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Normalmente estamos acostumbrados a trabajar con familias tradicionales (padres con hijos)
pero existen muchos otros tipos de familias cada vez más numerosas como:
•Familias monoparentales
•Familias que vuelven a la F.d.O.
•Familias de culturas diferentes
•Familias Interculturales
•Familias Homosexuales con Hijos propios o adoptivos
•Familias Reconstituidas
Dunn y Plomin sostienen (13 y 14) que los factores ambientales influyen intensamente en
las lecturas diferentes que se ponen en marcha dentro de las familias entre los miembros de la
fatría. En particular, son exactamente las claves de lectura de la realidad y del ambiente que
un hermano no comparte con los otros los que utiliza para su desarrollo. Dentro de esta óptica,
una interpretación diferencial del crecimiento puede convertirse en un útil aliado dentro de la
intervención terapeútica. En este sentido, cada hermano puede proporcionar una imágen
personalizada y una clave idéntica de lectura de la imágen familiar, que puede producir una
versión innovadora de la imágen colectiva y compartida por la familia en tratamiento.
En la familia los hermanos funcionan como un subsistema: se trata, según Minuchin (16), del
"primer laboratorio social en el cual los hijos pueden consolidar sus relaciones entre coetáneos.
En este contexto los hijos se apoyan, se aislan, se acusan reciprócamente y aprenden uno del
otro. De este modo, coetáneos e hijos aprenden a negociar, a cooperar y a competir". Las
funciones que cada uno de los hermanos desarrolla en el ámbito de la familia depende, en
gran parte, de lo que en el tiempo se adquiriere como papel e identidad en el ámbito de la
vida familiar.
En la terapia con el subsistema de los hermanos los objetivos que intentamos conseguir tienen
que ver, precisamente, con la posibilidad de poner en marcha y redefinir este subsistema
especial, utilizando los recursos y competencias propios de este.
El vínculo que se desarrolla entre los hermanos abarca todo el arco del ciclo vital: el hermano
es el pariente más cercano y el que más dura en el tiempo; es un coetáneo que tiene el mismo
periodo de existencia y que al mismo tiempo comparte gran parte de las competencias
sociales y las experiencias relacionales y afectivas necesarias para el desarrollo. Nuestros padres
están con nosotros desde el nacimiento, pero la naturaleza exige que nos abandonen llegado
un cierto punto de sus vidas; nuestras parejas o nuestros hijos llegan más tarde, habitualmente
cuando ya estamos en la edad adulta y no han compartido directamente nuestra infancia y
adolescencia; los hermanos (y algún primo) han estado siempre ahí y continuarán existiendo
durante la mayor parte de nuestra vida. Son nuestras "raíces horizontales", así como los padres o
los ascendentes son las "verticales".
Son por esto un gran recurso, porque junto con ellos se comparte la infancia y la adolescencia,
HERMANOS Y NUEVAS JERARQUIAS
de las cuáles a menudo tienen una lectura no totalmente coincidente, lo cual resulta ser una
gran riqueza para el contexto terapeútico, donde las "otras lecturas" de los mismos eventos son
exactamente lo que nos hacen falta.
La literatura nos recuerda que sobre el feto se concentran expectativas individuales y familiares,
sentimientos y sensaciones unidas a eventos que pueden verificarse durante el embarazo, en el
nacimiento o en el primer periodo post-natal, o también como consecuencia de semejanzas e
identificaciones entre padre e hijos. Así mismo el orden de nacimiento es importante (20), no
sólo por el significado específico que puede tener el nacimiento del primer hijo, sino también,
como señalan Bank y Kanh (2), en la mayor parte de las familias un único sujeto puede ocupar
un cierto espacio psicológico en un determinado periodo de tiempo (Pecchioli 17).
Esto quiere decir que el primer hijo adquiere una especie de derecho de prelación sobre una
determinada posición funcional, que habitualmente no podrá ser ocupada por un hermano
sucesivo, si el primero no la ha dejado libre. Los otros hijos deberán convertirse en otra cosa.
También los padres tienen la posibilidad de condicionar las posiciones funcionales de los hijos.
Una asignación funcional positiva puede ser reforzada por los padres durante años, hasta
convertirse en una identidad positiva satisfactoria (el bueno, el inteligente, etc.).
Al contrario, una asignación funcional negativa puede ser de peso para el desarrollo del hijo y
puede condicionarlo fuertemente. En las familias sanas estos papeles se son asignados y
modificados de manera flexible y esto garantiza la posibilidad de desarrollo de todos. Pero si, al
contrario, una posición funcional se convierte en estable por petición de uno o de ambos
padres y existe la complicidad de los hermanos, se está preparando un espacio para el
síntoma. Respecto al papel de los hijos y por lo que se refiere al orden de llegada en la pareja,
tenemos reglas generales que son estadísticamente válidas. El primogénito frecuentemente
realiza profesiones de ayuda las cuales ha realizado ya en la familia. Es el "terapeuta" del
núcleo y se responsabiliza haciéndose cargo de las situaciones y de las personas.
Habitualmente es respetuoso con las reglas, es obediente; el primer hijo es "de la madre", por la
relación biológica que se establece y porque ninguna persona intentaría "llevárselo".
El segundo hijo encuentra esta función ocupada y se crea otros espacios con los padres, a
menudo lúdicos; es el jugetón sobre el que recaen expectativas muy diferentes. Este es en
cambio el hijo "del padre", en parte porque la madre está ya ocupada con el primero y
porque, de todas formas, un hijo le debe corresponder al padre. Este aspecto varía en función
del sexo del feto y del grado de machismo cultural dentro del grupo. Por ejemplo, una madre
puede dejar a una primogénita a un padre para dedicarse a un segundo hijo varón en una
familia, en la que por tradición, los hombres cuentan más.
HERMANOS Y NUEVAS JERARQUIAS
El tercer hijo es más libre, debe inventarse un espacio que todavía no haya sido ocupado por
los otros dos hijos y tiene problemas para elegir un progenitor al cual unirse. Esta puede ser una
gran ventaja y al mismo tiempo, una fuente de menor sentido de pertenencia a la familia.
El cuarto hijo (y sucesivos) nace a distancia de un tiempo, como resultado a menudo, se repite
el ciclo.
Dunn y Plomin afirman que cada hermano crece un una familia diferente; una afirmación
provocativa que subraya los grandes cambios en la familia, las variaciones en la pareja, en el
sistema, en los factores personales; cambian los vínculos y las relaciones si interviene una
persona más, esto también se debe a que el espacio se reduce.
Cada padre y cada hermano establece con un nuevo componente relaciones diferentes, que
son influenciadas por las expectatvias, por las semejanzas, por el sentido de pertenencia; se
toman posiciones diversas, también debido a la necesidad de distinguirse, de desarrollarse, no
sólo en las semejanzas, sino también por medio de las diferencias.
Al analizar la película de E. Scola "La familia", notamos que la relación entre los dos hermanos
protagonistas resulta invalidada por la idea que el padre tiene de los dos y que fija durante
todo el arco de la vida sus papeles y sus funciones y sobre todo, sus formas de
autoconsiderarse.
El aspecto fuertemente protector que desarrollan los hermanos entre ellos es un recurso de
ayuda característico de este subgrupo; se ha visto que en la edad adulta la relación funciona
fisiológicamente "con corriente alterna", es decir, el vínculo, debido al fuerte conocimiento
recíproco, se reactiva en el momento de necesidad y dura tanto cuanto el periodo en el cual
existe la necesidad de ayuda.
Podriámos añadir que estos vínculos adquieren frecuentemente características fuertemente
ambivalentes: junto al afecto y el sentimiento de necesidad son frecuentemente presentes
odio, rivalidad, celos.
HERMANOS Y NUEVAS JERARQUIAS
Un vínculo que, por ejemplo, obligatoriamente debe continuar eternamente puede asumir
esfumaturas patológicas, posiblemente consecuentes a la relación entre hermanos que
sacrifican la nueva pareja o la nueva familia.
Según Eugenia Scabini (19) los vínculos familiares están sólidamente unidos y poseen un limitado
grado de libertad, están jerárquicamente estructurados y se definen desde apego a la lealtad.
El significado de estos términos es naturalmente el atribuido a ellos por Bowlby (5) y Boszormenij-
Nagy y Spark (3).
El vínculo emocional entre hermanos depende además del nivel de "accesibilidad". Bank y
Kahn dividen a los hermanos en dos categorías: en alta y baja accesibilidad espacial y
temporal.
Estos últimos presentan algunas de las siguientes características: a menudo están separados por
una diferencia de edad de más de 8-10 años y como consecuencia se comportan casi como
miembros de generaciones diferentes; han compartido poco tiempo, espacio e historia
personal, han ido a escuelas distintas y han tenido padres y amigos "diferentes" (los padres son
diferentes en edades diferentes); carecen, al menos en parte, de la conciencia de una historia
compartida; frecuentemente no han tenido necesidad el uno del otro.
En cambio los hermanos con alta accesibilidad están unidos por experiencias comunicativas
fuertemente compartidas, de fuerte emotividad; encontramos en cambio a menudo en el
trabajo clínico, situaciones que se definen de alta accesibilidad cuando contrariamente se
revelan como de baja accesibilidad emotiva, probablemente debido a celos y rabias,
provocado por funciones "escasas". En estos casos, la atención del terapeuta se desvía hacia la
elaboración del rencor y del dolor unido a este; esto se realiza durante un cierto número de
sesiones, con el fin de dirigir a los hermanos hacia una accesibilidad emotiva alta y como
consecuencia, poder trabajar con sus recursos.
En "Al lobo al lobo" de Carlo Verdone se presenta una situación en la cual los tres hermanos se
consideran de alta accesibilidad, pero cuando se reencuentran y se relatan sus experiencias
personales en relación con campo de la sexualidad, descubren en cambio, sus diferencias:
cosas jamás sospechadas y jamás dichas, que les convierten en lejanos.
Los hermanos con alta accesibilidad emocional están caracterizados como resultado por un
intenso vínculo. Este puede estar presente también por otros motivos, por ejemplo por una
influencia insuficiente de los progenitores. En estos casos se desarrolla entre los hermanos una
lealtad profunda, que crece en el curso de los años, que toca emociones poderosas, necesita
años para aumentar e influye en la identidad de manera estable.
La lealtad entre los hermanos puede ser en una única dirección o, al contrario recíproca. Esta
última está caracterizada por la presencia de un código especial, privado, comprensible
principalmente por estos debido a su relación: los hermanos están desolados cuando son
alejados el uno del otro.
Apenas la "Mente de los hermanos" parece estar constituida y estabilizada, el terapeuta inicia a
proponer ejercicios más complejos que tienen como objetivo la relectura de las situaciones
familiares y en particular su relación con los padres. La discusión sobre estos temas,
experimentada en la consulta, continúa después en casa, en las reuniones de la "Mente", y los
resultados son referidos al terapeuta, que se convierte cada vez más en un consejero de la
reelaboración y definición hecha en casa. Esto es facilitado por el hecho que, como habíamos
ya dicho, los hermanos pueden compartir las lecturas diferentes hechas por cada uno sobre la
vida familiar común y alcanzar conclusiones totalmente diferentes de aquellas que han llevado
a la creación y al refuerzo del síntoma. Pero el cambio se puede manifestar no sólo sobre el
plano cognitivo. También las funciones de cada hermano, que no eran intercambiables, puede
ahora rotar o ser subdivididas de una forma menos diferente entre los miembros del subsistema.
Esto permite un nivel diferente de libertad para todos, posibilita la remisión del síntoma, e impide
posibles recaidas o migraciones del síntoma o de otros síntomas diferentes hacia otros
hermanos apenas el paciente designado mejora.
Este tipo de situación "experiencial" permite a todos los hermanos probar una relación diferente
con los padres. Al final es posible también que se vuelva al punto de partida. Pero nada será
como antes, porque cada uno tendrá un bagage de experiencias más variado del cuál realizar
extracciones, sin considerar que el cambio ha provocado en consecuencia sobre los padres. A
los hermanos se les solicita cumplir una tarea que intenta hacer comprender al paciente
designado que no sólo él es el único que tiene dificultades, como es habitual surge de los
contenidos expresados en la consulta. En práctica la tarea de los hermanos es aquella de
reconocer y subdividirse las partes frágiles, agresivas, deprimidas, esto con un doble objetivo;
por una parte apoyar al paciente designado, y por la otra prevenir el posible tránsito del
síntoma a otro de los hermanos.
Este trabajo con el subsistema de los hermanos no constituye en sí mismo una novedad. En
terapia familiar estructural se han dividido frecuentemente las familias en subsistemas,
otorgándoles depués a los diferentes grupos tareas diferentes, dentro de la consulta y fuera. Es
sobretodo la óptica, con la que se mira el subsistema de los hermanos, que convierte en
diferente esta modalidad terapeútica. La "Mente de los hermanos" es, de hecho, construida
con la tarea concreta de releer la historia de las relaciones familiares, aunque si inicialmente las
tareas son de tipo más bien práctico. Nosotros hipotizamos que sea exactamente esta
capacidad de "releer" la realidad familiar la que hace posible el cambio.
Naturalmente todo esto es posible sólo si entre los hermanos se consigue establecer un vínculo
intenso basado en la confianza y sobre el deseo de colaborar.
En el curso de nuestro trabajo nos hemos encontrado algunas veces con dificultades en la
construcción de la "Mente de los hermanos". Nos hemos dado cuenta rápidamente que daban
por descontado la existencia del subsistemas hermanos aún trantándose de casos en los
HERMANOS Y NUEVAS JERARQUIAS
cuales, en cambio, las distancias emotivas eran enormes. De esta forma, nos hemos dado
cuenta que existía otra categoría de hermanos con "baja accesibilidad". En este caso, en
cambio, no era la distancia anagráfica o el haber vivido lejos el uno del otro que determinaba
la baja accesibilidad, sino, sobre todo, el acentuarse de la rivalidad, celos, rencores, que
existen normalmente entre hermanos y que, en estos casos, resultaban mucho más fuertes (9).
En este caso la formación de la "Mente de los hermanos" debe ser precedida por una
reelaboración de los celos y los rencores efectuada primero en una consulta con el terapeuta y
después en casa. La señal que esto es necesario es justamente la resistencia que los hermanos
muestran para afrontar las tareas normales de relectura del sistema familiar y de sus funciones
propias.
La gran riqueza de los hermanos en terapia es la posibilidad, también, de releer el subsistema
parental, lo que entre ellos se ha advertido, como han compartido tareas y funciones,
distribuido competencias, construido y mantenido relaciones.
Se puede llegar a comprender como se sale de esa familia, como se convierten en "adultos".
Es más, en la edad adulta los hermanos representan un único recurso familiar: la raíz horizontal;
la cual sobrevive a la desaparición de las raíces verticales (padres, abuelos). Es con ellos que se
comparte la historia, es con los hermanos que se hace referencia a la propia cultura, a la
pertenencia.
En la película "Como dos cocodrilos" encontramos una familia reconstituida sobre un duelo; la
amante de él muere en el parto y él decide llevarse a los hijos de esta relación a la familia
oficial, con una mujer que aceptará esta situación sólo formalmente, después se enfermará y
los otros dos hijos no aprenderán nunca a ser hermanos de los otros.
El mito del padre respecto a estos cuatro hermanos varones es aquel de la igualdad que no
puede ni deber existir, es un "fingir" que ninguno de los hermanos acepta y que el padre ostenta
lo cual no podrá producir otra cosa diferente que una explosión final.
Respecto a las familias reconstituidas debemos observar algunas características que hacen
referencia al subgrupo hijos-hermanos:
1. los fuertes problemas de competición sobre los roles que nacen entre los hijos;
2. la importancia de la compostura de los padres si no ven y no elaboran la
agresividad naciente;
3. el hecho que los componentes más jóvenes tienen mayores dificultades para ser
aceptados;
4. el hecho que los hijos que no consiguen insertarse y sentirse aceptados con un
propio papel en el nuevo núcleo, frecuentemente escapan a las respectivas
familias de orígen;
5. el hecho que el primogénito de la nueva familia es el favorito por ser el líder de
éxito (ejemplo típico: Sigmund Freud);
HERMANOS Y NUEVAS JERARQUIAS
6. el hecho que los hermanos se protejan y se alíen en esta situación nueva.
Es muy difícil aceptar de esta realidad la irreversibilidad, como es complejo conseguir cultivar
expectativas factibles, posibles y no fantásticas que frecuentemente se convierten en un
refugio. Para las nuevas familias reconstituidas existen, así mismo, parámetros favorables para
convertir el pronóstico en optimista: es esencial definir con claridad cuáles son los espacios, el
"territorio" y definir como consecuencia los confines de ambas familias. En los subsistemas
padre-hijos la tarea difícil es la de entrelazar las relaciones adecuadas y ampliar el vínculo con
los hijos. Después es importante que compartan las historias y recuerdos de la familia anterior,
que no sea amputado un trozo que es el del padre con el cual no se vive y de su familia de
orígen; los hijos deben tener también libre acceso a esa parte de sí mismos y de su historia. En la
película "El gran vuelo" se vé la enorme violencia que puede ocasionarse sobre los hijos, en un
contexto reconstituido debido a la pérdida de su propia historia, a veces de los apellidos,
amputando los afectos y la cultura de pertenencia.
De este modo se permite que los hijos sean inmediatamente (dado que no es que lo serán
nunca) hermanos porque deben enfrentarse con realidades de tipo difrente, con modalidades
totalmente nuevas; considerando además, que frecuentemente se pide a los hijos algo que
también va en contra de su ciclo vital. Pensemos en adolescentes a los que se les solicita
pertenecer a un nuevo núcleo, mientras un adolescente en ese momento de su vida no desea
otra cosa que la lejanía y la "escapada" de cualquier sistema familiar.
Las funciones que existían en las dos familias anteriores necesitan cambiar en la nueva
situación familiar y esto crea una competición muy fuerte entre los nuevos hermanos. Por
ejemplo hay solo un primogénito en lugar de dos y lo mismo sucede también para las otras
posiciones y funciones.
A menudo se encuentra un mito de la igualdad que es falso y puede crear una agresividad
negada.
Casi siempre los hermanos de sangre son más cercanos (la sangre tira)
y para crear relaciones se necesita más tiempo y esfuerzo.
La familia tiene que plantearse objetivos realistas y esperar que con el tiempo las relaciones se
vayan contruyendo.
1 Conyugal : uno de los deberes de la pareja que se separa es elaborar el luto del final de la
relación y crear una gestión colaborativa necesaria para la función parental y redefinir
los nuevos límites .
3 Filial : intercambio con la familia de origen sin volver al nido vacío, ya que algunas veces los
padres regresan a la casa de sus padres pidiendo ayuda. Por eso los abuelos realizan la
función parental mientre los padres trabajan, pero de esta manera los padres se convierten en
"hijos " de sus padres y "hermanos" de sus hijos.
4 Social : mantener la red social de los amigos y de los colegas y , cuando es necesario obtener
apoyo de los servicios sociales.
En general la situación mas facil es para los niños , que se adaptan mejor o para los
adolescentes que pueden salir de la casa. Es peor para los preadolescentes que ya lo
comprenden todo pero no pueden hacer ni la una ni la otra cosa. Otra situación más peligrosa
la chica que corre el riesgo se sufrir abusos sexuales por parte del padrastro cuando se
comporta de manera seductora compitiendo con su misma madre (comportamiento muy
frecuente en una adolescencia normal).
Otros Problemas
A menudo los hijos tienen un sentimiento de culpabilidad porque creen que son la causa
de la separación. Los padres no se lo imaginan y no hablan con ellos de este sentimiento.
En cambio es conveniente sacar el tema incluso cuando no están seguros de que los hijos
tengan el problema para darles confianza.
Otras veces los hijos estan a gusto con los padres residentes y las nuevas parejas pero
sienten lealtad por los padres no residentes , por lo que desarrollan sentimientos de
ambivalencia.
En las familias que se unen cambia la posición fraterna y si antes había dos primogénitos ahora
solo hay uno y lo mismo sucede con el más pequeño y esto puede cambiar otra vez si llega
un/a nuevo/a hermano/a.
Al Final
La investigación de este sector es muy interesante, pero en cambio obstaculizada por el hecho
que son siempre más numerosas las familias con un único hijo.
Este factor es seguramente un recurso menos para el sistema familiar, creando presupuestos
para un pronóstico menos favorable del paciente designado.
Puede ser el caso subrayar que el aumento de los hijos únicos no ocasiona solamente la
desaparición del subsistemas hermanos, sino también, en prespectiva, la extinción de la figura
de los tíos, es decir, de recursos frecuentemente significativos de la familia extensa. En este
sentido es particularmente interesante para nosotros el hecho que últimamente, además de
una recuperación de la natalidad otros dos factores ayuden a quien usa a los hermanos como
recurso: el hecho que en las familias de inmigrantes exista un número mayor que en las italianas
(fijado en la media de 1.3 hijo por pareja) y que en las familias reconstituidas después de la
separación se formen nuevos tipos de fratría.
HERMANOS Y NUEVAS JERARQUIAS
BIBLIOGRAFIA.
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