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SEMA

NA 11
y 12
MÓDU
LO 1

Ética y Deontologia
Profesional

0
UNIDAD 7

CONCEPTO DE PROFESIÓN. PROFESIONES LIBERALES. DEBERES


PROFESIONALES GENERALES.

LA ACTIVIDAD PROFESIONAL

Para iniciar el tránsito por el camino señalado, en primer término, podemos


decir que coincidimos con aquellos que opinan que el significado de los
términos constituye el primer paso para que el intérprete indague en la
interpretación; y, en este sentido, Arias Cáu (2013) al referirse a la noción de
profesión ―liberal‖ es de opinión que , las diversas acepciones o bien el cambio
de sentido que puede darle el jurista con referencia al término coloquial o
vulgar, necesariamente incide luego en las proyecciones del término.

Con el agregado de que existen vocablos que admiten diferentes significados;


mientras que otros son equívocos porque su significación induce a confusión.

Teniendo en cuenta estas precauciones, veamos la luz que nos brinda el


diccionario.

Así, el vocablo ―profesión‖, ha sido calificado de ―equívoco‖ por autores de la


talla de Alterini y López Cabana (1992), en virtud de que: ―… ha sido traído a la
ley desde el lenguaje no jurídico‖.

Incluso, el diccionario de la Real Academia Española, en su tercera acepción,


dice que ―profesión‖ significa: ―Empleo, facultad u oficio que alguien ejerce y
por el que percibe una retribución‖; también: ―El empleo, facultad u oficio que
cada uno tiene y ejerce públicamente‖.

Desde el punto de vista jurídico, alou stella maris expresa ―profesión‖


comprende: ―… toda actividad desarrollada públicamente, de modo habitual y
como principal fuente de ingresos‖.

Por su parte Mosset Iturraspe (2000) al plantearse los interrogantes respecto


a:―¿Quiénes son?‖, y sobre: ―La necesidad de saber de quién hablamos‖, el
propio autor responde que Se considera profesional a la persona física que
ejerce una profesión. Es profesional aquel que ―por profesión o hábito
desempeña una actividad que constituye su principal fuente de ingresos. (Ratio
Iuris. Revista de Derecho Privado. Año III, N° 2,2015 ISSN: 2347-015132)

Y profesión es sinónimo de ejercicio de una carrera, oficio, ciencia o arte.

Para la real academia española, profesión es ―empleo, facultad u oficio que


alguien ejerce y por la que percibe una retribución

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Esta diversidad de conceptos y opiniones han dado nacimiento a –por lo
menos- dos grandes clasificaciones o criterios para entender en que consiste el
término ―profesión‖;

así, encontramos un criterio ―amplio‖ que considera como tal a toda aquella
actividad, exija o no título habilitante, que requiera de conocimientos técnicos
que hayan sido adquiridos en cualquier establecimiento educativo o de hecho,
que la misma sea realizada habitualmente y se presume onerosa;

las restantes consideradas como de criterio ―restringido‖ o ―estricto‖, donde


encontramos opiniones como la ofrecida por Trigo Represas y López Mesa
(2004), quienes dicen que… reserva la expresión profesional para quienes
poseen un título universitario que avale el nivel técnico y de sabiduría y
capacitación con que se desempeñan en su específica actividad,
preferentemente intelectual, cuyo ejercicio está simultáneamente vedado a
quiénes no tienen el respectivo título habilitante. (Vol. 2, p. 275).

En este orden de ideas, la labor profesional, supone el cumplimiento de


deberes específicos, propios de cada actividad, y su inejecución genera, por lo
tanto, infracciones típicas; y, en este sentido, Weingarten (2006), ha dicho:

Un profesional se encuentra implicado en un sistema experto; la confianza que


en él se deposita reside no tanto en la persona en sí misma del profesional, en
sus cualidades específicas, sino más bien en su capacidad abstracta, en el
conocimiento experto que aplica, algo que normalmente un consumidor no
puede verificar por sí mismo. Este tipo de conocimiento ha desplazado a la
autoridad y el respaldo experiencial del saber tradicional, instituyendo reglas
abstractas de validación y legitimación.

De tal manera, la noción de actividad profesional no queda confinada a la que


realiza quien posee un título universitario, y así abarca a la de los no
diplomados.

Estos conceptos dados anticipan la importancia de estudiar la cuestión,


especialmente, en relación con la responsabilidad que conlleva el ejercicio de
una actividad considerada como profesional; empero, debemos profundizar en
la cuestión conceptual, aún más, por los motivos supra expuestos;

Entre las notas características que hacen al significado de "profesional" cabe


mencionar las siguientes: habitualidad, reglamentación, presunción de
onerosidad, autonomía técnica y, en su caso, sujeción a la colegiación,
sumisión a normas éticas y sometimiento a potestades disciplinarias. No es
imprescindible el título profesional universitario.

Tampoco podemos dejar de recordar que, supra, ya hemos recurrido a la


opinión de Alterini y López Cabana (1995), quienes han dicho (en jornadas y

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encuentros de derecho) que El adoptado en 1981 por las Jornadas de
Mercedes tuvo tres soportes:

a) "la Importancia o trascendencia de la actividad",

b) su dependencia "de una habilitación conforme a la ley", y

c) "que está (o debiera estar) reglamentada .

Esta noción ha sido considerablemente extendida en el Encuentro de Santa Fe


de 1988.

De manera que el concepto de profesional, "en sentido amplio, supone la


concurrencia de algunas de estas notas distintivas en su desempeño:
'habitualidad, ―reglamentación; "habilitación, ―presunción de onerosidad,
"autonomía técnica y, en su caso/sujeción a la colegiación, sumisión a normas
éticas y sometimiento a potestades disciplinarias. No es imprescindible el título
profesional universitario"

Los mismos autores, también, han dicho respecto de las notas distintivas
delprofesional que el encuentro de Santa Fe, al caracterizar al profesional en
sentido amplio, ha tomado en cuenta ciertas notas distintivas que resultan del
análisis del sistema jurídico.

Estas notas, cabe señalar, fueron propuestas a ese Encuentro en la ponencia


de los autores referenciados, publicada en1988 en la Revista Jurídica Zeus de
Rosario (Provincia de Santa Fe), t Q 47, pág. D-50. Con posterioridad, el
criterio que allí se propicio fue también admitido en las Jornadas de Rosario);
en las de Profesores de Derecho, de Lomas de Zamora ; en las V Rioplatenses
; en las IV Sanjuaneas y en las Marplatenses, subrayándose en estas tres
últimas la condición de experto en un área del saber (científico, técnico o
práctico)".

Su nómina es la siguiente:

a) Habitualidad. La exigen el lenguaje natural, y el jurídico, al definir al


comerciante. b) Reglamentación. Como se ha visto supra, , las Jornadas de
Mercedes también pusieron el acento en la reglamentabilidad de la actividad.

c) Habilitación. Correlativamente, las mismas Jornadas de Mercedes


entendieron que el ejercicio supone una habilitación previa.

d) Presunción de onerosidad. Resultan hoy del Código Civil Y Comercial (art.


1068; 1125; 1357; 1376).

e) Autonomía técnica. Aun cuando promedie locación de servicios o relación


laboral, el profesional sólo tiene subordinación jurídica.

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f) Sujeción a colegiación. El profesional puede estar sujeto a colegiación
obligatoria, lo cual el caso del periodista— no obsta al art. 16-libertad de
asociación- del Pacto de San José de Costa Rica (ley 23.054 y rango que le
asigna el art. 75, inc. 22 de la Constitución Nacional reformada en 1994), según
ha sido oportunamente resuelto por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos.

g) Sumisión a normas éticas. El ejercicio profesional exige, de ordinario, el


respeto de normas éticas, codificadas o no, que constituyen su deontología
particular.

Empero, hay parte de la doctrina, tal el caso de Trigo Represas y López Mesa
(2004), quienes, con un criterio más estricto, opinan que reserva la expresión
profesional para quienes poseen un título universitario que avale el nivel
técnico y de sabiduría y capacitación con que se desempeñan en su específica
actividad, preferentemente intelectual, cuyo ejercicio está simultáneamente
vedado a quienes no tienen el respectivo título habilitante.

Téngase presente que, el profesional, se obliga a prestar un servicio en base a


sus conocimientos científicos o técnicos, mismos que deben ser merituados de
acuerdo a las condiciones de las personas, tiempo y lugar, actuando con la
debida prudencia, cuidado y previsión.

Al respecto, Ghersi (1995) simplifica diciendo que ―Cuando hablamos de


―profesionales‖, estamos aludiendo a todos aquellos individuos que han
obtenido un título universitario y que representan en cada rama o saber
científico una cualificación de áreas específicas‖.

Asimismo, tampoco podemos dejar de considerar que, entre las definiciones


volcadas, ya ha surgido la diferencia con las denominadas profesiones
―liberales‖, lo que hace necesario su abordaje infra.

LA ACTIVIDAD PROFESIONAL LIBERAL

Ya hemos establecido la equivocidad descripta al término ―profesional‖ al que,


ahora, debe agregarse el adjetivo de ―liberal‖ para, así, formar la frase o
locución ―profesión liberal‖.

Siguiendo la metodología deductiva a la que recurrimos, partimos de


definiciones generales del diccionario para, luego, focalizarnos en establecer el
concepto que esperamos determinar que resulte aplicable al vocablo que
utilizamos, en este caso, ―liberal‖;

así, encontramos en la cuarta acepción del diccionario de la Real Academia


Española que dice que se refiere al: ―Dicho de un arte o de una profesión: Que
ante todo requiere el ejercicio del intelecto‖; y, es precisamente por éste último
elemento que, para aquellos que siguen la corriente más estricta, es el aspecto

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que caracteriza el vocablo en virtud del cual el profesional lleva adelante su
―tarea intelectual‖, en la que vuelca los conocimientos técnicos conseguidos en
la carrera universitaria y que, además, lo cualifican para llevar adelante su
actividad, pudiendo preferir entre diferentes opciones aquella que considere
más adecuada.

En lo que a los antecedentes históricos se refiere, Izquierdo Tolsada (1989)


recuerda que, en los albores del Derecho en Roma, ―profesión intelectual y
profesión liberal venían a ser términos casi sinónimos‖; y dichas profesiones
eran reservadas sólo para los ciudadanos libres, frente a las ―labores‖ propias
del esclavo, que consistían, fundamentalmente, en tareas manuales.

En cuanto a la idea de "liberal" como derivación de liberalidad o gratuidad,


tenemos que tener en cuenta una referencia histórica. En el antiguo Derecho
romano el trabajo intelectual nunca se remuneraba ya que hacerlo constituía
una deshonra, pues no era propio del hombre libre. No hay que olvidar que los
trabajos manuales eran efectuados por los esclavos, que se arrendaban al
igual que los bueyes y los instrumentos de labranza.

Sin embargo, en algunas ocasiones el beneficiario de la labor intelectual


prestada, en señal de reconocimiento o agradecimiento otorgaba una
prestación o premio al honor que se le había dispensado al poner a su servicio
dicha tarea.

Así nace el honorario, asociado pues con el honor y no con el dinero. Aún hoy
se mantiene esa división entre trabajo manual e intelectual y pervive la
concepción romana bajo la forma de un prejuicio que consiste en suponer que
el primero es común a todos los individuos mientras que el segundo es
patrimonio exclusivo de una franja de la sociedad.

Como una primera aproximación, entonces, podemos consideraR que en


general se entiende por ―liberal‖ a toda aquella relación autónoma, es decir, sin
relación de dependencia jurídica, económica y/o técnica, que le permite al
―profesional‖ opciones para elegir y decidir, en un caso concreto, y según sus
propios conocimientos adquiridos con base en el estudio o las reglas del arte
que ejerce habitualmente y que el profesional lleva adelante su tarea
intelectual, conforme a los conocimientos técnicos conseguidos en la carrera
universitaria y, asimismo, según su propio criterio, pudiendo, así, preferir entre
diferentes opciones aquella que considere más adecuada.

En este orden de ideas, Trigo Represas y López Mesa (2004) coinciden en


decir que es profesional liberal quien, poseyendo un título que lo legitima en su
actividad, ejerce libremente su profesión; o dicho de otra manera: ―… el que
poseyendo título habilitante para ello, desempeña actividades intelectuales y lo
hace de forma autónoma.‖

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Abreviando, decimos entonces que el concepto de ―profesión liberal‖ suele
aludir a dos características:

a) Se trata de oficios en los que predominan las destrezas intelectuales por


sobre las manuales; y

b) Se ejerce ―liberalmente‖, es decir, sin subordinación por parte del prestador


de servicios respecto del cliente.

Sobre las características, Tanzi (2012) es de opinión que Al definir el término


―profesional liberal‖ se hace hincapié en que se trata de un sector limitado pero
cuya actividad presenta ciertas singularidades:

a. autonomía técnica, propia del saber especializado;

b. sujeción a normas éticas, sometimiento a un régimen disciplinario;

c. colegiación.

Asimismo se ha desarrollado con precisión la temática del ―experto frente al


profano‖ señalando que, en doctrina extranjera, es corriente tomar en cuenta la
inferioridad de los profanos respecto de los profesionales, quienes tienen una
superioridad técnica considerable en las relaciones contractuales.

De lo hasta aquí expuesto surge, palmariamente, que las actividades


profesionales ―simples‖ tiene las siguientes coincidencias con las restantes
profesiones ―liberales‖, a saber:

1. Habitualidad;

2. Reglamentación;

3. Habilitación;

4. Presunción de onerosidad;

5. Autonomía técnica;

6. Sumisión a normas éticas;

8. Se ejerce libremente;

9. Predomina la actividad intelectual por sobre la manual.

Es decir que, por una amplia mayoría de coincidencias, no tendría por qué
existir cuestionamientos respecto a considerar que toda actividad profesional
simple o liberal, indistintamente.

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Sobre la cuestión, dice Spota (h) (2002) que Entiendo por profesiones regladas
o liberales a aquellas que exigen para habilitar su ejercicio la demostración, vía
prueba oficial y pública, de una determinada capacitación. Tales profesiones
están precedidas por estudios terciarios o universitarios. Estos conocimientos
están estructurados en forma científica, metódica y pedagógica. Esto significa
que es menester contar con una muestra objetiva que evidencie la adquisición
de determinados estudios o conocimientos mediando control directo, o
delegado del Estado, en instituciones públicas o privadas. La abogacía, la
medicina, la veterinaria, la ingeniería y la odontología son, entre otras tantas,
profesiones regladas. No solo media poder de policía para acceder a esas
profesiones, sino que también para fiscalizar su ejercicio. Esto último, puesto
que el sano orden social manda que se practique un efectivo control sobre el
ejercicio de las profesiones liberales. Actividad que conviene, para evitar la
injerencia estatal, sea realizada por una entidad social constituida por los
miembros de la profesión a controlar

Empece, lo supra expuesto, Gandolla (2000) simplifica la cuestión diciendo que


No podemos separar las tres características propias de esta actividad: título
universitario, habilitación o matrícula del colegio pertinente y autonomía
intelectual. Pero debemos puntualizar, en cuanto a esta última, que no refiere a
si el trabajo se ejerce en relación de dependencia o no, sino que se relaciona
con la tarea profesional que se realiza, y la autonomía es la ―intelectual‖.
Pudiendo agregarse que, además, son trabajadores que siempre pueden optar
por ejercer en forma independiente, aunque momentánea y
circunstancialmente no lo hagan.

CONCLUSIONES

Luego de este breve recorrido conceptual, histórico y normativo, podemos


concluir que, sólo hay dos elementos que delimitan la diferencia entre una
actividad profesional ―simple‖ y una del tipo considerado como ―liberal‖, siendo
estos la necesidad de contar con título universitario y la sujeción a una
colegiación; es decir, contar con matrícula otorgada por colegios profesionales
reconocidos oficialmente o autoridad facultada para ello.

La sola existencia de estos elementos, hace una diferencia notable al momento


de elegir el marco normativo aplicable, ante el supuesto de una acción por
responsabilidad civil profesional.

En esta dirección, nótese que un profesional liberal no es alcanzado por la ley


de Defensa del Consumidor (con la única excepción del artículo art. 2º,
segundo párrafo, in fine, de la Ley 24.240).

Respecto del Código unificado, aquí también, el legislador ha tenido la


intención de eximir de algunas obligaciones y responsabilidades al profesional
liberal; así, podemos dirigirnos a la letra del artículo 320, referido a la

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contabilidad y estados contables, respecto de las cuales queda eximido de
cumplimiento; en tanto que, el artículo 1.768 exime de las responsabilidades
emergentes por la realización de actividades riesgosas, previstas en el artículo
1.757; además, está sujeta a las reglas de las obligaciones de hacer y, la
responsabilidad es subjetiva, excepto que se haya comprometido un resultado
concreto.

DEBERES PROFESIONALES: es bueno considerar ciertos deberes típicos en


todo profesional. el secreto profesional es uno de estos, este le dice al
profesionista que no tiene derecho de divulgar información que le fue confiada
para poder llevar a cabo su labor, esto se hace con el fin de no perjudicar al
cliente o para evitar graves daños a terceros. el profesional también debe
propiciar la asociación de los miembros de su especialidad. la solidaridad es
uno de los medios más eficaces para incrementar la calidad del nivel intelectual
y moral de los asociados. en fin al profesional se le exige especialmente actuar
de acuerdo con la moral establecida. por tanto, debe evitar defender causas
injustas, usar sus conocimientos como instrumento de crimen y del vicio,
producir artículos o dar servicios de mala calidad, hacer presupuestos para su
exclusivo beneficio, proporcionar falso informes, etc. cuando un profesional
tiene una conducta honesta, dentro y fuera del ejercicio de su profesión, le
atraerá confianza y prestigio, lo cual no deja de ser un estímulo que lo
impulsará con más certeza en el recto ejercicio de su carrera.

BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES DE INFORMACIÓN- para unidad VII

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9
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FUNCIÓN DEL ABOGADO EN EL CAMPO JURÍDICO

Este tema se refiere a las posibilidades que se le ofrecen a ese profesional


para actuar en el campo jurídico positivo y las consecuencias de esa actividad.
Al respecto, puede distinguirse según relacionemos el abogado con la norma
ya dada, o bien planteemos la intervención profesional en vista a la creación
normativa.

Con relación a la norma positiva dada:

Conectando esa norma jurídica vigente con la función del abogado, podemos
clasificar los modos jurídicos que le es factible asumir a éste; son tres en total:
intérprete, crítico – valorativo y difusor.

Intérprete:

El primero que técnicamente y con orientación práctica desentraña el sentido


de la norma una vez promulgada es precisamente el abogado. La norma, como
objeto cultural, necesita ser precisada en sentido y alcance, pero esa tarea
para que sea veraz, armonizada con el resto del ordenamiento y justa, requiere
conocimientos especiales, experiencia y una visión totalizadora del sistema
jurídico. Es decir que el prudente manejo de los diferentes métodos
interpretativos desde el gramatical, el sistemático, el teleológico, etc., con vista
a poner en funcionamiento la disposición en cuestión, es una de las
importantes funciones que cumple cotidianamente el abogado.

La norma es casi un cuerpo sin vida hasta que es tomada por el abogado, y es
éste el que le da un soplo vital al ponerla en contacto con la realidad; hasta ese
momento el derecho era algo estático, y a partir de ahí algo dinámico. Si el
derecho tiene tres dimensiones, es precisamente el abogado el que en gran
medida completa el fenómeno jurídico al vincular prudentemente la norma con
la conducta, y para ello debe desentrañar previamente el sentido de aquélla, o
sea, de interpretarla. En cuanto a la amplitud de significación que puede
otorgársele a la norma, la interpretación es literal cuando se ajusta
estrictamente a su palabra, es extensiva cuando se le brinda la máxima
amplitud posible, o también restrictiva en los casos en que la significación se
reduce a su mínima expresión. Como vemos, el abogado, al interpretar la
norma, le va brindando tonos o modalidades particulares.

Crítica – valorativa.

Además de conocer el derecho positivo, el abogado debe someterlo a una


consideración valorativa o estimativa, tanto desde un punto de vista externo
como del contenido. Desde aquel ángulo se interrogará sobre la validez formal

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de la norma en cuanto a si fue dictada por el órgano competente y conforme al
procedimiento establecido. En el otro punto de vista interesa analizar la
ordenación de conductas contenidas en la norma y averiguar si esa distribución
de derechos y obligaciones se compatibiliza con las normas superiores hasta
llegar a la Constitución, y para el caso de que las contradiga auspiciar la
invalidación de la norma cuestionada. Pero también esa estimación puede
trascender los límites del derecho positivo y plantearse de qué modo aquella
norma satisface los fines propios del derecho: justicia y seguridad jurídica;
procurando, en consecuencia, que la norma no sólo sea legítima, sino también
orientada teleológicamente en el sentido indicado.

En un derecho que buscar ser menos formalista para preocuparse por ser más
justo, como el de los tiempos presentes, las leyes y los jueces van otorgando a
los abogados creciente espacio para intentar que el derecho sea aplicado
equitativamente.

Difusor:

El abogado es puente entre los sujetos de las fuentes formales del derecho y
aquellos a los que se dirigen las normas; pone en conexión el mundo técnico –
jurídico con el mundo jurídico profano. Así el profesional da a conocer las
regulaciones contenidas en las normas a sus interesados de un modo que
resulte accesible y procedente judicialmente, despoja al derecho de su pureza
técnica y lo traduce con un sentido casuístico a un nivel de comprensión
masivo.

Las revistas especializadas o las publicaciones destinadas a difundir las


normas satisfacen el requisito de la publicidad, constitucionalmente exigible.
Pero en realidad aquéllas no trascienden el ámbito de los estudios
profesionales, y desde éstos se cumple efectivamente la difusión del derecho
en un determinado orden de prioridades. Dado que la objetividad de la
transmisión en ciertos temas es prácticamente imposible, ese derecho que
llega al conocimiento de los profanos lo hace normalmente impregnado de las
consideraciones, particularidades o valoraciones que le ha impuesto,
consciente o inconscientemente, el abogado difusor.

La referida función de difusor que cumple el jurisperito contribuye a forjar


aquella doctrina que a nivel crítico – valorativo expresa la sociedad respecto de
las normas que más directamente y generalizadamente le llegan.

Como fuente material pre – normativa.

Entendemos por fuente material del derecho los datos o elementos de


naturaleza diversa, jurídica y no jurídica, que tienen en cuenta los sujetos de
las fuentes formales al crear las normas jurídicas. Y estas fuentes pueden
definirse como los distintos modos de formulación de las normas jurídicas; a

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saber, son cuatro: ley, costumbre, jurisprudencia y actos jurídicos; de donde las
normas se clasifican en legales, consuetudinarias, jurisprudenciales y
conmutativas, respectivamente. Veamos el funcionamiento de las señaladas
fuentes en un ejemplo, en la ley que fija la edad para casarse el legislador
debió haber consultado a médicos, psicólogos, datos demográficos, derecho
comparado, etc., pues todos éstos constituyen las fuentes materiales de
aquella norma, que desde el punto de vista de las fuentes formales es
precisamente una ley.

En el derecho, el abogado asume un rol dinamizador, y llega a funcionar como


un factor posibilitador o generador de normas jurídicas, resultando ser causa
eficiente de éstas a las que condiciona en su contenido. Pero el jurisperito,
como fuente material, presenta una característica que lo distingue de las
restantes; efectivamente, mientras éstas cumplen el papel pasivamente, el
abogado puede iniciar el proceso que terminará con la nueva norma; no está
forzado a esperar que los sujetos de las fuentes formales concurran a su
análisis o estudio, sino que va hacia ellos exigiendo o sugiriendo, directa o
indirectamente, una creación normativa. Es por eso que interesa ver en
particular esa actividad del abogado en cuanto fuente material, con respecto a
cada una de las fuentes formales, y las iremos considerando según el grado de
injerencia o participación decisiva que tiene el profesional.

Jurisprudencia.

Hay autores que han sobrevalorado esta fuente al punto de que sólo reconocen
carácter jurídico a aquello que los jueces aplican en sus sentencias. Sin llegar a
esa exageración, es indudable que el derecho se nos revela en los fallos en
términos de vigencia y de un modo más claro y preciso que en las normas
generales, enriquecido precisamente con las particularidades del caso.

Corresponde destacar que las decisiones jurisprudenciales existen


generalmente como resultado de las demandas y acciones que promueven los
abogados, y los jueces fallan conforme se traba la litis, estándole vedado ir más
allá de ésta supliendo la actividad de las partes. Puede decirse que la norma
individualizada por el juez está en gran medida atada o predeterminada por lo
afirmado o negado en el proceso; de alguna manera la sentencia ya está hecha
por el abogado de una de las partes, y lo que hace el órgano de aplicación es
una opción entre los argumentos y criterios de distribución de derechos y
obligaciones enfrentados en el juicio, ratificando con la nota de su autoridad
jurígena el criterio normativo auspiciado por uno de los profesionales
intervinientes.

El abogado traduce jurídicamente por ante el órgano de aplicación del derecho


la pretensión de su poderdante, con lo que abre el juego al órgano de
aplicación del derecho, y brinda la oportunidad para que la jurisprudencia actúe
y se manifieste como fuente normal. Los jueces actúan por impulsos de los
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abogados, y puede concluirse que si es verdad que las leyes dicen lo que los
jueces hacen decir, puede agregarse que los jueces le hacen decir a las leyes
aquello que una de las partes del proceso dijo que la ley decía.

Actos jurídicos.

Sin pretender ser demasiado técnicos ni precisos, a través de los actos


jurídicos, las personas con capacidad jurídica crean, dentro del margen legal
establecido, normas jurídicas conmutativas de alcance individual o general,
según se apliquen a un número determinado o indeterminado de casos, por
ejemplo, un boleto de compraventa y un convenio colectivo de trabajo,
respectivamente.

Es normal que los sujetos que realizan el acto jurídico cuenten con
asesoramiento profesional antes y durante el mismo, conforme al grado de
complejidad o importancia de los intereses comprometidos, y así el abogado
traduce jurídicamente y respetando las previsiones legales, las pretensiones de
las partes; es decir que el contenido del acto o los intereses en juego lo
suministran los sujetos intervinientes, y la forma jurídica, el abogado
encargado. Además, es habitual que la participación del profesional alcance al
contenido mismo del acto, llegando a funcionar en más de un caso como
amigable componedor, conciliando los intereses enfrentados, y posibilitando el
diálogo fructífero que culmine con la suscripción de la norma jurídica
conmutativa.

El reconocimiento del carácter de fuentes formales a los actos jurídicos implicó


que la teoría jurídica admita la función de sujetos formales del derecho a las
personas de derecho privado, con lo que se robusteció el rol de fuente material
que puede ejercer el abogado; pues aquéllas cumplen con la referida función
por medio de profesionales, son éstos los encargados de velar por la salud
jurídica de las personas, tratando de que sus derechos y obligaciones no se
enfermen y se mantengan en plenitud.

Contemporáneamente, se insiste en que la técnica legislativa debe recurrir a


criterios amplios de regulación, confiando en los jueces y en las personas
jurídicas para que vayan dentro los límites de la ley, contemplándola,
enriqueciéndola y adaptándola; es decir, que ejerzan su función de sujetos de
fuente formal. Se funda esta orientación en que resulta una pretensión utópica
pensar que basta la ley para lograr un orden jurídico eficaz, justo y seguro.
Consecuentemente, se termina por admitir a los abogados una tarea
importante en ese espacio legal, al estar encargados de preparar el
―anteproyecto‖ de las sentencias judiciales e informar a los particulares acerca
de sus derechos y obligaciones, que en su ejercicio irán generando las normas
jurídicas correspondientes.

Costumbre Jurídica.

13
La norma jurídica consuetudinaria, en virtud de su característica de no ser
escrita y consistir en la misma conducta que llega a tornarse obligatoria,
presenta dificultades, fundamentalmente en relación con el conocimiento
preciso de su contenido, como también en cuanto al momento en que se ha
constituido en verdadera fuente formal. En razón de ello, cuando la
jurisprudencia aplica una norma consuetudinaria ésta, si bien regía como
derecho positivo con anterioridad a esa consagración y al nivel de la ley en el
ordenamiento jurídico, gana no tanto entidad jurídica, sino ciertos aspectos
técnico – formales, como por ejemplo: claridad, precisión y publicidad.

Corresponde al abogado lograr que el derecho consuetudinario obtenga esas


ventajas técnico – formales, pues él se encarga de invocarlo ante los tribunales
en respaldo de sus demandas, y de esa manera el juez puede llegar a
consagrarlo en sus fallos.

Ley

La entendemos en un sentido lato, comprensivo de la ley formal y ley material,


o sea, abarca toda norma jurídica general dictada mediante la palabra, sea por
el poder específicamente legislativo o cualquier otro órgano competente.

Esta fuente formal cuenta con plena capacidad de iniciativa, no participando el


abogado en su inicio concreto. Es que el Poder Legislativo adopta decisiones
de tipo político más que técnico – jurídico, pero aun aquéllas requieren, a los
fines de su validez, que se ajusten a la Constitución, y este juicio exige los
conocimientos especializados que tiene aquel profesional.

Además, en esta fuente formal incluimos el amplio campo de las normas


legisferantes dictadas por el Poder Ejecutivo o administrador, y será el abogado
de la repartición pública que sanciona la norma el encargado de armonizar la
decisión con el resto del ordenamiento y de que cumpla con los requisitos
formales exigibles.

También, en relación con esta fuente, corresponde destacar al abogado como


forjador de doctrina, pues esta importante fuente material en sus orientaciones
interpretativa, crítico – valorativa y supletoria es elaborada por abogados que
se preocupan por los aspectos prácticos del derecho positivo, y que influyen en
mayor o menor medida en la formulación o variación de la ley.

Concluyamos este tema reafirmando el carácter inevitablemente ético de la


profesión de abogado, y destacando las posibilidades que diariamente se le
ofrecen a éste para perfeccionar directa o indirectamente el derecho positivo,
correspondiendo en consecuencia que los que cumplen estas tareas
abogadiles las asuman con vocación y conciencia de las características
señaladas.

14
Unidad 8

Principios de independencia y libertad en el ejercicio de la abogacía

INDEPENDENCIA DEL ABOGADO

•Garantiza el respeto por la voluntad individual de no estar atado a la voluntad


de otros de forma coercitiva.

•Refiere a la autodeterminación del profesional en orden a su conducta en el


ejercicio de la profesión.

El abogado ejercerá su función con libertad e independencia sin otros límites


que la ley y las normas deontológicas.

•Consiste en una jurisdicción autónoma de la plena soberanía de jueces y


magistrados, sin subordinación y sumisión.

Significa que a la hora de decidir no puede recibir ni estar sujeto a instrucciones


de terceros.

ASÍ MISMO DEBE SER LIBRE EN CUANTO A SU DIRECCIÓN DEL ASUNTO.

EL ABOGADO DEBE EVITAR CUALQUIER INFLUENCIA EXTERNA QUE


CONDICIONE SU ACTUAR PROFESIONAL, INCLUSO SUS PROPIOS
INTERESES.

―Ausencia de toda forma de injerencia, de interferencia, de vínculos y de


presiones de cualquiera que sean provenientes del exterior y que tiendan a
influenciar, desviar o distorsionar la acción del ente profesional para la
consecución de sus fines institucionales y la actividad desempeñada por los
colegiados en el ejercicio de su profesión‖.

La independencia tiene varias connotaciones que le diferencian del resto de


principios de la profesión de abogado:

15
Diferencia entre el principio de independencia y el principio de libertad
profesional del abogado: la independencia del abogado tiene una dimensión
negativa al no permitir cualquier injerencia, presión o presión exterior, en
cambio, la libertad profesional tiene una dimensión positiva, por cuanto otorga
al abogado la autonomía plena en la toma de decisiones sobre la forma y el
contenido de su trabajo profesional.

Diferencia entre el principio de independencia y el principio de imparcialidad: el


principio de imparcialidad supone el deber de permanecer ajenos y externos a
los intereses en conflicto, característica que les compete a los Jueces y
Tribunales; en cambio, los abogados no pueden ser imparciales, sino que
tienen que ser independientes y parciales actuando a favor de su cliente
defendiéndole con sujeción a los límites establecidos por las normas legales y
deontológicas.

El principio de independencia conlleva una serie de incompatibilidades para el


abogado ejerciente:

No podrá ejercer su profesión de abogado cuando se encuentre inmerso en


una causa de incompatibilidad.

No podrá mantener vínculos profesionales con cargos o profesiones


incompatibles con su la abogacía que impidan el correcto ejercicio de su
profesión.

No podrá desempeñar cargos o funciones públicas a la vez que ser abogado


ejerciente.

El abogado a quien afecte alguna incompatibilidad deberá comunicarlo, sin


excusa, a la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados y tendrá que cesar
inmediatamente de su cargo como abogado. Si no renuncia por escrito a su
profesión como abogado en el plazo de 30 días se entenderá que se ha dado
de baja en dicha profesión inmediatamente. El cese de la profesión de abogado
por estar inmerso en una causa de incompatibilidad constituye una infracción
muy grave, con independencia de las demás responsabilidades que le
correspondan.

CAPÍTULO VII - DERIVACIÓN A MEDIACIÓN – código procesal civil y


comercial de la provincia del chaco ley 7950 actual 2559 m

Artículo 322: En cualquier estado de la causa anterior a la sentencia, las partes


podrán acordar derivar la controversia a proceso de mediación, en la forma y
en los términos previstos en las leyes de mediación vigentes en la Provincia y
en la Nación si correspondiere. En c255aso de arribarse a un acuerdo, las
partes deberán presentar el mismo firmado por ellas, por los mediadores
intervinientes y por sus abogados ante el Juez de la causa para su
homologación, debiendo contemplar costos, costas y honorarios.

16
Este se limitará a examinar que el acuerdo no contravenga las disposiciones
legales ni contenga causales de nulidad absoluta, en cuyo caso dictará
resolución desestimando

el acuerdo y ordenando la continuación del juicio según su estado. Caso


contrario, dará por concluido el proceso.

Estudiar ley 7524 – 2275 b EJERCICIO DE LA PROFESIÓN DE ABOGADOS


Y PROCURADORES de la provincia del chaco

ACEPTACIÓN DE CAUSAS CIVILES Y PENALES. DESARROLLO Y CESE


DE LA RELACIÓN. EL SECRETO PROFESIONAL.

El abogado –salvo que sea funcionario del ministerio público- es libre de


aceptar o no las causas que se le presenten, sin que sea menester dar
explicación de su decisión en una u otra hipótesis.;

la aceptación de causas penales en ningún caso es contraria a la ética, ni aun


en los casos de ―venganza, odio, cuestiones políticas‖, etc.. si alguien cometió
un delito inspirado por alguna de esas motivaciones espurias u otras afines y
es imputado, ¿no tiene derecho de defensa alguno? ¿cae entonces el principio
constitucional de inocencia consagrado implícitamente en el art. 18 de la
constitución nacional y en las provinciales, como el art. 18 de la constitución de
salta?;

¿cuál es la finalidad de la asistencia técnica del abogado respecto del autor


confeso de delitos abominables, crímenes de lesa humanidad, violaciones
seguidas de muerte, etc. o guiados por motivos de discriminación, por precio,
etc.?

en primer lugar, el abogado debe ser el celoso custodio del respeto de las
garantías a un debido proceso y de defensa en juicio de su cliente, y segundo,
debe tratar de que él obtenga su absolución o la pena menor o más leve
posible, dentro del marco del ordenamiento legal, y sin valerse de pruebas
fraudulentas u obtenidas ilegítimamente (―frutos del árbol envenenado‖).

sabido es que resulta propio de lo jurídico lo que es controversial. para llegar a


la verdad se necesita de un camino a recorrer mediante las alegaciones y
pruebas. en un proceso nada es obvio ni evidente. hay casos penales donde
pese a lo que ―a priori‖ aparece indiscutible, luego llega a comprobarse que el
hecho no existió, o que no lo cometió el acusado o que existieron
circunstancias que conducen a modificar sustancialmente la calificación de un
delito; y situación muy distinta es que se pretenda iniciar, en el marco penal,
una querella impulsada por venganza, odio, cuestiones políticas, para
presionar, etc. allí sí corresponde no aceptar el caso, por analogía de lo que
sabemos respecto de las causas civiles.

17
Todas las partes que intervienen en un juicio, litigio o proceso judicial desean la
obtención de justicia a través del descubrimiento de la verdad o del mejor
derecho y su correspondiente prueba que lo acredite. no es lícito de conciencia
patrocinar una causa cuya injusticia es conocida y notoria de ante mano y
menos aún si es ilícita, de esta forma el abogado además de cómplice se
convierte en responsable de daños y perjuicios a terceros pues con seguridad
ha debido mentir o recurrir a fraudes o falsificación de documentos y falsos
testimonios violando los deberes éticos elementales de la profesión en su
relación con la verdad y la justicia que se persigue, se convierte en cooperador
formal. con otro ej. :no es licito aceptar el patrocinio de una declaración de
nulidad del matrimonio en un tribunal eclesiástico, si se sabe que el matrimonio
es válido y que, para probar lo contrario, van a utilizarse pruebas falsas,
actuando de este modo el abogado viola completamente los deberes éticos
elementales respecto a la verdad y a la justicia. las causas dudosas pueden ser
aceptadas y son las más frecuentes al tratarse de conflictos de intereses
particulares, contratos, cesiones, etc. en defensa de la causa el abogado está
obligado a emplear solo los elementos de investigación, pruebas autorizados
por la ley y la moral, si después de haber aceptado una causa dudosa, el
abogado descubre que es radicalmente injusta, ha de desistir y comunicárselo
al cliente

las causas con escasa probabilidad de ganar, se le debe aclarar al cliente que
no hay probabilidad de que prospere; si el cliente insiste, el abogado debe en
principio rechazar el encargo, otro caso , se puede aceptar igual sabiendo que
se perderá al final porque es una causa justa , no es licito en cambio aceptar el
encargo de una causa injusta, aunque no se pretenda registrarla para un
proceso normal, con el fin de utilizarla como arma para lograr una transacción
favorable al cliente, especulando con el miedo del demandado inocente

En la rama penal el abogado puede aceptar todas las causas exceptuando


aquellas que son injustas, planeadas por un querellante. así por ejemplo, un
abogado no puede aceptar el patrocinio de una querella por calumnias, cuando
le consta que no existe tal supuesto y que el querellante actúo con injusticia,
venganza o motivos oscuros por ejemplo calumnias e injurias fundadas en
intereses políticos o económicos. el abogado puede, en cambio aceptar
cualquier tipo de causa penal, en defensa del reo, aunque sepa que este es
culpable. ―el principio rector en las causas criminales es que el acusado tiene
derecho a quedar exento de sanción mientras no se pruebe con certeza moral
que la merece‖, en consecuencia el abogado defensor, aunque sepa que el
demandado cometió el crimen del que se le acusa, puede legalmente echar
mano de todos los recursos lícitos y legales, para evitar el veredicto de
culpabilidad, sin mentir y sin utilizar testigos falsos o perjuros, el abogado
puede y debe utilizar todos los medios que la ley le concede, así como todos

18
los procedimientos que su imaginación o inventiva le sugieran, para conseguir
un veredicto de inocencia.

La razón es clara: precisamente en nombre del derecho natural, todo acusado


tiene derecho a la mas amplia defensa posible para de este modo impedir
acusaciones o condenas injustas

Desarrollo y cese de la relación

El abogado siempre debe brindar al cliente seguridad, competencia, diligencia y


honradez profesional. no crearle falsas expectativas dándole la máxima
información, trato igualitario, fidelidad en el conocimiento de la causa y
diligencia en la tramitación

Es posible que el abogado experimente con frecuencia la tentación de servirse


de su superioridad técnica-jurídica para escamotear alguna de esas
dimensiones éticas. el fantasma real del legalismo puede estar presente casi
siempre. pero sin embargo hacer que prevalezca lo jurídico por sobre lo ético-
en asuntos de importancia familiar o profesional del cliente- es ya un ataque a
las normas elementales de la deontología

El cese de la relación

Los supuestos en que cesa la relación y sus implicaciones deontológicas

1. tiene lugar con la sentencia definitiva,

2. con el abandono de la causa por parte del cliente, en este caso el


abogado no puede, con el fraude o con informaciones falsas intentar persuadir
a toda costa la continuidad del pleito, si por el contrario, el abandono del cliente
se hace de forma que puede resultar ofensiva para el honor del abogado, este
debe dar conocimiento al colegio, procurando su intervención

3. con la transacción, conciliación

4. desistimiento del abogado unilateralmente, con justa razón, por ej.


injusticia de la causa, descubierta en un momento determinado, o con la
acumulación de nuevas pruebas; comportamiento irrespetuoso por parte del
cliente; incompatibilidad sobrevenida (por ej. que el abogado se haya
convertido en socio del cliente), este desistimiento debe efectuarse en
circunstancias favorables al cliente; con preaviso, para que se de tiempo a que
busque un nuevo letrado; con información detallada y completa al nuevo
defensor; con el cumplimiento de los remedios perentorios que estén
pendientes (por ej. interposición de un recurso antes de que transcurra el
plazo)

19
No es causa suficiente para el cese de la relación el agobio de trabajo excepto
que se cause un perjuicio cierto o probable al cliente, concordando una cierta
compensación a favor del cliente (reducción de honorarios).

la enfermedad grave es causa justa, para el cese como también una desgracia
personal en el ámbito de la familia, si eso trae consecuencias en el trabajo, no
es causa justa el deseo de realizar un viaje, o acudir a un congreso científico

5. por presentarse la necesidad de que el abogado intervenga como


testigo en la causa, en la que es representante de la parte

El secreto profesional es parte de la confianza que el cliente tiene con su


abogado, es un deber y un derecho fundamental de la profesión, comprenden
las confidencias de sus clientes, sus adversarios, sus colegas, y abarcan todos
los hechos y documentos de los cuales se haya tenido noticias durante el
proceso sean propios o de elaboración compartida con otros abogados.

El secreto profesional del abogado constituye un deber y, a la vez, un derecho.


encuentra su fundamento en el principio de la inviolabilidad de la persona
humana, de su intimidad y en la vida privada. es, pues, el andamiaje necesario
e indispensable de la libertad de expresión y comunicación que debe existir
entre el abogado defensor y el justiciable.

La reserva o silencio implica un imperativo insoslayable de carácter moral, ético


y legal de observancia rigurosa y estricta del secreto confiado. es de su
esencia.

Es, pues, en el orden normativo vigente, el de mayor jerarquía, habida cuenta


de que se encuentra en su cúspide jurídica (arg. arts. 18, 75, inc. 22, c.n., y
demás disposiciones concordantes, en cuanto garantiza el sagrado derecho de
defensa, y tutela libertades y garantías individuales y consecuentemente
derechos constitucionales). el mejor secreto confiado es aquel que no se dice a
nadie; pertenece a la categoría de los derechos humanos básicos y esenciales,
y así ha sido reconocido expresamente por pactos y convenciones
internacionales, como también en innumerables congresos nacionales y de la
abogacía de todo el mundo.

En el congreso nacional de ética profesional, organizado por el colegio público


de abogados de la capital federal se dijo: ―el abogado debe respetar
rigurosamente todo secreto profesional y oponerse ante los jueces u otra
autoridad al relevamiento del secreto profesional, negándose a responder las
preguntas que lo expongan a violarlo. sólo queda exceptuado: a) cuando se
tratare de su propia defensa‖, en lo referido a: ―salvo autorización fehaciente
del interesado‖.

20
También se aprobó la postura en el sentido de ―propiciar la derogación del art.
244 del código procesal penal de la nación (ley 23.984) en lo que se refiere a la
obligatoriedad de testimoniar, aun cuando mediare autorización del cliente‖

Independientemente de ello, sostenemos que la ley adjetiva no puede estar por


encima de la ley material que ordena, precisamente, preservar el secreto
profesional. sólo la conciencia del abogado determinará en qué circunstancias
podrá hablar o callar en definitiva.

El estado de derecho y la función social de la abogacía están obligados a


impulsar y propiciar mecanismos que generen la absoluta y suficiente confianza
de cualquier persona hacia su abogado defensor, habida cuenta de que allí se
encuentran en juego elementales principios y garantías fundamentales
protegidos no sólo por la declaración universal de derechos humanos del 10 de
diciembre de 1948, sino también por pactos y convenciones internacionales de
los cuales nuestro país es signatario.

El secreto profesional es un mecanismo esencial e insustituible de la justicia y


el estado de derecho. Constituye un pilar básico y forzoso del derecho de
defensa, y requiere para su pleno ejercicio la existencia de abogados libres e
independientes, sin ninguna sujeción o subordinación jerárquica tanto de los
poderes públicos como privados.

es necesario e indispensable, por lo tanto, garantizar la protección de la libertad


y dignidad del abogado haciendo efectiva la aplicación de la ley Nacional
23.187 (colegiación legal) toda vez que es el abogado libre e independiente
quien asegura el debido proceso legal y el acceso de los ciudadanos a la
justicia, en igualdad de condiciones y oportunidades.

La Cámara de Diputados de la Provincia del Chaco Sanciona con fuerza


de Ley Nro. 2275-B (Antes Ley 7524)
EJERCICIO DE LA PROFESIÓN DE ABOGADOS Y PROCURADORES
TÍTULO I
ABOGADOS Y PROCURADORES
CAPÍTULO I
REQUISITOS PARA EL EJERCICIO PROFESIONAL
Artículo 1º: El ejercicio de las profesiones de abogado y procurador en la
Provincia del Chaco se regirá por las prescripciones de la presente ley, por las
normas especiales sobre la materia de los códigos de procedimiento
provinciales y demás leyes que no resulten derogadas por ésta. La protección
de la libertad y dignidad de la profesión de abogado, forma parte de las
finalidades de esta ley y ninguna de sus disposiciones podrá entenderse en un
sentido que los menoscabe o restrinja.

Artículo 2º: Para el ejercicio de las profesiones de abogados y procuradores


ante los organismos jurisdiccionales de la Provincia será indispensable la

21
inscripción ante el Superior Tribunal de Justicia de la Provincia, que tendrá a su
cargo el Registro de la Matrícula Profesional de Abogados y Procuradores.

Artículo 3º: Para estar inscripto en los Registros de Abogados y Procuradores


se requiere:
a) Poseer título habilitante expedido por universidad nacional, provincial o
privada reconocida o extranjera, debidamente revalidado por la autoridad
competente.
a.1. Son títulos habilitantes para el ejercicio de la profesión de abogados:
a1.1 De doctor en: Jurisprudencia o en Derecho que lo habilite para esta
profesión.
a1.2 De abogado.
a.2. Son títulos habilitantes para el ejercicio de la profesión de Procuradores.
a.2.1 De doctor en: Jurisprudencia o en Derecho que lo habilite para esta
profesión.
a.2.2 De abogado.
a.2.3 De procurador.
b) Ser mayor de edad.
c) Constituir domicilio legal en la Provincia del Chaco y acreditar el domicilio
real.
d) Constituir domicilio electrónico conforme la reglamentación pertinente.
e) Acreditar no encontrarse incurso en las inhabilidades previstas en el artículo
9º de la presente ley.
f) Abonar la suma equivalente a 1.000 U. T. al Superior Tribunal de Justicia, por
única vez, quedando prohibido el cobro de cualquier otro monto o arancel, en
concepto de matrícula, habilitación y/o sostenimiento para ejercer la profesión.
Los abogados o procuradores matriculados en otras provincias y/o cuyo
domicilio real se encuentre fuera de la provincia, abonarán una tasa
diferenciada de 50.000 U.T.
g) Prestar juramento ante el Presidente del Superior Tribunal de Justicia.
CAPÍTULO II
JERARQUÍA DEL ABOGADO. DEBERES. DERECHOS y FUNCIONES

Artículo 4º: El abogado, en el ejercicio profesional, estará equiparado a los


magistrados en cuanto a la consideración y respeto que se le debe.
Artículo 5º: Son deberes específicos de los abogados y procuradores, sin
perjuicio de otros que se señalan en leyes especiales, los siguientes:
a) Observar fielmente la Constitución Nacional, los tratados incorporados en
ella y las leyes nacionales que se dicten, la Constitución Provincial y las leyes
que se dicten en su consecuencia.
b) Observar con fidelidad el secreto profesional, conforme lo establece la ley
nacional 24.766-de confidencialidad-.
c) Comportarse con lealtad, probidad y buena fe en el desempeño profesional.
d) Proceder con diligencia en la tramitación de los pleitos.
e) Ejercer la representación conforme con lo estipulado por las normas que
rigen el mandato en el Código Civil y en los Códigos de Procedimiento.
f) Comunicar al Superior Tribunal de Justicia todo cambio de domicilio real o
legal que efectúen, como también la cesación o reanudación de sus actividades
profesionales.

22
Artículo 6º: Son derechos y funciones específicos de los abogados, sin perjuicio
de los acordados por otras disposiciones legales, los siguientes:
a) Evacuar consultas jurídicas, defender, patrocinar y/o representar, judicial o
extrajudicialmente a sus clientes; ejercer como árbitros y/o amigables
componedores.
b) Percibir una remuneración justa acorde a la labor realizada.
c) Comunicarse libremente con sus clientes respecto de los intereses jurídicos
de éstos, cuando se hallaren privados de libertad.
CAPÍTULO III
INCOMPATIBILIDADES
Artículo 7º: No podrán ejercer la profesión de abogado o procurador:
a) El Gobernador, el Vicegobernador, los Ministros, los Secretarios y
Subsecretarios, el Fiscal de Estado y el Asesor General de Gobierno;
b) Los magistrados, funcionarios y empleados de la administración de justicia
nacional y provincial y de las reparticiones auxiliares sobre las que tenga
superintendencia el Superior Tribunal de Justicia;
c) Los magistrados, funcionarios y empleados de los tribunales de faltas
municipales;
d) Los magistrados y funcionarios judiciales de cualquier jurisdicción, jubilados
o retirados como tales. Esta incompatibilidad cesará automáticamente una vez
transcurrido el término de tres (3) años de obtenido el beneficio previsional. El
interesado deberá comunicarlo al Superior Tribunal de Justicia, a fin de habilitar
la pertinente matrícula; e) Los escribanos de registro, los contadores públicos,
martilleros y demás auxiliares de la justicia. Se podrán ejercer sin embargo,
simultáneamente las profesiones de procurador y abogado.

Artículo 8º: La prohibición establecida en el artículo anterior no obstará para


que las personas comprendidas en los incisos a), b), c) y d) del artículo
anterior, actúen en asuntos propios, en los de su cónyuge, ascendientes y
descendientes.

CAPÍTULO IV
INHABILIDADES

Artículo 9º: No podrán ejercer la profesión de abogado o procurador en la


jurisdicción de la Provincia del Chaco en los siguientes casos:

a) Los excluidos no rehabilitados en el ejercicio profesional, sea cual sea la


jurisdicción que lo haya excluido;
b) Los judicialmente declarados incapaces o inhábiles, según las normas del
Código Civil;
c) Los condenados judicialmente a cualquier tipo de pena por delito doloso que
le corresponda la inhabilitación profesional y en la medida de la duración de las
mismas, salvo la propia defensa;
d) Los inhabilitados, conforme a los códigos y leyes de fondo.

Artículo 10: Cuando un abogado o procurador inscripto en la matrícula sea


alcanzado por alguna de las inhabilidades e incompatibilidades establecidas en
los artículos 9º y 7º de la presente ley, el Superior Tribunal de Justicia lo

23
suspenderá en la matrícula mientras dure la inhabilidad o incompatibilidad,
haciéndole saber a los Tribunales inferiores esta circunstancia.
CAPÍTULO V
PROHIBICIONES
Artículo 11: Sin perjuicio de lo establecido en otras disposiciones legales, a los
abogados y procuradores les está prohibido:
a) Representar, patrocinar, defender o asesorar simultánea o sucesivamente, a
personas que tengan intereses contrarios en una cuestión litigiosa, ya sea en
un proceso judicial o fuera de él, ello según las previsiones sobre prevaricato
del Libro Segundo, Título XI, Capítulo X del Código Penal Argentino;
b) Ejercer la profesión en procesos en cuya tramitación hubiere intervenido
anteriormente como Juez de cualquier instancia, Secretario, representante del
Ministerio Público o asesor de cualquiera de las dependencias del Estado;
c) Autorizar el uso de su firma a terceras personas;
d) Publicar avisos que induzcan a engaño u ofrecer ventajas que resulten
violatorias de las leyes en vigor o que atenten contra la ética profesional;
e) Publicitar especialidades que el profesional no posee, así como el
ofrecimiento de servicios especializados en áreas del derecho o especialidades
que no se sustentan en títulos universitarios;
f) Asegurar al cliente el éxito del pleito;
g) Tener trato directo o indirecto con la contraparte, prescindiendo del
profesional que la represente, patrocine o defienda en juicio. Realizar actos que
en forma deliberada perjudiquen a sus clientes.
CAPÍTULO VI
INVIOLABILIDAD DEL ESTUDIO PROFESIONAL
Artículo 12: Los abogados y procuradores gozan de la inviolabilidad de su
estudio profesional, en resguardo de la garantía constitucional de la defensa en
juicio. El inmueble donde funcione el estudio profesional sólo podrá ser
allanado por motivos ajenos al ejercicio de la defensa, por orden judicial y
previa comunicación fehaciente por parte del Juez interviniente a la entidad
gremial de abogados a la que pertenezca. De no encontrarse asociado a
ninguna entidad gremial, la comunicación deberá dirigirse a la o las entidades
gremiales con representación en la circunscripción a la que pertenezca el
estudio jurídico. En todos los casos, las entidades profesionales deberán
designar un miembro de su Comisión Directiva para que esté presente en el
procedimiento como veedor del mismo, controlando su legalidad y el respeto
absoluto del resguardo del secreto profesional. Sus opiniones deberán constar
en las actas que se labren en la oportunidad. El incumplimiento de este
precepto hará el allanamiento absolutamente nulo e insanable.
CAPÍTULO VII
PEDIDOS DE INFORME. OBLIGATORIEDAD EN SU CONTESTACIÓN

Artículo 13: Sin perjuicio de los derechos que se les acuerden en esta ley y en
la restante legislación vigente, es atribución de los abogados en el ejercicio de
su función, recabar directamente de la Administración Pública Nacional,
Provincial o Municipal, o de organismos privados, sociedades, entidades o
personas, informes, antecedentes y certificaciones sobre hechos concretos
atinentes a los asuntos en que intervengan. Estos pedidos deberán ser
evacuados por los requeridos dentro del término de veinte (20) días. En caso
de la existencia de impedimento o secreto en la información solicitada, el

24
requerido deberá informarla al abogado en forma inmediata, indicando la norma
legal que impone dicho impedimento. En las solicitudes que formulen, los
abogados harán constar su nombre, domicilio, la representación para la que
actúan, carátula, proceso, causa o asunto en que actúen, tribunal y secretaría o
dependencia administrativa correspondiente, si existiere. Las contestaciones
podrán ser entregadas personalmente a los abogados o a quienes éstos
designen, o bien remitirlas a su domicilio legal cuando así lo requieran. El
incumplimiento de lo dispuesto en este artículo dará lugar a la imposición de
una multa equivalente a 3.000 U. T., que deberá ser soportada en partes
iguales por la entidad obligada a emitir el informe y por el funcionario
responsable de la misma, el monto recaudado tendrá como destino el fondo
creado por el artículo 38 de la presente ley.
CAPÍTULO VIII
REPRESENTACIÓN DE PERSONAS DETENIDAS
Artículo 14: Establécese que en dependencias policiales, penitenciarías o de
organismos de seguridad, deberán proporcionar al abogado los informes que
éste requiera respecto de los motivos de detención de cualquier persona y el
nombre del Juez o Fiscal a cuyo cargo se hallara la causa. Dicho informe
deberá ser proporcionado por medio del funcionario de mayor jerarquía
existente al momento del requerimiento. No podrán establecerse horarios para
evacuar tales pedidos, a cuyo efecto se consideran hábiles las veinticuatro
horas del día. La sola exhibición de credencial otorgada por el Superior
Tribunal de Justicia es requisito suficiente para acreditar la condición de
abogado.
El incumplimiento de lo dispuesto dará lugar a la imposición de una multa
equivalente a 3.000 U. T., que deberá ser soportado por partes iguales por la
persona física responsable del mismo y por la dependencia que incumpla con
esta obligación, el monto recaudado tendrá como destino el fondo creado por el
artículo 38 de la presente.
TÍTULO II
CASOS ESPECIALES. SUSPENSIÓN DE TÉRMINOS
CAPÍTULO I
PROTECCIÓN DE LA MATERNIDAD
Artículo 15: Las profesionales abogadas y procuradoras tendrán derecho de
pedir la suspensión de términos de los procesos en que intervengan como
únicas apoderadas de sus clientes, por un término de 45 días corridos, el que
podrá dividirse en dos períodos, anteriores o posteriores al parto. Dicho
derecho podrá ser ejercido comunicándolo en forma fehaciente al Tribunal,
hasta 10 días antes del inicio del término, adjuntando los correspondientes
certificados.
CAPÍTULO II
FALLECIMIENTO O GRAVE INCAPACIDAD
Artículo 16: En los casos de fallecimiento del cónyuge o padres o hijos o
hermanos de un profesional abogado o procurador, los términos procesales se
suspenderán por cinco (5) días hábiles, a partir de la fecha del deceso,
debiendo el interesado presentar ante el Tribunal las constancias respectivas
dentro de los cinco (5) días de ocurrido el hecho. En los casos de grave
incapacidad del profesional, su cónyuge, padres o hijos o hermanos, los
términos procesales se suspenderán por cinco (5) días; el interesado deberá

25
presentar ante el Tribunal las constancias respectivas, circunstancia que será
notificada a las
demás partes del proceso mediante cédula por parte del Tribunal.
Artículo 17: Las notificaciones que se practiquen mientras dure la suspensión
de términos de los artículos 15 y 16 se considerarán válidas pero practicadas
en día inhábil, comenzando a correr los plazos desde el primer día hábil
posterior a la finalización de los términos citados precedentemente.
TÍTULO III
PODERES DISCIPLINARIOS
CAPÍTULO I
SANCIONES
Artículo 18: Los abogados y procuradores matriculados quedarán sujetos a las
sanciones disciplinarias previstas en esta ley, por las siguientes causas:
a) Condena judicial por delito doloso, cuando el delito haya sido cometido con
motivo u ocasión del ejercicio de la profesión, y en general todas aquellas que
comprendan la de inhabilitación profesional.
b) Violación de los deberes, prohibiciones y limitaciones establecidas por esta
ley.
Artículo 19: Sin perjuicio de lo establecido en otras disposiciones legales, las
sanciones disciplinarias que se podrán aplicar, serán las siguientes:
a) Llamado de atención.
b) Apercibimiento.
c) Multa, cuyo importe no podrá exceder de 20.000 U.T.
d) Suspensión de hasta dos (2) años en la matrícula.
e) Exclusión de la matrícula, que sólo podrá aplicarse: 1- Por haber sido
suspendido el imputado tres (3) o más veces por un término no menor de
treinta (30) días en cada ocasión en los últimos tres (3) años.
2- Por haber ejercido o ejecutado actos de la profesión durante el cumplimiento
de alguna de las sanciones disciplinarias. 3- Por violación a las
incompatibilidades previstas en el artículo 7º. 4- Por haber sido condenado por
la comisión de un delito doloso cometido con motivo u ocasión del ejercicio de
la profesión. A los efectos de la aplicación de las sanciones de éste artículo,
siempre se deberá tener en cuenta los antecedentes del profesional
denunciado. Todo conforme con lo estipulado con lo dispuesto en el artículo 35
de la presente ley.
CAPÍTULO II
ÓRGANO COMPETENTE
Artículo 20: En primera instancia y conforme el procedimiento que se fija en la
presente ley, en la Primera Circunscripción Judicial de la Provincia, oficiará
como Tribunal de Disciplina la Cámara Contencioso Administrativa. En las
restantes Circunscripciones Judiciales lo hará la Cámara Civil y Comercial que
actúa como alzada para la circunscripción judicial donde se desempeña el
profesional.
La instrucción estará a cargo del fiscal correspondiente, pudiendo actuar en
forma conjunta como acusador el promotor de la denuncia y/o el damnificado,
ambos con las mismas facultades que el primero.Como segunda instancia
intervendrá la Sala Contencioso Administrativa delSuperior Tribunal de Justicia
de la Provincia.
CAPITULO III
TRIBUNAL DE DISCIPLINA

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Artículo 21: Es competencia del Tribunal de Disciplina:

a) Sustanciar los sumarios por violación a las normas contenidas en esta ley y
las demás leyes que determinan inhabilidades e incompatibilidades.
b) Aplicar las sanciones para las que esté facultado.
c) Dictaminar, opinar o informar, cuando ello le sea requerido.
d) Informar las sanciones al Superior Tribunal de Justicia y a las entidades
gremiales que nuclean a los abogados y procuradores en las respectivas
circunscripciones judiciales.
e) Informar a requerimiento de la Superintendencia del Superior Tribunal de
Justicia y de las entidades gremiales que nuclean a los abogados y
procuradores, el estado de causas sustanciadas y sus resultados.
Artículo 22: El Tribunal de Disciplina se desempeñará de conformidad con el
procedimiento establecido por el Código de Procedimientos Administrativos,
adecuando el procedimiento a los principios de reducción de plazos procesales,
impulso de oficio y un término máximo de duración del proceso de tres (3)
meses.
TÍTULO IV
PROCEDIMIENTO
PROMOCIÓN DE LA DENUNCIA. REQUISITOS
Artículo 23: La denuncia ante el Tribunal de Disciplina se deducirá en lo que
respecta a su forma, de acuerdo con lo dispuesto para la demanda en el juicio
de plena jurisdicción, previsto en el Título II de la ley 135-A. Podrá ser hecha
por el cliente, damnificado o su sucesor, cualquier persona con interés legítimo,
por las entidades profesionales de abogados y procuradores, o por el
organismo del Superior Tribunal de Justicia encargado de la Matrícula.
TRÁMITE
Artículo 24: Deducida la denuncia, el Tribunal formará causa, entregando bajo
constancia copia del escrito al Fiscal de Cámara y al profesional involucrado.
INFORME DE LA AUTORIDAD
Artículo 25: Se dará intervención al Superior Tribunal de Justicia a efectos de
que presente un informe, a través del organismo encargado de la matrícula,
acompañando en su caso la documentación que estime pertinente, pudiendo
formular observaciones y reparos a la denuncia.
DICTAMEN
Artículo 26: Presentado el informe a que hace mención el artículo anterior, el
Tribunal dará vista de esas piezas al Fiscal de Cámara quien dictaminará sobre
la denuncia, formulando las conclusiones legales acerca de la decisión que
deba dictarse, ofreciendo la prueba que entiende pertinente para la dilucidación
de los hechos objeto de la denuncia.
Del dictamen se correrá vista al profesional involucrado, por el término de diez
(10) días quién podrá formular observaciones al mismo, debiendo ofrecer toda
la prueba de la que intente valerse.
APERTURA A PRUEBA
Artículo 27: El Tribunal de Disciplina, en el caso en que hayan sido ofrecidas
pruebas, ordenará inmediatamente que se produzcan las mismas en un plazo
no inferior a los quince (15) días.
INFORME DE VISTA DE CAUSA
Artículo 28: Tanto el damnificado como el denunciante y el profesional
involucrado podrán presentar memoriales dentro del término común de diez

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(10) días, luego de producido el dictamen del Fiscal de Cámara sobre el mérito
de la prueba.
SENTENCIA
Artículo 29: La sentencia se dictará de acuerdo con lo dispuesto en el Capítulo
III del Título IV de la ley 135-A.
TÍTULO V
DISPOSICIONES COMUNES
Artículo 30: Las acciones disciplinarias emergentes de esta ley prescribirán a
los dos (2) años de producido el hecho en que se funde su ejercicio o de
dictada sentencia firme en sede penal.
Artículo 31: Todas las resoluciones se notificarán por cédula en el domicilio
legal constituido por el profesional involucrado.
Artículo 32: Todas las resoluciones administrativas que causen estado
aplicadas por el Tribunal de Disciplina serán apelables con efecto suspensivo
en el plazo de diez (10) días hábiles de notificada la respectiva resolución. El
Tribunal de Disciplina lo elevará en el término de cinco (5) días a la Sala
Contencioso Administrativa del Superior Tribunal de Justicia, quien actuará
como Tribunal de Alzada, para control jurisdiccional.
Artículo 33: Contra las resoluciones de la Sala Contencioso Administrativa del
Superior Tribunal de Justicia, sólo se podrán interponer los recursos
extraordinarios federales, los cuales por su sola presentación suspenden el
efecto de la resolución.
Artículo 34: Las sanciones aplicadas, una vez firmes serán anotadas en el
legajo correspondiente del profesional sancionado. Asimismo deberán
comunicarse las mismas a los denunciantes, a las entidades profesionales con
personería y a la Caja Forense del Chaco. La renuncia a la inscripción en la
matrícula no impedirá el juzgamiento del renunciante.
Artículo 35: El abogado que haya sido excluido de la matrícula podrá solicitar
su rehabilitación, siempre que hubieren transcurrido dos (2) años como mínimo
del fallo disciplinario firme y cesado las consecuencias de la condena penal si
la hubo, de conformidad con lo establecido respecto de las penas en el Libro
Primero, Título II del Código Penal Argentino.
Transcurridos cinco (5) años de la aplicación de las sanciones disciplinarias –
excepto la exclusión de la matrícula -, y no habiendo el profesional cometido
nuevas faltas ni haber sido sancionado nuevamente, las sanciones impuestas
serán borradas del legajo personal del profesional, todo ello de conformidad
con lo establecido respecto de las reincidencias en el Libro Primero, Título VIII
del Código Penal Argentino.
Artículo 36: En forma supletoria se aplicarán las normas del Código Procesal
Civil y Comercial y del Código Contencioso Administrativo, ambos de la
Provincia del Chaco.
TÍTULO VI
DISPOSICIONES GENERALES
CAPÍTULO I
CONOCIMIENTO DE LAS ASOCIACIONES PROFESIONALES
Artículo 37: Las asociaciones profesionales debidamente inscriptas, son
instrumentos necesarios para la formulación y realización de la actividad
profesional en la Provincia, y como tales actúan en representación de sus
asociados y profesionales abogados y procuradores de la Provincia,
coadyuvando en la formulación de leyes relativas al ejercicio profesional, a la

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actividad judicial y en general al rol preponderante de los profesionales del
derecho en la sociedad.
A tal fin y conforme la existencia de diferentes asociaciones profesionales en la
Provincia, se reconoce la existencia de las siguientes entidades profesionales:
Colegio de Abogados y Procuradores de Resistencia (Primera Circunscripción);
Consejo Profesional de Abogados y Procuradores de Resistencia (Primera
Circunscripción); Colegio de Abogados de Presidencia Roque Sáenz Peña
(Segunda Circunscripción); Colegio de Abogados de Villa Ángela (Tercera
Circunscripción); Colegio de Abogados de Charata (Cuarta Circunscripción);
Colegio de Abogados de General San Martín (Quinta Circunscripción); Colegio
de Abogados del Norte (Sexta Circunscripción).
CAPÍTULO II
CREA FONDO DE SUSTENTO DE LAS ASOCIACIONES PROFESIONALES
DE
ABOGADOS Y PROCURADORES
Artículo 38: El fondo se integrará de la siguiente manera:
a) Fondos generados por las tasas y/o multas establecidas en la presente ley;
b) Con el 10 % (diez por ciento) de los ingresos que se originen por aplicación
del artículo 3º de la ley 840-M, recursos afectados al Poder Judicial que fueran
destinados a la remodelación, reparación, ampliación, mantenimiento o
locación de bienes, excluyendo específicamente de esta suma el porcentaje
destinado al personal del Poder Judicial por el artículo 6º de la ley 839-A -
Autarquía del Poder Judicial;
c) Los restantes montos que por ley o reglamento se establezcan serán
destinados al sostenimiento y desarrollo de las asociaciones profesionales
legalmente establecidas en cada circunscripción judicial.
Dichos fondos se distribuirán de la siguiente manera:
1. El cincuenta por ciento (50%) será dividido en partes iguales entre todas las
asociaciones profesionales;
2. El restante cincuenta por ciento (50%) se dividirá en forma proporcional,
conforme la matrícula de abogados y procuradores registrados en cada unade
ellas. A tal fin, el Superior Tribunal de Justicia de la Provincia como órgano
rector de la matrícula profesional, junto con las asociaciones profesionales,
establecerá anualmente el porcentaje correspondiente a cada una de ellas,
discriminada por circunscripción judicial y entidad profesional.En el caso de la
Primera Circunscripción Judicial, donde existe dos asociaciones profesionales
reconocidas, el monto será dividido y otorgado en partes iguales para cada una
de ellas. Los fondos correspondientes a los incisos 1 y 2 de este artículo
serántransferidos en forma automática a cada asociación profesional, dentro de
los treinta días hábiles de su percepción.
CAPÍTULO III
DISPOSICIONES TRANSITORIAS
Artículo 39: Las disposiciones del artículo 7, inciso d) de la presente ley
entrarán en vigencia a los cinco (5) años de su publicación, las demás
disposiciones de la presente ley entrarán en vigencia a los treinta (30) días de
su publicación, siendo también aplicables a los casos en trámite.

Artículo 40: Regístrese y comuníquese al Poder Ejecutivo.


Dada en la Sala de Sesiones de la Cámara de Diputados de la Provincia del
Chaco, a los diez días del mes de diciembre del año dos mil catorce. Pablo

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L.D. BOSCH Darío Augusto BACILEFF IVANOFF SECRETARIO
PRESIDENTE
CAMARA DE DIPUTADOS CAMARA DE DIPUTADOS

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