Sie sind auf Seite 1von 19

LA CUESTIÓN JUDÍA EN CUBA Y EL IMPACTO DEL ANTISEMITISMO

EN LA ÉPOCA DEL NAZISMO; UNA VISIÓN DESDE EL PERIODISMO


CUBANO: 1936- 1939

Adriana Hernández Gómez de Molina

En la historia judía, la isla de Cuba ocupa un lugar de apego entrañable. Si se la pregunta a un


judío cubano, o a cualquier judío que haya residido en Cuba bajo determinadas circunstancias sus
impresiones sobre la Isla, con seguridad responderán que Cuba y su tropicalidad fueron extrañas
para muchos inmigrantes, pero no inamistosas.

Los judíos que arribaron a Cuba en el pasado siglo XX, acostumbrados a la discriminación
y hostilidad del viejo mundo, no tuvieron por menos que asombrarse cuando tocando de puerta en
puerta ofreciendo sus mercaderías, se les invitaba a pasar y sentarse, se les ofrecía café y se les
preguntaba por la salud de algún familiar allegado; no obstante la calurosa acogida – que ellos
nunca olvidaron – la aceptación de los judíos en Cuba tuvo sus matices.

La presencia judía en la isla se remonta a la época de Cristóbal Colón, y con él, ciento
sesenta judíos conversos que venían en sus naves escondiendo su origen. Desde 1511 se abrió las
puertas de la inmigración judía a Cuba con la condición indispensable de la conversión, y en la
mayoría de los casos con la prohibición de ejercer cargos públicos. No estaba permitida la venta
de hidalguías a los descendientes de judíos y comuneros1; así en 1536, en virtud de la ley de


Investigadora y Docente en la Universidad de La Habana (Cuba).
1
La guerra de las comunidades de Castilla fue el levantamiento armado anti señorial de los llamados
comuneros, acontecido a comienzos del reinado de Carlos I en la corona de Castilla, desde el año 1520
hasta 1522.
11 Adriana Hernández Gómez de Molina
“pureza de sangre”, no le fue otorgada la orden de Caballero de Santiago a un hijo de la
influyente familia Díaz - Pimienta, descendiente de un judío converso portugués2.

Cuba, baluarte del archicatólico imperio español, tuvo, no obstante, una larga historia
“cripto judía”. El mismo Luís de la Torre (intérprete judío de Cristóbal Colón) introdujo el tabaco
en Europa, siendo así el precursor de los ricos exportadores de tabaco de La Habana judíos como
los Kaffenburg y los Rothschild, y también de los no judíos. El azúcar, vértebra de la economía
nacional cubana, fue un negocio tan “judío” o “marrano” en el siglo XVII, como lo fue en el siglo
XX el negocio de los tejidos3. Isabel de Bobadilla, una judía conversa, fue la esposa del
Gobernador General de la Isla Hernando de Soto, y las cruces verdes de la Inquisición vieron
pasar a muchos judíos por las calles de la Amargura.

Asimismo, los judíos tomaron parte activa en las guerras de independencia y algunos
nombres hebreos se destacaron en las filas del Ejército Libertador: desde Carlos Roloff (Aquiba
Roland) oriundo de Polonia, hasta el capitán Kaminski, ex buhonero de la Florida y Schwardz,
(ayudante del general Calixto García), o el capitán Louis Schlesinger, aventurero judío de las
huestes de Narciso López, o Horacio Rubens “el primer amigo de Cuba”, al decir de Martí y
miembro de la Junta Revolucionario cubana en Nueva York4. Pero a pesar de estos precursores,
todavía no puede hablarse de una colonia judía sólidamente establecida en Cuba durante el siglo
XIX, pues la inmigración era esporádica, no al estilo de Estados Unidos y América del Sur.

Habrá que esperar al siglo XX, cuando el grueso de los efectivos de la comunidad judía
cubana provino, más allá de algunos hebreos norteamericanos residentes en la isla en los inicios

2
Dato ofrecido por Jaime Sarosky (Premio Nacional de Literatura, Cuba) en la conferencia ofrecida en el
Centro Cultural Alejo Carpentier: La presencia judía en Cuba. 5 de junio de 2012, La Habana, Cuba.
3
Los judíos trasplantaron la caña de azúcar de madeira a Brasil en el siglo XVI, y de ahí a las Antillas.
En cambio, según Eduardo Weinfeld en su artículo: Los judíos en Cuba, publicado en la revista de la
época Bimestre Cubana “puede decirse que la fabricación de tejidos, calzado y ropa hecha son negocios
“judíos”, que prácticamente no existían en Cuba antes del auge de la inmigración judía”. Weinfeld,
Eduardo: Los judíos en Cuba (informaciones). Revista Bimestre Cubana. La Habana, v XLV. 1940. Pp
446- 471.
4
Abraham M. Matterin: Los hebreos y la bandera cubana. La Habana. 1950. (Folleto).
12 Adriana Hernández Gómez de Molina
de la República5, de la inmigración sefardí6 proveniente de África del Norte y la cuenca
mediterránea en las dos primeras décadas del siglo, y sobre todo, de aquellos náufragos en el
camino hacia los Estados Unidos, generalmente procedentes de Polonia y Rusia, después de la
Primera Guerra Mundial7.

La mayoría de los askenazis8 que arribaron a Cuba en la década del 20, lo hicieron porque
encontraron serias dificultades para entrar a los Estados Unidos debido a las restricciones
migratorias de 1921. Como las leyes norteamericanas no limitaban por igual la inmigración
procedente de América Latina, muchos vieron en Cuba la vía más expedita hacia la Goldene
Medine9. Hasta 1924, un año de residencia en la Isla bastaba para obtener el permiso de entrada
definitiva a los Estados Unidos, por lo que alrededor de siete mil hebreos llegaron a Cuba entre
1921 y 1923 a través de los mecanismos normales de inmigración, cifra que se duplicó en 192410.

5
Los hebreos norteamericanos en los albores de la República eran pocos, pero no insignificantes; entre
ellos se encuentra Frank Steinhart, magnate de los tranvías de La Habana, quien fuera Cónsul General de
Estados Unidos y hombre de gran influencia durante la segunda intervención norteamericana en la Isla.
En 1906, constituyeron el núcleo fundacional del United Hebrew Congregation (U.H.C).
6
Sefarditas: judíos orientales, provenientes del Medio Oriente, cuyo origen fundamental fue el núcleo
judío de la península Ibérica. Los judíos españoles se consideraban descendientes de la flor y nata del
judaísmo antiguo – la casa de Judá- desterrados por Nabucodonosor en el siglo V a.n.e a la tierra del
Seford (España). La expulsión de 1492 provocó una suerte de “segunda diáspora” por todo el
Mediterráneo Oriental.
7
La evolución de la colona judía cubana en el siglo XX, puede ser observada en diferentes “capas” a
través del surgimiento de sus instituciones. En 1906, se fundó el United Hebrew Congregation,
comunidad religiosa fundada por George Steinberg, veterano de la guerra de independencia y hebreos
norteamericanos residentes en Cuba; en 1916, los sefarditas fundaron la sociedad Chevet Ajim, en su
mayoría con judíos orientales; en 1921, se estableció el Jewish Comitte of Cuba, sociedad de protección a
inmigrantes, y en 1924 el Centro Hebreo – Egido No 2 - organización de carácter más bien social que
religioso germen del Centro Israelita de Cuba de los años 30 con sede en el Vedado. En octubre de 1924
se fundó también la Organización Sionista de Cuba, con un amplio programa cultural.
8
Askenazis: judíos europeos al norte del Mediterráneo, que hablan el yiddish, dialecto germano- hebreo
formado en la Edad Media; Alemania: Ashk´naz.
9
Goldene Medine: “País del oro”. Expresión utilizada por los judíos europeos para referirse a los
Estados Unidos.
10
Según Robert M. Levine, a finales de 1924, un total de 24 mil judíos (5 por ciento de la población
judía norteamericana de la época), residía en Cuba, un gran número de los cuales, en espera de una visa
de entrada a los Estados Unidos. Levine, Robert. M.: Tropical Diaspora. The jewish experience in Cuba.
University Press of Florida. 1993. Pp 94.
13 Adriana Hernández Gómez de Molina
Los recién llegados se establecieron generalmente en la Habana Vieja, cerca del puerto,
con la esperanza de una breve estadía; algunos, sobre todo los que no tenían parientes en Estados
Unidos que aportaran alguna ayuda, soportaron indecibles privaciones: no conocían el idioma,
tenían dificultad para encontrar trabajo, además de sufrir la hostilidad de las autoridades
consulares norteamericanas que veían en ellos una amenaza potencial de inmigración ilegal hacia
su país11. Algunos – los más impacientes- trataron de hallar sus propios medios para llegar;
mientras que otros se dedicaron a esperar sus visas de tránsito, la mayoría de los cuales terminó
estableciéndose en Cuba.

Porque a partir de 1924, las leyes de inmigración de Estados Unidos lejos de aflojar, se
hicieron más estrictas; el Congreso aprobó nuevas restricciones contra la emigración de la
“empobrecida Europa”, lo cual cerró definitivamente la escapatoria de Cuba, y así muchos judíos
se vieron obligados a hacer su “América en Cuba”, favorecidos por la bonanza económica de la
postguerra hasta 1929 (“danza de los millones”) y por el tradicional estigma social sobre el
comercio y los negocios heredado de la vieja actitud española, sobre todo en las clases altas
cubanas, que tendió a dejar estos esfuerzos en manos de determinados grupos de inmigrantes12,
así como por su espíritu emprendedor y laboriosidad, que bien pronto los condujeron a crearse
posiciones económicas bien cimentadas.

A pesar de la actitud cubana de “vivir y dejar vivir” mostrada para con los inmigrantes, la
presencia hebrea y su incidencia en la sociedad cubana13 despertó sentimientos encontrados y

11
En marzo de 1930, un vice cónsul norteamericano se quejó ante las autoridades cubanas de que
alrededor de 1400 inmigrantes habían entrado a Estados Unidos a través de Cuba aprovechando las
facilidades migratorias entre ambos países durante los años 20, y muchos de ellos, de forma ilegal.
Levine, Robert M.: Tropical Diaspora. The jewish experience in Cuba. University Press of Florida. 1993.
Pp 98.
12
En 1936, el profesor de la Universidad de la Habana Pablo Levin, expresaba: “… existe un divorcio
entre la educación en Cuba y las necesidades económicas y sociales del país”. La Discusión, jueves 30
de julio de 1936. La Habana. Año XLVII – no 179. Con los negocios más grandes controlados, o al
menos fuertemente influidos por corporaciones norteamericanas y las empresas más pequeñas
generalmente en manos de grupos de inmigrantes, numerosos cubanos se volvieron hacia las carreras
profesionales: medicina y derecho se volvieron las más populares.
13
Hacia finales de los años 20, algunas fortunas hebreas comenzaron a hacerse notar. Así, Elías Entralgo
en su sinopsis de las clases adineradas en Cuba incluyó entre los industriales a una mayoría de
14 Adriana Hernández Gómez de Molina
hasta hostiles en algunos, que en muchos casos no salieron a la luz pública hasta la década del
treinta, cuando alrededor de tres mil quinientos judíos entraron a la Isla como resultado de la
crisis europea14. Así, Eduardo Weinfeld en su artículo: Los judíos en Cuba, publicado en la
Revista intelectual Bimestre Cubana, afirma que “el aporte de energías judías a la economía
cubana ha sido prodigioso, (…)”15 y lo ilustra con datos cuantitativos acerca de las
contribuciones pagadas por empresas judías al fondo de Maternidad en 1938 por un monto de 1
773 202 pesos16. “...Como dato de interés – agrega Weinfeld - no hay judíos prácticamente en
las siguientes ramas en Cuba: usura, casas de préstamo y cambio de moneda, bancos, cabarets,
bares, agencias de billetes de lotería, transportes, farmacias, profesiones , empleados públicos y
librerías (…)”17. Lo cual no deja de ser una paradoja, si tenemos en cuenta la tradición de
prestamistas que tradicionalmente ha acompañado al pueblo judío. “Puede decirse en cambio –
continua el autor - que la fabricación de tejidos, calzado, ropa hecha y otros artículos que
actualmente son “judíos”, no habían existido en Cuba antes de la inmigración judía”.

norteamericanos y “hebreos”, y entre los grandes comerciantes importadores y exportadores a españoles


y “hebreos del oriente europeo”. Citado por: Sánchez Porro, Reinaldo: Tradición y Modernidad: los
judíos en La Habana. Cuadernos de Historia Contemporánea, no 18, Universidad Compútense. Madrid.
1996. Pp 180. Asimismo, otro segmento muy importante de la comunidad se destacó por su formación
socialista y claramente marxista (mayormente los venidos de Europa del Este) los cuales tuvieron una
incidencia significativa en la vida política cubana. Por eso en 1925, en el Congreso de Organizaciones
Comunistas celebrado en La Habana, figuraba la Asociación Comunista Hebrea.
14
Según Eduardo Weinfeld, a partir de 1938 con el Anschluss de Austria aproximadamente 3 500 hebreos
llegaron a Cuba. El autor calcula una cifra de aproximadamente 15 000 judíos en Cuba a finales de los
años 30, distribuidos en la siguiente proporción:
- Colonia askenazi residente en La Habana: 6 500 almas.
- Colonia sefardita residente en la Habana: 2000 almas.
- Refugiados alemanes y austriacos: 3 500 almas.
- Judíos (sefarditas y askenazis) residentes en el interior del país: 3000 almas.
Weinfeld, Eduardo: Los judíos en Cuba (informaciones). Revista Bimestre Cubana. La Habana, v XLV.
1940. Pp 446- 471.
15
Weinfeld, Eduardo: Los judíos en Cuba (informaciones). Revista Bimestre Cubana. La Habana, v
XLV. 1940. Pp 446- 471.
16
El autor hace referencia al informe publicado por la Caja de Maternidad de La Habana en 1938, donde
se relacionan las contribuciones de hechas por las empresas judías a esa institución. Asimismo, refiere
datos estadísticos sobre el capital de ciento treinta y siete empresas judías radicadas en La Habana,
recopiladas por la Asociación de Contribuyentes. Weinfeld, Eduardo: Los judíos en Cuba
(informaciones). Revista Bimestre Cubana. La Habana, v XLV. 1940. Pp 446- 471.
15 Adriana Hernández Gómez de Molina
Otra apreciación de la misma realidad, pero ahora en sentido negativo, nos llega de otra fuente de
la época: el diario La Discusión, célebre por sus campañas antisemitas durante toda la década del
treinta:

“… Es cierto que el judío no se convierte en pordiosero, ni la judía en prostituta, pero no lo


hacen porque saben mirar donde nosotros no miramos,… saben el valor del ahorro, del sistema
de cooperación… ¡y le tememos a eso! (…)” “… y nuestros inmigrantes españoles aún esperan
recoger onzas de oro por las calles, ganarse el premio gordo de la lotería, o conseguir una
“botella” con algún amigo representante”18.

Hitler y su impacto en Cuba.

Los eventos que comenzaron a sucederse en Europa por el ascenso del fascismo, acelerados por la
guerra civil española, colorearon de forma abrupta la forma en que los judíos comenzaron a ser
vistos por sus compatriotas cubanos.

La propaganda antisemita en contra de la inmigración judía formó parte de un


maquiavélico plan llevado a cabo por el Ministerio de propaganda nazi y su cabecilla el Dr.
Goebbels. A la vez que los judíos eran compulsados a abandonar Alemania (hasta 1941), un
gigantesco sistema de propaganda anti judía era desplegado en todo el mundo, valiéndose de las
colectividades alemanas residentes en los posibles países receptores.

Aunque vale la aclaración de Fernando Ortiz, quien expresó que en Cuba jamás hubo
manifestaciones de antisemitismo al estilo europeo, el nuevo emblema alemán con su negra
suástica, fue ondeado no solo en algunas oficinas y negocios alemanes, sino también por unos
pocos simpatizantes cubanos; el propagandista local más importante fue Juan Prohías, fundador
del Partido Nazi Cubano, quien a cambio de grandes sumas de dinero difundió ideología nazi por
la radio y la prensa. Paralelamente, y sin precedentes en la historia de Cuba, un asalto de

17
Weinfeld, Eduardo: Los judíos en Cuba (informaciones). Revista Bimestre Cubana. La Habana, v XLV.
1940. Pp 446- 471.
18
Juliá, Tomás: Charla interesante. (Crónica). La Discusión. martes 10 de mayo de 1938. La Habana.
Año XLIX – no 106.
16 Adriana Hernández Gómez de Molina
propaganda antisemita fue lanzado por los medios de difusión, dirigido fundamentalmente por los
portavoces de los intereses más conservadores de los comerciantes españoles pro falangistas
residentes en la Isla, entre quienes los alemanes encontraron el mayor apoyo para su campaña.

Así, el “Diario de la Marina”, propiedad del Dr. José Ignacio Rivero (“Pepinillo”) – de la
élite cubano –española católica y conservadora - y otros tres periódicos muy relacionados con él:
“La Discusión”, de Tomás Juliá; “Alerta”, de Jorge Fernández de Castro; y la publicación “Sí”,
así como algunos programas de radio del mismo corte, centraron sus ataques contra la
inmigración judía, a través de una campaña de “cubanización”, que pretendía “defender los
intereses nativos” ante la “entrada de elementos indeseables”, refiriéndose a los judíos refugiados
como “basura humana”19. Aunque el Diario de la Marina difundió propaganda nazi, y en cada
una de sus páginas resaltaban sus concepciones pro fascistas20, no se caracterizó por una
propaganda antisemita explícita, pero un periódico popular de un centavo, impreso en sus talleres
(La Discusión), perseguía exclusivamente este fin. Otros periódicos del país se opusieron
ocasionalmente a la entrada de los inmigrantes, pero la mayoría eran enemigos del nazi -
fascismo21.

19
Citado por Levine, Robert. M: Tropical diaspora. The jewish experience in Cuba. University Press of
Florida. 1993. Pp 94.
20
El Diario de la Marina publicaba una crónica del periodista Manuel Aznar a favor del “espacio vital”
alemán: “Setenta millones de germanos fuertes y robustos se encuentran como aprisionados en el ámbito
de su territorio nacional… necesitando todo lo que la tradicional laboriosidad del pueblo germano es
capaz de producir”. Aznar, Manuel: Respuesta a unos comunicantes cubanos. Diario de la Marina.
Martes 1ro de febrero de 1938. La Habana. Año CVI- no 62.
21
El periódico El País, de reconocido corte liberal, publicó en 1937 en artículo en contra de la
inmigración que fue ampliamente elogiado por Tomás Juliá, el director de La Discusión. En su habitual
sección Puntos de Vista, expresó: “En un trabajo de sólida argumentación sobre el problema de los
antillanos, a quienes muy justamente el gobierno ha ordenado repatriar,…. nuestros colegas de El País,
muy justamente también, claman porque de igual modo se ordene la repatriación de polacos, judíos y
chinos que llegan a nuestro país con el mismo imperativo de desplazamiento….” Y... - agrega Juliá –
estamos de acuerdo con el colega, pero esas medidas deben ser aplicadas con más rapidez a aquellos
elementos que son más perjudiciales e indeseables que otros; el antillano, por lo menos curvó su cuerpo
cortando caña bajo el sol, pero el “polaco” y sus similares, procuran las ocupaciones sedentarias para
hacerse ricos, mientras que las obreras cubanas se tuberculizan en sus talleres”. Juliá, Tomás:
“Cubanicemos”. La Discusión, sección Puntos de Vista, miércoles 28 de abril de 1937. La Habana. Año
XLVIII- no 98. Pp 1.
17 Adriana Hernández Gómez de Molina
La Discusión, que se adjudicó un cintillo que rezaba: “el diario cubano para el pueblo
cubano”, publicó en la célebre Nota del Día del 28 de enero de 1937- haciendo “honor” a la
cubanía de la efemérides22- un artículo en protesta por la apertura de una sucursal de los Ten
cents en La Habana, que le valió la acusación de antisemitismo ante el Tribunal Supremo23.
Después de lamentar la utilización de la emblemática esquina de Galiano y San Rafael “donde en
otros tiempos brilló… la “Casa Grande”… fundada por “aquel españolazo cubanizado don
Faustino Aragonés” para el emplazamiento de la “entidad yanqui- judía” 24, el artículo expresa:

“Los judíos se organizan en todas partes con su férrea característica de raza maldita, que
devuelve fríamente a la humanidad toda la repulsión que ésta siente por ellos, porque… tiene que
vivir bajo su yugo y dejarse explotar… porque los gobiernos no tienen tiempo de dictar medidas
contra ese mal básico de todos los pueblos”. Y más adelante: “… el comercio judío, con muy
buen acierto ha sido desplazado de Alemania, y en todas las naciones que saben cuál es su
misión conveniente para su engrandecimiento”25.

Resulta interesante el debate que se originó en torno a esta acusación; aunque no sabemos
su desenlace final, parece ser que “todo quedó ahí”, a partir de los elementos que aporta un
artículo aparecido en la sección Puntos de Vista del mismo diario, un años más tarde donde
Tomás Juliá trató de edulcorar las posiciones anteriores, sin renunciar a sus presupuestos
básicos26.

22
Se conmemora el natalicio de José Martí, apóstol de Cuba.
23
El 4 de febrero de 1937, apareció el siguiente titular en la primera plana del diario: “Acusan ante el
Supremo a La Discusión por su vigorosa campaña de cubanización”. Y se explica más adelante: “Con
motivo de la Nota del Día publicada por el periódico La Discusión en su edición del 28 de enero de
1937, el Sr. Secretario de Gobernación ha acusado al periódico de “campañas tendenciosas que
perjudican el prestigio y el crédito de Cuba”. En el mencionado artículo, su director Tomás Juliá trata a
los judíos de “mercaderes echados del templo”. La Discusión, sección Nota del Día, jueves 4 de febrero
de 1937. La Habana. Año XLVIII- no 28. Pp 3.
24
“Los llamados Ten cent y los polacos que han podido arraigarse profundamente en Cuba, han
aniquilado el buen comercio cubano – español que por rigor de los impuestos no podrá subsistir dentro
de corto plazo”. La Discusión, sección Nota del Día, jueves 28 de enero de 1937. La Habana. Año
XLVIII- no 21. pp. 3.
25
La Discusión, sección Nota del Día, jueves 28 de enero de 1937. La Habana. Año XLVIII- no 21. pp.
3.
26
“… respecto a la instalación de familias judías en Cuba… dejamos claro que nos condolemos ante el
espectáculo inenarrable de familias arrancados de sus tierras nativas, despojadas de su riqueza y
convertidas en parias, por el solo pecado de tener ascendencia judía… “y es que han estimado
erróneamente nuestras argumentaciones (…) no hemos desconocido las capacidades del hebreo (…),
18 Adriana Hernández Gómez de Molina
El antisemitismo, prácticamente inexistente hasta entonces en la historia de Cuba,
comenzaba a ser una parte conspicua de la vida diaria. José Ignacio Rivero, uno de sus máximos
promotores, acusó al diario bisemanal judío Havaner Lebn de diseminar material con “puntos
de vista anticubanos”. Sender Kaplan, el editor del periódico, fue arrestado en marzo de 1936,
bajo los cargos de que en los talleres del diario se había impreso copias de propaganda
clandestina con “puntos de vista de la izquierda extranjerizante”27. Kaplan fue sometido a un
severo interrogatorio durante cuatro semanas, hasta ser declarado inocente por un tribunal en julio
de 1936.

El United Hebrew Congregation envió un representante a reunirse privadamente con


Batista en aras de detener el crecimiento de las manifestaciones antisemitas, pero los ataques,
lejos de disminuir, continuaron de manera sostenida, provenientes en su mayoría de los miles de
simpatizantes pro falangistas28, agrupados fundamentalmente en organizaciones pro fascistas
como Falange Cubana – fundada en 1936- y el Partido Nazi Cubano y el Partido Nacional
Fascista, legalizados el 20 de octubre de 1938.

Estas organizaciones operaban a través de tres canales fundamentales: las asociaciones de


comerciantes cubano- españoles, los elitistas colegios católicos (fundamentalmente el colegio de
Belén), y la prensa. Sus principales actividades estaban encaminadas a publicar propaganda nazi,

sino que, ante el anuncio de su establecimiento en Cuba, ¡hemos temido a las incapacidades cubanas! …
falta de preparación, carencia de iniciativa, adormecimiento de todas las virtudes… que nos hacen
material fácil para ser destruidos por cualquier absorción…,”pero dirigir hacia Cuba la emigración de
un millón de hebreos, ¿no significaría el aplastamiento de nuestras características raciales en un lapso
de pocos años?”. Juliá, Tomás: Charla interesante. La Discusión, sección Nota del Día, martes 10 de
mayo de 1938. La Habana. Año XLIX- no 106.
27
Realmente, las copias clandestinas habían sido hechas sin el consentimiento de Kaplan, por un aprendiz
cubano a quien se le había pagado secretamente para que hiciera el trabajo. Kaplan no fue liberado hasta
tanto no demostró su total desconocimiento del hecho. Ver. Levine, Robert. M: Tropical diáspora, the
jewish experience in Cuba. University Press of Florida. 1993. Pp 124.
28
El periódico neoyorkino Herald Tribune estimaba que en 1936, habían en Cuba alrededor de cinco mil
simpatizantes del nazismo. Citado por: Levine, Robert, M.: Tropical diáspora, the jewish expereince in
Cuba. University Press of Florida. 1993. Pp 198.
19 Adriana Hernández Gómez de Molina
mantener el contacto con agentes de la Abwehrs29 y oficiales consulares españoles, tanto en la
Habana como en las provincias, y sobre todo, tratar de detener la inmigración judía, a través de
connotadas campañas de prensa de “cubanización” con claros visos antisemitas. Aunque algunos
refugiados españoles y los republicanos simpatizantes de la Isla trataron de oponerse a esta
propaganda logrando crear algunas tensiones dentro de la comunidad española-cubana30, sus
esfuerzos sucumbieron ante los recursos y la influencia de los pro falangistas. Asimismo,
fracasaron los intentos comunitarios judíos por detener estas manifestaciones cuando al Centro
Israelita – que tomó la iniciativa a falta de una organización identitaria con este propósito - le fue
negado el apoyo de los prósperos judíos asimilados del United Hebrew Congragation (UHC) que
no veía en sus líderes más que a comunistas y sindicalistas venidos Europa del Este31.

A mediados de 1936 ocurrió un incidente que desencadenó una fuerte campaña antisemita,
liderada por el periódico La Discusión. El congresista norteamericano William J. Sirovich, que al
decir del diario: “…acaba de confesarse como un judío defensor de sus compatriotas”32, se
reunió con el presidente cubano José Mariano Gómez y le propuso la entrada a Cuba de alrededor
de cien mil judíos alemanes, los cuales aportarían un buen flujo de capitales para la necesitada
industria cubana, a cambio de poder establecerse en la Isla. Aunque Cuba no tenía en aquel

29
Existieron vínculos entre el Reich hitleriano y agentes cubanos. Unos de los principales líderes de la
Abwehr (Servicio de Inteligencia Militar Alemán) Walter Wilhelm Canaries, reclutó una red de espías
cubanos, entre ellos se encontraba Enrique Augusto Lunín, hombre de negocios quien proporcionó a
Alemania información acerca de los movimientos de la marina mercante cubana.
30
Así, reiterados llamados del Círculo Español Socialista en contra del fascismo español y sus
representantes en Cuba, eran emitidos a través de sus boletines en el año 1936. Boletines no 1 y 7
Círculo Socialista Español, año 1936. Archivo Nacional de Cuba, Fondo Especial, contenido: fascismo,
legajo no 4, número de orden nuevo 176.
31
Este aspecto es valorado por Eduardo Weinfeld de la siguiente manera: “La vida social y cultural de la
colectividad judía está en un nivel bajo, en comparación con otras comunidades de América latina. Hay
sociedades de todo género dentro – sociales, culturales, religiosas, benéficas- pero ninguna de ellas es
representativa del judaísmo habanero…con marcados antagonismos políticos, sin prestigio y
prácticamente sin miembros activos fuera de sus comisiones directivas, la vida social judía en La
Habana tiene un aspecto caótico”. Weinfeld, Eduardo: Los judíos en Cuba (informaciones). Revista
Bimestre Cubana. La Habana, v XLV. 1940, pp. 446- 471.
32
“Más extranjeros para desplazar a los cubanos”. La Discusión, domingo 19 de julio de 1936. La
Habana. Año XLVIII- no 170.
20 Adriana Hernández Gómez de Molina
momento ninguna ley restrictiva de inmigración, los cubanos reaccionaron con hostilidad y
finalmente la propuesta fue rechazada de plano por el legislativo.

Bajo el titular:“Ni judíos ni toros” La Discusión emprendió una campaña contra el


proyecto con argumentos que fueron mucho más allá de la defensa a los intereses nativos, que de
hecho estaban protegidos en un 50 por ciento en virtud de la ley de nacionalización del trabajo de
septiembre de 1933.

”… Como si ya no bastara con el ejemplo bochornoso de los polacos, los haitianos y los chinos, se quiere
traer ahora a los elementos expulsados de Alemania”… “ para todos es sabido que el núcleo judaico anda
negociando su radicación en distintos países del mundo sin haberlo logrado a ningún precio” … “ la
“negociada” entrada de doscientos mil judíos a Cuba no solo significaría el desplazamiento, la miseria y el
deshonor del cubano, sino también el suicidio de la raza!”. ¡NI JUDÍOS, NO TOROS! 33 .

Esta campaña, fue apoyada una serie de organizaciones comerciales, que veían en la
inmigración judía una amenaza directa a sus intereses económicos. La Federación Nacional de
Pequeños Industriales y Comerciantes, hizo publicar en el mismo espacio una carta dirigida al
presidente de la República, con fecha del 20 de julio de 1936, en la que rezaba: “En Cuba,
desgraciadamente, sobran hoy comercios, industrias y brazos, y acrecentar dichos sectores en
los actuales momentos, sería una manifiesta y grande equivocación” 34. Asimismo, bajo el titular
de “Contra los judíos Acción Social”, se publicó una carta de esta asociación comercial en la que
se hacía alusión al clásico argumento antisemita de la misantropía judía:

“… la raza judía - que no guarda con nosotros afinidad alguna - tiene el único delito de no
haber querido confraternizar o convivir con los pueblos que los han soportado por varios
siglos… como lo demuestra el hecho de haber sido expulsada poco a poco de todos los países…
menos podría convivir con nosotros sin provocar problemas sociales y llegar a constituir una

33
Se refiere al proyecto de restablecer las corridas de toros en Cuba durante el gobierno marianista, que
finalmente fue rechazado por legislativo, en gran medida, gracias a las campañas de prensa. Así, el
Comité Centrista de Jesús del Monte felicitó al diario La Discusión por su campaña contra los judíos y
los toros, e inició un movimiento en contra de ambos proyectos. “Felicitan a La Discusión por su
campaña contra los judíos y los toros”. La Discusión, martes 28 de julio de 1936. : La Habana. Año
XLVII – no 177. Pp 1.
34
Carta firmada por Octavio Betancourt, Presidente de la Federación Nacional de Pequeños
Comerciantes e Industriales, 20 de julio de 1936. La Discusión. jueves 23 de julio de 1936. La Habana.
Año XLVIII- no 173. Pp 1.
21 Adriana Hernández Gómez de Molina
carga pública”… “invitamos a todas las instituciones, tanto comerciales como obreras, a unirse
a nuestra campaña…”35.

El temor a la competencia comercial se expresó también cuando dicen: “Mientras que los
comerciantes cubanos cierran sus puertas antes de las seis de la tarde, por la imposibilidad de
contratar el doble personal requerido por la ley, los judíos mantienen sus negocios abiertos a
esas horas, por lo que el comercio cubano solo tiene la ventaja sobre la competencia el
sábado”36.

Quizás el colmo del matiz antisemita de la campaña llevada a cabo por La Discusión,
alcanzó su clímax con el artículo “Judíos cubanos” publicado en enero de 1937:

“… hoy confrontamos ese dolor: hay cientos de cubanos…judíos! ¿Qué otra cosa son los hijos
habidos de matrimonios judíos que vegetan para hacer daño- ¿tan solo a Cuba?- pero no,
aclaremos. Esos no son cubanos judíos… habrá cubanos malos, pero no hasta el punto de ser
judíos. Lo que sí existe es el “judío cubano”, otra cosa bien distinta! En las manos del pueblo
está extirpar este cáncer que ya comienza a ulcerar nuestra propia nacionalidad. Y ya sabe el
pueblo COMO HACERLO (énfasis del columnista) ¡Piense en esto todo español o cubano
cuando se enfrente a un “polaco”37!”.

La vertiginosa sucesión de los eventos europeos a partir de 1937 y la necesidad imperiosa


de buscar un destino para los refugiados que huían del horror nazi hizo que la mayor organización
de ayuda a refugiados judíos en Europa y Estados Unidos, con sede en Nueva York, redoblara sus
esfuerzos por tratar de insertar a Cuba en su plan de reasentamiento. A iniciativas del American
Jewish Joint Distribution Comittee, ese mismo año se abrió una sede local en la Habana - el
Comité Judío de Refugiados (JRC)- cuyo objetivo era atender las necesidades de los refugiados
que llegaban a Cuba, ya fuera en virtud de la ley de cuotas asignadas por Estados Unidos, o a
través de visas regulares de entrada obtenidas en los consulados cubanos de Europa. Pero a pesar
de los denodados esfuerzos de su directivo Jacob Brandon, el JRC no logró aunar las energías de
todas las organizaciones judías cubanas, que por sus antagonismos internos, no se
comprometieron por igual con este propósito.

35
La Discusión, jueves 30 de julio de 1936. La Habana. Año XLVII- no 179.
36
La Discusión, jueves 28 de enero de 1937. La Habana. Año XLVIII- no 21. pp. 3.
37
“Polaco”: término utilizado en Cuba para referirse a los judíos europeos, cualquiera que fuera su país
de origen. En algunos casos, podía ser entendido en un sentido peyorativo.
22 Adriana Hernández Gómez de Molina
La continua llegada de refugiados hizo que a mediados de 1938 arreciaran los ataques
antisemitas. El Partido Nazi Cubano y el Partido Nacional Fascista se agruparon en una suerte de
frente nacional, que aunque minoritario, hizo un llamado a boicotear negocios judíos e incitaba a
la opinión pública contra la “amenaza judía". Asimismo, se incrementó el insolente
comportamiento público de los simpatizantes nacionalistas a partir de una serie de misas llevadas
a cabo en las afueras de la catedral habanera. El partido Falange Cubana incrementó su trabajo
cerca de los agentes nazis, distribuyendo considerable material antisemita importado de España e
influyendo en los grupos de negocios que temían que los recién llegados pudieran desplazar a los
trabajadores nativos y contribuir a la depresión económica, mientras que el Diario de la Marina
publicaba diariamente en su sección de Rotograbados fotografías de apuestos hombres y
elegantes mujeres haciendo el saludo nazi. El responsable de financiar la campaña antisemita era
Louis Clasing, director de la compañía Hapag-Hamburg Amerika Linie en La Habana, que
obtenía pingües ganancias de su asociación con Manuel Benítez, director General de Inmigración,
en la venta de los permisos de entrada.

El 13 de enero de 1939, el presidente Laredo Bru reaccionó en apoyo a la creciente marea


de protesta contra los inmigrantes, decretando, primero, una distinción entre inmigrantes y
turistas, y luego, que todo extranjero requeriría una visa de entrada aprobada por el Secretario de
Estado, el Secretario del Trabajo y el Director General de Inmigración38, haciendo ilegales
muchos de los premisos vendidos a judíos desesperados en Europa. Poco antes del arribo de la
nave St. Louis el 27 de mayo de 193939, los ataques contra la inmigración judía alcanzaron
proporciones sin precedentes. El gobierno cubano, por un lado sensible a las presiones del

38
El Diario de la Marina publicaba el 14 de julio de 1939 bajo el titular: Nuevo reglamento inmigratorio
para ayudar al turismo: “Se encuentra en poder de la Secretaría de Hacienda la nueva reglamentación
que modifica el decreto 935 del 5 de mayo de 1939: “… la inmigración quedará completamente abolida,
pues el estado general del país no lo permite y el desempleo es muy grande. Esta medida se adopta
después de oír el parecer del Secretario de Trabajo que ha aportado varias estadísticas…” ”La visa
consular será necesaria y deberán proveerse de ella los ciudadanos extranjeros… según la extiendan los
cónsules cubanos en sus oficinas en el extranjero, previa autorización de la Secretaría de Estado.”
Diario de la Marina. Viernes 14 de julio de 1939. La Habana. Año CVII- no 167.
39
El St. Louis partió del Puerto de Hamburgo en Alemania el 13 de mayo de 1939 con 943 pasajeros a
bordo, de los que 936 eran refugiados judíos.
23 Adriana Hernández Gómez de Molina
gobierno norteamericano, pero también simpatizante con la parte franquista de la guerra civil
española, otorgó a finales de los años treinta la Orden de Mérito a los ministros nazis Joaquín
von Ribbentrop y V. von Bulow Schwant. En cuanto a la relación entre judíos y cubanos, en el
criterio Eduardo Weinfeld:

“…tampoco hay nada que se pueda comparar a la colaboración entre judíos y nacionales en la
lucha contra el fascismo como en el caso de México, donde jóvenes mexicanos – judíos y no
judíos – han fundado una Liga Pro Cultura Alemana, esencialmente antifascista apoyada por la
flor y nata de la intelectualidad progresista mexicana.”… … “cuando la propaganda antisemita
arreció por la llegada del St. Louis, las sociedades judías de La Habana se limitaron a firmar un
escrito en donde se abogaba por la tradicional generosidad del pueblo cubano y este escrito fue
publicado en forma de anuncio pagado, mientras que los elementos falangistas tienen influencia
en el periódico más influyente de de la Isla .”40

La inmigración a Cuba fue posibilitada solamente por quienes esperaban recibir soborno,
y se realizó en forma extraoficial, aprovechando las fisuras de la ley. Los defensores fanáticos del
nacionalismo laboral, encabezados por el Secretario de Trabajo Portuondo, actuaron influidos por
la propaganda antisemita.

Con todo, alrededor de 1 500 judíos vinieron a Cuba desde Europa Central en 1938,
arribo que continuó a razón de 500 por mes hasta enero de 193941, cuando el Departamento de
Inmigración Cubano decidió prohibir los permisos de desembarco42. Aunque algunos recibieron
visas de tránsito para ir a los Estados Unidos en virtud de la ley de cuotas de 1924, en abril de
1939, un estimado de 5000 judíos centro europeos refugiados del fascismo permanecía en Cuba,

40
Weinfeld, Eduardo: Los judíos en Cuba (informaciones). Revista Bimestre Cubana. La Habana, v XLV.
1940, pp. 446- 471.
41
Levine, Robert. M: Tropical diaspora. The jewish experience in Cuba. University Press of Florida.
1993. Pp 102.
42
El Diario de la Marina publicaba el 10 de julio de 1939 bajo el titular Un proyecto prohibiendo la
entrada a los hebreos la proposición de ley que limitaba la nacionalización de los hebreos que habían
entrado a Cuba a partir de 1933 procedentes de diferentes países: “… se confeccionará un censo de
hebreos o extranjeros que hayan entrado en el territorio nacional a partir del 1ro de enero de 1933,
hasta la fecha de la promulgación de la ley…”…”todas las cartas de ciudadanías en trámites de dichos
hebreos… se paralizarán a la promulgación de la ley…”…”los hebreos o extranjeros relacionados con
el anterior censo serán reembarcados..” .” Se declara perjudicial para la República y por consiguiente
prohibida la entrada de hebreos o extranjeros…. sin más excepciones que… “… “los extranjeros que
deseen entrar en el territorio nacional tendrán que declarar a que religión pertenecen…”. Diario de la
Marina. 10 de julio de 1939. La Habana. Año VI- no 27.
24 Adriana Hernández Gómez de Molina
en su mayoría atendidos por el JRC. Una segunda ola llegó a mediados de 1941, hasta 1942, y
según estimados, alrededor de 11 000 judíos europeos hallaron refugio en Cuba entre 1938 y
194243.

Otros círculos políticos cubanos ilustran la actitud encontrada hacia la inmigración judía
en esos años; en una conferencia ofrecida en 1943 por Guillermo Zéndegui ante la Asociación
Democrática de Refugiados Hebreos de La Habana, después de la obligada referencia al aporte
judío al alma española y de apuntar como la “crítica vulgar” relaciona al judío con el medro, el
orador hace referencia a la necesidad de Cuba de enriquecer su nacionalidad con “dosis y
método”, para lo cual sería muy conveniente la “mentalidad hebrea” , gentes de “intelecto activo
y creador” los cuales podrían aportarle nuevos influjos a la nacionalidad cubana, en proceso aún
de formación44.

Por otra parte, tras la creación de la Asociación Nacional Contra las Discriminaciones
Racistas en 1937, Fernando Ortiz, el gran antropólogo cubano, redactó y publicó el manifiesto de
la institución, el 14 de junio de 1939, que posteriormente vuelve a publicar en la Revista Bimestre
Cubana, como: “Defensa cubana contra el racismo antisemita”45, el cual constituye una
contundente denuncia a la situación existente contra los hebreos asentados en Cuba.

El manifiesto, cumplía con los objetivos de dicha asociación, en cuyos estatutos se refería:
“… trabajar para que desaparezcan los prejuicios de carácter racista en cualquiera de sus
manifestaciones, fomentando la convivencia entre los elementos que integran la población
cubana con sentido igualitario”. Señalaba Ortiz:

“…que en Cuba, no ha bastado las prédicas religiosas, ni las exhortaciones de Martí, el apóstol
de la Patria… el racismo persiste… y lo han experimentado los asiáticos y los demás grupos
considerables y caracterizados por sus precedencias nacionales o sus religiones, tales como los

43
Bejarano, Margalit: La historia del buque St. Louis; la perspectiva cubana. Publicado en Internet,
sitio: www.cubaenelmundo.com/Articulos/barcosanluis.htm. Consultado 1 de julio de 2012.
44
Citado por: Sánchez Porro, Reinaldo: Tradición y Modernidad: los judíos en La Habana. Cuadernos
de Historia Contemporánea, no 18, Universidad Compútense. Madrid. 1996, pp. 181.
45
Ortiz, Fernando: Defensa cubana contra el racismo antisemita. Revista Bimestre Cubana. v -LXX,
no.1, La Habana, enero – diciembre de 1955, pp. 97-107.
25 Adriana Hernández Gómez de Molina
judíos o hebreos, los gitanos, los protestantes, los antillanos… y hasta los españoles “gallegos”
y los propios cubanos, unos contra otros.”46

Este análisis le sirvió de base al sabio cubano para valorar la contribución hebrea al
progreso del país y cómo cualquier acto discriminatorio, especialmente a la luz de influjos
exógenos, atentaba contra la condición humana. Asimismo, compara el monto de la población
hebrea respecto a otras migraciones, y su baja significación estadística como un “potencial
peligro” para la nación. Demuestra precisamente los contrario, el grado de asimilación etno-
cultural de estos grupos humanos mediante el significativo papel de los matrimonios mixtos y
dice:

“La cifra de su población no significa que los hebreos sean una colonia enquistada en el pueblo de Cuba
incapaz de ser asimilada, pues la mayoría de tales hebreos son ciudadanos cubanos, que tienen sus familias
en Cuba, y que muchos de sus hombres, particularmente los del interior donde los hebreos están más
dispersos, han contraído matrimonios con mujeres cubanas.” 47

Diserta con diversos ejemplos acerca de la contribución hebrea a la cultura cubana desde
múltiples ángulos, no como algo aislado y supuestamente “peligroso”, sino como parte de un
largo proceso histórico que se inició desde el primer contacto con el viejo mundo. Saca a la luz
los fines económicos y políticos del antisemitismo, así como las contradicciones de los
argumentos que expone, y constituye, en sentido general, un vigoroso acto de defensa de la
diversidad cultural que caracteriza a la nación cubana.

Conclusiones

Aunque la historia judía en Cuba data desde el primer contacto con el viejo mundo y el
pueblo cubano lejos está de considerarse antisemita, la presencia judía en la isla no siempre ha
sido valorada positivamente.

46
Ortiz, Fernando: Defensa cubana contra el racismo antisemita. Revista Bimestre Cubana. La Habana,
v -LXX, no.1, enero – diciembre de 1955, pp. 97-107.
47
Ortiz, Fernando: Defensa cubana contra el racismo antisemita. Revista Bimestre Cubana. La Habana,
v -LXX, no.1, enero – diciembre de 1955, pp. 97-107.
26 Adriana Hernández Gómez de Molina
El impacto del antisemitismo europeo se hizo sentir en Cuba en la primera mitad del siglo
XX, sobre todo a partir de los sucesos de la década del 30, relacionados con el ascenso del
fascismo y la guerra civil española. Aunque Cuba se mostró colaboradora con la aceptación de
refugiados judíos del nazismo, no estuvo exenta de la campaña antisemita desplegada por el
Raich alemán en todo el mundo. La oposición vino fundamentalmente de la élite conservadora
cubano – española pro falangista, los sindicatos y algunos hombres de negocios, que vieron en la
inmigración judía una amenaza para la nación y el peligro de entrada de socialistas y comunistas
de Europa del Este.

Por sus recursos e influencia, estos sectores lograron orquestar verdaderas campañas
antisemitas en importantes medios cubanos, influyendo, tanto en la actitud negativa de la opinión
pública hacia la inmigración judía, como en la ambivalencia del gobierno ante determinados
hechos y la promulgación de leyes restrictivas de inmigración.

27 Adriana Hernández Gómez de Molina


Bibliografía:

Libros:

Abraham M. Matterin: Los hebreos y la bandera cubana. La Habana. 1950. (Folleto).

Behar, Ruth: Returning to jewish Cuba. Library of Congress Cataloguin- in- Publication Data. 2009.

Corrales, Maritza: La isla escogida. Los judíos en Cuba. Editorial Ciencias Sociales. Ciudad de La
Habana. Cuba. 2007.

Hernández, Adriana: Antisemitismo en Europa en la primera mitad del siglo XIX, confluencia y
desenlace. (Inédito).

Levine, Robert. M: Tropical diaspora. The jewish experience in Cuba. University Press of Florida. 1993.

Prinz, Arthur: The role of the Gestapo in obstructing and promoting jewish inmigration. Yad Vashem
Studies. Jerusalem. 1958.

Roubicek, Hella L.: El viaje del St. Louis. Comunidad Hebrea de Cuba. La Habana. 1997. (Folleto).

Sánchez Porro, Reinaldo: Tradición y Modernidad: los judíos en La Habana. Cuadernos de Historia
Contemporánea, no 18, Universidad Compútense. Madrid. 1996.

Suclicki, Jaime: Breve historia de Cuba. Pureplay Press. Los Ángeles. 2006.

Publicaciones seriadas:

Diario de la Marina. La Habana. 1938. Año CVI- no 62; 67.

Diario de la Marina. La Habana. 1939. Año CVII- no 167; Año VI- no 27.

La Discusión. La Habana. 1936. Año XLVII – no 179; 177; Año XLVIII- no 170; 173.

La Discusión. La Habana. 1937. Año XLVIII- no 98, 28 ; 21.

La Discusión. La Habana. 1938. Año XLIX – No 106.

Revista Bimestre Cubana. La Habana. 1940, v XLV no-2.

Revista Bimestre Cubana. La Habana. enero – diciembre de 1955, v -LXX, no-1.

Publicaciones digitales:

28 Adriana Hernández Gómez de Molina


Bejarano, Margalit: La historia del buque St Louis; la perspectiva cubana. Publicado en Internet, sitio:
www.cubaenelmundo.com/Articulos/barcosanluis.htm

Guanche, Jesús: Fernando Ortiz, antirracista. Publicado en Internet, sitio:


www.lajiribilla.co.cu/2011/n533_07/533_02.html

Enciclopedias:

ED2 Nativ. Ediciones: Enciclopedia del Holocausto. Jerusalén. 2004.

Documentos:

Boletines no 1 y 7 Círculo Socialista Español. Año 1936. Archivo Nacional de Cuba, Fondo Especial,
contenido: fascismo, legajo no 4, número de orden nuevo 176.

29 Adriana Hernández Gómez de Molina

Das könnte Ihnen auch gefallen