Sie sind auf Seite 1von 12

ETNOGRAFÍA ESCOLAR, ETNOGRAFÍA DE LA EDUCACIÓN1

CARLES SERRA (*)

RESUMEN. En el presente artículo, se hace una propuesta de clarificación de lo que


debe ser la etnografía aplicada al análisis de los procesos educativos. El autor pro-
pone que se distingan las «auténticas etnografías» de lo que él califica de «casi etno-
grafías» y de otros trabajos basados en la descripción y la observación naturalista. La
propuesta no descalifica otras formas de investigación, sino que aboga en pro de
una clarificación metodológica y conceptual que el autor considera del todo conve-
niente (no es posible que bajo la etiqueta de «etnográficos» se incluyan trabajos tan
diversos en sus técnicas y objetos de estudio) y subralla la necesidad de determinar
cuáles deben ser las características y aportaciones de los trabajos realmente etno-
gráficos (características y aportaciones que, ante la confusión antes mencionada y la
distorsión de lo que tradicionalmente se consideraban aproximaciones etnográficas,
corremos el riesgo de perder).

ABSTRACT. This article proposes a clarification of what must be the applicable ethno-
graphy to the analysis of the educative processes. The author proposes to make a dis-
tinction between the real ethnographies and, as he calls them, the nearly ethnogra-
phies and other works based on description and naturalist observation. This propo-
sal is not made from a disqualification of other investigation methods but on behalf
of a methodological and conceptual clarification that the author considers suitable (is
not possible that different works in their techniques and case studies have the same
label). Also this proposal has been made with the purpose of underlining which must
be the characteristics and contributions of the ethnographic works (characteristics
and contributions that we run the risk of losing because of the confusion before men-
tioned and the distortion of what traditionally was considered ethnographic appro-
ximations).

El nombre «etnografía» alude a dos realida- algunos aspectos concretos de una cultura,
des diferentes. Por una parte, el término y, por otra, al resultado final de este traba-
etnografía se refiere al trabajo, el proceso o jo (la monografía o el texto que contiene la
la forma de investigación que nos permite descripción de la cultura en cuestión). Nos-
realizar un estudio descriptivo y un análisis otros nos interesaremos más por la etno-
teóricamente orientado de una cultura o de grafía como forma de investigación que

(1) El autor quiere agradecer las aportaciones y los comentarios siempre críticos y enriquecedores reali-
zados por Teresa San Román, catedrática de antropología, quien revisó los originales del presente artículo.
(*) Universidad de Girona.

Revista de Educación, núm. 334 (2004), pp. 165-176. 165


Fecha de entrada: 23-10-2002 Fecha de aceptación: 04-11-2003
por las características textuales de las titución escolar. También porque muchas
monografías que los trabajos etnográficos etnografías realizadas por antropólogos se
han generado. han desarrollado en sociedades donde no
Esta forma de organizar la investiga- existe esta institución, y porque muchos
ción ha sido característica de la antropolo- etnógrafos han estudiado procesos educati-
gía2, y después se ha extendido al conjunto vos no escolares. Pero, no sólo eso, incluso
de las ciencias sociales y a la psicología. cuando han estudiado el funcionamiento de
Esta extensión, sin embargo, ha supuesto la educación en las escuelas, algunos etnó-
transformaciones y una creciente indefini- grafos han prestado mucha atención a la
ción. De hecho, podríamos decir que se influencia que ejercen los elementos exte-
han tomado algunas características de la riores y, en principio, ajenos a la escuela: la
etnografía, pero pocas veces los trabajos familia, los grupos de iguales, las condicio-
supuestamente etnográficos que se han nes socioeconómicas de la comunidad, etc.
desarrollado desde disciplinas diferentes Ni la educación es exclusivamente escolar,
de la antropología han sido verdaderas ni lo que pasa en la escuela se explica por lo
etnografías. A menudo, se han adoptado que sucede en los límites estrictos de esta
técnicas habituales de los trabajos etnográ- institución. Creo que es importante subrayar
ficos (la observación participante, la des- esto, y más cuando hablamos de etnografía,
cripción naturalista), pero no su objetivo ya que, a menudo, se ha calificado de etno-
principal: la descripción antropológica de grafía todo trabajo de observación naturalis-
una cultura o de algunos aspectos de una ta realizado en el interior de las aulas, y ni la
cultura. Para muchos antropólogos, esa es observación naturalista, ni el trabajo dentro
la esencia de la etnografía. Posteriormente, de la escuela son los rasgos que mejor defi-
profundizaremos en esta cuestión. nen las etnografías de la educación.
La educación es una actividad cultural A pesar de todo, el término que habi-
que, como cualquier otro aspecto de la cul- tualmente utilizan tanto los antropólogos,
tura, podemos describir teniendo en cuenta: como los sociólogos, los psicólogos y los
el parentesco, la organización de la política pedagogos es «etnografía escolar». De
o las formas de intercambio económico. hecho, la mayoría de los trabajos etnográfi-
Cuando lo que deseamos describir de una cos relacionados con en el ámbito de la edu-
cultura es el funcionamiento de la educa- cación tienen su origen en el interés que
ción, podemos hablar de etnografía de la han despertado diferentes problemas edu-
educación. Habitualmente, se habla de cativos localizados en las escuelas–el fraca-
etnografía escolar, puesto que la mayoría de so escolar de los alumnos pertenecientes a
etnografías trabajan acerca de lo que sucede grupos minoritarios, la resistencia cultural
en las escuelas, que ya que éstas son, en de los alumnos de clase obrera en las aulas,
muchas sociedades, las instituciones que se las relaciones interétnicas en las escuelas, el
han especializado en la educación de los desarrollo de currículum interculturales,
jóvenes y los niños. En este trabajo, utilizaré etc–, independientemente de que, para
indistintamente los dos conceptos. Conside- explicar estos problemas, los etnógrafos
ro más adecuado el primero, ya que no res- también hayan desarrollado su trabajo en
tringe a priori el ámbito de estudio a la ins- otros ámbitos.

(2) Considero que, en la actualidad, el debate sobre la denominación «antropología», «antropología cultu-
ral», «social» o «social y cultural» ha perdido el sentido que tenía cuando se generó (Frigolé, 1983). En lo suce-
sivo, utilizaré indistintamente cualquiera de estas denominaciones. En cualquier caso, como veremos, es inne-
gable que si situamos el origen de la antropología de la educación en la escuela de cultura y personalidad, la
denominación «cultural» sería la más procedente.

166
La etnografía escolar o de la educación de información muy diversas. Estas técni-
tiene que distinguirse del resto de etnogra- cas van desde la observación participante
fías por los sujetos que son objeto de estu- hasta las entrevistas, la elaboración de
dio, pero no por el objeto teórico de estu- cuestionarios, las historias de vida o el aná-
dio: la cultura (Velasco et al., 1993). Por lisis de contenidos de documentos prima-
eso, una etnografía escolar no tendría que rios como diarios, fotografías o informes de
ser tan diferente de lo que hicieron los la institución3. Se ha tendido a presentar la
etnógrafos clásicos cuando estudiaron a los investigación etnográfica como equivalen-
pueblos africanos o de lo que hacen los te de la investigación no cuantitativa, y eso
etnógrafos actuales en barrios y ciudades tampoco es estrictamente cierto. De hecho,
del primer y tercer mundo. La etnografía cuando los etnógrafos tienen acceso a
escolar o de la educación surge simple- datos cuantitativos y los consideran rele-
mente como consecuencia de haber selec- vantes, también hacen uso de ellos. Sí es
cionado un campo determinado para reali- cierto, sin embargo, que para la realización
zar la etnografía (Velasco y Díaz de Rada, de buenas descripciones etnográficas de
1997). Debería de haber pocas cosas que sociedades no occidentales, los antropólo-
fueran específicas de una etnografía de la gos han tendido a utilizar algunas técnicas
educación. Con todo, esta afirmación no cualitativas que se han considerado, final-
puede ser rotunda porque –como se ha mente, características de las etnografías.
dicho– con la utilización de la etnografía, o Éste es el caso del trabajo de campo y la
de algunas de las técnicas habituales en los observación participante.
trabajos etnográficos, por parte de otras El trabajo de campo se ha convertido
disciplinas, empezaron a aparecer bastan- en la base principal de la etnografía, aun-
tes trabajos que bien poco tenían que ver que no la agota. El trabajo de campo antro-
con las etnografías clásicas propias de la pológico es más que una técnica y más que
antropología. Podríamos cuestionar la atri- un conjunto de técnicas, es una situación
bución de la calificación de etnográficos de de investigación que facilita el desarrollo
muchos de estos trabajos, para hacerlo, sin de técnicas flexibles y múltiples. El trabajo
embargo, hará falta que expliquemos pri- de campo antropológico es una forma de
mero cuáles son las características propias situarse respecto al objeto de estudio que
y habituales de aquellos que sí reconoce- permite el desarrollo de diferentes técnicas
mos como etnografías. de investigación –como la observación
En primer lugar, debemos aclarar que participante o las entrevistas. En antropo-
la etnografía no es una técnica. Para la rea- logía, se considera que uno de los requisi-
lización de una etnografía se utilizan técni- tos para la obtención de una buena etno-
cas diversas en función de la voluntad del grafía es la realización de un trabajo de
etnógrafo y de las cuestiones que desean campo prolongado en el que se produzcan
estudiarse. Precisamente, Hammersley y un contacto directo y una toma de datos
Atkinson (1983) han indicado que uno de sobre el terreno. La presencia en el campo
los rasgos distintivos de la etnografía con- y la vinculación con las personas que son
temporánea es el uso de técnicas y fuentes objeto de estudio durante un período largo

(3) Para la profundización en esta cuestión, la bibliografía es abundante tanto respecto a los métodos y
técnicas habitualmente utilizados por los etnógrafos en general (Spradley, 1980; Wolcott, 1982; Hammersley y
Atkinson, 1994), como respecto a los métodos y técnicas utilizados en las etnografías escolares (Tikunoff y
Ward, 1977; Bogdan y Biklen, 1982; Burguess, 1984a,b; Cook y Reichardt, 1986; Woods, 1986; Goetz y Le-
Compte, 1988; Wittrock, 1989; Hammersley, 1990). La lista podríamos ampliarla con la completa bibliografía
que F. Javier García Castaño ha elaborado para el libro de Honorio Velasco Maíllo y Ángel Díaz de Rada
(1997).

167
se consideran necesarias porque permiten todo, los etnógrafos no tienen que utilizar-
reunir, en su ambiente natural, datos sobre la necesariamente. La observación partici-
el comportamiento de las personas y los pante exige que la presencia del observa-
acontecimientos, y situarlos en el contexto dor no perturbe el desarrollo de lo que
en el que adquieren significación, lo que observa. Cuando recurre a la observación
facilita su comprensión y la formulación de participante, el etnógrafo pretende inte-
hipótesis pertinentes. También permiten grarse en el colectivo de personas que
establecer un tipo de relación que favorece observa con la intención de que se acos-
la obtención de datos que de otro modo tumbren a su presencia y acaben aceptán-
serían muy difíciles de lograr y de com- dolo. El objetivo es que la presencia del
prender, y permite disponer de una infor- investigador no provoque cambios signifi-
mación fiable gracias a la participación, la cativos en el comportamiento de las perso-
observación, los comentarios y las pregun- nas que le rodean. Si eso se consiguiera, la
tas planteadas una y otra vez. La presencia observación naturalista podría hacerse des-
prolongada en el campo también hace de una posición privilegiada –por la proxi-
posible que el etnógrafo domine el lengua- midad y la confianza que se habrían conse-
je local –ya sea éste un argot profesional, guido– sin alterar las «condiciones natura-
un dialecto o una forma de hablar subcul- les» de los actos que se quisieran observar.
tural. Pero el conocimiento de la lengua no Evidentemente, este objetivo es utópico4,
es suficiente, hace falta que exista una rela- es imposible que la presencia del investi-
ción de convivencia y participación que gador no influya en los demás. Sin embar-
haga posible que el investigador se con- go, el hecho de plantear este objetivo
vierta en un cualificado receptor y decodi- como deseable y procurar acercarse a él
ficador de mensajes. Sólo a través de una tanto como sea posible ayuda a superar
relación de confianza y de un contacto muchos de los problemas asociados a otras
estrecho entre el investigador y los miem- formas de investigación y observación. El
bros de los colectivos que se están estu- esfuerzo realizado aumenta considerable-
diando, el etnógrafo tendrá acceso a una mente la fiabilidad de los datos, aunque el
información muy difícil de contrastar y objetivo utópico, como en cualquier otro
obtener por otras vías. caso, no se alcance.
Aunque la observación participante no El trabajo de campo y la observación
sería posible sin el trabajo de campo, no participante han sido claves para la realiza-
sólo no es equivalente a él, sino que ni ción de muchos trabajos etnográficos. Sin
siquiera es la única técnica que éste emplea. embargo, la etnografía tampoco es –ya lo
En cambio, como existen muchas formas hemos dicho– reducible a estos elementos.
diferentes de participar y de observar, el tra- Es muy interesante el artículo que Wolcott
bajo de campo sí es posible sin la observa- publicó en 19875, y en el que éste, para evi-
ción participante, siempre y cuando las difi- tar equívocos, pretende dejar claro qué no
cultades de comprensión sean menores y la es etnografía. La etnografía –dice– no es una
familiaridad con la cultura sea suficiente. técnica de campo, ni el resultado de estar
Esta técnica de observación es característica mucho tiempo en el campo, o de sólo man-
de la antropología y ha sido una de las más tener buenas relaciones con los sujetos que
utilizadas por los antropólogos que han rea- estudiamos. Hacer etnografía tampoco es
lizado trabajos etnográficos. A pesar de equivalente a hacer una buena descripción.

(4) Distintos trabajos se han encargado de analizar la influencia del observador cuando está presente en
la realidad estudiada y otros han hecho propuestas con el fin de controlar los efectos de su influencia.
(5) En castellano, en Velasco et al. (1993).

168
El trabajo de campo, las buenas relaciones, contrastar científicamente. Este punto ten-
la observación participante y la capacidad dría que resultar evidente para los antropó-
descriptiva son elementos que nos ayuda- logos, pero, en cualquier caso, no lo ha
rán a hacer una buena etnografía, pero la sido para los que no lo son. Como hemos
etnografía no se caracteriza por estos ele- comentado al inicio del artículo, el uso
mentos, sino por el resultado final que per- habitual de la etnografía en diferentes
sigue, y Wolcott considera que este resulta- ámbitos comportó que ésta empezara a ser
do tiene que ser la descripción y el análisis utilizada por personas formadas en otras
cultural6. La interpretación cultural –afir- disciplinas –sociólogos, psicólogos, maes-
ma– no es un requisito, es la esencia del tros y pedagogos, si hablamos del ámbito
esfuerzo etnográfico. La mayoría de los de la educación– cuyo objeto teórico no
antropólogos que además son etnógrafos suele ser la variabilidad cultural. De este
coinciden en esta cuestión: Wilcox (1982) y modo, tal y como antes señalábamos, la
Shimahara (1988) también consideran que difusión de la etnografía como concepto
la etnografía es la ciencia de la descripción fue acompañada de su transformación y de
cultural; Spindler (1982) señala que la etno- una creciente indefinición: se adoptaron
grafía debe permitir acceder tanto al cono- algunas características, algunas técnicas,
cimiento cultural que poseen las personas, consideradas propias de la etnografía, pero
como al modo en que lo utilizan en la inter- no lo que la definía. Para referirnos a los
acción social; Sirota (Derouet et al., 1987) trabajos que no tienen como objetivo prin-
afirma que la práctica de la etnografía per- cipal la descripción y la explicación cultu-
mite descubrir el saber cultural que tienen ral, tendríamos, posiblemente, que utilizar
los individuos por el hecho de ser indíge- otros conceptos: se puede hablar de inves-
nas, así como los medios que hacen posible tigación de campo, de investigación natu-
que este saber sea utilizado en la interac- ralista, de estudios de observación partici-
ción social. Es esta voluntad de describir y pante, de investigaciones descriptivas,
explicar la cultura o los elementos cultura- etc.7. Probablemente, eso evitaría los equí-
les lo que define la etnografía y lo que la vocos que se producen en la actualidad.
distingue de otros enfoques cualitativos. El problema, sin embargo, no es sólo
Si para Wolcott (1975) la etnografía es de definición. Al calificar de etnográficos
la ciencia de la descripción cultural, lógica- muchos trabajos que de las etnografías clá-
mente, para interpretar o explicar lo que sicas sólo han adoptado el trabajo de cam-
observamos etnográficamente, tendremos po, la observación participante o la des-
que recurrir a las teorías antropológicas cripción naturalista se han dejado de lado
(Wilcox 1982), puesto que es precisamente otras características que desde la perspecti-
la antropología la disciplina que se ocupa va de un antropólogo también son esencia-
de estudiar científicamente la cultura (o las les. Una de estas características es la pre-
culturas). Eso es lo que hace de la descrip- tensión globalizante, lo que en antropolo-
ción algo más que una narración con senti- gía se llama aproximación holistica.
do, ya que permite relacionarla con teorías Wax y Wax (1971), Spindler (1982) y
que tratan de señalar factores, relaciones Ogbu (1989), entre otros, son algunos de
causales, consecuencias, etc. que podemos los antropólogos que han considerado que

(6) En el artículo de Wolcott, el término interpretación no tiene el sentido opuesto a explicación que se
le da en otros ámbitos.
(7) En un artículo publicado en 1982, Wolcott identifica otros procedimientos de investigación cualitativa
próximos a la etnografía (1982). El mismo año, Spindler, al abordar la cuestión de la adopción de la etnogra-
fía por diferentes disciplinas, optó por distinguir entre antropo-etnografía, socio-etnografía y psico-etnografía
(Spindler, 1982b), todo hay que decirlo, sin mucho éxito.

169
una de las principales aportaciones de la hemos de hacerlo guiados por los contex-
antropología a la investigación convencio- tos teóricos que hemos seleccionado como
nal sobre educación radica en la capacidad adecuados. Al realizar un estudio no tene-
de relacionar los fenómenos educativos (o mos que limitarnos al análisis del ámbito
escolares) con el resto de fenómenos e ins- donde se desarrolla el problema, ni a los
tituciones de una sociedad. Las etnografías8 límites y la definición del problema que
han alertado sobre las implicaciones de establecen los actores o las instituciones.
algunos supuestos habitualmente acepta- Generalmente, las causas están fuera, son
dos por la investigación educativa conven- más generales o hay que buscarlas en otros
cional que, desde una perspectiva antropo- ámbitos, aunque no lo expliciten los dife-
lógica, son difíciles de aceptar: que una lis- rentes agentes involucrados. La ingenua
ta de características constituya una cultura, aspiración etnográfica de la primera mitad
que el estudio de los alumnos como indivi- de este siglo era abarcar «el todo», una pre-
duos aislados sea adecuado y que puedan tensión inalcanzable, aunque tenerla pre-
analizarse los procesos educativos al mar- sente resultara eficaz y estimulante. Ya
gen del contexto sociocultural9. Edgerton y sabemos que eso no es posible, pero es
Lagness (1977)10 señalan que una de las necesario buscar explicaciones y significa-
aportaciones originales de la etnografía dos en un contexto sociocultural amplio y
antropológica a la investigación educativa no pretender que los encontraremos allí
fue, precisamente, su pretensión de consi- donde buscarlos nos resulta más fácil y
derar la cultura como un todo, de modo familiar.
que las conductas observadas no pudieran Con respecto a la perspectiva holística,
ser aisladas del contexto en el que se pro- hay que tener presente otra cuestión. Algu-
ducían. nos trabajos etnográficos –como, en gene-
El enfoque etnográfico debería ser, ral, muchos estudios sociales y culturales–
pues, holístico, debería relacionar a los aplican de forma errónea este principio.
individuos con su entorno físico, con los Pretendiendo seguirlo, introducen en la
materiales y la tecnología que utilizan, con investigación una visión panorámica del
su manera de organizarse socialmente, con entorno social, geográfico y cultural, una
sus creencias religiosas, con su situación y introducción, que, a menudo, queda, pos-
sus estrategias económicas, con su visión teriormente, completamente al margen del
del mundo y su ideología, etc. Hay que cuerpo del análisis. Para tener en cuenta el
integrar el estudio de los problemas en el entorno no basta, simplemente, conocerlo,
contexto general en el que se producen, y sino que es necasario estudiar de qué

(8) Las etnografías que responden al modelo clásico, o las realizadas por etnógrafos de formación antro-
pológica. No se trata de ligar el concepto a una única disciplina. Veremos cómo algunos sociólogos ingleses,
así como algunos psicólogos (pocos), optaron una perspectiva bastante «antropológica» atendiendo a la varia-
ble cultural y adoptando una perspectiva holística, global.
(9) Ogbu (1989b) amplía en los siguientes puntos la lista de presupuestos de la investigación convencio-
nal que resultan inaceptables para los antropólogos –y, por extensión, para los etnógrafos–: que los problemas
del aprendizaje tengan que buscarse «en la cabeza» de cada niño; que las escuelas sean principalmente agen-
tes de educación formal; que las finalidades de la burocracia escolar coincidan con los objetivos educativos de
la sociedad; que la investigación no deba necesariamente tener en cuenta las observaciones de lo que sucede
realmente en las aulas sin tomar en consideración el punto de vista de los participantes. Frente a este posicio-
namiento crítico de los antropólogos con respecto a estas afirmaciones, Ogbu considera que los sociólogos
aceptan que el objetivo principal de la escuela es la educación de los niños, y que los psicólogos aceptan las
definiciones que las escuelas ofrecen de sus funcionas y problemas, con lo que demuestran poco interés por
lo que pasa realmente dentro de las escuelas.
(10) Citados en Velasco y Díaz de Rada (1997).

170
modo se relaciona efectivamente con lo opone necesariamente al análisis de pers-
que estamos investigando. Como acabo de pectiva holística al que nos referíamos: se
explicar, no se trata de realizar la descrip- pueden estudiar las pautas de interacción
ción de un contexto más o menos amplio, entre los alumnos, las formas de autoridad
porque, cuando el contexto deja de ser utilizadas por el maestro, las diferencias en
relevante, deja de ser contexto y se trans- el lenguaje corporal de los estudiantes de
forma en una simple introducción retórica diferentes culturas o las pautas que siguen
a un análisis más o menos descontextuali- los alumnos para crear, mantener y romper
zado. Esta cuestión está excelentemente grupos de iguales relacionando estos fenó-
desarrollada en el libro de Honorio M. menos con las formas de enculturación uti-
Velasco Maíllo y Ángel Díaz de Rada: lizadas por las familias de los alumnos, con
Suministrar contexto es ir mostrando las algunas prácticas y valores culturales de su
reglas que siguen los agentes de un modo comunidad, con las diferencias económi-
de vida particular (...). También es dar la cas, con el concepto de infancia, adoles-
oportunidad al lector de la etnografía de cencia, masculinidad, educación o autori-
ponerse en el lugar de aquéllos que viven dad vigente en la sociedad, etc. Es decir,
una forma extraña de experiencia, ofrecién- con cuestiones que habitualmente conside-
dole, de una manera ordenada, la mayor ramos macrosociales.
cantidad posible de claves significativas El contextuar lo que observamos y
sobre su realidad concreta (1997, pp. 236- establecer relaciones entre lo que observa-
237).
mos y el contexto es importante, pero tam-
En etnografía, afirman, el contexto tie- poco es suficiente. Diferentes etnógrafos
ne que ser significativo (1997, pp. 241). han subrayado la necesidad de distinguir
El uso que muchos sociólogos y psicó- entre una simple descripción de sucesos y
logos han hecho de la etnografía se ha limi- una mirada a lo que subyace de estos pro-
tado a las observaciones de aula. Eso ha cesos para comprender cómo se desarro-
propiciado que muchos autores hayan aca- llan y por qué. Es lo que Geertz ha llamado
bado identificando etnografía y análisis descripción densa (1990). La descripción
cualitativo de carácter microsocial. La iden- densa tiene que informarnos de los deta-
tificación entre etnografía y nivel micro de lles, pero también de las intenciones signi-
análisis es, desde una perspectiva antropo- ficativas implicadas en las conductas que
lógica clásica, completamente inaceptable, observamos. La descripción densa persigue
arbitraria. Eso no quiere decir, sin embar- estructuras de significación. Así como en el
go, que necesariamente los trabajos micro- caso de la aproximación holista no se trata-
etnográficos no sean auténticas etnografas. ba tanto de describir el contexto o el entor-
En las ciencias sociales, el decidir qué no como de analizar qué vínculos significa-
corresponde al nivel macro y qué al nivel tivos se establecían entre el contexto y lo
micro es una cuestión difícil, y seguramen- que nos interesaba, en el caso de la des-
te tendríamos que partir del convencimien- cripción densa no se trata de llegar a des-
to de que ambos conceptos son relativos, cribirlo todo minuciosamente, sino de mos-
no absolutos, y la dificultad real radica en trar los elementos más significativos de la
establecer modelos de conexión entre realidad, aquellos que –a nuestro parecer–
ambos, ya que estos se proponen pocas expresan mejor los significados culturales
veces y casi nunca de forma clara y preci- de las conductas, las acciones y las relacio-
sa. Por otra parte, el análisis micro no se nes que estudiamos11.

(11) Este aspecto de las etnografías también está perfectamente explicado y desarrollado en Velasco y
Díaz de Rada (1997).

171
En antropología, una buena etnografía Derouet (Derouet et al., 1987), como el
se valora en función de todos los aspectos tiempo necesario para hacer una buena
que hemos ido señalando. Pero, como se etnografía escolar hace que esto no les
ha dicho, las otras disciplinas han adopta- parezca a los jóvenes investigadores lo bas-
do el concepto y algunas de sus caracterís- tante rentable, se han desarrollado méto-
ticas, pero han transformado sensiblemen- dos «abreviados»13. Uno de ellos es lo que
te su contenido. Derouet et al. (1987) seña- Rist (1980) ha llamado blitzkrieg ethno-
lan cómo el término «aproximaciones etno- graphy (etnografía relámpago). Un investi-
gráficas» parece un sombrero útil si no se gador con conocimientos sociológicos o
analiza su especificidad de manera más antropológicos tras una estancia de unos
rigurosa, pues bajo este concepto tienen cuantos días en una escuela y después de
cabida formas de investigación muy dife- algunas entrevistas y observaciones puede
rentes. Esta diversificación se debe a dife- proponerse describir y analizar la escuela.
rentes motivos. La diversidad de orienta- De esta manera, se consigue lo que algu-
ciones teóricas no ha sido ajena a esta nos han llamado retratos de escuelas (Light-
situación. Además, las diferencias en el uso foot, 1983). Evidentemente, estas estancias
y la manipulación de la etnografía por par- cortas en el campo tienen poco que ver
te de los científicos sociales que no son con el trabajo de campo de uno o más años
antropólogos y los propios antropólogos que realizan los antropólogos –que, recor-
han sido, posiblemente, provocadas más démoslo, servía no sólo para que realiza-
por las orientaciones teóricas predominan- sen observaciones naturalistas, sino tam-
tes en cada época en una u otra disciplina, bién para que adquirieran, progresivamen-
que por el hecho de ser sociólogos unos y te, un conocimiento de la cultura, las per-
antropólogos los demás. La distancia exis- sonas y la sociedad, y se ganaran una con-
tente entre el interaccionismo simbólico y fianza que con posterioridad les permitiera
el estructural-funcionalismo, o entre la acceder a ciertos ámbitos, y analizar y
fenomenología y el marxismo impone más dominar cuestiones muy difíciles de abor-
diferencias que la que hay entre sociólogos dar a través de cualquier otro sistema. Estas
y antropólogos adscritos a una misma prácticas, como los cuestionarios salvajes
corriente teórica12. aplicados por cualquier persona interpues-
Pero, al margen de la diversidad teóri- ta que evite la presencia del investigador
ca y disciplinar, otros elementos han influi- mismo, en ningún caso pueden calificarse
do de un modo igualmente importante. La de etnográficas y tendríamos que dudar de
voluntad de aplicar la investigación etno- la solvencia de los estudios que recurren a
gráfica a la investigación y la evaluación ellas.
educativa para obtener resultados inmedia- Goetz y LeCompte (1988), Rist (1980) y
tos es uno de estos elementos. Según Wolcott (1980) consideran que tampoco

(12) Jacob, en dos artículos (1987, 1988), profundizó en esta cuestión e intentó averiguar qué elementos
tenían en común las orientaciones teóricas predominantes –el interés por la dimensión subjetiva de la acción
social, el interés por la interacción y la importancia concedida a las perspectivas de los actores–, y también en
que cuestiones discrepaban. Los artículos de Jacob tuvieron un efecto positivo añadido: el de potenciar el diá-
logo entre los etnógrafos americanos y británicos, que hasta entonces había sido prácticamente inexistente.
(13) Este autor es claro tanto al identificar el problema, como al proponer soluciones: «Si se cree –y la co-
munidad científica parece que está de acuerdo en este punto– que el progreso de la sociología de la educa-
ción pasa actualmente por el desarrollo de los estudios etnográficos, hace falta que las instituciones universi-
tarias y sus dirigentes acepten los apremios que son propios de este método: el tiempo pasado sobre el terreno
es la mejor garantía de la solidez de los resultados, y una buena monografía aporta conclusiones más seguras
que una gran encuesta plagada de artefactos» (Derouet et al., 1987, p. 93).

172
pueden ser calificados de etnográficos los tando utilizando estos diseños «casi etno-
trabajos que se centran en el estudio de gráficos». No se trata tanto de criticar lo
pequeños subsistemas y no consideran el que se está haciendo, sino de, por un lado,
sistema sociocultural en su conjunto. Tal es ser conscientes de lo que no se hace y
el caso de las «etnografías» restringidas a sería positivo hacer, y, por otro, evitar con-
aulas concretas y de los estudios realizados tribuir a la confusión con un uso inade-
por algunos sociolingüistas que describen cuado de los conceptos que hacen refe-
y analizan sólo las interacciones verbales rencia a las técnicas y las formas de inves-
que se producen en el aula. Estos estudios tigación. Usando conceptos diferentes y
suelen renunciar a la recogida de datos a valorando tanto los objetivos y los proce-
través de diferentes sistemas y basarse en dimientos, como los resultados podría
una sola técnica –las entrevistas biográficas hacerse justicia a todos sin crear una con-
o la grabación y el análisis de las interac- fusión gratuita.
ciones verbales, por ejemplo. Otras veces, Para acabar, haremos referencia a una
este tipo de trabajos se ve matizado por un última cuestión. Diferentes autores han
corto período de observación que sirve insistido en las cualidades personales que
para contextuar el análisis experimental, han de tener los etnógrafos, y que, por la
que es, al fin y al cabo, el núcleo de la manera en que han sido descritas, podrían
investigación. De este modo, al margen de considerarse casi mágicas. Se ha creado, en
la observación naturalista de algún aspecto cierto modo, lo que podría considerarse
concreto de la cultura, existe poca relación una mística de la etnografía y del trabajo de
entre este tipo de trabajos y las etnografías campo. Dejando de lado la capacidad des-
que hemos definido anteriormente, ya que criptiva de estas imágenes, creo que sería
no se emplean ni el enfoque holístico, ni la preciso matizarlas con un discurso que
observación participante, y la cultura no es emplee una metodología más rigurosa. Evi-
el objetivo principal de la descripción y el dentemente, la variable personal es muy
estudio. Para estas descripciones, Goetz y importante para hacer etnografía: el propio
LeCompte (1988, p. 42) proponen el nom- etnógrafo es el instrumento básico con el
bre de casi etnografías. que se trabaja y, por tanto, la subjetividad y
Tal como hemos dicho, puesto que a la dificultad para contrastar constituyen un
menudo los que aplican estos diseños no peligro. Cuando el etnógrafo hace observa-
prestan demasiada atención a los factores ción participante, él mismo es el instru-
contextuales y culturales externos a la uni- mento utilizado para recoger de datos,
dad estudiada, y con frecuencia el análisis emplea su propia mente, sus emociones y
se realiza desde la óptica de diferentes dis- sus sentimientos para aprender la cultura o
ciplinas –lo que hace que el objeto teórico «la representación mental que los partici-
de estudio deje de ser la cultura–, algunos pantes nativos se hacen de una situación a
antropólogos se niegan a considerar estos través de un proceso subjetivo» (Erickson,
estudios como etnográficos. Sin duda, con 1973). Nuestra capacidad para aprender
estos trabajos pueden realizarse aportacio- gracias a la etnografía es una extensión de
nes significativas a la investigación educa- la capacidad humana de realizar un apren-
tiva –y el boom de trabajos «etnográficos» dizaje cultural (Hymes, 1993), y es similar a
realizados por sociólogos y pedagogos la de cualquier ciencia social que plantea la
demuestra que sus resultados son aparen- necesidad de establecer un contacto perso-
temente interesantes–, pero ésta no es la nal con los informantes.
cuestión: desde la antropología, hay que Eso ha provocado que diferentes auto-
valorar qué puede aportarse empleando res se hayan encargado de subrayar las
diseños etnográficos que no se esté apor- cualidades personales que se requieren

173
para ser etnógrafo. En consecuencia, pode- convicción de que esta posibilidad existe y
mos encontrar descripciones muy diferen- de que la etnografía puede ser un instru-
tes y que van desde las dadas por Burnett mento bastante útil para llegar a un conoci-
(1979) o Wolcott (1975) –que advierten que miento científico, contrastado, de la reali-
no todo el mundo puede hacer investiga- dad. Para conseguirlo, sin embargo, creo
ción etnográfica, ya que los etnógrafos tie- que es importante que se empiece a traba-
nen que ser observadores sensibles y per- jar a partir de hipótesis, que nada impide
ceptivos, comprensivos, escépticos, objeti- desarrollar luego a partir de la compren-
vos y curiosos, además de tener energía sión empática y la interpretación. Pero, si,
física, estabilidad emocional y flexibilidad en general, esta cuestión ha sido contro-
personal–, hasta las que proporcionan vertida, lo ha sido especialmente al hablar
Velasco y Díaz de Rada (1997) –que, al de etnografía (San Román, 1984, 1996;
abordar la cuestión del trabajo de campo y González, 1987, 1990).
las cualidades personales del investigador, Para resguardarnos del etnocentrismo
hablan de un «sexto sentido»– o Peacock de los primeros informes de exploradores
(1989) y Spradley (1980) –que hacen refe- y misioneros que se adentraron en tierras
rencia a la «percepción ampliada» que desconocidas, tradicionalmente, se ha
requiere el etnógrafo para ser sensible a insistido mucho en la necesidad de acudir
una realidad esquiva. al campo libre de prejuicios y con la mente
Pero la objetividad o el rigor científico abierta. En ocasiones, se ha realizado una
no residen en el científico como individuo, interpretación excesiva de esta exigencia
sino en la comunidad científica en su con- de la etnografía o del trabajo de campo, y
junto, ya que ésta dispone de métodos para se ha acudido al campo sin formación teó-
contrastar lo que propone cada investiga- rica y con la mente en blanco. Una cosa es
dor y superar su parcialidad «intersubjetiva- construir las hipótesis y los instrumentos de
mente». La propia subjetividad del etnógra- observación sobre el terreno (Wilcox,
fo es una «subjetividad disciplinada» (Erick- 1982), y otra desconocer las teorías que se
son, 1973), puesto que al investigador pue- han propuesto para explicar lo que vamos
de exigírsele un mínimo de rigor en la a observar.
exposición de sus observaciones y en la Para muchos etnógrafos, es esencial el
formulación de hipótesis e interpretacio- carácter dialéctico de la etnografía, su
nes. Posiblemente, al subrayar las cualida- carácter interactivo-adaptativo y el feed-
des de un etnógrafo, tendríamos que insis- back constante que se produce entre lo que
tir tanto en sus cualidades científicas –for- el etnógrafo supone y lo que va observan-
mación teórica, rigor metodológico y capa- do (Hymes, 1993). La posibilidad de correc-
cidad técnica–, como en las personales. ción constante que ofrece la etnografía se
Pero es cierto que en antropología, socio- enriquece con la permanente disposición
logía o historia las exigencias de intersub- del etnógrafo a revisar los propios plantea-
jetividad presentes en otras disciplinas mientos. Pero esta interacción y la capaci-
están lejos de alcanzar un nivel tranquiliza- dad de reflexión y de reacción del etnógra-
dor. fo serán mayores cuanto más rico sea su
Ya se ha dicho antes que el debate conocimiento de lo que otros han observa-
acerca de la posibilidad de construir un do en realidades similares, cuanto mejor
conocimiento científico, no únicamente conozca lo que otros han pensado. Cuanto
interpretativo, a través de la etnografía más adecuado sea su conocimiento, más
–como a través de la antropología en gene- probable será que el etnógrafo sepa evitar
ral– ha sido y es importante. También se ha las pistas falsas y se centre en lo relevante.
dicho que en este artículo se partía de la Cuanto más sepa en el momento de entrar

174
en el campo, más probabilidades hay de ques en sociologie de l’éducation: l’é-
que el resultado de la etnografía sea bueno. cole et la communauté, l’establisse-
Evidentemente, ésta no es la única condi- ment scolaire, la classe», en Révue
ción, aunque es necesario señalar su impor- Française de Pedagogie, 78-80 (1987).
tancia, porque muchas veces se olvida en EDGERTON, E.: LAGNESS, R.: Method and Style
beneficio de características personales que in the Study of Culture. San Francisco,
a menudo son más difíciles de controlar. La Chandler y Sharp, 1977.
necesaria apertura de la etnografía y la per- ERICKSON, F.: «What Makes School Ethno-
manente disposición a la autocorrección graphy Ethnographic?», en Council on
durante el proceso mismo de la investiga- Anthropology and Education Newslet-
ción no implican que tengamos que plante- ter, 4 (1973).
arnos la realización de una etnografía desde FRIGOLÉ, J. et al.: Antropologia d’avui. Bar-
el vacío. Ni es necesario, ni es conveniente celona, Teide, 1983.
ser ingenuo o ignorante al iniciar un traba- GEERTZ, C.: La interpretación de las cultu-
jo etnográfico. En consecuencia, un diseño ras. Barcelona, Gedisa, 1990.
de campo para la contrastación tiene garan- GOETZ, J. P.; LECOMPTE, M. D.: Etnografia y
tías de pertinencia y exige un planteamien- diseño cualitativo en investigación
to metodológico que se adecue a lo que educativa. Madrid, Morata, 1988.
entendemos como científico (San Román, GONZÁLEZ ECHEVARRÍA, A.: La construcción
1984, 1996). Así y solamente así, la etnogra- teórica en antropología. Barcelona,
fía se revelará como un instrumento útil Anthropos, 1987.
para la comprensión (inter)cultural, el aná- — Etnografía y comparación. La investiga-
lisis de los procesos educativos, la interco- ción intercultural en antropología.
nexión de estos con el resto de procesos e Barcelona, Publicaciones de la UAB,
instituciones socioculturales y el avance 1990.
teórico de nuestras disciplinas. HAMMERSLEY, M.: Classroom ethnography.
Empirical and methodological essays.
Londres, Open University Press, 1990.
BIBLIOGRAFÍA HAMMERSLEY, M.; ATKINSON, P. A.: Ethno-
graphy: Principles in Pactrice. Londres,
BOGDAN, R.; BIKLEN, S.: Qualitative research Tavistock, 1983.
for education: an introduction to theo- — Etnografía. Métodos de investigación.
ry and methods. Boston, Allyn and Barcelona, Paidós, 1994.
Bacon, 1982. H YMES , D.: «¿Qué és la etnografía?», en
BURGESS, R. G. (Ed.): The research Process VELASCO et al. (Eds.): Lecturas de antro-
in Educational Settings: Ten Case Stu- pología para educadores. Madrid, Trot-
dies. Lewes, Falmer Press, 1984a. ta, 1993.
BURGUESS, R. G.: In the field. An introduc- JACOB, E.: «Qualitative Research Traditions:
tion to field research. Londres, Allen y a Review», en Review of Educational
Unwin, 1984b. Research, 57, 1 (1987).
BURNETT, J. H.: «Anthropology in Relation to — «Clarifying Qualitative Research: A Focus
Education», en American Behaviorist on Traditions», en Educational Resear-
Scientist, XXIII, 2 (1979). cher, 17, 1 (1988).
COOK, T. D.; REICHARDT, CH. S.: Métodos cua- LIGHTFOOT, S.: The Good Hight School. Por-
litativos y cuantitativos en investiga- traits of Character and Culture. New
ción evaluativa. Madrid, Morata, 1986. York, Basic Books, 1983.
DEROUET, J. L.; HENRIOT-VAN ZANTEN, A.; OGBU, J. U.: «Antropología de la educación»,
SIROTA, R.: «Approches ethnographi- en HUSEN, T.; NEVILLE POSTELTHWAITE, T.

175
(Dir.): Enciclopedia Internacional de la Un modelo de trabajo para etnógrafos
Educación. Madrid, Vicens Vives/MEC, de la escuela. Madrid, Trotta, 1997.
1989. VELASCO MAÍLLO, H. M.; GARCÍA CASTAÑO, F.
PEACOCK, J.: El enfoque de la antropología. J.; DÍAZ DE RADA, A. (Ed.): Lecturas de
Barcelona, Herder, 1989. antropología para educadores. Madrid,
RIST, R. C.: «Blietzkrieg Ethnography: on the Trotta, 1993.
transformation of a method into a WAX, M.; WAX, R.: «Great Tradition, Little Tra-
movement», en Educational Resear- dition, and Formal Education», en WAX,
cher, 9 (1980). M.; D IAMOND , S.; G EARING , F. (Eds.):
SAN ROMÁN, T.: «Antropología aplicada y Anthropological Perspectives on Educa-
relaciones interétnicas», en REIS, 27 tion. New York, Basic Books, 1971.
(1984). WILCOX, K.: «Ethnography as a Methodo-
— «Interdisciplinariedad, interprofesionali- logy and Its Application to the Study of
dad e intervención social», en PRAT, J.; Schooling: A Review», en SPINDLER, G.
MARTÍNEZ, A. (Eds.): Ensayos de antro- D. (Ed.): Doing Ethnography of Schoo-
pología cultural. Homenaje a Claudio ling. New York, Holt, Rinehart y Wins-
Esteva Fabregat. Barcelona, Ariel, 1996. ton, 1982.
S HIMAHARA , N.: «Anthroethnography: A W ITTROCK , M.C.: La investigación de la
Methodological Consideration», en enseñanza, II y III. Barcelona, Pai-
SHERMAN, R. R.; WEBB, R. B. (Eds.): Qua- dós/MEC, 1989.
litative Research in Eduction: Focus WOLCOTT, H. F.: «Criteria for an Ethnogra-
and Methods. New York, Falmer Press, phic Approach to Research in Schools»,
1988. en Human Organization, 34, 2 (1975).
SPINDLER, G. D. (Ed.): Doing Ethnography of — How to Look Like an Anthropologist
Schooling. New York, Holt, Rinehart y Without Really Being One. Trabajo pre-
Winston, 1982a. sentado a la Asamblea Anual de la
— «General Introduction», en SPINDLER, G. American Educational Research Asso-
D. (Ed.): Doing Ethnography of Schoo- ciation. Boston, 1980.
ling. New York, Holt, Rinehart y Wins- — «Differing Styles of On-Site Research, Or,
ton, 1982b. If It Isn’t Ethnography, What It Is?», en
SPRADLEY, P.: Participant Observation. New Review Journal of Philosophy and
York, Holt, Ronehart y Winston, 1980. Social Science, 7, 1-2 (1982).
T IKUNOFF, W. J.; WARD , B. A. (Comp.): — «On Ethnographic Intent», en SPINDLER,
«Exploring qualitative/quantitative G.D.; SPINDLER, L. (Eds.): Interpretive
research methodologies in education», Ethnography of Education. New Jersey,
en Anthropology and Education Quar- Lawrence Erlbaum, Hillsdale, 1987.
terly, 8, 2 (1977). WOODS, P.: Inside Schools: Ethography in
VELASCO MAÍLLO, H. M.; DÍAZ DE RADA, A.: La Educational Research. Londres, Rou-
lógica de la investigación etnográfica. tledge and Kegan Paul, 1986.

176

Das könnte Ihnen auch gefallen