Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
La primera etapa de la gestación está comprendida entre la formación del cigoto y el inicio del
periodo implantatorio del embrión. En esta etapa el cigoto sufre una serie de divisiones mitóticas
dando lugar a la formación de numerosas células denominadas blastómeros. Una vez formados de
8 a 16 blastómeros, el embrión es denominado mórula, luego los blastómeros producen un fluido
formando una cavidad denominada blastocele y el embrión es denominado blastocisto. La masa
de células se divide en un grupo de células que va a formar el embrión propiamente dicho (masa
celular interna o embrioblasto) y un grupo de células periféricas que formarán el trofoblasto o
trofoectodermo. El embrioblasto da origen al ectodermo, medosermo y endodermo y el trofoblasto
da origen a la placenta fetal uniéndose a las carúnculas uterinas, para dar inicio a los primordios
de los placentomas (Bartolome, 2009). Los niveles de progesterona producidos por el cuerpo lúteo
(CL) juegan un papel muy importante en esta etapa, puesto que controlan el ambiente del oviducto
y del útero, por tal razón los niveles pulsátiles en un principio y basales posteriormente de LH
mantienen la actividad del CL, junto con la hormona de crecimiento (GH o STH) y los factores de
crecimiento tipo insulínico (IGF-1) los cuales tienen acción luteotrófica. La secreción de
progesterona por parte del CL (6/15 ng/ml) estimula la actividad secretoria de las glándulas
endometriales que producen sustancias encargadas de mantener el embrión hasta que se formen
los placentomas. Estas secreciones, denominadas vulgarmente "leche uterina", son absorbidas por
el blastocisto y el saco vitelino y utilizadas como nutrientes durante la etapa previa a la formación
del corioalantoides (Bartolome, 2009).
En esta etapa el embrión es activo desde el punto de vista endócrino, produciendo esteroides,
prostaglandinas y varias proteínas, debido a que desde la ovulación hasta el día 15, la secreción de
progesterona y el ambiente uterino son similares en vacas gestantes y vacas no gestantes, pero a
partir del día 16, es necesario que el embrión emita una señal para evitar la luteólisis, extender la
vida del CL y la formación de la placenta para el desarrollo de la gestación. Esto incluye la
inhibición de la liberación de PGF2α, la modificación del ambiente uterino y los cambios que
evitan el rechazo inmunológico del embrión. Las células mononucleares del trofoblasto secretan
alrededor del día 16 el interferón-tao, que inhibe la síntesis de receptores para los estrógenos y
oxitocina, por lo tanto inhibe la secreción de PGF2α, evitando la luteolisis y asegurando la
permanencia del CL. El embrión también modifica el flujo sanguíneo y la permeabilidad vascular,
el movimiento de fluidos, la respuesta del CL a las prostaglandinas, la actividad secretoria y
metabólica del útero, la transferencia de nutrientes, la actividad inmune y el desarrollo de la
glándula mamaria. En cuanto a la parte inmunológica el embrión presenta antígenos de
histocompatibilidad que podrían originar una respuesta inmune con linfocitos-T por parte de la
madre, sin embargo, esto no sucede. Los esteroides (estrógeno y progesterona) tienen acción pro
y anti-inflamatoria, respectivamente. Durante el desarrollo embrionario y fetal, la progesterona es
la encargada de inhibir la respuesta inmune contra los tejidos embrionarios y fetales, tratando de
no comprometer la respuesta inmune contra agentes infecciosos. En forma simplificada, la
progesterona afectaría la diferenciación de las células T, favoreciendo la producción de citokinas
para las células Th-2 e inhibiendo las citokinas para las células Th-1 y de esta manera permitiría
la implantación (Bartolome, 2009).
Gestación en Yeguas, al igual que en los bovinos la gestación se encuentra dividida en tres etapas,
que para esta especie son: la etapa ovular, la cual se extiende desde la fecundación hasta el día 15,
durante la cual se desarrolla al estado de blastocito y su llegada al útero, luego la etapa embrionaria
abarca del día 15 al día 60 y la etapa fetal comprende desde el día 60 hasta el parto, que varia entre
los días 340 a 342 días. Las razas pesadas pueden tener un período de gestación más corto (330
días). A comparación de los bovinos los fetos hembras tienen una gestación más prolongada que
los fetos machos (Rivera Gaona, n.d.). Mediante algún mecanismo aún no conocido en su
totalidad, las yeguas suprimen la regulación positiva cíclica normal de los receptores de oxitocina
en el endometrio, evitando así la secreción de PGF2α, como respuesta a la secreción de oxitocina
por parte del endometrio. Al no haber secreción de PGF2α se conserva la función del CL de la
yegua, sin embargo la producción de progesterona desciende constantemente a lo largo de los 20
días siguientes. El suministro de progesterona es entonces suplementado por CLs accesorios
inducidos por la gonadotropina coriónica; esto se explicará mejor en la etapa embrionaria.
En la primera etapa, el traslado del embrión por el oviducto se produce gracias a los cilios de la
mucosa oviductal y la secreción de cantidades apreciables de prostaglandina E2 (PGE2)
producidas por el mismo embrión cuando alcanza el estado de mórula. La PGE2 actúa localmente
sobre las fibras musculares lisas y circulares en la pared del oviducto y hace que el embrión avance
con la ayuda de los movimientos rítmicos de los cilios para entrar al útero, viaje que demora 6 días
a partir de este día, el tamaño total comienza a aumentar, lo que contribuye al adelgazamiento de
la zona pelúcida, que finalmente se rompe, dejando al embrión rodeado sólo de la cápsula y dando
paso al desarrollo del blastocito (Paredes Higuera, 2013).
El embrión se mueve de un lado a otro dentro de los cuernos uterinos durante al menos una semana
para finalmente “fijarse”, generalmente en uno de los cuernos hacia el día 15 a 17.
En la actualidad está bastante claro que el movimiento constante del embrión equino dentro del
útero entre los días 7 a 17 es necesario para asegurar que se consiga el reconocimiento materno de
la gestación en la totalidad del útero. Por lo tanto, para el mantenimiento temprano de la gestación,
el endometrio debe estar en buen estado y no haber barreras físicas que eviten que el embrión se
mueva libremente por el lumen. La progesterona secretada por el cuerpo lúteo es esencial en la
fase de movilidad y está estimulada por la presencia del embrión en el lumen uterino (Paredes
Higuera, 2013). Además, se cree que el blastocito sintetiza importantes niveles de estrógenos
alrededor del día 12 de gestación. Aunque el significado de esta síntesis no se ha establecido aún,
se presume que los estrógenos desempeñan también un papel fundamental en el mantenimiento de
la preñez.
En la última etapa, se presentan ligeras diferencias de tejidos, órganos o sistemas a lo largo del
desarrollo y maduración del feto. La formación de la placenta comienza recién alrededor del día
70 de gestación. Cuando desaparecen las copas endometriales la placenta ya es capaz de producir
altas concentraciones de progesterona para la mantención de la preñez, lo que generalmente sucede
al día 120 de gestación por medio de una reacción inmunológica de los linfocitos de la madre.
Asimismo se siguen con la producción de hormonas que juegan un papel importante para el
mantenimiento de la gestación, como la relaxina que comienza a producirse hacia el día 75 de la
gestación, alcanzando un pico hacia el día 180 y desciende hasta el 8º mes, momento en el que
aumenta de nuevo hasta el parto. Se cree que actúa con la prolactina en el mantenimiento de la
preñez e impidiendo contracciones uterinas espontáneas, aunque los niveles de prolactina no
presentan grandes variaciones en general, solo un ligero incremento hacia el final de la gestación
(EQUISAN, n.d.).
BIBLIOGRAFIA