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1.

Introducción Formatted: Font: (Default) Times New Roman, Bold

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El intestino como un ecosistema

Un ecosistema puede ser definido como un lugar geográfico donde coexisten los constituyentes

vivos y los inertes. El tubo digestivo, responde bien a esta definición.

El número de microorganismos presentes en la porción final del tracto gastrointestinal humano es

de aproximadamente 1011 bacterias por gramo de contenido. Esta microflora es el resultado de

interacciones entre bacterias, huésped y medio externo y tiene una importancia fundamental en el

individuo sano así como en el enfermo. Su desarrollo se inicia en el momento del nacimiento y

después continuacontinúa un proceso lento y gradual que se completa en varios años. Formatted: Font: (Default) Times New Roman

La microflora colónica de los niños alimentados con leche materna, contiene un alto porcentaje

de bifidobacterias. Con el transcurso de los años después de interrumpir este tipo de alimentación,

el número de bifidobacterias comienza a disminuir (1).

Los componentes de la flora intestinal varían de una persona adulta a otra ya que dependen del

medio en el que habita el ser humano, de su alimentación y del patrimonio genético del de cada

individuo.

El ácido gástrico y el flujo peristaltico normal del intestino delgado limita la población bacteriana

del tracto gastrointestinal alto.

El intestino delgado es una zona de transición entre el estomago y el colon, en el se produce una

transición gradual de la flora Gram-positiva a una población Gram-negativa. Esta flora varia

según el segmento intestinal, por si misma no produce alteraciones, constituyendo un verdadero

cultivo autorregulable (2).

Hay dos tipos de flora intestinal: la flora residente o autóctona y la pasajera o transitoria. La

primera se adhiere a las células epiteliales de la mucosa, son microorganismos fijos que se

multiplican con rapidez, que están bien adaptados y son estables e inocuos. La flora pasajera no
se fija al epitelio ni se establece en el intestino y esta formada por los microorganismos no

patógenos procedentes de la porción superior del tubo digestivo, los alimentos y el medio

ambiente (3).

Algunos de los efectos de la flora intestinal son (4):

- La modificación cualitativa del intestino.

- Su papel sobre la degradación de los nutrientes.

- La síntesis de vitaminas

- La producción de ácidos grasos volátiles y la reabsorción de metabolitos bacterianos.

- Síntesis de aminas activas y poliaminas.

- El papel sobre los productos de secreción endógena.

- La producción de gases.

- La acción sobre el metabolismo de los xenobioticos.

Existen ciertas características propias de la microflora colónica en donde predominan las

bifidobacterias entre las que encontramos la producción de ácidos grasos de cadena corta y de

ácido láctico como producto de la fermentación de los carbohidratos, que disminuyen el pH en el

colon creando un medio donde las bacterias potencialmente patógenas no pueden crecer y

desarrollarse. También producen las llamadas bacterocinas, que actuan como antibióticos e

inhiben a las bacterias patógenas. La estimulación del Sistema inmune, especialmente el intestinal

y la capacidad de sintetizar algunas vitaminas del complejo B.

Las infecciones persistentes en el tracto intestinal causan perdidas apreciables de

Inmunoglobulinas, linfocitos y otras células y moléculas efectoras así como, nutrientes que

conllevan al organismo a una inmunodeficiencia secundaria, esto desarrolla un ciclo que causa el

deterioro severo del individuo. Las inmunodeficiencias secundarias son asociadas frecuentemente
a enfermedades diarreicas, estas alteraciones desestabilizan de forma temporal o permanente

algunos componentes de la inmunidad e incrementan la susceptibilidad a las infecciones.

La malnutrición aumenta los procesos infecciosos y especificamente las diarreas infecciosas que

aumentan la frecuencia de infecciones en la mucosa y una disminución de la motilidad intestinal

que constituye la perdida de una de las características funcionales más importantes para el control

de la proliferación bacteriana. El sobrecrecimiento de bacterias en el tracto intestinal produce una

disminución de la formación de la micela, el aumento de ácidos biliares produce un incremento

en la permeabilidad de la mucosa, permitiendo la absorción de macromoléculas incluyendo los

antígenos foráneos y toxinas. La actividad mitotica de las células crípticas disminuye retardando

la producción, migración y maduración de los enterocitos y se produce un mecanismo de

reparación defectuoso en la mucosa intestinal (5) (6).

La superficie de la mucosa intestinal tiene mecanismos de defensa que discriminan

adecuadamente entre la flora comensal, la simbiótica y los patógenos exógenos (6).

2. Breve reseña histórica de los probióticos Formatted: Font: (Default) Times New Roman, Bold

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El papel beneficioso de las leches fermentadas para la salud se conocía desde hace varios siglos,

pero no fue hasta 1908 cuando el científico ruso Ilya Metchnikoff enfatizó los beneficios que

proporcionaba el consumo de yogur a los pobladores de los Balcánes, en los que asoció su gran

longevidad y buena salud física al elevado consumo de yogur, por sus investigaciones recibió el

premio novel de Medicina en ese año.

En 1965 Lilly y Stillwell utilizaron por primera vez el término de Probiótico, para nombrar a los

productos de la fermentación gástrica (7). Esta palabra se deriva de dos vocablos, del latín -pro-

que significa por o en favor de, y del griego –bios- que quiere decir vida.
Esta definición fue modificada y se redefinió el termino de Probióticos como microorganismos y

compuestos que participan en el balance y desarrollo microbiano intestinal . En la actualidad la

definición de Probióticos ha sido dada por R. Fuller en 1989 como "Aquellos microorganismos

vivos, principalmente bacterias y levaduras, que son agregados como suplemento en la dieta y

que afectan en forma beneficiosa al desarrollo de la flora microbiana en el intestino"(8).

Los probioticos son microorganismos que estimulan las funciones protectoras del tracto digestivo,

también son conocidos como bioterapeuticos, bioprotectores o bioprofilácticos, se utilizan para

prevenir las infecciones entericas y gastrointestinales (9). Para que un microorganismo pueda

cumplir con esta función de protección tiene que poseer características tales como: Ser habitante

normal del intestino, tener un tiempo corto de reproducción, ser capaz de producir compuestos

antimicrobianos y ser estable durante el proceso de producción, comercialización y distribución

para que pueda estar vivo en el intestino (10).

La protección de estos microorganismos se lleva a cabo mediante dos mecanismos: El

antagonismo que impide la multiplicación de los patógenos y la producción de toxinas que

impiden su acción patogénica. Este antagonismo esta dado por la competencia por los nutrientes

o los sitios de adhesión. Mediante la inmunomodulación protegen al huesped de las infecciones

induciendo a un aumento de la producción Inmunoglobulinas, aumento de la activación de las

células mononucleares y de los linfocitos (9).

Las bacterias ácido lácticas pueden colonizar transitoriamente el intestino y sobrevivir durante el

tránsito intestinal además, por su adhesión al epitelio, modifican la respuesta inmune local del

hospedero (11).

Ha sido probado in vitro o in vivo el efecto de los probióticos en estados patológicos como

diarreas, vaginitis, infecciones del tracto urinario, desordenes inmunológicos, intolerancia a la

lactosa, hipercolesterolemia y alergia alimentaria (12) (13).

3. El Sistema Inmune Formatted: Font: (Default) Times New Roman, Bold


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Es el sistema de defensa del organismo, encargado de poner en marcha una serie de mecanismos

para hacer frente a la invasión masiva de sustancias extrañas (antígenos) al mismo. El tipo de

respuesta inmune depende de la naturaleza del antígeno (virus, bacterias, parásitos, hongos,

pólenes, determinadas proteínas alimentarias), así como de su vía de entrada al organismo (piel,

sangre, mucosa del tracto respiratorio, epitelio del tracto gastrointestinal).

La primera línea de defensa previene de la mayor parte de enfermedades infecciosas y está

constituída por barreras físico-químicas como son la piel y la capa mucosa (ej. a nivel nasal e

intestinal) (14).

La inmunidad segretora de la mucosa es el mecanismo más conocido en la defensa contra

enteropatógenos. La IgA secretora en el lumen intestinal reacciona con los Antígenos específicos

previniendo su ataque a la superficie de la mucosa. Este efecto protector depende de la capacidad

de unión al Antígeno y se ha llamado inmunoexclusión (15)

La respuesta del sistema inmune implica una compleja interrelación entre sus componentes. Se

dan principalmente tres fases en esta respuesta: identificación de la partícula extraña, destrucción

de la misma y regulación de la respuesta inmune mediante diversos mecanismos de

retroalimentación o "feedback" (16).

El Sistema Inmune intestinal permanece "no reactivo" a la microflora residente lo cual es

interpretado como una manifestación de tolerancia inmunológica. Este proceso es de vital

importancia en la integridad del intestino, un fallo en este mecanismo puede conllevar a procesos

inflamatorios patológicos . Los mecanismos mediante los cuales los microorganismos autóctonos

contribuyen a la modulación de la reactividad en la defensa intestinal contra los patógenos para

preservar la integridad del intestino, se ha llamado efecto barrera.

Alimentos y Sistema Inmune Formatted: Font: (Default) Times New Roman, Bold
El consumo de alimentos se relaciona con el sistema inmune en distintos aspectos. Toda ingesta Formatted: Font: (Default) Times New Roman

de alimentos origina una respuesta inmune que generalmente desarrolla tolerancia a lo que en

teoría podría ser una sustancia extraña al organismo. En efecto, las alergias alimentarias o

reacciones de hipersensibilidad incluyen todas aquellas reacciones que implican la puesta en

marcha de mecanismos inmunológicos; en este sentido, se distinguen de las intolerancias

alimentarias donde no actúa el sistema inmune (17).

Asímismo, hay que tener en cuenta la importancia de mantener un buen estado nutricional para

conseguir un funcionamiento adecuado del sistema inmune, ya que los alimentos aportan los

nutrientes esenciales para la síntesis de los elementos (sustancias y células inmunocompetentes)

que constituyen dicho sistema (18).

Sin embargo, no hay que olvidar que junto con los alimentos, ingerimos una gran cantidad de

bacterias, la mayoría de las cuales mueren cuando atraviesan la pared gástrica, debido a su bajo

pH. Precisamente, el interés reciente se centra en aquellas bacterias que son capaces de sobrevivir

una vez han atravesado el tracto gastrointestinal. Teóricamente, estos microorganismos podrían

interaccionar con las bacterias de la microflora y/o células de la mucosa intestinal, induciendo o

modulando distintas actividades biológicas que pudieran ser beneficiosas (19) se trata pues de

microorganismos capaces de sobrevivir a través del tracto digestivo, tienen un efecto beneficioso

en la función intestinal y promueven la salud (20) (21). De hecho, las LAB constituyen una gran

proporción de los cultivos probióticos que se utilizan en los países desarrollados (22).

Probióticos y Sistema Inmune Formatted: Font: (Default) Times New Roman, Bold

A principios de la década pasada se señaló la influencia de los Probióticos sobre la respuesta Formatted: Font: (Default) Times New Roman

inmune. Es esencial que las LAB vivas sobrevivan después de atravesar el tracto gastrointestinal,

para poder expresar así sus propiedades inmunomoduladoras (23). En este sentido, se ha

observado que ciertas cepas de LAB actúan sobre las reacciones de hipersensibilidad retardada,

producción de anticuerpos, activación funcional de macrófagos (24); se ha podido demostrar


además que algunas son capaces de prevenir infecciones entéricas, así como de ejercer una acción

antitumoral al inhibir agentes químicos carcinogénicos (25).

Las propiedades inmunomoduladoras de las bacterias ácido lácticas en humanos han sido

descritas por varios grupos de investigadores, recientemente se probó en un grupo de voluntarios

sanos una leche fermentada suplementada con Lactobacillus acidophilus La1 o Bifidobacterium

bifidum Bb12 y se midió la actividad fagocitica de leucocitos en sangre, esta se encontró

aumentada en ambos grupos y coincidió con la colonización fecal por bacterias ácido lácticas que

permanecieron en el intestino 6 semanas después de la ingestión del producto (26). Los estudios

más recientes aseguran que el mecanismo de fagocitosis se activa e incrementa en los tratamientos

con bebidas lácteas enriquecidas con Lactobacillus y que esto va acompañado de la producción

de varias citoquinas como el Interferon g , Interleuquina 12 y la Interleuquina 10 (27) (28).

Con frecuencia se han citado en la bibliografía ciertas propiedades inmunomoduladoras de las

LAB, aunque sigue sin comprenderse con exactitud cuales son los mecanismos implicados (29).

Sin embargo, se ha descrito en modelos animales un efecto protector que ejercen las LAB frente

a patógenos intracelulares, y que podría estar asociado con una activación del sistema

reticuloendotelial (30).

Los estudios más recientes tratan de conocer los mecanismos implicados y obtener un modelo en

el que se pueda observar la relación causa-efecto entre la ingestión de los distintos tipos de leches

fermentadas y la modulación del sistema inmune (30).

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4. Efectos beneficiosos de las leches fermentadas

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La leche fermentada es un producto lácteo preparado con leche en polvo o concentrada que ha

sufrido pasteurización, esterilización ó ebullición, a la que se le inocula LAB que pertenecen a

una ó varias especies, características para cada producto. Las LAB se caracterizan porque durante
la fermentación transforman algunos azúcares, principalmente la lactosa, en ácidos orgánicos

(láctico y acético). Son utilizadas en la elaboración de yogures y determinados productos de

fermentación de la leche (31).

Los estudios llevados a cabo en animales y en humanos se han centrado en los efectos de las

leches fermentadas sobre tres funciones prioritarias del sistema inmune: reconocimiento del

antígeno, destrucción del mismo y regulación del material destruído. Así, se ha podido observar

que los macrófagos, inmunoglobulinas específicas y algunas citoquinas se modifican tras la

ingesta de leche fermentada (32).

Se ha indicado también que la ingesta regular de leches fermentadas puede resultar beneficiosa

para prevenir enfermedades infecciosas comunes por ingestión de patógenos. En este sentido, se

ha observado que la diarrea infantil mejora de forma significativa tras la ingestión de leches

fermentadas, lo que se ha atribuído a su efecto inmunomodulador (33) (34) posiblemente ejercido

a nivel de la mucosa intestinal. Saucier y colaboradores (35) observaron periodos de

supervivencia más prolongados en ratones que ingerían leche fermentada con 8 tipos de LAB

durante 13 días antes de inducir un proceso de infección tras inoculación con Klebsiella

pneumoniae; se cree que en este resultado intervienen los niveles elevados de IgG producidos por

las LAB.

Fagocitosis Formatted: Font: (Default) Times New Roman, Bold

La fagocitosis es un mecanismo de los llamados no específicos de la Respuesta inmune. Este Formatted: Font: (Default) Times New Roman

mecanismo es activado por ciertas moléculas que actuan como señales, varios autores han

demostrado la activación de esta función cuando se administran leches fermentadas con

Lactobacilos. Se observó un aumento en la capacidad fagocítica, en 28 voluntarios humanos

después de consumir 7 x 10 10 cfu/día de B. bifidum o de L. acidophilus contenidos en 360 ml

de leche fermentada. Dicho efecto ha sido observado inmediatamente después de concluidas 3

semanas de ingerir el producto fermentado. Sin embargo, curiosamente la actividad fagocítica se


incrementa aún más cuando se mide 6 semanas después de interrumpir la ingesta de la leche

fermentada (26)

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Inmunidad Humoral

En un grupo de ancianos después de consumir B. bifidum y L. acidophilus. Formatted: Font: (Default) Times New Roman

Se observó un aumento de las células B en sangre periférica junto con una reducción en la

inflamación colónica (36)

Yasui y Ohwaki (37) han puesto de manifiesto que la estimulación de la proliferación de linfocitos

B en las placas de Peyer se puede inducir por Bifidobacterium breve.

El consumo de yogur (38) o de leches fermentadas con L. acidophilus, L. casei (Perdigón, 1993),

Bifidobacterium longum y mezclas de distintas LAB (34) conllevó un aumento significativo de

distintos parámetros inmunológicos, como células productoras de inmunoglobulina A secretora,

niveles de IgG y respuesta de anticuerpos específicos.

Al aplicar una terapia de vacunación oral junto con la administración de Lactobacillus casei, en

niños entre 2 y 5 meses de edad se ha comprobado el efecto inmunoestimulador de la vacuna

contra rotavirus, produciéndose un aumento de células secretoras de IgM especifícas frente al

citado agente infeccioso (39). En un estudio semejante de vacunación contra S. typhimurium y

consumo previo de leches fermentadas con L acidophilus y bifidobacterias se ha comprobado un

aumento de la IgA total y específica (40).

Se ha demostrado en voluntarios humanos que la ingestión de leches fermentadas con L.

acidophilus (5x109 cfu), consecutiva a una vacunación oral con una cepa atenuada de Salmonella

typhi aumenta significativamente los niveles séricos de inmunoglubulina A contra el

lipopolisacárido patógeno.

Inmunidad Celular
Schiffrin y colaboradores (26) no observaron modificaciones en las subpoblaciones linfocitarias

de adultos tras la ingestión de B. bifidum o de L. acidophilus. Otros investigadores reportaron

aumentos en la población de células T en general (24).

Citoquinas Formatted: Font: (Default) Times New Roman, Bold

En estudios "in vitro" se ha podido observar que al incubar células mononucleares de sangre Formatted: Font: (Default) Times New Roman

periférica con L. casei, L. acidophilus o Bifidobacterium sp se favorece la producción de IL1-a ,

TNF-a y IFN-g . Tanto las bacterias intestinales como las lácticas inducen la secreción de

citoquinas, por lo que podría existir una relación entre algunos alimentos, la flora intestinal y la

regulación del sistema inmune (32).

El L. acidophilus Ke-10 posee también un efecto inmunomodulador en experimentos tanto "in

vivo" como "in vitro". Así, se ha comprobado su capacidad para restablecer la actividad

proliferativa de linfocitos y para producir IL2 en ratas con inmunodeficiencia inducida por

radiación (41).

También se ha observado que el L. acidophilus, tanto en cepas activas como en producto

termizado induce la producción de IFN-g por macrófagos (42).

Otros investigadores han descubierto que, después de probar distintas bacterias lácticas, solo el

Lactobacillus helveticus en un medio cuya fuente proteica es la b -caseína, es capaz de modular

la proliferación de linfocitos, aunque no ejerce acción alguna sobre la actividad citotóxica de las

células "natural killer". Cuando el sobrenadante del cultivo es activado por el mitógeno

concavalina A se produce un incremento en la producción de IFN g y una disminución de los

niveles de IL2, resultados que se correlacionan con un descenso en la proliferación de linfocitos.

Los autores concluyen que la actividad del sobrenadante del cultivo podría estar relacionada con

la interacción con monocitos-macrófagos y células T "helper", especialmente del tipo Th1 (43).
Con el fin de estudiar los mecanismos de acción debidos a la fermentación de la leche con las

bacterias lácticas, se han llevado a cabo diversos estudios para investigar qué componentes

procedentes de las LAB podrían intervenir en el desarrollo de la actividad inmunomoduladora.

En este sentido, se ha atribuido la producción de citoquinas al efecto que podría ejercer un

componente de la pared celular de las bacterias lácticas (32),

Por su parte, Rangavajhyala, (44) ha determinado que la producción de citoquinas

proinflamatorias (IL1-a y TNF-a ) a partir de macrófagos por una determinada cepa de L.

acidophilus (LA1) depende de un componente de naturaleza no lipopolisacárida procedente del

LA1, ya que el LPS de E. coli a distintas concentraciones no consigue estimular la secreción de

dichas citoquinas. Un estudio para conocer en que medida el yogur favorecía la recuperación de

un grupo de anorexicas, se midió la sintesis de Interferon g (INF-g ), las Interleuquinas 2, 4, y 6

y el factor de necrosis tumoral a (TNFa ). Los resultados demostraron un aumento significativo

de todas estas citoquinas en el período en que los pacientes tomaron el yogurt (45).

En un reciente e innovador estudio de investigación llevado a cabo "in vitro"(46) se comparan los

efectos inmunológicos de LAB y distintas enterobacterias sobre enterocitos humanos. Mientras

que las enterobacterias son capaces de activar las células epiteliales del intestino por sí mismas,

las LAB lo hacen mediante la inducción de la expresión de ciertos marcadores superficiales en

las células epiteliales intestinales haciéndolas más sensibles a la exposición simultánea de IFN-g

. Por otra parte, el mecanismo disparado por las enterobacterias da lugar a una respuesta

inflamatoria local (con producción de IL-8, MCP-1, TNF-a y GM-CSF) que no ocurre con las

LAB, característica interesante en relación con su papel protector de la mucosa intestinal.

Alergias

Es una patología en la que se empieza a estudiar los efectos de las LAB, sin embargo, hasta el

momento, los resultados son controvertidos y no se conocen los mecanismos de acción.


Se ha observado la remisión de síntomas alérgicos de tipo nasal en una población de 42 jóvenes

y 56 adultos, tras la ingestión de 200 gramos al día de yogur durante 1 año (47), en comparación

con un grupo control. Sin embargo, no se sabe cuales podrían ser los mecanismos implicados,

puesto que los autores no han encontrado diferencias significativas en los parámetros

inmunológicos estudiados.

En otro estudio, con diseño de tipo cross-over, en el que individuos asmáticos son sometidos a

una ingesta de 225g de yogur 2 veces al día con o sin L. acidophilus durante 1 mes, se ha

encontrado en el grupo que consume el yogur con L. acidophilus que los niveles de IFN-g están

más elevados y la eosinofilia es menor (48). No obstante, no aparecen diferencias significativas

en la clínica de los pacientes, ni en su calidad de vida.

Del mismo modo, cuando se ha estudiado en pacientes atópicos los efectos del yogur, conteniendo

Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus, no se ha observado ninguna mejoría

significativa en los parámetros inmunológicos estudiados (función fagocítica y respuestas

inmunes humoral y celular) (49).

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Diarreas

Se ha considerado que el concepto de probióticos para el tratamientyo de la diarrea aguda y Formatted: Font: (Default) Times New Roman

crónica es muy importante, demostrandose que algunos son muy efectivos, aportando ventajas

costo beneficio en los tratamientos.

Se ha observado que cuando se ingiere leche fermentada con L. casei y L. acidophilus durante 8

días antes de la inoculación con Shigella sonei se produce un incremento en la supervivencia del

animal de experimentación, así como un aumento de anticuerpos séricos contra la bacteria, lo que

sugiere la protección del intestino frente al proceso infeccioso (50).

El efecto de las Bifidobacterias en su paso por el intestino y los mecanismos por los que estimulan

el sistema inmune han sido estudiados, pudiéndose comprobar que el consumo regular de leche
fermentada puede prevenir la infección gracias a la acción de la IgA secretora que impide la

absorción de antígenos por el epitelio de las mucosas, así como su entrada al interior del

organismo y de este modo se evita el anclaje de microbios patógenos al epitelio intestinal (51).

Los rotavirus son extremadamente contagiosos y atacan a los niños de corta edad, infectando las

células del colon y provocando fortísimas diarreas, que cada año son las responsable de la muerte

de unos 90 000 niños en el mundo.

El índice de mortalidad por diarrea en niños malnutridos es mayor del 1 % y se ha observado que

los alimentos probióticos pueden prevenir la colonización por algunas bacterias y virus que causan

diarrea.

En un estudio realizado en 39 niños entre 7-39 meses con gastroenteritis aguda por rotavirus se

ha observado que la ingesta de L. casei aumenta los niveles de las células secretoras de

inmunoglobulinas IgA, IgG e IgM, disminuyendo además la duración de la diarrea en

comparación con un grupo control (1,1 días en el grupo con L. casei vs 2,5 días en el grupo con

placebo) (51).

Cáncer Formatted: Font: (Default) Times New Roman, Bold

Aunque todavía no se ha podido comprobar el mecanismo exacto de la acción antitumoral de los Formatted: Font: (Default) Times New Roman

probióticos existe la hipótesis de un incremento de la apoptosis o muerte celular programada de

las células del intestino frente a un carcinógeno.

Hirayama y Rafter (52) describieron las vías hipotéticas por las que las bacterias probióticas

inducen su efecto en reacciones que tienen un papel determinante en las fases iniciales de la

carcinogénesis de colon y el efecto de las enzimas fecales sobre el metabolismo de las sustancias

carcinogénicas en el interior del intestino, la capacidad de las bacterias probióticas de evitar la

absorción de mutágenos y carcinógenos en el intestino, y los efectos de los probióticos en la

cinética de las células epiteliales del colon (53).


Se demostró que en 48 pacientes con cáncer de vejiga, que después de ingerir L. casei durante un

año, y tras haber sido sometidos a la resección del tumor, el intervalo de tiempo que transcurrió

hasta la reaparición del mismo fue más prolongado que en el grupo control que ingirió un placebo,

350 días frente a 195 días del grupo estudio (54).

También se han llevado a cabo estudios en ratones para observar la prevención y tratamiento del

cáncer (55) observaron una importante disminución en el desarrollo de tumores secundarios

cuando los animales fueron previamente alimentados con L. casei (33) observaron que el consumo

de L. casei inhibia el crecimiento de un fibrosarcoma implantado subcutáneamente; estos autores

enfatizaron la importancia de la concentración y frecuencia de la ingestión del L. casei en el

desarrollo de estos efectos.

Se estudió el efecto del yogur frente a distintos compuestos carcinogénicos experimentales a nivel

del cólon. Para determinar si la actividad antimutagénica requiere la presencia de un crecimiento

bacteriano, se compararon los resultados frente a los obtenidos con leches no fermentadas tratadas

o no con ácido láctico. Los extractos de leche presentaron la misma baja actividad antimutagénica,

aproximadamente 2,5 veces inferior, que la encontrada en el extracto de yogur, con lo que se

demuestró la importancia de la presencia de las LAB. (25).

El grupo de la Dra. Gabriela Perdigón desarrolló un estudio en ratones alimentados con yogur, a

los que se le indujo un tumor intestinal, los aminales siguieron siendo alimentados con yogurt ,

dando como resultado una inhibición del carcinoma intestinal, com incremento de las células

productoras de IgA y Linfocitos T (24).

Al estudiar el efecto de leches fermentadas con distintas cepas de LAB (Bifidobacterium infantis,

Bifidobacterium bifidum, Bifidobacterium animalis, Lactobacillus acidophilus y Lactobacillus

paracasei) sobre el crecimiento de una línea celular de cáncer de mama, se ha observado una

inhibición del mismo, siendo las cepas más efectivas Bifidobacterium infantis y Lactobacillus

acidophilus. Es de destacar el hecho de que no se pueda relacionar el efecto antiproliferativo a la

presencia de bacterias en la leche fermentada, ni a la leche entera o a alguna de sus principales


fracciones (lactalbúmina o beta-lactoglobulina), ya que son incapaces de afectar el crecimiento

celular. Por ello, se sugiere la presencia de un compuesto soluble producido "ex novo" por las

LAB durante la fermentación de la leche, que posea actividad antiproliferativa y sea útil en la

prevención y terapia de tumores graves, como el cáncer de mama (56).

Resultados recientes han descrito las bases científicas por la cual el yogur ejerce su efecto

antitumoral, planteando que podría ser : por la disminución de la respuesta inflamatoria a través

del incremento de células IgA+, evitando la formación de radicales oxidantes, los cuales son

mutagénicos y favorecerían el desarrollo tumoral y/o por disminución en el indice mitótico y

aumento en la apoptosis celular, mediante la liberación de citoquinas.

5. Conclusiones Formatted: Font: (Default) Times New Roman, Bold

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Dado que las leches fermentadas presentan un efecto modulador sobre la mucosa intestinal,

podrían ejercer un mecanismo preventivo contra enfermedades infecciosas y un mantenimiento

en la homeostasis del sistema inmune, sin la inducción de efectos perjudiciales, como alergias o

reacciones autoinmunes.

Se necesita profundizar mucho más en los estudios de investigación, tanto en experimentación

básica como en la aplicación práctica, para comprender distintas cuestiones todavía sin resolver.

Por ejemplo, la naturaleza de la interacción de las leches fermentadas a nivel de la mucosa

intestinal y los mecanismos implicados. Será también importante establecer la relación entre la

respuesta inmune y los efectos beneficiosos observados en la salud. El siguiente paso consistirá

en la identificación de aquellas LAB (especie, cepas) más beneficiosas para los distintos

propósitos; así como determinar la concentración y frecuencia de consumo de las diversas

modalidades de leches fermentadas, para conseguir los efectos óptimos, así como la elaboración

de nuevos productos con efectos positivos específicos para un determinado propósito.


Será de interés también ahondar en la implicación de los productos fermentados y las distintas

bacterias lácticas para evitar ciertos síntomas desagradables, permanentes y subliminales,

producidos por alergias alimentarias subclínicas.

Se deberá abordar el uso de preparaciones con probióticos en el tratamiento de las patologías

asociadas a la infección por Helicobacter pylori.

6. Bibliografía Formatted: Font: (Default) Times New Roman, Bold

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1-Roberfroid M. B. El rol de los probióticos en la alimentación humana. Nutrición. Nestlé. Año

2. No 3. 2000. P6-11

2-Heller S. Microflora del tracto gastrointestinal en el niño. Simposio sobre Utilidad de los

probioticos en el manejo de las diarreas. Revista de enfermedades infecciosas en pediatría. 1998

Vol XI, número 6, p 179.

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