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Eujanián, Alejandro.

El estudio de los sujetos: de la vida privada a la sociabilidad

La recuperación del actor social puede pensarse en dos dimensiones: un giro hacia adentro y otro hacia afuera. En
el primer caso, la indagación histórica se encaminó hacia el estudio del mundo privado de los actores, sea que se
entienda por ello aquellas dimensiones no públicas del comportamiento humano, sea que se trate de un repliegue
sobre la intimidad de los sujetos. Así, la historia de la vida privada rompe con una historia tradicionalmente anclada
en el ámbito de lo público, aun cuando la línea divisoria entre público y privado sea muy difusa. Precisamente esta
historiografía trata de demostrar cómo se definen ambas esferas en sociedades y épocas determinadas.
Los estudios históricos se abren entonces a un amplio abanico temático que suele incluir la historia de la
cotidianidad, lo íntimo, la sensibilidad, la sociabilidad, los afectos; que indaga sobre las representaciones sociales
del amor, la pareja, la niñez, la sexualidad, la familia, el honor o el gusto, tratando de verificar y explicar sus
transformaciones. Estas temáticas demandaron la utilización de fuentes “no tradicionales” tales como la pintura y
la literatura, el universo de las imágenes y los lenguajes expresados en la oralidad, la iconografía, el teatro, la
fotografía o la publicidad, etcétera.
La expresión historiográfica más célebre fue la colección dirigida por Philippe Aries y Georges Duby, Historia de la
vida privada, obra en varios tomos que abarca la historia europea a lo largo de dos milenios, orientada a explicar
los cambios que en diversas épocas afectaron a la noción y los aspectos de lo privado. La obra constituyó un
resonante éxito editorial y tuvo sus ecos en nuestro país en textos tales como los de Ricardo Cicerchia, Historia de
la vida privada en la Argentina, y su homónima dirigida por F. Devoto y M. Madero, ambas conformadas por tres
tomos. Ciertamente, con resoluciones distintas, los textos locales reflejan con elocuencia las nuevas dimensiones
incorporadas a la agenda historiográfica.
En síntesis, la historia de la vida privada y de lo cotidiano ofrece a la historia de la sociedad la posibilidad de
comprender las experiencias, valores, gustos, de conectar aspectos simbólicos e imaginarios con las condiciones
materiales y relaciones sociales en situaciones y coyunturas concretas.
El mundo de las subjetividades fue explorado también a partir de la historia oral. Con algunos precedentes, ella
se originó en la experiencia británica de los History Workshops de la década del sesenta; desde entonces, esta
técnica orientada a “recuperar las voces del pasado” ha mutado y se ha expandido a los más diversos territorios:
inmigración, el mundo del trabajo, fenómenos de resistencia, clases subalternas, elites, etcétera. A través de la
historia oral se indaga el mundo de las experiencias y las vivencias de los actores: el testimonio adquiere así
estatuto de fuente privilegiada para percibir los mecanismos de la construcción de la memoria, esa compleja
dialéctica entre recuerdos y olvidos.
A partir de los textos fundantes, como los de Paul Thompson, Phillippe Joutard y Ralph Samuel, aparecieron
obras que contaron con una considerable influencia por las aperturas temáticas que plantearon. Así, algunos
aspectos de la guerra civil española fueron reconstruidos por Ronald Frazer; por su parte, Luisa Passerini
recuperó la memoria del antifascismo en Torino.
Existen asimismo numerosas publicaciones periódicas como Historia y fuente oral , Storia orale, Oral History y
célebres repositorios como el Archivo de la palabra, en México.
En la Argentina debe destacarse el trabajo pionero de Dora Schwarzstein, autora de textos programáticos, de
balances historiográficos y de libros concebidos desde la perspectiva de la historia oral, tales como los referidos a
la memoria e identidad del exilio republicano español en la Argentina. Las Jornadas de Historia Oral que organiza
la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires convocan anualmente a una cantidad
creciente de estudiosos de la materia. Existen asimismo varios programas institucionales –como el que funciona
en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA– y repositorios que albergan testimonios orales, tales como el
Archivo oral de la Universidad de Buenos Aires o el Archivo oral del Instituto Di Tella , producto de la primera
experiencia local de este tipo, que se realizó en los años sesenta.
Las profundas transformaciones historiográficas operadas por el giro hacia adentro se vieron reforzadas por el giro
hacia afuera. Se trata de una agenda temática y metodológica que explora el universo relacional de los actores a
partir, fundamentalmente, de dos perspectivas: los estudios sobre la sociabilidad y sobre las redes relacionales.
Esta nueva historia coloca en el centro de sus preocupaciones el juego de relaciones interpersonales; en lugar de
una lógica social global que remite a una única relación esencial, como por ejemplo la que establecería la
burguesía y el proletariado, importa ahora la experiencia concreta de los actores específicos y la construcción e
interpretación que ellos hacen del mundo social. Consecuentemente esta historiografía procura reconstituir las
formas, espacios y contenidos que asumen los vínculos en instancias tan diversas como el parentesco, la amistad,
la vecindad, el trabajo, la política, la religión, el sindicalismo, los deportes, el asociacionismo, etcétera.
Respecto de las redes sociales, tras los primeros trabajos de los antropólogos sociales de la Universidad de
Cambridge de mediados del siglo pasado, asistimos hoy a la formalización teórica y metodológica de esta
perspectiva y a su aplicación en la sociología y la historia. El supuesto general de los estudios basados en esta
metodología es que, en sus interacciones, los actores crean sistemas de redes relacionales que pueden
estudiarse de modo sistemático hasta ser codificadas y sistematizadas. Se crea así una matriz de relaciones
plasmada en un grafo que representa las relaciones de los actores con determinados hechos y, a través de estos,
la relación con otros actores. El método ha tenido varias aplicaciones, por ejemplo en el campo antropológico
(Mitchell.) o sobre el mundo del trabajo (Gribaudi). En nuestro país, se destacan las contribuciones de Beatriz
Bragoni, Juan C. Gravaglia, Zacarías Moutoukias, Eduardo Míguez, aplicadas a las elites político económicas,
o a la inmigración.
El concepto de sociabilidad, otro recurso inestimable de la historia contemporánea, también parte del carácter
relacional de los individuos pero en este caso se trata principalmente de analizar estas relaciones en su dimensión
asociativa. Las asociaciones suelen reunir a un grupo de individuos en torno a intereses comunes, ya sean estos
de interés público –sociedades literarias, científicas, filosóficas, filantrópicas o caritativas–, sectoriales –
organizaciones de oficio, sociedades mutuales–, o simplemente recreativos, constituyéndose así en espacios que
multiplican las relaciones sociales fuera del ámbito privado. Los tipos y formas concretas de asociación presentan
una amplia diversidad, por ello los cientistas sociales han recurrido a tipologías y clasificaciones.
El objetivo principal de este tipo de estudios consiste en explorar las diversas formas de agrupamiento, sus
lógicas, propósitos y funcionamiento, empleándose para su análisis criterios tales como el grado de formalización,
los objetivos, las funciones, la composición y los modos de adscripción y participación, etcétera. Tras las sendas
abiertas en Europa por Maurice Agulhon y Francois X. Guerra, en la Argentina se destacan las obras de Pilar
González Bernaldo de Quirós, que demuestra la productividad de la perspectiva para el análisis de la historia
política, o las de Sandra Gayol, referidas al análisis de los ámbitos de sociabilidad en Buenos Aires.
El interés por los actores sociales y su potencialidad explicativa se extiende hasta la valoración de las dimensiones
individuales. El individuo se convierte entonces en una lente privilegiada para dar cuenta de un medio social y de
una época. La resultante de ello es el renovado auge de la biografía, que como sostuviera G. Levi, admite
actualmente variados usos.
Como recurso metodológico, el método biográfico se emplea en las ciencias sociales –sociología, antropología, y
en la psicología social– de diversos modos: los relatos orales autobiográficos, las encuestas etnográficas, las
historias o relatos de vida. Por su parte, la prosopografía –o sea, el análisis de un conjunto de biografías– se
revela particularmente útil para conocer la composición de grupos o elites de poder.
Una biografía no sólo ilustra un itinerario individual; en su aspecto instrumental, la biografía permite abordar las
relaciones entre el individuo y los contextos sociales, un juego de escalas entre lo micro y lo macro desde donde
explorar las más diversas temáticas.
Un buen ejemplo de los modos en que los historiadores construyen y emplean las biografías lo constituye el
fantástico texto de J. Le Goff Saint Louis; no debería sorprender que su autor lo considere una antibiografía, ya
que la vida del monarca-santo ilustra más su época y su contexto social que una existencia sobre la cual no
abunda información y está plagada de mitos. Otros ejemplos son las reconstrucciones sobre personajes de la
historia contemporánea, como el monumental Mussolini, de Renzo de Felice.
La perspectiva biográfica como estrategia metodológica ha sido asimismo empleada para reconstruir las
características de los sectores populares: los casos del molinero Menocchio en El queso y los gusanos, de Carlo
Ginzburg, o la historia recreada por Natalie Zemon Davis en El retorno de Martin Guerre, o Mujeres de los
márgenes: tres vidas del siglo XVII, constituyen notables ejemplos. En estos casos, acaso resulte más adecuada
la expresión de Sabina Loriga que en lugar de biografía propone la expresión espacios biográficos, para aludir a
la imposibilidad de reconstruir acabadamente una vida.
A modo de ejemplo de la productividad de la biografía en nuestro país, puede citarse la colección publicada por
Fondo de Cultura Económica, Los nombres del poder, conjunto de biografías políticas de las principales figuras de
la historia argentina.

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