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La pharmakognosis mesoamericana

(Publicado en Sin Embargo el 5 de Mayo de 2018)

La publicación Plantas Sagradas de Artes de México es un recorrido por las distintas formas en
que las culturas mesoamericanas establecieron contacto, nombraron y aprendieron de la
naturaleza para generar rituales, ceremonias y curaciones que hacían acceder a los usuarios de
las substancias sagradas a dimensiones corporales y de conciencia amplificada sobre sí mismos
y el entorno.
Los artículos que componen esta publicación permiten vislumbrar una tradición no
moralizante, sino lúcida y de conocimiento nacido desde la experiencia, de la relación de las
culturas con lo que otorga el mundo para sus habitantes, del tratamiento de los espíritus que
habitan en cada raíz, hoja, bulbo o flor así como la atención otorgada por estas sociedades –
algunas que perduran hasta hoy en día– a cada una de ellas para obtener sus bondades.
Transformar en polvo, hoja seca, enema, sopa o té es parte del respeto y cuidado pertinentes
para introducir y conocer el ser que habita en cada planta con la que se trata. Por otro lado, a lo
largo de los textos corroboramos lo que Julio Glockner (Antropólogo por parte de la ENAH)
nombra como “desencuentros culturales”, aquellas represiones y satanizaciones con que la
iglesia católica y ciertas versiones del racionalismo, han querido cortar los lazos que se vienen
tejiendo con los recursos naturales desde tiempos ancestrales.
Al respecto Mercedes de la Garza (Doctora en Historia por la UNAM recupera en su
texto otro aspecto de la diferencia en la relación con la materia –porque ha de notarse que no
hay motivo por el que el cuerpo humano se exima de la categoría de lo natural y, por lo tanto,
de la represión católica– que nos compone, en la variedad de aplicaciones e ingestiones en el
cuerpo humano que se despliega del estudio de las imágenes creadas por nahuas y mayas. De
esta lectura nos encontramos con que los códices y pinturas mesoamericanas son tratados de
otra relación con el cuerpo, así como del ingenio para expandir las capacidad de inhalación,
quema o ingestión de las plantas en el organismo humano.

Quien se acerque a las lecturas cuidadosamente seleccionadas para esta publicación, se


percatará también de la importancia del lenguaje en entender de otra forma y enunciar al
entorno natural como un aliado, un veneno y en muchas ocasiones una medicina. De que esta
última forma exige trabajo y honestidad del usuario en cuanto el proceso al que se entrega
cuando entra en contacto con ellas, así como del papel y la responsabilidad de los distintos
tipos de maestros ceremoniales que llevan al paciente por el proceso e influencia de cada uno
de los espíritus que componen los remedios naturales, a través de la visión que otorgan las
plantas sagradas.

La aproximación a la cultura zapoteca que nos brinda Antonella Fagetti (Doctora en


Antropología por la ENAH) es un portal al conocimiento del que gozan los curanderos sobre
las combinaciones, dosis y momentos en que cada planta debe ser usada. Se nos habla de una
serie de fórmulas que no es arriesgado llamar farmacopea o pharmokognosis (del latín pharmako
medicina y gnosis conocimiento) ancestral que permite hacer un uso seguro, que también
podemos llamar adecuado, para las dolencias espirituales que aquejan a los entes humanos.
Este último aspecto es una de las herramientas que nos brinda esta publicación para
comprender la diferencia en la vinculación con las plantas psicoactivas, enteógenas o como se
les quiera llamar: aquel que abuse de ellas, o genere una relación vacía en donde solo se busca
el efecto de alteración de conciencia sin ningún objetivo, será conducido a la locura.

Mientras que las medidas legales continúan satanizando las plantas como las originantes del
mal, la memoria que recuperan quienes escriben en Artes de México permite vislumbrar otra
condición ontológica de la naturaleza; una en donde el tipo de relación que se plantee con estas
entidades será en parte responsable de cómo le “peguen” al usuario. Un ejemplo de ello lo
hallamos en “Crónica de una incomprensión”, artículo que abre esta publicación: el hecho de
que dos mil danzantes ingirieran hongos alucinógenos en la Plaza Mayor para los festejos de
Moctezuma III como una celebración y un medio de comunión social de conciencia elevada
nos deja ver que la relación con los dones de la naturaleza tiene muchos rostros. Que el trato
con las plantas de poder puede tener cauces variados, sin miedo al caos, sino más bien
sintonizando aspectos olvidados de la experiencia humana.

Quien quiera acercarse bajo una perspectiva informada y diversa a la historia ancestral y
contemporánea de las culturas indígenas junto con sus múltiples sincretismos, encontrará en
esta edición de Artes de México un documento valioso.

Manolo Larrosa
23 Abril 2018

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