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LA HISTORIA DE LA INFANCIA Y LAS DIFICULTADES DE LOS NIÑOS

En efecto, siempre se ha mirado a los niños y las niñas en la historia de la


humanidad como un grupo dentro de las sociedades; lo que ha cambiado es la
mirada que de ellos y ellas se ha tenido. Así es que esta mirada se ha ido
movilizándose a un mayor reconocimiento en las dimensiones biológica,
psicológica y social.

Al ser la infancia una etapa del desarrollo humano inicialmente poco


explorada y estudiada, se tiene que en la antigüedad, los niños eran
indiferenciados de los adultos; eran visto y tratados como adultos en miniatura, y
eran considerados en tanto supieran y pudieran hacer. De esta visión se trasladó a
otra en donde se les empezó a considerar el futuro del mundo y, por tanto, la
preocupación recayó en qué información es la que debían poseer para asegurar
que, en efecto, continuaran el futuro; no obstante, para este momento histórico,
aun eran considerados como objetos de cuidados, resguardo y disciplina de los
cuidadores primarios, pudiendo con ello, ejecutar cualquier forma de sometimiento
que se considerara necesaria.

Con el devenir de la Organización de las Naciones Unidas y con ello, la


Convención de los Derechos de la Infancia, este grupo poblacional cobró una
identidad jamás antes vista; pasaron de ser mini personas con mini derechos, a
ser sujetos de derechos en desarrollo. La visión antigua de la infancia como “un
mal que había que curarse”, se convirtió en “un bien que había que desarrollarse”.

Por su parte, F. Dolto plantea tres temáticas que representan el antes y el después
del concepto de infancia: el reconocimiento del cuerpo del niño (su imagen), la
sexualidad y la participación social. En la antigüedad, el cuerpo de los niños
estaba sepultado en la ropa y, tan solo por la botonadura, se podía distinguir si
era niño o niña; actualmente esta imagen ha cambiado descubriendo en ellos,
conceptos como belleza. Respecto al tema de la sexualidad, prácticamente
inexiste en tanto al conocimiento del propio cuerpo y su desarrollo; actualmente se
presenta como una temática relevante dentro y fuera de la familia y, finalmente, la
participación social donde anteriormente la infancia no gozaba del derecho de
opinar y, actualmente, se prevén mecanismos y foros específicamente para ello.

Finalmente, Neil Postman, genera el debato respecto a la utilidad del


concepto de infancia en nuestros días. La línea ideológica que había estado
dividiendo a ésta de la adultez ya no es clara y, justo como plantea este autor:
“hay adultos infantilizados e infantes adultados”. Es cierto que los niños de estos
tiempos enfrentan desafíos que, antaño, ni siquiera se hubieran planteado. Pienso,
por ejemplo, en los llamados “niños rata” y en todas las implicaciones que tiene la
exposición prolongada a las realidades virtuales; pienso también en los
delincuentes juveniles y el sistema de justicia que los acusa y pienso que aquellos
niños que apenas rebasan los 10 años, los cuales, alcanzados por la historia,
siguen siendo vistos únicamente por su fuerza de trabajo.

Al parecer, el concepto de infancia ya no alcanza para describir de qué y de


quién se está hablando; las TICs (Tecnologías de la Información y la
Comunicación) han hecho lo propio en su desfiguración que, encima de todo, se
perfila globalizado. No obstante la biología humana no avanza de la misma
manera que la tecnología; niños y niñas siguen naciendo y creciendo a ritmos que
sugieren adaptación. La pregunta sería ¿quién se tiene que adaptar a quién?, para
que la psicopatología no haga su aparición.

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