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“El perro y el cocodrilo” de Félix María de “La rana y la gallina” de Tomás de Iriarte

Samaniego
Desde su charco, una parlera rana
Bebiendo un perro en el Nilo
al mismo tiempo corría. oyó cacarear a una gallina.
—Bebe quieto—le decía
un taimado cocodrilo. ¡Vaya!-le dijo-; no creyera, hermana,
Díjole el perro prudente:
Dañoso es beber y andar, que fueras tan incómoda vecina.
¿pero es sano el aguardar
a que me claves el diente?. Y con toda esa bulla, ¿Qué hay de nuevo?
¡Oh, qué docto perro viejo! -Nada, sino anunciar que pongo un huevo.
Yo venero tu sentir -¿Un huevo solo? ¡Y alborotas tanto!
en esto de no seguir -Un huevo solo; si, señora mía.
del enemigo el consejo.
¿Te espantas de eso cuando no me espanto

de oírte como graznas noche y día?

Yo, porque sirvo de algo, lo público;

tú que de nada sirves, calla el pico.

"Al que trabaja algo, puede disimulársele sin que


pregone; el que nada hace debe callar"

“La tortuga y la liebre “ de Esopo “La cigarra y la hormiga” de Jean de la Fontaine

Una tortuga y una liebre discutían sobre su rapidez. Cantó la cigarra durante todo el verano, retozó y
Convinieron entonces en correr una carrera y, tras descansó, y se ufanó de su arte, y al llegar el invierno se
fijar fecha y lugar, se separaron. Así pues, la liebre, encontró sin nada: ni una mosca, ni un gusano.
despreocupándose de la carrera, confiada en su Fue entonces a llorar su hambre a la hormiga vecina,
rapidez natural, se echó junto al camino y se puso a pidiéndole que le prestara de su grano hasta la llegada
dormir. La tortuga consciente de su propia lentitud, no de la próxima estación.
dejó de correr y así, sobrepasando a la liebre que - Te pagaré la deuda con sus intereses; -- le dijo --antes
dormía, alcanzó el premio de la victoria. de la cosecha, te doy mi palabra.
La fábula muestra que, muchas veces, el trabajo Mas la hormiga no es nada generosa, y este es su
vence a una naturaleza despreocupada. menor defecto. Y le preguntó a la cigarra:
- ¿Qué hacías tú cuando el tiempo era cálido y bello?
- Cantaba noche y día libremente -- respondió la
despreocupada cigarra.
- ¿Con que cantabas? ¡Me gusta tu frescura! Pues
entonces ponte ahora a bailar, amiga mía.
No pases tu tiempo dedicado sólo al placer. Trabaja, y
guarda de tu cosecha para los momentos de escasez.
“El lobo y la cabra” de Esopo
Encontró un lobo a una cabra que pastaba a la orilla de un precipicio. Como no podía llegar a donde estaba
ella le dijo:
- Oye amiga, mejor baja pues ahí te puedes caer. Además, mira este prado donde estoy yo, está bien verde
y crecido.
Pero la cabra le dijo:
- Bien sé que no me invitas a comer a mí, sino a ti mismo, siendo yo tu plato.

Conoce siempre a los malvados, para que no te atrapen con sus engaños.

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