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Arie! Lingiiística Helena Calsamiglia Blancafort


. Amparo TusónValls

Las cosas
del decir
Manual de anilisis
del discurso

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,lllI9 ) Oocum ••. ,,"c160
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Editorial Ariel,SA
Barre/olla
U2 J.AS COSAS DE.L DBClR
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Cruce de contextos

son/AS,/EL ',ílO~~ESEA?

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CAPITULO 5

LAS PERSONAS DEL DISCURSO

En nuestra cultura es muy tradicional la división tripartir:.\ entre hablante,


oyente y aquello de que se habla. Se ha elaborado de diversas formas en lcorla
de la información, en lingi.Hstica,en semiótica, en la critica literaria, en sociolo-
gía. En manos de algunos investigadores varios de estos modelos han demostra-
~ do su productividad, .pero ésta ha dependido de que no se hayan tomado de for-
ma liternl o incluso de que no se hayan tomado con un sentido muy preciso. To-
dos estos esquemas, por ejemplo, parecen coincidir en que toman el punto de
vista de un hablante individual o en que postulan una díada, habltmte-oyente
(fuente-destino, emisor-receptor, destinador-destinatario). La pretensión de que
tal esquema funcione como modelo no es válida para el trabajo descriptivo.
Algunas normas del habla requieren la especificación de tres p;:u1icipantes (des-
tinador. destinatario, oyenle (audiencia); fuente. portavoz. destinalario, etc.) [...]
.~ En resumen: cualquier trabajo etnográfico serio muestra que hay un-a dimen-
sión generala universal que puede postularse. que es la de participante. El mo-
delo diádico común de hablante-oyente especifica a veces pemasiados, a veces
.r ""'f,IP<l., CABAlI,~o,SUCO~v.J)JTO,
demasiado pocos y. a veces. a participantes equivocados (Hymes. 1972: 58).

t¡j¿¿ ~ llliENO,¡OOÉ MiltA~?


La reflexión sobre el uso lingüístico incluye en su progrnma el estudio
de los protagonistas de la interacción comunicativa que dicho uso supone.
Por ello, cualquier indagación en este ámbito debe dotarse de instrumentos
para dar cuenta de todos los factores que hacen que un texto esté en rela-
ción de dependenCia con sus productores y con sus interpretadores. En la
teoría gramatical. el estudio de los protagonistas de la .enunciación no es
? ~. :ro~m>£s,CAJ>Ai>iOMEYA~AOCCjR
.. o,,~A SO~IlOE>1¡"NOS£B£BEN pe:tinente. porque se toma como objeto de análisis la oración -enunciado

". """ '¡¡"""'


virtual modélico-. independiente de su contexto de producción e interpre-
tación. La aproximación discursiva supone tener. en cuenta quién habla y a
quién. Por tanto, en vez de bonoar a los hablantes o de considerarlos como
una entidad hipotética -que se supone- o como una entidad ideal -en
~
~ ",¡,~,. j{l¡¡;;"". ~ OOi.O ab;;tracto-, el estudio que emprendemos tiene en cuenta que todo enuncia-
do tiene su origen en alguien y va dirigido a alguien. En los planteamientos
de la etnograffa de la comunicación, los hablantes constituyen un compo-
nente esencial del acontecimiento comunicativo y se especifica la diferen-
ci2.•que nosotras tomaremos en cuenta, entre la simplificación teórica (con-
cepción dual como modelo) y la complejidad empírica que impone la reali-
dad de cada situación comunicativa.
• 134 L\S COSAS nEL DECIR LAS PERSONAS DEL DISCURSO 135

En la. lingüística de nuestro siglo, la atcnción sistemática a los hablan- específicas cuya función es la de poner al locutor en relación consLante }' nr.ec-
tes en la situación dc habla tiene sus inicios en las obras de Voloshinov.'Baj- smia con Sil enunciación (Benvenistc, 1970: 14).
lin (1929-1930), BaBy (1932), Bíihlcr (1934) y Jakobson (1960). Todos ,llos
representan los pilares ya clásicos en los que se asienta el edificio teórico Bcnverustc fija las bases del estudio de 1a subjetividad en. el lenguaje,
del análisis del uso de la lengua. Como ya se ha comentado en el capítulo 2, que se proyecta principalmente en tres.aspectos que estudiosos como Du-
Voloshinov-Bajtín plantean el cm-ácter fundamentalmente dialógico del len- crol, Kerbrat-Orecchioni, Bronckart y otros han ido perfilando: la inscrip-
guaje, concebido como un intercambio entre hablantes. Este carácter está ción de los interlocutores en el texto, la modalización y la polifonía. La lt:o-
presente tanto en la modalidad eScl;ta como en la modalidad oral, tanto si ría de la enunciación ha permitido definir la unidad discursiva básicfl, de 1",
cJ discurso toma la forma de monólogo como de diálogo. Y esto es relevante que ya en la década de los treinta hablaba Bajtfn, el enunciado, yentenderJo
para entender que el dialogismo, como rasgo constitutivo, está subyacente como producto del proceso de la enunciación, actuación lingüfstica cn con-
en Iris formas monologales -como un libro o una confercncia- o en las texto. Ha permitido también entender que en los enunciados aparecen tra-
formrls dialogales -como una entrevista o una carta-, Este espacio dialó. Zas lingüísticas (marcas o marcadores, índices o indicadores, pistas) que
gico se concreta en la el1U11ciaciÓll: coloca el enunciador para que sean interpretadas por el emIMciata,.¡o.
En la década de los sesenta y desde el esnucturalismo se había empe.
Esto sucede porque un enunciado se coos(l1.1)'cel1lre dos personas social. zado a tener en cuenta de modo general la importancia de los protagnni~t:l5
mente organizadas, y aunque un interiocu(ol' real no exista, siempre se prefi- de! fenómeno comunicativo. Jakobson (1960) subraya la necesidad de I<ner
gura como una especie de representante del grupo sodal al que el hablante en cuenta las figuras del Emisor y el Receptor pam entender los clcrr.cnlos
pertenece. La palabra está orientada hacia un il1terlocutor (...] En realidid la y las funciones de la comunicación. La representación esqucmátic:l de CSl('l~~
palabra represen/a un aclo bilateral. Se dctcnnina en la misma medid •. por
elementos y funciones se ha hecho célebre y ha constituido la "primcra k.c-
aquel a quim pertenece y por aquel a quierl está destinada.. En Cllanto pahbra,
<tparece precisamente como producto de las intcndacioncs del hablante y el ciónll de la enseñanza de la lingüística: pero, de hccho, no ha sido objeto de
oyente. Toda palabra expresa a ,una persona .• en relación con «la otra .•. En la reflexión ni se ha desa!Tollado hasta más tarde, con la llegada de las
palabra me doy forma a mí mismo desde el punto de vista del' otro, a fn de perspectivas discursivas. La olientación de los estudios gramatic~l!cs hndn
cuentas desde el punto de vista de mi colectividad. La palabra es el puente lo que es propia y exclusivamente materia de lengua ha dejado aparte <'1 íos
construido enlre yo y el otro. Si un extremo del puente está apoyado en mí, el hablantes, considerados elementos externos a ella. De esta manera, no se
otro se apoya en mi interlocutor. La palabra es el territorio común compartido han proporcionado elementos ni activado hipótesis para elaborar una teo-
por el hablante y su interlocuror(Voloshinov, 1929 (I992]: 121). ría de las pe;rsonas del discurso.
En cambio, una de las aportaciones más interesa.ntes para la comprcn~
En la teorfa de la eltLmciaci6n, que se desarrolla a partir de los cscritos sión de los sujetos del discurso corresponde a la sociología, de la mano de
de Benveniste (1966, 1970, 1974), se formula de forma explfcita la necesi. Goffman (1959,1967,1971, 1981), original representante del ¡"Mraccio"is.
dad de considerar que en la actualización del sistcma de la lengua se ha de 1110 simbólico (véase e! capítulo 1 y e! apartado 2.5), Su orientación se en-
contar con el aparato (ormal de la enunciaci6n, es decir. con los componen- marca dentro de lo que se puede llamar microsociologí::l, pOI"que centra su
tes del proceso por el que se desenvuelve el uso ele la lengua en el discurso: atención en el análisis de las interacciones humanas cotidian;¡,l) y no en las
grandes estructuras sociales, Se debe a Goffman, pOI' ejemplo, la distinciéon
El acto individual por el que se usa la lengua introduce 'primero ellocu- ya célebre entre tipos de patticipantes en una interacción -coincidiendo
lar como parámetro en las condiciones necesarias pal<l la enunciación. con Hyrnes, quien también sefiala que en un mismo acontecimiento comu~
Antes de la enuncinci6n, la lengua no es más que la posibilidad de la lengua. nicativo puede haber más de una persona y con distintos papeles comuni.
Después de la enunciación, In lengua se rcali7.a en \lna instancia de discurso, cativos-, Lo que probablemente se pueda postular es que 1" idea de Ha.
que emana de un locutor, fonna ~onol" que alcanza a un oyente y que suelta blnntc.Oyente, coprotagonistas de In interacción comunicativa, es impol'-
otra enunciación C0l110 retorno.
tante tenerla en cuenta como noción abstracta o constructo indispensable
En tanto que realización individual, la enunciación se puede deRn: r, en
para dar cuenta de cualquier acto dialógico. Su forma concreta puede va-
relación a la le"ngua,como un proceso de apropiación. El locutor se aprop¡a del
aparálo [olma) de la lengua y enuncia su posición de locutor por medio de in- ria.r seg(m el tipo de interacción, teniendo en cuenta no s610 la ca.ntidad de
dicios especfficos. de un lado, y de procedimientos acccsOlios, de otro .. participantes sino su papel comunicativo (sólo de oyente, cn alternancia hí:\-
Pero inmediatamente, desde el preciso momento en que se declara locu- blantc-oyente, de hablante sin iniciativa o .con iniciativa, eLe.). La idea del
tal' y asume la lengun, implanta ni 0/1'0 ante sí mismo, sea cual sea el grado de sujeto social que presenta una imagen pública según la. situación, la pt'e.'i(!Il~
presencia que attibuya a este otro. Toda enunciación es una alocución explíci- tación de la persona, la consideración de la inlcracción como una esCC/"1il en
In o implícita: postula un interlocutor. [...] La presencia del locutor t'n su la que se actúa y la noción clológica de territorio asociado con cada sujeto
enunciación hace que cada instancia de discurso constituya un cenLro de rcfe. en su relación con los olros son ideas aportadas por Goffman pClrll com-
renci" inlemo. Esta situación va a manifestarse a través de un juego de fonnas prender el comportmniento interactivo entendido como un «ritual .• ~;ocial.

136 LASCOSASDELDECIR LAS PERSONAS DEL DISCURSO 137
T~lHbién proviene de la sociología la determinación de los atributos 5,1.1. LAPERSONAAUSENTE
que contdbuyen a proporcionar una identidad a cada sujeto. Factores como
la edad, el sexo, el origen geográfico y étnico, el nivel de instrucción, el me- La inclusión de marcas de la persona que habla en su propio enuncia-
dio económico, el repertorio verbal, el entorno sociocultural y el estatus 50- do es algo potestativo, ya que en un texto podemos encontrar una ausencia
ci"l definen el perfil de cada sujelo en el acto de hablar y el lugar que ocupa total de marcas dcllocutor. En este caso se crea un efecto de objetividad y
r(;specto a los demás. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que estos atri- de «verdad" debido fundamentalmente a que se activa vcrbalmente el mun-
bllt(lS no permanecen estáticos en el sujeto hablante sino que en 1" misma do de referencia. En este caso, los elementos más claros en la expresión lin-
dinámica de la interacción se van realmndo y activando algunos de ellos de gü[stica son la presencia de sintagmas nominales con referencia léxica y el
form~l que se construye y mantiene lo que Goffman denomina una imagen uS.J de la tercera persona gramatical como indicador de que aquello de que
p~bliC<l determinada, Sobre estas ideas se han construido los estudios sobre se habla es un mundo referido, ajeno al locutor. Benveniste llama a la terce-
k\ cartesla, puntales de la pragmática contemporánea, llevados a cabo a rn persona gramatlcalla no persona, refiriéndose a que con el uso de la ter-
partir de Grice (1975) y Seade (1969), desarrollados por Lakoff (1973) y ce:.-a persona no hay referencia a los protagonistas de la enunciación. Ri-
Lecch (1983) y organizados como sistema por la influyente obra de Brown co~ur (1990) comenta así cstas cuestiones:
y Levinsoll (1978-1987) y seguidores, como Haverkate (1994),
Desde la perspcctiva semiótico-discursiva, Charaudeau (1983, 1989, Mientras que, en el enfoquc referencial, se privilcgia la tercera persona o
1Y95) recoge, en su propuesta de análisis, el estatuto del sujeto del discurso, al menos cierta forma de la tercera persona, a saber .éVellall, "alguien., .eada
como la integración de lo que analíticamente desdobla en sujeto psicosocial uno-, Iluno. y .se_, la teoría de los indicadores, una vez unid<l.a la de los "ctos
y e-n sujeto lingüístico. Ambos son indispensables para comprender el con- del discurso, no s6lo. privilegia la primera y la segunda persona sino que exclu-
trato cormmicativo entre interlocutores. Para este autor, lo psicosocial y lo ye expresamente la tercera, Nos viene ahora a la mente el anatema de Benve-
ling:iístico funcionan conjuntamente en la constnlcci6n del sentido en el niste contra la tercera persona. Según él. s610 la primera y la segunda persa.
discurso. nas gramaticales merecen ese nombre, siendo la tercera la no persona. Los aro
En el lerreno de la relación que puede establecer el Enunciador con gumentos a favor de esta exclusión se reducen a uno solo: bastan el .yOl> y el
.tú. para determinar una situación de interlocución. La tercera persona pucde
sus propios enunciados, el estudio de la modalización (Bally,-1932; Barre-
ser cualquier cosa de 1" que se habla, objeto, animal o ser humano: lo confir-
nechea, 1979; Kerbrat-Orecchioni, 1980; Halliday, 1985; Cervoni, 1987) man los usos incoordinables entre sí del pronombre francés Ilih -il pleut, il
tiene particular interés porque pone de manifiesto la posibilidad que tie- faut, il y a, etc.-, así como la multiplicidad de las expresiones de tercera per-
ne el hablante de introducir sus propias actitudes y su propia perspectiva sona -uno/se, cada uno, eso, etc.-. Si la tercera persona es tan inconsistente
en el enunciado, tanto en el dominio intelectual como en el dominio emo- gramaticalmente, se debe a que no existe como persona, al menos en el análi-
clOnal. sis del lenguaje que toma corno unidad de cómputo la instancia del discurso
Finalm'ente, se debe a Bajtfn el haber inlroducido la noción de hetero- conferida a la rrase. No se pueden soldar la primera y la segunda persona al
~losia para indicar la posibilidad de que en la enunciación se puedan acti. acontecimiento de la enunciación de mejor manera que excluyendo del campo
val' varias voces y no sólo una, como se ha considerado tradicionalmente. de la pragmática la tercera persona, de la quc se hablé!.solamentc como de
otras cosas (Ricoeur, 1996: 25).
Duerot (1984) desarrolla de modo particular la idea de la poli[onla propor-
cionando elementos fundamentales para la comprensión de las posibilida-
de, que brinda el desdoblamiento del sujeto, por un lado, y la evocación del Según este punto de vista, con el uso de la tercera persona se borran
discurso ~\jcno¡ por el otro. De algún modo, la enunciación polifónica se re- los protagonistas de la enunciación, Otras marcas también claras de que s.
nej', en el reconocimiento de la intertextualidad presente en la actividad borra la presencia del Locutor son el uso de construcciones impersonales o
discursiva, donde el contacto entre discursos es una de las versiones de la construcciones pasivas sin expresión del agente, El código gramatical pOlle
característica dialógica del lenguaje: a disposición del hablante recursos que esconden o borran su presencia
dando relevancia, por contraste, al universo de referencia:

5.I. La inscripción de la persona en el texto A gran profundidad por debajo de las nubes de Júpiter el peso de las ca.
pas superiores de atm6sfera produce presiones muy superiores a las existentes
en la Tierra, presiones tan grandes que los electrones salen estrujados de los
Tras las huellas y las pistas del Enunciador examinaremos seguida~ átomos de hidrógeno produciendo un estado ffsico no observado nunca cn
mente (;on detalle las diferentes estrategias que un hablante puede tomar al los laboratorios len-cstres, porquc no se han .conseguido nunca en la Tierra las
emprender su actividad verbal. El sistema lingüístico permite, a partir del presiones necesarias Ce. Sagan, Cosmos, Barcelona, Planeta).
sislem,l léxico y del sistema dcíclico referidos a personas, que los hablantes
ponga o en juego sus formas de presentación de una misma y de relación Languidecía el bar de la Ópera a la espera de los calores que harían bro-
con las demás. . tar parasoles y mesas sobre los suelos del paseo. Suelos reproductores de las
• 138 LAS COSAS DEL DECIR LAS PERSONAS DEL DISCURSO 139

olas del mar en "busca de la inmediatez del pucrlo, según un diseño de Miró el sujeto discl~rsivo. Éste se adapta a la situación especifica de la comunica-
convertido en piso de una de las ramblas del mundo, La iluminación am uilla ción modulando su posición a 10 largo del discurso y tratando de que 5\1 in.
de In calle Fernando fingía ser escena do de truculencias menores sin procla. terlocutor le reconozca de una manera y no de otra. Por ello, si por un lado
mar la explosión de poder institucional en que culminaba la plaza de Sanl Jau- el YO (1.' persona singular) es el delctlco que rcpresenta modélicamente a la
me, apenas una esquina lejana (M. Vázquez Montalbán, El pianista, Barcelo- persona que habla, en el discurso también podemos encontrar la auton"efe-
na, Scix B::l11<l.I).
rencia presentada con otras personas gramaticales (2.a persona singular, 3."
p~rsona singular y l.' persona plural) (véase Lavandera, 1984; TurelJ. 1988;
En estos elos textos el Emisor y el Receptor han sido bOlT:J.dospar<:l dar
Calsamiglia. j 996a):
relieve al contenido referencial exclusivamente. Aun asCla elección del con-
tenido y el nivel de especificidad del léxico dibujan el perfil del posibl" au-
1. Me siento atraída por este tipo de espectáculos (l." persona singu-
tor y el posible destinatario. También observamos que se puede objetivar al
lar).
Receptor de tal manera que aparece nombrado (como usuario, lector, clien~
2. Te sientes atraída por este tipo de espectáculos (2.1' pcr~ona singu-
te. estudiante, etc.) y está presentado como un elemento del universo de re-
lar).
ferencia, y no como copl'Otagonista de la enunciación:
3. Una se siente atraída por este lipa de espectáculos (3.~ persona
Inicialmente el Sistema de Dictado Personal dispone de un léxico base de singular).
22.000 palabras a las que el usutlrio puede .l.l'adir 2.000 más con el objeto de 4. Nos sentimos atraldos/as por este tipo de espectáculos (1." persona
adaptarlo mejor a sus necesidades. El usuario debe entrenar el sistcmn dumo- plural). •.
te 4S minutos una única vez, lo que permite al ordenador memorizar su mode-
lo de voz y reconocer automáticamente y de manera permanente las peculiati. En este punto conviene tener en cuenta la diferencia en la atltoprc~
dades de su acenlo (documenlo de empresa informática). sentación en el ámbito privado y en el ámbito público. La auLorrefercncia
en el ámbito privado no es arriesgada, es relajada y producida en un en-
Hay situaciones que exigen una presentación «neutra» del univer.!:o de torno conocido y tranquilizador (ejemplo 1). El uso del 'yo' en püblko
referencia. Las prácticas discursivas en determinados géneros -promueven deviene un uso comprometido, arriesgado. Con su uso, el Locutor 110 ~610
un modelo de presentación «objetiva)): la información en losperi6dicCls", la se responsabiliza del contenido de lo enunciado sino que al mismo tiem-
información científica, pOI" ejemplo. Otra cosn distinta es que el efecto de po se impone a los demás. Por esta razón tiC justifica que la autorrcferen.
objetividad se corresponda con una objetividad real. Una aserción parOdis- da se exprese con otras personas gramaticales. El uso de la segunda per~
ta y parcial puede ser expresada con medios para parecer objetiva. Por eso sona con tratamiento de confianza se puede utilizar para producir un
importa tanto determinar el conte:l(to en que se emiten los enunciados. efecto determinado: generalizar la experiencia enunciada e incluir al in.
terlocutor de una forma personal y afectiva, Por eso se asocia con activi-
dades coloquiales (ejemplo 2). También se da el caso en que el Locutol' sc
5.1.2. LA iNSCRIPCIÓN DEL YO presenta a sí mismo con fonnus pronominales como Kuno/unall, en con-
cordancia con la tercera persona, con la cual se produce un efecto genera-
Existen situaciones que permilen o activan la presencia del Locutor en li7.ador y el locutor se incorpora asl a un colectivo indefinido. a través del
su texto. De ahí que contemplemos lo que Benveniste llama la cxpresitn de' cual justifica su posición (ejemplo 3).
la subjetividad eH ellellguaje, es decir, la aparición de los elemenlos lin5üís~ La identificación de la persona que habla con la primcn\ persona
ticos que pnrticipan en otorgar lIna expresión propia y desde la perspe:tivi:\ del plural incorpora alloculor a un grupo. Es el grupo. entnnces, cl quo
del hablanLc ni conjunto de enuncip.dos que conslituye un texto. La "Cf~"CH. proporciona alloculor la I'esponsabilidad del enunciado; pOI' eso hay Ull
cia dclctica a la persona es la más inmedialtl y centl'al (véase 4.2.1). La uso gellérico del "OSOIros para representar al loculor que ncupa un lu-
euunciación es gencrada por un YO y un TÚ, protagonistas de la acti\'idad gar en un colectivo (empresa, institución, organización, comUni(!;Hi, go-
cnunciativa. Pero así como podemos considerar el YO como la forma eanó- bierno):
nica de reprcsentación de la identidad de la persona que habla -el «centro
deícticoll que encontramos descrito en las gramáticas- en el uso real. la re- Hemos decidido que este curso tenga una parte de teanil y 11113parle
forencia defctica a la persona que habla se ofreco de forma calidoscópica de práctica y aplicación (profesorado).
para mostrar las diferentes caras o posiciones con lns que se puede mostrar Iremos hasta el rinal,'cn lu luc:ha contra el tC1Torismo (gobierno).
o presentar el sujeto hablante. Nuestros análisis de mercado permiten augural" una tcmporadn de
La persona que habla no es un ente abstracLu sino un sujeto social que ventas supelior a la anterior (empresa comercial). ,
se presenta a los demás de una "detelminada manera. En el proceso -:le la Para nuestro trabajo parece relevante scfinlar los siguientes ólspectos
enunciación y ni tic!TIPOque se construye el discurso ti3mbién se cons1:ruye (escrito académico).
:1
• .1

~
LAS PERSONAS DEL DISCURSO 141
14U LAS COSAS DEL DECIR ••.1
,
"
A este LISO se le ha llamado tradicionalmente de 01 Olodestial). Esto ex- En conclusión, los locutores pueden optar por inscribirse en su texto
plicaría que el uso del «yo» en público se considere inapropiado -arrogan- de variadas maneras, ninguna de ellas exenta de significación en relación ~
le- si a quien habla no se le olorga suficienle nivel de responsabilidad, au- con el grado de imposición, de responsabilidad (asumida o diluida) o de in- 1
toridad, credibilidad o legitimidad. Para solucionar posibles conflictos, con volucración (con 10 que se dice o con el Interlocutor).
1
"

el uso del .nosotros» se diluye la responsabilidad unipersonal, y se adquiere


la autoridad o la legitimidad asociada con un colectivo.
El llamado plural .mayestático. es el uso de la primera persona del
plural para la persona que habla cuando ésta se inviste de la máxima auto-
5.1.3, LA INSCRIPCIÓN DEL TÚ
t
ridud: lr"dicionulmentc elPupu o el Rey. Se trata de un uso simbólico tradi- El Receptor se hace explícito en el texto canónicamente u través de los
cional de ((distinción», que se percibe como arcaico por su escasa utiliza- deí:ticos de segunda persona, singular y plural. Pero además encontramos
ción fuera de estos personajes singulares. Sin embargo, su uso persiste, for- la deixis soelal (Levinson, 1983: 80), que ha quedado codificada en formas
mando parte de la escenificación y los rituales de presentación pública de la espedficas de tratamiento, En la variante estándar de la península Ibética
monarquía o del papado, Asociado con este uso y más adecuado a la con- se expresa con Tú (indicador de confianza, conocimiento, proximidad) y
temporaneidad y a los usos democráticos, nos encontramos con represen- Usted (indicador de respeto, desconocimiento, distancia). Por causas histó-
tantes del gobierno, presidentes, etc., que suelen usar este «nosotros», que ricas (que indican cómo han afectado a lo largo del tiempo los cambios so-
queda a medio camino entre un uso ritual de las autoridades máximas y un ciales en el uso lingüístico de la referencia personal) el tratamiento tiene
uso de representaci6n de un gI1lPO, .
usos variados en las diferentes comunidades y lugares de habla española
Otro uso del «nosotros» es el llamado inclusivo, aquel que incorpora al (véase en el trabajo de Carricaburo, 1997, una presentación de los distintos
Receptor en la referencia al Emisor. Puede ser un uso intencionado para usos en España y América). Así, por ejemplo, se manifiesta:
acercar las posiciones de los protagonistas de la enunciación, y se da en to-
do~ Jos casos en que es importante para el emisor la involucración del re- _ para la variante septentrional hablada en la península Ibérica:
ceptor, parlicularmente en relaciones asimétricas como la de. médico/pa- tú te marchas, usted se marcha, vosotros os marcháis, ustedes se
ciente, maestro/alumno, que necesitan una señal de acercamiento suple- marchan;
menau;a, pura superar.la barrera jerárquica y conseguir el grado suficiente _ para la variante meridional hablada en la península:
tú te marchas, usted se marcha, ustedes (vosotros) os marcháis, us-
de aproximación y compl~cidad,
tedes se marchnn;
para la van'ante hablada en Argentina:
Profesor a alumnos: Vamos a seguir con los problemas de matemáticas, vos te marchás, usted' se marcha, ustedes se marchan, ustedes se
Médico a paciente: ¿Hemos tomado la medicina, hay? marchan.
CienÚfjco a público: El segundo de los fenómenos apuntados es el de re-
fracción. Aquí tenemos también un análogo cotidiano en el caso de la luz:
La combinación de deícticos de sujeto y de objeto. junto con la concor-
cuando introdll~n lápiz dentro de un vaso lleno de agua nos da la im-
presión de que está roto. Ello se debe al hecho de que las ondas aIPasar de un dancia en segunda y tercera persona han actuado en la práctica de las rela-
medio -el airt:- a otro distinto -el agua- sufren una desviación de su tra- cienes sociales para diferenciar el trato con el Interlocutor, en los paráme-
yectoria (D, Jou y M. Baig, La noturalez.ay el paisaje, Barcelona, Ariel, 1993), tros de distancia/proximidad, respeto/confianza, poder/solidaridad, formali-
dad/informalidad, ámbito público/ámbito privado, conocimiento/desconoci-
miento, etc, Estos parámetros pueden mezclarse, estableciéndose así una
. También se da en otros casos, como en las columnas periodísticas y los diferenciación sutil, que es el resultado de la combinación entre los usos es-
artículos de opinión. en los que los escritores buscan la complicidad de los tablecidos y el propósito que tiene el locutor al relacionarse con el Interlo-
lectores, para involucrados en su punto de vista: cutor en cada instancio. de comunicación, Por ejemplo, puede darse una si~
tuadón que combine un -alto grado de confianza y conocimiento mutuo, y
cstUI1l0S de nuevo en diciembre, Me silban los oídos de la presión del al mismo tiempo una diferencia de posición social que determine el uso de
licmpo-f\lgaz: es como quien va en moto por una autopista y siente cómo le uSled (caso de la relación padres/hijos en épocas pasadas, de jefe/subordina-
lnucrdc el viento las orejas. Ya han caído otros 12 meses a la tumba de la me- do, de empleada doméstica/empleadores, etc,). Y también se puede dar el .
moria y nos acercamos una vez más a Navidad. Las ames o las' odies, las fe- Ca:iO que ante un encuentro nuevo, entre personas que no se conocen pre-
chas navidei'Jas son fechas cruciales, Tienen demasiada carga social, demasia- viamente, la elección de formas de tratamiento construya el tipo de rela-
da sJ.1Stancia a las espaldas. Por eso me silban los oídos más que nunca: el ci6n, es decir, oriente la relación en un sentido más o menos formal (véase
tiempo se eSCUlTesiempre de la misma manera, pero es en navidades cuando
te entrn el vértigo (R. Montero, ••Navidad_, El Pafs, S.XTI-1993). el apartado 6.1)
El uso de los deícticos se adecua al papel que el locutor asigna a su
•• 142 LAS COSAS DEL DECIR
LAS PERSONAS DEL DISCURSO 143

, interlocutor (la mayoría de las v(xes determinado por el esta tus y la posi-
ción social); pero así como hemos visto que el Emisor se puede inscribir
Soy el guia de la excursión
Aquí la estación meteorológica de X
también con otras formas, el Receptor puede ser inscrito como parte de Despacho dc lo.~ abogados Roca y Jiménez, dfgame
un grupo (en 2." persona plural) o también incluyendo al locutor (con 1\knsíljc para X, de parte de Y, repl"csentnnte de Z
primera persona plural) o con la segunda persona singular generaJi.:ado-
ra, especialmente en el uso coloquial (ejemplo 2). fo'inalrriente, en le. que
En las cartas oficiales o comerciales Ja autOlTeferencia puede ir imprt>
se refiere al español estándar de la península Ibérica, la concordancia
sa en el encabezamiento o en el final de la carta, con firma y cargo de J;¡
gramatical en tercera persona de los deícticos que se refieren al inter.!ocu-
persona que representa a la empresa o la sección. La identificación perso-
lar en el trato de distancia o respeto han convertido este uso en indicador
nal otorga responsabilidad, mientras que el anonimato es tul indicador de
de formalidad)' de distancia en la relación con el Interlocntor. Las con- elnsión de responsabilidad.
cordancias en tercera persona de las formas de tratamierito de usted y de
En las presentaciones públicas cara a cara, como las conferencias,
los honoríficos son, al separarse de la concordancia con la segunda p'::rso-
mesas redondas y debates, es habitualmente otra persona la que presenta,
na gramatical, marcas de ((distinción»:
Existe un ritual de saludos y de presentación. Veamos la variación en
la referencia personal que se observa en este fragmento de un debate teje.
su excelencia está ... , su majestad se encuentra ...• Sll sCliolÍa ha dicho ...
ustedes se van ...• usted ha pronunciado ...
visivo:

AC es la persona que anima y modero cl debate, CG es una pctiodistn in-


5.1A, LA REFERENCIA LÉXICA DE PERSONA; UNO MISMO Y EL OTRO vitada, Este fragme'nto se .sitúa en el transcurso del debate, en el momento en
que AC presenta y da la palabl'tl a CG,
El Locutor puede referirse a sí mismo a través de sintagmas nomina.
les. Hay fórmuJas fijas: Kun sen'idorll, «ésta que lo eSll, «el infrascrito», 1. AC doña::-I XXX buenas noches'JlI
«la abajo firmante», O bien presentaciones colectivas: «este gobiernoll, 2, CG hola\J muy buenas =noches\J=
¡da empresall, «esta dirección genera!», «este departamento», Es muy in. 3. AC bienve=nida'J
teresante comprobar el hecho social de la identificación. que. está a<:om. 4, CG gracias\<O>
pm1ado de marcadores de la relación que se quiere establecer con los in- S. AC esta muler acaba de publicar su segundo volumen de-ll
terlocutores. 6. de:-llcntrevistas\J noll
7. CGahí eSlá-~ellibro=~II.[inaud.l=
Veamos las diferentes formas de identificación con el supuest,) de
8. AC=ahlestá cIlibro=~1I
una persona que se llama Francisc,\ Laína Monlero .. Se puede prtsen~ 9, CGahi está ellibro\J sN es un e::-I
lar como:
10, es una recopilación de entrevistas que se. publicaron en el pafs\J
11. ACmmmm~
lu chica. mamá, tu hermana, yo, nosotros. Paca, P<1qui, Paquita, scñol":l Fran- 12. CGy::- nada~ ahí están~¡nleriores se llamaN
cisca, Sra, Francisca Lafna de EJorza. Sra, Elorza, Francisca Laínez, repr,~sen- 13. ACinteriores~vamosa ver"Justcdprefiere un:jera.1
tante sindical de la empresa X, escritora, profesora de EGB, directora ge::Jeral 14. ya sé que usted es ,ié\J1 cM .
de marketing, SupeIÍol"<\ de la comunidad de la orden cmmelitana, presidenta 15. CG afortunadamen=te=\J11
del.gobierno, directora comercial de la cmpl-esa X, ctc, 16. AC =afOi"t=unadnmente usted es kfu\lpero\J
17. en el caso de que usted no fuera ~\jl que:-II
IR, con quién preferirla trabajar como jcfe-I a jefa o jcfe\J1
La elección de los diminutivós, o de los apellidos, la combinació:1 de
los tratamientos y de los sintagmas en aposición quc idcntifican el estatus (Archivo CAD: debate tclc\isivo),
de la enunciadora permiten concluir que la presentación dc la persona se
realiza ". [ul'lció" de los interlocutores con quienes se establece una ::ela- Existe una latga tradición normativa del comportamiento educado
ción. La actividad presentadora es habitual en la vida social, sea en la in~ en la vida social, que se encuentra en manuales de urbanidad y de corte.
teracción cara a cara, por teléfono, o por carta. También lo es en todo e5cri- sra. Se trata de normas qne están sujetas al momento qne vive cada socie-
to que queda firmado, en el encabcl.amiento o cn el cieITc. En los artículos dad y cambian según los modelos sociales dominantes, Por eso es tan cu-
de la prensa! por ejemplo, o en anuncios publicitarios, La autopresentación, rioso e interesante, como imagen de época, consultar este tipo de manua-
pues, tiene una gran variedad de fórmulas, que normalmente están en ¡)Osi. les donde se prescribe el «buen hacer» social. He aquí una muestra de bs
ción inicial. La interacción telefónica, que requiere la presentación, e:, un normas de conducta para la presentación de un manual de la década de
ejemplo ilustrativo: los cuarenta:
LAS COSAS DEL DECIR LAS PERSONAS DEL DISCURSO 145
••
144

1..lISpresrtl/(lcion~. Es la fórmula social que se empIca para poner en rela- últimos a11os, el Ministerio para las Administraciones Públicas del Estado \
ción ;\ uos personas, que, siendo amigos nuestros, no lo son entre sí. L1 que pre- español ha publicado un libro en el que, con los criterios de un embajador
scntn y establece aqucl.VÚ1culo nuevo se hace responsable de las consecuencias asesor del Ministerio de Asuntos Exteriores (véase quién es el agente social
que con dio se originen. No se debe, por tanto, efectuar una presentación sin te- que regula estos aspectos de protocolo), propone que el trato de.
Her el absoluto convencimiento de que las personas que entablan amistad se han
de ser grntns mutuamente: sin que se tenga plena confianz.1. en su rectitud y caba-
~ExcelencialJ se reserve para jefes de estado y sus cónyuges.
llerosidad; y sin que se conozca perfectamente los apellidos de ambos. para evitar
.ExcelenUsimo/a- se aplique a miembros del Ejecutivo hasta el nivel de
la situación embarazosa en que se coloca el que farfulla nombres por desconoci-
secretarios de estado, delegados de gobierno y gobernadores. Se indica que
miento de los mismos. La fónnula general de la presentación en sociedad es la
también tienen derecho a usarlo los alcaldes de grandes ciudades, los rectores
sencilla de citar los apellidos de los presentados haciéndolo siempre del más joven
de universidad, los presidentes de comunidades autónomas y los titulares de
,,1 de muyor crlud; del caballero n la dama; del inferior al superior. En el primero
altos tribunales y cámaras legislativas. .
de los casos diremos: IlSei'¡orTal, tengo mucho brustoen presentarle a mi amigo el
.Ilustrísimo/a_ se utilice con autoddades como comisados generules de
,,,C(lOrCun!.1lTratá.ndose de la presentación de un" sci"loralo haremos de la Conna
policía, delegados de hacienda, decanos de fncultades, titulas nob1l1nrios, nm.
siguiente: .Sei'¡oI"'Jde X, v.a usted a pennitinne que le presente al señor Z- (Du-
gas supetiores de las fuerzas armadas y diversos grados de la carrera diplo-
que de Camposol, Código de eJiqueta y distinción social, Madrid, Juan Ortiz).
mática,
En el resto de los casos la ciudadanía estaría represent<tda por el trata.
t;¡ considcrumos ohol'U la manera como se instaura el Receptor, obser- miento Sr. D. y 51';'\. Doña, reservado para todas las personas adultas con capa-
vamos que l'1 papel social de las personas a las que llCS dirigimos queda cidad de votar (véilse WAA [1994], Libro de eoStilodel lenguaje administrativo).
morcado asimismo a través de los nombres propios, las formas de trata-
miento (nombres y adjetivos), los nombres de parentesco y los honoríficos He aquí unos ejemplos de honoríficos, generalmente precedidos por
(L"borda, 1996). Hay una gran posibilidad de variación, que corresponde un posesivo concordante con la tercera persona singular o segunda persona
clnrnmentc n la combinación de la posición que ocupa el Interlocutor en la plural (una vez más, un indicador de distinción):
vida social y de la relación que el Locutor establece con él. .La elección
de elementos l~xicos nominales (sustantivos y adjetivos) de _tipo apelati- señorla (miembro de parlamento ° de tribunal) su sefiorfa
vO-leJacional permite instaurar una forma de relación. Así, consideramos excelencia (Jefe de Estado) su excelencia
marcas de relación interpersonal el uso de: . santidad (Papa) su santidad
majestad (Monarca) su majestad
alteza (Príncipe) su alteza
Pércz, Carlos Pérez, Carlitas, Charli, .EI pelos_ (variantes de nombres propios) -'
S~ñor, Señora, Seña, Señorito, Señorita (tratamiento) .
Don, DO¡)f1(tratl\mlento cuasi prefijo) Estos usos están sujetos a cambios en relación con cada comunidad so.
:,lcnldcsu, presidenta, gobernador, decana, director, concejala (por cargos) ciopolítica y cada época histórica, Los momentos de crisis social manifiestan
:ll'quitccto, estudiante, nbogadll, jueza, catedrático, médica (por profesiones) vacilaciones en la elección entre los términos tradicionales y los términos
querido, aprcdudo, distinguido, estimado (apreciativo) que se adaptan a las nuevas situaciones sociales, normalmente de claro signo
ciudadano, socia, colega, cliente, campanero, novio, jefe (relacional) democratizador e igualitario. Por esta razón se da, por ejemplo, en la nueva
madre, primo, abuelo, Ha, hennano, nuera, suegro (parentesco) situación social de los jóvenes y de las mujeres, y en la relación de mutllo
cariño, cielo, amor, corazÓn, nena (apelativos de afecto)' respeto entre sujetos en relación jerárquica Uefelempleado, médico/paciente,
clllchi. cucn, titi, ... (invenciones npelativas de afecto)
profesor/alumno, etc.) que tradicionalmente comportaba un liSO asimétrico
monstruo, gordo, capullo, gilipollas (apelativos de afecto irónicos)
.(de confianza del superior al inferior, de respeto del inferior al superior) y
Ironco, colega, tia, Uo (apelativos jergales)
• que progresivamente va alcanzando, de acuerdo con el proceso de concien •
,. ciación social. un uso simétrico (mutua confianza o mutuo respeto).
UIl caso especial son los honoríficos, formas de tratamiento dctcrmi~ I
Ejemplos de asimetrías tradicionales:
nndas socialmente y relacionadas con la estructura social e institucional do-
minonle en cada época. Los cargos institucionales, la posición política, el Jefe a empleado: uso de .•tú". Empleado a jefe: uso de _ustedll
l':l.ngo en instituciones como la Iglesia,' la monarquía, el ejército o la noble- Camarero a cliente: *¿qué va a querer el sellotito?
'za tlenl'n unos trntnmientos fijados por la tradición y que perduran en la ¿Qué va a querer la sel1Olita?
Bll.:oiLla en que las instituciones se mantienen. Son las prácticas de relación Título profesional Ismael Juárez: catedrático.
social las que determinan estos tratamientos en cada sociedad, que, por un Julia Gutiérrez: catedrático
hldo. se distinguen por señalar una estratificación muy jerarquizada,-y por
otro lado están sujetas a C<.1.mbios. sociales. Estos usos suelen estar someti- Es interesante constatar que la referencia de persona (de!ctica o nomi-
dos a recomendaciones normativas para el uso público. Por ejemplo, en los nal) constituye un ámbito del sistema lingüístico sensible a los cambios so-
•• 146 LAS COSAS DEL DECIR LAS PERSONAS DEL DISCURSO 1.17

, dales y culturales, ya que en la vida social la desigualdad entre penonas


por razón de edad, sexo, origen étnico o clase social se plasma en el US,) lin~
El número de participantes en un acto comunicativo es esencial para
el funcionamiento de éste. El emisor de un mensaje ha de ser materialmen-
güístico. Los cambios acordes con un proceso de democratización se van te un sujeto individual. Pero Goffman (1981) indica que se puede distinguir
constatnndo él]O largo del tiempo, no sin que haya momentos críticos de re. entre el hablante "autor» de sus propias palabras, o el «animador», que re-
chazo o de vacilación por parte de sectores soci<,lc$.Uno de los ejemplos re- cita palabras ajenas -aquí cabría la noción de «fuente»-, o el Ilrepresen-
cientes más claros ha sido la progresiva adaptación de f0111135 de g(~nero tantclportavoz», que habla en representación de otra persona, de un grupo
para las referencias a cargos de mujeres: concejala. jueza, catedrática, abo- o de un colectivo (véanse los apartados 5.1.2 y 5.2 para una apreciación
gada, arquitecta, médica. Pero la distribución de papeles tradicional .~ntl'e más sutil del sujeto discursivo).
hombre y mujer se mantiene, por ejemplo, en el uso predominante del «tÚlI, En el caso del Receptor hay que tener en cuenta la cantidad de partici-
más asociado a la mujer Uoven o adulta) en un entorno privado y domésti- pantes: Kerbrat-Orecchioni define las interacciones como dilague, trilobue y
co, de confianza y de proximidad (revistas femeninas, anuncios publicitn~ polilogLle¡ según.el Locutor tenga uno, dos o más interlocutores. Como se
rios), mientras que para el hombre (adulto) se reserva el trato de «usted" trata de géneros orales interactivos, los papeles de Emisor y Receptor se
asociado a cargos y posiciones en In vida públic¿\ y en el mundo oel trnbnjo van alternando sistemáticamente. Este tipo de comunicación tiene un m'l.
(revistas generales, antmcios publicitarios). mero potencialmente limitado de palticipantes para que se pueda gar<lllli-
Como acabamos de ver, defeticos )' nombres (sustantivos y adjetivos) zar este uso alternado de la palabra. Cuando el número de participantes
forman el conjunto de antropónimos, apelativos y vocativos que propiamen- crece, la situación comunicativa cambia y usualmente se necesita una per.
te designan a los interlocutores de la relación comunicativa en el aclo de SOlla que modere. -
presentarse o de dÍligirse unos a otros en el proceso enunciativo. En los casos en que la comunicación es de un solo Locutor a un con-
junto amplio de personas presentes en un espacio común podemos habhlr
de público o auditorio; y se puede hablar de audiencia cuando este público
5.1.5. Los PAPELES DE EMISOR y RECEPTOR
recibe la comunicación de manera mediática, por televisión o radio. lIay
auditorio o público cn clases, conferencias, mesas redondas, mítines. ser-
Para considerar los rasgos que definen a Jbs protagonistas de la rela- mones, alocuciones. Hay audiencia en lao;: emisiones de radio y de televi-
ción comunicativa partimos de unos supuestos ya mencionados con ante- sión. En todos los casos la intervención por parte de los receptores está or~
rioridad: ganizada, canalizndn y controlada por la entidad emisora y generalmente se
le otorga un espacio limitado.
a) Se les ha denominado de muchas maneras; EnunciadorlEnul.1cia- Se han propuesto distinciones entre diversos tipos de Oyente o Rcc('p.
tario, EmisorlReceptor, LoculorlInterIocutor o A!oculario, Hablante/Oyen- tor(Goffman, ¡981):
te, DestinadorffiestinataJio, etc. En cada caso hay un matiz específico que ,
se pone de relieve. Pero en un sentido inespecífico son todos ténniqos que - el destinatario (n): aquel para quien está específicilmenLe conSlrui-
aluden a entidades virtuales que protagonizan modélicamente la interac- do el texto (conocido, ratificado y apelado);
ción comunicativa. Si bien nos pal'ece adecuado en un primer estadio ..Jtili. el destinatalio i"directo (DI); aquel que participa igual que el dest i-
zarjas como siIi6nimos, en este apartado consideraremos con más especifi- natario en la recepción del texto pero que no coincide con el perfil
cidad los diversos papeles comunicativos del Emisor y el Receptor. imaginado o activado por el locutor y hacia quien el mensaje no
b) La caracterización real y concreta de los participantes de UD.:!. in- está destinado (conocido, ratificado);
teraccióz:¡ debcr3 tener en cuenta la idcl1tidad, el esta/us social y el papel que el oyente casual: el que participa sin intención ni obligación previa
tienen en
cada situación. de participar (conocido);
el oye'1te cun'oso o entrometido: el que se sitúa en una posición de
- Identidad: atributos como origen geográfico y étnico, sexo, edad, oyente ,espia, (ni conocido, ni ratificado, ni apelado).
instrucción, clase socioecon6mica, etc.
- Estatus social: actividad laboral, profesión, cargo, posición en el en- En su estudio sobre el trilogue como instancia mínima de interocción
lomo socia!' Gracia de autoridad y legitimidad que socialmente se le otorga. con un número de participantes superior a dos, Kerbrat-Orecchione (1995)
Nivel jerárquico. tiene en cuenta que el Oyente puede adoptar papeles diversos, con lo que
- Papel: posición que adopta cada participante en una situación co~ establece los principales esquemas alocutivos posibles:
'rnunicativa particular.
1. L1 -> L2 = D (L3: destinatario indirecto).
e) La cantidad de participantes influye en el desarrollo de la interac. 2. L1 -> L3 = D (L2: destinatario indirecto).
ción comunicativa. 3. L1 -, L2 y L3 = D (destinatario colectivo).
&

148 LAS COSAS DEL DECIR LAS PERSONAS DEL DISCURSO 149

El destinut~rio es el que ocupa un lugar más definido en relación con . La translingü(stica de Bajtín es una concepción del uso de .Ia lengua ,
1•• construcción del texto, ya que se le considera como interlocutor preferido, como diálogo vivo y no como código. Con esta concepción se rompe con la
a quien se dirige el enunciado. Cuando se trata de un colectivo numeroso la idl~a de un único sujeto hablante que coincide con quien materialmente
posibilidad de conocer individualmente a los destinatarios es prácticamente emite el mensaje y en cambio se acepta que se hacen presentes en un mis-
imposible pero el Locutor construye una imagen de su público y un desti- mo discurso voces de otros, de tal modo que los enunciados dependen los
lutario modelo. Algunos autores dan un valor determinante al perfil de la
1, unos de los otros. Para estudiar la representación del discurso en el interior
audiencia o del público a quien va destinado un texto en lo que respecta a del discurso, BajUn tiene en cuenta el discurso referido, el diálogo interior,
la elección de registro (véase el apartado 11.1.2), de tal manera que, a su la paro'dia, la ironía, el debate y la controversia, así como las diversas varia-
vez, cada texto selecciona a su posible destinatario: ciones entre un discurso más o menos distante de la VOl. propia, más o me-
nos explícito, o más o menos evaluado.
El diseno de In 8udicncln dn forlTU\a todos los niveles de elección llngUfs-
Iil'a pOI'p~rte de:!hablante -el uso alternado de una y otra lengua en hls situa~ Una de las cualidudes más notables del enunciado lingiHsllco es lo que
dones bilingües, la forma de los actos de habla, la elección de pronombres, el Hajtín llama helerog/osia: la multiplicidad de lenguajes y puntos de vista pre-
uso de honoríficos y el cambio cuantitativo de estilo. sentes en cada enunciado, Una lengua es un objeto viviente, concreto, so-
La nudiencia es, en un determinado nivel, simplemente la gente que oye cioideológico, dice Bajtín, y por lo tanto, para la conciencia individual está en
los enunciados del hablante. Sin embargo, su rol no es en absoluto pasivo. la frontera entre uno mismo y el otro. La palabra en el lenguaje es parcialmen-
Como en un teatro, la audiencia responde y c¡itica, es el foro ante el cual se te ajena, Se convierte en propia cuando el hablante la empapa con su propia
producen Jos enunciados. Tomando un significado más anliguo, los hablantes intención, su propio acento: cuando se la apropia para adaptarla a lo que quie-
~tit:l1énuudiencia con_ sus oyentes. En realidad los hablantes están sujetos a re expresnr. Antes del momento de la apropiación, la palabm. no existe en un
su audiencia, dependiendo de su buena voluntad, atentos a responder a su lenguaje neutro e impersonal. El hablante, dice BajUn. no va. a buscar las pala-
I'tacción. Esta capacidad de respuesta es lo que precisamente da fOlma al dise- bras al diccionario antes de hablar: el hablante va a buscar las palabras a la
¡lO del estilo de un hablante. [...] El marco propuesto -el diseño de la audien- boca de los demás, donde existían en otros contextos, en otras intenciones
cia- [...] supone que las personas responden principalmente a otras personas, (Reyes. 1990, 132).
que los hí\blantes tienen muy en cuenta a los oyentes al construir. su modo de
¡",bl." (Bell. 1984: 161). . Duerot (1984) recoge la herencia de Bajtfn: se plantea la multiplicidad
del sujeto y lo vuelve problemático. Para Duerot hay un sujeco hablan Ce (ser
empírico) que es el productor efectivo del mensaje. Pero este realizador del
5.2. La polifonía: voces y discurso referido mensaje puede coincidir o no con el locutor (ser de discurso). Cada vez que
alguien se pone a hablar constmye un sujeto discursivo. Así ocurre con el
En muchas teorfas lingüfsticas se da por descontado que es un único «yo» del Lazarillo en la famosa novela renacentista -construido por un au-
hablante quien emite enunciados, sin plantear ningl1n problema sobre tor anónimo culto, bien lejos de ser un pícaro-; con el que habla como
ello, Debemos a Voloshinov-Bajtfri y su círculo (1929. 1934-1935, 1959- portavoz de una asociación de amantes del vino, con el empleado que escri-
1961) Uníl concepción radicalmente nueva que subraya el cm;ácter hete- be una carta en representación de su empresa o con el diputado en el parla-
rog/ósico del lenguaje sobre la base de su fundamentación dialógica. mento (está claro que no hablará ni como amigo ni como padre, sino como
Como hemos visto más arriba, para Voloshinov~BajUn la palabra tiene representante de un sector de ciudadanos). De esta manera se comprende la
una cara que viene determinada por la persona que la emite y otra cara diversidad de sujetos que se pueden activar en y durante el discurso. Y so-
que viene,determinada por la persona a quien va dirigida. Yeso imprime bre todo la idea de que hay desdoblamiento: Duerot empieza señalando que
un cur{¡cter dialógico a cualquier enunciado. Los enunciados no son de puede haber un primer desdoblamiento en el mismo locutor (entre L y 1), lo
h\s lenguns sino de la comunidad histórica que las ha hablado y las conti- cual permite entender, por ejemplo, la autocrltica, el diálogo interior, la es-
núa hablando. En efecto, todo objeto del que se habla siempre ha sido di- critura del diario personal.
cho anteriormente: Para explicar este desdoblamiento Ducrot postula una tercera figura:
la del emmciador: el locutor puede evocar y atraer a su propio discurso una
L" orientación dialógica es, por supuesto, un fenómeno caracleóstico de diversidad de voces (la propia -de otro tiempo o de otro espacio-, la ajena
todo discurso. Es el ámbito natural de todo discurso vivo. El discurso encuen~ del interlocutor presente, la ajena ausente, voces proverbiales. voces anóni.
tra el discurso del otro en todos los caminos, en todas las 'orientaciones que mas), La identifieaci6n del enunciador evocado puede ser problemática.
llevan a su objeto, y no puede dejar de entrar en interacción viva e intensa con
Pondremos un ejemplo concreto: unos profesores de filosoffa comprobaron
él. Sólo el Adán mítico, abordando con el primer discurso un mundo virgen y
que sus estudiantes habfan entendido que este texto de la primera página
todavia no dicho, el solitario Adj.n, podía realmenle evitar completamente esta
n'orientación mutua en relación al discurso del otro, que se p.roduce en el ca- de' un libro de filosofía expresaba el pensamiento de sus autores, Marx y
mino del, objeto (BajUn, 1934-1935: 279). E:lgels:
•• 150 LAS COSAS DEL DECIR
LAS PERSONAS DEL DISCURSO 151
,.. Hasta ahora, los hombres se han fomlado siempre ideas falsas acerca de
recto, por tanto, mantiene dos situaciones de e.nunciación. Es muy habitual
I sf mismos, acerca de lo que son o debieran ser. Han njustado sus relacknes a
su~ ideas acerca de Dios, del hombre normal, ctc. Los frutos de su cabeza han l. en las conversaciones cotidianas:
acabado por imponerse a su C<-1.bcz4l. Ellos, Jos creadores. se han rendidc' ante
Entonces el vecino le dijo: «oye, a estas horas todo está cenlldo; pero, ¿s~.
sus criaturas. Libcrémoslos dt: los fantasmas cerebrales, de las ideas, de los
bes qué?, podemos acercamos a un quiosco que no ciCITíIen lod:'lla noche_.
dogmas, ele los seres imaginalios bajo cuyo yugo degeneran. Rebelémonos
contra esta tiranfa de Jos pensamientos. Ensei1émoslos n sustituir estas qlJimc-
La cita en estilo indirecto es otra forma de introducir el discurso de
ras por pensamientos que C01Tcspondan a la esencia dd hombre, dice 1,;no,a
adoptar ante ellos una actitud crHica, dice otro, a quitárselos de la cabeza, dice otro y en este caso se inscribe verbalmente como un solo 10cutOl' (L1) que
el tercero, y la realidad existente se dcnumbará. incorpora un solo centro deíctica,' un relacionante introducto!", y el D2
Estas inocentes )' pueriles fantasías forman el meollo de la filosofía que se representa con marcas deícticas correspondientes al mismo locu-
l1eohegeliana en boga [...] (C. Marx y F. Engels, La idcologfa alemana, en tor que el DI. Este discurso sóJo mantiene una .enunciación:
F. Caballero y M. Larrauri, «El análisis de textos filosóficos_. Te.xtos 8, 1996).
Entonces el vecino le dijo que a e.sa.s horas todo estaba cen-ado pero que
En efecto, sin interpretnr ndecuadamente las marcas de voces a:enas se podlan acercar a un quio!=icOque no cerraba en toda la noche.
presentes al final del primer párrafo (<<diceunOn, "dice otro», «dice el terce-
Aunque se puede pensar que la cita directa es más verídica que la indi~
ro»), tampoco se percataron de que la voz de los autores aparece por pIime-
recta, no es necesariamente así y ambas admiten tanto la fidelidad como la
ra vez en el inicid del páITafo siguiente, cuando califican lo antelior (omo
distorsión del discurso del otro:
«estas inocentes y pueriles fantnsfas». Estos jóvenes presumJan que el .;exto
sólo ponía en escena llna voz: la de los autores, sin darse cuenta de que su El estilo directo suele oponerse al estilo indireclo, un poco ingenuamen-
lectura era elTónca.
te, diciendo que prelende reproducir literalmente los enunciados cit:lclos; serí"
Las voces aportan puntos de vistn y perspectivas con lns que ello(:utor más exacto ver en ello una especie de tealraliz..1.ción de un cmmci<:ldo <:Interior,
puede coinciclir, estar mu)' próximo o bien distanciílrse. Por esta razón la y no una similitud absoluta, Dicho de otra manera, no es ni más ni mClIüs nI'!
poli{on(a es una noción que cuestiona la unicidad del Emisor)' permite la que el discurso indirecto: son dos estrategias diferentes pal"<:Irefelir una enull-
diversidad de voces en los textos. Reyes desan-olla eslas nociones polifóni- ciación (Maingueneau, 1987: 60),
cas aplicadas él todo tipo de emisiones verbales, tanto las de tipo lite:,"ario
(Reyes, 1984) como las coloquiales o periodísticas (Reyes, 1993, 1994), ana- Asf como las palabras son de todos, y dichas ya por otros se vuelven a
lizando las citas directas, indirectas y encubiertas dentro de un marco que enunciar y decir con otra intención por cada hablante, en la cila de las vo-
aúna el análisis pragmático y el análisis gramatical. ces de otros la subjetividad también aparece. En primer lugar, porque en
un discurso propio aparece el discurso ajeno, probablemente interpretado y
traído hacia el discurso de base con un propósito concreto: buscando viva-
5.2. L LAS CITAS ABIERTAS cidad, dramatismo, veracidad o autenticidad; autoridad u orientación argu-
mentativa. En segundo lugar, se presenta o
partir de un verbo anunciador
Authier (l982) se refiere a la .heterogeneidad mostrada, para e<pli- de la cita (verba dicendi) que indica precisamente el acto de habla que se le
cal' la inserción explícita del discurso de otros en el propio discurse. La asigna: espetar, criticar, gritar, amenazar, preguntar, afirmar, replica,~ ill.sis~
..cita es el procedimiento discursivo que incorpora un enunciado en el in- tir... Por eso es interesante observar que, aunque las palabras sean l;;ls mis-
terior de otro con marcas que indican claramente la porción de texto que mas, la intención que se les adjudica puede variar. Y a la inversa: a veces I~s
pertenece a una voz ajena. En el discurso oralIa prosodia act\1a como se. citas no tienen nada de literal y en cambio representan con Fidelidad la in-
ñalización principal, junto con móreas verbales, En la escritura, en (:am- tención comunicativa del que habla,
bio, se ponen en juego signos gróficos y verbales que permiten identificar La cita es una práctica frecuente en una gran variedad de textos. En
la cita. Toda cita tiene un discurso de base (Dl) que incluye un discur- los'relatos orales de la vida cotidiana es muy habitual la expresión subjetiva
so citado (D2), cuyos l"l:sponsables son respectivamente dos locutores y dramática, trayendo las voces de las personas de las que se habla y re:prc~
distinlos (Ll y L2). sentando la escena, dolando así a la historia de mayor efectividad y mayor
Según los rasgos lingüísticos que las identi[¡can, las citas puedert ser carga emotiva, Veamos subrayados los segmentos de discurso directo ro
de estilo directo y de estilo indirecto. La cita de estilo directo se distiuguc este intercambio (fragmento de un ejemplo anterior, en el apartado 2.2):
porque supone una ruptura o una discontinuidad entre el DI Y el D2. Cam-
bia la entonación, cambia In constl11cción sintáctica y el centro deÍCtic.) (el Dos amigas, V y M, estdtl en casa de M y cuentan al hijo de M cómo Wl(l
conocida suya les habla hecho una pregunta -sobre el precio de un gimnasio-
de LJ y el de L2). Cuando sc da por escrito aparecen signos gráficos qll" in-
que no quen'an contestar delante de sus maridos. Reproducen la esccna para rd,..
dican el inicio de la cita y su extensión (dos puntos y comiUas), El estil" di- Se de la reacción que produjo en ellos,
.->, . UByD .
,. I:IQI \htll1ad de 15lhllotcCQ .
.1IIL9 , iloCU", •• UlCI6n
lINGS
152 LAS COSAS DEL DECIR U.S PERSONAS DEL DISCURSO 153 •
-.• ) I
32.. V_ ~y luego: no sé cómo fue que digo que fbamos I que íbamos los cinco días al
J). gimnasio [risas]
Resten. Se trata de una fonna solapada de introducir en el propio enunciado
la vez de otros: por eso se puede decir que en los textos encontramos ecos que
,.
34. M -la ¡unta I'lgudla a dice [ayl Hporque empezó n decir pues ¿cuántos días val p, Ir al gimnasio?
35. )' cSla y)'l.l nos mirábamos
se manifiestan en el llamado estilo indirecto encubierto. En este caso se repro.
36. V - c",c1llfO 1yo no quena de~cubrlr el pastel pero _ella nada mAs que alomlllllr duce. una voz ajena sin dar ninguna señal ni sintáctica, ni deíctica,. ni gráfica.
JI. '; l\\(.rnill:lf<: Parece como si lo dicho fuera asumido por el propio Locutor. Se puede con.
~g. M - ay t!s~ay yo 110S mIrábamos,. y In otrn layl y ¿cuántos dIal vals al gimnasio? fundir con el estilo recto, sin citas. Es una repetición de lo que dicen otros, con
39. V - ="'y qué vale y qué hacéis -
<la, M -- c:o )' q"é vale y qué es lo que hacéis I y ésta ya al final 1va y dice:: n PUCII qué apropiación. Se adopta pues un sistema conceptual ajeno. Si se adjudica la
41. vnl1lo~ 1\ hacer P\IC5 de to:: (717) I Y ¿cuánto 01 cucstl11 y ~ tres mllnoveclentas resp-:msabilidad de la aserción a la voz correspondiente se añade una expre.
42. y Jite J l'OZUELO I (risas] Poz.uelo su ml\rlo otra vez I Pozuelo ¿tu ,ite has enterao que:: 1_
1). V ::- ••¿te htl/l er¡1erno? ---
si6n citativa como: «paro.X», «según dice», -en palabras de l(Rsíla ha canfir
ll, p

44, M - que van eJnco dlas Iy que pagan tres mil novecientas? mado •... (Caso de la prensa y de los textos teóricos de la ciencia que han de
4~. V -::>: ¿pues no eran mil pele1n,? [risas] <..,> basar lo que dicen en una fuente fidedigna o en una autoridad.) Si no se adju-
4(,. M - asl que los len~mos con un mosqueo 11
dica a ninguna fuente se da lo que se llama una fusión de voces, de tal manero
M: Madre que el locutor creformula los lugares comu~es¡ las visiones, las creencias de la
V: Vrcina (.ésta_) cole::tividad, fusionando su voz con la de todos y con las voces cristalizadas
H: IliJo (uudlc:ncia) . ¡, del lenguaje mismo: fusión sin fisura. sin ironía. (Reyes, 1994: 24).
J'lIrtlclp"nlCS rn la cflcena c\,ocólda: M y su marido (Pozuelo); V y su marido (X); y A En el siguiente texto se indican segmentos -los subrayados son nues-
'¡oct:~ citlld"s, por orden de ilparkión: tros- en que hay ecos de a) las encuestas sociológicas, b) la fraseología psi-
,\; CUllocida (.1.1 tontll uqllella., leila., .la olro.), en 34, 38, 39, 40, 41 coanalítica¡ e) la novela Robil1S011 Crusoe. Siguiendo a Dtlcrot, se podría de-
V: Vcclnn (."stll~).en 40
I X: 111I1I.;do de V (ISU n\3.rfo.), en 42, 43. 44 cir que el sujeto discursivo construido en este texto activa diversos enuncia-
1': maridu de M y pudre de JI. en 4S dores: el, e2, e3; son utilizados por el autor como recurso expresivo para
hacer más viva su crítica:
En este ejemplo, las citas directas están introducidas unas veces por
I'dcn:ncias a los agentes y por verbos de habla, y otras se introducen sin Hoy por hoy las izquierdas son referentes desorientadores endogámicos, 11
ningún preámbulo. Fijémonos que la primera cita es una autorreferencia de mantenidos por el interés de sus aparatos, desquiciados ante la posibilidad de
V¡ que inicia el episodio con «digo que fbamos»; en 32. Aparecen los tiem. su no función en la sociedad y en la historia. En dura competencia contra el
programa de Lobatón Quién sabe dónde, los clubes de fútbol más populares y
pos de la narración como marco, pero las voces se presentan a través del
los cantantes de rack más críticos, los negocios de izquierda operantes en
verbo '«decir» en presente, con lo cual se produce un efecto de actualización España ni saben ni contestan a las necesidades de transfonnación social obje.
dramática. . tivas, detectables a partir de cualquier invelltal;O de injusticias comprobables.
Cu,mdo la finalidad de la cita es la fiabiiidad y la autoridad, como en el Si bien no llegan a ajustar su comportamiento a los dictados de los sondeos de
caso de la prensa escrita o de los artículos científicos, se utilizan marcas opinión en la medida en que 10 hace la derecha, estas' izquierdas no mctaboli-
gráficas para indicar el fragmento citado. En la prensa diaria la. cita de las un lo nuevo y deberían dejar paso a una catarsis de abajo arriba que permitie-
ruentes es norma para los periodistas. Queda señalada con comillas, con ra sublimar nuevas formaciones y nuevos dirigentes no contaminados por el
cursiva o con negritas. Predomina una forma especial de cita indirecta, que síndrome de Robinsón: hacerse cabanas con restos de naufragios (Manuel
pouríamos llamar «integmda., porque bajo la forma básica del estilo.' indi- Vázquez Montalbán, -Izquierdas., El País, lO-X-1997).
recto se señalan con signos tipográficos segmentos breves o extensos que el
periodista indica que son exclusivos del-discurso ajeno, del cual él mismo En este texto el locutor coincide con las otras voces, y lo que provoca
no ~c hi,lcC responsable. Cuando la incorporación de otras voces debe man. al lector es esta asociación inesperada de una voz que pertenece a otro con.
tener un allo grado de objetividad Hay que tener en cuenta que la cita supo- texto con la.del autor.
ne extraer las palabras de otro de su contexto original y que, por tanto, hay Los siguientes titulares de periódicos recuperan un enunciado que estn.
qw: velar especialmente no sólo por preselvar la palabra original. sino por en la mente de lodos (refrán, título de pellcula o de novela, frases de la Bi-
mantener la intencionalidad del autor del discurso citado. blia o de la mitología, canciones ..,) para fusionarlo con el del cnunciador,
que contribuye con la sustitución del elemento en el que centra su atención:

Más vale prevenir que restaurar (El Periódico),


5.2.2. LAS CITAS ENCUBIERTAS
Un sector pequeño, pero matón (La Vanguardia).
Dejad que los socios se acerquen a mí (El Periódico).
Authier (1982) se refiere también a la .heterogeneidad constitutiva., es La píldora de la discordia (El Periódico).
deLir, al discurso de los otros que.está en los discursos propios (heteroglosia, A la sombra de los toreros en flor (El Periódico).
ilztc.rte.xtu.alidad¡ poli{on{a) sin que encontremos señales explícitas que lo maru- El turista que surgió del frío (El Periódico).
!'i 154 L\S COS,\S DEL DECIR LAS PERSONAS DEL DISCURSO J.:'5

\.
r
En otros casos, no hay coincidencia entre la voz del locutor y las voces Presentamos a continunción un fragmento de un texto que tr;),ta del
convocadas. El caso más espectacular de una voz :lctiv;:tda con la que el lo- discutido lema de la posible clonación de los seres humanos y dellemor a
cutor no coincide es la ¡ronfa: su utilización pelversa:

Hablar de una manera irónica equivale para un locutor L. a presentar la Acabemos, pues, con tantos escrupuloso La ciencia avanza y la biolccno-
enunciación como si expresara la posición de un enunciador E, posición que logfa le ofrece al hombre IIcad" vez más posibilidades". Y si para cso hay que
por olra parle se sabe que el Locutor L no toma bajo su responsabilidad y que, tener al hermanito en el f1igoJifieo, qué más da. La civilización y el pl'O~resn
más aún, considera absurda. Sin dejar de aparecer como el responsable de la requieren algunas víclimas. Además, ¿quieren ser acusados de oponerse lI1
enunciación, L no es homologado con E, origen del punto de vista expresado progreso?, ¿quieren nniesgarse a ser tachados de tolVa oscurnntismo gcnéli-
en la enunciacióu (Duero" 1984[1986:215]). co? ¡De ninguna manera! Por eso, declaramos que somos fanáticos partidario!'
del cion, de la libre manipulación genética, del libre cambio de ór¡;:mos y del
Véanse los siguientes enunciados a modo de ejemplo: recambio múltiple para la vida eterna .•. Amó-n (Dario Fo, .La fáhuln del hom-
bre clonado., en El Mundo, 3-IX.1998).
Espmia va bien (ante problemas sociales sin resolver)
Buena la hemos hecho (ante una acciÓl1desafortunad~l) El sentido irónico aparece a partir de una combinación compleja de
Menudo constipado has cogido (ante un conslipado aparatoso; elementos. Algunos son impllcitos (el conocimiento de la posición de Da-
Pues sí que vas bien vestido hoy (ante un joven desaliñado) rio Fa, su eslilo radical y crItico, el debate social previo sobre la clono-
ción); otros son expllcitos (el tratamiento humorístico del lenguaje: "el
hermanito en el frigorítico», «recambio múltiple para In vida clcrna",
El locutor activa un enunciadol' virtual del que el locutor no se hace
Amén!), las preguntas retóricas y la exclamación enfática propins dr. un
responsable. La ironía se pucde considerar una cita porque el hablante repi- sermón). Además, el apoyo eufórico de algo controvertido es ya suficient('
te o se hace eco de una proposición ajena que contrasta con la realidad o
para indicar la posibilidad de doble sentido, y por tanto, de identificar un
con lo que se espera dc110cutor. El enunciado resulta inadectiado, chl)can-
enunciado irónico.
le. El contraste con la rC3lidad suele provocar risa. El cnunciado ir6nico
La tr<ldici6n lingüística concibe el Emisor como un sujeto hablanlc
puede adjudicarse a diversos lipos de cnunciadól'cs: uno mismo cn otro
unitario, responsable de su propia palabra. La pragmática lo concibe com,)
momento, un interlocutor prc!'ente, cualquier otra personu concreta, lo que
un sujeto racional, capaz de producir y de interpretar intenciones comuni-
podría decir un determinado sector social o todo el mundo ... El des ,.juste
cativas. La propia reflexión pragmática sobre cómo usan los hablantes 1"
cnlre el contenido del enunciado y la situación en que se pronuncia oh: iga a
lengua ha postulado que el hablante no es unItario sino que se desdobla y
eUlcndr.r otra cosa distinta de Jo dicho Iiteralmentc y para ello se necesita
puede convocar diversas voces. Con ello se muestrtl. la polifonía, cuya ve]'.
complicidad entre quien emite los enunciados irónicos y quicn los recibe e
sión desarrollada y plasmada en unidades comunicativus vcrbnlc~ c.:~ UIW
interpreta.
dimensión de la interlextualidad.
La expresión irónica es una expresión deliberadamente mal usal!a: se Para concluir este capítulo, obsérvese, en el siguiente texto literario, la
:l.plica mal a la situn.ción. En realidn.d parece n.plicarse a otra situación ideal, hiperbólica presentación honor1fica de la protagonista y la de su interlocutor:
que queda contrastada así eon la situación real. La ironfa consiste en e\'aluar
una situación repitiendo una frase que sirve para otr.l situación, evaluando asi
dos cosas ::lla vez: b situación misma y c1lenguaje con el que hablamos de la
l'cl'llldad. Por cso puede considel'al'Sc que la ironfa es una renexión más:> me-
llaS compleja sobre la l'calid"d, sobre la relación entre ellengunje y la reulidad
Yo soy Marra Carlela de Bélgica, Empcrattiz de México y AmétiCil. Yo st' ~~
da Carlota AmeBa, prima de la Reina de Inglaterra, Gran Maestre de In enl". e San
y sobre la relación enlre una frase y los usos previos de esa frase. En la ironía Carlos y Vin-eina de las provincias del Lombardovénclo acugidas por la pi~d3d y la
cs mucho más lo no dicho que lo dicho; su interprclación exige una se:.ie de clemencin. austrfacas bajo las alas del águila bicéfala de la casa de Hab~bl1l"gn,Yo
conocimientos sobrc el mundo, sobre el hablantc, sobre la relación entre ha. soy Marfa Carlota AmeBa Victoria, hija de Leopoldo, Príncipe de Sajonia.Cobllr&~_;Y
blante y oyente. [...) Donde hay ironía hay desdoblamiento del locutor, En ese Rey de Bélgica, R quien llamaban el Néstor de los gobemilntes y que lI1C sentaba en
desdoblamiento el lisio habla con las palabras del tonto, PCI'O distanciá:.ldose sus piemas, acariciaba mis cabe1los ca1itaños y me deda que yo era IR pequci'la sílfide
de ellas y mostrando su actitud ante esas palabras y ante la situación a la que del palacio de Laeken, Yo soy María Carlota Amelia VJcloria Clementina, hija de MOl-
tan mal se aplican. Mientras el que dice algo en serio lo asume, se hace res. na Luisa de Orlé:ms, la reina santa de los ojos azules y la natiz borbona que Illtll;()
ponsable de su afirmación, el qlle dice algo irónicamente se desdobla: a.:llaca de consunción y de tristeza por el exilio y la muerte de Luis Fclip~, mi abudo, C1l1C
esa afirmación (y. con ella, ('se punto de vista) a un ser ficlicio, a un (JIt,~rego cun.ndo todavía era rey de Franci41 me llenaba el regazo de castañas)' la c:...raelc be-
ridículo. Por Jo general ese alter ego se parece mucho a personas reale~;, que sos en los J:mlines de las Tullelias. Yo soy María Carlota AmeBa ViCl.2ria CI<:me.I]!i:
quedan, así, ridiculizadas (Reyes, 1994: 54. 56). na Leopoldina, sobrina del Principe Joinville y plima del Conde de Parfs. hcrrnani\

L
156 LAS COSAS DEL DECIR ~

del Duque de Brabante que fue Rey de Bélgica y conquistador del Congo y hermana
del C(ll1d~de Flandes, en cuyos brazos apre.nde a bailar, cuando tenia diez años, a la
-)
t
sornbrn de lo~ espinos en flor, Yo soy Carlota Amelia, mujer de Fernando Maximilia.
no Jusé, Archiduque de Ausllia, Pl1ncipc de Hungna y de 13ohcmi3, Conde de Habs.
hurgo, Prfncip~ de taren", Emperador de México y Rey del Mundo, que nació en el
Pnlacio lmpcl;i\l de Schtlnbrunn y fue el ptimer descendiente de los Reyes Católicos
Fernando e fsabel que cruzó el mar océano y pisó las tiemlS de Amédca, y que man-
dtS construir parll m( a la olilla del Addático un palacio blanco que miraba al mar y
otru dl<\me llevó .\ México a vivh-a UD castillo gds que miraba al valle ya los volea-
IItS cubierlos de nieve, y que una mañana de junio de hace muchos años murió fusi-
Indo en la ciudud de Querétal"O. Yo soy Carlota Amelia, Regente de Anáhuac, Reina 1° CAPITULO 6
dL'Nlca",gun. llaronesn del Mato Grosso, Princesn de ChJchén 1tzl1,Yo soy Carlota
JlllcllOl Je BélgJcu, Emperatliz de México y de América: lengo ochentn y seis 01105de
ed:.id)' ses~nt(\ de beber, loen de sed, en las fuentes de Roma. LAS RELACIONES INTERPERSONALES.
Hoy ha venido el mensajero a traenne noticias del Imperio. Vino, cargado de
~I.'cuerdos y de suenas, en una carabela cuyas velas hinchó una sola bocanada
LA CORTESÍA Y LA MODALIZACI6N
de viento luminoso preñado de papagayos. Me trajo un punado de arena de la. Isla de
Sílcrilkios. unos guantes de piel de venado y un enorme barril de maderas preciosas
rebOslllltes ele chocolate ardiente y espumoso, donde me voy a bañar todos los días Tal como la definen los aulores (Brown y Levinson), la cortesfa es bá.
d~ '/Ji vida hasta que mi piel de princesa borbona, hasta que mi piel de loca octoge- sica para producir el.orden social y la condición sine qua tlon para la coope-
¡¡aria, hasta que mi piel blanca de encaje de Alenzón y de Bruselas, mi piel nevada ración humana: De este modo, cualquier teorla que dé cuenta de este fenó-
.:omo las magnolias de los Jardines. de Miramar, hasta que mi piel, Maximiliano, mi meno da clIenta al mismo tiempo de los fundamentos de la vida social. Ade~
)ld quebr:l.da por los siglos y las tempestades y los desmoronamientos de las dinas- más de su estatuto de principio universal de la interacción humana, los fe-
tías, mi piel blanca de ángel de Memling y de novia del Béguinage se caiga a pedazos nómenos de la"cortesia, por su misma naturaleza, se reflejan en el lenguaje.
tUlla nueva piel oscura y perfumada, oscura como el cacao de Soconusco y perfu-
Todas las sociedades del mundo, sin importar el grado de su aislamiento o
:nadn como la vainilla de Papantla me cubra entera, Max1miHano, desde mi frente de su complejidad socioeconómica, manifiestan la actuación de los mismos
.:>~';\lrp hasta la punta de mis pies descalzos y perfumados de india mexicana, de vir-
principios: no. obstante. lo que cuenta como cortesía puede variar de un
grupo a otro, de una 'situación a otra o de un individuo a otro individuo. Si
~e.l morena, de Emperatriz de América.
se pueden encontrar algunas regularidades subyacentes en el orden grama-
EIllll:nsajero me trLl.jotambién, querido Max, un relicario con algunas hebras
tical y en el orden social\que puedan explicar tanto ese tipo de variación
:lc la b<lrba I1lbia que llovía sobre tu pecho condecorado con el Águila Azteca y que
"It'(c:\ba como una inmensa mariposa de alas doradas, cuando a caballo y al galope y como las pautas. recurrente.?, habremos dado un gran paso hacia adelante
.:OJ1 lu traje 'de ch,mo y tu sombrero incmstado con arabescos de plata esterlina reco-
en la demostración -no simplemente una hipótesis defendida- de la natu-
n1:1s los llanos de Apam entre nubes de gloda y de polvo. Me han dicho que esos bár- raleza básicamente social dellengunje humano (Gumperz, en Brown y Le.
b,Il"OS, Mllxirnilil.lno, cllando tu cuerpo estaba caliente todavfíl, cuando apenas acaba. vinson [1987: xiii]). \
ban de hacer tu máscarn morLlloria con yeso de París, esos bárbaros te arrancaron la
l)¡lrba y el pelo para vender los mechones por unas cuantas pi3strns. Quién iba a ima- El éxito o fTacaso de la relación entre las personas en los actos comuni-
ginar, Maxlm1linno, que te iba a suceder lo mismo que a tu padre, si es que de verdad cativos constituye un aspecto fundamental del estudio de la interacción ver-
lo fue el infeliz del Duque de Reichstad, a quien nada ni nadie pudo salvar de la muer" ba:. Por eso los hablantes, al constluir sÜs enunciados, eligen formas lin-
te temprana, ni los baños mudáticos ni la leche de buna ni el amor de tu madre la güísticas que se acomoden al máximo al m~tenimiento de la relación esta.
Archiduquesa Sofía, y que apenas unos minutos después de haber muerto en el Pala. bkcida y a sus fines o, por el contrario. opt:~or la ruptura de la relación.
do de SchOnbnmn donde AcababAS d~ nacer, le habían trasquilado todos sus bucles escogiendo us6s lingU(sticos o no lingUlsticos ~e lo indiquen. El otro as-
"ntbios pnl1l guardarlos en relicarios: pero de lo que sí se salvó él, y tú no, Maximilia.
pe,:to fundamental de la comunicación es el éx o o fracaso de la transmi-
110, fue de que le c011arnn en pedazos el corazón para vender las piltrafas por unos
Cllantos reales. Me lo dijo el mensajero. Al mensajero se lo contó Tüd6s, el fiel cocine-
sión de la información, tema que será tratado e particular' en el capítulo
ro húngnro que te acompan6 hasta el patíbulo y sofocó el fuego que prendió en tu siguiente.
ch"leco el tiro de gracia, y me entregó, el mensajero, y de parte del Principe y la Prin-
Ci:::.a S:llm Salm un estuche de cedro donde había una caja de zinc donde había una
C;;\j~1 dc palo de rosa donde había, MaximiUano, un pedazo de tu corazón y la bala 6.1. El contrato comunicativo y los ejes de la relaciÚ{!interpcrsonal
que acabó con tu vida y con tu imperio en el Cerro de las Campanas. Tengo aquf esta
';a;a agarrad;¡ con las dos manos todo el día para que nadie. nunca, me la arrebate Tanto quienes estudian la interacción verbal desde una \perspectiva se-
(¡':crmu;do del Paso, Noticias de/Imperio, Madrid, MondadOli). miótica como desde la «lógica conversacional» están de acu2tdo en consi-
dernr que la comunicación supone un acuerdo básico entre los sujetos que

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