......
Estas audacias de la conversación de Beye de Cis-
neros parece que eran frecuentes: Bustamante dice que
en Mxico, habiendo oIdo decir at Arzobispo Lizana,
á presencia del Oidor Aguirre y de otros personajes,
que los insurgentes eran Jler,)es y que la causa del
gobierno era la religión,—JVo hay nada de eso, —le res-
pondió,—lo qué los insurgen/es é Zildalgo quieren es qué
ni Vuestra Excelencia ni ningilu gac/uphn los mande;
j5or es/a es por Ia qué jelean, y no mds. Valióle el carác-
ter de diputado, que, a no tenerlo, Ia franqueza le ha-
bria costado ir at Patio de los Naranjos de la Inquisi-
ci6n.
Funcionando las Cortes de Cádiz, el ex –editor de la
Gaze/a de Mexico, Juan López Cancelada, que publica-
ba El 7'elégrafo Americana, lanzó el folleto Verdadsabi-
da y bue,1a feuardada, en el cual narraba ]as sucesos
de 18o8 C inculpaba at Virrey Iturrigaray. Las publi-
caciones de Cancelada dieron origen a ruidosa polCmi-
Ca: el que contestd at folleto Verdadsabia'a.... fuC
l3eye de Cisneros, sino que publicó su defensa bajo el
71: ZT Mi._.

737
nornbre del abogado de Iturrigaray, Lizarza. Esta de-
ferisa apareció con el tItulo de Discurso que j5uh/ica Don
Faiundo de Lizarza, vimlicando al Exce/cnflsj,,,o Señor
Don José Iturrigaray tie las falsas im utaciones tie U
cuaderno Iiz'uiado, par ironla, Verdad sa/'ida y buena je
gzeardada (Cádiz, oficina de D. Nicolás Gómez de Re-
quena, impresor del Gobierno por S. M., 1811). Es
un escrito contundente, en el cual se fustiga a Cance-
lada, no con tanto fuego como el que habIa de poner
Fr. Servando en atacarlo, pero si con mayor precision,
y se insinüan ideas interesantes sobre la situaciOn de
Mexico.
Cancelada cofrece probar (expresa el defensor del
ex—virrey) que las providencias del Sr. de Iturrigaray
son el origen de la insurrecciOn de la Nueva España.
Si entiende por causa ü origen todos los sucesos ante-
cedentes a la insurrecciOn, aunque sea un rasgo de lo-
cura, puede señalar tambidn por causa de la insurrec-
ciOn el pecado original, la venida de Tubal a Espafia,
el descubrimiento de la America por ColOn, la con-
quista de Nueva Espana por Cortes, el reinado de los
Reyes CatOlicos, etc.; pero si entiende que las pro-
videncias del Sr. Iturrigaray influyeron directamente
en la insurrecciOn, veremos que no Jo prueba, y, por
el opuesto, se vera que ellas eran, si no los ünicos
medios de precaverlas, si seguramente los mejores y
más proporcionados para mantener la tranquilidad.
c Por una falsa suposición concedemos que dicho
Exmo. Sefior era peor que Napoleon; y de este solo
principio nunca se podrá inferir que sus providencias
fueron causa de la presente revolución si no se prueba
el inmediato infiujo de aquellas con este detestable
efecto. VenenosIsimo es el áspid, pero eso no prueba
que engendre a las cantáridas, sin embargo de ser ye-
nenosas....
Sigue.... diciendo se supo que el Cabildo habIa
representado que respecto tie Ia/tar ci soberano, habla
21
738
reca (do (a soberanla en cifuieblo; que la NobilIsima Ciu-
dad to representaba, y asi, deblan quedar abolidas ]as
autoridades hasta no recibir nueva investidura del Ca-
bildo. Continua asegurando que esta noticia llamó la
atención de todos, y le faltó ai'iadir La palabra bofara-
Ic:, pues los que no to son conocieron alguna equivo-
cacidn en ese alegato, at mismo tienipo que una ver-
dad infalible. Esta es que, faltando el soherano, recae
la soheranIa en el pueblo, to cual no se negará ni en
los palses donde la ley fundamental sea el despotismo.
El equI- co consistc en asegurar que por falta de so-
berano recayera la soberania en solo el pueblo de Me-
xico, a. quien t'tnicamente representa su Ayuntamiento;
siendo as1 que recae en todo el pueblo de la monar-
qula.....
c . . . SOlo Cancelada puede fingir con tanta invero-
similitud que los pasquines sallan de palacio, cuando
los más eran contra el gobierno, y aun de aquel bar-
barismo, Mueras los gac/iuines, es más verosImil La
voz esparcida en Mexico de set nuestro autor quien,
siendo gacbupIn, to puso, con el objeto de meter más
fuego a la discordia. El Mayor de la Plaza, Noriega,
encargO a. los que nombran Ia Par/ida de Capa que ob-
servara a. Cancelada, porque se hizo sospechoso....
En cuanto a. la proposición que los euroj5eos jurciban,
etc., si se toma en el sentido de fidelidad at rey y per-
manecer unidos a. la metrOpoli entre tanto estuviese en
estado de seguir bajo su ohediencia, y no sujeta a. los
franceses, todos, tanto europeos como americanos de
todas clases, to tenlan jurado, con demostraciones de
un particular regocijo; pero si se entiende ese jurarnen-
to de unión a. la metrOpoli para el caso de quedar su-
jeta a la Francia o a un rey puesto por Napoleon, -'su
juramento era nub, temerario, y no debla cumplirbo,
pot ser injusto hasta el grado de infidelidad. Por ülti-
mo, es falso que los europeos juraban; cuando más,
serIan Los muy pocos que entraron en la conjuraciOn
contra el Virrey, y quienes, inclusos algunos criollos
739
no pasaban de trescientos. Compárese este nümero
con el de trece 6 catorce mll europeos avecindados en
Mexico, y con más de setenta mil en todo el reirio de
Nueva Espaia, y se vera cuán falsa es Ia proposicjón
Jos euroeos furaban. Estas voces fueron engendrando
y aumentando entre el vulgo una rivalidad tan jnjcua
e infundada, y eso ha sido ci origen de la detestable
v fatal insurrección del mismo reino....
Desgraciado el autor en probar la infdermcja (de
Iturrigaray). Debe confesar que, aun cuando hu-
biera probado é injustamente corivencido q ella era
la causa eficiente y total de Ia actual revolución, nada
adelantábamos; porque ese descubrimiento no propor-
ciona el remedio, y solo sirve de exasperar el mal.
Sin ejecución tres años ha los proyectos del Sr. Itu-
rrigaray, ni intenciOn de restahiecerlos, la insurrec-
ciOn ha aparecido y seguido, a. pesar de continuarse
por el Gobierno el cam mo opuesto. La odiosa y ridI•
cula discordia de gachupines y criollos, encendjda y
fomentada hasta aqul, ha causado lamentables desas-
tres, y ha lienado la Nueva España de sangre y de
Iágrimas, privándonos de los auxilios con que segu-
ramente deblamos contar. Descubrir el origen de es-
tos males, sin aplicar los remedios, no puede terier
otros fines, que, 6 injuriar a. ciertas personas, 6 adu-
lar a. otras, 6 renovar disputas odiosas y que encien-
den la discordia. dY Se sufren tantos y tamaños ma-
les por capricho de cuatro hombres empeflados en
sostener su desacierto contra la opiniOn de todo un
Reino, y contra la sentencia de los primeros Tribuna.
les de la NaciOri? Y se consiente que uno de estos
dIscolos, inepto, sin discreciOn, y atolondrado, active
el fuego con libelos lienos de falsedades?
<10h tiempos, oh costumbres! Destidrrense de nos-
otros esos hombres turbulentos y cismáticos; prescIn-
dase de partidos, extinganse, y en su lugar sustittlyase
la concordia y uniOn de todas las clases; respCtense las
Leyes y Autoridades de la NaciOn; castiguense a. los
740

que se atreven contra unas y otras, y muy severamen


te a los que siembran discordias, las alimentan ó re-
nuevan las ya apagadas 6 extinguidas, v Espa1a
reunida triunfará de sus enemigos.'
Cancelada no se aquietó, sino que dió respuesta can
el folleto Condue/a del Excelen/Isimo Señor Doi José
1/urriga ray dziran/e su gobierno en Nueva Esj5aña. Se
coulesla d ía vindicacidu que ftublicd Don Facundo Li-
zarza (Cádiz, imprenta del Estado mayor-general,
1812). Beye de Cisneros volvió a. La defensa, firmada
esta vez par el Lic. D. Manuel de Santurio Garcia
Sala y D. Facundo de Lizarza, en el escrito (que va
excede de las dimenciones del folleto v toma ]as del
libro) intitulado El Excmo. Sr. D. Jose' de 1/urriga-
ray, Virrey que Jul de Nueva Esaña, vindicado en for-
via legal contra las falsas imftu/aciones de infidencia tro-
pues/as to;- €1 Acuerdo de MIx/co y apoyadas por D.
Juan López Caacelada en sus dos manifieslos (Cádiz,
Imprenta Tormentaria, 1812). Estos escritos, los pri-
meros que en Espala dieron idea:clara de lo que ocu-
rrIa en Mexico, hubieran originado a. Iturrigaray
'grandes dificultades--dice Alamán—si no se hubie-
ra acogido a tiernpo a la amnistla publicada par ]as
Cortes cuando se verificó su instalaci6n.
No hemos logrado encontrar noticias sabre Beye de
Cisneros posteriores a. 181. Regresd a Mexico, se-
gt'in Alamán, y parece haber muerto antes de La inde-
peudencia, segiin queda dicho.
CONSULTAR Mier, His/or/a de la revolucidn de A Tiee-
va España, tomo I, Pi g . XXXI, 73, 93, ZOO, 102,
207, 225, 237, 242; tomo II, pigs. 655, 656; Alamán,
His/or/a de Mexico, tomo I, pig. 268 y apendice,
doc. 15; tomo III, Pigs- 52, 61, 62, 64; Bustarnante,
Tres siglos de Mexico, tomo III, Pigs. 273, 283; Al-
berto Leduc, Luis Lara y Pardo y Carlos Roumagnac,
Diccionario de geogra (ía, li/s/or/a y biografia mcxica-
nas, Paris y Mexico, igio, artIculo Beyc de Cisneros.
74'

JOSE MARIANO BEZANILLA MIER Y


CAMPA
Escritor religioso.

Nació en Zacatecas; en Mexico fué alumno por-


cionista del Colegio de San Ildefonso; en la Uni-
versidad se graduó de bachiller en fllosofIa, teolo-
gfa y cánones; fue presbItero del Obispado de Guada-
lajara: comisario del Santo Oflcio; catedrático de teo-
logIa, vice-rector y por fin rector del Real Colegio de
San Luis Gonzaga. Hacia 18o6 desempeflaba el cura-
to de Silao. Publicó, segün Beristáin y Osores, Mu-
ral/a zacalecana, con notas históricas sobre su ciudad
nativa (Mexico, 1788); Sermdn en el dIa de la, Nativi-
dad de la Virgen, predicado en 1795 (Mexico, 1797);
El dia 8 de cada mes en el cu/to de la Vireen (Mexico,
1797); No/ic/a histc5rica del San/uario de la Bzifa (Me-
xico, 1797); La DIbora zaca/ecana, poema en tres can-
tos (Mexico, 1797); Desaravios j ara la Cuaresma;
Muluos ernjeños del patrocinio de la Virgen en Ia au-
gusta persona de Felipe II (Mexico, 1800); Epigra-
mas y faleucos latinos en elogio de Fernando VII.
CONSULTAR: Beristáin; Osores.

JOSE IGNACTO BORUNDA


Anticuario.

El Licenciado Borunda, hijo de Querétaro, abo-


gado de la, Real Audiencia de Mdxico, y, conio
misnio se declara, (colegial dotado en el Real de
742
la PurIsima Concepción de Celaya (Guanajuato),
despus en el de San Ildefonso ( hacia 1757) y
actual (hacia 1794) del Ilustre de Abogados', es
cdlebre por haber dado materia, con uno de sus es-
critos, al discutido sermon de Fray Servando de Mier
sobre el orIgen de la Virgen de Guadalupe. l3eristáin
no dice que publicara nada, pero si menciona tres ma-
nuscritos suyos: un trabajo sobre la predicaciOn del
apdstol Tomás en America (éste es sin duda el que
tuvo a la vista el P. Mier); una DisertaciOn dirigida
al gohierno virreinal sobre )as minas de azogue exis-
tentes en el pals, y apuntes para un Diccionario geo-
gráfico-etimoldgico de Mexico. cFud muy erudito (di-
ce el Dr. Osores) en la ]engua v antiguedad de los in-
digenas mexicanos, sobre lo que se recogid tanto, que
formó una obra en dos tomos de grueso volumen, que
preset-itO a la Real Audiencia, la que no consintid su
publicaciOn por máximas del gobierno virreinal, y por
tenerle en varios puntos por exótica y caprichosa,
principalmente en las interpretaciones. Cuenta ade-
más Osores que era tan mala letra de Borunda, que
la misma Audiencia ordend no se admitiesen escritos
de su puño.
El trabajo que sirvió de base al sermOn de Mier se
i ntitula C/ave general de gerogiffleos americanos, y fué
entregado a las auto ridades eclesiásticas que formaron
causa al orador en Diciembre de 1794. La cuestidn es-
tá detallada en los autos del proceso, pubIicado, en
gran parte, en la Coleccidn de doctitizen/os pzra la his-
lana de la guerra de independencia de Mexico, formada
por J. E. Hernández Dávalos (tomo III, páginas ig
A 132): allI figuran los dictámenes de los Doctores y
Maestros JosC Uribe (Jose Patricio Fern.ndez de Uri-
be, 1742-1796) y Manuel Omaña v del promotor fiscal
Larragoiti.
Carlos Maria de Bustamante, atendiendo A informes
que le did el PresbItero Juan Pastor Morales, amigo
743
de Borunda, aseguró que el trabajo de 6ste ponla ver-
daderainente en claro el problema de Ia escriturarnexi-
cana; y Prescott concedió algün crédito a la aserción
de Bustamante, y llegó a lamentar la pérdida del tra-
bajo del Cleampoilion mexicano. El Duque de Loubat,
intrigado por tan singulares noticias, se dió a buscar
el manuscrito de Borunda, y lo encontró, no en Es-
paña, donde se sospechaba estuviera, sino en Mexico,
donde habla perinanecido junto con las demás piezas
del proceso de Mier. El duque publicó el trahajo de
Borunda, en magnIfica edición (Roma, Jean Pascal
Scotti, 1898), pero expresando en su prólogo que la
obra está lejos de colmar las esperanzas que hacIa
concebir el fácil entusiasmo de Bustamante. En efec-
to, aunque el trabajo de Borunda le costó treinta y
dos años (de 1759 a 1791), no parece contener mejor
cosa que interpretaciones imaginativas de los signos
empleados por los aztecas; y además, el estilo es tan
artificioso y alambicado que para entender esta c/ave
casi se necesita otra. El libro, dado el actual avarice
de los estudios sobre la America pre-colombina, ape-
nas puede ser otra cosa, piensa el Duque de Loubat,
que simple curiosidad histórica.
Para muestra del curioso estilo de Borunda citare-
mos el primer párrafo de su descripción de las tres
piedras mexicanas descubiertas en el siglo XVIII (La
estatua de una diosa, el ilamado Calendario azieca, y
la piedra de Tizoc), sobre ]as cuales se fundaban sus
interpretaciOfleS:
'No son ya desanimadas memorias, como las escri-
tas desde el siglo décimo sexto, faltas unas de senti-
do y alteradas otras, sino dibujadas por idioma de la
Nación tratada entonces de mexicana, las que presen-
tan tres bien abultados volümenes figurados en roca
opaca, que, con su magnitud trina en ancho, grueso y
largo, y con la gravedad especIfica 6 peso peculiar de
su dureza, están dictando haberse elegido tales, tan-
744
to para recuerdo de los sucesos que se mencionan,
cuanto que su natural permanencia advirtiese los
venideros el lugar de donde I ueron impelidos. Ellos
no producen, con ácido, hervor en sus recientes que-
braduras, aunque puedan haberlo apuntado en su tez
6 superficie, cubierta, en más de dos y medio siglos,
por tierra de osamentas calizas en su naturaleza. La
de los peñascosos voli'imenes es igual a la de la ma-
yor prominencia de la serrania de nuestro sur, donde
su ncleo desnudo aparece más opaco, como expuesto
al viento, sol y liuvia, y que por muchos dIas conser-
va alguna irregularidad nevada. A tal roca se trata
tarnbin de arenosa por su principal, hasa 6 principio
compositivo, comün a! de Ia amoladera, que es la are-
na, de que no solo Se manifiestan bancos 6 capas ho-
rizontales en el corte vertical de la misina serranIa,
sino que se anotO también nacionalmente en una de
sus colinas 6 alturas de segundo orden, en lo interno
(co), Ia amcAadera (texalli), a la población (lexalco),
distinguida, entre quienes no son naturales, por San
JerOnimo, de barranca aburidante en ella cuyo corn-
puesto es de arena (xalli) en piedra (tea).3.
CONSULTAR: Beristáin; Osores.

JOAQUIN BRAVO DE LAGUNAS


Versificador politico.

Nacido en Huejotzingo, Puebla. PublicO, seg'in Be-


ristain, un poema en tres cantos intitulado La Baiz-
11r gloriosa de las Cruces (181 1), en favor de los rea-
listas.
745

MANUEL BURGOS ACUA


Escritor religioso

Nacido en Tequisquiapan, en las inmediaciones de


San Juan del Rio; en Mexico fud colegial seminarista
de San Ildefonso desde 1764; despues de la expulsion
de Jos jesuitas, fué allI beca real de honor como cate-
drático de filosof ía; se graduO de doctor en teologla;.
fué cura y juez eclesiástico de Acamixtla, luego de
Ixtapalapa, y por fin canOnigo de la Colegiata de
Guadalupe, puesto en que n-iuriO poco después de ha-
berlo obtenido.
PublicO una De/ensa del trono y del altar contra los
filosofos liberales del dla (Mexico, 1813) y dejO manus-
critas una Diser/aczdn teoldKica i/c al/ru/one formidolo-
sa y una Disertacii5n sobre la pregunta del Ritual To-
ledano en la administraciOn del Viático a los enfer-
mos: 'cCree que esto que tengo en mis indignas
manos es el verdadero cuerpo de Nuestro Señor Jesu-
cristo ?
CONSULTAR: Beristáin; Osores.

MIGUEL BUSTAMANTE Y SEPTIEM


Naturalista.

NaciO en Guanajuato en Julio de 1790; sus padres.


fueron D. Bernabé de Bustamante y Doña Maria Jo-
sefa de Septiem. En Guanajuato estudiO latin con D.
Francisco Diosdado, y matemáticas, en el Colegio de Ia.
PurIsima ConcepciOn, con D. Rafael Dávalos. Muerto
su padre, se trasladó a Querétaro y luego a Iv1éxico.
746

bacia 18ro: aqul estudió zoologla con su hermanoma.


yor D. Jose Maria; con D. Andrs del Rio, en la Es-
cuela de Minas, mineralogla, y en la Universidad,
con D. Vicente Cervantes, botánica. Al morir el ülti.
mo, en 1829, le sustituyó en la cátedra de hotánica.
En 1833, por comisión del gobierno, levantó el piano
del Hospicio de Santo Tomás, y cornenzó a forrnar el
JardIn Botánico Nacional proyectado entonces. Fue
cio de honor de la Academia de Bellas Artes; socio
fundador y miembro de la comisidn de geografla y es-
tadIstica en ci Ateneo, donde diO gratuitamente ciases
de ornitologIa.
Colaboró en varias publicaciones, especialmente en
el iWusco Mexicano, y redactó el Semanario tie A&orj
c,,itura. Publicó un Curso tie boidnica eienicnlai (pr!e
edrica), Mxico, 1841. 'Los escritos de Bustamarite,
dice ci Dr. Nicolás Leon, son exactos y bien acaba-
dos, al grado de que poco ó nada hay que corregir a
sus descripciones botánicas.
CONSULTAR: .Diccionario tie hisloria y geograula, Me-
xico, 1853-56;Arr6niz; Sosa; biografIaescrita por Pan-
taieOn Tovar, en Hombres ilusires mexicanos, Eduardo
L. Gallo, editor; Nicolás LeOn, Biblioteca botdnico-
mexicana.

FRANCISCO DEL BUSTO.


Poeta y orador sagrado.

NaciO en Orizaba en el ittimo tercio del siglo XVIII,


segün ci Diccionario mexicano de 1853-1856; estudiO
principalmente en Puebla; se ordenO presbItero, y en-
trO al Oratorio de San Felipe Neri, en Orizaba, donde
se dedicó a los ejercicios espirituales que acostumbra
L3NNt' MY +
747
dicha CongregaciOn. Después !e largos años de ejer-
cer su ministerio, decaIda su salud, Se retiró a Tehua-
can, donde murió en 1822. Solo una vez, se dice, in-
tervino en asuntos politicos: cuando el General Terán
le rogO tratara con el coronet realista Bracho para ha-
cer una capitulaciOn honrosa, sin efusiOn de sangre,
at entregar la fortaleza de Cerro Colorado.
Su biOgrafo del Diccionario citado dice que era buen
orador, tanto por la palabra como por Ia rriimica, y
poeta correcto y elegante. Tradujo los poemas La Re-
ligidn y La gracia, de Louis Racine; el ültimo to pu-
blicO D. Mariano Galvin Rivera en 1835 V lo repro-
dujo Pesado en El J'arnaso mexicano en 1855. De este
poernita, bien versificado a trozos, citaremos como
ejemplo el final del canto II:

IOh poder desgraciado! Yo te tengo


para tormento, más que para gloria:
con este apoyo caigo facilmente.
Quiën me diera unas alas de paloma?

Lejos de estos horrores volarla


at seno en que las almas se reposan,
allI en una violencia dulce, eterna,
la obediencia es feliz, aunque forzosa.

Atli su yugo at corazOn encanta;


la libertad se pierde sin congoja:
alli, libre de un cuerpo tan impuro,
el deleite en su origen la alma goza.

No hay pedir ni desear en esta patria:


allI los hienes inefables sobran:
de allI está desterrada la tristeza:
]as lágrimas se enjugan; todo es gloria.

Las penas, los temores, los suspiros,


748

el dolor, los deseos, todo se borra,


ha triunfado la Iglesia, y en los cielos.
se canta el parabién de su victoria.

Ella canta, y nosotros desterrados


iloramos riuestra ausencia dolorosa:
nuestras lágrimas crecen la corriente
del miserable rio de l3abilonia.

Sentados en sus márgenes gemimos


secas las fauces, y las voces roncas.
Pero loh celeste Sión! !puede entonarse
en tierra ajena el canto de tu gloria?

Infelices, callemos; nuestra pena


A silericio perpetuo nos provoca:
colgadas para siempre nuestras liras
de los sauces dejemos a la sombra.

lOh ciudad de la pazi ioh patria amadar


0h eternidad serena y deliciosa!
lOh qué largo y penoso es mi destierro!
Cuándo veré tu luz encantadora?

tCuándo será que beba en el torrente


de tus deleites puros, Sión gloriosa?
Cuándo me embrigaré con el olvido
de las penas terribles que me agobian?

Gozaré alguna vez tu paz amable,


que el corazón más languido con forta?
lOh dIa dichoso que jamás se acaha!
lAy! tcuándo gozaré tu luz hermosa?

Del canto III.


Habla, Agustin, publica tus angustias,
y enséñanos piadoso con tu ejemplo
IM

749
lo que es sin Dios el hombre, y lo que puede
cuando el Señor se digna protegerlo:

Abrasado en amor de los deleites,


Ilena mi juventud de torpe I uego,
precipitado de un abismo en otro,
me apartaba de ti, mi Dios, huyendo.

Hula yo, pero tü no me dejabas:


con la vara en la mano, Padre tierno,
mis pasos atisbabas despeñados,
para traerme amoroso hacia tu gremio.

iQué disgustos tan ütiles mezclabas


en los vanos placeres y recreos,
que cual sabrosa miel otros gustaban,
siendo para mis labios como ajenjos!

Tronando ti, Señor, en mi cabeza,


Monica instaba con amor materno,
uniendo a tus avisos saludables
sus lágrimas amargas y lamentos.

Mas layl sólo escuchaba yo el crugido


de la cadena que lievaba al cuello;
cadena de pasiones miserables
que arrastra el que abandona tus senderos.

El Ilanto lastimoso de mi madre


no me arrancaba de mi torpe exceso;
mi pecho encallecido no temblaba
al sonido espantoso de tus truenos.

Fastidiado por fin de los placeres,


probe que son amargos layl sus dejos:
.deteste los horrores de mi vida;
'volvI en ml mismo, y desperte del sueño.
ri
ID -

Yo miraba el camino, y pretendla


ir avanzando en él a todo vuelo;
mas hallábarne siempre detenido
por un gravoso insoportable peso.

HabIa encontrado la preciosa joya


y en mi ánimo la amaba con extremo:
mas no me resolvIa, para comprarla,
A despreciar mis bienes y venderlos.

Dos rivales, entrambos poderosos,


en ml mismo luchaban con esfuerzo:
yo me hallaba cruelmente desgarrado
gimiendo por sus golpes en secreto.

Dios me querla, con todo, y me obligaba


I mirar mi maldad como en espejo.
lAyl qué objeto de escándalo y de susto!
De terror se erizaban mis cabellos.

Pero pronto, olvidando ml desgracia,


I rendirme tornaba el grato sueño;
y si hermosa la luz me despertaba,
volvIa a cerrar los ojos entreabiertos.

Una voz me Ilamaba a todas horas,


Levdnlate, i,zfeliz , de en/re los muer/os;
y yo desde el profundo respondla:
Deja dine descansar otro momenlo.

Aquesta hora feliz nunca ilegaba:


cada vez era el sueiio más funesto:
de los vicios la tropa seductora,
me hablaba entre contentos y festejo:

'Por qué quieres dejarnos, Agustino,


si te damos placeres halaguellos?
I IT Y1J'I!JJ4CT

75'
'c!Privado de la magia de Los gustos,
podrás vivir acaso satisfecho?

'En tristezas el sabio se consume


si deja del placer el embeleso:
sóIo el deleite da descanso at alma,
sólo en deleites se regala el cuerpo.

Hombres, vivid alegres y dichosos:


a las horas disfrutad, no pase el tiempo:
embriagad en placeres los sentidos:
'bebed el cáliz de oro que os presento.

HuId de Ia virtud triste, importuna,


que los gustos Os quita lisonjeros;
cortad las frescas rosas, y en guirnaldas.
sean de vuestras sienes ornamento.

'Crees tü que, at amor acostumbrado


por tanto tiempo, de deleites lieno,
'te podrs arrancar de nuestros brazos?
1Te pierdes, infeliz, y nos perdemosi

Pero la dulce castidad amable


con apacible rostro, aire sereno,
con inefable magia me decIa,
mostrándome ejemplares de ambos sexos:

me arnas, Agustino; yo te ilamo;


y a mi voz no respondes? lqu! !perpLejo
crees imposible conseguir td solo
lo que otros como tii ya consiguieron?

'Contrario de ti mismo, dhi1, flaco,


juguete de encontrados pensamientos.
nunca podrás fijar con la constancia
tus pasos siempre tImidos 6 inciertos?
752

Vue1sre a ver a mi lado estas palomas


que basta unirse con Dios aizan el vuelo:
Esta gracia te ofrece ya sus brazos;'
'alienta, que tu Dios abre su seno.

Yo conocIa este bien, pero, cobarde,


a tomar el camino no me atrevo:
en Ia tierra postrado mequejaba,
rendido de un combate tan molesto.

Cuando h6 aqul que suena en mis oldos


una voz desde Jo alto de los cielos;
fijo la vista en los sagrados libros,
calma la tempestad, entro en sosiego.

Vuestra mano lob Senor omnipotente!


los lazos desató del cautiverio:
adandono este fango corrompido,
-y miro con desdén el bajo suelo.

Cambió mi voluntad, lo que os ofende


con decision firmIsima aborrezco;
y Jo que es ioh mi Diosi de vuestro agrado
con toda el alma y corazOn prefiero.

Mi madre, que iloraba ml extravIo,


postrada a vuestros pies, con f1bil ruego,
ye salir de la tumba y tierna abraza
al hijo de su ilanto y sus lamentos.

Desde entonces conozco vuestro yugo;


cuán suave es, oh Senor, y cuán ligero!
Qué cosa puede haber que se os parezca?
Y quién podrá sin voz vivir contento?

Desde ahora con los angeles unido,


A los suyos mezclando mis acentos,
753

alegre cantaré tus alabanzas,


celebrándote amable, sabio, eterno.

A ti solo amar, pues que eres solo


mi asilo, mi salud y mi consuelo.
lOb grandeza inefable! lOb Dios piadoso!
IDios de misericordja! iSr inmenol

iOh hermosura! loh belleza siempre nueva!


iQué tarde supe amarte, loco y neciol
IBelleza siempre antigua, te amd tarde!
iPero va por amarte desfallezco!

CONSULTAR: Diccionarjo de his/or/a ygeog-ra (ía, Me-


xico, 1853-56; ArrOniz.

PEDRO CABEZAS.
Poeta.

PublicO en el Diarlo de Mexico buen nimero de poe-


sIas, generalmente romances, fácilmente versificadas,
con el anagrama Paz de Escobar. Puede citarse su le-
trilla Si fu era verdad (Diana, 12 de Febrero de 1806):

DIcenme que hay hombres


en esta ciudad
que toda dolencia
la saben curar
porque han estudiado
cierta facultad
con que adquieren ciencia
tan particular
que a. cualquier enfermo
22
754
le quitan su mat
y to restituyen
a Ia sanidad.
iQud cosa tan buena
si I uera verdad
Dicen que el casarse
s cornodidad
porque las mujeres
todas por acá
guardan con esmero
lafe conyugal,
y el tener cortejos
es puerilidad
que ellas usan sólo
por rnoda y no rnás.
iQué cosa tan buena
si fuera verdadi
Dicen igualniente
que en Mexico hay
coquetas que tienen
tal felicidad,
que, sin ser casadas
ni tener caudal,
ruedan coche y visten
con profanidad
por los bienhechores
que todo les dan,
sin más aliciente
que su caridad.
iQué cosa tan buena
si I uera verdad!
Dicen que hay mocitos-
que sin tener rnás
iricumbencia que
corner y pasear,
andan tan bien puestos
cual pudiera andar
755
un marques, un conde,
6 persona igual,
porque reservado
se tienen aI1
no sé qué secreto
feliz, con el cual
adquieren dinero....
pues.. .. sin trabajar.
iQué cosa tan buena
si fuera verdadi

Con su nombre publicó en folleto, ci aüo de z8o8,


sin pie de imprenta, un Canto en eloglo de la guerra
española contra Napoleon (existe en la Biblioteca Na-
cional, pág. 262, Octava divisi6n): es mucho menos
fácil y correcto que sus letrillas.

CABRILLO.
Historiador.

Escritor mexicano de principios del siglo XIX, a


quien cita Tadeo Ortiz en su libro ilféxieo eansiderado
como nacidn indeftendienle y libre, sin dar siquiera su
nombre de pila. Ortiz le atribuye haber escrito, 'entre
otras cosas, His/oria general de Mdxico en once lthros.
Esta obra curiosa no se publicO, porque se opuso ci
Fiscal de la Audiencia, & pretexto de que era necesa-
na la licencia del Consejo de Indias. Dc el-la se podrIa
sacar un excelente extracto, particularmente desde la
época de la conquista hasta el principio de la revolu-
ción.'
756

CARLOS CALDERON DE LA BARCA.


Poeta.

Autor de medianas poeslas que figuran entre las con-


sagradas a Fernando VII en Mexico (C'oleccidn dc' las
poeslas iue se han podido jim/ar, publicadas por entre-
gas, a modo de periódico, x8o8); en eflas pide al rey
que se refugie en Mexico.

MANUEL CALDERON DE LA BARCA.


Poeta.

Maestro de primeras letras y de latin. Publicó unos


Frecep/os de la/in/dad en verso; Justos lamenlos del c/era
nexicano, en verso, por la ausencia del Arzobispo
Lorenzana (Mexico, imprenta de La Bibliotheca Me-
xicana, 1771); y octavas en elogio de Carlos IV,
premiadas por la Universidad (v'gi). Emprendió la
traducción del Diccionario de la fdbula de Pierre
Chompré, y la tern-iinó en 1775; cuenta Beristáin que
La envió a Espaila, con dinero para la impresión, pero
no obtuvo respuesta, y ocho ai'ios después apareció
otra version en Madrid; no logró dilucidar ci bib116-
grafo niexicano si La de CalderOn habla sido robada.
Del Canto en elogio de Carlos IV, pubiicado en las
bras de c/a qüencia y poesla premiadas por la Real Uni-
versidad de Mexico (Mexico, Ontiveros, 1790 y repro-
ducidas en El Farnaso Mexicano de 1855, pueden ci-
tarse octavas bien versificadas:

En el prof undo seno del olvido,


ocioso largo tiempo y descuidado,
Th1 +4n :' .. /

757
mudo afectaba no escuchar el ruido
que me hahIa en otro tiempo desvelado-
Ia lira rota, el arco suspendido
A un duro tronco, pero bien hallado
en la torpe inacción de mi sosiego,
despreciaba de Apolo el sacro fuego.

Cuando de este letargo, de este sueo,


me lIeg6 a despertar con rostro grave
una matrona, cuvo hermoso cefio
lo varonil templaba con lo suave;
despierta Va, me dijo, a un noble empeo
a tu silencio va franquea la have:
rómpelo, pues asI lo ordena ufana
tu Madre, la Academia Mexicana.

Minerva soy, que aquI la represento,


y a nombre suyo mi deidad te inspira:
celebrar a un gran rey es el intento:
lo ronco no pretextes de tu lira:
suspende el Ilanto, cese ya el lamento,
que de otro Carlos inundó la pira:
renace en Carlos Cuarto, no lo dudes,
de su solio heredero y sus virtudes.

La paz y la abundancia en su reinado


florecerán alegres sin recelo:
de Jano el templo mantendra cerrado
los campos regara propicio el cielo:
no insultarán los lobos a! ganado:
de los pastores cesará el desvelo:
todos sus pueblos vivirán seguros,
sin fosos, sin baluartes y sin muros.

Mas Si acaso tal vez Ate envidiosa


las Tunas excitaSe de la guerra,
758

é intentare sacrilega y rabiosa


el sosiego violar de nuestra tierra:
entonces, si, la diestra valerosa
de Carlos inostrará cuanto ella encierra
de fuerza, de poder y de constancia,
para vencer de Marte la arrogancia.

CONSULTAR: Berjstájn; Pimentel, Ffisoria de 13 poe-


sta en Mexico, cap. X.

PEDRO CALDERON.
Escritor religioso.

Nacido en Mécico; alumno del Seminario Tridenti.


no; bachiller en teologla; fu6 cura y juez eclesiástico de
Apam (hoy perteneciente al estado de Hidalgo). Pu.
blicó, segün Beristáin, Avisos d losfeligreses de Apam
sobre La revolución de independencia (Mexico, impren.
ta de Ontiveros, z8xx).
CONSULTAR: Beristáin.

FRAY FRANCISCO CALVO DURAN.


Orador sagrado.

Franciscano de la provincia de Zacatecas; lector de


sagrados cánones en el Couvento de San Luis Potosi.
Publicó, segin I3eristáin, un Serrnón dogmático, pane.
gIrico, eucaristico y moral de la Anunciacióu de la Vir-
gen (Mexico, imprenta de Ontiveros, i8og).
CONSULTAR: I3enstáin.
759

SOR ENCARNACION DE CARDENAS.


Poetisa.

Nació en Mdrida de Yucatan, el 7 de Enero de 1790.


Fueron sus padres D. Mateo de Cárdenas y Doña Jo-
sefa Escobedo. A la edad de catorce aflos entró como
educanda al monasterio de monjas de la Concepción.
Estudió aIlI a los clásicos latinos y castellanos, y
aprendió también el francs.
Fué nombrada secretaria de la abadesa, y el Dr. Justo
Sierra recuerda con agrado los bellos caracteres de su
letra y la excelente ortograf ía y buen aliflo con que sa-
lIan de sus manos los oficios y representaciones de la
Orden. El 1 0 de Junio de 1809 tomó el hábito, y un
aflo después profesó. Obtuvo varios encargos de aquel
claustro hasta que se la eligió ahadesa, hacia Enero de
1831. El mismo Dr. Sierra habla del torrente de pa-
labras castizas y selectas con que expresaba sus ele-
vados conceptos, y del c sólido y brillante juicio' que
hizo, ante su presencia y la del Dr. D. Pablo Oreza,
de Los Mdr/ires de Chateaubriand. Instáronle ambos
A que pusiera por escrito su estudio, pero su muerte,
acaecida en 3 de Febrero de 1831, ViflO a impedIrselo.
Menciona despus el Dr. Sierra dos letrillas que es-
cribió la monja y un soneto sobre la pasión de Cristo.
Ignora Si dstos se conservarIan siquiera, en el claus.
tro, pues ella dispuso, al morir, que todos sus manus-
critos fueran quemados.
CONSULTAR: biograf ía por Justo Sierra (padre);
Sosa.
.1

760

FRAY JOSE FERNANDO CARMONA.


Orador sagrado.

Franciscano; lector y definidor de la provincia del


Santo Evangelio, de su Orden, y guardian del Con-
vento grande de Mexico; aquI murió en i8x.i. Beris-
Uin dice que publicó en Puebla, en 1792, Un PaneI-
rico sagrcido del Beato Sebastian de Aparicio, predica-
do el 18 de Octubre de 1790 en el Convento de Puebla,
donde existen los restos del Beato, en la fiesta solemne
de sus primeros cultos celebrada por el Ayuntamierito
angelopolitano.
CONSULTAR: Beristáin.

FR. JOSE CARRANZA.


Orador y poeta.

Nacido en Pátzcuaro (de Michoacán); franciscano;


fu6 lector de teologIa de su Orden, provincial de San
Pedro y San Pablo, calificador de la Inquisicion y exa-
minador sinodal de las diócesis de MCxico y Vallado-
lid; infiuyó para que su Orden creara una escuela de
primeras letras y de dibujo en Querdtaro. Murió alli
en Diciembre de 1813.
Beristáin señala coino obras suyas inscripciones y
y versos latinos y castellarios en memoria de la Reina
Maria Amalia de Sajonia (1761), del Papa Clemente
XIV (i - ), de Carlos Iii (1789), y del Conde de la
Valenciar2a, D. Antonio de Obregón; oracIones y poe-
sIas irieditas, un poema humorIstico sobre el SisIo1ismc
de ía voz Sincero, inédito tambiCn, y un Discurso sobre
761
el establecimiehlto de una escuela piihlica gratuita, de
primeras letras y educación cristiana de los niflos p0-
bres (impreso en Mexico, 1788).
CONSULTAR: l3eristáin.

FRAY LUIS CARRASCO.


Orador sagrado.

Nació en Zempoala (diócesis de Mexico) el 25 de


Agosto de 1772; fud lector deteologIaen la Orden deSan-
to Domingo, a la cual entró en 1787, y catedrático de
teologla, durante seis aflos, en el Colegio de Porta-Cce-
Ii, donde habIa sido alumno; prior del Convento domi-
nico imperial de Mexico; doctor en teologIa por la
Universidad, examinador del Arzobispado, calificador
v predicador de la Inquisición. Fud, en union de Fr.
Domingo Barreda, dictaminador sobre las herejIas-.
atribuidas a Hidalgo. Era provincial de la provincia
de Mexico al consumarse la independencia. Iturbide le
hizo su capeUán de honor y predicador de cámara. Mu-
riO en Mexico el 25 de Agosto de 1833. PublicO, segi'ln
Beristáin, un Panegirico de San Bernardo abad (Me-
xico, imprenta Jáuregui, 18o8); un Panelrico del
Apostol Santiago (Mexico, imprenta de Arizpe, 1809);
un Sermon moral del fuego vengador, de la caridad y
de Ia dureza de las palabras con que deben i-edargQir-
se las impiedades de NapoleOn y sus sectarios (Me-
xico, imprenta de Arizpe, i8io).
CONSULTAR: Beristáin; ColecciOn de documentos para
la historia de la guerra de indej endencia, de J. E. Her-
nández y Dávalos, tomo I, docs. 58 y 59; Apunles bio-
grd/icos di' los trece religiosos dominicos que en estado de
momias Sc hallaron en ci osaria de su convent.. .., Me-
xico, 1861 (en este folleto aparece un grabado dela-
momia de Fr. Luis Carrasco).
762

IGNACIO CARRILLO Y PEREZ.


Periodista y escritor re]igioso.

Nació en Mexico; fud alumno del Colegio jesuitico


de Guanajuato; no se dedicó a la iglesia, sino at co-
mercio de minas, v fué empleado de la casa de Morie.
da durante treinta afios. Dedicd buena parte de su
tiempo a. las letras y a las artes plásticas.
Publico dos Devocionarios que alcanzaron varias re-
ropducciones; Pens/i americano, for/do en el rigor del
invierno, historia de la aparici6n de la Virgen de Gua-
dalupe v la fundacidn de su templo, colegiata s' con-
vento (Mexico, imprenta de Ontiveros, 1797); Lomdxi-
mo en lo mfnj,no, historia de la irnagen de la Virgen de
los Remedios (Mexico, iniprenta de Ontiveros 18o8).
Publicó una especie de periódico, Nuevo enenentro de
D. Quzyote y Sancho Panza en las riberas de i1exzo,
desde Enero de 1811. Colaboró en el Diario de Jfix/-
co (en el nürnero de 28 de Mayo de i810 se encuentra
un soneto suyo con el anagrama Qutyano Llarrico Fe-
rezy).
Beristáin cita como manuscritos suyos una A tolo
respuesta a. Fr. José Téllez-gladePns/imrc,
Girón; una Hisloria de la milagrosa imagen de Wuestra
Señora de los Angeles, que se venera en los suburbios
-de Mexico; otra del Cristo del Cardenal, 6 de Ixmi.
quilpan, ilamado después de Santa Teresa; Un Ar/c
de ensayar oio y la/a, y una extensa historia de Me-
xico con el tItulo de Jiféxico gent/l, caidlico, polilico y
sagrado, en once libros, donde se describIa la confor-
maci6n geográfica del pals, su faunay su flora, su p0-
.blación, su civilización indIgena, su conquista y su
.vida colonial.
COMSULTAR: Beristáin; Sosa. --
763

JOSE MARIA CASTAIZA.


Escritor religioso.

Nació en Mexico (23 6 24 de Mayo de 1 44) . Sus


padres: Juan de Castañiza (de Vizcaya), que obtuvo
el niarquesado de Castañiza por tItulo de Castilla y
en inérito de sus obras pIas, y Doña Maria Gonzalez
de Aguero (de Queretaro). Heredó, como hijo mayor,
el tItulo de Marques de Castañiza. En 1759 era semi-
narista de San Ildefonso, y el 18 6 io de Mayo de
1760 6 1761 entró en la CompañIa de JesCis, en el no-
viciado de Tepozotlán. Cuando Ia expulsion de los je-
suitas (1767) saliO desterrado para Italia. ContinuO en
Ferrara sus estudios; logrO ser nombrado coadjutor
espiritual y jurO los votos en 1773. Sobrevino en ese
mismo año la extinc16n de la orden por el breve de
Clemente XIV, y Castañiza se hizo clerigo secular, y
fué confesor de inonjas en Italia y Cádiz. Estuvo
en Andalucia cuando la invasión de fiebre amarilla de
1800, socorriendo enfermos. En 21 de Agosto de 1814
Plo VII restableciO la CompaflIa de Jesus y, en vir-
tud del decreto dictado por Fernando VII en zo de
Septiembre de 1815, Castañiza volviO a Mexico con el
P. Pedro CantOn. Puesto en vigor el decreto por el
-entonces virrey Calleja y el arzobispo D. Pedro Jos6
Fonte, reuniéronse los ünicos jesuitas aquI residentes,
Castahiza, Cantón y Antonio Barroso, y se abriO otra
vez el noviciado de la orden en 2 de junio de x8x6.
El 15 de agosto del mismo año, Castañiza, como
provincial de la Compañia, recihiO el Colegio de San
Ildefonso de manos de irector, que era su hermano D.
Juan Francisco, después obispo de Durango. Gracias
A los esfuerzos de esta familia se logró la pronta res-
tituciOu de los bienes seculares de los jesuitas. Meses
despuCs se les entregó el colegio de San Gregorio y
aun el templo de Loreto edificado por los misrnos Cas-
764 -
tañiza. Murió el P. José Maria el 24 de noviembre de
1816, habiendo pasado la ma yor parte de su vida eli
Italia, de donde trajo la traduccidn (ünica obra lite.
raria suya de que se conserve noticia) del Za/a(i
de la. I.?cneyicencia de Dios, que escribió en latin el
Jesuita Alejandro Diotalevi.
CONSULTAR: ]3eristáin Osores; Diccionarlo Mexjca.
no (1853 . 56), hiografIa firmada con las iniciales
M. D.

JUAN CASTAtIZA.
Orador sagrado.

El limo. Sr. Dr. D. Juan Francisco de Castañiza y


Gonzalez de Aguero nació en Mexico, el dIa 4 de 0c
tubre de 1756. Estudió gramática latina en el institu-
to particular de D. Udefonso Falcon. SiguiO el curso
de artes del Dr. Antonio Aloyo, como externo, en el Co.
Iegio de San Ildefonso; donde entrd con beca de semi-
narista en 1776, que después cambiO por beca real de
honor. Varias veces mantuvo el acto de estatuto. Ape-
nas concluida su pasantia, fué nombrado presidente
de las academias de filosof ía y de teologIa. PrestOse
después a ser mayordomo sin sueldo del Coiegio, pues
éste atravesaba por mala situación econOmica que ha-
cIa temer por su subsistencia, debido al poco cuidado
de los mayordomos y a ]as confusiones que sufrieron,
en general, todos los estableci mien tos que hablan sido
de jesuitas. AhI Casta1iza puso de su bolsa varios
gastos de administración, y al fin salvO la ruina del
Colegio con su propio capital. Obtuvo el grado de licen.
ciado y, al fin, el de doctor teOlogo, en la Universi-
dad. RegenteO las cátedras de latinidad y de filoso.
fia, y Barquera cuenta haber sido su discIpulo en los
cursos de moral y bellas letras. En 1807 se le nornbr6
Rector del Colegio de San Ildefonso y varias veces lo
765
me, después, de la Universidad. Ordenado ya pres-
hftero, paso a ser capellán del Colegio de las Indias
Caciques de Nuestra Señora de Guadalupe, donde tatn-
bién hizo obras de beneficencia, hasta que logrO trans-
formarlO en convento de enseñanza. ScgtTh se dice en el
pjczonario de Historia y de Geogralia (M éxi CO, 1853),
estaba este Colegio situado al Oeste del templo de Lo-
reto, y huboquetraSladarlo más tarde (porque el peso
del templo amenazaba ya derrumbarlo) a una parte
del que fud de los exclaustrados de Betlemitas. Fué
también confesor de indias en San Ildefonso y direc-
tor de ejerciCiOS en San Felipe Neri. Era, asimismo,
exarniflado r sinodal del Arzobispado, comisario de
Corte y calificador del Santo Oficio. Fernando VII le
nornbrO, al fin, Inquisidor honorario y, por ültimo,
obispo de Durango. SorprendiOle a tal punto este
nombramiento que, segiin se dice, lo hubiera renun-
ciado para contirivar su tranquila labor de educar in-
dias, Si no fuera porque sus amigos le seflalaron Jo mal
que parecerla al gobierno, cuando exaltaba a los me-
xicanos a tales dignidades, que estos rehusaran
aceptarlas. Por este tiempo (19 de Marzo de 1816),
habiendo sido restituidos a la CompaflIa de Jesus sus
antiguos bienes, tocOle a Castañiza, como rector del
Colegio de San Ildefonso, entregarlo en manos de su
hermano el P. José Maria Castafliza, provincial de la
CompañIa, quien le dejO gobernar todavIa el instituto
hasta el 4 de noviembre del mismo año, en que saliO
el obispo a ocupar la sede de Durango, ya consagra-
do por D. Pedro Fonte, el arzobispo, en la Casa Pro-
fesa de los Padres del Oratorio, y después de haber de-
dicado el templo de Nuestra Señora de Loreto,
costeado por D. Antonio de Bassoco (su cuñado) y
Doña Maria Teresa de Castaniza (su hermana). A la
muerte de su hermano heredO el tItulo de marques de
Castañiza. TomO posesiOn de la di6cesis de Durango
desde Mexico y por medio de apoderado, pues sOlo
1uI

766
entrá a esa ciudad el 16 de Diciembre de 1816. Lie.
vaba consigo a varios individuos del Colegio de Sal)
Ildefonso, con los que logr6 hacer revivir el seminarlo
conciliar de la diócesis: el teólogo y hurnanista D. Jose
M. Guzmán, el Dr. Mauriño, los licenciados Avila y
Barraza (x), Garcia Serralde, y los padres Zubiria
(que le sustituyó después en la sede) y Alva.—Tuv
alli el obispo Castafliza, por culpa, segiiri parece, de
su secretario el licenciado Avila, ciertas discusiones.
con el comandante general Bonavia, sobre el uso del
vicepati-onato regio, provisión de benefIcios eclesiás-
ticos, canorigIa lectoral y notninación del asistente
real. Bajo su obispado acaecid la toma de Durango
por el general del ejército trigarante D. Pedro Celes.
tino Negrete. Fu6 diputado por Durango al Congreso
Constituyente y, disuelte éste por Iturbide, presidió
la junta constituyente; disuelta ésta, volvió a su dió-
cesis. Murió en 28 de octubre de 1825. Parte de su
librerla quedó en la catedral de Durango, y parte ha-
bla quedado en San Ildefonso. En aquella Catedral
quedaron los pontificales, los vasos y aihajas de su
capilla. Dejó sus bienes a instituciones eclesiásticas.
Entre sus varias obras de beneficencia (por las cuales
parece haberse sefialado su familia toda), son nota-
bles: la extinción de las deudas del Colegio de San
Ildefonso, a que ya aludirnos; la reparación que hizo-
del edillcio del mismo, después de los temblores de
1786; las nuevas aulas que ahi construyó; et adorno
completo del aula general, y los chico altares nuevos
que puso en Ia capilia, entre los cuales menciona es-
pecialmente D. Felix Osores el de San Luis Gonzaga.
Contribuyó con su hermano a. la fundación del templo
de Loreto; proveyó fondos para las tandas de ejerci-
cios de San Felipe Neri. Dotó unacátedra de teologIa
y pensionó alumnos.
En Osores, en Beristáin y en la biografIa citada del
(i) V. su biografla en este mismo Indice.
767
Diccionarlo dc Ills/aria y Geografia, sólo se mencionan
como obras publicadas de Castafliza:
Una Oda sáfico—adónica premiada en el certamen de
la Universidad celebrado en honor de Carlos IV, en
1790: Raft/a Po//ico en que se basque/a ci regoc:jo de MF-
' j-o en la proc/arnaciön de su angus/a Monarca ci señor
D. Carlos I V. Fué publicada en el tomo de Obras de
Eloqilenclay Foesfa (Mexico, Imp. Ziiniga y Ontiveros,
1791) v la copiaremos Integra & continuación, siquie-
ra porque hace pensar, a ratos, en lo que serla, más
tarde, la Oda a la Agricuilura dc la Zona 7'drrida de
D. Andrés Bello, por algunas estrofas donde se enu-
rneran los productos de nuestro suelo v que son mdi-
cio, a la vez, de que el autor habla leldo la Rus/i-a/io-
mexicana del P. LandIvar:

Ves cómo inclinan su robusta frente


los altos montes que at Anahuac cifen?
!Ves cómo hurnillan sus erguidas copas
cedros y pinos?

Ya de Texcoco las salobres aguas,


y las que en Chalco dulce lago forman,
at oIr de Carlos resonar los vivas
su curso paran.

Por entre el agua la cabeza asornan


las Ninfas que oven proclamar a Carlos;
vuelven al seno cristalino y forman
danzas alegres.

Resuena el eco de los dulces nombres


de Luisa v Carlos en la espesa selva;
grahado tiene el duro tronco: Vivan
Carlos y Luisa.
Las Hamadriades y Napeas festivas.
corren los prados y, escogiendo flores,
768
de Luisa tejen a Ia blanca frente
verde corona.

El Floripondio, el Coatzontecoxdchitl,
el Joloxóchitl y la for del cuervo
respiran, luego que sus sienes tocan,
nuevos olores.

For ver al nieto de Felipe el Justo,


gloria de España, de la Italia y Francia,
Mexico en alas de águila ligera
surca los aires.

Al cielo ilega, desde donde alumbra


el Sol de Carlos dos opuestos mundos;
y allI del Nuevo reverente ofrece
votos y dones.

Las brutas peñas de sus ricos montes


pródigas abren los ocultos senos,
•que el Sol fecunda en codiciados frutos
de plata y oro.

Oaxaca granas, California perlas,


gomas y añiles rinde Guatemala,
ébano y caoba la Mixteca y Chiapas,
laca Tiahuichi.

Maguey ofrece el Mexicano Valle,


compendio raro en que ministra al pobre
vianda, bebida, medicina y casa
próvido numen.

Lieva consigo la sabrosa almendra


que Xoconochco y que Caracas crIan;
y el que Orizaba y Córdova producen,
fino tabaco.
769
Cargada de estos y otros muchos dones,
Ia leal Señora del Indiano Imperio
se postro humilde, y al Monarca nuevo
tierna saluda.

Fecunda rama del Borbonio tronco,


imagen viva del Tercero Carlos,
por ti del reino de Saturno vuelve
la edad dorada.

La pálida hambre, la sangrienta guerra,


el lujo vano, la voraz codicia,
la infernal hidra del errado dogma
tImidas huyen.

Espigas de oro de la rubia Ceres,


y de Neptuno el hi'imedo tridente,
orlan el Trono, desde donde riges
mares y tierra.

Esparce rosas el Diciembre cano,


dándole envidias al Abril florido:
no brama airado el Noto, solo sopla
zéfiro blando.

La Ciudad Santa de los siete montes,


sagrado asiento de la fe de Pedro,
ye que resguardan sus excelsos rnuros
Lises y Leones.

Vive imitando a Luises y Fernandos,


vive excediendo a Carlos y Felipes,
vive felice, cuanto amado, amante
de ambas Espaiias.

AsI explicaba Mexico su gozo


el dIa que a Carlos Cuarto proclamaba;
23
770
lo demas que hizo su lealtad sincera
cántelo Clio.

Re/ac ion del resta/'/c-jmjen/o de la Sarada £


i/c Jesds en ci Reino tic la Nueva España, y i/c
"a 0 sus re//Kjosos del Real Se,ninario i/c San Tide fonso
We Mexico. Mexico, Ontiveros, i8r6.
Carla pastoral a sus diocesanos en sii ingreso al obis.
pado i/c Durango, elicildndolos i/c que no /iayan tornado
j5arle en la guerra de Independencia. Mdxico, 1816, Imp.
Benavente. Consta en La Pig. 477 del catálogo de La
4a Division, l3iblioteca Nacional. De ahI entresacamos
los siguientes trozos:
c La Paz, amados diocesanos, la Paz: ci, esta pala-
bra dulcisima, mas grata a nuestros oldos en estos
tiempos que lo es el agua fresca de una fuente cris-
talina A las secas fauces de un carninante que acaba
de transitar los dilatados desiertos de La aridIsitna Ara-
bia, es y debe ser la prirnera voz que articulen y pi-o-
nuncieri nuestros lahios. Esta palabra me La que rorn-
piendo, por decirlo asI, el alto silencio que guardO
Dios por el largo espacio de muchos siglos, haciendose
como sordo a los clarnores de La miseria y necesidad
del hombre, a los deseos rnás fervientes de Jos judIos,
y d las mas instantes y más repetidas s(iplicas de los
justos de in antigua alianza, hicieron resonar los espI-
ritus angélicos cuando se dejO ver en este mundo el
deseado de ]as naciones, el anunciado por los profetas,
el suspirado de los patriarcas, Jesucristoel prometido
Mesias. El in terra pax liominibus. Con esta palabra
rornpiO el mismo jesucristo el triste silencio de los dias
de luto y lianto de su dolorosa muerte, cuando se apa-
reciO a sus discIpulos la primera vez despuCs de resu-
citado: la Paz sea con vosotros, les dijo, y les repitió:
Fax vobis: ileru,n dixil. Pax voilis. Es ta pal a bra por
i'iltimo quiso y mandO a sus sagrados discipulos que
dijeran primeramente 9L Los hombres en su ingreso a
las ciudades 6 pueblos: Prirnum dlcile: Fax.
77'
con qué otra frase más acomodada que esta &
vuestras cLrcunstancias Y a nuestras ideas pndiéramos
saludaros? Esta brevisima frase expresa a un misn-lo
tiempO el glorioso carácter que en La triste época de
nuestra America os distingue del resto de sus provin-
cias, y una causa de ]as más eficaces de haher acepta-
do el obispado de esta amplisima diócesis a pesar del
conocimiento Intimo de nuestras ningunas fuerzas, de
nuestra debit y quebrantada salud, y a costa de peno-
SOS sacrificios y de privaciones sensibitIsimas. Si, du-
rangueios pacIficos, La paz que gozáis y et deeo de
contribuir a su conservación y a su permanencia, nos
movió y nos alentó a admitir el cargo, formidable por
su peso, de Obispo y prelado vuestro. Sea, PUCS esta
misrna paz, causa y motivo de nuestro aliento y con-
suelo, y objeto de nuestros deseos 6 votos, el asunto
de esta primera carta con que os saludamos, que dlvi-
diremos en dos partes consultando a la ma y or claridad.
Os congratularemos en Ia prirnera por la paz que go-
záis dichosamente. Fax voeis; y a fin de contribuir, en
cuanto de nos depende, a su permanencia, os descubri-
remos en la segunda el origen de esa misma paz, para
que conocida la oI)servéis constantemente en to suce-
si vo. ZIerziz dixil. Fax VObiS.
c Vistas las cosas & una y otra luz: a la luz clara de
La razón, v a la obscura, si, pero más cierta, de nuestra
fe, es la paz un hien de los más preciosos, 6 el más
precioso de todos los bienes. Quedaréis persuadidos
de esta verdad, y por to mismo de vuestra envidiable
dicha en disfrutar de la paz, si escucháis a los fIlóso-
fos, que son como los intCrpretes de La razón, y a los
padres de La iglesia, que to son de La palabra de Dios
registrada en los libros santos. La concordia, decIa
Salustio (z) bace que crezcan ]as más pequel'ias re-
p(iblicas; at paso que la discordia iguala con ci suelo

(z) Salust., apud D. Bonaventuram.


77
los reinos más grandes y &&ecientes. Es apreciable
el tiempo de tranquilidad y paz, le ecribIa at ernpe-
rador Atanasio (x) ci Rey Teodorico, porque en este
tiempo se conserva el bien ' utilidad de los pueblos,
y estos prosperan y se adelantan: La paz, le dice, es La
madre de las buenas artes, es La que aumenta las ri-
quezas de ]as naciones, la que arregla y cultiva las
costumbres de los ciudadarios, y concluye iltimanien-
te que ignora sin duda cuántos son estos bienes ver-
daderos de los pueblos quien no se siente abrasado
del deseo ardiente de procurarles la paz. Por eso Plu-
tarco (2) establece, entre otras máximas de politica,
el conservar, como ci bien más excelente, la amistad
y concordia entre los individuos de una sociedad, y el
remover de su seno ]as contiendas, las enemistades y
disensiones.
c Tanto 37 aiTh más que los fildsofos, han recomen-
dado la paz, y ponderado su inestimable valor, los de-
positarios de Ia palabra de Dios y de su sentido, los
padres y doctores de La Iglesia. lOh paz! exclamaha
el padre S. Agustin (s), sin ti no reman los reyes, sin
ti perecen Los reinos. Nada más graride (.), asI habla
San Juan Crisóstorno, nada más necesario que La paz:
aventaja mucho a las riquezas, at poder y a la noble-
za, y entre todas las cosas nada hay tan ütii como
ella. Pero que más se puede afirmar en elogio de La
pazque to que dice este padre sapientIsimo? Quin
no admira ci rapido, velocIsimo progreso, y la exten-
sión increIble con que se propagó nuestra santa y di-
vina religión? A quidri no asombran sus triunfos y sus
victorias? Preguntadle, pues, at sabio, at grande Cri-
sóstomo cuál fud la causa de un suceso tan raro y tan
estupendo, que resueltamente os responderá que, más

(i) Theodoricus apud Cassiodorum, L. r, var. c. x.


(2) Plutarc., apud Mansi verbo Pax.
() D. Aug., Serin. 2 ad fratres.
(.) D. Chrisost., Honiulia ad Titum.
- -

773
bien que a la predicación de los apóstoles y sus disci-
pubs, debe atribuirse tan singular y milagroso fenó-
meno & aquella paz y concordia que, uniendo estre-
chameflte a los fieles de los primitivos siglos, no for-
maba de todos ellos más que un solo corazOn y una
sola alma, como se expresa San Lucas en el libro san-
to de los hechos apostólicos. Fidei namque ex/entio at-
qile V(/Oria, son palabras del CrisOstomo, (r) plus de-
heliir discij' ulorum cons cnsioni qaa,n concioni.
Ni menos que estos elogios que hacen de la paz los
padres y doctores de la Iglesia maniflesta el alto apre-
cio que formaron de ella La vehemencia con que decla-
man contra la discordia, que la destierra y destruye.
Nada hay saludable, en sentir del ya citado Crisósto-
mo, nada firme donde se introduce la disensión. (2)
San Bernardo dice () que faltando Ia virtud de [a
concordia, y queriendo hacer cada uno su voluntad,
se suscitan pleitos, se encienden venganzas, se arman
pendencias: excesos igualmente incompatibles con Ja
paz que con la felicidad püblica. Con razón ci mismo
padre (ii.) no llama pueblo, no llama ciudad a la rnul-
titud de hombres que, aunque vivati juntos, no están
unidos con el lazo 6 vInculo de la paz; la llama, si,
confusiOn monstruosa, que, sin participar nada de la
hermosa Jerusaldn, es un vivo retrato de la horrible
Babibonia.
z Pero nunca acabáramos, ni tuviera fin nuestra car-
ta, si quisiéramos transcribir aquI cuanto han escrito
en encomio de La paz los padres de la Iglesia institui-
dos por los libros santos en ci conocimiento de la ver-
dad, y Los filOsofos guiados de la Luz sola de la razón.
No es empero de omitirse, porque la juzgarnos opor-
tunIsima para haceros conocer vuestra imponderable
dicha, la refieja del santo y sabio CrisOstomo hablari-
(x) D. Chrisost., in psalmum 46.
(2) D. Chrisost., Homilia ad Titurn.
(3) D. Bernard., Serm. 4, de inodo vivendi
() D4, Bernard., Serm. 5. de dedicat. Eec.
-Q4..."

774

do de Lot, (z) cuando, a causa de ]as discordias entre


sus pastores v Jos de su tb, se apartó del santo pa-
triarca Abraham. Peiisaba Lot, dice, gozar de más Ii-
bertad y disfrutar de los bienes en mayor abundan-
cia apartado de su tb; pero puntualmente le sucedió
todo lo contrario: cayó en La esciavitud al punto mis-
mo que se separó, y aprendió con La más triste expe-
riencia los males que trae consigo la division y los bie-
nes que acompaFian a Ia paz y a la concordia. Cuánto
mejor era, concluye gravemente como acostumbra el
CrisOstomo, cuánto mejor era que hubiera continuado
en Ia compa?iIa de su tio el santo patriarca, sufriendo
algunos sinsahores y disgustos, que haber cabdo en
tantos males por haberse separado. Y qué, no es esto,
pot 110 hablar ahora de tantos reinos de Europa, lo que,
con vencidas de una triste y lamentable experiencia, pue-
den decir de si mismas ]as más provincias de nuestra
America, y decirlo con Ia mayor propiedad? Preten-
dieron separarse del antiguo y experimentado gobier-
no, seducidas de la vana y lisonjera esperanza de vi-
vir en más libertad y de gozar más abundancia de
bienes; pero miserablemente se han visto sometidas
al pesado yugo de la anarquIa, que es el despotismo más
insufrihie v la esciavitud mas insoportable lAb, cuánto
mejor les huhiera sido a esos desdichados pueblos
continuar viviendo en uni6n y compañIa de sus her-
manos de Europa, sujetos y dependientes de un mis-
mo com1i1 Monarca, tolerando los males que reclama-
ban, aun en caso de ser ciertos, por conservar la con-
cordia, que haber caldo en males mucho mayores pot
haber pretendido el separarset
iDichosa tt'i, afortunada Durango, que, aprovechán-
dote de ]as ajenas desgracias de las demás provin-
cias de nuestra infeliz America, has aprendido, sin pa-
decerlos, los graves males que trae consigo la divi-
(i) D. Crisost., Homil. 35 in Genesim.
775
sión, y gozas tranquilarnente la abundancia de bienes,
que acompafian a la paz ..........................

'Es la paz la tranquilidad del orden: con estas po-


cas palabras explica admirablemente su naturaleza el
padre San Agustin (i): Iranquililas ordinis. Efectiva-
mente, por muchos, por grandes que sean los bienes
que se poseen, nunca liega a disfrutarse la tranquili-
dad, si el orden no nos asegura su posesión. Poco hemos
dicho: podemos y aün debemos añadir que, sin el orden,
cuanto más y mayores son los bienes, tanto más falta
la tranquilidad en su posesión 6 goce. Ciertamente
inientras hay riesgo de que Se pierdan los bienes, a pro-
porción de su precio y de su nümero crece precisa-
mente nuestra inquietud y zozobra, que, nerturbándo-
nos en su posesión, estorba que los gocernos tranqui-
lamente. La tranquilidad, pues, nace dcl orden como
de su origen, y éste viene a set como la fuente de
donde dirnana aquella, que a manera de un rio cauda.
loso, por la abundancia y la copia de sus aguaS, pero
tranquilo y sereno, par La sosegado y manso de su
ccrrieute, inunda de gaza nuestros espIritus, los ale-
gra y los regocija.
'Más ciqué es, 6 en qué consiste ese orden de que se
origina la tranquilidad y paz? Consiste en que estén
las cosas en su lugar 6 en su puesto, coma lo ensefia el
padre San Agustin. (2) Colóquense en orden, 6 en el
puesto que le toca a cada una de ellas, aun las co-
sas más cantrarias entre si, y al momenta gozarán a
su modo de tranquilidad y paz, y causarán en atras
tan inestimables bienes. Qué casas más opuestas en-
tre si que los elementos? Pero puestas cada cual de
ellos en aquel sitio que le taca 6 corresponde segün su
destina, en lugar de destruirse uflOS con otros y oca-
sionar la perturbación del mundo, manteniendo la
quietud mutua entre si, producen en lo fIsico La trnn-
(i) D. Aug., L. i. de Civit. Dci, C. 13
(2) D. Aug., L. 19, Civit. Del. c. 13.
776
quilidad y paz de todas las cosas del universo. Otro
tanto sucede entre los hombres en lo moral, por di-
versos y aun contrarios que sean sus gerlios, sus in-
clinaciones y ai'in sus intereses, mientras se conserva
el orden: es decir unos gobiernan y otros ejecutan:
éstos obedecen y aquellos mandan: en una palabra,
mientras hay sibditos y superiores que, contentos Ca-
da uno con la parte 6 representación que le ha tocado
en La sociedad, no aspira a. otro objeto que a. lienar su
destino A obligación; que a. ocupar La esfera 6 puesto
en que ha sido colocado, sin pretender, a. pretexto de
mejoi-as imaginarias, derribar de los suyos a los otros.
Colóquense asI los hombres, guarderi este orden 6 re-
lación entre si, y, lejos de dauiarse 6 inquietarse mu-
tuameute, vivirán tranquilos, vivirán quietos, y dis-
frutarán de La abundancia de bienes que trae consigo
La paz.
He aquI ya descubierto el origen de la paz que
disfrutáis: he aquI La fuente de tantos y de tan pre-
ciosos bienes como inundan vuestro suelo. Si, dioce-
sanos fidelIsimos, vuestra adhesión constante at anti..
guo orden de cosas que habéis coriservado, y at que
Os habéls sornetido con tanta docilidad, oponiendo
una resistencia heroica a la sedución y escandalosos
ejemplos de tantos que en nuestra Amrica han trata-
do de sacudirle y turbarle, es de donde viene vuestra
quietud 6 vuestra tranquilidad, que es el fecundo on-
gen de los bienes que gozáis. Vuestra adhesión at an-
tiguo orden de cosas, es decir, vuestra sujeción a. las
Ieyes que siempre Os han dirigido, vuestra obediencia
y respeto a. los superiores que derivan su autonidad
de aquel soberano que ha estado en posesión de go-
bernaros y de regiros, vuestra adhesión at antiguo or-
den de cosas, es decir, vuestra adhesión firme a aquel
gobierno bajo el cual nacisteis y nacieron vuestros
padres y vuestros antepasados, y a. cuya sombra cre-
cisteis y os educasteis; esta adhesión, no nos cansa-
777
mos de repetirlo é inculcarlo, es la que ha maritenido
vuestra concordia y unión.
En la misma página del catálogo ya mencionado de
la Biblioteca Nacional, se encuentra la noticia de un
Oficio al Exmo. Sr. Virrey Conde del Venadito, acomJa-
ñdndole una coftia del Ed/do a sus dioce sanos ex/:ortdn-
(/0/OS d la fidel/dad y quie/ud con moIivi de los desörde-
ties pi.b/icos. Publicado, junto con la respuesta del
Virrey, en la Gacela del Gobierno de Alex/co. 21 de
Abril de 1821.
En la Escuela Nacional Preparatoria se conserva
un retrato suyo al óleo, de cuerpo entero, procedente
del Colegio de San Ildefonso.
CONSULTAR: Beristain; Osores; Dice ionario mexicano
de 1853-56.

josÉ MARIANO CASTRO.


Poeta.
Medico poblano; residió en Tehuacán de las Gra-
nadas (perteneciente boy al Estado de Puebla); escri-
bió, segün Beristáin, Romance en elogio de Carlos
J\T premiado por la Universidad de Mexico en 1790;
poeslas sobre la estatua ecuestre del mismo rey, en
1803, y sobre Ia consagración del Obispo Campillo,
de Puebla, en 1804, amen de otras que no publicó;
las poesIas a la estatua del Cabczlli/o, que figuran en
los Cantos de las Musas mexicanas, carecen de impor-
tancia.
CONSLJLTAR: Beristáin.
778

FRANCISCO DE CASTRO ZAMBRANO


Orador y poeta.

Nacido en Mexico; entró en et Colegio jesuitico de


San Ildefonso, con beca de setninarista, en 1763; con.
tinuó estudiando aIlI al ser expuisados los jesuitas,
en 1767, y fue beca real de honor, catedrático de fib-
sofia y de teobogia, secretario y vice-rector. En San
Ildefonso figuro, en suma, como colegial y catedrático,
cerca de treinta aflos. En la Universidad se graduó de
maestro en artes y doctor en teologIa, y fud catedrátjco
de retórica, de sagradas escrituras, de filosofIa y de
prima de teoogIa, liegando a ser jubilado en Ia ültj-
ma. En Ia carrera eclesiástica, fue, en MCxico, cura
interino de las parroquias de Santa Ana y de Ia Santa
Veracruz; examinador sinodal del arzobispado. Beris-
tdin to ebogia grandernente por su 'infatigable estu-
dio, doctrina sólida, erudición fina en ]as ciencias sa-
gradas ' profanas, y costumbres austeras y ejempla.
res, v dice que, si hien 'su genio abstraido y su
estudiada modestia z ocultaban en parte 'los quibates
de su mérito Iiterario, era consultado por 'jefes,
pretados y sabios.
El autor de la Bi/'ljaiea I zna-America,m SejVei,-
Irtonal, Jo mismo que el Dr. Osores, le atribu y en Ser-
manes y Pid/icas dacf-inales; poesIas é iflscripciones en
latIn y casteblano, en memoria de Carlos III (1789) y
en honor de Carlos IV (1790 y 1803), en rriernoria del
Conde de Revillagigedo y en alabauza de Herná.n Cor-
tds (179); una Oracidn latina en elogio de Carlos IV
(ro) y un Sermdn en elogio de Hernán Cortds (1794).
La oración en ebogio de Carlos IV, to mismo que un
epigrama latirio, fueron publicados en la colección de
01w as de eloquencta y pt'esfa js remiadas or la Real Uni-
779
versidad de Mexico (Mexico, imprenta de Ontiveros,
1791).
Aunque Beristáin no cita obras de Castro Zambra-
no posteriores a 1803, habla de 61 COtflO Si viviera al
esCrit)trSe la Bi/ilioleca. Es un hecho que vivIa atn en
1811, pues el Diana tie itféxico, con fecha 28 de Fe-
brew de ese aflo, anuncia que predicarIa en la Real
Capilla, ci viernes de Dolores, dIa 5 de Abril, el Doc-
tor y Maestro D. Francisco de Castro Zambrano, cura
de la Santa Veracruz, y catedrático de prima de sa-
grada teologIa en esta Real y Pontificia Universidad.
CONSULTAR: Beristáin; Osores.

FR. LUCAS CENTENO.

Escritor re1iioso.

Nació en Querdtaro hacia el año de 1730; fud alum-


no del Colegio de San Ildefonso en Mexico; maestro
ell teologla. Muy joven entró de fraile agustino, v dió
muchas cátedras, por lo cual llegó a ser jubilado antes
de cumplir treinta años. A los veintinueve de su edad
se le noinbró procurador de [a provincia de San Nico-
las Tolentino (Michoacán), de su Orden, en Roma y
Madrid. En Roma pubiicó (Barbielini, 1761) una am-
pliación de la Vida de Fr. Diego Basainque, escrita
por Fr. Pedro Salguero e impresa en Mexico en 1664.
Regresó a Mexico con el tItulo de Notario apostóiico.
Obtuvo en su provincia vai-ias prelacIas; fud después
definidor y tres veces provincial.
En 18io, ya en su extrema ancianidad, se le eligió
por Querétaro, diputado a las Cortes de Espaa: re-
nunció ci cargo, en el cual le sustituyó ci Dr. Mariano
Mendiola, y murió en 1812.
CONSULTAR: Beristáin; Osores; Diccionario mexica-
780

no de 7853-56, biografia por J. M. Dávila (en ésta Se


indica, como fuente de datos para la vida de Centeno,
el libro Glorias de QiicrI/aro de Zelaa é Hidalgo,
1803).

FRANCISCO JAVIER CONDE PINEDA.


Orador sagrado.

Nacido en Tlaxcala; alumno del Colegio Palafoxia-


no en Puebla, del cual fué más tarde catedrático de
Escritura y de prima de teologla y vice-rector; doc-
tor de la Universidad de Mexico; cura y juez ecle-
siástico de los pueblos de San Salvador el Seco y de
San Juan Acacingo. Publicó, segi'in Beristáin, un Pa-
negirico de Santo Tomás de Aquino, pronunciado en
la Iglesia delos Dominicos, de Puebla (México, 1801),
y una oracidn moral en la solemne rogativa que hizo
el Colegio Palafoxiano por las necesidades de Espa-
ia (Mexico, imprenta de Arizpe, 1809).
CONSULTAR: Beristáin.

JOAQUIN CONDE.
Poeta,.
Veracruzario que escribió en el Diario de Mexico con
las firmas J. C., Jacön Deoqzdn, Don Quiizo Ce'.;a, Do-
net y El curioso. En un breve artIculo que publicó en el
Diane (24 de Septiembre de 7809) decIa contar enton-
ces treinta y siete años de edad, y ser sacerdote, aun-
que la igriorancia que alega de una práctica católica
hace suponer que no to fuera en realidad.
-- --i r

78 t
Escribió versos en elogio de Sartorio (Diana, 22
de Noviembre de 18o6). Publicó buen nimero de f a-
hulas (véase principairnente el Diana a principios de
1807) carentes de animación. La mejor muestra de su
producción es este soneto religioso (Diana, 27 de
Marzo de 1807):

En luto envuelto el cielo se oscurece,


las olas de la mar tocan al cielo,
del templo santo se divide el velo,
se asombra el universo y se estremece.
Sigue el pavor, el movimiento crece,
las piedras chocan, se desune el suelo;
de este trastorno universal, recelo
que el mundo acaba 6 su Hacedor padece.
Si, pecador ingrato: el orbe entero
siente, a su modo, de su autor Ia muerte,
que sufre pot tu amor en un madero.
Cómo tu obstinación no se convierte?
!Cómo, mas que ]as pefias duro y fiero,
tu pecho solo sin dolor se advierte?

Probablemente fué fundador de El No/icioso Gene-


ral (véase el Dianio i/c Mexico,
26 de julio de 1815).

JUAN BAUTISTA DIAZ CALVILLO.


Orador sagrado y escritor politico.

Mexicano; presbitero del Oratorio de San Felipe


Neri, del cual llego a ser director, y doctor en
teologla por la Universidad. Publicó, segiTh Be-
ristáin, una Oracidn por las necesidades de Nueva
Espana (Mexico, imprenta de Valdés, 18o8), un
Sermjn a la Virgen de los Remedios por la victo-
ria del Monte de las Cruces (Mexico, imprenta de
782
Arizpe, 1811), ZVotiüas para la historia de la Virgen
de los Remedios de i8o8 a 1812 (Mexico, imprentade
Arizpe, r812), Discurso sobre los males que puede can-
sar la desunión entre espahole s, y americanos (Mexico,
iniprenta de Arizpe, i8xo), Elogic de San Ignacio de
Loyola (Mexico, 1816). Estas obras existen todas en
sus ediciones primitivas en la l3iblioteca Nacional
(págs. 192, 289, 374, 400 y 415 del catálogo de la No-
vena divisi6n); excepto ]as Nolicias para la hisloria de
2t7uectra Señora de los Remedios. Las cuales, sin embar-
go, fueron reproducidas, junto con el Sermón sobre la
misma Virgen, en la CoIeccidn de doc,,zenios parc hi
ijisiciria tie hi ffutwra tie uidcpendenc:a, de J. E. Her-
riández Dávalos, tomo III, doc. 132. Gozó de reputa-
ción como orador y como escritor politico. Dará idea
de su estilo oratorio el siguiente pasaje de la primera
de SUS citadas Oraciones:
"Callernos, seliores, los crInienes de la Francia; pa-
semos en silencio el exceso de su atrocidad; no diga-
mos que hicieron pasar a su rey por el i'iltimo supliclo,
que ejecutaron lo mismo Cofl la inocente y virtuosa
reina y con cuantos se declararon sus fieles vasallos.
Cerrernos ]as puertas de los templos para no ver de-
rribados de los altares )as estatuas que representan a
la Madre de Dios y a Jos prIncipes de Jos apóstoles,
San Pedro y San Pablo, y colocadas en su lugar Las
de infames prostitutas y ateIstas los más licenciosos.
Huyamos de Las caballerizas, para no ser testigos ocu-
lares de los baldones que alil recibe ese augustIsimo
Sacramento, y de Ia indecencia y deshonestidad con que
se tiatan los vasos que sirven para el sagrado minis-
terio. No salgamos a Las c alles y plazas a encontrar
tendidos los cadáveres de Jos más respetables sacer-
dotes, de Los aucianos ddbiles, de Las matronas virtuo-
sas, de los jóvenes cristianos y de los niios inocentes.
No entremos a los palacios de los venerahies obispos,
ni a Las casas de Las honestas y recatadas doncellas,
-j
-

783
para no ver sacrilegamente atropelladas ]as sagradas
personas de aquellos, y violada con la ma yor infamia
la integridad de éstas. Partámonos de aquI..
El subsecuente ataque a. Napoleón es interesante,
porque refleja las ideas que sobre el Emperador fran-
cés se tuvieron en Mexico antes de que aquel irtvadje-
ra a Espafla y razona el camhio del sentimjento de
admiración por el de odio:
"Pero ya hemos liegado, me diréis, al termino de
todos esos males. Dios ha tenido misericordja de la
Francia; ya se ha debilitado mucho el poder de los ja-
cobinos, y el gran Napoleon Bonaparte parece un hom-
bre enviado del cielo para restituir la paz a esa naciOr-i
infeliz, contener al pueblo dentro de sus justos Ilmites,
poner tCrmino a sus depravados intentos, y restable-
cer la tranquilidad püblica. E I, dotado por Ia natura-
leza de un ingenio superior y de un pecho de bronce,
instruIdo a. fondo en las ciencias rnilitares, fácil en in-
ventar recursos, y constante y esforzado I)ara ponerlos
en práctica, constituido ya en uiìo de los primeros
puestos de la Repüblica en justa recompensa de su
rnérito singular, rernediará sin duda todas esas cala-
midades, y hará que vuelva a erigirse la cruz del Re-
dentor sobre la total ruina del ateIsmo. Sus bandos y
proclamas, sus exhortacjones al ejército, y aun sus
conversaciones privadas, no tienen otro fin que hacer
se reconozca al verdadero Dios. Si alcariza una victo-
ria, manda Se tributen al Señor las más rendidas gra-
cias en lo-, templos. Si la naciOn le aclama su empera-
dor, el humilla su cabeza al Vicario de Jesucristo para
que lo corone segün los ritos de la iglesia. Si Se Ic ha-
ce presenteque, para determinar varios puntos de dis-
ciplina, necesita ocurrir hurnildemente a. la Silla Apos-
tólica, no se desdeña de suplicarla se haga un nuevo
concordato. Si conoce que la religiOn cristiana es la
verdadera, determina sea la preferente en la Francia.
Ultimarnente, si nuestros reyes catOlicos, renunciando
784

en 61 todos sus derechos a la Corona de Espafla y de


las Iridias, Jo estrechari a no tolerar secta alguna en
tan vastos y dilatados paIses, él acepta gustosIsizno
esta condición, man dando a todos los jefes de las pro-
vincias que asI la guarden, cumplan y ejecuten. !Có-
mo, pues, se nos dice que el imperio de este hombre
tan cristiano va a desterrar enteramente de todos
nuestros reinos la fe que profesaron nuestros mayores?
Al contrario !no nos advierte por medio de sus gene-
rales que viene a purgar nuestra creencia de algu,uzs
supersljeiones que la deshonran 7
c iAb, señoresl IQud apóstol tan celoso de la integri-
dad de la fe nos ha enviado Dios por un efecto de su
misericordiat Espauioles: la religion que os predicaron
Pablo y Santiago, y propagaron por esa vuestra pe-
ninsula los obispos Torcuato, Tesifonte, Cecilio, Se-
gundo, Indalecio, Hesiquio y Eufrasio, enviados por
el primer pontIfice supremo de la Iglesia; la religiOn
por cuya defensa padeciO en la capital del mundo cris-
tiano vuestro paisano Lorenzo el cruelIsimo tormento
de las parrillas, hacindole Ia admiraci6n de todo el
orhe; la religiOn por cuya virtud derramaron generosa-
mente su propia sangre los venerables prelados Fruc-
tuoso, Fermin, Narciso y Eugenio, Jos diáconos Vi-
cente, Flix, Augurio y Eulogio, los valerosos Eme-
terio y Celedonio, Servando y German, Acisclo y Ci-
riaco, los tiernos niuios Justo y Pastor, el rey de Se-
villa 1-lermenegildo, el celoso inquisidor Pedro de
Arbués, y las delicadas don cellas Paula, Victoria, Leo-
cadia, Liherata y sus ocho hermanas, Justa y Rufina,
y las clebres Eulalias de Mrida y Barcelona; la reli-
gión que tanto defendieron los inmortales Ildefonso,
Braulio, Fulgencio, Leandro, Prudencio 6 Isidoro,
desvaneciendo totaimente en la España los errores de
los arrianos, priscilianistas y nestorianos; la religiOn
que os han conservado pura é incontaminada más de
treinta concilios celebrados en Toledo, Sevilla, Gero-
785

na, Zaragoza, Osma, Salamanca, Elvira, Palencia y


Barcelona; la religión que honraron con sus santisi-
mas virtudes los respetables obispos Valerio, Julián,
Rosendo, Pedro, Froilán y los dos Toribios; la reli-
gión que ha consagrado los trabajos y fatigas del po-
bre labrador Isidro y los del Carderial Ramóu Nonato,
Luis Beltrán, Pascual Bailón, Pedro de Alcántara,
Ignacio de Loyola, Francisco Xavier, y de los Dornin-
gos de Silos, de Ia Caizada y de Guzmán; Ia religion
que ha hecho herolnas a Florentina, a Teresa y Ma-
riana de Jesi'is, a Maria de Cervellón y a la ilustre rej-
na Isabel de Portugal; la religiOn que el Santo rey
Don Fernando III de Castilla propagO, después de la
irrupcióii de los moros, por casi toda la España, reti-
rándolos más v más y baciendo a los que quedaban
tributarios de su corona; la religiOn, por ültirno, que,
A pesar de los muchos excesos v crImenes en que ha-
bdis caIdo por vuestra miseria, la conserváis dieciocho
siglos ha, por un particular beriehcio de la Madre de
Dios, de la misma manera que se os predicO: esta re-
ligiOn, digo, espai'ioles insensatos, tiene en sí muchas
supersticiones de que es necesario purgarla, que nm-
guno de todos esos que he nombrado y a quienes mi-
ráis con tanto respeto, ha podido conocer, y que el
grande emperador de los franceses, como ministroeje-
cutor de Ia asamblea de los jacobinos, movido de un
celo extraordinario de la honra de Dios, que y e tan
ultrajada con ese falso culto que le tributáis, y deseo-
so de sacaros de ese estado infeliz de barbarie en que
Os y e constituidos, viene a quitaros, ilustrándoos con
sus luces superiores. Hov se Os pondra un regidor dcl
cu/h', como se hizo en Lisboa, que cuide de desimpre-
sionaros de todas esas ideas ridIculas con que habéis
deslionrado la fe, que os quite de la cabeza esas preo-
cupaciones en que estáis imbuIdos desde La infancia,
que despoje a los ternplos de tanto lujo y adorno super-
jiuo como hay en ellos; que deje a los ohispos, curas
24
786
y sacerdotes sin renta suficiente aun para vivir con in-
comodidad y miseria, que haga to mismo con los ecle-
siásticos quo obtienen las canongias y prebendas de las
Iglesias Catedrales y Colegiales: pues no hay necesi-
dad de que se celebren pCiblicamente los oficios dlvi-
nos, ni tampoco el Señor necesita de nuestras alaban-
zas; que recoja todos Los bienes de las comunidades
religiosas, para que, no teniendo ya con qué mante-
nerse, haya bastante motivo de cerrar las puertas de
los conventos, y echar a la calle a esos hombres y mu-
jeres que viveri sin dar fruto at Estado; y en fin, él dis-
pondr, las cosas de tal modo que quedéis muy conten-
tos y satisfechos bajo el suave, cristiano y católico
imperio do Napoledn.>
CONSULTAR: Beristáin; Bustamante, Tres siglos de
Mexico, IV, z 9; Cuadro histórico, I, 83, 3 11 -

FRAY MANUEL DIAZ CASTILLO.


Orador sagrado.

Lector y predicador de Ia Orden de Santo Domingo,


en Mexico, de donde era natural, seg'in I3eristáin. Al
decir de éste, publicó un Sermdn politico-moral en las
solemnes rogaciones par las necesidades do España,
dedicado a la Junta Central (Mexico, irnprenta de Ariz-
pe, x800).

JOSE DIAZ ORTEGA.


Orador sagrado.

Fué alumno del Seminario Tridentino, en MCxico;


Doctor en teologIa par la Universidad; candnigo lecto
ral de La Catedral de la antigua Valladolid de Michoa-
787
can (boy Morelia), y examinador sinodal de la Dióce-
sis. Puhlicó, segn Beristáin, una Oracidnfüneñre, en
latin, en memoria del Obispo de Michoacán Marcos
Moriana y Zafrilla (Mexico, imprenta J áuregui, 18xo).

JUAN FRANCISCO DOMINGUEZ.


Escritor reIiioso.

Nació el 18 de Septieinbre de 1725 en la Villa de Ca-


rreón (Atlixco). Estudió aill el latin con el Br. Feli-
pe Garcia de Arellano, y en Oaxaca uuiosofia con el
P. Antonio Mariano Aragonés; paso a Puebla y fué
alumno del Colegio del Espiritu Santo y del Seminario
de San Ignacio, con beca de oposiciOn en este ültimo;
despues vino £ Mexico y entró al Colegio de San Ilde-
fonso, donde obtuvo por oposiciOn la beca real de teo-
logIa. En La Universidad se graduO de bachiller en fi-
losofIa, teologIa, cánones y leyes. En 1750 se ordenó
presbItero; desempeflO varios curatos, entre ellos el de
Singuilucan (donde hizo edificar nuevo templo), por
dos años, a partir de 1759, y el de Jalatlaco, por flue-
y e, desde 1761. En 1770 pasO al Sagrario de la Cate-
dral Metropolitana. Alli estuvo más de cuarentaaflos,
predicando con extraordinaria frecuencia, segmn sus
contemporáneos, tanto en la parroquia que tenIa a. su
cargo como en escuelas, cárceles y congregaciones.
Se ocupO también en la conservaciOn y el adorno del
templo. DIcese que se le instó para que aceptara cá-
tedras y canonglas, pero ]as rehusO; renunció tambien
el Obispado de Cebil, para el cual fué presentado: qui-
so ser siempre cura de almas.
Ya en su extrema ancianidad, el ao de 1812, se re-
tirO a la villa de Guadalupe. AlII murió el 25 de Agos-
to de 1813.
788

Dejó inditas, en poder de don Juan Francisco de


Azcárate, segi'in el Dr. Osores, dos tornos de Poeslas
latinas y castellanas, cincuenta pláticas doctrinales so-
bre el Rosario y otras cincuenta sobre la Letanla de
La Virgen. Public6, segün Beristáin y Osores, Efegla
en bar de Fernando VI, prerniada en eI certamen
literario del Colegio de San Ildefonso (1748), Peso del
amer divi pia y gborias i/c Jests, Vida de la Madre San/f-
sitita de la Luz, Apologia de ía Div/na FrovidencIa, Los
i/ones y ru/os del Espiritu Santo, Finezas del Hilo do
Dios con los lilies de los hombre, sesenta pláticas doc-
trinales sobre las V/nudes do la Re/na del C'ielo (Me-
xico, 1803), ocho pláticas doctrinales sobre La B/en-
aventtirana del Fatniiirca San Jose (Mexico, 1805),
chico pláticas para viernes de cuaresma, con el titulo
de Joces al alma (MCxico, z8o6), Discurso sobre el
amor puro y b/en ordenado con quo so dehe von d las mu-
jeres (Mexico, i8o6), Caton cristiano de ía Santa Es-
cue/a do Cristo (reimpreso varias veces), His/or/a del
Gonvento di' la Santa Enseñanza i/c e'xico, y Singular
,trivile,o,id do la imagen c/c Guadalupe (Mexico, 1809).
Azcárate menciona otra obra, intitulada Conz'enieucia
de la Religlén y del Es/at/a.
CONSULTAR: Juan Francisco de Azcárate, artIculo
necrológico (Diana do Mexico, 3 de Septiembre de
1813); Beristáin; Osores; biografIa par José Mariano
Dávila, en el Diccianario mexicano de 1853-56.

MIGUEL DOMING LTEZ.


Politico.

El Lic. D. Miguel Dominguez (t 1830), Corregi-


dor de Querétaro, famoso, rnás que por sus hechos,
ior La intervencidu de su esposa Doña Josefa Or-
789
tiz en las gestiones iniciales de la revolución de in-
dependencia y porque en su casa, puede decirse, se
fraguó el grito de Dolores, fue incluldo por Beris-
tdin en su Biblioteca s6lo por haber escrito un Ma-
,nf
iesto de derechos que reclamaban los hijos del
primer Conde de Regla sobre propiedades de los je-
suitas que éste habIa rematado (Mexico, imprenta
de Ontiveros, 1795) y un Maniftesto politico sobre los
inconvenientes del proyecto de consolidación (inedito).
CONSULTAR: Beristáin; Osores; capItulos relativos
al grito de Dolores en Alamán (Ills/or/a de Mexico) y
Bus tam ante (Cuadro ñis/órico de la revolucidn mexi-
ca/la).

FRANCISCO ESTRADA.
Escritor politico.

El Lic. Francisco Estrada nació en Durango y fu6


alumno del Colegio de San Ildefonso, de Mexico; se
recibió de abogado; fué vice-rector y después rector
del Colegio de MinerIa; secretario de Ia visita pasto-
ral del Arzobispo Lizana en i8o6; catedrático de dis-
ciplina eclesiástica en el Semiriario de Tepozotlán;
cura propietario y juez eclesiástico de Atotonilco el
Grande.
Colaborador asiduo del Diario de Mexico, con ]as;
firmas El Durangueño, El Cafe/ero, El doc/r:nero, El
,nisbi/ropo, La cocinei-a de Toribio, L. F. E., y editor
de folletos y periódicos. Gran declamador contra la
guerra de iridependencia, dio Ala estampa el C'entine/a
contra scduc/ores, en z8xo, y entre Octubre y Diciembre
de ese año publicó, a más de los tres námeros de
dicho periódico, El mi/i/ar cristiano, ó did/oo en/re
790

Afariq ui/a y un so/dada raso, La erudita contra los in-


surgen/e's, 6 didl,go en/re una cur ru/aca y D. Felipe,
El Cent/ne/a tie S!zn/iao y El atriotisnto del lancero,
did/ogv en/re Maruznita y un lancero. Acaso sari suyos
también los dos folletos (primera y segunda partes) in-
tituladosDesengezños dios indios. Beristáin Ic atribuye,
además, La defetzsa del C'ura Hidalgo combatida po t-
/,, razón (18 to), C'zrta imjai-cial sabre ci fuero del c/era
(Mdxico, Jáuregui, 1812), La verdad vind:cada contra
hi instergencia y sus sat/li/es (Mexico, Arizpe, 1812),
v El cementer/a de Ate/on/leo el Grande (1816). En
la Biblioteca Nacional e,cisten casi tados estos fo-
Iletos (catalogo de la Novena división, págs. 413 y
414).
Aunque activo y fecundo, Estrada es escritor me-
nos que mediano; inferior, par ejemplo, a D. Agustin
Pmposo Fernández de San Salvador. No razona, sino
maldice. Pocos insultaron tanto coma él lo hizo a Hi-
dalgo. Sus diálogos, por lo derns, carecert de ingenio;
son tambidn meras diatribas. Dará idea de su estilo
el comienzo del nüm. 2 del C'en/inela contra seducfores.
'Alerta, centinelas, alerta. Ese monstruo de la Se-
ducci6n se ha presentado entre vosotros en figura de
uii animal mansueto. Tiene esa formidable bestia dos
cuerrios como de carnero, y trata de engafiaros. Esuos
están dorados artificiosarnente por el mismo dragon,
que puso en uno de elios: viva Fernando VIZ; y en el
otro: viva Maria de Guadalupe. Alerta, centirielas. Ba-
jo este espacioso traje viene oculto el dragOn, y os di-
ce quiCn hay como la bestia, 6 quiu podrá pelear con-
tra ella? Se escucha una voz ronca y esparitosa que
profiere esta horrible insolencia: mueran los gachupi-
nes. !Ohl (x)

(z) Es/a vozgachupines se dice que usan el/os, v as! yo Ia re-


pita, /'ersuadido a que conviene hacer formar una contra na
idea de es/a voz, pues, fon,na'ia la oinic5n püàlica, ella misma
la desterrard. (Nota del Autor).
79'
i taldita invención! I iaudito delirio! Ipecado horri-
ble', imonstruosidad del fanatismo! Alerta, centinelas,
alerta. Este ronco graznido quiere decir: mueran las
legItinias potestades, muera el imperio, muera el sa-
cerdocio. Alerta, porque sobre las ruinas de las po-
testades civiles v eclesiásticas tratan esos facciosos
de eregir una cruel anarquIa, que, inundando toda la
Nt:eva Espafla, harIa en ella crecer el desorden y el
vicio a una colosal estatura.
Y sal)éis de qué suerte? Alerta, centinelas, porque
esos faccionarios, a la sombra de tan criminales homi-
cidios, Os matarIan, solo porque son gachupines, en
primer lugar a los miriistros de la InquisiciOn, y de
este modo quitarIan el Santo Tribunal de la Fe. Des-
pués, por la misma calidad de gachuoines, matarIan &
vuestro Arzohispo, y tambiéu a sus sufragáneos, y de
esta suerte os quitarlan vuestros obispos. A esta ma-
tauza seguirIa la de vuestros sacerdotes, clérigos y
frailes, pues los unos morirlan por ser gachupines,
y los otros por ser afectos a ellos como se los manda
Jesucristo; y he aquI cOmo desaparecerIan de entre
vosotros los ohispos, los sacerdotes, los Santos Sa-
cramentos, vuestros templos, las aras y las santas
imágenes de Dios y de sus Santos.
CONSULTAR: Beristáin; Osores; Bustamante, C'uadro
histórico, II, 188.

IGNACIO FERNÁNDEZ DE CORDOVA.


Fabulista.

Naci6 en Valladolid de Michoacán (Morelia) el 17


de Julio de 1777. Sus padres fueron D. Manuel Fer-
nández de Cordova y Doña Juana Silva. EstudiO en
en Colegio de San Nicolás, de su ciudad natal, y lue-
792

go en Madrid, donde cursó medicina. Obtuvo en la


Universidad de Mexico titulo de medico; ejerció la
profesión en Michoacán, y fué director del Hospital
de San Juan de Dios en Valladolid. Casó con Dofia
Barbara Carrasco y Monterde. Murió el 8 de Septiern.
bre de 186, en su ciudad natal. Nieto suyo fue el
poeta Tirso Rafael Córdova (el apellido Se habla sim-
plificado va en los descendientes).
Publicó en 1815 Un volumen de Fdhu/as, segCin se
dice en el Pizrnaso ilfichoacano de Torres. Conocemog
una edición posterior: FJbzilas escogielas, Valladolid,
imprenta de Jose Miguel deOüate, 1828. Son de poco
vuelo, pero intencionadas.
Sirva de ejernplo Li gavi/anit eaquela:

Cierta vieja gavilana,


trubana de profesión,
decla a. una pava vecina
por via de amonestación:

;A- vecina! Por tu vida,


no ha y que dejarse engaar;
ojo alerta, amiga mIa,
no hay gentes con quien tratar.

Mis hijas, las pobrecitas,


(no lo quisiera decir)
son tres angelitos, créelo,
te consta su buen vivir.

Un gavilán forastero,
que huscaba una posada,
en la casa de esta vieja
creyó hallada acomodada.

Insta, suplica, y consigue


tin cómodo alojamiento
793
y cata a mi buena vieja
liena de gozo y contento.
r
Con el buésped gavilán
andaban a competencia
otras tres gavilancitas
muy estrechas de conciencia.

Todas cuatro, madre é hijas,


ganzüas de marca mayor,
en un instante pelaron
al pobrecito señor.
--I
Las hebillas, los relojes
vendió el infeliz galán,
v no le quedaron plumas
al amante gavilán.

Entonces la vieja astuta,


muy Ilena de cristiandad,
temió se escandalizara
del huésped la vecindad.

Puso de pies en la calle


a su gavilán Cupido:
d muchos g OfloZco yo
que lo mismo ha sucedido.
CONSLLTAR: Parnaso Michoacano, publicado por Ma--
riano de Jesi'is Torres (Morelia, 1905'.

RAMON FERNANDEZ DEL RINCON..

Orador sagrado y poeta.

Nació en Querétaro en Noviembre de 1736. Hizo


sus estudios, hasta la teologla v ambos derechos, en el
Colegio de San Ildefonso de Mexico. Fué abogado de
794
la Real Audiencia. Más tarde abrazó la
siástica, y el año de 1778 entró en el Or
Felipe Neri. El segundo virrev Conde de Revillagige-
do lo nombró Censor privativo del Teatro de Come-
dias de esta ciudad. Murió el dIa ig de Septiembre de
1807.
Fud predicador activo, y tuvo además reputación de
poeta fácil. Beristáin indica, como producciones su-
yas, Inscripciones para el edificlo de la Cárcel de la
Acordada, Vida del Colegial, en quintillas (aguinaldo
y cue/ga al Dr. Segura), v poesIa en eloglo de Carlos
III, premiada en el certamen de la Universidad (1761).
CONSULTAR: Beristáin (en la R); Oores; biografIa
firmadaj. M. D. (José Mariano Dávila y Arrillaga),
en el Diccionaria rnexicano de 1853-56.

FERNANDO FERNANDEZ DE SAN


SALVADOR.

Jurista.

Segundo hijo de D. Casimiro Fernández de San Sal-


vador y El Risco y de Doña Isabel Montiel Garcia de
Andrade, y hermano menor, por lo tanto, de D. Agustin
Pomposo, debid de nacer en Toluca entre 1757 y t760.
I-{uérfano de padre desde 1769, pudo, sin embargo,
hacer cat rera, y en 1782 era ya licenciado en derecho
y se matriculó en el Ilustre y Real Colegio de Aboga-
dos. Después fué asesor letrado de la Intendencia de
Mexico, teniente de Corregidor en la misma capital, y
Oidor honorario de la Audiencia. En 1813 trabajó, con
su hermano mayor, por salvar a su sobrina Leona Vi.
carlo del proceso abierto en contra de ella. No tene-
mos otras noticias de su vida.
Beristáin cita como impresas tres Defensas de Fer-
795
nando Fernández de San Salvador una, de Ia Marque-
sa de Sari Francisco, acusada de maltrato de operarios
(Mexico, imprerita de Ontiveros, 1796); otra, sobre el
testamento de D. Antonio de Ia Campa (Mexico, 1805),
y otra, de los herederos de D. Francisco Linares, de
Celaya (Mexico, 1807). Solo una obra de otro carác-
ter parece haber dejado: Reflexiones del pa/rio/a ameri-
cana Lie. D. Fernando Fernández de San Salvador (Md-
xico, imprenta de Ontiveros, 18io), contra la revolu-
dOn de independencia. Es un folleto medianamente
escrito. Existe en Ia Biblioteca Nacional (Pigs. 380 y
415 del catálogo de la Novena divisiOn), asi como la
Defensa jur/dica de la Marquesa de San Francisco
(pig. 181, Cuarta divisiOn).
CONSULTAR: Beristáin; Genaro Garcia, Leona V/ca-
rio, hero/na inszirgen/e (Mexico, 1909); Manuel Romero
de Terreros y Vinent, Los Condes de Regla (Mexico,
iniprenta de M. LeOn Sanchez, '909, pig. 81)

JOSE NICOLAS FLORES.


Orador sagrado.

Cura y juez eclesiástico de la villa de Parras (Coa-


huila). PublicO, segün Beristáin, un Sermon degrac:as
por la jura de Fernando VII, pronunciado en Parras
(iviéxico, imprenta de Arizpe, x8ro).
CONSULTAR: Beristáin.
796

JOSE NIARTIN FLORES ALATORRE.


Escritor religioso.

Nacido en Aguascalientes en 1760; estudió en el Ca-


legio de San Ildefonso de Mdco, vistiendo beca de
porcionista desde 1781. En la Universidad se graduó
de doctor en canones. A Jos veintiséis años de edad
se opuso a. la canongla doctoral de Guadalajara; fué
alli prornotor fiscal de la Curia; en la Catedral de Du-
rango fud canónigo doctoral y luego chantre, a Ia vez
que provisor y vicario general del Obispado. Murió
en Durango el 30 de Diciembre de 1805. Publicó al-
gunos escritos de carácter religioso, segiiri indica el
Dr. Osores: Memorial qze presen/an las afiiidas aim as
del fi urga/orio ci la ,piedad cah5lica; Car/dad la mds he-
ro/ca 'ue pzieden practicar fdcilmente todos los f/c/es en
favor de las bern/i/as almas del PurKa/orio; Piadosa de-
vocidn en que por nueve if/as continuos se J'ide 4 Dios ci
alivio y co,zsuclo de las aimas dclpurgatorio. A su muer-
te se publicaron divei-sos tributos a. su rnemoria, en
verso y en prosa.
Herinano su y o fu6 el Dr. José MaiIa Flores Alato-
rre, visitador del Obispado de Durango; y primos, el
Dr. Féljx Flores Alatorre, catedrático de la Universi-
dad, provisor y vicario general del Arzobispado de
Mexico, y canónigo doctoral y gobernador de la Cate-
dral Metropolitana, y el Lie. Juan José Flores Alato-
rre (1766-1854), abogado de fama desde los tiempo
coloniales y ministro de la Suprema Corre de Justicia
en la Rep/iblica.
CONSL'LTAR: Osores. Sobre D. Juan José Flores
Alatorre, puedeti verse el Diccionario mexicano de
1853-56 (biografIa por el Dr. Juan Bautista Ortnae-
chea) y Alex icanos d1stinnidos, de D. Francisco Sosa.
797

MELCHOR FONCERRADA
Y TJLIBARRI.
Escritor politico.

Nacido en Valladolid de Michoacán antes de 1750;


alumno, en Mexico, de los colegios de San Ildefonso,
desde 1762, y Santa Maria de Todos Santos, desde
1771, donde estudió hasta graduarse de abogado. Fud
Sub-delegado de Ia Visita general del Peri, oidor de
las Audiencias de Santo Domingo (capital hoy de la
Repüblica Dominicana) y de Mexico, auditor general
de este virreinato, y consejero de estado, en 1812, al
publicarse la Constitución.
Murió en Mexico el 5 de Octubre de 1814.
Hermano suyo fud JosC Cayetano de Foncerrada,
abogado también, canónigo de la Catedral de Mexico
v vicario general de los conventos de religiosas; quien,
electo diputado a las Cortes espaflolas en 18ro, paso a
España y se radicó después allI, con el cargo de dean
de la Catedral de Lérida.
Tanto Melchor coma José Cavetano Foncerrada
publicaron proclamas y manifiestos politicos. Del pri-
mero cita Beristáin una Proc/ama ii los michoacanenses
sabre la debida union con la metrOpoli (Mexico, 18io.)
Melchor Foncerrada escribiO tambidn versos: se en-
cuentran poesIas suyas, de tarde en tarde, en el Dia-
rio de Mexico (v., por ejemplo, el elogio que se le ha-
ce en el mimero del 8 de Diciembre de 18xo).
CONSULTAR: Beristáin; Osores; Alamán, Hisloria de
Mexico, tomo I, P ig , 77; tomo III, 130 y 430; tomo
IV, 217; artIculonecrológico, por Fermin de Reigadas,
en el Diana de Mexico, 20 de Octubre de 1814; Joaquin
Lorenzo Villanueva, Vida li/crania, Londres, 1825,
tomo II, págs. 84 a 88, 91 a 94, 104, 153 (sobre José
Cayetano Foncerrada).
798

VICTORINO FUENTES VALLEJO.


Escritor politico.

Nacido en San Miguel el Grande (Guanajuato);


alumno, allI, del Colegio de San Francisco de Sales,
y, en Mexico, del de San Ildefonso, donde estudió has-
ta graduarse, por la Universidad, doctor en cánones.
Antes se habla incorporado ya en el Ilustre y Real
Colegio de Abogados. En La diócesis de Michoacán fue
catedrático del Seminario Tridentino de Valladolid,
visitador del Obispado, comisario de la Inquisicióu
en su ciudad natal. cura interino y juez eclésiástico de
Irapuato. En 1813 se le eligió, por Guanajuato, dipu-
tado a las Cortes de Espafia, adonde fud voluntaria-
mente en Enero de 1814, aunque el gobierno virreinal
no le facilitó medios. En Espana se encontró, poco
después de su liegada, con la supresión de las Cortes,
en Junio de 1814. Sin embargo, obtuvo de Fernando
VII ser presentado para una prehenda de Ia Catedral
de Mexico, y en ese puesto estuvo, segin el Dr. Oso-
res, hasta su muerte, ocurrida no sabemos cuándo.
Alamán, que fud su compaflero en el viaje a Espaa,
dice que era acérrimo enemigo de Jos insurgentes. Pu-
blicó La Reiigi5n y ci Es/ado in/eresados en la corona-
eión de Fernando VII (Mexico, Ontiveros, iSoS).
CONSULTAR: Beristáin; Osores; Alamán, His/aria de
41éxic0, tomo III, pág. 423.
-
PF-

799

josE GARCES Y EGUIA.


Escritor cientifico.

Abogado de la Real Audiencia de Mdxico. Publicó,.


segn Beristáin, una Nzeva tedrica y f i ractica del bene-
ucla tie los me/ales tie oro y Plata (Mexico, 1802).

JOSE JULIO GARCIA DE TORRES


Orador sagrado.

Nació en Mexico. Fué colegial de San Ildefonso y


después del Seminario Tridentino, maestro en Artes y
Doctor en cánones, Rector de Ia Universidad de Méxi-
co, alumno de la Congregación de Eclesiásticos Obla-
tos, cura interino de muchas parroquias del Arzobis-
pado y Prebendado de la Colegiata de Nuestra Seño-
ra de Guadalupe. Beristáirj cita estas obras suyas
publicadas:
—Eloglo fz2nebre de los mill/ares esa no/es difun/os,
jredicado en la JJfe/ropolilana tie Mexico. Mexico, 1798.
- Oracidn eucaris/ica fior ci rest'ablecimien/o tie la
Conrregacid,z de Eclesids/icos Oh/a/os de M/,.ico. Méxi-
co, Ontiveros, i8o6.
_ilfanijies/o del lu/s/re Gla us/ro tie la Pon/ificia Uni-
versidtzd tie Aféxico contra la sublevacidn de MIchoacdn.
Mexico, Ontiveros 18io.
—Defensa del clero mexicano. El verdadero nombre
de este opüsculo, segün aparece citado en el Diana
tie Mexico de 29 de octubre de 1812, es: V:ndzcacu5,:
del c/era mexican,, vulnerado en las ano/aciones del P.
Oyarzabal. Mexico, Ontiveros, 1812.
800
—E xbor/acjjnfie/ y crjs g jana contra los Reheldes do la
J 7-,e'a. Esf'aña y sti im(oa consijizicion. Mexico, 1815.
Alamán, (t. IV, p. 178) to cita: Dcse'zgañO a los rcl'eldes
sobre su m onstrziosa cOflS,,,,,((1fl. Publicada en el su-
plemento de la Gaceja del Gobierno de 6 de Julio de
1815.
Osores cita, además: Sermon do GraciaS a Nuestra
Señora do Guadalupe fior ci suceso de la jndependcncia
do La Am/rica S p/en/rjonci Mexico, Valdés, 1821.
For ültimo, en la Bibijoteca Nacional (8 a divi-
sión, p. 580) existe un impreso titulado: José Julio
Garcia de Torres se co nratu1a con sus comPzti0tCf y
izermanos los /zzs de zina y otra España, por La feiiz
resli/ziciOn a su trono do nuestro adorado 3 , catOlicO ?110
narca ci Señor D. Ferflj,,do VII. Mexico, Benavente,
1814. Como muestra del énfasis y La retórica de es-
te breve sermon, en que vuelve comO retorflelo COflS
tante el versIculo biblico con que termiflan casi todos
los párrafos, citaremos ci trozo final:
c Sa1ve, pues, oh monarca augusto de las Españas,
salve, delicias de tu naciOn, salve, esperaflza de tu
pueblo: siéntate en hora buena a poseer el trono de his
padres, y resuenen en tus oldos los vivas alegres de 1
unos vasallos que te adoran y se congratulan Por tu
feliz y deseado advenimiento at territorio espaf101 oye
los votos SincerIsjmos de los hijos de ambas EspañaS
que claman al cielo para que el Señor te colme de ben- ti
diciones de la una y la otra diestra do vero coeli ci de
pin,oziedinc terrae; y vive seguro de que el pueblo me-
xicano, aunque distantisimo de tu persona sagrada,
también te adora, sI, te adora, y te adora de modo
que más que sobre su persona reiflaS y reiflarás su
corazOn; dl, como los demá.s pueblos de la Peninsula,
salta de gozo, se i nunda de placer y no cesa de ben-

I
decir al T odopoderoso porque ha Ilegado el dIa feliz
en quo has rue/to a La lierra do lus padres y to has scn/a
- do en ci irono do tzi rejno.
8o x
CONSULTAR: Beristáin y Osores, en la letra T; Ala-
man, ]listoria de ;lf/.i,eo, tomo III, Pig. 219 y apn-
dice, doc. 28; torno IV, pág. 178.

JOSE MARIA GASTAETA Y ESCALADA


Orador.

El PresbItero Dr. José Maria Gastaileta v Escala-


da, quien acompanó a Hidalgo en la revolución, es
mencionado por los historiadores a partir de su pri-
sión, ocurrida en La batalla de Aculco (Noviembre de
x81o). Alamán, aunque era su pariente politico, no
habla de él muv extensamente.
Bustarnante dice de él: 4c Este es urio de los más be-
nemritos eclesiásticos de la primera revolución, mi
compafiero en las prisiones de Ulüa, y persona muy
apreciable por sus talentos y constancia. Remitido a
España preso, se le confirió una canongIa de Ciudad
Real de Chiapa, que no ha querido recibir. En efec-
to, Gastafleta sufrió la prisión en diversos puntos, y
en 1818 se le envió a Espafla. Consumada la indepen -
dencia, solo sabemos que fué cura de Santa Maria la
Redonda, en Mexico. Bustamante dice que no se le
pre rnió Jo suficiente.
Es el autor de la Salve a la Virgen de Guadalupe,
compuesta Para ser cantada por los prisioneros de la
cárcel de Querétaro, en 1813, composición que retocO


Fr. Diego Miguel Bringas Encinas (guardian enton-
ces del Convento de Santa Cruz, donde se hallaba
corifinado Gastafleta) convirtiéndoLa en si'iplica por
España contra Francia.
La cornposicjOn original, sencilla y expresiva, dice
asi:
25
802

Guadalupana, salve;
salve, Virgen excelsa,
que del Divino Verbo
sois madre verdadera.

A Juan Diego dijisteis


que, como madre tierna,
nos constitula objetos
vuestra piedad inmensa.

Por eso los indianos


en la presente guerra
vuestro poder invocan,
vuestros cultos aumentan.

Escuchad compasiva
sus ayes y sus quejas,
pues soiS su protectora
liberal, fiel, discreta.

Humildes os pedimos
que una paz duradera
selle gloriosamente
vuestra dulce clemencia.

Romped, Reina adorable,


romped nuestras cadenas,
y enjugad nuestros ojos
con amorosa diestra.

Al Padre siempre damos,


al Hijo loh Madre tierna!
y al Espiritu Santo
a!abanzas eternas.
803

Posterior a. la independencia, existe un trabajo de


Gastafieta: la Oracic5n civica pronunciada en la Ala-
meda de Mexico el 16 de Septiembre de 1834 (Méxi-
co, imprenta de Galván, 1834).
CONSULTAR: Alatnán, Ifis/oria de Mexico, I, pág.
497; III, Pig. 429 y apéndice, doc. ii; Bustamante,
L C'ziadro his/Jrjco, I, 3,
io6; II, 5; Tres sigios de Ale-
xico,IV, 88; Caieccidn de docrirnentos para la his/aria
de la guerra de indejendezcia, tomo V. págs. 361 y 370.

MANUEL GOMEZ MARN.

Orador sagrado y poeta.

NaciO en San Felipe del Obraje el 22 de Mayo de


1761, y murió, vIctima del cólera, en México,el 7 de Ju-
nio de 1850. Sus padres fueron D. Juan José Gómez y
Do?a Rosalla Mann. En su larga vida hizo grandIsirno
acopio de conocimientos, adiestróse en las disciplinas
clásicas y logró ser autoridad acatada entre sus con-
temporáneos. Hizo toda su carrera en el Seminario
Trideritino de Mexico, hasta graduarse de doctor teó-
logo. Apenas obtuvo la borla, cuando ya se le llamó a.
dar cátedras: ensefló teologia durante veinte ai'ios,
abnió un curso de filosof ía moderna, no sin escáridalo
de los amigos de Ia tradición, y otro de fIsica experi-
mental. En la Universidad llegó a dar, segiin se cuen-
ta, casi todas las cátedras de teologia y filosofIa; ga-
no allI el grado de maestro en artes y alcanzO La ju-
bilaciOn y el decanato de La facultad de teologla. En
804

el Colegio de MirierIa fu catedrático de lógica y vice


rector. Por el Arzobispado se le dió el cargo horiot-a-
rio de examinador sinodal. Sus muchos quehaceres v
dignidades no le irnpidieron dar algurias clases particu-
lares de latIn, pues era habit en lenguas c]ásicas, se-
gt'in muestran algunas poeslas latinas que compuso. La
congregación de San Felipe Neri Jo recibió en su seno
el aflo de 1817: allI fud, más tarde, director de ejerci-
cios espirituales. En la fiesta solemne con que Ia Uni-
versidad celebró la ascención al trono de Carlos IV, al-
gunas de sus obras I ueron prerniadas. Y en la beatjfj-
cacióu de Sebastian Vaifré, prouunció, ante la Congre-
gación del Oratorio, un sermón que fué muv celebrado.
Se elogiaban rnucho sus conocimieritos en rnatemátj,.
cas y fIsica, no menos que su cultura de humanidades;
pero tampoco temió lanzarse a. los géneros literarjos
burlescos, y seensayó en los epigramas. Fu, en fin,
hombre dotado de varios talentos, 37 aunque todo lo
ernprendIa con seriedad, en nada realizaba prodigios,
a pesar de cuanto en su elogio se ha escrito. Sus
contemporáneos le tuvieron en alta estimacióri, v los
literatos reunidos en La librcrIa de D. Luis Aba-
diano y Valdés olan, con respeto, sus pláticas v sus
opiniones. D. Manuel Berganzo, en la biografIa que
escribió de Górnez Mann, y que se hallaen el Dic-iona-
rio deffisloria y tie Geografla (Mexico, 1853-56), desa-
I ía, a. cuantos asistieron a. sus predicaciones, á'que
digan si Jo oyeron repetir una rnisrna Erase ann cuan-
do fueren semejantes los asuntos de cada tarde, y
ileva su desaforada admiración hasta decir que rsu
capacidad.. ..no tenIa más lImites sino los que es-
tan puestos at hombre criado para distinguirlo del
infInitamente sabio que Jo es por esencia Dios.
Beristáin de Souza Jamenta que sit salud no Jaya
sid' ia,z roi'usta coino sits taientos, cosa extrai5., en
verdad, para dicha de un hombre que alcauzu lus
ochenta y nueve aflos trabajando sin descanso. Dens-
805
tAin enumera ]as siguientes obras publicadas por Go-
mez Mann:
Znscrijciones latinas y Ei rarnas ci la Es/a/na Ecues-
Ire tie Car/os IV, y Odas Caste/lanas al Maru/s de
Branciforte (1796).
Canto en Oc/avas Reales y Oda Sdi fco- Addnica en do-
gth de Carlos ZI" premiados por Ia Universidad de
Mexico. Ambas se encuentran entre, las Obras de Rio-
cuendia y Foes/a premiadas por la Universidad en la
fiesta de lacoronaciOn de Carlos IV (Mexico, imp. On-
tiveros, 1790.
Inscrij5cidn la/ma y Romance Endecasi/abo descripti-
vo de Ia plaza mayor de Mexico y del Pedestal de la Es-
/atua Ecue s/re de bronce de Carlos IV, tambidn pre-
miados. El Romance se encuentra entre los Cantos de
las Jfusas jifexicanas, en Ia colocación de la estatua,
1804.
Inscripciones la/inas y castelianas j5ara la Pira que la
Real Congreació1z dc 0 b/a/os de Afe'xico erigió en ci
7'emp/o de la San/Isima Trinidad ci la memoria ycinebre
de su fundador el I/mo. y Exmo. Sr. Lizana.
El Currutaco por Alambique. Este poema satIrico fué
impreso en Mexico, 1799, por Zñiga y Ontiveros
(consta en la página 255 del catálogo de la 8 4 divisiOn
de la Biblioteca Nacional). En la segunda hoja un tos-
co grabado representa la escena del poema: el curru-
taco surge de un perol infernal, en medio de llamas,
murciélagos y demonios que gesticulan y atizan el
fuego de Las endiabladas calderas.
El preshItero D. RamOn Fernández del RincOn dice
del poem (lo cual dará idea del valor que le atribuye-
ron los contemporáneos) . .... csu acre censura podrá
contribuir al exterminio de una mcda, que, sobre
ridIcula, es escandalosa, ofensiva de la modestia,
é indigna de Ia humanidad. El Dr. Fr. RamOrt
Casaus y Torres opina de esa stira que cpodrá ser
Citil a las costumbres y quizá reprimirá un exceso in-
8o6
decente, que afemina a Jos hombres, y dá motivo de
repetir, lamentándose con Horacio: Non his Juvenizis
etc.
La elección, en efecto, del tipo del currulaco, tan
de color y tan caracterIstico entonces, acusa un exce.
lente tino satIrico y nos pinta a Gómez Mann, no
como un sabio escondido del mundo en las aulas y las
acadernias, sino en contacto perpetuo con su época y
su sociedad, espiando constantemente por las calles,
y aprisionando, en manifestaciones literarias, los sig-
nos del tiempo.
El poema se desarrolla de esta manera:

Cierta noche de invierno,


(Que también to hay muy crudo en el Infierno),

le ocurre a un diablo matrero y más endiablado que


Jos otros mezclar, en un in'nundo vaso, todos los vi-
cios y malas mafias de los hombres:

Blasfemias, madiciones,
pen urios, ignominias y traiciones,
quintales de ignorancia,
de vanidad, de orgullo y de arrogancia;
mentiras, etnbriagueces,
sátiras, bufonadas y sandeces;
embustes, falsedades,
sofismas, chismes, infidelidades,
desverguenzas, dicterios,
bestialidades, raptos, adultenios,
con otras mil porciones
que agregaron de balde los mirones
como bravatas, riñas,
incestos, sacrilegios y rapiaS.

Pero cuando empieza Ia disputa es cuando uno de


807
los diablos, tras de tocarse los cuernos, ceremonia
infernal que equivalIa al saludo, repara en que aiin
no ban dado con el caldo para la fritura. Y aqul Co.
mienzan a dar opinion los condenados; y aqul revela
el autor de Ia sátira su buen hábito en hacerlas, por-
que sabe mostrar un conjunto cOmico y, en vez de
preocuparse con la idea principal, dejando, por lo
mismo, escueto el poema, va de paso desarrollando
aspectos y situaciones con cierta riqueza. La figura
del calador, quien se presenta con

la capilla terciada
y un ala del sombrero levantada,

y declara que el caldo mejor es el aguardiente, está


dibujada con rasgos rápidos y precisos. Otro, des-
pués, hace el eloglo negalizo del c/zingwirilo y el as-
j irriaque, bebidas nacionales, fundándose en que na-
da hay de peor gusto y de más áspero tragar. Resue-
nan a. poco las bOvedas de los infiernos con tantos
gritos y disputas, hasta que viene a. provocar la nsa
de todos un indio que se declara por el maguey y em-
prende su elogio, no sin deshacerse en zalemas y Ce-
remonias con los presentes. Pero indignanse, enton-
ces, ingleses, escitas, árabes, dinamarqueses y los
demás nacionales de todos los paIses del mundo, y
sOlo se acuerdan cuando un frances, con manifiesto
equlvoco, de esos que nunca han escaseado en tales
géneros de literatura, propone usar la meJor cerveza.
Decidense por ella, y, después de mucho soplar los
hornos y al cabo de muchos dIas de sudores, en me-
dio de una hediondez verdaderamente infernal, surge,
como producto de aquella qulmica lel cur, ulaco! Que
es un muñequillo hermafrodita ataviado con las si-
guientes prendas:
8o8

Su mujeril peinado,
pendiente uria balcarra en cada lado,
y Un zarcillo 6 arete,
era el adorno de este mozalvete.
De una gasa mu y fina,
6 tat vez de floreada muselina,
un rollo inmenso hacIa
en donde hasta la boca se inetIa.
Era escaso el chaleco,
porque tenha el prurito este muheco
en que el calzón subiera
casi hasta dondc acaba la chorrera:
si es que tenIa caizones,
que en esto hubo diversas opiniones,
Los prinieros que vieron
A este malvado bicho, presumieron
que los tendrIa pintados,
y ash to pareclan pot to ajustados.

Y aqul aumenta el tono de la sátira cierto microsco-


pismo descriptivo con que el autor averigua que SI lie.
vaha caizones, aunque ajustadisimos:

A Ia corva se aplica
una charreterita, y esto indica
que sus caizones tiene;
porque, Si nó, la hebilla á qué fin viene?

Y, naturaimente, segi'in La traza y costumbre inmor-


talizada por el Iaraño de Quevedo, debajo de las faldas
de la saca, el trasero del monigotillo andaba descu-
bierto por ahorro de tela. Y termina la sátira con un
desabrido sermón contra el currutaco'v su diabólico
creador que, con ser lo que aparentemente iba a ocu-
par más trecho en el poema, es lo que menos ocupa.
Porque cualquiera esperarla que se concediera alli más
parte a la burla del curru/aco que a la descripción de
T
Tim

8og
la escena imaginada, mas lo contrario es lo qie suce-
de, y la burla, indirectamente i se cons igue con la des-
cripción.
Afean el poema malas construcciones y versos du-
rOS:

De un increlbie vigor y fortaleza...


Pásmese todo el mundo al oIrel caso
Y los paIses recorre del gran mundo....

D. Francisco Pimentel, en su Historia cri/ica ile la


,oesIa en Mexico, dice que Gómez Mann dejó, ade-
más, 'un libro de Meditaciones muy apreciado de los
devotos. D. Manuel Berganzo habla también de va-
rios opüsculos relativos a. cuestiones eclesiásticas.
CONSULTAR: Beristáin; biografIa por M. B. (Manuel
Berganzo), Diccionario mexicano de 1853-56-,Sosa;
Pimentel, His/oria de la poesia en iiféxico, cap. X,. y
Novelislas y oradores mexicanos, cap. IX.

FRAY JUAN GONZALEZ.

Orador sagrado.

Fraile de la Orden de Predicadores; examinador Si-


nodal del Arzobispado de Mexico y del Obispado de
Yucatan; regente de estudios en e1 Convento de Santo
Domingo de esta capital, catedrático de la Universi-
dad, y calificador del Santo OfIcio.
Pimentel habla con elogio de tres sermones suyos
impresos en Mexico el ao 1816, sobre la Virgen de
8xo

Covadonga, San Francisco de Asis y Santa Ins, y ci-


ta trozos del t'iltimo.
CON S tJLTA R: Pi men tel, NovelisIas y Oradores Mcxi..
canos, cap. IX.

MANUEL IGNACIO GONZALEZ DEL


CAMPILLO
Escritor religioso.

El Ilirno. y Excmo. Sr. D. Manuel Ignacio Gonzalez


del Campillo, Obispo de Puebla desde 1802 y que fué
por entonces el inico Obispo de Nueva Espana que
bubiese nacido en America (nació en Veta Grande, de
Zacatecas, hacia 1740, Segün I3eristáin, y seg(zn Ala.
min, en Puebla, y murió en Marzo de 1813), se en-
cuentra includo en la Biblioteca Hispano-AmcPicana
ScJte,atriona/, donde sehabla de sus muchos opi'isculos
juridicos no compilados, y se cita, como lo Anico publi.
cado, sus cartas pastorales, edictos, manifiestos y ex-
hortaciones, entre los cuales solo mencionaremos, por
su especial interes, los siguientes:
— Carta l'astorai pub/icada Para extender y Jroj5agar
la J'acuna en/re sus Diocesanos.
—Edicto PuRicado can elfin de abo/ir ci cull' suers-
licioso de la Cruz de Huaquechula.
—Edi/o Pastoralpublicado contra los que escribIan, ft..
jaban y extendlanpasquines sediciosos (z8io); y otro pro.
hibiendo la lectura del Ziustrador American-9 (18 12.) Hay,
además, varios escritos suyos sobre los sucesos de Es-
paña de r8o8 y otros posteriores sobre Ia re'voluci&n
de independencia de Mexico. Alamán pondera su1
-_L
- (I4

811

lidad a. la causa de los españoles, a. la cual trató de


convertir a. Rayon y a Morelos.
CONSULTAR: Beristáin; Alamán, Historia tie Mlxi-
co, I, 71; III, 381; Bustamante, Tres siglos tie Mexico
III, 213, y Cuadro htstdrico, I, 62.

MARIA JOSEFA GONZALEZ DE COSIO


Poetisa.

Figura en la Colecci5n tie fioesfas en honor de Fer-


nando VII (nümero 34, 18o8) con unos curiosos ver-
sos (reproducidos por D. José Maria Vigil en la anto-
logIa de Poelisas mexicanas, Mexico, 1893) que Ilevari
este epIgrafe: 'La americana Doña Maria Josefa Gon-
zalez de CosIo, natural de esta ciudad de Mexico, es-
timulada del amor que profesa a su sagrada ReligiOn
CatOlica, a su soberano el Sefior Don Fernando VII
(q. D. g.), y a. su patria, escribe al Ministro de Re-
laciones de Paris el siguiente romance.
La composiciOn es larga é incorrecta, pero fácil y
.4 ratos ingeniosa:

Al punto que aquI liegaron,


Monsieur, las cartas y pliegos
en que vuestro Emperador
pretende que, con respeto
A la abdicaciOn que en
nuestros monarcas hicieron
de Ia espaflola corona
y del mexicano imperio,
bajo ciertas condiciones
y pactos que precedieron,
812

a. José de Bonaparte
reconozcamos por dueño,
cansâ.ndonos la atención
con el decantado acento
de que serlamos felices
y no perderIa momento
de que se verificasen
aquellos vastos proyectos
que tenla premeditados
y serIan nuestro remedio:
at punto,—vuelvo a. decir,-
que a. nuestras manos vinieroi
los citados papeluchos,
que sin duda alguna fueron
parto de un descahellado,
desconcertado talento,
cuando mis leates paisanos,
at instante que los vieron,
los que no hicieron pedazos
en el fuego cons umieron,
y también to mismo harlan
con los viles mensajeros,
castigando de este modo
tan crecido atrevimiento,
a. no ser porque en la America
hay tan generosos pechos,
que perdonan los agravios,
como Cristo Señor Nuestro
nos previene en el decálogo
de sus santos mandamientos....

Ni queremos otro rey


que el que nos ha dado el ciek
en nuestro amado Fernando,
(mico señor y dueño
de la indiana monarqula
y de su hermoso terreno,
Ib

S13
que es La mayor y más noble
parte que en el universo
cobija el celeste globo
y ye el sol desde su asiento....
Quién es, Monsieur, vuestro principe?
Mirad si le conocemos
en esta corta pintura
que relataros intento.....
Nacido de entre las heces
de lo más ruin de su pueblo;
un aborto del abismo;
un demonio del infierno;
caudillo de las langostas
hambrientas que del Averno
el Evangelista vió
'en enjambres ir saliendo
con coronas de oro f also..
Un tirano
devorador de su reino,
enemigo capital
de los estados ajenos,
el asolador del mundo,
el usurpador violento,
el pérfido más insigne,
el hombre más fraudulento,
el sanguinarlo más cruel,
que vive siempre sediento
de beber el coral rojo
.de nuestros humanos pechos....
814

JOSE SIXTO GONZALEZ DE LA


Escritor politico.

Beristáin sólo nos dice que publicó Mexico ilorosa


y M/xico risueña (Mexico, impi-enta de Rangel, 1787)
y una Exhortacjón a los mexicanos contra la revoIu
ción de independencia (Mexico, iniprenta de Ontive-
ros, x8xi).

LUIS GONZALEZ ZARATE.


Poeta.

Nacido en Mexico. Parece haber publicado poca co-


sa, pero gozó fama de poeta satIrico entre sus amigos,
quienes liegaron a liamarle cl iarciz1 arnericano. Be-
ristáin decIa poseer un cuaderno con cien epigramas
suyos, y cita uno de ellos, A un mal firedicatfor:

En predicando, el Prior
va por Ja calle arropado;
aunque lo que ha predicado
no le cost6 su sudor.

Si asi mi musa le topa,


decirle he que es bien notorio
que él hace al auditorio
sudar mas, y no se arropa.
815
pimentel hizo notar que este epigrama es de G3n-
gora, y que al set atribuido a Gonzalez Zárate sufrió
algunas variantes.
CONSTJLTAR: Beristáin; Pimentel, His/aria de laj)oe-
sta en Mexico, cap. X.

JOSE MIGUEL GORDOA Y BARRIOS


Orador politico.

De este distinguido personaje eclesiástico y politico


no hay sino pocos datos biográficos. Sabernos que na-
ció en el Real de Alamos, pero no en qué fecha. Fué
alumno del Colegio de San Ildefonso, en Mexico; se
ordenó presbItero, se graduó de doctor teólogo en la
Universidad de Guadalajara; en la misma ciudad fud-
catedrático y después rector del Seminario Tridenti-
no, canónigo magistral, vicario capitular y goberna-
dor de la diócesis.
Electo diputado a Cortes, por Zacatecas, en 18xo, se
embarcó para España en seguida, d hizo figura dis-
tinguida en aquel famoso Congreso. El Conde de To-
reno, al referirse a él y a! costarricense Castillo, en-
tre los diputados americanos, los llama á cual más
digno. Alamán se expresa con más encomio a(in:
cGordoa, cuyo carácter veraz y alma inocente y sin-
cera se pintaban en una fisonomIa dulce y verdadera-
mente angelical.... Representante de una provincia
minera, solicitó con empeflo los adelantos de las mi-
nas y, en una memoria que presentó, demostró, con
convincentes razones, las ventajas que sacarIa la Real
Hacienda con la baja 6 exención absoluta de todos los
j'jtiles é ingredientes que emplea la minerIa, que Se-
rIan ampliamente compensados con los que causaria
el aumento de la extracción de plata y oro.' Puntos
816
irnportantes en cuyo debate terció fueron, adeniás de
la protección a la industria minera, los derechos de
las colonias, Los tItulos de ciudadanIa, y la legalidad
de la prisión de Miranda y otros insurgentes venezo-
larios, en contra de los cuales votaron las Cortes. Co-
•rno filtimo presidente de ellas, le tocó cerrar el perIo-
do de sesiones extraordinarias, v en el acto de clau-
sura, el 14 de Septiembre de 1813, pronunci6 un dis-
curso aplaudidIsimo, segán el ya citado Conde de
Torerio. Continuó ligurando en Las Cortes ordinarias,
hasta su disolución por Fernando VII, en Mayo de
1814. Segi'tn el Dr. Osores, la disolución de las Cor-
tes di6 motivo de que Gordoa pronunciara run dis-
curso tan enrgico y tan justificado por los derechos
de la riación, que, aplaudido en ambas Españas, im-
preso ha corrido en ellas. Como ningün historiador
confirma la aserción de Osores, no sabemos si dste
tomó el discurso de clausura de las Cortes extraordi-
narias por discurso de protesta contra la supresión de
las ordinarias. Sólo sabemos que estuvo preso corno
liberal.
Sin embargo, regresó a Mexico, con cruz de la Orden
de Carlos III, y designado por Fernando Vii para una
.canongIa de la Catedral de Guadalajara. De ella pa-
rece haber gozado mucho tiernpo. Segün el Dr. Oso-
res, al volver de España vivió sumido en grande aba-
timiento de ánimo y se colige que dejó de figurar en
polItica.
Triunfante la Repüblica, fu-6 diputado por Zacate-
cas en el Congreso Constituyente de Mexico en 1824.
En 1831, propuesto entre nueve sacerdotes para
la dignidad de obispo de Guadalajara, fué designado
para el puesto por el Papa Gregorio XVI, y se le con-
sagró el 7 de Agosto de 1831. En su diócesis murió, el
aflo de 1836, y le sucedió Fr. Diego Aranda. Un retra-
to suyo, de gran tamaio, al óleo, existe en la Escuela
Preparatoria; perteneció al Colegio de San Ildefonso.
817
El interesante discurso de Gordoa sobre el artIculo
22 de la Constitución de Cádiz (por el cual quedaban
excluIdos de la ciudadanla espaflola, salvo mereci-
mientos especiales, clos españoles que por cualquiera
ilnea son habidos y reputados por originarios deAfri-
cam ) ha sido reimpreso en la Ga/erla dc 0,-adores i/c
Mexico en ci siglo XIX, de Castillo Negrete. El dis-
curso de clausura de las Cortes extraordinarias tiene
pasajes de verdadera elocuencia. Va a continuación el
comienzo:
c Entre ]as aclamaciones del pueblo más generoso
de Ia tierra se instalaron estas Cortes generales y ex-
traordinarias, v ahora vienen de dat gracias a Dios
autor y legislador supremo de la sociedad, porque les
ha concedido ilegar al término de sus trabajos, des-
pués de haber puesto las piedras angulares del sun-
tuoso edificio, que ya se levanta, de La prosperidad y
gloria del imperio espaflol. Sumida en un sueño ver-
gonzoso, hundida en el polvo del abatimiento, destro-
zada, vendida por los ingratos, despreciada, insultada
por los ajenos, rotos todos los nervios de su fuerza,
rasgada la vestidura real, humilde y humillada y es-
clava yacla la seilora de cien provincias, la reina que
dió leyes a dos mundos.
<iQu6 fud de sus primeras instituciones? iqué de
sus leyes que contenIan mejorada la sabidurIa de toda
la antiguedad, y que sirvieron de ejernplar a los códi-
gos de las naciones modernas? Zqud de sus antiguaS
libertades y fueros? qué de su valor, de su constan-
cia y de Ia severidad de sus virtudes?.. .. El mismo
peso de su grandeza, el poder de reyes soberbios que
lentamente iba extendiendo sus lImites, la ambición de
los poderosos, la corrupción de costumbres, hija de Ia
riqueza, la peste de los privados: todo contribuyó al
olvido y menosprecio de ]as leyes y a la disolución
moral del Estado. Entonces los reyes mal aconsejados
todo to emprendieron; no encontraron pueblos que les
26
8i8
resistieran; ]as quejas se caliuicaban de
Estado, en nuestros rnismos dIas, a nuesL1u miSmOS
ojos, una inano sac rIlega os6 tocar y rasgar el sagra0
depósito de la aflanza de los pueblos con el principe
En esta deplorable situación solamente los adormidos
en las cadenas no veIan los males que tan de cerca
nos amenazaban: mas para aquellos en quienes ann no
estaha extinguido el noble orgullo espaflol, para los
que, irnpacientes del yugo, aflos atrás floraban en se.
creto la suerte de la patria y veIan que un tirano feliz
habla sustituido al derecho de gentes el derecho de
la espada, la desoladora irt-upción de nuestros prfidos
vecinos fué un acontecimiento inevitable por su met-
za y pot nuestra debilidad, por su exaltación y pot
nuestro ahatimiento. Clamaron los pueblos oprimidos
par Ia fuerza extranjera y pot el despotismo domstj.
co , clamaron a un tiempo por libertad y por ]eyes. To.
rrentes de sangre corrian por todas partes, y los per-
juros adelantaban sus conquistas; efImeros gobiernos
se sucedlan unos a otros, y no mejoraba la condicj6n
de los pueblos. La comn miseuia reunióentonces los
ánimos, todos los votos en uno, y este voto general
fud por las Cortes. Las Cortes, pues, se presentaron
como Ia ünica áricora que podia salvar La nave del Es-
tado en medio de tan horrible tormenta: se instalan al
fin en la ëpoca más desgraciada, pero, bajo los auspi-
cios de Ia Providencia divina, tienen, al cesar, sI, tie-
nen Ia Intirna y dulce satisfacción de haber dada a. los
pueblos lo que les pidieron con tanta ansia: ]eyes y
Ii bertad.
Para Ilegar a. ese fin, las Cortes encontraron y yen-
cieron obstáculos de todo género, insuperables a. cual-
quiera que hubiese tenido deseos menos ardientes del
bien, menos amor a. la patria, menos firmeza para re-
sistir a. SUS enemigos y menos constancia en las adver-
sidades. El tirano del continente todo lo tenla subyn-
gado entonces, todo servIa a. su ambición, todo se

r
819
humillaba ante dl; todo menos la virtuosa y constante
nación espanola. El emperador de las Rusias, 6 tran-
quilo en el conocimento de su poder 6 engaflada su
alma noble y candorosa con las aparentes ventajas de
la neutralidad, 6, lo que es más de creer, no bien in-
formado de los extraordinarios acaecirnientos de la
Peninsula, nada hacIa por la independencia general,
ni por su propia independencia amenazada. La Aus-
tria, forzada tal vez por Ia necesidad, acababa de for-
mar poco antes, con el bárbaro que la hahIa invadido
y dividido a su placer, esa alianza tan fatal para el g6-
nero humano, el cual le demandaha y le demanda con
más ardor, en la crisis presente, se apresure a coope-
rar a Ia obra de la libertad comün en que trabajan de
COflSUflO naciones poderosas, y a revestirse ella mis-
ma de su antigua grandeza y dignidad, rompiendo de
una vez los lazos que tan sin ventaja ni honor suyo
estrechaba cada dIa. La Suecia y la Prusia casi ni
aun muestras daban de existir politicamente; y en ge-
neral, el influjo maldfico del que domina a los france-
para su oprobio y su desgracia, ten ía aletargados a los
prIncipes de Europa, 6 en la servidumbre 6 en la más
ominosa iridolencia. El rev de Nápoles 37 Sicilia era,
como es boy, nuestro aliado y amigo; pero, despojado
de gran parte de sus pueblos y precisado a invertir to-
dos sus recursos en conservar la tranquilidad interior
y exterior de sus estados, no podia prestarnos auxilios
que dl rnismo necesitaba. Nuestro amigo el de Portugal,
envuelto en la misma lucha, veIa depender su suerte
de la nuestra; mas no se hallaba en posibilidad de aten-
der a otra cosa que a la defensa de su propio suelo.
La magnánima Inglaterra seguia en la eficaz y gene-
rosa cooperación que nos prestaba desde los principios
de la contienda; pero no bastó a impedir ni detener el
torrente que lo asoló todo hasta las puertas de Cádiz.
cY quidn será el que pueda descubrir sin indignación
sin Lágrimas La situación de la patria a fines del aflo
820

de i8io? Esta nación huérfana, desarmada y menes-


terosa no contó al emprender la guerra con otro apovo
que con el Dios protector de la inocencia oprimida, y
con su propio valor; mas la Providencia tiene sus ar-
canos y los hombres no pueden apresurar los tiempos
escritos en el libro de los consejos eternos.
RepetIdose ha muchas veces y todo buen espaiiol
debe gloriarse de repetirlo. Nosotros entramos en la
lid sin ninguno de los recursos necesarios para soste.
nerla, y admiraron los primeros frutos de nuestro he-
roico levantamiento. Pero un desorden general, consi-
guiente a Ia general y reperitina mutación de cosas, se
extendió a todos los ramos de la administración; se
malgastaron los tesoros que en larga mano derramó la
América crecieron las necesidades; y la llama del en-
tusiasmo primero, 6 por falta de pábulo 6 siguiendo
la suerte de las grandes pasiones, pareció entibiarse y
debilitarse, y las fuerzas que al principio nos dió la
indignación debilitárorise tambidn. Las desgracias se
sucedlan; crecIa el orgullo de los vándalos, v, a pesar
de los uiltimos esfuerzos de los pueblos libres y del ca-
br que procuraban inspirar los patriotas con sus pa-
labras y con su ejemplo, la Peninsula gemIa casi toda
en la opresión, y no presentaba otro punto de seguri-
dad que lafiel y opulenta Cádiz, cuyo decidido amor,
respeto y adhesidn al Congreso nacional y a sus deci.
siones Ia harán por siempre acreedora a la gratitud de
los representantes de la nacián, y de la nación misma.
Mas por qué ocultaren-ios ya que tampoco fué en aque-
ila época un asilo seguro este recinto de donde habla
de salir, como en otro tiempo de los montes asturia-
nos, la libertad de Espafla?
c Entonces las Cortes presentaron el espectáculo más
grandioso que ha visto la tierra, decongregarse enme-
dio de tantos peligros a salvar la patria, cuarido casi
ya no habia rnás patria que el terreno donde se junta-
son. IOh dIa para siempre memorable, 24 de Septiem-
WT- --

821

brel T(i y el otro primero de nuestra revolución bas-


táis solo para hacer inmortales nuestros fastos; y
nuestros ilitimos nietos leerán con igual admiraci6n y
gratitud las sangrientas haza?ias del 2 de Mayo y las
pacIficas sesiones primeras del Congreso. En el uno
sacudimos el yugo extranjero; en el otro el yugo do-
méstico: en el uno escribiTnos con sangre el voto de
vengarnos 6 morir, y ya esa sangre fecunda de los
primeros mártires produjo los valientes, que, cefiidos
al principio con los laureles andaluces, acaban de coro-
narse de otros inmarcesibles en las faldas del Pirineo, en
]as márgenes del Bidasoa; en el otro se escribieron las
]eyes que nos han reintegrado en los derechos que nos
convenlan como a hombres libres y como a espanoles.
rLevantar la naciOn de la esciavitud a la soberanIa;
distinguir, dividir los poderes antes mezclados y con-
fundidos; reconocer solemne y cordialmente a la reli
giOn catOlica, apostOlica, romana, por ünica verdadera
y inica del estado; conservar a Los reyes toda su dig-
nidad, concediéndoles Un poder sin lImites para hacer
el bien; dar a la escritura toda la natural libertad que
deben tener los dones celestiales del pensamiento y la
palabra; abolir los antiguos restos góticos del regimen
feudal; nivelar los derechos y obligaciones de Jos es-
pai'ioles de ambos mundos, Cstos fueron los primeros
pasos que dieron las Cortes en su ardua y gloriosa Ca-
rrera, y esas fueron ]as sOlidas bases sobre que levan-
taron despuCs el edificio de la Constitución, el alcázar
de la libertad. !Oh ConstituciOn! lOb dulce nombre
de libertad! iOh grandeza del pueblo espafloll
Después que ]as Cortes nos habIan proporcionado
tan tos bienes, aün no estaba satisfecha su sed insacia-
ble de hacer bien. Dieron nueva y más conveniente
forma a los triburiales de justicia; arreglaron el gobier-
no econdmico de las provincias; procuraron se forn-iase
una ConstituciOn militar y un plan de educaciOn é ins-
trucciOn verdaderamente nacional de la juventud: or-
822
ganizaron el laberinto de Ia hacienda; simplificaron el
sistema de contribuciones; v, lo que no puede ni oodrá
nunca oIrse sin admiración, en la época de mayor po-
breza y estrechez sostuvieron 6 más bien han creado
la fe piblica. Finalmente, no contentas con haber ro-
to las cadenas de los hombres y de haberlos librado de
servidumbre y de injustos y mat calculados pechos y
tributos, extendierori su libertad a los ariimales, a. los
* montes y a las plantas, derogando ordenanzas y regla-
mentos contrarios al derecho de propiedad y al mismo
fin que Se proporilan; y ya a. su debido tiempo cogerán
opimos frutos de tan beneficiosas providencias la agri-
cultura, la industria, ]as artes, el comercio s' la nave-
gación. PermItaseme que. al referir tan memorahies
beneficios me olvide de que so y un diputado en quien
reflecte parte de esa gloria: solo me acuerdo en este
instante de que soy un ciudadano, que en cualquier
estado y condición, en cualquier ángulo de [a monar.
quIa, a. la sombra de estas [eyes, seré libre y feliz, y
veré libres y felices a. mis conciudadanos.. . .
(Gazetz del Gobierno de Mexico, 22 Febrero 1814.)
CONSULTAR: Osores; Emilio del Castillo Negrete,
Galeria de oradores, caps. V y VI; Diccionaria histO-
rico de Leduc, Lara Pardo y Rouznagriac; Alamán,
Hisloria de JJféxico, I, apndice, doc. 15; III, 6o, 101,
102; IV, 126, 141; Joaquin Lorenzo Villanueva, Vida
lileraria, Londres, 1825, II, 105, 159, 165 a. 169; Con-
de de Toreno, Hisloria del levanlamiem'o.. .., ed. Ri-
vadeneyra, P igs. 304 y 485.

MANUEL MARIA GORRIO


Y ARDUENGO.
Nacido en San Luis Potosi en 1767: estudiO aill;
luego en el colegio de San Francisco de Sales, de
823
San Miguel el Grande (Guanajuato), dirigido enton-
ces por el insigne P. Gamarra, y por ültimo en i\'Iéxi-
co, en los Colegios de San Ildefonso y de Santa Maria
de Todos Santos. En Guadalajara se graduo de doc-
tor en teologia por la Universidad y se ordenó presbI-
tero. Fué rector del Colegio de Guadalupe en San
Luis Potosi hasta 1828, v nuevamente, pot breves
dia, en 1831. Seg(jn Beristáin, fud también rector,
en Mexico, del citado Colegio de Todos Santos. Su
papel, en politica se redujo a ser electo diputado a Las
Coites de España, poco antes de la supresión deere-
tada por Fernando VII, razón por la cual no empren-
dió el viaje, y ocupar, bajo Ia RepCiblica, el puesto de
diputado en el Congreso Constituyente del Estado de
San Luis Potosi. En su ciudad natal murió el 30 de
Agosto de 1831. Publicó, segán Beristáin, un Sermcn
de la cátedra de San Pedro de Antioquia (Mexico, im-
prenta de Ontiveros, 1794), una traducción de Los
Sepuicras, obra de Hervev (Mexico, ixnprenta de Onti-
veros, 18o2). Estas áltimas ilevan el anagratna Rondn
Leñogur: Beristáin agrega que Gorriño tenIa escritas
otras obras.
En el Duzrio tie Mexico publicó (30 de Junio a 24 de
Agosto de 18o8) LOS J5aseos, de Hervey, segunda par-
te de Los sepuicros.
CONSULTA: Beristáin; Osores.

FR. JOSÉ VENTURA GUAREA.


Orador sagrado.

Nació en Acaponeta (perteneciente hoy al Territorio


de Tepic) por los aos de 1765; en 1783 se hizo fran-
ciscano, y fué lector de filosof ía y teologia en la pro-
vincia de Jalisco; en 1803 se hizo eclesiástico secular.
-

824
Segün Beristáin, public6 un sermón sobre La ma.
yor oioria y fe//cu/ad do C'antal',-ia bajo la protección
de la Virgen de Aranzath (Guadalajara, 1797) y cola-
boró en diversos periódicos.
CONSULTAR: Beristáin.

JUAN JOSE DE GUIDO.


Poeta.

El capitán Juan José de Guido, guarda—almacenes


del Real Cuerpo de Artillerla en Veracruz, versificaba
A troche y moche. VivIa deslumbrado por los poetas
de Mexico, v les dedicaha constantemente poeslas.
Fud miembro de la Arcadia de Mexico, con el nombre
de Gzii,zdo. Murió el año de 18xo (asI lo indican unos
versos de Juan Maria Lacunza sobre la Arcadia, Dia-
rio de jli/xico, 19 de Febrero de i8ii).
En el Diario escribió con frecuencia Guido, firmán-
dose Guindo, El Veracrzizano . I. I. G. Canto a los
siete pecados capitales, v a. otros muchos Es uno de
los más prosaicos versificadores del Dzario: su prosaIs-
mo es verdaderamente militar.
Una de sus pocas composiciones aceptables es el
siguiente soneto, en el estilo costumbrista usado en-
tonces:

Cinco meses le debo a. mi harbero....


El sastre, si, me suele dar cuidado,
porque , siendo frances atolondrado,
no respeta que SOs' un caballero.

Es un pobre italiano el cocinero,


que sufre Si le trato con agrado
825
Mas aquel andaluz tan mat criado
me ha cobrado seis veces ël sombrero!

La luneta.. .. La casa.. . .El codicioso


catalán, que reclama su brillante. .. -
El gallego del traje !qué rofiosol

Y qué tengo de hacer en este instante


para evitar un lance vergonzoso?
No apurarme, y salir muy petulante.
(Diana, 28 de Junio de 1807).

MANUEL GUTIERREZ HUESCA.

Escritor religioso.
0
Nacido en la Diócesis de Puebla; fué recogido y
educado por los jesuitas; se graduó de bachiller de teo-
logla; y después lo protegió el Obispo Fuero, y le dió
un curato; pasó a Mexico, donde murió en i8io. Se-
gi'ln Beristáin, dejó manuscritos y publicó una Voz'ena
A la Virgen de Guadalupe (Mexico, 1794); La l'dleza
en las piezas i/c esfritu (Z de esprit?), versión del fran-
cés (Mexico, 1802), un Devocionanio a la Virgen del
Pilar de Zaragoza (Mexico, 1809). Fu g prerniado por
la Universidad de Mexico, en 1790, un epigrarna sUyo,
Tatino, en elogio de Carlos IV; en los Cantos de las mu-
sas rnexicana.s (1804), en elogio, asi mismo, de Carlos-
IV, figura con una inscripción s' dos epigrarnas en La-
tin, y unas octavas castellanas.
CONSULTAR: Beristáin.
826

MARIA JOSEFA GUZMAN.


Poetisa.

Entró al certamen abierto por Beristáin para la inau-


guración de la estatua de Carlos IV; ]as octavas que
escrihió figuran en los Cantos di' las mitsas mexicanas
(18o4) y fueron reproducidas en la antologfa de Poe-
lisas mexicanas forrnada por D. José Maria Vigil. Na-
da más se conoce de ella.

JOSÉ IGNACIO HEREDIA.


Orador sagrado.

Nacido en Mexico, en 1779, murió en 2 Mayo de


1809. Fud sucesivamente alumno de oposición del
Seminario Tridentino, catedrático, allI mismo, de Ia-
tinidad, filosofla v retórica, Doctor teólogo por la
Universidad, párroco y juez eclesiástico interino de
Metepec (San Felipe el Grande), de Otzolotepec, de
Ozumba y de Santa Maria de la Peña de Francia, y
propietario en San Miguel Quautlinchán, del Arzo-
bispado de Mexico, desde x8o8 hasta su muerte. Pu-
blicó, segi'in Beristáin:
—Paneg/rico del A j ostol Santiago, predicado a ía
Real C'onrcgaci6n do Gallegos de Mexico. Mexico, 1802.
—Paneg/rico do Nuestra Señora di' Guadalupe en ía
Fiesta principal de su San/uario y C'olegiata. Mexico,
imprenta Jáuregui, 1803.
—Resumen his/Crico di' las diferenles Naciones qz4'e
,poblaron ía ATzieza España.
—Pa neg/rico de Sto. To in ds di' Aquino, en ía Jiesla
827
que /e /,ace la Real Universidad de Mexico. Mexico,
Imp. jáuregui, 1805.
-- -Paneglrico de Nuestra
Señora de CovadonAra, re-
dicado d la Real congregacion de asturia no: de M/xj-
co. Mexico, imprenta Ontiveros, 1807.
—Elog-io fü,:ehre de los So/dada: Españoles muerlos
en la heroica dfensa de Mar4 tezildea y Buenos Aires. Me-
xico, Imp. Arizpe, 1809.—Sermon predicadoel 5 de Ju-
ho de 1807, segtmn el Diarlo de Mexico del dia 10.
DejO fama de orador elocuente, segcin Beristáin.
CONSULTAR: Beristáin.

josÉ MANUEL DE HERRERA.


Escritor politico y religioso.

No existe ninguna biografia del Dr. D. José Ma-


nuel Herrera, ni en las obras de historia se encuen-
tran datos sobre éI anteriores a ha guerra de indepen-
dencia.
A fines de i81i, era el Dr. Herrera cura de Hua-
mostitlán y capellán de las tropas realistas que man-
dabzL D. Mateo Musitu en Cbautla. Atacada esta plaza
por Morelos y presos sus defensores, Herrera se untO
abs insurgentes y fué nombrado vicariocastrense. Pre-
dicO en ha Catedral de Oaxaca en Diciembrede 1812,
en la solemne funciOn de iglesia que mandO celebrar
Morelos en acción de gracias por ha toma de ha ciudad,
y el mismo Morelos le encomendO La fundaciOn y di-
recciOn del periOdico el C'orreo Americana dcl Sur, que
luego dejó a cargo de Bustamante. Electo diputado
at Congreso de Chilpancingc, por la provincia de
Tecpam, formO parte de ha ComisiOn encargada de
redactar la Constituci6!1 de Apatzingan, y fué presi-
828
dente de aquel cuerpo. El 16 de Julio de 1815 marcb&
a los Estados Unidos como plenipotenciario para tra-
tar con el gobierno de Washington y remitir arrnas y
municiones; pero no paso de Nueva Orleans, y regre-
s6 al afo siguierite con algunos elementos de guerra.
Solicitoy obtuvo, en Diciembre de 1816, el indulto;
poco después, el Obispo de Puebla, D. Antonio Joa-
quin Perez, le nombró catedrático de filosofIa en el Co-
legio Carolino de Puebla. AllI permaneciO hasta Ia in-
dependencia. Despues de consumada ésta, Iturbide le
nombró ministro de Relaciones, cargo que desempen6
hasta 1823. PublicO dos Memorias de su ministerio
(1822 v 1823).
En 1825, hallándose escondido en Guadalajara,' fu
preso como culpable de arbitrariedades cometidas en
el gobierno de Iturbide; con tal motivo, publicOvarias
Ini1cizcwnes di rigi das d sits coiiipa/rioias, deferidiendo
su conducta, y contestando en algunas deellas a Car-
los Maria de Bustamante. Los folletos relativos a esta
cuestián existeri en la Biblioteca Nacional (Pig- 318
del catálogo de la Novena división). En 1827 vivIa
ai'jn, en Tepozotlán.
CONSULTAR: Alamán, His/oria €-le Mexico, II, 430;
III, 327, 556; IV, 33, 171, 394, 491, 537; V, 656;
Bustarnante, Tres silos de A'fdxico, III, 382, IV, 119,
210; Gitadro kisidrico, II, 24, 221, 384.

VICENTE HERRERA.
Poeta.

El Lic. Vicente Herrera, pariente quizás de su ho-


mónimo el Marques de Herrera, colahoró en el Diana-
tie Mexico, bajo el anagrama de Avej'e Nherreric. Pu-
blicó principalmente fábulas, en 18o6 y 1807.
JOSE MARIA ITURRALDE.
Poeta.

Licenciado en ambos derechos, y catedrático de


ellos en el Colegio de San Juan de Letrán. En 1820
publicó en folleto (Mexico, imprenta de Arizpe) la
mediana Silva que pronunció en la distrihución de
premios del Coleglo mercionado: dos años antes pu-
blicó en El AT0/icioso Gene,-al (19 de Octubre de 1818)
una poesIa lelda en idéntico acto.

MANUEL ITURRIAGAY ALZAGA.


Escritor religioso.

Nacido en Queretaro; fué alumno del Colegio de San


Javier, en su ciudad natal, y del de San Ildefonso, en
Mexico, desde 1762; se graduó de Doctor en Cánones
por la Universidad; tue abogado, y luego presbItero;
rector y reorganizador del Seminario de San Javier en
Querétaro, promotor fiscal del Obispado de Michoa-
can, cura del Rincón (de la misma diócesis), y por fin
canónigo doctoral, provisor y vicario general en Va-
lladolid (boy Morelia). Pasó sus ültimos años en Md-
xico, en el Oratorio de San Felipe Neri. Murió en Que-
rdtaro en 18io.
Publicó, segt'ln Beristáin, El alma en soledad, tra-
ducción de la obra del jesuita Bagnati (Madrid, 1796,
dos tomos); Devocionario a San Josd (Madrid) y Di-
,cerlaciones 6 academias Jilosójicas (Mexico); y dejó ma-
nuscritos Apzinles sobre la secta de Jos iluminados, un
tratado de algebra, uno de aritmdtica y algebra para
830
principiantes, Conslituciones para el beaterio de los
Carmelitas de Quer&aro, Ins/rucción sobre la crIa de
gusanos de seda (remitida al Virrey Conde de Revi-
llagigedo) d Instruccioncs sobre tn butos, agricultuz-a
d industria, hechas a nombre del Ayuntamiento de
Querétaro para su Diputado a Cortes (D. Mariano
Mendiola).
CONSULTAR Beristáin; Osores.

MANUEL MARIANO ITURRIAGA.


Este fecundo jesuIta nació en Puebla el 24 de Di-
ciembre de 1728; entró de novicio at Convento jesuI-
tico de Tepozotlán, en Marzo de 1744, habiendo sido
antes alumno del Colegio Palafoxiano de su ciudad
natal; profesó en Agosto de 1763; fud catedrático de
filosofIa y de retórica en Guatemala y de teologIa en
el Colegio poblano de San Ildefonso; y marchó a Ita-
lia en 1767, al ser expulsados los jesultas. Durante Ia
travesia se dice que convirtió at catolicismo at man-
no sueco Lorenzo Ignacio Thiulen, luterano entonces
y más tarde jesulta ilustrado y activo. En Italia fué
muy estimado, y se le nombró teólogo consultor del
Obispado de Fano; aun se dice que Plo VI le hubie-
ra concedido el capelo cardenalicio Si no procediera
de Ia CompaiIa de Jes6s. Beristáin copia, por to me-
nos, un breve de dicho Papa, felicitarido a. Iturriaga
por sus campaüas en favor de ha ortodoxia. El Go-
bierno espafiol le concedió pension doble. En edad
avanzada, ciego ya, muriO en Psaro en 1814, POcO
antes de que Plo VII restableciera la CompaflIa de
Jesis.
Las obras publicadas por el P. Iturriaga son, se-
gin se dice en la. Biblioteca de Beristáin y en el Dic-
831
cionario de Izis/oria y . eo e ra f/a, Mexico, 1853-1856, El
Do/or Rey, pompa hThebre con que la ciudad de Gua-
temala honrO Ia memoria de la Reina de Espai'ia Ma-
ria Barbara de Portugal, esposa de Fernando Vl
(Guatemala, imprenta de Arévalo, 1759); Oraciónf;..
nebre pronunciada en la Catedral de Guatemala en
memoria de la misma reina (1759); Dominus- Lazeri,ju.c
indicaliis.. .., polémica teologica (Cesena, 1778);
Esame crilico-leolog-ico sobre un libro de ejercicios pia-
dosos (Venecia, 1779; reimpresión allI n-iismo, 1780;
Disser/azione i,z/orno al do/ore necessario per ii va/ore €
per j/Jrut/o del Sacramento del/a penr ilenza, As Is, 1780;
Sq,o,,rio di riposta all'autore degli Anna/i eclecias/ici de-
fendiendo su disertación sobre la penitencia (AsIs
imprenta de Ottavio Scariglia, 1782); Sagg-io di ripos-
Ia a Adolfo Mariódulo sobre la santiticación de las
fiestas (Veneci a, 1 7 8 2); Dissertazione is/orico- morale
in/orno a/la santiftccizione delle feste (Módena, 1783);
SagSio di ,-ipos/a al publicista fiorentino de los Ana-
/es Eclesiást jcos defendiendo su disertación sobre la
santificación de las fiestas; Jurisdiclionis Ecclesiasticae,
sea fand(z,,,efl/orumj?srjs canonici brevis exositio (AsIs,
imprenta de Ottavio Scariglia, [782); Carta al Obis-
p0 de Konigsgratz sobre la tolerancia (AsIs, 1783);-
Carta al Obispo de Mantua, sobre jurisdicción ecle-
siástica (AsIs, 1784); R:josta al Abate Isaac Vans.
peupegen sobre la cuestiOn de la tolerancia (Roma,
1785); L'a vvocato pis/obese ci/ato al 7'rihunale dell'au-
Icr/Id, disertación sobre el matrimonio contra Tomás
Nesti (Ferrara, imprenta de Bernardino Pomatelli,
1787); Disser/a/io /heologicez de 1ev/urn peccaloruin con-
fess/one (178.. ..). El año de 1790 comenzaron a pu--
blicarse en G6-nova sus obras, que Ilegaron a formar
cuatro voVtmenes. De fecha posterior cita Beristáin
las Disserlalja,ies in morales quaesliones, dirigidas al
clero de Fano (AsIs, 1794; seis volümenes); y sin fe-
cha, las Disertaciones sobre eljuôileo, probablemente-
832
en latin. Quedaron sin publicar sus poesias en caste-
liano, de las cuales cita Beristáin las que incluyó en
una colección manuscrita hecha en Puebla por Los
concurrentes a la tertulia literaria de Doña Lorenza
Martin Romero, madre del autor de la Biblioteca His-
jsano-amcricafla; Siete cartas sobre resoluciones mora-
les, dirigidas a Felipe Toselli; Sag,crio direfiessioni so-
bre la cuestión promovida por el libro Dc ciarorzim vi-
ruruin ref raclationibus; y traducciones dediversas obras
literarias al castellano, tales como La mujer doctor, del
jesuita frances Bougeant, y TemIstocles, La clemencia
tie Tito, y Zenobia de Metastasio.
CONSULTAR: Beristáin; biograf ía por José Mariano
Davila en el Diccionaric mexicano de 1853-56.

FR. MARIANO DE JESUS.

Poeta.

El nombre de Mariano de Jesus aparece al fiente


de las poesIas intituladas Los dulcisirnos amores, pu.
blicadas por entregas en 1802 (Mexico, imprenta de
Ontiveros). Se trata, segün la ficción, de un sacerdo-
dote felipense, muerto ya, y cuyas poesIas se encontra-
ron csacudiendo unos rincones.. . .entre el polvo y
.telas de arañas (asi se dice en el convite publicado
para buscar suscritores a la publicación), pero del
que despuds se supo que aün vivIa (torno I, pig.
215). La publicación se hizo para favorecer a la Con-
gregación del Oratorio.
Es evidente que el nombre Mariano de Jesus es un
seudónimo formado con los nombres de Maria y Je-
ss, a quienes se refieren los poemas. Beristáin re-
suelve el punto, declarando que son del Dr. D. Agus-
.tIn Pomposo Fernandez de San Salvador. Aunque
833
nada en la edición de los poemas confirma la atribu-
don, y rnás bien pudiera hacer dudar de su exactitud
el hecho de que los versos, aun sin pasar de media-
nos, son xnejores que cuantos se conocen firmados
por D. Agustin Pomposo, no es de creer que Beristáin
cometiera un error respecto de persona para él tan
conocida como lo fud el reputado jurisconsulto. No
hemos vacilado, pues, en incluir Los dzuicIsimos arnores
en la bibliografIa de Fernández de San Salvador.

JOSE ANTONIO JIMENEZ


DE LAS CUEVAS.
Orador sagrado.

El PresbItero Bachiller don Jose Antonio Jimdnez


de las Cuevas naciO el 17 de Enero de 1755 en San An-
drés Chaichicomula. Hasta la edad de veintitr6s afios
ejerciO el oficio de dorador; luego abrazO la carrera
eclesiástica, cuyo estudio hizo en medio de grandes di-
ficultades econdmicas. EnseflO en el Seminario Pala-
foxiano de Puebla retOrica y latinidad, y fué catedrá-
tico all1 mismo, durante treinta y ocho años, de Prima
de Teologla. Desempefiando este cargo dijo, la noche
del 24 de Octubre de i8xo, una plática moral imploran-
do la pacificaciOn del Reino, en la cual exhortaba a los
insurgentes a que depusiesen las armas y a los euro-
peos a que no mirasen a los americanoS como a ene-
rnigos. MuriO en 1829.
La Plática Moral, obrade mediano mdrito literario,
fué publicada en z8io en la imprenta de D. Pedro de
la Rosa, Puebla; y reimpresa con el nilmero 142 en el
tomo tercero de la Goieccidn de documentos j5ara la his-
Jena tie la Guerra de Zndej5endencia de Mexico, de J.
E. Hernández y Dávalos.
834

CONSULTAR: Beristáin (en la X); Diccionario Mxj.


caizo de 1853- 56; Sosa, Jfcxlcanos Distinguidos.

JOSE ALEJANDRO JOVE.


Orador sagrado.

Nacido en Mxico; hijo del Doctor Jose Garcia Jo-


ve, medico distinguido en su tiempo; fué alumno del
Seminario Tridentino; maestro en artes y doctor en
teologIa, por la Tjniversidad; cura y juez eclesiástico de
Atitalaquia, del rzobispado de Mexico; cura de la pa-
rroquia del Salto del Agua, en la capital. Murió aqul
en 18io. Publicó, segün Beristáin, un Eloglo de San-
to Tomás de Aquino pronunciado en la fiesta que le
dedicó la Universidad (Mexico, 180), y una Oración
fz.nthre pronunciada en las exequias que el Colegio de
Abogados hizo a los españoles muertos en la insurrec-
ción contra los franceses (Mexico, imprenta de Ariz-
pe, i8o8).
CONSULTAR: Beristáin.

JUAN MARf A LACUNZA.


P oeta.

El padre de José Maria y Juan Nepomuceno Lacun-.


za fué versificador fecundIsimo y prolijo. No es siem-
pre prosaico, como su contemporáneo Barazabal, por
ejemplo; en cambio, es imitador constarite: imita a Me-
léndez, a Arriaza, a Fray Diego Gonzalez, a su corn-
patriota Navarrete, y aun a Barquera. Tienetambién
frecuentes reminiscencias bIblicas, N, dice que puso
835
en verso los Saliizos (Diccionario de hLctoria y geogra-
f/a, Mexico, 1853-56, biografIade Juan N. Lacunza).
A veces se advierten en 61 reminiscencias de clásicos
latinos.
Un curioso cncargo publicado en el Diaric de Méxi-
co (17 de Diciembre de i8xo) nos entera de que habla
escrito una pieza dramática en i8o8 bajo el titulo de
Sc corona en las Esañas al eneroso Fernando: allI se
dice que esta obra estaba prestada—y su autor la con-
sideraba cot-no perdida 6 punto menos,—junto con at-
gunos libros, entre Los que se cuentan iprecisamente!
las poesIas de Melendez, de Arriaza y de Fr. Diego.
Lacunza perteneció a la Arcadia de Mexico con el
nombre de Ba/i/o, y colahoraba frecuenternente en el
Diario de Mexico bajo diversas firmas, además de su
nombre de arcade: 01i/al, J. M; L., El Zn.olIs, Zanlu-
Ca, El auxiliar, Launzac, Aznzical, fauna Mira Can-
azul. Parece que murió antes de 1821. Estaba casado
con la dama veracruzana Ana Maria BLengua.
Escribe generalmente poesIas eróticas y satIricas.
Rara vez pasa de la medianIa; pero suele encontrarse
en sus versos tal cual pasaje agrad able. Muestra cabal
de su estilo en el soneto La irresolucidn:

Cuando Batilo, de sn Anarda ausente,


los encantos no ye de su herrnosura,
distracciones soilcito procura
con el fin de apagar su amor naciente.

También Anarda, cuando aquel presente


no se encuentra a su vista, se figura
triunfará su virtud de la ternura
que en favor de Batilo amable siente.

Mas apenas se juntan ardorosos,


mutuamente se miran. Ella aguarda
que Batilo se explique. Ei, rigorosos
836
Los ojos teme de su bella Anarda.
iAsI sus corazones se reprimen
y entrambos pechos en silencio gimen!
(Diana, 3 de Marzo de 18.-1)

Acaso la mejor de sus composiciones es La mañana


de a/one, dedicada a Navarrete, de cuya fácil Mañana
tiene reminiscencias:

Mira, Anarda, el otoño, que cargado


de frutos viene a nuestro suelo atnado.
iMira cuál brilla en el oriente bello
la rozagante aurora! La rnaIiana
cómo destruye con su fresco soplo
la densa niebla de la noche opacal
iOh, cómo infiaman su flexible cuello
pintadas avecilias! La asonancia
de sus tiernos piquillos, desde el bosque
la reproduce ci eco en la campafa.
El suave zefirillo corre inquieto,
va por las hojas de la dbil pianta,
ya por entre ]as fuentes, 6 ya asusta
al pajarillo incauto en la alta ramz.
Por otro lado con retozo alegre
salva las rocas la ligera cabra,
pace el cordero la menuda yerba,
mientras toca ci pastor su dulce flauta,
a cuyo són entona sus canciones
la zagaleja fiel que Jo acompaila.
Mira a lo lejos la cascada herrnosa
cómo despefla sus lucientes aguas;
las que, heridas por Febo, el arco forman
que nos deja la iluvia ya pasada.
!Con cuánta majestad por todo el orbe
su benfica iuz ci sol derramal
El labrador humilde deja ci lecho
cuando ye iluminarse su cabana:
-. -- - -

837
de su esposa rodeado y de sus hijos,
corre a ver sus praderas: !qué abundancia
le ofrecen los sembradosl lqué colores!
lob, qué alegre respira la fragancia!
Icon qué satisfacción su mies observa
pot la mano de Ceres sazonada,
ó recogida en la era ya segural
A aumentar su tesoro se prepara;
sus pequeños hijuelos se apre3uran
para saciarse en ]as crecidas ramas,
que, vencidas del peso de sus frutos,
A su dueño le ofrecen dulces parias.
Disfrutemos, Anarda, los placeres
que abundantes ofrece la mañana.
Y nuestra voz se eleve al numen santo
que en el otoño nos regala tanto.

(Diario, 2 de Octubre de 1807.)

También esta en versos fáciles El es/la:

iQué hermosa variedad ofrece el campo


cuando es liegado el caluroso estIo!
Recorre, Anarda, la campifia toda
y verás renacer el fruto opimo.

Madruga el alba, que brillando asoma,


y benéfica esparce su rocIo,
cuyas gotas ofrecen mil cambiantes
del sol naciente, en pintorescos brillos.

Este, que anima con su influjo al orbe


también alarga su radiante giro.. .. . .

Yu se retira primavera hermosa,


y de los vastos campos el dominio
838

I Ceres deja, que cultiva ufana


la verde planta y el dorado trigo....

Mira las ay es, temerosas siempre,


corner la fruta con hambriento pico,
y miralas huir precipitadas
at escuchar del hortelano el grito....
(Diario, 24 de Junio de 18o8).

Cornienza agradablemente el romance Sic z'os non


z'ob:s:
Surca las bravas ondas
el pobre marinero;
sufre continuos choques
de huracanes soberbios;
juguete de las olas
del oceano inmenso,
ya a las estrellas sube,
ya ye el abismo abierto..
Su miserable vida
pasa en continua riesgo....
para servir at rico
cortesano opuiento.

El labrador humilde,
en perpetuo destierro,
de sot a sal trabaja
con incansable empeño.
tras el arado corvo,
la madre tierra abriendo,
con su sudor regando
el árido terreno...
para servir at rico
cortesano opulento....

Hay a veces expresiones solemnes en sus poeslas


bIblicas:
PI

839
Mi Dios, mi Dios, tu placentero rostro
a ml vuelve. Por qué de ml te has ido?
Lejos están (lo sé) de hacerme salvo
mis delincuentes voces y delitos.

Te llamaré, mi Dios, durante el dIa,


y no habrán de escucharme tus oIdos;
en la noche también te hallaré sordo,
cual si fueran mis voces un delirio..

Ti'i moras lugar santo, y entre justos;


en la tierra yo sufro, y entre inicuos.

Esperarori en ti nuestros abuelos,


como en centro de bienes infinitos;
esperaron en ti, sei"ior, y al cabo
los libraste de penas y martirios.

Hacia ti sus clamores dirigieron,


y los salvaste con amor benigno;
en servirte fundaron su esperanza,
y no quedaron nunca confundidos..

Solitario y sin armas, me ban cercado


como una muchedumbre de novillos,
y como toros bravos corpulentos
en medio de sus astas me han cogido.

Sus maldicientes bocas sanguinarias


abrieron contra ml mis enemigos..

Como agua corrompida y asquerosa,


mi sangre por las calles han vertido
y, eR fuerza de los golpes que me dieron,
dislocados están los huesos mIos.

Mi corazón en medio de mi pecho,


840
padeciendo dolores infinitos,
semejante a la cera al fuego puesta,
del continuo penar se ha derretido.

Se acohardó ml esfuerzo, y me ha faltado


el constante valor que me era antiguo;
base pegado al paladar mi lengua,
y el polvo de la muerte me ha circuido....

Hazme salvo tamhién, pues yes mi riesgo,


de la boca del leon v sus colmillos;
libértame, señor, del asta fuerte
del feroz unicornio siempre erguido:

para que pueda predicar tu nombre


a mis hermanos con fervor activo;
y en medio de la iglesia he de alabarte
con mil ardientes y canoros himnos....

Mil alabarizas te dird yo, cuando


haya la iglesia grande establecido....

Los pobres comerán hasta ser hartos;


alabarán a Dios los escogidos.

De su Señor se acordarán los malos,


y habrán de convertirse en su desvIo;
y todas las criaturas de la tierra
los fines llenarán de sus destinos..
(Saline XXII, Diana, ii de Abri 1 de 1811).

Yo te dije, Señor, me conservases,


porque fundaba en ti mis esperanzaS ......

Se han ya multiplicado las dolencias


de los que contra ml tomaron armas,
y por esta razOn a ml venian
porque yo de sus males los sanara.
841
No me habré de mezclar en los consejos
de los hombres que vierten sangre humana;
me olvidaré del nombre del inicuo,
y jamás le honraré con mis palabras.

El Señor es la parte de mi herencja


y el cáliz del arnor que a ml me .halaga,
y él mismo habrá de restituirme toda
la heredad que en derecho me tocaba.

De las diversas partes de Ia tierra,


la que me cupo en suerte fué muy grata,
porque es fértil mi herencia y abundante,
esclarecida para ml, y amada.

Bendeciré al Señor, porque ha querido


entendimiento puro dar a mi alma;
y porque hasta en Ia noche de mi muerte
me incita mi interior a darle gracias..

Me diste a conocer la amable senda


que conduce a la vida afortunada:
me alegraré a tu vista, que a tu diestra
las delicias están que nunca acaban.
(Sairno XVI, Diarlo, 26 de Marzo de 1812).

Tienen intención algunos de sus epigramas y fábu


las:
Un zaragate vendla
dos peinetas, y un señor
le pregunto qué valor
por sus aihajas querIa.
Respondióle el oficial:
—Por tres reales doy las dos.
Y no son caras, por Dios,
que está escaso el material.
Replicóle el caballero,
842
que de chusco era preciado:
—i Habiendo tan to casado
valen los cuernos dinero?
—Si seflor, porque ahora es moda
(dijo el tuno con viveza),
y hay coronada cabeza
que se los riega y los poda.
(Diario, 3 de Febrero de 1812).

Dos ratoncillos
que se encontraron....
El uno at otro
le dijo:—Hermano,
di: qué te has hecho?
édónde has andado
que no te he visto
tiempo tan largo?
El le responde:
- -Grandes pecados
A un monasterio
me retiraron.
En penitencias
duras he estado,
sin que el sot viera
par más de un año.
Exciama el otro:
—iLlévete el diablo!
TÜ, vida austera?
Td no estás filaco.
—Eso consiste
(responde el santo)
que dentro un queso
me la he pasado.
La fabuilla
habla con varios
que el mundo juzga
par arreglados;
p -'-i: =i•-c-
843
porque en su queso
muy sepultados
pasan la vida
laran lararo.
(Diarlo, 6 de Febrero de 1809.)

El soneto Conducta de moda, diálogo entre ama y


criada, es del estilo costumbrista entouces en uso:

—cQué horas serán—Las nueve.—El chocolate..


El espejo.. Won Juan no ha parecido?
—No, señora, y ya tarda.—Es muy cumplido.
—Parece que le amáis?—iQué disparate!

Las once. Ya cosI.. Las dos. Estate


asomando a! balcón.. Ya hemos comido.
No ha venido Don Juan? —Aün no ha venido.
—Dame algün libro que de amores trate.

—Señorita, las cinco. —A la Alameda.


—AllI viene Don Juan. iJesás, qué airoso!
Me mira atento? —Y bien? —Al coliseo.

Las doce. A casa.. —Y qué, Don Juan se queda?


—Si, mas calla. —Señora dy vuestro esposo?
—No vendrá.. Con Inés.. AsI lo creo.
(Diario, 24 de Febrero de 1812).

PABLO DE LA LLAVE.
Naturalista y politico.

Nació en Córdoba (de Veracruz) el xx de Febrero de


1773. Fueron sus padres don Francisco Antonio de la
Liave, capitán de milicias del regimiento de Tres Vi-
844
liac, y doña Gertrudis Fernández de Avila. Etudió.
en el Colegio de San Juan de Letrán, donde luego, en
1791, fué profesor de filosofIa. Al año siguiente reci-
bi6 el grado de doctor en teologia por la Universidad.
Fué ordenado sacerdote en z8oi; pasó a Europa v vi-
vióalgunosajiosen Francia. En Espai5a estudiólenguas.
clásicas y orientales. Hizo algunas traducciones de Ii-
bros sagrados del hebreo al castellano. Por sus co-
nocimientos en historia natural, lo nombró el Rey di-
rector del JardIn botánico de Madrid y profesor de
botánica. A causa de la invasión francesa, se traslad&
de Madrid a Cádiz, donde defendió por medio de la
prensa los ideales que perseguIan en las Corte espa-
ñolas los diputados americanos. Se hizo tan notable
por La vehemencia de sus escritos, que en 1814, al ser
suprimidas ]as Cortes, fud reducido a prisión, como
lo hahIan sido algunos de Jos diputados. Más tarde
obtuvo una prebenda en Ia Catedral de Osuna, por in.
flujo de Ia condesa de Benavente. Durante su perma-
nencia en la Peninsula, clasiflcó, en union del natura-
lista mexicano Mociño, unas trescientas a yes que la
expediciOn de historia natural, Ilamada de Nueva Espa-
fia, hahia remit ido al gabinete de Madrid, y que hacia
quince afios permanecIan en la hodega de Retiro, sin
que hasta entonces hubieran sido abiertos los cajones
que los contenIan. Vuelto a su patria en 1823, fu
nombrado, durante el perfodo ejecufivo, ministro de Jus-
ticia y Negocios eclesiásticos, puesto que desempeñó
hasta 1825. Al año siguiente ocupó, aunque por corto
tiempo, la canongia de tesorero de la catedral de Va-
lladolid (Morelia). Su Estado natal lo nombrO, en
1830, senador. PerteneciO a varias sociedades cientI-
Ilcas y literarias de Europa. Dedicado constantemente
A sus estudios favoritos, Jos de botánica, descuhriO nue-
vos géneros de plantas que dedicO a La memoria de los
primeros caudillos de la independencia. DedicO, tam-
bién, a su discIpulo y amigo Juan Martinez de Lejar-

I
845

za, un género de la familia de )as Bornbáceas, bajo el


nombre de Lcjarzafzenehris. Este, a su vez, le dedicó
otro género, con el nombre de L1a7ea; y el Dr. Alfre-
do Dugés, naturatista frances radicado en Guanajua-
to, uno zoologico con el de Liaveüe (LI. axinus). Mu-
no este sabio mexicano el 16 de Junto de 1833 en la
hacienda de Corral, cerca de Córdoba (Veracruz). De
los pocos escritos conocidos del Dr. La Liave, men-
cionaremos los siguientes: Memorias del Ministerio de
Justicia, de los alios de 1823 y 1825: Discurso pa/i-id-
lico pronunciado el 16 de Septiembre de 1828 (Mexico,
imprenta del Aguila, dirigida por jose Ximeno, 1828);
Afemoria sobre ci Quei'za//o/o/l, géncro nuevo tie ares: dió
A esta ave el nombre genérico de F/zaromachrzis Maci-
nno, en memoria del naturalista Mocio (el trabajo, es-
crito en 1831, se publicó en el periódico El F/nix tie
la liber/ad, mirneros 206 y 207, de Julio de 1833); Re-
gisiro irimes/re 6 colección de Memorias de historia,
literatura, ciencias y artes, por una Sociedad de ii-
teratos, 1832 (el Dr. D. Nicolás Leon dice que esta
publicación la fundó y dirigiO el Dr. La Liave, y da no-
ticia de once escritos de éste publicados en el tot-no se-
gundo de dicha obra, y reimpresos en el apCudice al
periOd ico La IVaiuraleza); !Vovorzim vege/aiiilium ties-
criptiones. (In lucem j' rodeuni opera Paul/i de La L/az'e
ci Joannis Lexarza. Rezp. Mexic. Civ. Fasciculus I.
Quadraginia descripliones compieciens querzim iredecim
lotidem genera nova ex/zibeni. Mexici. 4p,-., d Il'fariinum
Rivera-n. Ann. Dom. M.D CCC. XXI V. Id. Fascic u/us
II.); reimpreso por la Sociedad Mexicana de Historia
Natural; Descripcidn de algunos lIquenes nuevos, Cádiz,
1820; Bus//eras (Formica me//igera), DescripciOn y cia-
sificaciOn de este género de hormigas: puede verse este
trabajo en el Diccioario mexicano de 1853-1856.
CONSULTAR: Sosa; Alamán, His/or/a de Mexico, to-
mo III, pigs. 64, 125 y 230; tomb IV, Pigs . 140 y
i4; Bustainante, C'uadro his/drico, tomo I, pig. 269;
846
J. M. Tornel, Reseñz ,lcMrica, pág. or; Dr. N. Ledn,
Bthlio/eca boidnico—mexicana, artIculo Liave; El Fénix
de la liliertad, periódico de Julio de 1833, ni1ms. 196,
199, 206)' 207.

FR. JOSÉ NICOLAS DE LARA.


Orador sagrado.

Nació en Mdrida el 5 de Diciembre del aflo de 1751;


SOS padres fueron don Julián de Lara y doi'ia Petrona
de Argáiz. Estudió humanidades y se graduó de Ba-
chiller en filosofia en el Colegio de Jesuitas de r'vld-
rida, y más tarde se dedicó a la teologla en el Semi-
nario de San Ildefonso, siendo su maestro el Dr. don
Pedro de Mora y Rocha. En x i de Junio de 1770 ob-
tuvo una beca mayor de oposición en el dicho Semi-
nario; en Noviembre de 1773 fud nombrado catedráti-
77
co de latini dad y en Junio de z de vIsperas de Teo.
logla. En el mismoafio de 1773 recibió de manos de don
Diego de Peredo las órderies del subdiaonado (en Sep..
tiembre) y del diacoriado (en Diciembre); luego se le
confirid el sacerdocio y obtuvo gran nümero de empleos
y dignidades: maestro de familiares en la casa del Obis-
po, teólogo consultor, secretario de cámara y gobierno,
juez de testamentos y capellanIas, visitador general de
Tabasco y Carmen, cura de Sacalum, y luego del Sa-
grario de la Catedral de Mdrida; por filtimo, desde 16
de abril de 1780, Rector del Seminario. Cuenta el Dr.
Justo Sierra, de cuyo extenso articulo publicado en el
Diccionario de historicz y greografia (Mexico, 1853-56)
tomamos estas noticias, que tuvo a la vista el informe
rendido por Lara de su visita a Tabasco, y lo juzga
con encomio. F{abla también de su gran rigidez moral,
que alguno llegó a liamar jansenismo. Fué después vi-
MEN -

4
sitador general del Petén; catedrático de prima de teo-
logIa; rector del colegio de San Pedro (desde Junio
de 1783); provisor, chantre y dignidad en la Catedral,
y finalmente arcediano, bajo el gobierno episcopal de
Fr. Luis de Piña y Mazo. El cual, a pesar de haberle,
como se ye, honrado grandemente, y escrito al Rev en
diversas ocasiones ponderando c la singular y extraordi-
naria literatura, conducta ejemplar, prudencia y celo-
del Padre Lara, le persiguió cruda v tenazmente a Ia
postre, sin que Se sepa bien por qué causa, quitándo-
le el rectorado, reduciCndolo a prisión V excornulgan-
do a toque general de campanas al alcalde Pastrana
por ser amigo y defensor del sacerdote caIdo en des-
gracia. Vino Cste a Mexico, donde predicó algunas
veces, siempre elocuentemente; y después de desagra-
viar püblicamente en la Catedral de Mérida al enojado
Obispo Piña v Mazo, profesó definitivamente en la Or-
den de San Agustin, cuyo háhito habIa vestido ya en el
noviciado de Chalma, el 3 de rnarzo de 1787. En sus
iltimos años se dedicó a la oratoria sagrada y desem-
peñó muchas comisiones honrosas. Murió el dIa 6 de
Enero de 18o8.
De sus sermones fueron célebres el que pronunció
en Mérida para desagraviar al obispo Piña y Mazo,
y el que compuso en honor de San Agustin, sobre el
cual improvisó un dominico estos vorsos:
Si el grande Agustin viviera
y ante éI Lara predicara,
dijera Agustin, de Lara,
lo que' Lara de él dijera.
Escribió, sègi'ln Beristáin, Alegaciones y Dejensas
jurIdicas, Devocionaric a San Agustin, (Mexico, 1789;
y reimpresoen x8ox); Elogio del Ads1oly Evangelista
San Juan, Pairono de los Escrilores de México (Méxi-
co, 1793); Devocionario a la Sangre de Jesucrisi'o (Me-
X1CO, 1794); y Las Rth5ricas del Misal Romano en z'erso
848
caslellano, y Ejerciclo fiat//ico en obsequio del San/Is irno
Noi,thre deJesz.s (ambas obras inéditas). El Dr. Sierra
afirma que los inanuscritos que, bajo el nombre de La..
ra, se pub! icaron en el Afuseo 1'zica/eco, más que suyos
parecen ser del Dr. Monreal.
CONSULTAR. Beristáin; Sosa; biografla por Justo
Sierra (padre) en el Diccionario mexicano de 1853-56;
Pi mentel, .iVoveljstas y aradores mexicanos, cap. VIII.

MIGUEL DE LARDIZABAL Y URIBE.


Politico.

No conocemos una biografia qtie dd idea completa


-de la vida de este famoso personaje. Se sabe que na-
do en 1744, pero no cuándo muriO. Como su hermano
Manuel, tuvo por lugar de nacimiento la hacienda de
San Juan del Molino (Tlaxcala). En Puebla fué alum-
no del Seminario Palafoxiano y en Mexico del Cokgio
de San ildefonso; paso a Espafla ci aflo de 1761, y en
la Universidad de Valladolid cursO, seg(in parece, teo-
logla y ambos derechos. Terminados sus estudios, no
se dedicO a la iglesia, sino a la politica; hacia 1785 fue
secretario de D. Ventura Caro en la ComisiOn encar-
gada de estudiar los lImites entre Espafia y Francia,
y después empleado en ministerios, hasta Ilegar a ofi-
cial prirnero. Desterrado de la Corte, por Godoy, en
1794, pasO la provincia de Guipiizcoa, de donde era
oriundo, y se encargó de Ia direcciOn del Seminario Pa-
triótico de la villa de Vergara. AllI se hallaba todavIa
en 18o8, y se dice que en Vitoria areng6 a Fernando VII,
al pasar dste camino de Bayona, tratarido de disuadirle,
respetuosamente, de su viaje. El rey no atendiO a tan
oportuno aviso, pero honrO a Lardizábal con uria plaza
en ci Consejo de Indias, en Madrid. Dc la capital espa-
849

ilola marchó, cuando Ia invadierori los franceses, a Ca-


diz, donde fué miembro de la Junta Central, como re-
presentante de Mexico, nombrado en 18o9. Alli tambjen
forinó parte del Consejo de Regencia, en 18io. Simpati-
zó poco con ]as Cortes, y, al declararse estas soberanas y
cesar Ia Regencia, se le confinó en Alicante. Desde allI
lanzó su farnoso Afanitiesto, por el cual se le llevó preso
A Cádiz, para ser juzgado en tribunal que designaron
las mismas Cortes: el fiscal pidió para él pena de
muerte, pel-o solamente se le condenó a destierro.
Partió Lardizábal a Inglaterra, v no volvió hasta
1813. Poco después de la supresión de las Cortes,
Fernando VII le hizo su ministro universal de Indias.
En este cargo hizo laudables ensayos en pro de la pa-
cificación de America, adoptando como método el de
halagar a los hijos de las colonias, concediendo exnpleos
y atendiendo peticiones. Extinguido el ministerio, ocu-
p6 una plaza de Consejero de Estado, pero al fin cayó
en desgracia (se dice que a causa de indiscreciones
sorprendidas en su correspondencia) y se le puso pri-
sionero en el castillo de Pamplona. Pronto logró que-
dar libre, y volvió £ encargarse de la dirección del
Seminario de Vergara. Debe de haber fallecido en
Guipüzcoa.
Sus escritos responden todos a algiin objeto politi-
co 6 práctico. l3eristáin enumera los siguientes: Ajoio-
eta tie los ago/es tie Navarra v los chzie/as tie Mallorca,
con una breve digresidn a los vaqueros tie Asturias (Ma-
drid, imprenta de Iharra, 1786); Aologfa del metodo
de estudios del Seminario deVei-gara (Vitoria, 18o6);
Az'iso imporiante y ui-genie d la nacidn espanola, relati-
vo a Cortes (Corufa, imprenta de Boltas, i8ii; reim-
presión en Madrid, por D. Francisco La Parte, 1815);
ilfanzjies/o que Jresentcz a la nacidn ci Consejero tie Es/a-
do D. Mig-uci tie Lardizdha/ y Uribe, uno tie los cinco
que comusieron ci Supre,no Consefo de Regencia tie Es-
28
850

paña / Indias, sobre Sn po/Ilica en la noc/ze dcl 24 dc


Sd'/icmbre de 1810 (Alicante, 18ix).
CONSULTA1: Beristáin; Osores; Arróniz; Sosa; Die-
cionario mexicano de 1853-56; Conde de Toreno, His-
loria del levanlamiento, guerra y revolucidn de Esjafla,
edición Rivadeneyra, pigs. 283, 289, 394, 395 y 396;
Mier, Ilis/oria de la revolneión de JVzieva España, I,
273; Bustamante, Tees s/Arias de .We'xico, III, 334:
Cuadro kis/órico, 1, 7i; Alamán, Ilistoria de Mexico, I,
308; III, 84, 85, 86, 113, 1 33; IV, 141, 143, 249, 358,
460 y 549; Joaquin Lorenzo Villanueva, Vida literaria,.
Londres, 1825, tomo I, 18, 189; II, 48 y 59.

JOSE NICOLAS LARRAGOITI.


Jurista.

D. José Nicolás FeliciarioLarragoiti, nacido en San


1
Miguel el Grande (de Guanajuato), fué alumno del
Colegio de San Ildefonso en Mexico; presbItero; abo-
gado del Ilustre y Real Colegio; doctor en ambos de-
rechos por Ia Universidad y catedrático en ella; de-
fensor de testamentos, capellanias y obras pias de la
curia; examinador siriodal del arzobispado; cura pro.
pietario del Sagrario, adjunto a la Catedral Metropo-
litana. Murió en la epidernia de 1813. Segän Osores,
sus funerales fueron un acontecimiento en Ia ciudad,
pues asistió la nobleza en su mayorIa y gran nümero
de pobres, con quienes se dice era extraord i nari amen-
te caritativo. Beristáin lo incluye entre los escritores
citando su Defensa de la jurisdicción eclesiástica del
Obispo de Michoacán, en el recurso de I uerza que in-
terpuso en la, Real Audiencia de la capital la Con-
gregación del Oratorio, de San Miguel el Grande
(Mexico, 1782).
CONSULTAR: I3eristáin; Osores.
85!

BRUNO Y JOSE RAFAEL LARRArAGA


Poetas.

Los hermanos Larranaga (Bruno Sabino 6 Francisco


v José Rafael) pertenecen más al siglo XVIII que al
XIX, aunque en éste viviet-on todavIa. Nacieron ambos
en la provincia de Zacatecas (Rafael en la ciudad ca p i-
tal v Bruno en el Real de Asientos), y estudiaron en
el Serninario de Durango. Bruno estudió también en
el Seminario de San Juan, de Guadalajara, y en el
Colegio de San Ildefonso, de Mexico; fué secretario
del Obispo Macarulla, de Nueva Vizcaya (Durango),j
tesorero mayordomo de la ciudad de Mexico por los
años de 1804. Murió en 1816. José Rafael vivió más
tiempo, pero ningurio de los conatos de biografIa re-
lativos a éi da la fecha de su muerte. Sobre ambos her-
manos es interesante consultar las Gacelas i/c li/era-
tzira de Aizate, donde se hallan Las crIticas de éste y
de Mocifio. Beristáin trae datos biográficos y opinio-
nes encomiásticas sobre ellos: su ejemplo haencontra-
do secuaces, numerosos si se con sidera el escaso valer
literario de los Larranaga.
Ambos Larranaga eran latinistas estudiosos. Bru-
no escribió La Am/rica socorrida en elgobierno del Vi-
rrey Conde de Gdivez (Mexico, 1786), egloga en latin,
con su traducción castellana por éE mismo, donde ha-
blan dos pastores: TItiro (el reino de Nueva Espana,
desolado por el hambre de 1785) y Melibeo (la capital,
que le comunica ]as providencias virreinales).
Tambiéri es de Bruno el Poema hero/co en celebridad
de la coloeación i/c la es/aizia colosal i/c bronce i/c nues-
tro catdlico monarca ci Sr. D. Carlos IV, Rey i/c Espa-
ña y E,nperador i/c las Indias (Mexico, 1804, imprenta
de Mariano de Ziifliga y Ontiveros; existe en La Bi-
852

blioteca Nacional, página 248 del catálogo de la Octa-


va division). Contiene un epigrama latino de Juan
Francisco de Azcárate en seis versos, con su traduc-
don en décima castellana; el j5arecer de Beristáin pa-
ra que se publicara el poema, La opiniOn del SIndico
Procurador General del Com(in de la Ciudad de Me-
xico, que lo era el ya citado Azcárate, larga de doce
páginas, y dos comunicaciones más, relativas a la pu-
biicaciOn del folleto. El poema viene at fin, en seis
páginas de pentáinetros latinos, con su traducciOn en
diez páginas de endecasIlabos castellanos.
En latin tiene expresiones bien sonantes, ya que no
n uevas:
Spes o fidissirna rerum;
Deliciae populum: Pacis venerabili Numen
Salve Augusturn, ingens: Orbis Rex Optime, Salve.
En castellano, a versificaciOn es bastante correcta;
no abunda en sinéresis, como Ia de los contemporá- -
neos, sino at contrario:
Sois en leales aras recibido..
Se conmovIa con solernne fiesta....
Para que yo la y ea se presenta....
Tiene, empero, algunos errores:
Desprendida de celestial esfera.... --

y aciertos fonéticos que bien podemos liamar incons-


cientes: 4Q
La pirpura marItima tiflera..

La expresión, en general, se arrastra pesadamente


y es poco poetica.
ProyectO Bruno componer una Marileida. I-labIa
de ser Un poema en elogio de Fr. Antonio Margil de
Jes(is, hecho con versos eutresacados de Virgilio,
—.--por to cual se liamarla tarnbién Ene'ida ajostdlicz,-
853
y traducido luego en versos castellanos. El prospecto
se publicó en 1788 (u 89?). Aizate lo criticó en su Ga-
ce/a de literatura (25 de Junio de 1789) en Un articulo
intitulado <Z3ando promulgado en el Monte Parnaso,
con ocasidn del prospecto publicado por D. Bruno
Francisco Larraflaga, y hallado entre varios papeles
venidos del otro mundo por el Barco de Acheronte.
El articulo es ingenioso y hace trizas el proyecto de
Ia Margileida. Siguieron dos artIculos en 1790, uno de
Mocino (bajo el seudónirno de Josep/z Veldzquez) y otro
de Aizate. Bruno Larrafiaga se defendió en una Ao-
logla JSor In Margileida y su firosfiecto (Mexico, impren-
ta de los Herederos de D. Joseph de Jáuregui, 1789;
existe en la Biblioteca Nacionat, página 253 del catá-
logo de la Octava division). Parece que las censuras
de Ia Gaceta lograron impedir Ia realizaciOn de Ia
Jfargilezda.
José Rafael escribió, segün Beristáin, una Demos-
/raciön evidente de los muchos y gravisimos defectos
que contiene la Tabla de Ecuaciones de las Epactas
del P. CristObal Clavio en su Tratado de COniputo, y
solicitO defenderla en acto p(iblico, escolástico, junta-
mente con otra obra suya, C'6nzpu/o eclesids/ico nueva-
men/c ilustrado y ex/endido. Los manuscrjtos existIan
en el Convento de Franciscanos de Churubusco. Hi-
zo también el Via—crucis en versa caste/lana (impren-
ta de Ontiveros, 1805). José Fernando Ramirez (At//-
clones d la Bib/lo/eca de Beris/din) agregO otra obra a
la hibliografIa de los Larranaga: un poema escrito por
ambos hermanos, con el tItulo de Rev//la Gzei/a No-
z' Ifisafl/n' I'ro—Rex Poema. está. en latin, en sete-
cientos cincuenta versos, traducidos en otros tantos
castellanos (Mexico, 17).
Pero la vIctima destinada a los hermanos Larranaga
era Virgilio;y si Bruno no terminO su centóri cristiano de
versos de la Eneida, en cambio José Rafael la empren-
dió con toda la obra del poeta mantuano. En vano Al-
854
zate arremetió contra La version de Ia Egloga VIII,
en su periódico Ohservaciones sabre itt fisica, Ills/aria
natural artes :2/i/es (1787): la traducción de Virgi-
ho apareciO Integra, en los años de 1787 a 1789, ilTk-
presa en la Oficina de los Herederos del Lic. D. Jo-
seph de Jáuregui, y forma cuatro tomos en 8.
La traducción de LarraIaga es La primera completa
de Virgihio en verso castellano; circunstancia que,
falta de ma yor mrito, ha sido ategada por sus pane-
giristas. (Otro mexicano anterior, Toxica, hizo una
traducciOn de Virgihio, no sabernos si integra, la cual
no llegO a imprimirse). Desde Beristáin, que encon-
traba estimable La labor de Larraaga y no tuvo repa-
to en ponerla at cotejo con [as versiones de Fray Luis
de León, del Brocense, de Cristóbal de Mesa y de
Gregorio Hernández de Velasco, ha sido tradicional
entre escritores mexicanos aplaudir esta traduccion;
Manuel de OlaguIbel Ilega a enorgullecerse de ella,
como mexicano; y el juicio de éste lo reproducen Pi-
mentet y Sosa.
La opiniOn de D. Marcehino Menéndez y Pelayo
(véanse sus notas sobre traductores de Virgilio, al
frente de la versiOn de la Eneidct, hecha por Miguel
Antonio Caro y publicada pot La Bib/ia teca Cidsica ma-
tritense, v además la An1oloç'la de floe/as hzspano-ame-
ricanos" es hien diversa. 'La manera prosaica de
Iriarte,—dice en la ültirna obra citada,—tuvo discIpu-
lo fervoroso en el latinista D. Rafael Larraaga, au-
tor de una menos que mediana traducciOn de Virgilio,
que hace buena la que de los cuatro primeros libros de
la Eneida habIa publicado el fabulista de Canarias.
En efecto, la versificaciOn de Larrahaga es por todo
extremo incorrecta y La expresiOn corre siempre a tan
bajo iiivel, que no podrIa entresacarse un solo pasaje
calificable de verdaderamente podtico. iCuánta indus-
tria desperdiciada en tan larga empresal
Vayan, sin embargo, muestras escogidas al azar:

4
855
—Titiro, tñ a la sornbra recostado
de la extendida encina verde y fresca,
cantas alegre rtsticas canciones
de tu humildè zampoiia a la ca&ncia;
mas nosotros dejamos los confines
y amados campos de Ia patria nuestra:
nosotros de ella vamos desterrados;
ti, ocioso, TItiro. en la sombra fresca,
enseñas a )as selvas que resuenen
A tu hermosa Amarilis en cadencias.
--!Oh Melibeo! Sabrás que Dios me ha dado
esta quietud por su piedad suprema;
y por tan grande beneficio siempre
justo será. que por mi Dios lo tenga;
y que se vean sus aras muchas veces
de mis corderos con la sangre Ilenas.
Porque éI ha hecho (como estas mirando)
se apacienten seguras mis ovejas;
A et, finalmente, deho que a mi gusto
descanse y cante con mi agreste avena.
—No te envidio, por mas que me he admirado
al ver de turbación liena la tierra.
Si n6, mIrame a ml, que aun tan enfermo
lievo mis cabras, y ahora cargo apenas
ésta, que asi pariendo dos hijuelos
entre esos avellanos, me los deja
en una pefia sin abrigo ioh tristel
que del aumento Ia esperanza eran.
Pero este daflo, si el entendimiento
no fuera necio, conocer pudiera
viendo del rayo heridas las encinas,
y viendo lo predice la corneja
desde el cóncavo roble, muchas veces,
dando prenuncios con su voz funesta..
(Egloga I).

De aqul ioh Mecenasl tomaré principio


A referir lo que en las sementeraS
856

alegre 'v fertilice los sembrados;


en qué signo convenga arar la tierra;
cómo Se han de juntar vides con olmos;
qué cuidado a los bueyes les convenga;
cuál sea el esmero del menor ganado
y de parcas abejas la experiericia ......
(Gerd,gicczs, I).
Coma pen saste tan secretamente
de mi tierra apartarte y de mi casa?
iY ni el amor que te he tenido, ingrato,
ni mi mano ofrecida y mi palabra
te podrán detener? Ni ver a. Dido
que una muerte cruelisima le amaga?
No y es también, oh cruel, que en el invierno
quieres echar al agua tus armadas
y en medio de aquilones te apresuras
a. entregarte a. mar alto con tal ansia?....

Huésped sólo te Ilamo; que de esposo


aun resta que me cumplas la palabra.
Mas cpor qué me detengo en darme muerte?
Espero acaso ver que mis murallas
mi hermano PigmaliOn crudo destruya?
W mirarme cautiva del cruel Yarbas?
0 por lo menos, si antes de tu fuga
siquiera un hijo tuvo me quedara;
Si Ufl pequeñuelo Eneas por mi consuelo
viera jugando en medio de ml sala,
y que éste, no en lo cruel Y lo perjurO,
si en el rostro, y no más. te semejara,
ni enganada del todo me crevera
ni me juzgara tan desamparada..
(Encida, IV).

CONSULTAR: Gaze/a ut li/cra/ura, de Alzate (1788 &


1795); Beristáin; Osores; l3ustamante, Cuadra hisidri-
857
o, I, sor; Diccionaria mexicano, 1853-56; José Fernan-
do Ramirez, Adziones a 1(1 Biblio1eci i/c .Beristdin; P1-
mentel, His/oria tie la ftoesia en Jfe'xico. cap. X; Ma-
nuel de Olagulbel, hiograf ía de J. R. Larrafaga, err
jjonthres i/uslrcs mexicanos, E. L. Gallo, editor; Sosa,.
Mexicanos dis/inguidos.

JOSE IGNACIO LARRAAGA.


Orador sagrado.

Sobrino de Bruno y Jose Rafael Larrañaga, nacido


en Fresnillo (Zacatecas). Doctor en teologfa y pres-
bItero. Fué catedrático de artes y luego de teologIa en
el Colegio de San Ildefonso, de Mexico, donde babía
sido alumno, y autor de un Elogio de la Virgen de
Guadalupe pronunciado en la fiesta anual de su cole-
giata el aflo de 1794 (irnpreso, segin Beristáin, err
1796).
CONSULTAR: Beristáin; Osores.

JOSE DIONISIO LARREATEGUI.


B otánic o.

Solo sabemos de él que fué medico, v, va siéndolo


estudi6 botánica con D. Vicente Cervantes. Public6
una Respuesla aJ5oloK//ica sobre la castilloa elástica en
Ia Gaze/a de li/era/nra, de Alzate ( 5 de Noviernbre de
1794 y 30 de Enero de 1795) y, en folleto, sin ao ni
pie de imprenta, con el tItulo de Descripcioes do p/an-
tas, el discurso que pronunciO el 19 de Junjo e 1795,
en la apertura del estudio de botánica dirigido por
858
Cervantes: este discurso fué traducido al frances por
M. Lescalier y publicado en Paris en 180 con el ti.
tulo de Description botanique du CYz iranlhodt'ndron, ar-
bre dii Wexique nouvellement connis et rcmarquable ar
son aspect ci sa beaulé, par ser ésta Ia planta que servIa
a Larreátegui para dar en su discurso un ejemplo de
descripcIón cientIuica. SegCin Beristáin, la Respucsta
sabre la castilboa, aunque suscrita par Larreátegui, era
obra del Dr. Luis Montafia.
CONSULTAR: Beristáiu; Nicolás Leon, Bih/ioicca Bo.
idn.i-o- ifexica ,z a.

JUAN JOSE LEJARZA.


B otánico.

Nació Juan José Martinez de Lejarza en Valladolid


de Michoacán en 1785; allI empezO sus estudios, y en
1797 vino a Mexico y entrO al Colegio de MinerIa,
donde cursO fisica, matemá.ticas y dibujo: se cita el
hecho de que en uno de sus exámenes le interrQgO
Humboldt. Después de breve plaza, durante el cual be
hicieron regresar a su tierra natal los cuidados domes-
ticos y se alistO en Ia milicia provincial, cuarido con-
taba veinte aflos, continuó sus estudios. Pablo de La
Liave habla de algün amigo (el cual pudo muy bien
ser él mismo) que instruyO entonces a Lejarza en la
botánica, y dice cOmo gustaba de las ciencias natura-
les, excepción hecha de la minerabogIa, por la cual sen-
tIa instintiva repugnancia. FormO la estadIstica de
Michoacán y parte de la carta geográfica de la misma
provincia. Tres veces fué elector popular; foe taqbién
regidor y septenviro del Colegio Provincial y a! fin I ué
ilamado at Tribunal Supremo. Intervino en la politica
de la Repüblica afiliado al partido liberal. EstudiO
859

principalmente cuestiones de hotánica; hizo una clasifi-


cación de Las orquIdeas I undada en la semilla y el polen.
Exp!oró los airededores de Morelia (San Miguel del
Monte, Jesus del Monte, Santa Maria de los Altos,
Tzitzio, Hacienda del Rincón, Quinceo é Irapeo) y
algunas poblaciones de Ia comarca (Acámbaro, Aquit-
zio, Undameo, Guandacareo, Turicato, Ario y Para-
cho), recogiendo ejemplares para sus colecciones. Fa-
lleció el 29 de Septiembre de 1824 las ocho y media
de la noche. Pablo de La Liave, en memoria de su
amigo, puso a una planta de la familia de las bombá-
ceas el nombre de Lejarza Tune/iris.
Escribió: un itinerario militar, aprobado por el Con-
sejo Supremo de Guerra, siendo aün lugarteniènte
elegido por el Colegio de su Prefectura; ', en compa-
fifa de Pablo de la Liave, una .ZVozorurn vegeta/'iliurn
descri.piiones (Fasciculi I ci II, quadraginia ci sexagin-
Ia descrip/zones compieciens, q ziarum iredecirn Io/ide,n ge-
nera nova exhibeni. Mexici, 1824-25. Apud Martinuin
Riveram. Existe en la Biblioteca Nacional, segundo
suplemento, página 277. Reimprimióla en 1881 la So-
ciedad mexicana de Historia Natural).
En 1827, imprimióle Rivera un tomo de poeslas. No
fud tan afortunado en ésto como en sus investigacio-
nes cientIficas. El tomito, despuis de unas citas de
Ovidio y de Boileau, empieza por una serie de ana-
creónticas heptasilábicas donde el improvisado bardo,
entre invocaciones del Divino Ilomero, ci i/rico de
7'heos, Ovidio, Arriaza v Meléndez, celebra con su po-
lire lira a Süchii la indita,
que a recoger verdura
viene de madrugada.
Tienen, al pronto, estas coplillas la facilidad que el
mismO metro parece riaturalmente prestarles, autique
haya heptasIlabos que ni a duras penas lo son, como
ste:
86o
Pasedbame distra Ida
no lejos de una fuete.
InIciase después una sección de Oda's donde ensaya
con igual suerte, el metro de silva, combinando, segi'in
era el uso bizarro, los sImbolos de la mitologla pagana
con los nombre de Valladolid, Michoactn y demás.
En la ImiIacIön del P. Gonzalez es curioso citar to-
do el trozo primero, siquiera para que se yea la clase
de müsica de que sabIan gustar las Lauras michoa-
canas:

Pulsaba Laura hermosa


cierta noche las teclas de su piano,
cuando en su blanca mano,
die na émula del lirio v de la rosa,
que con varia expresión tierna y vehemente
modulaba a Beethoven dulcemente,
envidioso se atreve
a clavar su aguijón Un mosco aleve..

En las Leirillas tiene momentos algo felices, aun-


que fugacisimos:

Los que buscaren


finos amores,
en mi cestillo
escojan fibres..
Liorad, ojos, pues que osados,
sin calcular nuestro riesgo,
hasta el cielo de Corina
os eleváis indiscretos..

El Soneto A la Aurora en Zinaicuaro es curioso


aun por lo confuso:

No con paso tranquilo y perezoso


unzas tu carro, refulgente aurora;
861
deja las perlas y las rosas hora
y en blandos suefios al helado esposo.
Hoy 110 visites a Memnón quejoso
ni aguardes a la estrella precursora,
que vino el dIa, que ha Ilegado la hora
de ver sus luces en mi dueho hermoso.
Ni del imperio que Agustin levanta
el falso resplandor ya te detenga,
que en Michoacán verás Ia lIbertad....
Ya me obedece: el gallo también canta.
vengan mis armas, mi caballo venga:
sal pronto, oh sol, que corro a mi beldad.

El tomo, en conjunto y en detalle, tiene escasisirno


valor.
CONSULTAR: Sosa; Nicolás Leon, Bibliofeca Ba/din-
co-mexicana; Biograf ía escrita por Pablo de Ia Liave,
en latin, trad. al castellano por Careaga.

JOSE ANTONIO LEMA Y CASAS


Orador sagrado.

Nacido en Valladolid de Michoacán; en Mxico fué


aluznno de Jos Colegios de San Ildefonso (hacia 1751)
y del Cristo; se graduO de doctor en Ia Universidad,
y tuvo aiR el cargo de bibliotecario fué capellán ysa-
cristán mayor del Convento de religiosas de San Lo-
renzo, canOnigo y secretario de la Colegiata de Gua-
dalupe, y por i'iltimo prehendado de la Catedral de
Puebla. PublicO un Elogio de la Virgen de Guadalu-
pe, pronunciado en la fiesta de su santuario, el 12 de
Diciembre de z8oi (Mxjco, imprenta Jáuregui, 1802).
CONSULTAR; Beristain; Osores.
862

ANTONIO LEON GAMA


Matemático.

Antonio León Gama, uno de Los más distinguidos


hombres de ciencia que produo Méxicc en el siglo
XVIII, vivió hasta el segundo aflo del siglo XIX. Ha-
bla nacido en 1735 y sido alumno del Colegio de Sari
Ildefonso; su padre, Gabriel Leon Gama, fud aboga-
do notable, y, segin parece, descendiente de la fami-
ha portuguesa a que perteneció Vasco de Gama. An-
tonio LeOn hizo por si sOlo extensIsimos estudios den-
tIficos; pero comenzd tarde a publicar sus trabajos,
y sus biOgrafos dicen que nunca llegO a ocupar la
posiciOn de que fu g merecedor. Durante cuarenta años
fud ouicial mayor de la Real Audiencia de Mexico; ci
Virrey Manuel Antonio Flores le estimO no pocq, y lo
mismo se dice del segundo \T irrey Conde de Revillagi-
gedo: ambos le encomendaron trabajos cientIficos. Fué
grande amigo de Joaquin Velázquez de León, quien l&
propuso al Colegio de MinerIa para catedrático de me-
c.nica, aerometrIa y pirotdcnica: el nornbramiento na
se conflrmó, probablemente porque antes de la aper-
tura del instituto muriO Velázquez de LeOn. Sin brillo
exterior, y , a ho que parece, con poca holgura perso-
nal, continuO su vida hasta 1802, af'io en que muriO,
a 12 de Septiembre: se he enterrO en ha Iglesia de ha
Profesa.
LeOn Gama cultivO relaciones con algunos hombres
de ciencia europeos, tales corno Lalande, el capitán
Malaspina y el abate De la Chappe. Se le atribuye ha- -c
ber determinado, con exactitud no alcanzada antes, ha
latitud de Mexico. PublicO algunos calendarios, con
observaciones astronOmicas personales: escribiO los
niuneros 16 6. 2o de la Gazeta (1784), y colaboró des-
863
pués en ella: uno de los trabajos que dió al peri6dico
fué la lmpugnación sobre un pretendido hallazgo de-
la cuadfatura del cIrculo. 1-lizo imprimir, en folletos v
libros, estudios sobre el eclipse de so] de 24 de Junlo
de 1778 (Mexico, imprenta de Ontiveros, 1778); .obre
el uso medicinal de las lagartijas de Guatemala con-
tra el cancer (Mexico, 1782), cuestión en que intervi-
nieron el medico chiapaneco y catedrático de la Uni-
versidad de Guatemala Dr. José Flores, el valenciano
Manuel Moreno, primer director anatómico del Hospi-
tal Real de Mexico, v el mexicano José Vicente Gar-
cia Vega; sobre las auroras boreales, con motivo de la
que se observó en Mexico el 14 de Noviembre de 1789;
sobre las piedras que se encontraron en la plaza prin-
cipal de Mexico el ao de 1790 (1792): excelente di-
sertaciOn, reimpresa por Bustamante en 1832, s' antes-
traducida al italiano y publicada en Roma en 1804, en
la imprenta de Salomoni, bajo el titulo de Saggio
deIl'astronomia, cronologia e rn ziologia ileffli a nlic/:i ,,,e-
ssicani; sobre el cómputo de los siglos 0800); y nue-
vamente sobre las piedras de la plaza de Mexico
(1802). Se dice que dejó manuscritos estudios exten-
SOS sobre la Cronologla y la Numérica y Gnomónica
de los antiguos mexicanos, un tratado de Perspectiva
práctica y una Historia Guadalupana, relación de no-
ticias sobre la Virgen de Guadalupe.
CONSULTAR: l3eristáin; Osores; Arróniz; Sosa; Dic-
cionario mexicano de 1853-56; Humboldt, Ensayo o-
iftico ,s-o6re el Reino de la Xueva Espana, trad. cast. de
Gonzalez Arnao, Paris, 1822, tomo I, 174, 238.

JOSE LEZAMA
Escritor religioso.
Nació en el Obispado de Puebla y estudió en los
Colegios de San Gregorio y San Ignacio. Obtuvo en
864
la Universidad de Mexico el grado. mayor de teolo.
•gia, y era hacia 1816. segün dice Beristáin, catedrá.-
tico y Rector del Colegio de Puebla.
Con motivo de la guerra de independencia escribió
Ex/,ortacidn a la Paz (Mexico, imprenta de Ontive-
ros, 1811).

MARIA DOLORES LOPEZ


Poetisa.

Dama residente en Tehuacán, que concurrió al cer-


tamen en honor de La estatua de Carlos IV. La oda
con que entró al concurso aparece en los cantos d /ZS
musas mexicanas (1804) y la reprodujo D. José Maria
Vigil en la antologIa de Poetisas mexicanas (1893).

MANUEL LOPEZ BUENO


Periodi sta.

Veracruzano; en su ciudad natal publicó el Jornal


dc Ve racruz durante algunos meses del ao de 1805.
CONSULTAR: Beristáin; José Toribio Medina, La im-
renta en Veracruz.

ANTONIO LOPEZ MATOSO.


Escritor politico.

El Lic. D. Ignacio Antonio Lopez Matoso nació en


Mexico; fuC'alumno del Colegio de San Ildefonso; por
la Uiiiversidad, bachiller en filosof ía y licenciado en
865

derecho; abogado y relator de Ia Audiencia. Simpati-


z6 con la insurreccidn, estuvo complicado en la cons-
piración de Abril de 1811 y se le tuvo prisionero en
Ulila hasta 1821. Al consumarse la independencia,
volvió a ser relator de lo Civil; pero murió poco des-
pués, cuando iba a. ocupar su riuevo puesto de juez de
letras en Veracruz. Seg(in Berista.in, reforrnó los Es-
tatutos del Colegio de Abogados de Mexico (edi-
ción en i8o8, imprenta de Ontiveros); publicó una
Exkortacidn a. los habitantes de Mexico sobre la im-
portancia de la unión entre españoles europeos y
americanos (Mexico, imprenta de Arizpe, i8io), una
traducción del Discurso de D'Aguesseau sobre la dig-
nidad de los abogados (Mdxico, 1812), y unas Ins/i-
Iziciones sobre derecho J'zMlico, extractos de las obras
del mismo D'Aguesseau (Mexico, Ontiveros, 1813).
CONSULTAR: Beristáin (en Ia M); Osores; Manuel
Cruz ado, Bib liogr afla jurldica m exica na; Marlirologio
de aunos do los primeros inszirgcn/es. .., 18 1 4, P ig. 5.

josE MARIANO LOPEZ TORRES.


Orador sagrado.

PresbItero del Obispado de Michoacán. Publicó,


segin Beristáin, un Sermon j5aneglrico-moral sobre la
Virgen de Guadalupe (Mexico, imprenta de Arizpe,
i 8 x o).

josE MARIA MADARIAGA.


Poeta.
Versificador mediano y fecundo; escribe multitud
de versos en ocasiones solemnes, religiosas v polIti-
cas. Publicó muchos himnos a. favor de los realistas
29
866
en la guerra de independencia, especialmente en El
j To/icjoso General. Firmaba I. M. Af. y Dania Garay
(véase, por ejemplo, Diana de Mexico, jo de Agosto
de i8io).

MARIANO IGNACIO MADRAZO.


Poeta.

No hay de él noticias biograficas. En el Diana de


Mexico, con fecha 7 de Octubre de i8o6, y bajo el
anagrama de iVoriama Giciona Jiazorda, publica el
siguiente agradable Soneto d una mujer que Jwe l aft/au-
dida y celebrada por Jiermosa, y se vela despreciada or
sen vie')Lz:

Flora es aquella cuya edad luciente


alma fué del abril, copia del cielo,
cuvo dorado, cuyo hermoso pelo
equivocó las luces del oriente.
Fueros impuso a amor, que blandamente
introdujo en el pecho más de hielo1
y, casi libre del comiin recelo,
creyó que su beldad no era accidente.
Ya de todos se rnira despreciada,
siendo horror, siendo enfado a los sentidos,
a quien avisa, en vez de hacer engaflos.
Ni aun por su edad, de nadie es venerada;
con que nos muestra que ailos divertidos
en la cuenta del tiempo no son aflos.
867

JUAN LUIS MANEIRO.


Bi6grafo.

Nacido en Veracruz a 22 de Febrero de 1744. Fué


alumno, con heca, del Colegio de San Ildefonso en
Mxico; y antes de cumplir quince años entró de je-
suita, en el Convento de Tepozotlán. Marchó a Italia
en 1767, al ser desterrada La CompaflIa de Jesus. Lo-
gró volver solo a Mexico, en 1799, y vivió aquI, ais
lado, unos tres aos. Murió el 16 de Noviembre de
1802, V se le enterró en el Convento carmelita de San
Sebastian.
Seg(in Beristáin, dejó manuscritos una Vida de la
Virgen, en latIn, é inscripciones y epigramas en me-
mona del Obispo Biempica, de Puebla; puhlicó un
Elogio de Antonio León Gania y una Relación de las
exequias del Arzobispo Náflez de Haro, de Mexico
(Mexico, 1802). En Italia tradujó al latin la célebre
y discutida obra del jesuita chileno Lacunza, La Ve-
nida del Meslas en gloria y majeslad, publicada en cas-
tellano con el nombre de Josafat Ben—Ezra: la traduc-
ción latina corrió manuscrita por Europa (v. Menen-
dez y Pelavo, Hisloria de los helerodoxos espanolcs,
tomo II, páginas 409 a 412). Publicó durante su des-
tierro (Bolonia, e.. ly. Lcelii d VulpeJ tres obras bio-
graficas, en latin: Dc vi/is aliquot mexicanorum alio-
rum que qui sive vir lu/c sive litters Mexici in j5nimis Yb-
rzeerunt, tres tomos, 1791 (obra que ha servido de
fuente principal para la biografla de los jesuItas me-
xicanos); Dc vita Antonli Loj5ezii Porlilli (1791); Dc
vita Petri Mali cacerdotis mexicani (1795). Las tres
existen en la Biblioteca Nacional de Mexico (páginas
156, 299 y 499 del catalogo de la Novena division);
allI se halla tambien (pagina 262 del catálogo de la
868
-:
'..jctava uivj s unj el IilaziuL1 JLLI UI ULJ
inédita, aunque no importante, de Maneiro: un cua-
demo que contiene nueve cornposiciones poéticas en
castellano, alusivas algunas a la expulsión de los je-
suItas y a su permaneflcia en Italia; varias parecen
escritas desde 1767. Las composiciones son menos
que medianas; la mejor versificada es la que se titula
Soli/oqulos de una pastora.
Sonoros ruiseñores
no cantaban amores,
no bulliciosa erraba
v, cual suele, Ilamaba
la, tórtola afligida
sri consorte perdida.
Jilgueros, cardenales,
tantas veces testigos de mis males
!qué en aquel dia os hicisteis?
0 volasteis de horror 6 enmudecisteis..
Alcé por un inomento
mis morihundos ojos, y al contento
de ver aquel mi firto
Euralio, tntos ai'ios peregrino,
el alma coninovida
A mi sér restituida,
mutuos tiernos abrazos
pedI, salté, desfallecI en sus brazos..
El manuscrito no parece autógrafo, pues abunda
en faltas de ortograf ía y no tiene correcciorles.
En una continuación manuscrita que puso José Ma-
ria Lafragua a El rarnaso Mexicano (Mexico, 1855)
y que xiste en la Biblioteca Nacional (página 258 del
catálogo de la Octava division), se encuentra una de
esas composiciones de Maneiro: décimas al enviar un
i-etrato suyo a sus hermanas, en 1790; son menos que
cnedianas. Esto indica que ]as poesias de Maneiro
&ran conocidas, si no es que se hablan publicaclo.
869

CONSTJLTAR: Beristáin; Osores; Sosa; Juan N. Ro-


driguez de San Miguel, La RcjzThlica iWexicana en
1646 (aparece alli, junto con una hiografla de Manei-
ro, un retrato suvo litogratlado); Bustamante, Tres
siglo S de Jféxico, tomo III, 4.

FRANCISCO MANIAU Y
TORQUEMADA.
CrItico Iiterario.

Hijo del sevillano Francisco Maniau Ortega, Con-


tador general de la Renta del Tahaco en Mexico; na-
ció probablemente en Jalapa, donde nacieron sus her-
manos José Nicolás v Joaquin, y se graduó de doctor,
no sabemos en qué facultad, en Ia Universidad de Me-
xico.
Figuró como censor en el jurado del certamen de
sainetes abierto en 18o6, y formuló su juicio, desfavo-
rable a la dnica pieza presentada en el primer plazo
del certamen, juicio al que se conformaron los otros
dos censores del jurado y que se publicó en el Diana
de Mexico desde 26 de Abril hasta 6 de Mayo de 18o6.
Ofrece interés extractar algunos conceptos de este
extenso juicio, por los cuales se obtendrá alguna no-
ción de las ideas crIticas entonces reinantes en Méxi-
co. Los principios generales en que funda su crItica
el Dr. Maniau son los que se tenIan por aristotélicos,
apoyados por los franceses del siglo XVII, pero al co-
menzar parece advertirse un eco de las ideas de Dide-
rot en cuestión de teatro:
La comedia se ha tenido generalmente por un dra-
ma que, divirtiendo al hombre, trata de reformarlo por
medio de la burla. Esta deflnición le convino bien
870

mientras ella se mantuvo sujeta en aquelloS lIrnites; pe-


ro después que, con suma ventaja del teatro y de los
hombres, no sólo se ha empleado en ahuyentar el vicio,
las preocupaciones y extravagancias, sino también en
enseflar la virtud con preceptos, documentos y ejem.
pbs; cuando ella ha procurado infundiren los asisten-
tes el arnor conyugal, el amor recIproco de padres
hijos, La humanidad, el espiritu pcihlico, v otras virtu-
des apacibles, que no tocan en la esfera de Jo trágico:
Ia comedia se ha hecho ya un drama más universal, al
cual correspondla dat una definición más extensa, y no
tan limitada como la que le aplican com(inmente los au-
tores: con especialidad si se ha de aprobar la opinión
de los dramáticos de nuestro tiempo, que, apartándo-
se del dictamen de algunos antiguos, aprueban Los
dramas mixtos conocidos par el nombre de traj,ricome
dias.
Entretanto que la comedia ha tornado esta nueva
extension, 6 más bien, que se ha creado un nuevo gé-
nero desconocido de la antiguedad, el sainele, en/remés
6 pelijieza se ha apropiado todos los derechos y carac-
teres de Ia comedia primitiva, y ha quedado sujeto a
sus leves con el ma y or rigor. A 61 pertenece jnica-
mente desterrar el vicio v las extravagancias humanas,
y a este fin no le es permitido usar de otras armas que
]as de la sátira y el ridiculo. El convencimiento, la ex-
citación de los afectos, todo aquello, en fin, que toca
A la razOn, imaginación 6 al corazón de un modo gra-
ve y circurispecto, aunque muy Atil en otra clase de
piezas, en el sainete está enterarnente fuera de su lu-
gar, como que no pueden contribuir semejantes ideas
a excitar la nsa, formando la burla del vicio que se
pretende exterminar..
Considerado bajo de este aspecto el sainete que se
exarnina, se advierte prontamente que él se ha apropia-
do sin razón el titulo de tat: todo en él es grave v serio.
Comencemos par el tItulo: Al mayor liber/inale Ia
871

dencia corl'a €1 2"lcio. Dejemos a un lado la redundancia


de este tema, en el cual es initil una de las dos pala-
bras /j/'rtinaje, icio; pues Si buhiesen de subsistir
ambas, resultaria el extravagante sentido de que la
prudenCia, sin destruir el libertinaje en su totalidad,
solo Ia corta en aquella parte que puede Ilaniarse vicio
6 exceso, como si todo él no lo fuera. Lo que nos im-
porta observar es, atendida no la expresiOn sino el
concePtO que encierra, que el eje 6 fundamento de to-
da la pieza, v el objeto a. que se dirige, es reformar
par medio de la prudencia un desorden que corria sin
freno: es establecer una verlad moral que, dehiendo
reformar una de las princi pales partes de las operacio-
nes de la vida, exige en el ánimo tanta atención y cir-
cunspecciOn para aprovecharla cuanta es su misma
gravedad é importancia, excluyendo por tanto las gra-
cias y donaire del ridIculo, que harlan con ella una
r compai'ila deforme v viciosa.
'El desempeflo de la misma pieza esta. demostrando
que no era fácil ni decente hacerlo de otra manera.
Consiguiente el autor en seguir la gravedad de su te-
ma, discurre hasta el término del drama par lances
que, unidos a. la acciOn principal, no pueden excitar
la complacencia y la nsa. Un hombre fluctuando entre
sus amores v sus insoportables deudas, lamentando
sus pasadas disipaciones y extrema pobreza, oprimido
de las importunas pedidas de una mujer inconsiderada
A quien adora; dsta arrebatada de sus vanos deseos,
entrando en empefios que no puede sostener, reconve-
nida tenazmente de los acreedores, insultada de una
criada, escarmentada de los excesos a que la ha Ileva-
do su extraviada conducta, reformada al fin, como su
amante, cuando uno v otro no encuentran va salida a.
sus desgracias: todos estos objetos, muy lejos de con-
tribuir a. la nsa, mueven directa v alternativaniente el
desprecio, la lástima, Ia ira, y par jltimo, aquel dulce
contento que causa La vista de una reforma inespe-
rada.
872
cPor eso el referido asunto era más propio de una
comedia, v le convendrIa más justamente este tItulo.
Su idea, en efecto, es noble 6 importante; la acciOn toda
es una pintura muy verdadera y natural de Jo que pa-
sa diariamente. Un hombre v una mujer que, deján-
dose ilevar inconsideradamente de sus deseos, tocan
aquel punto en que el retroceso es inevitable y la re-
forma necesaria. Nada es más cierto que el que el
hombre forma con sus mismas pasiones unas cadenas
indisolubles y que el ünico medio de salk de ellas en
estos casos es recurrir al orden de que se habIa des-
viado. Presentar esta verdad personificada, por decir-
Jo asi, en los sujetos convenientes, es dar una Ieccidn
la más jtiE para el gobierno de la vida, es hacer visi-
ble a todos el grave daño que causa por si mismo el
vicio y escarmentar a todos los que Se hallan en ese
infeliz estado, hablando a la conciencia de cada uno
de un modo expresivo y elocuente....
Mas corno tratando de calificar una pieza drama-
tica no se debe fijar solamente Ia atención en su men-
to moral, el cual aun suele ser muy pequeflo par parte
de la invenciófl, si se atiende a que los hombres rudos
y libertinos conservan cierto fondo de rectitud, pasa-
remos a observar aquella composición en su conformi-
dad con las reglas del arte y de la naturaleza. Des-
de luego se presenta que la accidn no es simple v
una....
cEs muy posihie que se tenga por rigurosa esta cen-
sura; pero este rigor lo es del arte y no del censor...
El arte da por defectuosos todos aquellos dramas en
que las peripecias que se admitan, v de consiguiente
los personajes, no dependan de uno solo, no influya
una mutacidn en las demás, y sobre todo si ellas no
concurren en Un mismo punto 5mb en diversos tiem-
pbs.
cHemos venido a caer insensiblemente a una de las
materias más esenciales del drama, a saber, el uso del
873
tiempo, y, para proceder con orden, estableceremos
por Jo respectivo a nuestro sainete una triple división:
T'? , tiernpo de in material representación del drama;
2,
tiempo de in acción del drama; 39, tiempo supuesto por
el drama. El primero será de dos horas, 6 poco más;
el segundo de diez; el tercero de veinte y cuatro 6
veinte v seis .
'La faita de personajes se echará de ver mejor ha-
blando, como vamos a hacerlo, de las impropiedades,
inverosimilitudes 6 inconsecuencias de que abunda es-
ta pieza. Comencemos por los monologos 6 soliloquios,
que, en mi opinion, fundada como se va a ver, es uno
de Jos mayores defectos del poeta. Se puede decir que
el pensamiento es el lenguaje del hombre consigo mis-
mo, y que las voces 6 palabras son el lenguaje del
hombre con los demás. Puesto el hombre en soledad,
piensa, discurre, inedita, y pondrá tatnbidn en acciOu
todos sus afectos; pero no usará de los signos que los
representan, esto es, de las palabras, hasta no verse
en la necesidad de dar a algán otro parte de sus sen-
timientos 6 ideas. Ernpleará alguna vez las exciama-
ciones d impreCaciofleS; pero ellas serán unas erupciO-
nes rápidas de las agitaciones interiores que lo con-
mueven, para reducirlo prontamente al silencio. En sus
aprOst roles a los seres inanimados procede con La mis-
ma celeridad, y, si se detiene largo tiempo en el uso
de la expresiOn, es suponiendo otro sdr diferente que
lo escucha, tal como la suerte, el hado, el destino, la
fortuina, que se presentan a su imaginaciOn cot-no per-
sonificados, 6 bien Dios, Los espiritus invisibles, los
santos, los genios 6 demonios.. . .
En el iJ'fartirologio de algunos de los jrimeros insurgen-
les que publicó Bustamante extractándoio de apun-
tes de la Junta de Seguridad (1841) se dice de D.
Francisco iianiau: K Fu6 denunciado por haber profe-
rido en el teatro que en Oaxaca se pasó por las armas
al Excmo. Sr. Saravia, a. Régules y Bonavia por sal-
874
Aar Morelos un piquito que tenla pendiente con el
Exrno. Señor \T irrey, de resultas de lo que por su or-
'den se ejecutó con Bravo v dos corn pañeros. Su expo-
sición Ilevaha el espiritu, seg(rn se pintaba, de mur-
murar las disposiciones justas del gobierno v manifestar
una excesiva compasión hacia aquellos infarnes cabe-
cillas q ne a5n no pagaron con ]as vidas sus atroces
delitos; pero, no hahiéndosepodido justificar sufcien-
temente, se mandaron archivar las actuaciones, de con-
formidad con el pedirnento fiscal.'
En iBoS, el Dr. Maniau quiso fundar un sernanario
dedicado principalmente a estudios históricos, pero la
-rnala voluntad de Juan López Cancelada hizo fracasar
el provecto. 4
JOAQUIN MANIAU Y TORQUEMADA
Politico.

Jalapeno; hermano de Francisco y José Nicolás Ma.


niau; sucedió a su padre, D. Francisco Maniau Orte-
ga, corno contador general de la Renta del Tabaco;
1 ud tarnbién cornisario ordenador de los Reales Ejér-
citos. Colaboró con D. Fabian Fonseca y D. Carlos
de Urrutia en la vasta obra sobre ci regimen econó-
mico de La colonia, ordenada por el segundo virrey
Conde de Revillagigedo y publicada, más de medio
siglo después, con el titulo de Historia general de ía
-Real Hacienda (6 vols., Mexico, imprenta de Vicente
'Garcia Torres, 1845). Beristáiri dice que Maniau es-
cribió, por si solo, en 1793 un resumen de la obra,
el cual quedó inédito (existla en copia, en los archi-
vos del Virreinato).
Electo diputado, por la intendencia de Veracruz,
4 las Cortes españolas de x8w, estuvo en ellas
- -

875
des de Marzo de 1811 hasta su disolución. Ocupó
A principios de 1813 la presidencia de eulas, y terció
en diversas cuestiones: propuso se revocara la or-
den de libertad del cabotaje entre las colonias, v cen-
suró las escandalosas rcftrcsen/aciones del Consulado
de Mexico. En general, su conducta pareció ser más
de adhesión a Espafla que de defensa de America; pe-
ro, al suprimirse !as Cortes, en Mayo de 1814, con el
triunfo del abso/zitismo, fué uno de los diputados pre-
SOS por sospechas de que tuviese ideas liherales. Aun-
que, segün D. Joaquin Lorenzo Villanueva, no se le
pudo probar ningán acto subversivo, permaneció con-
finado hasta que Fernando VII, en 29 de Mayo de
1815, le indultó, si bien imponiéndole multa de mu
duros a beneficio del Hospital General.
Al regresar a I\léxico, segi'in Alamán, fue director
de la Renta del Tabaco, donde, como queda dicho,
habIa sido ya contador: rnurió, no sabemos cuándo,
en el desempeno de aquel puesto.
CONSIJLTAR: Beristáin; Alamán, His/or/a de Mixico,
tomo I, apéndice, doc. 15; III, Pi g s. 34, 8o, 96; IV,
140, 394; Humboldt, Ensayo politico sobre ci re/no de
la I%Tueva Espana, trad. de Gonzalez Arnao, Paris,
1822, tomo I, pág. 200; Joaquin Lorenzo Villanueva,
Vida ii/erariz, 1825, tomo II, 25, 103, 122, 140 a 142,
156, 159, 161, 173, 179.

JOSE NICOLAS MANIAU


Y TORQUEMADA
Orador sagrado.

Nacido en Jalapa, y hermano de Francisco y Joa-


quin Maniau. Fué alumno de los Colegios de San Pe-
dro, San Juan y San Pablo, en Puebla; catedrático de
876
historia y disciplina eclesiásticas, latIn y retdrica;
doctor en teologla por la Universidad; presbItero; su-
cesivamente, cura y juez eclesiástico de Chilapa, ca-
nónigo de la Catedral de Puebla, prebendado y por
fin lectoral de la Metropolitana. Fué padrino y protec-
tor del poeta Ortega.
Segin Beristáin, escribió en Septiembre de i800,
clirigidndola desde Chilapa al intendente de Oaxaca
D. Antonio Mora, una Description del giganle Afar/In
Salmerón: el manuscrito existla en la Biblioteca de la
Catedral Metropolitana.
Puhlicó, siendo va lectoral en Mexico, la OratiOn
fzJncbre del Señor Don Ignacio Paz y Tag/c pronuncla-
da en las solemnes honras que en memoria de dste ce-
lebró la ArchicofradIa de Ciudadanos de la Santa Ve-
racruz (Mexico, imprenta de Alejandro Valdds, 1829)..
CONSULTI'R: l3eristáin.

MANUEL MAN SO
Poeta.

Manuel Manso, que perteneció a la Arcadia de Me-


xico con el nombre de Alexis, es quizás el peor poeta
de todos los arcades. EscrihIa poco, y en el Diario de
ilz[lxico firmaba Leuman Vonzas y .Manoc/a Afuns.

PEDRO JOSE MARQUEZ.


CrItico de arte.

Nacid en San Francisco del Rincón, de Guanajuato,


el dIa 22 de Febrero de 1741. En 1763 ingresó en la
877
Compafila de Jesus. Enseñaba latinidad en el Colegio
del Espiritu Santo de Puebla, cuando en 1767 fué ex-
pulsado del pals junto con sus compañeros de Orden
por Ia pragmática de Carlos III. Refugi6s en Italia,
donde Se entregó al estudio de las artes arquitectóni-
cas, y alil escribió sus obras, que le valieron el tItulo
de socio de las Academias de Roma, Florencia, Bob-
nia, Madrid v Zaragoza. En 1814 regresó a Mexico,
tras una ausencia de cuarenta v siete ahos. Fue maes-
tro de novicios en el Colegio de San Ildefonso, que
habla vuelto a nianos de los jesulta, 's niurió en
1820. Escrihió las siguientes obras: Tavale ne//c
qua/i si mos/ra ii junto del mezzo g iorno é dc/la mezza
no/lc, del nascere c I/-anion/are del sole, secondo ii men-
diana di Roma (Roma, imprenta de Salomoni, 1790);
Del/c case di cud degli a ntichi rem ani seco zdo la dot/nina
di Vitruvio (Impreso por Salomoni, 1795); Del/c ville
di Plinio ii giavane, con uiz append/ce Szig/i at,-ii del/a
S. Scnit/ura e -Ii Scamilli imani di V/li-nv/a (Salomo-
fli, 1796); Dell 'ondine dorico, ricerche (Sabomoni, 1803);
Due an tichi monum en/i di archi/eltura messica na i//i/s/na -
ii (Imprenta de Salomoni, 1804); Sa'gio de/l'as/rono-
mztz, crc no/ogia e mi/ologia dcgli an/ichi m essi -a ni (Tm -
prenta de Sabomorii, 1804): esta obra es una traduc-
ción, aumentada con un apéndice y notas, de la Des-
cnzpciJn his/or/ca y cronolOgica de las dos piet/ras qzie se
hal/anon en la plaza principal de la cizidad dc' Jie'xico el
año de 1790 que en 1792 publicó D. Antonio Leon
G ama); Esercitazioni a,-c/z i/c/Ionic/ic sop i-a gil spe/la co/i
degli an/ichi, con append/ce s,il hello in genera/c (I m pre -
sa por Salomoni, 18o8; el apdndice se habla publicado
Va en Madrid, en castellano, en 1800; Ilustrazioni de-
,Ile villa di Mecenate in Tivoli (Roma, imprenta de Ro-
manis, I812.
Don Bernardo Couto cita las sigiientes obras me-
di tas: Apun/amien/os, par orden a/Ia I, 0/ice, pen/enecientes
d la arquilec/ura, donde se esj5onen z'arizs doct)-inas de
878
if. Vitruvie .Pollion; .Delle s/ru/lure a
y una traducción italiana de Vitruvio, con an-ipijas
notas.
Sobre el estudio de lo hello del P. Márquez dice D.
Marcelino Menéndez y Pelayo en su His/aria de las
ideas es//licas:
cDel jesuIta D. Pedro Márquez conocemos un dis-
curso sabre lo hello en general, estampado en Madrid
(18oi), Pero, al parecer, tan poco leldo, que ni siquje..
ra hace mención de él el diligente Beristáin, al tra-
tar de otras obras de su autor en la Biblia/eca Ha..
no-Americana Sep/en/rional (i). Este discurso solo es
notable por la confusiOn de ideas que en 61 reina. De-
fine la belleza "aquello en que el espIritu se compla.
ce", confundidndola con el agrado, y distingue tres
géneros de objetos agradables. Los del olfato, gusto
tacto, que forman la primera clase, no pueden en ri-
gor liamarse bellos, Pero pueden espiritualizarse 6
/rasmudarse en objeto del espIritu. A la segunda clase
pertenecen los objetos de Ia vista y del oIdo. A la ter-
cera los que se perciben inmedia/amenle par las polencias
csj5iri/ualcs sin que sea necesario la intervencidn de los
senlidos. Sólo éstos y los anteriores pueden liamarse
bellos, porque bello es lo que causa placer al espiritu.
En los ohjetos bellos van siempre unidas las dos cua-
lidades de verdad y hondad.
c Ya se y e cuán lejos está el autor de la teorIa de Ar-
teaga, y aun de toda racional Estëtica. Liega a usar
como sinónimos las palabras belleza, verdad y bien, y
sobre esta confusiOn ilOgica discurre del modo siguien-
te: "Lo hello es bueno, luego los ac/os de anior y gozo
con que la voluntad abraz a el bien j5resen/e serdn los mis-
mos con que percibird lo lie/la. Es tambidn verdadero:

(i) Sobre lo bello en general. Discurso de D. Pedro ilfár-


guez, presb f/era. socio dc las Acadernias de Bellas Ar/es de
Madrid, de Florencia v dc Bolonia, d szi amigo......En la
oficina del Diario, aIo 180 1: 31 páginas.
- -
879
luego cualquiera de los actos con que el entendinijen-
to conoce las verdades será a. propósito para la percep--
ción de lo hello por parte de esta potencia". Por ejem-
plo, las demostraciones matemáticas. ICudn proilfico
es el error, y cuán ineludibles SUS COnsecuencjas!.
"Cualquiera de los actos del entendimiento (prosig.e)
puede concurrir a la percepci6t de Ia belleza, con tat
que en ellos Se presente a la voluntad el objeto hello
como bueno y como verdadero ......Basta una sim-
ple aprensión de que el objeto se conforme a. lo hueno
y verdadero, v aun basta muchas veces aquello que
Jiamamos instinto ......Los objetos, para ser hellos,
han de conformarse a. los principios de bondad v de
verdad ......Las formas perfectas que el arte 6 la
naturaleza presentan a. nuestros ojos, en tanto son be-
has, en cuanto, pasando sus ideas por los órgaiios, v
flegando a nuestro esptritu, éste, con las acciones de
sus potencias, reconoceen ellas las cuahidades de ver--
dad y belleza, conforme a las leyes de la naturaleza y
del arte".
El espIritu es solo quien goza el placer de Ia be-
iteza. La percepción de ésta es de dos modos, interna
y externa. Es interna la que proviene tic los principios
que nos son innatos, 6 que influyen en floSotros, sin que
procedan tie discursos ni raciocinios j-'r,n ados.
'En las i5itimas páginas de su discurso parececomo-
que el P. Ma.rquez vuelve sobre si, y comprende que-
en Ia belleza debe de haber cierta incdgnila cualidad,
ind4pendiente de la verdad y del bien. Esta incOgnita
cuahidad la busca en la regularidad, en la novedad,
etc., y, no encontrándose satisfecho con ninguna de
estas exphicaciones, acaha por referirla 0 la per fecczdn
que Sc muestra como niteva, de uno de dos modos 6
presentando sucesivamente sus cualidades, 6 recono-
ciéndolas el espIritu una después de otra. "La perfec-
crt5n y novedad del objeto perfecto, y el movimiento
del espIritu hacia lo agradable, son los dos requisitos.
880
necesarios en el asunto de la percepción de la belleza,
cualquiera que ésta sea."
rEl discurso termina con estas palabras, que pare-
cen arrancadas de un diálogo de Platón: Felices, por
tanto, ilamemos desde ahora a Los que sepan gustar,
no de los objetos purainente sensibles, sino de Los que,
aunque sea por la vista y oldo, cornunican su verdade.
ra belleza; pero más felices los que sepan hallar pla-
cer en los objetos espiritualizados, y tanto más cuanto
estos objetos se acerquen más a La fuente y origen de
Ia verciad y del bien, puesto que en razón de to que
posean 6 participen de estas cnalidades, se hallarán
coristituldos en mayor y más alto grado de belleza,
hasta Ilegar at infinito.
CONSULTAR: Beristáin; Osores; Sosa; Diccionarfo
mexicano de 18-6, excelente biografla por Jose
Bernardo Couto; M. Menndez y Pelayo, Historia de
las ideas es/lucas en España, s igl o XVIII, tomo I, 112
á 115; tomo II, 319; Humboldt, Ensayo politico sobre
la Nueva España, trad. de Gonzalez Arnao, 1822, to-

I
mo II, pigs. 69 y 70.

RAMON MARTINEZ DE LOS RIOS


Escritor politico.

Nació el Lic. D. Ramón Esteban Martinez dé los


Rios en San Luis Potosi. Estudió en el Seminario
Conciliar de Valladolid de Michoacári, hasta el curso
de filosofia, y en el Colegio de San Ildefonso, de IVI-
xico, hizo sus estudios de jurisprudencia. Era abo-
gado de la Audiencia de Guadalajara y, por incorpo-
ración de tItulo, llegó a serlo de la Real Audiencia
de esta capital y fud individuo del Ilustre Colegio de
Letrados. Hacia i8xo, residia en Querétaro, donde
I
881

desempe?16 los encargos de Sindico y Regidor y alcal-


de ordinario. En 1814 nombróle su ciudad natal di-
putado a las Cortes de España, mas sobrevino la di-
solución de éstas y él no llegó a salir del territorio
mexicano. Fué, bajo la Repüblica, diputado al primer
congreso constituyente (1822), y luego al Congreso de
1825. Escribió, segi'in Beristáin y Osores, una Pro-
/ania de la repibIica de indios de Quertaro a los
pueblos de su Gobierno (Impresa en Mexico, i8io);
Aj 5un/es de al,oz,nas cirunsIancias notables de la rez'oh,-
cidn actual (Mexico, Imprenta de Ontiveros, 18io:
se anuncia en el Diana de Mexico del 31 de Di-
ciembre de 18xo); Parahi/n a los eje'rcitos americanos
de Fernando VIZ (Impreso en Mexico, 1811); refu-
taciones a un sermon del Provincial de San Francisco
(Queretaro), P. GutiCrrez, publicadas en El Bach il/er
A lesna.
CONSULTAR: Beristáin; Osores.

PEDRO DE MENDIZABAL.
Orador sarado.

Hermano de Luis de Mendizábal, D. Pedro José de


Mendizábal fué, sucesivamente, colegial del mayor
de Santa Maria de Todos Santos, Doctor teOlogo de
la Universicad de Mexico, capellán y rector del Co-
legio de San Juan de Letrán, examinador sinodal del
Obispado de Durango y del Arzobispado de Mexico,
cura de la parroquia de Santa Ana y, en fin, diputado
A Cortes por la provincia de San Luis Potosi. Escri-
bió, segün l3eristáin, un .Scrmdn de rogaliva a la Vi?--
gen del Pueb/ito de Queré/aro (Impreso en Mexico,
Arizpe, 18xo). Fué predicador activisimo, segün pue-
30
882
de verse en el Diario de Mexico, en los a
mon es.
CONSULTAR: Beristáin.

MARIA JOSEFA MENDC


Poetisa.

Segün Beristáin, nació en Guanajuato y pubUco


Cd,:Eicc's devo/os sobre los cuatro no7'lsimos. muerle, juj-
cio, infierno yloria (Mxico, imprerita Jáuregui, 1802).
Segin José Rosas Moreno, apuntes sobre Guanajuato
(Mexico, 1876), me el primer poeta que cantó a la
independencia. No bemos podido, sin embargo, encon-
trar sus poeslas.

FR. MANUEL MERCADILLO.


Escritor religioso.

El Dr. y Maestro Fr. Manuel Mercadillo nació en


Mexico. En 1784 tomó beca de seminarista en San 11-
defonso, y, concluldos casi sus estudios, el háhito de Ia
Merced en el convento capitular de la Provincia de la
Visitación; fué presentado y maestro por su Orden;
maestro en artes, doctor teólogo y catedrático de fib-
sofIa en la Universidad; en su Provincia, comenda-
dor de varios conventos y dos veces provincial; en la
curia eclesiástica arzobispal, sinodal para órdenes y
licencias y para oposiciones de curatos. Murió en 20
de Septiembre de 1825. Escribió, segin Osores, una
Apologia de la aparición de la virgen de Guadalupe,
883
refutando a D. Juan Bautista Muiioz, el Secretario de
la Real Academia de la Historia de Madrid, quien
habIa aprovechado las ideas de Fr. Servando de Mier.
Guridi Alcocer y Gómez MarIn, comoes sabido, escri-
bieron también con este propósito. DejO tamhién un
manuscrito de Comentarios a! Catecismo de Plo V con
Indice de cuestiones doctrinales.
CONSULTAR: Osores.

JUAN NEPOMUCENO MIER Y


ALTAMIRANO
Poeta.
Queretano. Colaboró en el Diana de Mexico con su
firma, con sus iniciales I. N. M. A. y con el anagra-
ma Marornani Allier. Obtuvo un premio y un accésit
en el certamen de 1816 en honor de los jesuitas.

JOSE MARIANO MOCIRO


Botánico.

José Mariano Mociflo (cuyo apellido se escribIa en


su tiempo Mozifio) nació en Temascaltepec, después
de mediado el siglo XVIII. Fué alumno distinguido
del Seminario Tridentino, de la Academia de San Car-
los (de bellas artes) y de la Universidad de Mexico,
donde se hizo medico; sirvió como catedrático de fib-
sof ía en Oaxaca y luego de matemáticas y de botáni-
ca en la Universidad metropolitana.
Al ilegar a Nueva Espana, en 1787, la comisión en-
cargada por el rey Carlos III de expborar cientIfica-
884
mente toda La Amrica septentrional española, baja La
direccidn de D. Martin de Sess v Lacasta, y fundarse
(en 1788) el Jardin l3otánico, Mociño, con otros me-
xicanos, entrO a trabajar con los naturalistas venicios
de Europa. En 1789 saud de Mxico como miembro
de La expediciOn expLoradora, de La cual llegd 4 ser el
más importante despus de Sessé. Los trabajos de La
expedicidn duraron desde 1789 hasta 1804; y en ese
tiernpo, aunque por intervalos volvIa a La capital, re-
corrid má.s de tres mil leguas, desde la California has-
ta Costa Rica. Describid la flora de Guatemala, visi-
to el volcán del Jorullo, v el de San Andrés Tuxtia en
erupción (1793); hizo observaciones sabre las costas
del Pacifica; propuso La introduccidn de camellos en
el pals; en Centro America hizo estudics sobre Los
temblores, sabre el azogue, ci aflul, Las aguas potables
y la curacidn de la lepra; y en Mexico experinientd [as
propiedades curativas de diversas plantas en Los en-
fermos de Los hospitales.
En 1804, Sessé y Mociflo tuvieron listos un herha-
rio de cuatro mil especies, en gran nctniero has nue-
vas, y una coleccidn de otros tantos dibujos colorea-
dos de animales y plantas, hechos pot ci español Juan
Cerda y el mexicano Atanasio EcheverrIa, y al mismo
tiempo escritas dos obras: Flora mexicana y P/au/ac
J Toz. e Ji/spaniac. Con este hagaje se embarcaron rum-
ba a España, donde no lograron lo que esperaban, es-
pecialmente La publicacidn de sus obras. Mociño, sin
embargo, I ud bien pronto estimado en los cIrculos in-
telectuales; desde su liegada, en 1804, fué director de
La policla médica durante La epidemia de fiebre aniari-
[Ia ocurrida en Andalucia, y present6 una Mernoria
sabre ci asunto a La Real Academia de Medicina de
Madrid. FuC miembro de dicha Academia, clonde
ilegd a secretario y presidente; director del gabinete
de historia natural, donde did cursos de zoologla
(los primeros en Espaha) y clasificO, en uniOn del
885
mexicano Pablo de La Liave, los animales aill exis-
tentes.
Mociño aceptó, aunque no parece que de buena ga-
na, el gobierno de los franceses en España, y se negó
A reconocer al presidente de la Academia de medicina
irnpuesto por José Bonaparte, M. Barrois. Tuvo
que salir de España con los franceses, y paso en
Francia miserias v penalidades. Encontró un apovo,
sin embargo, en la amistad del insigne Dé Candolle,
A quien encomendO la guarda de sus obras y parte de
las colecciones formadas en la expediciOn de Mexico.
Se dirigi6 varias veces a personajes y corporaciones
de España, pidiendo se le permitiera el regreso a la
metrópoli; y al fin logrO que se le concediera el per-
miso. DecidiO partir, y esta partida diO ocasiOn a un
suceso curioso y de los más pintorescos en la historia
de la ciencia moderna. PidiO Mociño a De Candolle le
devolviera los mil cuatrocientos dibujos de plantas
americanas que le confió; y De Candolle, que habIa
comenzado a copiarlos, pero que solo tenla hasta en-
tonces cerca de cuatrocientos, apelO a todos sus ami-
gos de Ginebra, donde habIa ido a residir, y puede de-
cirse que la ciudad entera se puso a su servicio: más de
cien dibujantes, profesionales y aficionados, hombres
y mujeres, dirigidos por Mme. Lavit, se dedicaron a
reproducir los dibujos que faltaban. En diez dIas que-
do copiado el resto de la colección (unos mil cien
ejemplares) y ésta fué devuelta a Mociflo.
EmprendiO el naturalista mexicano la ruta hacia
Espafla; y se sabe que liegO a ella, para morir poco
despuds. Hay incertidumbre sobre la fecha y el lugar;
sin embargo, parece aceptable el testimonio de Pablo
de La Liave, quien dice que muriO en Barcelona, en
la casa del respetable jurisconsulto D. Jacobo de Vi-
ilaurrutia, en 1821.
La cClebre colección de plantas arnericanas se dis-
persO: una parte pasO al jai-din T3otánico de Madrid;
886
se cree que otros ejem plares figuran hoy, con nombres
de diversas procedencias, en ci Museo Británico y en
otras colecciones irnportantes. Se ignora el paradero
de los dibujos.
Mociño escribió no poco. Fué colahorador de Aiza-
te en Las Gacetas de fiferatura (1788 a 1795), en las
cuales, bajo ci seudónimo de Jose/'h Veldzquez, publi-
có sus criticas a los escolásticos y a la Margileida
proyectada por Bruno Larrañaga. En la Gaceta de
\T aidds puhhcó (ig de Septiembre de 18ox) el Discur-
so sobre la reforma de La materia médica, pronuncia-
do en la apertura de las clases de botánica en el Jar-
din. Beristáin dice, además, que escribió una Desc,&i5-
don delfo rullo en versos latinos, y se sabe que hizo
epigramas en latIn.
Hay otros trabajos suyos, la mayor parte de los
cualcs han sido reimpresos en La Na/uraleza, órgano
de la Sociedad de Historia Natural. Además, seg(in el
Diccionario de his/oria y geografla (Mexico, 1853-56),
publicó en 1803, en la imprenta de Z(iniga y Ontive-
ros, Los Elemenlos de medicina de Brown, traducidos y
amplificados por éI, pot Sessé y por Montana.
Las obras capitales de Mociflo, escritas en co]abo-
ración con Sessé, Flora mexicana y Plan/as de iVzieva
Esj aña, habrIan quedado indditas sin el esfuerzo de
la Sociedad de Historia Natural, de Mexico, La cual
logró obtenerlas en España y las pubiicó en 1887 (irn-
prenta de Ignacio EscaLante).
CONSULTAR: Beristáin; Sosa; Diccionario mexicano
de 1853-56; Santiago Ramirez, prdlogo a la Flora me-
sicana; Pimentel, His/oria de la y'aesla en Mexico, cap.
X; Humboldt, Ensnyo j'olitic' sobre la Nueva España,
trad. de Gonzalez Arnao, tomo I, págs. 230 y 231; Dc
Candolle, Mimoires et souvenirs.
887

LUIS MONTANA.

Escritor politico y versificador.

Este personaje, que gozó de influencia por su posi-


ción social, por sus estudios y escritos, y finalmente
por sus tertulias literarias, nació en Puebla en 1755;
all1 estudió humanidades y filosofIa en el Seminario
Palafoxiano, v teologIa en el Colegio de San Ignacio.
En la Universidad de Mxico estudió para medico,
obtuvo el tItulo de doctor, joven an, y poco después
entró a desernpeñar la cátedra de vIsperas de medicina,
en la cual estuvo largos ailos. Más tarde fué nombra-
do catedrático de cilnica en el Hospital General de San
Andrés é individuo del Tribunal del Protoinedicato.
La Academia Médica de Madrid le hizo su miembro,
lo misrno que Ia Sociedad Mddico-quirtirgica de Cádiz
(18ro). Se elogia la actividad que desplegó durante
Ia epidemia de I\Iéxico eti 1813.
Fué hombre de aspiraciones enciclopédicas, y se di-
ce que profundizó el estudio de la quImica y de la bo-
tánica. Aprendió, además del latIn, el griego, el inglés,
el frances y el italiano. En sus ültimos ahos, hizo de
su casa centro de reuniones, concurridas por los hom-
bres más distinguidos de Mexico en el orden intelec-
tual, quienes formaron allI una especie de academia Ii-
teraria con ejercicios y certárnenes. Murió en Mexico
el 27 de Junio de 1820. Pablo de La Llave dedicó una
planta con el nombre de Afonlanoa.
Tradujo y amplificó, segin se dice en el Diccionaria
de Izisloria ygeograf/a (Mexico, 1853-56), en unióu de
Martin de Sessd v J.sé Mariano Mociflo, los Elemen-
los de Medicina de Brown (Mexico, imprenta de Onti-
veros, 1803). Publicó además, segin Beristáin, una
Oda en respuesta al Br. I. V. (Mexico, imprenta de
Ontiveros, 1798), Canto a la nación espanola armada
888
contra Ia Francia (Mexico, imprenta de Arizpe, 18o8),
La Fortaleza, poena en elogio de Fernando VII (im-
prenta de Arizpe, i8o8), Lianto tie la America por ci
decreto imperial que despoja al nuevo rey José Bote-
has (Bonaparte) de la corona de Espafa, poesla satI-
rica (Arizpe, 18o8), Salisfaccit5n a is milicianos mcxi-
canos, victoriosos en el Monte de las Cruces (18io),
Oda a la gloriosa acción del Monte de las Cruces
(i8zo), Guanajuato invadida, oda elegiaca (imprenta
de Ontiveros, 18io), Pererinacidn tie/a milarosa ima-
gen tie 1Viiestra Señora tie los Remedios, rasgo épico (im-
prenta de Arizpe, 18xo), Crisis tie la insurreccidn en
Acatila tie J3ajdn, oda (1811).
Obras en prosa: Discurso sobre las afinidades boidni-
cas, pronunciado en ci JardIn Botánico de Mexico (im-
preso en los Ana/es tie lai Giencias iVaturales de Ma-
drid, 1803), Rejiexiones sobre la revolución de indepen-
dencia (Mexico, imprenta de Arizpe, 1820), Modo tie
Socorrer ii losenfermos tie la epidemia actual en los casos
en que no ha/la medico que los aslsta (irnprenta de Ariz-
pe, 1813), Resjuesia a don J. S. M. sobre ci arbol del
hule 6 castihloa eiástica, escrita por él y suscrita por
su discipulo José Dionisio Larreátegui en la Gazeta tie
Literatura de Aizate.
Segi'in ci mismo Beristáin, dejó manuscritos tres in-
formes dirigidos al gobierno virreinal: el primero, so-
bre los baflos del Peñón; ci segundo, sobre ci desague
de las lagunas: ci tercero, sobre ci vómito negro de
Veracruz; y una composición en octavas reales, en do-
gio de Fernando VII. Segün ci Thccionario arriba men-
cionado, comenzó a publicar, en latin, la obra Free/cc-
/jones ci concer/ationes medicte pro Hipj5ocra/is a j horis-
mis interre/andis, que no terminó, segün puede verse
en ci nimero de El Noticioso General correspondiente
al 17 de Octubre de 1817.
En la Bibiioteca Nacional de Mexico existen varios
foiletos del Dr. Montafia (piginai 259 y 260 del catá-
889
logo de la Octava división, 379 y 415 del catálogo de
Ia Novena). Uno de ellos contiene las Reflexiones arriba
citadas, contra la insurrección (fueron reproducidas
en la Co/ecciön de docurn en/os para la his/aria de la uc.-
rra deindependencia, de Hernández y Dávalos, tomo III,
doc. 137); otro, un escrito intitulado C'ardc/er politico y
marcial de los insurgen/es, compro/'ado en A cu/co ci 7 dc.
Noz'iembre (Mxico, imprenta de Ontiveros, 18io). Los
demás contienen composiciones poéticas: La Fortaleza,
la oda sobre la acción del Monte de las Cruces, Gua-
najuato invadida, la Qua al Virrey Veriegas, el Rasgo
c,lpico sobre la Virgen de los Remedios, la Crisis de la
insurreccidn. Hay tambin versos suyos en la Coleccidn
de poeslas publicada, a. modo de periódico, en elogio de
Fernando VII (i8o8).
La poesla del Dr. Montafia es medianamente co-
rrecta en su versificación y selecta en su lenguaje. Pa-
ra el gusto de su tiempo (segün se ye por el Dicciona-
rio de 1853-56) SUS versos eran de 'estilo hinchado y
campanudo; hoy nos parece menos prosaico que el de
la generalidad de sus contemporáneos, aunque no era
evitable el prosaIsmo en temas politicos como los que
él trataba, y en época de gusto prosaico.
Algunos versos del poerna La for/aleza darán idea
de su estilo:

No ya el trueno
hiere el nervio en tremores....

Qué Hercules combine


con activa firmeza la duizura
doquier que le destine
amiga suerte, 6 suerte airada y dura....

Aun tü, mies escogida


de germen patriarcal ......
8go
O cuando Bondad suma
'abre el propiciatorio,
y en la tierna elusion de sus piedades....

Corft'i, de do anclas leva


de nuestras naves desmedrada suma....

Y encrespa en su melena real corona,


y corva garra y dientes encarniza
en lobo que al each orro hizo cruel daflo..

lDe elefante membrudo


conducidos al liano
asirios carros crugirán gravosos?

Desnudos pechos
han puesto sus confianzas
en el nombre de Dios de ]as venganzas..

Alamán se burla de las Reflexiones del Dr. Monta-


na , famosas en su tiempo, por errores de apreciaciOn
tales como atribuir Ia revoluciOn al hecho de que unos
cuantos americanos, aunque leales é ilustrados, no
podlan sobreponerse al resentimiento de que algunos
•europeos inconsiderados, sin sentimientos ni educa-
ciOn, los ban insultado y dar como razOn para amar
.á Espafla la de que ella enviara a Mxico 'los direc-
tores y los operarios de ]as artes, los libros y los ade-
lantamientos en las letras: sobre esto ültimo observa
Alamán, con criterio que hoy no faltarla quien llama-
ra de malerialisma hisidrico, que la razOn es más para
provocar guerra que para infundir amor. En verdad,
Jas ReJiexiones de Montafia no fundan mejor que ott-os
trabajos de la, época la crItica de la insurrecciOn,—el
problema, concreto y complejo por todo punto, no era
fácil de discutir con la mera cultura de libros 37 ejer-
•cicio de aulas,—pero son hábiles a ratos, 37 están es-
891
critas con estilo mejor que el usual entonces. Vaya de
muestra el comienzo:
c Las naciones y en y oyen con asombro ]as empre-
sas de Napoleon. Los hombres no saben cOmo enten-
der y explicar el éxito que logra. Rastrean los caini-
nos que sigue, cavilan, discurren, y todo es estupor.
Los planes del tirano 3 , sus provectos que deslum-
bran, causaron una especie de admiraciOn, cual se
debiera a un genio extraordinario, o a algán principio
incOgnito y sublime, superior a los ordinarios esfuer-
zos de la naturaleza. AsI se preocuparon, despuds del
Egipto, las regiones de Europa. Y en qué conflaNa-
poleOn cuando pone esas asechanzas a la virtud, a los
soberanos y a los pueblos, que algunos miserables
italianos ilamaron mi ras impenetrables?
Para descifrar este misterio de iniquidad, compa-
triotas, no es necesario leer grandes libros, cursar las
aulas, emprender viajes, introducirse en los gabinetes,
ni profundizar en la polItica. NapoleOn, que sabe aña-
dir a su astucia la osadIa y desverguenza, no tiene
.más especulaciOn que valerse de las mismas pasiones
del hombre. lCuán cierto es que ellas han hecho siem-
pre al género humano el juguete de los facinerosos
atrevidos! No son por cierto peculiares al usurpador
de Europa los conocimientos de las propensiones del
corazón. Todos los filOsofos qud digo yo? todos los
hombres de mediana razOn las conoceri, como las han
siempre conocido; y si cuando todos nos compadece-
mos de la dehilidad hurnana, abusa de ella NapoleOn,
es porque él ha roto aquel freno del decoro y de la
moral que contiene a cada uno en su deber.
c Ved, americanos, todo el secreto. Si los franceses
se prostituyen a Ia esciavitud v a Ia vileza: si otros
pueblos se alucinan: si los leales pasan a traidores,
los modestos y timorato s a insurgentes, los hijos de
la patria a sus verdugos, no ha empleado en estas
bras tenebrosas el tiran o otro esluerzo que nuestra
892 -
propensión at odio, a la envidia, a la discordia, at in-
terés y at libertinaje. No nos engariemos: at'in más que
el cálculo politico, conducen tales empresas las pasio
ries, 6 lisonjeadas con mafia, 6 avivadas con oportu-
nidad. Nuestra seduccián interior, que es obra de ellas,
dispone á la exterior que se consuma par sugestiones
y promesas. Tat es en ültima análisis el germeri de [as
revoluciones, aun de las más violentas at hombre, y
ann de las que se conciben con mayor torpeza, como
es la que, par sum a desventura, ha comeuzado. En
todo caso de convulsión polItica influyen los genios
inquietos en dos clases de hombres. A saber: en los
que están dominados de )as viles pasiones, v en los-
ignorantes. Lisonjean a aquellos con promesas, Con
dinero y con libertad, y deslumbran a estos con char-
las y sofisterIac ......
CONSULTAR: Beristáin; Dice4.1 nario mexicano de
1853-56; Alamán, HisEoria de M/xico, I, 396; Pimen-
tel, Ifistoria do la pocsIa en Mexico, cap. X; Nicolás.
León, Bi6lioteca J3oldnico-Mexicana.

JOSE DEMETRIO MORENO


BUENVECINO.
Orador sagrado.

Nacido en Veracruz, hacia 1760; alumna del Colegio


de San lildefonso en Mexico; doctor en teologIa y cá-
nones par Ia Universidad; cura párroco del castillo de
El
San Juan de Uh'.ia, de Orizaba, de Atlixco y de Hua-
juápam; vicario foraneo y comisario de [a Inquisiciôn
en la Mixteca; párroco y vicario foráneo de Izücar;
exarninador sinodal del Obispado de Puebla y preben-
dado de La Catedral angelopolitana; consejero de esta-
do bajo la Repüblica. Publicó, segün Beristáiri, El ___
893

jrju,zi de la 16o-/esia, elogio del apóstol Pedro, pronun-


ciado en la Catedral de Mexico (Mexico, 18oi), y una
Oracidu y5aneIrico—moral en honor de la \ T irgen con-
quistadora, pronunciada en Puebla (Mexico, imprenta
de Arizpe, 1809).
En elogio del Dr. Moreno compuso su sobrino José
Maria una sola ada que publicó en folleto con el tItulo
de Odas d la liberlad mexicana (Puebla, Imprenta Li-
beral, 1822).
CONSULTAR: Beristáin; Osores.

JOSE MARIA MORENO.


Poeta.

Del Br. en cánones (v después licenciado) José


Maria Moreno, aunque publicó muchas obras, no hay
datos hiográficos. Solo sabemos que en 1821 adquiriO,
en Puebla, Ia Imprenta Liberal de Troncoso Herma-
ios. Pimentel, que le llama Moreno Buenvecino (era
sobrino del PresbItero Dr. José Demetrio), da cuenta
.de sus obras: Poeslas (dos tomos; Puebla, Imprenta
Liberal de Troncoso hermanos, 1821); Odas d Ia ii-
/'ertad mexicana (Puebla, en su Imprenta Liberal,
1822); Laura, tragedia en cuatro actos y en verso
(Puebla, Imprenta Liberal, 1822); jlfixcoac, tragedia
en tres actos y en verso (Puebla, Imprenta Liberal,
1823); Ani/rica mexicana libre, drama alegOrico en dos
actos y en veiso (Puebla, Imprenta Liberal, 1823);
XicoUncall, tragedia en cinco actos y en verso (Pue-
bla, Imprenta del Patriota, a cargo de S. J. de Arro-
yo, 1827). Hay otra obra dramática de Moreno, que
eziste, como todas las anteriores, en poder de D. Luis
Gonzalez ObregOn: Adela 6 la constanscia tie leis z'iu-
.das, Opera jocoseria en dos actos (Puebla, Imprenta
894
Liberal, 1823). También hay edición aparte, hecha
en la Imprenta Liberal, de Ia égloga Alovac, dedicada
A Almansa, con fecha de 1820.
Los versos de Moreno son profusos 6 incorrect05.
sus ecpresiones abundan en vuigaridad y prosaIstno
Suele mostrar facilidad, sin elevarse nunca a verdad.
as alturas poéticas. AsI, en los romances

Zagales amigos
que me veis liorar
desde que la aurora
nos da claridad
hasta que la tierra
se empieza a enlutar
de mi Ilanto es causa
la for de Atoyac....

Zaga]a más linda


que rosa de abril:
el amor me quema
desde que te vi.
Tus ojos son fuego,
tu boca un rubi,
tus mejillas rosas
y fresco aihell.
Tus cabellos de oro
son la red sutil
de do nadie puede
su pecho evadir.
Ay, zagala hermosa,
duélete de ml,
que de amores muero
desde que te vi!

Las anacrednticas imitan con frecuencia el carácter


de sus prilnitivos modelos:
111!

895
No en mi amorosa flauta
himnos dare a la gloria
del sabio a quien Minerva
ciñe inmortal corona;
ni menos al guerrero
que con ira safiosa
A su inocente hermano
la dulce vida acorta..

La anacreóntica Alpulqzie, aunque incorrecta y p0--


co brillante. es , entre las varias que en este tiemso se
escribieron sobre la bebida mexicana, casi la ünica que
no tiene un grosero sabor popular:

IBlanco, espumoso puique!


IConsolador festivo!
Vén, y amigo refresca
mi Iabio desequido.

Por ti el duro trabajo


del bochornoso esto
soporta con paciencia
y aun con placer el indio..

Alude al puique en otras anacreónticas:

• . Y el mancebo Dalmiro,
que de sabroso puique
lievaba un cantarillo....

iMira qué fresco y undo,


qué espumoso, qué blanco,
bulle el divino puique
en el profundo ....

Segundamente mando
que, enterrado •mi cuerpo,.
896
plantes encima de él
un ?aguey verde y fresco..
Es que a mi tumba vengas
de pámpanos ornada
la sien, v rosas frescas;
y sobre ella derrames
anchas jIcaras Ilenas
de delicioso puique....
Y revolviendo vino
y mexicaflO nectar,
un lieno y ancho vaso
taimada me presenta..

En las /o-Iagas se encuentran también pasajes agra-


-dables:
Yace un sagrado bosque a la ribera
del Atoyac ondoso y cristalino,
do, ealazando la verde cabellera
el sauce y tilo y el robusto encino,
forrnan una espesura placentera
do los rayos del sal no hallan carnino;
que dentro ha y fresca, deliciosa sombra,
lobreguez duke, y fibres pot alfombra.
Con tanta lentitud el claro rio
por quella espesura caminaba
que enamorado del lugar sornbrio
al regalado sue?io se entregaba....
Y bajo tin verde, enmohecido tronco
de un elevado encino corpulento,
asiendo un caracol inmenso y bronco
Atoyac lo binche con robusto aliento:
cual rayo truena aquel acento ronco....
que el eco multiplica por el viento;
la selva al gran sonido se ensordece,
y la ribera giine 3, se estremece..
897
Sus sonetos v sus elegIas eróticas son muy media-
nos, aunque Ilenos de reminiscencias clásicas: hay una
imitacjón de Un soneto me manda hacer Vio1ante.
Como versificador satIrico, suele tener intención. En
sus fábulas hay algunos buenos temas:

Habla en Grecia un cierto Pirro


hombre de duro cerebro,
que en las aulas propugnaba
con énfasis este aserto:
No hay evidencia en el mundo;
de todo dudar debemos.
Un dIa convidó a corner
A Aglauro, joveri travieso,
más que Cupido amoroso
' más que ]as Grecias bello;
el cual aceptó el convite
y fué en el instante a verb,
no por él, sino por CIoe:
Cloe, de hermosura porterito,
con Ia cual casado estaba
nuestro fil6sofo terco.
Liega en fin el convidado,
saluda a Pirro y Cboe tierno,
y pasa entre los dos hombres
este diaboguito belbo:
— Estáis bueno, Pirro amigo?
—Me parece que estoy bueno.
—Y Cboe goza de salud?
—No es imposible.—Yo tengo
gran gozo en acompañaros,
y ya que feliz os veo....
—Corregid esa expresión,
pues que no sabis de cierto
si me veis.—C6mo que n6!
Pues por ventura estoy ciego
6 padezco cataratas?
31
898

—Puede ser.—iFamoso cuento


Tengo tan buena la vista
que alcanzo hasta lo más lejos.
—Quizás será ilusión óptica.
—Qué óptica ni qué carnueso!
Pues Zpor qué dudá.is, decidme?
—Aglauro, dudar debemos
de todo.—Córno de todo?
—Lo dicho: ni más ni menos.
vos dudáis que me veis?
—Si, amigo; dudarlo debo. -
Ca116 Aglauro, pero al punto
sonó un amoroso beso
en la mejilla de Cloe.
Violo Pirro, y hecho un fuego'
_tc6mo,-4e dice,—traidor,
tenets tal atrevimiento
de besar a mi mujer?
—Corregid, Pirro, ese aserto.
y decid: me ha. parecido....
—Qué corregir ni qué cuernot
iSi lo he visto con mis ojos!
—De todo dudar debemos....
Quizás será ilusión óptica..
—Idos noramala luego
de ml vista, y entended
que si en las aulas defiendo
ml sistema, de otro modo
en ml casa me gobierno..

La pulga a la abeja:
• . Suerte dura
es, amiga, corner el pan de ilanto
y en triste habitaci6n vivir reclusa.
Mas yo, viva, risueña, suelta, alegre
brinco y salto; su ruda faz adusta
jamás me muestra el Improho trabajo
899
mi alimento es la sangre dulce y pura
de las damas. ZQu6 más? Lope de Vega
tuvo aun mi misma muerte por fortuna.

De El coyote y la zorra:
Erase este coyote un gran monarca;
de todos los coyotes totonacos
el más astuto y hábil, el más diestro
en buscar el pan nuestro cotidiano.
No le arredraba ni con dos navajas
el niás valiente y presumido gallo,
ni el ilanto de las damas,—las ovejas,-
lo movIa a compasión por ningi'ln caso,
y no obstante sus barbas respetables
se engullIamuy aprisa a los chivatos.
Pues este gran señor, por consentir
A los ruegos de todos sus vasallos,
casarse resolvió, y a. este fin manda
a. dos coyotes pleriipotenciarios....

Sus epigramas no son muy graciosos, pero tienen


bastante sabor de costumbres locales. AsI, de laslite-
rariaS:
cPor qué ni una sola vez
lee Suárez un poeta hispano
y muestra tanta altivez?
Porque olvidó el castellano
y aun no babosea el frances.

—DI la verdad sin pasión:


no imito en mi estilo todo
al viejo Teyo Anacreón?
—Digo que a. la perfección,
Si no en lo poeta, en lo beodo.

A veces muestra encono contra los europeos:


—Por qué el asiático tanto
los cuernos, dime, aborrece,
900

el culto europeo parec&


-y
que tiene en ello su encanto?
—Que esto no sepas, Lidoro,
que hasta los nios comprenden!
iNo sabes tt'i que descienden
de Europa y de Jove–Toro!

La mavorla de los epigramas va contra las


a veces de manera desagradable:

Dijo uno que la mujer


A miSa va por pasearse,
por chismear a confesarse,
a comulgar por corner.

Sus letrillas satIricas é inz'ec/iz'as tienen el mismo


carácter y defectos que los epigramas y fabulas.
La obra mejor versificada de Moreno es su canto
La ba/a/la de Roncesralles, breve pero con pretensio-
nes épicas desde su entrada virgiliana:

Las armas canto y el varón hispano,


el carpiense Bernardo siempre invicto,
que al gran Ro!dán de sobrehumano aliento
el polvo en Roncesvalles morder hizo.
Di ioh musa, del Olimpo habitadora,
Caliope excelsa! baja al ruego mb,
y en mis versos derrama la elocuencia
y el sacro fuego que al cantor divino
del hijo de la diosa, fuerte Aquiles,
libró de eterno, vergonzoso olvido.
Carlomagno, ceida la cabeza,
en cien batallas, de laurel altivo,
miraba con placer libre al de Italia,
domelando al lombardo, y ya sin brio
.al soberbio sajón, en guerra duro....
Mas Alecto, furiosa a tal designio,
901
viendo de su enemigo el sacro triunfo,
en las hondas cavernas del Cocito
se pone en pié las órbitas sangrientas
de sus ojos lanzaban fuego vivo....
Revuelve en su cabeza mil delitos
y pensamientos de hondo luto y Ilanto....
Menos animado, pero a ratos robusto, es el poema
El (lestino delpecador; y lo mismo puededecirse de las,
odas religiosas y polIticas, en las cuales se advierten,
ademas, grandes incorrecciones. Una de ellas es en
elogio de Iturbide, a quien vuelve a celebrar en la
oda (que sólo es una, aunque en la portada del folle-
to dice Odas) d la libertad mexicana.
CONSULTAR: Pimentel, Ills/aria de la toesla en
xico, cap. XIX.

PABLO MORENO.

Pedagogo.

El yucateco D. Pablo Moreno gozó de fama local


como maestro y lo fud de personajes como Zavala y
Quintana Roo. Nació en Valladolid de Yucatan el 23.
de Enero de 1773; estudió en el Seminario de San II-
defonso, de Mrida, y más tarde obtuvo allI cátedras
de latinidad y filosofla: fu6 el primero que enseñó alif
metafIsica moderna y propagó nociones nuevas sobre
derecho (era lector de Bentham, Filangieri, Benjamin
Constant). Fué procurador de indios, nombrado por el
capitán general de Yucatan D. Benito Perez; y bao la
Repilblica desempefIó los cargos püblicos de alcalde de
MCrida, secretario general del gobierno (en dos oca-
siones), diputado provincial y miembro del Congreso.
Constituyente.
La Legislatura del Estado de Yucatan le concedi&
902
en 1832 una pensión vitalicia. Mu;ió en
de Septiembre de 1833.
Se dice que escribió varios opósculos, relativos
principalmente a Yucatan; pero solo se publicaron
unos cuantos, entre ellos un artfculo de observacio.
nes sobre el Quejole. Se recuerda también, coma tra-
bajo estimable, su defensa de Nording de \Vitt.
CONSULTAR: Biografia escrita por Zavala; Ensaro
kis/drico .... del mismo, tomo I, pág. 123; José Maria
Tornel, Rescña hisldrica, 1852, pág. 43; Sosa, Mexi-
eanos dislin,Lruidos; Museo Yucateco, Campeche, 1841,
pigs. 16, 147, 281; tomo II, i a 15, 41 a 46.

JOSE MARIA MUNIVE.


Escritor religioso.
ii
Nacido en Mexico; presbItero; capellán del Monas-
terio de religiosas de la EncarnaciOn, en Mexico. Pu.
blicó, segi'Ln Beristáin, un Breve resumen de la vida de
San Fel:pe de fesz2s (Mexico, imprenta Jáuregui, 1802),
y una Carla ediñcanle sabre la vida de la Reverenda
Madre Inés Josefa del CorazOn de Jesus, religiosa del
Convento de Carmelitas descaizas (Mexico, 1805).
CONSULTAR: Beristáin.

PABLO MUOZ DE CASTRO.


Escritor religioso.

Fué nacido en esta capital, empleado en el Ensaye


Mayor de Moneda, y autor de dos devocionarios, uno
A la Virgen (1804) y otro a San Bonifacio (1805).
CONSULTAR: Beristáin.
903

FRAY ANTONIO NARVAEZ.


Orador sagrado.

Franciscano; misionero apostólico del Colegio de


.proja'andz tide de Querétaro; examinador del Obis-
pado de Durango. Puhlicó, seg(in Beristáin, un Se,--
izdn sobre la exaltación de la Cruz (i\Ixico, 1802).
CONSULTAR: Beristáin.

FRAY JOSÉ NAVA.


Orador sagrado.

Mexicano; franciscano, predicador general de su


Orden, lector jubilado, regente de estudios en el Con-
vento de Durango y custodio de la Provincia de Jalis-
co; examinador sinodal de los obispados de Guadala-
jara y Nuevo Leon, y asistente para las oposiciones
a canonjIas en la Catedral de Monterrey. PublicO, se-
gin Beristáin, Sac; judo de obras y de palabras ofreci-
do a Dios por los I ranciscanos de Zacatecas en 26 de
Octubre de 1786 (Mxico, imprenta Jáuregui, 1790)
y Eloiofünebre de Juan José Yandiola, del Orden de
Santiago, teniente coronel de ejército v comandante
de dragones en Nueva Vizcava,—hoy Durango (Méxi-
co, iinprenta Jáuregui, 1802).
CONSULTAR: J3eristáin.
904

MANUEL OMAIA.
Escritor religioso.

Nacido en Santiago Tianguistengo, pu


ciente a Ia Diócesis de Mexico; herman--------
de Oaxaca Gregorio Omafla (t1800); fué rector del Se-
rninario Tridentino, del cual habIa sido alumno; doc-
tor y catedrático de teologla en la Universidad de
Mexico; cura de Cuernavaca, y cura y canónigo ma-
gistral de la Catedral Metropolitana. Fud, con el Dr.
José Patricio Fernández de Uribe (1742-1796), censor
del sermon predicado por Fr. Servando Teresa de Mier
sobre la Virgen de Guadalupe.
CONSULTAR: Beristái n; Co/c'cción de documenz'os....
de Hernández y Dávalos, tomo III, págs. 8o a 112.

IGNACIO ORILLA.
Orador sagrado.

Don Ignacio Orilla tue cura párroco de Tepalcate-


pec en el partido de Apatzingan.
PublicO un Sermon de Gracicis en la Jura tie la Jim-
Ia Central de Esaña / Indins (Mexico, Arizpe, 1809).
CONSULTAR: Beristáin.

FRAY JOSÉ MARIA DE ORRUNO


IRASUSTA Y URANGA.
Orador sagrado.

Mexicano; predicador, de la Provincia de San Die-


go (franciscanos descalzos); guardian del Convento
905
de Churubusco. Beristáin le llama 'acérrimo enemi-
go de los filósofos modernos y celoso declamador con-
tra los revolucionarios de su patria; dice que publi--
có un Sermdn aneglrico—morai, pronunciado en la
Catedral, en la fiesta de desagravios mandada insti-
tuir por Felipe V (Mexico, imprenta de Benavente,
1814): otro Sermón predicado el 2 de Febrero de 1814
(Mexico, Benavente, 1814); y otro con el tItulo iPa-
ra qué sirven los f,-ai/es en ci ,nundo? predicado al Ca-
pItulo provincial de la provincia de San Diego (Mexico,
1815): lo reprodujo Hernández y Dávalos en el tomo
V. doc. 179, de la C'oleccidn dedocumen/os para Ia his-
toria de la 1çuerra tie independencia. Otro atm, existe
en la Biblioteca Nacional (pag. 256, Catálogo de
la Octava divisi6n): Oracidn fónebre pronunciada ci
dia 16 de Naviembre tie 1815 en ci solemne anirer-
sario que tie orden tie S. U. se cdebra anualmente
en la Santa Ig/esia C'aledrai tie Mexico por las almas
tie nues/ros difunfas mi/i/ares (Mexico, Benavente,
1815): es una vehemente diatriba contra la guerra de
independencia, escrita en vulgar estilo.
CONSULTAR: Beristáin; Pimentel, Xorclistas y ora-
dores rncxicanos, cap. IX.

MAGDALENO OSlO.
Poeta.

El P. Magdaleno Andres Osio (u Ocio) y Ocampo


nació en Guanajuato el 28 de Noviembre de 1746; en
Mexico fué alurnno del Colegio de San Ildefonso, des-
de 1759; entró en la CompañIa de JesCis, en el Conven-
to de Tepozotlán, en 1762. Al ser expulsada la Corn-
goô

pañIa en 1767, paso a Italia, donde, seg1'in Beristáin,


diO sabrosos frutos de literatura amena. En Mexico
habla escrito un Foema en honor de San Ignacio de
Lovola, en quinientos veintiocho exámetros latinos.
De él se conoce un soneto en italiano en honor de La
Virgen de Guadalupe, escrito en Roma y publicado
en La Gaze/a de Mico, suplemento de ii de Diciem-
bre de 1805:

Quetta di Guadalupe imagin bella,


collà net Regno Messico dipinta,
di stelle adorna e rai dorati cinta,
modesta e insiem vezzosa Verginella

chi è dessa mai? Divina copia e quella


,delta di Dio gran Genitrice. Vinta
-questa d'amor, dal suo bel cuore spinta,
net comparir cosI par que favella:

Diletti Indiani, di materno cuore,


eccovi it pegno net rittrato mio,
opra che at inondo recarà stupore.

Chi a voi to dice per vostro ben? lo.


Chi concepI si be! disegno? Amore.
iChi poi col dito to dipinse? Iddio.

Sartorio to tradujo at castellano:

De Guadalupe aquella imagen bella


que Mexico venera allá pintada,
de estrellas y de rayos adornada,
modesta y graciosIsima doncella,

iqud imagen es? Divina copia es ella


de La Madre de Dios, que penetrada
de un dulce amor, at darse retratatada,
estas voces parece que destella:
PRv-

907

ilndios queridos, ved en este encanto


la hermosa prenda de un amor materno
que a. todo el orbe Ilenari de espanto!

Qun to asegura asI? Mi labio tierno.


!Quin concibió el diseilo? El amor Santo.
Quién lo pinto desoués? El Dios eterno.

Segiin el D:ario de Mexico de la misma fecha, el so-


neto fu6 dicho (flmprovisado?) por Osio Cen el convi-
te que el dIa 12 de Diciembre de 18o2 hubo en casa de
D. Juan de Arrieta en Roma.
CONSULTAR: Beristáin; Osores.

JUAN JOSE DE OTEIZA Y VERTIZ.


Matemático.

El Dr. Juan José de Oteiza y Vértiz naci6 en Fe-


brero de 17 y murió el g de Septiembre de x8ro, en
Mexico. Era hermano del PresbItero D. Joaquin de
Oteiza y Vértiz, que murió en 1837 siendo canOnigo
magistral de la Catedral Metropolitana. Se dice que
D. Juan José era, como su hermano, versado en teo-
logIa; pero su verdadera aficidn fué por las matemáti-
cas y las ciencias fisicas. AyudO a. Humboldt en sus
trabajos geográfIcos v estadIsticos sobre Mexico: el
sabio menciona los estudios de Oteiza sobre las pith.
mides de Teotihuacán.
Publicó en el Dthrio de jlféxico (8 de Noviembre de
1805) un discurso que pronunciO en acto püblico del
Colegio de Minerla, en defensa del proyecto de born-
bas del director, Fausto de Elhuvar, contra el dicta-
men forinulado por el capitán de navIo Joaquin Za-
rauz, amen de algunos trabajos más breves (19 y 20
908

Mayo de 18o6). Se dice que dejó escritos ensayos de


observaciones fIsicas.
CONSULTAR: Sernaneirlo cconc5mico, 13 de SeptiEmbre
de 18 to; Humboldt, Ensayo pow icc sabre la Vev -
paña, trad. de Gonzalez Arnao, Paris, 1822, ton
358.

FRANCISCO PALACIOS.
Poeta.

Solo tenemos un dato sobre él: fué compromisarjo


de Santa Maria en las juntas electorates de Mexico en
Diciembre de 1813.
EscribIa, en prosa y en verso, en el Diana de Af/..
xico, con las firmas F. P., F. Soilaca, y F. Cioslapa.
Su prosa está a veces bien construIda, pero suelen ir
iritercalados en ella versos endecasilabos:
Muerte dulce, descanso ánico de mi desesperada
existencia, y en, no dilates remisa el gozo, el grande
gozo que sentirá mi fatigado corazOn con tu presencia.
No imagines me intimide tu palidez, ni tu segur te-
rrible y destructora. No, jamás, nunca; yo misrno te
presentaré el pecho, y me aproximard tanto a ti que
sea sin duda helada vIctima de tu acierto y mi felici-
dad. lAyl Qué negra y espantosa es para ml la tene-
brosa noche de mi vidal Parece qe nacI a ser (mica-
mente el ludibrio y la befa del tiempo y la fortuna. .
(Refinada lilpocondrIa, Thario 20 de Enero de i8o8).
Puede verse también, como muestra curiosa de este
escritor, la Carta a un enarnorado (Diario, 5 de Abril
de 1815) disuadiéndolo del amor.
Tiene facilidad en el epigrama:
909
Si no voy a visita,
si no tengo cortejo,
ni salgo con amigos,
ni voy a los paseos,
ni toco la guitarra,
ni canto con despejo
será porque soy santo?
No, que es no haber dinero.

Sabor quevedesco tiene este soneto:

Verás, amigo, un burro alivolante,


un buey tocar La flauta dulcemente,
correr una tortuga velozmente,
y puesto a. volantIn un elefante;

en requesones vuelto el mar de Atlante


y del Guadiana el agua en aguardiente;
el Ebro, el Duero y Tajo con corriente
de generoso vino de Alicante.

Verás presente at sol, lucir la luna;


verás de noche at sol claro y entero;
verás parar su rueda la fortuna.

Estos portentos, si, verás primero


que puedas encontrar mujer alguna
que quiera at hombre falto de dinero.

(Al amor inleresczdo, Diario, 9 de Enero de 18o6).


El soneto parece escrito, más que en Mxico, en
Espafia, pues las alusiones que contiene son netamen-
te espafiolas; pero acaso baste suponer que ci autor era
espafiol. José Maria Lafragua, en la continuación ma-
nuscrita que puso at J'arnaso mexicano publicado en
Mexico en 1855, dice que el soneto es de Francisco
Palacios; y, en efecto, Ileva La firma F. P., Si bien
910

ai'ios más tarde (Diana, 7 de junio de 181) aparece


nuevamente, firmado Quidam. Estas con fusiones, por
lo demás, eran comunes en el Diani.
No carece Palacios de facilidad para la poesia eró-
t lea:

Dime, Coridón triste,


iqué tienes? .Lpor qué iloras?
qué es lo que te atribula?
qué es lo que te acongoja?
No me respondes? Callas?
Me yes tierno, sollozas,
y, Ileno de amargura,
at desconsuelo tornas?
Tü amas, si, ya to advierto.

(Letrilla. Diana, 26 de Julio de zgo6).


En una anacreóntica tiene un curioso giro famili

Qué Baco, ni qué porral
Ii,)
iQué Apolo, ni qué cuerno!
Donde está. la hermosura
del bello nio ciego....

(Diana, 17 de Enero de 1807). -


Comienza agradabtemente un soneto erótico (14 de
Enero de 1807) COfl epIgrafe de Propercio:

sDónde te encuentras, libertad perdida?


En dónde estás, sosiego apetecido?
Dulce gozo halagueño id6 te has ido,
que no te encuentra mi alma dolorida?

Desde que a Doris vi, ml triste vida


amargura, dolor y Ilanto ha sido....
911

FRANCISCO PATIO.
Orador sagrado.

El Presbitero Lic. D. Francisco Patiiio, mexicano,


fud alumno, v luego maestro de estudiantes y secre-
tario del Seminario Tridentino de esta capital; cura y
juez eclesiástico de Coyuca, en la Diócesis de Méxi-
co. En 18118 era, en Tepozotlán, cura v rector del Se-
minario, y fué presentado para el curato de San Agus-
tin de las Cuevas (Tlalpan), seg'in se dice en El No-
/icioso General (30 de Noviembre de 1818). Publicó,
segin Beristáin, un Sermón pronunciado cuando la
jura de Fernando VII, en Acapulco (Mxico, impren-
ta de Ontiveros, 1809).

FRAY PEDRO PABLO PATIO.


Escritor religioso.

Nacido en el actual Estado de Veracruz; francisca--


no descalzo; lector de filosofIa predicador y vice—co-
misario de la Tierra Santa, por el Rey, en la Provin-
cia de San Diego (franciscanos de Mexico). Publicó,.
segü n Ben stái n, u n a Diserlación cri/ico- /eo-,/osJfica
sob.--e la conservacjc1n de la san/a irnagen do Nues/ra Se-
ñora do los Angeles que so venera extramuros do es/a
ciudad de Mexico (Mexico, imprenta de Ontiveros,
18oi: existe en la Biblioteca Nacional, Novena divi-
sión, pag. 303), y varios Añalejos, Car/il/as 6 Direc-
torios del rezo para los franciscanos descaizos de Me-
xico, con notas. El mismo bibliógrafo dice que Pati.
912
flo dejó diversos manuscritos en los Conventos fran-
ciscanos de Tacubaya y Churubusco.
CONSULTAR: Beristáin.

JUAN NAZARIO PEIMBERT Y


HERNANDEZ.
Politico.

Nacido en Mxico; alumno del Colegio de San Ilde-


fonso; Abogado de las Audiencias de Mexico y Guada.
lajara; asistente real a oposiciones de la canongla peni-
tenciaria de Ia Catdral de Durango. Simpatizó con la
insurrección y se dice que los conspiradores de Abril de
1811 le tenlan señalado para ocupar el puesto de mi-
nistro de la Audiencia en el Gobierno independiente
que se provectaba. Su hija douia Margarita Peimbert
fué aprehendida en Junio de 1812, y depositada en la
casa del Lic. Mariano Primo de Rivera, por sospechas
de comunicación con los insurgentes: la señorita Peim-
bert, en realidad, parece haber sostenido correspon-
dencia con el insurgente Lic. Jimenez, con quien se
habla pensado casarla; mas tarde, muerto en la guerra
-su primer novio, contrajo rnatrimonio con el Lic. Jose
Ignacio Espinosa, uno de los aprehendidos como sos-
pechosos en el mismo mes de Junio de 1812 y más
tarde, bajo la Repüblica, ministro del presidente Bus-
tamante, en 1830.
El Licenciado Peimbert discurrió varios proyectos
de utilidad social y práctica, de cuyo éxito sabemos
poco: la Academia tie señoras que estableció en su pro-
pia casa y duró unos dos aflos, segün el Dr. Osores;
y ci Asienlo mexicano tic noticias. Este proyecto, que
fuC aprohado por los Virreves Marquina 6 Iturrigaray,
913
aunque la Junta Superior de Real Hacienda no quiso
acordarle La subvención necesaria para que ilegara a
hacerse efectivo, tenia el carácter de agenda de cob-
caciones a la vez que de empresa periodistica: la em-
presa anunciarIa ventas, aiquileres, solicitudes de em-
pleados y de empleos particulares, estado del tiempo,
recetas médicas, estadIstica de entierros y hautismos,
direcciones de profesionales, y, en suma, cuantas no-
ticias pudieran convenir a las necesidades del piblico.
El proyecto se publicó en suplemento a La Gaze/a de
Mexico, el ii de Febrero de 1803: el Asien/o se esta-
bleció con recursos particulares en Mayo del mismo
año, y duró algün tiempo, segi'ln se colige del pros-
pecto del Diana, impreso en Septiembre de 1805.
Peimbert murió en 1827, siendo oidor de la Audien-
cia del Estado de Mxico. Osores dice que publicó
tres obras: Modo de cons/rum fuen/es econdmicas para
surtim janlo del piTh/leo con limpieza, iVo/icia, ó modofd
-cidetnlaMxo,sbremtilchnados-
méslicos, etc.; provecto de la Academia de Se/Jonas. To-
do parece indicar que los dos primeros trabajos no son
otra cosa que el prospecto del Asiento tie noticias, el
cual no cita Osores por su nombre.
CON S U LTAR: 0 sores; Man/irologio de a/Ku nos tic los
pnimeros insurgcntes.... publicado por Bustamante,
1841; Bustamante, Tres sig/os de Mexico, III, 203;
Alamán, His/aria tie 1féxico, III, 148.

josE PEIA CAMPUZANO.


Orador sagrado.

Doctor en teobogla y canónigo magistral de la Ca-


-tedral de Michoacán. Publicó, segiin Beristain, una
.Q,-acjdnfijncbrc, en latin, en memoria de Fray Auto-
32
-- • '-i '! tY ! 'JT 7 - TYT ' !

914
nio de San Miguel, Obispo de Michoacán, pronuocia.
da en la Catedral de Valladolid—hoy Morelia—(I,6
X1CO, 1805).
CONSULTAR: Beristáin.

JOSE PEREDO Y GALLEGOS.


Escritor religioso.

José Joaquin Antonio Peredo y Gallegos nació


por los aflos de 1733 en Tiripitlo, obispado de
Michoacán. Fud alumno de oposición en el Colegio
de San Ildefonso de Mexico; doctor en teologIa v de-
cano de la Universidad de esta capital; califIcador de
la Inquisición; cura propietario del Sagrario de la Me-
tropolitana, heneficio que renunció para retirarse al
Oratorio de San Felipe Neri. Fud, següu Osores, Va-
ron de mucha lectura (se dice que tenfa una de las
más ricas bibliotecas de particulares en su tiempo) y
de grande memoria (en un acto piblico en Ia Univer-
sidad recitó de coro los cuatro libro5 de las Ins/ii,-
clones de Justiniano). MuriO en su Oratorio ci dIa 19
de Marzo de 1813. PublicO uii Sermon We honras del
Virrey Conde de Gálvez y un Discurso dog-md/leo Sa-
bre la j o/es/aa' ec/esids/ica (Mexico, Ontiveros, 1812).
CONSULTAR: Beristáin; Osores.

FERNANDO PEREZ MARAON


P olitiCo.

El Licenciado Fernando Pdrez MaraflOn era gua-


najuatense; fué alumno del Colegio de San Ildefonso,
F
en Mexico; abogado de Ia Real Audiencia, con ejercicio
rI

915
aquI v en su ciudad natal; regidor de ésta hasta alcan-
zar el decanato; alfërez de la provincia, y luego inten-
dente (nombramiento, éste filtimo, que no aceptó de
Hidalgo y Si de Calleja, en Noviernbre de i8xo). Con-
tjnuó en ese puesto, segün parece, hasta la consuma-
ción de la independencia. Después de 6sta, fué, en la
misma Guanajuato, jefe superior politico; y por fin,
bajo el imperiO de Iturbide, ministro del Supreme
Tribunal de Justicia. Se cree que haya muerto poco
despuéS.
l3eristáin lo inclu e entre los escritores pot ser au-
tor de Ia Vindzcación del Ayuntamiento de Guanajuato
sobre la toma de la Alhóndiga de Granaditas (Méxi-
co, imprenta de Ontiveros, 1811).
CONSULTAR: Beristáin (en la M); Osores; Alamán,
Historia de Mexico. I, 415; II, 64; Mier, Ills/aria de
hi rz'o/iicldn de iVzieva Estaña, 1, 335, 353; Busta-
mante, Cuadro hlstCrico, I, 47, 103 Coleccidn de docu-
mcntos para la historia de hi gucrra de indeficndencia, de
J . F. Hernández y Dávalos, tomo II, doc. 243.

ANTONIO JOAQUIN PEREZ


MARTINEZ.
Orador sagrado y politico.

El limo. y Rvmo. Sr. Dr. don Antonio Joaquin Fe-


rez y Martinez Robles nació en Puebla el 13 de Mayo de
1773. Estudió en los colegios de San Luis y San Ig-
nacio y Carolino. En éste fué catedrático de teologIa
moral. Fué vice—rector del Seminario, secretario del
limo. Biempica, cura de Puebla, prebendado y canó-
nigo magistral de esa Catedral. En 118io fué electo di.
putado a las Cortes espanolas, de las que fué presiden-
te. Cuenta el Conde de Toreno que cuando Fernando
916
VII disolvió las cortes (1814), en la noche del xo al
de Ma yo, en que se hicieron tantos arrestos, el general
EguIa intimó a Prez Martinez de orden del Rev Para
que, como presidente, declarara disueltas ]as Cortes,
y no opuso dste reparo alguno: aun se sospecha que i
hizo de buena voluntad y por acuerdo anteriormente
tornado. Consta ésto en el documento nüm. 4 del apn
dice al torno IV de la his/aria de M/xico de Alarnán
Prez, adernás, firmó más tarde la representacjón de
los 69 (los Persas). Pimentel, sin embargo, dice que
rej5resenfd digwainen/e d su j5atria en las Cortes de C.
diz. Mas como el 19 de diciembre de ese mismo año
obtuvo la mitra de Puebla, sustituvendo a Gonzalez
del Campillo, muerto el aiio anterior, ]as SOspechas
parecieron a'in más fundadas. Consagrósele en Ma-
drid en Marzo de 1815 y entró a Puebla justamente
en Marzo del siguiente aflo. En Abril de 1821 el coro-
nel realista don Francisco Egula debIa conducirle a
Madrid por orden de las Cortes de Espaia, pero el
pueblo lo impidió amotinándose. Se adhirió despus,
el obispo, al plan de Iguala y fué miembro de la Jun-
ta Provisional y de la Regencia. Murió en 26 de Abril
de 1829, siendo el 6nico prelado de la Repüblica, pues
muchas sedes estaban vacantes y los poco q ohispos
estaban ausentes. Iturbide le nombró caballero de la
Orden de Guadalupe. (r)
De sus obras cita Beristáin, además de las pastora-
les y edictos publicados a riombre del obispo Biempi-
Ca, s' los propios suyos, un Sermdn moral implorando
la felicidad de las armas espaflolas impreso en Puebla
por el Seminario Palafoxiano (1794); una orac,dnñi-
7:el' re que pronunció en la Catedral de Puebla a la
muerte de Biempica y que se imprimió en Madrid por

[i] Es extrao que en los libroE de biograffas mexicanas no se


eric rentre una verdadera de ninguno de los primeros diputados
mexicanos a Cortes espafiolas, salvo de Ramos Arizpe; las pocas
que hay son muy incompletas.
9,7
Jharra (1804). En la Bibl ioteca Nacional (Catálogo de
la 9 Division, P ig. 387) hay un Discurso suyo dirigido
a los electores de provincia en la Catedral de Puebla
el Ij de Septiembre de 1820; y la constitucion del Na-
cional y Ponticio Scm/na rio Pa/a foxiano de Puebla,
sancionada tor su actual prelado eli/mo. Sr. don Antonio
Joaquin Pe'rez Martinez, impresa en Puebla, por More-
no hnos., 1826 (Catálogo de la 94 DivisiOn, pág. 388).
Pimentel cita además los panegIricos de la Vii gen
de Guadalupe (i8o8), Santa Catalina (Puebla, i8xg),
San Agustin (Puebla, 1817), San Felipe Neri (leldo
en el Oratorio de Puebla el 31 de Mayo de 1819; Ca-
talogo del Segundo suplemento, pig. 200, Biblioteca
Nacional) y Santa Clara (Puebla, 1819); y tamhién
una Ex/iortacu5n patridtico-sa g rada relativa a la guerra
,con los franceses (Puebla, ,8io), tin discurso en la pro-
clamaciOn y jura de la independencia (1821) y otro en
la coronaciOn de Iturbide en Ia Catedral de Mexico
(21 de Julio de 1822, impreso en Puebla en 1822).
CONSULTAR: Beristáin; Conde de Toreno, Historia
del levantamiento, guerra y revolucidn de Espafla, edi-
ción Rivadeneyra, pág. 522; Joaquin Lorenzo Villa-
nueva, Vie/a li/eraria, Londres, 1825, tomo II, 27, 28,
87, 91, 929 93, 100 a 103, io6, 107, 112, 118, 251; 1-ler-
nández y Dávalos, £?oleccidn tie documentospara la Gue-
rra de Independencia de iWIxico, tomo VI, niims. 503 y
504; Alamán, His/or/a deiWe'xico, III, págs. 15, 52, 96;
IV, págs. 139 9 394, 441 y siguientes, y, en el apéndi-
ce, documento ni'imero 4; Pi mentel, IVovc/is/as y Ora-
i/ores IWexicaflOs, capItulo IX.

ANTONIO PEREZ VELASCO


P oeta.
Fue amigo de infancia de Navarrete, y declara
(Diarlo de Mexico, 15 de Febrero de 18o6) que se de-
918
dicó a In poeshi siguiendo el ejemplo del delicado poe-
ta michoacano. Efectivamente, le irnita y atm le Co.
pia (Diari,, z6 de Febrero de i8o6). Declara tambien
baberse c dedicado después a estudios mas serios. El
mismo Diana anuncia (29 de Mayo) que en los dias
30 y 31 de Mayo y 7 de Junlo de 18o6 iba a pre-
sentarse en acto piblico en la Universidad para gra-
duarse de medico: debia en esas ocastones decir un
discurso sobre ladocti-ina de Boerhaave, sobre la de
Cullen y sobre Ia de Brown, discurrir y discutir sobre
el vómito negro, sobre himenologia, sobre obstetricia,
sobre La If isica de Para, la teorfa electrica de Franklin,
La térmica de Lavoisier, y sobre el galvanismo segt'in
Las experiencias de Humboldt.
Acaso era pariente de otros dos Perez Velascos que
cita Beristáin, uno el PresbItero Andrés, escritor reli-
gioso (afios de 176c y 66), y otro el medico quereta-
no Francisco, agregado a. la Expedición cientIfica di-
rigida por Sessé y de quien el bibliógrafo decla con-
servar manuscrito un poema a. la Inmaculada Concep-
ción.
Antonio Perez Velasco, que en el Diane dc Jfcxico
se firma Anipeve, no vuela alto como poeta. Ha y , sin
embargo, pasajes bien versificados en su Canto a. La
Concepción de Maria (Diana, 6 de Diciembre de
1815):

La ciudad del Seflor, cuyos cimientos


formó su Autor sobre los montes santos,
siendo de todos los merecimiøntos
sus firmes fundamentos sacrosantos....

Dios la Ilena de gracia y de pureza


como azucena cándida entre espinas....

Es la fuente cerrada
donde esti nuestra dicha vinculada....
919
Es el jardIn cerrado
abierto sóo para Dios su amado....

En prosa escribe. sobre la enseñanza de la medici-


na v sobre la agricultura en Mexico (Dia,-io, 15 y 31
de Octubre de 1805, 3 de Febrero, 2 V 3 de Marzo,
IS y 19 de Abril s 21 de Mayo de 18o6.)

JUAN PICAZO V TIMMERMANN.


Pedagogo.

Aunque Beristáin v Osores dicen que el doctor Pi-


cazo y Timmermann nació en San Luis Potosi, el Ca-
nónigo don Vicente de P. Andrade ha comprobado
que fuC originario de San Miguel Allende. Aprendió
latIn con don Andrés de Riaflo en Mexico, y teologIa
en San Ildefonso. En este mismo Colegio dió cátedra
de latinidad, y fué rector en el de San Juan de Letrán
y en el Seminario Correccional de Tepozotlán. Inter1-
narnente desempeñó el curato de Tialnepantla. Fundó
una capellanla a beneficio de los seminaristas de San
Ildefonso. Tuvo en Mexico un Colegio 6 e sluefi,) par-
ticular donde fud alumno Anastasio de Ochoa.
Publicó las dos obras siguientes: Preceplos breves
y iitiles para las prime/-as clases de la Gramática lati-
na (Mexico, imprenta de Ontiveros, 1802); y Precep-
los para las zllti,nas clases de la Gramática Latina
(Mexico, imprenta de Ontiveros, 1803).
CONSULTAR: Beristáin; Osores.
920

JOSE PICHARDO.
Orador sagrado.

Nacido en Cuernavaca, el aflo de 1748; fué alumno


y después catedrático de latin y de filosofla en el Co.
legio de San Juan de Letrán, en Mexico; capellán del
Hospicio de Pobres y presbItero del Oratorio de San
Felipe Neri durante veintitrs años. Beristáin lo pin-
ta como hombre 'de estudio incansable, de instruc.
ción sólida, varia v amena, de ingenio varonil, de cr1.
tica acérrima, y de memoria prodigiosa'; dice que
llegó a reunir una biblioteca de seis mil voltimenes,
conoció el griego, el hebreo, y varias lenguas vivas de
los aborigenes mexicanos. De 18o8 a 181 escribió,
por encargo del gobierno virreinal, un extensIsimo in.
forme sobre los lImites de la Luisiana y de Texas.
Puhlicó un Elogio de San Felipe iVcri (Mexico, im-
prenta de Ontiveros, 180) y dejó manuscritos una
Vida de San Felie de Jesus, una inconclusa Ills/or/a
tie la J'lrgrn tie lot Ri,nedios, y muchos sermones v
opüsculos.
Era, además, anticuario y, segün Humboldt, 'muy
versado en la historia de su patria', especialmente en
antiguedades aztecas.
CONSULTAR: Beristái n; Humboldt, Ensayo politico
Ah
so&e la Nueva Espana, trad. Gonzalez Arnao, Paris,
1822, tomo I, 327,355.

JOSE MARIANO PONCE DE LEON.


Orador sagrado.

Nacido en Oaxaca; estudió en el Conveiito francis-


cano de Tehuacán y en el de Puebla, asI como en
921
Seminario Palafoxiano, donde liegó a ser catedrático
de retórica y de historia N. eclesiásticas.
Vistió la beca del Colegio Teo-jurista de San Pablo,
de Puebla; fué cura párroco y juez eciesiástico en
Amozoc, Tepango, Teziutlán y Coyomeápan; se gra-
duo de Maestro en teologla de Ia Universidad de Me-
xico, v ganO en oposiciOn la canonjIa magistral de la
Catedral de Oaxaca, donde llegO a tesorero v chan-
tre, siendo además rector del Seminario de Santa
Cruz, regente de estudios y catedrático de teologla.
Hacia el fin de su vida pasO a Puebla como preben-
dado, y murió allI en 1814. PublicO, segIin Beristáin,
un Sermdn moral tic dedicación (Mexico, 1804), Un
Sermon tie rogaliva por Plo VII (Mexico, 1809), Ufl
SermOn para Ia EpifanIa, predicado en Oaxaca (Gua-
temala, i8og), SermOn tie gracias por los triunfos de
las armas españolas contra los franceses (Mexico,
imprenta de Ontiveros, 18og), Elgcnio di' la jaz, can-
to en elogio del Obispo de Puebla Campillo (Puebla,
1812), y Oda en elogio del Conde de Castroterreflo,
comandante del ejCrcito realista en ci Sur de MCxico
(Mexico, 1813).
CONSULTAR: Beristáin.

JOSE MATIAS QUINTANA.


Escritor politico.

Don Jose Matlas Quintana, padre de D. Andrés


Quintana Roo, naciO en Mdrida el 24 de Febrero de
1767, y fue hijo de D. Gregorio Quintana y Doña Mar-
tina del Campo y LeOn.
Aunque no hizo estudios universitarios, sino que,.
concluIda su educación primera, se dedicó al comercio,.
922

-en el cual llegó a adquirir buena posición, fué siempre


hombre de aficiones intelectuales. En 1813 fundó, en
Mérida, un periódico que duró airededor de un afio,
con el titlo de Clamores de la /ide/iifad americana 6
fragmenlos jSara la hzc/oria, segün D. Francisco Sosa.
Se hizo sospechoso al gobierno, tal vez a. causa de su
periódico, y en 1814 se le envió preso a. San Juan de
Ula. Consumada la independencia, fué diputado a la
Legislatura del Estado de Yucatan y, en 1827, dipu-
tado at Congreso Nacional. IvIurid en Mxico el 30 de
Marzo de 1841.
Sus producciones, fuera de los artIculos de periódi-
co (entre los cuales se cita Elfacolilnismo en Mexico,
dedicado a. Santa Anna), se reducen a. un solo libro de
carácter religioso, Meili/aciones, del cual, segn el Sr.
Sosa, ha y tres ediciones, hechas dos en Yucatan y
una en Mxico, en i8io.
CONSIJLTAR: Francisco Sosa, Mexicanos dislinguidos;
Zavala, Ensa y o /zis/órico, I, 123; II, 27, 332.

RAMON QUINTANA DEL AZEBO.


Poeta.

Miembro de la Arcadia de Mxico, donde se lIarnó


Dame/as; en el Dthrio de jJf/xi'o escribfa, en prosa y
en verso, con diversas firmas: Ana/nik, Zeoha, Zeobd-
-del, Mr. Noa, if. iVoar, ElSondmliulo, El Tio C'aran-
do, 37 A. del Q. 1?.: estas ültimas iniciales son las suyas
invertidas, y no las de Andrés Quintana Roo, que s6-
lo aparecen en i8io (dos veces), cuando tenla éste
veinte años. Fu6 amigo del ilustre centro-americano
Antonio Jose de Irisarri, a. quien dedica unos versos
de despedida (Diarbo, 15 de Diciembre de x8o6). Pu-
.923
blicó en folleto la oda Al czmzpleaños de Fernando VII
€1 Deseado (Mexico, imprenta de Arizpe, 18o8).
Quintana del Azeho vale poCticamente más que la
ma y orIa de sus compañeros del Diario, exceptuados
Los verdaderos poetas,-Navarrete, Ochoa y Sanchez
de Tagle. Junto a Barazábal y a Barquera, parece
realmente poeta; v todavIa está por encima de Juan
Maria Lacunza y de Rodriguez del Castillo. Su versj-
ficación es bien entonada v su expresión tiene cierta
pureza; se advierte en ei a un lector de los poetas más
sonoros de la lengua castellana. Sin embargo, no to.
gra sostener el vuelo poético, y no puede entresacar-
se de Las suvas una poesIa completa, digna de anto-
logla.
Hay muchos pasajes en sus composiciones que ha-
rlan suponer, tornados aisladamente, a un poeta su-
perior. AsI de la oda sáfica La resurreccidn del Señor:

Al Báratro profundo derrocado


va el angel de las sombras, y a su orgullo
da el Santo vencedor entre cadenas
término oscuro ......

DulcIsonas Las arpas de oro suenan


siguiendo los acentos con que el triunfo
celebran ante el trono innumerables
Angeles puros..
(Diarlo do Mexico, 29 de Marzo de 1807).
De la oda A un amigo:
Concedase a mi voz en este dIa
cantar, amigo, tu natal dichoso,
y en métrica armonIa,
al dulce són de mi rabel gracioso,
hacer que suenen por el vago viento
Los ecos de mi gozo y mi contento....
(Deario, 18 de Julio de 1807).
924
Citaremos Integras dos poeslas que dan idea cabal
de su estilo. La primera, dedicada a los arcades de
Mexico, se iitituIa Idi/io:
Asi, mientras pastaba sus ovejas,
Dametas entonaba amantes quejas.
EI tiempo llegará, sensible Delia,
en que mi amor conozcas, 6 se exting:
la llama que fomenta mi ternura?
lAy me! Callando gimo, y me es mi peria
muv más terrible que ci helado invierno.
De qué me sirve, di, que cabe el olmo
que dócil con sus ramas cubre el techo
de mi pajizo albergue, tia con Ana
afabie me saludes, y te sientes
sobre el árido césped prevenido? '1
De qué, que airosa td con diestra mano,
capaz de embelesar a! mismo Apolo,
la lira pulses, y que con ml flauta
tus sones acompañe distraIdo?
!Oh Delial de aumentar mi pena triste.
Si algün pastor me viera, y que a tu lado
las horas se deslizan biandamente;
que te acompaflo en los sencilios bailes
de la inmediata aldea, y que placiente
escuchas td mi voz, y yo la tuya,
feliz lob Delial a ml pasión dirla.
Más lay! tus gracias, do a la par se ostentan
tu virtud, v el candor que hay en tu seno,
si halagan a mi amor, mi mal aumentan.
iOh Delial iy he de amarte sin consuelo?
!y he de amarte y callar el que te amo?
.!6 acaso un hado injusto me condena
A eterno suspirar y eterna pena?
Dos veces pulular al trigo he visto
y al manzano otras tantas deshojado,
925
y yo en mi mal constante siempre miro
volver los astros al usado giro,
sin que a mi pecho torr'ie la alegrIa.
Y cómo tornará, si desde el dIa
que amor libró a ml pecho el dardo insano,
amante a Lelio sigues? Di: Zsu choza
que excede a las demás, cuanto al lentisco
el li'igubre ciprés, a amar te incita?
0 acaso los rebaños nurnerosos
que el valle ameno cubren? iCuánto, Delia,
se engaña quien feliz al rico piensa!
A Lelio advierte, advierte cuál se agita,
las creces combinando de su aprisco:
en el soto, en la aldea, en la cabafla,
y lo que es más, hermosa, en tu presencia
no sabe sino hablar de su opulencia.
El mira indiferente el casto hechizo
que vive en tu semblante, y tu sonrisa
más dulce que la miel v ailejo vino.
cY asI le estimas? W de un padre avaro
las Ie yes obedeces? 10h destino!
IPluguiera a amor, que nunca a ml tu Lelio
de amigo el duke nombre dado hubiera,
que libre entonces, al hablar contigo,
mi pena te dirIa, y nunca fuera
mi rémora fatal un buen amigo!

(Diario de Mexico, 13 de Mayo de x8o8).

La segunda es una oda libre Al Sueño:

No en torno de mis sienes


tus alas giren, sueIo pavoroso;
tus negras alas, que en el Lete undoso
humedecidos traen
al mlsero mortal descanso incierto.
Te estima el fatigado, como al puerto
926 -,
el pávido piloto; el vagabundo
conságrate en ofrenda
la mitad de su vida; en todo el mundo
la ruda ceguedad de los mortales
te llama pot alivio de sus males.

Mas yo, deidad mentida,


amada solo por el vulgo ciego,
en nada estimo aquel letal sosiego
con que al viviente brindas engañosa;
sin ti, con grato anhelo
contemplaré en la noche silenciosa
los astros relucientes, que en el cielo
con su inmutable giro y dependencia
muestran la omnipotencia
del Set Supremo que los ha creado.
Sin ti, la amable ciencia
mis horas llenará con sus duizuras:
veréme lob sueño! siempre rodeado
de las delicias puras,
y a. tu feudo tirano sustraldo
podré decir al menos que he vivido.

Es otra cosa el hombre aletargado


que un fiel retrato de la triste muerte?
En él solo se advierte,
pot sellal de existencia, que respira;
al cuerpo entorpecido no le queda
un solo movimiento
que defenderle pueda
de la mano cruel de tin enemigo.
Las temibles pasiones, al abrigo
de la sorda inacciOn que predomina,
al noble entendimiento, en su abandono,
osadas le sorprenden,
y al punto le derriban de su trono.
Inexpertas del mando,
927
el regio cetro empuflan, y agitando
los ft'itiles deseos, representan
al corazón tranquilo y sosegado
las sombras, los espectros v peligros,..
que luego se fomentan
en la agitada y dbil fantasia,
que los juzga veraces, cual si fueran
examinados a la luz del dia;
y en tanto el infeliz que asI padece
lamenta y gime y llora y se estremece.

Es ésta tu quietud, injusto sueflo?


Y a ti te llama el hombre, que debiera,..
al ver tu adusto ceflo,
ahominarte como a monstruo 6 fiera?
Apenas el callado mundo indica
que ya domina en él tu duro imperio,
no te encuentra propicio
el vii asesinato, el adulterio,
el robo y todo vicio?
Tü mismo armaste la traidora mano
de Ulises y Diomedes contra Reso.
El precepto inhumano
de Dánao sus hijas confyaron
al tiempo del olvido:
entonce el brazo ddbil alarmaron
con la acerada punta, y en el pecho-
lo esconden del esposo ya dormido4
y el grato nupcial lecho,
en quien reinara la delicia pura,
corividrtese en horror y sepultura.
El Dárdano guerrero, que al unido.
poder del falso griego
dos lustros resistiera,
es sorprendido en la quietud primera -
de Ia callada noche; el leve fuego
sus edificios tumba; airado Marte
928
terrores vibra; el golpe y el amago
un mismo tiempo siguen;
la muerte y el estrago
aniqullanlo todo, y en un punto
vemos en la gran Troya armipotente
cadávex-es y escombros solamente.

Mavorte a Citerea
reduce a sus halagos, cuando Febo
su leve carro en la region nerea
habla sumergido....
Mas ipor qué inadvertido
me canso refiriendo
tus crimenes, tus fraudes y traiciones?

Del Erebo y la Noche aborto horrendo,


hermano de las furias y Ia muerte,
oscuro esposo de las tristes sombras,
huye lejos de ml. Déte el averno, +
que fué la cuna de tu ilustre suerte,
eterna habitaciOn, descanso eterno.
Alil contino gimas,
y nunca, nunca abiertas
se muestren a tu vista las dos puertas
por donde a los mortales
liegan ... iCielos! lAy met Yo desfalLezco.

Asi escribla cuando.... (ime estremezco


al solo recordar mi susto y penal)
cuando improviso siento
estrerriecerse todo mi aposento
y que se me acercaba
con paso diligente
el hOrrido Morfeo....
iAy Diost lY cull le vi! Su negra frente
el opio soñoliento coronaba
con la ardiebte amapola entretejido;
929
sus centellantes ojos
vertlan iras, crueldad y enojos:
negro era el rostro, y negro su vestido;
disforme su estatura;
y levantando en la atezada mano
un ramo humedecido que empuflaba,
con semblante inhumano,
"mortal envanecido, que con necias
expresiones, al suefio asI desprecias,
rIndete a su poder", dijo, y rociando
mi rostro pavitante
con el negro licor que destilaba
el verde ramo. al punto desparece.

Entonces, como si Ufl brillante rayo


mu)' inmediato a ml pasado hubiera,
el cuerpo Se entorpece;
é involuntariamente, de un desmavo
muy dulce poseIdo,
rendIme al lecho, y me quedé dormido.
(Diarlo de j1ieico, 9 y xo de Enero de 18o8)
En la poesIa satIrica es fácil, pero no abunda en
gracia. Pueden verse sus silvas A un jesofuerie (Dia-
rio, 17 de Julio de 1807), Al cigarro ( 9 de Enero de
1807), y Las octavas reales sobre La vida feliz (26 de
Enero de 18o6) que terminan con este rasgo 'curioso:

Que aqul también alaba un zaragale


su mania, su jacal y Sn fietate.
Entre sus epigramas pueden citarse estos:
—Pues tü no vas a La escuela,
yo tam poco, Juana, ire.
—!Y si preguntan?—Dird
que me ha dolido una muela.
—Y Si tu papa severo
quiere darte, Bias, castigo?
33
930
—No, que con Ilorar consigo
de mi mama cuanto quiero.
(Diana, 3 de Noviembre de

—No soy linda, Fabio? —Si.


—1Y qué tal toco? —Muy bien.
—tMi voz te agrada? —Tamhién
—Bailo airosa? —Ya lo vi.
—Visto bien, soy bien dispuesta
Di: !qué falta a mis pritnores?
—(due el que los tienes ignores
y aprendas a ser honesta.
(Diana, x Q de Noviembre d

MANUEL QUIROS Y CA'IPOSAGRADO


Escritor politico.

De él solo dice Beristáin que publicO un Lamentable


i/an/a de la czudad de Mexico por la muerte de Carlos
III (Mexico, iniprenta Jáuregui, 1789; existe en la
Biblioteca Nacional, Novena division, pág. 411,) y
El abuso tolerado (Mexico, imprenta Jáuregui, 1812).

JOSE ANTONIO REYES.


Poeta.
Versificador que colaboraba en el Diario de MCxica
bajo las firmas J. A. R. yjosé 0/era Seniany. Escribe
versos erOticos y satIricos. De los ültimos puede ci-
tarse este epigrama (Diana, 9 de Julio de 18o6)
I
•1.
93'
En las manos me pusiste
a Cicerón y a1'irgilio;
pero, a Ia verdad, Lucilio,
por eso mi maestro fuiste?

Me obligaste a traducir
estas obras con presteza;
mas su mérito ' helleza
me enseflaste a discernir?

Por su caracter de época copiarernos el romance in-


titulado Pérdida (Dia,io, 16 de Diciembre de 1805):

Ayer en el paseo
se perdió un currutaco:
tiene el pelo a la Tito,
de almizcle perfumado;
el fleco disparejo,
hasta las cejas largo;
un sombrero chiquito,
muy bien encañonado,
que del sol no defiende
el rostro en el verano
ni del aire las sienes
en el invierno helado.
Desde éstas se prolonga,
del carrillo a lo largo,
Ia patilla poblada
que se avecina al labio.
Lieva un lienzo en el cuello,
relleno de mil trapos;
Ia camisa bordada,
y en el pecho un retrato,
al que a cada momento
ye con ojos livianos.
Mil cintas desde el hombro
le bajan al costado,
932
y desde all1 cotnienzan
los caizones, tan anchos
que el viento dentro de ellos
se pasea a su salvo.
Como no gasta bolsas,
trae pendientes de ganchos
dos campanas enormes
de acero pavonado.
Usa casaca corta
por el faldón, y en lo alto
un cojin, con que iinita
fielmente a un jorobado.
Tiene envueltas las piernas
en cueros encarnados,
coma azabache negros
de la espinilla abajo.
En el café asistia,
v por la noche at teatro;
solla jugar tresillo
6 hillar, de prestado.
Comia con sus amigos
6 ayunaba a traspaso;
dormia en una accesoria
de las de laza y plato.
Los domingos y fiestas,
en el Pcrddn parado,
at Padre de la misa
vela de cuando en cuando.
Chupa puro muy grueso,
habla un idioma extraño,
compuesto alli a su modo
de frances é italiano.
Baila bien con tradanza,
bolero afandangado,
y casi a todas horas
ejercita su canto.
933
Se suplica a cualquiera
que Ilegare a encontrarlo,
lo lleve a la coqueta,
quien le dará su /zallazgo.

No sabemos si este versificador es el n-iismo Lic. D.


Antonio Reyes que el 12 de Febrero de 1811 fué de-
rrotado y muerto por Herrera (el ex—lego juanino) y
Blancas, en Santa Maria del Rio, cuando, en compa-
fila de D. Ignacio Iragorri, marchaha a Guadalajara a
unirse a Calleja, llevándole hombres, dinero y piezas
de artillerla (Bustamante, Cuadro hist5rico, I, 195, y
Alaman, Historia de Mexico, II, 156).

JOSE MARIA RIBA Y RADA.


Escritor religioso.

Nació en Rosario (perteneciente hoy al Estado de


Sinaloa) el 12 de Octubre de 1760. Estudió en Gua-
dalajara, y luego en Mexico, en el Colegio San Ilde-
fonso; en la Universidad se graduó de bachiller en
ambos derechos. Sirvió varios curatos en las diócesis
de Sonora y Guadalajara; fud vicario foráneo y juez
eclesiástico de Rosario; tuvo otros diversos cargos
(tales como provisor, vicario general y visitador ordi-
nario) y llegó por fin a gobernador, en sede vacante,
de la diócesis de Sonora; de abI pasó como prebenda-
do a la Catedral de Guadalajara, donde luego fue
maestrescuelas. Figuró como miembro en el Congreso
Constituyente de 1824 y diputado en 1825 y 26. No
sabemos cuándo murió.
Beristáin dice que Riba (6 Riva, segl'in Osores) le
ayudó con noticias para su Bi6/ioteca y publicó una
Ext/icacidn de la Bula de la Santa Cruzada, con rela-
934
ción a la America (Mexico, imprenta de Ontiveros
1802).
CONSULTAR: Beristain; 0 sores.

ALEJANDRO MARIANO ROBLE


Escritor politico.

Nació en Guadalajara. Estudió jurisprudenc.,.., J.P C .


ro no llegó a recibirse de abogado. pues, al regresar j
Europa el Virrey Azanza, le faltó protección. Colabo.
ró en el Diaric de 4féxico con la firma Alejandro Araj
mon Brosel. Murió, joven aCm, en Mexico, el 12 de Oc-
tubre de 1807, siendo pasante en el bufete del Licen- 1^_
ciado Verdad.
En uno de sus escritos, publicado en el Didrio el iS
de Octubre de 1805, propone, contra lo indicado en el
prospecto de dicho periódico, se escriba libremente de
politica. c En Espaa,—dice, — se conocen las me.
jores doctrinas politicas, y en la misma corte del So-
berano y a presencia de sus principales ministros se
anuncian al pCiblico con una libertad de que la igno-
rancia, la envidia y la preocupación de nuestros ma-
yores hablan despojado a los escritores. Por qué,
pues, en la America, trozo tan precioso de la monar-
quia espaola, se ha de carecer de ellas, principalmen-
te cuando en estas remotas regiones se carece de cá-
tedras en que pudieran enseñarse como en la sabia
Europa.. .. .. ? ......
CONSULTAR: Diario d€ Mexico, i8 de Octubre de
1807, articulo necrológico pot El Melancdlico (Busta-
mante.)

I
935

FRAY JOSE ROCHA.


Escritor religioso.

Nacido en Leon de Guanajuato; lector de prima de


eo1ogIa en el Colegio franciscano de Celaya, y comi-
sario de la Tercera Orden. PublicO, segin Beristáin,
La amada del Señor, elogio de La ConcepciOn de Ma-
ria (Mexico, imprenta de Ontiveros, 1797); Ven/ajas
del es/ado religioso (Mexico, imprenta de Ontiveros,
1799); y PanegIricos Mariales (Mexico, Ontiveros,
,8o2).
CONSULTAR: Beristáin.

JOSE MARIANO RODRIGUEZ DEL


CASTILLO.
Poeta y prosador.

Guanajuatense; Intimo amigo de José Victoriano Vi-


llaseñor (Dclio}. Fué el fundador de La Arcadia de
Mexico, dentro de la cual se llamO Amin/as y luego
Tirsis. En el Diario de Mexico escrihIa, ya con estos
nombres, ya con el de Afos/aza, 6 con sus iniciales J.
M. R. C., invertidas a veces, C. R. M. J. Es poeta
mediano; generalmente trivial, pero muestra facilidad
aun en poesIas in sign ificantes, como ci romance que
comienza (Diario de Mexico, 4 de Junio de 18o8):

Cuando el genio festivo


con sus pintadas alas....

y la Anacreón/ica d 1(1 prim avera (Diario, 9 de Abril


de 1807):
936
Amigos, empecemos
entre apacibles risas
I gozar de las horas
que el hado nos destina....

Es, entre los poetas menores del Diario, quien más


se acerca £ la felicidad de los romances eróticos y pas-
toriles de Navarrete:

Parlera golondrina
que con canto festivo
A los hombres anuncias
el astro matutino....

(Diario, 15 de Julio de 1811).


Salve, pueblo felice
A quien la amable Flora
escogió por su asiento
y estancia deliciosa..

(Diario, 0 de Agosto de 1811).


La mano poderosa
de Jipiter supremo
destinó a los amores
edades como al tiempo....

(Diarlo, 0 de Abril de 1812).

Un goloso muchacho,
metido en una huerta,
alegre discurrIa
mirando con viveza
de una tendida parra
los racimos que cuelgan.
Pero no, ya se inclina
de las doradas peras,
____

937
hacia el durazno corre,
ya se vuelve a la higuera
de aquesta el fruto corta,
pero apenas lo prueba.
Su gusto ain más provocan
encarnadas ciruelas,
los verdosos pepinos
y ]as moras sangrientas.
Su ambición todo abarca,
todo le lisonjea,
come luego otra cosa,
y al fin todo lo deja.
AsI yo entusiasmado
entre muchas bellezas,
quiero decir de todas
porque todas me alegran.

(Anacrednlica II, Diario, 17 de Junio de 18o8..)


Volaba por el prado
una mariposilla,
como el aire ligera,
bordada de mil pintas.
Diáfanas como el 6ter
sus alas peregrinas
y esmaltadas con oro,
al viento se tendan.
Ya en un florido mirto
su vuelo suspendla,
ya en el jazmIn posaba,
ya en unas clavellinas.
No hay for do no se pare,
y aunque ellas se retiran
con timidez donosa,
sus cálices las liba.
lOh feliz mariposal
lQuién tuviera tu dicha,
938
pues, gustandolas todas,
ninguna te cautiva!

(Anacrednilca III, Diarlo, 21 de Junio de i8o8).

No carece de elegancia este Sonez'o:

Seis veces el invierno adusto y frIo


ha quitado a los campos la hermosura;
seis veces ha que su inclemencia dura
grubs ha puesto a aqueste humilde rio;

mas otras tantas el pintado estlo


ha vestido los valles de verdura,
ornando con mil fibres La ilanura,
la abundosa pradera, el bosque umbrio.

El otofio con frutos sazonados


ha traIdo sus fértiles cosechas,
dejando los trabajos bien premiados
del labrador, sus ansias satisfechas;
y s6lo mis amores mal pagados
sus cadenas no afiojan tan estrechas.

(Diana, 18 de Julio de 1811).

Tiene otro soneto, muy inferior a éste, pero con


agradable comienzo:

Cuantas produce fibres el verano,


cuantos madura granos el estIo....

(Dianio, ig de Agosto de 1807).

Pero en Rodriguez del Castillo llama la atenciOn, no


su poesla, sino su prosa, en Ia cual se advierte una
peculiar cualidad poética. DifIcil es encontrar en
939
% ico, en la época del Diario, una página de prosa más
delicadatT1eflte escrita que la intitulada Al-is scnhimicn
jos, dedicada a Navarrete:
cVolvI triste a mi cabana, y el antiguo amigo me
presunt6: — Por qué estás amarillo y por qué a tus
.Ojos falta Ia vivacidad?—Y yo le respondI:—Tus her-
manos los hombres ban metido la angustia en mi Co.
razón. Ellos me miraron de mal gesto, me hablaron
con doblez, y yo estoy triste. Si me faltan amigos, Zi
quién amaré?—Y Delio me dijo:—Está sereno, que si
ellos te han desamado, muy presto suspirarán por tu
compala y se dolerán de haberte injuriado; y aunque
esto no fciera, Delio es como nacido del mismo vien-
tre que t(1 y partiri contigo las delicias de su cora-
zón.—Y yo le respondi:—E1 Supremo Sér impelió
dos almas iguales a distintos senos, y él mismo las
ha juntado para su delicia. Nuestras cunas se me-
cieron a un tiempo, y, cuando no tenIamos acciones
de hombre, estábamos acostados bajo una sola som-
bra, y después retozamos como dos corderitos geme-
los en un valle. La razón divina nos alumbró, hermo-
sa como la primera alborada, y fuimos amigos. El in-
fortunio tomó los primeros pasos de mi juventud, y tii
iloraste en secreto; tus Ojos estaban agitados en mi
presencia por el llanto, y tus palabras maravillosas
alterriaban en mi turbado espIritu como la primavera
y el invierno. Con todo, mi corazón no puede menos
que Ilorar porque le ban angustiado; y si la tierra que
habitamos está floreciente cuando se desatan las ilu-
vias, también amarillea en el otofio, y los vientos
arrancan las hojas y las revuelven por el suelo.—Y
me dijo:—Cuando estés entre los hombres, serás co-
mo los sembrados con langosta, y cuando conmigo,
como Ia tórtola con su polluelo.—Y yo me complacla
en su decir. El genio de la amistad nos tenla cubier-
tos con sus alas, y yo suspiraba desechando el pesar
como un hálito nocivo.
940

c Entonces me propuso ir al bosque a coger unos pa-


nales para nuestras hermanas; yo consenti al mon-len.
to, y olvidé con su duizura todas mis pesadumbres
El umbroso bosque es mu)' semejante a mi madre
que ya no habita con nosotros. Ella me ponIa carijo..
samente a sus pechos, y el bosque me liberta del ar.
diente so!, y me refrigera con sus delgadas aguas; rflj
madre me cantaha canciones para que me durmiera, y
el bosque tiene pajaritos que cantan Ilamando al sue.
fio; mi madre me trala frutas en teniendo hambre, yel
bosque no me niega cuantas produce; mi madre jarnás
dijo mentira, y el bosque no me ha engafiado. Ama..
ble bosque, yo te quiero porque eres semejante a mi
madre; ahora estoy triste, diviérteme como ella lo ha.
cIa. Quiere a mi Delio, pues ella lo llamó mi herma.
no, y su carii'lo se dividió entre los dos sin erividia;
ella nos abrazaba a un tiempo en sus faldas, y noso.
tros la besábamos a competencia; y cuando aün no sa-
blamos andar, nos tomaba al uno y al otro por los
brazos, y sostenia nuestros pasos titubeantes; y cuan-
do ella se apartó de nosotros para siempre, nos dijo
por ültima razón:—Amaos como hermanos; los dos
sois mis hijos, y mi memoria os servira en lo futuro.-
Y cerró sus labios para no hablar más. Ei y yo gemi-
mos profundamente, y nuestras lágrimas se mezclaron
en su muerte. Desde entonces, los dos nos ilamamos
huérlanos sobre la tierra, sin que havamos tenido
quien nos eche una mirada de compasión. Se, pues,
ioh undo bosque! tan benéfico para nosotros como
aquella que ya no alentará.
cY ti't, poeta sensible, a quien consagro estas deli.
ciosas memorias, recIbelas con agrado; sean plausibles
A tu oIdo, en todo diverso al del soberbio guerrero y
codicioso negociante, que han cerrado las puertas de
su corazón a las voces del maternal cariflo y de la
amistad .
(Diario de Mexico, 15 de Agosto de 18o8.)
94'
Son menos interesantes otras dos páginas en prosa:
jvljs deseos, dedicada a. Anastasio de Ochoa (Diario, x6
de Abril de i8o8) y La cancidn de Aminias (2 de Junio
de x8oS).

ANASTASIO JOSE RODRIGUEZ


DE LEON
Poeta.

PresbItero mexicano, capeilán del Paiacio Virreinal


y cura castrense de los Militares Inválidos.
Era medianisimo versificador; pero componIa versos
en todas las ocasiones solemnes, poilticas y religiosas.
Beristáiii, pródigo en elogios, en este caso confiesa
que este eciesiástico laborioso, eficaz y niuy dedica-
do al cülto de Dios y sus santos, haacreditado en sus
versos más la senciilez y limpieza de sus afectos que
el arte, las gracias y las bellezas de las musas. Sus
versos Se encuentran en hojas sueltas, en la Gaze/a,
en ci Diana y en El AToticioso General, asI corno en
folletos formados de tributos poéticos en diversas oca-
sione3. En la Biblioteca Nacional de Mexico se con-
servan varios folletos y papeles impresos de Rodri-
guez de Leon (paginas 262 y 263 del catálogo de la
Octava división): contienen versos de felicitaciOn a. los
Virreyes Iturrigaray y Venegas, a! Arzobispo Lizana,
elogios de Ia Audiencia, de los hermanos Antonio, Ja-
cobo y Ciro de Villa Urrutia, de Miguel Lardizábal,
y composiciones sobre algunos otros tetnas de actua-
lidad.
-=

942

FR. FRANCISCO ROJAS Y ANDRADE.


Orador sagrado.

Descendiente de princiçes aztecas, segün Beristáin


nació en Mxico en 1775; de quince años entró a la
Orden de Santo Domingo, y a. los dieciséis profesó.
Pasó entonces a! Colegio Pontiñcio de Porta—Cceli,
donde estudió tres aüos filosofla y seis teofogla. A los
veinticuatro de su edad fué doctor en teologla por la.
Universidad. En seguida obtuvo cátedra en el Con-
vento dominico de Guadalajara, y poco después en el
grande de Mxico, adonde regresó. En 1802 se graduó
aquf de doctor en artes; en 1804 se le nombró lector de
teologla del Colegio de Porta—Cli, donde enseñó por
siete años; hacia 181 i, catedrático de doctrina de San-
to Tomás en la Universidad, de donde era ya Maes-
tro. Fué también examinador sinodal del arzobispado
y calificador de la Inquisición. En su Orden siguió
ascendiendo hasta liegar a. provincial de Mexico. Mu-
no aqul el 7 de Agosto de 1826: se Ic enterrO en el
Convento grande.
Segiin el Dr. Orellana, fué predicador activo, y aun
hubo quienes le Ilamaron D!mc5s/e,:es inexicano. Beris-
tAin dice que publicó un Eiogio fünebre de D. Pedro
Romero de Terreros, segundo Conde de Regla (Méxi-
co, imprenta Jáuregui, 18io), y un Sermdn de gracitu
por la restituciOn de Fernando VII al trono (Mexico,
1814).
CONSiJLTAR: Beristáin; Diari' de Mexico, 28 de Fe-
brero de 181 x; folleto del Dr. Orellana, publicado anO-
nimamente con el tItulo de Apuntes bio gr 4ficos tie los
Irece re1igiisos dominicos que en es/ado de momias se ha-
liaron en ci osario de sit Convcn/o.. .., Mexico, 1816

4.
47^7Wrr-_MMTj1 "77777

943
(aparece allI un grabado de la momia de Fr. Francisco
Rojas y Andrade).

FR. JUAN DE ROJAS Y ANDRADE.


Orador sagrado.

Hermano de Fr. Francisco Rojas y Andrade, &


ser que Pimentel cambiara el nombre de Francisco por
el de Juan y se trate de una sola persona. Los datos
biográficos que da Pimentel sobre Fr. Juan son casi
los mismos que da Beristáin sobre Fr. Francisco: 'na-
cido en Mexico, y descendiente de los más ilustres Ca-
ciques mexicanos, presentado en teologla y doctor de
ella, maestro en actos por la Universidad, calilicador
del Santo Ohcio, examinador sinodal del Arzobispado
de Mexico y del ohispado de Puebla, prior provincial
de la provincia de Santiago de Nueva Espaiia.
Pimentel dice haber leIdo varios sermones suyos y
de uno de ellos, Paneirico del Venerable Fr. Francis-
co Posadas (Mexico, 1819), cita el siguiente pasaje,
no carente de vivacidad:
'Si exhorta at sufrimiento en las adversidades, es
cu ando los ejercicios de la paciencia le exaltan sobre
el varón niás fuerte y el más celebre conquistador, en
sentencia de los Proverhios: cuando acostumbrado a
gloriosos vencimientos, tiene at lecho en que soporta
graves dolencias por una liera edreel tie los amzboos tie
Dios, que se diwa Ira/ar/c como sifuera uno tie el/os.
Reprende la vana elección del poderoso, que se olvida
de su ruin principio y de su asqueroso tdrmino, cob-
cado en la esfera de aquellos serafines con seis alas.
manifestados 4 Isaias, que empleando dos en remon-
tarse 6. la altura de la santidad, con las restantes cubren
944

NIL,
sus esmaltes vracas. v en su conceoto es Un siervn
injtil que no habla hecho cosa buena en su vida. Ins-
ta sobre el despreridimiento de los bienes de La tierra
cuando en sus pocos y despreciables muebles, en el
roto y remendado hábito, publica que la pobreza era
el centro de sus delicias; cuando, expedito como Jacob
pat-a luchar con su contrario, no retiene cosa alguna
temporal de donde pudiera asirse pat-a derribarle. Des-
cubre La belleza y encantos de Ia pureza, de la virtud
singular que nos asemeja a los Angeles, pudiendo ase-
gurar lo que San Pablo a Los de Corinto: volo enim
omnes vos esse sicul me ij sum, deseo que fueseis, como
yo, tentado de diversos modos, acometido con toda [a
uiereza del angel de Satanás, me conservo ileso pot La
virtud del que me conforta. A semejanza de aquel
Principe celestial que detiene a Josué para que se des-
calce antes de pisar una tierra santa, ciama contra la
falta de respeto, contra los cot-rubs y conversaciones
A Las puertas del templo, enseiiando con Jos hechos
que es casa de oración, ocupándose, acompanado de
crecido concurso, los dias en devotos ejercicios, en
dukes y tiernas canciones que le dictabael amor pat-a
celebrar a Jesus sacratnentado. Pide, estrecha con ar-
dor al socorro de los necesitados después de haber en-
tendido en Jos alivios del harnbriento, del encarcelado
y del enfermo con sus cortos arbitrios y con to que por
si mismo recogIa de La piedad ajena, después que le
.admiraron cubriendo al desnudo, no de los abundantes
vellones de sus ovejas, corno Job, sino de su escasa y
necesaria ropa. Si persuade que los miembros, instru-
nientos de Ia iniquidad, se purifiquen con los rigores
de la penitencia, Icon cuántos y qué extraordinarios
sacrificios habla procurado santificarsel Sangrientas y
•diarias disciplinas; cadenas a la cintura y al cuello,
con una cruz sembrada de quince püas; ásperos ciii-
cios en todo el cuerpo fueron Los instrumentos con que
avasalló su inculpada carne. Exija ci P. San Juan

1
r''r
945
Crisóstomo en el Predicador evangélico ese tejido de
virtudes para ser luz del mundo y sal de Ia tierra: en
Francisco éste es el principal distintivo. Escueja
del P. S. AgustIn a Secundino Maniqueo: que opine lo
que quiera de su conducta con tal de que la conciencia
no le acuse y confunda delante del Juez Eterno, esta
es la completa satisfacción de Francico a los ojos de
Dios y de los hombres: oj'erariu,n inconfusib,Ycm.
c Pudo con toda verdad asegurar, a los que escu-
charon sus discursos, lo que e1 Apóstol: ni de obra
buena, ni de ramo alguno de santidad me he deterini-
nado a trataros si antes no lo ha obrado en ml Jesu-
cristo.
CONSOLTAR: Pimentel, iVoz'elisi'as y oradores mexica-
.nos, cap. IX.

FRANCISCO ROJAS Y ROCHA


Poeta.

Nacido en Mexico; hijo del Dr. Rojas y Abreu, oidor


de la Real Audiericia; caballero maestrante de Ronda
y comisario de guerra de los Ejércitos. Escribió, Se-
giin Beristáin, dos poemas: La bendiciSn de Panzacoia
y con qziis/a de la Florida por ci Coat/c de Gdivez (Méxi-
CO, 1785) y Eloglo tie Carlos Zy dcl Virrev Bra nci-
for/c (inédito). Acaso sea el que publicaba versos reli-
giosos en el Diario i/c Méico (1811 y 1812) con la
firma El Car/ujo Xorsd 6 Xarsó.
CONSULTAR: Beristáin; Pimentel, His/orici de lei poe-
s/a en Mexico, cap. X.

34
•1 -

946

JOSEFA ELVIRA ROJAS Y ROCHA


Poetisa.

Nacida en Mexico; hermana del versificador Fran-


cisco Rojas y Rocha. Beristáin elogia su cultura, for-
mada personalmerite, y cita una obra suya: Versidn
parafrds/ica del Staba/ iW(z/er (Mexico, imprenta de
Ontiveros, 1803); indica, además, que usó el seudóni-
mo Jaroscharo y publicó una que otra cmposición en
los periódicos: un mediano soneto suyo en honor de la
Virgen de Guadalupe aparece en la Gaze/a de Méxic
(ii de Diciembre de 1805).
CONSULTAR: l3eristáin; Pimentel, Ills/aria de la poe-
sla en Mexico, cap. X.

JOSE MARIA ROMERO DE TERREROS


Hombre de ciencia.

D. José Maria Antonino Romero de Terreros, pri-


mer Marques de San Cristóbal, fud hijo del primer
Conde de Regla, D. Pedro Romero de Terreros, y
de Doña Maria Antonia de Trebuesto y Dávalos de
Bracarnonte, y nació el TO de Mayo de 1766. A los
nueve aflos de edad se le trasladó a España, donde se
educó; fué all1 teniente de fragata y mayordomo de
semana del Rey, y recibió en Cádiz, en 1802, el hábito'
de Santiago. Pasó después a Paris, donde se graduó
de doctor en medicina por la Universidad. Murió allI,
soltero, el 13 de Junio de 1815.
Humboldt habla de él en estos términos......cEl
Marques de San Cristóbal se ha distinguido en Paris
por sus conocimientos en fIsica y fisiologIa.. .. El Se-

.1
947
or Terreros (que es el nombre con que se ha conoci-
do en Francia a. este sahio modesto) ha preferido du-
rante inuchos aflos la instrucción que le proporcionaba
su permanencia en Paris a. una gran fortuna de que
solo podia gozar viviendo en Mexico mismo.'
D. Francisco de Fagoaga, en una carta a su tio el
CanOnigo D. Ciro de Villaurrutia, citada en el libro
Los Condes de Regla de D. Manuel Romero de Terre-
ros y Vinerit, dice que cel Marques de San CristObal
se matO a si mismo tomando arrobas de quina para
hacer experiencias.
CONSULTAR: Humboldt, Ensayo politico sobre Nueva
Espana, trad. Gonzalez Arnao, Paris, 1822, tomo I,
240; Romero de Terreros, Los Condes tie Re'gia, Méxi-
co, imprenta de M. LeOn Sanchez, igxo, pigs. 67, 79
y 80.

JOSE MARIA RONDA.


Orador sagrado.

Michoacano; preshitero; doctor en teologIa por la


Universidad de Mexico; rector del Colegio de Santa
Maria de Todos Santos, donde habIa sido alumno;
examinador sinodal del Obispado de Michoacán; cura
de Ocoyoacac, en el Arzobispado de Mexico, donde
muri6, joven aün, antes de i816. Beristáin dice que
publicO un Disczirso moral sobre la dignidad del sacer-
docio, motivado quizás por la intervenciOn de los curas
en la guerra de independencia (Mexico, imprenta de
Arizpe, 1812\ Por el Diario de Mix/co se ye que fue
predicador activo.
CONSULTAR: Beristáin; Diario de Mexico, 12 y 20 de
Enero, 28 de Febrero, 18 de Mayo, 8 de Junio de
181 1.
948

ANTONIO RU BIN DE CELlS.


Escritor religioso.

Nacido en Mexico; fué aluinno del Colegio de San


Ildefonso; se dedcó a la iglesia, y entró a la Congre
gación del Oratorio de San Felipe Neri, donde fué dos
veces prepósito y largos años director de la Casa de
ejercicios espirituales. Beristáin lo pinta corno hombre
activo y piadoso, y dice haber predicado en mernoria
suya en ]a ültima década del siglo XVIII. Sin e mbar-
go, por la edición de Los dulcIsimos aniores de Mariano
de Jesâs, hecha en 1802 (v. tomo I, pág. 215) parece
que debe colegirse que amn vivIa en el citado año. Pu_
blicó unas Gonversaciones familiares entre el alma y
Cristo (Mexico, x791).
CONSULTAR: Beristáin; Osores.

CASANDRO 1)E RUE- D.\ Y BERAEJOS.


Poeta.

De este modesto versificador aparecieron dos compo.


siciones, no incorrectas, en la Gaze/a i/c Li/era/ii,-a, de
Aizate (Enero de 1792): Endachas a la muerte de Iriar-
te y traducción, en sáficos, de la. oda Pindarum quis-
quis.. . . , de Horacio. La modestia del escritor se re-
vela en la carta con que envió la traducciói......"Vm.
puede borrar y sustituir lo que le plazca; pues estoy
muy lejos de creer que carezca de yerros.... Tat vez
alguno extrañará el género de metro que escogI; pero,
adernás de que los sáfico—adónicos son adaptables a la
Inole de nuestra lengua, a ml me basta la autoridad
de buenos poetas castellanos que los han usado en sus
Co nposiciones".

.1
S
9

F 949
No tenemos datos para con firmar ni negar la afirma-
don, hecha par Beristáin, de que el nombre de Ca-
niro lie Rueda y Beranefos sea anagrama. Si es de
advertir, en cambio, que las dos composiciones citadas
no fueron impresas aisladamente, como podrIa enten-
derSe par los datos de la Bj/,/jo/eca Jlzspano-amer:cana
septentrional, sino insertas en la Gaze/a de Aizate.
C0NSULTAR: Beristáin; Pimentel, His/oria de la poe-
ski en ilfIXiCO, cap. X,

ANTONIO SALGADO.
Poeta.

Versificador; colaborador frecuente del Diana de


Mexico. Es vulgar y prosaico; tiene uno que otro so-
neto mediano (Diana, 17 de Mayo de 18o8 y 30 de
Octubre de 18io). Puede citarse este epigrama suyo:

—Tanto en verso como en prosa


mis pensamientos explico;
tan fácilmente critico
como hago una oda amorosa,
un soneto, un madrigal,
una comedia, un sermOn....
—En todo picas, Anton,
pero todo lo haces mal.

A un poelastro, Dianio, 2 de Septiembre de 1813).


___ 11

950

josE MARIA SANCHEZ.


Orador sagrado.

Nacido en Querétaro, fué alil presbitero prefecto de


la Congregación de Guadalupe. Publicó, seg(xn Beris-
tam, un Sermon de Kracias, pronunciado en Querétaro,
pot La restitución de Fernando VII (México imprenta
de Benavente, 1814).

JUAN josE SAND!.


Orador sagrado.

Sacerdote de Aguascalientes. Publicó, segün Beris-


tam, un SermOn de gracias por la jura de Fernando VII
(Mexico, imprenta Jáuregui. i8og).

RAFAEL SANDOVAL.
Filologo.

Beristáin dice que era "indio noble, descendiente de


espaioles ilustres y de caciques mexicanos". Nació en
Mexico; fué alumno del Colegio de San Gregorio; ha-
chiller en teologia y presbitero; tuvo a su cargo las
parroquias de Chiconcuautla, Ecatzingo, Tetela y Xo-
chimilco; fué misionero y catedrático en el Seminario
de Tepozotlán, enseñó lengua mexicana en el Semina-
rio Tridentino y en La Universidad de Mexico, y fiié
examinador sinodal del arzobispado. Publicó un Arte de
lo lengua mexicana (Mexico, irnprenta de Valdés, i81o).
CONSULTAR: Beristáin.
- - ___
_37
95'

FR. JOAQUIN SARDO


Escritor religioso.

Poblano; fraile agustino: fud predicador jubilado y


prior de los conventos de Chalma y Atlixco, en la
provincia del SantIsimo Nombre de Jesiis, de su Or-
den. Publicó una Relación his/dr ica y moral de la por-
len/osa imagen de jVues/ro Señor fesucrislo crucificado
ajarecida en ur1a de leis czievas de San Miguel (IC C/ia!-
ma, hoy Real C'onven/o y Seminarlo tie es/c nombre, tie
religiosos ermi/años (Mexico, imprenta de Arizpe, x811o:
existe en la Biblioteca Nacional, Novena edición, pag.
310).

FRANCISCO SEDANO
Historiador.

Mercader de libros, nacido en Mexico por los años


de 1742 y muerto en 1812. Beristáin dice que era gin-
genio naturalmente claro y crItico, mu y instruIdo en
la historia pro r ana y sagrada, y extraordinariamente
devoto de la imtgen de Maria SantIsima de Guadalu-
pe. El mismo itutor de la Biblioteca Ilisj5ano-america-
na Sep/entrzonalcita los siguientes manuscritos que le
fueron donados or su amigo Sedano: Coleccidn crono-
logica tie no/iciar sobre la Virgeri de Guadalupe, su
santuario y co1eiata, desde 1531 hasta 1807; Recuer-
dos del culto y tdición del milagro; y Ano/aciones a
las obras que sguen: Elogio de D. Cosme de Mier
publicado en sulemento de la Gaze/a (4 de Junio de
1805); Ifis/oria le la aparición de la misma Virgen
publicada por et Br. Miguel Sanchez en 1648; Mani-
952

ñesto sails factoria del Dr. Bartolache (en estas notas


criticas de Sedano, que Beristáin juzga 'lacónicas,
muy acertadas y de mucha gracia, se rebate, entre
otras cosas, la opinion de que no es de p1/a de mauey
sino de pa/ma el aya/e de Juan Diego); .Pensil America-
no de Ignacio Carrillo y Perez (estas notas crela ha-
berlas visto Garcia Icazbalceta en poder de don José
Maria Andrade); car/as del mismo Carrillo v Fray
José Téllez GirOn; Tablas EstadIsticas del barOn de
Humboldt; y Baluartes tie i/xico del Lic. Mariano
Veitia (relaciOn de ]as cuatro imágenes de ]as Virge-
nes de Guadalupe, de los Remedios, de la Piedad y
de la Bala, simulacros protectores de In ciudad). Di-
ce don José Fernando Ramirez que de Ins cincuenta y
cinco notas sobre Veitia, treinta v nueve se refieren a
la efigiefguadalupana y Ins otras dieciséis a la de los
Remedios. Sedano atacO la opiniOn de Veitia, de que
el avate de la Guadalupana sea de algodOn.
Otro manuscrito de Sedano, no mencionado por Be-
ristáin, existia en poder de D. José Maria de Agreda
y Sanchez y fué publicado por D. Jquin Garcia
Icazbalceta: No/ic/as de Mix/co (ediciOn de La Va; de
jWëxico, x88o). Es una colecciOn de datos curiosos,
reunidos! por el autor durante toda su 'ida, y clasifi-
cados en orden alfabético.
CONSULTAR: Beristáin: biografla esciita por Garcia
Icazbalceta; José Fernando Ramirez, Ad/clones ci la
Biblioteca tic Beris/din.

JOSE IGNACIO SIERRA


Hacendista.

Colaborador de D. Fabian Fonse, D. Carlos de


Urrutia y D. Joaquin Maniau en la ofra sobre el régi-
__________ • ..r7rcTr?

953
men económico del virreinato, ordenada por el segun-
do Virrey Conde de Revillagigedo v publicada en
1845 COfl el tItulo de Ills/aria 'encral i/c la Real Ha-
cienda.
CONSIJLTAR: Beristáin.

PEDRO MARIA SOLANO

Escritor religioso.

Nacido en Irapuato; fué alumno de los Seminarios


Tridentinos de Valladolid (Morelia) y iviéxico; en este
ültimo diO luego cátedra de latin. Se graduó de bachi-
her en teologIa por la Universidad, 'r se ordenó pres-
bItero. Fué maestro de teologIa moral y rector del Se-
minario Correccional de Tepozotlán; cura párroco de
la misma villa; cura de Ocovoacac, y, desde fines de
1818, de Santa Rosa de Querétaro. Existe un fofleto
suyo en la Biblioteca Nacional (Novena divis16n, pig.
414): Carta familiar, que para u/ui/ad pz.2biica, y con
anuencia i/c sri ai'ediencja fierfietuo ci Exmo. / 1/mo. Se-
ñor Arzobispo, ila d luz la Venerable Santa Escuela
i/c la Inmaczilada Cancepcidn i/c la parroquia i/c la San-
ta Veracruz, rem i/ida d es/a par ci Br. Don Pedro Ma-
ra Solana, ca/edna/leo de moral en ci Real oltwio de
7'epozo/idn (Mexico, imprenta de Arizpe, 18io): es una
breve exhortación contra la guerra de independencia.
CONSULTAR: Beristáin; El No/icioso General, 30 de
Noviembre de 1818.
954

FRAY MARIANO SO
Poleniista.

Nacido por los años de 1775. Vis-------


.domirnCO en 1792 y estudió, con Fray Ramón Ca.
saus, fliosofia y teologIa en el colegio de Portacli,
durante nueve ajos, en los cuales defendió dos actos
.de filDsofIa y cuatro de teologla. Obtuvo por oposicjón
del mismo colegio, y alil misrno
La cátedra de ar/es
enseñó lugares teológicOS y teologla por espacio de diez
afios. En dos actos pt'iblicos sustentados en La iglesia
grande de Santo Domingo y presididos por su maes-
tro el Dr. Casaus, refutó el HO/no al/ri/us del carmeli-
ta Fr. Antonio de San Fermin. Sucesivamente desem-
penó Jos cargos de regente de estudios, lector super-
numerario y vice—rector del Colegio. No admitió
alguflOs cargos honorificOS que le fueron conferidos
por la comunidad. Murió el 9 de Enero de 1829.
se publicó en 1802
Su refutació fl del Homo atiri/ZIS
con el titulo de
InilialistarUYlt probahilior /uliorque doc-
fr/na asserta ci proj5ugflata, initial/s/ce j lures a censuris
vindicati ci in tub posibi: alia nonnulla animadversa ci
con/u/a/a. Hisce defendendiS in certamine /lzesibzis ci P.
Fr. Mariano Solo, ordinis Pra'dicabor. Prases, aderit
'm undus Casa us ci Torres (Mexici, Ex lyp.
P. Fr. Ra.
Mairi/efl51 existe en la Biblioteca Nacional, Octava
división, pág. 253).
AdemáS de sermoneS, Fr. Mariano escribió poeslas:
public6 algunas, parece que en folleto, con el tItulo de
Agonlas de un tIldsofo. Dos sonetoS suyos, menos que
medianOs, fgurafl en LosCantos de las musas mexicanas
(1804). Sin embargo, si to-
a la estatua de Carlos IV
davia se recuerda alguna vez a Fr. Mariano Soto, no
es por sus trabajos sobre temas religiosos ni menos
_____ TT rr7Jr -,
- -14• til ).4 -

955
por sus versos, sino por sus polrnicas con El Pensa-
dor jlfexicana. En 1820, cuando el restablecimiento de
la libertad de impreota hizo aparecer en Mexico mul-
titud de foiletos, puede decirse que Fernández de Li-
zardi era el centro de atracción de todas las discusio-
nes: su niás activo contrincante, en ese aho, fué el P.
Soto. No hay, empero, gran cosa que señalar en los
escritos del fraile dominico: la forma es fácil y a ratos
tiene buen sabor castizo, pero la argumentación es
siempre desmañada y virulenta. Es de mencionarse
La Pa/mod/a de J. F. L., Pensador ilfexicano, Perio-
A/s/a El/c/rico (Mexico, oficina de Joaquin y Bernardo
de Miramón, 1820), folleto en el cual Fr. Mariano
ataca juntarnente a Jovellanos por su Pan y Toros,
reimpreso entonces aqul par Ontiveros, y a Lizardi
•corno patrocinador de La reirnpresión. En La Biblioteca
Nacional existen varios folletos pertenecientes a esta
.polémica (Novena division, Pigs. 421, 431 y 432).
CON SULTAR Apun/es /'ioKrdjicos de los Irece religiosos
ilominicos que cii es/ado tie mom/as se izaliaron en ci osa-
rio de SM conz'ento.... 1861 (contiene un grabado de la
mornia de Fr. Mariano Soto).

PELAYO SUAREZ

Poeta.

Colaborador del Diana tic Mix/to, bajo diversas


formas: E/j5avo S. Z,, P. S., Eo/ij5a, Lepoay, Urasez,
P. Luzyo Sarapee. Es unas veces gemebundo y otras
satirico. Puede citarse este epigrama suvo (Dianio, 3
' de Julio de r8o6):

A su esposo, con viveza,


Juana dijo:—En ti he notado
956
que siempre andas agachado
y rnuy baja La cabeza.
El hubo de replicar:
—Puede ser, mujer, mania;
pero recelo algün dIa
con el techo tropezar.

MANUEL GERMANO TORAL CABANAS


Escritor politico.

Mexicario; presbitero del Arzobispado de Tvléxico;


fué cura y juez eclesiástico de las parroquias de \me-
cameca, Aculco y Tequisquiac. Enemigo acérrimo de
los insurgentes, proyectO, de acuerdo con el Coman-
dante Garcia Rebollo, unas misiones en Qurtaro
contra la revoluciOn, y las emprendiO junto con el
mercedario Fr. Manuel Estrada, Fr. José Albino Lo-
pez y el franciscano cura de Rio Verde, Fr. Isidro
Carranza. Presidente de estas misiones, intent6 esta-
blecer una especie de tribunal de la inquisición en que t
se perseguIa a todo sospechoso de infidencia. Este Cu-
sus compañeros y los religiosos de la Cruz nega-
ban la absoluciOn a cuantos no delatahan a todos los
simpatizadores de la causa insurgente de quienes tu-
vieron noticia. Las delaciones fueron muchas; casi to-
das provenIan de mujeres; y alcanzaron a toda suerte
de personajes, tales como el felipense don Dimas de
Lara y el Dr. Felix Osores.
EscribiO contra la insurrección DesenKaño defalsas
imjosluras, en tres partes, de las cuales dedicó la il-
tima a los asturianos, conterráneos de su padre (Me-
xico, imprentas de Ontiveros y de Arizpe, 1811 y 1812:
Biblioteca Nacional, Novena DivisiOn, Pi gs . 377 y
381). Estos Desengaños de falsas imos/uras están es-
957
critos en lenguaje sencillo, que quiere hacerse acccesi-
ble at pueblo; no carecen, sin embargo, de afeites re-
tóricos, propios del mal gusto reinante, y de citas la-
tinas de la Biblia. Publicó, además, un folleto: Fronds-
tico tunes/a di' inmensos via/es en que pre/enden anegar a
Ia Am/rica las implas ,ndximas de la rebelidn (Mexico,
imprenta de Valdds, 1818).
CONSULTAR: Beristáin; Bustamante, Tres siKios de
Mix/ca, tomo IV, pigs. 96 ysiguientes:Alamán, His-
Jana de Mix/ca, tomo III. págs. 394 a 396.

MANUEL DE LATORRE LLOREDA


Orador sagrado.

Nacido en Pátzcuaro, Michoacán, el 6 de Juruio de


1786. Sus padres, D. Francisco Justo de la Torrey
Dofia Rosa Palacio. Muerto su padre, añadió a su
nombre el apellido Lioreda, por gratitud at segundo
esposo de su madre, D. Francisco Lioreda. En Valla-
dolid (boy Morelia), fud alumno del Sesriinario Ponti-
ficio; continuó sus estudios en la Universidad de Me-
xico; volvió a Valladolid, ganó por oposición una cáte-
dra de teologla, ordenóse presbItero; fué despuds ca-
pellán de oposición y sacristán ma y or de la iglesia de
Jacona y cura de Santa Clara. En i8o8, como sospe-
choso de afecto a las ideas de independencia, se Ic en-
vió preso at convento del Carmen; el arzobispo-virrey
Lizana le hizo poner en libertad. Figuró en la corte
de Iturbide; fué diputado, más tarde, at Congreso
Constituyente de Micboacán (1824) y redactor de la
Constitución de aquel Estado, y, at fin, cura de Pátz-
cuaro, cargo en que murió el 26 de Julio de 1836.
Publicó, segün Beristáin, un Sermon sobre la Asun-
ción (Mexico, imprenta de Ontiveros, 18o8) y des-
•cripcioues de las honras fánebres de los Obispos de
Michoacán Fr. Antonio de San Miguel y D. Marcos
Moriana (Mexico, imprenta Jáuregui, 18io). El Dia-
rio de Ji/xico de 26 de Diciembre de i8o6 publica este
soneto suyo Al cigarro, firmado con el anagraiia Le-
lardo 4funela, soneto que en el Parnaso 14iic/toacano de
Torres fue reproducido con muy grandes alteraciones:

Tan solamente ti, cigarro amigo,


eres amigo fiel y verdadero,
solo Hi, leal v fino compañero,
estás sin variaciOn siempre conmigo.
Tu de mis gustos eres el testigo
y en mis tristezas vienes el primero,
y Si quiero tener un consejero,
quien me hable sin disfraz tengo contigo.
Tu fuego las pasiones simboliza
en que ansioso vo mismo me consumo,
bebiendo el fuego que mi aliento atiza;
y si advierto tus voces, me presumo
que me pintas mi fin en la ceniza
y retratas mis gustos en el humo.

CONSULTAR: Beristáin (en la L); Parnaso Jfzchoaca-


no, publicado por Mariano de Jests Torres, 1905.

JOSE MARIA TORRES GUZMAN.


Orador sagrado.

El Doctor D. José Maria Torres Torija y Guzmán


fué rector del Colegio de San Ildefonso ycura de San-
ta Ana, en Mexico, de 1822 i 1829. El Dr. Osores,
aunque lo mericiona al hablar de Sartorio, no le con-
cede artIculo especial en sus .Noz'icias bzbliogrdficas,
aunque no habla sido alumno del Colegio que llegO a
dirigir.
959
Pronunció, en el citado aho de 1829, la Oracidnfü-
nebr' pot ci P. Sartorio, en las exequias que celebr6
la ArchicofradIa de la Santa Veracruz (Mxico, im-
prenta de Valdds, 1839).

ANTONIO TORRES TORIJA.


Escritor politico.

Poblano; estudi6 humanidades el el Seminario de


San Jerónimo; en el Seminario Tridentino de Mexico,
jurisprudencia; se graduó de abogado; fué agente fis-
cal de Ia hacienda piiblica durante treinta años; tuvo
los cargos de Rector del Colegio de Abogados, funda-
dor y presidente de la Academia de Jurisprudencia
teórico—práctica, alcalde del crimen supernumerario
de Ia Real Audiencia de Mexico y oidor honorario de
Ia Audiencia de Guadalajara. Puhlicó, seg(in Beris-
t a in, .zWales de la des union v utilidades que debe produ-
cir la confraternidad (Mexico imprenta de Arizpe,
x8io).

JUAN NEPOMUCENO TRONCOSO.


Periodista.

Nació en Veracruz el 12 de Mayo de 1779. Sus pa-


dres, D. Adrian Felix Troncoso y Doña Ana Maria
Bueno. Estudió dieciocho meses en el Colegio de Te-
huacán. En 1793 paso a cursar filosfIa en ci Sernina-
rio Palafoxiano de Puebla; en la Universidad de Me-
xico obtuvo el grado de bachiller en artes (ijg), y
hasta 1803 continuO sus estudios en ci citado Se-
minario: al siguiente año se recibiO de abogado.
Tuvo una irnprenta, La Liberal. El 30 de Noviembre
960
de 1820 salió a luz su periódico La Aheja Fohlan,
prirnero impreso en Puebla y en el cual, el 1 9 de Mar-
zo del siguiente año, se publicó el Plan de Iguala.
que amaneció fij ado en las esquinas de las calles. Es.
to hizo que la autoridad interviniese; y, buscando el
responsabie del periódico y no encontrándole, porque
la firma era supuesta, aprisionaron en el converito de
dominicos al editor v at redactor y los trasladaron
luego a su morada, bajo flanza. En cuanto a Tronco-
so, habiendo el gobernador de Puebla, D. Ciriaco
Llano, escrito at virrey que no quedahan sino dos Ca-
minos, 6 enviarlo a la prisión de San Juan de Uiáa 6
dare un curato fuera de la ciudad, se le dió el curato
de Molcajac, desde donde continuó escribiendo los nü-
meros de La AZ'eja v enviándolos a Puebla.
Se valió, para esto, del sacerdote D. José Maria
Troncoso, su hermano mayor (1777-1841) y condue-
flo de Ia Zmj renta Liberal, el cual fué abogado postu-
lante en negocios eciesiásticos y en civiles (desde
1829), tuvo varios cargos en ci obispado de Puebla,
-entre esos el de provisor, bajo el Obispo Perez Mar-
tinez (1816), v bao Ia Repüblica fué diputado a la
Legislatura de Puebla (1823), a la de Veracruz (1828)
senador de la nación (1833). Como La Abeja siguió
circulando, el gobernador intentd aprisionar a. D. Jo-
se Maria, quien logró evadirse v veruir, segün parece,
A Mexico.
Llano formó proceso, a. nombre del cuerpo de ofi-
ciales del regimiento de in[anterIa de Extremadura, a
Juan Nepomuceno, por un papel que éste escribió inti-
tulado: Fasezeas a ten Mi/i/ar. Otro proceso se formó en
su contra por cierta cantidad que se dice habla reci-
bido de Iturbide para comprar una irnprenta en los
Estados Unidos. Ambos expedientes se ban perdido,
y solo se conservan algunas fojas y la respuesta de
Troncoso en este segundo pleito.
MuriO en Tiacotepec, el 29 de Diciembre de 1830,
;6 I

cuando el Congreso Nacional le acababa de conceder


una pension de den pesos mensuales.
Parece que cuando Troncoso pasO de Puebla a Tla-
cotepec, se perdieron muchos opüsculos que habIa es-
crito: su casa se ericontrO abierta y vaclo su escrito-
rio. Hay noticia de que habla escrito una historia de
la independencia de Mexico (desde el 16 de Septiem-
bre de i8io hasta la consumaciOn), obra que habia
de publicarse al morir él. Asimismo, escribió una di-
sertaciOn sobre las prisiones y destierros que se ha-
clan por Ordenes reservadas segthi las facultades ex-
traordinarias que el Congreso concedió al Presidente
de la Repcihlica. PublicO, además de su periódico y
de las citadas Pascuas a un Au/i/ar, varios folletos:
Dar que van dando; Pear es lo -Roto que lo Descosido;
Impugnaciön al papel titulado Lolerla i/c 32 mi/lanes
i/c pesos; Qué casa son los francmasones; car/a a! Pen-
sailor JJ'fexicano; All car/a al pueblo; A visas a! Pueblo;
Apologia del manitiesbo del Señor Agar; Carla i/c un
ga llegoo a un 7'ori/'io; Carla al autor de un manifiesto
publicado con el nombre de A los sensabos y czuidadanos
pacI/lcos, Jixamen imparcial de la respuesta que la Su-
prema Junta Provincial de Gobierno diO a .las cinco
representaciones de los americanos en las que pedlan se
aumentase el nimero de sus Diputados suplentes: De-
rechos y ob/igaciones del Ciudadano; Garla a don Fran-
cisco Manuel Sanchez de Tagle; Ali carla a! emperador
Francisco; 4 los americanos ainanlec i/c la jus/icia y ci
orden les habla Juan JTepo,nuceno 7'roncoso; .Fd/'u/as
(Mexico, irnprenta Ontiveros, 1819): estas, que no
pasan de la mediarila comOn por entonces en el gene-
ro, son su obra rnás conocida.
Segón una biografIa anónima de Troncoso publica-
da en el Diccionarlo i/c Hisboria y Geogra f/a (Mexico
1853-56), de la cual tomamos estos datos bibliográ-
fIcos, Troncoso sabla' el frances, el inglés, el italiano
y hastante del griego (además de latin, indispensable
35
962

entorices) y tradujo las Car/as a una polonesa, del


Marques de Caracciolo, Napoleon en Santa Elena, El
funeral de Arabel y el Dictamen de la Junta de tedlo-
gos de Frihurgo sobre el valor de los sacrarnentos ad-
ministrados por los sacerdotes juramentados de Fran-
cia.
CONSULTAR: La Abeja Foblana; Dii"ari' rnexica-
no, 1853-56; Pimentel, JIYstOria de la t'esza en A'f/xico,
cap. XIX; Sosa, ilfexicanos dis/in,gz,idos, biograflas de
Juan Nepotnuceno y Jose Maria Troncoso.

FRANCISCO URAGA.
Poeta.
Nacido en Valladolid de Micboacán (Morelia); doc-
tor en teologia; en el Seminario de su ciudad natal fué
alumno de oposición y después catedrático de latini-
dad, filosoffa y teologIa; me tamhién notario revisor
de la Inquisición, sacristán mayor de Marfil, cura pa-
rroco de Silao y de San Miguel el Grande. Escribia
versos, generalmente medianos, sabre los principales
sucesos politicos y eclesiástiCOs: Beristáin dice que
los hizo en ocasión de recihiniientO de obispo en Va-
lladolid, en las exequias del Obispo Rocha, de la mis-
ma diócesis, en las de Carlos ill, en las proclamacio-
nes de Carlos 1V y de Fernando Vii, en ]as exuias
de Plo VI, en las honras f(inebres de los inilitares
(sin duda los muertos en la guerra de independencia)
y sabre los sucesos de España y la iusurrección de
Mexico. De los versos que escribió sobre los iltimos
asuntos se encuentran algunos en el Diario dc Mexico,
firmados Dr. Aaur y Agaru. Como curiosidad pue-
den señalarse los que escribió en elogio de Iturbide,
jefe realista entonces, publicados el 25 de Junio de
963
1812. Escribia tarnbién en prosa, y Beristájn mencio-
na varios Disezirsos sabre he/las le/ras y morales.
El presbItero Dr. Agustin Rivera, en su iibro La
filosojfa en Nziez'a España, al hablar de las costumbres
escolares, cita un célebre veiarnen del Dr. Uraga. 'El
limo. Sr. Labastida, dignisimo arzohispo de Mxico,
—dice,--que, como es bien sabido, se formó en el Se-
miriario de Morelia, y que recogió las tradicjones de
dicha casa, me ha referido el vejamen que el Dr. D.
Francisco Uraga compuso con el tItulo' de La linterna
de DióKenes y pronunció en el mismo Seminario en
Agosto de 1803, en la conclusion de Sn enseñanza de
la filosofIa. En todos los seminarios de Ia Nueva Es-
pafia, todos los canOnigos, aun los muv ancianos,
venciendo sus achaques, siempre a los vejámenes acu-
dIan, para reIrse grandemeiite de lo que decIan de los
muchachos, que era Ia galanura de aquellos tiem-
pos .....
'Era dste (el Dr. Uraga) de huen talento y tan au-
daz cuando escribiO v pronunciO su vejamen, que en
su comparaciOn algunos periOdicos mexicanos de nues-
tra edad, y aun uno que otto de la prensa catOlica,
son unos tristes. EstrujO el honor v los derechos, no
solamente de sus discIpulos, sino tamhién de muchas
personas respetables por su posiciOn social. A sus dis-
cIpulos los mentO por su nombre y apellido, como era
costumbre; no asi a las demas personas, pero indicO
A cada una con aiguna circunstancia por Ia que era
generalmente conocida en la sociedad, con alusiones
y seflas tan marcadas, que el auditorio reconociO a Ca-
da una en aquella fotograffa. For ejemplo, si Un sa-
cerdote se apellidaha TJraga y se contaba de 0 que era
tan tcnto que una vez, a! decir Ia misa, se le habia
perdido la hostia después de consagrada, y el autor
del vejamen decla: Encon/ré a ml /ocayo y le preeiin/é
siya habla hal/ado la hds/ia quién no habla de decir
Es el Padre Urara y reirse a carcajadas? El Dr. Ura-
96.
ga se propuso buscar al (Ir l)iógene.s, V, no
habi€ndo10 encontrado entre sus discIpulos, di scurrjó
por todo el Serninario d hizo la caricatura de cada uflo
de los catedráticos. Despuds se salió del Seminario
con su linterna y entró en el Colegio de San Nicolás,
perpetuo rival del Seminario, y puso de perlas a caa
uno de los catedráticos. Despus se metió en la casa
del Intendente (D. Felipe Diaz de Ortega, que era
como boy el gohernador de un Estado), y dijo qUe ci
personaje que habitaba aquel paiacio tampoco era ci
hombre que buscaha Diogenes. Los canOnigos de Va-
lladolid (Morelia) se rieron de lo que el Dr. Tiraga
dijo de los estudiantes y aun de lo que duo de los Ca-
tedraticos, porque esto segundo, aunque no era ire-
cuente en los vejámenes, tampoco era descoriocido en
la historia de ellos, y aun de vez en cuando aiguna
fisga a personas de categorIa superior a la de los ca-
tedráticcis, porque la lengua no reconoce ml deterrni-
nado valladar; pero cuando oyeron que tocaba a! In-
tendente, comenzaron a teiner por si mismos; y no se
equivocaron, porque ci Dr. Uraga, metiéndose en la
Catedral, arremetiO a todos los canOnigos y a cada
uno lo ridiculizó; y, en fin, se rnetiO en ei obispado, v
hasta al Seflor Obispo, que era el limo. D. Fra y An-
tonio de San Miguel, le ehi*o el sueño y el desenlzce, co-
mo dice el adagio castellano. Ese dIa los canOnigos
de Valladolid salieron de la aula mayor con sus grail-
des solideos y coletas como toros banderilleados, v ci
Sefior Obispo, aitamente ofendido, prohibió para lo
de adeante los vejámenes en su seminario.
Siendo cura de San Miguel el Grande, en 1810,
cuando Hidalgo entrO en Ia villa, en Ia noche del 16
de Septiembre, Uraga, dice ci Dr. Rivera, huvd con
todo y 1interna. Sobrino suyo era ci General Jose
L'oez Uraga, hijo de Morelia.
En 1825, ci Dr. Uraga vivIa aiin 3' seguIa siendo
cuct y juez eclesiástico de San Miguel ci Grande.
965
CONSULTAR: Beristáin; Alamán, Ilic/oria de Mexico,
tomb III, apdndice, P ig. 5; Agustin Rivera, La Fib-
s/ía en X,ieva España, págs. 177 y Siguientes.

JUAN DE DIOS URIBE.


Poeta.

Poeta poco fecundo, pero a veces elegante. Escribe


en el Diario de Mexico con su firma, a veces con solo
su apeliido Urihe 6 con el anagrama Rithic: allI se en-
cuentran sus medianas composiciones A ía Viren de
Guada/uJc, en sáficos (13 de Diciembre de 18o6), a la
misma virgen contra Hidalgo, tarnbién en sáficos (ii
de Diciembre de 18xo), en elogio de Navarrete (25 de
Diciembre de i8o6) y en elogio de Calleja (27 de Fe-
brero de 1811).
Es algo mejor su Eie'fa a Ia muerte de Lizana
(Diario, 16 de Marzo de x8xx):

Opusiste, por fin, de ira una nube


entre tu oreja Ioh Dios! y nuestro ilanto;
y al pontIfice santo
que plácido nos diste
desapareces en el tiernpo triste..
Y que vuestro abundoso y tierno Ilanto,
en que el dolor acerbo se difunde,
vuestra mejilla inunde,
y por la amarga boca
vuelva a heberla el corazón de roca..
Mas no turbes su tImida modestia
bajo el silencio de la losa fria,
y hasta el postrero dIa
guarda su quieto suei'io,
de ciprs coronada yde beleño.
966

En 1812 puhlicó una traducción de los 1-fimnos en


alabanza de la misma Virgen de Guadalupe (que pa-
rece haber sido la devocidn de Uribe, corno la de tan-
tos escritores mexicanos de su tiempo), compuestos
en latin por el jesulta mexicano Vicente Lopez. Tres
de ellos (probahieniente no eran más) fueron repro-
ducidos en el folleto de Rodriguez de San Miguel, La
RepiThiica Mexieana en 1846, donde se dice que Uribe
habIa sido oficial de la secretarIa del virreinato. La
primera de estas poesIas es en sáficos:

Tres veces visten verde prodigioso


de Guadalupe cerros y riberas,
hasta que posa cuarta vez la augusta
sombra materna..

La segunda en romance endecasIlabo:


lQué artifice pintar manda (sacaiido
de entre la nieve repentinas tlores)
el sin par rostro de la reina exceiso
sobre la manta vii de un indio pobre?
Quién a la veste cándida et etéreo
manto de zafir puro sobrepone,
vivas luces bordándole los rayos
de las estrellas, como en alta noche?
Pot qué, velarido el sot detrás, las guardias
le hace con sus dorados resplandores?
t±Por qué la luna, so el caizado, ostenta
de plata y de carmIn los tornasoles?
Por qué el Atlante aligero no teme
que lo sepulte un cielo 6 que lo agobie?
Td as1 to mandas, Trinidad augusta
cuya diestra potente rige el orbe,
y el flel americano, por tal prenda,
mientras exista ensalzará tu nombre.

La tercera es tamblén en sáficos:


For,-,

967
Qué indican esas suplicantes manos?
Los mansos ojos lijos en el suelo?
La planta expuesta, que al dragón amaga
hórrido vuelco?....

De este poeta es, por Altimo, tin delicado soneto


gongorino, que lieva por tItulo Mi desengaflo, arrima-
do a zina fuenfe que es/a/ia nzuy rica tie JaSpes, pero sin
agua:
No eres ti la que quiso a La mañana
irnitarle las perlas atrevida,
y en for de jaspes tienes prevenida
por nieve, marmot; pórfido, por grana?
Pues ese viento de tu pompa ufana,
ese enjugó tu cristalina vida,
que quien se puso tan envanecida
fué providencia que quedase vana.
Qué olorosa merced te debe el prado,
engañando, de fuente, tantas fibres
que alistaron su vida a tu cuidado?
Mentiste la esperanza a sus verdores.
iOh aviso superior de lo criado!
IOh propiamente imagen de señoresl
(Diana, 12 de Marzo de 1811).
CONSULTAR: Dia,-io tie Mexico, 18 de Diciembre de
1812; Juan N. Rodriguez, de San Miguel, La Repü-
blica .ilfexicana en 1846.

josE VALDES.
Poeta.

Versificador, quizás de la familia de Manuel Anto-


nio Valdés. Escribió en muchas ocasiones polIticas
y religiosas: sobre la estatua d; Carlos 1V (Caizios de
las musas mexicanas, 1804: au se dice que era hachi-
Her, habla sido alumno del Seminrio Tridentino de
Mexico, y lo era entonces del de Tepozotlán); sobre
Ia Virgen de Guadalupe (Gaze/a. ti€ M'xico, ix de Di-
ciembre de 1805); sobre Ia Virgen de los Remedios
(Diarzo de M/xico, 29 de Junio de i8o8).
Sus versos son huecos y enfáticos, pero a, veces so-
noros:
La nir.fa indiana, célebre amazona
que plumas viste de belleza rara,
A quien Cupido armó de su arco y jam,
y hace rica en metal la ardiente zoria ....
(Sonetos a, Carlos IV).

FR. josE FRANCISCO VALDES.


Escritor religioso.

Nacido en Mexico, fraile franciscano, fué lector y cus-


todio de la provncia de San Diego [Mexico] y califi-
cador de la InquisiciOn. Murió ya entradoel siglo XIX.
PublicO, segiin Beristáin, Fanegirii'os de San FeIie
de Jesus [Mexico, imprenta de Ontiveros, 17821 y de
San Juan de Dios [Mexico, imprenta de Hogal, 17861,
una Oración fzJnebre en la traslaciOn de los r€stos de
los franciscanos descaizos a riuevo panteOn [Mexico,
imprenta de Hogal, 17871 y gran nümero de devocio-
narios, novenas y dias en honor de diversos santos,
hasta 1803. De él registra el Dr. Nicolás Leon, ade-
rnás de catorce novenas, triduos, etc., dos sermones:
A S. Felipe de Jesiis (Mexico, Ontiveros, 1782), y a
S. Juan de Dios (Ontiveros, 1786); una Vida de Santa
Ana (Ontiveros, 1794), y Llan/o dc /it Rcligidn, des-
969
cripción de las exequias del primer Conde de Rega
(Ontiveros, 1796).
CONSULTAR: Beristáin; Nicolás Leon, Bibliografla
Jfexicana del Siglo XVIII.

MANUEL ANTONIO VALDES.


Periodista.

Este patriarca del periodismo mexicano nació en'


Mexico el 17 de Julio de 1842; sus padres fueron Don
Miguel Benito Valdés, natural de Ziaña. en Oviedo,
y Doña Maria MurgIa y Tavera, mexicana.
Fun d6 Ia Gaze/a de ill/s/co el i. de Enero de 1784 y Ia
dirigió hasta el 30 de Diciembre de 18og, fecha en que
se convirtiO, de periOdico oflcioso, en periódico franca-
mente oficial. La Gaze/a fuC, en manos de ValdCs, un
periOdico interesante, con noticin g de todo el pals y de
Europa y Asia, con artIculos sobre asuntos cieritIflcos y
con trahajos literarios de tarde en tarde. Valdés escri.
biO buena parte de él. Beristáin le atribuyO todas es-
tas obras: Cane/on a hi v/s/a de un desengano, imi-
tada de latimosa del mexicano Fray MatIas de Bo-
canegra (Mexico, imprenta de los herederos de doña
Maria de Rivera, 1765: existe en la Biblioteca Nacio-
nal, Octava división, pag. 255); Gborias del Fa/riarca
San Jose, en verso heroico (Mexico, imprenta del Co.
legio de San Ildefonso, 1767); Bosquejo del herols,no
del Ex,-no. Señor Bay/to Fr. Ai/tonio Jfarla Bucareli y
Ursila, hines/rosa, Laso de hi Vega, V//lads y C'Oi-doba
(Mexico, imprenta Ontiveros, 1779); Ai'cs del
aguela mexicancu pot la muerte del Virrey Bucareli,
(1779); Ajun/cs de algunas de las gboriosas dec/ones del
Exrno. Señor don Bernardo de Gdlvez, Conde de Gdlvez,.
970
Virrey, Gobernador y Gapi1mn General qué fué de es/a
Nueva Espana, etc., en romance endecasIlabo (M4-xi.
co, imprenta Ontiveros, 1787: Biblioteca Nacional,
Octava División, pig. 262) Tribulaciones tie los lie/es
dc la Porte oriental dcl Asia, probablemente traducción
6 comentario del escrito del misionero frances Claude
Letondal, que visitó Mexico en 1803; E/ogio de Carlos
IV (Mexico, iinprenta de Ontiveros, 1790; Compendia
We los sucesos de Bonaparte, en dos sonetos (Biblioteca
Nacional, Novena division, pág. 399) . Debieron de
imprimirse junto con obras ajenas, 0 en periódicos, las
siguientes composicioneS: Romance heroico en elogio de
San José; Glosa del soneto a La Virgen de Guadalupe
de Luis Sandoval Zapata (poeta gongorino, mexicano,
del siglo XVIII); Sonetos a la Virgen de Guadalupe
(muchos, dice Beristáin); poeslas a La estatua de Car-
los IV (Cantos de las niusas mexicanas, imprenta de
Ontiveros, 1804). El Dr. Nicolás LeOn, en su Bib/jo-
grafia mexicana del siglo XVJIJ, seflala otra produc-
ción de ValdCs: Versos mudos a Maria S,na. (de Gua-
dalupe), en hoja suelta, 1780.
Valdés fud quien introdujo en Mexico los coches de
aiquiler, liamados entonces de providencia, en 1793, y
gozO del privilegio de ellos hasta 1802. TenIa el gra-
do de coronel de los ejdrcitos españoles, y en 18xo el
Consejo de Regencia de Espafla Ic concediO el tItuAo
de Impresor honoraria tie cd,nara del Rey. MuriO en
Mexico el 8 de Abril de 1814. Existe un retrato suyo,
pintado por Ignacio Ayala, en el Museo Nacional.
Hay en los versos de Valdés grandes descuidos, es-
pecialmente métricos, pero no escasean eleganciaS cul-
.teranas:

Una alegre maiiana,


en que La Diosa Flora en todo ufana
bordaba con primores,
en campafias de mirtos y de flores,
r

97'
figuras tan hermosas,
compuestas de claveles y de rosas,
que, atinque efla las pintaba,
de ver copia tan bella se admiraba;
pues alli la azucena
de cándidos ornatos toda Ilena,
pasaba por galante
I hacerle competencias at diamante.
El clavel encarnado
de la rosa se via fatigado
siendo su carmesI
envidiado en el todo del rubI:
y en fin, las rosas bellas
haciendo competencia a las estrellas,
segün lucia cada una
eran estrellas, eran sol y luna;
y aun mi musa parece
que el conjunto de luces no encarece,
pues allI parecIa
ue habiendo el gran titan, rubI del dIa,
su carro a Faetón flado
segunda vez se via a despenado
no en el famoso rio
que monumento fu de su albedrIo,
sino entre la floresta
que panteón de sus rayos hizo Vesta,
porque allI las Eliadas
en estatuas se vieron transformadas,
•que en aquellos jardines
cornucopias tuvieron de jazmines,
sirvindole de adorno
at lucido contorno,
que era ya transformado en alta esfera,
de olorosas estrellas primavera
A este sitio en que Flora se recrea
de Venus catre y cielo de Amaltea,
donde las tierrias ayes
972 -

con dulces trinos, con ace ntos ravt 5,


diierten su capilla
que es de olores la octava maravifla.
Un noble ciudadario
A divertir sus penas salió en vano;
pues remedio no hallaba,
cuando en ellas su pecho naufragaba.
Desahogar pretendIa
la llama horrenda que en su pecho ardIa,
mirando de las fibres
to vario de rnatices y colores;
y to que hallaba entre ellas
era más ocasión a. sus querellas,
viendo que entre delicias
gozaban del amor libres caricias,
cuando él con mit desvelos,
prisionero se via de sus celos,
por ser aborrecido,
y de todos esperanza desposeIdo;
y asIdesesperado,
entre lágrimas tiernas anegado,
se quejó de esta suerte
para explicar la causa de su muerte:
HermosIsimas fibres, que hechiceras
enamoráis las a yes más sonoras
suspendierido los tiempos y las horas,
por ser en Ia fioresta duraderas.
iQué bien significáis que ya parleras,
os saludan at alba más canoras,
cuando a. sus ojos sois encantadoras,
que enmudecen sus flautas vocingleras!
Si llenas de mis penas y pesares
os hallarais cubiertas de temores,
puede que vuestras glorias singulares
convirtiéndose fueran en rigores,
para que vuestros ojos vueltos mares
Iloraran sin consuelo sus amores.
(Cancicfn a un desengano.)
973
Era mejor escritor en prosa, dentro de su carácter
periodIstico (que acaso fué él quien primero tuvo pie-
namente en Mxico). Puede recordarse como ejemplo
su NecroloçIa de Aizate, verdadero artIculo de perió-
dico al modo del siglo XVIII (segün el patron de
Feijóo), impreso en la Gacela de 4 de Marzo de 199.
Citarernos algunos párrafos:
c El dIa 2 del mes prOximo anterior (Febrero de
1799) falleciO en esta ciudad, a los sesenta y un afios
cumplidos de edad, el BachilJer Don José Antonio de
Aizate y Ramirez, presbItero de este arzobispado, su-
jeto ciertamente digno de que se empleara en su elogio
otra pluma adornada de la facundia v elocuencia que
niendiga Ia iIlIa; pero como a estoS defectos ai'iadirIa el
de la ingratitud si no correspondiera en esta ocasiOn
con las mismas demostraciones de amistad que siem-
pre le mereci, desde luego procuraré dar la idea que
pueda de sit mérito, confiando que los lec-
tores disirnularán sus defectos en vista de la verdad
con que Se forma.
NaciO este benemérito americano en el pueblo de
Ozumba, de la provincia de Chaico, de padres igual-
mente nobles que virtuosos, numerándose rarna del
fecundo tronco que produjo a nuestra celebrada Sor
Juana Inés de la Cruz, fénix aclamada de su siglo por
su sobresaliente numen potico v vasta literatura, de
quien fué sobrino nieto nuestro Aizate.
Trasladado a esta capital, emprendió la carrera de
los estudios que lo proporcionaron al sacerdocio; y,
habiéndolos concluldo, continuO con aquellos a que lo
conducIa su genio, inclinado desde entonces a inves-
tigar los arcanos de la naturaleza. Las ciencias natu-
rales, las matemáticas, de que adquiriO luces nada co-
munes y profundos conocirnieritos, fueron desde su
infancia los objetos favoritos de sus entretenimientOS,
dándose a ellas con tanto tesón y constancia que, ne-
gado 6 toda concurrencia püblica y retirado siempre,
974
A semejanza de los estoicos, s6o fud conocido pm' sus
escritos y de aquellos pocos genios análogos al suyo.
cGastaba gran parte de su considerable patrimonio
en hacerse de los mejores autores que tratan de La
verdadera fisica, y en acopiar los instrurnentos pro-
porcionados para las observaciones; comenzó la serie
no interrumpida de experimentos que le granjearon un
no vulgar nombre, y que en parte hubieran felicitado
A la patria, si, como fueron celebrados de los impar-
ciales, hubieran sido adoptados por todos aquellos a,
quienes se dirigIan. Tales fueron los relativos a intro-
ducir el aire necesario para la respiración en las mi-
nas abandonadas por su falta. Los dirigidos a perfec-
cionar el beneficio para la extracción de Ia plata y so-
bre la mineralización. Los repetidamente controverti-
dos sobre la reforma de los rnalacates, etc.
Pudiera haher abandonado este plan de vida en
vista de los arnargos frutos que le producla; pero co-
mo por otra parte se habia hecho su pasión dominan-
te, por amor a la causa corniin, lainvestigación de los
secretos de la naturaleza, la propagaci6n de inventos-
que juzgaba ütiles, é impugnar opiniones v prácticas
que le repugnaban, lejos de arnilanarse cuando no co-
rrespondIan los éxitos a sus deseos, si vela se Ic frus-
traha una tentativa, emprendIa otra de la misrna 6 de
distinta clise. Puede decirse que asi en esto cotno e
producir escritos, raros le habrán aventajado en La
constancia; pues aunque por superiores detcrminacio-
nes se vió en dos ocasiones precisado a interrümpir
sus tareas, las continuó in inediatamenteque hal16 pro-
porción para ello. AsI se verificó con los primeros
Diarios li/erarios que pubiicó semanariamente desde
Marzo hasta Mayo de 1768; que continuó al cabo de
cuatro años, aunque variando ci tftulo (Asunios Va-
rios sobre ciencias y aries), y que, interrumpidos tam-
bin por semejante acoittecirniento que los otros, vol-
vieron a ver la luz püblica en el de 87 COfl ci de 06-

4
975
servaciones sabre hi Ilsica, his/aria natural y aries i1ii-
les.
xCuán vastos fueron sus conocimientos en estas
materias to califican la diversidad de especies que pro-
movió y disputó relativas a estos ramos, entre las
cuales se encuentra un crecido nimero de produccio-
nes originales, partos de su continua rneditación y re-
petidas observaciones, y otras mil, a más de peregri-
nas, 6 vertidas con novedad, 6 ilustradas con notas
oportunas. Y cuántas de éstas levó y estampó Paris,
más de una vez, con aprecio, celebrando ]as no vulga-
res luces de este digno socio corresponsal de aquella
célebre Academia? Si este papel ofreciera el campo
necesario, se harIa un exacto Indice de las materias
que trató con magisterio; pero, dehiéndome cellir a lo
que el tiempo proporciona, me contentaré con remitir
A Jos lectores a los expresados peniódicos y a los que
posteriormente puhlic6 ......
Tuvo nuestro Aizate sus defectos, como los tienen
todos los escritores; pero cotejado su nimero con el
de las hellas producciones de su fecundo ingenio,
desaparecen como a Ia vista de las luces del dia ]as
sombras de la noche. Termin6 su carrera; pero exige
el agradecimiento, v bien podré decir Ia justicia. que
asi como él tuvo presentes a otros literatos para tejer-
les en sus muertes los elogios correspond ientes a su
rnerito, asI nosotros procuremos hacer vivir su memo-
na. Satisfago de algiTh modo esta obligación con de-
cir brevemente que Alzate sirvió al orbe literario co-
mo buen filósofo, trabajó pot ser Atil. a la patria como
buen patricio, y observó siempre una conducta arre-
glada como buen sacerdote.
CONSULTAR: Benistáin; Pimentel, His/or/a (Ic la poe-
s/a en ilfe'xieo, cap. X; Luis Gonzalez Ohregón, lf/xi-
co v/do, cap. LVI, Los coches: Alarnán, IJis/orzz (Ic
Jféxico, I, 123; Joaquin Garcia Icazhalceta, artIculo
sobre T:toKrau/a mexicana; Diario (/C Mexico, 25 de
Febrero de 181.
976
0

IGNACIO VARGAS
Poeta.

El Lic. Ignacio Vargas fué alumno del Colegio de


San Ildefonso, graduado de la Universidad, abogado
del Ilustre y Real Colegio v de la Real Audiencia, y,
ante esta iltima, Del ensor de Pobres. Publicó, segi.n
Beristáin, un Eloglo /,istd,-ico de la Virgen de Guada-
lupe, en tercetos, con notas, el año de 1794: se reim-
primió en 1798, sin las notas, que la censura juzgó in-
-convenientes.
Publicó además, seg(in Osores, durante más de
treirita años, C'zlc,,darios as/rondmtcos y curiosos i/c Jf/-
xic°.
CONSULTAR: Beristáin; Osores, Diana de Mexico, 14
y 24 de Octubre de 1805.

CARLOS VARRON.
Poeta.

Nacidoen Fresnillo [deZacatecas]; fué alumno, al(i,


del Seminario de San Luis Gonzaga, y en Mexico,
desde 1788, del Colegio de San Ildefonso, donde estu-
dió ambos derechos, hasta graduarse de licenciado C
incorporarse en el Ilustre y Real Colegio de Abogados
[del cual se eligiO consiliario en 1811]. FuC abogado
de prestigio en La capital, segün el Dr. Oosores, pero,
habiéndosele juzgado sospechoso, al estallar La insurrec-
ción, regresó a la provincia de Zacatecas, donde mu-
no en 1828. DejO, segün el mismo Osores, un tomb de
poesIas inCditas.
I 977

CONSULTAR: Osores; Diario tie Mexico, 19 de Febre-


ro de 18xx.

IGNACIO MARIANO VASCONCELOS


Y VALLARTA.
Orador sagrado.

Poblano; nieto de Francisco Vasconcelos, Marques


de Monserrate, que se hizo sacerdote en la vejez y mu-
no, de jesuIta, en olor de santidad ['755]; fud alumno
y despuds catedrático del Colegio Palafoxiano de Pue-
bla, doctor de Ia Universidad de Mexico, y canOnigo
y dignidad de la Catedral de Oaxaca. PublicO, segiin
Beristáin, una O,-ación fz1nehre, en latin, en elogio de
José Gregorio de Ortigoza, obispo de Oaxaca [Guate-
mala, imprenta de Ignacio de Beteta, 17981, Ufl Ser-
mon tie Kracias por la lihertad del Papa Plo VII [Me-
xico, imprenta Jáuregui, 1816] y otro por la libertad
de Fernando VII [Mexico, imprenta Jáuregui, r8i5]:
pronunciados los tres en Oaxaca.
CON SU LTAR: Ben stain; Alamán, Hisloria tic Mexico.
IV, 43.

FRANCISCO VELASCO.
Escritor politico.

Nacido en Guadalajara; fué alumno del Colegio de


San Ildefonso en Mexico hacia 1763; se graduO de Doc-
tor en ambos derechos; fué catedrático de prima de
leves en la Universidad de Guadalajara, asesor del
tribunal en el Consulado (mercantil) de aquella ciu-
dad, vocal de la Junta de Seguridad y presidente de
36
97S
la de Requisicion, alli mlsmo: por fin, lutendente de La
provincia, Ilamada entonces Nueva Galicia, y diputa-
do electo por ella a las Cortes de Espana, no sabemos
en qué año.
Segi'in el Dr. Osores, pas6 a Mexico, promovido
de asesor general del viz reinato, de donde ascendió 6.
ministro togado y a rninistro ü oidor en la Real Au-
diencia. Aunque Osores le llama D. Francisco Ve-
lasco de la Vara (Beristáin le nombra solamente Fran-
cisco Velasco), no parece posible compaginar Ia biogra-
fla que de dl se da en las iVo/icias dc los a/urnnos de
San Ildefonso con los datos que proporciona el Mar/i-
rologio de algunos de los pri,neros insurgen/es publicado
por Bustamante, donde se dice de un Dr. Francisco
Velasco de la Vara, prehendado de Guadalupe, to si-
guiente: Se pasó at infame partido de los rebeldes,
donde existe desde el nies de Marzo de 1812; en clase
de jefe militar se ha hallado en varias acciones, segiin
to publican las Gace/as; en Monte Alto ha estado has-
tante tiempo con una division a sus Ordenes, Ia que
ha ocasionado perjuicios de consideración segn de
piihlic.avoz v fama se ha dicho; y entre los reheldes ha
tenido tamhidn Ia ocupaciOn de escribir varios papeles
excitando a la insurreccidn, los que se han dado a luz
por medio de La Imprenta: se formO causa por la juris-
dicciOn unida, quien pasO al Seior subcolector de Me-
dias Anatas, Dr. Gamhoa, por orden de La Junta de
seguridad, Los cuadernos relativos a los bienes del
prebendado y las demaridas de varios acreedores, Para
cuyo pago apenas alcanzan, siendo entre otras La del
Santuario por más de mil y tantos pesos que llev6 en
medallas de oro y Plata at irse los malvados. Tambidn
resultaron varias especies que se creyeron pertenecer
at conocimiento de La InquisiciOn y se enviaron a su
tribunal ]as de esta clase. El Virrev, en uso del pa-
tronato real, le privO de Ia canonjia de Guadalupe.
Beristáin cita, por to contrario, un escrito de Velas--
F7,-*
979
co en contra de la insurrección, intitulado O/iservacio-
nes dirio1das a la hit in i/dc j5orcidn del pueblo ( G uadala-
jara y Mxico, 8xi).
Segün Osores, D. Francisco era hermano del Dr. D.
José Nicolás Velasco de la Vara, abogado y sacerdo-
te, catedrático en Ia facultad de leves de la Universi-
dad de Mexico y prehendado de la Catedral Metropo-
litana.
CONSULTAR: Beristáin; Osores: Martirologio tie al-
unos de los prinzeros insurgenz'es.. .., extractados por
Bustamante de apuntes de la Junta de Seguridad,
1841.

JOAQUN VELAZQUEZ DE LEON.


Matemático.

Joaquin Luciano Velázquez de Cárdenas y León. a


quien se suele estimar como el más notable de los as-
trónomos y geodestas mexicanos en el siglo XVIII,
(no obstante haber sido conternporáneos suyos Alzate,
Bartolache, Antonio León Gama y Francisco Javier
Gamhoa), nació en la hacienda de Santiago Acehedo-
cia, cerca del pueblo de Tizacapan, el 21 de Julio de
1732. De niflo tuvo un maestro indIgena, Manuel Asen-
sio, quien le ensefló lenguas mexicanas y aun se
dice que elementos de escritura jerogilfica. Vino a
Mexico, y fué alumno del Seminario Tridentino,
donde fundó con varios amigos una academia para
el estudio de las matemáticas. Se dice que fué lec-
tor asiduo de Bacon y de Newton, y que, careciendo
de instrumentos, se decidió a fabricar, para uso per-
sonal, anteojos y cuadrantes, en unión de un amigo
suvo, de apeilido Guadalajara (probahiemente Diego
Guadalajara, de quien dice Beristáin que escribió un
980
manual sobreel usode los relojes); más tarde encargó
A Inglaterra mejores aparatos.
I
Se hizo abogado de la Real Audiencia y fud indivi-
duo de su Ilustre Colegio; llegó a distinguirse en el
foro; pero nunca ahandond las ciencias matemáticas
y fisicas, y, movido de afán enciclopddico, dedicó tarn-
bién horas al estudio de las letras y de las artes plás-
ticas. Se le nornhrd catedrático de matemáticas en la
Universidad, y se le encomendó varias veces la cons-
trucción de los arcos triunfales que se eriglan en oca-
siones solemnes: as!, en el afio de 1761, uno para la
entrada del Virrey Marques de CruIllas, y dos para
celebrar la exaltación de Carlos III al trOflo; en 1771,
uno para la entrada del Virrey Bucareli; en 1784, UnO
para el recibimiento del Virrey D. Matlas de Gáivez.
Su ültimo trabajo se dice fud la medalla conmemorativa
fit-
del nacimierito de un infante real: La descripción de es-
ta medalla aparece en la Gaze/a a'e Mexico de 16 de
Mayo de 1786.
Acornpafló a! Marques de Sonora, D. José deGálvez,
en su viaje a las Californias, en 1768; dió aill reglas
prácticas para la explotación de minas; hizo observa-
clones astron6micas que le perrnitieron descubrir erro-
*
res cometidos en Los mapas de Mexico usados enton-
ces; y observó además el paso de Venus por el disco
del Sol (3 de Junio de 1769), el eclipse de luna de iS
de Junio y el paso de Mercurio por debajo del So!, el
de Noviernbre del mismo año. Sus observaciones so-
bre el paso de Venus figuran entre las que esa ocasidn
reunió y publicó Cassini.
En 1770 le encargó el Virrey Marques de Croix La
redacción de un informe sobre las minas de la colonia,
iriformeque fud presentadoel 9 de Febrero de 1771; se
le encargó después un informe históricosobre los lagos
del Valle de Mexico y el desague de la ciudad, y un
nuevo proyecto de desague, en que trahajó durante
1773 y 1774, con extraordinaria minuciosidad, segin
981
relata Antonio Leon Gama. Hizo mapas de Nueva
España. PresentO al Rey Carlos III, en el mismo año
de 1774, Ufl informe, suscrito juntarnente con Juan Lu-
cas de Lasaga, relativo a las condiciones de la explota-
ciOn minera en Mexico y la conveniencia de formar un
Cuerpo 6 Tribunal y una Escuela de Minerla, proyecto
sobre el cual resolvid favorablemente la Corte espanola
en Julio de 1776, fundándose el Tribunal en Mayo de
1777 y el Colegio en Enero de 1792, en local provisio-
nal, pues su edificio propio no fué comenzado sino en
1797 ni terminado hasta 1813. Velázquez de LeOn me
nombrado director general del Tribunal de Minerla, car-
go ileno de ocupaciones. En ese puesto y en el de
Consiliario de la Academia de San Carlos y con los
honores de alcalde de corte, murió en Mexico el 6 de
Marzo de 1786.
Beristáin cita, como obras snyas, Ia I?ej5resenlación,
a nombre del Tribunal de Minerla, pidiendo que los
utensilios, pertrechos y demás efectos pertenecientes
al laboreo de minas no causaran alcahala (Mexico, im-
prenta de Ontiveros, 1780; y, manuscritos, el Disciir-
so sobre el beneficio de las minas de Nueva Espauia,
especialmente en California. y un trabajo intitulado
Conoci,n:entos inleresantes sob),-e la Ilisloria Natural en
las cercanlas de Mexico. Deben agregarse las descrip-
ciones de los arcos triunfales que construvó, en los
cuales Cl mismo paula los emblemas C inscripcicnes;
la relaciOn de sus observ aciones sobre el paso de Ve-
nus por el disco del sol: la Rej resentacidn sobre la ne-
cesidad de crear el Cuerpo y el Colegio de Mineria, con
fecha 25 de Febrero de 1774, publicada el mismo año;
el Informe sobre los lagos v el desagile, asI cot-no el
proyecto de desague, fechado en 15 de Diciembre de
1774; y diversos trabajos que escribió siendo director
del Tribunal minero.
Aunque Velázquez de LeOn pertenece par entero al
siglo XVIII, hemos querido dare cabida en este in-
I--

982

dice por sacar del olvido sus producciones poticas.


Leon Gama dice que escribla frecuentemente versos
latinos v castellanos, con facilidad v frecuencia, y de
hecho, en ambos idiomas los escribia para los arcos
triunfales que se le encomendabari. El Diane de Jfe-
rico publica, con fechas 8, 12 y 13 de Junio de i8o6,
tres elegantes sonetos gorigorinos, con esta indicaciOn:
'del difunto Don J. V. L. A nuestro juicio, son del
insigne rnaternático mexicano estas poeslas, de Las
cuales copiamos dos a continuaciOn: es la primera Un
Sonelo d r,a señorita, a qziien, estando ,nirdndose en ut:
espejo, Ye le eayó / hizo pedazos:

Ojos son los espejos, pues reciben


la imagen que después nos representan,
y copias tantas a La vista ostentan
cuantas sacan a luz y en luz conciben.
Espejos son Los ojos, pues percihen
los objetos que luego nos presentan,
fieles traslados que en cristal se asientan
6 en diafano papel con luz se escriben.
Ese espejo, l3elisa, por más verte
quebrarse quiso con estudio v arte:
que antes sola una vez te mirO advierte;
ahora se añadió un ojo en cada parte.
CIclope antes de vidrio, en mejor suerte
se hizo Argos de cri-;td para mirarte.

La seounda es un S,m, , lo a! ,iids ilichoso de los dave-


les, que inerecid ,:acer en el mejor abnil de los labios de
Gerarda:

Estrella de carmin, que a ser Ilegaste


lisonja del abril en que naciste,
ti que copero de la aurora fuiste
y en néctares de arnor te consagraste,
vida superior te trasladaste,
-

983
pues de Gerarda el labjo mereciste;
de su esplendor tu rosicler tefliste
en Ia respiración que le usurpaste.
Sumiller de coral, perlas embozas
cuando purpüreo rey a otros prefieres:
ámbar exhalas que robando gozas;
flQr te acreditas, pero mucho adquieres,
pues cuando ufano en su beldad reposas,
más que clavel, el labio suyo eres.

CONSULTAR: l3eristáin; Arróniz; Sosa; biograf ía es-


crita por Antonio Leon Gama, en el Diccionarlo mexi-
cano de 1853-56; Humboldt, J?nsayoJolutico sabre iVue-
va Espafia, trad. Gonzalez Arnao, Paris, 1822, I, Pigs.
234 i 238.

MARIANA VELAZQUEZ DE LEON.


P o e t i sa.

Probablemente hija de D. Joaquin Velázquez de


LeOn; estimada en su tiempo como mujer culta. El
Diana tle Mexico publica una que otra producciOn su-
ya, con esta indicaciOn: c de Doña M. V. L.; asi, un
soneto ditirámbico a NapoleOn (5 de Marzo de 18o6),
en el que liega a decirle:

IHasta el sacro laurel se honra en tu frente!

Se encuentran versos suyos, además, en la Gaceta


(ii de Diciembre de 1805), en los Cantos de las niusas
,nexlcan(Ts en honor de Carlos IV (1804) y en la Justa
memonia del heroIsmo de Felipe PeOn Maldonado, co-
lecciOn de tributos que publicO Quintana Roo en 18io.
Las octavas a Carlos IV, fáciles y triviales, fueron
reproducidas por D. José Maria Vigil en Ia antologia
de J'oe/isas mexicanas.
JUAN IGNA(
CE

Hermano, menor seg(in parece, de Jose Maria Villa


sei'ior. Era presbItero del Oratorio deSan Felipe Ne-
ri. Colabor6 con su hermano en el folleto conmernora.
tivo del grito de Dolores, que Ileva el tItulo del poema
La Li/icr/ad. En el certamen de 1816 en honor de los
jesultas obtuvo un premio con una pocsIa.

JOSE MARIA VILLASEOR Y


CERVANTES.
Poeta.

Nacido en Mexico; alunino del Colegio de San Juan


T .._2.._ 1_. , -
Ut.LtLLd.LI 4. LU uieiuciiu 4.iiub Ut euau C4.LtU[ aitco tie

uilosofIa allI mismo, y ms tarde examinador de teolo-


gla. Entró, siendo teólogo pasante, como familiar del
Virrey Flores en 1787; fué empleado de hacienda, Se-
cretario y contador de la intendencia del ejdrcito en
Jalapa (1807-8) y contador de la Renta de la loterla
en Mexico. Publicó, seg(mn Beristáin, El ejerci/anle 6
ecador arrej5en/ido, en cinco cantos; Sej/enario al Cris-
to de Santa Teresa; El Paroxismo de la Am/rica por
la muerte del Arzobispo Virrey Lizana (Mexico, im-
prenta Jáuregui, 1811); Fes/ivas aclamaciones de la vi-
lla de Jalaj5a a Fernando VII (Mexico, imprenta de la
985
cafle del Espiritu Santo, 18o9); y poesias a la estatua
de Carlos IV (en los Cantos de las mzisas mexicanas,.
publicados por el mismo Beristáin, 1804) y a la jura
de Fernando VII (colecciccn de poesias en honor de es-
te suceso, 18o8). Beristain cita además, como manus-
critos, dos poesIas: La America ajl:eida, por Ia auseri-
cia del Virrev Conde de Revillagigedo, y Honory leal-
lad del escuadrdn irhano de Mexico.
En la Biblioteca Nacional (paginas 260, 261, 263 y
264 del catálogo de la Octava division, y páginas 315
Y 434 del catálogo de la Novena divisiOn) se encuen-
tran escritos de Villaseior, publicados en folletos: los
versos con motivo de la jura de Fernando VII; ]as
Fes/ivas aclarnaciones de la villa i/c Jalapa; las Poeslas
que preparaha para el dIa de Ia jura de la Coiistitu-
ción (Mexico, imprenta de Arizpe, 1820); Larlori'
tie la nacidn por su rey ..i fSor su unidn, melodrama ale-
gOrico representado en el Teatro de Mexico en la so-
lemnidad de la jura de la ConstituciOn (Mexico, im-
prenta de Juan Bautista de Arizoe, 1820); un Desa/zog-o
del senhimienlo de un americano en la muerte de O'Do-
noj(i (Mexico y Puebla, 1821); v Ia Liher/ad, poema
en honor del aniversario del grito de Dolores (Mexico,
imprenta del Aguila, 1827). Como se y e, el cantor de
la monarquIa española hubo de convertirse en pane-
girista de la independencia.
Aunque ninguna poesIa de Villasefior puede consi-
derarse completa y digna de una antologIa, en él se-
encuentran pasajes no carentes de elegancia.
AsI, en un soneto a la estatua de Carlos IV:

Dannos su luz el so], su influjo el cielo,


el campo su verdor, su olor las fibres,
y, entre el suave matiz de sus colores,
su lIquido cristal el arroyuelo;

da, liberal y fdrtil, nuestro suelo


en frutos y riquezas superiores
986

cuanto pudieran sus habitadores


apetecer con ambicioso anhelo ......

En los versos a Fernando VII expresa este bueno


aunque irrealizable deseo, en forma prosaica:

El nombre Gac/zupIn queda extinguido,


el de Criollo también es sepultado,
el de India y demás ya no es mentado,
cuando en Fernando todos se han unido....

Las Festivas aclamaciones de Jalapa son un largo y


archi—prosaico romance endecasIiabo. Iguatmente pro-
saico, pero menos vulgar en su lenguaje, es el melo-
drama La gloria de /tz nacidn. VulgarIsimo el romance
endecasilabo La Libertad.
CONSULTAR: Beristáin.

JOSE VICTOR1ANO VILLASEOR.


Poeta.

Guanaivatense; miembro de la Arcadia de Mexico,


en la cual figuraba con ci nombre de Delia; amigo in-
timo de José Mariano Rodriguez del Castillo; murió
entre 1809 y i8io. (V. el Diario de Mexico, rgde Fe-
brero de 18r0. En el Diario firmaba gerieraimente I.
V. V. Sus poesIas son, por lo comirn, triviales. Cita-
remos una de las mejores:

lOh NIsida, más blanca


que cándida azucena,
y mucho más graciosa
que alegre primaVera
-- -
F

987
cCtiando será el felice
instante en que te yea
menos dura a mis Iloros.
y más blanda a mis quejas?

Cuando. bella enemiga,


tendrán premio mis penas,
v sentirá tu pecho
de amor ]as crudas flechas?

Cuándo .? Pero lay! en vano


es amansar las fieras,
es correr tras los vientos,
y es el ablandar peñas.

(Diari, 5 de Enero de 1807).

josÉ MARIANO VIZCARRA.


Orador sagrado.

Nacido en Mexico; fué alumno y después catedráti.


co del Seminario Tridentino; doctor en teologia; cura
y juez eclesiástico interino de Actopan y de Cuerna-
vaca, donde fué propietario desde lines de 18i8. Pu-
blicó, segün Beristáin, un Elogia fünebre de los mili-
tares espafloles v americanos (Mexico, imprenta Jáu-
regui, 1815), predicado en la Catedral de Mexico, y
una Oracidn eucarlst:a por la libertad de Fernando
VII (Mexico, 1815).
CONSULTAR: Beristáin; El No/icioso General, 30 de
Noviembre de 1818.
988
n

JOSE MARIA ZELAA E HIDALGO.

Escritor religioso.

Hijo de Quertaro: presbItet-o; prefecto de Ja Con-


gregación db Guadalupe, en su ciudad natal; niurió
en 1813. Publicó, segün Beristáin, Queretaro (7'rad-
cida por haberla librado Dios de los males de Ia insu-
rrección (Mexico, imprenta de Arizpe, 1811) y Jlda
de Ia Beata Veronica de Julianis (Mexico, imprenta
de Arizpe, 1812): esta se encuentra en La Biblioteca
Nacional ( p. 192, catálogo de la Novena división). Su
obra principal es La continuaciOn del libro de Siguen-
za s' GOngora intitulado Glorias de Queretaro (168o),
relativo a La I undaciOn é historia de la mencionada
CongregaciOn de Guadalupe, y contentivo, adernás
de una descripción 6 historia de Ia ciudad de Oueré-
taro y de sus airededores con biografias de sus hijos
notables: La obra, adicionada por Zeiaa, se publicO en
Mexico en 1803 (imprenta de Ontiveros: existe en Ia
Biblioteca Naciona), pág. 315 del catálogo de Ia No-
vena divisiOn). En i8io, el sacerdote queretano pu-
blicO unas Ad/clones a Ia obra (Mexico, imprenta de
Arizpe). Se hizo una reimpresiOn en 1862, por Maria-
no Rodriguez Velasquez.
CONSULTAR: Beristain; artIculo de D. Valentin F.
Frias, publicado en las Afemorias y revist4 de la soc/c-
dad C Anton/a A/zaIe, 1906.

JOSE MARIA DE ZENON Y MEJIA;


Orador sagrado.

PresbItero michoacano; doctor; catedratico de pri-


ma de teologIa escolástica en el Colegio de San Nico-
989
Us, de Valladolid (Morelia). Publicó un Sermon pre-
dicado el 3 de Enero de 1811 en la Iglesia de los je-
suitas, de Valladolid, en una función de gracias del
ejército realista: lo reprodujo I-Iernández y Dávalos en
su Goleccidn de documentos. No se levanta sobre el ni-
yel corniin de los sermones pronunciados sobre igual
tern a.
CONSULTAR: Hernández y Dávalos, C'o/ccciOn tic do-
cumenfos parc la historic de ha guerra ile independencia,
torno III, doc. 154.

JOSE HILARION ZUIGA.


Poeta.

El Br. Jose Hilarión Züiiiga Para y Gascendan, na-


cido en Mxico, v alumno del Colegio de San Ilde-
fonso, figuró con una mediana oda en el certarnen so-
bre la estatua de Carlos IV (Gantos tie las mitsas mcxi-
anas, 1804).
CONSULTAR: Osores.
990

EXTRANJ EROS
El n(lmero de hombres de letras y ciencia que, Si
bien nacidos fuera de Iéxico, aqul vivieron 6 estuvie-
ron algin tiempo, hacia principios del siglo XIX, se
acerca, aunque no lo iguala, at nümero de escritores
mexicanos por nacimiento en la rnisma época. IlabrIa
sido nuestro deseo conceder a cada uno de estos ex-
tranjeros igual espacio que a los nacidos en Mexico,
pues, sobre todo tratándose de españoles, cabe decir
que ellos integrahari, tanto cotno los naturales del
pais, el cuadro literario del perlodo de independencia.
Pero, si bien hablarnos emprendido sus biografIas, la
falta de espacio nos obliga a reducirlas a unas cuan-
tas indicaciones, que sdlo en casos especiales se exten-
derán a mis.

ESPAOLES.

MANUEL ABAD QUEIPO (1750?–I825).—As-


turiano; bijo ilegitimo del Conde de Toreno; vino a
America en 1769; fud obispo presentado de Michoacán,
cuya diócesis gobernó de 1808 a 1815; obispo, presen-
tado tambien, de Lerida. De este personaje, c1ebre
por su ingerencia en la poiltica de Mexico y de Espa-
fia, mas que por sus actos propiamente eclesiásticos,
existe una excelente bio–bibliograf ía, escrita por don
JoaxuIn Garcia Icazbalceta; para conocerle en su papel
de defensor activIsimo del gohierno espa?Iol, durante
la guerra de independencia, deben consultarse las obras
históricas de Bustatnante y Alatnán.
FR. FRANCISCO AGUILAR.—Cordobés; fraile
dominico; orador sagrado. Fué tambien poeta y pole-
I :4-

99'
mista: publicó en 1812 fugue/es contra c/fugue/il/a par
una Censora americana. Estuvo en Mxico de i8io a
1812. V. Beristáin.
FRANCISCO MATEO AGUIRIANO.—Nacido en
Alesanco, Calahorra; doctor de la Universidad de M-
xico, donde estuvo de 1766 a 1772; obispo de Calaho-
rra y diputado a Las Cortes de Cádiz. V. J3eristáin y
la His/aria de los he/erodoxos españoles, de Menndez y
Pelayo (torno III, Pig. 179).
GUILLER?vIO AGUIRRE Y VIANA (t 1811). -
Nacido en Alava; doctor en leves por la Universidad
de Alcalá. Fud oidor de Ia Audiencia de Guadalajara
y luego oidor y regente de la de M6xico, donde rnurió.
Beristáin lo incluye entre los escritores por tin traba-
jo relativo a negocios de Ia Audiencia. V. Alamán,
His/aria tie i'Iéxfro, I, 50, 167 a 173, 21 3 a 217, 312,
344.
MANUEL ALCAIDE Y GIL.—Valenciano; doctor
en teologIa por la Universidad de Valencia; vino a
Mexico en i8io y estuvo aquI por lo menos hasta 1813.
Hizo imprimir dos de las oraciones que pronunció aquI.
V. Beristáin v la C'oleccidn de documentos para Ia his-
/aria tie /a guerra tie independencia, de Hernández y
Dávalos (tomo III, págs. 541 a 560).
PASCUAL IGNACIO APEZECHEA.--NaCido en
Goizueta (Navarra); hizo estudios de ingenierla; vine
joven a MCxico, donde tuvo el cargo de apartador
general del oro y la plata, y murió en 1813, dejando
escrito un Nuevo proyec/o del desãgüe general tie Mexico.
V. Beristáin.
FRANCISCO ARAMBARRI. - VizcaIno. Vivi6
mucho tiempo en Mexico, I ud empleado en La oficina
de la Administración de Arbitrios y redactó las ruido-
sas representaciones dirigidas por el Consulado de Me-
xico a las Cortes de Cádiz. Alamán, His/oria de Me-
xico, III, 76; Bustamante, Tres Siglos tie Jféxico, III,
336 a
992
FRANCISCO JAVIER BALMIS. — El ilusti
'lenciano propagador de La vacuna en America tiizo
•cuatro viajes al nuevo mundo, y, aparte de su labor
de propaganda, hzo estudios de botánica, describió
plantas y descuhrió propiedades curativas en algunas.
La expedición de la vacuna que él dirigió llegó a M-
xico en Septiembre de 1804; peru, antes de su lie-
gada, en Abril del misrno ai'io, el Vii rey Iturrigaray
habIa hecho traer vacuna de La Habana. V. Beris-
tam; Gacela tie J[éxico, 26 de Mayo y 27 de Octubre
de 1804; N icol as Leon, Biblioleca botibzico–mexicana.
MARTIN J. BARANDIARAN.—Nacido en Her-
nani (Guipüzcoa); militar; publicó en 1812 un Ensayo
sobre ci origen y remedio de nziestros ma/es (Imprenta
Arizpe). V. Beristáin.
MANUEL DE LA BARCENA—Nacido en Aso-
flos (Santander); niño pasó a America, y viviO en Mi-
. choacán; fué doctor en teologIa por la Universidad de
Mexico; sucesivamente canOnigo lectoral, tesorero,
niaestrescuelas y arcediano de la Catedral vallisoleta-
na: por ültimo, gohernador del obispado. PublicO tres
sermones, segün Beristáin, y redactO prociamas del
Cabildo eclesiástico de Valladolid de Michoacán. En
politica figurO como miembro de la Junta Suprema
Provisional Gubernativa, y como tal firmO el Acta de
Independencia; luego formO parte de la Regencia
(1822).
JOSE MARIA DEL BARRIO. Granadino; doctor
y maestro de la Universidad de Granada; racionero-
de la Catedral de Mexico. PuhlicO una Oracidn June.
bre, en latin, sobreel Arzobispo Ni'iiiez de Haro (j8oi).
V. Beristáin.
BASILIO BAYON.—Nacido en la Villa de Rueda
(en la AbadIa de Medina del Campo); militar; peleO
contra los franceses; siendo ya coronel, vino a Mexico
en i8io con el Virrey Venegas. Publicó un Epitome
del arte de La guerra (1811). V. Beristáin.
993
FR. josE BELDERRAIN .—Vasco; fraile agusti-
no; prior de la provincia del SantIsimo Nombre de Je.
süs en Mexico. Publicó en i8io una Exhoriacjdnco-
tra la guerra de independencia. V. Beristáin.
ANTONIO BERGOSA Y JORDAN._Nacjdo en
Jaca (Aragon); doctor en teologIa y cánones; pertene-
ció a la Inquisición en Mexico; fué obispo de Oaxaca,
desde 1800 hasta 1812, aio en que paso como arzo-
bispo a Mexico. En 1814, desaprobado por Fernando
VII su nombramiento para Ia arquidiOcesis, hecho por
la Regencia, volviO a su primitiva diOcesis de Oaxaca.
Bergosa estaba lejos de ser huen escritor, pero publi-
cO, aparte de sus edictos, pastorales y sermories, una
J 7ida de Saida Orosja (1803). Sus escritos contra la
insurrección son extraordjnarjarnente virulentos. V.,
junto con 13eristáin v El Episcoj,ado IViexicano, de don
Francisco Sosa, las obras históricas de Bustamante
y Alamán.
FELIX MARIA CALLEJA DEL REY.—E1 terri-
ble general de los ejércitos realistas y virrey de Mexi-
co (Eriero de 1813 a Septiembre de 1816) fué incluIdo
por Beristáin entre los escritores por sus jroclaiiias.
PEDRO CANEL Y ACEVEDO.—Nacjdo en Cas-
tropol (Asturias). Abogado y militar. Estuvo en MC-
xico hacia 1805. De regreso en Espaila, peleO contra
los franceses. Beristáin dice que escrihiO, aunque no
puhlicO, ulfemorias histJricas y poll/icas de JW'/xico. Es-
cribiO, además, sobre polItica y derecho, y tradujo en
verso las Heroldas de Ovidio.
FRAY DIONISIO CASADO .—Castellano; fraile
agustino; fuC en Mexico, por elecciOn de 1807, prior
del Convento grande de su Orden. PublicO aquI dos de
sus Sermones (18o6 a 18og). V. Beristáiri; Pimentel,
iVovelis/as y 0,-adores Maxicanos, cap. IX.
FRAY RAMON CASAUS Y TORRES.—Arago-
nCs, nacido en Jaca (1765); dominico; vino a America
en 1788; doctor en teologia; catedrático de doctrina de
37
994
Santo Tomás en La Universidad de Mexico; rector del
colegio de Portacceli v Arzobispo de Guatemala. Es-
cribió varios sermones v libros sobre asuntos religio-
SOS y fuC uno de los rnas terribles defensores de La
causa realista durante la guerra de independencia.
VICENTE CERVANTES (1755-1829).—Nacido
en Zafra (Extremadura). Se hizo notar por sus estu-
dios en ciencias naturales y en farmacia. Vino, a Me-
co en 1787 a desempear Ia cátedra de hotánica en Ia
Universidad, y La dió durante treinta v ocho años.
Dirigió el JardIn Botánico, y ayudó a La Expedición
cientifica exploradora dirigida por Sessé. Murió en
Mexico. Sus pi-incipales trabajos son clasificaciones y
descripciones de plantas: los niás extensos, sin embar-
go, la Arrosi'i-rr.zpi:ia mexicana y el Horlus mexicanus,
permanecen inCditos. V. Berstäin; José Garcia Ramos,
Eio8o io histdrico (reproducido en el Boletin de la Socie-
dad de GeografIa y Estadistica).
FRANCISCO CONE JARES.—Francisco de Paula
Alonso y Ruiz de Conejares nació en Navarra y se
doctoró en la Universidad de Mexico; despuds de la
Independencia fud Ahad de La Colegiata de Guadalu-
pe. En verso escribió sobre asuntos politicos y en honor
de generales realistas; en prosa publicó un Resumen
histórico–militar de los hechos de Juan Martin el Em-
pecinado (Mexico, Arizpe, z8xr). Tuvo fama de ser
uno de los mejores poetas españoles de su tiernpo, en
la Colonia, aunque sus versos no sobrepujan el nivel
comttn de entonces. V. Beristán; Pimeritel, !iislorii
de la )oesIa en AfIxico, cap. X.
SILVESTRE DIAZ DE LA VEGA (t 1812).-
Sevillano. Vino & Mexico en 1778, v murió aquI; fu
director general del Tabaco y reformador de La Renta
de este ramo. Puhlicó en Mexico, en 1786, un Discz,rso
sobre los dramas y su representación, y ReIas de o-
bierno sobre ci tea Ira en Mexico. Dejó otras obras ma-
nuscritas. V. Beristáin. -
995
FAUSTO DE ELHUYAR Y SUBISA (-
1833).—El insigne matemático y quImico, descubridor
del tunKs/eno y director del Tribunal de Minerla en
xico, nació en Logroio; viajó, estudiando, por casi
toda Europa; fué catedrático en el Seminario de Ver-
gara; descubrió en 1785 (segi'in Beritáin, en uniOn
de su hermano Juan de Elhuyar, que muriO siendo di-
rector de Minas en Nueva Granada) el /unfs/ciza; en
1788 ViflO a Mexico, como director del Tribunal de
Minerla, y trajo consigo peritos minet-os alemanes;
visitó muchas ininas del pals; trabajó por Ia fundacióri
del Colegio de Minerla ideado por Velasquez de León, y
logró verlo establecido en 1792; permanecióen Tvlexico
hasta 1821, fecha en que volvió a España: aill fué
nombrado, pocos aI'ios despues, director general de
Minas. Murió en Madrid. Escribió y publicó trabajos
de orden cientIfico y discursos para actos püblicos.
V. Beristáin; Djccjonario mexicano de 1853-56.
FRANCISCO FERNANDO FLORES.— .Toleda-
no; siendo nio vino a Mexico (1765). Alumno y lue-
go catedrático de griego y de fibosofia en el Seminario
Palafoxiano de Puebla; Bachiller en teologla por la
Universidad de Mexico. En Espai'ia se hizo doctor
por la Universidad de Avila; fué catedrático de griego
en Salamanca y Capellán de honor del Rev. PublicO
obras sobre asuntos religiosos y una vida del Arzobis-
po N?iez de Haro al I rente de Ia Colección de obras
de éste (Madrid, Ibarra, i8o6).
MANUEL DE FLORES.—Toledano. Doctor en
Cánones; en Mexico fué Secretario del Arzobispo Nil-
nez de Haro, de 1771 a i800, 6 Inquisidor fiscal. Pu-
blicó en Madrid (x8o6) un Resumen His/órico de Ia
vida de dicho Arzohispo. A nombre de éste inició pro-
ceso a Fray Servando de Mier por su sermon sobre la
Guadalupana. Se le atribuye, además, una parte de
los edictos y pastorales de Haro. V. Beristáin.
FABIAN FONSECA (t 1813).—Granadino. ViviO
996
muchos aiios en Mexico y murió aqul. Por encargo
del segundo Virrey Conde de Revillagigedo empren-
dió, ell de Carlos de Urrutia, y con José Igna-
cio Sierra v Joaquin Maniau como subalternos, (a vas-
ta obra de estudio del regimen econOmico colonial,
que vino a publicarse en 1845, con el tItulo de .iIis/o-
na general de la Real Hacienda. V. Beristáin.
PEDRO JOSÉ FONTE (1777-1839).---Aragones,
nacido en la villa de Linares y muerto en Madrid. Ar-
zobispo de Mexico desde 1815 hasta 1821. Al consu-
marse la independencia, saliO de Mexico y dejO vacan-
te la sede, sin querer renunciarla, hasta 1838, aflo en
que el Papa Gregorio XVI le obligO a &lo. Beristáin
lo cita entre los escritores por sus sermones, procla-
mas y pastorales. V. Sosa, El Epzscof'ado .dicxicano.
DIEGO GARCIA CONDE. — Catalán; Coronel del
Regimiento Provincial de Dragones de Puebla; derro-
tado y prisionero ell en 7 de Octubre de
1810 por la tropa de Luna: libertado en Aculeo. Fué
despuCs comandante de Arrnas de Zacatecas. Escribid
una relación de la hatalla de Aculco. Autor de versos
politicos y müsico. V. Beristáin; Alamán, His/oria tie
Me'xi'co, I, apdndice 18.
PEDRO GARCIA Y GARCIA.—Santanderiho; vi-
no a Mexico de corta edad; estudió en el Colegio de
San Ildefonso; Abogado. EscribiO tin folleto contra La
insurrecciOn intitulado Frosperidades de in union y de-
sasires del viclo opuesto (Mexico, Valdés, 18io). V.
0 sores.
FERNANDO GAVILA. - Actor, bibliotecario, y
kiego director del Coliseo Nuevo de Mexico. EscribiO
p 'esias y una que otra composiciOn dramática. V. Pi-
mentel, HzWoria de In i5 oesfa en Mexico, cap. X.
GASPAR GONZALEZ DE CANDAMO (t 1814).-
Asturiano; doctor teologo y catedrático de hebreo en la
Universidad de Salamanca; canOnigo de La Catedral de
Guadalajara y de la Metropolitana. PublicO tin Eloglo
r ,, - T •t r

997
f/nehre de Carlos III (Mexico, 1789) y otro del Arzo-
bispo Nónez de Haro (Mexi(-o, 18oi). V. I3eristáin.
CIRIACO GONZALEZ CARVAJAL.—Sevillano;
abogado; Oidor decano de la Audiencia de Manila;
1iemhro de los Supremos Consejos de EspaI'ia é In-
dias (x8oi) y de Justicia, v Ministro interino de Ui-
tramar (1812); en Mexico estuvo a principios del si-
glo pasado, hasta 1809, y fué, entre otras cosas, Di-
rector de la Academia de Jurisprudencia tedrico-
práctica. Publicó una Disertación sobre los principios
del derecho (1773) V muchos otros trahajos sobre cues-
tiones po)Iticas v financieras. V. Beristáin y Alamán.
FRAY BERNARDO GONZALEZ DfAZ.—Astu-
riano; fraile agustino; en Espaiia fue catedrático de la
Universidad de Valadolid; en Mexico, rector del Cole-
gio de San Pablo y calificador del Santo Oficio. Pu-
blicó aqul, segin Beristáin, tres sermones, de i8o8 a
1814.
josE GONZALEZ TORRES DE NAVARRA.-
Sevillano; hijo de Ia Casa de los Marqueses de Cam-
poverde; viajó por Europa y tuvo cargos en el Peru y
en Cuba. Autor del Canto a cart/s en Ulüa (Mexico,
Arizpe, 18o8), firmado con el seudóninio de G. de Agzii-
br, y de escritos politicos y pedagógicos. V. Beristáin.
FRAY MIGUEL HIDALGO.—Dos homónimos
tuvo el Libertador: uno mexicano, teologo, que flare-
66 hacia 1760; otro andaluz, dominico, maestro teóbo-
go en la provincia de Santiago, que publicó G/o,-ias
Dominicanas en su escbarecia'o / i/us/re mi/i/ar Tercer
Orden (Mexico, Jáuregui, 1795) y compendbo his//rico
Sacro-J'r ofano , /eo/dzco . dogmd/zco y Ji/os/fico-cristiano
(T'Iéxico, Ontiveros, 8oi). V. Beristáin.
VALENTfN HORTIGOZA.—Nacido en Arratia,
Málaga; doctor por la Universidad de Mexico. Segin
Beristáin, publicó una Ejis/o/a latina sobre Ia inmi-
nencia de un cisma (Cádiz, 1813).
JOSE IBARGOYEN.—Guipuzcoano. Publicó, se-
99
gmn Beristáin, una traducci
ftroximidad tie la mzierle, de J3ossuet 1V1êxiCO, 1o12);
y Reg/as de Or/ogra ha, extracto del tratado que en
Mdxico hizo imprimir Mateo Alemán (vIdxico, Jáure-
gui).
JUAN MARTf N DE JUANMARTIENA.—El
Lic. Juan Martin de Juanmartiñena, abogado español
que viviO largos aos en Mexico y fue ininistro honora-
rio de la Real Audiencia, publicó un virulento y mal es-
crito opi'tsculo intitulado Verdadero or4'en, cardcter,
causas, resor/es, fines y jrogresos tie hi revo/ucidn tie
Nueva Espana, y defensa tie los eurofi eos en general resi -
denies en el/a, y es j ecialmenie tie los au/ores tie la aprehen-
sión del Virrey D. José tie 1/urrigaray...... . (Mexico,
Arizpe, 1820). Hace larga referencia a este escritor
J3ustamante (Ti-es sig/os de México, III, 225: IV, 78;
Cuadro histdrico, IV, 144 a 148); Alamán le menciona
también (ilis/oria de Jféxico, I, 164, 191; III, 411;
IV, 107).
IGNACIO LERDO DE TEJADA.—Riojano; doc-
tor teologo y rector del Colegio de MinerIa de Mexico.
Publicó, seg(in Beristáin, un Discurso con motivo del
regreso de los jesuitas (Mexico, Jáuregui, i816) y co-
laboró en El amigo tie la patria.
FRANCISCO XAVIER DE LIZANA Y BEAU-
MONT 0750–i8ii).—Riojano, nacido en Arnedo, y
muerto en Mexico, siendo Arzobispo (des de 1803), Fue
virrey, entre Garibay y Venegas, de Julio de 1809 a
Septiembre de 18io. Beristáin le iricluye entre los es-
critores por sus sermones, proclamas y pastorales. V.
Sosa, El Episco/'ado Mexicano.
JOSE LONGINOS (t 1803).—Riojano (nacido en
Lograiio). Vino a. Mdxico en 1787 en la expedición
cientIfica de Sessé, de la cual fud miembro activo; mu-
rió en Campeche. V. Beristáin.
FRAY MANUEL LOPEZ BORRICON.—Nacido
en Hornillayuso (Burgos); franciscano; Lector de fib-
999
sofia, definidor y provincial (iSit). Publicó una ex-
hortación a sus hermanos de Orden (Mexico, Arizpe,
181 r). V. l3eristáin.
JUAN LOPEZ CANCELADA.—De este curioso
personaje, tipo en que se resumen los defectos que los
nativos de Mexico atribuIan al KachuJln, seria intere-
sante, aunque dificil, formar una biografIa. Como nos
fIta espacio para ello, nos lirnitaremos a unas cuan-
tas indicaciones rápidas. Cancelada, después de pre-
sentarse en Mexico coino cornerciante y con aficiones
de periodista, logró entrar corno redactor de la Gaze/a
do Al/s/ca, dirigida entonces por Valdés. En i8o8,
Iturrigaray le desterró de la Corte, y poco despues le
permitió volver, pero con prohibición de entrar a los
cafés. Después de la prisión de este Virre, Cancela-
da se creyó triunfante: pero su audacia llegó hasta
presentar una acusación calumniosa contrael respeta-
do D. Jacobo de Villaurrutia y además disgustó al ar-
zobisDo virrey Lizana con la constante censura que de
su poiltica hacIa en conversaciones: se le procesó y se
le envió a España hajo partida de registro. Alli, sin
embargo, quedó libre, y en Cádiz, donde se hallaban
entonces las Cortes, se lanzó a escrihir sobre asuntos
de America; publicó el periddico El 7'el/grafo Amen-
cano y dos folletos contra Iturrigaray, a los cuales se
con testó con el nombre de el ahogado de é-te, Lizarza,
en folletos escritos por et diputado de Mexico, Beye de
Cisneros. No sabemos qué suerte corrió después Can-
celada en Espafla. Aunque literariamente nada vale,
dehe recordársele, si no por sus escritos, por su acti-
vidad en reimprimir en Mexico producciories españo-
las; por éI se reprodujeron aqui, el año de x8o8, en
folletos, la Oda a Esj'aña, de Quintana, el Himno do
la Victoria, de Arriaza, El Dos do Mayo, de Gallego,
y otras muchas poesias patrióticas, asI como escritos
politicos. V. Alaman, His/or/a do Mexico, I, I 15, 123,
164, 177, 213, 253, 268, 310; III, 63, 64; Bustamante,
Tres siglas do Al/s ico, III, 215.
1 000

FRANCISCO MARRUGAT Y
Ian; doctor en teologla v caedrático de la Universidad
de Mexico. Defendió, en ado piiblico, los Lugaras teci-
lóKicos de Melchor Cano; escribió versos laudatorios
y formuló un plan de estudios del colegio de San ] nan
de Letrán, del cual fue Rector. V. Beristáin
josE MONTER Y ALARCON.—Empleado de
Hacienda y Comisario ordenador de los ejércitos es-
pañoles. Beristáin lo cita como autor de Ia Relación
de festejos por Fernando VII hechos en Zacatecas.
BENITO MARIA MOXO Y FRANCOLI.—Cata-
lan; benedictino de Tarragona; doctor y catedrático
de la Universidad de Cervera; obispo auxiliar de Mi-
choacán y Arzobispo del Plata. Puhlicd tin Comenta-
rio en defensa de los filósofos griegos tenidos por
ateos (Cervera, 1799) y varios sermones. Se di-
ce que escribía en varias lenguas, vivas y muertas.
V. Beristáin.
FRAY FRANCISCO Ni'JEZ.—Rondeflo;, francis-
cano; misionero y vicario del Colegio de p,-opa.qanda
fide en Querétaro. Publicó De la mds al/a per/idia los
mas gloriosos efectos, oración fünebre por los espaflo-
les muertos en la guerra contra Napoleon (Mexico,
Ontiveros, 1809). V. Beristáin.
FRAY JOSE JOAQUIN OYARZABAL.—(t 1815).
Guipuzcoano; fraile de San Francisco; provincial de
Mexico, donde muriO; publicd dos tomos de Ano/acio-
nes sobre la cuestidn de la inmunidad eclesiástica sus-
citada por la InsurrecciOn (Mexico, Arizpe, 1812).
V. l3eristáin.
FRAY CAYETANO PALLAS._( t 11 4) . Arago-
nes (nacido en Benavarre); dominico; presidente de
las misiones de California; regente primario del cole-
gio de Portacceli. Escribió, en prosa y en verso, so-
bre asuntos religiosos. V. Beristáin.
FLORENCIO PEREZ COMOTO.–Gaditano; me-
dico-cirujano en la Real Armada. PublicO discursos
F"'FP_'

1001

v disertaciones sobre cuestiones de medicina y de p0-


iltica. Fué uno de los más inteligentes folletistas que
atacaron Ia insurreccióti. Colaboró activamente en
El Amigo do la Pa/rio.
JUAN BUENAVENTURA PORTEGUEDA.-
VizcaIno (nacido en Somorostro); vivió en Buenos
Aires y Mxico; murió en la toma de la Alhóndiga de
Granaditas, en Guanajuato. Escribió un poema en-
decasIlaho, Buenos Aires reconqizis/odo (Mexico, Onti-
veros, i8o8) y Sen/irnien/os de Religidn, obra póstu-
ma (Mexico, Ontiveros, 181 1).
RAMON POSADA Y SOTO.—Asturiano; en Gua-
temala fué oidor de la Audiencia; en Mexico, fiscal de
Hacienda; en España, fiscal del Supremo Consejo de
Indias y Presidente del Tribunal Supremo de Justi-
cia. Escribió sobre cues tiones jurIdicas y financieras.
V. Beristáin.
PEDRO LUCIO PUENTE.—Asturiano; abogado;
oidor de la Audiencia de Mexico. Publicó unas Re-
jiexiones sobre el bando del yirrey Venegas (de 25 de
julio de 1812) que sometIa al fuero militar a los insur-
gentes (Mexico, Jáuregui, 1812).
• josÉ MARIA QUIROS.—Andalu z; capitán reti-
rado; secretario del Consulado de Verac ruz. Escribió
la Balanza del comercio maritimo de Veracruz para
los afios x8ro y 1811, y el folleto Voz imjeri 'sa tie la
verdad y desenaños politicos cont ra j)reocuj aciones -'ui-
pares (Mexico, Ontiveros, x81 o). V. Beristáin.
FERMIN REIGADAS.—Santanderino; oficial de
la marina espaflola; viajó por Europa y America. Vi-
no a Mxico y Se ocupó en negocios de minas. Escri-
bió versos y folletos politicos, y un estudio del sisterna
de Copernico; y puhlicó un periódico, ElAris/arco. Fué
uno de los principales defensores del gobierno espa-
ñol en la lucha pot escrito sobre la guerra de indepen-
dencia. Beristá.in dice, además, que tenIa inddito un
ensayo de historia de la insurrección.
1002
JUAN ANTONIO RIANO.—(1757-181o). Santan
derino; capitán de fragata v teniente coronel de los ejér.
citos espafloles. Fué intendente de La provincia de
Guanajuato y murió defendiendo contra los insurgerl-
tes la Alhóndiga de Granaditas. Beristáin lo inclu -
ye en su Biblioteca como autor de un Ej51/ame de los
Elementos i/c iWedicina de Brown, impreso en Puebla.
Alarnán (His/or/a i/c Mexico. I, 75, 120, 353, 417, 424,
427) habla con alto encomio de sus cualidades y de su
influencia moral é intelectual.
ANDRES MARIANO DEL RfO.—Matritense;
miembro de sociedades cientIficas en España; catedrá-.
tico de mineralogla en el Colegio de MinerIa de Me-
xico. Escribió diversos trabajos cientIfIcos y discursos
pronunciados en actos püblicos. l3eristáin menciona
sus tratados de oricta4rnosia (paleontologIa) y geogno-
sia. El primero, impreso en Mexico pot Ontiveros en
1795, es, segün Humboldt (Ensayo, 1, 233), la mejor
obra rnineralógica que habIa en castellano en aquel
t i em 1)0.
RAMON ROCA (t 1820) .—Ramón Roca era gra-
nadino; capitán de infanterIa; gobernador (militar?)
.de las Californias v oficial mayor de la Secretarla del
virreinato. Beristáiri sóIo le atribuye unas Rimas de
ar/c mayor, en castellano antiguo, en elogio del Vi-
rrey Venegas (Mexico, Jáuregui, 1812), el prosecto
de un periódico que no llegó a publicarse, Museo me-
xicano (Mexico, Ontiveros, 1812: Biblioteca Nacional,
Octava division, pag. 248), y los primeros escritos
insertos en El Amigo i/c la J'atria. Us6 el seudónimo
de Mardn Ddzirico. PublicO, además, una brillante
Oda ii las invencibles troj'as i/c Nueva Esj'afia (Mdxi-
co, Ontiveros, 1812: Biblioteca Nacional, Octava di-
visiOn, 262); Car/as d D. F. M. sabre la variacii5n i/c
nuestro sis/ema guhern at/va, escritas ci año i/c 1813 par
Mardn Ddurico (Mexico, Benavente, 1815: Biblioteca
Nacional, Novena divisiOn, 390; y Los dos gemelos 6
1003

Los I/os hzirlados, opera cdmica, con mi'isica de D. Ma-


nuel Corral, estrenada en 1816 (imprenta de Bena-
vente: la posee D. Luis Gonzalez Obregon). Fué el me-
jor poeta español que vis1t6 Méxicoen la época. V.Be-
ristáin; El Nolictoso General, 16 de Febrero de 1820;
Bustamante, Tres s:glos de Mixico, III, 335; IV, 43;
Cuadro izis/drico, I, 315; II, 38 a 40, 58, 253, 255;
Mora, Aféxico y si/s repoiiicioiies, IV, 324.
ANACLETO RODRIGUEZ ARGUELLES.—Md-
dico y cirujano jubilado de la Real Armada. Piblicó
un Tralado ut la fiebre remitente (181 i) y colaboró en
la Gate/a tie kf/xico. V. Beristáin.
ISIDORO SAENZ DE ALFARO.—Riojano (naci-
do en Arnedo); sumiller de cortina del Rey; goherna-
dor del Arzobispado de Mexico; inquisidor aqul y antes
en Barcelona. Alarnán le atribuye influencia prepon-
•derante en el gobierno archiepiscopal de su prirno Li-
zana. l3eristáin lo incluye entre los escritores por
sus circulares v otros documentos eclesiásticos.
FRAY FRANCISCO DE SAN CIRILO (I736?-
i8og).—Se Ilamaba en el siglo Francisco Aurai 6 Hi.
dalgo. Nacido en Cádiz bacia 1736; carmelita: dos ye-
•ces provincial en Mexico; censor de la Inquisición;
muerto en 21 de Febrero de 1809. Publicó varios ser-
mones en Mexico (177' a 180).
FRAY ANTONIO DE SAN FERMIN. — ( 1740? t
x8o6).Navarro; carmelita;provincial desu Orden; obis.
p0 electo de Charcas (hoy capital de Bolivia). Publicó
el Hoino at/ri/us (Mexico, i8oi), libro sobre la peni-
tencia, atacado por el Dr. Casaus y Fray Mariano Soto
y defendido pot Beristáin. Dejó otras obras ineditas.
MARTIN DE SESSE Y LACASTA.—El sabio na-
turalista aragonés Martin de Sessé vino a. Mexico, en
1787, como jefe de la expedición que debia explorar
•cientIficamente la America septentrional espai'iola por
disposición del gobierno de Carlos III. El director del
JardIn Botánico de Madrid, Casimiro Gómez Ortega,
1004

lo hizo nombrar para este cargo, y con él hizo enviar


J Mexico a TosC Longirios, al dibujante Juan Cerda, y
a Juan del Castillo, aragonCs, botánico mayor del
Hospital de Puerto Rico, '' miernbro de la expedición
desde 1787 A 1793, año en que murió: en rnernoria su-
va se denominó al hule cash/la eldshica.
Los trabajos preparatorios de la expedicióu cornen-
zaron en Diciembre de 1787, en Mexico. Dehia princi-
piarse por instalar en Mexico un Jardin Botánico, y
asi se hizo, efectuándose Ia solemne apertura el 0 de
Mayo de 1788, con discurso de Sessé. Al dIa siguiente,
en la inauguración de los cursos de botánica, habló
Vicente Cervantes. Gran ni'imero de jóvenes mexicanos
acudió a inscribirse en el JardIn y aun a ofrecerse pa-
ra Ia expedición; entre esos se contaban José Mariano
Mocino, José Dionisio Larreátegui y José Maria Bus.
tamante. Al iniciarse la expedición, se agregaron a
ella Mociño y el dibujante mexicano Atanasio Echeve-
rrIa.
La expedición duró desde 1789 hasta 1804 y reco-
trio todo el trayecto propuesto, desde la California
hasta Costa Rica. Se hicieron en ella observaciones
geolOgicas, meteorolOgicas y geográflcas; peto el pro-
pósito principal era estudiar la flora, y a ello se din-
gieron los mayores esfuerzos. La ComisiOn sufrió di-
versoi cambios; Vicente Cervantes permanecla en Me-
xico, al frente del JardIn Botanico, para dirigirlo y re-
cibir los ejemplares que se enviaban de Ia expedicidn;
Castillo muriO en 1793; Longinos en 1803; el mexicaflO
Maldonado se agregO en 1795. Sessé y Mociño fueron
el alma de la expedición. En 1795 tenIan escrita la
Flora mexicana, en 1803, otra nueva obra, J'/an/as de
Nueva Esj5aña. Mientras tanto, tradujeron y ampliaron,
en union del Dr. Luis Montana, los Ele,nentos de me-
dic/na de Brown, y los publicaron bajo el nombre de
Mociflo (Mexico, imprenta de Ontiveros, 1803). Sessé
habla sido catedrático de medicina en la Universidad
1005

de Mexico y exarninador sinodal del Tribunal del proS


to-medicato, cargos que desempenaba cuando no le
retenlan fuera de la capital los trabajos de Ia expedi-
ción.
En 1804 partieron para España Sessd y Mociflo con
sus manuscritos y sus colecciones de dibujos y de ejem-
plares disecados. No obtuvieron Jo que esperaban en
premio de sus esfuerzos. Se les concedieron puestos,
pero nose publicaron sus obras. Sessd murió en iSo9,
en Madrid.
Las Flan/as de .iVneva Esaña y la. Flora mexicana
fueron publicadas mucho después, por la Sociedad de
Historia Natural de Mexico (imprenta de Ignacio Es-
calante, 1887).
Beristáin no cita de SessC otros escritos que la Ora-
don inaugural del Jardin Botánico (Mexico, imprenta
de Ontiveros, 1788) y una disertación, en controver-
sia con Aizate, sobre la seda silvestre.
FR. josÉ XIMENO.—Valenciano; fraile de la
Orden de San Francisco, misionero del Colegio de Pro-
paganda Fide, de Zacatecas. Escribió en defensa del
gobierno espaflol durante la guerra de independencia.
No sabemos si era pariente de Rafael Ximeno, maes-
tro de prinieras letras en Mexico, que puhlicó unas
J?eglas de Or/ografla (Mexico, 1790).

IIISPANO-A.111RICANOS

SIMON 13ERGA0 Y VILLEGAS.—Mediano


.versiñcador guatemalteco, que desde su patria se hizo
miembro de la Arcadia de Mexico y colaborador del
Dzarzo.
MANUEL DE LA BODEGA Y MOLLIN EDO. -
Limeno; hermano del maino Juan de la Bodega; doc-
tor por la Uiiiversidad de Alcalá, y catedrático de le-
yes alli mismo; oidor de la Audiencia de Guatemala,
ioo6
v luego de la de Mexico, donde fué además asesor ge-
neral del Virreinato. En España fué miembro del Su-
premo Consejo de Indias. bajo Fernando VII. Publi-
có estudios y escritos juridicos. V. Beristáin.
SIMON BOLl VAR .—El libertador sur-american
visitó Mexico en 1799 (en recuerdo de ello se ha cob-
cado una lápida en la casa donde habitó y se be ha
dado ci nombre de Bolivar a la calle). Bolivar, si no
un literato, fué un hombre de alta capacidad intelec-
tual, y sus escritos son memorables por más de un
motivo. Prueba de su genial intuición en cuestiones
sociales es la Carla escrita en 1815 sabre los caracte-
re3 y el porvenir de los pueblos hispano-arnericanos,
de la cual conviene recordar aquI las observaciones
relativas a Mexico, asombrosas en quien visitó ci pals
por breve tiempo y antes de que se aicanzara Ia mdc- -
pendencia.
MANUEL CAMPO RIVAS.—Costarricense; doc-
tor en cánones y leyes por la Universidad de Bogota;
teniente gobernador y asesor del Chocó y de Popayán;
oidor de la Audiencia de Guatemala, luego de la de
Guadalajara y por fin de la de Mexico. Publicómu-
chos trahajos de orden politico d histórico y varias-
traducciones de obras fancesas. V. Beristáin.
FR. MATI AS DE CORDOBA. — Nació en Ciudad
Real de Chiapas (boy Sari Cristóbal Las Casas), per-
teneciente antes a la capitania general de Guatemala
y boy al Estado de Chiapas, de la Federaci6n Mcxi-
cana. Fboreció en Guatemala y fué una de las princi-
pales figuras intelectuales de Centrc-America a fines
del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Fud fral-
le dominico; doctor de la Universidad de San Carlos,
de Guatemala, y catedrático en ella. Publicó La len/a-
liva del leon y ci Oxito de su emrcsa, extensa fábula, y
trabajos sabre la lectura de autores clásicos y sabre
el traje de los indios. V. Beristáin; M. Menéndez y
Pelayo, prólogo a la Anlologla de poe/as Isisj5ano-ame-
ricanos, tomo I, pigs. CLXIX y CLXX.
- t• I
i _ -

1007

RAFAEL GARCfA GOYENA [1766-1834].--EI Dr..


Rafael Ignacio Garcia Goyena nació en Guayaquil
(Ecuador); a los doce aflos de edad vino a Guatemala,
y alli paso el resto de su vida. Fué abogado de presti-
gio. PublicO en vida, seg(in l3atres Jáuregui, un tomo
de poesIas, en Guatemala; en Paris se irnprimió pOstu-
mamente la Colecció,z com 1,sieIa tie siis fdbulas (librerla de
Rosa, 1836). No sabemos si estuvo en Mexico, cosa
nada improbable; pero por lo menos fue colaborador
literario de los periódicos mexicanos, especialmente
de El V'Iicioso General (ii y 13 de Marzo, 5, 8 y ro
de Junio, 31 de Agosto, 4 y 9 de Septiembre, 16 de
Octubre, 14 de Diciembre de 1818; 27 de Enero de
1819).
ANTONIO josE DE IRISARRI (1786-1868).-
cUno de los hombres de más en tend imiento, de más
vasta cultura, de más energIa politica y de más fuego
en la polemica que America ha producido, dice Me-
néndez y Pelayo. Irisarri, hijo de familia opulenta,
nació en Guatemala; viajO desde joven; intervino en
la politica de varios palses americanos, especialmente
de Chile y de su patria; redactó muchos periOdicos
PublicO multitud de folletos politicos, una narración
novelesca, El cristiano erranic, un volumen de Foes fas
so/Incas y hzin/escas (Nueva York, 1867) y las C'ues-
tiont'sJI/oldgicas (Nueva York, 1861), obra clasica en
puntos de lengua castellana. En Mexico estuvo a los
veinte ahos de su edad, en 18o6, y colaborO en el Dia-
rio tie Mexico con el seudOnimo de Sr. Dionisic Zrae/a-'
Reitln (20, 28 y 30 de Jun10, 4 y 18 de Julio, 7 de
Agosto, ii y 16 de Noviembre de 18o6). Irisarri no
fué verdadero poeta, sino escritor politico y linguista;
pero creemOs interesante copiar, segün se prometiO en
el Estutizo preliminar de esta primera parte, las dos.
mejores composiciones que publicó aquI y que no sa--
bemos hayan sido reimpresas:
- YTT t')I "' rrt'TTr '1'T

jooS
—El que su vida pasa en distracciones,
como yo, Albano, la pasé en un dIa,
todas las puertas cierra a la alegrIa,
carnino solo da a las aflicciones.
En mar nwega de tribulaciories
sin piloto, sin hrjula, sin gula;
es caminante pot errada via
con riesgo de asesinos y ladrones.
Es cordero que, lejos del rebaño,
despedazari los lobos carniceros
cii pastor afligeendo con sit dano:
estos son, pues, los cuadros verdaderos
-en que veo sin pasión y sin engaflo
los afectos del hombre lisonjeros.
—Si, como fueron, a tornar volvieran
aquellos gratos apacibles dias,
que asi causaran las delicias mIas
como veloces no desparecieran,
los labios mIos de contino rieran
v en ellos fueran todas alegrIas;
Y ain tii, mi musa, con placer verIas
los versos dulces que a mi bien dijeran.
Mas ya a los ecos de ml voz doliente
tan sOlo endechas entonar es dado
mientras que Lisis permanezca ausente.
Me parece que triste miro el prado,
triste ci rio, y muy más triste la fuente
en do miré alegre al dueño amado.

CONSULTAR: M. Menéndez y Pelayo, prOlogo a la


A nioloKia dc )0c'/(LS hispano . americanos, tomo I, págs.
CLXXVII CLXXIX.i
MIGUEL MARIANO ITURBIDE (t 1811). -
Guatemalteco; ministro del Tribunal de la Contadu-
rIa mayor de Nueva España. MuriO aquI. DejO ma-
nuscrita, segli11 Beristáin, una Impugnaczó,, sobre ci
proyecto de reforma de la Real Hacienda presentado
por Ihargoyen en 175.
1009
FR. JOSE ANTONIO DE LIENDO GOICOE-
CHEA.—Costarricense; franciscano; doctor de la Uni-
versidad de Guatemala; nació en 1755 y murió des-
puds de 1811. De Mxico solo visitO Chiapas, que
entonces pertenecla a Guatemala. Despuds de haber
sido lector de teologia en Ciudad Real de Chiapas,
tue catedrático en La Universidad guatemalteca, du-
rante veinte aflos, y provincial de su Orden. FundO
dos poblaciones de indIgenas: San Esteban de Tonja-
gua y Nombre de Jesus Pacura. Fud hombre de vasta
cultura cientifica y publicó muchos escritos de diverso
género. En el 1)/aria tie Mexico hay una interesantIsi-
ma carta suya (18 de Agosto de x8o6).
JUAN ANTONIO MIRALLA.—Argentino; estu-
diO medicina en Lima; conspiró contra España en
Colombia (donde fundO en 1821, con Vargas Tejada y
Fernández Madrid, El Arg-os}, en los Estados Unidos
y en Mexico; fuC comerciante en la Habana; muriO en
Puebla en 1825. Aunque fuépoetay periodista, se dis-
tinguiO sobre todo por las excelentes traducciones que
hizo de las Car/as de Jacopo Or/is (Habana, 1822;
Buenos Aires, 1835) de Ugo Foscolo, y de la clásica
elegIa En ci c-nzenterio de una n/i/ta de Thomas Gray
(1823). V. Menéndez y Pelayo, Prdlogo a la An/clo-
g/a tie Poe/as hispano-americanos, tomo IV, Argen/ina.
BERNARDO MORENO GUZMAN.—Cirujano
caraqueflo, residente en Mexico a principios del siglo
XIX. PublicO una Descripcic5n de la epidemia de Me-
xico en 1813, con indicaciones de medios de librarse
de ella v de las recaIdas (Mexico, Jáuregui, 1813).
FR. ANDRES RODAS (1734-1809) .—Guatemal-
teco; fraile franciscano; guardian de varios conventos;
publicO dos trabajos sobre cOmputos eclesiásticos
(1786 a [805). Parece que visitO Mexico. V. Beris-
tam.
FR. MELCHOR DE TALAMANTES.—(1765
1809). Fray Melchor de Talamantes Salvador y J3ae-
38
1010

za nació en Lima; profesó en la Orden de la Merced


y se graduó de doctor en teologla en la Universidad de
su patria; tuvo alli diversos cargos de religion y de
ense?Aanza; y vino a Mexico a fines de 1779. Observó
aqul conducta poco ajustada a las reglas de su Orden, -
pero tuvo gran éxito como orador (se conservan de 61
un sermOn irnpreso, PanIrico tie Santa Teresa, y dos
manuscritos, uno tol:I:co—,noral predicado en la Real
Capilla del Palacio en z800 y una oración fünebre
por los militares españoles muertos en la guerra,
pronunciado en 1803). En 1807, el Virrey Iturri-
garay le cornisionO para que reuniera datos y escri-
biera un informe los limites entre Los Estados Uni-
dos y el reino de Nueva Espana (trabajo que hubo
de terminar el P. José Pichard). Fray Melchor
emprendió el trabajo con toda La amplitud que en éste
cabfa. Entre tanto, sobrevinieron los sucesos de i8o8,
y Fray Melchor formulO planes de nueva organización
poiltica, en Los que se esbozaba Ia iridependencia, uno
de los cuales, el proyecto de Cvngrso it'acionai tic
Vueva EsaRa, Jo enviO at Ayuntamiento, con. el seu-
dónirno de Irsa. Sobrevino la prisiOu de Iturrigarav,
y lalamatites fuC preso el 16 de Septiembre de 18o8;
se le forrnO proceso, del cual fueron jueces, por to Ci-
vil, el Oidor Gonzalez Carvajal, y por lo eclesiástico,
el vicarlo (despus aizobispo) Fonte; se regisrO su
habitaciOn y se recogieron ocho escritos suyos sobr
los sucesos politicos de actualidad entonces; se le de-
clarO culpable de infidencia, y se dispuso enviarle a.
España bajo partida de registro.
Detenido en Veracruz, en la prisIón de San Juan de
Ulüa, muriO aill, vIctima del vOmito negro. en Mayo
de i8og. Sobre este precursor de la independencia me-
xicana debe consultarse el folleto Fray Melchor de Ta-
larnan/es, l'iorauia y escritos pctstumos (Mexico, tip. de
la Vda. de F. Diaz de LeOn, Sucs., igog): la biogralla,
excelente, es obra de D. Luis Gonzalez ObregOu; los
!Jr,-7 !!' ''-'--

1011

ristesco son el Congreso .Ztracional del Reino de 2Vueva


Esftaña y el discurso filosdjico sobre Reresen/acidn na-
cional gie las Colonias.
BONIFACIO TOSTA.—Guatemalteco; teniente de
navIo espaflol; fué secretario del gobierno militar é
intendencia de Zacatecas. Figuró como artillero en las
filas realistas durante la guerra de independencia, y
se encontró en las acciones de Aculco, Guanajuato y
Calderón. Beristáin lo inclu y e entre los escritores co-
mo autor de un Telig,-a.fo marlti,no, especie de diccio-
nario de señales.
CARLOS DE URRUTIA Y MATOS.—Habanero.
Gobernador intendente de Veracruz, y de la Isla de San-
to Domingo. Con Fonseca escribió la obra intitulada
Hisloria general de la Real Halienda México, 1845),
por orden de Revillagigedo y auxiliado por Joaquin
Maniau y José Ignacio Sierra.
ANTONIO Y JACOBO DE VILLAURRUTIA.-
Nacieron en Santo Domingo (capital ho y de la Repü-
blica Dominicana), el primero en el año de 1755, el
segundo en 23 de Mayo de 1757. Sus padres, Don
Antonio de Villaurrutia y Salcedo, mexicano, oidor
de la Audiencia de Santo Domingo durante largos
años, y Doña Maria Antonia Lopez de Osorio. Her-
manos de ella fueron el canOnigo D. Ciro y la Seiio-
ra Doña Maria Magdalena, que casO con el opulento
D. Francisco Cayetano de Fagoaga y Arozqueta, pri-
mer Marques del Apartado, y fué madre del hombre
piblico D. Francisco de Fagoaga. Antonio y Jacobo
de Villaurrutia hicieron estudios en Mexico, el prime-
ro hasta recibirse de ahogado, y el segundo iniciándo-
se en la carrera eclesiástica. Antonio pasó a Espana
é incorporo el tItulo de abogado en los Reales Cole-
gios; Jacobo se uniO a éi en 1772, yendo entre los fa-
miliares de Lorenzana, cambiO luego la carrera ecle-
siastica por la del foro, estudiO en Valladolid y Tole-
do, donde alcanzO los grados de Maestro en Artes y
1012 El

Doctor en Leyes, y obtuvo finalmente las licencias de


abogado. Ambos hermanos fueron colaboradores en
el Correo de los Giegos de Madrid; pertenecieron a so-
ciedades diversas, y fueron socios fundadores de La
Academia de Li/era/os Esjanoies (1785), a La que per-
tenecieron, entre otros, el helenista Ranz Romanillos
y el Canónigo Antonio Sanchez Valverde, distinguido
escritor dominicano que murió en Mexico en 7790. D.
Jacobo sirvió cinco años el corregimiento de Alcalá de
Henares, mientras su hermano era nombrado oidor
en la Audiencia de Charcas, hoy capital de Bolivia
(7787-7803); fué, despuës, oidor de la Audiencia
de Guatemala, en 7792: allI dirigió la Gace/a y fun-
do La Sociedad EconOinica. En 7804 volvió a Nue-
va Espafla como alcalde del crimen de La Real Au-
diencia, y en 7805 fundó, con Bustamante, el Dia-
rio de Mexico. Intervino en las juntas politicas de
18o8, y fué, seg(in Alamán, el itnico que obrO de bue-
na fe en aquel conflicto de ambiciones encontradas.
Cancelada le acusO de traiciOn; hubo intrigas en su
contra, y cuando él solicitaha, por derecho de alcalde
decano, la plaza de oidor que quedO vacante por la
muerte de Alvarez de Mendieta, el Virrey Venegas le
trajo de Epafla (Septiembre de iSio) un nombramien-
to para La Audiencia de Sevilla, lo que, segiin el mis-
mo Alamán, se estimó como un deslierro Jionroso. Con-
tra esto protestO Villaurrutia, elevando su queja has-
ta las Cortes espafiolas en Julio de 181x; pero, desaten-
dida su solicitud largo tiempo y estrechado por el Vi-
rrev a salir de Mexico, lo hizo, tras agrias contesta-
ciones, en Enero de 7874. AceptO en Espaa La pla-
za de oidor de La Audiencia de Barcelona. Consuma-
da La independencia de MCxico, volviO aqul y se le
nombrO Regente de la Audiencia. En 7824, sustitui-
da esta audiencia por la Corte Suprema de Justicia,
egiin la nueva Constitución, no se le nombr6 ministro
del nuevo cuerpo, por creerse, errOneamente, que aün
F. 1013
pertenecIa a Espaula Ia isla de Santo Domingo, donde
habla nacido dl. El Congreso del Estado de Mexico,
sin embargo, le hizo presidente del Tribunal Supremo
de esa entidad federativa, en Diciembre del mismo aulo.
Cesó en su cargo en 1827, porcaIda delgobierno; pero
en Septiembre se le nombró juez de letras de Mexico y
en Enero de 1828 juez de circuito del Distrito Federal.
En Noviembre, fud ministro de la mencionada Corte
de Justicia por elección constitucional y la presidio
en 1831. MuriO, victima del cólera, el 23 de Agosto
de 1833. HabIa casado dos veces. Dc su primer ma-
trimonio tuvo dos hijos: Eulogio, general de brigada
del ejdrcito mexicano, y Wenceslao, que desempeñO la
secretarla del Consulado de vIdxico en la Habana y
pasO despuds a Paris.
De D. Antonio sOlo sahemos que, posteriormente
al desempeulo de su cargo en la Audiencia de Charcas,
lo tuvo igual en la del Plata; fud gohernador de Ia
provincia de Puno, y, en 1809, regente de la Audien-
cia de Guadalajara. Dice Alamán (His/aria(1e Mexico,
tomo II, 90) que muriO en Espaiia, siendo corisejero
de Indias.
Tanto D. Antonio como D. Jacobo de Villaurrutia
fueron periodistas y escritores sobre cuestiones jurl-
dicas v politicas. D. Jacobo, idemis, escribiO sobre
otros varios temas y tradujo obras diversas, entre ellas
una novela, Memorias para la his/aria de la virlud, cu.
yo autor ignoramos (acaso pudiera ser Ia Panic/a de
Richardson).
V. Beristáin; Diccionario mexicano de 1853-56, y
obras histOricas de Mier, Alamán y Bustamante, en
los episodios en que intervino D. Jacobo.

Fuera de Jos ciudadanos espafioles, tanto de la pe-


ninsula como del Nuevo Mundo, sabido es que sOlo
por excepciOn podIan los extranjeros venir a Mexico.
1014
En los comienzos del siglo XIX, solo unos cuan-
tos europeos pueden mencionarse entre los hombres
de significación intelectual que visitaron el reino. El
Conde de Colombini (D. Francisco Maria Colombini y
Camavori), aurique italiano de nacimiento y árcadede
Roma con el nombre de Au/id/a i'i/eyo, se habIa espa-
holizado v pertenecIa al ejército real, en el cual Ilegó
hasta ten iente coronel: en Mexico publicó muchos ver-
sos espafloles. Beristáin menciona al misionero fran-
cCs Claude Letondal, que vino aquI a recoger limosnas
para Ia propaganda católica en el Asia y publicó un
folleto sobre el asunto en 1804. Quedan, por (iltimo,
los per itos alemar,es que acompaharon a D. Fausto
de Elhuyar, uno de los cuales, Luis Leinder, . dió
aquI las primeras lecciones oficiales de quImica expe-
perimental; y, en fin, la memorable expedición de
Alexander von Humboldt y Aimé Bompland.
EL TEATRO.

Sucintamente trataremos en esta nota del movimien-


to teatral en Mexico, durante el perIodo de x800 a
1821. Pocas noticias se encuentran para formaria.
Desde luego, no contamos, en ci primer quinquenio,
sino con las casi nulas que suministra el ünico perió-
dico de entonces, la Gacda de Méxic, el cual, si bien
es cierto que anunciaba las funciones que se celebra-
ban en el Coliseo, con motivo de los dias de los mo-
narcas y de los prIncipes de Asturias, asI como de la
tonia de posesión v los cumpieaños de los virreyes,
no daba ci nombre de las obras que se ponlan en es-
cena, ni ci de sus autores, ni menos hacia juicio algu-
no acerca de tales representaciones.
Con la aparición del Diarlo i/c Mexico, desde d 10
de Octubre de 1805, ]as noticias de espectáculos pci-
blicos comienzan a ser más circunstanciadas, y este pe-
riódico será ci que principaimente nos sirva de gula.
Las obras que en nuestro Coliseo se representaron
durante la centuria comprendida del ai'io de 1700 a
x800, fueron las del teatro espahoi de los siglos XVII
y XVIII, y a fines de este üitimo y principios del si-
guiente, algunas, traducidas y arregladas del teatro
frances y tal cual del inglés, corno el Otelo de Sha-
kespeare, puesto en escena aquI ci a?io de x8o6. [i] En
Nueva Espaiia, literatos corno Iturriaga, Ochoa, Gun-
di y Alcocer, Lacunza y Barquera escribieron piezas
teatrales de ]as que no se conserva rnás que el nom-
bre, pues estas composiciones corrIan manuscritas, no
fueron nunca impresas y se perdieron.
(x) Diario, 15 de Mayo de i8o6 y 9 de Marzo de i8o8.
ioi6
Victorio Rocamora, galdn de misia de la compafiIa
que durante la temporada de 1804 y 1805 trahajó en
el Coliseo, anunció para el 2 de Diciembre de este (ii-

1-
timo aflo su segundo heneficio, y uno de los nimeros
del programa fué la representación del melodrama El
I\egro sensible, probahiemente de autor nacional, v cu-
va segunda parte escribió, más tarde, El Pensador
.Jfexicano.
El xo del mismo mes abrió el Diana de Mexico un
concurso de sainetes para premiar con veinticinco pe-
sos el mejor. Este deberIa arreglarse, en su dura-
ción, por los de D. Ramón de Ia Cruz, evitando ci
autor los chistes que pudieran "ofender la modestia y
el decoro". Los sainetes deberIan presentarse antes del
15 de Febrero del siguiente año, concedidndose quin-
ce dias más a los autores residentes fuera de Mexico.
Diez dias después de lanzada la convocatoria se pre-
sentó una compOsición que "tiene mdrito, pero no es
same/c, que es lo pedido, sino /onadi/la. 6 letra de to-
nadilh, y lo avisamos,—dice el Diario,—sin pérdida
de tieinpo porque el autor podrá aspirar al premio en
el que falta, y podrá servir de advertencia a otros
que hayan incurrido en la misma equivocación".
Una sola obra se recibió en el primer plazo, intitu-
lad a: .41 mayor li/icr/in ale ía firudcncia car/a ci ricio.
Los tres censores nombrados para calificar los same-
tes que se presentaran al concurso dieron el 19 de Mar-
zo su dictamen, escrito concienzudamente por don
Francisco Maniau y Torquemada, (i) y con el que se
conformaron los otros dos censores; esa sentencia fud
desfavorable al autor. Durante el segundo plazo se
recibieron El blanco ywr fuerza y Las quejas in fun-
dadas, obteniendo el primero ci premio ofrecido. Abier-
to el pliego que contenia el nombre del autor, resuitó
ser éste don Antonio Santa Ana, de ía Real Afedalla,

(x) Véase su biograffa.


1017

capitan de lz comjanIa provincial We mi/ic/as tie negros


de Veracruz, y maestro de a/ar/fe, tie et/ad tie noz'eiz/a
anos czimpl:das en ci ftresenlc tic 18o6. Este sainete fué
representado el 9 de Julio y anunciado como "CrItica
nueva: nominada El blanco or fzierza, escrita en este
reino, y la que sacó el premio, segün se anunció en los-
papeles püblicos, la cual se ejecutará con el mayor
esmero, trajes propios que pide, y demás necesario £
su acierto". Esta es una de las obras que ha sido in-
posible encontrar: no podemos, por tanto, juzgar de su
mrito literarlo.
Terminado este concurso, ofreció nuevamente el
Dizrio veinticinco pesos para el autor de un sainete
que Se presentara antes del dIa 4 de Novieinbre, ad-
virtiendo que, para obtener el premio, debIa la pieza
ser buena en si misma y no solo Ia mejor de las presen-
tadas, de manera que se premiarla la inejor entre las
calificadas como buenas. OfreciO también un premio
de cien pesos, con iguales prevenciones para Ia mejor
comedia que se presentara antes del 13 de Junio de
1807.
Cuatro fueron los sainetes nuevarnente presentados,
obteniendo el premio el que escribió don Francisco
Escolano y Obregón, oficial de libros de la Fielatura
de la Real casa de Moneda, con el tItulo de El,-
wise-,-able engañado 6 in nina de In media almendra (x). El
jurado calificador acordO un ace/sit para El Hit/a/go
en Met/el/in; su autor es don Juan Policarpo, vecino
de Veracruz. (2)
En el aio de 18o6 se estrenaron en nuestro Coliseo
]as siguientes obras: en Abril, El cafe, comedia de
MoratIn; en Junio, Napo/edn Bonaparte en elpaso del
(i) De este autor Sc conoce solamente un romance. Burlescit
dzsi,-i,5cd,z dcl cucro tic D. JIan tee! Godoy, publicado en la
GoleccjOn tie toestas en honor de Fernando VII. (l3iblioteca Na-
cional, Catalogo, 8 4 division, pig. 261.)
(2) Se imprimiO ese aflo, y existe en la Biblioteca NacionaL
[Octava divisiOn, pig. 256].
• ,n rur'-ri . •-.. -.. - - '- r

1018 I _____
Adie, y Ia ba/a/la tie Arcole, drama heroico, ''on-
ginal, compuesto por un ingenio de este Teatro"; en
Julio El blanco fiorfuerza y el drama Bonaparte en
Egiplo y Ionia del Cairo, representada tresnoches con-
secutivas; en Septiembre, La Shore, de auto descono-
cido, El Rdbula v La Mexicana en Ingla/erra, de auto.
res mexicanos; en Octubre, El error y ci honor, y
La szthordinacidn, drama trágico en tres actos; en
Diciembre, El Barbero de Sevilla, ópera de Paesie.
ho, la primera del teatro italiano que se vepresent6
•ei-i Mexico. Ya antes el Pbro. Manuel Zurnaya, maes-
tro de capilla de la Catedral Metropolitana, habia es-
crito una opera, La Par//nope, que fue representada
en el Teatro del palacio virreinal é impresa en xxi;
traducido al castellano y musicado varias Operas italia-
nas y escrito un drama, El Rodrigo, representado en
el Palacio Virreinal en 1708.
Escaso de :ioticias está el periOdico que consulta-
mos respecto al aflo de 1807, pues se reduce a anun-
ciar dos 0 tres funciones durante los primeros meses.
Un artIculo humorIstico de critica literaria de don Ra-
mOn Quintana, pubhicado en Agosto, nos informa que
se escribieron y representaron tres petipiezas, La
muerle deljo/lo y la ele Si, dueñO, La bier/a de los tarna-
li/os y Ayunar _Para corner, esta tiltima representada
en un teatro particular. SegOn Quintana, valIan bien
poca cosa estas tres obras.
El 12 de Diciembre se representó en Guadalajara el
coloquio religioso Las apariciones dc Nuestra Señora
de Guadalupe, escrito por el Br. D. José Beltrári
(Dial-io, 27 de Diciembre de 1807).
Dentro del tCrmino sefialado para que se presen-
taran comedias a disputar el premio de cien pesos,
solamente dos concurrieron al certarnen, La Afainola y
La Florinda, que no sabemos si se representaron.
El 18 de Julio se puso en escena el sainete de .Esco-
lano y Ohre,-1 ón premiado en el segundo concurso.
1019

En Enero de 18o8 se representó por primera vez El


si de las nias, que fué muy gustado por el püblico
mexicno. Se puso en escena varias veces Ia exce-
lente comedia, v, segin ]as crónicas de entonces, "la
representacjón nada dejó que desear."
En Marzo apareció en la Gaceta y en el Diario un
convite para una Tra o edia Nacional cu-,.o argurnento
se tomarla de "las antigiedades de este hemisferio,
decconocido a los europeos". El espaflol que convocó a
este concurso ofreció den pesos para el que presentara
Ia obra mas perfecta, recomendando que el tItulo fue-
ri en lengua Indica. Y en Junio el Diario avisa que
sokmente una tragedia intitulada Xdchiti se habla
presentado aspirando al premio ofrecido. Esta trage-
clia no fu6 impresa y probablemente ni representada;
no conocemos, por consiguiente, el nombre de su
autor.
A pesar de la excitación que reinaba en Nueva Es-
paia con mo tivo de los acontecimientos de Ia Metro-
poli, los virreyes asistIan frecuentemente al coliseo.
La noche del 30 de Agosto del mismo aio recibiO la
virreina en ese local noticias de Espana, por medlo de
una carta de un hermano suyo que llegO a Veracruz,
procedente de Cádiz; noticias muy favorables que con-
firmaban Ia gloria de Ia nación española y sus brillan-
tes y sOlidos triunfos: ''v S. E., dice el Diana, reho-
sando de al egria, v viendo la curiosa inquietud de los
espectadores, echó la carta a la luneta, desde donde
saltó uno con ella al proscenio, v, luego que calmaron
los vivas que todo el concurso daha a S. E., se levO
en alta voz por el primer galán, y concluIda se repitie-
ron las aclamaciones de viva Fernando séj5limo, y la
Exma. Señora J"Yrreina."
A titulo de curiosidad publicamos un programa del
circo de Don Felipe Lailson:
Real i-i,-co ecues/re.—Hoy (20 de Noviembre de
18o8) se dará La cuarta función de esta temporada, en
1020
'INN
la cual la compaiiIa ecuestre dará pruebas nada
equivocas de los vivos deseos de complacer a un pa_
blico tan generoso. Se efectuarán muchas niafliobras
y suertes que hasta ahora no se ban visto. Entre otras,
las grandes pirámides sobre dos caballos. D. Felipe
maniobrará y volteará sobre un caballo COfl pies
atados. Se hará el gran salto de la cjnta. Se concluirá
esta función con el farnoso caballo alias el Bolcano
(sic), que arrojará fuego por Ia hoca, narices, ojos y
orejs, rnontado pot D. Felipe, que tarnbién tendrá
fuegos movibles, cubriendo todo el caballo.
A la semana siguiente, y con motivo de los plausj.
bles dIas de Ia Exma. Sra. Virreina, dispuso Lailson
una función extraordinaria en la que D. Felipe haria
"la muv deseada y célebre rnaniobra del Us are JJii'iga-
ro con sable en mano y en seguida la famosa y hermo-
sa escena del Monte—auciel, 6 el borracho a caballo".
En Diciembre, el Arzobispo Lizana prohihió los co-
loquws que se representaban en bodegas v patios. Al-
guna vez estas representaciones se hicieron en €1 Cc,-
liseo.
En el mismo mes, a fines, se celebró por cuatro no-
ches consecutivas la Jura de Fernando VII. Se cantó
el himno A la owerra, a la gsierra esjanoles ......
"El pueblo unla sus voces con las personas del tea-
tro con tal entusiasmo, que no podia oirse sin experi-
meritar la más tierna emoción." Las tiltimas riches
se añadió el Himno de ía Victoria, de Arriaza, mi'isica
de Melndez, cantando las estrofas el primer galán
Luciano Corts y coreándolo los demás actores y el
publico. (Gaccia de Mexico, ni'im. 144, Dbre. 24 de
i8o8).
En este ai'io se representó por primera vez la come-
d ia Nobleza de zen Jiel amigo y I'remio de la traición, co-
media del segundo tercio del siglo XVIII y que sin
embargo fué anunciada como moderna.
Ocupada por completo la atención pxblica con lo'

I
1021

que en Espana y Mexico pasaba en polItica, los de-


más asuntos ocuparon lugar secundario, y forzosarnen-
te al teatro le cupo igual suerte. El asentista dejó el
negocio y la compañIa lo tomó por su cuenta, suce-
diendo, con esto, que no contara con elementos sufi-
cientes para sostenerse, y las representaciones fueran
deficientes. El püblico comenzó a negarle su favor.
Con frecueiicia se encuentran rernitidos de quejas
por la decadencia de los espectáculos piThlicos. Es-
te estado se acentuó más en los siguientes aos, v, has-
ta fines del perIodo que nos ocupa, pocos son los acon-
tecimientos dignos de relatarse.
El Santo tribunal de la Fe publicó un edicto (5 de
Agosto de 1809) sobre prohibición de libros, v entre
Jos prohibidos in la/urn se encuentran: el melodrama
en dos actos El negro y la bianca, de don Vicente Ro-
driguez de Arellano, poeta espanol de fines del siglo
XVIII Oa causa de la prohibición fue estar compren-
dida la comediaen la regla diez y seis del expurgatorio,
ser revolucionaria, y "preparar en su fondo mucha
ruina en lo social, politico y moral": esta obra se repre-
sentó en nuestro Coliseoen Julio de x8o6); el melodra-
ma en un acto El negro sensible, "comedia manuscrita:
por promoverse en ella con capciosidad la insurrec-
cidn de los esciavos contra sus legItimos dueflos"; y
Ia comedia intitulada El falso Nuncio de Portugal, de
.autor mexicano, que, a juzgar por la critica que de ella
hizo un suscritor del Diario, era la peor de nuestras
.rnaiisi,nas cornediai, en lo que estuvo conforme el pe-
riódico, pero añadiendo que cuando se representaban
esta pieza y otras semejantes estaban lienos el mos-
.quete y las cazuelas.
El 25 de Junlo de 18io la compañIa del Teatro dió
una representación en honor del Diputado elegido por
la capital para su representante en las Cortes, Dr.
.don José Beye de Cisneros.
En el primer semestre de 1813 se pusieron en esce-
1022

na, aparte de obras dramáticas, las Operas


A dolfo, El mariner/to, La Isabela, y El reloj de made-
ra, y a principios del segundo, otra, Una travesura,
que obtuvo gran éxito.
El 2 de Octubre se representO la comedia El ne-
gro nuts firodigioso, escrita por un ing'nio di' es/a (]or-
It. De su mérito lit erario se puede juzgar por el si-
guiente descabellado juicio remitido al Diana:
c Sr. editor: Mi incliriaciOn a todo lo prodigioso me
impeliO a ir la noche del 2 del corriente al cohseo,
persuadido de que iba a teiier un rato divertido con la
comedia del ItTegro mds prodigioso; y aunque crel que
no serIa de lo mejor pensé fuese menos mala que Ia de
Genoveva, El escon dido y la teipada, La moza do can-
taro, y otras que por desgracia se ban representado
en estos dIas; más me engañé, pues no solo me pare-
66 disparatada, sino escandalosa é indigna de rept-e-
sentarse, por las siguientes razones:
Muchas cosas prodigiosas se yen en esta comedia:
un negro sOlo resistir poderosos ejércitos; tener el re-
trato de una mujer facultad para detener áun hombre
tan fiero que va a matar a uno que está durmiendo;
un demonio a quien le da cuidado un etiope que no
sabemos si es gentil, judlo 6 cristiano, bien que su.
nombre sea Moisés; una semejanza del halIazgo de es-
te negrito, expuesto en las aguas, con el Moisés del
pueblo de Israel, ser alimentado de una serpiente;
juntarse los anuncios del sabio Cosicurbo (que no sa-
bemos qué religiOn tenla) con las conjeturas del de-
monio y las profecIas dl venerable eremita de la Te-
baida, Isidoro; un Leopoldo rey de Egipto y SUS
hijas, pero sujetos al Soldán, de que no hay ni
puede haber noticia en las historias pasadas, ni
tampoco del rey etiope, cuyo reino defendla el prodi-
gioso negro; un gracioso ermitaño que pedIa limosna
en los desiertos; un cümulo de disparates sin pies ni
cabeza.. .contra ci decoro y la verdad de la religion,
1023

fingiendo apariciones y mostrando en ellas que, aun-


que el obstinado no ponga de su pal-te nada, ni sea
lavado con el sacro bautismo, con sóloirse al desierto
se salva.
c Estos y otros absurdos se halian en esta con-tedja
no prodigiosa, Si diablesca, semejante a las de ;lfar/a-
y mur parecida a las de los santos, que están justa-
mente prohibidas por las falsedades que contienen, y
por ser contra el decoro y respeto de la religion, que
es tan delicado; pero en el coliseo no se trata de otra
cosa sino es de Ia utilidad, aunque el pOblico respeta-
ble esté, como lo está, mal servido, y que la ilustra-
dOn no sOlo no se aumente, sino que cada dIa sea me-
nos. Yesto se tolera?
ir Cualquiera hombre de med iano talento conocerá que
tengo razOn, y se reirá al oIr las comparaciones v exa-
geraciones del poeta, que a! rio Nilo llama undosa mu-
ral/a, para decir luego que dispara bomlias, pero born-
bas tan frIas corno la nieve; y, mudando la metáfora, le
llama después rnc'ns/ruosa hidra tie p/a/a, para compa-
rar con sus siete cahezas las siete embocaduras que
tiene al mar: qué elegancias no se figura el poeta cul-
to en decir Iransportines de nieve, mane/ta del ens/al,
luiza negra en marco blan.-o, a,-/o de la sombra, borrdn
dcl lin/emo tic la izoL-hel qué en Ilamar a una cueva
bos/ezo tie la mon/ana por donde ci aire respiraba y qué
nos quiso decir cii las alezosas infancias tie cuatro au-
roras, las tras tie cua/ro nodes liranas? Qué ingenio-
no mostró en la pintura de Ia lucba del negro con la
sierpe, y en la descripciOn del tigre y del leOn, y de
las ruedas riegras de aquél, de cOmo barre éste con su
melena encrespada, y cOrno el ciervo
escribe en sus astas
con naturales guarismos
la cuenta de su edad larga?
c En fin, si me pusiera a contar los desatinos de que-
tanto abunda nuestra comedia, serIa una cosa muy su-
1024
perior a mis luces: baste con las apuntadas para ye-
nir en conocimiento del mérito de ella, y para que sir-
va de estimulo a los grandes ingeuios que hay en esta
capital, y que pueden dedicarse, no a parcialidades que
los degradan, sino al remedio y extinción de semejan-
tes comedias, que es 10 que desea su afectItimo servi-
dor.—D. E. J.
A principios del año de 14 se suscitó una polémica
respecto de Los co/oquies, y por ella sabemos que este
género de piezas teatrales, que en Mxico eran exclu-
sivamente religiosas, se representaban en el Teatro y
en algunos corrales de Los barrios, intercalándose en
Los entreactos, entremeses y bailes.
El 29 de Septiembre del mismo año es digno de men-
ciór por habercomenzado en ese dia las representaciones
de comedias, operas y zarzuelas por medio de tIteies,
que tanta popularidad alcanzaron en el pals. EL nom-
bre con que anunciaron el espectáculo fué el de Tea-
Iry ,Ye mufiecos, y las funciones que se efectuaban en
el Paleizque de ga/los. La primera pieza que se repre-
sentO fud El jsinlorfingido, y, en los intermedios, un
famoso duo y el sainete cafés y Fondas. Los precios
de las localidades eran: asiento de bancas y gradas,
2 reales; en jaulas, 3 reales; jaulas por enterO, 3 pe-
sos; asiento en segundos 6 presidios, i real. Tomando
abono por un mes, se rebajaba una cuarta parte de la
entrada.
AsI comenzO una diversion que durante muchas ge-
neraciones hizo Las delicias de Los niños y aiin sigue
siendo gustada por ellos. Oigamos a don Guillermo
Prieto referir sus impresiones infantiles a propósito
de este espectáculo, allá por el ao de 1827:
'Los tIteres de la calle de Venero, en donde se lie-
vaba el arte a toda su perfecciOn, me sacaban de qui-
cio materialmente, me endiosaban.
'Aquel negrito enamorado y batallador que desen-
lazaba a puntapiés todas las escenas; aquel don Fo-
1025
has que prolongaba el pescuezo y la enorrne nariz,
con asornbro de los niflos; aquella Mariquita, querida
del Negrito, duke con el prójimo, bailadora y gazmo-
ña; aquel Juan Panadero que tenia ciertas inconve-
niencias con el püblico, y aquellos coristas rezanderos
y santurrones frente al guardian, y pIcaros, fandan-
gueros y tremendos de desverguenza en su ausencia,
eran Para ml seres reales, amistades entraables, afec-
tos a que me babria sacrificado gustoso.
'Mi influjo con Jos titiriteros era decisivo; se escu-
chaban como de oráculo mis decisiones, citando ml
persona con honra y se1alándome como recomenda-
don y apologia del teatro de autOmatas.
'El teatro que acabo de mencionar se encontraba
en Ia calle de Venero; los sábados en la tarde era el
convite: los ninos más peripuestos y de mejor presen-
cia paseaban, colgados de bastones lujosos, a Los tite-
res más populares, yen marcha triunfal, seguidos de una
comitiva de histriones y con la miisica a retaguardia,
recorrIan Las calles de Mesones, Corchero, Puente de
la Aduana Vieja, etc., etc.

'Caballeros y señoritas, niños y criados, se agolpa-


ban a Los balcones al ruido de la m(isica; Ia gente I or-
maba espesa valla a Ia orilla de las banquetas; la co-
rriente de sombreros, rebozos, vendimias, etc,, etc.,
rodeaba la procesiOn.
c Formando en dsta en primer término, Ibamos mar-
chando, gravedosos, los padrinos conductores de Jos
tIteres, 3, en primera lInea yo.
Mis padres se asomaron al balcOn, y al fijarse y
verme mi senora madre en puesto tan distinguido, es-
tuvo a punto de morir de La cOlera; mi padre mandO a
unos criados a apearme del empleo, y yo soltd Horan-
do los titeres, marcando asi mi primera derrota como
.hombre pdblico.yp
Por primera vez se emplea el nombre de j5astorela apli-
39
1026
El
cado al género dramático conocido más generalmente
en Mexico con el de co/oqulos, al anunciar una función
en el 7atro de niños, sito en la calle del Parque de la
Moneda nrnero 5, para la noche del 7 de Mayo de
1815. No es aventurado asegurar que el Fe,zsador .Iie-
xicano fué el primero en usar este vocablo, pues antes
de él no se registra ninguna pieza drarnática dnorni-
nada asi. Pudiera ser que la pastoreta, ejecutada por
nifios, segün anunciaban, fuese escrita por Fernández
de Lizardi, quien más tarde escribió la intitulada La
noclie mds z'cnturosa ó ci Jremio dc Ia inocencia, que ha
sido reimpresa muchas veces, siéndolo la ilitima vez
por la extinguida casa editora de Aziiiar é Liz/es.
En 1816 se estrenó en el Coliseo la opera cOmica
en dos actos titulada Los dos gemelos óios I/os /iur/ados,
letra del poeta espanol don RamOii Roca y mtisica de =
don Manuel Corral, compositor de los teatros de Ma-
drid, avecindado en M6xicr, desde i8op. Este rnñsico,
a quien sus contemporáueos Ilamaron insig,ze composi-
tor, escribió en Espafia varias Operas, grandes sona-
tas, doce minués dedicados a Fernando VII, varia-
ciones, para cave solo, sobre la canción italiana sul
viargine d'&n fin-ne, marchas y zorzicos patriOticos; y
en Mexico, la opera Los dos geincios, grandes variacio-
nes con acompañamiento de violin obligado y voIun-
celo, variaciones para cave solo, concierto de dave
obligado a toda orquesta, mOsica para canto y orques-
ta, y para canto y cave. Era devoto de la inüsica de
Haydn y algunos creyeron que plagió a este inmortal
compositor, pero él probó que sus obras no tenlan rnás
punto de contacto con las de aquél que guardat un
mismo tiempo, y en usarse algunas modulaciones, que
tienen alguna semejanza con ]as de Haydn, cosa muy
comün en todo género de cornposiciones, no sOlo de
mOsica, sino de todo lo cientIfico que se ha tratado
por diversos sujetos, cuando se escribe de una inisina
material,.
i44

1027

Luciano Cortds, José Maria Amador, José Antonio


Herrera, José Agustin Spetali, Andrés del Castillo y
Agustina Montenegro, cómicos que tenIan de vivir en
el pals más de dos tustros, tomaron la etnpresa del
teatro en Abril de 1817 por el término de tres aflos, y
dieron la primera función el domingo 6 del mismo mes
poniendo en escena Las mocedades dcl Cid, La obra de
Guiilén de Castro.
La nota culminante del año 19 fué la venida del ac-
tor y autor don Juan López Extremera quien, cn-
tre otras obras dramáticas, escribió la comedia Los
iratas en ci bosque tie los sepuicros y la tragedia en cm-
co actos Doña In/s tie Castro.
De esta üitima se ocupó un escritor anónimo, El aho-
nado, en un rernitido at No/icioso General, y, por ser
alga interesantes las opiniones que contiene, y ocupar-
se ya en ese tiempo de la escuela romántica, triunfante
afios más tarde, copio los párrafos siguientes:
No es mi ánimo elogiar indifentemente todas sus
composiciones, ni mucho menos dar una noticia crItica
de ellas; to primero porque esto serIa obra larga, v to
segundo porque, habiéiidolas visto una sola vez, no
podrIa habiar con la exactitud que se necesita.
Dire sin embargo que aunque la mayor parte, a to
menos, de las que se han representado hasta ahora,
pertenecen at maldito gusto r. mántico, no debe cub
parse en mi opinión at Sr. Extreinera, porque un hom-
bre que, como Cl, vive del concepto y del aplauso p(i-
blico, no puede hacer otra cosa que seguir las huellas
de los que a la sazón dominan en el teatro.
'Bien sahido es que desde que Alemania produjo at
corruptor Kotzebue Se soltaron en la patria de los Cor-
neilies y de los Racines mil autorcillos estrafalarios
que con sus novelas frlas, fastidioas C inmorales ates-
taron los teatros de ese farrago de comediones en que
el poeta cede at tramoyista ci derecho de causar en los
espectadores el terror y la compasión, y en que a fuer-
1028

za de pistoletazos, de truenos, de rayos y de gi


crImenes se intenta suplir la falta del carcter y si.
tuaciones trágicas.
También to es que nuestros infelices traductores se
ocupan hace tiempo en verter at espafiol semejantes
mamarrachadas, y que la multitud las prodiga aplau-
SOS que no merecen. c!Qué tiene, pues, de extraño que
el Sr. Extremera haya seguido este mismo gusto? Re-
pito que en nada es culpable, y añado que algunas de
sus comedias de este género, por ejemplo la de Los
piratas en el basque de los Sepuleros, son infinitamente
superiores a todas esas del liombre de la se/va negra,
El error y el honor, La hzza del misterio, Las minas de
Fe/cu/a, etc., etc., que tanto agradan a la mosque-
terIa.
'Viniendo ahora a Doña liz/s de castro, es preiso
confesar que el señor Extremera ha hecho una exce-
lente tragedia de un drama llerio antes de enormes des-
varlos aunque también de grandes hellezas; v que su
empresa se parece más a La de Corneille con el cid de
don Guillén de Castro que a la de Trigueros con la
Estre/la de Sevilla de Lope de Vega.
Las escenas están bien dispuestas Ia versificación
es Ilena y majestuosa: los caracteres están bien soste-
nidos: el tono trágico reina desde el principio hasta
el fin; y la catástrofe puede ponerse at lado de ]as de
Zaira, Orestes y Pe/ayo.
Al tiempo de la representacjón procure comparar las
escenas con una que he leido de La tragedia francesa,
del misrno tItulo, de La Motte; y ninguna encon-
tré enteramente igual. Puede suceder, sin embargo,
que el Sr. Extrernera se haya valido de ella para corn-
poner Ia suya; pero esto a mi parecer en nada dismi-
nuirIa su mérito.
Este escritor pertenecia a una sociedad formada de
personas cultas, concurrentes at Coliseo, denomiriada
Los amigos de buen gusto, Jos que en colectividad fir-
r

1029

maron otro remitido al Noticioso elogiando al mismo


Sujeto.
En Enero de 1820, al anunciarse la representación
de Doña In/s de Castro, advierte el autor que ha refor-
mado la obra conforme a las indicaciones de El abona-
do, y la dedica a Los amigos del /uen gusto, cu y a protec-
tora mano se extend 16 a su favor. En este aflo y en el
siguiente, la vida teatral fué, con pocas variantes, igual
A los anteriores en cuanto a las rapresentaciones; no se
registraron estrenos de nuevas piezas ni acontecimien-
to de que tengamos noticia digna de relatarse.

N. R.
LAS IMTRI\Tk.

1800-1821.

MEXICO.
Al terminar el segundo tercio del siglo XV III, con-
taba la capital de Nueva Espana con seis imprentas,
una de ellas, la de Eguiara, enriquecida con caracte-
res griegos, hebreos y otros raros. Sin duda que, da-
do lo costosos que resultaban las impresiones, hubie-
ron de clausurarse algunas de las tipografIas; no que-
dahan, at cornenzar el siglo XIX, sino dos: la de doña
Maria Fernández de Jáuregui, y Ia de don Mariano
José de Zi'iñiga v Ontiveros.
IMPRENTA DE jAUREGUI.—En 1766 estable-
do ci Lic. D. Joseph de Jáuregui. en Ia calie de San
Bernardo, una imprenta que dirigiO hasta su muerte
(1777). Los herederos siguieron con ella en la misma
calle hasta 1793 en que la trasladaron a la de Santo
Domingo y esquina de Tacuba. Al año siguiente apa-
rece bajo el nombre del Br. Joseph Fernández de Jáu-
regui, y en x8or, bajo el de doña Maria. Parece ser
que este establecimiento fué vendido 6 arrendado hacia
1815, pues las ültimas impresiones que conocemos con
el nombre de Jáuregui son de ese año.
IMPRENTA DR ONTIVEROS.—Al hablar de
este establecimiento el Sr. D. Joaquin Garcia Icazbal-
irT

1031

ceta, en su opl'tsculo Tipo rafIa mexicana (I) asienta


i'inicamente que D. Felipe de Zi'iñi ga v Ontiveros,
que ejerció en el ültinio tercio del silo, hasta 1792,
Se hizo notar por la limpieza de sus ediciones: su hijo
1). Mariano sostuvo dignamente el nombre de la casa
hasta 1825.2'
Habiendo obtenido nuevos datos, podemos rectitIcar
adicionar los ministrados por el Sr. Icazbalceta.
Existe en la Biblioteca Nacional un volumen en 49,
pasta de pergamino, intitulado LIanlo i/c la fama (2)
obra en que se descrihen ]as creales exequias de Ia Se-
renisima Sra. I)oña Maria Atnalia de Sajonia, reina
de Espafia, celebradas en la santa iglesia Catedral de
la imperial corte mexicana, los dIas 17 v i8 de Julio
de 1761'; y al fin las dos oraciones, latina y castellana,
pronunciadas en esa solemnidad. Pero lo que ocupa
la mayor parte del libro es la descripción de Ia P/ru,
ejecutada por el cdlehre pintor mexicano Miguel Ca-
brera, descripci6n acompafiada de veintiocho láminas
que representan los varios pasajes de la vida de la rei-
na, y alegorIas de las virtudes de que estuvo adorna-
da. La impresión de este libro es clara, hien ejecuta-
da v con profusion de adornos. Está hecha En la
Imprenta Nueva Antuerpiana de D. Christoval y D.
Phelipe de Ziiiiga v Ontiveros. En la calle de la Pal-
ma. -'>
For el pie de imprenta se viene en conocimiento que
esta oflcina fué fun dada por los hermanos Ontiveros,

(i) Diccionarlo de Historia y de GeografIa.—México. 1854. To-


mo V. Pg. 961.
(a) Catálogo. Novena divisidn. g. 299. La misma obra
pá está
descrita en la BTh/io.'ra i/a Mex,cazo dcl siçlo XVII! del Dr.
Nicols Leon, publicada en el Bole//n del Insli/zuto Biblio'rcttico
Mexicano, prirnera parte, secciOn primera. De este mismo aSo de
1761 y de los dos siguientes hay obras anotadas como irnpresas por
los hermanos Ontiveros en la segunda parte, sección primera, de la
citada bibliografIa. Puede consultarse también la colecciOn de ca-
lendarios de los anos de 176T a 1794. Catalogo de la Biblioteca
Nacional, primera divisiOn, pág. 77.
1032
los que siguieron en sociedad cuatro ai'ios, pues ya en
1763 aparece D. Felipe como solo propietario de ella.
En 1782 la trasladó, de la calle de la Palma, a la del
Espiritu Santo, donde permaneció hasta su desapa-
riciOn en 1832.
D. Felipe de Züniga v Ontiveros, segcin Beristáin ()
nació en Mexico; fué c Iomatemático insigne y agri-
mensor, titulado por el Rey, de tierras, aguas y minas
de Nueva Espafla, impresor, de la Capital, de los más
acreditados. Dió a luz desde el año de 1752 hasta el
1780 las Efeme'rides ca/cu/atlas y ronost:cadas ci
Aferidiano de Jf/x ico, imp resa s en 8 9, con la not i cia v
explicación de los eclipses y otros fenómenos; Explica-
don dcl Fronósiico tie Mexico, 1753; Resp,iesia sails fac-
toria a las anoiacione4 hec/zas a las Efeme'rides -iflexica-
mrs, 1756; Bomba hidrdzi/ica para levaniar las aguas,
1770. Además, publicó Calendarios y Gulas para fo-
rasteros, desde 1761 hasta 1792.
Hizo progresar el arte tipográfico en Mexico, con el
cuidado y buen gusto que puso en todas sus irnpresio-
nes, y por el constante empeño en mejorar su taller,
euriqueciendolo con los mejores tipos de Amberes y
Madrid.
Después de su muerte, tres aiios estuvo la imprenta
en poder de sus herederos; paso, en seguida, al de D.
Mariano su hijo, el que la dirigiO inteligentemente has-
ta 1825. Este, como su padre, era persona ilustrada,
y amante de los estudios astronómicos. En la Gaceta
tie Mexico y en los calendarios editados por dl, desde
1795, (2) publicO algunas de sus observaciones, sien-
do notable para su tiempo la que hizo del eclipse de
Sol del dIa 21 de Febrero de 1803. () Era agrimeri-
sor tambidn titulado por S. M.
(i) Bfl,lio/eca Ilispano-americana SeJteiz/riona/. Tomo II.
ArtIculo Ontiveros [D. Felipe de ZCthiga].
(2) J3iblioteca Nacional. Catálogo. Primera division, pig-
() Gaceta de Juixico. Tom. XI. NOm. 31, de ii de Marzo de
1803.
I 033
Es digna de mencionarse la conducta que observà a'
la entrada del Ejército Trigarante 6 esta capital. Er
vista del deplorable estado en que ilegaron las tropas
insurgentes del Gral. Guerrero, abrió una suscripcióm
con el fin de comprar vestuario para los soldados Ii-
bertadores, la cual produjo la cantidad de 3,570 Pe-
S OS, 5 y medio reales, segün lista publicada el 15 de
Octubre de 1821 (x). El fué quien suscribió mayor
caritidad para ese patriótico objeto.
Muerto D. Mariano en 1825, siguió la imprenta ba-
jo el nombre de la TestamentarIa de Ontiveros, has-
ta 1832, pasando después a poder de D. José Uribe y
;IcaIde, a cuyo cargo habla estado algunos años. (2)
IMPRENTA DE ARIZPE.—Garcia Icazbalceta,
en el opüsculo citado, al hablar de D. Juan Bautista
de Arizpe, dice que Cestableció imprenta v librerIa
(esquina de la 1a calle de la Monterila y Capuchirias)
por los afios de 1803 a I8O5,' en lo que sufre una
equivocación, pues si bien es cierto que antes habla
establecido librerIa, nofué sino el 1 9 de Ma y o de 1807
cuando abrid a! püblico la irnprenta, segiin puede ver-
se en el Diario tie Mexico del dIa 6 del citado mes y
año. En el Diario de 4 de Julio de 1807 hay esta no-
ta, en un artIculo intitulado Zmpugnacidn: Tres im-
prentas hay ya en Mexico, bien surtidas. Gracias al
Diarista que promovió el establecimiento de la tercera
v a quien se debe el establecimiento de la riueva de
Veracruz, y por consiguiente el restablecirniento del
Diario
El 20 de Enero de 1814 () arrendó Arizpe su es-
tablecimiento a D. Josx MARf A DE BENAVENTE, quien
la conservó hasta el 25 de Febrero de 1817. La Gacc-
Ia del Gohierno, de esa fecha, avisa que la imprenta,

[i] Biblioteca Nacional. Novena division, P ig. 349.


ç2] VOanse Calendarios citados en la nota nüm. 4.
3] Gace/a de ifdxico, Tomo V. Nüm. 514 de Enero 20 de
1814.—Diario de Mlvico, sum. 20, de igual fecha.
1034
caumntada con varias clases de tetra madrileña flue-
va v hermosa, vuelve a seguir a cargo de D. Juan
Bautista de Arizpe que la tuvo en otro tiempo.2, En
efecto, siguió éste at frente de su ocina, la que sin
duda ganó mucho con el nuevo material traIdo de Es-
paña.
El 14 de Septiembre de 1821 (i) (no en Agosto co-
mo asent6 Icazhalceta en el optsculo ya citado) la
veudió, 6, to que es más probable, coniisionó a D.
Celestino de Ia Torre para su yenta 6 fraccionamiento;
adquirieron la oficina y parte de la tetra doña Hercu-
lana del Villar y socios, el i . de Febrero de 1822, (2)
y continu6 aquetla en el mismo local hasta Julio, en
que fué trasladada at entresuelo de la casa nâm. i de
Ia calle de Capuchinas. Durante los meses de Ago.to,
Septiembre y Octubre de 1823, las impresiones de esa
casa aparecen hajo el nornbre de xImprenta de la ciu-
dadaiia Herculana del Villar y socios, calle de Capu-
chinas, i. En Noviembre del mismo año, el estable-
cimiento quedó a cargo del ciudadano Adrian Requel-
ha. ()
IMPRENTA DE VALDES. — Don Manuel Antonio
Valdés, activo periodista mexicano, fundador y direc-
tor de la Gaceta de Mexico, desde Enero de 1784 has-
ta 1)iciembre de 1807, estableció at año siguiente, en
la calle de Zuleta, un taller tipográlico. En 1811,
concedió a Valdés el Consejo de Regencia, a nombre
de Ferdando VII, (.) el tItulo de impresor honorario
de Cárnara de Su Majestad. Las impresiones de esta
oficina son recomendables por to esmeradas y correc-
tas. Beristáin llama a Valdés uno de sus (de Mexico)
.rnejores y mds exactos imfiresores, Hen instruldo cu las
Gaceta de Mexico. Tome Xli. Nürn. 125 de 15 de Septiem-
bre de iSzx.
{ io] Noticioso General. Mm. 14 de 1 c de Febrero de 1822.
[1I Redactor Municipal. Nüm. x, de 3 de Noviembre de
1823.
[tz] Diario de Mexico, ndm. 1972. Febrero 25 de x8xz.
'r--,-?:. - !Wt9•
- -
1035
Be/las Le/ras. A su muerte (8 de Abril de 1814) SU
hijo D. Alejandro Valdts y TUez Girón qued6 al ken-
te de la casa.
En Octubre de 1821 la Regencia del Imperio le en-
comendó las impresiones del gobierno, tomando el es-
tablecimiento el nombre de Imprenta Imperial, que
conservó hastael (iLtimo dia del ado de 1822, pues el
gobierno adquri6 entonces Para sus trabajos la oficina
de U. José Maria Ramos Palomares, 'dejando a! Sr. D.
Alejandro \'aldés con la misma condecoración de impre-
sor de Cámara de S. M. I. por los interesantes servi-
cios que ha prestado en su oficina, que llevará el tItulo
de Imperial, como que siempre se cuenta con ella para
el más cumplido desenipeño de los asuntos de gohier-
no. (Noiieioso General de 27 y 30 de Diciembre de
1822).
Ln- ñltimos impresos con el nombre de D. Alejan-
dro son de 1833.
Las citadas fueron las principales imprentas de Me-
xico en el periodo de 1800 a 1821, existiendo, ade-
más. en los años de 20 s' 21, [as siguientes de menor
categorIa:
Oficina de D. José Benavente y Socios.
Oñcina de los C.C. militares D. Joaquin y D. Ber-
nardo Miramén, calle de Jesiis nüm. z6.
Oficina de D. José Maria Betancourt, calle segunda
de la Monterilla, nñm. 7.
Imprenta y Fábrica de letra de D. Manuel Salas,
calle 34 de San Francisco. Las impresiones hechas con
la letra fundida por Salas son muy imperfectas. Exis-
ten algunas en la Biblioteca Nacional Novena divi-
sión, P igs. 421 Y 422). No fué Salas el primero que
fabricó letra en Mexico. El Conde de Gálvez concedió
licencia, en 1786, a don José Francisco Dimas Rangel
Para abrir punzones y matrices de letra de imprenta
(seg(in asi€nta Bustamante en Los tres sig/os de M/xi-
to, tomo III, 8), el cual tenia establecimiento tipográ-
1036
fico en [a calle del Puente de Palacio, pues ha y registra-
das en ]a Biblioleca de I3eristáin, y en Ia Bzb/ii-afIa
del sig-lo XVIII del Dr. León, algunas obrac impresas
por él. Nació Range! en Valladolid de Michoacán (hoy
Morelia); se dedicó al estudio de ]as ciencias fisicas y
matemáticas; fué notable constructor de relojes para
torre, contándose, entre varios que fabricó, los de las-
catedrales de Mexico y Lima; otros de repetición para
las catedrales de Durango y et Nuevo Reino de Leon
(Monterrey); y además los de Santo Domingo, de
Cuautla; Carmelitas, de Salvatierra; Puruándiro; Co-
legio apostOlico de Pachuca, (maquina de quince dIas
de cuerda); Hospicios de Santo Tomás y de San Ja-
cinto; Hospicio de pobres de Mexico (éste ültimo con
máquina de ocho dias de cuerda); Convento de Regina;
Parroquia de Santa Catarina mártir, v otro para et
Real de Ziniapán. El reloj que construvO para la ca-
tedral Metropolitana se estrenO el 14 de Agosto de
1807 A las doce del dIa; fabricó la muestra, que era de
estuco y ilevaba nümeros romanos, el artista D. Manuel
Tolsa, escultor de su S. M., etc. (i) Pretendió esta-
blecer el telégrafo por medio de telescopios acromáti-
cos (18io). Fundió cañones para la seguridad de La
colonia (iSxo), y algunas de las campanas que aiTh se
oven en los templos de la ciudad. El Diana de jlféxi-
co de 4 de Mayo de 1814 da la noticia de que se habIa
reimpreso la real orden sobre instrucciOn de arreglo
econdmico-politico de Ayuntamientos constitucionales;
y que c para mayor comodidad se ha hecho la ediciOn
en octavo, de letra mu y hermosa, que ileva Ia reco-
mendación de haberse abierto nuevamente en esta ca-
pital por don Francisco Dimas RangeL
Bustamante dice, en la obra citada, que Rangel vi-
viO pobre y murid pobrIsimo, y que los mexicanos,
e sabiendo cuáles eran los quilates de su claro enten-

(i) Diarlo de jlféxico. Agosto x, 25 y 26 de 1807.


1037
dimiento, no to apreciaron como debIan, ni alargaron
su mario para socorrerlo en Los i'iltimos dIas de su ye-
jez, en que la indigencia le hizo apurar su amarga co-
pa.' No cita La fecha de su muerte, pero ésta debió
de ocurrir después de 1818. El .iVoticioso General, pe-
riódico de Octubre de ese año, avisa que en La imprenta
de Valdés se halla de y enta el calendario ccompuesto
por D. Francisco Dimas Rangel, filomatemático, maes-
tro maquinista de La Real Fábrica de armas de chis-
pa y profesor en la noble y real arte de relojerla en
esta Corte. Segt'rn Beristáin, escribió unas Advt'r-
tencias para el huen uso de los relojes de bolsillo (1787)
y Disertaciones sobre auroras boreales, impresas de
1789 a 1791.

PU EB LA.

Mxico fu6 la primera pohlación del Nuevo Mundo


que gozó de los beneficios de la imprenta (1536), Li-
ma la segunda (1584), (x) Cambridge, Mass. (Estados
Unidos) La tercera (1639), (2) y Puebla la cuarta
(1640) (s).
(i) M. Menndez y Pelayo, prólogo a la AzEolog1a de poetas
izispano-americanos. publicada por la Real Academia Espaflola.
Tomo 111. pig. CLX.
(2) Calendario de Cumplido para 2845. Notas para la historia
de los progresos de la tipograf ía en la Repdblica.—Isaiah Thomas.
The Jlzsiorv of Z'riniin' in America. Vol. I. Alban y , N. Y.; Joel
Munsell, Printer. 2874. Pag. 24, 42 y siguientes.—Ifisioire de At
Fresse en .1nqlcierre ci aux Eiais-Unis. M. Cucheval Clarigny.
ParIs, 1857. Amyot, dditeur des oeuvres de Napoledn III et de la
Semaine Politique.
() BoletIn Bibliográlico MexicanO. México, 2902. NCxm. 3.
Pag. 42, ArtIculo del Dr. Agustin Rivera.—Ensayo b'ibhogrático
Jfexzcano dcl s,-lo XVII, por Vicente de P. Andrade. Mdxico,
2899. Imprenta del Museo Nacional. BibliorafIa de Puebla. Pág.
793.—Isaiah Thomas. Obra citada —Veinte aSos más tarde que en
Puebla, apareció la imprenta en Guatemala, siendo el primer im-
presor Jose de Pineda Ibarra, y debjéndose este inestimable bene-
ficio al Ilmo.obispo don fray Payo EnrIquez de Rivera. Biblio.Tra-
ha de ja impreilta en Guatemala en los siglos XVII y X1711,
por Juan Enrique O'Ryan. Santiago de Chile, Imprenta Eizevi-
riana. MDCCCXCVII.
1038
Los impresores que ejercieron en esta ültima pobla.
ción durante los dos ültimos tercios del siglo XVII,
fueron: Manuel de los Olivos; Juan de Alcázar; Co.
legio de San Luis; Juan Borja Infante; Viuda deI3or-
ja; Miguel Ortega; Diego Fernández de Leon, Conde
de Viñaza: Villa Real, v los herederos de éste. En el
siglo XVIII; Sebastian de Guevara v Rios; José Fe-
rez; Miguel de Ortega v Bonilla; Viuda de Miguel de
Ortega; Cristóhal Tadeo de Ortega y Bonilla y Pedro
de la Rosa.
Y en el perIodo que nos ocupa: Pedro de la Rosa;.
Imprenta liberal de Troncoso hermanos, luego de Mo-
reno hermanos, é Imprenta del Gobierno.

OAXACA.

Doña Francisca Flores introdujo introdujola im-


prenta en esta provincia en 1720; ocupa, por tanto, el
tercer lugar entre los establecimientos de Mexico. Por
los datos adquiridos hasta ho y, se sabe que la existen-
cia de esta oficina fué rnuv corta; ignOrase la causa de
ello.
En 181 1, el Br. don José Maria Idiáquez, de la Or-
den de los Filipenses, ahriO al ptblico una imprenta,
de caracteres imperfectos, v carente de los elernentos
tipográficos más necesarios para hacerla medianamen-
te aceptable. De este taller Se sirviO el cura Morelos
para hacer imprimir el periOdico Correo Americana del'
Sur, llamándose desde entonces aqudl Imprenta Na-
cional del Sur.
El patriotismo del P. Idiáquez no se conformO con
poner a disposicidn de Morelos la imprenta, sino que
Se dedicO a Ia difIcil tarea de fundir tipos para abas-
tecerla. Véase lo que dice, entre otras cosas, don Car-
los Maria Bustaunante, en carta fechada en el Orato-
rio de Antequera el 23 de Noviembre de 1813: zDen-
F_
1039
tro de seis t ocho dias puede salir ya Aranguito con:
La letra y dernás cosas de la imprenta, llevando corn-
pleto surtimiento de la redonda; sigo ahora surtiendo-
su bastardilla. Pero es extraordinaria y surna la nece-
sidad de estaflo que padezco; y para completar Ia que
lleva he tenido (con mil trabajos) que coniprar un po-
CO a 2 y 3 pesos libra: costo intolerable y muy gravo-
so. Por lo mismo, espero que V.. E., a la más posible
brevedad, me remita a esta tesorerla porcióii conside-
rable de él; en la inteligencia de que continuaré sur-
tieiido aün más de lo prometido.
'Hasta esta fecha no se me ha respuesto cosa algu-
na a mi representación, pero vi un oficio de S. A. S.
que dirige a los Ministros de cajas Nacionales para
que se me pague a 14 pesos millar y se me habilite,
de donde conozco haberse adoptado mi propuesta apo-
yada por V. S. Doyle, pues, las gracias p0r sus favo-
res, contando siempre con ellos.
Probableinente esta imprenta corrió la misma suer--
te que la de Sultepec.

GUADALAJARA.

Esta ciudad fué la cuarta de Nueva Espana que


contó con imprenta. La estableció don Mariano Val-
des y TCLlez Girón en 1793, dirigiéndola hasta 1807.
Paso a poder de don José Fruto Romero. Medina, en
su interesante folleto La zmjren1a en Giiada/ajzra de
Mexico, dice que Romero falleciO el 22 de Febrero de
1820, y que 'la imprenta siguió a cargo de sus here-
deros y de su viuda, doña Petra Manjarrés y Padilla,
de cuya exciusiva cuenta quedO, seg(in resulta de los
pies de irnprenta, en el mismo año de 1820, y La tuvo
a su cargo hasta Marzo del siguiente, en que creemos
paso a poder de don Mariano Rodriguez.-T,
Conocernos impresiones hechas en la Imprenta de
1040

la viuda de José Fi-uto Romero de los años de 1823


Y 1825.
Conviene también hacer una cita al tratar de esta
imprenta. D. Carlos M. Bustamanteen el Cuadro Ills-
idrico, tomb I, pág. 176, dice: c Luego que Hidalgo
llego a Guadalajara, se le presentó el Dr. Fr. Fran-
cisco de la Parra, religioso dominico, que a la sazón
estaba encargado de la dirección de la ünica imprenta
que habla en aquella ciudad, la que puso a su dispo-
sición, y por medio de ella se comenzó a fomentar la
revolución publicando varios manifiestos, proclamas,
órdenes, y El Desjertador Americano. Halló el Sr. Hi-
dalgo en dicho religioso las mejores disposiciones pa-
ra hacer grandes servicios a la patria, pues Parra pu-
hlicó a su costa Jos impresos que velan la luz.. . .
Don Lucas Alamán en las Correccjones y adiciones
al tomo segundo de la Ills/ct-ia de Mexico, pigs. 62 V
63, niega que el P. Parra haya prestado los servicios
que reflere Bustamante, pero no dice una palabra res-
pecto de Ia imprenta.

VERACRIJZ.

Tin año más tarde que en Guadalajara fué introdu-


cida la imprenta en Veracruz, por don Manuel López
Bueno, natural de ese puerto. Este impresor publicO
en i8o6 el Jornal de Veracruz, periódico de cornercio,
agricultura v artes. Ejerció hasta 1812, segün don
José Toribjo Medina. (')
En 1807, como vimos al tratar de la imprenta de
Arizpe, el editor del Diario tie M/.ico prornovió el es-
tablecimierito de aquella, é igualmente de otra en Vera-
cruz, asI como el restablecimiento del Diarlo Mercan-

[x] José Toribio Medina. La I!npr('flla en Veracruz 11794_


1821], Santiago de Chile, Imprenta Elzeviriana, 1904.
r
1 04 I
ill. Publicólo don José Mariano Almansa, natural de
Mexico, pero educado en Espana, en donde recibió
los honores de SIndico Personero, Regidor y Alferez
Real y Consejero de Hacienda: durarite la Regencia
por la cautividad de Fernando VII, Consejero de Es-
tado por la America Septentrional. Entró en terna y
suerte con Los hermanos Lardizábal, para diputado de
Nueva Espafla en La Junta Central. Desde muy joven,
se habIa radicado en Veracruz. (x)
En 1821 habIa una oficina ilarnada Imprenta del
Gobierno Imperial, de Priani y socios.

SU LTEPEC.

Al abrazar resueltamente la causa de Ia independen-


cia el Dr. don José Maria Cos, comprendió que era in-
dispensable propagar las ideas de emancipación, por
las que se luchaba desde x8xo. Pero las poblaciones
en que habIa establecirnientos tipográficos estaban ba-
jo el dominio espaflol.
Con una constancia y una habilidad que maravi-
han, construyó Cos caracteres de madera, prensa de
imprimir y los (itiles más irntispensables; todo esto
elaborado sin elementos y bajo la tenaz persecución
de las tropas realistas. A pesar de ello, se logró pubhi-
car en Abril de 1812 el Ilustrador ATacional, periódico
célebre en los anales de la bibliografla por las extra-
ordinarias condiciones en ciue fué hecho. Poco tiempo
duró esta imprenta, que, no obstante su imperfección,
llenó por corn pleto el fin que se propuso su autor.
En el mes de Mayo del misrno aflo, los Guadalupes,
sociedad secreta formada por patriotas mexicanos,
compró a un espaflol un retal de imprenta que se apre-
suraron mandar a la Junta y que sustituyó a Ia r-
(i) Beristáin, obra citada. ArtIculo .4/mansa (D. José jIZa-
r,an)).
4C
1042

trulda por Cos. El impresor encargado de ella f u6 don


José Rebelo, oficial de la imprerita de Arizpe, fusila-
do por los realistas cuando conducIa unos pliegos pa-
ra el Congreso de Apatzingán (1815). La mayor par-
te de esta imprenta desapareció en la tierra caliente,
cuando Armijo persegula de muerte en el Sur Jos tris-
tes restos del ejército de Morelos.

NUEV() LEON.

Son mu y escasos los datos que pudimos encontrar


respecto al establecimiento de la imprenta en esta
provincia, por lo que preferimos copiar lo que a este
respecto escribió don Eleuterio Gonzalez, en la Bit'-
Era/ía del Dr. Mier:
Al reducir a prisión al Doctor Mier, le saquearon
su equipaje y le recogieron todos sus libros y papeles,
asI como su imprenta. Esta quedo como una cosa
ti!, pues allI nadie sabla hacer uso de ella, y niuchIsiinos
ni aun siquiera se imaginaban para qué podia servir; la
dejaron depositada, y asI estuvo seis años, hasta que,
corno dice el mismo Doctor Mier en su primera carta
a! Doctor Cantü, encargó a don Felipe de la Garza
que la trajera a Monterre y, como en efecto Ia trjo y
la entregó a! Gobierno, al que sirvió de mucho, pot
haber sido la primera imprenta que tuvo, pues la que
trajo Arredondo en el año de 1813, encontrada entre
el botin recogido después de Ia batalla de Medina, era
tan pequefia que apenas se podlan impritnir en ella
cuarterones de papel. An existe boy, y sirve todavIa
en la imprenta del Gobierno de Nuevo Leon, la pren-
sa que fud del Doctor Mier. El actual director de la
imprenta, C. Viviano Flores, la conoce bien; y serIa
muy conveniente marcarla y conservarla como un mo-
numento histOrico de importancia.
I-C.. Mt -
r
1043

YUCATAN

Todos los escritores que se ban ocupado en estudiar


la peninsula yucateca están contestes en consignar el
afio de 1813 como el de la introducción de la Impren-
ta en Mrida, y en que fué don Francisco Bates, suje-
to ilustrado y de ideas avanzadas, el que la hizo ye-
fir de Europa, poniendola bajo la dirección de don
José Fernández Hidalgo. (')
Esta fué la ünica irnprerita que hubo en Mérida
hasta 1821, aunque hava pasado a otras manos y por
consiguiente cambiado de nombre varias veces. (2)

JAUJILLA.
La Junta subalterna que el Congreso de Apatzin-
gán instaló, temiendo ser disuelto, durante su dilata-
da marcha a Tehuacán de ]as Granadas, quedó esta-
blecida cerca de la laguna de Tzacapu, den tro de un
fuerte levantado por los insurgentes. Contaha la jun-
ta con el valioso elemento de la imprenta, dirigida
ésta por el impresor Teodosio López de Lara, el cual
cobraba siete pesos por cuarterón, y además el valor
del papel para las impresiones. El primer impreso que
salió de esas prensas fud la Gaze/a del Gohierno Pro-
visional Mexicano de las Provincias del Poniente, perió-
dico redactado por el Dr. don José San Martin, canó-
nigo lectoral de la catedral de Antequera (Oaxaca).
(x) Don Francisco Sosa, al ocuparse de la sociedad de San-
)uaizzslas en la biografla del Pbro. Manuel Jimdnez Soils ( Manual
de biografla Yucateca, 1866), dice: cEn esta sociedad fué donde
se paipd la absoluta necesidad de traer, aunque fuee a gran cos-
to, como se hizo, la primera imprenta a Yucatan, para hacer más
populares las nuevas ideas. Esto pasaba en 1813.2'
(2) José Toribio Medina. La Imprenla en Mirida cz'e Ynca-
tdn [1794-1821]. Santiago de Chile, Imprenta Eizeviriana, 104
1044
Las tropas del gobierno sitiaron el fuerte (Diciem -
bre de 1817), y a los ocho dias, estrechado el sitio, lo-
gró salir parte de la junta, a fin de que la nación no
quedara acéfala de gobierno. Curuplido y San Martin,
miembros de dicha junta, lograron evadirse a las dos
de la mañana, en una canoa, llevándose consigo la
imprenta. (i) No se sabe el fin que tendria ésta.
IMPRENTA DEL EJERCITO DE LAS TRES
GARANTIAS. -Las noticias niás completas de esta
mprenta y de las de Tulancingo y Tepozotlán, se en-
cuentran en un párrafo de la sexta carta, tomo V del
Cuadro his/dr /ce, de Bustamante, que dice:
"En fines de Febrero (1821) se presentó en aquella
ciudad (Puebla) el capitán Magán, con el objeto de
solicitar letra y prensa, ilevando firma en blanco de
D. Miguel Cavaleri, para pagar sus costos sin dete-
nerse en cantidades, habiendo sido inütiles los esfuer-
zos que en razón de esto hahIa hecho en Mexico. Ten
tóie la ropa al impresor Pedro ile la Rosa, esperando
en su amistad antigua con Cl, pero inütilmente; mas Ic
ofreció allanar la dificultad D. Ignacio Alconedo, her-
mano del cClebre D. Luis Alconedo, de quien otra vez
hemos hecho honrosa memoria por sus importantes
servicios a la patria v fin trágico. Llevólo al padre
prepósito de Ia Concordia de Puebla, D. Joaquin
Furlong, el cual confió el secreto a D. Mariano
Monroy, oficial de su imprenta, quien con él mismo
imprirnió el plan de Iguala y la proclama con que
se publicó, comprometiCudose Cste a marchar con
la letra que le proporcionó dicho eclesiástico. Ma-
án y Monroy partieron juntos, y al llegar a Cho-
lula, el primero comunicó el asunto que tenIa en-
re manos, al Licenciado D. José Manuel de He-
rrera, cura interino que era de San Pedro. Decidióse
tiego a seguirlos, y los tres emprendieron su viaje
(r) Bustarnante. Cuadro his/Orico, torno IV, pigs. 234, 235
3• 507.
FF7

1045
hasta Iguala; bien que Herrera Se separó tomando por
el rurnbo de Chilapa. La letra sacada de Puebla y sus
conductores estuvieron a punto de ser descubiertos por
el furibundo espaol U/icr. Afortunadamente en el ejér-
cito de Iturhide se encontró a Victoriano Ortega, sar-
gento de milicias de Mexico, el cual hizo las cajas, re-
g las y cuanto se necesitó Para hahilitar las prensas, y
otros herreros de la misma tropa, trabajaron los demas
artefactos necesarios. Salieron imperfectos, pero sur-
tieron su efecto, y con ellos, bajo la dirección de dicho
Herrera, se trabajó el periódico intitulado El Jfe-
x:cano indejendien/e, en que puede decirse que está con-
signada la mayor parte de la his toria de la indepen den-
cia ......
"Posteriormente se publicó, por medio de otra im-
prenta en Tulancingo, El mosquhlo, y ai'in en Tepozo-
tlán se puso otra, en que no tuvo poca parte el difunto
Pensador i1'fexicano."
Esta áltima pertenecIa a los hermanos Miramón,
establecidos en Mexico con iniprenta desde antes de
1820. En ella se imprimió el Diario j'ai/ico-mi/i/ar me-
xicano. Pocos dIas estuvo en Tepozotlán; paso de allI
a San Bartolomd Neucalpan, después a Tacubaya y
finalmente a esta ciudad. Otra imprenta fue estableci-
da en Tepozotlan en 1821, denominada Ji,ijren/a por-
id/il del cjirci/o. En ella se imprimió el periOdico
EjIrcilo Imperial mexicano di' las ires gara n/las; Bus-
capie's a los espa no/es y americanos que aun sos/iencn Ic-
merariamen/e en .Mxico ci eómico gobierno del Sr. No-
vella; A los espa no/es quc viz/i/an en el ejércz/o imperial
i/c 1113 garan/fas, ci L. F. AI. G, y Breve no/icia di' lo
ocurrido con la division del Sr. Concha y i/c los SeñOres
Qziintanar y Bus/amanie. Estos impresos se encuentran
en la Biblioteca Nacional, Novena divisiOn, Pig. 383.

N. R.
FOLLETOS Y PERIODICOSI

LA ESTA'I'UA 1)E CARLOS 1V.

Al ser inaugurada la estatua de Carlos IV en su for-


ma definitiva, el 9 de Diciembre de 1803, sustituyendo
la provisional de yeso colocada en la Plaza mayor de
Mexico, se escribieron muchos versos cultos y popu-
lares, y además, gran nimero de poetas (unos des-
cientos) concurrieron at certamen abierto por Beristáin.
Declara éste, en el Breve jir61oo que puso a la colec-
don de las principales poesIas recibidas para el certa-
men, que concibió la idea de convocar a los poetas el
24 de Noviembre y que la puso en práctica en seguida,
con aprobaciOn del Virrey Iturrigaray, publicando el
Go,zvi/e el mismo dIa, probablemente en hojas sueltas
(tambidn apareciO en la Gaze/a de Mexico del 28).
El co,zvi/e decIa asI:
Una Persona amante de las Bellas Letras y de las
Nobles Artes ofrece a las Musas Mexicanas los Pt-c-
mios siguientes:
x. Cincuenta pesos, 6 una aihaja equivalente, a la
mejor fnscrij)cidn lztina a la Estatua Ecuestre de Car-
los IV.
2. Lo mismo at mejor Sonelo en elogio de la Bon-
dad con que Carlos IV concediO a Mexico el honor de
su Estatua.
3. Lo mismo a las mejores /1-es octavas alabando
la generosidad con que el Exmo. Sr. Marques de Bran-
ciforte ha costeado la Estatua.
1047
4. Lo mismo al Eigrama la//no en alabanza de D.
Manuel de Tolsa, natural de Valencia, Director de Es-
cultura de la Real Academia de las Nobles Artes, Ar-
tifice de Ia Estatua.
5. Lo mismo A la rnejor Oda caste/lana de seis es-
trofas elogiando la lealtad de los Mexicanos.
6. Lo rnismo al mejor Romance que pinte la Plaza,
Pedestal y Estatua.
Los que aspiren a estos Premios pondrán sus pa-
peles para el dIa 5 del próxirno Diciembre en poder
del Capitán Don Rafael de Ortega, Secretario de Car-
tas del Exmo. Sr. Virrev.
c Los jueces serán Jos Señores Don Ciriaco Gonzá-
Iez Carvajal, Oidor de esta Real Audiencia y Ministro
honorario del Supremo de las Indias, Caballero de la
Real Orden de Carlos III; Dr. D. José Mariano Beris-
tam, de la misma Orden, v Dr. Don Gaspar Gonzalez
de Candarno, ambos Canónigos de esta Santa Iglesia,
con los M. RR. PP. Doctores Fr. Ramón Casaus, de
la Orden de Predicadores, catedrático de teologIa de
la Real Universidad, y Fr. Melchor de Talamantes,
Definidor General del Real v Militar Orden de la Mer-
ced.
c Se da esta Noticia al Piiblico, y Se celebrará la ad-
judicación de Premios con licencia del Superior Gobier-
no, v ccn la misma se imprirnirán las Composiciones
premiadas .
Beristáin declara que posteriormente al dIa fijado se
recibieron otras composiciones, de las que puhlico a!-
gunas en la colección de las mejores. Esta colección
llevó el tItulo Cantos (IC las musas 71lexcanas COfl mo/ivo
de la ca/ocaciJn de la ecta/ua equcs/re de b,-once di' nues-
Iro augusta soberano C'drlos IV (Mexico, I mprenta de
Ontiveros, 1804).
Los premios quedaron distrihuidos asi: inscripción
latiria, Dr. Manuel Gómez MarIn; soneto, José Maria
Villaseñor v Cervantes; octavas, Josefa Guzmán, co-
1048
legiala de San Ignacio; epigrama latino, Bruno Larra-
iaga; oda, Francisco Manuel Sanchez de Tagle; ro-
niance endecasIlabo, el mismo Gómez Mario. Los otros
poetas que concurrieron, y cuyas composiciones se pu-
blicaron, son José Mariano Almansa, Fr. Francisco
Antelo (i), Lic. Juan Francisco de Azcárate, Dr. Ma-
riano Aznares (medico de Madrid), Mariano Barath-
bal, Lic. Francisco Xavier Barrera v Andonaegui,
abogado, Vicente Beristáin de Souza, Manuel Maria
Carohila, Fr. Ramón Casaus (R. C.), lose Agustin de
Castro, José Mariano Castro, el Conde de Colombini,
Francisco de Paula Alonso v Ruiz de Conejares, Dr.
José Maria Couto (catedrático de retórica en la Uni-
versidad), Lics. José y Felix Diaz Luna, Dr. Agustin
Porn poso Fernández de San Salvador, Dr. Jose Miguel
Guridi y Alcocer (I. M. G. A.), Pbro. Br. Manuel
Gutiérrez Huesca, José Nicolás Irigoyen (oficiaj se-
gundo del Tribunal de Mineria), José It(irriz (corner-
ciante de Veracruz), Maria Dolores López, Manuel
López de Lara, Br. Joaquin Martinez, Antonio Men-
dez Prieto y Fernández (correo ma y or que fué del rei-
no y regidor decano de Ia capital), Fr. Cayetano Pallás,
Dimas Peláez, Dr. Manuel Ramirez (maestro de Ce-
ren-ionias en la Universidad), José Ramos, Fermin de
Reigadas, Fr. Francisco de la Rocha, José de Rojas

(r) De Fr. Francisco Antelo, que tambin hizo versos cuan-


do la ascensión de Fernando VII al trono y el levantamie'eto de
Espafia contra los franceses [18o8], Se dice en el Wartirolo.ç'io de
algunos de los f'rimeros insurg'nles.... formado par Busta-
mante con apuntes de la Junta de Seguridad y publicado en i86i:
.sReligioso franciscano, procesado par adicto al partido de la in-
surreccidn; se paso su causa a! Seflor Arzobispo.... Bustaman-
te aEadiO par su cuenta esta nota: Era excelente humanista, y
autor del epigrama latino que se ye en el tomo I del Cuadro /zis
lOrico, que cornieuza:
Gratulor ingenue quad sit tibi nata puella,
Hispano vetri, non socienda viro.
ó sea felicitacidn al MarquCs de Rojas por haberle nacido una hi-
ja que no se casarIa con espaflol, cuya prondstico se verificO.
V 1049
(catedrtico de matemáticas en el C olegjo de Guana-
juato). Salvador de Roncal Cervalada Iuis Sanchez.
Velasquez (colahorador del Diarjo le jlf/XiCO), Lic..
Flix Sandoval, Dr. Juan Santa M aria (de la Real
Academia Latina Matritense), Pbro. Br. José Manuel
Sartorio, Fr. Mariano Soto, el Marqus de Uluapa,.
Nicolás Ambrosio Urtazu, José Val dés, Manuel An-
tonio Valdés, Fernando Vasallo, M ariana Velasquez
de León, Br. José Hilarión Zñiga y varioS anóni-
mos.
No estará demás recordar que en 1796, at inaugu-
rarse la estatua provisional de Carlos IV, se le hicie-
ron versos, y que todavia antes, en 1 790, al suhir di-
cho rev a! trono, la Universidad celebró un certamen..
Se publicó entonces un volumen int j tulado Obras do
doqziencja y /'oesfa jJremiadas por la Reaj cy,,jversidad do
MIx/co en ci C'ertamen literarlo quo ceieh,-d el dla 28 do
Diciem/ire do 1790 con mot/z'o do la exaltacjof/z al trono
do nziestro catóizco monarca ci Sr. D. (-z,lOs IV i' do
Espana y de leis Ad/as (Mexico, pOr Do Felipe de Zü-
ñiga y Ontiveros, 1790. Suscrihió l a dediCatoria, a.
nombre de la Universidad, su rector, D. Gregorio
Omaha y Sotomayor, obispo de Oaxaca más tarde..
Obtuvieron premios: el Lic. Francisco de Castro Zam-
brano y el Dr. Feliciano Pablo Men divil, con oracio-
nes latinas; Sartorio y José de A yarzagoitja, diputado
del Comün de la capital, con elogios en prosa; Gómez
MarIn, Manuel Calderón de la Barca, el coronel Ra-
fael Amar, Juan l3erm6dez Castro, José Mariano Cas-
tro, Jos(_- Eduardo de Cárdenas, el Dr. j uan Francisco
de Castafiiza, el Dr. Juan José Gan)oa, Sartorio,
Clementa Vicenta Gutiérrez del Mazo y Velarde v una
colegiala de San Ignacio (lo mismo que Josefa Guz-
man depuds), con poesIas castellanas; Castro Zani-
brano y el Br. Gutiérrez Huesca con epigram as lati-
nos.
1050

Las Gacetas de Mexico.

De los orIgenes de las Gaei'las tie iWéico


'Garcia Icazbalceta en su notable artIculo Tporrafia
AfeXicafla (Diecionarlo de Jilsloria y Gco a rafIa, 1853-
1856). La prirnera que menciona es de 1671; era una
hoja no periódica, con noticias del exterior y relacio-
nes de prodigios.
En el siglo XVIII las hojas tituladas Gdcelds se
convirtieron en un verdadero periódico: la Gdceld de
iJie'vio y nolicias de Nueva España, tItulo al que se
añadió después el de Florileio Izislorial: duró sóIo de
Enero a Julio de 1722. Reapareció, publicándose
mensualmente, en 1728, y duró hasta 1739; volvió a
reaparecer a principios de 1740, con el nombre de
Mercurio de ill/i-leo, para morir en 1742. No tuvo
sucesor directo.
El P. Alzate publicó en 1768 un Diarlo Lileraric y
en 1772 Asien/os varios sobre ciencias y ar/es. El mismo
año apareció el Afercurlo Volatile, del Dr. Bartolache,
y en 1788 la Gaceta de Literatura de Aizate: Ia Gaceta
de Mexico apareció al fin, no heredando de sus ante-
cesores sirio el tItulo, en Enero de 1784, y dirigida
por Manuel Antonio Valdés. Esta, dice Garcia Icaz-
balceta, "vino a ser como el origen de los J'criJdicos
II
oticiales, que con varias denominaciones y sin inte-
rrupción notable se han conservado, hasta el dIa de
hoy." La Gacela de Valdés terminó a fines de i8og
(por entonces va la redactaba Lopez Cancelada) pero
le siguió inmec!iatamente la Gacela del Goblet-no de
Mixico, cuyo primer nilmero apareció el 2 de Enero
de 18io. Adquirio grande importancia el periOdico
con motivo de la guerra de independencia, comenzada
10 .:; I
mu' poco después, y vino a ser en manos del gobierno
espaflol un arma poderosa contra sus adversarios.
I)uró hasta el 29 de Septiembre de 1821, tomando
desde el siguiente nümero el nombre de Gac ga Jmpe-
r:a'/.
El contenido de este periódico, al comenzar el siglo,
Jo forn-tan, aparte de ]as noticias, artIculos sobre cr0-
nologla, geolcgIa, botánica, medicina, artes, etc., es-
•critos por Antonio León Gama, Andrés del Rio, Mo-
ciño, Dr. Rodriguez Arguelles y otros. Pocas pro-
ducciones poéticas. Con el tiempo, la Gacela da ca-
cia vez menor cabida a asuntos de ciencia y arte. Al
convertirse en guhernativa, no trae sino polItica y no-
tIc las.

Diario de Iëxico.

Los Lics. Carlos Maria de Bustamante y Jacobo de


Villa Urrutia, este 'iltimo originario de la Isla de San-
to Domingo, fundaron el Diana de Mexico, primera pu-
blicación de carácter cotidiano que apareció en Nue-
va Espaha. Apareció el primer nümero el 10 de Oc-
tubre de 1805, publicándose con ligeras interrupciones
hasta cl 4 de Enero de 1817.
Durante los tres primeros alias de su publicación,
el Dianio se ocupaba en las cosas de Mexico, y, a la
ilegada de buques de Europa, copiaha durante varios
dias noticias de los periódicos espafloles v extranjeros.
A partir de 18o8, el Diana se interesa por la polItica
española en Europa y America, y publica gran canti-
dad de noticias, bandos y decretos. La opinion del
periódico es variable: en x8o6 suelen encontrarse elo-
gios a Napoleon, pero de 18o8 en adelante se le insulta
constantemente, con groserIa muchas veces. Con rela-
1052

ción a la independencia de Mexico, el 1)iario gua


prudente actitud; muy pocas veces habla de la revc
don, y cuando lo hace es para condenarla. Sin em-
bargo, se le atribulan intenciones revolucionarias. En
]a Rej9reseniag-jdn do los a/do res tie MIx/co a las car-
ies do Esy'aña contra ía Gonsiitucidn tie 1812 se decla
(párrafo 77): ''El Diario, papel que desde el prin-
cipio de estas desgraciassemb raba ideas sedicio-
sas bajo el velo de anecdotas v expresiones equlvocas,
entendjdas de todos y celebradas de los malos, fué el
que dió el primer ataque a las tropas de La naciOn."
En general, y sobre todo al principio, el 1)/ar/a es
reflejo exacto de la vida de la ciudad, no tanto en su
aspecto oficial, corno en el familiar y callejero, a la
vez que en el intelectual; y en Cste, es el Organo que
da a conocer a los escritores que hablan de ilenar en
Mexico el primer tercio del siglo XIX.

Fernando VII y el levantamiento de Espana

contra los franceses.

Sabido en Mexico el dIa 29 de Julio de i8o8 el le-


van tamiento del pueblo espanol contra NapoleOn I, que
se anunciO por papeles sueltos a ]as 5 de la mañana,
suscitóse grande entusiasmo, el pueblo paseO por ]as
calles retratos de Fernando VII, hubo salvas y repi-
ques, y en las esquinas aparecieron papeles, procla-
mas y versos en abundancia, los cuales empezO a re-
producir el Diana do Mexico desde el 5 de Agosto si-
guiente. El Diana de 30 de Julio señala, como signo
de la fraternidad que despertó Ia noticia, cuna union
notablemente desordenada de espai'ioles europeos y

wht
F-

1053
americanos, y afiade el 10 de Agosto que 'los mexi-
canos, Ilenos ya del espIritu y entusiasmo español,
cómo no hemos de regocijarnos .... Y todo esto se
publicaba bajo el tItulo Lea/tad mexicana.
Los Avuntamientos, los Colegios, y hasta las agru-
paciones comerciales participaron de la excitación Ii-
teraria, v asi los sombrereros dedicaron a Fernando y
A la patria esta cuarteta:

La vida tengo de dar


en defensa de la fe,
y por Fernando y la patria
la sangre derramaré.

La noche del 8 de Agosto, ]as Señoritas Maria Gua-


dalupe Gallardo y Cecilia Ortiz cantaron en el teatro
unas cap/as ba/eras alusivas, con misica del maestro
Aldana. Cuatro dias después publicó el Diana un ar-
tIculo de l3ustamante intitulado Unidn, paz, fraIerri-
dad, benevalencia eterna, donde Se sefiala esta circuns-
tancia particular: 'Hasta los poetas más oscuros y
chahacanos han concurrido indirectamente.. . . por me-
.dio de un nimero asombroso de versos..
Acuflóse una medalla conmemorativa, a instancias
del mismo Bustamante; los bandos y las noticias ocu-
paron muchos dIas la atención del pals; hicironse ora-
ciones pCiblicas a Ia Virgen Guadalupana irnplorando
sostén para el Deseada Fernando; hubo procesiones
religiosas por las calles, con imágenes y con cirios;
pasearon el retrato de Bonaparte con m(isica, escriha-
no y verdugo, leyendo en cada esquina una sentencia
en verso, después de lo cual le aplicaban doscientos
azotes.
La proclarnación de Fernando VII se hizo intern-
pestivarnente ci dla 13 de Agosto: el Virrey Iturriga-
ray se apresuró a hacerla, pretendiendo asI desvane-
.cer los rumores que corrIan sobre su infidelidad a Es-
II

1054
I
pafia. La ciudad engiO monumentos improvlsaaos,
con ornamentación y versos: estos se publicaron en el
folleto Golección de los adornos po/licos distrihuidos ci: ios
Ires labia dos quo la noble ci,idad tie Mixicu eriKió j en
que solemnizt5 la proclamaczón y Jura tie nuestro amado
sobera:w ..... . (Mexico, imprenta de Arizpe).
En fin, la noche del 28, estando la Señora Virreina
en el teatro y hahiendo recibido alli carta en que se
declaraban los triunfos españoles, como todos los ojos
La mirasen con inquietud, echo La carta a la luneta,
saltó uno con ella al proscenlo, y la levó en voz alta
el primer galán en medio de aclamaciones y vivas.
De las muchas poesIas que entonces sonaron en bo-
ca de la gente, se coleccionaron las que parecieron
mejor y se publicaron pot entregas con el titulo Colec-
cidn tie poeslas quo se han pod/do jun/ar escogiendo - las
que han parecido mds digiins de darse d la prensa, de la
cual liegaron a salir treinta y nueve nümeros, impre-
sos en la oficina de Doña Maria Fernández de Jáure-
gui (Biblioteca Nacional, Octava division, pi g . 259).
Entre estas composiciones figuran varias anónimas y
otras flrmadas con iniciales; Las hay, tambien, del P. Fr.
Francisco Antelo, Mariano Barazábal, Juan Bermüdez
Castro,el Br. Leandro Cabezas (cura de Zimapán), Car-
los Calderón de la Barca, José Agustin de Castro, el Con-
de de Colombirii, el Dr. Francisco de Paula Aloriso y
Ruiz de Conej ares, Francisco Escolano y ObregOn, Ma-
riano Esparza, José WI Fernández de Herrera, Manuel
Gonzalez, Maria Josefa GonzálezdeCosIo, JoaquIn Fer-
nández de Lizardi, José Maria de Madariaga, Dr. Luis
Montana, José Antonio Palacios, Manuel PinzOn (es-
cribano del Consulado), José Mariano Rodriguez del
Castillo, José Cesáreo Rodriguez Tometloso, José
Maria Terrero, Br. Bernardo ValdCs, Br. José Valdés,
José Maria Villaseflor y Cervantes, Rafael Xiineno y
ci Doctor Pdn/zlo de Zarandajas, primer poe/a con hono-
res tie tablita y asiento en ci Portal de las Flores tie Mi-
F_ ^
1.rç 1 I , 17

1055

xico, presidente de /c Junta de prima, sex/a y nona en la


Lnzverszg/ad de Tu,n/'a/'urros, calatiuitha ,,iayor y primer
minis/ro del Rev do copas, socarrdn do caf'a y espada,
petim c/re ab initio y Kaidn do in i/ia lempore, en es/a ca-
pital y sus pro7'inCias, etc. et c . etc. De estos versos,
unos son en elogio de Fernando, otros en contra de
Napoleon, y de ellos ha y que sOlo están dedicados a
aplaudir los que hizo el Conde Colombini. Todas es-
tas poeslas tienen el sello de la producciOn precipita-
da v de propOsitos mornentáneos, y sOlo una que otra
se distingue por un estilo mejor cuidado, como el ro-
mance endecasIlaho La Aiiristena, de Dona Josefa E.
yR., que flgura en el nümero 26 de Ia colecciOn.
For desgracia, de esta efervescencia poética no se
conservan las manifestaciones verdaderainente popu-
lares y callejeras, que no pudieron faltar en esta oca-
siOn, v que probahiemente fueron, en su desgarro y
su lirismo ingenuo, mejores que ]as producciones cul-
tas. Rasgos humoristicos no escasearon, como Va se
viO por la poesla del Ilamado Dr. Zararn/ajas, y asI
se escribieron versos pa p a el convite que habla de ce-
lebrar la Legidn do honor en Ia muerte de Bonaparte y
se puhlicO una genealogIa de éste, señalándole por as-
cendientes sirvientas de tabeina, vendedoras de han-
na y trigo y lad rones de horca, datos todos que declan
sacar de los periOdicos de Baltimore. Pero el regocijo
fué de un instante; pronto volvieron las discordias a
su natural estado, acabO la pasajera fraternidad entre
europeos y amenicanos, y, como se dice en Ia Rciación
do las demos/racwnes quo h:zo ci vecindarbo do Zacatecas,
escrita por José Monter y AlarcOn é inclusa en el n(i-
mero 28 de la C'oieccidn do poeslas,
un portento divino lo obrO todo
constante en la sustancia y en el modo.
Los impresos de i8o8 y 1809 relativos a Fernando
VII y al levantarniento de Espafla contra los fiance-
1056
-ses, fueron, además de las poesIas ya indicadas, pu-
blicadas en el Diana y en la Go/eccifn, algunas otras
dadas a Iuz aisladamente (asi, de D. Agustin Pompo-
so y del impresor Manuel Antonio Valdés); las Rehz-
clones de festejos por la Jura en diversas ciudades (por
ejemplo, Valladolid de Michoacán, Puebla, Aguasca-
lientes *); proclamas y manifiestos oficiales (asi, los
de Iturrigaray, Gariha y y Lizana); exhortaciones
de ohispos (especialmente de Gonzalez del Campillo,
de Puebla), sermones (de Diaz Calvillo, Fr. Francis-
co Nüñez, y otros) y algunos folletos escritos aquI,
humorIsticos a veces. Es de advertir, sin embargo,
.que Ia mayor parte de lo que se publicaba sobre estas
cuestiones venIa de España: proclamas, disertaciones,
folletos de invectiva y sátira, odas, himnos y hasta
fibulas, todo se reproducla en Mexico. Lopez Cancela-
da fué activIsimo en esta propaganda, y por l se hi-
zo buena porciOn de estas reimpresiones. El silencio
de los mexicanos debe atribuirse a la desazón que ha-
bIa creado en los ánimos el desenlace de las juntas p0-
lIticas de 18o8.
En la Biblioteca Nacional existen muchos de estos
folletos (Octava división, Pigs. 259 a 263, v Novena
division, P igs. 358, 359, 367 y 395 a 418): gran nii-
mero de ellos perteneciO a D. Lucas Alamán, quien
los menciona en su Ills/aria de Mexico (I, 177).

SEMANARTO ECONOMICO DE NOTXCIAS CURIOSAS Y ERU-


DITAS SOBRE AGRICULTURA Y DEMAS ARTES Y OFICIOS.
(18o8- i 8xo)..—Futidado por el in fatigable period ista Lic.
Juan W. I3arquera, ccon objeto de facilitar, por medio
de un papel corto, la ilustraciOn que se halla en grande
en ]as obras voluminosas y escasas. Contiene artIcu-
los sobre agricultura, artes, historia natural, rnedici-
(*) Esas se publicaron en folletos especiales. Otras, las de Za-
catecas, ya citada, y de Jalapa, Se imprimieron en la Colección
dc .jSoesias.
rru

I 057

na, higiene, educacjón, comercio, estadIstica, etc., to-


dos ellos bastarite interesarites, y algunos traducidos
de obras francesas 6 ingles,s. Contiene, además, ar-
tIculos literarios y sobre moral.
EL MENTOR MExzcANo._Contjacjón del anterior
periodico, variando el nombre, "como más análogo,
(el nuevo) a. Los artIculos de educación popular que em-
prenderemos adelante, como objeto de mucha impor-
tancia en el dIa," dice Barquera en el (iltimo nümero
e1 Semanarj,. Un solo aflo se publicó el iWen/or(x8x i).
EL CORREO DE LOS Nios. —Duran te algunos me -
ses del aüo de 1813 puhlicó Barquera, segin sus bió-
grafos, este pe;iádico, el primero que en Mexico se
consagraba a. la nifiez.
CORRFO SEMANARTO POLITICO V MERCANTIL DE ML--
xlco.—Comenzó el 8 de Julio de i8og y terminó el 30
de Octubre de 1811. Lo dirigIa José Ruiz Costa.
Luego camhió el nombre inicial por el de Tel/graTe
Amer/caiw (2 de Noviembre de i8xi a. 28 de Junio de
1812), el cual se fundió al fin con el Diartede M/xico.

La insurrecciOn.

Dc los folletos publicados en i8io, ocupa el primer


lugar el titulado "Pronóstico de la felicidad america
na, justo regocijo de Mexico, natural y debido desa-
hogo de un español americano por el feliz arriho a
estas Provincias del Exmo. Señor Don Francisco Ja-
vier Venegas, Virrey, Gobernador y Capitán General
de esta Nueva España." Este folleto fueescrito a. raiz
de Ia ilegada del flarnante virrey (el Diane lo anun-
.cia en Septieinhre 20 y no es otra cosa que una
•ininterrumpida serie de alabanzas al recién venido, y la
enuineración de sus hechos de armas en la Peninsula.
41
Como un torrente siguieron. a este escrito, otros con-
tra el Cura Hidalgo y los que le secundaban. En la
imposibilidad de citar en Ibna nota todos los foiletos
publicados entonces, por carecer la mayor parte de in-
terés literario, y no conociendo de otros rnás que el
titulo, tornado de la Gacela y del Diaric, haremos
mención de los más sobresalientes.
El anti-Hidalgo. "Cartas de un Doctor mexicano
al Br. D. Miguel Hidalgo Costilla, ex-cura de Dolo-
res, ex-sacerdote de Cristo, ex-cristiario, ex-america-
no, ex-hombre y GeneralIsimo de saiteadores y asesi-
nos", obra del obispo Casaus: es el escrito rnás pro-
caz y cáustico de cuantos se dieron & La estampa en
esos dIas. De estas cartas Se insertaron tres en ci
Diario por orden del virrey, puhlicándose todas por
entregas. Fueron muv celebradas por los realistas, y
algunos las declararon monurnentos de sabidurIa. No le
parecieron otro tanto a D. Carlos Maria de Bus tarnante,
el cual dice que ''en un pleiLo de verduleras se guar-
darla n-ias decoro que en esta invectiva fulminada con-
tra un hombre que no tenIa rnás crimen que haber pro-
clarnado la libertad de su oprirnida patria.. .."
En efecto. Para atacar a Hidalgo, el obispo Casaus
no se preocupa de escribir correctarnente sino de bus-
car los vocablos más viruientos, que encuentra y pro-
diga a millares.
Otro escrito corno el anterior, Cen/inela conh,-7 los
seduc/ores, debido a la piuma del Lic. Francisco Es-
trada, del que se publicaron tres nümeros, ataca al
mons/ruo de la seducción (Hidalgo), emisario de Na-
poleón que quiere entregar la Nueva Espaa a los
franceses para que se pierda la religión y sea do-
minante ía li/'crtad de conciencia. Del mismo autor
es El Cenlinela tie Santiago, Didlogo en/re La Rondo tie
la Tecpan y un dingo: es una exhortación dirigida
A los indios para que peleen contra los insurgentes.
Un clérigo se presenta a las altas horas de la noche
1059
en el Tecpan, solicitando hablar a la Ronda de los
Jeales y valientes indios, y ofrecerles sus armas, que
son ]as de la persuasión, para que combatan en ]as fi-
las del rey. Se presenta una mujer desolada y cuen-
ta que salió en busca de su marido y que sabe que
murió en la batalla del Monte de ]as Cruces. "IPobre
de mil iDesgraciado marido! iMaldita sea la guerra!"
Y el clérigo le contesta que maldita es [a guerra que ha-
cen los insurgentes, no la de las tropas del rey. c co
mo, pues,—Ie dice,—dudáis que Dios haya recompen-
sado a ese tu marido, que murió cumpliendo su deber,
en el estado en que Dios Jo colocó de soldado del rey?
Tu rnarido murió en defensa de la justicia, y su re-
compensa pende de la mano de Dios, mujer feliz que
tuviste tan dichoso marido.a. Estrada publicó, ade-
más, El mi/i/ar crishano, 6 Did/ago en/re iifariquita y
Un soli/ado raso; La erudila contra los insurgen/es, 6 Did-
/ago en/re una currutaca y D. Fe/ij e; El Pa/riotjsm,
del lancero, 6 Didlogo en/re Mariqui/a y un lancero.
Car/i/la de Pdrrocos ''corn puesta por un arnericano
para instrucción de sus feligreses, sobre los errores,
absurdos y herejIas manifiestas que comprende el ma-
nifiesto pubticado por el apóstata y traidor Miguel
Hidalgo Costilla," sin fecha ni lugar de impresión, es
otro de los folletos que nias impresión han de haber
causado. Se ignora quién sea su autor. Publicáron-
se también algunas exhortaciones, siendo notables la
que dirigió a los habitarites de Mexico el Lic. Anto-
nio Lopez Matoso, relator de la Real Audiencia, y la
Ex/zortacidn instructiva que el R. P. Fr. JosC Belde-
rráin, provincial del DulcIsimo Nombre de Jes(is,
de Agustinos de Mexico, dirigiO a los prelados y re-
ligiosos de dicha provincia. En ambos escritos la
tendeucia principal es borrar para siempre los odiosos
nombres de gachujines y crio//os, aconsejando Ia paz,
la uniOn y la concordia; y se hace notar en ellos el es-
tilo mesurado.
I

io6o
Los anteriores folletos y los que en seguida enu-
meramos, en gran parte anónimos, pertenecen al ül-
timo trimestre del aflo de to (los anuncia el Diana):
Car/as patridlicas de Un padre a szI hijo, sabre la con-
iliieta que debe observar contra los seduc/ores insu,entcs.
Discurso sabre los males que puede catisar la desuniJn en-
/re espaflolec ul/ramarinos y americanos (de Diaz Cal-
villo); Wemoria cristlano-f'oiltica sabre Ia nizicha que la
Nueva España debe temer de su desunidn en par/idos, de
don Agustin Pomposo Fernández de San Salvador;
Car/a familiar le la Santa Escuela de lix Santa Vera-
Cruz; Carta i/c tin conca/ega d don Miguel ILL/a/go, de
Bias Abadiano; Elogio a la per/cia mi/i/ar, repulaciJn
y buen nombre i/c los señores don Torcuato Trujilloy don
helix Mom-la Calleja, por don Anastasio José Rodriguez
de Leon; ilf/xico viziien/e; Cardcter politico y marc/al
i/c los ins urgentes, Prevención conzenientc el los religisos
i/c Santo Domingo por ci provincial de die/mo convento,
Fr. Domingo Barreda; Mues/ra i/c agradecimiento d
Maria San/Isima de los Remedios, de Fernández de San
Salvador; Desengaño a los md/os, haci/ndoles ver /0 que
de/'en a los espanoies, Didiogo en/re un drag/n, unit tar-
ti//era, y su mnam-ida Pascual; Jfanitiesto ñlan/rdpico so-
bre las circunstancias i/el dIa, por don Manuel del Cam-
0 y Rivas; Proc/ama i/c imna americana ii SUS comj5a-
tm-la/as; Carrera i/el ctira Judo/go: am-ic/es,- El iVapoledu
de Am/rica; Apun/es i/c algunas cLrcunstancias notables
de lit rez'oiucidiz actual, de Martinez de los Rios; La
An/rjca en ci tm-otto cspañoi, excla,naciJn de Fernández
de San Salvador.

PeriOdicos Insurgentes

EL DESPERTADOR AIER1cANo. —Peri6dico fundado


por Hidalgo a! ocupar Guadalajara y cuya direcciOn
encomendO al cura de Mascota, Dr. D. Francisco Se-
r

I o6 r
vro Maldonado, colaborando con éste ci Dr. don Jo-
s4 Angel de la Sierra. Cornenzó a publicarse el 20
de Diciembre de 18io y trminó el 17 de Enero del si-
guiente año. Solamente siete nimeros aparecieron,
y fueron impresos en Ia oficina de José Fruto Romero,
inica que habIa por entonces en el interior del virrei-
nato. Este fué el primer periódico de los irisurgentes.
ILUSTRADOR NAcI0NAL.--Fundado v redactado en
Sultepec por el Dr. don José Maria Cos é impteso con
los caracteres de madera que él mismo construvó.
Seis ni'imeros se publicarori, de ix de Abril A 16 de Ma-
yo de 1812.
ILIJSTRADOR AMERICANO. —Continuación del ante-
rior periódico, impreso con los tipos adquiridos por
los Guada/upes y en el que se publicaron brillantes ar-
tIculos en pro de la independencia, v además, ci Plan
i/c paz y Kuerra, partes militares, ploclamas, manifles-
tos v poesIas. Con el Dr. Cos colaboraron los Lics.
Rayon y Quintana Roo y el Dr. Velasco. De este pe-
riOdico se publicaron treinta y seis niimeros ordina-
rios y tree extraordinarios.
SEMANARIO PATRTóTICO AMERTCAN0 .—Don Andrés
Quintana Roo fundó este semanario en Julio de 1812,
y fueron sus colaboradores Cos, RayOn y Velasco. Se
imprimiO en la misma imprenta del Ilusirador.
GACETA DEL GOBIERNO AMERICANO EN EL DEPARTA-
MENTO DEL N0aTE.—Fundado por don José Maria
Licéaga, miembro de la Suprema Junta Nacional In-
surgente, durante su visita a las provincias del Norte.
Se publicaron tres ni'imeros uno de ellos, ci prirnero.,
extraordinario. Están impresos en la Imprenfa /Ta..
cional dcl ATorte, establecida en la Isla Licéaga, isla
que se levantaba en Ia laguna de Yuririapt'indaro (Gua-
najuato). Este periódico estaba consagrado a publicar
exciusivamente noticias y partes militares. El nimero
extraordinario está fechado el 7 de Agosto de 1812, y
los dos restantes ci 23 y 3o de Septiembre del mismo
ano.
1062

EL DESPERTADOR DE MTcII0ACAN.—Perj6djc
que hay pocas noticias, no obstante que Se publicaron
cincuenta ntImeros.
SuD.—ContinuaciOn del anterior, del que se cono-
cen dos ni'tmeros, el 51 y el 53, existentes en la Biblio-
teca Nacional.
CORREO AMERICANO DEL SUR.—Fundado por orden
de Morelos, en Oaxaca, bajo la direoción del Lic. don
José Manuel de Herrera, y rnás tarde dirigido por
Bustamante. De este periódico Se publicaron treinta
y nueve nümeros ordinarios (de 25 de Febrero a 25 de
Noviembre de 1813) v cinco extraordinarios, publica-
dos en los meses de Marzo, Julio, Agosto, Septiem-
bre y Diciembre de este año. Fué impreso en Ia
oficiiia del Br. don José Maria Idiáquez. liamada des-
de eiitonces Im j5ren i'a 4Vacional del Stir. Contiene
esta publicación artIculos patrióticos, partes milita-
i-es, poesIas y reproducciones de artIculos del I/us-
•1
Irador Arnericano.
Al terminar el Co,-reo Americano del Stir, el 18
de Diciembre de 1813, parece que los insurgentes de-
jaron de publicar periódicos; y solo siguieron impri-
rniendo, corno antes, proclamas, manifiestos, decretos,
catecismos politicos, v hasta un Calendario para 1815.
La prensa insurgente reaparece en 1817, con la Ga- [I:-

ce/a del Gobierno Proz'jsjo,,al Mexicano de las j5r07471-


cias del Poniente redactada por el canónigo lectoral
Dr. José de San Martin, quien se dice habia pensado,
el aflo anterior, publicar otro periódico con ci tItulo de
Memoriac j ara la his/aria dc la rcvolución mexicana.
La nueva Gaceta comenzó en 20 de Marzo de 1817 y
parece haher terininado en Octubre del mismo ao.
I'or el mismo tiempo, D. Francisco Javier Mina, al
desembarcar con su expedición, hizo publicar en su
imirenta portátil, bajo Ia dirección del Dr. Joaquin
Infante, el Bole/In de la Divisidn Ansi/jar (sic) de la
Repi2blica Mexicana, del cual solo se conoce el nimero
x, impreso en Soto la Marina.

:1'
1063

PERIODICOS DEL EJRCITO TRIGARANTE.—A1 orga-


nizarse el Ejército Trigarante, Iturbide hizo comprar
una imprenta, publicar el Plan de Iguala y luego un
periódico, El J1:iicano Indejendiente, dirigido por el
Dr. José Manuel de Herrera.
A mediados del mismo afio, se publicaba en La im-
prenta Portátl del Ejército el periódico de noticias
-rnlitares que Ilevaba el tItulo de Ej/rcito Imperial
ulfejlcano de las Ti-es Garantias. Los nümeros que se
conoceri aparecen impresos en San Juan del Rio, Ha-
cienda del Colorado v Querétaro.
En la misma imprenta se publicó después, el mis-
mo año, el Busca-Pies.
Aparecieron, por ültimo el Diario Poll/ice Jill//ar
Mejicano, impreso en Tepozotlán por los hermanos Mi-
ramón, y El Mosquito, en Tulancingo.

1811-12

En 1811 continuó la campaña por escrito contra la


insurrección, aunque menos activa. A ella pertenecen
folletos como los siguientes:
—Nuevo encucn/ro del valiente mameluco D. QzizIo/e
con ste escudero Sane/to en las riberas de Mexico, didlogo
en verse en/re auto y cr/ado, para ins/ruccidn de la pre-
sente his/aria revolzicionaria, en que igualmente se rid/cu-
liza ci execrable prayecto dcl cura Ilida/go y soc/os: se
publicaron varias entregas, redactadas pot Ignacio
Carrillo v Perez.
—La d fensa del cura ilidalgo combatida por la razdn,
4/a/ago en/re Doña his/a y tin cUr/go.
—Re/a cidn del c/ego toluqueno, en qué expresa, en un
romance de ar/c menor, la gracia del mdii Ito general
.concedido por ci Exuno. Sr. Virrey.
—Discurso con/.-a ci fanatismo y la impostura de los
1064
rebe/des de Vzicz'a Esf'aña, deef/cado a todos los hombres-
le b/en, por Fermin de Reigadas (Arizpe).
—Declaracid,: breve tie la car/il/a qze manzñes/a las-
herd/as y errores gut comprende ci ma ni,ñes/o pu/ilicado
per ci ads/a/a y trait/or .dfiuci Jiida/o v Cost/I/a, por
Fr. José Ximeno (Arizpe).
—El il/crate insurgente desengañado y arrepen/ido.
—Desengaña de faisas Antos/liras, por el Br. Manuel
German Toral y Cabanas (Ontiveros). Apareció a
modo de periódico, en varias entregas. Las dos ülti-
mas partes (segunda y tel-cera) fueron publicadas en
la imprenta de Arizpe. La prirnera y segunda parte sa-
heron a Iuz en 1811; y en 1812 la tercera.
—La 7'ir/ud vengada, Deeiamacidn eniai contra ci
sistema pernicioso tie /a revo/ucidn, por el Dr. Francisco
Alonso Ruiz de Conejares (Arizpe).
—El 16 tic Septiembre. Breve recuerde que hace un in-
div/duo, sobre los males qzic ha causada la revoiucic5n sus-
cl/ada en es/a fecha, ci año tie 181o.
—Ciamores tie la Am/rica, y rectirso a ia roteccidn de
Afar/a Sina. tie Guadalupe, en las presentes net-cs/dat/es,
por don Sejo Amira de Narte (J osé Maria de Terán),
en ha imprenta de Arizpe.
—Reiacidn cristiana tie los males que ha sit/ride Gua-
dalajara fior los insurentcs.
- – Discurso pa/rid/leo, contra la rebel/on qzie acaudu/l,-
ci Ciera Ilidaigo, y yen/alas que ofrece let uniOn tie tat/as
los buenos ciudadanos, por el Dr. Florencio Perez Co-
Moto (Arizpe).
— Discurso sobre los males que puede causar /a desu-
n/On en/re españoles ultramarinos y amer/canes, por el
P. Juan B. Diaz Calvihlo (Arizpe).
— Afani,esto contra las instruccienes corn unicadas or
ci Emperador tie los Jranceses a sus emisartos des//na dos
d mci/ar la su/ilevacidu tie los Amer/canes (Impreso en
Lima y reimpreso en Méxicô por Arizpe).
— FOb iica z'indzcacidn del I/us/re Ayun/amlen/o de
1065
Guanajuato, justijica itdo sit conducta moral j' po/z/:ca en-
/a enirada y crinzenes quc come-lie),-on las hues/es insur-
genies a-ga ri//ada-s par sus cor:feos Jfigue/ I1ida/g / Ig-
nacio Al/enile, folleto escrito por Fernando Prez Ma-
rafión.
Fernandez de Lizardi se dió a conocer con folletos
hay noticia de que publicó veintiséis en 181 1.
A 1812 pertenecen algun os folletos del Lic. Estra-
da (Carla imparcial sabre elfuero del c/era; La rerdat(
vindicada contra la insure encia y sus sat//lies) v de D.
Agustin Pomposo (C'onz'ite d los verdaderos amen/es We
la re/!gz(Jn ca-to/icc y de la pa/na; Desengafios quc a los
insurgentes de iVueva Es/-a-ha, seducidos poi- los franc-
nasones, a-genies de JVaoledn, dir/ge la verdad de la i-
/igidn ca//I/ca y la expeniencia,1.
Pero lo más caracteristico fué Ia fundación de pe-
riódicos doctrinarios—no s'a simples publicaciones por
entregas—contra la guerra.
DIALOGOS ENTRE FILOPATRO v ACERAIO.—Publjca-
ción, probablemente senianaria, 181 o y xi, formada por
quince dialogos, escritos por l3eristáin (reimpresos
por Hernández y Dávalos, en la Colcccidn de docziiiien/oy
para In his/aria de hi guerra i/c inkpendencia, tomo II,
doc. 257). Este escrito, corno todos los de J3eristáin,
tiene por objeto poner de manifiesto los beneficios de
que es deudora Ia Nueva Espafla a Ia Metrópoli v la
ninguna justicia de la insurrección.
EL ARISTARCO.—De don Fermin de Reigadas; cons-
ta de veinte nümeros hebdomadarios y de tin Disc7,i-so,
que puede reputarse como el prospecto del periódico.
En todo éI se ocupa el autor en refutar el manifesto
de Hidalgo publicado en Guadalajara. Comenzó a Pu.
blicarse en Junio de 1811. Está reproducido en la ci-
tadaobra de Hernández y Dávalos (tomo II, docs. 258
Y 259).
EL VERDADERO ILUSTRADOR AMERICANO.—EII 1812,
A raIz de la aparición del periódico de Sultepec, fundó
io66
el canónigo don Jose Mariano Beristáin este sernana-
rio con el exciusivo objeto de atacar al falso Ilustralor.
Conocemos diez nilmeros, escritos con veheinencia: en
todos ellos no Se hace más que impugnar el epIgrafe y
Ia Invocaci6n'del primer nümero del Ilt'stra(lor de Cos.
EL AMIGO DL LA PATRIA.—Excelente periódico, re-
dactado por Ramón Roca, Florencio Perez Comoto
(estos dos fueron los redactores principales: at uno se
le debe la mayor parte de los primeros escritos, a!
otro Ia mayor parte de los ültimos), Vicente Cervan-
tes, l3erist Ain v aun Juan Wenceslao J3arquera.
EL TELGRAF'O DE GUADALAJARA.--RedaCtó y ex-
pensó esta pubiicación Maldonado, el que poco antes
escribiera ci Desj5cr/ador. Su objeto fué, en esta vez,
defender al gobierno espaol y anatematizar la revo-
iución. Consta de dos tomos: el primero de 41 nime-
ros (27 de Mayo de 1811 a 24 de Febrero de 1812) y
el segundo de 43 ( 1 4 de Mayo de 1812 a 4 de Febre-
ro de 1813) publicados semanarianiente. De los pe-
riódicos de esa epoca, fué ci mejor escrito, como
puede verse por los artIculos que figuran en esta an-
tologla.
Adeinás, en 181 i apareció El Esteculador Fatridlico,
dedicado al Virrey Venegas; y en 1812, El Püblico c-
rwso y lego hablador, El Perico i/c la Ciudad y La erti-
dila mexicana. Ramón Roca ianzó ci prospecto de un
periódico de literatura, historia y diversas cuestiones:
Mziseo 3fexicano, del cual publicó tres nümeros.

La libertad de imprenta en 1812

PERIODTCOS DE FERNÁNDEZ DE LIzARDI.—E/ Pen-


sador Mexicano fue ci primer periódico que apareció
en Mexico a raIz de la Constitución de Cadiz, promul-
,gada el 30 de Septiembre de 1812. Se imprimIa en la
1067
•oficina de Doña Maria Fernández de Jáuregui y se
vendla los jueves. Aparecieron trece n(imeros, v,
•cntre ci 90 y el io9 fué encarcelado Fernández de Li-
zardi y suprimida la libertad de imprenta.
Cada nt'imero consta ordinariamente de ocho pági-
nas en 8 9 ; el prirnero Ileva una portada y una dedica-
toria del periódico al lector. Los dos primeros con-
tienen un articulo sobre la liber tad de 1z imprenta, en
el que se trata de las ventajas que resultan de escri-
bir sin censuras ni aprohaciones, y se prueba que Ia
dicha libertad se aviene naturalmente con la religión
y Ia lealtad al Rey.
El artIculo más importante de los publicados en El
Fensador, y en que mejor se muestra la audacia de
Lizardi, es sin duda el intitulado Sobre la exallacic5n L/(
la ,,aczcn cspañola y ahali,niento del anhiguo despotismo,
que cotnienza con estas palabras: 'La soberanIa resi-
de esencialinente en la nación
El ncimero 9 9 está dedicado al Virrey Venegas, al
cual aconseja El Pensador sobre el modo de conducir-
se con los aduladores, sobre puntos de admiuistración,
sobre el fuero eclesiástico y especialmente sobre el
bando de 2 5 de Junio de 1812. Por este artIculo fué
preso Lizardi, el 7 de Diciembre, encerrado en la car-
ccl de la corte y aun puesto en capilla, en el Guano
del Oh'ido. Pero poco después obtuvo clemencia, se
le suspendió la incornunicación, y al cabo de siete
meses alcanzó la libertad. Mientras tanto habIa Se-
guido escribiendo desde la cárcel su periódico, que se
publicó con censura, y lo continuó después de salir de
Ia prisión (segnnda parte, 1813). Los suplementos del
Pensador lievaban el nombre de Pt'nsamientos exlraor-
dinanic's.
Despus de un intervalo, El Pensador volvió a pu-
blicarse en 1814, en la misma imprenta Jáuregui (ter-
cera parte).
Bajo la colonia, posteriormente a El Pensador, Fer-
A

I o68
nández de Lizardi publicó tres periódicos: Alaci'na de
Fi-/oleras (I mpren ta J áuregui, 1815), Ra/os ei,f,7teni-
dos 6 iiis-elanea it/il y cur:osa, camp itesla de arIers Pie-
zas ya :mpresas (Imprenta de Valdés, 1819), v El Co,z-
disc/or El/c/rico, primero de la res/auracic5n de la cons-
tii,,cii,, (1820).
JUGuETILLOS. Con este nombre puhlicó el Lic. Car-
los Maria de Bustamante, en 1812, un periódico del
que solamente seis ntImeros vieron la luz piiblica. Apro-
vechó Ja libertad de imprenta, concedida entonces, para
exteruar sus ideas progresistas, siguiendo el estilo
irónico del Pensador Afexicano, aunque en lenguaje
más castizo; pero no pudo contener su exaltacióii, y,
no queriendo correr la misma suerte de Fernandez de
Lizardi, abrazó sin ambajes Ia causa insurgente.
i\ruv interesante es este peri6dico v poco conoci-
do; puede juzgarse de 651 por los sigtuentes párrafos
del primer inimero:
Con que podemos hablar?.. .. iRs/amos se1j,-os7
pregunt6 Doi'ia Rodriguez a D. Quijote, en aquella
visita nocturna, que tan cara le salió por el capricho
de la duquesa, y en que temió el buen Hidalgo que
peligrase su virginidad, preservada en la yenta
merced de la vigilancia del arriero sobre Maritornes
Pues a ello, Dios me guIe y la pefia de Francia,
y la trinidad de Gaeta, y beso mi péloIa, como las
indias el primer medio de las peras que venden.
Ha Ilegado a mis manos el adjunto papel, que su-
pongo será de alguno de los bedeles de esta Univer-
sidad, y que debidamente presento en una tira '2/jl
para que no Se me crea sobre ml palabra de honor,
pues no soy militar, ni jamás he ceñido tizona; el cual,
escrito con letras grandes de molde, dice: cCito a U.
sub pana j5rces/iii para el juramento de la Constitución
que será el viernes 9 alas ocho en la capilla de la Real y
Pontificia Universidad. Y Se suplican cortinas, é ilu-
minación en las casas de los Sres. Dres., ese dIa y flc-
io6g
the, por no poderse hacer en dicha universidad por las
actuales circunstanciaS..
DirIjome ahora a cierto Pensad'r iJ'.vicano, que se
nos ha presentado hoy de patitas en Mexico.... Bue-
nos dias, cara hermosa, saludamos a usted con el
Angel. De cuándo acá le ha venido en gana pensar
sobrc divcrsczs i,iater/as y pensar bien? Cuidado, por-
que ci que mziclzo habia.. .. etc. Somos unos pobretes,
limitados, y apenas podemos acertar en una cosa; los
mnzse's corno Leibuiz son a yes raras en el mundo....
\r enga ahora el Elogiador del Sr. mariscal Calleja
Quién será este pobrecito hombre? lAhi Sin duda que
es el primer elogio que forma en su vida.. ..Pero quéi
Es elogio, ómerece el nombre de tal, el que ha publi-
cado? En 61 no ha y economla ni decencia oratoria; su
lenguaje es de taberna; sus relaciones, si no son falsas,
son exageradas;su aplicacidn de textos de la Escritu-
ra, chabacana é inoportuna; pensamientos, hellezas,
flores, idioma, ni lo conoce nee si siritiis sane/us exau-
dn'inius: pésame haberlo comprado lay de mis dos
reales que me faltan para pan! ....
En el num. 2 contincia la felpa al elogiador y por
ende al elogiado. El tercer Jubo uetiiio se ocupa en de-
fender el fuero eclesiástico contra la opinion del Lic.
Francisco Estrada. Después de lamentarse de los ma-
les que afligen a la Nueva España desde Septiembre
de i8o8 y declarar que aun los 11am ados a ilustrar al
pueblo cometen c errores de magnitud, termina su
.exordio diciendo: oYo jarnás me revestirC ni hard pa-
sar por no pedagogo de este gran pueblo; mas, como
individuo de dl, no dejard de indicarle lo que me pa-
rezca ajustado a la razOn y justicia v que deba saber,
dejando a salvo la reoutación y honor literario de nues-
tros escritores, a quienes debo respeto y comedimieri-
to, como a sabios que pudieron errar, como a ciu-
.dadanos, y a algunos como amigos mIos.
Entra en materia para sostener que los sacerdotes
^I _' ^
1070

insurgentes, antes que ser juzgados por la autoridad


secular, deben ser degradados conforme a to dispuesto-
por ]as ]eyes eclesiásticas. No se conformó con aducir
pruebas tomadas de concilios y escritores de la iglesia,
sino que quiso contar con la aprobación de algtin pro-
ininente rniembro del clero, y en una nota final dice:
Como el autor de este papet es tin pobre lego, y la
materia de que trata es mu' delicada, para no errar,
sin embargo de Ia libertad de imprenta, to pasó a cen-
sura privada del Br. D. José Manuel Sartorio, quien
la dió en los términos siguientes: Nada hallo aquf ni
contra la religin ni contra la eclesiastica disciplina.
El cuarto mimero contiene Ia defensa contra los
ataques de un periódico que con el nombre de Jugz€-
les contra €1 Juftit-ti/lo por una censora americana (es
sin dua el periódico escrito por el cordobés Fr. Fran-
co Aguilar, que Beristáin cita con el nombre de La
Censora Mexicana) apareci6 en aquellos dias. En el
quinto ni'imero comienza a publicar la memoria justifi-
cativa del Ayuntamiento en los sucesos de i8o8, escri-
ta por el Lic. Verdad. En el sexto y iltimoJugzicIiIlo
publicó una carta abierta al Virrey, bastante atrevida.
Exmo. Sr.: Tengo el honor por primera vez de din-
gir a. V. E. la palabra, dándole )as más justas gracias
por haberse pnivado de asistir al baile que di6 Ia corn-
pafiIa de cómicos de esta capital la noche del 22 del
corriente. No puedo menos de creer que V. E. está
formando el duelo por las desgracias que afligen a este
hermoso pals, y que está penetrado de los rnás vivo5
deseos de restituinle la trariquilidad y suspirada paz.
V. E. lo conseguirá, sin duda, si se penetra seniamen-
te de aquella importante maxima que vierte el Sr. Ma-
riscal de campo D. Miguel de Alava al Consejo de
Regencia y que dice: Es, pues, preciso que S. A. pien-
se seriamente en tin gobierno para esta corte, que de-
be dar iinpulso a todo el reino y que sus individuos
vengan con la oliva eiq lugar del estoque.
1071

"V. E., Sr. Exmo., no puede quedar & cubierto de


resporisabilidad con los votos del Real Acuerdo, aun-
que le d6 muchos, pues V. E. cx responsatle a la nacid,r
Porsimismo, tanto en lo que haga como virrey goberna-
dor en materia de gobierno, como en Ia clase de rnrc
eJ(CzI/Or We las leyes, cual es el caso en que se halla,
hacierido reducir a observancja la Constitución. Per-
mItarne V. E. que tome la antorcha de las leyes, y £
Ia luz de ellas justifique mis aserciones....
"Acurdese V. E. que el haher pretendido tenaz-
mente Felipe If que existiese cierto tribunal en Ho-
landa, resistindolo el pueblo, produjo et amargo fru-
to de que solo el Duque de Alba cortase ocho mil Ca-
bezas, perdindose at fin aquellar, posesiones para la
Espafla. iQud oportuna lección de la historia para
el presente caso!"
Todos los articulos de este periódico los flrmó Bus-.
tamante con el nombre de El censor de An/equera.
Contra ecta pubticación aparecieron muchos irnpre-
sos, tales como El Primer Juhrue/iilo hatido con sus mis-
max arinas; constesi:cjn if los fugue/i/los,- Resuesta
del elogiador del Sr. cal/cia al censor tic Antequera;
La/ig-azos al Censor. ..., y dos periódicos de vida efi-
mera, El Jugue/ön v fugue/es contra ci fugue/jib. Pue-
den consultarse estos impresos en Ia Biblioteca Nacio
nat (Novena division, págs. 412 Y 413).

1813 a 1819.

Las puhlicaciones entre 1813 y x8rg son escasas.


Pocos son los folletos que aparecen: podrian recordar-
se los que aiin lanzarori D. Agustin Pomposo Fernán-
des de San Salvador (Adver(encia en favor do la sacra-
Ilsirna dignidad sacerdo/al, 1813; El modebo do los cris-
fianos jresentado a los insurgenles de Am/rica, 1814);
1072
el Dr. Pedro Gonzalez de Araujo y San Roman
nero de Ia Catedral Metropolitana del
.Dccre/o coflstjtiicl,,a/ para la /theriat/ de la Am/rica ó
sea la Constitucjóri de Apatzingán, en 1816); Manuel
Germán Toral y Cabanas, José Julio Garcia de To-
rres, y uno que otro más. Fernández de Lizardi pu-
blicó algunos: se conocen catorce con fechas que abar-
-can de 1812 a 1819. Ha y tamhién sermones, en-
tre los cuales Se seflala el del Domingo de Ramos, de
Beristáin, en 1815; y debe recordarse que el regreso
de Fernando VII a Espana en 1814 dió inotivo a otros
mu c hos.
En forma periódica, Se publicaron El ainio de los
Jzomh,-cs, de l3eristáin, comeuzado en 1812; El c'irloso
iWxlcc:no NY jcitriota d ci Jrgano de Ia paz, 1813; El
Redactor 1Wexl4-ano, 18 14; Las sum bras tie "et-del/to y
Demdcrjio, 1815.
EL NoTicloso GENERAL.—Ete periódico se fundó
el 24 de Julio de z81 . y duró hasta 1824. En el Diane
•de..liYxico (26 de Julio de 1815) seatribuye su fundación
A J. C. (J oaq uIn Conde?). Salla primero dos veces
por semana, y luego los lunes, miércoles y viernes, en
tamano 49 mayor, en cuatro páginas; y se imprimió
en las oficinas de l3enavente. En su redacción inter-
vino Juan \Venceslao Barquera.
Bajo el gobierno colonial publicaba noticias euro-
peas (rnuchas) y del pals: las oficiales ilevaban el ti-
tulo de Gaccia del Golilerno tie Jieivico, periódico del
cual se tomaban; las comerciales de la ciudad Ilevaban
el nornbre de Econoinla lu/cr/or. Después de la inde-
pendericia, se preferIan las noticias del pals. Hay
mucha colaboracjOn poética (Barazábal, Madariaga,
el Conde de Colombini, Florencio Perez Cornoto, Jo-
se Maria Villaseñor, Francisco Ortega, Jerónizno To-
rrescano, Manuel Gómez Marin, Rafael Garcia Goye-
na): es de notar la abundancja de hi[nnos; también
.apareceii escritos sobre Cuestiones cientllicas, litera-
F—
1073
rias y pedagógicas (Jo s e Maria Tornel, Mariano Es-
parza, José Ignacio Paz, El locayc de C'lari/a, colabo-
rador también del Diario).

1820-1821

La libertad de imprenta, al set restablecida en Mayo


de 1819, dió por resultado la publicación de folletos y
hojas periódicas, que por raro caso excedIan de cuatro
páginas, y en que se trataba, generalmente en tono
chocarrero y avinagrado, toda suerte de asuntos: por
igual manera los relativos a la Constitución española
que los referentes a la fabricación de puros y cigarros;
lo mismo la defensa y exaltación del virrey que el ar-
te de la taquigrafla.
Los folletos, que casi siempre se vendian a medio
real, constituIan de seguro una ganancia cierta para
sus autores y editores, pues no de otra manera se ex-
plica su abundancia. El catálogo de la Biblioteca Na-
cional consigna en su Novena division (páginas 349,
358, 367, 381, 382 y 418 a más de quinientos
folletos publicados en el año de 1820.
Por la diversidad de las materias que tratan es de
todo punto imposible aventurar una clasificaciOn que
A todos los comprenda. La libertad de imprenta v la
Constitución fueron sin duda los asuntos que dieron
pled mayor nümero de ellos (asI, Consul/a cons/i/zlciona/
sobrc la fiber/ad de impren/a; Consejos d lo.s escri/ores
del dia; La cons/i/ucidn variada; Es justa comj5araczdn
/'dciga v constiiució,).
Los hay ademas sobre cuestiones sociales, del tipo
de Pre/ensiones de los anKlo-amcricanos, sobre la liber-
tad de presos, bumorIsticos, de crItica teatral, etc.
Las representaciones al Rey, a la soberana Junta Gu-
beriiativa y a las altas dignidades civiles y eclesiás-
ticas de la colonia, forman multitud.
42
1074
Buena parte de los folletos de 1820 se empleó en
atacar é insultar at J'ensador Afexicano, con quien se
discutIa sobre poiltica, sobre puntos de teologla, so-
bre trabajos y maltrato de reos eclesiásticos, y cuan-
to se ocurriera. El P. Soto (Fr. Mariano) alcanzó no-
MOM
toriedad por sus foiletos contra Fernández de Lizar-
di; pero en defensa de éste se escriblan otros también
(Jziilla y con /rajzidla, El Pensador Jfexicano Cs lodo con-
/rad:cc:dn; Verdadera prision y Irabajos del P. Lequeri-
Ca; Car/as dcl severo censor al Pcnsador Afexicano; El
carác/er del Pensador Mexicano descubierlo y desaflado;
j:j
Pre runla al Pensador sobre bagajes y cochas de Provi-
dencia; La Ciudadana al Pensailor ilfcxicaizo; El Cam-
J5anero d su compadre ci Pensador ilfexicano).
El Lic. Juanmartinena publicó, anóniino, en la im-
prenta de Arizpe, un opiisculo con ci tItulo de V'rda-
dero origen, cardcler, caiisas, resor/es lines y p-re-
sos de la rcvolucidn tie iVueva España ......, en que
se echa sobre Iturrigaray la culpa del movirniento re-
volucjonarjo. Sobre esto se escribió buen nt'irnero de
folletos, que, seg1n Bustamante, no hicieron sino en-

A
cender más los rencores entre g-achziines y americanos.
veces se descubre, entre ci fárrago abrumador de
hojas volantes y entre folletos de nombi-es ridiculos, y
de tItulos como Un bocadilo salado al au/or ,,zds preo-
c,ipado y Revoiz'zJo y pzilque pat-a ci revoilzo dcl P.
Solo, tat cual artIculo serio que delata los malos
manejos que del dinero de los conventos hacian los
frailes (Ldgi-imas que z'ierlen d los pies de su limo. Pre-
lado las relig-losas de la So/c, ,/ad, Saz Jerónimo, etc., tie
Puebla) 6 que sefiala vicios de la sociedad novo—his-
pana en los primeros aos del siglo XIX.
Es cosa curiosa de ver cómo at anónimo autor de
cualquier folleto contestaba algin amigo del injuriado
6 bien este 6 aquel individuo de ideas opuestas; y de
esta manera se suscitaban controversias larguIsirnas
que siempre redundaban en perjuicio del buen nornbre.
de ambos contrincantes.
1075
Además de los folletos, hubo en 1820 y 21 varias
publicaciones en forma periódica: hechas en la impren-
ta de Valdés, El .Diario Gons/itucional (satIt-ico), El
Religioso Cons/j/ui-jona/, El Americana, la Mlsce/dnea tie
comcrcio, ar/es y li/era fura; en la imprenta de Arizpe,
La leva forzosa, La canoa; en Ia imprenta de Onti-
veros, El Conductor El/c/rico (de Fernández de Lizar-
di), Ia Gace/a ex/rar'aan/e tie Ctyo Pu/a.

\T E R A CR UZ

El primer periódico que apareció en el puerto fu


el Jamal Econ/mico Mercan/il do Veracruz, cuvo edi-
tor fué Manuel Lopez Bueno, imresor del Consti.
lada, y duefio de irnprenta. Este periódico fué dia-
rio, y apareciO, no en 1 805, como se dice desde Be-
ristáin, sino desde 0 de Marzo hasta 31 de Julio de
18o6. (i) Cada nimero constaha decuatro páginasen
40
s contenfa avisos comerciales y de otro orden, no-
ticias de cargamentos de buques, artIculos sobre agri-
cultura é industrias, descripciOn de regiones y pro-
vincias. Nunca se publicO allI literatura; pero si es
curioso advertir que en los primeros nilmeros Se sos-
tuvo una discusión, provocada por un artIculo de
P. C. A. (cPedro Canel Acevedo?), sobre la propie-
dad de la palabra Jomnal, por periódico, en castellano.
Don Jose Mariano de Almansa publicO en 1807 y
18o8el Diana Mercan/il, que no hemos podido ver.

PUEBLA.

El aio de 1812 saliO en la ciudad de Puebla el pros-


pecto de un periOdico, que habIa de publicarse bajo Ia
(i) Existe en Ja l3iblioteca Nacional, Primera division, prig. So.
V., adems, La .TrnJ'renla en Veracruz, de D. José Toribio Me-
dma.
1076
protección del Señor Obispo V que se prometia satis-
Lacer tales necesidades pühlicas como estas: .. . .ten-
dréis en este periódico.. lo que pasa todos los dias en
esta populosa ciudad. El devoto que frecuenta los
ternplos sabrá con más facilidad el orador que le ha
de predicar, las festividades más célebres a que debe
asistir, las induigencias y jubileos que puede ganar:
los dueflos de alhajas Ci otros muebles perdidos ten-
drán una linterna con que buscarlos; los comerciantes
Un nuevo corredor que avise los precios y las ventas;
los artistas recién venidos un cartel que anuncie su
babiLidad; los tribunales un pregonero que publique
sus providencias; los limos. Prelados un correo que
haga circular sus edictos: en fin, los muertos ilustres
tendrá.n su planidera, y su panegirista los virtuosos..
Embellecerán nuestro periódico ci poeta con sus gra-
cias, el orador con sus razonamientos, el politico con
sus medidas, el fllósofo con sus discurso, ei'royec/lsIa
con sus invenciones; aun el crItico con rnoderada sáti.
ra y el jocoso con sus bufonadas.... el gohierno jus-
to v liberal bajo cuya egida vivimos no sabrá negar-
nos los partes y noticias interesantes que dicen rela-
ción a la guerra. El periódico se liamaria El Caduceo
de Puebla, y no simplemente Diarlo porque, aparte de
parecer vulgar el nombre a los editores, la pobreza
del tienipo y con ella la falta de suhscripciones podrIa
hacer que lo que al principio es diario se convirtiera
después en seminario, y ültimamente en nada, deján-
donos La sola gloria de inventores. HabrIa además un
buzón pi'iblico adonde podrIan liegar las cartas libres
de porte, que con ci sobre: Al Caducco de Puebla, din-
gieren los in renlosos ha/ii/antes de aquelia ciudad y sus
provincias. Se prometia, pues, el periódico, aun pot
ci formato y ci tipo de iinprenta, mu y semejante al
D/zr/o /e Mexico, y sin duda que el redactor del pros-
pecto tuvo muy presente ci del Dial-lo, segün que has.
ta recuerda palabras de aquél, mas no se sabe qu
r ....- -

1077
azares impidieron la publicación inmediata de esta ho-
ja, y la retardaron hasta después de consumada Ia in-
dependencia, por Ia cual no toca ocuparnos aquf de
ella. En la Biblioteca Nacional (catálogo del 2 Su-
plemento, pág. igg) se encuentran este prospecto y
el nümero 67 del Caduc.-o, correspondiente a! 8 de Mar-
zo de 1825.
AsI, el primer periódico de aquella ciudad es, vet-
daderamente, La Al'eja Pob/ana que fundó en No-
viembre de 1820 don Juan Nepomuceno Troncoso,
pues aunque don Luis Gonzalez Obregón cita como
anterior El Redactor jioi'lano (que no hemos logrado
conocer), aiiade tamhin que 'por sus dimensiones
y materias, apenas puede dársele el nombre de perió-
dico.
El prospecto de La Abeia salió el 9 de Noviembre
de 1820, y el 30 del mismo mes el primer nümero:
cuatro páginas en folio, a dos columnas, Imprenta Li-
beral de Troncoso Hermanos (que más adelante aparece
de Moreno Hermanos). En lo alto de la página se ye
la indicación del tomo; debajo, el nilmero del ejem-
plar y una abeja encerrada en una corona de laurel es-
tilo primer Imperio La Alieja Pob/ana, x Primer perió-
dico que se publica en esta Ciudad de la Puebla de los
Angeles en uso de los derechos que ha declarado Ia
Constitución politica de nuestra monarquIa espafiola
jurada en 3 de Junio de I820. Después se lee el si-
guiente epIgrafe: Un periddico es un cenlincla qzic sin
cesar vela sobre los inlereses dc/pueblo. El Doctor Je/'b.
Este epIgrafe Se mantiene hasta el nümero 28, que co-
rrespoiide a! 3 de juniode 1821. En elnümero 41, de 6
de Septiembre, 1821, aparece este anónimo:

La libertad de imprenta es un escudo


contra la prepotencia y fanatismo;
es la (mica que enfrena al despotismo,
es torrente de luz al pueblo rudo.
I o78
En ci suplemento a este rnisrno nümero apar
nuevo epIgra[e: Sin la liliertad tie imprenta no he z_
hay .Felicidad.
Salió, como la mayorIa de los per6dicos coloniales,
con irregularidades é intermiteiicias, a lo cual contri-
buyó la circunstancia de que fu6 perseguido Troncoso y
aprisionado con el editor. Intentó el gobernador Lla-
no acabar con el periódico haciendo salir de la ciudad
A Troncoso, mas continuó 6ste publicándolo por con-
ducto de su hermano don José Maria, en medio de las
persecuciones (i). En Ia colección que se conserva en
la l3ibiioteca Nacional hay desde el niimero primero del
primer tomo (30 de Noviembre, 1820) hasta el nüme-
ro 7 del tomo segundo (31 de Diciembre de 1820; es
decir, cuarenta y tres nilmeros para el tomo primero
(pues faltan del 79 al 13 9 y ci 40 9, y los námeros 44 y
45 están reducidos en una sola tirada), mas catorce su-
plernentos y dos alcances; siete n(imeros para el Segun-
do tomb, de los cuales el illtimo consta de una sola
página. Falta desgraciadamente el suplemento del ná-
mero 14 del primer tomo (9 de Marzo, 1821) en que
se publicó el Plan de Iguala, y solo se tiene de éI La
noticia que dá el numero 15 siguiente en Un Aviso al
Pub I/co.
Otro periOdico apareciO en Puebla antes de la con-
sumaciOn de la Independencia: La Carreta (imprenta
de D. Pedro de la Rosa, 1820). En 1821, Va en la im-
prenta de Moreno, es decir, después de mediados de
Agosto, apareciO El Farol.

YUCATAN.

Establecida la imprenta en Yucatánen 1813, apare-


ciO inmediatamente un periOdico politico, EL ARISTAR-

(x) Véase el artIculo sobre este personaje en el Indice Biográfico.


1079
Co, fundado por don Lorenzo de Zavala, colaborando
en él don Francisco Bates y probablemente Quinta-
na (D. MatIas), Jimnez Soils, Velázquez, v alguocs
otros, pertenecientes a los Sanjuanis/as, sociedad corn-
puesta de ilustrados vucatecos y a la cual se debió la
introducción de la imprenta.
D. Gustavo Martinez Alomla, en el trabajo Introduc-
don de ía jmprcnta en Campeche, publicado en el Bole-
tin del Instituto l3ibliográfico Mexicano, da noticia de
los siguientes periódicos publicados en La peninsula
yucateca:
Ei. MtSCELANEO. 1813-14.
EL REDACTOR MERIDANO. 1813.
EL SEMANAL DE LA DIPUTACION PROVINCIAL. 1813.
CLAMORES DE LA FIDELIDAD AMERICANA CONTRA LA
OPRESI6N, 6 FRAGMENTOS PARA LA HISTORIA FUTURA.
1813-14. Escrito por don José Matlas Quintana.
EL SABATINO. 1814-15.
EL FILósoFo MERIDANO. 1814-15.
N. R.
II

Adiciones v Correcciones.

ESTUDIO PRELIMINAR.

Pig. XX .—Donde se dice que Navarrete rnarchó de


Mxico & la provincia de Michoacán, debe entenderse
P/-a7incta en el sentido eclesi&stico: la franciscana de
San Pedro y San Pablo, que tenIa por centro Valla-
dolid y abarcaba Querétaro y Guanajuato.
Pig. XXXVIII.—Al correr de la pluma, se dice
del P. Sartorio que era cura de la Santa Veracruz: no
fué, en realidad, sino miembro de la ArchicofradIa de
la Santa Veracruz, Ia cual hizo honras fünebres al
poeta.
Pig. LIV, nota.—Aunque, siguiendo la tradicióri
de Bustarnante y Alamán, hen-ios Ilamado al obispo
de Valladolid Abad y Queipo, debe recordarse que tl
escribIa sus apellidos sin Ia conjunción: Abad Qiieito.
Pag. LXXXIX.—Los tItulos de los folletos de D.
Agustin Pomposo Fernández de San Salvador no es-
tan citados con toda exactitud: fueron tomados de Be-
ristáin. Pueden rectificarse en Ia nota bio-bibliogáfi-
ca sobre aquel escritor.
Pig. CXXVIII.—HabrIa sido adecuado citar, a
propósito de la libertad de imprenta en 1812, el pri-
mer Juucti/lo de Bustamante. Se copian trozos de
esta hoja periodIstica en la nota sobre Folle/osy j5erid-
dicos.
Pig. CXXXIV.—Por error de pluma se llama Men-
1081

dez Bringas a Fr. Diego Miguel Bringas Encinas, de'


quien se habla más en detalle en Ia pag. XC.
Fag. CCXLI.—Aunque boy se duda si realmente
se dieron Iturbide y Guerrero el Ilamado abrazo i/c
Aca/em tan, en esa 6 en otra población, la noticia tie-
ne por base, además de La conformidad de los histo-
riadores, una carta de Iturhide que cita Bustarnante
(Cuadro hisMrico, tomo V, pág. 105).

NAVARRETE.— x. El Convento franciscano de


Querétaro donde profesó Navarrete pertenecla a la
provincia de San Pedro y San Pablo, peru no Ilevaba
el nombre de los dos Apóstoles.
2. El Lic. D. Genaro Garcia acaba de adquirir un
legajo de papeles que contienen autógrafos de Nava-
rrete y noticias sobre él reunidas por Bustamante
(cartas de Fr. Juan Méndez, Fr. José M. Carranza, v
otros). El legajo procede de los papeles de Juan
Wenceslao Barquera, de quien pasó a su hijo D. ja-
cobo, muerto poco ha.—El mismo Sr. Garcia posee
un buen retrato de Navarrete, al óleo, diverso del que
se conoce por el grahado que fIgura en la edición de
los En/re/en im iem'os j5o//icos hecha por Valdés v que
ha sido reproducido muchas veces: además de las re-
producciones que indicamos ya en nuestra nota icono-
gráfica, mencionaremos las de la publicación Musco
Mexicano [1869], en litografIa de Hesiquio Iriarte,
]a edición de 1885 de la Ifis/oria de La poesla en
xico de Pimentel y el Parnaso mexicano de 1886.
3. Bustamante tuvo el proyecto de hacer una edi-
cidn de las poesIas de Navarrete; pero no logrd darle
cima. V. el Diario de M/xico, 20 de Octubre de 1809,
24 de Julio y 2 de Agosto de 1812.
4. Se nos informa que existe una edición de poesIas
selectas de Navarrete, hecha en Puebla, en la Impren-
ta de la calle de los Gozos, hacia 1877. No hemos Jo-
grado ver la edición.
1082
5 . En la casa donde nació Navarrete, en Zarnora de
Michoacán, se ha colocado una lápida conmemorativa.
SARTORIO.—,. A las fuentes de consulta que in-
dicamos, agregaremos las siguientes: Osores, zVoticias
hi7l1ibliord/i€-as de alum nos del colegio 1c San I/dc/on-
so, artIculo Sartorio; Bustamante, Tres szq/os de iJfé-
jCO, III, 282; IV, 272; JJfari'irologio de algunos de los
75r:,ner( s insuren/es, pubi icado por Bustaniante.
2. El retrato de Sartorio ha aparecido, no sólo en
el insignificante grabado en madera que va en la edi-
ción de las PoesIas, sino también en excelente lilogra-
fIa, ya muy rara, de Hesiquio Iriarte, publicada (co-
-mo Ia de Navarrete) en el Wuseo Mexicano (1869),
con los trabajos crIticos de Pirnentel que luego pasa-
ron a su Ilisioria de la j5oesia en Mexico, y en la edi-
ción de 1885 de ésta.
JOSÉ AGUSTfN DE CASTRO.—i. For notane-
crológica publicada en el Diario tie Mexico (21 de ju-
nio de 1814) sabemos ahora que D. José Agustin de
Castro nació en Valladolid de Michoacán en 1730 y
murió en Mexico el ii de junio de 1814. Dejó, segün
el Diorio, obras que estaban en vIas de publicarse por
suscripción (probablemente no se llevó esto a cabo) y
otras inCditas.
BERISTAIN.—. El autor de la Biblioteca Hiia-
no - Americana Sep/enirional in tervi no en las juntas
poilticas de i8o8 y fué de los presos después de la mu-
sitada destitución de Iturrigaray; pero quedó pronto
en libertad.
2. A ]as fuentes de consulta indicadas en la nota
bio–bihliográfica debemos agregar las siguientes: Bio-
grafIa de Beristáin, por D. José Toribio Medina, en
el tomo IV de la Biblioleca Hisftano –Americana Sep-
lenirional, que comprende las notas, antes inéditas,
sobre escritores anónimos (Santiago de Chile, Impren-
ta Elzeviriana, 1897); Francisco Javier de la Pefla,
Breve noticia de la Biblioleca Hispatio–A mericana Sep-
xo8 3
len/riaizal y apologia de szi au/or. . . ., Mexico, impren-
ta de J. M. Lara, 1842 (Biblioteca Nacional, Octava
division, pig. 248); M. Menéndezy Pelayo, pr6logode
laAntolo.'la depoetas hispano–a., torno I, págs.
LXII, CLIX.
AGUSTIN POMPOSO FERNÁNDEZ DE SAN
SALVADOR .—Bibl iograf ía: A cción di' gracias (1 nues-
Ira g-enerala Maria SS. de los Remedios, disipadora de
Ids ni,l'es /,ilin ma n/es de Ia ira de Dies. M éx i co (18 i o),
Ofcina de Valdés. (Existe un ejemplar en poder de
Don Luis Gonzalez ObregOn: es la misma obra que ha-
bIarnos indicado segün Beristáin).
Exci/acuin a los realistas fleles contra los reb c/des
(Mexico, imprenta de Ontiveros, 1815).
Ca,-/as americanas dirigidas par ci Condede Gian-Ri-
na/do Garli a su sobrino ci Jfarqués de Fietra-.Pelosa,
desde ci año de 1777 a! de 1779, iraducidas del i/a/lana
por don Fernando Pirn en/el Ix//iu ixuch i/i, baja cuyos
nombres, aunque propios de su 'amilia, Sc ocuitaba par
algunas razones el doctor don Agustin Pomposo Ferndn-
dez di' San Salvador, Rector /ercera vez de la Imperial
y Pontzficia Universidad.—Mexico, Imprerita de Onti-
veros, 1821. (Existe un ejemplar en poder de Don Luis
Gonzalez Obregón; la traducciOn debiO de formar tres
tomos, pero sOlo se publicO parte del primero).
BRINGAS ENCI NAS .—BibliografIa: Sermon pre-
dicado por el M. R. P. Fr. Diego Miguel Bringas, en
la función de la Jura de la ConstituciOn que hicieron
el Sr. Comandaute, oficiales y tropa de la guarniciOn
de la ciudad de Querétaro, impreso en la oficina de
Arizpe: lo anuncia la Gaccia del Gobierna de Mexico,
17 de Julio de 1813.
MALDONADO .—i. En El iVoticioso General de 24
de Mayo de 1822 se anuncia La publicaciOn de El Fa-
nal I/C! Zmperio M'exicano 0 Alisceldnea pol//ica extra C-
lada di' las meiores fuentes, Por ci au/or del Contra/a
social (Contrato de asociaciOn para la RepIblica).

1.

1084
2. La indicación que figura en Ia pág. 163, al calce
del articujo tornado de El Te/4rzfo tie Guada/i,t,-a y
qu dice c El Despertador Arncrica,,o, N 9 x, debe ir
en la pág. 157, al calce de Ia Diser/acitin d /c 'dos los ha-
/'ii'a,z/es tie Am/rica.
COS.—i. El Dr. Cos nació en 1 774 y rnurió el 16
de Noviembre de 1819. V. El No//close General, 10 de
Enero de 1820.
2. No fué el 1)r. Cos quien redactó el JIanzjies/o
que Izacen al /'zitblo inexicano los reJ'rescn/a n/es tie las
rovznczas di' la A rn/rica Sep/en/rional, sin o Quintana
Roo. V. la Gace/a del Gobierno tie Mexico, 19 de Oc-
tubre de 1815. El Z)ecrc/o consli/ucional ara la li/icr-
/ad di' la America mexicana, comunmente Ilamado
Gons/i/ucàln tie Apa/zindn, debió ser redactado por
Bustamante, Quintana Roo y José Manuel de Herre-
ra, segün aparece de una declaración de Morelos (V.
Co/eccidn dedocz,men/os... . de Hernández v l)ávalos,
tomo VI, doc. 44); pero lo que expresa el propio Bus-
taniante en su C'uadro his//rico (torno III, pig. 189)
sobre ausencia y enfermedad de cinco diputados (él
mismo, Quintana Roo, Ignacio Lopez Rayon, Manuel
Sabino Crespo y Antonio de Sesma) y la circunstan-
cia de que no se atribuya a si mismo ni a Quintana
mayor ingerencia que a los otros tres en la redacciOn
del decreto, hacen pensar en que éste huho de ser re-
dactado principalmente por Herrera; y, puesto que,
entre los restantes diputados presentes, Cos era ci rnás
conspicuo en capacidad intelectual, no creernos aven-
turado suponer que él haya auxiliado a redactar la
prirnera ConstituciOri mexicana.
3. En el edicto de la Inquisici6n de Mexico fechado
en 8 de Julio de 1815 y publicado en la Gacela del Go-
bierno di' Mexico del dIa xi, se prohibe c un sermOn
predicado por el rebelde Dr. José Maria Cos en el
pueblo de Santa Ana de los Lobos, que comienza La
cons/ruccitjn di' tin edzficzo, en que abusando crimi-
1085
naimente de las palabras del Evangeiio port infer:
non prevaiebi,n/ adverszis cam, supone Ia Igiesia en
los revolucionarios, y fuera de ella al gobierno espa-
fbi y cuantos deftenden su causa.... Bien sahe este
soberhio ignorante que al Santo Oficio no le coge de
nuevo su modo de pensar desde que le prohibio, mu-
chos afos hace, cierto sermon que predicO en Zacate-
cas.. .
JUAN WENCESLAO BARQUERA.—x. Barque-
ra enviudO en 1813 (vdase el Diana de Mexico, 10 y 6
de Septiembre de 1813). Su esposa se liamaba Igna-
cia (en anagrama, Ganicia). En Febrero de 1814—sejs
meses despuds de haber enviudado—casd en segundas
nupcias con Doña Maria Concepción Villar y Coronel:
asI consta en documentos que posee ci Lic. D. Gena-
ro Garcia y que son parte de un legajo de papeles re-
lativos a l3arquera.
2. En la Biblioteca Nacional (Novena división,
pág. 349) existe la Jfaianza de As/rca, jrcvenciones fto-
liticas que /1(1CC d sus compa trio/as ci reprcsentan/c tie
Querétaro en la Excma. DzutaciJn Provincial tic iJië-
xico (Mexico, imprenta de Arizpe, 1820).
3. Entre los documentos que posee ci Sr. Garcia
relativos a Barquera existen varias reproducciones de
retratos de éste.

Inclice 1)iográfico.

i. J. M. ALCALA Y OROZCO.—Hav iarga noti-


cia de ël en ci Mar/irologio tie los insurgen/es publica-
do por Bustamante: por ella se ye que ciertamente se
interesaba por Ia causa de Ia independencia.
2. JUAN FRANCISCO DE AZCARATE.—He-
-
io86
mos encontrado otro trabajo de Azcárate, del cual no
se da noticia en ninguna obra, iii siquiera en Ia Bi-
bliografla' jurIdica mexicana de Cruzado: un proyectG
(Mxico, imprenta de Valds, 1820) de Go/eccidn tie
decrelos diclados par ci Rey dcsde 9 de Marzo has/a 9 tie
Julio del año tic i826 con ci objelo tie reslabiecer la Cons-
/itucidn politica tie iii monarqula espanola. El proyecto
contiene, en medio del estilo pomposo de Azcárate, 1MCI
notas eruditas sobre el derecho espa?loI. La colección,
si es que conienzó a publicarse, no debió de pasar de
unos cuantos pliegos.
3. MAR IANO I3ARAZABAL.—La fibula que mo.
tivó Ia prisión de Barazábal, El leproso y ci pasajero,
se publicó en el Diario tie Mexico (. de Agosto de
1812). En el mimero de 14 de Octubre de 1812 publi-
có este versificador una Silva a Fernando VII, con
notas, una de ]as cuales se refiere a su propia prisión.
4. JOSÉ IGNACIO BASURTO.—Sus fibulas fue-
ron reimpresas en Mexico por Alejandro Valdés (1827>
y en Toluca, en la imprenta del Estado, a cargo del
C. J. Matute (1834).
5. JOSÉ BEYE DE CISNEROS. — D. Francisco
Beye de Cisneros, ahad de Guadalupe, era hermano
de D. José. V. Alamán, flistorta tie Mexico, 1, 268.
6. MANUEL LOPEZ I3UENO.—Por error de plu-
ma se dice en la nota biográfica de este periodista que
publicó el Jamal dc Veracruz en 1805: en realidad lo
hizo de 1 9 de Marzo a 31 de Julio de i8o6.
Lopez Bueno vivIa aün en 1826, pues figura en Ia
lista de socios del Instituto de ciencias, literatura y
artes (Mernorias del mismo, Mexico, Imprenta del Su-
premo Gobierno, 1826).
7. ANTONIO LOPEZ MATOSO.—FirrnO en el
Diana tie MXx-ico con los anagramas Tomasa Ontonel
Pozi, An/onia Pozelo .iVlos/o y Timo/eo Fonlanozosa.
8. josE PICHARDO.—El informe que escribi&
este ilustrado sacerdote (1808 . 1812) sobre IImites de la
WA *J-r4J-. I

1087

Luisiana v de Texas, 6 sea, entre los Estados Unidos-


y el reino de Nueva Espalia, no es otra cosa que la
continuación del trabajo emprendido por Fr. Melchor
de Talamantes, por orden del virrey Iturrigarav.
9 . MANUEL DE LA TORRE LI.OREDA.—No
sabemos par qué en la colección La 4'f,isa Oaxaqucfla
se atribuye a José Maria Alvarez (t 1854) el soneto Al
CYgarro, publicado, casi cincuenta aflos antes de la
muerte del poeta de Oaxaca, en el Diana de Mexico
con Ia firma de Lelardo Munela, claro anagrarna de
.tWanuel Lioreda. Como no creemos que hava razón
plausible para discutir la paternidad de este agradable
soneto, lo inclulmos en la nota biográfca del poeta mi-
choacano.
io. JUAN NEPOMUCENO TRONCOSO..—Este-
period ista fué quien tuvo la feliz idea, aunque la reali-
zó con poco acierto, de reimprimir las Gacelas de Lilt-
ralura de Aizate, en Puebla, en la imprenta del Hos-
pital de San Pedro, ci ai'io de 1831.
EXTRANJ EROS. —RAMON ROCA. Del M',seo-
Mexicano proyectado por este poeta espaioi se publi-
caron, no sólo el prospecto, sino hasta tres njmeros,.
de 1 9 a 8 de Julio de 1813.
EL TEATRO.—El 0/do que se representaba en.
Mexico a principios del siglo XIX era una adaptación,
hecha por don Teodoro de la Caile, de Ia refundición
francesa de Duds: habIa sido estrenada en Madrid,.
por Máiquez, ci 1 de Enero de 1802.
El JVeffro nids prodigioso, aunque anunciado en el
Dzario como escrito por run ingenio de esta corte,
debe de set Ia obra de don Juan Bautista Diamante
(siglo XVII), pues sin duda esta misma es la que aün
se representaba en España en el siglo XVIII: consta,
por ejemplo, que la representó la compaIa de Euse-
bio Ribera, en Madrid, en Ia temporada de 1794-1795.
V. ci libro de don Emilio Cotarelo y Mori, Isidora
.Jfazquez y el lea/no de su licinpo (Madrid, 1902).
Para datos sobre ci teatro en Mexico, de 1805 a
1088
1821, deben consultarse, ante todo, el Diana y El Vo-
/:czso General. El magistral Ca/dlago bibliogi-,i§,o j
lJwárra/zco dcl /eat,-a an/igilo espano/ desde sus or/ge-
nes has/a medjados dcl s/gb XVJZI, por don Cayeta-
ne Alberto de la Barrera y Leirado (Madrid, 186o),
ayuda a. orientarse eutre la :multitud de obras nada
nut-vas por lo general, que en Mexico Se representaban
en aquel tiempo. No debe, sin embargo, olvidarse la
estimable Ji,'eseña h/s/Jr/ca dcl lea/no en iWJx/co, de don
Enrique de OlavarrIa y Ferrari (cuatro tomos, Méxi-
CO, 1895).

PEN DE LA PRIMERA PARTE


!-

E FR ATA5

P(c1NA LfNEA DICE DEBE DECIR

M 20 en ella en él
XII 29 frgiles, ruidos frágiles ruidos
XIV 28 Miguel Manuel
XXIX 26 chavacano chabacano
XXXVIII 20 objetos mi objetos mi
LVIII 26 Antonio Francisco
LXII 4 mexicana mexicanas
LXIII 1 1790 i6go
LXXI 21 infame Corso infame Corsi)
CXXXI 27 chavacaneria chabacanerfa
CXXXIII 21 ageno ajeno
CXXXIX 15 literaria; literaria:
CXLIV 22 una un
CLV 21 agena ajenO
CLX 7 del Ve'ro .Vegro
CLXV 9 Panagirista Panegirista
CLXXI 21 complacido, en complacido en
CLXXXIII 28 poll//ca zns/ruc/n'a 0111icOiflS11I1C1il'((
CXC VII nota Descartes Locke Descarter, Locke
CXC VII nota jniciada por iniciado por
CCXXXV 13 ternura tersura
CCLII 41 tres cuatro
CCLV io Marroquf Marroqui
99 14 y 20 canongia canonjIa
101 32 1892 1792
103 22 Rosa Rosa,
128 17 conquista reconquista
225 19 ejemplar castigo ejemplar severo
254 19 presentO presento
417 23 en Doctor de Doctor
421 30 cerca cera
465 12 y 13 sobrelliz sohrepelliz
466 28 Bolimbroc Bolingbroke
546 17 canongIas canonjIas
547 7
578 36 1859 1856
580 12 Ribera Rivera
1090
P4(GINA LIXEA DICE DEBE DECIR
662 28
68, Miguel Manuel
20y2i yque y se dice que 1
68, 29
68 el el en el
14 haciendas hacienda
691 I
715 persuacion persuasion
722 ilitsirex Ilusi res f'adrcs
21 arte artes
728 26
729 bull/eras busileras
35 1.
789 30
8o r contra- lox
827 canongi a canonj ía
852 Ultinla Apatzingan Apatzingán
10 pentámetros exámetros
856 32
864 Jncida .Enc Ida
865 1805 x8o6
88, 1814 1841
I encargos cargos
890
897 Crugiran crujirán
15 Grecjas G racias
914
967 COit los coro pasajes de los
25 Rodriguez, de Rodriguez de
969 10 MurgIa M urguIa
97! 22 via a
985 vfa
20 Arizoe Arizpe
992 16 y 1 7 Asoflos
1007 A zonos
7 SUS sus
1011
1011
IL
ristec, escritOs
25 ella ellos

IN DICE:.

Pigs.

FR. SERVANDO TERESA DE MIER . 417


Relación de lo que sucedicS en Europa al Dr. Mier:
Cap. I .................................... 425
Cap. IV.................................. 443
Cap. V ....... ......... ............ .... 457
MANUEL DE LARDIZABAL Y URIBE............... 489
Del primer legislador de los godos.................. 492
De las cualidades y circunstancias quedeben concurrir
en las penas ....... ....................... ...... 495
Del tormento ............................. ........ 519
JOSE MIGUEL GURIDI ALCOCER.................. 545
Apuntes de su vida:
Legajo i—Apunte 8—TeologIa 550
Legajo 2—Apunte 1—J urisprudencia ........ 552
Legajo z—Apunte 2—Dos lances raros ...... 554
Legajo 2—Apunte 4—Desgracias ........... 556
Legajo 2—Apunte 5—Elecci6n de estado y pro-
tector .............. 558
Legajo 3—Apunte 6—E0 mayor virrey de Me-
xico................ 560
Legajo 5—Apunte 2—Oposici6n de la Magis-
tral de Mexico....... 564
Legajo 5—Apunte 3—Hermosura ext raordina-
na ................. 567
Legajo 5—Apunte 4—Contratiempo ......... 570
Legajo 5—Apunte 5—Despedida del juego... 572
Proclama.................................. 574
FRANCISCO MANUEL SANCHEZ DE TAGLE....... 577
La privación inütil................................. 581
Soneto XXXI.—Contrición poetica ................. 584
Odas anacreónticas (X) ............................. 585
Odas pindáricas:
I El entusiasmo en una noche seneca ....... ........ 586
IV Al limo. Sr. D. Fr. Ramón Casaus ........... ... 588
XIII Al cumpleaflos de Silvia....................... 591
EiegIas:
I A la muerte de J. A. Paz......................... 593
1092
Pgs.

N;
Odas religiosas:
VIII A San Vicente de Pall . 598
Odas filosóficas:
I A la Luna en tiempo de discordias civiles .... ..... 602
Odas heroicas:
III A la salida de Morelos de Cuautla ........... .... 607
VI A la derrota del Ejército espaol que invadid el
territorio mexicano ..................... ......... ôio
FRANCISCO ORTEGA ............................. 619
Los ojos de Delia [IV-V] ........................... 622
En la instalacidn tie la Diputack5n Provincial ........ 024
A Iturbide en su coronación ....................... 628
Lamdsica ....................................... 631
La Venida del Espiritu Santo....................... 63S
APENDICE
Indice biográfico de laépoca ............ ........... 661
Mexicanos ...................................... 666
Extranjeros 990
........ ........... .
El teatro ....... .... 2015
Las irnprentas ........... .............. ........ 103('
foHetos y periddicos ... .................... ..... I)46
Adiciones y rectificaciones ............. ............. ioSo
Erratas ............................ 1 O9
1
FR

(f
V2

rH /
• -

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