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Señores, para contar, pido permiso primero.

Tres intentos de relato breve de ayer…

De indocumentados y felices

A mi amigo no le falta razón –heredero como es del cristianismo


primitivo, aquél de la solidaridad y de las brutales persecuciones
de los césares y desde entonces institucionalizado ya,
lamentablemente— no hay duda, y aunque no es lector
dedicado, Chicuil pone delante su buen corazón y conmina, ni
soberbio ni humilde:
--Oye, Davi, si el coronel no tiene quién le escriba hazlo tú…
¡Escríbele, no seas cabrón!

Nietzsche, profeta

Ahora, entre teléfonos, psicólogos y abogados, El hombre sin


atributos de hace más de ocho décadas, por las banquetas
deambula sin alma.

Ahora, entre teléfonos, psicólogos y abogados, El hombre sin


atributos de hace más de ocho décadas, deambula por las
banquetas sin alma.

Nomás

La discreción es un valor;
quizá, para estos tiempos, hasta sea una virtud…

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lo que de ningún modo quiere decir que se queden a vivir en el
closet.

¿Las musas?

Hace tiempo ya, señor don Enrique, que he querido comentarle


que me apaña el ánimo, la proclividad y las ansias por escribir
un relato muy a la calidad del Sabelotodo, conocido también
como El collar, cuento excelente del escritor inglés Somerset
Maugham; o, por otro lado, un relato en acercamiento
semejante al suspenso de aquellos fragmentos de la novela de
espionaje, hace medio siglo leída, en la que el espía ruso es
adiestrado y adaptado con cirugías faciales para hacerle,
exitosamente, el doble del espía gringo; y que con todo y ello, es
descubierto por la esposa de éste.

Mientras Jack Reagan –en la estratagema de espías,


contraespías y espías dobles de la denominada Guerra fría--,
capturado y confinado por el KGB, afronta los suplicios que esa
policía barbárica utiliza, Bladimir disfruta el tálamo erótico de
la esposa del suplantado, quien cree que efectivamente quien ha
regresado es su Jack; hasta que meses después busca a la agente
de la CIA para denunciarlo como su no esposo, como un doble y
falso Jack:
¿Y qué te hace suponer que es un impostor?
Es que no es circunciso.
¡¡Perdón!!
El verdadero Jack Reagan, mi Jack, cuando se fue a Europa iba
con prepucio recortado… y me regresan a otro Jack que no está
circuncidado.
¿Estás segura?

¡¡Coño!! ¡¡Bárbara pregunta!! ¿Mediante cuáles observaciones,


cercanamente detenidas, podría describir públicamente la
certidumbre de su afirmación la puritana esposa agraviada?

Pero más allá de estos rígidos entretelones de la libido


deseosamente placentera, y en espera de que pronto pueda yo
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articular la estructura de un relato semejante, de sutil y
atractivo desconcierto en el nudo de la narración, me despido de
usted señor don Enrique; y si su despejada inteligencia tuviera a
bien alguna sugerencia, hágamela saber cuanto antes.

Carmen y yo leímos los relatos y nos encantaron. Totalmente


aprobados. Las sugerencias de corrección ortográfica y de estilo
quedan a tu consideración, obviamente.

Pero, bueno, a tono con el sarcasmo del caso, tal vez podrías
firmarlos como Bladimir, quien como todo espía, se dedica al
ejercicio de la mentira profesional, tal cual escritor de literatura.

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