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“FILOSOFÍA DE SAN AGUSTÍN DE HIPONA”

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Fecha : 06 de noviembre de 2018.
RESUMEN

El presente trabajo pretende acercarse a una visión general respecto de la obra y


pensamiento de San Agustín de Hipona, teólogo, filosófico, santo, padre y doctor de
la Iglesia Católica. Su filosofía se asienta sobre la Fe y la Razón aspectos que como
se verá no son contrapuestos, sino como temas que van relacionados entre sí,
concibiendo a Dios como ser único, creador del mundo, pero partiendo de la
evidencia de las verdades eternas.

Entre sus obras más connotadas se cuentan “Confesiones”, “Ciudad de Dios”,


donde se exponen las visiones sobre el pecado original, la sumisión de la voluntad
humana, la predestinación y la gracia.

Hombre de fe y pasión, según varios analistas de su legado de altísima inteligencia,


resultó ser uno de los máximos exponente de la “patrística” (es decir del estudio del
principio del cristianismo en sus siglos iniciales y de sus primeros autores), San
Agustín de Hipona utilizó el platonismo para fijar el dogma cristiano y combatir las
herejías, integrando de manera fundamental el pensamiento pagano con el
cristianismo.

INTRODUCCIÓN
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No resulta fácil centrarse en sólo algunos aspectos del basto legado de San
Agustín de Hipona, sin embargo, este breve trabajo pretende trazar las principales
líneas del pensamiento de este teólogo y hacerlo solo desde un aspecto de su
importante reflexión.

Incluso centrando el análisis sólo en la relación entre la fe y la razón, resulta


complejo el abordar este profundo tema al que el obispo de Hipona le dedica gran
parte de su obra.

A través de este análisis se pretende presentar y sintetizar la virtuosa relación


entre la fe, primero, y la razón después, ello para que el hombre logre comprender
aspectos fundamentales como alcanzar la sabiduría, la felicidad o iluminar su vida.

Se conocerá además que para San Agustín no existe una dicotomía o


contraposición entre la fe y la razón, como en otras épocas y por otros autores se
ha planteado, para este teólogo del cristianismo no sólo es importante, sino que
necesario para alcanzar una fe plena hacerlo con la razón, iluminación que viene
dada por Dios y a partir de ello llegar a verdades absolutas.

Como se analizará a continuación, San Agustín realiza un aporte filosófico y


luego avanza para hacer converger la Fe y Razón, considerando la religión y a la
filosofía como una necesidad para alcanzar la verdad en la vida de las personas la
que está dada por Dios mismo.

San Agustín de Hipona


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“Conócete, acéptate, supérate”, “Cuando rezamos hablamos con Dios, pero
cuando leemos es Dios quien habla con nosotros” o “No vayas mirando fuera de ti,
entra en ti mismo, porque la verdad habita en el interior del hombre“, son sólo alguna
de las frases de San Agustín de Hipona o simplemente San Agustín, uno de los más
destacados teólogos y filósofos de la iglesia católica que a través del razonamiento,
la contemplación, la reflexión profunda y el estudio intenso realizó un acto intelectual
complejo pero profundo cual es complementar la razón y la fe.

San Agustín nació en Tagaste (África) el año 354, donde hasta su juventud
tuvo una vida ligera en lo doctrinal y moral, sin embargo, como ocurre en muchos
misterios de la fe y en la historia de la iglesia católica, se convirtió una vez estando
en Milán, Italia, y el año 387 fue bautizado por el obispo San Ambrosio.

Ya de regreso en su patria, su vida dio un vuelco fundamental ahora a la


religiosidad siendo elegido obispo de Hipona, pujante ciudad del Mediterráneo
africano fundada por fenicios y colonizada por cartagineses y romanos, en lo que
hoy se conoce como Argelia.

En este pujante territorio donde se trabajaba el vino, trigo y mármol que se


exportaban desde el puerto, San Agustín ejerció su ministerio y autoridad
eclesiástica durante treinta y cuatro años, donde templó su carácter y dio sustento
a sus importantes reflexiones filosóficas a través de sermones y numerosos
escritos, con los que contribuyó en gran manera a una mayor profundización de la
fe cristiana contra los errores doctrinales de su tiempo y en una sociedad, en
particular en la que desempeño su rol, pujante en lo intelectual y económico.

Su padre, llamado Patricio, era un funcionario pagano al servicio del Imperio


Romano, su madre, Mónica, fue una reconocida cristiana, luego declarada Santa,
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quien educó a su hijo en su religión, aunque no llegó a bautizarlo. “El niño - según
el mismo San Agustín cuenta en sus Confesiones (año 400)- era irascible, soberbio
y díscolo, aunque excepcionalmente dotado”. Ya pronto San Agustín se hizo cargo
de sus estudios, aunque como (en ese entonces y hoy) como muchos prefería la
distracción con sus amigos, por lo que tardó en aplicarse a los estudios, pero lo hizo
al fin porque su deseo de saber era fuerte; de esta forma terminadas las clases de
gramática, estudió “las artes liberales” que son disciplinas académicas o profesiones
y lo hizo en Metauro, que fue una antigua colonia Griega y después retórica en
Cartago.

San Agustín de Hipona, muere en el año 430, quien escribió importantes


obras entre las que se destacan “Sobre la doctrina cristiana” el año 397 donde define
las líneas generales del cristianismo durante la Edad Media, “Confesiones” en el
año 400 que es una obra autobiográfica, “Sobre la Trinidad”, entre los años 400 y
406, texto donde expone su doctrina teológica y “La Ciudad de Dios” entre los años
412 y 426, escrita a raíz de las acusaciones contra los cristianos tras el saqueo de
Roma en el año 410 por Alarico, que rey de los visigodos desde el año 484 hasta el
507.

SU FILOSOFÍA

El conocimiento

San Agustín a través de sus escritos, y de su vida religiosa, planteó en su


época bases teológicas y filosofales que resuenan hasta estos días. Su legado de
fe e intelectualidad resultó ser tan potente que plantea exhortaciones y desafíos
fundamentales no sólo a la luz de quienes profesan el cristianismo, incluso más allá
de catolicismo, sino que también entre quienes pueden discurrir intelectualmente
entre la fe y la razón, es decir entre la fe, el conocimiento y la siempre necesaria y
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profunda reflexión, no de una religión solamente, sino que de manera más holística
de la vida, evidentemente lo hace desde una potente raíz de fe y del catolicismo,
pero ofrece la gran posibilidad de analizar conceptos de vida para todos, por ejemplo
cuando habla desde y a través del amor, sentimiento y decisión intelectual que por
ejemplo es la piedra angular de la iglesia (por amor Dios envió a su hijo) así como
también es el eje principal de la relación en la sociedad.

“Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con
amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor. Si tienes
el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos”, dice San
Agustín.

En este contexto, la primera tarea de San Agustín fue establecer que el ser
humano puede conocer la verdad, tema que los “escépticos” pensaban que era
inalcanzable para el hombre, pues según manifestaban solo pueden tener ciertas
opiniones, que en todo caso serían revisables y temporales, sin embargo San
Agustín y su fe manifiesta de manera contundente que sí existe una “verdad
absoluta” y que es tan concreta como el que las personas “somos” (en tanto
existimos) conocemos y amamos, conectando esta verdad filosófica con la doctrina
de fe como es la Santísima Trinidad.

Si bien San Agustín no llegó a definir una teoría del conocimiento, estableció
las condiciones en las que sí se puede dar ese conocimiento de la verdad, y para
zanjar intelectualmente el tema confió en la autoconciencia, pues tal como
planteaba saber que se existe es ya un conocimiento cierto, pero a partir de allí se
desea y necesita conocer más y para eso dice se debe buscar en el interior del
alma, donde habita además de la razón la feb que anima e ilumina al espíritu.

La razón y la fe
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Esta sea tal vez una de las cuestiones o reflexiones que desde antes del
cristianismo ha sido motivo de debate y reflexión en la humanidad. ¿La razón o la
fe? o ¿la razón y la fe? de acuerdo a diversos estudiosos de este teólogo, el punto
de partida de la filosofía de San Agustín es el problema de la verdad, así reivindica
la razón como única facultad capaz y camino para alcanzar la verdad y superar la
duda permanente y el escepticismo, que son obstáculos para avanzar hacia la
consolidación de la fe y con ello entonces alcanzar la felicidad, es decir para San
Agustín existe un movimiento, recorrido o circulación virtuosa desde lo exterior a
través de la razón que lo conduce hacia lo interior y de ahí a lo superior que es Dios.

Establece que no existe una dicotomía o contraposición entre la fe y la razón,


pues parte entonces de una premisa que da sustento a su razonamiento y es que
la razón nunca puede contradecir lo que afirma la “Verdad Revelada”, aun cuando
se diferencien en el método, es decir Dios se manifiesta a lo largo de la historia de
la humanidad mediante la Revelación, la Encarnación y el mensaje de Cristo, por lo
tanto ésto para el creyente tiene un sentido predeterminado y una orientación ética
claramente cristiana.

No existe entonces para San Agustín un “versus” entre la fe y la razón, pues


la segunda conduce a la primera, ello a pesar que se suele creer que la razón y la
fe son incompatibles, sin embargo, San Agustín pensaba que estaban
estrechamente relacionadas y que ambas eran necesarias para llegar a la verdad
máxima que es Dios.

San Agustín creía entonces que para comprender a Dios era necesaria la fe,
pero que ésta por sí misma no era suficiente, pues necesita de una de las
características fundamentales con que Dios creo al hombre, que es la razón y por
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ende el razonamiento para aprender, descubrir y entender correctamente por
ejemplo las escrituras. Así la fe puede en algunos casos ser un gran impulso inicial,
pero el razonamiento debe complementar eso para alcanzar la verdadera sabiduría,
ya que la fe sin el racionamiento incluso podía dar lugar a herejías, pues le faltaría
el sustrato o sustento que tan virtuosamente la complementa y con lo que se es
capaz de dar sentido y guía a muchos aspectos de la vida de los hombres.

San Agustín entonces, realiza un aporte no sólo filosófico importante, sino


que además a través de la patrística, es decir del estudio de los padres de la iglesia,
se aproxima y luego avanza el converger la Fe y Razón, considerando a la religión
y a la filosofía, como soluciones equivalentes para una necesidad vital que es la
posesión de la verdad en la vida de las personas, por lo que para San Agustín la
razón religiosa se alcanza con la fe y el conocimiento de la filosofía, con la razón.
“Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que manda, te invita
a hacer lo que puedas y pedir lo que no puedas y te ayuda para que puedas “, es
una de frases con que San Agustín entrelaza la fe con la razón.

Pero el legado de fe e intelectual de san Agustín va más allá, pues explora el


misterio, la naturaleza, la espiritualidad y libertad del ser humano, el que como se
sabe es cuerpo (materia) y alma (forma), siendo esta última en el hombre superior
al cuerpo.

La tesis fundamental que ayuda a entender el misterio del hombre es la


creación a imagen y semejanza de Dios, lo que no es asumido desde la “imagen”
física o desde la apariencia, sino del hombre interior y de su mente. El hombre
uniéndose a su ser inmutable, puede alcanzar la felicidad, gracias que viene de Dios
mismo.

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Precisamente el tema de Dios es uno de los que más ocupa a San Agustín
quien formó el mundo “creatio ex nihilo” lo que en latín significa "de la nada" o
"desde la nada", como resultado de una decisión voluntaria y libre, un acto
espontáneo de la voluntad libre y de su amor divino.

Dios entonces es principio de verdad para todo lo que el hombre haga, donde
la creación ha tenido lugar en el tiempo, de la nada y según razones eternas. “La fe
consiste en creer lo que no vemos, y la recompensa es ver lo que creemos”, dijo
San Agustín de Hipona.

El camino de la razón empieza en la Fe

San Agustín en sus aportes distinguió entre las diferentes formas del
conocimiento donde por ejemplo definió lo que llamó “sensible” y que es compartido
por el hombre con los animales siendo para él grado más bajo del saber pues es
por un lado primario y además no puede considerarse confiable pues dice los
sentidos corporales son engañosos.

Luego define al conocimiento “racional” que en una primera etapa está el


“inferior” que es el conocimiento propio de las ciencias particulares donde por un
lado se refiere a las cosas generales del mundo con verdades generales o
universales y el conocimiento “superior” que es en la sabiduría, donde radica el
conocimiento filosófico y desde el cual se puede arribar a las verdades eternas.
Así para San Agustín en esta última categoría están las ideas permanentes
e inmutables pues están en la mente de Dios, ya que siendo eternas no pueden
tener su origen en el alma humana, desde donde San Agustín elabora la teoría de
la “iluminación”, inspirada en la idea del bien de Platón, es decir no podemos percibir
la verdad inmutable de las cosas, sino en tanto estén “iluminadas” una luz divina

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que ilumina la mente y que procede de Dios, a través de la cual, se hacen luminosas
las cosas para el intelecto.

De esta forma San Agustín practicando y concretando su propia teoría, a


partir de la fe entrega argumentos de razón para demostrar de la existencia de Dios
por ejemplo a través de datos históricos pues para él todos los pueblos han creído
en la existencia de un Ser Supremo; psicológicos pues el ser humano descubre a
Dios en su alma; cosmológico porque el orden y la belleza del universo es la prueba
de su Creador; y epistemológico pues las verdades eternas que encontramos en
nuestra mente únicamente tienen su origen en Dios.

De esta manera San Agustín de Hipona además de plantear estos


importantes racionamientos lógicos desde la fe, lo hace pues considera que el fin
último de la vida humana es alcanzar la felicidad, la que solo se puede alcanzar en
la otra vida, en la plenitud de Dios.

Sin embargo, el desafío y la oportunidad del hombre es que el camino de la


felicidad coincide con el camino de la salvación y para salvarse se debe practicar la
virtud, la que no es posible alcanzar sin la gracia divina o ayuda de Dios.
En este contexto “el mal” carece de identidad, y distinguió el mal “físico” que es
consecuencia del pecado original y está dado de la justicia divina, el mal “moral”
que es el pecado y consecuencia del libre albedrío, es decir viene de nuestra propia
voluntad y el mal “metafísico” u “ontológico” que es el que creemos existe en el
mundo y que aportamos con un pensamiento propio, pero en realidad no existe.

CONCLUSIÓN

Al concluir un análisis sólo de una parte del legado de San Agustín de Hipona,
una primera reflexión es que este teólogo del catolicismo fue un adelantado en su
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época, haciendo un aporte en la relación del hombre y su creencia en lo divino
avanzando hacia una consolidación de la fe que le da justificación y fundamento.

Tal vez impulsado por su propia época, e incluso por el lugar donde desarrolló
su apostolado ciudad pujante en lo social, ya no resultaba posible dar una
explicación o asimilar la fe sólo a través del dogma, el que como se sabe se asume
cierto y como principio innegable, lo que es un principal punto de partida, pues
además entendió que la razón da sustento, contenido y fuerza al mensaje emanado
directamente de Dios, con el que se ilumina al hombre y su conocimiento.

Estas reflexiones y niveles intelectuales y de fe alcanzados por San Agustín


no sólo iluminaron en su época, pues hasta ahora dan sustento y relevancia a la
sociedad actual.

“No vayas mirando fuera de ti, entra en ti mismo, porque la verdad habita en el
interior del hombre “ frases con las que refleja parte de la dimensión que plantea
San Agustín de Hipona, es decir el conocimiento, las respuestas y LA verdad
habitan en cada persona, ello pues allí habita Dios al hacer a los hombres a su
imagen y semejanza y a través de la razón logra profundizar la fe y el conocimiento,
con los que las personas están llamados a alcanzar la felicidad.
LINKOGRAFÍA
 San Agustín de Hipona. Encuentra.com Portal Católico. Recuperado de
http://encuentra.com/santos_clasicos/san_agustin_de_hipona_10437/
 Libro Confesiones. (400). Recuperado de
http://descubridor.santotomas.cl:2168/view/action/singleViewer.do?dvs=154
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 Agustín de Hipona. Recuperado de:
https://honorina.wordpress.com/2010/10/24/tema-8-agustin-de-hipona/
 https://www.hiru.eus/es/filosofia/san-agustin

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