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La muerte según la filosofía de 8

pensadores
Lunes, 7 de septiembre de 2015 8:40
| @MarianaTiquet

La muerte se ve de manera distinta dependiendo de la cultura.


Hay quienes afirman que no le temen, y cuando se llega a la
vejez la anhelan y la reciben con una sonrisa

“Nuestra muerte ilumina nuestra vida. Si nuestra muerte carece de sentido,


tampoco lo tuvo nuestra vida. Por eso cuando alguien muere de muerte
violenta, solemos decir: ‘se la buscó’. Y es cierto, cada quien tiene la muerte
que se busca, la muerte que se hace. Muerte de cristiano o muerte de perro
son maneras de morir que reflejan maneras de vivir. Si la muerte nos
traiciona y morimos de mala manera, todos se lamentan: hay que m orir como
se vive. La muerte es intransferible, como la vida. Si no morimos como
vivimos es porque realmente no fue nuestra la vida que vivimos: no nos
pertenecía como no nos pertenece la mala suerte que nos mata. Dime cómo
mueres y te diré quién eres”.
– Octavio Paz en El Laberinto de la soledad

Si hay algo que inquieta a todo ser humano, aunque éste se niegue a
aceptarlo, es lo que sucede cuando dejamos de respirar, pensar, sentir.
Cuando nuestros órganos vitales dejan de funcionar y ya no hay actividad
cerebral. La muerte es lo único certero que tenemos.

Nacimos para morir. Cada instante que pasa y cada respiro que tomamos
nos acerca a la muerte. Cómo moriremos y cuándo será son preguntas
fáciles de hacer pero imposibles de responder. ¿Tendrá relación con lo que
Octavio Paz escribió? ¿Será que nosotros nos buscamos nuestro fin? Cada
paso que tomamos en vida nos lleva a un camino que nos acerca a la muerte.
Nosotros elegimos la vereda al inminente fin o inicio; depende cómo
queramos verlo.

5 teorías filosóficas que intentan explicar la vida después de la muerte


Séneca, después de abrirse las venas, se mete en un baño y sus amigos, poseídos
de dolor, juran odio a Nerón que decretó la muerte de su maestro.

La muerte se ve de manera distinta dependiendo de la cultura. Hay quienes


afirman que no le temen, y cuando se llega a la vejez la anhelan y la reciben
con una sonrisa. Pero, ¿qué pasa después de morir o qué significa la
muerte? Estas preguntas intrigan a filósofos , quienes han debatido sobre
todo el significado de la vida y la muerte. Pues como dijo Séneca , nada es
tan cierto como la muerte; y San Agustín “todo es incierto; sólo la muerte es
cierta”.
El filósofo alemán Martin Heidegger definió en Ser y tiempo la muerte como
algo que se presenta en el ahora de la vida del hombre. Para este filósofo
lo más recomendable es que los seres humanos acepten con conciencia y
libertad el camino hacia el final po rque al morir el hombre “se asegura del
supremo poderío de su libertad cierta y temerosa para morir”. Entonces al
morir el hombre acepta su realización. El hombre “se asegura del supremo
poderío de su libertad cierta y temerosa para morir” en la muerte.
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Jean-Paul Sartre dijo que “todo lo que existe nace sin razón, se prolonga en
la debilidad, y muere por casualidad”. Contrario a lo que Heidegger afirmaba
sobre que el hombre sólo alcanza la autenticidad con la muerte, Sartre no lo
veía a éste como un ser-para-la-muerte. Para Sartre lo más seguro era que
el hombre muriera antes de cumplir su tarea. Entonc es la muerte no sería
más que “una aniquilación que en sí no es más que una de mis
posibilidades”.

Tomás de Aquino habló del mal que representaba la muerte, simplemente


por el hecho de que con ella se acaba la vida. “La más grande de las
desgracias humanas”, palabras claras sobre la visión que el principal
representante de la enseñanza escolástica tenía sobre la muerte.

Søren Kierkegaard criticaba aquellas imágenes que mostraban la muerte


como algo positivo, que utilizaban una luz para alumbrarla como si se tratara
de algo bello; esa imagen que muchos han presentado como si se tratara de
que el hombre cayera en un dulce sueño. Al igual que Kierkegaard, Sciacca
también mostró su descontento ante la imagen que el hombre había creado
de la muerte, lo que él llamo como “los disfraces de la muerte”.

El filósofo Michael de Montaigne retomó la frase de Cicerón para concluir


que debíamos acostumbrarnos a la muerte. “Dice Cicerón que el filosofar no
es otra cosa que prepararse para morir”, a esto añadió “Quitémosle lo raro,
acerquémosla a nosotros, acostumbrémonos a ella, no tengamos nada tan a
menudo en la cabeza como la muerte”.

Para Hegel, la muerte libera el espíritu que está encerrado en la naturaleza.


El hombre representa la muerte, la violencia sobre lo que existe para
dialécticamente realizar el espíritu.
Heráclito y Parménides diferenciaban lo caduco de lo permanente. Así, lo
caduco está sujeto al cambio mientras que lo espiritual es permanente. De
esta forma se habla del anhelo de muchos seres humanos que existe hacia
la plenitud inmortal. Pero para el hombre nietzscheano, la inmortalidad será
un fin que se busque con los propios medios y con lo que hay a su
disposición.
Si analizamos la postura de los filósofos ante la muerte, podemos
encontrarnos con argumentos encontrados; hay quienes la aceptan y otros
que la ven como el peor mal. Lo que es una realidad es que no hay manera
de evitarla y que en algún momento nos llegará a todos. ¿Vale la pena
preocuparnos por ella? O como decía Epicuro , para qué preocuparse de la
muerte si cuando el ser humano vive, ella no está presente; mientras que
cuando ella llega, él ya no está.
¿Tiene sentido preocuparse o deberíamos simplemente aceptarla? Aunque
si vemos la postura de los estoicos, la misma filosofía es “un comentario
sobre la muerte”. Así como Platón , en boca de Sócrates afirmó que la
filosofía es aprender a morir. A través de la filosofía aprendemos a separar
el alma del cuerpo; a entender que al morir el alma es la que perdura.

***
Bibliografía:

Callaghan, Paul. (2004) La muerte y la esperanza . Ediciones palabra. Madrid,


España.

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