Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
No es otra cosa que la parte contra quien se opone una prueba, debe gozar de
la oportunidad procesal para conocerla y discutirla, incluyendo en esto el ejercicio
de su derecho de contraprobar, es decir, que debe llevarse a la causa con
conocimiento y audiencia de todas las partes; se relaciona con los principios de
unidad y comunidad de la prueba, ya que si las partes pueden utilizar a su favor
los medios suministrados por su adversario, es apenas natural que gocen de
oportunidad para intervenir en su práctica y con el de lealtad en la prueba, pues
ésta no puede existir sin la oportunidad de contradecirla.
PRINCIPIO DE NATURALIDAD, ESPONTANEIDAD Y LICITUD DE LA PRUEBA Y
DEL RESPETO A LA PERSONA HUMANA.
Se refiere, en especial, al rechazo de la prueba ilícita, que sería la prohibida por la ley,
en especial, porque viola los derechos de la persona humana. Y se podría agregar,
aunque interfiere con otros principios (de ambos grupos), la que viola las garantías del
debido proceso legal y de la defensa en juicio
Significa éste principio, que dado el fin de interés general que radica en el proceso
y en la prueba, lo ideal es que el Estado satisfaga el servicio público de Justicia de
manera gratuita, sin gravar económicamente a las partes por la recepción y
práctica de los medios probatorios
. Etimología [arriba] -
Prueba, como la mayoría de las voces, llega a nuestro idioma procedente del latín; en el
cual, probatio, probationis, lo mismo que el verbo correspondiente (probo, probas,
probare), viene de probus, que quiere decir bueno, recto, honrado. Así, pues, lo que
resulta probado, es bueno, es correcto, podríamos decir que es auténtico; que responde a la
realidad. Ésta y no otra, es la verdadera significación del sustantivo probo y del verbo
probar: verificación o demostración de autenticidad.[1]
Definiciones doctrinarias.
El Rey Alfonso el Sabio escribía en sus Partidas que "Prueba es la averiguación que se hace en
juicio de una cosa dudosa" (esta definición se encuentra en la Tercera Partida, la que
trataba del Derecho Procesal).
La prueba es el acto o serie de actos procesales por los que se trata de convencer al juez de
la existencia o inexistencia de los datos lógicos que han de tenerse en cuenta en el fallo[5].
Probar es aportar al proceso, por los medios y procedimientos aceptados en la ley, los
motivos o las razones que produzcan el convencimiento o la certeza del juez sobre los
hechos. [6]
Desde nuestro punto de vista, podemos señalar que la prueba es el conjunto de actos
procesales que se realizan en el proceso para los efectos de permitir al tribunal alcanzar la
convicción acerca de la existencia de ciertos hechos necesarios para la solución de
un conflicto.
Tanto las pretensiones como las excepciones que las partes hacen valer ante el tribunal
deben basarse en hechos y éstos, a su vez, encuadrarse dentro de una determinada norma
legal.
Al efecto, el art. 330 del C.P.C.C.N. establece claramente respecto de la demanda, que ella
debe contener "la exposición clara de los hechos y fundamentos de derecho en que se apoya;
y el art. 356 nos señala expresamente respecto de la contestación a la demanda, que ella
debe contener “todas las excepciones o defensas ....” y “especificar con claridad los hechos
que alegare como fundamento de su defensa...”.
De acuerdo a lo señalado en ese precepto legal, se desprende claramente los hechos que
necesariamente deben ser probados en el proceso civil para acceder a la pretensión del
actor o a su rechazo.
En la gran mayoría de los casos los procesos tienen por objeto la reconstitución de los
hechos y no el de discernir acerca de los asuntos relacionados con el mero derecho.
De acuerdo con ello, se ha señalado que "la labor del jurista no se limita a las normas
jurídicas a las cuales ha de dar vigencia; además de ello, ha de elaborar el estado de los
hechos al cual esas normas han de aplicarse. Antes de sondear lo que debe ser, deberá
constatar lo que es o, en su caso, lo que ha sido. La ciencia jurídica no es, pues, puramente
normativa. No se agota con la deducción, sino que depende asimismo en gran medida del
manejo del saber experimental y del método inductivo propio de éste.
"Por consiguiente, hay cierta razón en decir que esclarecer la cuestión de hecho es tan
importante como esclarecer la de derecho. En muchos casos, incluso, determinar los hechos
tiene, para la terminación del procedimiento, una importancia mucho mayor que resolver la
cuestión jurídica. Por eso la indagación de los hechos ha llegado a calificarse de parte
esencial de la labor procesal”[7].
ii.- La función de la prueba en relación con los elementos que integran el conflicto.
La función de la prueba se explica porque "el derecho objetivo, como ordenamiento de las
relaciones exteriores recíprocas de los hombres, se refiere a acontecimientos
exteriores cuya realización se imagina. Parte pues, de un estado hipotético de las cosas
que formula en abstracto, pero claro está, sólo quiere ver cumplido el mandato que
contiene la norma abstracta, cuando aquel estado de cosas ha llegado a ser una realidad
concreta, o bien dicho en otras palabras, cuando el acontecimiento exterior del que el
ordenamiento jurídico hace depender su mandato, ha ocurrido realmente. Para
decidir la cuestión de saber, si un mandato jurídico debe imaginarse como cumplido, o si
un efecto jurídico se ha verificado, en cualquier situación y para quienquiera esa cuestión se
presente, debe tenerse en cuenta el hecho de que existen o no las circunstancias que la ley
presupone."[8]
"Las normas jurídicas contienen dos elementos: un supuesto de hecho y una consecuencia.
Las normas configuran de modo abstracto e hipotético un supuesto de hecho, en el sentido
de que suponen que en el futuro y en la realidad puede ocurrir un hecho, y determinan para
el mismo un mandato o regla de consecuencia. Si el hecho se produce, se producirá la
consecuencia, y el beneficiado por la misma, si no se le reconoce así por los demás
interesados, podrá acudir ante un órgano jurisdiccional formulando la oportuna pretensión.
Ante esa pretensión y sus elementos objetivos, el juzgador se encuentra en situaciones muy
diferentes:
a) Respecto de la norma jurídica hay que partir de que el juzgador tiene el deber de
conocerla, sin que importe realmente cómo logró obtener ese conocimiento. Al servicio del
iura novit curia está la exigencia general del juez técnico, esto es, con conocimiento
demostrado del derecho objetivo y toda la labor que puede realizarse para el
perfeccionamiento de su formación jurídica. Con todo, desde el punto de vista del proceso
concreto no importa cómo logra el juez ese conocimiento.
Así:
1°.- Aunque generalmente las normas procesales exigen que la demanda contenga
fundamentos de derecho, los mismos, no sólo no integran el objeto del proceso, sino que ni
siquiera vinculan al juzgador a la hora de estimar o desestimar la pretensión. Y lo mismo
cabe decir de los fundamentos de derecho de la contestación de la demanda. El juzgador
podrá estimar o desestimar la pretensión sobre la base de normas jurídicas no aducidas por
las partes.
2°.- El juzgador no puede dar por existente una norma aducida por las dos partes si esa
norma realmente no existe, ni puede dejar de tomar en cuenta una norma existente aunque
no haya sido aducida por las partes. Las normas existen o no, independientemente de que las
partes las aduzcan, y la conformidad entre éstas no puede crear aquellas.
3°.- El ordenamiento jurídico presupone que el juzgador conoce el derecho objetivo, pero
admite que en casos excepcionales no puede imponer ese deber a todos los jueces, como
ocurre, por ejemplo, con la costumbre o con el derecho extranjero, y entonces acude a la
necesidad de que las partes prueben su contenido.
b) Con relación a los hechos la situación es contraria, pues el juzgador tiene que partir de las
afirmaciones que las partes realicen sobre los mismos, sin que en caso alguno pueda utilizar
el conocimiento privado que de ellos pueda tener, y esto hasta extremo de que no se puede
ser testigo y juez al mismo tiempo. Si el juzgador pudiera tener en cuenta su conocimiento
privado de los hechos se estaría vulnerando dos grandes principios procesales: el de
imparcialidad del juez y el de contradicción entre las partes.
1°.- Los fundamentos (las afirmaciones) de hecho son elementos esenciales de la demanda,
hasta el extremo de que sin ellas ésta no sería admisible, tanto porque faltaría la causa de
pedir de la pretensión como porque sin ellos no podría realizarse la función jurisdiccional. En
la contestación el demandado puede limitarse a negar los hechos afirmados por el actor.
2°.- Los hechos no afirmados al menos por una parte no existen para el juzgador, pero los
hechos afirmados por las dos partes (afirmados por una y admitidos por la otra) existen para
el juzgador sin que pueda desconocerlos. En un proceso regido por el principio de
oportunidad, y sus consecuencias, son las partes las que delimitan el ámbito fáctico del
proceso mismo, y lo pueden hacer tanto negativa, no haciendo referencia ninguna de ellas a
algún hecho, como positivamente, afirmando los dos los mismos hechos.
3°.- Los hechos afirmados por una parte y no admitidos por la otra son los hechos
controvertidos, y los mismos pueden haber existido o no, siendo necesario establecer
procesalmente su existencia para que el juzgador pueda llegar a la consecuencia jurídica
pedida por la parte y prevista por la norma.
Resulta de todo lo anterior que, como decía Carnelutti, la posición del juez ante la norma y
ante los hechos se diferencia fundamentalmente en que mientras la determinación de la
norma aplicable debe aquel efectuarla desde la realidad, es decir, desde las normas
efectivamente existentes en el ordenamiento jurídico, la determinación de los hechos sólo
puede efectuarla desde la realidad cuando se trata de los hechos controvertidos, esto es,
cuando no existe acuerdo entre las partes. Los hechos pueden ser no controvertidos, bien
porque no han sido afirmados por las partes, bien porque han sido afirmados por las dos
partes, o controvertidos, cuando han sido afirmados por una parte y negados por la otra, y
sólo respecto de estos últimos cabra cuestionarse su real existencia”.[9]
Que se prueba, materia que se aborda mediante el estudio del objeto de la prueba.
Qué valor tiene la prueba producida, lo que nos conduce al sistema de valoración de la
prueba[11].
---------------------------------------------
[1] Santiago Sentís Melendo. La Prueba. Pág. 33 1979. Ediciones Jurídicas Europa América.
Buenos Aires.
[2] Eduardo Couture. Fundamentos del Derecho Procesal Civil. Página 216.12ª edición.1981.
Ediciones Depalma. Buenos Aires.
[3] Carnelutti La prueba civil. Pág .43 Ediciones Depalma. Buenos Aires. 1982.
[4] Juan Montero Aroca. La prueba en el proceso civil. Página 31.Editorial Civitas 1996
[5] Jaime Guasp. Derecho Procesal Civil. Pág 301.4ª edición. 1998. Civitas
[6] Hernando Devis Echandía. Teoría General de la Prueba. Tomo I. Pág. 34.1988. Zavalia
Editor.
[7] Eric Döhring. La prueba. Su practica y apreciación. Págs 1 y 2. Ediciones Jurídicas Europa
América. 1986 Buenos Aires.
[8] Leo Rosemberg. La carga de la prueba. Página 1. Ediciones Jurídicas Europa América.
1956. Tercera edición..
[9] Juan Montero Aroca, La prueba en el proceso civil. Páginas 21 a 24. Editorial Civitas
1996.
[10] Manuel Miranda Estampres. La Mínima actividad probatoria en el proceso penal. Pág
19.Editorial José María Bosch. Barcelona.1997.
[11] Eduardo Couture. Fundamentos del Derecho Procesal Civil. Página 216.12ª edición.1981.
Ediciones Depalma. Buenos Aires