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sus propios deseos para crear una nueva narración que es, aunque atada a tramas discursivas que le preceden,
esencialmente subjetiva.
“La palabra plena es la que apunta, la que forma la verdad como tal y como ella se establece en el
reconocimiento del uno por el otro”. (Lacan, 1953, p. 168)
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esto es lo que nos interessa. El lugar donde la comunicación falla. En el que el significdo se
desplaza de la convención hacia una significación distinta que nada tiene que ver con lo social,
que es única y particular de ese sujeto. Porque es claro que personas diferentes pueden usar
las mismas palabras y estar diciendo, sin embargo, cosas muy distintas.
No posible comunicar porque ni es cierto que utilicemos el mismo código y que las palabras
puedan transmitir todo lo que se quiera decir. Siempre algo escapa a la voluntad del hablante y
es ese lugar de malentendido el que nos importa.
Trabajamos con la palabra plena, la que sorprende al paciente y, porque no, al analista. Se
abrirá un espacio en el cal pueda surgir alguien dstinti; un hombre mas cercano a su deseo y
lejado de su padecimiento.
No es otra la tarea del analista que la de propiciar las condiciones para a aparición, en algún
momento, de esa palabra plena.
Puede decirse que la escucha del psicoanalista tiene como finalidad un reconocimiento: el del
deseo del Otro.
En estos momentos iniciales, d´onde el paciente viene a hablar y ser escuchado por alguien al
que se le supone un saber, en ese lugar d´onde se espera el saber, ese lugar debe quedar vac
´ıo. El lugar del Sujeto Supuesto Saber se constituye a partir de la ignorancia, curiosa cosa esa,
la ignorancia da paso a lo nuevo del saber que puede decir algo de la verdad del sujeto. A partir
de ese lugar, de esa posici´on el analista puede decir, o hacer entender, que no sabemos con
anterioridad lo que el paciente quiere decir, pero suponemos que quiere decir otra cosa. De
esta manera se produce una apertura en el sujeto de significacionesEl sujeto viene a que el
analista escuche y avale lo que oye, pero dejar sin afirmar, abrir a la duda de la incomprensi´on
✭✭qu´e quiere decir eso✮✮ es una herramienta ´util. Un analista no debe ser un sabio o
juez que cierra toda apertura a la subjetividad, aunque el paciente le pida e insista en ello. No
colocarse en ese lugar requiere que el analista est´e formado, no se sit´ue en el juego
imaginario del poder detr´as de la mesa. Tiene que dejar esa posici´on de vac´ıo donde algo
debe venir a colocarse y dar un nuevo sentido antes nunca visto por el sujeto.
El psicoanalista debe escuchar esta historia y encontrar algo que apunte al sujeto, a su forma
de goce y con sus se˜nalamientos, sus puntuaciones, sus interpretaciones y cortes llevar al
paciente a pensar que algo de lo que le ocurre tiene que ver con ´el y debe dejar de quejarse
para tomar su responsabilidad
Eso mismo que es tan diferente en cada uno de nosotros, que nos marca y dirige sin hac
´ersenos presente, y a lo que todo an´alisis debe dirigirse, y que tiene que ver con esa divisi´on
de la que sufrimos por el hecho de ser seres hablantes, divididos por el lenguaje. Escuchamos
lo que se escurre de la verdad del sujeto hablante en sus palabras.
Es más, y para ser más precisos, podríamos decir que lo que caracteriza su posición es la
de no comprender la demanda. (...) No es el Saber, por lo tanto el que opera en un
psicoanálisis, sino la palabra, en tanto ella es portadora de un saber no sabido.
lugar que debe ocupar el analista a manera de semblante. Define la accion del analista, como
uma accion orientada a ocupar um lugar, um lugar de causa de deseo y um lugar de objeto
que atrae la libido.
Lacan, refiere la ubicacion del analista em el lugar que denomina Outro, lugar encargado de
representar el linguaje, desde donde el sujeto habla, para recibir su mensaje de manera
invertida
Lacan señala um sujeto llamado a advenir, um sujeto del inconsciente que ubica em el ello
freudiano y que presenta como poseedor de uma verdad. Para lacan, el principal
descubrimiento del fundador del psicoanalisis, fu ela manera em que evidencio esta verdad
oculta em el sujeto, uma verdade que traspassa las identificaciones del yo y que se revela em
el reconocimiento del icc.
Para lacan, la labor del analista consiste em trata de ler lo que la palabra dice y no dice “en
el texto al que estan vinculados los sintomas”, buscando capturar y distinguir aquel que
habla, de quien se recuesta em el diva, es decir, tratando de distinguir, el enunciado o
aquello que se dice de manera explicita, de la enunciacion o la posicion que assume el sujeto
frente a lo que dice.
Para lacan, los significantes, pueden hallarse com relativa facilidade, en oposicion al
significado que siempre escapa y solo se hace evidente a partir de la significacion a
posteriori. Es decir, manifiesta um desencuentro entre el significante y el significado y sobre
dicho desencuentro basal a practica analítica, al afirmarla como uma experiência de la
palabra, mas de una palabra que no es evidente, que no caza de manera plena com el sentido
que uma comunidade podria brindarle a la misma, una palabra oculta por las dinâmicas del
icc que em vez de postularse a traves del sentido que parece evidente, debe descifrarse a
partir de la subjetividade de cada uno.
El analista, segun lacan, ocupa el lugar de esse Outro del linguaje y em dicha medida su
accion debera estar centrata em permitirle al sujeto oirse a pesar de su presencia, es decir,
debera tratar de favorecer el encuentro del sujeto com sus palavras, mas ala del analista
mismo. Es el, quien puede o no, favorecer el encuentro del analizante com su inconsciente,
ubicado como Outro del linguaje.
La palabra es metáfora