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l3() . 1AN Kf.HSHAW

5. H itle r y e l H o lo c a u s to
que sor puestos en oposición uno con el otro. Las intenciones
de ílitler parecen sobre todo importantes para dar for ma al clima
en que la dinámica desatada .las convirtió en profecías autocum-
plidas. El Tercer Reich provee una clásica liemostración de las pa­
labras de Marx, citadas por Masón: Tx>s hombres hacen su propia
historia, pero no la hacen como les place ni en las condiciones por
ellos elegidas, sino más bien en las circunstancias que encuentran
ante sí, en condiciones dadas e impuestas”.*15 Explicar el Holocausto obliga al historiador a estirar hasta los
En los dos siguientes capítulos necesitamos preguntam os por límites lo que constituye su tarea principal: proveer explicaciones
la relevancia que estas conclusiones tienen respecto de la política racionales a desarrollos históricos complejos. El solo ¿techo de
antisemita y la política exterior, áreas donde las obsesiones ideo­ plantear la pregunta de cómo un estado m oderno, sumaníeAte
lógicas de Ilitler fueron obvias que en el terreno interno. educarlo y económicamente avanzado pudo “llevar a cabo el ase­
sinato sistemático de todo un pueblo án razón alguna aparte del
hecho de ser ju d ío” sugiere una escala dé irracionalidad apenas
comprensible por la explicación histórica.1 EJ nombre mismo,
"Holocausto” —que com enzó a ser aplicado de manera específi­
ca al exterminio de los judíos sólo a fines de los años cincuenta y
principios de los sesenta, apenas toe adoptado (al principio por
escritores judíos) en reemplazo del preciso y descriptivo término
"genocidio*— adquirió la implicación de cas» la surada singulari­
dad de los acontecimientos terribles que ejemplifican el mal abso­
luto, un destino específicamente judío que en efecto se alza fuera
del proceso histórico normal. "Un misterioso acontecim iento, un
milagro al revés, por decirlo de algún modo, un acontecimiento
)
de significación religiosa en el sentido de que no ha sido hecho
por el hombre como ese término es normalmente entendido".*
La “perplejidad" y la escatología religioso-cultural que, para
algunos escritores, han terminado incorporadas a] término “Holo­
causto" no han contribuido a facillUlir E tarea ae ios historiadores"-
ju díos acerca de un tema comprensible y justificadamente "cargan­
do de pasión y juicio moral'.* Dada la naturaleza altamente em o­
tiva del problema, los historiadores no judíos enfrentan proble­
mas todavía más grandes, se podría decir, al intentar encontrar el
lenguaje sensible y adecuado para el horror de Auschwitz. La sen­
sibilidad del problem a es tal que las reacciones exageradas y las
reacciones contrarias rápidamente surgen con fuerza a partir de
urrr. palabra c uTia'ffar^ ’T^-.e i ■o m.d^.r tc ndr'fc:-------—
m 1AN KKKSHAW’
HITLER Y EL HOIjOCAU.Vm 13S

La perspectiva de los historiadores nojudíos es, sin embargo, los campos de concentración en la República Federal que avanzar
inestablem ente diferente de aquella de los historiadores judíos. ron los estudios históricos serios sobre el Holocausto en Alemania
Y si algo vamos a “aprender” del Holocausto, entonces —con el lo- occidental. Aun entonces, los estudios históricos y la “difusión" pú­
tal reconocimiento de su singularidad “histórica” en el sentido de blica sobre el destino.de los judíos encontraron una opaca res­
que hasta ahora no han existido siquiera hechos paralelos pareci­ puesta en el pueblo alemán, y la conciencia popular sólo fue con­
dos— parece esencial aceptar que hechos paralelos podrían potcn- movida con la exhibición de la dramatizarión norteamericana del
ciahnenle llegar a ocurrir en el futuro, y entre pueblos que no Holocausto, en formato de telenovcla y difundida en la televisión -
sean el alemán o el judío. El problema más amplio, por lo tanto, de Alemania occidental en 1979* En la RDA, también, el trabajo
cambia en esencia. Del intento de “explicar” el Holocausto espe­ erudito sobre la persecución de los judíos efectivamente se inicia
cíficamente por medio de la historia judía o incluso de las relacio­ en los años sesenta, aunque el hecho de colocar el odio racial, se­
nes germano-judías, se pasa a la patología del estado moderno y gún el concepto de historia del marxismo-leninismo, <Ien tro fie 1»
al intento de comprender el delgado barniz de “civilización” en naturaleza de la lucha de clases y del imperialismo hizo qué hasta
las sociedades industriales avanzadas. Específicamente aplicado a los desórdenes de 1989 fueran pocos los trabajos importan tés es­
la dictadura nazi, esto requiere un examen de los complejos pro­ pecíficamente dedicados al Holocausto que se publicaron,!i la s
cesos de gobierno, y una rapidez para colocar la persecución de publicaciones de Kurt Pátzold, si bien firmemente ancladas den­
losjudíos en un contexto más amplio de creciente discriminación tro del marco inarxista-leninista, implicaron tm avance significa­
racial y tendencias genocidas dirigidas contra var ios grupos mino­ tivo en los estudios de la RDA en este campo.ü
ritarios. Esto no significa olvidar el muy especial lugar que los ju­ Los impulsos más grandes pam la investigación y el debate
díos ocuparon en la doctrina nazi, sino afirmar que el problema erudito comenzaron, por lo tanto, fuera de Alemania. En primer
del Holocausto es pai te del problema mayor de cómo funciona­ lugar, los realizados por los estudiosas judíos en Israel y en otros
ba el régimen, en particular de cómo se tomaban las decisiones y países, y en segundo lugar, por historiadores nojudíos fuera de
cómo se las implementaba en el estado nazi. Alemania. Sin embargo, aun cuando el estím ulo inicial para el
De todas maneras, el tema central sigue siendo cómo el odio debate surgió de escritores no alem anes —y las controversias
nazi por los judíos fue trasplantado paja convertirse en práctica de alentadas por la publicación de fla h riah Arendt sobre el juicio a
gobierno, y cuál fue precisamente el papel de Hitler en este proce­ Eichmann,7 los intentos de David Irving de exonerar a Hitler del .
so. Esta pregunta, si bien puede parecer engañosamente simple, es conocim iento de la “solución final”,8 y m¿5 recientem ente con
el punto focal de la actual controversia sobre el “Holocausto* y el “debate Ooldhagen" (analizado al final del capítulo) c o n s titu í
forma la base de la siguiente investigación, que trata de relevar
yen los más espectaculares ejemplos—, la consiguiente discusión
y luego evaluar las investigaciones e interpretaciones recientes.
en la República Federal ha sido fuertemente influida por el cli­
ma intelectual de los escritos históricos sobre el nazismo que ya
hemos examinado. Por lo tanto, los contornos del debate sobre
In terp retacion es
Hitler y la ejecución de la “solución final" —tem a de este capítu­
lo— son, una vez más, algo peculiarmente germano-occidental,
Los historiadores en ambas partes de Alemania después de la
aun cuando valiosas contribuciones hayan sido hechas por estu­
guerra muy lentamente fueron comenzando a ocuparse del anti­
diosos extranjeros.
semitismo y la persecución de los judíos. Fue sólo al comienzo del
La divisoria en la interpretación de este tema nos lleva otra
juicio de Eichmann en Israel y las revelaciones de los juicios sobre
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134 IANXKUSHAW Mrit-KR y Kt. HOLOCAUSTO 115

hemos encontrado. F.l enfoque convencional y dom inante, tipo lerpretación corresponde, también, al modelo basado en el con­
“hitlerismo”, arranca de la suposición de que Hiüer mismo, des­ cepto de "totalitarismo”, en el que estado y sociedad estaban “coor­
de fecha muy temprana, seriamente consideró, persiguió como dinados” como ejecutores de los deseos de Hitler, el indiscutible
objetivo principal y luchó de manera implacable para lograr la ani­ “amo del Tercer Reich", quien decidía la polídea desde arriba, al
quilación física de los judíos. Según esta interpretación, las diver­ menos en esas esferas —como la “cuestión judía"— en las que él
sas etapas de Ja persecución de los judíos directamente derivan, de tenía especial interés. Visto de esta manera, la lógica del curso de
la inflexible continuidad de los objetivos e intenciones de Hitler, la políiña antisemita desde el boicoteo y la legislación de la pri­
y la “solución fina!” debe ser vista como el objetivo central del dic­ mavera de 1933 hasta las cámaras de gas en Trcblinka y Auschvmx
tador desde el principio mismo de su carrera política y cuino el. parece clara. Dicho con palabras ásperas, la razón por la que ios
resultado de una maso menos consistente política (sujeta sólo a des­ judíos de Europa fueron asesinados por m illones fue^que Hitler,
viaciones “tácticas”), ''programada” por Hitler yen última instancia el dictador de Alemania, io quiso. De htcho, fue así d esfleq u e
implemcntada siguiendo bis órdenes del Fñhrer. En contraste, el hubo entrado en la política dos décadas antes.10 Es, en suma, una
tipo de enfoque “estructurfista” pone el acento en la manera im­ explicación del Holocausto que se apoya fuertemente en la acep­
provisada y no sistemática de dar lorma a las "políticas” nazis res­ tación de la fuerza motora y la autonomía de la voluntad indivi­
pecto de los judíos, viéndolas como una serie de respuestas adhnc dual como los factores determinantes del curso de la historia.
de una maquinaria de gobierno resquebrajada >’desordenada. Aun­ Numerosos c influyentes trabajos sobre la destrucción de los
que, se afirma, esto produjo una inevitable escalada de radicaliza- judíos han propuesto este u otros tipos similares de enfoques *hi-
ción, el exterminio físico concreto de losjudíos no fue planificarlo tícristas". Lucy Dawídowicz, en su muy aclamado libro The Vhr
anticipadamente; en ningún m om ento antes de 1941 esto pu­ dgtrimí thejerax, por ejem plo, declara que la idea de H itler para la
do, en ningún sentido realista, ser predicho o previsto, y surgió “solución final* se remonta a su experiencia en el hospital Pase-
como una “solución.” ad koa\ los autoprovocaÜos y enormes pro­ walk en 1918, y que para la ¿poca en que escribió el segundo vo­
blemas administradvo^del régimen. lumen de Mi bicha en 1925, él "abiertamente adoptó su programa
La interpretación de la destrucción de la judería europea co­ de aniquilación" en palabras que "se iban a convertir en la marca
mo la ejecución "programada" de la inflexible voluntad de Hitler registrada de sus políticas cuando llegó al poder". Ella escribe acer­
¿ene un atractivo y una plausibilidad inmediata (aunque superfi­ ca del “gran diseño” en la mente de Hitler de “los planes a largo
cial). Se adapta bien a la visión de aquellos historiadores que se plazo para realizar sus objetivos ideológicos? con la destrucción
inclinan por las explicaciones del Tercer Reich que recurren al de­ de los judíos en el centro, y que la impleinentación de su plan es­
sarrollo de una ideología específicamente alemana, en la que se tuvo sujeta al oportunismo y la conveniencia. Y concluye; “A tra­
les concede gran importancia, como un factor causal del éxito del vés del laberinto del tiempo, la decisión de Hitler de noviembre
nazismo, a la difusión de las ideas antisemitas y a un clima ideoló­ de 1918 condujo a la Operación Barbarroja.Jamás hubo la menor
gico en el que el propio antisemitismo radicalizado de Hitler ha­ desviación ideológica ni vacilación en las decisiones”.13
bría encontrado su lugar.9 No hay, por supuesto, ninguna dificul­ Similar inclinación pór una explicación personalizada del Ho­
tad en demostrar la continuidad básica y la coherencia interna del locausto puede encontrarse, naturalmente, en las principales bio­
violento odio a ios judíos por parte de Hitler —es obvio desde su grafías de Hitler. Toíand muestra a Hitler defendiendo, ya en
ingreso en la política en 1919 hasta la preparación de su testamen­ 1919, ¡a eliminación fisica de la judería y transformando su odio
to político en el búnker a fines de abril de 1945—, expresado en hacia los judíos en un “programa político positivo”.15 Halfner, tam­
todo momento con el lenguaje más ex tremí «'t1 óm'ginzble. Litio- bién, habla d*. .... "«.«<¡l.ivado <j¡e»eo oo. exrmrmnar a iijijm bor de
m 1ANKEKSHAW H m £ R YEL HOLOCAUSTO 137

toda Europa” como el objetivo de Hitíer “desde el principio".1* te “Hitíer desarrolló... un plan estratégico para la realización de
Fest vincula la primera ejecución de judíos con gas cerca de su objetivo político”.Js
Chelmno, en Polonia, en 1941, con la propia experiencia de Hi­ Los más influyentes trabajos de los principales expertos ger­
tíer en la primera guerra mundial y la notable lección que extra­ mano-occidentales sobre el Tercer Rcich también Ic atribuyen a
jo de ello, como se registra en Afi lucha, de que tal vez un millón Hitíer una infatigable continuidad en sus ohjetivos, dom inio en la
de vidas alemanas se habrían salvado si 12 000 o 15 000judíos hu­ conformación de políticas antisemitas desde el principio hasta el
bieran .sido eliminados con gas venenoso durante la guerra o al finid, y un papel decisivo en la iniciación y la instrumentación de
comienzo de la guerra.1'*Y el estudio “psicohistói ico" de Binion la “solución final”. Aunque dispuesta a atribuirle a “la situación
afirma que la misión de Hitíer de "extirpar de Alemania el cáncer Instruirá un rango comparativamente alto cu la aplicación de la
judío y de sacar con veneno de Alemania el veneno judío" provie­ ■política judía” naciónalsociaIista",l? la línea de tipo “programáti­
ne de sus alucinaciones mientras se recuperaba del envenena­ co” (com o se la ha llamado) considera que los objetivos y fo í tHe­
miento con gas mostaza en Pascwalk, cuando, supuestamente trau­ didas antisemitas estaban integralmente ligados a la política exte­
matizado por la muerte de su madre, que éktaba riendo tratada rior, que fueron preparados junto con la política exterior en
por un médico judío, relacionó este hecho con su trauma por la cuanto a los “objetivos finales” a largo plazo y que avanzaron “con
derrota alemana de 191B. Hitíer "emergió de esc trance resuelto lógica interna, consistencia y en etapas”.18 Klaus Hildebrand resu­
a entrar en política para matar a los judíos cuino manera de cum­ me la posición de manera chura y concisa: “Fundamental para el
plir con su misión de deshacer y revertir la derrota alemana". És­ genocidio nacionalsocialista fue el dogma de taza de Hitíer... To­
ta era la “línea principal de su camino político" que fue desde Pa- davía hay que entender que las ideas programáticas de Hitíer acer­
sewalk hasta Auschwitz.15 ca de la destrucción de los judíos y la dom inación racial fueron
T-a misma premisa básica de una temprana formulación e in­ primarias y, además, fueron causa, fueron motivo y dirección, in­
conmovible voluntad de Ilitlcr de exterminar a los judíos como tención y objetivo ( Vorsatt and tluchlpunki) ” de la “política judía"
explicación suficiente del "Holocausto" subyace el estudio de Ge­ del Tercer Reich.19 Para el historiador suizo Walter Rofer, “es sen­
mid Fleming, que busca documentar lo más exhaustivamente po­ cillamente incomprensible que alguien pueda afirmar que la po­
sible la responsabilidad personal de Hitíer con respecto a la “so­ lítica racial del nacionalsocialismo no era la realización de la WW-
lución final". Aunque se concentra casi exclusivamente en el Utnsdumtíitgdc Hitíer"20
período del exterminio mismo, los capítulos introductorios se ocu­ Los comentarios de Hofer eran paite de una crítica particu­
pan del crecimiento del antisemitismo de Hitíer. En ellos se repi­ larmente agresiva al enfoque “estructuralista" de los historiadores
te la afirmación de que un “camino recto" conducía desde el an­ ‘revisionistas" El blanco particular de ataque en esta instancia cía
tisemitismo personal de Hitíer y el desarrollo de su odio original Hans Momrusen, a quien se acusaba de no ver porque no quería
por los judíos hasta sus órdenes personales de destrucción duran­ las obvias conexiones entre el anuncio del programa de Hitíer (en
te la guerra: “Un camino recto desde el antisemitismo de Hitíer Mi hídta y en otros lugares) y su posterior realización Momnt-
que tomó forma en Linz en el período 1904-7 hasta los primeros sen mismo ha argumentado con vigor en varios de sus ensayos que
fusilamientos en masa de judíos alemanes en el Fuerte IX en Kow- la unplemcntaetón de la “solución final” de ninguna manera pue-
no el 25 y el 29 de noviembre e 1941". Él exterminio físico, según de atribuírsele solamente a Hitíer, así como tampoco a factores pu-
la visión de Fleming, fue el objetivo que Hitíer mantuvo perma­ iauiienU: ideológicos en h cultura política alemana.2* La explica-
nentemente desde su experiencia de la revolución de noviembre cion tendría, más bien, que buscarse en los peculiar mente
de 191Rhastoyv fippl *-l hiinVer v a comienzo* He los años vein­ n « v « o t de toma He Hfrkioi«K en el Tercer Reich,

f lP
138 JAN KF.RS1IAW HITLER Y El. HOLOCAUSTO 130

favorables a las iniciativas burocráticas im provisadas r.on su p ro ­ Una interpretación esencialmente similar fue propuesta por
pio im pulso interno, que fueron promoviendo Un proceso diná­ Martin Bioszat en su agudo análisis de la génesis de la “solución
mico de radicalizarión acumulativa. En .su opinión, la suposición final”.23 Brosz.at afirm aba que “no había habido absolutam ente
decjiie la “solución Final” debió partir.fie una “orden d el Fulnci 71 ninguna orden general de exterm inio”, p e r o que “el *p rograma’
es equivocada. Aunque es indudable que Hitler conocía y aprnha- de exterm inio de los judioS gradualmente se desarrolló de ra e
ba Ui que estaba ocurriendo, .semejante suposición, afirma Mñínm- ñera-institución al y en la práctica a partir de acciones individua-
sejn, se desvanece ante su conocida tendencia a d ejarq u e las .co­ Ics hasta principios etc 1942~v a3quirió.Mn carácter d e terminan-.
sas siguieran su propio curso y a posBoner d^c^iojacs siempre qi»e te después de la construcción de los camp os de exte rm inio en
l^ESUíÜsiW e- Además, ello no sería compatible con sus inten­ Bolonia (entre diciem bre de 1941 y julio e ]942)"._En opjnión
tos conscientes de ocultar la propia responsabilidad, ni con su to­ de Brosz-.iL, la d eportación de los judíos era todavía un objetivo
davía más subconsciente supresión de la realidad concreña mclti- h asta el otoño de 1941. Fue sólo después del inesperado fraca­
so para sí mismo —con toda la violencia de sus declañüiióñes so jie la invasión Blitzhñcg a la Unión Soviética que los proble­
propagandísticas, él jamás habló en términos concretos acerca de mas con los planes de deportación más la incar>acidad de~ros
la “solución final”, ni siquicra crTsu círcuTo más íntimo— ni tam­ Gautriter, de los jefes policiales, de los amos de la 58 y de otros
poco con el mantenimiento de las ficrinnesdld ^ asIacfoHlé'm'd- líderes en los territorios ocupados, para m anejar las enorm es
no de obra" y de “desgaste natural” a causa de) trabajo. En conse­ cantidades de judíos transportados hacia sus dom inios condnje-
cuencia, concluye"^ommsgff,ltqq5ü8S~Írabgr'liabidnruna for mal ron a la adopción de una creciente cantidad de “iniciativas loca­
“orden del Fúbrer" —escrita o verbal— para la “solución final" de les^ para liquidar a los judíos, iniciativas que luego recibieron
“la cuestión judía europea”. Las referencias en las fuentes a una una aprobación retro spectiva~"dcsde a rn b a”r.Segun esta inter­
"orden" o “comisión” a diferencia de un vago “deseo del Führer” pretación, po r lo tanto, “la destrucción de los judíos parece q u e
se refieren invariablemente al complejo de órdenes de la Kom- surgió no sólo de la voluntad preexistente de exterm inarlos, si­
inissarbefeht de la prlfnavera de 1941. Aunque los fusilamientos no tam bién como una ‘salida* al callejón sin salida en el que [el
en masa de los judíos rusos em anaron del grupo de directivas mismo régim en] se había metido. Una vez comenzada e institu­
de la Kammissarbefehl, éstos deben distinguirse de la “solución fi­ cionalizada, la práctica de ¡a liquidación ganó de todas m aneras
nal” propiam ente dicha: la exterm inación sistemática de la ju ­ urTpeso dom inante y condujo al final a un 'programa* general
dería europea. Yque ésta última se basara en una orden de Hitler, /acto".
en. opinión de MomnigtO-,poes confirmada por las pruebas, ni es Broszat se esforzó mucho en este ensayo (como lo había he­
coherente internamente. Más bien, aunque Hitler era el “genera­ cho Mommsen en sus escritos) por destacar que no podía de nin
dor ideológico y político” de la “solución final”, un “objetivo utó­ guna m anera considerarse que su interpretación elim inara des­
pico” podía ser traducido a una dura realidad “sólo a la incierta de un punto de vista moral ^ re sp o n sa b ilid a d y~Ía~culpa~de la
luz de las manifestaciones de propaganda fanática del Dictador, “solución Final” de Hitler, quien aprobó, sancionó y dio fuerza a
ansiosamente tomadas como órdenes para la acción por hombres los actos de exterm inio ‘'quienquiera que los haya sugerido”. Sin
deseosos de demostrar su fidelidad, la eficiencia de su maquina­ embargo, lo que sí se quiere decir es que en lo que se refiere a
ria y su indispensabilidad política”. la práctica concreta de la ejecución de la “solución final”,_e[ pa­
pel persñnanicTTiÜKrToTerpu^ indi rectam ente.24
KimvmusaTbcftbi ordenanza que disponia fusilar a los comisarios polín- Ym oralm ente, esto se extiende con toda claridad a los grupos y
mi; rlt;| ^¿rrHn “ ‘■'
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LAJ , % .. C e. >>••£.[ C l i m ü . l í l C C l v p . ' i i ' L ,
iirn jtK y kx h o j j Oc a u s t o 143
142 IAN RERSHAW

“intención” y “estructura”. ¿Fue el exterminio sistemático de laju- afirmar un lazo fundamental entre Hitler y el genocidio. Además,
dería europea la realización directa tlel “plan pan» la destrucción” el alegato moral con tía los historiadores “cstructuralistas” —en el
ideológicamente motivado por Hiller, quien, después de varias eta­ sentido de que “trivializan” la maldad de Hitler— es también erró­
pas de un proceso inexorable de desarrollo, puso en funciona­ neo El enfogue “estruoiuralistn” de ninguna manera niega la res-
m iento por medio de alguna “orden del Führer” escrita o, más ponsabilidad personal^poliócii y moralhle l litk r respcctZTdBl “HtP~
probablemente verbal,'en algún m om ento de ]941?~¿0 la “solu- locausto”. La) único que hace es ampliar esa culpabilidad para
ción.iinaT surgió poco a poco y sin ninguna orden de Hitlcf co- implicar directamente y como agentes activos y decididos a grandes -
mo “un imperativo rcsultñHo"del sistema de radicalización acumu­ sectores de las clites alemanas no nazis en el ejército, en la indus­
lan va^r eñ~el'Té roer Reíchí l’asemos ahora a una breve evaluación triaj en la burocracia, junto con la dirigencia nazi y las organtzario-
detestas posiciones y a analizar también algunas de las pruebas di.v nes partidariasTEñ realidad, lo que se acerca a la triviálización en la
ponibles sobre las cuales debe basaise una interpretación. Desde tfue a una explicación histórica se referees, la aparente necesidad-di en­
la caída del bloque soanético, se han abierto algunas ¡nuevas pers­ contrar a un suprem o culpahle, ya que distrae la atención de las
pectivas a partir del acceso a fuentes en Europa oriental.53 fuerzas activas en la sociedad alemana, que no necesitaban recibir
una "orden del Fñb rer” para dar una vuelta más de tuerca a la per- .
secnción a los judíos hasta que el exterminio se convirtió en la “so­
Evaluación lución” lúgicaTv la única disixinTbrelilá^iJestforrdirdis^ljíIircuf -
pas, pues, distrae de la verdadera pregunta que el lüsloriadnr tiene
Parece importante destacar otra vez desde el comienzo que, que responder: precisamente cómo fue que el genocidio llegó a
a pesar de las afirmaciones que a veces hacen quienes adoptan una ocurrir, cómo fue que un odio desequilibrado, paranoide y una vi­
interpretación “hitlerista”, no están enjuego en el debate ni la rev sión milenaria se convirtió en realidad y fue implementada como
ponsabilidad m orí! de Hitler por lo que ocurrió, ni su perm anen­ horrible práctica de gobierno.
te odio personal por los judíos, de especial y central importancia Las ideas centrales del debate entre historiadores son las si- ¡
para el sistema nazi en general y para el desarrollo de su política guíenles: si las pruebas del continuo y consistente odio personal;
antisemita en particular. de Hiller constituyen por si mismas suficiente explicación del Ho-
Los historiadores que se inclinan por un enfoque “estructura- locausto (dado un escenario de amplia difusión de racial antisemi­
lista” de buena gana aceptan la abrumadora cantidad de pruebas tismo y odio ideológico por los judíos, y la correspondiente dispo­
de que Hitler alimentó un odio personal, patológicamenj&jvioJen- nibilidad para obedecer las "órdenes del Führer"); si el exterminio
to por los judíos (cualesquiera que hayan sido sus orígenes) a lo físico era el objetivo de Hitler desde fecha muy temprana o emer-
largo de su “carrera" política, y reconocen también la importancia gió como una idea concreta sólo en 1941 aproximadamente —la
de aquella obsesión paranoica en Información del clima en el que última opción posible para “resolver la cuestión judía"— ; y final­
ocurrió la creciente xadicaiización de las políticas antisemitas. Pa- mente, si fue necesario para Hitler hacer algo más que establecer
ra expresar la posición contraria en los términos más ásperos: sin el (objetivo subyacente de “deshacerse de los j udíos”^en territorio
Hitler como jefe del estado alemán entre 1935 y 1945, y sin su fa­ alemán, y luego sancionar los no coordinados pero crecientemen­
natismo acerca de la “cuestión judía” como ¡mpujsoy aprobación, tej^flífSfo^Úq^pasosdeJqsdhtjntoFgrupOT^lentro Herestá3o"qüc
piedra de toque y legitimación, de la creciente discriminación y buscaban, con frecuencia por razones que les eran propias yó¡e
persecución, parece difícilmente imaginable que la ‘'solución Onal” ninguna manera motivadas por ideología antisemita alguna, con­
se hubim ,. Este újUCv peitSaiíiit mu es- suficiente tiara vertir ese distante objetive, ?.n «:nn resfriad. u. r.r.,¿la. Estas s^.i pica
H4 ÍAN KERSHAW HITLER Y EL HOLOCAUSTO 145

guntas abiertas, y no conclusiones apresuradas ni afirmaciones Más importante que una tan débil moralización, es la cuestión
dogmáticas. propuesta por los enfoques “estructuralistas”, acerca de cómo y por
Un problema con la posición “intencional ista" —en particu­ qué un sistema político con toda su (X>mplT-iHá3T'rFl7Tñtrriierii«>.
lar con su variante extrema, la del “gran plan”— es la teleología puede en el term ino de menos de una década volverse van corroo
implícita que toma a Auscliwilz como un punto de partida y mira lo como parállegar a considerar 1h ejecución del genocidio una
en retrospectiva hacia ía violenta, expresión de los prim eros dis­ de sus supremas tarcas. 1¿1 lema cení ral aquí gira en torno a la na­
cursos y escritos de Hitler.jjara tratarlos como una “seria declara­ turaleza de la política “carismática": cómo la difusam entc-cxpcc-—
ción de intenciones".** Como Hitler hablaba con frecuencia de sada “intención” de Hitler fue interpretada y convertirla-tai rea­
destruir a los judíos, y la destrucción de ios judíos efectivamente lidad por el gobierno y las agencias 1>urocrát:icas~qué"IIégaróhnT
se produjo, se saca la lógicamente falsa conclusión de que la “in- desarrollar su propio ímpetu c impulso. El tipo de interpreta
trj)ción^' expresada por Hitler tiene que ser la anua de JaiÍesU.uc r.i<hi “cstructuralista” también tiene algunas debilidades, lags da­
ción. Visto en retrospectiva, es fácil atribuir un significado concre­ tos empíricos rara vez son tan buenos corno para perm itir una
to y específico a las bárbaras, pero difusas y bastante com unes detallada reconstrucción, de los procesos de toma de decisión,
generalidades acerca de “deshacerse” (Enifemung) y basta del “ex­ sobre ía que bueña parte tí >HtiSlñyñbeni5rscápbyañ'.' ¥ ti esta­
terminio" ( Vemichtung) de los judíos, que formaron parte «le! len­ car la improvisación, la falta de planeam iento, la ausencia di-
guaje de Hitler (y de muchos otros en la derecha wífitscfirclesde coordinación, el caos gube rri ame nial "y fa "Ciñ erg en cía m i Jwf.á <:
principios de los años veinte en adelante. Unido a esto está el pro­ la política a partir del desorden administrativo posibilita, en oca-
blema de establecer ernpínrñmcñtt'Ta"ih.fciacióri o la directa ins­ "iones, pasar por alto la fuerza m otora de la intención (p a r difu­
tigación de Hitler para producir los deslizamientos en la política samente que sea expresada) y,distorsionar el fuco del impulso
para satisfacer sus objetivos. Este problema se acentúa por el ob­ de raíz ideológica y el impulso dinámico del régim en. Sin em­
vio deseo de Hitler de no quedar publicamente asociado con me­ bargo, el enfoque “estrncUiralista" efectivamente provee la opon
didas inhumanas y brutales, ademas del secreto y el lenguaje cu- (unidad de colocar Jas “intenciones" de Hitler dentro del marco
femístico que camuflaba la "solución final” misma. Para que las de referencia gubernam ental que perm itió la implem entacióu
palabras “programa", "plan" o “designio” en el contexto de la po­ burocrática de un difuso imperativo ideológico, que convTriroel
lítica nazi antisemita tengan un verdadero significado, entonces eslógan de "deshagámonos de los judíos" en utTjdfi5^famSjTJe"ani-
ellas deberían implicar algo más que la mera convicción, por muy quilarión. Y al concentrarse en la cuestión jiislórica de cómo el
fanáticamente que se baya sostenido, de que de alguna mañera los “Holocausto" ocurrió, en lugar de, implícita o explícitamente,
judíos iban a "ser eliminados” del territorio alemán y de Europa tr atar de distribuir culpas, hace que el tema de si Hitler tomó la
en general, y que la “solución final” quedaba resuelta. Antes de iniciativa en cada m om ento, o si una decisión en particular fue
1941, las pruebas de que Hitler tenía m is que esas vagas e impre- sólo suya, parezca m enos relevante y menos im portante.
cisas convicciones son débiles. Finalmente, la “lección" moraTque Durante los años anteriores a la guerra, como demuestran de
se puede extraer de la posición “hitjensia" —aparte de la “coarta- manera convincente las pruebas reunidas y analizadas por Schleu-
da” que les brinda a las instituciones no nazis del Tercer Reich— nes_y Adam, parece claro que Hitler no tomó ninguna iniciativa
no es de ninguna m anera obvia. I a más bien insípida conclusión especifica respecto de la “solución final” y reaccionó ante las confu­
de Fleming basada en su visión “intencionalisla” de la “solución fi­ sas y a veces conflictivas líneas de "politica” que emergían, m ás que
nal” es que el odio alimenta el instinto animal de destrucción de instigarlas.3'15 Los principales impulsos provenían de la presión
la vida humana que existe en todos nosotros”.55 P v’rjirir» ri? \~\ ■■‘'" ''¡ liz ii'r ió n ir:..
146 IAN KERSHAW HITLER Y EL ! K >1.OCAUSTO 147

terna y el dinamismo burocrático del bloque SS-Gestapo-SD, de un solo día y nunca más se intentó un boicoteo de alcance nacio­
las rivalidades personales e institucionales que enron ora ron un cs^ nal. 1.a vergonzosa.legislación discriminatoria de los primeros me­
cape en íiT^uesñorrjudia” y, íh TkTm enor medida, de los intere­ ses de la dictadura^dirigida-* Tos judíos en la administración pú­
ses económicos deseosos de eliminar la competencia judía y de ex­ blica y a los profesionales, surgió en esc mismo clima y bajo las
propiar los capitales judíos. mismas presiones. El papel directamente desempeñado por Hitler
^ b o ic o te o nacional a ios negocios judíos que ocurrió el l 9 de ériTlimitado y dicíadcTsoio por la necesidad que él sentía, a pesari-
abril de 1933 fue organizado principalmente como respuesta a IaT de sti obvia aprobación del boicoteo, de evitar que se lo asociara
presión de ios elementos radicalizados del partido, especiaimerv cori los peores “excesos” de los más radicalizados del particTo. Pe­
te dentyo de la SA. durante la ola de violencia y brutalidad tiesa- ro el ritmo fue íorzaH opor el impulso de la violencia y las ilegali­
tada por la ItQroa del poder". Los únicos planes del NSDAÍ’* para dades, las que, a su vez, produjeron su propia compulsión para
tratar la “cuestión judía" que había sido form ulada ¡entes de que brindar legitimación y aprobación jmslfado, este proteso sc-iba a
Hitler se convirtiera en canciller eran los que se referían a la dis­ repetir en etapas posteriores de la persecución a losjudíos.
criminación legal y p riv ac ió n de liacilererbo^ f jvjlps -,7 Estos “pla­ UCSpUCS luí U(1 jyt-t iw iv i v,ruuriuu^>t LOUUttV|l«llu ... " —

nes” administrativos tan difusos y tan poco detallados difícilmen­ no de 1933 y comienzos de 1935. se inició una nueva ola antisemi­
te se puede decir que^nnc.ordaran con el salvaje y peligroso.estado ta que duró hasta el otoño de 1935. Una vez más, la agitación fue
de ánimo de los activistas del partido inmediatamente después de puesta en m? rcliiTystKÍtenida “desde abajo” por medio de la pre-
la euforia por la “toma del poder" en la primavera de 1933. En esas sión en el nivel de los Gau y de los activistas del partido, de las ju­
semanas, de hecho, no se produjo ninguna directiva referida a la ventudes hitleristas y de las unidades de la SA en las diferentes lo-
“cuestión judía” ni en la Cancillería deTReicirñi en el cuartel ge- calídades. Uno de los Gauleiter anotó en su informe que reactivar­
neral del Partido Nazi.'* Mientras tanto, la SA, cuyo “entusiasmo” la “cuestión ju d ía” había sido útil para revitalizar la caída moral de \
apenas si se podía detener en ese momento, había comenzado su la clase inedia baja.'11 La agitación estaba, por supuesto, apoyada \
propia campaña antisemita de boicoteos y violencia. Cuando el je ­ por la propaganda del partido y del estado. Pero aparte de esto,
fe de la Gestapo, jludolf Diels, se quejó por los excesos de la SA hubo escasa intervención tanto del cuartel general del partido co­
de Berlín, se le informó que “por razones muy humanas, se verá mo del gobierno del Reich antes de ágostoTLOándo lós~boicoteos
que ciertas actividades satisfarán los sentimientos de nuestros ca y la violencia comenzaban a mostrarse obviamente contraprodu­
maradas”.’9 Bajo presión, Hitler reaccionó hada fines de marzo centes, tanto por sus repercusiones en Ineconom ía alem ana co-
con un llamado a un boicoteo general contra los negocios y pro- mo por la impopularidad de las frecaenteirinterrúpuunes d é la
fesionales judíos, que debía comenzar el l g de abril y sería orga­ paz. Hitler mismo difícilmente estuvo involucrado de m anera di­
nizad oj i o r un comité de dirección de catorce personas bajo la recta. A pesar de sus instintos más radicales, estaba en esta etapa
conducción de Julios Streicher. Como es bien sabido, el boicoteo eFectivam^ñíé*ajmpe)rdo':=:éñ interésele! "ordeirTTa economía y
fue un notable fracaso, y a la luz de las negativas repercusiones en las relaciones diplomáticas— a reconocer la necesidad de hacer
el exterior, la Falta de entusiasmo entre importantes sectores de la que la dañina campaña cesara.42 Esto tenía que ser equilibrado
elite de poder conservadora (incluido el presidente Hindenburg) por la necesidad de no quedar mal con los activistas del p artido y
y la Iría indiferencia del pueblo alemán fue cancelado después de la presión para cumplir con las exigencias de “acción" por parte
del partido —en particular de legislación alineada con el progra-
NSDAP: Nalionakoziaüstisckf Deutsche ArbeitparleL p a rtid o N acionalso­
cialista Laborista A lem án (el oartiHc, (T i .. . .
• ’ distóte. (T.J ’.
148 IAN KERSBAW IirO E R VKL I-tOl .OCAUSrO 149

ma del partido— respecto de la "cuestión judía”. El “compromiso” lo fue tornarla después de que la reunión hubiera efectivamente
resultante fue efectivamente la promulgación de las notables “Le­ comenzado. Esto sucedió probablemente a causa de la renovada-
yes de Nuremberg" en septiembre de 1935, a la ve/ que se respon­ presión del “líder de los doctores del Reich”. Gerhard Wagner,
día a los pedidos,de una clara guía y “regulación" de laJlcuestión quien, aparentem ente después de conversaciones con Hitler,
judía”, y se daba una vuelta, más a la tuerca tic la discriminación. anunció el 12 de septiembre la intención dejqromulgnr um i “ley
¿«a sanción de las Ix’yt.s de Nuremberg dem uestra a las claras para la protección de la sangre alemana". A partir de este momen­
de: que manera Hitler y la conducción nazi respondieron a las con­ to, como es bien sabido, las 'cosas'^se’mótdcfoñ'éon raprdezrlxjs
siderables presiones que venían desde abajo en so formulación de “expertos” en Tá “cuestión jüdía”TúéVon stíIñtiíníeutt^llainados a
1a política antisemita en ese .ptomento. Nuremberg o! 13 de septiembre y se les dijo que prepara.';.:?
La agitación y ta violencia ele la primavera y el verano de 1935 ley que regulara 'eTmaitrimwliióTulré “arios" y jucTíosTT¿£subiia~ de­
revivieron las eacptutuñtv^^ e n tro iael j^ rtid o ’de una incisiva legis­ cisión de promulgar leyes antisemitas rluranTc la reunión padece
lación antisemita.45 Además, el ministro del Interior del Reich, haber sido princirv*'— ^ u u i w por cuestiones tic propagan­
Frick, y oíros ociaron entrever sugerencias y promesas a medias, da, piesentación e imagen. El Keidtstag había sido convocado a
los buróa alas se apresuraron a regular la discriminación que ya Nuremberg, donde la intención original de Hitler había sido ha­
estaba ocurriendo y la Qcstapo introdujo de manera, indejiendici» cer uñaim portante declaración sobre política exterior en presen­
te prohibiciones a numerosas actividades judías. Todo esto forzó cia del Cuerpo Diplomático, aprovechando el conflicto de Abisi-
a los administradores a aprobar retrnspecovamente lo hecho. Un rúa para presentar b.s exigencias revisionistas de Alemania. Por
área de descontento entre los agitadores del partido fue la no consejo del ministro de Relaciones Exteriores, vtm Nemtuh. este
aprobación de la muy esperada exclusión de los judíos de la ciu­ plan fue abandonado el 13 de septiembre. Un conveniente pro­
dadanía alemana. A pesar de bis señales darlas por el ministro del grama sustituto para el Reichstag y el partido debía encontrarse
Interior del Reich en cuanto a que se estaban preparando medi­ rápidanteme.41 l a bastante poco impresionante "ley de la bande­
das, el verano nada trajo consigo para satisfacer a los más exalta­ ra” difícilmente satisfaría las exigencias de la ocasión. Por lo tan­
dos. El otro tema im portante que fue muy usado por la propagan- to, la “ley de sangre”, que se estaba redactando a toda velocidad,
da y los agitadores fue d de los matrimonios mixtos y las relaciones y la ley de ciudadanía del Reich, redactada en una hora c.l 14 de.
sexuales entre “arios” y judíos Una vez más, acciones terroristas- septiembre, fueron propuestas como una sustancial ofrenda al
ilegales, pero aprobadas en casos de “contam inación” racial, for- Reir.hstag y a los fieles del partido reunidos. Hitler mismo, quien
zaron los arontccimieMflsjy_pie.pararon el clima. Un urgente ne­ eligió el más suave de los cuatro proyectos de la “ley de sangre”
cesidad de una legislación fue aceptada por los líderes del régi- que se le presentaron, aparentem ente prefirió perm anecer eróse"
men en una im portante reunión de ministros presidida jjo r gundo plano durante la redacción, empujando a la Oficina de. Po­
Sehacht el 20 de agosto. Sólo el momento de entrar en acción que­ lítica Racial a la primera fila. Su propio papel fue caniciens ti camcre
dó sin decidir. En realidad, ya había rumores en la prensa extran­ te difuso y elusivo respecto de cómo definir a “un judío”, cuando
jera a Fines de agosto de que la proclama oficial podría producir­ una reunión con ese propósito fue convocada en Munich afínales
se en la multitudinaria reunión del partido en-Nuremberg, que se del mes. Hitler se limitó a un largo monólogo sobre los judíos,
realizaría en septiembre. Si bien esos rumores resultaron ser cier­ anunció que el problema de la definición seria resuelto entre el
tos, es posible que en aquel momento no fueran más que especu­ ministro del Interior del Reich y el partido, y dio por terminada
laciones inteligentes, ya que la decisión de promulgar las leyes en la reunión. A mediados de noviembre, los funcionarios del estado
una reunión especial del Reichstag convocada eu Nuremberg só- y los representantes del partido pudieron arribar a una solución

m
ISO IAN KI'.RSHA'W HITLER Y EL HOLOCAUSTO 151

de compromiso, después de que H iüer hubiera cancelado una atmósfera que explotó en el pogromo llamado “Noche de los Cris­
nueva reunión prevista para principios de noviembre, donde se tales” del 9-1 n^je qoviembre. Y. como es bien sabido, el iniciador
esperaba que se había esperado que él resolviera el asunto.* de esto fue Goebbels, quien trató ríe explotar lá situación; en un
Hiüer siguió sin tomar iniciativa alguna acerca de U “cuestión intento por restablecer so desvanecido htgar de privilegio e
judía” durante los años relativamente tranquilos de ]930-7, en los fluencia con Hitler. Aparte de darle luz verde verhalmcnte a Goeí> "
que las rivalidades aumentaron entre Jas diferentes agencias que bels,H ii)er cuidó muy bien de permanecer en segando plano, sin
tenían algo que ver con los asuntos judíos: el ministerio del Inte­ asumir responsabilidad alguna por acciones que eran a la ver im-
rior, el de Economía, el de Relaciones Exteriores, la administra­ populares entre la gente y castigadas (aunque por supuesto no por
ción del Plan Cuatrienal, la. agencia Roscnberg y, no.m enos im­ motivos humanitarios) por los dirigentes nazis 43
portante, el aparato de la SS y la Gestapo. Una línea política clara Las secciones antes faltan tes de los diarios de Goobbels, des­
estaba tan lejos como siempre. Según ios informativos diarios de cubiertas en archivas en Moscú, arrojan nueva luz sobre la insti­
Goebbéls de aquellos años, Hitler parece haber hablado riirecta- gación al pogromo y sobre los respectivos papeles desempeñados
m ente acorta de los^udíos muy pocas veces, y cuando lo hizo fue por Hitler y por Goebbels. “Lejw esenté el asunto al Fúhrer”, es­
en términos generales, como en noviembre de 1937, cuando, en cribió Goebbels en su descripción de la reunión de los seguido­
una larga conversación con Goebbels acerca de la “cuestión ju d ía ”, res del partido en la vieja akaJdla de Miníich'la noche deT9 "de
se le atribuye haber dichoT^Los judíos deben salir~i3¿ Alemanía. noviembre de 3938. “Él decide: que las dem ostraciones conti-
es más, de toda Europa. Eso todavía llevará algún tiempo, pero así núen. Retiren a fcc policía. Los judíos deben sentir de una vez por
será porque asi debe ser”. Según Goebbcls, el Eñhrer estaba “fir­ todas la total furia del pueblo”. Y continúa el mrnistrorie Propa­
memente decidido” para que así fuera. ganda: “Eso está bien. De inmediato di instrucciones en ese sen­
Estos comentarios fueron registrados apenas unas semanas tido a la policía y a) partido”. Inmediatamente después, Goebbels
después de que Hitler hubiera hecho su primer ataque público a pronunció su discurso para enardecer a la multitud y a tris lide­
los judíos al cabtjí' de algún tiempo de silencio, en un discurso re­ res del partido»quienes focgo se lanzaron a los teléfonos para. p<v~
tórico de propaganda contra “el j u dío-bolchevique enemigo del ner la acción en marcha. “Ahora el pueblo actuará’', escribió
Goebbels. Hiüer, resulta claro por los diarios, también dio la car­
tiem brede 1937 *' Esto fue suficiente para poner en marcha una den para el arresto esa misma noche de unos 20 OOP o 30 QQü jir
reanudación de la acbvjdati-ánüsemitá'éjfgrátTescaia. Sin embar­ dios * A la mañana siguiente, 10 de noviembre, cuando Goebbels
go, H itier mismo no n ecesitaba hacer más que eso para estimular informó acerca de los avances del pogromo, H itler se mostró to-
el proceso de “arianizacién” de las empresas judías en favor de ios talm ente de acuerdo. “Sus opiniones son muy radicales y muy
“graadfis_ini:ereses’*_que se inició a fines de 1937 y en el que Gó- agresivas", com entó Goebbels. Hitler también aprobó “con co­
ring fue la principal fuerza de empuje, ni tampoco para dirigir la rrecciones menores" el decreto que Goebbels preparó una vez
creciente ola de violencia que siguió a la AmrMussy que lu eg o se que se sintió que había llegado el m om ento de detener la “ac­
convirtió en algo más grande durante la crisis de los Súdeles del ción”, y también expresó su deseo de que se tomaran “medidas
verano. La agitación y el terror generados por todos los miembros muy severas” contra los judíos en la esfera económ ica, para la re-
del partido en el verano y el otoño de 1938, junto con la expul­ coñstruccíori compulsiva de sus negocios dentro de cualquier pa-
sión en octubre de unos 17 000 judíos polacos que vivían en Aie gooTT ségUros, y su subsiguiente expropiación gradual. Una vez
manía —un hecho que fue provocado por actos del gobierno po­ más, Goebbcls entregó los “decretos secretos" para que esto fue-
laco r>»ra "'•«ñu-tes el rCTCjnv.ro a (— dieron forma a i-.i w*?»*? ro y.v»rn7l.* »»rj ♦v"jLCtÍC"'*.í>‘J
152 IAN KZJtSUAW H t T lH t Y KL H O LOCAUSTO 153

“La Noche de los Cristales”, concluye Sehleones, “fue el resul­ breve mirada al proceso de radicabzactón que cobró impulso en­
tado de la falta de coordinación que caracterizó la planificación tre 1939 y 1941.52
nazi de la política antisemita y también el resultado de un último Un deci eto administrativo del ül de septiembre de 1939, en el
esfuerzo por parte de los radicales para arrebatar el control a la que Hcydrich trazaba los lincamientos generales de la persecución
policía".51 En k> que a la propaganda se refiere, fue un fracaso. Pe­ a los judíos en Polonia, distinguía entre un “objetivo final" a largo
ro, como de costumbre, los líderes oazis, aunque con propuestas plazo o "medidas generales planificadas” —sin ser mayormente di-
diferentes para resolver el problema, esturicron.dc acuerdo en la hicidailas y que jijan a permanecer estrictamente secretas— y "me­
opinión de que eran necesarias medidas radicales. Losjudíosfuo- didas preliminares" a corto plazo, con la intención de.cpnc.entrar
ron así excluidos de la econom ía, y la responsabilidad por “la so­ a los judíos en grandes ciudades cerca de ios cruces de fenrocarri-
lución de la cuestión judía", aunque formalmente entregada a Gó- 5 ^ ria equivocado sacar la conclusión de que el diiúsam enle
ring. fue efectivamente puesta, en manos de la SS. In emigración, indicado "objetivo m ui —•"nilariñfi programada,
que había aumentado. sigmficaiivain«pte en medio del pánico des­ la real "solución final” que más adelante se desarrolló. Sin embar­
pués del pogromo, siguió riendo el principal objetivo, c iba a ser go, claramente la parte operativa del decreto se delación aba con
canalizada por una oficina central creada en enero de 1939. £1 co­ la provisional concentración de judíos para su posterior transpor­
mienzo de la guerra no alteró este objetivo- Pero sí alteró las po­ te .”P5r unaTjrden de Húnmler de uñasTcmanás'máiftardeTel 30
sibilidades de su intplementación. de octubre, todos los judíos en la parte occidental de Polonia, que
La guerra misma y la rápida conquista de Polonia produjeron había pasado alTamarse Warthc¿^wa> ser~ámñtadá^l^eTCtTriban—
una transformación en la 'cuestión judía”. 1n enngracTnn Toi rada a ser deportados hacia el llamado (ienemlfrTKiverrsment—el centro
ya no era una opción posible y los planes, por ejemplo, de tratar de Polonia, ocupado bajo el gobierno de Hans Frank— para de­
de “vender" judíos a cambio de moneda extranjera ya no eran fac- jar disponibles casas y trabajos que serian ocupados por alemanes
Ubles. Después de trabajar sobróla idea de hacer que el territorio que se asentarían allí. Por lo tanto, Hans Frank tenía que estar
alemán quedara “libre de judíos”, los nazis de pronto se encontra­ preparado para recibir varios cientos de miles d é judíos y polacos"
ron. porsupuesto, con que tenían un adicional de tres millones rir deportados desde Warthegau.54 L a política de expulsión forzosa
judíos de los cuales tendrían que ocuparse. Por otra parte, ya no condujo inevitablemente al establecimiento de guetos, el prime­
había demasiada necesidad de tener en cuenta las reacciones en el ro de los cuales fue levantado en Lódz (Litzmannstadt) en diciem­
extranjero, de modo que el tratamiento recibido por los judíos po­ bre de 1939. Casi al mismo tiempo, el trabajo obligatorio fue im-
lacos —particularmente deshumanizados y despreciados como *¡u- plementado para todos los judíos en el GeneTaJjrmcvememenL Los
díos orientales”, la forma más baja de existencia en medio de un pasos simultáneos de formar guetos y el trabajo obligatorio pro­
enemigo ya por sí mismo desvalorizado— alcanzó niveles de bar­ porcionaron parte del impulso que más tarde culminaría en la
barie que en mucho excedía lo que había ocurrido en Alemania o “solución final”.55 En esos momentos, se supuso que las depor­
en Austria. Además, la libertad de acción relativa otorgada al par- taciones de las ¿reas anexadas con^cuTaaTráp i do liña! en ellas de
—tirio y a la policía, sin restricciones legales tu preocupaciones por” la “cuestión judía . y que en Ja (¿cncralgouxxrrirmenl aquellos judíos
la ‘opinión pública", dejó un amplio margen para las "iniciativas" (incluyendo mujeres y niños) que no estuvieran en condiciones de
autónomas e individuales en cuanto a la “cuestión judía”. trabajar debían ser confinados de los guetos; además, losjudíos dis­
Antes de considerar el debate acerca de si la ‘solución final” ponibles para el trabajo forzado deberían ser enviados a campos
fue instigada por una sola y general “orden del Führ«rr, y cuándo de trabajos forzados. Esta decisión, tomada en una reunión de al­
esa orden oodría haber sido dictada, parece importante echar una tos jefes de la SS en enero de 193:0, y la aceptación de las inerita-
154 IAN KERSHAW t-rrn ,er y el holocausto 155

bles muertes por agotamiento, hambre y enfermedades, marca mi nial era lo que el gobierno tenía en m ente.'’3 Unos días antes,
punto en el que “la idea asesina de antisemitismo, que antes exis­ Eran?. Radeinacher, jefe del departam ento de judíos del Ministe­
tía de tina manera general, abstracta, comenzó a tomar forma en rio de Relaciones Exteriores, había presentarlo planes para crear
un proyecto concreto. La decisión de asesinar a millones en ese esa reserva en Madagascar. Esta sugerencia fue aparentem ente
momento todavía no había sido lomada. Pero en la práctica y en aprobada por flimnfileiTmencionada por TTitlcr e n conversado
el pensamiento un paso en esa dirección ya estaba dado"/'1' nes con Mnssolíni y Piano ese mismo mes, y finalmente abando­
A principios de 1940, había todavía diferencias sustanciales n a d a a com ienzos de 1942.fi/! Los planes de una reserva fueron
de opinión sobre cómo encontrar una "solución a la cuestión ju­ cierinmente tomarlos en serio por un tiempo y, a la luz de investi­
día”, y no había señal alguna de un programa total y claro. Obvia­ gaciones recientes, no pueden ser considerados sim plem ente un
mente sin prever una pronta “solución1', Bans Frank indicó en un camuflaje para las primeras etapas de la “solución final” misma,
discurso en marzo que el Rcich no iba a poder quedar “libre de aunque es indudable que cualquier plan de reserva territorial ha­
judíos” durante la guerra.57 Unos meses más tarde, Frank se en­ bría conducido a! exterminio físico, equivalente al genocidio por
frentaba a la exigencia de recibir un cuarto de millón de habitan­ un camino diferente.65
tes del gueto de Lótjz, de los que el Gaukila Greiser de Warthe- Hacia fines de 1940, no había un fmal para los guetos judíos
gau quería librar a sus dominios. Cuando Frank se negó, uno de en Polonia que pudiera preverse para u n h i tu jxTcéfirañdLATmis­
los equipos de Greiser declaró ominosamente que la “cuestión ju­ mo tiempo, las condiciones de los habitantes em peoraban día a
día iba a tener que resolverse de alguna m anera”.58 día, y se acercaban a parecerse a la desagradable caricatura de la
La “política judía” a mediados de 1940 — m omento para el existencia judía retratada en la nauseabunda película de propa­
cual losjudíos de Europa occidental también habían caído en ma- ganda de 1940, TheEtemal/raí.66 Desde el punto de vista de los
í
nos alemanas y la real posibilidad de una “solución” general euro­ grandes señores nazis, el agudo problema de la higiene, la provi­
pea se había abierto— estaba todavía en estado de confusión. sión de comida, alojamiento y administración relacionado con los
y Eirhmann todavía alimentaba ideas de un amplio plan de emigra­ guetos clamaba “un alivio de ese peso y una solución”. Ya se esta­
i ban discutiendo algunas salidas posibles: en mazo de l 941, Victor
i ción a Palestind^9 Intentos de continuar con la emigración de ju-
díos de la misma Alemania (sobre todo vía España y Portugal) si­ Biack, un importante funcionario de la Cancillería del Führer que
guieron siendo alentados basta bien entrado 1941.60 Sin embargo, había estado a cargo de la llamada “Operación eutanasia” po r la
la deportación arbitraria de judíos de las áreas orientales del RelcTi que se habían eliminado más de 70 000 enfermos mentales y otras
hacia el (kneral^ouveniemeñí íiif: prohibida por Gormg en marzo’ personas cn~ATemania entre 1939 y 1941, propíiFólñéfocloS'para
deJ940, después de que Hans FrnniTse negó a aceptarTñas depon” la esterilización de entre 3 000 y 4 000 judíos po r día.67
tado&.pl Yp á ra los JudioC oñcntales iñayorialiajo'dómíñib Para ese momento, primavera"cíe i 941, la dirigencia nazi y los
alemán— la emigración de cualquier manera no era una alterna­ jefes militares estaban totalmente ocupados con la preparación de
tiva posible. En junio de 1940, Heydrich informaba al ministro de la invasión a ja Unión Soviética (y una esperada rápida victoria ti-
Relaciónes_Ex,texiojes. Ribbentrop, oue el “problema general” de po Rlitzkrieg). En la guerra contra el gran enemigo bolchevique,
los aproximadamente tres millones doscientos cincuenta mil ju- el “problem ajudío^iba a adquirir una nueva dimensión: la ultima-
díos en_ territorios gobernados por alemanes “ya no podía ser fase antes de la "solución tirad” real. Los fusilamientos en masa de
resucito con la emigración” y que, por lo tanto, era necesaria “tíña” los judíos r usos por parte de los SS-Eimat.zfrru^m m arraron la ra-
solución í.ci i ¡torial,,.B‘! A los representantes judíos se les informó dicalixaciún de la política antisemita, que Christopher Rrovmiog
de que tete rrse' ■o en algún t a : d. n ,,ido tqrí>nj.qj. ,., jns':Otad ' : ' ' t . e tem e -?}tn . Esn? ñor
156 IAN KERSHAW HITLER V El. H O l -OCAUSTO 157

vuelve a nuestra preocupación central, la «id papel personal de no de 1941, y_en verla incorporada al mandato de Góring del 31
1líder en esta génesis de la "solución final". de julio.771O iristopher Bro-wning, también, destaca la im portan­
In poca calidad de las fuentes, que reflejan en buena medi­ cia capital de la orden de Góring, ya que refleja una decisión que" i
da el secreto respecto tic las operaciones de matanza, y la delibera­ Hitler 1labia tomado en el verano para extender la m atanza a to­ i
da oscuridad en el lenguaje empleado para referirse a ellas han lle­ dos los judios europeos. Sin embargo, relativiza la decisión al v e r-
vado a los historiadores a arrilrar a conclusiones muy distintas con la más como u n a form a de estimular la iniciativa que ro m o una
respecto a las mismas pruebas, acerca del momento y la naturale- clara directiva que el Füljjrer aprobó y sancionó en octubre o no
ya_d£_bijlec.i.sión o las d ecisiones Je exterminar a los judíos. Eln r viembre.™ Adam razona a favor rlt: una decisión de H itler en el
ha£tl jached stigiere que una orden ele Hil;ler para el exterminio otoño, más que cu el verano, en un m omento en que el avance
de los judíos europeos podría haber sido impar tida ya cu el yera- alemán en Rusia se había detenido y las difusas ideas acprca de una
nO-de 1940, sobre la base de una fuente, que él m i® io a d raí to q u e “-ohición territorial* a) este de los Uvales sé había oi^viarao me Con­
np_es biurna (las memorias del masajista confidente de Hinrmler, vertido en algo lo taimen le ilusorio.M Una posición más radical es
Félix KersCen). Sin embargo, considera que 1¿\jprimavera de 1941 la adoptada po r Broszat, Mommsen y Slreit, quienes rechazan de
fue el período cuando las prim eras decisiones clave fueron toma- plano la existencia de tiña sóláT cspcldlica y general “orden del
das, en el con texto de las preparaciones para la campaña rüsa^con Führcr" —escrita o verbal—- y ponen el acento cu ¡a acum ula­
posteriores decisiones une se extendieron a la matanza de judíos ción de “aprobaciones" de exterminios “de fado", iniciados p o r
alemanes para finales de septiembre, luego a los judios p olacos y otras agencias y en violento aum ento en tre en verano de 194’í v
al final (probablemente en noviembre) a todos los judíos euro­ principios de 1942, a partir de las cuales la "solución final” propia­
peos Richard Rreilman es de la opinión de que para principios mente dicha—las sistemáticas maranzafiififigifififiíbs cánTpbSTÍe
de 1941 "Hitlct ya había tomado una decisión fundam ental para exterminio— “e vo luc iorí ó”.7fr(m a interpretación si miíar es la que
exterminar a los judíos".70 H elm ut Kt ausnick escribe de un “de­ implícitamente ofrece Hans-Heinrich Wilbelm al final de un ex­
creto secreto... que dice que Ic^judíos deben ser exterminados" haustivo estudio de los Emsatzgruppen*, cuando escribe acerca
dictado por Hiüer no más tarde de marzo de 1941, en el contex­ de una decisión de H itler en el verano de 1941, pero que sólo
to de las dii ectivas para fusilar a los comisarios políticos del Fjér- se refiere a los "judíos orientales", con graduales extensiones
cito Rojo.'1Andreas Hillgruber señala una orden verbal de Hitler posteriores y progresiva radicaliz.arión, aunque no sin el acuer­
a Himmler o a Hcydrich corno muy tarde en mayo de 1941 para do expreso de Hitler.77
la eliminación sistemática de los judíos rusos, con la implicación Algunos estudios apoyan la idea de una fecha posterior —co­
del dictado de una orden de extender tal cosa a todos los judíos mo muy tem prano a fines del verano u o toño de 1941— para el
europeos antes de finales de julio de 1941’. I’ara esta épocujTtey- deslizamiento hacia el genocidio poro y simple, mientras que arri­
drich recibió de Góring la orden de comenzar los preparativos pa­ ban a diferentes conclusiones acerca def papelficsernpeñaSío pfir
ra "una solución total de la cuestión judía" en la esfera de influen- Hitler. Para Arno Mayer, el umbral del asesinato en masa fue atra­
cia alemana y de presentar un plan general de medidas necesarias vesado cuando la “cruzada" nazi contriTerbolchcvismo se vio en
“para e) logro de la solución final de la cuestión judía que noso­ dificultades, que comenzaron, en un sentido amplio, alrededor de
tros deseamos”.'72Los autores más importantes que se ocupan del septiembre de 1941. Incluso en la Conferencia de Wannsee del 20
tema (por ejemplo, Retlinger, Hilberg, Dawidowicz y Fleming)
coinciden en indicar una decisión de Hitler para aplicar la “solu­ ’ EinsahfTuftpen: u nidades móviles del Servicio de Seguridad d e la Segu­
ción final ’ durante la primavera o muy posiblemente en el vera­ ridad Policial, fl'-l
I

158 ÍAN K RRSHAW HITLER YEI. HOLOCAUSTO i?;>

de enem de 1942, los nazis estaban, según Maver._to.dav.'-\^ jj.;>tan- fes de segunda linca de la SS en repetidas ocasiones se refiriero n ei.
t.earido el camino h a d a la ".solución final".78 Hitler no desempe­ los j uicios de posguerra a una “orden" o 'comisión del Fñhrer”. imi
ña ningún papel específico en el enfoque eje Mayor, a dife rencia gún testigo directo de esa orden sobrevivió a la güeña. Ya pesar dt
tic Jo que sostiene el historiador suizo Philippe Bnrrin. que ubica (odala brutalidad de sus propias declaraciones, no hay registros de­
a Hitler en el centro de su interpretación y le atribuye el peso alas que Hitler hablara categóricamente, siquiera, en su círculo más hv
c ñrcuns¡arfcias éñ las que erniqñdsoTiaciViJna solución ter» aerial hm o.de alguna (iedsióríqíie eí hubiera tomado p3ra ilWGanrtor io -
jje transformó en genocidio sistemático. Kn el análisis de Burrin, dios, aanque,_¡aisjCQtru?n(ar!Qs no dejan la menor duda de su ap ro ­
las crecientes dificultades de la Operación Barharrojá son vistas bación, amplio conocimiento y aceptación de la~*gÍoria’’í3e lo qucT
como el acicate para d salto h ad a el genocidio-711Él ubica esta ju­ se estaba haciendo en sitmimbre.88 1.a interpretación se apoyg por
gada alrededor do agosto en Ja Unión Soviética, extendida a ía 10- lo tanto, en el “equilibrio de las probahilidadcs”.M Necesitamos con­
taJidad de la judería europea más o menos un mes más tarde, con siderar brevemente las pruebas desde este ángulo. * f.
un cambio por parle de Hi ti er respecto de s»r anterior posición en Ililíer no necesitaba enunciar directivas o tomar claras inicia­
cuanto a que los judíos sólo podían ser deportados hacia el este tivas para promover el proceso de radica! ización en Ja "cuestión
después de la derrota ck la ü rp ó n Soviética. " judía" entre 1939 y 1911. Más bien, como liemos visto, el impulso
Estudios más recientes tienden a dirigir su mirada; a distintas fue én gran medida estimulado por una combinación d e medulas
Fases de racialización más que arana-decisión general, y cada vez burocráticas qué cnianaban del Guartel General de Seguridad del
más han llegado a fechar la eatwsaqrsul'genocidio extremo no an­ Reich (WxyáS cbmfeeucnciasradmnnstráffva l n erüücrbn ja ra m e n ­
tes de! otoño de 1941. Gñtz A%-pcr ejeiápfcí, señaladle»“daros sai- te p?thíSiíB?,lfc Iffiftatáfo tí-t« y e h a " por indi­
ios en el desarrollo (dcv.lU.ditJSktwáftiÜ7igj.sf^ng¿peñm¿So,julio viduos y hgénrial^íréáií’gadlá.'rdesocuparse "de uoa'tarca cada vez
y octubre de 1941 -80 Pero erturta sorprendente —y controvertida— immos'mariejáble: Tipleó de la ácitnid"tte HitfgT 1bc su deséoí ex­
nueva evaluación, Chrtstian Gerloeh va más lejos y llega a precisar presado hada fines de 1940, de que su Gaulcitcr en el Este tuviera
la "decisión bá^ra (Griwhrdítnl.Khádün^," por jrairtc deHitler, dé “la necesaria libertad de movimientos”, para dar cumplimiento a
extender la matanza de Losjudíos ya vigente en el Este a nrtüTalt'— su difícil tarca, y que él le iba a exigir a su Gankiirr después de diez
dad de la judería europea, en uña reunión con suGauleiter eT12 años nada más que el solo anuncio de que sus territorios eran pu­
de.,dit.iembre de 194.1, oi día siguiente de la declaración ~Hcgue- ramente alemanes, y no iba a averiguar acerca de los métodos usa­
rra <le_Aie.ni3mu a.tu.<t.EsiadQS_CIrúdos.85 Peler Longerich, por otía dos para lograrlo.3- Su propio papel directo quedó ampliamente
parte, rechaza la elusiva búsqueda de una única decisión (y con confinado al terreno de la propaganda: largos discursos públicos
clio también la precisa fecha de Gerlach) de instigar a la “solución de odio, de terribles aunque difusos pronósticos acerca del desti­
final’’. Más bien, é! ve el programa de exterminar a los judíos de no'de los ju díos. El mas notable "de”ellos fue su discurso en el
Europa como la culminación, alc3nza^la^ákj_diii~aiUe4»-ppmiuve­ Reichstag el 30 de enero de 1939, cuando profetizó que la guerra
ra y el verano de J942_^de numerosos estadios de escalada, todos produciría la “aniquilación (Vcmichiung) de la carajtidia~etJ-£ (Tro­
elloixnrUaideajde.Lgctaactdj.o en m ente.82 pa” A esta profecía hizo frecuentes referencias en los años veni­
Como Jo demuestran las diversas interpretaciones de los prin­ deros, y significativamente más larde le puso la fecha el l e cíe sep­
cipales expertos, las pruebas con respecto a la naturaleza precisa tiembre de 1939, el día en que se desató la guerra.86 Este solo dato
de una decisión de llevar a la práctica la ‘'solución final", en cu.ih- refieja la mezcla mental de la guerra y su “misión” de destruir a
to..al.momento en que se tome*, e incluso con respecto a la exis- Jos judíos, que alcanzó su fatal punto de convergeneia en Ja idea
rjr' raj cotí A r> - . , •>✓>_ A.. Ip H niár». &7

2 -V
168 IANKERSHAW
H m Z R Y f l . HO-LOCAOSTO 161

Las bárbaras preparaciones para el ataque a la Unión Soviéti­ k » Emsatzgruppen y otros líderes de la SS, del partido y de la poli-
ca, que implicaron también a la Wdtrmadú. en la serie de directi­ cía en k » lerri torios miéntales ocupados, acerca del preciso alcan­
vas criminales relacionadas con la KonaasutrbefeM—la orden de ce de iu carea en lo relacionado con la naturaleza de cualquier so­
fusilar a los comisarios p olític« en el ejército soviético—, incluían lución a largo plazo al “problema judío”. Parece posible que
instrucciones verbales al líder de los ftRjaCzgnc^pn», y su» subuni­ durante las varias reuniones instructiva» previa* a la invasión de
dades, los Einsaakomnurndos, dadas por Hevdncti acerca~3el papel los Emsatzjrnippni se hablara de exterminar judíos en los terríto
que ellos rfian a desempeñar al comienzo del avance del ejército. rio» rusos a los que estaban por ser enviados, pero las palabras ele­
Variosjefes dcíosEinsa¿¡}utmmaTuü> aseguraron después de la gue­ gidas fueron suficientemente ambiguas como para ser en tendidas
rra queTi«endurante esas sesiones de información que se entera­ de diversas maneras,9* De todas modos, las pruebas reunidas por
ron de la orden d d Führer de exterminar a los judíos rusos.^ la Aifred Streim y ampliarlas en el análisis de Philíppe Buprin son di­
mayoría de los historiadores ha aceptado que alguna directiva ge- fíciles de reconciliar con la transmisión de una orden específica
neral deH itler dándoles poder para matar a los judíos rusos esta del Führer para el exterminio de la judería rusa unto del comien­
ba detrás de las instrucciones verbales de Herdrích, y que la más zo de b Operación Barbarroja y sugieren que tas instrucciones pa-
limitada orden escrita de Heydrictjtf» los más altosjefes de la S$ y ra matar dada* a los Etruatz^ntt>f>m al principio fueron limitadas.
la Policía en la Unión Soviética el 2 de jubo de 1941, apuntando Be hecho, es muy probable que efectivamente hayan sido del mis­
al,exterm inio de los "elementos radicales" enJa. poblacTon erm- mo tenor que b directiva de Heydrich del 2 de julio de 1941.
quistada, cutre eilos “judíos con cargos en el partido y en el Esta­ Ha quedado claro que tos testimonios de losjefes de losiiówate-
do”, estaba dirigida a dar una suerte de justificación a la Wrkrmiadit ¡unumnndo ante b corte de principios de la posguerra acerca de la
o a otras autoridades por los fusilamientos masivos.*9 Ctertamen- exátencia previa de una orden del Führer eran Falsos, fabricados \
te, las matanzas de los Emsatzfpufrten desde el principio nunca es­ para proveer una defensa unificada deljefe del EinsatigntppcD, Otto ■
tuvieron limitadas a quienes ocupaban cargos en el partido y en OhJehdorf, en su juicio en 1947.95 Posteriores testim onios más
el estado. Ya el 3 de julio, por ejemplo, el jefe deí ftmsaZzSéroáajt~ confiables, brindado» por aquellos directamente involucrados,
doX en Luzk hizo fusilar aundjí 1 160 judíos varones para, como han indicado con un alto grado de planábílidad que no había co­
dijo él, poner su sello en la ciudad.90 Los escuadrones de la muer­ nocimiento prerio de «na arden para el exterminio general antes
te del Ernsatzgruppt A en el Báltico hicieron una particularmente de marchar hacia la Unión Soviética, y que ese mandato fue dado
liberal interpretación de su mandato.91 Los Ernsahgruppen, final apenas unas pocas semanas antes del comienzo de la campaña ru­
mente, llegaron a hacer una importante contribución en la ma­ sa.96 Halda poca lógica, como ha señalado Streim, en el hecho de
tanza de más d ed os millones riejudíos rusos; el EinuLtzfrruppe A tratar de estimular a ia población local para desatar pogromos con­
solo informó acerca déla “ejecución" de 229 052 judíos para prin- tra los judíos (lo cual había sido parte de las instrucciones verba­
cipios de enero de 1942.” Sus detallados Inform es de aconteci­ les de Heydrich) si ya existía una orden general cíe exterminio vi­
mientos* mensuales están entre las más horribles reliquias que so­ gente. Además, en los comienzos de “Bai liar roja ", los lincamientos
brevivieron al Tercer Reich. de la orden escrita de Heydrich del 2 de julio fueron en su mayor
Los vastos números de judíos rusos asesinados hablan clara­ parte awtpfcamenieacatados/' Comparados con la escala de las ma-
mente a favor de la existencia de una orden desde arriba, más que tanzas desde alrededor de mediados de agosto en adejante, los nú­
de simples iniciativas locales por parte de unidades irresponsables meros de fusilados por las unidades de los Einsaizgmpffen en las
de los Etnsatxgmppen?* Al mismo tiempo, hubo en las primeras eta­ primeras semanas después de 1» invasión fueron rdaUvammle pe-
pas de la invasión una evidente falta de claridad entre lo» íefes de j.ieñíps v aamm^ioramet*»* mimadas ñor ejem-
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HITLER Y El. HOLOCAUSTO IG3
162 IAN KKRSHAW

del problem ajudío” que “indudablemente está po r llegar 101 Fue,


pía, el excepciónalmenle brutal EinsoixkirrmnaTulo 3, que operaba
sin embargo, más de dos meses más tarde, después de que los es­
en Liluania, mató a 4 230 judión, de los.cuales 135 eran mujeres,
cuadrones de la m uerte habían estado asolando la Unión SílYiéli-
durante el mes de julio de 1941.^ En agosto, esto se elevó a 37 186
ca duna nlELcasi seis semanas, que Heydrich rceihió la orden de_Gñ-
muertos, y de éstos por lo menos 32 430 después de mediados de
ri ng de prepararse para "una solución total de ¡a cuestión judía ’*.J<g
mes, mientras que en septiembre las víctimas llegaron a 56 459,
Gomo ya lo señalamos, esta autorización, iniciada por Heydrich y
incluyendo 26 243 mujeres y 15 112 niños. La verdadera práctica
preparadsLpao él por Eichmann, paraq ue ía firmara Góring en el
de los EinHilzgruftpm corresponde, por lo tanto, a significativos in­
contexto de la.cspmada.inmiiiemejvictori^LsobreJa.Uriióii SoiiétF
dicadores dcTkis testimonios de jjosguerray a numerosas piezas de
O»™? ha sido con frecuencia interpretada como dando voz a una
pruebas documentales de que la “orden del Führer” Fue transmiti­
directiva de Hitler que marca el m omento de la orden jra ra la “so­
da a los Einíatxkotmnando': en algún m om ento durante el mes de
lí teiónfiiiál” Esta interpretación parece poco convincente.' i
agosto.90 Sin embargo, la orden de ampliar la malanga a Lodos los
F.I h e d ió de que Hitler fuera directamente consultado acerca
judíos, de cualquier edad y sexo —con la notable culminación de!
de la orden de Góring a Heydrich resulta también dudoso. Dado
fusilamiento masivo de 3.3 771 judíos, hombres, mujeres y niños
que la orden técnicamente equivalía a no más que una ampliación
en Babi-Yar, cerca de Kiev entre el 29 y 30 de septiembre de 1941—
de la autoridad que a Heydrich ya le había sirio acordarla por Gó­
no fue, parece, dada en un momento específico en una sola y cen­
ring en 1939, la nueva aprobación de HitJer no era estrictamente
tralizada reuniórfqror Heydrich o Himmler. Más bien parece ha-
necesaria.1M De todas maneras, como liurrin argum enta de mani­
bersido deslizada por Him m ler en conversaciones con los jefes
rá convincente, parece casi seguro que esta orden no m arcó la in­
policiales y los lideres de la SS en los territorios orientales, quie­
flexión hacia un genocidio total, sino que todavía lorm áferpartr^
nes transmitieron la orden a los jefes de los Eimatzgruppcny luego
de la intenrión de arribar a una “solución" territorial genera) una
en reuniones de instrucción individuales con ios j efes de los Fdn-
vez que la g ü eñ a en el Oeste se terminara.105 A fines de julio de
satíkomnumdos.]W El hecho de que la extensión de la matanza en
1941, lavictoria sobro la URSS parecía una cuestión de semanas v
agosto tuviera la aprobación de Hitler parece incuestionable. La
no de meses, y Heydrich estaba sin duda interesado en estaHV
naturaleza y forma deJa_ÜQrdgn riel Führer”, y si era eqTñvaTente
su autoridad más allá de toda discusión c n lá administración d
a una iniciativa por parte de Hitler mismo o fue apenas más que
“cuestión judiídTqoe el había obtenido inicial m ente deí mar­
la aprobación de una sugerencia— ella misma, muy probablemen­
que Góring le había dado el 24 de enero de ,1939. Por su pai
te, emanada de los comandantes locales de las unidades relacio­
tler todavía, durante todo el mes de agosto, sostenía la idea r
nadas con las matanzas y ampliada para convertirse en una más
los judíos serian deportados al Este sólo después del final de la
abarcadora excusa— de Heydrich o de Himmler es algo imposi­
paña rijsa?05 A m ediados de septiembre. Hitler entonces carnt.
ble de definir.
de idea y ordenó la deportación de losjudíos deAlemania, Austro
~0ña sugerencia de que la posibilidad de una “solución” rela­
y Checoslovaquia lo más pronto posible. Las razones para este cam­
cionada con todos losjudíos europeos estaba siendo discutida, aun
bio no son claras. Ciertamente, Rosenberg, entre otros, seguía pi­
antes de que los Einsaíigruppm hubieran comenzado sus matanzas
diendo la deportación de losjudíos al Este. Además, Hitler parece
de judíos rusos, aparece en una circular de Eichmann del 20 de
haber estado preocupado en esa época por el cada vez más lento
mayo de 1941, donde aconsejaba a Góring que prohibiera la emi­
avance en el Este, con la creciente posibilidad de una lucha pro­
gración judía desde Francia y Bélgica (para que no se bloqueara
longada. El volvió dentro de su círculo íntimo, precisamente en
cualquier posible emigración futura de judíos alemanes) y donde
esas semapas. a Ja*.’ icr.es ¿Y-.' h.-híaq.-.o c ¿ L í a C e i V o t a
. .trrd'rfp. menciona.!;-, iniu'.fn/me pioximidud de la “someto n anai-
164 ¡LAN KFJtSHAW HTTLER Y EL HOLOCAUSTO 165

alemana en 1918 y a la necesidad ¿e destruir a los “elementos" que La confusión, las contradicciones y las improvisaciones del ve­
habían socavado las posibilidades de victoria de Alemania en la pri­ rano y el otoño de 1941 son, sin embaigo, compatibles con el gra­
mera guerra mundial i1uVY para septiembre, por supuesto, "como dual accrcamicnto.al amplio programa genocida .«morid repara la
ya lo hemos señalado, el genocidio pleno ya había sido adoptado historia como la “solución final”, que salió a la luz plenam ente sólo
por los Eimaizgruppen en la Unión Soviética. Eí tema, entdnccs7de e n la primavera de 1942, en las semanas «jue siguieron a la conle-
unir el hecho del exterminio físico que vajtstaba ocurriendo en el rencia de Wannscc. Rudolf Hñss (el comandante de Aiiscliwiu), es
Este, la imposibilidad <le lograr una solución territorial en un fu­ verdad, recordó después de la guerra haber recibido de Himmler
turo próximo, y el mandato «pie fleydnch ya había oilleñ idó para la orden de exterminio en el verano de 1941. Pero el testimonio de
orgSHñzñr la solución general al “problema judío” en todas Tas áreas Hñss no es confiable, y en este caso lodo apunta a la conclusión de
ocupadas por Alemania, era para~septiembre de 1941 algo incon­ que él había dado erróneam ente fechas anticipadas en un año y
tenible. Aun así, un programa general de exterminio para toda la en realidad se estaba refiriendo al verano de 1942.110 El testimonio
judería europea todavía no había surgido plenamente. de Eichmann en Israel en 1960 fue también en ocasiones equivo­
F.l verano y el otoño de 1941 se caracterizaron por un alto cado Aseguraba recordar con claridad que Heydrich 1c comunicó
grado de confusión y de interpretaciones contradictorias de los dos o tres meses después de la invasión a la Unión Soviética que “el
objetivos de la política antisem ita de las autoridades nazis. Fue Führcr ha ordenado la eliminación fisura de losjudíos".111 Pero su.
un período de experimentación y de recurrir a la "autoayuda" y memoria era frecuentemente caprichosa cuando se trataba de fe­
a las “iniciativas locales" para term inar con los judíos, particu­ chas y momentos precisos. En este caso, también, lo m ejor es no
larm ente una vez que los transportes desde el Reich y desde ci apoyarse demasiado en tan dudosas pruebas.112
oeste de Europa habían (en este caso claram ente por orden de Browníng concluye de estas confusas pruebas que Hitler apro­
Hitler) comenzado a dirigirse hacia el este en el otoño de 1941. bó a fines de octubre o en noviembre “el plan de exterminio que
Esto persuadió a los jefes nazis en Polonia y en Rusia para que había solicitado el verano anterior”.113La interpretación de Burrin,
adoptaran medidas radicales hoc— eliminación—, para po­ a partir de las mismas pruebas, es que la orden del Führer de ma­
der dar abasto con las innum erables cantidades de judíos que tar a los judíos de Europa Tuc impartida alrededor de septiembre
venían desde el Oeste para ingresar en sus dominios y eran de­ de 1941, y fue probablem ente simultánea a la orden de deportar
positados desordenadam ente en las fronteras.108 Mientras tanto, a los judíos al Este.114 Gerlach provee buenas bases, sin embargo,
el proceso de matanzas aum entaba con rapidez, y no sólo en lo para creer que estas fechas en cuanto a una orden por parte del
referido a la “cuestión ju d ía ”. Christian Streit hadem osuado de Führer son prematuras.
qué m anera la Wekrmacht ayudó de buena gana con la creciente Las inseguridades registradas durante el otoño por algunos lí­
barbarie que fue la “guerra de aniquilación”, mediante su estre­ deres nazis en el Este — tales como el comisario del Reich para la
cha colaboración con los Einsatzgruppcn y su dir ecta participa­ Región Oriental (Oslland), Hinrich Lohse, en Riga y el comisario
ción en la eliminación de casi dos tercios de los prisioneros de general para Bielorrusia (Weissrutkenien), Wilhelra Kube, en
guerra soviéticos que cayeron en manos de los alemanes.109 Jni- Minsk— respecto de la eliminación en masa de los judíos que lle­
cialmente, fue para albergar a los cautivos soviéticos que el en­ gaban a sus áreas desde el Reich, y las inconsistencias en la barba­
tonces pequeño campo de concentración de Auschwiu fue am­ rie nazi durante esas semanas, no sugieren que ya se hubiera tonia-
pliado, y los primeros experim entos con las cámaras de gas allí do una decisión central, general, de exterm inar a los judíos de
tuvieron como víctimas no a los judíos sino a los prisioneros de Europa. I .ohse y Kube no estaban de ninguna m anera solos en la
guerra soviéticos. búsqueda de aclaraciones del minUterio cara los Territorios O r¡‘>'>-
160 IAN KERSHAW HIXLF.R V El . HOJ ,00/M JSTO IG7

tales Ocupados del Reich {Ostministerium) y del Cuartel General <le F.n términos generales, la posición era la siguiente: el objeti­
la Segundad riel Reich (ReuhnuhcrhalthnujiUnrii, RSHA) acerca tic si vo general del RSHA parece todavía haber sido la deportación en
los judíos deportados del Reich — Kube considera ha a los judíos de masa de judíos'“Eácia el Este” (las inhóspitas regiones de los terri­
su propia “esfera cultural (KulíurlcTri\y' como diferíales de las “to r­ torios que habían pertenecido a la Unión Soviética), donde aque­
pes liordas nativas (¡mímxlándigm. vertierten Harten) " di: los territo­ llos que podían trabajar habrían m uerto de agotam iento, brío,
rios orientales ocupados— también debían ser eliminados,11;>y, en hambre y por las enfermedades, mientras que aquellos que no pu- .
ese caso, si había que hacer excepciones con los “Misehlihfrf (par dieran trabajar habrían sido eliminados de im nediaipJ,<J Aquella
ciahnentc judíos), con los judíos con condecoraciones de guerra “solución territorial" para la "cuestión judia”—en sí misma abier­
y con los judíos con socios “arios’'. I a intranquilidad con este tipo tamente genocida—TRabia sido frustrada por la imposibilidad del
de; temas, que provocó numerosas protestas que llegaron al Ministe­ ejército alemán de lograr una rápida victoria sobre la URSS. De
rio Orienta! y al RSHA, hm> que Hmorder, el 30 de noviembre de todas maneras, los judíos del Reich seguían siendo deportadas al
1941, prohibiera la dominación de una carga de 1 UOOjudíos tic Ber ­ Este, a pesar de la continuación de la guerra y la ausencia de al-___
lín a Riga. La orden llegó demasiado tarde, pues tos judíos ha gún territorio que pudiera servir cómo “reserva judia”. Mientras
bían sido fusilados al llegar, como también lo habían sido tíos tanto, los Eiruaizgruftpm y sus sublimidades habían estado matnn-
cargas de judíos de Alemania y Austria a ICovno, en Lituania, unos dojndíos^por decenas de mileTdurante meses en los antiguos te­
días antes.’,fiAl ver que las autoridades nazis no daban abasto con rritorios de la Unión Soviética, y los jefes nazis en algunas áreas
los problemas —que ellos mismos, por supuesto, se habían crca.- del este recurrían cada vez más a la “autoayuda" y desarrollaban
do— de albergue y alimento de los judíos deportado:;, y con una sus propios programas de matanzas. A pesar de la evidente escábi­
política abiertamente genocida ya operando en las parles ocupa­ da de las acciones genocidas, había todavía una falta de claridad
das de la Unión Soviética, matar a los judíos deportados a sus áreas acerca del tratamiento de los judíos del Reich deportados y una ■
era algo que lo^jefes de policía y líderes Incales del partido consi­ necesidad de definir posibles excepciones en el programa de de­
deraban que era la solución. portación y en las operaciones de eliminación.
Algunos desarrollaron sus propios programas locales de ex­ La necesidad de proporcionar coordinación y clarificación
terminio: el comienzo de la construcción en noviembre del cam­ respecto del programa de deportación, particularm ente en lo re­
po de exterminio en Belz.cc, en el distrito de Lublin. en el gobier­ ferido a los judíos del Reich, fue la base de la invitación de Keín-
no general (la provincia del jefe de la policía SS, Üdilo Globocnik) hard Heydrich, enriada el 29 de noviembre de 1941, para, una
comenzó cuino parte de una de esas mi dativas.117 O tra fue la reunión de secretarios de estado de los distintos ministerios de '
muerte de judíos en las camionetas con gas a principios de diciem­ gobierno, junto con representantes del RSHA y otras agencias
bre en Chelmno, en el “W ailhegau” —la gran franja de Polonia directamente involucradas, a realizarse en Waimsee, en el oeste de
occidental anexada al Reich—, el dom inio del Gauleiler Arthur Berlín, el 9 de diciembre. Luego la reunión fue pospuesta, casi se-
Greiser y el jefe de policía Wtlhelm Koppe.11BEstos genocidios lo­ guramente debido tanto a las implicaciones de! ataque japonés a
cales, sin embargo, no form aban parte todavía de un programa Pearl Harbor el 7 de diciembre como al comienzo de la mayor con­
general. Para pr incipios de diciembre de 1941, la política antise­ traofensiva del Ejército Rojo dos días antes, con sus inevitables y
mita ria/.i estaba todavía desarrollándose, en estado de transición. drásticos efectos en los planes de deportación en gran escala de
El paso hacia el genocidio directo había sido dado en algunas I-Ieydrieh.m' Según la interpjelación de Gerlacb, para el monten-
áreas, aunque todavía no hubiera un proeram a coordinado para lO e i l (J U C r o n f p r r r p r i r i d«> W r oohtm Ti i V■> ^ * > 1 9 0 e je

Íj Í i j » s l p C i u C Í O i l C á ¿ t , - l(’)d t,d ili( ,a '. uñero n t el paso crucial en ja transición de un prograrría


HITLER VEL HOLOCAUSTO m
IBS ÍAN KF.RSUAW

general de g e n o c id io ^ había sido dado; para entonces, Hitlcr nía ocurriendo ampliamente, sino a “imaginarios 'partisanos’, la
h aím loh) ai Io~su “decisión básica" de m atar a todos los judíos de supuesta, ‘amenaza judía”’, Si bien la anotación no es clara, ésta
Europa. apunta, según Gerlach, “a un significado global de la declaración
'Tipil el ataque japonés a Pe;tr! ITarlior —que hizo que Hitler de Hitlcr, que en su forma verbal sólo puede ser entendida como
anunciara e ll 1 de diciembre en su discurso al Reichsiagla decla­ una directiva”.125
ración de guerra a los Estados Unidos— , la guerra se convertía l a “cuestión ju d ía ” también había aparecido en una conver­
efectivamente en una “guerra m undial", exi>re&ÓÍM,ft3<^ttla en sación el H de diciembre, dos días después de su discurso a los
Ale mane» hasta esc m om ento a la guerra de 1914-1R. "Hitlcr, en el Caubiíer, entre Hitler y su ministro de los Territorios Orientales,
conocido discurso que dirigió al Reichstag el 30 de cuero de 1939, Alíred Roseul.ie.ig. Cuando Roscnberg le dio el manuscrito-de un
''m ofeti/ó'’ que, en d naso de otra guerra mundial, los judías de futuro discurso para que le echara una mirarla — en sí mismo un
Europa serian aniquilados.121 El 12 de diciembre de 1941, al día hecho bastante inusual—, Hitler comentó que el discurso había
siguiente del ataque, cuando, en su opinión, la guerra se había sido redactado en las circunstancias previas ;d ingreso de japón en
convertido verdaderamente en um ^guerra mundial", Hitlcr sé di­ la guerra. La anotación de Roscnberg acerca de esa reunión seña­
rigió a Jos lideres del partTdo"77óic7u fciíéry GaiileXUpj^vtu graprrrie laba; "En cuanto a la cuestióiuiudía—vo-dnc-oue los comen un ios.
unas cincuenta personas, en sus habitaciones privadas en la can­ acerca de lqsjudíos de Nueva York deberían se» de alguna m ane­
ra alterarlos, después de la decisión. Mi posición no era hablar del.
til 1cría del Reidi. Enlre olrós temas, habló de los indios. Según e 1
i'csumen que de esta parte del discurso hizo Gocbbcls, Hitler se exterminio (Auíroííung) de la judería. El Eührer aprobó ese pun­
refirió a su “profecía" y a su opinión de que “la aniquilación de la to d < ^ is t a j M ^ o ju e ^ ñ ^ n £ ^ a b i^ j:a íg a d £ ^ con el peso dc la
judería" tenia que ser la “consecuencia necesaria” del Fiectio d e ” guerra y habían producido la destrucción, de m odo que no debía
que la “guerra mundial” había llegado. En el estrcinecedor relato sorprender que ellos fueran los primeros en sentir las consecuen­
de üoebbels, “los mitigadores de este sangriento conflicto tendrán cias*. G e r l a c h ve esto como otro elemetito de prueba de la “de­
así que pagar por ello con sus jádas (so werúen cite Urke.berPCiescs Sftt- cisión básica” de Hitler, anunciada dos días antes de su conversa­
ti.gen Konflüds dafiir mit ihrem Lebm. bezahlen mmen) ”.122 Esto equiva­ ción con Roscnberg. Ciertamente se trata de una prueba adicional
lía, según Gerlach, al anuncio de Hitler de su decisión de exter- de que su “profecía” acerca de la destrucción de los judíos como
consecuencia (según su punto de vista) de haber causarlo la gu"<F~
minanaJus-jjidúiSjie Europa.123
Tra mundial estaba muy presenteTrTlaTTOme (tedf Wer poFaqñé-
En los días siguientes, Hitler mantuvo reuniones privadas con
Tlos dias.
varios líderes nazis que tenían un interés directo en la “cuestión
— Como una indicación más de que una im portante decisión
judía”. No han sobrevivido registros de lo que les dijo, pero una
había sido tomada por Hitler alrededor del 12 de diciembre, o ese
críptica nota en el recientemente descubierto diario de escritorio'
mismo día, Gerlach cita la respuesta dada por el doctor O uo Rráu-
de H einrir.h Himmler indica que el tratamiento de los judíos fue
tigam, del Ministerio de Oriente, a un requerimiento de Him ich
discutido con Hitler en una reunión en su cuartel general la tar­
Lohse, comisario del Reich para la Ostland, referida a si todos los
de del 19 de-diciembre de 1941. “Exterminarlos como partisanos
judíos en el este, sin importar edad o sexo, ni Tos re q 11e r im ie n tos
(Ais Partisanen au.nuivtlen)" fue todo lo que anotó junto a “cues­
económicos que ello demandaría, debían ser eliminados; “La cues­
tión judía", como resultado de la reunión.124 La interpretación ob­
tión judía, probablemente, ya ha sido aclarada por medio de dis­
viamente no p s clara. Gerlach no ve la anotación —com o podría
cusiones verbales. Las consideraciones económicas no habrán de
suponerse a primera vista-— como referida a la Unión Soviética,
ser tenidas en cuenta para la solución de este problem a"127
Hp í?íc*ío* v» o^ra, p H e r i- n o oin* ve­
170 1AN KlCRStlAW H m .l'K Y l:t. HOLOCAUSTO 171

Gerlaeh encuentra un último grupo-de pruebas, en apoyo de sideró que fuera en esa reunión que se turnó la decisión clave pa­
que una decisión básica fue: tomada por Hitlcr en diciembre de HM ( ra la “solución final”.129 F.I pasaje en el diario de Goebbels —nue­
para matar a toda la judería de Europa, en los comen (arios de Han» ve líneas en un sumario que cubre casi siete páginas impresas130—
EranklHas'pffncipaTes Figuras de la adirnriistracitñrd'erGen¿V¿i- que describe los comentarios de I-Iitler sobre los judíos en su dis-
gout/cTTiciTumi ellC) de diciembre, cuatro días después del djscttr- curso del 12 de diciembre no fue destacado de ninguna manera
stTde Hitlcr a losjjdcrcs de su partido. Frank aludió a la "profe­ por el ministro de Propaganda como algo de particular im portan­
cía" de Hitler (que hacía una nueva, aparición cu esos días), cia. I jo cierloer» que no había nada o muy poco en lo que dijo .
usando la fraseología que, basada en los informes de Cíoeblxrls, Hitlcr que Goeblrelsjy ios demás no hubieran escuchado muchas
había sitio ílítrplegada'por Hitler en la reunión con los Gaubilcr. veces antes. Los com entarios sobre los judíos aparecían, scgun’eT
Frank habló de la guerra como sólo un éxito parcial si los judios resumen, una ve:?, transcurridas alrededor de las ü cs cuartas par- "
de Europa sobrevivían a ella. Jx>s judíos tenían que tiesaparecer, tes del discurso de Hitlcr. No formaban más que una sec.riórr me­
declaró. Había comenzado negociaciones para deportarlos “al es­ nor en una prolongado discurso dedicado a comentar la situación _
te", y se refirió a la próxima conferencia de Wannsec para la discu de la guerra, a señalar las razones para la declaración de guerra a
sión del lerna. “P^ro, ¿qué habrá de ocurriries a los judíos?”, pre­ los Estados Unidos y a levantar' la moral de los lugartenientes de
guntó. “¿Creen ustedes que serán alojados en villas de asentamiento Hitler en el partido. Esta última era la tarea más importantes en
en la (Jslisvndi Nada podemos hacer con ellos en la Chtiand ni en el aquel tipo de reuniones, que fueron bastante frccuen tesdurarTte
comisariato del Reich (Ucrania]. |l.iquídenIos tistedes mismosl” la guerra e invariablemente se realizaban después de aconteci­
Frank alentó a su audiencia, tal como lo había hecho Hitlcr, a que mientos importantes.131 Además, la poca probabilidad de que Hi­
dejara de lado toda compasión. “Debemos destruir (nrmuhien) a tler usara ese ámbito para anunciar una “decisión ” paca que todos
los judíos en cualquier lugar que los encontremos, y donde sea de los judíos de Europa fucranex terminados aumenta p o r ld~henho .
alguna manera posible, para sostener la estructura general del de que la "solución final "Tmas alia de las rtornhlcs~pero cliTiisas gc-
Reich aquí”, agregó.128 - ncralidades que pronunciaba con frecuencia acerca de la destruc­
Es innegable que Gerlaeh presenta una precisa visión a favor ción dcTosjudíos, siguió siendo un tema tabú en strprcscnciáTáun
de una aguda intensificación entregas inmediatas consecuencias ciúrcJtakJe-su-círculo íntimo. ' '
de la declaración de guerra de Alemania a los Estados-Unióos y el La notado Roscnbcrgsobre su reunión con Hitler el 14 de di­
impulso hacia una solución gcnucida r adical y general. El hecho ciembre es de dudoso valor como prueba de una decisión clave
de que el mes de diciembre lucra una importante ocasión en la por parle de Hitlcr sobre la “solución final”. Su referencia al cam­
evplución de la política genocida es resaltado todavía más si se rc- bio de circunstancias — “ahora, después de la decisión"— apare­
cucrdajjue la crisis desarrollada en el frente oriental al avanzar ce en directa yuxtaposición con las opiniones que había expresa­
sobre Moscú se acercaba en ese mismo momento al punto crítico. do en su discurso sobre los judíos de Nueva York. Dado qtic el
En lo que Gerlaeh es menos persuasivo, sin embargo, es en su afir­ informe de Goebbels sobre el discurso de Hitler del 12 de diciem­
mación de que, en tus días siguientes a! ataque japonés a Pearl bre no contiene referencia alguna a nada «pie se parc7.ca a una
llarbor, Hitler llegó - -y ¡lsí ¡o anunció a la conducción de su par­ "decisión”, pero una “decisión” vital —a saber, declarar la guerra
tido en la reunión del 12 de diciembre— a una "decisión básica”. a los Estados U nidos- - había sido efectivamente anunciada al
Ninguno de los presentes manifestó más tarde que la reunión Rcichstag el 11 de diciembre, parece perverso suponer que esta
de Hitler con sus Gauleiler tuviera un significado especial con res­ última no era la “decisión” a la que Rusenbcrg se estaba refirien-
pecto a u n a s o lu c ió n A la “cuestión india", v m u c h o * menos se c o n - ^ 132 T------ I- - >' ------ O.‘ ------
-'Plí'. • T•-T ................
............ I'
172 IAN KEKSHAW HITLER VEl. HOLOCAUSTO 173

prueba de una decisión básica acerca de la “solución final" toma­ ción linal", a una decisión de extender el exterminio de la jude­
da por Hitler a mediados de diciembre. Iiiáuligam no menciona ría soviética a los judíos del resto de Europa bajo el rubro de “p a r ­
a HiOer ni a ninguna oirá persona individualmente, sino que se tisanos" combatientes. Poi mucho temor que 1c tuviera a. la ame­
refiere sólo a la claridad obtenida "por medio de discusiones ver­ naza de subversión interna, Hitler jamás, hasta donde se sabe, usó
bales”. presumiblemente en el OstminisUnum o el RSHA, y no ne­ la palabra, “partisano” en relación con los judíos en el Reieh o en
cesariamente involucrando a Hitler en form a directa. Incluso la Europa oriental.1** Por otra parte, tanto él como Humille? esta­
aclaración de iJráutigam a Lohsc acerca de; lincamientos básicos ban comenzando a tomar clara conciencia, cu el otoño de 1941,
de política de'nada sirvió para impedir la mniimiación de las de­ con respecto a la escala del “problem a de los partisanos-’ en la
liberaciones entre los funcionarios de Tailise y los jefes militaros Unión Sovietjcíi.1®5 T-a. estrecha, identificación de los judíos con los
acerca del manejo de los judíos, ni para la suspensión de );ls ma­ partisanos, supuesta por muchas unidades d é la Webrmacht.desde
tanzas de judíos que se realizaron durante unos meses, a partir de las primeras semanas de la Operación Batir arroja, había si do;.de;,-
mediados de diciembre en el comisariato Ostland de) Reieh.*3* tocada en septiembre lauto tai las pautas milioire:; como en una
Los comentarios de Ilans Fnmk a sus subordinados en el Ge exhortación de A rthur Nebe, jefe del F.imatzgruppr fí, en una con­
, , . ’tí
nsTalgowHmemcni esian ciertam ente de acuerdo con una amplia­ ferencia pronunciada ante-oficiales del Centro del Grupo del Ejer­
ción y radicaliznciórt tle las medidas genocidas en diciembre de cito.136 Parece muy posible que la conversación sobre la. “cuestión
1941. Los drásticos comentarios de Hitler a los jefes de su partido, judía” el IR de diciembre entre Hitler y Uiniittler se haya produ­
que Frank había escuchado, indiscutiblemente sirvieron una vez cido dentro de este contexto, y que estuviera dirigida a eliminar
más como estimulo para operaciones abiertamente criminales. Su al resto de los judíos en los territorios soviéticos ocuparlos bajo el
contenido era equivalente a una invitación por parte de la más al­ rubro de acción radica) para combatir el problema de los “parti­
ta autoridad del Reieh para hacer que ios judíos pagaran con sus sanos”. Un informe presentado por Hitmnlcr a Hitler a fines de
vidas como venganza por la guerra. Escuchar la diatriba de Hider 1942 sobre las actividades de “bandidaje” de los “partisanos" en el
en el explosivo clima que r o d a b a al dram a de la guerra contra sur de Rusia y en Ucrania, durante los tres meses que se extienden
los Estados Unidos y la crisis en el frente oriental era más que su­ desde septiembre basta noviembre de 1942, m uestra lo que eso
ficiente para que los líderes del partido se fueran sabiendo, al podía significar. Los “ejecutados” por su presunta conexión con
igual que en tantas otras ocasiones, cómo “trabajar por el Führer”, ese tipo de actividades incluían 363 211 judíos. Otros ‘‘ejecutados’'
sin necesidad de ninguna orden o directiva explícita. Pero no hay por la misma razón llegaron a la suma de 14 ‘¿Ó?.137
nada en lo que dijo Frank, por desmesuradamente brutales que Como revelan los fragmentos de pruebas documentales, más
resultaran sus palabras, que sugiera que él fuera testigo del m o­ allá de sus ambigüedades, la intención abiertamente genocida des­
mento clave en que la decisión de matar a los judíos hubiera sido plegada por los nazis más importantes en diciembre de 1941 resul­
anunciada. ta iñconlundible. Pero es también claro que no existía todavía una
Finalmente, la anotación en el diario de escritorio de I Iimmler ülea de cómo un inmenso programa de deportación y exterminio
es demasiado concisa como para perm itir algo más que una inter­ podriaTser llevado a cabóVcoñqué me torios y~en qué pe n uil o fié"
pretación especulativa. Sin duda, relaciona a Hitler de manera cx- tiempo. Hans Frank admidó, al hablar a mediados de diciembre de
plkita con la política de exterminio, ya que claramente lo mues­ 1941 de la necesidad de liquidar a los judíos del Generalgouvernc-
tra aprobando la eliminación de los judíos. Perú no hay nadó allí" jtumt, que él no sabía cómo se podría concretar tal cosa; “No pode­
que ofrezca un obvio apoyo a la opinión de G crladj.cn el sentido mos fusilar a tres millones y medio de judíos”, declaró, “no potle-
de que p ib 5^? ^ririvaipní^ '* n/'ii d—cistó*' para la ^.1.1 ^ algniid-.>ii(.¿iCta r .'h íji, i.,!,, iju t. ii,. il. l.
HrrtKjR m 175
m IANKERSHAW
holocausto

tral. A principios de junio, ya se había diseñado un program a par


medidas que lleven al éxito en la aniquilación ( Vernichtungscrfolg)
ra la deportación de judíos de Europa occidental, que debía co­
en relación con las medidas en gran escala que se están discutien­
menzar en julio.142 La mayoría fueran -transportados_a los m ás
do en el JReich".lím El último comentario fue tina referencia más
grandes campos de exterm inio entonces en operaciones, Ausch-
a las deliberaciones de la próxima conferencia en Wannsee.
witz-Birkcnau- Para el verano de 1942, entonces, la “solución fi­
Gerlach sugiere que el propósito de esa conferencia cambió
nal". como la conoce la historia, estaba va en plena vigencia. Para
profundam ente durante el período ile su prolongada posterga­
fines de 1942, una alta proporción de las víctimas del Holocausto
ción desde el 9 de diciembre hasta el 20 de enero de 19-12. Sugie­
—según los propios cálculos de íaSS, cerca de cuatro millones-—
re, en realidad, que la postergación misma —o por lo menotTsu
ya había sido asesinada.14*
inusual extensión— fue provocada pur el cambio de situación des­
La opinión de Gerlach es que “la suposición de que nunca hu­
pués del discurso de Hitler el 12 de diciembre, y la nueva necésL
bo una decisión central de Hitler para el asesinato de los judíos
dad de preparar un muy amplio programa de exterminio, que no
europeos” no es “sostenible”.144 Los argum entos que él mismo
existía cuando las invitaciones iniciales a la conferencia fueron en­
propone indicando que esa decisión fue tomada en diciem bre de
viadas a finales de noviembre de 1941.Ite Pero podría düdarseTIé"
1941, sin embargo, no son fuertes. Más bien, el discurso de Hitler
que los objetivos cié la conferencia hayan sufrido cambios funda­
a los líderes del partido del 12 de diciembre (y sus conversaciones
mentales, Más bien parece (para seguir la interpretación de Peter
privadas de esa época con Himmler y otras figuras clave) proba­
Longerich) que toroéjor es considerar que la conferencia de Wann-
blemente sea mejor interpretado — con su diatriba de odio geno­
^ee se desarrolló en un momento de rápida transición y perspecb~
cida en un m om ento de fundamental significado para el Rcich y
vas cambiantes en la "solución a la cuestión judía", un período en
en un contexto que él mismo hacía tiempo había profetizado con­
que la intención de em prender un enorm e programa de deporta-
duciría a la destrucción de los judíos— como la aprobación fun­
ción que conduciría a la aniquilación total en campos de trabajo,
damental desde la más alta autoridad a las políticas asesinas desea-
en territorio soviético ocupado, después del fin de la guerra, se
das o efectivamente ya puestas en práctica por los gobernantes nazis
desvanecía rápidamente al resultar obvio que los judíos iban a te­
locales en los territorios orientales. Alfnismo tiempo, ei renovado- \
ner que ser derruidos durante la guerra y en el territorio del Go-
ataque de H itler a los judíos le dio nuevos Ímpetus al esfuerzode
biernccGeiieral.140 Vísta de esta manera, la Conferencia de Wann~
los jefes oeTKSHA por proporcionar la necesaria coordinación pa-
see no fue la orquestación de un ya existente plan para la
ra lo que Heydrich todavía llamaba, justificadamente, en la Con-
"solución final"; más bien fue el comienzo de la última etapa de
ferencia de Wannsee, “la próxim a sofuciórt fíñaT tle la cuestión
la escalada de la política de exterminio, la incorporación de toda
j udía (die kommmde Endíosung drrJudenfrage) .145
la Europa ocupada por los alemanes en un amplio prograriñTtle~
Aparte de la insistencia de Gerlach acerca de una “decisión
aniquilación sistema tira de los judíos. ^ La evolución, de un pfcf"
básica” por parte de Hitler en diciembre de 1941, su inteTpreta-
graroasemejante, una vez iniciado como una operación planifica---
ción general se ajusta~gl~eon5enso a r l a Investigación regente acer­
da, rápidamente aceleró el ritmo en la primavera. Alrededor de
ca de la génesis de la “solución final” que parece estar em ergien­
finales de abril y principios de mayo de, 1942, comenzaron a to­
do de manera un tanto tentativa y todavía con numerosos puntos
rnarse las decisiones para extender la matanza de los distritos de
de poca claridad o de disputa, lo cual no sorprende debido a la
Lublin y~GalidaTa toda Polonia, en lo que ya comenzaba n llámár-
complejidad de las pruebas. Este consenso equivale a unacred en -
se "Aktion Reinhardl” (que unía los tres campos de exterminio de
te disposición entre los estudiosos que trabajan en estos temas a
Belzcc, Sobibor y Treblinka), y para eliminar prácticamente a to­
aceptar que no hubo una sola decisión acerca de la “solución fi-
dos los judío? d-“pr>r»?.r,0r.del Peich y ptr,as prut;:.' de Europa re r-
m lANUSSHAW HTHERYELHOIOCA1KTO 177

nal”, sino que se trató de un largo proceso de rariiealización en la tructuralista” -—una destaca una orden de H iiler como la culm i­
bijsquedaHe “una solución para la cuestión judía’ entre Ij.prana- nación de un planificado programa a largo plazo orientado bada - _
vera de 1941 y el verano de 1942 —como parte de un inmenso el exterminio, mientras que la otra pone el acento en un proceso
de permanente improvisación com o una salida para dificultades
Europa central y oriental, frustrado por la imposibilidad de de n o ­ administrativas autoímpuestas—, uno tendría que concluir que
tar a la Unión Soviética en 1941—, marcado por diversas fases de ninguno de los dos m odelos ofrece una explicación totalm ente
aguda escalada. La expresa aprobación y sanción de Hiüer de ca­ satisfactoria.
da etapa en osa escalada de matanza de judíos no es puesta en Por bárbaro que haya sido su lenguaje, las acciones directas de
cuestión en ninguna parl e. Las etapas misTm portan tes en este Hider son difíciles de ubicar. Aunque su odio por los judíos era in­
proceso fueron la primavera de 1941 (en el planeamiento de Bar- dudablemente una constante, la relación de su odio con la políó
barroja), el verano de 1941 (el paso dado hacia el genocidio com­ ca real fue cambiando considerablem ente a lo largo dcl^iempo, a
pleto en la Union Soviética), el otoño de 1941 (las consecuencias mexfida que las opciones políticas mismas se reducían. Hitler jíus
de la decisión de Hitler de deportar a los judíos de! Reich y a Jos de m ojp cn asñ participó en b expresa formulación de esa política,
Bohemia y Moravia liada el este), diciembre de 1941 (las consecuen­ tanto durante la década de 1930 com o incluso en la génesis jde la
cias de la declaración de guerra a los Estados Unidos) y primavera “solución final’ misma. Su papel principal consistió en dejar asen­
de 1942 (la aparición del programa coordinado de exterminio) -148 tado el tono de maldad dentro del cual la persecución ocurrió, y
Aunque Geriach rechaza los argumentos que sugieren que fa última en proveer la sanción y legitimación de iniciativas que provenían
decisión clave sólo se produjo en la primavera de 1942,147 el gradual principalmente de otros. Más, por lo general, no se necesitaba. Las
desarrollo de la “solución final” —algo intuitivamente sugerido por foñnáFcaprichosas d éla política antisemita tanto antes de la gue­
Martin Rroszat ya en 1977148— parece ser la conclusión más signifi­ rra como en el período 193941, de las que evolucionó ¡a ‘'solución
cativa que surge de un conjunto de importantes estudios regionales final*, desmiente toda idea de un “plan* o "programa’. La radíca-
recientes de la política genocid^f (incluyendo el no menor trabajo Kzaríón pudo ocurrir sin necesidad de ningún golpe de timón por
de Geriach).149 EJ preciso papel de Hider en estas fases clave águe parte de Hider. Su influencia, sin em bargo, lo cubría todo, y su in- - ,
estando en su mayor parte en las sombras. Peno eso no rigxuEca tervención. directa en la política antisemita era crucial en ocasio­
que no fuera importante- Por el contrario, el ímpetu que llitler dio nes- Sobre todo, su dogmática e inalterable afirmación del impe­
al encuadre de los bárbaros planes para la invasión a la Unión Soviéí' rativo ideológico —“deshacerse de los judíos’ de Alemania, y luego
tica, su aprobación de la ampliación de los genocidas envíos de encontrar una “solución final a la cuestión judía”—, que debía ser
Himinler a la Unión Soviética en el verano, su eventual acucado en traducido en acción burocrática y ejecutiva, file el prerrequisáto in­
septiembre para que los judíos alemanes fueran deportados al este, dispensable para U creciente barbaridad y la gradual transición ha­
así como su abierto apoyo a tas operaciones de exterminio en tijaenr da el genocidio en escala totaL
brefiieron tocias líneas de autorización para la emergente “sofijeioh Sin la fanática voluntad de Hider para destruir lajudería, que
final*. Ta sntnrirarión del Fíihrer para los pasosfimtfanrw^talfS ha cristalizó sólo en 1941 con un objetivo realizable de exterminar 6-
ría e l genocidio yya indispensable. El hecho de que criadera o no á camente a los judíos de Europa, el Holocausto casi segúramete
una única y amplia "decisión del Führcr* parece muy dudoso, y en te no se habría producido. Pero tampoco se habría convertido en
todo caso se trata de un asunto secundario.1*1 realidad, como lo ha hecho notar Streit,15* sin la activa colabora­
Sí uno relaciona esta discusión sobre la génesis de la “solu­ ción de la Vfthnmat&t —la única fuerza todavía capaz de frenar al
ción final’ con las polarizadas interpretaciones “hiilerista” y ’es- régimen nazi—^Ttampoco ñn el consentim iento que llegahj lm -

?k>
178 CANKF.KSHAW
HITLER Y EL HOLOCAUSTO 179

ta Ja activa complicidad de la burocracia de la administración pú­


blica, que se esJorzéTpói' cumplir con los rcquenmien los de la cre­ “un dictador débil”, es tam bién engañoso considerar al Tercer
cí en Le d iscrrmmacion, o de IostiTércsde 1asTñdTT^ri^s'de- Al e'ma- Reich como una dictadura con una estructura de coro ai ido cohe--
nia, que fabricaron los equipos de la m uerte e instalaron fábricas rente, unitaria, lista para la ejecución_regulada, centralm ente di-
en los campos de concentración.153 Y dentro del bloque SS-SD- ngida y coherente con la voluntad de Ilitler. Nos queda ahora di­
Gesiapo, no lueron tanto los fnnáticoa.-taciales. a n o más bien los rigir nuestra atención aí área en la que la mano directora de Hítler
organizadores y coro.Retentes administradores, como Eidunarm , parece.haber sido más evidente: la política exterior.
.y verdugos trios como el Jnd o t_como Hóss, quienes cristalizaron
estícinüerno en la tierra.15*
El lento pero gradual proceso de despersonalización y deshu­
manización de los judíos, junto con el caos organizativo en Foste-
rn torios orientales debido a la íailacfe una clara direc<:íiSTi’cT:nlrá1
y de una clara idea, la acumulación de Jas más inhumanas circun.v
fgneias de crcunfttcs masas rlc “no personas’Yproveycron el r.on-
togoLCii el que las matanzas masivas, una vez que habían sido insti­
gadas en la campaua de Rusia, fueronapiieadas ad fioc y ampliadas
hasta que se conrirtieron en aniqnilacióti en gran escala. Al mismo
tiempo, la “solución final" no apareció simpkmcnte-deoffla-muUi-
tu d d e “iniciativas locales’1: por vacilan les que hayan sido al pnncí-
pio, los pasos decisivos fueron dados en el centro para coordinar
medidas de exterminio total. Esa dirección central parece en su ma-
yor parte haber provenido de la Oficina Central de Seguridad del
Reicb, aunqife indudablementeTos pasos más importantes tuvie­
ron la aprobación y la sanción de TTTtler.
l^i “intención” de ílitler fue ciertamente un factor fundamen­
tal en el proceso de radicalización de las políticas antisemitas que
culminaron en el exterminio. Pero aún más importante para una
explicación del Holocausto es la naturaleza “carismálica” del go­
bierno del Tercer Reich153 y el modo en que funcionaba mante­
niendo el impulso de creciente radicalización en torno a objéfP
vos “heroicos", quiméricos, que iban corroyendo y fragmentando
la estructura de gobierno, Este fue e l márcetele referenri-a esen-
cial dentro del que la locura racista de Hitlcr pudo convertirse en
una política concreta.
Este análisis del complejo desarrollo de la política racial, que
— estaba en el corazón mismo de la Wr.UarLw.hauurt^úc Hidcr, ha de­
mostrado que, a la vez que carecería de sentido hablar de él como

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