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Aunque basar nuestra dieta en el consumo de alimentos congelados

puede resultar contraproducente, lo cierto es que, al contrario de la


creencia generalizada, muchos de los productos que salen del
congelador de nuestro supermercado son mucho más nutritivos que los
alimentos frescos. ¿Están injustamente denostados los
congelados? En ABC hemos querido resolver todas las dudas al
respecto y para ello hemos recurrido a la nutricionista Laura Zurita
Rosa, de la Asociación de Dietistas y Nutricionistas de Madrid
(Addinma) quien nos explica que muchos productos congelados nos
aportan, contrariamente a lo que pensamos, muchos más beneficios
que otros alimentos frescos de similares características.
La nutricionista explica a ABC que «la principal diferencia entre el
alimento fresco y el congelado es que el segundo se ha sometido a una
disminución de temperatura que produce la congelación de su
componente principal, el agua. Con ello aumenta su vida útil y se
asegura su calidad microbiológica, sin apenas alterar sus cualidades
organolépticas». Esto viene a decir, según Zurita, que «en la mayoría
de las ocasiones los productos naturales congelados pueden
contener más vitaminas y minerales que las verduras frescas
refrigeradas al ser procesadas justo en el momento de la recolección,
siendo este el momento de mayor valor nutritivo».
¿Qué congelados son mejores?
No obstante, esto no significa, advierte la experta, que todos los
alimentos congelados sean iguales y tengan los mismos beneficios.
Zurita nos insta a distinguir entre dos importantes grupos de alimentos
congelados: En primer lugar, los alimentos naturales, que son aquellos
que se somenten a la congelación tras su recolecta (queso,
verduras) o sacrificio (carne o pescado) y que, según la nutricionista,
«preservan el valor nutricional, la frescura y el sabor de los alimentos
frescos». En este grupo se encuentran productos como las judías
verdes, la cebolla precortada, la menestra de verduras, los lomos de
pescado...
Otro grupo bien distinto es el de los alimentos precocinados y los
preparados congelados, productos que previamente han sido cocinados
para que el consumidor final solo tenga que calentarlos antes de su
consumo. Estos alimentos, explica Zurita, tienen la ventaja de la
rápidez, pero contienen mucha grasa, aditivos y sal, así como
conservantes y calorías. En este segundo bloque, «no tan aconsejado
nutricionalmente», entrarían productos como la lasaña, las patatas
prefritas, las croquetas...
Frutas, verduras, pescados, carnes...
En lo que a los alimentos naturales congelados se refiere, Zurita explica
a ABC que son numerosos los beneficios que este grupo puede
aportarnos frente los productos frescos: «las verduras congeladas
tienen la ventaja de que ya están limpias, enteras o troceadas y
listas para su cocción en agua hirviendo. Además, como transcurre tan
poco tiempo entre la recolección y la congelación, estos productos
conservan muy bien las cualidades nutritivas de las verduras frescas,
siendo incluso superior su contenido en vitaminas y minerales. Por
ejemplo, la cantidad de vitamina C que aportan las espinacas frescas
consumidas a los tres días de su recolección es menor que la que
proporcionan las espinacas congeladas».
«Los precocinados deben evitarse» Por el contrario, Zurita
advierte que los alimentos del segundo grupo, los precocinados, «deben
evitarse o ser consumidos solo esporádicamente, pues no presentan un
adecuado perfil nutricional debido a su exceso de grasas, aditivos y sal».
Del mismo modo, la experta nos recuerda que «no se deben volver a
congelar los alimentos previamente descongelados y, por ende, no
consumirlos». «Lo que sí debemos consumir son frutas, verduras,
hortalizas, pescado, carne...».
Preferiblemente ultracongelados
La nutricionista señala, además, que es importante que distingamos
entre aquellos alimentos que han sido congelados y los que han sufrido
un proceso de ultracongelación, lo que viene a decir que «los productos
se someten, de forma muy rápida, a temperaturas muy bajas». Como
explica Zurita, «el alimento ultracongelado en el momento de la pesca
o recolección puede llegar a ofrecer una calidad nutricional
superior a la del producto fresco que puede adquirirse en el mercado.
Además, la rapidez del proceso de ultracongelación impide el
crecimiento microbiano y la pérdida de nutrientes».
En lo que a los productos cárnicos se refiere, Zurita destaca que «si el
proceso de congelación se realiza únicamente con carne fresca de modo
industrial y su posterior manipulado y descongelación es el adecuado,
solo un catador excelente podría apreciar alguna diferencia con los
alimentos frescos. El único cambio perceptible es el del color de la
carne tras su descongelación». Sin embargo, la experta sí que nos
alerta de que el consumidor debe conocer que no siempre la carne
congelada es 100% carne en sus ingredientes. «En una gran mayoría de
los casos, la industria alimentaria incorpora otros ingredientes (agua,
sal, aditivos) para mejorar las propiedades organolépticas en el
producto final, así como para mejorar su rendimiento económico. En
este último caso, en su etiquetado debe aparecer el nombre de
“preparado de carne congelada” y detallar sus ingredientes».
Entonces... ¿por qué son más baratos?
El menor coste de los productos congelados respecto a los frescos tiene
una explicación sencilla: los alimentos previstos para congelarse se
recolectan en épocas de mayor oferta o abundancia, con lo que su
precio de compra es más competitivo. Además, señala Zurita, «estos
alimentos se presentan sin desperdicios ni restos de tierra o similares,
por lo que lo que su relación calidad - precio es buena».
Cómo congelar los alimentos
Para la experta, es necesario saber que los productos congelados tienen
también fecha de caducidad. «En la mayoría de los casos se relaciona el
alimento congelado con uno de duración eterna y no es así, pues las
vitaminas se pierden y las grasas se vuelven rancias». No en vano,
afirma la experta, «debido a que su deterioro depende de forma directa
de la composición de cada alimento, no se pueden establecer unas
normas comunes. Lo más aconsejable es apuntar la fecha en que se
congelan los alimentos y no sobrepasar aproximadamente seis
meses, con un plazo máximo de un año. Debe tenerse en cuenta
también el tipo de congelador. No es lo mismo congelar con las últimas
tecnologías, que hacerlo con un aparato con una larga trayectoria»

6 ventajas que proporcionan los


alimentos congelados
Entre el trabajo, la familia y el ocio, apenas disponemos de tiempo libre para llenar

a diario la nevera con productos frescos, de ahí que resulte más práctica optar por

los alimentos congelados. Se sacan en cualquier momento del frigorífico y estarán

listos para consumir sin que se resienta la calidad ni los valores nutricionales. A

continuación te explicaremos las 6 ventajas que proporcionan los alimentos


congelados.
Sobre todo nos interesa tener congelados las verduras, carnes y pescados. A
bajas temperaturas se mantendrán en buen estado unos cuantos meses.

1-Contarás con comida fresca en cualquier momento: tener alimentos en el


congelador te permitirá disponer de productos frescos a todas horas. Basta con
sacarlos para que descongelen con unas horas de antelación. No te preocupes si
piensas que van a perder cualidades nutricionales o sabor por meterlos en el
congelador, ya que no es así.

2-Favorecen el ahorro: los productos congelados resultan más económicos que los
frescos, así que podrás hacer uso de ellos cuando quieras y además se aprovechan
mucho mejor. Si compras carne y sabes que no la vas a comer toda del tirón, lo
mejor es que la guardes en el congelador dividida en varias porciones, para retirar
únicamente lo que necesites. Ocurre con muchos alimentos algo similar. Al venir
congelados de forma individual podrás cocinar la pieza concreta sin tener que
descongelar un bloque entero.
3-Comodidad: los alimentos congelados nos hacen la vida más práctica y sencilla.
Por eso cada vez tienen más presencia en nuestra cocina. Puedes comprarlos hoy en
el supermercado yconsumirlos cuando desees. En algunos casos existe la
posibilidad de cocinar los alimentos directamente congelados (como la verdura que
vayas a hervir) o descongelarla con varias horas de antelación.

4-La cocina es más sencilla: en muchos casos no será preciso que descongeles el
alimento. En el caso de algunos platos precocinados o preparados, te permiten
sacarlos del congelador y meterlos directamente en el horno o en la olla.

5-Garantía de higiene y seguridad: puedes estar muy tranquilo con los alimentos
que se encuentren congelados. A partir de una cierta temperatura, como puede ser
-18 grados centígrados resulta complicado que se desarrollen los microorganismos y
bacterias. Con este sistema no será preciso añadirle conservantes ni ningún tipo de
sustancia química para que aguante más tiempo en buen estado.

6-Posibilidad de contar todo el año con una gran variedad de productos: hay que
decir que los alimentos congelados no entienden de estaciones ni de meses del año.
Pueden estar en tu mesa en cualquier momento. Los productos típicos del otoño o
del invierno, puedes meterlos en el congelador y disfrutarlos en primavera. No hay
un plazo de caducidad de los productos en su interior, pero algunas personas
aseguran que a partir de los tres meses empieza a alterarse el sabor de las comidas.
En cualquier caso, se puede decir que cualquier alimento será capaz de estar varios
meses o años en el congelador sin que se estropee.

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