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Las bombas pueden ser bombas de sodio (ATP-asa de Na+-K+) y bombas de protones (ATP
asa de K+-H+). Estas requieren energía y son capaces de transportar iones contra grandes
gradientes electroquímicos. En el epitelio intestinal, por ejemplo, la bomba de sodio es
necesaria para establecer y mantener el gradiente electroquímico (sodio intracelular bajo y
potencial de membrana electronegativo) que se requiere para que los utilicen otros tipos de
transportes como el facilitado y pasivo. Los canales proteínicos son el segundo tipo de
transporte que consiste en poros selectivos de la membrana para el paso de Na+ y Cl-. Para
finalizar, el tercer tipo son proteínas transportadoras que, como su nombre lo indica
facilitan el paso de iones y nutrimentos a través de la membrana y cuya actividad y
eficiencia depende de la presencia de gradientes electroquímicos. En el epitelio intestinal
existen diferentes tipos de proteínas transportadoras. Las proteínas transportadoras únicas,
como el transportador facilitador de glucosa (GLUT-2), se encarga de la transferencia de un
solo ion o nutrimento. Las proteínas cotransportadoras, como el cotransportador de
glucosa/sodio (SGLT), son transportadores que movilizan a la vez dos moléculas de sodio y
225 moléculas de agua, aprovechando la presencia de gradientes electroquímicos de una
molécula para poder movilizar a una segunda molécula. El transporte, en este caso, solo se
da si todos los solutos están presentes y disponibles. Por ejemplo, en el caso del
transportador de glucosa/sodio, el intercambio de sodio se logra si existe glucosa y
viceversa..
La secreción activa de agua y electrolitos tiene varios objetivos. La función más importante
es la de brindar un medio acuoso óptimo para la digestión y absorción de nutrimentos
intraluminales. La secreción intestinal se lleva a cabo mediante la secreción activa de Cl- o
HCO3. La secrsion de Cl- requiere la participación coordinada de cuatro proteínas de
membrana: 1.) canales selectivos de Cl-, localizados en la membrana luminal, 2.)
cotransportadores de Na/K/2Cl, localizados en la membrana basolateral, 3.) canales
selectivos de K+ y 4.) la presencia de bombas de sodio. El Cl entra a la célula por la
membrana basal de la célula o por medio del cotransportador Na/k/2Cl y sale a la luz
intestinal por canales selectivos de cloro. El K+ y Na+ que acompaña al Cl al entrar a la
célula se reciclan en la membrana basolateral por medio de canales selectivos de potasio y
por la bomba de sodio. La secreción activa de sodio que activa la secreción de potasio es un
proceso pasivo, originado por la diferencia de potencial transmembrana, resultado de la
secreción de cloro.
Junto con la secreción de iones bicarbonato es necesario el aporte de un medio acuoso para
que se cumpla la digestión intraluminal y la absorción de nutrimentos. La secreción activa
de potasio se efectúa en todo el colon, en la membrana basal. El K+ penetra en la membrana
basolateral del colonocito y por la vía de bomba de sodio y posiblemente a través del
cotransportador de Na/K/2Cl. El intercambio de cAMP celular y de iones de calcio estimula
este proceso.
El intestino contribuye con 12 a 14% de las secreciones necesarias para mantener el quimo
en un estado líquido. Además de servir para la digestión y absorción de nutrimentos, las
secreciones intestinales sirven como un conductor en el transporte intraluminal de IgA
secretoria y para eliminar estímulos nocivos y agentes infecciosos. La regulación de estas
secreciones intestinales requiere varios factores, como elementos luminales y sistémicos.
Desde hace muchos años se sabe que el solo estímulo mecánico del intestino puede
aumentar la secreción. De igual forma, el estímulo químico, sea en forma de nutrimentos
toxinas de la microflora intestinal y agentes químicos nocivos y antígenos, puede producir
secreción. Los cambios en el metabolismo del cuerpo, como una sobrecarga de volumen,
deshidratación y cambio en el pH, traducidos como acidosis o alcalosis, desempeñan partes
fundamentales en estos procesos secretores. Finalmente además de la regulación
neurohormonal local, existe información que apoya el efecto modulador que ejercen los
centros cerebrales sobre la secreción intestinal. Todos estos agentes actúa sobre receptores
específicos en células blanco, tanto en el enterocito como en elementos neurales, vasculares
e incluso inmunitarios.
Los factores que regulan el transporte de iones a través del epitelio intestinal se pueden
dividir en 2 grupos: los secretagogos y los elementos proabsortivos. Los secretagogos
causan acumulación de líquido en la luz intestinal debido a que estimular los procesos
secretores activos o bien inhiben los procesos de absorción. Por lo que refiere a los
elementos proabsortivos, estos se encargan de una función contrario a los anteriores.
Algunos de estos elementos, como los neurotransmisores y las hormonas paracrinas, se
liberan en forma local cerca de la membrana basolateral del enterocito. Otras sustancias
como la guanilina, son liberadas en el interior de la luz intestinal y otras más, como los
adrenocorticoides, llegan al enterocito por medio de la circulación sistémica.
Los enterocitos cuentan con receptores tanto en la membrana apical como en la basolateral
y en algunos casos en presencia de esteroides, existen receptores intracelulares. Como es
bien sabido, existe un sinfín de receptores intestinales en diferentes partes del intestino. La
interacción que se produce entre el ligando y el receptor es uno de los principales, sino es el
mayor, factor para la duración de la respuesta. Por consiguiente los efectos de numerosos
secretagogos dependientes de calcio y prostaglandinas tienen una vida media muy corta y
algunos de ellos manifiestan taquifilaxis asociada al receptor. Estas breves respuestas son
decisivas para mantener minuto a minutos los cambios que se generan en la luz intestinal.
A largo plazo estos cambios son muy importantes en las respuestas de adaptación del
intestino en casos de dietas con concentraciones bajas en sal o en situaciones extremas de
deshidratación.
Al igual que en muchas células, existen varias vías o señales que regulan el transporte de
iones. La actividad principal de los secretagogos es estimular de unas vías clásicas de
transducción, es decir, una de las dependientes del cAMP, cGMP, Ca o fosfatidilinostiol.
Estos segundos mensajeros activan sus respectivas cinasas de proteína, que fosforilan las
proteínas que se relacionan directamente con el transportes de iones o las que participan en
actividad críticas de transporte.
En general se acepta como dogma, que los segundos mensajeros activan cinasas de
proteínas específicas para producir un efecto biológico y que las fosfatas de fosfoproteína
intervienen este efecto y regresan al sistema a su estado basal. En la actualidad existe
amplia evidencia que sustenta la función de la fosforlación de proteínas para regular el
transporte de iones intestinales, pero según estudios recientes podrían existir acciones
directas que activan los canales de Cl sin la participación de cinasas, de tal manera que los
nucleótidos cíclicos solos realizan directamente estas funciones.