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PRINCIPIOS DE LA PRUEBA

PRINCIPIO DE LA UNIDAD DE LA PRUEBA.

Efectivamente, la prueba, compuesta de diversas piezas, como referimos, es una sola y,


sobre todo, debe ser apreciada en su conjunto.

PRINCIPIO DE LA COMUNIDAD DE LA PRUEBA, TAMBIÉN LLAMADO DE


ADQUISICIÓN.

Este principio, también llamado de la comunidad de la prueba, sostiene que ésta no


pertenece a la parte que la solicita ni aun al propio juez, sino al proceso. Y se funda,
también, en los principios de lealtad y buena fe.

PRINCIPIO DE LEALTAD Y PROBIDAD O VERACIDAD DE LA PRUEBA.

Es consecuencia directa de los anteriores; si la prueba es común, si tiene su


unidad y su función de interés general, no debe usarse para ocultar o deformar la
realidad, para tratar de inducir al Juez en error o engaño, sino que dicha lealtad y
probidad o veracidad, debe provenir de la iniciativa de las partes intervinientes.

PRINCIPIO DE CONTRADICCIÓN DE LA PRUEBA.

No es otra cosa que la parte contra quien se opone una prueba, debe gozar de
la oportunidad procesal para conocerla y discutirla, incluyendo en esto el ejercicio
de su derecho de contraprobar, es decir, que debe llevarse a la causa con
conocimiento y audiencia de todas las partes; se relaciona con los principios de
unidad y comunidad de la prueba, ya que si las partes pueden utilizar a su favor
los medios suministrados por su adversario, es apenas natural que gocen de
oportunidad para intervenir en su práctica y con el de lealtad en la prueba, pues
ésta no puede existir sin la oportunidad de contradecirla.
PRINCIPIO DE NATURALIDAD, ESPONTANEIDAD Y LICITUD DE LA PRUEBA Y
DEL RESPETO A LA PERSONA HUMANA.

Se refiere, en especial, al rechazo de la prueba ilícita, que sería la prohibida por la ley,
en especial, porque viola los derechos de la persona humana. Y se podría agregar,
aunque interfiere con otros principios (de ambos grupos), la que viola las garantías del
debido proceso legal y de la defensa en juicio

PRINCIPIO DE EVALUACIÓN O APRECIACIÓN DE LA PRUEBA.

La prueba debe ser objeto de valoración en cuanto a su mérito para llevar la


convicción al Juez, sobre los hechos que interesan proceso.

PRINCIPIO DE IGUALDAD DE OPORTUNIDADES PARA LA


PRUEBA.

Que las partes dispongan de idénticas oportunidades para presentar o pedir la


práctica de pruebas, persigan o no contradecir las aducidas por el contrario. Es un
aspecto del principio más general de la igualdad de las partes ante la Leyprocesal,
según el cual se exigen las mismas oportunidades para la defensa; pero esta
igualdad de oportunidades para probar no significa que exista un trato procesal
similar en materia de pruebas, en el sentido de que se exija a las partes por igual
la prueba de los diversos hechos que interesan al proceso y de que ellas tengan
idéntica necesidad de aducir su prueba, pues, por el contrario, la condición de
demandante o demandado y la posición frente a cada hecho influye en esta
situación, como se observa en el principio fundamental de la carga de la prueba.

PRINCIPIO DE FORMALIDAD Y LEGITIMIDAD DE LA PRUEBA

Este principio implica que la prueba está revestida de requisitos extrínsecos e


intrínsecos. Los primeros se refieren a las circunstancias de tiempo, modo y lugar;
los segundos contemplan principalmente la ausencia de vicios, como dolo, error,
violencia y de inmoralidad en el medio mismo, como sería la reconstrucción total
de un delito sexual o de una unión extramatrimonial para establecer la concepción;
procuran que con ella se busque en realidad elconvencimiento del Juez sobre
hechos que interesan al proceso y no lesionar el patrimonio moral o económico de
la parte contraria, como ocurriría con la exhibición de escritos sobre escabrosos
secretos familiares que en nada influyan sobre el litigio y lo alegado en autos.

PRINCIPIO DE PERTINENCIA, IDONEIDAD O CONDUCENCIA Y UTILIDAD


DE LA PRUEBA.
Puede decirse que éste principio representa una limitación a la libertad de la
prueba, pero es igualmente necesario, pues significa que el tiempo y el trabajo de
los funcionarios judiciales y de las partes en esta etapa del proceso no debe
perderse en la práctica de medios que por sí mismos o por su contenido no sirvan
en lo absoluto para los fines propuestos y aparezcan claramente improcedentes o
inidóneos. De esta manera se contribuye a la concentración y a la eficacia
procesal de la prueba.

PRINCIPIO DE LA GRATUIDAD DE LA PRUEBA.

Significa éste principio, que dado el fin de interés general que radica en el proceso
y en la prueba, lo ideal es que el Estado satisfaga el servicio público de Justicia de
manera gratuita, sin gravar económicamente a las partes por la recepción y
práctica de los medios probatorios

PRINCIPIO DE EVALUACIÓN O APRECIACIÓN DE LA


PRUEBA.

La prueba debe ser objeto de valoración en cuanto a su mérito para llevar la


convicción al Juez, sobre los hechos que interesan proceso.

. Etimología [arriba] -

Prueba, como la mayoría de las voces, llega a nuestro idioma procedente del latín; en el
cual, probatio, probationis, lo mismo que el verbo correspondiente (probo, probas,
probare), viene de probus, que quiere decir bueno, recto, honrado. Así, pues, lo que
resulta probado, es bueno, es correcto, podríamos decir que es auténtico; que responde a la
realidad. Ésta y no otra, es la verdadera significación del sustantivo probo y del verbo
probar: verificación o demostración de autenticidad.[1]

II. Definición [arriba] -

Definiciones doctrinarias.

El Rey Alfonso el Sabio escribía en sus Partidas que "Prueba es la averiguación que se hace en
juicio de una cosa dudosa" (esta definición se encuentra en la Tercera Partida, la que
trataba del Derecho Procesal).

La prueba es un medio de verificación de las proposiciones que los litigantes formulan en


juicio[2].
Probar es fijar o determinar formalmente los hechos mismos mediante procedimientos
determinados.[3].

La prueba es la actividad procesal que tiende a alcanzar la certeza en el juzgador respecto


de los datos aportados por las partes, certeza que en unos casos se derivará del
convencimiento razonado del mismo juez y en otros de las normas legales que fijarán los
hechos.[4]

La prueba es el acto o serie de actos procesales por los que se trata de convencer al juez de
la existencia o inexistencia de los datos lógicos que han de tenerse en cuenta en el fallo[5].

Probar es aportar al proceso, por los medios y procedimientos aceptados en la ley, los
motivos o las razones que produzcan el convencimiento o la certeza del juez sobre los
hechos. [6]

Desde nuestro punto de vista, podemos señalar que la prueba es el conjunto de actos
procesales que se realizan en el proceso para los efectos de permitir al tribunal alcanzar la
convicción acerca de la existencia de ciertos hechos necesarios para la solución de
un conflicto.

III. Generalidades [arriba] -

i.- La prueba y los elementos que integran el conflicto.

Dentro de todo conflicto se pueden distinguir fundamentalmente dos clases de elementos:


de hecho y de derecho.

Tanto las pretensiones como las excepciones que las partes hacen valer ante el tribunal
deben basarse en hechos y éstos, a su vez, encuadrarse dentro de una determinada norma
legal.

Al efecto, el art. 330 del C.P.C.C.N. establece claramente respecto de la demanda, que ella
debe contener "la exposición clara de los hechos y fundamentos de derecho en que se apoya;
y el art. 356 nos señala expresamente respecto de la contestación a la demanda, que ella
debe contener “todas las excepciones o defensas ....” y “especificar con claridad los hechos
que alegare como fundamento de su defensa...”.

En la práctica, los elementos de hecho que integran la pretensión y las excepciones


son los que, en la mayoría de los casos, generan el conflicto entre las partes. En otras
palabras, las discrepancias de las partes versan sobre los hechos que integran la pretensión
y las excepciones, por lo que existiendo una discrepancia acerca de los hechos, la principal
función que se realiza en el proceso es, precisamente, la de especificar cuáles son éstos.

De acuerdo a lo señalado en ese precepto legal, se desprende claramente los hechos que
necesariamente deben ser probados en el proceso civil para acceder a la pretensión del
actor o a su rechazo.

En la gran mayoría de los casos los procesos tienen por objeto la reconstitución de los
hechos y no el de discernir acerca de los asuntos relacionados con el mero derecho.

De acuerdo con ello, se ha señalado que "la labor del jurista no se limita a las normas
jurídicas a las cuales ha de dar vigencia; además de ello, ha de elaborar el estado de los
hechos al cual esas normas han de aplicarse. Antes de sondear lo que debe ser, deberá
constatar lo que es o, en su caso, lo que ha sido. La ciencia jurídica no es, pues, puramente
normativa. No se agota con la deducción, sino que depende asimismo en gran medida del
manejo del saber experimental y del método inductivo propio de éste.

"Por consiguiente, hay cierta razón en decir que esclarecer la cuestión de hecho es tan
importante como esclarecer la de derecho. En muchos casos, incluso, determinar los hechos
tiene, para la terminación del procedimiento, una importancia mucho mayor que resolver la
cuestión jurídica. Por eso la indagación de los hechos ha llegado a calificarse de parte
esencial de la labor procesal”[7].

ii.- La función de la prueba en relación con los elementos que integran el conflicto.

La función de la prueba se explica porque "el derecho objetivo, como ordenamiento de las
relaciones exteriores recíprocas de los hombres, se refiere a acontecimientos
exteriores cuya realización se imagina. Parte pues, de un estado hipotético de las cosas
que formula en abstracto, pero claro está, sólo quiere ver cumplido el mandato que
contiene la norma abstracta, cuando aquel estado de cosas ha llegado a ser una realidad
concreta, o bien dicho en otras palabras, cuando el acontecimiento exterior del que el
ordenamiento jurídico hace depender su mandato, ha ocurrido realmente. Para
decidir la cuestión de saber, si un mandato jurídico debe imaginarse como cumplido, o si
un efecto jurídico se ha verificado, en cualquier situación y para quienquiera esa cuestión se
presente, debe tenerse en cuenta el hecho de que existen o no las circunstancias que la ley
presupone."[8]

"Las normas jurídicas contienen dos elementos: un supuesto de hecho y una consecuencia.
Las normas configuran de modo abstracto e hipotético un supuesto de hecho, en el sentido
de que suponen que en el futuro y en la realidad puede ocurrir un hecho, y determinan para
el mismo un mandato o regla de consecuencia. Si el hecho se produce, se producirá la
consecuencia, y el beneficiado por la misma, si no se le reconoce así por los demás
interesados, podrá acudir ante un órgano jurisdiccional formulando la oportuna pretensión.
Ante esa pretensión y sus elementos objetivos, el juzgador se encuentra en situaciones muy
diferentes:

a) Respecto de la norma jurídica hay que partir de que el juzgador tiene el deber de
conocerla, sin que importe realmente cómo logró obtener ese conocimiento. Al servicio del
iura novit curia está la exigencia general del juez técnico, esto es, con conocimiento
demostrado del derecho objetivo y toda la labor que puede realizarse para el
perfeccionamiento de su formación jurídica. Con todo, desde el punto de vista del proceso
concreto no importa cómo logra el juez ese conocimiento.

Así:

1°.- Aunque generalmente las normas procesales exigen que la demanda contenga
fundamentos de derecho, los mismos, no sólo no integran el objeto del proceso, sino que ni
siquiera vinculan al juzgador a la hora de estimar o desestimar la pretensión. Y lo mismo
cabe decir de los fundamentos de derecho de la contestación de la demanda. El juzgador
podrá estimar o desestimar la pretensión sobre la base de normas jurídicas no aducidas por
las partes.

2°.- El juzgador no puede dar por existente una norma aducida por las dos partes si esa
norma realmente no existe, ni puede dejar de tomar en cuenta una norma existente aunque
no haya sido aducida por las partes. Las normas existen o no, independientemente de que las
partes las aduzcan, y la conformidad entre éstas no puede crear aquellas.

3°.- El ordenamiento jurídico presupone que el juzgador conoce el derecho objetivo, pero
admite que en casos excepcionales no puede imponer ese deber a todos los jueces, como
ocurre, por ejemplo, con la costumbre o con el derecho extranjero, y entonces acude a la
necesidad de que las partes prueben su contenido.

b) Con relación a los hechos la situación es contraria, pues el juzgador tiene que partir de las
afirmaciones que las partes realicen sobre los mismos, sin que en caso alguno pueda utilizar
el conocimiento privado que de ellos pueda tener, y esto hasta extremo de que no se puede
ser testigo y juez al mismo tiempo. Si el juzgador pudiera tener en cuenta su conocimiento
privado de los hechos se estaría vulnerando dos grandes principios procesales: el de
imparcialidad del juez y el de contradicción entre las partes.

Como en el caso anterior, esto supone que:

1°.- Los fundamentos (las afirmaciones) de hecho son elementos esenciales de la demanda,
hasta el extremo de que sin ellas ésta no sería admisible, tanto porque faltaría la causa de
pedir de la pretensión como porque sin ellos no podría realizarse la función jurisdiccional. En
la contestación el demandado puede limitarse a negar los hechos afirmados por el actor.
2°.- Los hechos no afirmados al menos por una parte no existen para el juzgador, pero los
hechos afirmados por las dos partes (afirmados por una y admitidos por la otra) existen para
el juzgador sin que pueda desconocerlos. En un proceso regido por el principio de
oportunidad, y sus consecuencias, son las partes las que delimitan el ámbito fáctico del
proceso mismo, y lo pueden hacer tanto negativa, no haciendo referencia ninguna de ellas a
algún hecho, como positivamente, afirmando los dos los mismos hechos.

3°.- Los hechos afirmados por una parte y no admitidos por la otra son los hechos
controvertidos, y los mismos pueden haber existido o no, siendo necesario establecer
procesalmente su existencia para que el juzgador pueda llegar a la consecuencia jurídica
pedida por la parte y prevista por la norma.

Resulta de todo lo anterior que, como decía Carnelutti, la posición del juez ante la norma y
ante los hechos se diferencia fundamentalmente en que mientras la determinación de la
norma aplicable debe aquel efectuarla desde la realidad, es decir, desde las normas
efectivamente existentes en el ordenamiento jurídico, la determinación de los hechos sólo
puede efectuarla desde la realidad cuando se trata de los hechos controvertidos, esto es,
cuando no existe acuerdo entre las partes. Los hechos pueden ser no controvertidos, bien
porque no han sido afirmados por las partes, bien porque han sido afirmados por las dos
partes, o controvertidos, cuando han sido afirmados por una parte y negados por la otra, y
sólo respecto de estos últimos cabra cuestionarse su real existencia”.[9]

De acuerdo con todo lo que anteriormente se ha señalado la importancia de la prueba “ se


pone de manifiesto en relación con dos puntos fundamentales:

En primer lugar, en relación a la propia eficacia de los derechos materiales, que


gráficamente se puede expresar utilizando el viejo adagio: tanto vale no tener un derecho,
cuanto no poder probarlo.

En segundo lugar, la prueba se presenta como el necesario y adecuado instrumento a través


del cual el juez en el marco del proceso, entra en contacto con la realidad extraprocesal.-

Es difícil imaginar un proceso en el que no se haya practicado ningún tipo de actividad


probatoria. La prueba aparece así como eje fundamental de todo proceso. Se ha llegado
incluso a afirmar que sin prueba no hay proceso”.[10]

iii.- Problemas que se relacionan con la prueba.

De acuerdo a lo señalado por Couture, los problemas existentes respecto de la prueba


consisten en dar respuesta básicamente a los siguientes interrogantes:
Que es la prueba, materia que se dilucida mediante el concepto de prueba.

Que se prueba, materia que se aborda mediante el estudio del objeto de la prueba.

Quien prueba, interrogante a la cual se da respuesta mediante el estudio de la carga de la


prueba.

Cómo se prueba, lo que se determina mediante el estudio del procedimiento probatorio.

Qué valor tiene la prueba producida, lo que nos conduce al sistema de valoración de la
prueba[11].

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[1] Santiago Sentís Melendo. La Prueba. Pág. 33 1979. Ediciones Jurídicas Europa América.
Buenos Aires.
[2] Eduardo Couture. Fundamentos del Derecho Procesal Civil. Página 216.12ª edición.1981.
Ediciones Depalma. Buenos Aires.
[3] Carnelutti La prueba civil. Pág .43 Ediciones Depalma. Buenos Aires. 1982.
[4] Juan Montero Aroca. La prueba en el proceso civil. Página 31.Editorial Civitas 1996
[5] Jaime Guasp. Derecho Procesal Civil. Pág 301.4ª edición. 1998. Civitas
[6] Hernando Devis Echandía. Teoría General de la Prueba. Tomo I. Pág. 34.1988. Zavalia
Editor.
[7] Eric Döhring. La prueba. Su practica y apreciación. Págs 1 y 2. Ediciones Jurídicas Europa
América. 1986 Buenos Aires.
[8] Leo Rosemberg. La carga de la prueba. Página 1. Ediciones Jurídicas Europa América.
1956. Tercera edición..
[9] Juan Montero Aroca, La prueba en el proceso civil. Páginas 21 a 24. Editorial Civitas
1996.
[10] Manuel Miranda Estampres. La Mínima actividad probatoria en el proceso penal. Pág
19.Editorial José María Bosch. Barcelona.1997.
[11] Eduardo Couture. Fundamentos del Derecho Procesal Civil. Página 216.12ª edición.1981.
Ediciones Depalma. Buenos Aires

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