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Guggenheim,
creador de un nuevo
producto turístico
Una aplicación del márketing
turístico
La apertura del museo Guggenheim ha impulsado el lanzamiento de un nuevo producto: Bilbao como
destino turístico. En este artículo, los autores analizan este fenómeno desde la óptica del márketing.
Benjamín del Alcázar Martínez es profesor titular E.U. del Área de Comercialización e Investigación de
Mercados de la Universidad de Málaga y subdirector de la Escuela Universitaria de Estudios
Empresariales de Málaga.
En los últimos años, la ciudad de Bilbao ha sufrido una evolución, pasando de ser una ciudad
con una clara identidad industrial a tener una presencia cualitativa de gran significación en el
panorama del turismo cultural internacional.
Sin duda alguna, el museo Guggenheim ha sido el gran impulsor de este fenómeno, pero
paralelamente son muchos los pasos que se están dando para consolidar esta ciudad como
un destino turístico, con suficiente potencial como para diversificar la economía local.
Con tal objetivo, en este artículo se analizan cuáles son los elementos que engloba un
producto turístico (véase el recuadro), así como sus características diferenciales y las
repercusiones que éstas puedan tener para la gestión de márketing de un destino. Asimismo,
se realiza un breve repaso del lanzamiento y la evolución del Guggenheim en su todavía muy
corta historia, para, a continuación, poner de manifiesto las repercusiones que este
microproducto está teniendo sobre la evolución del macroproducto, la ciudad de Bilbao como
destino turístico. Es interesante también analizar algunos aspectos que deberán tenerse en
cuenta desde una óptica de márketing para un potencial desarrollo exitoso de este nuevo
producto turístico en un mercado en el que cada día existe una mayor competencia.
Bilbao, un nuevo fenómeno turístico
En Bilbao, con la aparición del museo Guggenheim, ha surgido el principal componente de
ese conjunto de productos: el atractivo suficiente como para atraer turistas a esta localidad.
Sin embargo, la gran acogida de este microproducto no es suficiente para desarrollar el gran
potencial del macroproducto: Bilbao como destino turístico. Es necesario al mismo tiempo
superar de forma ágil las debilidades de esta ciudad con respecto al resto de los
componentes anteriormente enumerados, como pudieran ser, por ejemplo, la dimensión y
características de la oferta hotelera o las conexiones aéreas con los mercados potenciales.
Todo este planteamiento podría quedar resumido en lo que constituyen las principales
características diferenciales de los productos turísticos que, a nuestro juicio, constituyen la
base de la especificidad del márketing en el sector turístico. Al hablar de estas características
diferenciales, podríamos diferenciar dos niveles: las características de los servicios en
general y la de los productos turísticos en particular.
En primer lugar, podrían analizarse las clásicas peculiaridades de los servicios, ya que,
evidentemente, el turismo se enmarca dentro de esta área. No obstante, dado que ya han
sido tratadas por numerosas publicaciones las consecuencias que tiene para la gestión del
márketing la intangibilidad, la simultaneidad entre la producción y el consumo, la
heterogeneidad y la caducidad, no incidiremos aquí en ellas.
Sin embargo, en un segundo estadio, podrían apuntarse aquellas características que
diferencian a los servicios turísticos de los otros tipos de servicios y de los bienes tangibles.
Entre ellas, cabe destacar por su importancia de cara a la gestión del márketing las
siguientes: la complementariedad, el distanciamiento geográfico entre los productos y la
residencia habitual de los consumidores, la estacionalidad y la alta influencia de las variables
del macroentorno.
De todas ellas, quizá la que tenga más trascendencia sea la gran complementariedad
existente entre los distintos productos turísticos. Así, tal como se ha indicado, el turista que
desee acudir al Guggenheim necesitará al mismo tiempo demandar otros productos, como
son el alojamiento, restauración, transportes, etc. Todo ello permite, por un lado, la
posibilidad de acciones conjuntas de las empresas e instituciones involucradas, en el ámbito
tanto privado como público, y, por otra parte, condicionará la imagen del destino turístico a
la de las distintas organizaciones que presten los servicios turísticos y viceversa, como
observan Alcázar y Alarcón en el informe "La imagen del producto turístico: objetivo
estratégico del márketing" (1995).
Fruto de esta conceptualización, podría decirse que en un producto turístico cabe diferenciar
cinco elementos (Esteban, 1996):
Herencia humana y cultural, entendiendo por ésta elementos como los monumentos
históricos o religiosos, museos, celebraciones o acontecimientos tradicionales como
ferias o fiestas típicas.
Infraestructura general, es decir, los recursos básicos necesarios, como agua, gas,
electricidad, alcantarillado, comercios, hospitales, gasolineras, etc.
Por último, las comunicaciones y transporte, tanto en lo que se refiere a las vías de
accesos, carreteras, aeropuertos y estaciones de ferrocarril, como a la existencia de
medios de transporte.
En función de lo expuesto anteriormente, podría decirse que para que un producto turístico
pueda desarrollarse con éxito, es necesario como mínimo la coexistencia de cuatro de estos
elementos.
Debe existir algún tipo de atractivo, es decir, un motivo que justifique la presencia del
turista. Dicho atractivo puede encontrarse en los recursos naturales, como es el caso de los
productos turísticos más consolidados en nuestro país, como, por ejemplo, la Costa del Sol,
Canarias y Baleares, donde el clima y las playas son el principal atractivo turístico, o en la
herencia humana y cultural, como son, por ejemplo, La Alhambra de Granada como
patrimonio monumental, las Fallas de Valencia o la Semana Santa de Málaga o Sevilla como
eventos tradicionales, o, por supuesto lo que está ocurriendo en el caso que nos ocupa con el
museo Guggenheim de Bilbao.
Sin embargo, si dichos atractivos no son complementados con el resto de los componentes,
difícilmente podrá desarrollarse con éxito un producto turístico. Así, será necesario que los
turistas atraídos puedan llegar cómodamente a dichos lugares, para lo que será necesario
contar con las comunicaciones y los transportes que faciliten la accesibilidad al destino. Una
vez superado este aspecto, será necesario facilitar una confortable y placentera estancia de
los turistas, para lo cual deberán existir en el destino tanto las infraestructuras básicas como
las denominadas superestructuras.
La estacionalidad, punto débil por excelencia de la gran mayoría de los productos turísticos
vacacionales, no suele ser tan acentuada en los destinos culturales, pero se requiere
igualmente establecer políticas comerciales que contribuyan a paliar esta circunstancia, como
crear atractivos adicionales en temporada baja, fijar precios diferenciales, dirigirse a
segmentos menos sensibles a la estacionalidad, etc.
En lo que a la alta influencia de las variables del macroentorno se refiere, es evidente que el
desarrollo turístico tanto de Bilbao como del resto del País Vasco está fuertemente
condicionado por la tranquilidad política, que posibilita al mercado potencial la seguridad de
una estancia agradable y reduce los frenos existentes para viajar a esta comunidad. Al
mismo tiempo, aunque en menor medida, las cuestiones climáticas y económicas también
dejan notar sus efectos de una forma muy patente sobre el sector turístico.
El museo Guggenheim: análisis de su lanzamiento y
situación actual del microproducto
La decisión de ubicar en Euskadi el museo Guggenheim Bilbao nace de un planteamiento
estratégico que configura un modelo de desarrollo económico en el que se atribuye a la
cultura un papel fundamental para dinamizar el proceso de transformación del tejido
socioeconómico del País Vasco.
Un año después de su inauguración, se han desbordado todas las expectativas que avalaron
su realización y, sea cual sea el parámetro con el que hoy se evalúan sus resultados, el
balance supera en todos los casos las previsiones más optimistas. En el desarrollo de esta
cuestión, nos basaremos en un informe que recoge los doce primeros meses de vida del
Museo atendiendo a datos reales de las distintas áreas a fecha del 18 de octubre y
estadísticas obtenidas mediante encuestas realizadas por la propia institución o
subcontratadas. Utilizaremos los datos obtenidos en un estudio encargado por el Museo
Guggenheim Bilbao a la consultora Peat Marwick sobre el impacto del Museo Guggenheim
Bilbao en Euskadi.
Claro exponente de la aceptación que ha tenido el museo entre el público ha sido la masiva
afluencia de visitantes que ha recibido de octubre de 1997 (fecha de su inauguración) a
octubre de 1998. En los cuatro primeros meses de actividad, se había superado la cifra de
visitantes prevista para un año. Doce meses después de la apertura, se ha triplicado, siendo
1.360.000 los visitantes desde su inauguración.
Este incremento de visitantes va a suponer que el Museo Guggenheim Bilbao sea la segunda
pinacoteca más visitada en el ámbito estatal después del Museo del Prado, habiendo batido
en diversas ocasiones récords de visitantes en un sólo día.
De acuerdo con el estudio del impacto de las actividades del Museo Guggenheim Bilbao en
Euskadi, se calcula que de las personas que han visitado el Museo durante los meses de
junio y julio, en torno al 84% se ha desplazado a Bilbao expresamente para visitarlo y un 5%
de los visitantes desplazados por asuntos ajenos al Museo alargan su estancia un día para
conocerlo.
Como se aprecia en la figura 3, la Comunidad Catalana y la de Madrid son las que aportan,
de todo el Estado, un mayor número de visitantes.
El país más representado entre los visitantes del museo Guggenheim es Francia, con un
10%, seguido de Estados Unidos y Canadá, con un 4%. En estos dos últimos países, a pesar
de su lejanía, existe un alto reconocimiento de la fundación Guggenheim. En Nueva York
existen dos museos Guggenheim y, además de gozar del prestigio internacional, las obras
del arquitecto norteamericano Frank O. Gerhy despiertan gran interés.
Por otra parte, el origen de los visitantes afecta al gasto realizado fuera del museo, de forma
que las personas que mayor volumen de gasto hacen en Euskadi, con motivo de su visita al
museo, son las que proceden de Estados Unidos, con más de 50.000 pesetas de media por
persona. Por el contrario, los visitantes que menos consumen son los procedentes de la
Comunidad Autónoma del País Vasco y de las provincias limítrofes (Navarra, La Rioja, Burgos
y Cantabria), ya que la mayoría de ellos vienen a pasar el día y no pernoctan fuera de su
domicilio particular.
Por último, en cuanto a la edad y sexo de las personas que visitan el museo, se mantiene
una relación directa con respecto a la curva de edad y distribución de sexos de la población.
De este modo, el 57% de los visitantes son menores de 44 años, concentrándose el 39% del
total en la franja de edad comprendida entre los 20 y los 44 años.
La información obtenida sobre el cliente (en este caso visitante) es fundamental desde la
óptica del márketing, ya que permite estar en mejor disposición para poder satisfacerle. Nos
permitirá ofrecerle aquello que realmente busca y, además, tendremos información con
vistas a adoptar decisiones de márketing más certeras, ya que conocemos mejor a nuestro
público objetivo.
Un indicador del grado de identificación de la sociedad vasca con el museo y, hasta cierto
punto, un indicador de la satisfacción hacia él es el número de Amigos del Museo. Hoy en día
alcanza los 9.000, superando a colectivos de Amigos de Museos como el Museo del Prado o
el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, y es el primer museo del Estado en cuanto a
su número de Amigos.
Mantener, cuidar y ampliar ese número de Amigos es fundamental, ya que con ello se
consigue la fidelidad de un importante número de clientes. Nos consta que desde el museo
Guggenheim se están realizando acciones con vistas a mantener este colectivo, programando
actividades tales como conferencias sobre arte, conciertos de música, visitas guiadas, ciclos
de cine, etc.
Aunque los resultados del museo están siendo altamente satisfactorios, conviene no
"dormirse", hay que hacer un seguimiento del grado de satisfacción del visitante y mejorar
aquellas deficiencias detectadas.
Hoy en día surgen industrias de servicios, turismo, alta tecnología y difusión de información
y conocimientos; comienza a hablarse de Bilbao como una ciudad orientada a los servicios,
más acorde con la demanda del mercado internacional. Al amparo de estas industrias se
construyen obras de gran envergadura, como son la construcción de depuradoras que
permitan regenerar las, hasta hace poco, maltratadas aguas de la ría del Nervión, el Metro
de Norman Foster, el Palacio de Congresos y de la Música-Euskalduna (construido en el solar
de los astilleros Euskalduna, de los que toma el nombre, su estructura constituye un
homenaje al último buque construido en estos astilleros), la construcción de varios puentes
que hacen mas fácil la unión entre las dos márgenes de la ría, la reconversión de los Altos
Hornos en la Acería Compacta de Bizkaia (ACB) y, en la actualidad, la ampliación y traslado
del puerto a la desembocadura de la ría, la ampliación del aeropuerto de Sondika y otros
proyectos cuya construcción se llevará a cabo en el corto plazo.
Además de las grandes obras mencionadas, la obra de Frank O. Gerhy ha supuesto la puesta
de largo de Bilbao como ciudad turística y no sólo de negocios, como había sido considerada
hasta ahora.
Prueba de la importancia del museo Guggenheim como motor del turismo no sólo en Bilbao
sino también en todo el País Vasco, destacaremos que el número de viajeros en toda la
comunidad autónoma ha crecido desde la inauguración del museo (véase la tabla 1).
Al analizar los datos correspondientes al territorio histórico de Vizcaya (véase la tabla 2),
observamos que en 1998 el crecimiento del número de viajeros ha sido espectacular,
representando un incremento con respecto al año anterior de un 45'6%. De los tres
territorios históricos de la Comunidad Autónoma Vasca, es donde mayor crecimiento se ha
producido, siendo el de Álava un 19'5% y un 16'8% el de Guipúzcoa, provincia que sigue
siendo la que recibe un mayor número de visitantes, 604.155.
En el caso de Vizcaya, el aumento en el grado de ocupación del año 1997 al 1998 ha sido de
casi un 14%, porcentaje que en gran medida se debe al museo Guggenheim Bilbao, dado
que ha sido la obra de mayor impacto social durante ese período. El grado de ocupación
durante el año 1998 fue de un 48'91%, manteniéndose la estancia media a unos niveles
bajos, similares a los de años anteriores (1'90 días).
Ahora bien, si se logra aumentar la estancia media, algo que nos parece importante, el
número de plazas hoteleras disponible puede ser un problema, dado que puede considerarse
como escaso (véase la tabla 4).
Finalmente, conviene dejar constancia del impacto del museo Guggenheim en su papel de
abanderado de la imagen de Bilbao como ciudad moderna, ampliamente transmitida tanto en
el ámbito del Estado como en el internacional; impulsor de la consolidación del sector
turístico en el País Vasco; promotor de una mejora de la calidad de vida de los residentes en
sus actividades de ocio; potenciador del turismo receptivo y de la actividad comercial en
general, así como de la celebración de congresos, seminarios, cursos, etc. en Bilbao; y,
finalmente, generador de prestigio y notoriedad internacional para el País Vasco.
Conclusiones
Si se pretende que en el futuro se mantengan las altas cuotas de visitantes del Museo
Guggenheim Bilbao, resulta imprescindible conseguir que el cliente salga satisfecho, dado
que nos encontramos en un tipo de servicio en el que el efecto "boca-oreja" es muy
importante para la captación de nuevos clientes.
En nuestra opinión, una forma de impulsar el turismo en toda la Comunidad Autónoma Vasca
sería ofrecer las particularidades de esta comunidad de forma conjunta y complementaria.
Sería muy interesante ofrecer un "macroproducto vasco", en el que destaquen, además de
las grandes obras emblemáticas de los distintos territorios históricos, la gastronomía, el
paisaje y el carácter acogedor de la gente, incidiendo en que el disfrute de esta diversidad en
la oferta turística no supone un gran esfuerzo para el turista, ya que se puede pasar en
pocos kilómetros de la ciudad al monte o a la playa.
Las acciones de márketing turístico que se lleven a cabo deben ir en consonancia con el tipo
de cliente al que se dirijan. En el caso de la Comunidad Autónoma Vasca, el turista se
caracteriza por un poder adquisitivo alto o medio-alto, que busca calidad en el servicio y al
que hay que ser capaz de dársela. Para conseguir tal objetivo, será necesario coordinar las
estrategias de márketing de todas las instituciones y empresas involucradas, tanto públicas
como privadas. En este sentido, es importante recordar que, por las características de los
productos turísticos, nos encontramos en este sector con la necesidad de aplicar el
márketing a dos niveles: márketing institucional y márketing privado o empresarial.
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