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EL ARTE BARROCO EN EL PERÚ

La civilización cristiana en América Latina ha dejado un admirable legado cultural y artístico, que
atrae cada vez más al estudioso europeo. Ese patrimonio es particularmente rico e importante
en el Perú, en virtud de circunstancias históricas y geográficas que remontan a los orígenes de
la cristiandad del Nuevo Mundo.

Entre los siglos XVI y XVIII se inicia la llamada época colonial, en donde el Perú sufrió la ocupación
de España que se extendió hasta la independencia. En este marco se originó el Arte Colonial,
caracterizado por poseer conceptos estéticos europeos. Es por esto que en un inicio se suele
manifestar cierta dependencia a motivos iconográficos españoles, hasta que con el pasar del
tiempo logra perfeccionarse con características propias.

Los dos grandes focos, donde con más intensidad iba a encontrar eco el nuevo estilo, son el
virreinato de Nueva España (especialmente en el territorio actual de México y Guatemala) y las
ciudades peruanas de Cuzco y Lima. Si en todas ellas la influencia española es evidente, en Brasil
la tendencia fue seguir los modelos portugueses. Véase Arquitectura colonial.

En pintura, la obra de Francisco de Zurbarán causó un profundo impacto en artistas como


Sebastián de Arteaga, José Juárez y Melchor Pérez de Holguín. A finales del siglo XVII y principios
del XVIII, la escuela sevillana de Bartolomé Esteban Murillo y, en menor medida, de Juan de
Valdés Leal, ejerció una gran influencia en algunos pintores del Nuevo Mundo como el mexicano
Juan Rodríguez Juárez y el colombiano Gregorio Vázquez de Arce. Así mismo, fue decisiva la
llegada a finales del siglo XVII de artistas europeos como el flamenco Simón Pereyns, los
españoles Alonso López de Heredia y Alonso Vázquez, o el italiano Mateo Pérez de Alesio.

Los pintores de la escuela cuzqueña combinaron las formas decorativas indígenas con las
europeas, en especial las de la escuela flamenca, siempre ricamente decoradas en oro.

El mismo sentido decorativo afectará a la escultura ornamental, presente en los interiores y


exteriores de las numerosas iglesias barrocas que, con un estilo extremadamente recargado, se
construyeron a lo largo de las colonias españolas. En México destaca el español Jerónimo Balbás,
que llegó a América a principios del siglo XVIII, autor del retablo del altar mayor de la iglesia del
Sagrario. La imaginería popular floreció en Guatemala, con Quirio Cataño y Juan de Chávez, en
Quito, con Bernardo Legarda, y en Lima donde, gracias al estrecho contacto con Sevilla, se
pueden contemplar numerosas obras de Martínez Montañés.

A finales del siglo XVI la pintura manierista cede el paso hacia un mayor naturalismo en las
obrasde arte dando a un nuevo estilo conocido como Barroco. Según el Concilio de Trento, toda
obra de arte debe tener como objetivo principal tener una intencionalidad retórica y sensibilizar
al espectador, es decir, la obra de arte debe ser fácilmente entendida por todos

ESTILO BARROCO EN EL PERÚ: CONVENTO DE SAN FRANCISCO

La arquitectura barroca se caracteriza, principalmente, por el dinamismo, transformación de


modelos clásicos, empleo de bóvedas y cúpulas, así como fusión de elementos decorativos.

El dinamismo consiste en darle a las construcciones una sensación de movimiento,


reemplazando las líneas rectas por las curvas, así como la presentación de fuertes contrastes
para crear impacto y atención en el observador. Los contrastes más usados fueron: claro-oscuro,
cerca-lejos, recta-curva, entre otras. Por otro lado, las transformaciones de los modelos clásicos
se refieren a un tratamiento diferente de los elementos antiguos, lo cual se aprecia en la
preferencia del óvalo por el círculo. En cuanto a los elementos decorativos, sobresalen los
elementos botánicos y las placas rectangulares.

Posteriormente, se introduce la arquitectura barroca al Perú, por medio de los colonos


españoles. Esta influencia, embelleció las casas e iglesias del país, por la ingenuidad y frescura
con que era interpretada, no sólo por los alarifes (albañiles de la época) mestizos sino por toda
la población peruana.

Se puede afirmar, entonces, que el barroco logró fusionarse, con gran armonía, al estilo
indígena, quizás, por ser compatible con el clima, materiales arcillosos de construcción y la fina
carpintería americana. Las primeras muestras del barroco en el Perú, fueron el cabildo, la
catedral y las casas alrededor de la plaza mayor. Dichas casas virreinales tuvieron, usualmente,
balcones cerrados que poseían celosías, concediendo a Lima una personalidad propia, ya que
en ninguna ciudad americana existieron tantos balcones como en la capital del virreinato
peruano.
Por otro lado, la iglesia impulsó la difusión de esta arquitectura monumental entre las
principales ciudades de la colonia. Así, durante aquella época, se construyeron los más grandes
y hermosos conventos y monasterios. Estos destacaron por la majestuosidad de sus portadas,
las cuales proclamaban a la población la importancia de la iglesia, ya que contaban con
sofisticados tallados en piedra que aún se pueden observar en algunas catedrales y templos de
ciudades como Lima, Arequipa y Cuzco.

En este sentido, las muestras arquitectónicas más representativas y hermosas de Lima, son el
Convento e Iglesia de San Francisco, pues constituyen la mayor expresión del barroco colonial.

Este conjunto, está conformado por varios ambientes realizados con estructuras complejas,
entre los cuales destacan la Portada, Vestíbulo, Claustro principal, Sala capitular, Salón de Andas,
Museo o Sala de Profundis, Sala Clementina, Refectorio, Sacristía, Claustro superior, Coro,
Biblioteca, Archivo conventual, Cúpula, Claustro de Tierra Santa y las Catacumbas. Aunque todas
las estructuras mencionadas son claras muestras del estilo barroco colonial, se desarrollaran las
más importantes para no caer en la redundancia.

En primer lugar, en la entrada del convento sobresale la portada por sus arcos trebolados de
ingreso; además de notarse los magníficos azulejos y artesonados en el techo. Luego, se
encuentra una gran escalera que da acceso al Claustro principal o mayor, este ambiente es uno
de los más amplios y elegantes del convento; así mismo cuenta con galerías en la planta baja
que alternan con pequeños arcos y alargados ojos de buey en la planta alta. En el techo de la
planta baja, también se aprecian algunas aplicaciones de oro que expresan la riqueza del
claustro; así como los grandes lienzos que cubren los muros y muestran pasajes de la vida de
San Francisco. A la izquierda de este Claustro se encuentra la Sala Capitular, un ambiente
rectangular amplio que cuenta en tres de sus lados con hileras de bellas sillas de estilo
churrigueresco. Dicha sala cuenta, a su vez, con una exposición de arte religioso de objetos,
pinturas, tallas policromadas y preciosas casullas. Al lado derecho del Claustro Mayor, al fondo,
se encuentra la Sacristía del templo, la cual tiene gran valor arquitectónico por sus marcados
rasgos barrocos. Así se observan, bóvedas decoradas con arabescos, gruesos frontones
barrocos, mueblería fina y grandes telas que cubren las paredes. Otro recinto importante es el
Coro que descansa sobre tres arcos elípticos y tiene una primorosa sillería tallada, totalmente,
en cedro. En la segunda hilera se aprecia en alto relieve las figuras de 71 imágenes de la religión
cristiana, las cuales están separadas por pequeñas ménsulas en forma de cariátides. El
Refectorio, ambiente que antiguamente fue usado para el comedor, alberga la famosa colección
de quince lienzos de arte barroco que representan a los Doce Apóstoles, a Cristo Redentor, la
Virgen María y San Pablo, en los cuáles la composición y el colorido son totalmente fantásticos,
dando la impresión de estar observando una imagen natural. En el segundo piso, hacia el lado
izquierdo se encuentra la hermosa Cúpula de diseño mudéjar, la cual, por su acabado y
dimensiones no tiene comparación en todo el continente americano. Por último, se encuentran
las famosas Catacumbas, galerías subterráneas que servían de cementerio colonial y donde hoy
se exhibe una estremecedora escena de centenares de calaveras.

Es importante mencionar que, en la actualidad, solo algunas iglesias y casas ubicadas en Lima,
Cuzco y otras provincias de marcada influencia española son las únicas muestras de las
construcciones de aquella época, pues los terremotos de 1687, 1746 y las obras dirigidas por los
gobiernos del siglo pasado destruyeron, en gran medida, nuestro patrimonio histórico.

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