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VIOLENCIA: La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la violencia como el uso

deliberado de la fuerza física o el poder, en forma de amenaza o efectivo, ya sea contra


uno mismo, otra persona, un grupo o una comunidad, que cause o tenga muchas
probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o
privaciones.
VIOLENCIA INTRAFAMILIAR: La violencia intrafamiliar abarca todo aquel comportamiento
de violencia física, sexual o psicológica que llega a poner en situación de peligro la
seguridad o el bienestar de una persona del grupo familiar; el comportamiento de las
personas que recurren tanto a la fuerza física como al chantaje emocional; las amenazas
que dan lugar al recurso a la fuerza física, entre las que se incluye la violencia sexual, tanto
en la familia como en el hogar.
TIPOS DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR
Abuso verbal: utilización del lenguaje hablado para humillar, ridiculizar, amenazar
o denigrar al otro miembro de la pareja.

Abuso emocional o psicológico: subvaloración o descalificación del otro, el


autoritarismo, la imposición de ideas o deseos. Puede acompañar o preceder
la violencia física como una forma de control a través del miedo y la degradación.
Intimidación en los tratos, incluyendo la coacción utilizando terceros.

Aislamiento: acción ejercida para controlar cada aspecto de la vida del otro miembro de la
pareja como su tiempo, sus actividades, su contacto con los otros. Así mismo cuando a una
persona no se le permite trabajar, recibir llamadas telefónicas o ver amigos o familiares y
debe estar fuera o desconectada del mundo exterior.
Abuso económico: la agresión se ejerce cuando se controla el acceso de la pareja al uso
del dinero, el manejo y gasto del mismo. Consiste en no cubrir las necesidades básicas de
la persona y ejercer control a través de recursos económicos. Es aquella que ocurre en el
marco de violencia en la pareja, en donde uno de los cónyuges ejerce una agresividad
desde el control de los ingresos limitando el acceso de la mujer al dinero, por ejemplo,
prohibiéndole trabajar. Esta violencia busca mantener a la mujer dependiente,
presionándola a tomar decisiones o no considerándola para la toma de éstas. También
significa usar mal el dinero en gastos fuera de la familia perjudicando así a la pareja.
Abuso sexual: todas las conductas que atentan contra los derechos sexuales y
reproductivos de una persona. Incluye acoso sexual, violación, actos sexuales realizados
contra el otro miembro de la familia o contra la persona con la que se haya convivido o
procreado. Consiste en obligar a otra persona a realizar cualquier actividad sexual en contra
de su voluntad, por ejemplo, forzarla a tener relaciones sexuales, someterla a actos
humillantes, obligarla a ver material pornográfico, esto puede ocurrir aún dentro del
matrimonio, pues éste no da derecho a ninguno de los cónyuges a forzar estas relaciones
y puede desencadenar la maternidad forzada a través de un embarazo producto de
coerción sexual. El abuso sexual afecta también a niños y adolescentes cuando un familiar
adulto o un cuidador los utiliza para obtener algún grado de satisfacción sexual. Estas
conductas abusivas pueden implicar o no el contacto físico.
Abuso físico: Se refiere a las conductas que atentan contra la integridad física de otro
miembro de la familia. Consiste en tomar o retener a otra persona por la fuerza, empujarla,
golpearla, amenazarla con un arma, botarla, lanzarle un objeto, o actos que atentan o
agreden el cuerpo de la persona tales como empujones, bofetadas, golpes de puño, golpes
de pies, etc.
Violencia psicológica: se detecta con mayor dificultad. A diferencia de la violencia física,
no deja huellas visibles y Son todos aquellos actos a través de los cuales se lastima psíquica
y moralmente a una persona por medio de agresiones verbales, faltas de respeto a sus
creencias, desprecios, insultos y comentarios sarcásticos, omisiones, también consiste en
“usar en contra de otra persona palabras groseras, mentiras, sobrenombres, burlarse de
ella, criticarla, humillarla frecuentemente ante otras, amenazarla, prohibirle que visite a sus
amistades o familia, vigilarla, obligarla a rendir cuenta de sus actos.
La violencia psicológica presenta características que permiten clasificarla en tres
categorías:

Maltrato: Puede ser pasivo (definido como abandono) o activo que consiste en un trato
degradante continuado que ataca la dignidad de la persona. Generalmente se presenta bajo
la forma de hostilidad verbal, como gritos, insultos, descalificaciones, desprecios, burlas,
ironías, críticas permanentes y amenazas. También se aprecia en actitudes como portazos,
abusos de silencio, engaños, celotipia (celos patológicos), control de los actos cotidianos,
bloqueo de las iniciativas, prohibiciones, condicionamientos e imposiciones.
Acoso: Se ejerce con una estrategia, una metodología y un objetivo, la víctima es
perseguida con críticas, amenazas, injurias, calumnias y acciones para socavar su
seguridad y autoestima y lograr que caiga en un estado de desesperación, malestar y
depresión que la haga abandonar el ejercicio de un derecho o someterse a la voluntad del
agresor. Para poder calificar una situación como acoso tiene que existir un asedio continuo,
una estrategia de violencia (por ejemplo, cuando el agresor se propone convencer a la
víctima que es ella la culpable de la situación) y el consentimiento del resto del grupo familiar
(aunque también de amigos o vecinos) que colaboran o son testigos silenciosos del
maltrato, ya sea por temor a represalias, por satisfacción personal o simplemente por
egoísmo al no ser ellos los afectados.
El acoso afectivo, que forma parte del acoso psicológico, es una situación donde el
acosador depende emocionalmente de su víctima, le roba la intimidad, la tranquilidad y el
tiempo para realizar sus tareas y actividades, interrumpiéndola constantemente con sus
demandas de cariño o manifestaciones continuas, exageradas e inoportunas de afecto.
Manipulación: Es una forma de maltrato psicológico donde el agresor desprecia el valor
de la víctima como ser humano negándole la libertad, autonomía y derecho a tomar
decisiones acerca de su propia vida y sus propios valores. La manipulación hace uso del
chantaje afectivo, amenazas y críticas para generar miedo, desesperación, culpa o
vergüenza. Estas actitudes tienen por objeto controlar u obligar a la víctima según los
deseos del manipulador.
Causas de la violencia intrafamiliar
Las causas son multifactoriales ya que no dependen de un solo factor.
- Características particulares del agresor
La falta de control de impulsos, la baja autoestima, la carencia afectiva, las experiencias
que ha vivido en la infancia o determinados factores de personalidad pueden influir de forma
determinante para que abuse y maltrate a las personas de su entorno.
- Incapacidad para resolver los conflictos de forma adecuada
Indica que existe una “cultura de la violencia” que supone la aceptación de la violencia como
la única forma adecuada de resolver los conflictos.
- Actitudes socioculturales
En el caso específico de la violencia de género, las actitudes socioculturales de desigualdad
entre hombres y mujeres. Algunas situaciones que se viven como tradicionales y culturales
en muchas sociedades y que se han mantenido a lo largo de los siglos favorecen y
mantienen esa desigualdad.
Por ejemplo, la relación de sumisión de la mujer con respecto al hombre, la justificación y
tolerancia de la violencia masculina por la sociedad, los estereotipos y roles de sexo.
- Otras
 El uso de la violencia como un instrumento de poder del fuerte frente al débil.
 Relaciones conyugales disfuncionales y/o historia de conflictos familiares.
 Efectos hereditarios (haber vivido la represión y violencia en sus progenitores)
 La imagen anticuada que el hombre aporta los recursos y la mujer cuida la casa y
los hijos. Que las hijas cuando son mayores ayudan a la mama y los niños van a la
universidad
 Problemas de salud mental
 Abuso sexual
 Hostilidad verbal (insultos, burlas, amenazas)
 Violencia física (agresiones, abuso, violación)
 La indiferencia, el menosprecio y la falta de cariño (puede ser también violencia
psicológica)
 El machismo y la idea de que el hombre tiene derechos por sobre de la mujer
 Sociedades insensibles a regímenes autoritarios.
 Escasos recursos, pobreza y falta de cultura y sensibilidad
 Alcohol y drogas
 La extendida idea de la brutalidad en el hombre y la sumisión en la mujer.
Consecuencias de la violencia intrafamiliar
1- Normalización de la violencia
Una de las causas generales de la violencia en los niños es que son testigos inmediatos de
la misma. Es decir, vivenciar constantemente a episodios de violencia continuada en casa
supone que puedan llegar a entender la violencia como una actitud normal en sus vidas.
Creyendo, por tanto, que ésta es una pauta de relación lógica.
2- Miedo a la soledad
Como consecuencia a los episodios de violencia vividos, los niños también generaran
sensaciones o emociones relacionadas con el miedo a estar solos, desprotegidos,
desconfiados o incluso con el miedo a morir.
3- Interiorización del machismo en las mujeres
Una de las graves consecuencias en la agresión hacia la mujer es que ésta asuma los roles
sexistas que su agresor intenta inculcarle.
Peligrosamente, ser objeto de interiorización del sexismo y el machismo supone adoptar
una actitud pasiva ante la violencia. Así, como primer daño colateral, los hijos serán los
primeros que reciban estos valores, los cuales podrán contrarrestarse a través de una
educación, en otros ámbitos de la sociedad, basada en el respeto y la igualdad.
4- Falta de confianza
Uno de los primeros elementos que se intenta subsanar en caso de mujeres que han sido
víctimas de violencia de género o niños, es la autoestima, entendida como la valoración
positiva que tiene el sujeto sobre sí mismo, es primordial para poder salir de un caso de
agresión constante ya que permite adoptar la confianza suficiente para poder huir del
agresor.
En este sentido, lo primero es darse cuenta de que se es víctima de un caso de violencia,
y a partir de ahí, buscar ayuda. El apoyo psicológico no solo estará centrado en reforzar la
confianza y la seguridad de la persona sino también en educar en valores de igualdad,
obtención de la autonomía y modificación de las relaciones materno filiales distorsionadas
por la situación de violencia.
5- Falsa culpa
En algún momento de la violencia, las victimas pueden sentirse culpables de haber
producido en su familia la situación de violencia que vive en su casa, y en sí la conducta
del agresor.
Así, la víctima podrá llegar a pensar, tras un proceso de interiorización de roles machistas
y sexistas, que ella merece los improperios de su pareja por haberlo dejado solo o haberse
alejado para, por ejemplo, disfrutar un rato.
6- La violencia traspasa las fronteras del hogar
Una vez que se ha realizado forma más avanzadas de maltrato sobre los hijos y la pareja,
el agresor intenta controlar las relaciones externas de éstos. Entre las que se incluyen las
llamadas de teléfono por ejemplo con compañeros del trabajo o de la escuela.
Un caso paradigmático es el sabotaje de los encuentros familiares donde se humilla o se
burla de la persona agredida.
DIAGNOSTICO VIOLENCIA INTRAFAMILIAR.
Detectar la violencia, física y/o emocional, que sufre otra persona es generalmente más
fácil si nos preocupamos de observar y escuchar. Todos los seres humanos expresamos
los sufrimientos, temores o problemas de algún modo. Muchas víctimas no delatarán a su
agresor abiertamente por temor a represalias o a empeorar la situación, sin embargo,
existen varios indicadores o señales que permiten detectar una posible situación de
violencia intrafamiliar.
INDICADORES DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR.
Indicadores físicos:
Los indicadores físicos son frecuentemente más visibles, aparecen en forma de lesiones
físicas, generalmente múltiples, hematomas, arañazos, mordeduras, quemaduras e
irritaciones en la piel, marcas y cicatrices en el cuerpo, fracturas, dislocaciones, torceduras,
movilidad y/o pérdida de los dientes.
Si la víctima ha sido abusada sexualmente pueden presentar además enfermedades de
transmisión sexual, irritaciones o hemorragias en la zona genital o anal y dificultad para
caminar o sentarse, situación que es aún más evidente cuando el afectado es un niño(a).
Cuando el maltrato consiste en el abandono o la falta de atención a las necesidades físicas
suelen haber síntomas de desnutrición, deshidratación, falta de higiene corporal y dental y
enfermedades.
Indicadores emocionales y conductuales:
Estos indicadores se presentan en forma de llanto, sentimientos de culpa o vergüenza,
temor, tristeza, angustia, depresión, ansiedad, insomnio, irritabilidad, cambios de humor,
olvidos o falta de concentración, confusión, desorientación y aislamiento, enfermedades
como la anorexia y la bulimia, baja autoestima, ideas o conductas suicidas.
Cuando la víctima es un niño(a) pueden presentarse además problemas en el lenguaje,
cambios bruscos e inesperados de conducta, temor al contacto con adultos o rechazo a
determinadas personas o situaciones, resistencia al contacto físico, alteraciones del sueño,
del apetito o de la evacuación, agresividad, retraimiento, aislamiento, erotización de la
conducta y de las relaciones, baja inesperada del rendimiento escolar, lenguaje y
comportamientos que denotan el conocimiento de actos sexuales inapropiados a su edad
y fugas del hogar.
Se debe estar atento además a expresiones como: "Estuve solo todo el fin de semana", "mi
hermano no me dejó dormir anoche", "la niñera me estuvo molestando", "El Sr. X usa
calzoncillos divertidos" que puedan dar señales indirectas de abuso. Una víctima de
maltrato físico o emocional, convencida de que su caso no tiene solución, puede desarrollar
mecanismos de defensa, inconscientes y mecánicos, para adaptarse a la situación y lograr
su supervivencia.
Indicadores en su forma comportarse:
Mantiene una relación con su agresor al que agradece intensamente sus pequeñas
amabilidades; suele negar que haya violencia contra ella y si la admite la justifica; niega
que sienta ira o malestar hacia el agresor; está siempre dispuesta a mantenerlo contento;
intenta averiguar lo que piensa y lo que desea, llegándose a identificar con él.
Cree que las personas que desean ayudarla están equivocadas y que su agresor tiene la
razón y la protege. Le resulta difícil abandonarlo y tiene miedo de que regrese por ella aun
cuando este se encuentre en la cárcel o incluso muerto.
TRATAMIENTO DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR.
Sí la persona adulta maltratada decidió salir de casa, es de considerar que debe elaborar
la separación. Por lo que necesitará mucha atención para no regresar con el agresor, por
soledad, lástima o temor del porvenir. Habrá que ayudarle a que construya su plan de vida,
basado en la nueva situación, siendo realista en el sentido de que tendrá un período de
reacomodamiento económico y emocional, en el que tendrá que prescindir de la otra
persona.
Como parte del tratamiento puede tomar en cuenta, ayudarle a desarrollar capacidades de
comunicación efectiva, elevar autoestima, relaciones humanas, manejo de ira y frustración,
etc. Ponga a la persona agredida en contacto con las instituciones que puedan brindarle
albergue, apoyo económico, social y jurídico.
Sí la persona adulta decidió no salir de la relación violenta, el tratamiento debe estar dirigido
a prevenir los episodios violentos. Orientarle acerca del círculo de la Violencia Intrafamiliar,
para que sepa cuándo romperlo y cómo. Es un error asumir que la persona adulta
maltratada, dejó de amar a su familiar agresor por los episodios violentos que ha vivido.
Cuando pase la crisis y cuando la situación se lo permita, es posible iniciar el trabajo de
terapia de pareja. Posteriormente una terapia con el núcleo familiar.

En Psicoterapia grupal

El trabajo de un grupo terapéutico implica un proceso en el que se dan una sucesión de


escenas y situaciones, creadas a través del inter juego de las conductas significativas de
las relaciones entre las integrantes y de estas con la coordinadora del grupo, tendientes a
posibilitar en el aquí y el ahora un nuevo aprendizaje acerca de los vínculos y experiencias
del pasado. Su finalidad es la de poder enfrentar y elaborar en compañía de otras víctimas
el hecho brutal e inesperado de la violación. En el contexto grupal se pueden reconocer y
evaluar las influencias del contexto familiar y de las relaciones, así como la influencia que
ejercieron las ideas restrictivas.

El proceso terapéutico grupal puede vivirse como una oportunidad de corregir las
restricciones o las versiones dominantes a fin de que la persona, ayudada por la terapeuta
y las demás integrantes del grupo, pueda generar nuevas y diferentes versiones sobre sí
misma, en tanto pertenece al género femenino; lo cual le da una oportunidad de reformular
la imagen que tiene de sí misma. Al enfocarse todo el grupo en las imágenes y prejuicios
de la cultura y de la familia de origen de las mujeres, muchas pueden responder desafiando
con fuerza la imagen dominante de la cultura, de manera creativa y respaldada por la fuerza
del “nosotras” grupal.

Psicodrama

La utilización del psicodrama puede funcionar como una herramienta facilitadora, en tanto
posibilita que determinada integrante represente su problema, además de hablar de él. Se
espera que a través de la representación psicodramática, los impulsos, fantasías asociadas,
recuerdos y proyecciones se conviertan en conscientemente explicitados, a la vez que se
desarrolle simultáneamente una forma de autopercepción individual, pero compartida con
el grupo.

El método psicodramático favorece la tendencia a la “actuación” pero dentro de una


situación estructurada de grupo; la dramatización convierte los impulsos inconscientes en
percepciones conscientes, logrando además integrar los aspectos de la experiencia, de las
sensaciones e imágenes.

Terapia de exposición
La exposición a los recuerdos traumáticos conducirá a una reducción de los síntomas
porque el individuo aprende que:
a. los estímulos que le recuerdan el trauma no le causan daño;
b. recordar el trauma no implica revivir la amenaza;
c. existe una habituación a la ansiedad mientras que el individuo permanece próximo
a los recuerdos temidos;
d. la experiencia de ansiedad no concluye en la pérdida de control temida. La
exposición daría lugar a la mejora a causa de dos procesos distintos, pero
relacionados.
TERAPIA CON NIÑOS
- Juegos de expresión corporal y movimiento: el juego corporal y de movimiento ayuda
al niño o niña a reconstruir una relación confiable y sana con su cuerpo y el de otros, a
reconocer sus límites y posibilidades y por lo tanto, a connotarlo con un sentido de eficacia,
control, cuidado, valía y respeto. Esta forma de juego incluye el movimiento grueso, el
movimiento fino, las danzas, el movimiento espontáneo y creativo del "como si..", el juego
de espadas, la lucha y el juego de imitación.
- Juegos de expresión afectiva: aquellas destinadas a discriminar, reconocer y nombrar
estados emocionales y a dar y recibir afecto. Se describe el uso de mascotas.
- Juegos de descarga y expresión emocional: apoyan la expresión de emociones
displacenteras o negativas. Se usan aquí los guantes y la bolsa de box, los juegos de
dardos, los cojines y las pelotas de goma suave.
- Juegos de expresión plástica y narrativas: favorecen la posibilidad de expresar y
transformar ideas, creencias, significados, emociones y sentimientos. Dentro de estas se
encuentran el dibujo, los collages, los diarios de vida, cuentos y metáforas.
- Juegos de expresión sensorial: mediante la conexión con las sensaciones se favorece la
regulación fisiológica y emocional y la expresión e integración de las experiencias.
Aumentan la confianza y maestría en el propio cuerpo. Dentro de esta categoría se
encuentra la Bandeja de Arena, el agua, la arcilla, la pintura de manos.
- Juegos de visualización imaginativa: orientadas al uso de la imaginación para favorecer la
autorregulación de estados internos.
- Juegos de expresión creativa: se incluye aquí el juego espontáneo y creativo, el cual
permite al niño la expresión libre de su mundo interno.
- Juego proyectivo simbólico: el niño proyecta a través del juego y mediante símbolos y
metáforas, experiencias, emociones, preocupaciones, miedos y recursos. Los símbolos y
las metáforas le proporcionan la seguridad que permite la expresión y luego procesar e
integrar nuevos significados. La bandeja de arena, las marionetas, los títeres, las muñecas,
entre otros, son utilizados por niños y niñas.
- Juegos de expresión dramática: favorece el ensayo de roles diversos, el ponerse en el
lugar del otro, el jugar al "como si", ensayar habilidades sociales, y buscar y encontrar
nuevas soluciones a las dificultades. Igualmente, facilita la distancia necesaria para la
expresión de las vivencias. Se usan disfraces, máscaras, sombreros, entre otros.

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