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CAPÍTULO V: LOS INCENTIVOS APROPIADOS A LA SOCIEDAD

BOSQUESINA PARA CONSERVAR Y USAR SOSTENIBLEMENTE LA


DIVERSIDAD BIOLÓGICA
Los incentivos y sus dos alternativas

El incentivo mediante préstamo o recompensa

 El préstamo

 La recompensa
Un proyecto alternativo: incentivo con “recompensa” por servicios
ambientales
 El método del incentivo “recompensa”

 El contenido del incentivo “recompensa”

Éste es, en primera instancia, monetario y tiene un componente


cuantitativo. El contenido del incentivo es el medio material que
motiva directa o indirectamente el compromiso bosquesino.
En este caso, la pérdida de recompensa deberá ser suficientemente
amplia para desanimar su sustitución por mayores ingresos debidos a
la extracción exagerada y depredadora. Si no fuera así, el incentivo no
tuviera el efecto inhibidor o desalentador esperado sobre la actividad
extractiva del bosquesino.
 El fin del incentivo “recompensa”
El medio y el fin tienen la ventaja de responder directamente a valores
bosquesinos (consumo oportunista abundante, pago antes del trabajo,
reciprocidad); por eso la propuesta se vuelve inmediatamente
interesante y aceptable en el medio bosquesino.

 La forma del incentivo “recompensa”

La forma del incentivo — la combinación de técnicas bosquesinas y


profesionales que revalora el saber y saber-hacer bosquesino — es el
resultado del interaprendizaje entre promotor y bosquesino; es, desde
luego, el resultado de un proceso que se desarrolla en la ejecución del
monitoreo a condición de contratar el personal que tenga la formación
adecuada.
El método y la forma — definidos como interculturales
(Ointersocietales) — son el proceso y el resultado del interaprendizaje
intercultural que apunta la superación de la relación de dominación
entre los promotores y bosquesinos por la revaloración,
racionalización y ampliación de los conocimientos y prácticas
bosquesinos de parte de los promotores al integrarlos en sus
propuestas técnicas profesionales y en los criterios de evaluación que
recompensan a los bosquesinos con montos proporcionales a sus
esfuerzos por conservar y manejar el bosque.

 Los riesgos del incentivo “recompensa”

El mayor riesgo de esta alternativa de incentivos consiste en su posible


perversión en una empresa asistencialista, paternalista, dominante y
manipuladora.

1. La racionalidad técnica imaginada superior a la del bosquesino.


2. La autoridad de los profesionales urbanos sobre el simple
“campesino” o “indígena”.
3. La preferencia acordada a la empresa privada y sus lazos jerárquicos
de peonaje (que amenazan con convertir al bosquesino en obrero
dependiente, cuando hasta ahora goza de su libertad de productor).
4. El prejuicio de la pobreza (cuando se trata realmente de escasez de
dinero y del estándar de vida bosquesino en el sentido positivo).
5. El rendimiento a corto plazo (cuando el bosque y sus habitantes
tienen sus propios ritmos de producción y evolución) que se opone a
las exigencias de inversión a largo plazo y acordes a la regeneración
de los recursos forestales.

La falta de profesionales — y de políticos y desarrollistas — con una


visión realista de la alteridad bosquesina hace temer que la presente
propuesta de incentivo por recompensa, en caso de tener una acogida
oficial positiva, sólo sea comprendida e implementada en su medio y
fin, más no en su método y forma interculturales.

El dinero, en este caso, se lo utilizaría como medio de manipulación


de la población bosquesina, ya que ésta consigue su satisfacción por
el consumo inmediato, con el fin de implementar “mecánicamente”
métodos de reforestación “técnicos” que serán impuestos bajo la
amenaza del corte o recorte de la recompensa. La recompensa,
entonces, será un nuevo instrumento de la dominación, pues obligará
a los bosquesinos a adoptar un modelo de conservación y manejo
impuesto e reprimirá el potencial socio-cultural de desarrollo
propiamente bosquesino.

Desde luego, para evitar, a la vez, las críticas de esta alternativa por
supuesto asistencialismo y paternalismo y sus riesgos de dominación
y manipulación, insistimos en que, en nuestra propuesta, los cuatro
aspectos del incentivo “recompensa” — método, contenido, fin y
forma — están intrincadamente ligados.

Del lado del bosquesino, existe el riesgo que, al recibir cada tres meses
una suma de dinero relativamente importante, ya no trabajará, sino
irá a la ciudad a comprar víveres para tres meses, con los que se
mantendrá en ocio permanente, lo que es un factor de aumento del
alcoholismo, de la violencia familiar y de pérdida de autoestima, como
se ha observado en la reservas indígenas de Estados Unidos.

El incentivo mediante “concientización”

La propuesta se fundamenta en la hipótesis que el proceso inicial de


reforestación y enriquecimiento de purmas observado en el Ampiyacu
(y sólo casual en el Bajo Ucayali) obedece a criterios que son
“socializables” para expandir en la población bosquesina este tipo de
iniciativas. Estos criterios son:
(1) la percepción de la escasez de recursos naturales,
(2) la creación de una riqueza para el futuro (eventualmente para los
hijos).
La socialización de estos criterios la llamamos “concientización” por
corresponder ella a la expansión social de una conciencia que lleva a
un nuevo tipo de actividades motivadas por los dos criterios que son
los contenidos de esta conciencia.

El proceso de concientización se llevará a cabo por el diálogo y la


interacción entre el promotor y estas unidades (que el promotor tiene
que identificar primero), mas no por medio de asambleas comunales,
que sólo pueden dar lugar a pasos introductorios.

 El método del incentivo “concientización”

El método de este incentivo, como el del anterior, es intercultural y


basado en el interaprendizaje, el cual, en este caso, es más exigente
por dirigirse a cada actor individual o grupal y no beneficiarse de un
contenido y un fin que a priori responden a un valor bosquesino
tradicional al que se puede apelar en una asamblea comunal.

La explicitación de la situación de escasez lleva a la comprensión de


la dimensión de la escasez, de sus causas y consecuencias. Esta
comprensión permite al bosquesino evaluar cada recurso escaso,
atribuir la responsabilidad de la situación a acciones de él mismo y
prever las dificultades en el futuro en el caso de seguir con las mismas
acciones.

Al promotor, esta comprensión le permite definir el impacto objetivo


de los comuneros sobre su medio y la dinámica subjetiva que subyace
a las actividades del bosquesino, su lógica de vida cuando tropieza
con la escasez, compone con ella o busca una salida al problema.

La concientización ocurre cuando el actor descubre su propia


responsabilidad en la situación negativa en la que vive (y no sigue
atribuyendo su causa a la fatalidad o las circunstancias) y cuando este
descubrimiento es seguido por un segundo: el de su libertad de actuar
de manera diferente para remediar a la situación negativa, y por un
tercero: el descubrimiento que su visión es compartida en la
comunidad (lo que enmarca sus actividades consecuentes en los lazos
de solidaridad).

El instrumento metodológico es la elaboración de un mapa de manejo


implícito de la comunidad que visualice geográficamente el conjunto de
los recursos actuales y desaparecidos y su abundancia o escasez, tales
como resultan del manejo actual implícito en las prácticas cotidianas
de las unidades domésticas insertadas en relaciones con el mercado.
Las ubicaciones en el mapa se complementan con la información sobre
la frecuencia, las estaciones, las cantidades y los fines del uso.

El mapa de manejo implícito sirve, además, de referente para


reflexionar sobre alternativas a los modos actuales de explotación del
medio. Esta reflexión, sin embargo, no tendrá la suerte de desembocar
sobre las actividades alternativas consecuentes si el comunero no
descubre su libertad y no se identifica con su capacidad de cambiar
sus actividades rutinarias.

 El contenido del incentivo “concientización”

El contenido que motiva al bosquesino a emprender acciones de


reforestación y enriquecimiento de purmas, así como a renunciar a
prácticas extractivas depredadoras es complejo en la medida en que
debe combinar el tener con el ser.

Tener — en el futuro — ciertos recursos forestales cerca de su casa,


puede ser motivador, pero este logro a mediano o largo plazo (los
frutales o la madera) motiva, diríamos, moderadamente y a menudo
no de manera decisiva para que el bosquesino pase a la acción.

La conciencia compartida en las comunidades de la escasez ha


estimulado ciertas iniciativas personales que testimonian de la
previsión y acción. Cuando inspeccionamos el resultado de tales
trabajos en compañía del dueño de la reforestación, éste no sólo nos
llevó al sitio y nos mostró la parcela, sino también nos habló con
orgullo de su obra y con satisfacción del desarrollo de las plantas. Este
“ser orgulloso” y “ser satisfecho” en un nuevo rol productivo debe
considerarse como parte del contenido del incentivo, — y como parte
importante, pues es inmediata y vinculada a la actividad misma y
capaz de motivar su continuidad.
Pensamos que la previsión de tener en el futuro recursos que hoy
escasean y exigen cada día mayor inversión de trabajo motivará en
primer instancia las actividades de manejo, pero, una vez que el
bosquesino se ha decidido a remediar a la escasez y a emprender
actividades de manejo, el gusto en el trabajo y el gozo del crecimiento
motivan la repetición y continuidad de estas actividades.

En el caso presente, en el cual no existe sanción monetaria por este


tipo de abstención o el aumento de la labor extractiva (madera,
frutales), es realista prever que la extracción de los recursos que
subsisten seguirá, — por lo menos hasta que los árboles plantados den
cosecha.

 El fin del incentivo “concientización”


 La forma del incentivo “concientización”
 Los riesgos del incentivo “concientización”

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