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Autores:
José Antonio Ibáñez Aguirre1
José Antonio Farías Hernández2
Ficha bibliográfica:
El libro se hace como parte de la celebración cristiana del año del Jubileo 2000. En el libro
de Levítico se hace mención del Jubileo, tradición judía de perdonarse las deudas entre las
personas, como acto de bondad.
ABSTRACT: It is maintained that the external debt will continue being a greater problem
by two fundamental aspects that they must be associated with the present neoliberal scheme
of economic opening; first which it is in the vulnerability of the Mexican economy, and the
second, the high instability and loss of economic certainty. Reason why the authors suggest
1
Sacerdote jesuita y doctor en economía. ITESO.
2
Sacerdote jesuita y doctor en economía. ITESO.
3
Profesor de tiempo completo titular “A” de la Universidad de Guanajuato, adscrito a la licenciatura en
desarrollo regional. Campus León. Miembro del sistema nacional de investigadores (nivel 1) CONACYT.
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a adjustment to the opening model and to try the real of the economy. All it, within the
framework to try humanitarian solutions, that the will implies to pay without letting grow
and take care of the problem social, releasing to the future generations of financial
commitments.
The book becomes like part of the Christian celebration of the year of Jubileo 2000. In the
book of Levítico mention of the Jubileo becomes, Jewish tradition to pardon the debts
between the people, like kindness act.
INTRODUCCIÓN
Lo que es real es que esta economía en desarrollo tiene una deuda de 150,000 millones de
dólares, la cual se pretende saldar por medio de pagos que se recalendarizan, contando con
nuevos préstamos momentáneos que solo logran una liquidez temporal y confiando en que
el modelo actual de desarrollo convertirá a la economía mexicana en una potencia
exportadora, generando excedentes de divisas que permitan ir pagando y reduciendo el
monto de la deuda.
México tiene que pagar anualmente $12,000 millones de dólares sólo por intereses de una
deuda total o intereses de $7,000 millones de dólares por la deuda pública, lo que significa
transferir al exterior parte del excedente generado con nuestro esfuerzo o recibir excedentes
del exterior por un monto equivalente a esas cantidades. Sin embargo la economía
mexicana no está generando excedentes de divisas sino déficit consistentes.
Esto nos demuestra que la deuda externa es una pesada carga para la nación, que lejos de
reducirse, probablemente se hará mayor en el futuro. México tendrá que seguir trabajando,
dejar de invertir en satisfactores sociales como escuelas, hospitales y carreteras o seguir
pidiendo préstamos para pagar sus deudas.
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Las causas que nos encasillan en este problema son: la deuda es impagable porque el país
necesitaría pasar de déficit consistentes a superávit consistentes en su comercio exterior;
esto no puede ser porque nuestra dependencia del exterior nos hace requerir corrientemente
más divisas de las que generamos con nuestro propio esfuerzo. Nuestra inserción en la
globalización financiera bajo una ideología de extrema libertad hace que la disposición de
fondos prestables del exterior sea muy inestable, lo que lleva a requerir préstamos
emergentes. Además se han venido cometiendo grandes errores de política económica
sexenio tras sexenio, que explican el pasar de una situación de cero deudas en las primeras
décadas del siglo XX a un sobreendeudamiento que generó una crisis en 1982.
La situación actual es más grave de lo que parece ya que los factores que propician las
crisis del sector externo y el aumento de los requerimientos de deuda responden más al
esquema neoliberal de desarrollo, que a los errores internos de nuestros gobernantes.
El A-B-C de la deuda
La deuda externa representa ahorro del exterior puesto a disposición del país bajo la forma
de préstamos, la otra modalidad de disposición de ahorro externo es la inversión extranjera,
tanto directa como de cartera. La deuda externa genera compromisos de pagos futuros en
divisas, independientemente de cual sea su uso o destino: nuevas inversiones, consumo
interno, importaciones de bienes y servicios, cumpliendo con diversos pagos del exterior
como intereses, regalías, remisión de utilidades, reembolso de prestamos, retorno de
inversiones extranjeras, fugas de capitales nacionales, etc. Si su utilización es prudente,
inteligente y para usos productivos, sobre todo orientados a la exportación o sustitución de
importaciones, la deuda externa puede ser un recurso de mucha utilidad; por el contrario si
se utiliza de manera irracional puede convertirse en un problema mayor, que puede
condicionar objetivos nacionales como el crecimiento económico y el desarrollo social,
debido a la generación propia de divisas de un país… es consistente e inferior a las
necesidades de pagos de divisas al exterior.
En México, las necesidades más reconocidas de la deuda pública externa han sido a lo largo
de este siglo, financiar la inversión y contrarrestar caídas cíclicas de la actividad
económica. Sin embargo, en las últimas décadas se ha pasado de una situación de
predominio de financiamiento para el desarrollo, a otra de predominio de financiamiento
para saldar las múltiples y crecientes cuentas deficitarias con el exterior y recientemente,
desde los años ochenta, la deuda se utiliza en gran medida para reestructurar préstamos
anteriores.
Dado el dinamismo creciente de los créditos del exterior durante este siglo, se ha llegado a
una situación de sobre endeudamiento que no sólo tiene muy poca vinculación con la
ampliación y mejoramiento del aparato productivo nacional, sino que por sí misma es un
lastre para la nación. El país está sobre cargado de compromisos de pago por deudas. La
transferencia de excedente económico al exterior impone severas restricciones al
crecimiento económico y al desarrollo social, especialmente en el caso de la deuda pública.
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Desde el punto de vista del tipo de deudor o usuario la deuda se divide en Gobierno
Federal, empresas estatales, organismos financieros nacionales y otros organismos.
Desde el punto de vista del tipo de acreedor o fuente de los préstamos, la deuda se
divide en la correspondiente a organismos financieros internacionales, gobiernos
nacionales, banca privada, bonos y proveedores. La deuda del país con el Fondo
Monetario Internacional es manejada por el Banco de México y se registra en una
contabilidad distinta a la de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Considerando los elementos anteriores, tenemos que el crecimiento del saldo de la deuda se
determina con la fórmula siguiente:
La carga de la deuda viene a ser el sacrificio corriente que hace una nación por servir los
pagos por la disposición de este recurso financiero. Aún en los peores momentos del
desempeño del país en cuanto a la deuda, los intereses se han tenido que cubrir dólar por
dólar, aun cuando para ello sea necesario pedir más préstamos o inducir una recesión que
convierta al país en una maquinaria generadora de divisas. En este trabajo se prescinde de
los indicadores tradicionalmente usados por los gobiernos para medir el impacto
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Estados
Italia
Alemania
Francia
Reino
Unido
México
Canadá
España
Unidos
Factores internos que generan requerimientos de deuda
Comúnmente se asume que el problema del endeudamiento externo en países como México
se origina en la insuficiencia de ahorro interno, lo cual sólo atiende a uno de los elementos
explicativos del problema y no al más decisivo. Es posible identificar etapas en el
desarrollo de México en las que coinciden una alta generación y utilización de ahorro
interno con ritmos muy elevados de endeudamiento externo. Cuando se estudia el caso la
conexión entre ahorro interno y déficit en cuenta corriente, el problema de la deuda externa
y el del ahorro interno son fenómenos cuya casualidad debe ser explicada en sí misma.
La causa principal del endeudamiento externo es la posición de debilidad del país en sus
relaciones con el exterior, particular con los países desarrollados. Esta relación de
dependencia es la causa estructural más importante del endeudamiento externo. El nuevo
endeudamiento y la llegada de inversión extranjera sustituyen y disimulan la necesidad de
compensar el desequilibrio que representa el pago de la deuda, posponiendo y agravando a
largo plazo el problema.
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Los efectos del modelo neoliberal mexicano sobre los requerimientos de deuda
Comercio Exterior
Los flujos de entrada de inversión extranjera directa que representan ingreso de divisas al
país, se han convertido a la vuelta de los años en un factor de presión en sentido inverso, ya
que la operación de las filiales de empresas transnacionales tiene un alto costo en divisas, es
decir su operación cotidiana tiende a que sus requerimientos de divisas superen a su
generación propia de divisas, resultando en una tendencia hacia la anulación de los flujos
positivos. La desregulación y la apertura a la inversión extranjera directa se basó en la
llamada política de “puertas abiertas”, con base en la cual la apertura de casi todas las
ramas de actividad a la IED no exigió a cambio ningún requisito de desempeño y no se
critica a la apertura en sí, sino su ejecución bajo la guía del fundamentalismo de mercado
propuesto desde Washington. En este sentido, es ejemplar el Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN), instrumento por el cuál México cedió las máximas
facilidades para la acción de los capitales canadienses y estadounidenses en la economía
mexicana, aceptando la aplicación del “trato nacional” y abandonando explícitamente la
posibilidad de exigir a esos capitales algún requisito de desempeño.
Se piensa que la carnada del TLCAN era mejor oportunidad para que, sin renunciar a una
propuesta de corte liberal, se exigieran algunos requisitos de desempeño a la IED, para que
efectivamente contribuyeran a la modernización de la planta productiva y a la
consolidación de una plataforma exportadora.
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Algunos datos que muestran sólo aspectos parciales de la situación descrita son los
siguientes:
B. Otros factores que generan inestabilidad financiera y que afectan la brecha del
ahorro
El fin del auge en lo que podríamos llamar la bancarización del crédito sobrevino cuando
los bancos no prestaron más a los países que requerían nuevos préstamos para seguir
pagando sus expandidas deudas, siendo la crisis de México, en Agosto de 1982, el
detonador. La “revolución” financiera que se ha propagado por el mundo en los años
noventa tiene su principal explicación en dos fenómenos relacionados con la economía
productiva u otro vinculado con la oferta de fondos prestables.
Como complemento de los indicadores que hablan de la relativa pérdida de importancia de
los depósitos bancarios, los siguientes datos permiten apreciar el alto dinamismo de la
actividad bursátil desde mediados de los años ochenta:
- Valor comerciado
- Número de compañías nacionales enlistadas
Después vino un nuevo ciclo de crisis – sobreendeudamiento externo sobrevino con los
errores de política económica atribuibles al gobierno de CSG. Durante el sexenio de CSG
la deuda pública externa pasó de 81,003 mdd a 85,436 mdd, lo que significó un aumento de
solo 5.5%, cuando se suponía que con el acuerdo “histórico” de 1989 se iría reduciendo
gradualmente hasta dejar de ser un problema mayor.
Al inicio del sexenio de Ernesto Zedillo, las autoridades financieras tenían la optimista
esperanza de contener el estallido de la crisis. Las condiciones en que se realizó la
devaluación son aún oscuras: el movimiento se efectuó cuando las reservas del BM ya
habían sido vaciadas, mientras el discurso oficial repetía que el cambio de administración
se llevaba a cabo en perfectas condiciones económicas. A diferencia de las anteriores crisis
de deuda, la de 1994 –1995 no implicó una negociación, sino un sometimiento absoluto a
las condiciones de aquello que proporcionaron el paquete de rescate.
Al cierre de 1998, el saldo de la deuda pública externa era de 92,294.5 md, lo que
representa un aumento de 3,973.3 md respecto al cierre de 1997. Este comportamiento se
explica por un endeudamiento neto de 1,708.1, así como por ajustes cambiarios al alza
derivados de la depreciación del dólar respecto de otras divisas en que se contrató la deuda.
permite juzgar el hecho desde un punto de vista ético. Esto nos lleva a asumir una
responsabilidad en el sentido de decidir si el tratamiento que se le da en la actualidad es
apropiado o inapropiado desde el punto de vista de una búsqueda de lo mejor para la
humanidad y para nuestro pueblo y otros en condición similar.
La cuestión ética
Algunos de estos principios tienen como base los pronunciamientos de la Doctrina Social
de la Iglesia Católica sobre el problema de la deuda, pues consideramos que a pesar de
haber sido planeados en el marco de la crisis de la deuda de los años ochenta, siguen siendo
válidos:
Los acreedores han mostrado en el pasado una recurrente falta de solidaridad con los
deudores, lo que en cierto sentido justificaría la toma de medidas unilaterales.
Los principios éticos los consideramos de gran importancia para poder dimensionar lo
impropio en el comportamiento de nuestros acreedores.
La cuestión política
gubernamental ni una crítica social seria sobre las políticas equivocadas y los diagnósticos
incorrectos que llevaron al país hasta una situación tan dañina. Volver una y otra vez al
tema de la deuda es oponerse al silencio de tan costosos errores.
La cuestión jurídica
Varias cláusulas de los convenios en materia de deuda han sido calificadas como
inequitativas y asimétricas. Se puede invocar el derecho a la autoconservación de los
estados cuando se trata el punto del servicio de la deuda en relación con la deuda social. En
el caso de México, el poder Ejecutivo ha violado sistemáticamente el espíritu y a veces la
letra misma de nuestra constitución en materia de contratación de deuda. Por lo tanto, una
parte de ésta es ilegal o ilegitima.
La cuestión socioeconómica
Los estudios más recientes sobre las condiciones de vida de la población mexicana
muestran que durante los años ochenta aumento la pobreza por ingresos y también la
concentración del ingreso familiar. La década de los ochenta tiene que ser caracterizada
como de empeoramiento en las condiciones de vida de la población que vive de su trabajo.
Existen cuatro principios de solución o puntos de partida para la solución definitiva del
problema de la deuda:
Solamente una política promotora del crecimiento como prioridad nacional permitirá un
combate de la pobreza y la deuda no debe ser obstáculo para que el país se encamine
nueva y persistentemente al desarrollo.
La disminución del salario real no debe seguir usándose indefinitivamente, no sólo por
razones humanitarias sino por razones de racionalidad económicas
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La calidad de los servicios públicos ha disminuido por lo que la deuda externa debe
dejar de ser un instrumento de la dependencia económica frente al exterior.
La cuestión económica
La probabilidad de que la deuda crezca por los factores internos que ensanchan la brecha de
divisas y activan los requerimientos de préstamos del exterior es hoy más alta por razones
múltiples. La globalización como una fase más avanzada de la explosión financiera, se ha
traducido en volatilidad y crisis en puntos del sistema, aunado al agravante del efecto
contagio que surge de nuestra integración como mercado emergente y puede hacernos presa
fácil de una situación crítica.
Ante esto, las únicas alternativas del sistema mexicano han sido renunciar al crecimiento o
endeudarse de antemano para poder crecer un poco. Y en cuestión a la deuda, la opción
oficial es únicamente refinanciar, renunciando así en definitiva a resolver el problema. El
país estará dependiendo del crédito externo y transfiriendo parte importante del excedente
producto de su trabajo, sin poder por ello utilizarlo en invertir en ampliaciones y mejoras de
la base productiva nacional y la infraestructura de desarrollo social.
Finalmente, debe señalarse que el circunscribirse al objeto de estudio nos obliga a dejar de
lado el tratamiento de otros boquetes de recursos o expedientes delicados de nuestra
economía, que por su gravedad o significación merecen un tratamiento igualmente urgente
y exhaustivo, que permita ir integrando junto con las propuestas sobre el problema de la
deuda externa una nueva política nacional de desarrollo.
CONCLUSIÓN
Al leer el libro “México: de la deuda externa... a la deuda eterna” nos podemos dar cuenta
que la deuda externa que tiene nuestro país es un problema serio, difícil de resolver, que
nuestros gobernantes lejos de proponer una solución viable, están logrando que ésta se
incremente más y que con el paso del tiempo sea cada vez más difícil liquidarla.
Dicho cambio debe hacerse a través de una política económica activa que no renuncie al
crecimiento como aspiración y a la apertura como requisito para modernizar y hacer
eficiente a la planta productiva.
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Otra propuesta consiste en que el país debe estudiar y usar exhaustivamente todos los
medios disponibles para reducir directamente la magnitud de los pagos corrientes por
concepto de reembolso de préstamos, esto significa, seguir refinanciando en el mercado,
buscar condonaciones en la deuda condonable, buscar espacios para la renegociación
diferente a la de los años 80’s, luchar por un foro mundial sobre deudas en el marco de un
nuevo Bretton Woods.
Sinceramente, yo nunca me había preocupado por el problema de la deuda externa del país,
pero al leer este libro me dí cuenta de lo importante que es estar enterado de este grave
problema económico y humanitario, para así entender porqué cada vez es más difícil pagar
esta deuda.
Es obligación de cada uno de nosotros, como mexicanos, estar enterado de este problema,
ya que nos afecta directa e indirectamente a todos.