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1 Perspectivas cognoscitivas del aprendizaje

2 Definición La perspectiva cognoscitiva considera que el aprendizaje es un


proceso activo en el cual los aprendices, en vez de simplemente “recibir” el
conocimiento, buscan información nueva para resolver problemas y reorganizar
lo que ya conocen para lograr otros conocimientos, la consolidación de lo
aprendido a un nivel superior de aprendizaje.
3 Perspectiva cognoscitiva…
Es un modelo general que considera el aprendizaje como un proceso mental
activo de adquisición, recuperación y uso del conocimiento. Las antiguas
teorías cognoscitivas daban mayor importancia a la adquisición de
conocimientos, sin embargo, las perspectivas recientes destacan su
construcción.
4 Elementos de la perspectiva cognoscitiva
Es, al mismo tiempo, el enfoque más antiguo y más reciente. Los teóricos
comparten nociones básicas sobre el aprendizaje y la memoria. Todos los
seres humanos son participantes activos en sus propios actos de cognición.
5 Importancia del conocimiento en el aprendizaje
El modelo cognoscitivo sugiere que uno de los elementos más importantes en
el proceso de aprendizaje es que el individuo aporta algo a las nuevas
situaciones de aprendizaje. Lo que ya sabemos es como un andamio que
soporta la construcción de todo aprendizaje futuro.
6 Conocimiento general y de dominio específico
De dominio específico- información que es útil en una situación particular o que
se aplica básicamente a un tema en específico. Información general- es útil
para muchos tipos distintos de tareas.
7 Conocimiento declarativo, procesal y condicional
Declarativo- información verbal: hechos; “saber qué algo es relevante”
Procesal- conocimiento que se demuestra cuando se realiza una tarea; “saber
cómo” Condicional- “saber cuándo y por qué”; utilizar conocimientos
declarativos y procesales.

¿Qué es la cognición? Significado y definición


¿Qué es la cognición? La palabra cognición viene del latín "cognoscere", que significa
conocer. Por lo tanto, cuando hablamos de lo cognitivo normalmente nos estamos
refiriendo a todo aquello que pertenece o que está relacionado con el conocimiento, es
decir, el cúmulo de información que hemos adquirido gracias al aprendizaje o la
experiencia.
La definición más aceptada de cognición es la capacidad que tenemos los seres
vivos de procesar la información a partir de la percepción (estímulos que nos llegan
del mundo exterior a través de los sentidos), el conocimiento adquirido con la experiencia y
nuestras características subjetivas que nos permiten integrar toda esta información para
valorar e interpretar el mundo. Es decir, la cognición es la habilidad que tenemos para
asimilar y procesar los datos que nos llegan de diferentes vías (percepción, experiencia,
creencias…) para convertirlos en conocimiento. La cognición engloba diferentes procesos
cognitivos como el aprendizaje, la atención, la memoria, el lenguaje, el razonamiento, la
toma de decisiones, etc… que forman parte del desarrollo intelectual y de la experiencia.
Los procesos cognitivos
¿Qué son los procesos cognitivos? Podemos entender los procesos cognitivos como
los procedimientos que utilizamos para incorporar nuevos conocimientos y tomar
decisiones al respecto. En dichos procesos intervienen varias funciones cognitivas: la
percepción, la atención, la memoria, el razonamiento… Todas estas funciones cognitivas
trabajan conjuntamente para integrar el conocimiento y crear una interpretación del mundo
que nos rodea.
 LA PERCEPCIÓN COMO PROCESO COGNITIVO: La percepción cognitiva nos
permite organizar y comprender el mundo a través de los estímulos que recibimos con
los sentidos. Podemos recibir información de los cinco los sentidos clásicos como la
vista, el oído, el gusto, el olfato y el tacto, pero también de otros no tan conocidos como
la propiocepción (es el sentido que informa sobre la posición corporal, el que nos
permite que tengamos un esquema corporal y sepamos qué posición ocupamos en el
espacio) o la intercepción (que es la percepción de cómo están los órganos de nuestro
cuerpo, y es el que nos permite saber cuándo tenemos sed o hambre). Una vez
recibidos, nuestro cerebro integra toda esta información, creando un nuevo
conocimiento.
 LA ATENCIÓN COMO PROCESO COGNITIVO: La atención es un proceso cognitivo
que nos permite concentrarnos en un estímulo o una actividad, para luego poderlo
procesar más profundamente en la conciencia. La atención es una función cognitiva
fundamental para el desarrollo de la vida diaria y se utiliza en la mayoría de tareas que
llevamos a cabo. De hecho, también se la considera como el mecanismo que controla y
regula el resto de procesos cognitivos: desde la percepción (necesitamos la atención
para atender a los estímulos que nos llegan de los sentidos) hasta el aprendizaje o el
razonamiento complejo.
 LA MEMORIA COMO PROCESO COGNITIVO: La memoria es la función cognitiva
que permite codificar, almacenar y recuperar la información del pasado. La memoria es
un proceso básico para el aprendizaje y es la que nos permite crearnos un sentido de
identidad. Hay muchos tipos y clasificaciones de memoria, podemos hablar de
la memoria a corto plazo, que es capacidad de mantener temporalmente la información
en la mente (recordar un número de teléfono en la mente hasta que conseguimos
apuntarlo en un papel), y de memoria a largo plazo que son todos aquellos recuerdos o
conocimientos que guardamos durante mucho más tiempo. Esta a su vez puede
dividirse en memoria declarativa, que incluye tanto conocimientos adquiridos mediante
el lenguaje y la educación (por ejemplo, saber que la guerra civil acabó en 1939) como
los adquiridos a través de experiencias personales y vivencias (recordar lo que me
cocinaba mi abuela en el pueblo); o memoria procedimental, que se refiere al
aprendizaje de rutinas (por ejemplo, aprender a conducir o ir en bici), memoria
auditiva, memoria contextual, denominación, reconocimiento.
 EL PENSAMIENTO COMO PROCESO COGNITIVO: El pensamiento es fundamental
en todo proceso cognitivo. Permite integrar toda la información recibida y establecer
relaciones entre los datos que la componen. Para ello se vale del razonamiento, la
síntesis y la resolución de problemas, es decir, de las funciones ejecutivas.
 EL LENGUAJE COMO PROCESO COGNITIVO: El lenguaje es la capacidad que
tenemos para expresar pensamientos y sentimientos a través de la palabra. Es la
herramienta que usamos para comunicarnos y para organizar y transmitir la información
que tenemos sobre nosotros y sobre el mundo. El lenguaje y el pensamiento se
desarrollan de forma paralela y están íntimamente relacionados, influyéndose
recíprocamente.
 EL APRENDIZAJE COMO PROCESO COGNITIVO: Es el proceso cognitivo a través
del cual incorporamos nueva información a nuestro conocimiento previo. En el
aprendizaje incluimos cosas tan dispares como el aprendizaje de conductas o hábitos
como lavarnos los dientes o aprender a caminar, como todos los conocimientos que
vamos adquiriendo con la socialización y la escuela. Piaget y otros autores hablaban del
aprendizaje cognitivo como el proceso en el que la información entra en el sistema
cognitivo y lo cambia.

Los procesos cognitivos pueden ser naturales o artificiales, conscientes o


inconscientes, pero generalmente son muy rápidos y ocurren constantemente
y casi sin que nos demos cuenta. Por ejemplo, cuando vamos por la calle y
vemos un semáforo en rojo iniciamos un proceso cognitivo que nos llevará a tomar una
decisión (cruzar o no cruzar). Lo primero que haremos es centrar nuestra atención en el
semáforo, a través de la vista veremos que está en rojo. En cuestión de milisegundos
recuperamos de nuestra memoria que cuando está el semáforo en rojo no se debe cruzar;
pero también recordaremos que, a veces, si no pasan coches lo hacemos. Aquí
probablemente tomemos nuestra primera decisión: o esperamos hasta que el semáforo se
ponga en rojo, o mirar hacia un lado y otro de la calle (dirigir de nuevo nuestra atención)
para ver si pasan coches o si es seguro cruzar.

¿Se puede mejorar nuestra cognición?


¿Se puede mejorar nuestra cognición? ¿Cómo podemos hacerlo? A continuación
detallamos alguna herramienta y estrategia orientada a mejorar tu cognición y rendimiento
cognitivo:

EL PROGRAMA DE ESTIMULACIÓN COGNITIVA DE COGNIFIT: ha sido diseñado


por un completo equipo de neurólogos y psicólogos cognitivos que estudian los procesos
de plasticidad sináptica y neurogénesis. Únicamente son necesarios 15 minutos al día
(2-3 días por semana) para estimular las capacidades y procesos cognitivos, este
programa es accesible vía online, y está dirigido a particulares, investigadores y
profesionales del sector salud, y colegios.
Los ejercicios clínicos de estimulación cognitiva de CogniFit permiten evaluar de forma
precisa +20 funciones cognitivas fundamentales, perfectamente definidas y
sometidas a un control de medida objetivo que proporciona resultados normalizados en
edad y criterios demográficos en base a miles de sujetos.
Los diferentes ejercicios interactivos, se presentan como entretenidos juegos mentales
que puedes practicar a través del ordenador. Después de cada sesión, CogniFit
presentará un gráfico detallado con la evolución del estado cognitivo del usuario. Además,
permite comparar el rendimiento cognitivo con el resto de usuarios. Se ha demostrado que
la batería de ejercicios clínicos online de CogniFit fomenta la creación de nuevas sinapsis
y circuitos neuronales capaces de reorganizar y recuperar la función de las áreas
cognitivas más deterioradas.
Sabemos que, con el uso, el cerebro puede cambiar su estructura y su funcionamiento. Es
lo que llamamos plasticidad cerebral o neuroplasticidad. Gracias a ella, podemos
mejorar nuestras capacidades cognitivas si somos personas sanas, pero también podemos
restaurarlas (o mantenerlas) cuando se ven alteradas por una lesión
cerebral (traumatismo, ictus…) o una enfermedad neurológica (esclerosis
múltiple, Alzheimer, deterioro cognitivo…). La plasticidad cerebral nos permite crear
nuevas conexiones cerebrales y aumentar los circuitos neuronales, mejorando su
funcionalidad.
Si algo nos ha enseñado la neurociencia y el estudio de la plasticidad cerebral es
que cuanto más usamos un circuito neuronal, más fuerte se hace. El programa de
estimulación cognitiva de CogniFit está dirigido a explorar nuestros procesos cognitivos.
Una vez que entiende cual es la situación cognitiva particular de cada individuo, ofrece a
cada usuario un régimen de ejercicios cognitivos personalizados. Centrarnos en
aquellas tareas que más nos cuestan y plantearnos continuamente nuevos retos
cognitivos, hará que vayamos creando y estableciendo nuevas conexiones neuronales que
se irán reforzando y haciendo más fuertes.

REDUCIR NUESTRO NIVEL DE ESTRÉS: también, puede ayudar a mejorar nuestra


cognición. El estrés aumenta los niveles de cortisol, el cual ataca la mielina de los
axones, lo que impide una transmisión de la información eficaz. Reducir el estrés, mejora
la conexión sináptica. Mantener una actitud positiva hace que seamos más creativos a la
hora de solucionar problemas y probablemente nos hace ser cognitivamente más flexibles.
LA MEDITACIÓN: también puede mejorar nuestra cognición. En los últimos años ha
crecido el número de investigaciones que estudian los efectos de la meditación en los
procesos cognitivos. La meditación requiere concentración y atención consciente, que
como hemos dicho, tienen una gran capacidad para crear nuevos circuitos funcionales. La
investigación parece respaldar esta idea y se ha relacionado la meditación con mejoras en
atención, memoria, función ejecutiva, velocidad de procesamiento y cognición general.
HACER EJERCICIO FÍSICO: Hacer ejercicio físico también mejora nuestra cognición. No
hace falta que sean actividades muy intensas, de hecho caminar 45 minutos a la semana
tres veces a la semana parece que mejora la memoria y el razonamiento (funciones
ejecutivas) y la práctica de tai-chí el funcionamiento ejecutivo principalmente.

Memorias sensoriales: qué son, tipos y ejemplos


Para entender qué son las memorias sensoriales hay que tener un
hecho presente. Este hecho es que la percepción consume tiempo y
los procesos cognitivos también. No es resultado inmediato de
la estimulación. Son procesos que se llevan a cabo a lo
largo del tiempo. Las memorias sensoriales se producen con la
construcción de un percepto. Un percepto es el resultado final
de fases de procesamiento que se inician con la detección de
una señal sensorial y termina con la interpretación del producto
sensorial en el contexto de nuestro conocimiento previo.

Por ejemplo, los objetos que aparecen delante de tuya de modo


continuado se pueden clasificar como permanentes o transitorios.
Hay situaciones en las que algunos objetos tienen presencia
fugaz para el perceptor y, en otras además con gran carga emocional.
Entonces…
¿cómo respondemos adaptativamente a los objetos transitorios cuando a
veces su tiempo en la escena es menor al umbral de percepción de la
persona?

Con el mismo nivel de adaptación ante objetos fugaces y


permanente. La naturaleza nos ha dotado con las memorias
sensoriales. Su función es alargar la vida de los estímulos para llevar
a cabo el proceso perceptivo. Echamos mano de una especie de vídeo
mental que hay en nuestra cabeza porque sabemos por experiencia que,
aunque la señal haya desaparecido, si miramos inmediatamente en
nuestra mente podremos encontrar gran parte de la información
contenida en una señal.

La memoria icónica es un ejemplo de las memorias sensoriales

Los estímulos visuales se mantienen visibles durante algún tiempo


tras su desaparición física. Y, la información sobre sus características
también persiste, lo que nos permite extraer dicha información tras un
breve periodo. Del mismo modo que la extraemos cuando el estímulo
está físicamente presente. Por eso, se consideran memorias
sensoriales, porque en resumen son, memorias de sensaciones.
Tipos de memorias sensoriales

La memoria auditiva es otro de los tipos dentro de las memorias sensoriales

MAX COLHEART (1980) propone distinguir las


memorias sensoriales entre persistencia visible e informativa.
La visible es cuando se sigue viendo el objeto aun cuando ya no se está
mirando. Por ello el parpadeo no supone una interrupción en el
procesamiento de la información del mundo, gracias a los registros
sensoriales, la regularidad del mundo, su constancia, se mantiene. El
lapso del parpadeo lo compensan estos registros. Pero además, no solo
se ve, sino que se puede extraer información de los estímulos, lo que
serían las persistencias informativas.

En nuestra vida cotidiana utilizamos estos sistemas de memoria para


alargar la vida de los estímulos.

Otros ejemplos de memorias sensoriales

El fenómeno “¿Qué?… Ah, si”. Es a nivel auditivo. Por la experiencia


sospechamos de la existencia de memorias que mantienen un tiempo la
duración del estímulo. Los visuales se extienden en el espacio, pero
los auditivos lo hacen en el tiempo. O se oye o no se repite. Las
personas cuando comprendemos el lenguaje, nuestro sistema de
procesamiento no analiza palabra por palabra, En lugar de eso vamos
extrayendo información cuando se acumulan una serie de unidades que
dan sentido al mensaje. ¿Dónde se acumulan esas unidades? Pues en
la memoria sensorial auditiva, aunque son huellas que se desvanecen
muy rápidamente.

Todo esto refleja la existencia de unas memorias sensoriales que


mantienen los inputs sensoriales más allá de la propia existencia física
de los estímulos generadores. Además se trata de recuerdos que se
desvanecen muy rápidamente, desaparecen u se olvidan por completo.

Dentro de las memorias sensoriales existen, por tanto, una por cada
modalidad sensorial. Las más estudiadas:

 Memoria sensorial visual: MEMORIA ICÓNICA. Es la más


estudiada porque nuestra cultura es más visual.
 Memoria sensorial auditiva: MEMORIA ECOICA. (se llama así
por el eco).

¿Qué es la memoria sensorial?


La memoria sensorial nos permite retener información obtenida mediante
los sentidos durante un corto periodo; posteriormente, estas señales serán
desechadas o se transmitirán a otros almacenes de memoria de mayor
duración, la memoria de trabajo y la memoria a largo plazo, a través de los
cuales se podrá operar sobre los estímulos inmediatos.
El concepto “memoria sensorial” fue acuñado por Ulric Gustav Neisser en
1967. Su modelo estaba basado en la investigación básica y definía la
memoria sensorial como un registro decorta duración, de capacidad
ilimitada y precategorial, es decir, anterior al procesamiento cognitivo de la
información y en consecuencia ajeno al control consciente.
Previamente, en 1958, Donald Eric Broadbent había propuesto la existencia de
un sistema perceptual por el que pasarían todos los estímulos sensoriales antes
de llegar a la memoria a corto plazo y ser filtrados para el procesamiento
consciente de los ítems más relevantes.
En su formulación original Neisser consideraba que hay dos tipos de
memoria sensorial: la icónica, que procesa la información visual, y la ecoica,
basada en estímulos auditivos y verbales. Posteriormente se han encontrado
pruebas sólidas a favor de la existencia de la memoria háptica, relacionada
con el tacto y la propiocepción.
Tipos de memoria sensorial
Si bien se considera que probablemente existan almacenes mnémicos de corta
duración para todos los sentidos, los que han sido estudiados en mayor
profundidad son la memoria icónica, la ecoica y la háptica.

1. Memoria icónica
El tipo de memoria sensorial más investigado es la icónica, que registra
información visual. Las aportaciones más relevantes en torno a este fenómeno
las realizó George Sperling en los años 50 y 60, pero posteriormente autores
como Neisser, Sakkit y Breitmeyer han actualizado la concepción de la
memoria icónica.
A través de sus estudios pioneros con taquistoscopio, Sperling concluyó que
las personas tenemos la capacidad de retener simultáneamente 4 o 5
ítems después de fijar la mirada durante un instante en un conjunto estimular
amplio. Otros investigadores descubrieron que la memoria icónica persiste
durante unos 250 milisegundos.
En este caso se llama “icón” a la huella visual que conservamos en la
memoria a corto plazo. En la actualidad existe debate en torno a si este icón se
localiza en el sistema nervioso central o en el periférico; en cualquier caso,
predomina la concepción de que la memoria icónica es fundamentalmente un
artefacto de laboratorio sin validez ecológica.
Lo más probable es que este fenómeno se relacione con la persistencia de
la estimulación neuronal en los fotorreceptores situados en la retina, es
decir, los conos y los bastones. Este sistema podría tener la función de
permitir el procesamiento de los estímulos visuales por parte del sistema
perceptivo.

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2. Memoria ecoica
De modo similar a la icónica, la memoria ecoica ha sido definida como un
registro precategorial, de corta duración y con una capacidad muy elevada. Se
diferencia de la icónica en que procesa información sonora en lugar de visual.
La memoria ecoica retiene los estímulos auditivos durante al menos 100
milisegundos, permitiendo que discriminemos y reconozcamos los sonidos de
todo tipo, incluyendo los que componen el habla, que pueden mantenerse
hasta 2 segundos; por tanto, la memoria ecoica es fundamental en la
comprensión del lenguaje.
Se entiende que este tipo de memoria registra la información auditiva en
forma de secuencia, centrándose por tanto en sus propiedades temporales. En
parte, el tiempo que se retiene la huella ecoica depende de propiedades del
estímulo como la complejidad, la intensidad y el tono.
Un fenómeno destacable en relación a la memoria ecoica es el efecto de
recencia, que es específico de este tipo de memoria. Consiste en el hecho de
que recordamos mejor el último estímulo (o ítem) que hemos procesado que
otros que han sido presentados de forma inmediatamente previa.
La memoria ecoica se ha relacionado con el hipocampo y con distintas áreas
de la corteza cerebral: la premotora, la prefrontal ventrolateral posterior
izquierda y la parietal posterior izquierda. Las lesiones en estas regiones
provocan déficits en la percepción de estímulos visuales y en la velocidad de
reacción a estos.

3. Memoria háptica
Este concepto se utiliza para designar un almacén mnémico que trabaja con
información de tipo táctil, y por tanto con sensaciones como el dolor, el
calor, el picor, el cosquilleo, la presión o la vibración.
La memoria háptica tiene una capacidad de 4 o 5 ítems, como la icónica, si
bien la huella se mantiene durante más tiempo, unos 8 segundos en este caso.
Este tipo de memoria sensorial nos permite examinar objetos mediante el
tacto e interactuar con ellos, por ejemplo para cogerlos o moverlos
adecuadamente.
Se cree que hay dos subsistemas que componen la memoria háptica. Por una
parte encontramos el sistema cutáneo, que detecta la estimulación de la piel, y
por otro el propioceptivo o cinestésico, relacionado con los músculos, los
tendones y las articulaciones. Conviene distinguir la propiocepción de la
intercepción, que implica a los órganos internos.
La memoria háptica ha sido definida de forma más reciente que la icónica y la
ecoica, de modo que las evidencias científicas disponibles en torno a este tipo
de memoria sensorial son más limitadas que las que existen sobre los otros
dos que hemos descrito.
La memoria háptica depende de la corteza somatosensorial, especialmente
de regiones localizadas en el lóbulo parietal superior, que almacenan la
información táctil. Asimismo el córtex prefrontal, fundamental para la
planificación del movimiento, también parece implicado en esta función.

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